8 y Medio
8 y Medio
8 y Medio
Sinopsis
La mejor película sobre el intrincado proceso de la realización cinematográfica y de las agonías que se
producen el proceso creativo.
8 1/2 se transformó sin duda en una de las obras más personales y singulares del cine. Incoherente para
muchos, quizá , porque la coherencia no viene de un estilo o género ya establecido, sino de un pensamiento
y carácter ofrecidos por un autor que se vale de su obra para crear un universo nuevo y donde la creación de
la película sirve como una herramienta maravillosa que permite al realizador reflexionar sobre los temas y
aspectos de la vida que más le conmueven e interesan y exponer sus pensamientos más profundos sobre su
vida y entorno.
Es un filme poético y filosófico como el propio Fellini y es inútil tratar de comprenderlo si se rechaza dicha
evidencia y si se pretende abrirse a él sin abrirse primero al alma y la mentalidad de su autor.
No podemos decir entonces que en este y otros de sus filmes Fellini sea un narcisista, ilógico que no piensa
en nosotros como espectadores, pues siempre está en la búsqueda de la mejor forma expresiva para
involucrarnos a un nivel dignamente profundo, aún incluso en su comunicación intrapersonal que pudiera
convertirse en un dialogo espiritual e intelectual muy personal si nos permitiéramos olvidarnos de lo
convencional.
Federico Fellini
Nació en Rímini en 1920, su madre era ama de casa y su padre un comerciante. Estudió en un colegio
católico y desde niño tenía predilección por el circo lo que lo llevó una vez a dejar su casa. En su adolescencia
viajó a Roma, vivió de realizar dibujos humorísticos y después se dedicó a escribir escenas cómicas para
guiones de cine italiano y su amor por esta ciudad lo llevó a plasmar las más bellas imágenes de sus
películas.
En 1942 conoce a Giulietta Masina y al año siguiente contraen matrimonio. Tuvieron un hijo en 1945, que
sobrevivió sólo dos semanas.
El encuentro con Roberto Rossellini y su colaboración en el libreto de "Roma, ciudad abierta" (1945)
influyeron en el inicio de su brillante carrera como director. En 1948 debuta como actor, en el film "El amor",
dirigido por Rossellini.
En 1993, la Academia de Ciencias y Arte Cinematográficas le concedió un Oscar por la labor de toda su vida,
otros se los concedieron por: "La Strada", "Le notti di Cabiria", "Fellini 8 1/2" y "Amarcord".
Como todo gran genio dicen que trabajar con Federico no era fácil, tenía una personalidad muy compleja ya
que a pesar de ser muy apacible, cuando se trataba de obtener resultados en sus películas era muy duro. El
mismo declaró en alguna oportunidad: "Para un artista, incluso la vida sentimental es superficial: no me creo
capaz de tener sentimientos profundos si no están relacionados con el cine."
Su modo de ser inquisitivo, su deseo de verlo todo, de ser independiente, su falta de disciplina y de
capacidad para el verdadero sacrificio lo llevo a pensar que el cine era su forma correcta de expresión y por
ello se dedico a él.
En la mayoría de sus películas plasma ese modo de ser inquisitivo, como el niño del artista que hace que
cada momento, situación y personajes sean un misterio a revelar. El mismo lo describe (Fellini, 1999, p.
129):
Pienso que de niños todos mantenemos una relación difusa, emocional y soñada con la realidad; para el niño
todo es fantástico porque es desconocido, nunca visto, nunca experimentado. El mundo se presenta ante sus
ojos totalmente desprovisto de intenciones, de significados, vacío de síntesis conceptuales,, de elaboraciones
simbólicas: es tan sólo un gigantesco espectáculo, gratuito y maravilloso, una suerte de ameba viviente e
limitada, dentro de la que convive todo, sujeto y objeto, confusos en un único flujo imparable, visionario e
inconsciente, fascinante, terrorífico, del que no han emergido todavía las cimas, los confines de la conciencia.
Su mundo es amplio y a la vez profundo; nos muestra a los seres en lucha contra las circunstancias
adversas, la esperanza que sobrevive, y la excentricidad como rasgo de los individuos no masificados.
Fellini nos brinda en muchos de sus filmes muchas experiencias autobiográficas. Algunos de los temas que ha
tocado en ellas han sido: la infancia, la inocencia, el circo, la televisión, el fascismo, la iniciación sexual, la
obsesión por el pecado carnal y la amenaza del infierno; los fracasos, las pérdidas, la incredulidad, la
superficialidad, el mundo de los ricos y el mundo de los pobres y en especial, la fantasía y la ilusión.
El estilo fílmico de Federico Fellini: Influido e iniciado por el neo-realismo Fellini elige estructurar sus trabajos
a partir de su propia personalidad y obsesiones, superándolo con un tono poético muy personal.
El estilo de Fellini revela su sentimiento remarcable por los personajes y la atmósfera y a menudo inserta
eleventos semi-autobiográficos de sus comienzos de film de autor, “poniendo en la obra lo que para el es
esencial aún si desborda el tema” (Leprohon, 1971, pp. 193)
Es realista en la forma pero allegórico en el contenido. Cook (1981, pp. 502) lo describe como un intento de
objetivizar los estados subjetivos y subjetivizar los estados objetivos creando un mundo estilizado de fantasía
mental donde la realidad es reinterpretada dándole significado a través de la imaginación del artista.
Su obra destaca en sí por la mezcla de lo fantasioso con la realidad subjetiva, lo que le llevó, en algunas
ocasiones, a acercarse más al surrealismo que al neorrealismo. Dentro de esta línea está "Ocho y medio"
cuyo elemento principal del estilo de Fellini se encuentra en la marcada fantasía auto-reflexiva que nos
presenta una parábola surrealista de la agonía de la creación artística.
La fantasía es utilizada como un escape de la presión de una realidad sofocante y desagradable, sus
personajes “ quiméricos y verdaderos, siempre listos para dejar una realidad decepcionante para desposarse
con la ilusión” (Leprohon, 1971, pp. 194)
Fellini siempre tiene en mente como punto de partida una representación muy precisa que ha de hallar su
forma más comunicativa y expresiva. Juega a menudo con la dinámica psicológica como si fuese un análisis
de una neurosis, mediante elementos como la memoria, la obsesión, la fantasía y el sueño, “convirtiendo el
cine en la sintomatología de la histeria italiana” (Calvino, 1999, pp. 29) .
Su estilo fílmico tan personal se conoce como “Fellini-esque” y consiste en dar al espectador un acceso
simultáneo surrealista al mundo interior y exterior, permitiendo con ello que lo grotesco del mundo visto
desde el realizador de la película sea sublime y bello. (Toby Zinman, 1998)
Alberto Moravia escribió: “Los sueños de Fellini son siempre sorprendentes y, en un sentido figurado,
originales. Pero sus recuerdos están llenos de un sentimiento más profundo y más delicado” (Álvarez, 2000).
El surrealismo hace énfasis, como parte de su propuesta estética e ideológica, en el sueño, la fantasía, el
delirio y el símbolo entremezclados, justamente para desafiar el modo “común” de entender el mundo. En
cierto sentido, la mezcla de esos niveles trata de destruir las distinciones tradicionales entre el interior y el
exterior, el alma y el cuerpo, la vida privada y la vida pública.
Fellini es quizás quien mejor ha proyectado su propia fantasía desbordante, casi sin límites. Sin embargo, era
consciente de que todo ese despliegue de fantasía, delirio y aparente libertad era más el resultado de un
proceso planificado a cada detalle que el punto de inicio del mismo. “¿Qué significa hacer un film? -se
cuestionaba Fellini-. Naturalmente, se trata de poner orden en ciertas fantasías y narrarlas con cierta
precisión.” (AEPA, 1998).
En más de una ocasión se le ha dado crédito a Fellini por su tendencia Neorrealista (la cual se debe en parte
al tiempo que trabajó con Rosellini). Pero después de la Dolce Vitta (1959) los trabajos de este cieneasta
fueron caminando de manera progresiva hacia el surrealismo y el plasmar una visión de la realidad muy
personal basada en su propia experiencia.
Los diferentes textos (obras cinematográficas) de Federico Fellini presentan una intertextualidad con las
distintas escuelas cinematográficas de la época y con la Comedia dell'arte italiana (elementos circenses y
teatrales). Así pues, sus filmes se destacaron por sus personajes, la ruptura temporal y espacial de la
narración (historias no lineales), imágenes de sueños, el artificio y la autorreferencialidad.
Bajo esta misma línea, y como mencionamos anteriormente, debemos hacer énfasis en la influencia de la
Comedia del Arte Italiana en sus filmes, pues sus obras presentan la figura del circo y lo carnavalesco no sólo
como elementos narrativos sino como simbólicos:
El circo es un micro- espacio, un recorte del mundo donde los códigos realistas son forzados, espectacular
izados, llevados al borde de su verosímil; es la posibilidad de plantear los opuestos, el placer- terror, la risa-
llanto, realidad- ficción, lo sutil- exagerado. El circo es caricatura, mascarada, parodia, grotesco (Speroni,
1999)
Según Speroni (1999), el límite de realidad y ficción en el cine de Fellini aparece borrado. Es decir que no
existe una distinción clara entre lo qué es historia y lo qué es film dentro del film (en Otto e mezzo, los
personajes Guido y Claudia se dicen textos de la película que están filmando), lo qué es historia o realidad y
lo qué es fantasía.
Al ir estableciendo su propio estilo, la referencia a sus propias obras se torna algo esencial: repetición de
elementos como el circo, la mirada paródica, los estilos de mujeres, el trabajo con algunos actores que
protagonizan la mayoría de sus películas (Giulietta Massina -su esposa- y Marcello Mastroiani), la semejanza
entre personajes en sus diferentes films o una pseudo transformación de uno a otro, así como el juego
permanente entre realidad y fantasía dentro de la película.
Así pues podemos decir que los filmes de Federico Fellini denotan un mundo de fantasía y que muesta el
espectáculo qué es la vida. Sin embargo, paradójicamente, el mayor de los directores surrealistas de Italia,
nos invita a reflexionar sobre la realidad. (Maraini, 1999)
Otto e Mezzo (1963), es la obra más prestigiosa de Federico Fellini. Se encuentra en muchas listas como una
de las diez mejores películas de la historia del cine. Según los comentarios de la lista elaborada por Sight and
Sound se dice que Ocho y medio (8 _) es especialmente valorada por los realizadores de cine. Esto se debe a
que la película no vive de su trama sino de las escenas individuales y de la armonía que entre ellas se
establece así como de la novedad de su estructura. Realidad y sueño se mezclan en esta película casi sin
transiciones.
“Ocho y medio habla sobre la creación cinematográfica, más aún, sobre el creador, el artista….Fellini no es un
crítico-cineasta, es un artista. Artista como ser dotado por el don de una creatividad cuyo origen es siempre
él mismo, su imaginación y su memoria” (Mauro de Pedro, 2002)
Gracias al éxito mundial de La dolce vita, Fellini comenzó a tener carta blanca para hacer lo que quería. Y
Ocho y medio es la puesta en escena de sus dudas y angustias frente a esa libertad, ante el hecho de tener
entre manos un “juguete” tan desmesurado como es el cine. Así, el principal obstáculo que tuvo Fellini a
partir de una cierta época fue el mismo. “Igual que les pasó a Stroheim o a Welles en su momento,
derrotados por su leyenda con monóculo y bastón de mando u oteando el albero desde el tendido de sombra,
enjuagándose el gaznate con buen fino de Jerez” (Martínez, 2003). Convertirse en un personaje público
afecta decisivamente a la percepción de la obra por parte de los demás y por parte de uno mismo. Esta
situación se puede apreciar en el film 8 _ , el cuál (según varias opiniones) es un reflejo del momento por el
cual estaba pasando: Guido Anselmi el personaje de la película, es un director de cine, que a lo largo del
intento de realización de una película reflexiona sobre su vida y recupera recuerdos y fantasías. La angustia
que vive Guido es la del creador que siente la presión de deslumbrar al mundo con una nueva obra, la
presión que sufrirá a lo largo de todo el filme por parte de productores, actrices, fieles seguidores y
periodistas. La presión por crear, por satisfacer las expectativas, dan paso al bloqueo. Para aliviar este
sentimiento de incapacidad, se decide transformar el propio bloqueo en obra, la dispersión y la imposibilidad
para mantener la concentración en fundamento rítmico de la creación, la inexistencia de un núcleo narrativo
tradicional en la estructura fragmentada de la película (8 1/2, 1963).
8 1/2 sería como el punto de inflexión a partir del cual el film se percibe como haciéndose delante del
espectador.
Según Mauro de Pedro (2002), el alejamiento del la razón y la cordura adquiere su forma definitiva en las
representaciones de los sueños y fantasías de Guido. La distancia entre realidad y fantasía irá creciendo a
medida que avanza la película. La realidad, por más excéntrica que sea, y la imaginación permanecen
separados por una puerta que separa lo racional de lo irracional.
Esa distancia con respecto a la realidad se manifiesta en la ausencia de elementos referenciales de una
época. Es decir que se borra la referencia temporal y en menor medida la espacial. No hay seguridad de
poseer un tiempo y un lugar que sea fijo (Speroni, 1999). Al parecer Fellini no se interesa por la recreación
de un momento histórico determinado, en su lugar decide poner más énfasis por el estado de la memoria
conocido como melancolía: “Para Fellini el recuerdo es el referente, un referente más sentimental que
histórico, un referente perteneciente, una vez pasado, al terreno de lo imaginario” (Mauro de Pedro, 2002).
Hemos hablado ya como se ha comparado muchas veces el cine de Fellini con el espectáculo circense: Ocho y
Medio funciona como un circo de tres pistas presentando entre otras cosas, figuras muy representativas de
Fellini, como lo es el Clown. Esto hace que la película se muestre como un proyecto de dispersión (proyecta
una aparente falta de atención y concentración en un solo objeto).
También es interesante la estructura fragmentada de la película pues se nos presenta como una lluvia de
ideas (cada una con cierta autonomía) ligadas por hilos débiles.
Podemos entonces concluir que dentro de este proyecto cinematográfico es posible apreciar todas aquellas
características que distinguían a Fellini por sobre otros cineastas: la adoración de la belleza femenina, su
debilidad por la exhuberancia, por lo “chic” y por lo vulgar, su casi fetichista fascinación por la iconografía
religiosa cristiana, la infancia, la creación, los sueños, los decorados monumentales, la excentricidad como
forma de vida y como expresión artística (Mauro de Pedro, 2002).
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