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UNED Literatura Hispanoamericana: Siglos XVI - XIX


Resumen Bloque II
Literatura Hispanoamericana: Siglos XVI-XIX (UNED)

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BLOQUE II “LITERATURA DEL SIGLO XIX: DEL NEOCLASICISMO AL


NATURALISMO

LA CRISIS DE LA COLONIA Y LOS FERMENTOS INDEPENDENTISTAS

 LA LITERATURA ILUSTRADA EN HISPANOAMÉRICA

La lit. hisp. del siglo XVIII cultiva las característica científica y filosófica, el
interés por el hombre, sobre todo a partir de la segunda mitad. Las nuevas
ideas ganan adeptos y como en la Madre Patria, surgen sociedades cuyo fin es
el desarrollo de los diferentes países americanos. También surgieron gran
número de gacetas y periódicos: La Gaceta de Buenos Aires y El Pensador
Mexicano.
Sobresalen algunos nombres en el ámbito filosófico y científico, como el
naturalista Celestino Mutis, nativo de Cádiz, se estableció en Bogotá, donde
difundió las doctrinas de Copérnico y Galileo; intervino activamente en el
movimiento de independencia, obras científicas como El influjo del clima sobre
los seres organizados; y otros nombres como Francisco de Caldas, pupilo de
Mutis del que aprendió el método científico que aplicó a la astronomía y a la
botánica; Francisco Eugenio Santa Cruz y Espejo, cuya actividad se desarrollo
principalmente en la lucha de la reforma de las costumbres, fundador del primer
periódico de Ecuador: Primicias de la cultura de Quito; Pablo de Olavide y
Jáuregui, pasó gran parte de su vida entre Francia y España, donde fue
perseguido por el Santo Oficio. En su poesía se refleja su desilusión.
En el ámbito religioso hisp. el cubano José Agustín Caballero, antiescolástico,
propagador entusiasta de las doctrinas de Locke y Condillac en la Philosophía
electiva; fray Servando Teresa de Mier, mexicano, llegó a sostener que la
predicación del Evangelio en América fue anterior a la llegada de los
españoles.
En el resto de las expresiones de la creatividad: el jesuita ecuatoriano Juan
Bautista de Aguirre que asimiló influencias desde Góngora a Quevedo; Polo de
Medina, autor de versos barrocos de gracia notable, no igualados por ningún
otro poeta del país; etc.
En el teatro, primeras décadas del XVIII, pleno auge del Barroco en el Perú, el
poeta Pedro de Peralta y Barnuevo con mayor importancia como dramaturgo:
Triunfos de Amor y Poder y La Rodoguna, ejemplos del teatro barroco colonial;
calderoniano fue José Agustín de Castro, mexicano, autor de autos y loas.
Pese a la pobreza intrínseca de las obras, fueron importantes en los virreinatos
del Perú y de la Nueva España, compitiendo en aparatosidad con el teatro
peninsular.
La prosa narrativa del XVIII tampoco presenta grandes obras. Dos obras de
escritores mexicanos: La portentosa vida de la muerte, de fray Joaquín de
Bolaños, y El Sueño de Sueños de José Mariano Acosta Enríquez. en ambas
obras resulta evidente la influencia de Quevedo. También interesante desde el
punto de vista narrativo, es el Lazarillo de ciegos caminantes atribuida a Calixto
Bustamante Carlos Inca, ayudante del español Alonso Carrió de la Vandera,
inspector y organizador del servicio de correos en los territorios coloniales;
nuevas investigaciones aclaran la verdadera paternidad del libro decantándose
por el segundo por razones obvias de salvaguarda personal.

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 EL ORIGEN DE LA NOVELA EN HISPANOAMÉRICA: J. J. FERNÁNDEZ DE


LIZARDI.
En la narrativa neoclásica ocupa un lugar importante el mexicano José
Joaquín Fernández de Lizardi; a él se debe una serie de novelas picarescas:
El Periquillo Sarniento, Don Catrín de la Fachenda, La Quijotita y su prima.
También se le considera anunciador de la sensibilidad romántica, por las
Noches tristes y El día alegre.
El siglo XVIII huye de la invención novelesca, repudia la fantasía para dar un
marcado acento didáctico a la literatura. Lizardi al reactualizar el género
picaresco se sitúa en un espacio anacrónico; reaviva un tipo de narrativa
muerta en España, desde la Vida de Villarroel o Fray Gerundio de Campazas
de Francisco de Isla. El modelo principal de su picaresca es el moralizante y
crepuscular del autor español Francisco Santos.
Su vida fue siempre agitada, tuvo dificultades con la censura de la restauración
e incluso de la Inquisición. Su sátira contra el virrey Venegas lo llevó a la
cárcel.
Fundó y editó diferentes periódicos practicando un periodismo combativo y se
dedicó a la novela cuando se le hizo difícil su actividad preferida, para seguir
difundiendo sus ideas a despecho de la censura. El Periquillo Sarniento es el
primer resultado de esta nueva actitud, el crudo realismo con que el autor
analiza, valiéndose de su protagonista, la corrupción de la sociedad mexicana
de su época, hace de esta obra, un texto de singular valor para el conocimiento
de dicha sociedad.

 LA POESÍA NEOCLÁSICA DE LA INDEPENDENCIA: BELLO, OLMEDO Y


HEREDIA.
Con el Bolívar de la acción y la palabra se inicia el Romanticismo: La literatura
encuentra su máxima expresión en el ámbito poético con la obra del
ecuatoriano José Joaquín de Olmedo, cantor de las gestas del Libertador y de
las grandes batallas que decidieron la guerra contra España. En sus odas todo
se pone en tela de juicio, y el repudio del dominio español no puede ser más
duro, acaba por no reconocer mérito alguno a España en la historia de su
mundo y concibe la guerra de la independencia como continuación natural de
un pasado interrumpido durante siglos por la tiranía de los dominadores
españoles.
En la oda a La victoria de Junín Olmedo canta a Bolívar como protagonista del
histórico acontecimiento atribuyéndole el mérito de la victoria de Sucre en
Ayacucho. Es de tono tenso y solemne en el verso, con feliz representación de
los movimientos de los ejércitos y la percepción original del paisaje. Hábil
utilización de claroscuros imágenes de grandeza, símbolos, mitos solares,
onomatopeyas.
Diez años después escribe la Oda al general Flores, sin sospechar que el
propio Flores se convertiría al poco tiempo en el tirano del Ecuador
independizado. En el canto vibra el horror ante la tragedia que amenaza
destruir el sueño del poeta, la esperanza en la guerra de la independencia.

Andrés Bello, considerado padre de la nueva América. Pionero de la


instrucción en la América liberada, que dominó con su grandeza intelectual.
Pertenecía a la buena sociedad venezolana y fue maestro de Simón Bolívar.

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Su período más fecundo de su actividad literaria fue en Londres. En ese


ambiente inglés en el que confluían numerosos liberales españoles, entre ellos
Mora, Blanco White y Puigblanch, vivió una época intensa de su existencia. En
ese clima cultural fue reuniendo los datos para una vasta obra que se centraría
en el estudio de los orígenes literarios del mundo romance, el Poema de Mío
Cid y la épica francesa.
En el plano del rigor científico y de una sincera preocupación por el futuro de
América está la Gramática de la lengua castellana. Muestra su preocupación
por la conservación de la unidad de la lengua, proponía el remedio que evitase
la ruptura del vínculo que unía a las diferentes nacionalidades
hispanoamericanas apenas constituidas, la necesidad de innovaciones en el
vocabulario castellano, pero considerando un grandísimo mal la avalancha de
neologismos que privaban a los diferentes pueblos de las ventajas de la lengua
común.
El romanticismo de Bello no es activo, sino íntimamente reflexivo, dominado
por el problema de la transitoriedad del ser humano, agitado por inquietudes a
las que sirven de fondo apropiado paisajes de reclamos misteriosos. Y esto aun
en los casos en que la actitud del poeta parece más acorde con el Clasicismo,
como en las Silvas americanas, en la Alocución a la poesía, y en la silva A la
agricultura de la Zona Tórrida. En esta última obra es neoclásico cuando incita
a romper el duro cerco ciudadano y romántico cuando afirma su amor por la
libertad y la virtud pero, sobre todo, cuando se entusiasma con el paisaje,
deteniéndose con complacencia en la exaltación de sus peculiaridades,
alternando intensas luces tropicales y hábiles matices.

A pesar de que la tendencia neoclásica sigue activa en América, el


Romanticismo que inicia su penetración desde finales de la primera mitad del
XIX, dominado por la influencia inglesa ( Ossian, Gray, Young) y francesa
( Saint-Pierre, Chateaubriand); sin embargo, la lit. española reconquista su
papel de centro inmediato de inspiración a partir de la segunda mitad del siglo.
Entre el Neoclasicismo y las tendencias románticas se debate la poesía del
cubano José María Heredia. De ingenio precoz y de formación con carácter
clásico, prefiriendo los poetas latinos, leyó neoclásicos franceses y españoles,
románticos como Ossian, Byron, Lamartine, Hugo. Inflamado de sentimientos
de libertad lo llevaron a luchar activamente por la recuperación de Cuba,
soportando persecuciones y exilio. Su poesía cobra acentos románticos
nacidos de su nostalgia por la patria, paraíso perdido que trata en vano de
recuperar.
Como lugar preeminente ocupan las composiciones Niágara y En el Teocalli de
Cholula en el que elige el oscurecer mexicano, lejos de su patria, como hora de
recogimiento para dar rienda suelta a sus meditaciones.
También fue autor de relatos: Historia de un salteador italiano, y obras de
teatro: El fanatismo, que recuerda a Voltaire.

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 LA FLORACIÓN DE LA NOVELA ROMÁNTICA HISPANOAMERICANA.


CUMANDÁ O UN DRAMA ENTRE SALVAJES.

En la difusión del Romanticismo, la poesía gauchesca no fue la única expresión


de la poesía romántica hisp. y muchos fueron las figuras de relieve en otros
países de América, además de la Argentina; entre ellos: Ventura de la Vega
con La muerte del César de sentimiento romántico; Ricardo Gutiérrez en Los
huérfanos trata las enormes injusticias de la sociedad; Olegario Andrade,
admirador de Víctor Hugo y del verso vibrante, composiciones épicas como
El nido del Cóndor; Rafael Obligado, considerado poeta nacional de argentina,
en su obra Santos Vega, personaje que realmente existió, hizo un símbolo de
los valores nacionales frente a la invasión del elemento extranjero.
En México destacan Fernando Calderón con la comedia A ninguna de las dos
con encendido acento crítico frente a los desórdenes del Romanticismo;
Ignacio rodríguez Galván que cantó a la guerra en el Romancero, y Musa
callejera exalta el paisaje y las costumbres nacionales.
En cuba destaca la figura de mayor prestigio del Romanticismo cubano fue
Gertrudis Gómez de Avellaneda, con una vida de contrastes y atormentada,
con inesperados ataques místicos y agitadas pasiones. Aunque vivió en
España, Cuba fue siempre presencia viva. Novelas valiosas como Guatimozín
y en teatro, Saúl; de importancia todavía mayor, el poeta Juan Clemente Zema,
sus convicciones políticas lo llevaron a estar a favor de la anexión de Cuba y
Estados Unidos. Fundó la Revista Habanera. En plena madurez poética,
Cantos de la tarde y entre las composiciones publicadas tras su muerte Diario
de un mártir.
En Colombia un poeta de ricos sentimientos como Rafael Pombo, también
narrador y dramaturgo, traductor y difusor infatigable de la poesía europea. Son
dignos de mención los volúmenes de Poesías completas.
En Ecuador surgen algunos poetas importantes como Juan León de Mera
conocido sobre todo por la novela indianista Cumandá, original pese a estar
influida por Atala, en su intenso sentido del paisaje.
En la narrativa hisp. los indios se convirtieron en personajes de novelas y
cuentos, con la nota pintoresca de sus usos y costumbres, pero también con
sus penosas condiciones de vida, aunque lo más frecuente haya sido el dato
superficial, resultado de un interés folclórico. De todos modos, la novela
indianista, que alcanzará manifestaciones notables en el siglo XIX, tuvo aquí su
origen.
Claramente romántico es Juan Zorrilla de San Martín, cuya máxima creación
poética es Tabaré, el argumento con notas líricas es sencillo pero rico en
situaciones de suspense y bien desarrollado.
El Romanticismo naufraga en un sin número de voces mientras va cediendo
lugar a las nuevas tendencias modernistas.

 LA POESÍA GAUCHESCA: EL MARTÍN FIERRO DE JOSÉ HERNÁNDEZ

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La aparición y cristalización del género gauchesco dentro del florecimiento lírico


del Romanticismo es tal vez lo más original desde el punto de vista literario. La
poesía gauchesca representa una actitud literaria que procura el hallazgo de
una raigambre popular de la que intenta una interpretación no superficial; y lo
logra con creciente éxito a medida que evoluciona la realidad social. Se afirma
justamente cuando el gaucho no es más que un recuerdo, cuando se ha
convertido en un ser ideal y prototípico. En este momento, la poesía fija su
carácter para siempre, le da dimensiones míticas, lo eleva a símbolo de las
virtudes nacionales; en suma, crea al héroe, un nuevo Cid Campeador en la
figura de Martín Fierro, sin confusiones ni hibridaciones, bien situado en su
tiempo y en su mundo rioplatense. Es un fenómeno exclusivo de esta región
geográfica y contribuye de una manera decisiva a otorgar la literatura argentina
un lugar preeminente en el ámbito de toda la literatura hispanoamericana del
siglo XIX.
Hilario Ascasubi da dignidad literaria en sus Diálogos a la expresión popular del
hombre de la pampa. En su obra se abre paso una nota humorística, satírica,
vivaz e interesante, pero también un encendido espíritu rebelde. Su mayor
creación fueron Los mellizos de la Flor con personajes contrapuestos en las
postrimerías del colonialismo, expresión del bien y del mal; y Santos Vega con
un héroe nacional al margen de la ley.
Estanislao del Campo, admirador del anterior, crea Fausto, un poema de
cuartetas rimadas de octosílabos. El conocimiento que tenía de la vida rural era
escaso pero logra representar con eficacia la mentalidad gauchesca de la obra,
tratando temas cotidianos relativos al habitante de la pampa.
El momento culminante de esta poesía será con el Martín Fierro de José
Hernández, otro escritor que afirmó su moralidad en la decisiva adversión
hacia el poder que se caracterizaba por la fuerza o por cualquier tipo de
imposición. combatió como militar a las órdenes de diferentes jefes, en
estrecho contacto con los gauchos. Su conocimiento directo del medio rural lo
llevó a adoptar una actitud polémica en relación con el género gauchesco,
oponiendo a la visión pintoresca del gaucho, como en las obras de Ascasubi y
Del Campo, una decidida seriedad en el tratamiento del tema, actitud que se
desprende de la carta con que prologa la primera edición del Martín Fierro, en
la que afirma haberse esforzado por presentar "un tipo que personificara el
carácter de nuestros gauchos, concentrando el modo de ser, de sentir, de
pensar y de expresarse que les es peculiar; dotándolo con todos los juegos de
su imaginación llena de imágenes y de colorido, con todos los arranques de su
altivez, inmoderados hasta el crimen, y con todos los impulsos y arrebatos,
hijos de una naturaleza que la educación no ha pulido y suavizado". En su
obra, protesta contra un mundo injusto que hacía del gaucho un marginado de
la sociedad y la defensa del mundo rural. Es la idealización de un mundo que
declina pero embellecido por la nostalgia.

 LA NOVELA REALISTA: A. BLEST GANA.

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Las postrimerías del siglo XIX cuentan como exponente más notable de los
escritores realistas con el chileno Alberto Blest Gana profundo conocedor de
las letras francesas, sobre todo de Balzac. Martín Rivas, Durante la
Reconquista y Los trasplantados constituyen una galería interesante de tipos,
palestra en la que el gusto del autor se recrea en tramas complicadas, con una
intención evidente de enseñanza moral.
Los primeros indicios de la tendencia realista aparecen en su narrativa con la
novela La aritmética del amor y se afirman en Martín Rivas, el escritor presenta
como algo irreparable la división de las clases, entre los rotos, los
desesperados, la clase media y la clase privilegiada que domina la vida
nacional mediante la complicada maquinaria de las finanzas y el poder.
Los trasplantados marca el retorno a la atmósfera lóbrega, desolada, denuncia
de una sociedad desprovista de fundamentos morales.
Otros escritores del Realismo se inclinaron por Pérez Galdós. En México el
realismo sentimental de Rafael Delgado con la novela La Calandria; Emilio
Rabasa, escritor preocupado por la realidad sociopolítica mexicana, que vierte
en cuentos vigorosos y novelas, entre las vuales destacan La bola y La guerra
de tres años; en Colombia, Tomás Carrasquilla, precursor de tendencias
modernistas, crítico agudo de la sociedad local, obra: Frutos de mi tierra; en
Puerto Rico, Manuel Zeno Gandía, fundador de la novela puertorriqueña,
penetra agudamente en su mundo siguiendo la corriente naturalista en La
Charca, Garduña y El negocio.

 LA NOVELA NATURALISTA HISPANOAMERICANA: EUGENIO


CAMBACERES Y MANUEL ZENO GANDÍA. LA CHARCA.

El paso del Realismo al Naturalismo es breve. Los escritores hisp. siguen a Zola y se
dedican a la exploración entusiasta de las situaciones más inquietantes de la psique, a
la par que sondean en los estratos más sórdidos de la sociedad. Lo que muchos de
ellos presentan al lector es un material horripilante que denuncia la tesis abrazada
desde el comienzo. En medio de ese clima se perfilan escritores válidos que producen
páginas de gran valor dramático donde denuncian las plagas que azotan a la sociedad
hisp., las condiciones miserables en que vive, la explotación inhumana del hombre,
horribles miserias materiales y morales, logrando en algunos casos conmover a la
opinión pública y hasta sacudir la indiferencia de los gobernantes.

En Argentina el Naturalismo se manifiesta en la obra de Eugenio Cambaceres, escritor


de valía, sobre todo en Sin rumbo; Lucio Victorio Mansilla es autor de un texto notable
en el que recoge sus experiencias personales entre los indios del interior argentino.
Surge así Una excursión a los indios ranqueles, donde adopta una postura polémica
ante sus propios compatriotas y acaba por encontrar ventajosa la vida salvaje de los
indígenas.

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