TEMA 11. Cerramientos
TEMA 11. Cerramientos
TEMA 11. Cerramientos
Los cerramientos más tradicionales son los de fábrica, bien de ladrillo o bien de bloques, estos
últimos fundamentalmente de hormigón. Tal como se ha indicado, el hecho de que en la
generalidad de los casos se haya liberado a estas tipologías de la responsabilidad estructural
de llevar las cargas hasta cimentación, no obsta para que se trate de sistemas estructurales con
bastante capacidad de carga, como puede verse en los datos de la siguiente tabla. De hecho, en
determinadas tipologías estructurales como en viviendas unifamiliares, es relativamente
frecuente la utilización de muros de fábrica sin pilares como estructura vertical.
Normalmente los cerramientos tradicionales se resuelven con dos hojas. La hoja exterior, que
puede ser de ladrillo cara vista o de ladrillo para revestir, suele ser más robusto, pues es el
encargado de recibir las cargas de viento. La hoja interior, que lógicamente va enlucida, se
pude resolver con elementos más livianos (paneles de yeso-cartón, rasilla, bloques de yeso,
etc…) Entre ambas va una capa de aislamiento térmico.
En ambos casos se exige que la hoja exterior apoye al menos 2/3 de su esperor sobre el
elemento de apoyo, bien sea el forjado o bien sea el angular.
En cuanto a la constitución de los muros, téngase en cuenta que, siendo una solución
tradicional, que además aporta gran riqueza y variedad desde el punto de vista
arquitectónico, hay desarrollada toda una tecnología específica, que se manifiesta además en
la nomenclatura utilizada.
Los ladrillos, generalmente cerámicos, tienen unas medidas y un formato concretos diseñados
específicamente para unirse de una manera determinada y formar un muro. Por ello la ley de
traba o disposición de los ladrillos en un muro, que se denomina aparejo, es estrictamente
seguida y tiene estipulados los encuentros y los enjarjes o arranques de los arcos.
Las soluciones de cerramiento con paneles prefabricados resuelven todas las funciones
requeridas (estructurales, ambientales, de durabilidad) en una sola pieza, que se repite
modularmente para generar el sistema de cerramiento. Por ejemplo, la función aislante se
soluciona con una capa embebida en el panel durante su elaboración.
Los elementos que se utilizan pueden ser pesados o ligeros, y en ambos casos macizos
(homogéneos), aligerados o compuestos.
Entre los pesados destacan las soluciones integrales de hormigón prefabricado. En las
siguientes figuras pueden encontrarse algunas secciones típicas y detalles constructivos. Los
aspectos fundamentales a diseñar y controlar son, tanto el diseño estanco de las juntas entre
paneles, como los detalles constructivos correspondientes a las condiciones de enlace con la
estructura, para evitar la caída o desprendimiento de alguna pieza.
Como ya se ha mencionado, el aspecto clave está en la forma en que los paneles se montan
sobre la fachada. En ocasiones, los paneles se anclan directamente sobre piezas colocadas y
ancladas en los forjados. A veces se utiliza una estructura secundaria que sirve para montar
las placas.
Abrimos un apartado especial para esta solución, habida cuenta de su éxito, en especial en
edificios comerciales y singulares.
Un muro cortina (en inglés curtain wall) es un sistema de fachada autoportante, generalmente
ligera y acristalada, independiente de la estructura resistente del edificio, que se construye de
forma continua por delante de ella. Un muro cortina está diseñado para resistir la fuerza del
viento, así como su propio peso, y transmitirla a los forjados. Generalmente los muros cortina
se construyen mediante la repetición de un elemento prefabricado modulado que incluye los
necesarios elementos de protección, apertura y accesibilidad según las necesidades. Las
soluciones iniciales colgaban del forjado de la última planta. Por eso, y por ir delante del
edificio, reciben su nombre. En la actualidad, por extensión, se utiliza en muchas ocasiones ese
nombre para cualquier solución que utilice paneles de vidrio sobre acero inoxidable o
aluminio.
La configuración estructural del muro suele consistir en vigas continuas verticales con apoyos
rasgados en los forjados, deslizantes para absorber los movimientos térmicos de las fachadas.
Y sobre ellos se colocan elementos articulados que junto a los tramos verticales dan apoyo a
los paneles de vidrio.
Sobre la fachada del edificio (hoja interior) se ancla una subestructura destinada a soportar la
hoja exterior de acabado, así como una capa de aislamiento, mediante espigas plásticas o
mortero adhesivo. Una vez colocada la capa aislante, se monta la hoja de acabado. La
subestructura deja una cámara de aire de unos pocos centímetros entre el aislamiento y las
placas que conforman la segunda piel. Las juntas entre estas placas son abiertas, permitiendo
el flujo de aire. Las placas exteriores pueden ser de diversos materiales: piedra, madera,
paneles sandwich, etc.
La piel exterior o de acabado debe disponer de ranuras tanto en la parte inferior como en la
superior, para permitir la renovación de aire. En los puntos singulares (línea de cumbrera,
perímetro de ventanas), se deben disponer vierteaguas u otros elementos de protección para
dificultar la entrada de agua en la cámara interna, pues reduciría la efectividad del aislante
térmico.
11.7. Bibliografía