OrdorikaEtAl2019 CienAniosDeMovimientosEstudiantiles
OrdorikaEtAl2019 CienAniosDeMovimientosEstudiantiles
OrdorikaEtAl2019 CienAniosDeMovimientosEstudiantiles
movimientos
estudiantiles
Agradecimientos
En la elaboración de este
libro contamos con la
colaboración de Pilar López
Martínez, Jorge Martínez
Stack y Nicole Wolf en la
edición y traducción de
materiales originales, así
como a Tonatiuh Soley por la
revisión de textos. A Dora
Rosales y Gustavo Carreón,
por su distribución digital. Al
Programa Universitario de
Estudios sobre Educación
Superior (PUEES) por el
apoyo para la elaboración,
integración y publicación de
este volumen.
CIEN años de
movimientos
estudiantiles
IMANOL ORDORIKA
ROBERTO RODRÍGUEZ-GÓMEZ
MANUEL GIL ANTÓN
Coordinadores
LC LA428.7
Dewey 378 C184
ISBN: 978-607-30-2918-6
Movimientos autonomistas
en América Latina
Revoluciones estudiantiles
de los sesenta
7
8 Índice
Por la democracia
y contra el ajuste estructural
#YoSoy132
Karla Amozurrutia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 327
Imanol Ordorika
Roberto Rodríguez-Gómez
Manuel Gil Antón
Manifiesto Liminar
de la Reforma Universitaria de Córdoba, 19181
Primer desplegado
del Consejo General de Huelga (cgh), 19682
1
Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria de 1918, Ministerio de Educación y Justi-
cia, Argentina, 1985, p. 5, en: <http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL004733.
pdf>. Consultado el 13 de junio de 2019.
2
El Día, México, 4 de agosto de 1968.
9
10 Cien años de movimientos estudiantiles
Movimientos autonomistas
en América Latina
3
Manifiesto Liminar, op. cit.
Las luchas estudiantiles de 1918 a 2018 11
Revoluciones estudiantiles
de los sesenta
Por la democracia
y contra el ajuste estructural
Las luchas estudiantiles de los años sesenta abrieron una larga etapa de
activismo estudiantil en casi toda América Latina. En los ochenta, estas
luchas empezaron a condensarse en un nuevo ciclo de acciones coinci-
dentes en el tiempo. En este contexto se encuadraron, por ejemplo, los
movimientos contra los regímenes dictatoriales, particularmente en Argen-
tina (Vera, 2013 ; Yann, 2017) y Chile (García, Isla y Toro, 2006).
Las luchas estudiantiles de 1918 a 2018 13
4
Alain Devaquet era ministro de universidades durante el gobierno del primer ministro
conservador Jacques Chirac. El proyecto de ley intentaba establecer procesos más selec-
tivos para el ingreso a las universidades, incrementos a las cuotas de inscripción y el
establecimiento de estructuras jerárquicas como las que prevalecían antes de 1968. Des-
pués de dos semanas de movilizaciones, el gobierno retiró la propuesta antes de ser
presentada a la Asamblea Nacional (Mergier, 1986.)
14 Cien años de movimientos estudiantiles
tos que tuvieron lugar en América Latina, y de manera aún más particu-
lar en México, y otros cuyo impacto a nivel internacional influenciaron
de manera relevante los combates de los estudiantes del continente. La
selección de casos también está sesgada por la impronta que los diferen-
tes eventos fueron dejando en la realidad política de nuestros países y, de
manera fundamental, en la literatura sobre movimientos, en particular los
estudiantiles, en las ciencias sociales.
En el contexto de la conmemoración de los cien años de la Reforma
de Córdoba y de los cincuenta de los movimientos del 68, tuvieron lugar
eventos académicos y políticos en varios países. En México el Seminario
de Educación Superior organizó el ciclo “Un Siglo de Movimientos Estu-
diantiles” con la presencia de actores estudiantiles relevantes en esos mo-
vimientos, varios de ellos además científicos sociales, para analizar un con-
junto de movimientos en el marco de los ciclos o periodos de movilización
que hemos analizado en los párrafos previos. El seminario tuvo lugar del
10 de agosto al 30 de noviembre de 2018, en el Instituto de Investigacio-
nes Económicas de la unam y fue seguido por videoconferencia en 22
sedes en México y dos fuera del país.5
Desde el inicio los organizadores del evento solicitamos a los invi-
tados nacionales e internacionales la elaboración de textos en forma de
capítulo académico para la integración de este libro, que busca recoger
una muestra de algunas de las luchas estudiantiles que han tenido lugar
durante los últimos cien años.
5
La información completa sobre este seminario se puede encontrar en: <https://www.ses.
unam.mx/curso2018/>. En esta página se incluyen vídeos de cada una de las sesiones,
colecciones fotográficas correspondientes a cada tema y lecturas complementarias.
18 Cien años de movimientos estudiantiles
Reflexiones finales
de las demandas enarboladas, los rasgos del discurso político, las iden-
tidades que se generan, las formas organizativas, los tipos de acciones y
elementos de lucha, así como el contenido y los medios de comunicación,
entre otros aspectos.
En cada caso los diversos elementos se combinan para mostrar
los rasgos comunes y los que hacen únicos a cada uno de los movimientos
aquí tratados. Unidad y diversidad de la riqueza de las luchas de los es-
tudiantes a lo largo de un siglo. Hay temas que se repiten una y otra vez,
como los reiterados intentos de descalificación por parte de gobiernos y
autoridades, acusando a los estudiantes de agitadores, de ser personajes
ajenos a las instituciones educativas o portadores de intereses y aspira-
ciones políticas inconfesables. O en el caso de los movimientos, por deba-
tes continuos sobre la extensión de las alianzas sociales, la incorporación
de nuevas demandas o la adhesión de diversos sectores sociales.
Como cabría esperar, también aparecen grandes diferencias en la
composición social del estudiantado, sus referentes filosóficos, políticos e
ideológicos, las estrategias y formas de luchas y, de manera muy evidente,
los recursos disponibles para difundir sus ideas y demandas a las socie-
dades que los rodean.
Pero en los casos que aquí se presentan aparecen varios hilos
conductores extremadamente relevantes. Entre ellos destacan la dispo-
sición y capacidad de movilización de los estudiantes; la inteligencia y
creatividad de estas juventudes formadas e informadas; su intensidad
y entrega para promover los objetivos de sus movimientos; y, por encima
de todo, su papel transformador del entorno, las instituciones, la socie-
dad y la cultura.
Como se ha comentado, la mejor conmemoración y el más alto
homenaje a las luchas estudiantiles de estos cien años es la memoria y el
rescate. Como escribió bell hooks (hooks, 1990): “la lucha de la memoria
contra el olvido”.
Bibliografía
Bensaïd, Daniel, y Henri Weber. (1968). Mai 1968: une répétition générale.
París: F. Maspero.
Castañeda, Marina. (1987). No somos minoría: la movilización estudiantil,
1986-1987. México: Extemporáneos.
20 Cien años de movimientos estudiantiles
Diego Tatián
25
26 Cien años de movimientos estudiantiles
1
El Manifiesto Liminar fue el documento eje del movimiento estudiantil durante la Refor-
ma Universitaria de Córdoba. En él se denunciaban, entre otros, las anacrónicas y anti-
guas formas de gobierno universitario. [N.E.] Para una revisión del texto véase: <https://
www.unc.edu.ar/sobre-la-unc/manifiesto-liminar>.
La Reforma Universitaria como batalla cultural 27
II
2
El Cordobazo fue una insurrección popular sucedida en la ciudad argentina de Córdo-
ba el 29 y 30 de mayo de 1969, contra la dictadura gobernante autodenominada “Re-
volución Argentina”, en la que participaron los sindicatos de la industria automotriz y
los de Luz y Fuerza, y a la que se unieron también sectores estudiantiles. [N.E.]
28 Cien años de movimientos estudiantiles
que años más tarde sería gobernador de la provincia. Su tesis llevaba este
título: “Sobre la igualdad civil de los hijos incestuosos, adulterinos y sa-
crílegos”. Un tema como ése, en 1884 y en la Córdoba que acaba de descri-
bir Sarmiento no podía menos que producir una conmoción social, tal
como efectivamente la produjo.
Se armó un escándalo que llegó hasta el Vaticano. Desde distintos
puntos de la ciudad, procesiones de señoras pías concurrieron durante
días a las puertas de la universidad para santiguarse y hacer cadenas de
oración… La tesis de Cárcano, cuyo padrino era Juárez Celman —quien
había sido gobernador e iba a ser presidente de la Argentina—, finalmen-
te fue aprobada por tres votos contra dos. Por su relevancia ideológica y
social, me parece que esa tesis fue prácticamente el único antecedente que
la Reforma puede invocar, en relación con la batalla cultural que había de
promover.
III
IV
Quisiera ahora proponer una veta metodológica para dilucidar las impli-
caciones ideológicas de la Reforma Universitaria. A mí me parece que no
es 1918 lo que permite comprender la deriva de la cultura reformista en
la década de los años veinte, en la década de los treinta, en la de los cuarenta
y hasta ahora si queremos, sino que es esa deriva lo que permite com-
prender el significado de 1918 —que es como un significado al principio
incierto, encriptado en esa revuelta estudiantil—. Y si nos preguntamos:
¿cuál es la trama?, ¿cuál la urdimbre ideológica que está en la base de la
Reforma Universitaria?, debemos descifrar el significado de ese movi-
miento como si se tratara de una revelación fotográfica, algo que se va
34 Cien años de movimientos estudiantiles
Héctor Agosti (1911-1984) fue un ensayista, político y periodista argentino, que se desem-
3
peñó como secretario de cultura del Partido Comunista en Argentina y escribió con los
seudónimos de Adriano Adriani, Adrián Adriani, Aguirre, Horacio Cárdenas, Hugo La-
mel, Pablo Stylo y Hugo Vilanova. Fue un autor comprometido con la izquierda marxis-
ta y uno de los intelectuales más relevantes del pca que hizo conocer en la región la obra
del ideólogo italiano Antonio Gramsci. [N.E.]
La Reforma Universitaria como batalla cultural 37
VI
Roberto Rodríguez-Gómez
Difusión latinoamericana
de la reforma de Córdoba
47
48 Cien años de movimientos estudiantiles
Argentina
Perú
Cuba
Notas finales
Bibliografía
Renate Marsiske
Introducción
63
64 Cien años de movimientos estudiantiles
Desde el punto de vista jurídico, Luis Raúl González Pérez nos ofrece una
definición actual: la autonomía
políticas y sociales de cada país. Es decir las primeras tres décadas del
siglo xx en las universidades latinoamericanas son los años de la Reforma
Universitaria, los años de la autonomía universitaria.
1
Según Ramón Eduardo Ruiz, 85% de la población mexicana era analfabeta en 1910.
Véase Ruiz (1977).
La autonomía universitaria en México (1929) 71
Facultad de Odontología
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
Facultad de Ingeniería
Facultad de Filosofía y Letras
Facultad para Graduados
Escuela Normal Superior
Facultad de Química y Farmacia
72 Cien años de movimientos estudiantiles
2
Sobre la autonomía de la Universidad. Memorándum confidencial para el señor Al-
berto Sáenz…, ahunam, Fondo Universidad Nacional, ramo rectoría, caja 28, exp. 378,
unam, México.
74 Cien años de movimientos estudiantiles
Proyecto de Ley Orgánica de la Universidad Nacional, nov. 1928, en ahunam, Fondo Uni-
3
versidad Nacional, ramo rectoría, caja 28, exp. 378, unam, México.
La autonomía universitaria en México (1929) 75
5
En la Facultad de Derecho se organizaron, por ejemplo, concursos de oratoria y de en-
sayos como el de diciembre de 1925 con el tema: “Cómo los estudiantes universitarios
pueden y deben contribuir no sólo en el terreno de la extensión cultural, sino también en
el del activo servicio social, al acercamiento de la Universidad al pueblo”.
6
Por ejemplo, los concursos anuales para elegir a la reina de los estudiantes.
78 Cien años de movimientos estudiantiles
7
El problema de los reconocimientos había sido tema de discusiones desde la apertu-
ra de la Universidad Nacional. Finalmente, en 1925 la Junta de Directores, con apro-
bación del Consejo Universitario y del secretario de Educación, abolió los exámenes
orales y ordenó el establecimiento de tres exámenes escritos al año. La medida se
aceptó en varias escuelas y facultades de la Universidad, menos en la de Derecho y
Ciencias Sociales, donde seguían los exámenes orales al final del año escolar.
80 Cien años de movimientos estudiantiles
Hoy, a las tres de la tarde (la misma hora en que se ahorcó Judas) víctima
de la bilis, se fue muy lejos el alma del licenciado Narciso Bassols. Los
estudiantes de Leyes lo comunican con gusto y dan las gracias al Altísimo
por haberle hecho descansar. El duelo se recibe en la Universidad y se
despide en lugar reservado, con gritos y sombrerazos.12
unam, México.
La autonomía universitaria en México (1929) 85
Además:
criterio del Poder Ejecutivo respecto de la Ley que otorga la Autonomía a la Universi-
dad”, en Pinto Mazal (1974: 137).
La autonomía universitaria en México (1929) 89
A. Facultades:
Facultad de Filosofía y Letras
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
Facultad de Medicina
Facultad de Ingeniería
julio de 1929.
La autonomía universitaria en México (1929) 91
Facultad de Agronomía
Facultad de Odontología
Facultad de Ciencias e Industrias Químicas
Facultad de Comercio y Administración
B. Escuelas:
Escuela Nacional Preparatoria
Escuela de Bellas Artes, comprendiendo las escuelas de Pintura y Escul-
tura y la de Arquitectura.
Escuela Normal Superior
Escuela de Educación Física
Escuela Nacional de Medicina Veterinaria
Bibliografía
Todd Gitlin
1
Del 4 al 12 de enero de 1968 se realizó en La Habana, Cuba, el Congreso Cultural de La
Habana, cuyo tema central fue el de la responsabilidad del escritor ante el mundo. Es
célebre la declaración final de este congreso, el “Llamamiento de La Habana”, en donde
los intelectuales asistentes de más de 70 países proclamaron una activa solidaridad con
todos los pueblos en lucha contra el imperialismo y, muy particularmente, con Vietnam.
[N.E.]
97
98 Cien años de movimientos estudiantiles
2
Se refiere al poema “Raíces y alas. Pero que las alas arraiguen y las raíces vuelen” de
Juan Ramón Jiménez, poeta español, Nobel de Literatura 1956. [N.E.]
Activismo estudiantil en Estados Unidos en los sesenta 99
3
Joseph R. McCarthy, senador estadounidense por el Partido Republicano después de la
Segunda Guerra Mundial. Encabezó un Subcomité del Senado para investigar y erra-
dicar la “infiltración comunista” en el ejército y el gobierno de Estados Unidos. Los in-
terrogatorios del senador, durante la comparecencia de cientos de personas ante el
Subcomité, eventualmente serían vistas como claras violaciones a sus derechos consti-
tucionales. No obstante, se calcula que unas 2 000 personas perdieron sus empleos antes
de que terminaran las investigaciones en 1954. Esta cacería de brujas llegó a ser conocido
como el “macartismo”. [N.E.]
Activismo estudiantil en Estados Unidos en los sesenta 101
Otra forma de ver todo esto era que, si bien pocos de nosotros sim-
patizábamos con los regímenes comunistas, también sabíamos la mane-
ra en que el anticomunista —como si fuera la verdad absoluta— los sata-
nizaba. Sabíamos que el cuestionamiento total no era lo adecuado, y que
en buena medida era una trampa. Así que, orgullosamente empezamos a
llamarnos entre nosotros “anti-anticomunistas”.
Sabíamos que planteábamos un comunismo blanco o idealista, pero
al mismo tiempo no queríamos que nuestra posición se identificara como
anticomunista y que pudiera convertirse en el centro de nuestra identi-
dad política. Es más, queríamos reafirmar un ideal diferente, que era el
ideal de la democracia participativa. Otra cosa que creo fundamental en
nuestra primera identidad era que no nos considerábamos simplemente
personas con ideas. Recuerdo que en un principio éramos muy serios
intelectualmente: publicábamos muchos ensayos, promovíamos libros, y
creíamos en el pensamiento racional. Pero también teníamos el compro-
miso de la acción, de organizarnos. En realidad, no entendíamos bien
qué significaba eso de organizarse, pero por lo menos sonaba bien. Podía
significar que queríamos no sólo que la gente estuviera en un solo lugar,
en un solo momento, haciendo lo que hacíamos, sino que también que-
ríamos conectarnos con la gente que no era como nosotros, con las per-
sonas que estaban fuera de los planteles universitarios.
Entonces nos veíamos como un movimiento que pudiera ser un
modelo que ayudara a mover a otros. Nos veíamos como un motor que po-
día contribuir a encender y a mover a otros motores, grupos, sindicatos,
que en su momento en los Estados Unidos llegarían a ser muchos en núme-
ro. Creíamos en organizarnos, pero también en la militancia. Creíamos
en la desobediencia civil para llegar a una transformación social. Y cuando
digo “nosotros”, hablo de un pequeño grupo. Esto es, en total la organi-
zación contaba con unos 500 miembros a nivel nacional. Quizá teníamos
unos 20 capítulos en diferentes universidades, de los cuales a lo mejor
sólo la mitad eran de verdad. El centro del grupo estaba en Ann Arbor,
Michigan. Contábamos con cierta fuerza en la Universidad de Texas y en
Nueva York, y en uno que otro estado. Éramos un grupo muy pequeño,
pero, eso sí, muy ambicioso.
Una de las primeras cosas que hicimos en ese tiempo fue ver si
podíamos funcionar como organizadores para ampliar el programa de
derechos civiles ya que, para las personas más politizadas en el movi-
miento de los derechos civiles y en nuestro círculo, quedaba muy claro
104 Cien años de movimientos estudiantiles
—en 1963— que ese movimiento iba a ganar. Iba a terminar con la segre-
gación en el sur de los Estados Unidos y, a avanzar con las causas de la
igualdad en el empleo. También nos quedaba claro que, más allá del mo-
vimiento de derechos civiles, teníamos que prepararnos para la siguiente
etapa. Y que la siguiente fase significaba agrupar a los negros y a los blan-
cos pobres, con los liberales, hacia un programa económico común, algo
que fuera más allá de una simple coalición de clases.
Así que decidimos intentar organizar a los pobres. Algo así como
unas 100 personas de la organización salieron de las universidades e iban
por todo el país para tratar de organizar a esas coaliciones. Probablemente
la Nueva Izquierda habría seguido mucho tiempo más en esa dirección.
Sin embargo, ocurrió algo que nos hizo cambiar el rumbo: la Guerra de
Vietnam.
A los alumnos de la Universidad de California en Berkeley se les
había prohibido realizar actividades políticas dentro de los recintos esco-
lares. Sin embargo, durante el verano de 1964, los estudiantes realizaron
un acto político dentro del campus de la universidad sólo por hacerlo.
Ahí fue cuando Mario Savio,5 el gran orador del movimiento de la liber-
tad de expresión y uno de los mejores oradores y de los más elocuentes
de los que yo he tenido el placer de escuchar, se subió a una patrulla de
la policía que había entrado entre miles de manifestantes para arrestar a
uno de ellos —junto con otros activistas de todas las expresiones políti-
cas, algunos conservadores— quitándose sus zapatos para no rayar la
patrulla. Así eran las cosas en 1964. Así era el tipo de energía, así como
la de organizar una comunidad, que se conjuntaron en un movimiento en
contra de la Guerra en Vietnam.
La Guerra en Vietnam llevaba años, pero en silencio. De pronto se
apartó de ese silencio cuando a principios de 1965 el gobierno de los Es-
tados Unidos autorizó bombardear todos los días a Vietnam del Norte.
Trasladar a los “marines” a la parte sur, y hasta ese momento podría de-
cirse que la guerra era bastante popular. En aquellas fechas el presidente
Lyndon B. Johnson ejerció su poder para tomar todas las medidas milita-
res necesarias, y entre ellas emitió una resolución a favor de la guerra.
Esa medida fue aprobada por la Cámara de Representantes sin un solo
5
Mario Savio fue portavoz del Free Speech Movement (fsm), en la Universidad de Cali-
fornia en Berkeley. El 2 de diciembre de 1964, pronunció su famosa frase: “pongan sus
cuerpos sobre el engranaje, en: <https://www.youtube.com/watch?v=xz7KLSOJaTE>.
[N.E.]
Activismo estudiantil en Estados Unidos en los sesenta 105
6
The Dow Chemical Company, actualmente la empresa química más grande de los Esta-
dos Unidos y una de las más grandes a nivel mundial con presencia en casi todos los
países, ganó mala fama por la producción del químico “Napalm B” para las fuerzas ar-
madas de los Estados Unidos durante la guerra en Vietnam. [N.E.]
7
El 17 de junio de 1972 fueron arrestadas varias personas que intervinieron las líneas
telefónicas y se robaron documentos de las oficinas del Comité Nacional del Partido
Demócrata en el edificio Watergate en Washington, D.C. A pesar de los esfuerzos del
presidente Richard Nixon de encubrir el crimen, posteriormente se daría a conocer su
participación en toda una conspiración elaborada para asegurar su reelección como
presidente de los Estados Unidos. Lo que derivó en su renuncia en agosto de 1974, la
primera vez que un presidente hubiera renunciado a su cargo. [N.E.]
108 Cien años de movimientos estudiantiles
exhibiciones de cohetes, donde explota uno tras otro). Creo que esa reac-
ción feminista en los Estados Unidos se dio a partir de las reflexiones de
las mujeres militantes del movimiento estudiantil.
En 1968 estaba sucediendo eso. De 1968 a 1971, de pronto, el mo-
vimiento feminista se había hecho enorme. Empezó el movimiento gay
cuando hubo un ataque a la policía después de una redada en un bar gay:
la policía no esperaba que la fueran a contraatacar. Se inició el movi-
miento ambientalista, o lo que después se conocería como el movimiento
ecologista, que en el sentido estricto no fue algo que surgiera de la Nueva
Izquierda, sino de todo ese espíritu de duda y de horror y de la conciencia
que se fue adquiriendo sobre la capacidad de las instituciones humanas de
ahogar la vida de todos. Todo aquello de alguna manera fue transforma-
dor. Aquí hay una ironía que tiene que ver con la complejidad de los su-
cesos que enfrentamos en aquellos tiempos, y es la razón por la que no
puedo dar una respuesta breve y simple a la pregunta acerca de ¿por qué
el movimiento estudiantil se destruyó por sí solo?
El 4 de mayo de 1970 en la Universidad de Kent State en Ohio, la
Guardia Nacional atacó a los estudiantes que protestaban contra de la ex-
pansión de la guerra de los Estados Unidos hacia Camboya. Tres alumnos
murieron a causa de la represión, lo que desencadenó una de las mayores
protestas de estudiantes en los Estados Unidos. Quizá la mitad de los es-
tudiantes de todo el país protestaron, no sólo en contra de dichos asesi-
natos en la universidad, sino también en contra de la expansión de la
guerra.
Todo eso fue transformador. Al mismo tiempo, el movimiento estu-
diantil en el nivel organizacional estaba entrando en una fase de desapa-
rición. Pero siempre hubo continuidades: mujeres, gays, ambientalistas y
otros grupos y, yo agregaría, también de todas las profesiones. Existían
tanto grupos radicales como arquitectos, maestros, trabajadores sociales,
dentistas, oficinistas: todos. Esa etapa con todas sus vicisitudes fue trans-
formadora. Las instituciones cambiaron. Las universidades se transfor-
maron buscando una dirección democrática. Pero no fue la revolución;
no fue de la manera en que la habían imaginado los líderes.
Algunos de ustedes recordarán la ahora famosa foto de John Carlos
y Tommie Smith durante la ceremonia de premiación de los Juegos Olím-
picos de 1968 en la Ciudad de México, hace casi 50 años. Se les ve con el
puño en alto, la señal del poder negro. No era una proclama vaga o ambi-
gua de las clases trabajadoras sobre la revolución, sino una declaración
Activismo estudiantil en Estados Unidos en los sesenta 113
clara en contra del racismo en los Estados Unidos. Eso fue lo que perdu-
ró a final de cuentas.
Si queremos resumir todo lo visto hasta aquí, tendremos que seña-
lar una gran ironía o dilema: lo que logró el movimiento estudiantil no
fue la revolución. Es más, yo diría que el 68 no fue el gran momento de la
revolución, sino que fue el inicio de la contrarrevolución.
Creo que es bastante obvio que en la actualidad vivimos en los Es-
tados Unidos una fase más evolucionada de la contrarrevolución, que es
algo bastante perturbador y peligroso. Como los movimientos de los años
sesenta eran tan amenazantes —tan profundamente amenazantes para el
sistema de autoridad establecido— encendieron una contrarrevolución
que asumió diferentes formas.
Primero, los supremacistas blancos que reaccionaban en contra de
los éxitos de los derechos civiles. Segundo, los grupos empresariales lle-
garon a la conclusión de que habían perdido la lealtad de los graduados
de las universidades de los Estados Unidos y que tenían que contraatacar;
que necesitaban ser más fuertes y propagandistas, y castigar más a los
sindicatos. Asimismo, hubo una reacción religiosa, específicamente en
las iglesias evangélicas, la cual también se convirtió en un componente
fundamental del término que yo llamo la contrarrevolución. Así que algo
que surgió de todo eso (respecto a la música de aquellos tiempos): la in-
corporación de todo ese espíritu y cultura, y todo eso prevaleció.
La cultura actualmente de Estados Unidos es una cultura de rebe-
lión, y es la corriente principal establecida ahora. Es una cultura de la
insurgencia, del escepticismo, del descontento con la autoridad. Ahora no
se puede ser un rebelde cultural; todo eso ya no se puede. Es algo intere-
sante. Ha sido un éxito, pero al mismo tiempo llegamos a la gran asime-
tría de nuestra situación actual: después de los años sesenta, para que esa
corriente llegara al poder —empezó con Nixon, y Reagan continuó con el
proceso, así como el actual ocupante de la Casa Blanca— tuvo que ser
artífice de la contrarrevolución.
La Nueva Izquierda —la del movimiento estudiantil— no busca-
ba el poder per se. Mantenía una posición o actitud ambivalente sobre
el poder. Sospechaba del poder. Se pensaba que el poder era como “el
coco” que espanta a los niños. Era como el poder de Stalin, o el poder
corporativo que ahora llaman el neoliberalismo. Se intuía que el po-
der, de manera intrínseca, era peligroso. Esta asimetría nos dice mu-
cho de la situación actual en los Estados Unidos. O sea, ganamos la
114 Cien años de movimientos estudiantiles
cultura, pero perdimos a las instituciones políticas, o tal vez eso está
cambiando ya.
Entonces tenemos lo que algunas personas ahora dicen que fue una
“alucinación revolucionaria”, pero que es en realidad un reflejo de la con-
trarrevolución. También ocurrieron muchos cambios en la forma en
que la gente vivía. Por ejemplo, en cuanto a su sexualidad, en cuanto a
su relación con todas las instituciones que uno pueda imaginar, desde las
relacionadas con la salud, las leyes, etcétera.
Creo que mi conclusión de todo esto es que debimos haber sabido
desde el inicio —pero era difícil tomarlo en serio— que la historia no se
mueve en línea recta; no existen las líneas rectas en la naturaleza, ni prác-
ticamente en ningún ámbito. No existen ni en la naturaleza ni en la his-
toria. Hemos sido parte de una historia compleja de la que no podíamos
trazar una línea recta. Yo no podría sacar una conclusión o dar una mora-
leja ejemplar. Pero creo que, sin duda alguna, hoy en día los Estados Uni-
dos —nos guste o no— es una sociedad muy diferente de la que era
antes de la década de los sesenta. El resto de la historia se sigue escri-
biendo.
París, Mayo del 68
Janette Habel
Para entender el “Mayo francés”, nombre que se refiere a ese mes del año
1968 cuando Francia vivió una sucesión de huelgas y movilizaciones mul-
titudinarias, hay que analizar el marco de los años sesenta a escala in-
ternacional. Pero no es fácil reconstruir aquella época. Medio siglo des-
pués las situaciones mundial y nacional son muy distintas. El mundo
ha cambiado, la Guerra Fría se acabó y la Unión Soviética como tal se
derrumbó.
El Mayo francés, o Mayo del 68, en particular en Francia, repre-
senta una bifurcación histórica en el siglo xx: un siglo marcado en el plano
internacional tanto por el triunfo de procesos revolucionarios como por
las tragedias que sus fracasos y errores provocaron.
Considero que es necesario estudiar y analizar todos esos aconte-
cimientos, porque hay que revisitar la historia para entender el presente.
Desde un punto de vista metodológico, me parece muy importante contex-
tualizar aquellos años, y contextualizar los acontecimientos tanto desde
un punto de vista histórico como geopolítico. Si no se hace, muchas veces
caemos en interpretaciones que no tienen relación con el contexto social,
político e internacional de aquellos años.
Por tanto, voy a empezar contextualizando esos años, particular-
mente lo que sucedió en Francia, que es bastante distinto a lo que pasó en
otros países. El Mayo del 68 fue una epopeya colectiva, en particular por-
que el movimiento estudiantil logró provocar la huelga general más im-
portante que haya existido en la historia, movilizando en conjunto a los
estudiantes y a la clase obrera en un combate común frente al sistema
político existente. Ésa es la lección más importante del Mayo francés, y esa
lección —esa herencia— es muy debatida, muy discutida, por razones po-
líticas. Hay un intento de parte de la derecha de desprestigiar los hechos,
para limitar o presentar una caricatura de esos acontecimientos, ocultan-
do, por intereses estratégicos, los rasgos esenciales de aquella rebeldía
115
116 Cien años de movimientos estudiantiles
El contexto internacional
1
Argelia fue un país colonizado por Francia en 1830. La guerra para lograr su indepen-
dencia duró de 1954 a 1962. [N.E.]
2
La Unión Nacional de Estudiantes de Francia. [N.E.]
París, Mayo del 68 117
Véase: <https://www.france24.com/en/20180913-macron-admits-france-guilt-maurice-au-
3
din-torture-activist-algeria-war-battle-algiers>. [N.E.]
118 Cien años de movimientos estudiantiles
muy importante aún, sino que fueron una reacción en contra de las con-
diciones de trabajo, de los horarios y de los ritmos de trabajo, y en contra
de la explotación —muy dura— impuesta por los patrones de las fábricas.
Esa situación coincidió con un movimiento estudiantil que estaba mar-
cado por un contexto internacional nuevo.
Además, hay que subrayar que ese movimiento estudiantil estaba
organizado en la unef, que mantenía una posición muy radical y, lo que
es aún más interesante, era un sindicato con una sensibilidad particular
clasista que quería desarrollar las luchas sociales y políticas. En Francia
esto era bastante nuevo, porque desde finales del siglo xix había una tra-
dición de distinción entre lo político y lo sindical derivada de una descon-
fianza hacia los partidos políticos. Lo político no podía influir sobre lo
sindical y lo sindical no podía meterse con lo político: había que preser-
var la autonomía del movimiento social. Y ésa es una corriente que existe
todavía hoy, y es un problema en sí.
Pero la unef no mantenía esa posición, lo cual es importante en-
tender ya que dicho sindicato tomaría no sólo posiciones políticas res-
pecto de la guerra en Argelia, la tortura, etc., sino también posiciones en
cuanto a la solidaridad con la juventud obrera que estaba luchando. Tam-
bién tomaría posición sobre cuestiones sociales que no se limitarían a los
estudiantes, sino que serían mucho más amplias. Era un sindicato estu-
diantil muy particular, muy distinto, por ejemplo, a lo que había en los
Estados Unidos en la misma época. Distinto incluso a lo que ocurría en
Alemania con el movimiento de los jóvenes socialistas, que también re-
presentaba una fuerza significativa.
En lo político hay que añadir que en los años sesenta, el pcf tenía
cuatro organizaciones de jóvenes: la Unión de Estudiantes Comunistas
(uec), su organización estudiantil vinculada, y la cual era bastante influ-
yente pero dividida en distintas corrientes; una organización de jóvenes
campesinos; otra de mujeres jóvenes, la ujff (no había organización mixta
en esa época); y otra de la juventud obrera, la ujcf, una división por sexo
o por categoría social, una concepción muy atrasada.
En la uec el impacto de todos los acontecimientos arriba menciona-
dos empezó a provocar muchos debates y después una crisis en torno a una
dirección muy conservadora, e incluso en algunos aspectos reacciona-
ria, del Partido Comunista Francés. Además, su funcionamiento interno era
de tipo claramente estalinista, por lo que no había lugar para discusiones ni
debates: los desacuerdos no se permitían, ni tampoco las discrepancias.
París, Mayo del 68 121
un año con la guerrilla venezolana antes de regresar a Francia en donde fue asesinado en
un crimen cuyos autores y motivos nunca fueron aclarados. Véase: <https://es.wikipedia.
org/wiki/Pierre_Goldman>. [N.E.]
122 Cien años de movimientos estudiantiles
“Che, Che Guevara. Ho, Ho, Ho Chi Minh”, en solidaridad con el Che y
con América Latina, y con la lucha de los vietnamitas, imitando a los Zen-
gakuren,5 los estudiantes japoneses que protestaban en contra de la
presencia militar norteamericana en su país y que se manifestaban como
los antiguos soldados del Imperio romano, como tortugas con casco; eran
muy espectaculares. Nos sirvieron de ejemplo,6 aunque nunca logramos
imitarlos y manifestarnos de la misma manera; las manifestaciones en
Francia eran muy aburridas, siempre con las mismas consignas y los mis-
mos trayectos.
El contexto sociopolítico en Francia en aquel momento era todavía
el de una sociedad muy conservadora en materia de costumbres, con una
concepción de la familia muy estricta y patriarcal. Las mujeres no obtu-
vieron el derecho al voto hasta después de la Segunda Guerra Mundial,
cuando en muchos países de América Latina lo tenían desde mucho
antes. Tampoco se tenía el derecho al aborto. Era una sociedad muy es-
clerotizada, con normas conservadoras y jerárquicas. La jerarquía jugaba
un papel muy importante. La antigua aristocracia francesa todavía tenía
privilegios históricos marcados, al igual que la burguesía financiera. Por
supuesto todo eso pesaba en la juventud.
A lo anterior se añadió el que el general Charles de Gaulle, el pre-
sidente de Francia en aquel momento encarnaba un poder monárquico,
un poder personal muy paternalista, muy autoritario. Cuando surgió el
Mayo del 68 y las manifestaciones empezaron, De Gaulle le ordenó al jefe
de la policía disparar con balas a las piernas de los estudiantes. En Francia
tal cosa no era habitual, pero De Gaulle era un dirigente que ya no corres-
pondía a la nueva sociedad francesa y que no entendía las aspiraciones de
las nuevas generaciones que estaban emergiendo.
El último ejemplo tuvo que ver con los cambios de las institucio-
nes en general. En la escuela y en la educación en general, lo que tuviera
que ver con la sexualidad era un tema tabú, y el aborto estaba prohibido.
El papel de las mujeres estaba muy subordinado al de los hombres y muchas
no trabajaban, todavía se quedaban en el hogar. Había una aspiración
general a una sociedad distinta. Y fue en ese contexto nuevo y complejo
cuando se produjo el Mayo del 68. Aparecieron nuevas fuerzas sociales,
5
Un término generalmente aceptado para referirse al movimiento estudiantil japonés ra-
dical. [N.E.]
6
Dos meses después de los acontecimientos del Mayo del 68 fui a Japón, invitada por los
Zengakuren, para explicar lo que había pasado en Francia.
París, Mayo del 68 123
Mayo del 68
7
Dirigente del movimiento estudiantil en Mayo del 68. Hizo valer su nacionalidad alema-
na para evitar el servicio militar obligatorio en Francia, en donde había crecido, lo que
sirvió de pretexto al gobierno francés para expulsarlo del país en mayo de 1968. Desde
1994 es eurodiputado en el Parlamento Europeo. A él se le atribuyen muchas de las fra-
ses emblemáticas del Mayo francés. Véase: <http://www.lecturalia.com/autor/
8094/daniel-cohn-bendit>. [N.E.]
París, Mayo del 68 125
Ultimas reflexiones
La perspectiva política
Fue en junio de 1936 cuando se dio el primer ejemplo de una huelga ge-
neral muy innovadora en Francia. No fue tan masiva como la de 1968,
pero sí muy impresionante para la época. Esa huelga fue el modelo que
sirvió al gobierno para proponer una salida a la crisis. La reunión se dio
con los grandes sindicatos de obreros para lograr un acuerdo, pero sin la
presencia del sindicato de los estudiantes. Los Acuerdos de Grenelle, como
fueron llamados, legalizaron los aumentos salariales, reconocieron a los
sindicatos en las pequeñas empresas, y celebraron un aumento del sala-
rio mínimo en 35%, lo que representaba un aumento significativo. Se tra-
taba de una serie de concesiones por parte del gobierno que la cgt13 —el
sindicato vinculado al Partido Comunista Francés y el más influyente en
aquella época— aceptó, a pesar de que no le correspondiera hacerlo dada
11
Fundador junto con André Breton y Philippe Soupalt de la revista Littérature, y autor de
“Los ojos de Elisa” (1942), “Aurelien” (1945) y “La Semana Santa” (1958), entre otras
obras. Véase: <https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/aragon_louis.htm>. [N.E.]
12
Grupo creado por Stalin cuyas principales responsabilidades fueron “la seguridad del
Estado y la persecución de los enemigos de la revolución” (Velarde Rosso, 2017). [N.E.]
13
Confederación General de Trabajadores. Véase Revueltas (1968). [N.E.]
París, Mayo del 68 131
por otras causas. Para principios de mayo, en total habían detenido a 574
personas, entre ellas 179 menores de edad, 45 mujeres y 58 extranjeros.
Esas cifras no son muy importantes teniendo en cuenta que había cente-
nares de miles de gentes manifestándose en las calles. Si se compara
aquélla con la represión por parte de la policía hoy en día en Francia,
realmente la violencia policíaca ahora es mucho más grave.
Conclusiones
El debate hoy
Bibliografía
1
Basado en el capítulo “El movimiento estudiantil popular”, publicado en Martínez Della
Rocca (2009). Se presenta aquí con autorización del autor.
137
138 Cien años de movimientos estudiantiles
2
Noticias aparecidas en El Universal, Excélsior, y El Día, 30 de julio de 1968.
140 Cien años de movimientos estudiantiles
3
El Día, 31 de julio de 1968.
El movimiento estudiantil de 1968 141
4. Derogación del Artículo 145 y 145 bis, del Código Penal Federal (delito
de Disolución Social) instrumento jurídico de la agresión.
5. Indemnización a las familias de los muertos y a los heridos que fueron
víctimas de la agresión desde el viernes 26 de julio en adelante.
6. Deslinde de responsabilidades de los actos de represión y vandalismo
por parte de las autoridades a través de policía, granaderos y ejército.4
4
El Día, 4 de agosto de 1968.
El movimiento estudiantil de 1968 143
silencio por las calles de la capital hasta llegar frente al Palacio Nacional. La
histórica “Marcha del Silencio” fue la más nítida demostración de que en
México la única forma de vivir en “paz”, de no ser perseguido, de no ser gol-
peado, de no ser asesinado, era mantenerse en completo silencio.
La manifestación logró, transitoriamente, su objetivo. La repre-
sión bajó de tono, parecía que se suspendían las persecuciones: “los ejér-
citos de la noche” guardaron también silencio. Ese 13 de septiembre,
aparece en Excélsior un artículo de Pablo González Casanova analizando
las perspectivas del movimiento estudiantil titulado “El conflicto estu-
diantil: decisiones y riesgos”. En esencia, plantea: “Son dos las partes
principales en conflicto, pero en torno a ellas está todo el país […] Toda-
vía hoy podemos pensar que está en nuestras manos construir un país
más justo y democrático, con mucho menos violencia”.
El análisis es impecable. Con el carácter descriptivo, predictivo y
prescriptivo de las ciencias sociales el analista se anticipa a los hechos.
Leído hoy, muchos analistas podrán decir que resulta obvio, pero como
se afirma en toda “teoría del discurso”, las condiciones de producción de
un discurso son únicas, las de recepción van cambiando con el tiempo.
Lo escribió el 13 de septiembre de 1968, y tengo la impresión de que al
calor del conflicto se le puso poca atención. Artículos como el citado fue-
ron escritos por varios académicos, intelectuales y periodistas, y segura-
mente opiniones y análisis similares fueron expuestos en las reuniones
tanto de la Coalición de Profesores e Investigadores como en la Asam-
blea de Artistas e Intelectuales.
Podríamos inferir que el Consejo Nacional de Huelga no tomaba
mucho en cuenta a dichas organizaciones que nacieron durante el movi-
miento para apoyarlo. Desde luego los llamados del rector Barros Sierra
se sustentaban en análisis similares y en legítimas preocupaciones de lo
que el cnh fue incapaz de anticipar.
El 15 de septiembre el cnh y la Coalición de Maestros organizan la
fiesta patria en la Ciudad Universitaria, Zacatenco y en el Casco de Santo
Tomás del ipn. En la unam, el grito de independencia lo encabezó el inge-
niero Heberto Castillo, y a la lista de héroes de la patria: Juárez, Madero,
Villa, Zapata, se agregaron los nombres de Demetrio Vallejo y Valentín
Campa. El entusiasmo y la euforia de los asistentes mostraban que el es-
píritu de triunfo volvía de nuevo.
El 18 de septiembre por la mañana llegó una carta a la Facultad de
Ciencias de la unam, dirigida al cnh, de parte del secretario de Goberna-
El movimiento estudiantil de 1968 149
Ustedes conocen de sobra los últimos hechos que han afectado a nuestra
casa de estudios. Sin necesidad de profundizar en la ciencia jurídica, es
obvio que la autonomía ha sido violada, por habérsenos impedido reali-
zar, al menos en parte, las funciones esenciales de la Universidad. Ello
independientemente del respeto al domicilio, en este caso los recintos uni-
versitarios, basado en el artículo 16 de la Constitución, aunque este aspec-
to ha sido objeto de amplios debates y se han sostenido opiniones discre-
pantes. Me parece importante añadir que, de las ocupaciones militares de
nuestros edificios y terrenos, no recibí notificación oficial alguna, ni antes
ni después de que se efectuaron […] La Universidad es todavía autónoma,
al menos en las letras de su Ley, pero su presupuesto se cubre en gran
parte con el subsidio federal y se puede ejercer sobre nosotros toda clase
de presiones. Por ello es insostenible mi posición como rector, ante el en-
frentamiento agresivo y abierto de un grupo gubernamental. En estas cir-
cunstancias, ya no le puedo servir a la Universidad, sino que resulto un
obstáculo para ella.5
5
El Día, 23 de septiembre de 1968.
152 Cien años de movimientos estudiantiles
la renuncia con carácter irrevocable del rector Barros Sierra puede facili-
tar la solución de muchos problemas que confronta la Universidad […] el
desalojo de los estudiantes de la Ciudad Universitaria fue una medida sa-
ludable, ya que el máximo centro de estudios recobró con esa medida su
carácter de centro de enseñanza y dejó de ser un centro de agitación.
6
Además, el lector interesado, puede consultar los abundantes y diversos testimonios,
escritos y fílmicos, que se han recuperado recientemente.
156 Cien años de movimientos estudiantiles
que los consignados tengan mínima responsabilidad en los que ellos lla-
man “disturbios estudiantiles”.
El 25 de octubre los estudiantes acordaron en asambleas de dife-
rentes escuelas, no regresar a clases mientras no sean liberados sus com-
pañeros encarcelados con motivo del movimiento estudiantil. En tanto,
los voceros del cnh declararon que este organismo “espera la solución de los
tres puntos previos (libertad de los estudiantes detenidos, cese a la repre-
sión, y salida del ejército de Santo Tomás), para pasar al diálogo público
sobre los seis puntos del pliego petitorio y en búsqueda de una solución
definitiva del conflicto”.
El rector Barros Sierra integró una comisión de maestros, direc-
tores y miembros del Consejo Universitario para que se entreviste con
los procuradores y gestione la libertad de los estudiantes y profesores
detenidos desde el 26 de julio. En conferencia de prensa, los represen-
tantes del presidente informaron de su actuación desde finales de sep-
tiembre hasta la fecha, periodo en el que, dijeron, han conversado con
representantes estudiantiles “sin interrupción”. No especificaron si se
refieren sólo a las pláticas con el cnh o también a las sostenidas con otros
“delegados”.
Jorge de la Vega y Andrés Caso añadieron que también se han reu-
nido con el rector Javier Barros Sierra y otras “autoridades superiores”
de la unam, con el director del ipn y con directores de escuelas y profeso-
res de ambas instituciones. Sin hacer la más vaga referencia al pliego
petitorio cuya solución dio origen al movimiento ni las acciones repre-
sivas del ejército y la policía, y mucho menos la masacre de Tlatelolco,
los voceros personales de Díaz Ordaz precisaron lo que llaman “pasos
dados por el gobierno para resolver el conflicto”.
El 27 de octubre, a las 19:22 horas se extinguió el fuego olímpico.
En la ceremonia de clausura hubo fuegos pirotécnicos, 800 mariachis y los
uniformes militares fueron el marco al espectáculo, a los discursos oficia-
les y a la despedida. También el programa cultural con el que se quiso dar
características particulares a la Olimpiada de México llegó a su término.
La ausencia con la que muchos artistas e intelectuales de todo el mundo
expresaron su solidaridad con el movimiento estudiantil y su repudio a la
violencia, hizo que la mayor parte de las actividades artísticas pasaran
inadvertidas.
Al día siguiente de la clausura de la Olimpiada, el 28 de octubre, el
cnh emite la siguiente declaración:
El movimiento estudiantil de 1968 161
sólo de los dirigentes, sino de los participantes directos y de los que pres-
taron su solidaridad, asegurar que el movimiento no termine con una de-
rrota que lo desorganizaría temporalmente, y garantizar su continuidad y
la posibilidad de seguir ampliando las fuerzas que lo apoyan.
En virtud de que:
a) son evidentes el peligro que corren las instituciones de educación supe-
rior y la presión que el gobierno ejerce sobre ellas;
b) la ya precaria libertad puede perderse totalmente;
c) los emisarios del presidente ante el cnh y los procuradores no aseguran
las condiciones previas al Diálogo, y por el contrario, las aprehensiones
continúan, la Vocacional 7 permanece ocupada y muchos compañeros
siguen presos en todo el país; y
d) como carecen de funciones ejecutivas y requieren de la indicación del
presidente de la República, el cnh manifiesta, entre cuatro puntuales
solicitudes:
Demandamos de usted, como la más alta autoridad política del
país, una definición concreta respecto a las tres condiciones cuya satis-
facción hemos sostenido como previa al Diálogo Público.
200 000 estudiantes, que duró más de 130 días en la unam, en el ipn, Cha-
pingo, las Normales, Antropología e Historia y otras instituciones de en-
señanza superior de todo el país, incluyendo no pocas privadas.
Primero se leyó la “Declaración de Tlatelolco”, que analiza al mo-
vimiento, llama a mantener la solidaridad y anuncia que habrá “Comités
de Lucha en todos los centros de trabajo y estudio” y “brigadas políti-
cas para estar en contacto permanente con el pueblo”. También hace se-
veras críticas a todos los partidos, a los sindicatos, a sus líderes y a los
legisladores. Concluye: “La clase obrera es la llamada a tomar la direc-
ción de este movimiento, junto con sus aliados, los campesinos y todas
las personas dispuestas a que en el país haya un cambio”.
Fausto Trejo destacó la importancia de volver a las aulas para
“reagrupar fuerzas, revitalizar la lucha, corregir errores, perfeccionar y
ampliar los aciertos”. El mitin culminó con la lectura del “Manifiesto a la
Nación, 2 de Octubre”, que signan Roberto Escudero y Gerardo Estrada.
El 6 de diciembre de 1968, el Consejo Nacional de Huelga fue disuel-
to oficialmente por la mayoría de sus integrantes, delegados de los estu-
diantes de todas las instituciones que estuvieron en huelga, en su última
sesión celebrada en la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica
del ipn.
Reflexiones finales
Bibliografía
Álvarez Garín, Raúl. (1971). Tiempos de hablar, los procesos de México 68,
alegatos de defensa. México: Editorial Estudiantes.
Guevara Niebla, Gilberto. (1978). “Antecedentes y desarrollo del movi-
miento estudiantil de 1968”. Cuadernos Políticos 17 (julio-septiembre
de 1978).
Martínez Della Rocca, Salvador. (2009). Voces y ecos del 68. México: Go-
bierno del Distrito Federal / IV Asamblea Legislativa del Distrito
Federal / Miguel Ángel Porrúa.
Ramírez, Ramón. (1969). El movimiento estudiantil de México, julio-
diciembre de 1968.
Los demócratas primitivos.
A cincuenta años ¿Qué cambió?
¿Qué permanece?1
Sergio Zermeño
1
Basado en los dos primeros capítulos publicados en el libro Ensayos amargos sobre mi
país. Se presenta aquí con autorización del autor. Una versión resumida de este ensayo
fue publicada en el número 10 de la revista Socio, 2018, Fondation Maison des Sciences
de l’Homme, Francia.
171
172 Cien años de movimientos estudiantiles
Demócratas libertarios
Demócratas cultivados
Demócratas reformistas
Demócratas revolucionarios
El apoyo que los sectores populares nos han prestado nos obliga a poner
en discusión la estructura de injusticia y explotación sobre la cual descan-
sa el régimen y a plantear a las masas populares nuestros puntos de vista
acerca de cómo transformarla y de la línea de acción que conjuntamente
estudiantes, obreros, campesinos, empleados, en una palabra, el pueblo,
debemos poner en acción para desterrar de nuestro país, de una vez por
todas, la explotación, la miseria, el abuso y la represión… ¿Es inaplazable
iniciar una lucha general junto a todos los trabajadores…?2
En efecto, del espíritu del párrafo citado iban a salir, en los años setenta,
tanto las corrientes más violentas y de confrontación (las guerrillas del
Movimiento de Acción Revolucionaria, mar; de Los Enfermos, en Sina-
loa; de la Liga 23 de Septiembre), como las corrientes en busca de la in-
dependencia del sindicalismo mexicano, tanto entre la clase obrera (los
trabajadores electricistas, los nucleares), como entre los trabajadores de
las universidades, comenzando con la unam en 1973 y rematando con el
experimento de la Universidad-Pueblo de Guerrero. De una formulación
así se nutrirían también los grupos políticos más serios y consistentes
surgidos en los años setenta: la Organización Revolucionaria Punto Crí-
tico, el Partido Mexicano del Proletariado, el Grupo Comunista Interna-
cionalista (trotskista) y el Partido Mexicano de los Trabajadores con He-
berto Castillo.
Aclaremos, sin embargo, que aunque muchas de estas corrientes
estaban inscritas en la cultura de la confrontación revolucionaria y de la
2
“Proyecto de programa del cnh”, La Cultura en México, Siempre!, 27 de octubre de 1972.
178 Cien años de movimientos estudiantiles
ruptura, unos, los más leninistas, iban en busca de las clases trabajadoras
(a las fábricas, a los poblados alrededor de la capital), pensando en la cons-
trucción del partido y la vanguardia de clase. Y otros, más bien maoístas,
en el fondo del escenario, en cómo darles poder a los sectores populares
mismos, no sólo a sus vanguardias, para resolver sus problemas ahí en
donde éstos se presentaban, en la colonia y el barrio, en el poblado y en el
municipio, en la pequeña región. Renunciaron a colocarse en el centro de
la República y del poder. Estas propuestas más sociales, menos verticales
y centralistas, convergieron y se fortalecieron con las corrientes de la
teología de la liberación y sus Comunidades Eclesiales de Base.
Con respecto a la comparación entre el movimiento estudiantil
mexicano y los del mismo género en otras partes del mundo, diremos que,
si bien en su arranque y en algunas de sus manifestaciones hubo coinci-
dencias, la verdad es que se aleja mucho en lo que se refiere a sus rasgos
principales al menos en tres aspectos: primero, el nuestro fue un movi-
miento que al pasar de las semanas se convirtió en concentradamente
político y perdió su contenido, llamémoslo así, de revolución cultural (el
festival de Avándaro en 1971 constituyó un grito disonante, un intento tar-
dío por hacer renacer lo que quedó oculto tras la sangre); segundo, sus
robustas y piramidales formas organizativas contrastan con el rechazo
que se vivió en el mundo hacia los liderazgos consolidados y los aparatos
superiores de representación; tercero, fue un movimiento externo a los pro-
blemas de la educación, de la esencia y la función de las universidades
y de la educación superior.
La matriz autoritaria
qué esos elementos dogmáticos, cuando existen, logran tan poca conti-
nuidad en el tiempo?. La respuesta, a juzgar por lo argumentado, tiene que
ver con la primacía del actor estatal en nuestra historia: cualquier movi-
miento o levantamiento de algún actor social, por mejor definido que sea
su origen, por mejor elaboradas que sean sus banderas, va a toparse muy
pronto con la inamovilidad de la pirámide y la intransigencia de su vér-
tice, con la poderosa autoridad que todo lo controla, y cuya característica
es haber destruido sistemáticamente cualquier disidencia, cualquier otra
opción. Rápidamente los movilizados se encuentran aislados, en desven-
taja, y por lo general hasta ahí llega la historia. Pero puede suceder que,
como en el 68, los alzados reciban el apoyo de un aliado, como la “revuel-
ta” del rectorado, los profesores y las clases medias, lo que traslada a un
nuevo estadio el conflicto. Cada recién llegado a la alianza desdibuja natu-
ralmente las banderas y los planteamientos originales, pero a cambio de
ello robustece el alzamiento. Puede repetirse este ciclo expansivo una o
varias veces (en nuestro ejemplo, al punto de: “esperaremos aquí en el
Zócalo al presidente hasta que nos resuelva nuestras demandas”) y llegar
al extremo de hacer un llamado a obreros, campesinos y pueblo en ge-
neral a unirse a la lucha. Lógicamente, las ideologías definidas y elabora-
das desaparecen en esta dinámica y la cohesión o la unidad de una alianza
así, en expansión acelerada, se vuelve endeble.
Surge un ala dura o radical y una negociadora o reformista. Esto se
traduce inmediatamente en un problema de apresuramientos y de lu-
cha contra el tiempo, pues su unidad depende más del adversario esta-
tal que los oprime que de estrategias o principios compartidos. Así se
explica lo que es propio de las rupturas del orden en general pero que el
autoritarismo mexicano ha llevado a extremos grotescos que podemos
llamar “la lógica del suicida y del asesino”: las amplias alianzas, al no
poder subsistir por la heterogeneidad de sus integrantes, buscan un re-
sultado inmediato antes que las escisiones las debiliten y caen en la
confrontación, en el todo o nada, el águila o el sol: “derroco al gobierno
o me matan”. Del lado del déspota: “o acabo con estos alzados o me
tumban”.
Viene el choque y, con él, la pedacería, la discontinuidad, la desmo-
vilización de aquellos que se identificaron como iguales, como aliados en
sus demandas generales. Cárcel, muerte, persecución, desbandada. Así,
pulverizado en los hechos y en las ideas, algunas de sus banderas serán
recogidas por el orden dominante y con el tiempo se abrirán las puertas
180 Cien años de movimientos estudiantiles
Un nuevo agravio
Serpientes y escaleras
los funerales Navarro, que utilizaban las carrozas para sus fechorías, y
tantos otros trogloditas salidos de los barrios más bravos de lo que enton-
ces era una ciudad de apenas ocho millones de habitantes.
Cuando acabábamos de colgar sobre aquellos tablones el segundo
número de nuestro “periódico”, se presentó un incidente que me haría
entender con el tiempo que cuando se altera el orden en una sociedad,
aparecen vasos comunicantes que, como en un juego de serpientes y es-
caleras, pueden colocar en elevadas esferas de responsabilidad y de poder
a los más intrascendentes individuos, o hacer desaparecer de golpe a los
más encumbrados personajes.
Se apersonaron en la facultad cuatro compañeros (pronto nos en-
teraríamos de que dos de ellos militaban en la Juventud Comunista Mexi-
cana). Hablaron algunas palabras con quienes hasta ese momento se
perfilaban como los dirigentes de nuestro comité de lucha. Un momento
después vinieron hacia nosotros, que nos encontrábamos recogiendo nues-
tro bártulos de periodistas murales, y nos explicaron que, por acuerdo del
Consejo Estudiantil de la unam, precursor del cnh, se había nombrado a
las facultades de Economía —seguramente por su conocimiento de la “in-
fraestructura” (el marxismo nos comandaba)— a la de Arquitectura —se-
guramente por su capacidad de diseño— y a la de Ciencias Políticas y
Sociales — seguramente por nuestra incapacidad de encargarnos de todo
lo demás— para editar el periódico del movimiento; que como nosotros
ya andábamos en esas, los acompañaríamos, porque se estaban dirigien-
do hacia la imprenta de nuestra universidad.
Me pareció todo aquello de una desproporción colosal, y seguramen-
te a Tony y a Cecilia también, pues esta última le daba vueltas a su bolso
de mano nerviosamente. Las dos se excusaron, como era de esperarse. Yo
no las concebía involucradas en ninguna acción directa y, durante un
intercambio de susurros, ya con los compañeros del comité caminando
delante de nosotros, nos despedimos acordando que se comunicarían
con el maestro Arnaldo para que viniera en nuestro apoyo (algo se com-
plicó, pues ese apoyo nunca llegaría).
Cuando dimos vuelta en el último salón y nos dirigimos a la ex-
planada trasera, quedamos prácticamente en medio de dos centenares
de compañeros que ahí nos esperaban. Descubrí con alarma que todos
ellos estaban equipados con palos, varillas, botellas, y de más artefactos de
amedrentamiento. En tales condiciones saludé por primera vez de mano
a Guillermo y a Germinal, de Arquitectura, y a Emilio y a Andrés, de
186 Cien años de movimientos estudiantiles
Bibliografía
Leticia Pogliaghi
195
196 Cien años de movimientos estudiantiles
1
Ley N° 26.206. Ley de Educación Nacional. Sancionada el 14 de diciembre de 2006,
promulgada el 27 de diciembre de 2006. Boletín Oficial N° 31.062, Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, Argentina, 28 de diciembre de 2006.
198 Cien años de movimientos estudiantiles
2
La palabra cursada se utiliza en Argentina para referirse a una materia de estudio obli-
gatorio en una institución educativa. Véase: <https://www.fundeu.es/consulta/cursada-
4743/>. [N.E.]
Estudiantes en la reconstrucción democrática argentina 199
3
El 29 de julio de 1966 entró la guardia de infantería de la policía federal de Argentina a
la Facultad de Ciencias de la Universidad de Buenos Aires a golpear brutalmente a los
estudiantes, profesores y docentes quienes habían ocupado algunos edificios de la univer-
sidad en protesta por la eliminación de la autonomía universitaria por parte del presi-
dente Onganía. Tomado de: <https://www.elhistoriador.com.ar/29-de-julio-de-1966-la-
noche-de-los-bastones-largos/>. [N.E.]
200 Cien años de movimientos estudiantiles
a la Reforma del 18. Entró la policía a la uba: hubo represión hacia los
estudiantes y los profesores, fueron expulsados muchos docentes, mien-
tras que otros renunciaron. Luego de ese evento se aprobó una ley a través
de la cual, entre otras cosas, se prohibieron las actividades políticas de
los Centros de Estudiantes, y se les restringió su participación en los ór-
ganos de gobierno de las universidades.
Luego de esa fuerte represión se fue gestando un movimiento estu-
diantil de oposición que tuvo la característica de ser radical. Adoptó o
llevó a cabo determinadas acciones puntuales violentas (no era una
violencia generalizada, sino que había selectividad en algunas acciones,
de manera tal que tuvieran un impacto social fuerte): se pensaba en ese
momento que la forma de llevar a cabo un cambio podía ser a través de
la vía insurreccional. Esto llevó a que, con el regreso de Juan Domingo
Perón al gobierno en octubre de 1973, los interventores normalizadores4
que se establecieron trataran de ordenar la situación, y que los estudian-
tes tuvieran una actividad política importante hacia dentro de las univer-
sidades. Pero duró poco, hasta que Perón muriera y asumiera en el cargo
quien fuera la vicepresidenta, María Estela Martínez —mejor conocida
como Isabel o Isabelita— y quien fuera su esposa. Junto con ella se co-
menzó a instalar en Argentina un modelo neoliberal, aunque algunos
autores ahora vislumbran antecedentes a ese proceso desde el gobier-
no de Onganía a finales de la década de los sesenta (De Luca y Álvarez
Prieto, 2013).
A mediados de la década de los setenta, se instaló, además de las
medidas económicas de corte neoliberal, un régimen de persecución e
intolerancia muy fuerte hacia la movilización y acción política, el cual no
necesariamente se llevó a cabo por las fuerzas armadas, sino por grupos
paramilitares que tuvieron como blanco y objetivo a quienes se opusieran
al régimen, entre quienes resaltaban los estudiantes. Según afirmaban, ha-
bía que desarmar la movilización de izquierda que se había gestado hacia
finales de la década anterior e inicios de la actual, y erradicar a toda posi-
ción de izquierda vinculada al peronismo, el comunismo o el trotskismo.
El periodo que inició en marzo de 1976 y duró hasta diciembre de
1983 fue denominado el “Proceso de Reorganización Nacional” o, simple-
4
Un interventor normalizador suele ser una persona facultada por el gobierno para tomar
las medidas que sean necesarias para sobrellevar una situación considerada como urgen-
cia en alguna institución. [N.E.]
Estudiantes en la reconstrucción democrática argentina 201
5
Arriondo, L. (2011). “Universidad y Política: el movimiento estudiantil en los 80”. Re-
vista del CCC. Primera Época, 4(11), en: <https://www.centrocultural.coop/revista/11/
universidad-y-politica-el-movimiento-estudiantil-en-los-80>.
Estudiantes en la reconstrucción democrática argentina 213
Consideraciones finales
Bibliografía
Obéy Ament
1
Emmanuel Jean-Michel Frédéric Macron (Amiens, 21 de diciembre de 1977) es un polí-
tico francés que desde el 14 de mayo de 2017 es el vigesimoquinto presidente de la
República Francesa, copríncipe de Andorra y gran maestre de la Legión de Honor.
[N.E.]
217
218 Cien años de movimientos estudiantiles
2
Charles Pasqua (18 de abril de 1927-29 de junio de 2015) fue un empresario y político
francés. Fue ministro del Interior de Francia de 1986 a 1988 bajo del gobierno de cohabi-
tación de Jacques Chirac, y también de 1993 a 1995, bajo el gobierno de Édouard Balladur.
Político identificado con el pensamiento de derecha en Francia, Pasqua fue clave duran-
te muchos años, en las estrategias contra organizaciones consideradas terroristas en su
país. [N.E.]
El movimientos estudiantil en Francia: 1986-1987 219
3
El proyecto de Ley Devaquet, que buscaba reformar las universidades francesas, fue
presentado a finales de 1986 por el ministro de Enseñanza Superior e Investigación du-
rante el segundo gobierno de Jaques Chirac. El proyecto buscaba endurecer los exáme-
nes de selección de entrada a la universidad y generar una mayor competencia entre los
estudiantes para el ingreso a la educación superior. [N.E.]
4
François Maurice Adrien Marie Mitterrand (Jarnac, Charente, 26 de octubre de 1916-París,
8 de enero de 1996) abogado y político socialista francés, fue presidente de la República
Francesa de 1981 a 1995. Fue el presidente que más tiempo ha permanecido en el cargo:
14 años. [N.E.]
220 Cien años de movimientos estudiantiles
5
Los mandelistas, por su mentor, Ernest Mandel, y los lambertistas formaron parte de la
burocracia del socialdemócrata Partido del Trabajo y formaron una especie de corriente
trotskista en Francia. Véase: <http://www.internationalist.org/declaracionlivi.html>.
[N.E.]
El movimientos estudiantil en Francia: 1986-1987 223
para ellos era muy difícil atacar la ley de lleno, de frente, porque iban a tener
que tocar puntos que habían sido defendidos por el gobierno socialista.
Había una tendencia dentro de la unef id, que también existía en
nuestro sindicato, que venía de la Liga Comunista Revolucionaria y que
trajo un debate: al igual que todos nosotros, al principio ellos tampoco
creían que fuera posible tumbar la ley, pero bastante rápido empezaron a
pensar que sí era posible. Su idea era: nosotros, en tanto que sindicato,
no tenemos por qué ir por delante del movimiento e indicarles el camino;
lo que tenemos que hacer es facilitar la autoorganización de los estudian-
tes, que se constituyan en comités de huelga o de acción, y dejarlos. O
sea, nosotros somos facilitadores del movimiento. Y si después se echa a
andar la cosa. Desde luego la mayoría de la unef id no podía aceptar tal
cosa. Pero ocurrió algo inesperado que marcaría para mí el momento en
el que inició el movimiento: el 21 de octubre en la Universidad de Caen,
que está en Normandía, cerca de París, luego de una jornada de acciones
convocadas por el Sindicato de Maestros de la Federación de Educación
Nacional, se llevaba a cabo una asamblea general en la universidad, y los
estudiantes ahí presentes firmaron un llamado, al igual que la unef id, la
unef se y Unión Nacional de Estudiantes Marroquíes. Dicho llamado
decía que había que exigir que se retirara la ley. O sea, irse directamente
a la cuestión central, no a buscar el detalle “no a la selección”, sino una
sola reivindicación: que se retire la ley.
Por tanto, nos obligaron a construir la correlación de fuerzas nece-
saria para tumbar la ley. Cuando nosotros decíamos: “No hay la correla-
ción de fuerzas”; ellos nos contestaban: “Hay que construirla”. Mientras
nosotros pensábamos en organizar asambleas generales universidad por
universidad para elegir comités con una participación amplia con sindi-
calistas y estudiantes no organizados, que era la gran mayoría de los es-
tudiantes, ellos decían que si no nos movilizábamos facultad por facultad,
no íbamos a llegar, no iba a ser posible. Entonces llamaron a una mani-
festación nacional unitaria y a la creación de comités de información y
movilización el 21 de octubre.
El 13 de noviembre la Universidad de Villetaneuse se puso en huelga
contra la Ley Devaquet, lo cual fue una sorpresa. El 15 de noviembre la
gente de Caen volvió a llamar a otra reunión pero esta vez con la partici-
pación de las 10 universidades en huelga, de las 72 que había en Francia,
y eligieron una coordinación nacional de las universidades en huelga, así
como llamar a participar en la reunión convocada por la unef id el 22 de
El movimientos estudiantil en Francia: 1986-1987 225
6
Los Estados Generales fueron asambleas que jugaron un papel decisivo en la historia de
Francia. En ellas participaban los sectores más representativos de las jerarquías políti-
cas del país, y su convocatoria se vinculaba a la necesidad de resolver crisis financieras
o políticas en ciernes. Se reunieron por primera vez en 1302 y por última en 1789. La
referencia histórica que el movimiento estudiantil francés de 1986 hacia a los Estados
Generales indica la importancia de la representatividad en las asambleas que organizaban,
pero también señala el momento decisivo por el que la educación superior atraviesa.
[N.E.]
226 Cien años de movimientos estudiantiles
La Université Paris-Sorbonne fue fundada en el siglo xiii y es una de las universidades más
7
delegados presentes en los Estados Generales era salir con una platafor-
ma por la que íbamos después a pelear y a exigir al gobierno; no se pro-
ponía una reforma sino explicitar la idea que nos hacíamos de la univer-
sidad en general.
De inmediato los representantes de la dirección de la unef id
dijeron abiertamente: “Nosotros no aceptaremos la creación de una nueva
estructura”, por lo que el presidente de la unef id, Phillipe Darriulat, hizo
una proposición en una comisión que era muy importante, la número 13,
que se llamaba “Organización y Perspectivas del Movimiento Estudian-
til”. Propuso la reunificación de las dos unef, proposición que fue vista
como una maniobra politiquera. Nuestra respuesta, la de la unef se, fue:
“Plantear la cuestión de la reunificación como previa a la acción, es plan-
tearla en términos de aparatos”. Un compañero delegado de la Universi-
dad de Saint-Denis respondió simplemente con el acuerdo de la asam-
blea, diciendo: “Miren, nosotros venimos aquí no para asistir a juegos de
aparatos, ni para que los unos y los otros se cuenten aprovechándose
de nosotros. La unidad no se decreta, se realiza paciente y concretamen-
te en lo cotidiano”. El problema fue que, a partir de ahí, se hizo todo para
que no saliéramos con una delegación estudiantil nombrada para que
llevara al gobierno nuestras proposiciones. La delegación de mi universi-
dad, compuesta mayoritariamente por miembros de la unef id, intervino
para decir que los Estados Generales no tenían legitimidad, porque ha-
bían participado pocos estudiantes —lo cual era falso— y propuso que no
fueran los “Estados Generales del Movimiento Estudiantil”, sino los “Es-
tados Generales para la Reflexión sobre la Universidad”. Dicha denomi-
nación fue aceptada dado el veto emitido. ¿Qué quería decir? Significaba
que con lo que saldríamos de ahí no iba a ser la reivindicación del mo-
vimiento estudiante, la plataforma del movimiento estudiantil, sino el
producto de una reflexión, etc. Eso no impidió que los movimientos que
vinieron después retomaran las mismas reivindicaciones, sobre todo en
1987. El movimiento de diciembre de 1986 siguió siendo una referencia
durante mucho más tiempo.
Más tarde, en las dos unef hubo debates y cambios internos, y en
los años noventa, en la unef id hubo enfrentamientos internos. Se deba-
tió sobre la actitud que se debiera adoptar frente al gobierno socialista
que obtuvo la mayoría en 1997, y fue el ala izquierda de la unef id, la más
crítica, la que tomó la dirección. La unef se, en la que yo milité, también
tuvo sus debates internos sobre temas similares. Durante los movimientos
El movimientos estudiantil en Francia: 1986-1987 233
8
“De reforma abortada en reforma abolida, han tenido que pasar cuarenta años para
conseguirlo. En ello estamos, con la ayuda de la Europa liberal y el proceso de Bolonia”;
en <http://danielbensaid.org/Defender-la-Universidad?lang=fr>.
9
Producto de las Declaraciones de Bolonia de 1999, el Proceso de Bolonia pretende pro-
mover la cooperación entre los gobiernos de 48 países de la Comunidad Europea a favor
de la educación superior. Véase: <https://ec.europa.eu/education/policies/higher-educa-
tion/bologna-process-and-european-higher-education-area_es>. [N.E.]
234 Cien años de movimientos estudiantiles
11
Pierre Bourdieu fue un sociólogo francés quien escribió sobre el análisis de las desigualda-
des sociales en el sistema educativo; véase: <https://www.circulobellasartes.com/biogra-
fia/pierre-bourdieu/>. [N.E.]
12
Cornelius Castoriadis fue un filósofo greco-francés, defensor del concepto de autonomía
política; véase: <https://www.antropomedia.com/2011/11/14/el-imaginario-social-de-
cornelius-castoriadis/> [N.E.]
236 Cien años de movimientos estudiantiles
que los jóvenes tuvieron una práctica política porque pelearon sobre
cuestiones de principios. Como les decía, el ejercicio de la democracia
fue una manera de ejercer también una ciudadanía y detener una diná-
mica de derechas muy fuerte que venía de antes. Fuimos más allá —mu-
cho más allá— que una cuestión meramente reivindicativa en la que los
jóvenes peleaban por tener un empleo el día de mañana. No era una cues-
tión individualista; no estaban pensando en su pequeño mundo de mañana,
sino que se defendían ideas y valores.
El Consejo Estudiantil
Universitario. México 1986-1994
Óscar Moreno
237
238 Cien años de movimientos estudiantiles
1
Se refiere concretamente a lo relatado por Elena Poniatowska en La noche de Tlatelolco:
Testimonios de historia oral, una crónica del movimiento estudiantil durante los meses
de octubre y noviembre del año 1968 que fue caracterizado por marchas masivas de es-
tudiantes de universidades públicas en México y que fueron reprimidos por las fuerzas
públicas de manera sumamente violenta. [N.E.]
2
Se refiere a la crítica hecha por el Pino, en “La Cultura en México” de la revista Siem-
pre! sobre el documento escrito y propuesto por el rector de la unam, Jorge Carpizo.
[N.E.]
El consejo estudiantil universitario. México 1986-1994 239
3
El rector señaló en entrevista: “Con el presupuesto podemos trabajar y debemos hacerlo
hasta el límite de nuestras capacidades. No se detendrá o cortará ningún proyecto en
marcha; empero, no es tiempo de crecer sino de racionalizar los recursos y no permitir
ningún derroche”, véase: <https://www.proceso.com.mx/143011/limitaciones-a-la-investi-
gacion>. [N.E.]
El consejo estudiantil universitario. México 1986-1994 241
4
En particular, Rolando Cordera, Alfonso Millán y José Woldenberg.
5
Olga Harmony estudió filosofía, psicología y teatro en la unam. Se le considera la decana
de la crítica dramática en México, véase: <https://www.cultura.gob.mx/periodismo/
autores/detalle/?id=19>. [N.E.]
242 Cien años de movimientos estudiantiles
Vía Apia— quien dice: “Volveré y seré millones”.6 Pero lo dicho por Imanol
provocó risas unánimes. Se abrió la toma y todos los consejeros se mo-
rían la risa; decían, sí, claro, váyanse de aquí, déjenos seguir mandando.
¿Cuáles fueron las cosas que se decidieron? El ingreso a la licen-
ciatura exclusivamente mediante el concurso de selección, salvo para
estudiantes del bachillerato de la propia universidad y que hubieran rea-
lizado ese ciclo académico con un promedio mínimo de ocho. Es decir, se
puso fin al pase automático del bachillerato hacia las licenciaturas. Tam-
bién el establecimiento de una sola vuelta para los exámenes ordinarios y
la fijación de un número máximo de posibilidades para la presentación de
exámenes extraordinarios. La fijación de un máximo de reprobaciones
de materias de cada ciclo académico. La creación o, en su caso, la con-
solidación del sistema de exámenes departamentales por área o por ma-
teria. La revisión o actualización de la seriación de materias que inte-
graban los planes y programas de estudio. El incremento de las cuotas
de especialización, maestría y doctorado, así como en las cuotas de
servicios (exámenes extraordinarios, médicos, y expedición de certifica-
dos, entre otros). Todos ellos son dispositivos de exclusión. Todos los estu-
diantes que eran de tiempo completo iban a verse con dificultades más
serias para continuar en la universidad. En ese entonces, 15% de los es-
tudiantes del bachillerato, además de estudiar, trabajaban; en el caso de
la licenciatura, era de 32%. Evidentemente esa nueva línea tenía dedica-
toria para esos compañeros. Y todo fue decidido durante las vacaciones.
Los compañeros convocaron a una reunión. Nos juntamos como
500 personas en el Aula Magna de Filosofía para discutir cómo darle legiti-
midad a nuestra protesta. Nos habíamos reunido para organizar la pro-
testa, la contestación, pero, ¿con qué argumentos? Teníamos que encontrar
algo que conectara con el sentido común. Y de pronto, bakuninianos7 con-
vencidos, decíamos: el Artículo Tercero de la Constitución no suena tan
mal; de hecho, era una conquista social. Estábamos cambiando —las cir-
cunstancias nos estaban cambiando— y tratando de construir un discurso
que sonara más allá de nuestro restringido círculo de inconformes profe-
6
Del libro Spartacus del autor estadounidense Howard Fast, autopublicado en 1951.
[N.E.]
7
Afines a las ideas de Michail Bakunin, anarquista ruso quien decía que el hombre sólo
puede ser auténticamente libre en sociedad mediante la reflexión y el reconocimiento en
los demás, y que la igualdad y cooperación hacen verdaderamente libre al hombre; véase:
<http://acracia.org/historico/Acracia/Mijail_Bakunin.html>. [N.E.]
El consejo estudiantil universitario. México 1986-1994 243
8
Se refiere al Palacio de Lecumberri, cárcel establecida por el presidente Porfirio Díaz en
1900, y en donde fueron encarcelados varios de los estudiantes manifestantes en 1968.
Actualmente es sede del Archivo General de la Nación. [N.E.]
246 Cien años de movimientos estudiantiles
peores que el ceu. Pero pudimos haber hecho más en ese sentido; todavía
no daban los tiempos para tanto.
¿Cómo funcionaba el ceu? El ceu se reunía y lo primero que hacía
era compartir toda la información: primer punto, información. Cada es-
cuela compartía todo lo que estaba haciendo. Luego, información sobre
rectoría, lo que había dicho el gobierno, de tal forma que todos teníamos
el mismo nivel de información. Después pasábamos al segundo punto: el
análisis de la situación. O sea, en ese momento, esa semana, ¿cuál era
el estado de nuestra fuerza? ¿Cuál era el estado de la fuerza de nuestros
adversarios? ¿Cuál era la posición de nuestros potenciales aliados, o de
los potenciales aliados de nuestros adversarios? El tercer punto era que,
habiendo discutido, y más o menos teniendo claridad sobre la situación
actual, entonces podíamos pensar en qué tipo de acciones acometer que
fueran acordes a nuestras capacidades calculadas, posibles. Entre las cua-
tro de la tarde y las diez de la noche se resolvía una asamblea del ceu: 10
compañeros hablaban sobre un tema y la mesa preguntaba, “¿Está suficien-
temente discutido?” Lo cual básicamente significaba: ya cállense, vamos
a votar. A veces se abría a cinco compañeros más, pero todos poníamos cara
de ya cállense, es demasiado. Tomábamos acuerdos y los respetábamos.
La relación con nuestros dirigentes era de confianza. Digo que
siempre fuimos tomando decisiones porque separaron en su momento
a los que pretendían ponerles una mordaza a los representantes de las
escuelas diciéndoles que no podían hablar con la prensa, que eso era vil
protagonismo. A lo que nosotros dijimos, “Carajo. Que hable el que quie-
ra, y que la prensa recoja las declaraciones de quien quiera”. La prensa
entraba a las asambleas del movimiento y entrevistaba a quien quisiera,
y evidentemente con el tiempo fue identificando a los voceros más acre-
ditados que expresaban de mejor manera las intenciones del movimien-
to. Incluso, de pronto ya no fue necesario tener una comisión de prensa
porque era muy claro quién estaba teniendo buenos resultados en co-
municar el mensaje del movimiento. Había confianza, y esa confianza
también se fundaba en que los compañeros que estaban al frente del mo-
vimiento tenían talento y se comprometían más que nadie en todo tipo de
actividades. Lucharon más que nadie. Nadie podía decir: “Son unos hue-
vones y solamente aparecen para tomarse la foto”. Los compañeros de
sus escuelas veían que eran los primeros que comenzaban con las tareas
cotidianas. Entonces se generó un clima de mucha confianza y de mucho
respaldo.
El consejo estudiantil universitario. México 1986-1994 247
Imanol Ordorika
En esta época están de moda las series de televisión por internet. Las hay
de estilos muy diversos, pero todas ellas se dividen en temporadas y epi-
sodios. Varían en muchos aspectos, entre otros por género televisivo, por
países de origen, temáticas, y hasta en numero de episodios, algunas tie-
nen tantos que no dejan de ser telenovelas. En casi todos los casos los
episodios tienen nombres llamativos, atractivos y que buscan sugerir una
idea sobre el contenido del capítulo correspondiente. Mi capítulo sobre el
Consejo Estudiantil Universitario, el ceu, consta de seis apartados o epi-
sodios: los orígenes, los agravios, la herencia, la posibilidad de vencer, los
errores, y el desenlace y el legado.
Los orígenes
249
250 Cien años de movimientos estudiantiles
los tanques a cu, aún no había nacido” y, sin embargo, en alguna ocasión
Óscar le relataba este episodio al propio Taibo.1
Así éramos de sesentayocheros, nos sentíamos como si hubiéramos
estado ahí. Habíamos oído las historias y conocíamos más o menos a
los protagonistas. Eran parte de nuestra formación, de nuestra vida polí-
tica y de nuestra cotidianidad. Habíamos escuchado sus análisis, y sabíamos
lo que era para ellos soportar la responsabilidad de los muertos, porque
a veces se cree que el 68 era sólo fiesta. Y cuando miramos la trayectoria
de los protagonistas —muchos de ellos ya no están, algunos por voluntad
propia— se da uno cuenta que el 68 los marcó de maneras muy diferentes.
A nosotros el 68 nos dejó legados contradictorios: uno, el sueño del
movimiento de masas sin masas, es decir nos convertimos en activistas;
aspirábamos a tener un 68 con miles de estudiantes en la calle, pero sólo
teníamos a los 400 grupos políticos que había en cada escuela o facultad,
enfrentados unos con otros. Había desde albanos, seguidores de Enver
Hoxha, troskos de distintas facciones, maos, guevaristas, pescados, así lla-
mábamos a los militantes del pc, hasta los grupos participantes en la re-
forma política, los pmTos. Estaban también otros grupos pequeños como
los guillotinos (publicaban la revista La Guillotina)2 que parecían un poco
extravagantes pero buena onda, con quienes pudimos entendernos rápi-
damente.
Habíamos batallado en un clima de intensa politización en petit
comité. En pequeñas explosiones de movimientos de corta duración que
habían sido medianamente importantes, en luchas relevantes como las
que retomamos en contra de la represión, por el cese de la guerra sucia,
por la presentación de los desaparecidos de los años setenta, las denun-
cias contra el ejército, y el acompañamiento a las madres de los desapa-
recidos, como la señora Rosario Ibarra, y el Comité Eureka.3 Nos habían
1
En la dedicatoria del libro 68 Taibo II señala: “este libro que nunca me saldrá bien, es
para mi cuatísimo Guillermo Fernández, porque seguro que su memoria es mejor, y
también para Óscar Moreno, cuya memoria debe ser prestada, porque el día en que en-
traron los tanques a cu, aún no había nacido” (Taibo, 2006).
2
En ella participaban Octavio, Óscar y Guadalupe Moreno Corzo, Jaime y Jorge Ortiz
Leroux, Jesús Nava Ranero, Jesús Ramírez Cuevas, Juan Ramón Martínez León y Juan
Pablo García Vallejo. Estudiantes del cch-Naucalpan y de las enep Acatlán e Iztacala.
3
El Comité Eureka es una organización que surgió en el contexto de la “Guerra sucia” en
México. Se fundó en el año de 1977 con el nombre de “Comité Pro-defensa de Presos,
Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos en México”, por Rosario Ibarra de Piedra,
madre de Jesús Piedra Ibarra, detenido desaparecido en Monterrey. El Comité Eureka se
planteó lograr la presentación de los desaparecidos por parte del Estado Mexicano.
El ceu, pensado en seis episodios 251
Los antecedentes
4
steunam: Sindicato de Trabajadores y Empleados de la unam; spaunam: Sindicato del
Personal Académico de la unam (para mayor documentación es posible consultar el libro
de José Woldenberg (1988).
252 Cien años de movimientos estudiantiles
flojos, que resultaba más fácil que firmaran nuestro documento, a que
ellos hicieran uno propio.
Titulamos al documento “La unam hoy, una crítica a Fortaleza y
debilidad”, donde citamos un montón de datos publicados por la misma
unam hasta ese año. Después la institución dejó de publicar esas series du-
rante los siguientes 20 años. Eran datos sobre becas, sobre nivel socioeco-
nómico de los estudiantes, una enorme cantidad de información, a la que
añadimos “bolas de humo”; afirmaciones súper radicales y ofensivas hacia
el presidente o el secretario de Educación en turno. Se lo presentamos
al hijo del entonces secretario de Educación —consejero universitario
de Derecho— Miguel González Compeán y a Alfonso Navarrete Prida,
entonces consejero universitario de la enep-Acatlán y después secretario
de Gobernación con Peña Nieto (Rodríguez et al., 1986).
“No podemos firmar si no quitan esas cinco cosas”, contestaron.
Así de claro teníamos cómo íbamos a hacer para que firmaran. Le quita-
mos las “bolas de humo” y firmaron el documento. Un día, Carpizo los
regañó enfrente de nosotros: “cómo es posible que firmen el documento
de estos sujetos que no tienen remedio”, les dijo.
Los agravios
¿Cuáles eran los agravios? Años y años de que a todo mundo le valga
madre la condición de los estudiantes en la Universidad. ¿Saben qué es
lo peor de todo? Que ése sigue siendo el agravio. Hoy, ahora. Todos esta-
ban preocupados por el contrato colectivo, por el número de publica-
ciones, lo mismo por el dinero para los institutos. Preocupados por
quién quedaría en la dirección de las entidades académicas y por defi-
nir a quién lograban imponer en la Junta de Gobierno o quién sería el
próximo rector. Todos ésos eran temas centrales de la universidad y los
asuntos de los estudiantes siempre estaban fuera de la agenda. Y cuando
por primera vez un rector trata el tema de los estudiantes lo dice de este
modo: “Los estudiantes no valoran lo que tienen. ¿Y saben por qué no
valoran lo que tienen? Porque no les cuesta”. Eso decía Carpizo.
A veces lo comparábamos con un comercial del whisky Chivas Regal:
“se ve caro, lo es”. Alegábamos que Carpizo quería para la unam lo mismo
que la campaña publicitaria del whisky: “se ve cara, lo es”. De modo que
solamente podrían entrar quienes tuvieran el dinero para comprar esa
254 Cien años de movimientos estudiantiles
La herencia
A los agravios antepusimos una herencia. Éramos herederos del 68. Nos
reunimos con el Pino a plantear cuál debería ser la respuesta. Nos pro-
pusimos organizar el Consejo Estudiantil Universitario, recuperando la
idea de que la representatividad no viene como una coalición de grupos
diversos, no se trataba de troskos del mundo uníos con los maoístas —man-
gas largas, como conocíamos a los integrantes del Partido Comunista
Marxista Leninista ml—, con los guevaristas y éstos con los de más allá,
y asumir que éramos los dirigentes. No, en ese momento, como en el 68,
el que quería ser representante tenía que ganar la representación en
asamblea, donde todo mundo sabía quiénes eran los estudiantes de la
escuela. No podían llegar de fuera a incidir en las decisiones y los debates;
ahí se ganaban las representaciones, y cada escuela tenía tres votos que
llevaba al ceu.
Esa forma de representatividad se formó en el 68, pero también la
responsabilidad por parte de los distintos actores, de tratar de asumir
la dirección política. Gilberto Guevara y Raúl Álvarez Garín nos habían
dicho muchas veces que los líderes y los dirigentes de los movimientos
sociales tenían que asumir su responsabilidad por los errores y por las
256 Cien años de movimientos estudiantiles
virtudes de los movimientos, que eso era fundamental; de no ser así, era
muy fácil hacer cualquier tipo de enunciado y quedarse abajo esperando
a ver qué pasaba.
La segunda herencia fue una forma de hacer política: la acción pací-
fica de masas. Salir a las calles, organizar mítines, divulgar nuestras ideas
—ojalá hubiéramos podido tener acceso a Televisa, tv-Azteca era todavía
estatal—. Teníamos que hacer volantes y mítines relámpago. La gente de
teatro se subía a los camiones y empezaba a lanzar el rollo sobre el ceu,
mientras un pasajero, evidentemente parte del grupo, rebatía: “fósiles, el
rector Carpizo tiene razón”, y se generaba la discusión y acababan votando
el apoyo al movimiento, cooperaban con dinero y de ahí sosteníamos el
movimiento, pero no sólo de ahí, también recibimos apoyo del stunam y
del Sindicato Mexicano de Electricistas para sostener la lucha que fue
larga y difícil. En un momento planteamos el diálogo público, también
herencia del 68. Añadimos una estrategia que no operaba aquel año por-
que era impensable: los medios de comunicación como espacio de la lu-
cha política.
Al seno del movimiento, como en todo proceso, había divergencias
y discrepancias significativas sobre cómo conducirlo. En las primeras re-
uniones se planteó un asunto decisivo: si siendo revolucionarios como
éramos, podíamos reivindicar la Constitución democrático-burguesa de
nuestro país, donde se decía que toda la educación impartida por el Esta-
do será gratuita. Nosotros decíamos, sí, y el grupo opuesto de la Facultad
Ciencias, dirigido por la Pita Carrasco, importante en el cgh, sostenía
que no, porque de ese modo legitimábamos el sistema burgués capitalista
mexicano.
Nuestra posición aceptaba, sí, pero en este momento a la pobla-
ción le tiene sin cuidado el sistema burgués capitalista mexicano; lo que
necesitamos es que la gente esté de acuerdo con nosotros, que la unam
tiene que ser gratuita, eso dice la Constitución.
El argumento era tan trascendental que, en 1993, durante la presi-
dencia de Carlos Salinas, cambiaron la esencia del Artículo Tercero cons-
titucional con un argumento rebatible: toda la educación que imparta el
Estado, excepto la de carácter superior, será gratuita.
Así como ellos estaban a favor de que el movimiento fuera diri-
gido por una asamblea amorfa, nosotros proponíamos que el movi-
miento se construyera con un Consejo teniendo como modelo al cnh.
Hubo dos puntos más en disputa: uno discutible y otro anecdótico, El
El ceu, pensado en seis episodios 257
5
La página es: <http://www.ceu.unam.mx/>.
El ceu, pensado en seis episodios 259
toda la vida. Pero ese error político produjo una severa división dentro
del movimiento, error que la Rectoría aprovechó con empeño, con el que
profundizaron y generaron una dinámica que debilitó al ceu.
El segundo error fue de cálculo político, quizá más relevante. En
nuestro análisis pensábamos que Carpizo deseaba un congreso expedito,
lo antes posible, para tomar a los estudiantes por sorpresa y desorganiza-
dos, sin una propuesta acabada de reforma universitaria. En el discurso
que me tocó pronunciar en el Zócalo, en esa segunda marcha, el tema cen-
tral era: “que quede claro que no aceptaremos congresitos al vapor”. Nos
equivocamos, porque la estrategia no fue sacar un congreso a toda velo-
cidad, sino posponer el proceso. Nuestra lucha empezó en 1986-1987, y
el congreso se realizó en 1990, cuando las condiciones habían cambiado.
Desenlace y legado
Ganamos todas nuestras demandas. Sin embargo, la lucha tenía que con-
tinuar hasta la realización del congreso y la transformación de la unam.
Además de frenar los aumentos de cuotas, defender el pase automático,
quitar trabas a inscripciones y exámenes extraordinarios, y preparar la
organización del congreso, conseguimos estructurar una organización
representativa de los estudiantes de la unam que funcionó de 1987 a 1992,
algo que no es sencillo.
Es difícil mantener una organización estudiantil representativa
durante cinco años con cambios generacionales de por medio. “Los his-
tóricos”, como nos llamaban —y luego “los prehistóricos”, y así, el phylum
trilobita— dejamos de ser estudiantes y entró una nueva generación y a
pesar del cambio se pudo mantener el movimiento. Además, apareció en
el escenario político el Cardenismo en 1988. Ese año organizamos, en con-
tra de Carpizo, el acto más influyente de la campaña de Cárdenas, en Ciudad
Universitaria. El evento está documentado en una foto del 5 de septiem-
bre de miles de estudiantes en la Universidad.
Carpizo se opuso a la entrada de Cárdenas en la unam y fue el
mejor propagandista del evento. Después no quiso reelegirse en la rec-
toría, apoyó al candidato Salinas a la presidencia, quien una vez en el
poder le ordenó crear la Comisión de Derechos Humanos, después lo
designó miembro de la Suprema Corte de Justicia y secretario de Go-
bernación.
262 Cien años de movimientos estudiantiles
6
El autor se refiere al movimiento estudiantil contra la violencia y los porros en la unam
que tuvo lugar en septiembre y octubre de 2018.
El ceu, pensado en seis episodios 263
Bibliografía
267
268 Cien años de movimientos estudiantiles
1
Consejo Estudiantil Universitario (ceu).
Consejo general de huelga (cgh), unam 1999-2000 269
2
Partido Revolucionario Institucional (pri).
3
Colegio de Ciencias y Humanidades (cch).
270 Cien años de movimientos estudiantiles
era tan sencillo como que cualquiera tenía para pagar y además no era
justo, decíamos, no sólo por los que estábamos estudiando, sino también
por las futuras generaciones. No era justo permitir que se les cobrara y en
esta lógica de que no nos iba a afectar, que iba a entrar en vigor al si-
guiente semestre, decían “pues no tienen por qué preocuparse, déjenselo
a quienes vienen después”. Y los que estábamos como estudiantes en ese
momento decíamos que no, “no tenemos por qué desentendernos de
eso que nos atañe y nos corresponde”.
Voy poniendo testimonios que fui recabando en las entrevistas que
realicé para que se den una idea de quiénes eran esos jóvenes estudiantes.
Aquí una antigua estudiante de cch-Sur decía:
Mis tíos y mi papá llegaron a la ciudad cuando tenían como 15 años para
estudiar en la unam, porque era como la aspiración social más grande
¿no?, más viniendo de una comunidad indígena de Oaxaca. […] [Las cuo-
tas] para mí en concreto indicaba[n] que se estaba cerrando el acceso a la
gente de escasos recursos y pues, obviamente, lo relacionaba con personas
como yo y como mi familia, pues que vienen de provincia y que no tienen
dinero para poderse pagar una educación privada ni estar pagando cuo-
tas. A pesar de que decían que las cuotas eran mínimas, pues implicaba
algo de dinero y bueno, yo recordaba también que mi papá, desde cuando
yo era niña, comentaba el gran esfuerzo que implicó salir de su pueblo y
llegar al cch ¿no?, de que no tenía dinero ni para los pasajes, que no
tenían dinero para la comida. Ahí fue algo como muy… que tocó fibras
muy profundas, de decir: “es que esto no puede ser”, o sea, “¡cómo vamos
a permitir que pase esto!”, y por eso se empiezan a convocar a paros. (Es-
tudiante de cch-Sur en 1999.)
El referente moral y político de aquel entonces era el ezln. Tuvo una pre-
sencia muy clara. Esta medida de hacer asambleas horizontales, rotativas,
directas, representativas, se retomó de la experiencia de los zapatistas. La
idea de hacer consultas para decidir medidas a tomar también se tomó de
allá. La idea de mandar obedeciendo estaba muy presente. Yo recuerdo
que cuando cerramos las escuelas aparecían distintas mantas con símbo-
los zapatistas o rostros cubiertos con pasamontañas, había territorios li-
berados dentro de las escuelas. Además, los zapatistas habían estado en
marzo en escuelas y facultades haciendo su propia consulta por el reco-
nocimiento a los Acuerdos de San Andrés.
El 20 de abril, con base en la consulta que dio el sí a la huelga, co-
menzó la huelga escalonada (porque desde el 14 de abril había empezado
en la Prepa 2 debido al ataque de un trabajador en contra de un estudian-
te). Ese día se constituye el Consejo General de Huelga (cgh). También he
escuchado que no había representantes, pero sí había representantes.
Cada escuela nombraba a cinco representantes para ir posteriormente
a las magnas asambleas, a los cgh. Había cinco representantes por escue-
la y en total se juntaban 120 representantes con voz y voto. La asistencia
Consejo general de huelga (cgh), unam 1999-2000 275
a las asambleas era abierta, pero quienes tenían voz y voto eran esos cinco
representantes.
El pliego petitorio era de cinco puntos hasta ese momento, pero el
3 de mayo se agrega un punto más y por eso se habla de los seis puntos
del pliego petitorio:
Otra vez Barnés se negó al diálogo y nos tocó organizar la huelga y soste-
nerla. La organización era con base en comisiones de vigilancia, de prensa
y propaganda, de limpieza, de cocina, de finanzas, de boteo y volanteo, en
las que participaban el grueso de los estudiantes.
Y así llegamos al 29 de abril donde empieza el Programa Emergen-
te de Apoyo Académico, es decir, las clases extramuros. En lugar de dia-
logar, Barnés y compañía llaman a clases extramuros y se empiezan a dar
enfrentamientos entre los paristas y los que iban a clases, entre profeso-
res con los estudiantes, enfrentamientos violentos. También hubo otras
formas de represión de baja intensidad, como secuestros exprés o intimi-
daciones.
El 20 de mayo se cumplió el primer mes de huelga y lo celebramos
con un pastel en las escuelas y con un concierto masivo afuera del Esta-
dio Olímpico. El ambiente era muy vital, festivo en ese momento. La rec-
toría respondió con clases extramuros y nombró una Comisión de En-
cuentro, conformada por académicos, pero sin capacidad de decisión.
Estaban Ricardo Pozas Horcasitas y Cristina Puga, entre otros, eran aca-
démicos que estaban dispuestos a servir como mediadores. En entrevista
con el propio Pozas me comentaba que ellos acudieron con la intención
de generar un canal de diálogo, pero que no tenían capacidad de decidir
nada, y era como una simulación de diálogo.
276 Cien años de movimientos estudiantiles
4
Frente de Lucha Estudiantil Julio Antonio Mella.
5
Movimiento de Trabajadores Socialistas.
Consejo general de huelga (cgh), unam 1999-2000 277
al Gobierno del Distrito Federal, pues sí viene ya”. (Estudiante del cch-
Sur en 1999.)
seis eran eméritos, años después López Austin y Manuel Peimbert tam-
bién fueron reconocidos con el emeritazgo) lanzan una propuesta de in-
termediación en el conflicto, que les aconsejo que la lean. Sólo voy a decir
que reconocían el pliego petitorio, reconocían al cgh como interlocutor,
y decían, “nosotros queremos ser garantes morales de esta propuesta y
servir como mediadores de la negociación y pedimos a la Rectoría que
abra los espacios que se están solicitando para el diálogo y la negocia-
ción. Y sobre todo que eche para atrás la modificación al Reglamento Ge-
neral de Pagos, que se retracte de las cuotas y regresemos al estado previo
al conflicto y negociemos, dialoguemos, negociemos”.
Se empezó a discutir entre todas las fuerzas y las corrientes de es-
tudiantes si se aceptaba o no, si abrazábamos las propuestas de los emé-
ritos. Hubo asambleas locales, mega asambleas, un encuentro con cuatro
de los ocho eméritos en el auditorio Che Guevara en el que participaron
los que se reconocen de izquierda histórica: Luis Villoro, Alfredo López
Austin, Manuel Peimbert y Adolfo Sánchez Vásquez. López Austin en
entrevista me contaba que sonaba a que los ocho eméritos se pusieron de
acuerdo, pero que en realidad eran posiciones completamente distintas,
a veces hasta contrarias, entonces fue muy complicado armar esa pro-
puesta y que hubiera un documento en común, y ellos, que estaban más
cercanos a los estudiantes, trataron de empujar esta idea de diálogo, sin
embargo, al interior de los eméritos había otra fuerza que no apoyaba esa
idea de diálogo.
Finalmente decidimos rechazar la propuesta de los eméritos y,
desde mi interpretación, yo creo que fue el más grande error del movi-
miento del 99. Expulsar, dejar fuera, ignorar también a los académicos,
a los eméritos, además con el peso moral que muchos de ellos tenían y
puedo afirmar, en buena medida que, con buenas intenciones, de crear
un puente de comunicación con el cgh ya en su tono más ultra.
Se ha perdido de vista o lo que se dice es que de manera muy irra-
cional y absurda rechazamos esa propuesta, pero lo que no se ha visto es
que también la propia estructura vertical de la Universidad se traduce
en que muchos estudiantes de cch y preparatorias no sepan de la impor-
tancia, del papel que desempeñan los investigadores, y conozcan o se
entienda qué es eso de los eméritos. Entonces, cuando sale la propuesta,
los chicos decían “y esos señores ¿qué?”. Además, lo que me cuentan es
que la ultra se iba a las prepas a tirar línea, tenían asambleas locales y les
explicaban: “no, es que estos señores quieren que nosotros levantemos la
Consejo general de huelga (cgh), unam 1999-2000 281
Nos dicen que Acatlán está tomada, [llegamos] y nos encontramos que ya
se habían ido los antiparistas y que el ceu está negociando la entrega
de Acatlán y piden que la policía resguarde las instalaciones. Karla [del
cch-Naucalpan], que es un monstruo, altísima, fuertísima, se agarró a
unos de los krustys y lo madreó, le bajó la cabeza y se la estrellaba contra
282 Cien años de movimientos estudiantiles
La represión
Reflexión final
los apoyos con otros actores y otros sectores sociales, los fuimos rom-
piendo, nos fuimos quedando solos; y pues no identificar que también era
un conflicto orquestado con otros intereses externos a la Universidad.
Que el único enemigo no era solamente el rector, sino que había otras
fuerzas que estaban involucradas.
Y de las conquistas es que a la fecha no hay cuotas y no es cosa
menor. Sí, con todos los errores, con todos los horrores que cometimos,
van casi 20 años, 20 generaciones que no pagan un peso en la Universi-
dad. Y una conquista inmaterial que tiene que ver con el sentimiento de
libertad, de habernos formado personalmente, políticamente, de ahora
ocupar un montón de espacios importantes en distintas instituciones, en
la academia, en la política, y no es cosa menor. Fue un parteaguas para
todos en muchos sentidos, hubo quienes tuvieron hijos en la huelga, tie-
nen ahora hijos de 18 años, muy felices, de verdad que son muy felices de
haber hecho esto, ser padre, madre, adolescente.
La huelga implicó involucrarme en algo que yo sentía mío, que era el mo-
vimiento, que yo le entendía y que sabía que estaba en lo correcto, que
para mí era algo incluso necesario estar ahí y que eso ayudó a que en mí
se abrieran muchas puertas y que yo pudiera sacar muchas cosas que te-
nía pendientes. Igualmente conocí al Brujo [su esposo y padre de su hijo]
y llevo 10 años con él, y eso obviamente también ha marcado mi vida
definitivamente. […] teníamos 17 años cuando nos conocimos y han sido
10 años de estar compartiendo la vida, de pasar nuestra adolescencia a
pasar a nuestra adultez contemporánea, y eso yo no puedo dejar de vincu-
lar[lo] a la huelga o a la prepa, para mí es como algo que va en conjunto.
Y también […] el entrar implicó una responsabilidad, o sea, no era entrar
nada más a echar desmadre, […] era estar como en un proceso bien serio
y bien delicado que implicaba muchas cosas para todos y para el futuro de
la misma Universidad. Y a mí lo que me ha dejado es como traer todavía
esa responsabilidad, con ciertas dimensiones, pero no dejar de estar al
pendiente de lo que está pasando y no aislarme […]. Para mí la huelga sí
fue como un caminito de conciencia, de crítica y de estar ahí, buscándole
la mejor manera de hacer las cosas y cada uno desde su trinchera […].
Pero sí, mi vida es como una antes de y otra después de la huelga. (Estu-
diante de Prepa 2 en 1999.)
286 Cien años de movimientos estudiantiles
Referencias
Marion Lloyd
Introducción
287
288 Cien años de movimientos estudiantiles
El legado de la dictadura
nueva tecnocracia”, Revista Mexicana de Ciencias Sociales, vol. 64, núm. 235, unam, 2019.
[N.E.]
2
Se refiere a la llamada “Revolución Pingüina” de 2006 en Chile. Véase Camila Cárdenas
Neira, “El movimiento estudiantil chileno (2006-2016) y el uso de la web social: nuevos
repertorios de acción e interacción comunicativa, última década” (en línea), vol. 24,
núm. 45, Santiago, diciembre de 2016, en: <http://dx.doi.org/10.4067/S0718-22362016
000200006>. [N.E.]
La lucha por la gratuidad en Chile (2011 a 2012) 289
donde las figuras del régimen cambiaban según el año, o en Brasil, en donde
era más o menos fuerte la represión; Augusto Pinochet fue quien gobernó
el país durante 17 años3 y así pudo consolidar una serie de cambios im-
portantes.
Lo primero que hizo Pinochet al llegar al poder fue emitir un decreto
de ley, llamado la Ley 50. Esto ocurrió justo después de la muerte —que
algunos piensan que fue suicidio, y otros, asesinato— del presidente
Salvador Allende. La Ley 50 permitió a Pinochet tomar el control de las
universidades chilenas, estableciendo la intervención de la figura de recto-
res delegados: es decir, se quitaron los rectores que estaban y se pusieron
rectores aliados con Pinochet. Así empezó la opresión, represión, perse-
cución, desaparición y asesinato en las universidades.
En 1981, empezó a suavizarse un poquito la dictadura porque ya
no necesitaba emplear tanta represión, habiendo ya matado o exiliado a
tantos opositores. Entonces se aprobó la Ley General de Universidades
con la finalidad de limitar fuertemente la autonomía universitaria. Con
ella, se introdujeron nuevas reglas de titulación para controlar a los pro-
fesionistas —una especie de título profesional indispensable para ejercer
una profesión en Chile— que funcionaría como un control sobre éstos
por parte del gobierno. Otro cambio se dio en la forma de financiación de
las instituciones. Antes, la mayoría de las universidades chilenas eran
públicas, pero con Pinochet se abrió la puerta a las universidades priva-
das, pero sin fines de lucro. Sin embargo, pronto se vería que eso era sólo
un decir ya que dichas universidades encontrarían la forma de lucrar con
la educación de muchas maneras.
Justo antes de dejar el poder Pinochet en 1990, fue aprobada la Ley
Orgánica Constitucional de Enseñanza, mejor conocida como la loce,
que dio pie a la municipalización de la educación; es decir, se descen-
tralizaron a los municipios, así como a la mayor parte de la educación
preuniversitaria, y también a algunas universidades, de tal manera que el
estado trasladaba el control de estas a los municipios. El resultado fue
que la cantidad de dinero destinada a la educación ya dependería de que
el municipio fuera uno pobre o uno rico, exacerbando la desigualdad que ya
se venía asentando en el país. También se volvió a prohibir el lucro en la
3
Después de liderar un golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973 que derrocó al presi-
dente Salvador Allende, el general Augusto Pinochet instauró un régimen dictatorial que
duró 17 años. Tomado de <http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-31395.
html>. [N.E.]
290 Cien años de movimientos estudiantiles
educación, pero de nuevo eso era sólo un decir. Este asunto de la munici-
palización después se convertiría en un tema muy fuerte en el movimien-
to estudiantil en el futuro.
Para dar una idea, en el sistema de educación chilena de hoy, hay
61 universidades. Pero en 2011, que es nuestro periodo de interés, sólo
había 25, la mayoría de ellas públicas, que formaban parte del Consejo
de Rectores (cruch). El cruch es una agrupación muy fuerte cuyos miem-
bros reciben una especie de trato especial por parte del Estado chileno, y
que en ese año tenía como miembros a nueve universidades que también
recibían dinero del gobierno a pesar de ser privadas, algunas de ellas con
fines de lucro. Dichas universidades privadas, a las que el gobierno estaba
apoyando, funcionaban como negocios, exportando millones de dólares
a sus sedes matrices, sobre todo en los Estados Unidos. Luego hay otras 36
universidades privadas con menos incidencia, 44 institutos profesionales,
algunos de ellos privados, y 74 centros de formación técnica. Pero la fuerza
del movimiento estudiantil de 2011 estuvo en las universidades del cruch,
las que se suponían privilegiadas, pero que también sufrían a causa de ese
modelo de financiamiento.
Volviendo a los tiempos de Pinochet, en 1980 sólo había ocho uni-
versidades del cruch; en las décadas subsecuentes el sistema de educa-
ción en Chile crecería enormemente. Para 2015, había 25 universidades
del cruch y casi se había triplicado la matricula en dichas institucio-
nes ya que eran las de mayor calidad. Sin embargo, gran parte de dicho
crecimiento se dio en las universidades privadas, las cuales fueron bene-
ficiadas por esa forma de financiar la educación, así como de los criterios
muy laxos y de la falta de controles de calidad, algo que desafortuna-
damente todavía se ve en muchas partes de América Latina.
Lo que hay que entender es que no se puede hablar de “universida-
des públicas” chilenas como tal, aunque así se llamen. Por ejemplo, la
mayor parte o la mitad de los ingresos de la Universidad de Chile provie-
ne de aranceles de estudiantes, por lo que es un modelo bastante peculiar.
A partir de 1980 se dio un enorme crecimiento en la matrícula: de poco
más de 100 000 estudiantes, para 2015 ya había 1 165 000. Durante mu-
cho tiempo el gobierno decía que dicho modelo funcionaba porque
se estaba expandiendo enormemente el acceso a la educación superior.
Sin embargo, después se vería a qué costo. En 1990 había 19 000 estu-
diantes en las universidades privadas chilenas; durante los siguientes 20
años, ese número se multiplicó por un factor mayor a 10. Ello en contraste
La lucha por la gratuidad en Chile (2011 a 2012) 291
4
Se refiere al creamy layer que el gobierno de la India utiliza para referirse a los miembros
de las castas consideradas como los “Other Backward Classes”, u OBCs —personas his-
tóricamente discriminadas y excluidas— quienes, por ser consideradas social y econó-
micamente avanzadas dentro de su clase, son excluidas de los programas de cuotas para
su empleo en el sector público, véase: <https://www.prsindia.org/report-summaries/ra-
tionalisation-creamy-layer-employment-obcs>. [N.E.]
292 Cien años de movimientos estudiantiles
cual se convierte en una carga terrible a largo plazo para los estudiantes
que reciben dichos préstamos.
Según el tipo de universidad es el porcentaje de dinero que se recibe
para el funcionamiento de ésta. En las universidades estatales, el apoyo
real del gobierno es sólo de 48% de sus presupuestos totales, y es el di-
nero que se recibe de los aranceles de estudiantes; es decir, la mitad del
presupuesto de las universidades públicas proviene de los estudiantes.
Es por ello que hablar de “universidades públicas” en realidad es sólo un
decir.
¿En dónde se encuentra el Estado en este esquema? Como punto
de comparación, en los países de la ocde,5 un promedio de 30% de los
fondos destinados a la educación superior es de fuentes privadas; en Chi-
le es de 84%. La mayor parte de la carga económica recae en los estudian-
tes chilenos y sus familias mediante préstamos que generalmente duran
20 años a partir de su fecha de egreso de la universidad, lo que represen-
ta una carga muy fuerte.
5
Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (ocde).
294 Cien años de movimientos estudiantiles
Se desata la protesta
6
El nombre se refiere a la denominada “Concertación de Partidos para la Democracia”
que fue conformada por el Partido Demócrata Cristiano, el Partido Socialista, el Partido
por la Democracia y el Partido Radical Social Demócrata, véase: <https://www.bcn.cl/
historiapolitica/partidos_politicos/wiki/Concertaci%C3%B3n_de_Partidos_por_la_De-
mocracia>. [N.E.]
296 Cien años de movimientos estudiantiles
Piñera y el comienzo
de las protestas universitarias
En enero del 2010 Sebastián Piñera, unos de los empresarios más ricos de
Chile, cuya fortuna personal se calculaba en unos 2 800 millones de dóla-
res, ganó las elecciones presidenciales. Su llegada a la presidencia repre-
sentaba la ascendencia de la derecha y tenía mucho que ver con el fracaso
de Bachelet para dar una respuesta contundente a los pingüinos. En lo
personal, creo que ella no se tomó muy en serio la amenaza que el movi-
miento estudiantil representaba, ya que asumía que, al ser de izquierda
ella, los estudiantes estarían de su lado. Es algo parecido a lo que pasó
con Vicente Fox en México, quien se quejaba de que —según él— había
llegado (a la presidencia de México) para salvar la democracia, pero no le
estaban aplaudiendo todos. En el caso de Bachelet, ésta se confió, lo cual
terminó constándole la presidencia de Chile.
El 12 de mayo del 2011, unos meses después de que tomara pose-
sión Piñera, se hizo un llamado a un paro nacional por la recuperación de
la educación pública. En junio marcharon unos 100 000 estudiantes en la
manifestación más grande desde el retorno a la democracia en 1990. Lo que
llama la atención de dicha marcha es que no fue en contra de la dictadura,
ni tampoco a favor de la democracia, sino que fue una marcha por la edu-
cación. Digo eso para que se entienda la enorme importancia que tiene el
tema educativo en Chile, y que tiene mucho que ver con la carga de la deuda
estudiantil y con la masificación de la educación superior. En México sigue
siendo una minoría la que va a la universidad, aún entre la clase media,
Alianza por Chile fue una coalición política y electoral durante 10 años, desde 1989 hasta
7
mientras que en Chile es casi 50% de la población más rica, por lo que se
trata de un tema que afecta a gran parte de las familias chilenas.
En junio de 2011 el Ministerio de Educación entregó una propuesta
para crear el llamado “Fondo de Revitalización de la Educación Univer-
sitaria” que incluía 11 puntos. A la vez, los estudiantes de secundaria se
reunieron en Valparaíso, que es la segunda ciudad más grande de Chile,
y decidieron rechazar esta propuesta. Después se organizó otra manifesta-
ción en Santiago y en otras ciudades del país, y en agosto Piñera despidió
a su ministro de Educación Superior. El nuevo ministro, Felipe Bulnes,
entregó 21 puntos sobre la educación, pero todo ese tiempo se iba gestan-
do un movimiento estudiantil cada vez más fuerte. El gobierno intentaba
parar el movimiento sin éxito, a pesar de recurrir a estrategias cada vez
más represivas: se les estaba disparando con cañones de agua y muchí-
simos estudiantes fueron enviados a la cárcel.
Yo creo que gran parte del éxito del movimiento se debió al lideraz-
go de algunas personalidades muy fuertes, muy mediáticas, muy articula-
das: líderes carismáticos que se volverían personalidades en todo el mundo.
La más conocida fue Camila Vallejo, quien lideró la Federación de Estu-
diantes de la Universidad de Chile, la institución que fue por largo tiempo
la mejor rankeada de Chile, aunque ahora los rankings favorecen de cierta
manera a las universidades privadas. Las otras dos figuras centrales fueron
Giorgio Jackson, de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católi-
ca —una universidad privada— y Camilo Ballesteros, de la Confederación
de Estudiantes de la Universidad de Santiago, que es pública. Estos líderes
se fueron a Europa a buscar apoyos, al igual que a toda América Latina, y
terminaron presionando muchísimo el gobierno chileno.
Para su segundo informe presidencial, Piñera, quien había sido el
candidato de ultraderecha, repentinamente decidió modificar su discurso.
Empezó a decir: “Avanzaremos en un nuevo trato con las universidades
del Estado”. Luego habló de la cuestión de la deuda estudiantil, del efecto
que ésta estaba teniendo entre la población, y dijo: “Estamos conscientes
de la alegría, pero también de los costos y el endeudamiento que para las
familias chilenas significa que sus hijos lleguen a obtener un título pro-
fesional”.8 Entonces habló de cómo modificar el sistema de préstamos
estudiantiles para atender a todos los morosos, y se comprometió a
8
Tomado del discurso presidencial completo publicado en La Nación (21 de mayo de
2011), en: <http://lanacion.cl/2011/05/21/discurso-completo-mensaje-presidencial-21-
de-mayo-2011/>. [N.E.]
La lucha por la gratuidad en Chile (2011 a 2012) 299
9
Central Unitaria de Trabajadores de Chile
300 Cien años de movimientos estudiantiles
El retorno de Bachelet
y el plan para la gratuidad
1994. [N.E.]
La lucha por la gratuidad en Chile (2011 a 2012) 301
Gobierno.
302 Cien años de movimientos estudiantiles
Introducción:
Colombia en el mundo y su política educativa
305
306 Cien años de movimientos estudiantiles
El ánimo de lucro,
el papel de los rectores, y la mane
Durante los cinco meses transcurridos entre la reunión del eneu en marzo
de 2011 y la primera reunión de la mane en agosto de 2011, el debate al-
rededor de la educación superior se había calentado debido a la insistencia
del gobierno nacional, a través del Ministerio de Educación, de legalizar
el ánimo de lucro en el sector, como parte de los requisitos establecidos
en el tlc firmado con los Estados Unidos.
En entrevista con el diario El Tiempo, la ministra de Educación,
María Fernanda Campo, respondió así al cuestionamiento del perio-
dista que le preguntaba cómo se garantizaría a los empresarios privados
la rentabilidad de su inversión: “En educación, todas las inversiones son
310 Cien años de movimientos estudiantiles
1
“Inversión privada no hará más cara la U. Pública: Mineducación”, entrevista a la minis-
tra de Educación en Colombia, por Yamid Amat, El Tiempo, 13 de marzo de 2011, en:
<https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-4444076>.
2
“Reforma requiere más discusión y ajuste”, El Tiempo, 25 de junio de 2011, en: <https://
www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-4645636>.
3
“Si se quiere aumentar cobertura y calidad, eso cuesta”, Revista Semana, 28 de junio de
2011, en: <https://www.semana.com/nacion/articulo/si-quiere-aumentar-cobertura-calidad-
cuesta-jose-f-isaza/242107-3>.
El movimiento estudiantil en Colombia (2010-2012) 311
Nacimiento de la mane
4
Declaración de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (mane), 20 y 21 de agosto de 2011,
Universidad Distrital, Bogotá, en: <http://prensauniversidad.blogspot.com/2011/08/decla-
racion-de-la-mesa-amplia-nacional.html>.
312 Cien años de movimientos estudiantiles
rentes deben permanecer, sin dar el paso hacia la Mesas Amplias, se acoge-
rán los propósitos y criterios de amplitud de la Mesa Amplia Nacional Estu-
diantil. Finalmente, la discusión de organización concluyó con la definición
de fortalecer o crear espacios de interlocución multiestamentaria en cada
universidad y región, así como con el conjunto del movimiento social y
popular.
De igual manera se integrará un Comité Operativo de la mane, con-
formado por dos miembros de cada proceso local, regional o nacional el
cual será encargado de coordinar las actividades y jornadas de moviliza-
ción y cuya primera reunión se llevará a cabo en Palmira, el 10 de septiem-
bre, a propósito de los 40 años del Programa Mínimo de Palmira. Las
tareas que este comité habrá de definir son: i) la fecha del paro nacional
universitario; ii) la conformación de las comisiones de comunicaciones y
publicidad y la de derechos humanos; iii) la preparación y el desarrollo
de la consulta del 6 de octubre; iv) el carácter del escenario nacional pro-
gramático; y v) los criterios para la definición de las vocerías nacionales.
En la mesa de movilización, se aprobó un nutrido cronograma de
jornadas nacionales de protesta cívica, y el llamamiento a un paro nacio-
nal universitario como respuestas del movimiento estudiantil a la Nueva
Ley de Educación Superior. Es preciso señalar que la construcción del
Programa Mínimo fue aprobada por consenso ya que se aprecia que los
problemas que suscita esta iniciativa son tanto de procedencia como de
contenido y a su vez son insalvables. La ausencia de financiación ade-
cuada de la universidad pública, los créditos usurarios y las matrículas
impagables, la negación de la autonomía y la democracia universitarias,
el desmonte de los sistemas de bienestar universitario, la militarización de
los campus, como los que se viven en la uis o en la de Antioquia, así como
la violación a las libertades democráticas y el irrespeto a los derechos
humanos, la toma del sistema educativo nacional por las multinaciona-
les y universidades corporativas; siguen siendo los problemas estruc-
turales de la educación superior en Colombia y para los cuales la mentada
ley antes que resolverlos los agrava.
De tal manera que la agenda de movilización trazada por la mane
se llevará a cabo así: el 7 de septiembre la gran jornada nacional por la
educación junto a los estudiantes de secundaria, Fecode, los profesores
universitarios, las madres y los padres de familia, y saldremos a las calles
a rechazar la Nueva Ley de Educación Superior y a exigir la educación
como derecho. El 6 de octubre realizaremos la Consulta Nacional Univer-
314 Cien años de movimientos estudiantiles
Mesa programática
Mesa de movilización
En esta mesa se elaboró una nutrida agenda para los meses de septiem-
bre y octubre y concluyó con la firme decisión de combatir la regresiva
reforma gobiernista con lo que se llamó a un paro nacional universitario.
Las formas creativas que la mane adoptó para sus masivas movili-
zaciones fueron sin duda alguna una de las principales fuentes de apoyo
social y que resultó fundamental para ganar el favor de las grandes ma-
yorías de la sociedad colombiana. Entre ellas fueron la Marcha de la Fa-
milia, la Marcha de Disfraces, el Abrazatón de Universidades, el Pupitrazo,
o la Consulta Nacional Universitaria.
Esta forma de movilización permitió aislar a las posiciones minori-
tarias que pretendían hacer uso de la violencia en las marchas, la cual no
era un tema menor en un país que vivía un conflicto armado mucho más
complicado por aquel entonces. Las masas estudiantiles fueron las encar-
gadas de garantizar el buen desarrollo de las movilizaciones y de resolver
en la práctica un debate que hubiera costado mucho resolverlo en la teoría.
Como una nota interesante, en el libro Emputados, de María Jimena Du-
rán,5 la vocera Paola Galindo y un servidor sostenemos un interesante de-
bate sobre las nuevas formas de movilización y la fórmula que saldó el
debate en la mane de promover movilizaciones “masivas y creativas”.
Mesa de organización
5
Emputados: el libro de los indignados colombianos, María Jimena Durán (2014), Bogotá,
Planeta. [N.E.]
6
Tomado de http://asambleautp.blogspot.com/2011/09/declaracion-de-la-mesa-amplia-na-
cional.html
El movimiento estudiantil en Colombia (2010-2012) 317
7
Tomado de: <http://manecolombia.blogspot.com/2011/10/culmina-comite-operativo-de-
la-mesa.html>.
318 Cien años de movimientos estudiantiles
8
Tomado de: <http://manecolombia.blogspot.com/2011/10/comunicado-la-opnion-pu-
blica-nacional_04.html>.
El movimiento estudiantil en Colombia (2010-2012) 319
Vale la pena destacar la legitimidad con la que gozaron la mane y las or-
ganizaciones que la conformaban dentro del movimiento estudiantil
colombiano, la cual se debía en gran parte al haber recibido de cierta
manera la bendición del eneu durante su reunión en marzo, por lo que
las conclusiones votadas en su primera reunión de Comité Operativo en
septiembre gozarían del apoyo de la inmensa mayoría de los delegados
estudiantiles.
El paro nacional universitario inició con fuerza y con el respaldo
de la comunidad universitaria. La agenda de movilización de la mane fue
revisada para incrementar el ritmo de las actividades y la mane se convir-
tió en la vocera de facto del movimiento estudiantil. Fue clave la partici-
pación de representantes estudiantiles quienes actuaban tanto en las or-
ganizaciones de representantes estudiantiles, como la Fenares(Federación
Nacional de Representantes Estudiantiles de la Educación Superior), así
como en la mane misma, cuyos representantes no ocupaban —al menos
no explícitamente— un lugar privilegiado.
Otro aspecto que permitió ganar respaldo entre el estudiantado y
la sociedad en general fue la torpeza mayúscula del gobierno nacional
y sus aliados en su manera de lidiar con el paro. El entonces ministro de
Gobierno, Germán Vargas Lleras —quien años más tarde se convertiría
en el vicepresidente colombiano— cuando supo que las 32 universidades
públicas iban a entrar en paro, declaró a los medios: “O levantan el paro
o pupitriamos la reforma”,9 lo que ocasionó una ola de indignación que el
movimiento supo capitalizar a su favor.
Por otra parte, el anterior vicepresidente de Colombia en la ad-
ministración de Álvaro Uribe, primo del expresidente Santos y actual
embajador de Colombia en los Estados Unidos, señaló en su programa
de radio que la manera de controlar las marchas era electrocutando a los
estudiantes. Estas expresiones despóticas fueron rápidamente aprove-
chadas por los estudiantes, quienes crearon memes, vídeos, y frases de
rechazo, y que a la postre fueron muy útiles para indignar hasta al más
indiferente de los estudiantes o a los padres de familia por el carácter
reaccionario del gobierno y sus aliados, y sobre lo que sucedía en el paro.
Pupitrear es un verbo informal que se utiliza en Colombia para señalar cuando el Con-
9
greso aprueba una ley o un proyecto sin mucha discusión, simplemente golpeando con sus
manos la mesa para señalar que se tienen los votos suficientes para aprobar lo que sea
sin mayor debate. [Nota del autor.]
320 Cien años de movimientos estudiantiles
10
Tomado de: <http://manecolombia.blogspot.com/2011/11/pronunciamiento-la-opinion-
publica.html>.
11
Se refiere a mítines o reuniones de carácter pedagógico, repartiendo algún volante o
comunicado, o simplemente explicando a la ciudadanía los acontecimientos alrededor del
paro o de la política que se está denunciando. [Nota del autor.]
El movimiento estudiantil en Colombia (2010-2012) 321
des de este y del paro, por lo que quisieron extenderlo hasta que se cum-
plieran unas condiciones poco claras y que no fueron definidas previa-
mente. También se hicieron presentes intentos de infiltración y saboteo
de parte de fuerzas que pretendían deslegitimar el movimiento.
La realidad de una organización sin centralismo y representativi-
dad real salió a flote en esa coyuntura. Hoy en día todavía se sienten las
consecuencias de la toma de decisiones en asambleas que no tomaron en
cuenta el número de asistentes, ni la representatividad de estos, ni tam-
poco los diferentes tamaños de una u otra universidad o facultad u orga-
nización estudiantil. No obstante, la decisión de levantar el paro nacional
universitario se dio en medio de una acalorada discusión en el Auditorio
León de Greiff de la Universidad Nacional de Colombia con la participa-
ción de entre 2 000 y 3 000 delegados de las universidades y que votaron a
favor por una estrecha mayoría.
Las condiciones de levantamiento del pnu fueron consignadas en
la Declaración del Encuentro de Emergencia de la mane y comunicadas
a la opinión pública por los voceros de la organización en una rueda de
prensa el día 13 de noviembre:12
amplia.html>.
322 Cien años de movimientos estudiantiles
Dispersión y ausencia
de una organización robusta
cuentro.html>.
El movimiento estudiantil en Colombia (2010-2012) 323
superior_20.html>.
324 Cien años de movimientos estudiantiles
Conclusiones y lecciones,
la experiencia de la mane
Karla Amozurrutia
327
328 Cien años de movimientos estudiantiles
El agravio de la génesis
La descalificación
El agravio fue la chispa que encendió los motores del movimiento #Yo-
Soy132. El 1 de mayo, las televisoras anunciaban que no iban a transmi-
tir en sus canales el primer debate con los candidatos a la presidencia,
siempre organizado por el ife, la programación televisiva para ese día, en
ese horario, era un partido de futbol y un programa de concursos; era lo
que habían elegido transmitir, por supuesto. No interesaban los debates
porque parecía que no eran necesarios, que claramente la balanza ya es-
taba muy inclinada hacia un candidato y, ¿para qué las y los ciudadanos
tenían que escuchar el debate?, los medios de comunicación en contuber-
nio con el poder político manejaban la agenda y relegaban a la ciudadanía.
El 11 de mayo, Peña Nieto asistió al foro “Buen Ciudadano” orga-
nizado por la Universidad Iberoamericana y en su intervención fue con-
frontado por jóvenes estudiantes y, a toda prisa, en unos minutos quiso
abandonar el campus. En el registro fotográfico, de ese día, puede apre-
ciarse cómo los grupos de estudiantes —organizados o no— se amal-
gamaban en torno a un solo reclamo, además se puede observar que las
formas de expresión usadas no eran homogéneas, ni las pancartas del tipo
de consignas, ni los gritos, ni los apelativos; pero una cosa era generali-
zada: no querían a un asesino en su universidad. Se habían organizado
sin saberlo, de diferente maneras, en diferentes lugares, pero todos tenían
el mismo objetivo: repudiar a Enrique Peña Nieto.
Y así dio inicio la revolución en redes —de los tt (trendig topic) y
los ht (hashtag)—, con un hashtag que empezó a viralizarse por Twitter
siendo testimonio visual del momento en que Peña Nieto tuvo que escon-
derse en uno de los baños de la Ibero porque la masa de estudiantes no lo
dejaba salir.
Sobre todo, el “Me escondo como Peña (#MeEscondoComoPeña)”
era muy claro, porque evidentemente los universitarios decían: “Peña se
330 Cien años de movimientos estudiantiles
1
En realidad, fueron más de 131, pero según cuentan los convocantes a esa acción mediá-
tica en redes, fueron l31 vídeos los que lograron editar y difundir el mismo día.
#yosoy132 331
tificado sus intenciones y las estrategias que habían desplegado para pro-
mover al candidato a la presidencia, Peña Nieto. No sólo la balanza me-
diática sino toda la información estaba manipulada y era facciosa.
Pero, quiénes son los jóvenes que estaban interesados en construir algo
más que una reacción espontánea, los que se organizan e identifican la
necesidad de construir algo real, dentro de las redes y del mundo virtual,
es fácil construir un discurso, pero en la dimensión tangible-real había
que saber si la sociedad saldría a las calles a poner el cuerpo para alcan-
zar el fin. Así aparece la “Coordinadora”, un grupo de estudiantes, la ma-
yoría de universidades privadas, que se reunieron un par de veces para
intentar accionar articuladamente. Idean una acción que articule y sume:
una megasamblea estudiantil en las islas de Ciudad Universitaria, la pri-
mera organización juvenil real, en el sentido pragmático. Simbólico ha-
cerla en cu.
En esta coordinadora hay un grupo de jóvenes estudiantes, pequeño
pero representativo, de las privadas; había también personas de la unam
y de la uam, pero era un grupo muy reducido, así que debían convocar a
las y los demás. Había que unificar a los jóvenes, sobre todo a los estu-
diantes, para empezar a construir una organización que se convirtiera en
una fuerte oposición social y política que impidiera el fraude, que para
muchos parecía inminente. En las Islas de Ciudad Universitaria había
que discutir quiénes éramos, cuál era nuestra definición política, cuál
sería nuestro objetivo y cómo nos organizaríamos en el futuro. Porque
una característica importante del 132 es que, si bien su base era estudian-
til, las demandas, sobre todo, eran demandas sociales y no restringida-
mente estudiantiles. Son demandas enfocadas en la construcción de ciu-
dadanía y la construcción de una cultura política distinta; por eso sería
complejo a largo plazo, construir una organización de base estudiantil,
pero que tuviera demandas sociales.
Esa maravillosa asamblea —en la cual estuve organizando las me-
sas temáticas— fue un caos, porque claro, no había ninguna dirigencia que
marcara el camino, la dirigencia éramos todos y todas. Entonces, los
que teníamos un poco más de experiencia política, que habíamos parti-
cipado en otros movimientos como en el 99, aportamos ideas de orga-
334 Cien años de movimientos estudiantiles
Las asambleas
Victorias parciales
lidad tener información verídica, eficaz, sin sesgos. Era un golpe directo
a los medios de comunicación masivos, sobre todo a las televisoras, para
decirles “¡Ya basta! Ustedes no son las que construyen la verdad, nosotros
vamos a construir para la sociedad ese discurso que vale la pena que to-
dos conozcan”.
Y, sin duda, no puede faltar el Contrainforme, un documento am-
plio y bien argumentado —escrito el 1 de septiembre de 2012, con seis ejes
temáticos a manera de respuesta o réplica al informe presentado por el
presidente en turno— que también construye una comisión mandatada
por la agi. Todos estos documentos, el de Observación Electoral y el del
Contrainforme, están en las redes y son documentos sistemáticos, bien
construidos y públicos. Algo loable de resaltar es que el movimiento esta-
ba interesado en construir una memoria, un registro de lo que pensaba y
hacía; documentos históricos, sin duda.
Son victorias parciales, importantes y fundamentales de recordar,
porque evidentemente la victoria que todas y todos hubiéramos querido
era evitar la imposición, pero eso no se logró. Después de estas, bajo mi
perspectiva, victorias parciales, dejamos claro una idea: la democracia
mexicana había muerto con la imposición de Peña Nieto.
Fases de movilización
y desmovilización
¿Qué pasa con el 132 después de las elecciones? Las fases del movimiento
desde sus orígenes son, desde mi punto de vista, cuatro. La primera tiene
que ver con el origen, el 11 de mayo donde se define y se caracteriza el
movimiento en la Asamblea de las Islas. La segunda fase, las elecciones
presidenciales, lo que señala la tendencia a favor de Peña Nieto y con lo
cual evidentemente estábamos en contra. Y surge la primera desmovili-
zación, pues el objetivo era evitar que llegara Peña Nieto al poder, ya no
había más que hacer. La tercera fase llega con la toma de posesión de Peña
Nieto, empañada por la violencia y la represión que se sufre el 1 de
diciembre. Ahí empieza también un momento de desmovilización por-
que el miedo y la represión siempre generan un estado de inmovilidad. Y
la cuarta fase, en mi opinión, atravesando ya una etapa de desmovili-
zación, fue cuando entramos a participar en la Convención Nacional en
Atenco, quisimos generar alianzas con el sector social, con otras organi-
340 Cien años de movimientos estudiantiles
Corolario
M. Alejandro González-Ledesma
Héctor Vera
Algunas dificultades
para el análisis los movimientos estudiantiles
343
344 Cien años de movimientos estudiantiles
120
B C
UK
100
LV
EE CHL
IL
KR
80
% Cobertura Privada ES
JP
60
BEL
FIN
40 OCDE
MX USA
A PL D
IS FR ES
20 NO AT NZ
PK NL
SI HUN PT
CZR AU
IT
SE GER LT TR
LU
DEN IE
0
0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 1,2 1,4 1,6 1,8
Fuente: Elaboración propia con información de la ocde (2019), para el gasto privado; y de
uis.Stat (2019), para la cobertura privada de es. Para cada país se utilizó la información
del último año disponible entre 2014 y 2016. No se incluyen Canadá y Grecia.
1
Se incluye a México en el grupo A porque su distancia con respecto a la media cobertura
privada es muy baja, mientras su porcentaje de gasto privado está por debajo de ésta. Es
el mismo caso de Holanda, salvo que aquí el gasto privado es el valor que se encuentra
ligeramente por encima de la media.
Movimientos estudiantiles en Estados Unidos 347
alta (C) o baja (B). En estos países la matriculación está fuertemente con-
dicionada a la disponibilidad de créditos (privados y/o estatales) y, en al-
gunos casos, a exenciones y subsidios focalizados a estudiantes talentosos
y/o de bajos recursos; los subsidios a las instituciones son escasos y con-
dicionados (p.e. Austria, Chile, Corea del Sur, Inglaterra, Estados Unidos).2
3
Lipset ofrece esta interpretación a partir de la Encuesta Nacional Harris aplicada a los
estudiantes en todo el país en mayo de 1970 (1971: 84-87). Resulta sumamente intere-
sante el análisis que ofrece el politólogo estadounidense acerca del perfil socioeconómi-
co de los activistas estadounidenses con respecto a sus pares en países como Alemania o
Italia, en el sentido de la vinculación de estos últimos con los partidos comunistas o so-
cialistas, así como por el hecho de que se trataba mayoritariamente de jóvenes prove-
nientes de los sectores populares.
Movimientos estudiantiles en Estados Unidos 349
Washington D.C. The Institute, September 1970, Chart 1, p.9, cit. por Lipset (1971: 46).
4
350 Cien años de movimientos estudiantiles
acontecen y son protegidas”. Para que esto sea así, la universidad conce-
de al estudiante una suspensión temporal de las convenciones sociales,
poniéndolo de alguna manera a salvo de las exigencias de “otros espacios
de la sociedad, como la burocracia gubernamental, el espacio del trabajo
o el hogar” (2009: 85-86).5 Quizá estas condiciones tuvieron efectos insos-
pechados fuera de las aulas, o quizá en ciertos momentos se ha buscado
nutrir deliberadamente la convivencia independiente de los estudiantes
tras haber identificado su importancia para el desarrollo del conocimiento.
Lo cierto es que la universidad genera ambientes no institucionales de
libertad intelectual y social en donde los jóvenes pueden intercambiar
ideas, articular sus aspiraciones políticas y, tal vez, organizarse para po-
nerlas en práctica.6 Lo interesante es que esos grados de libertad se han
venido reduciendo en las últimas décadas, al amparo de reformas basa-
das en la mercantilización de este nivel educativo.
Klemenčič, de hecho, advierte hoy en día un descenso en los nive-
les de participación política de los estudiantes occidentales; además de
señalar que se han convertido en un grupo más heterogéneo, con respecto
a los tiempos en que Martin Lipset escribió Rebellion in the University. Los
estudiantes actuales difieren en su “origen social (con un mayor número
de jóvenes de bajo capital cultural que ingresan a las universidades); edad
(estudiantes más maduros); el país de procedencia (con una mayor pre-
sencia de estudiantes extranjeros); estudiantes que pagan y los que no lo
hacen (debido a los procesos diferenciados de privatización); estudiantes
de tiempo completo y medio tiempo (aumento de los jóvenes que estu-
dian y trabajan)” (2014: 399). Obviamente esta heterogeneidad resulta
ser un obstáculo a la hora de cultivar una identidad colectiva a partir de
agravios compartidos, y mucho más cuando traducir estos agravios en
acción colectiva. Como se verá más adelante, el movimiento Occupy Wall
5
Habría que agregar que, durante la guerra de Vietnam, fue también un santuario para
evitar la leva.
6
¿Anomalía o diseño “informal”? ¿El activismo y la politización de los estudiantes son
una anomalía producto de la libertad intrínseca que tiene la universidad o la participa-
ción es reconocida informalmente en tanto condición de posibilidad de esa misma liber-
tad? Aquí se deja entrever una vieja polémica que de tanto en tanto genera el pensamien-
to político conservador dentro de las universidades, y que afirma la independencia
intelectual de estas instituciones sin reconocer las responsabilidades políticas del cono-
cimiento con el que se relacionan. No es el objetivo de estas líneas abundar al respecto,
pero, desde mi punto de vista, este pensamiento sería el correlato ideológico de aquellos
estudios que conciben a los movimientos estudiantiles como momentos políticos in-
termitentes.
Movimientos estudiantiles en Estados Unidos 351
Deuda y endeudamiento:
una cuestión “moral”
1.8
1.6
1.598
1.4
1.2
Billones de dólares
1.0
0.8
0.6
0.52
0.4
0.2
0
2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019
Años
Fuente: Elaboración propia con información del Board of Governors of the Federal Reserve System [2019].
USD: dólares estadounidenses. Se utiliza la unidad “billón” en castellano: un millón de millones 1012 (no
confundir con el término inglés: billion, mil millones 109, son distintos).
9
Para hacerse una idea de la entidad de la deuda acumulada, basta decir que los ingresos
presupuestarios que nuestro país espera generar este año corresponden a 2% de esa cifra
(poco más de 275 000 millones de dólares). shcp, “Exposición de motivos. Proyecto de
presupuesto de egresos de la Federación 2019”, en: <https://www.ppef.hacienda.gob.mx/
work/models/PPEF2019/docs/exposicion/EM_Capitulo_2.pdf>.
Movimientos estudiantiles en Estados Unidos 353
Deuda y endeudamiento:
la disputa por el sentido
En junio de 2011, un par de meses antes de que iniciara Occupy Wall Street,
un grupo que se llamaban a sí mismos “Los neoyorquinos en contra de
los recortes del presupuesto público”, promovió lo que llamaban una “pi-
jamada” en la zona financiera de Wall Street, para llamar la atención so-
bre cómo la ciudad estaba haciendo recortes importantes para programas
públicos; entre otros, el sistema de transporte público cuyas cuotas son
muy elevadas (se pagaba dos dólares —aproximadamente 40 pesos mexi-
canos— por abordar el metro o un autobús). Había la amenaza de que se
darían aumentos en el costo de esos servicios. De ese movimiento se des-
prendió lo que después sería uno de los núcleos organizativos del movi-
miento Occupy Wall Street: la Asamblea General de Nueva York.
Poco después, el grupo de internet Anonymous (Kazmi, 2011) em-
pezó a circular vídeos promoviendo que se realizaran manifestaciones en
el distrito financiero de Nueva York. En ese momento todavía se sentían
con fuerza las reverberaciones de la caída de la bolsa del 2008 y se discutía
acaloradamente el uso del dinero público, de los impuestos de los contri-
buyentes estadounidenses, para rescatar a los bancos que habían incurrido
en prácticas irresponsables y, además, habían premiado de manera bas-
tante generosa a los directivos de esos bancos. El llamado de moviliza-
ción sostenía que hacía falta llevar la protesta directamente al corazón
financiero del sistema capitalista contemporáneo.
En agosto, un mes antes de que iniciara el movimiento más masivo,
sucedió lo que llamaron juguetonamente una Ocularpation u “Ocupación
Movimientos estudiantiles en Estados Unidos 357
10
Su sitio web se puede hallar en: <https://www.adbusters.org/>.
11
Al menos desde la Revolución francesa sabemos que se puede lograr una movilización
masiva y simultánea sin que existieran el telégrafo, la televisión o el correo postal. Sólo
a modo de ejemplo, se podría recordar el “gran pánico de 1789”, cuando en tan sólo tres
días campesinos de prácticamente todo el territorio francés se rebelaron contra los se-
ñores feudales, en lo que fue el primer gran acontecimiento de violencia masiva en con-
tra de las élites del Antiguo Régimen, y lo hicieron trasmitiendo información de boca en
boca. Incluso se ha podido mapear la dinámica y trayectorias geográficas de esas co-
municaciones verbales (Lefebvre, 1986).
Movimientos estudiantiles en Estados Unidos 359
Participación estudiantil
Parte de la información utilizada aquí para dar cuenta de las acciones y discursos de los
12
estudiantes durante Occupy Wall Street fue obtenida de primera mano durante manifes-
taciones en el otoño e invierno de 2011 en la ciudad de Nueva York.
362 Cien años de movimientos estudiantiles
grupos sociales diversos, siempre es importante identificar cuál es la demanda general que
los une a todos.
Movimientos estudiantiles en Estados Unidos 363
Una serie de datos y gráficas útiles sobre este tema se pueden encontrar en “Where Are
14
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Reflexiones
para el análisis
Movimientos estudiantiles:
del color al blanco y negro
Goethe, Fausto
Introducción
371
372 Cien años de movimientos estudiantiles
Quien esto escribe fue un asistente atento a las sesiones, incluso modera-
dor varias veces de la sección de preguntas en el curso. Hay cosas que la
edad y otros parámetros no perdonan: he sido testigo muy lejano, obser-
vador distante, de varios movimientos estudiantiles, pero de ninguno
partícipe.1
El hecho de ser ajeno a las entrañas y complejas circunstancias
que cada movimiento estudiantil conlleva hizo que como alumno del curso
aprendiera, y mucho. Se fueron acumulando en mi cuaderno notas, nu-
merosas preguntas (y algunas pistas de ejes generales, dimensiones y fac-
tores de semejanza y diferencia) a partir de las reseñas de lo sucedido, las
conjeturas que se expresaban, así como frente a las imágenes proyecta-
das como otra voz, adjunta a la palabra de quien exponía. Eran fotos de
personas muy importantes en las organizaciones, o de participantes anó-
nimos en la gráfica; de las calles de tantas ciudades colmadas de estu-
diantes, banderas impertinentes para las autoridades en azoteas o plazas
públicas, y consignas desde la dignidad atropellada que dio, sin embargo,
espacio al ingenio y al roce con la poesía.
Lo que sucedía en cada uno de los procesos sociales que protago-
nizaban estudiantes universitarios, era peculiar, pero semejante en cierto
modo. Al menos, intuía ciertos hilos conductores para proponer no una
1
En 1968, viajando con mi madre en un trolebús por avenida Universidad, ya cerca a
Miguel Ángel de Quevedo, unos muchachos nos hicieron bajar pues había que hacerle
espacio a una manifestación. Llovía. Guarecidos en un zaguán, vimos pasar a muchos
miles de estudiantes, empapados, no pocos con corbata. Imponía su cantidad y la fuerza
que emanaba a su paso. Mi madre dijo: “mira, y luego dicen que son un peligro”.
En el 86, cuando el ceu, estaba estudiando la maestría, y los relatos a los que tuve
acceso fueron de parte de estudiantes que reclamaban que se incluyeran demandas aca-
démicas, y no congeniaban con las decisiones generales del movimiento. En esa ocasión,
y para colaborar en los preparativos del congreso, me solicitaron un escrito en torno a
la participación en las universidades: pensé en la unam desde la experiencia de quien
trabajaba en la Universidad Autónoma Metropolitana.
Al fin del siglo —lo confieso con algo de vergüenza, por lo injusto de algunos de mis
comentarios entonces— no entendí lo que sucedía. Me llamaba la atención que, por
avenida Insurgentes, en algún momento, los accesos estaban cerrados por materiales
diversos, incluso basura, no por personas. La idea de cuotas diferenciadas no me parecía
desacertada y la sensación de un sinsentido en ese movimiento era predominante en mi
percepción. Supe de dificultades agudas con maestros, me enteré de la iniciativa de los
Eméritos, de algunas consultas… y no me pareció adecuado el ingreso de la policía
para dar fin a la huelga larga, pero también muchos me decían que no había otra solu-
ción. ¿Será?
374 Cien años de movimientos estudiantiles
tipología, cuestión que es muy compleja, sino ejes que atravesaban a los
relatos en medio de las experiencias vividas tan vívidas, invaluables, de
quienes ahí estuvieron, o de parte de los que han atendido a las moviliza-
ciones más antiguas, para las que no tenemos, ya, sobrevivientes, pero sí
expertos apasionados por los temas que trabajan.
Antes de enfilar al núcleo del ensayo, que consistirá en proponer,
como he anticipado, una serie de ejes, dimensiones, polos y anclajes para
intentar —sé que será gris— una propuesta analítica provisional que, por
supuesto, estará sujeta a la crítica de los lectores, quiero compartir algu-
nas de las principales anotaciones que rescaté en esos viernes de cinco a
ocho de la tarde, bastantes con mucha lluvia y encharcamientos, que ya
dan lugar, desde el verde de la vida, al gris de las categorías, nociones,
ejes o conceptos.
No daré cuenta de todos los movimientos que se expusieron, sino
de aquéllos que más contribuyen, a mi entender, a la conformación de esa
perspectiva situada en otro nivel de observación que intenta separarse de
lo particular, aunque de ahí provenga, para conseguir un andamio general,
analítico, habida cuenta de tanta diversidad en los acontecimientos. De
ninguna manera significa exclusión de algunos: más bien, refleja las limi-
taciones del autor de estas cuartillas para su ubicación en la empresa que
se propone.
– Participación en el gobierno.
– Asistencia libre a las cátedras.
– Docencia libre (libertad de enseñanza).
– Cátedras paralelas para que se pudiese optar entre uno u otro
profesor.
– Extensión de la actividad universitaria.
– Establecimiento de Universidades Populares.
Yo creo que allí la respuesta positiva tendría que ser tajante. Porque la histo-
ria se nutre de experiencias sociales como ésta. Es decir, el mayo 68 no se
hubiera producido como se produjo, si no se hubiera transmitido antes la
huelga de junio del 1936, la Comuna de París, la Primavera Europea de los
pueblos de 1848, la Revolución francesa de 1789… son memorias que hay
que revisitar, que permiten construir una historia nueva (Habel, en esta obra).
sar (en medio de un análisis complejo del movimiento), algo muy nove-
doso, al argumentar que, a diferencia de otros movimientos estudiantiles,
el 68 derivó en una línea más política que cultural, que no estuvo exento
de una estructura piramidal y muy externo a lo educativo:
se diera, primero, un diálogo privado para pactar los términos del diálo-
go público.
Al igual que Habel, Martínez Della Rocca indica que, pese a todo,
incluso los errores asumidos, el movimiento del 68 fue la acción más im-
portante, y quizá lo siga siendo, contra el caduco sistema político de la
“Familia revolucionaria” y sus derivados.
Prometen, al terminar la huelga, mantener la organización, cuestión
que no sucede, lo que lo lleva a concluir que: el 68 “pierde” como aconte-
cimiento, pero gana y prosigue como proceso: la lucha por las libertades
democráticas.
7. El caso del movimiento que enfrentó una frase que a la postre resultó
falsa, pero perdura en la memoria: “la obvia resolución”, es muy particu-
lar. Es conocido como el movimiento del ceu, Consejo Estudiantil Uni-
versitario, y dos colegas colaboraron a su entendimiento desde distintas
perspectivas.
Moreno establece una relación interesante: hay un vínculo que pasa,
en ocasiones, inadvertido: y es que los profesores que trabajan con los
Movimientos estudiantiles: del color al blanco y negro 383
estudiantes en 1986 son, en buen número, partícipes del movimiento del 68.
Es una, tal vez no casual, inversión de los dos guarismos finales. Casi
20 años.
Enfrentan a un rector que pretende reformar a la universidad, para
lo cual publica el documento “Fortaleza y debilidad de la unam”. Hay,
dicen los dos expositores y redactores (el segundo es Imanol Ordorika)
problemas tanto de forma como de fondo.
En cuanto al contenido, el documento del rector pone limitaciones
al pase reglamentado, un tope a la presentación de exámenes extraor-
dinarios y límites a la reprobación; que se adopten exámenes departa-
mentales, aumento de cuotas en especialización, maestría y doctorado, lo
mismo que en los diversos servicios…
Pero la forma cuenta, y cuenta mucho: el rector pone a consulta su
documento, y Ordorika, como muestra de la condición de invisibilidad de
los estudiantes (dado que cuando se les “ve”, como en el documento, se les
concibe como personas que no saben lo que cuesta su educación y por
eso no la valoran) aporta el hecho de que a partir de una consulta formal,
en los órganos universitarios, llega el texto al Consejo Universitario. Con
conocimiento de las reglas, un puñado de estudiantes indican al rector
que no puede ser aprobado pues el documento no ha sido entregado de
acuerdo con los plazos establecidos. Los representantes estudiantiles se
oponen al fondo, pero también a la forma que viola la propia regulación
del Consejo Universitario. Es cuando el secretario general, de manera sor-
presiva, dice que sí es posible la aprobación dado que se trata de asuntos
“de obvia resolución”.
Se pierde, obviamente, la votación, y Ordorika dice, comprometido
y en nombre de muchos: “volveremos, y seremos miles”. ¿Con qué cuenta
un movimiento que está en ciernes? Claro está, con la referencia al 68,
pero en ese momento existen, en la unam, muchos grupos políticos de iz-
quierda, enfrentados, radicales, sectarios, en parte producto de la impo-
sibilidad de la organización estudiantil posterior al movimiento que vive
la masacre del 2 de octubre. Y también las luchas por la construcción de
sindicatos independientes que, más allá, mucho más allá de lo gremial,
tuvieron alguna vez una propuesta de otra forma de vida universitaria.
Hay un antecedente de organización inesperado, pero crucial: en
septiembre de 1985, cuando el terremoto que azotó a la Ciudad de México
encontró a un gobierno que se quedó pasmado, fueron los jóvenes, mu-
chos de ellos estudiantes, los que organizaron brigadas, se lanzaron con
384 Cien años de movimientos estudiantiles
lo que tenían a intentar rescatar a las personas atrapadas por los derrum-
bes, y generaron una organización sorprendente. Varios días después el
gobierno reacciona, y mal: los militares intentan cercar los edificios caí-
dos, dificultando la acción de las brigadas juveniles.
Esta forma de participación se tiene a la mano: no hay que resistir
al embate de la rectoría desde los grupúsculos enfrentados, sino desde
una forma más horizontal y participativa, sí, pero con una estructura de
representación que, a su vez, delega un cierto margen de maniobra a al-
gunos dirigentes. En este aspecto, organizativo, el ceu recupera —como
es el azar en la vida social— una manera de relación entre iguales, pero
que requiere organización sin ser piramidal: deviene de la experiencia de
los sismos, de la seguridad de que se puede, en medio de la tragedia, no
sin dificultades, organizar la ayuda, así no sea perfecta en su técnica.
Moreno y Ordorika recuerdan que, ante la propuesta de las autori-
dades de un ajuste a varias regulaciones, que anticipaban una reingeniería
en la unam, proponen asambleas por facultad —que son la máxima auto-
ridad— que nombran a tres representantes, con lo que se saltan a los
grupos políticos minoritarios.
Se trata, indican, de un movimiento de masas pacífico, que además
decide salir a los medios a disputar el sentido de la reforma del rector, y
las razones de la resistencia. Demandan diálogo público, y se acuerda que
sea así, con representantes de las autoridades y de los estudiantes. Es un
hecho inédito, logrado por la fuerza de la organización que, si bien con-
sulta y discute en cada escuela, luego toma acuerdos mediante los repre-
sentantes de cada una de ellas. Y no solo es público porque se hace en
un sitio abierto, sino porque se transmite por la radio: una novedad radi-
cal.2 ¿Otros tiempos también?
¿Qué subyace a las propuestas de este movimiento? “La propuesta
del ceu, en el fondo, se orienta a la democratización de la unam, a través de
un Congreso universitario resolutivo” (Ordorika, en esta obra).
No fue, a juicio de Moreno ni de Ordorika, un movimiento que no
encontrase, en las asambleas de representantes, posiciones encontra-
2
Permita el lector un paréntesis: en la librería y cafetería El Ágora, ahora ya cerrada
y quizá convertida en un edificio o sucursal bancaria, estaba tomando un café mien-
tras esperaba a un amigo. En eso, advierto la presencia del doctor Sánchez Vázquez,
con un radio de transistores. Una persona llega y lo saluda. Corresponde al saludo y
antes de que pudiera continuar la plática, le dice: “perdone usted, no lo puedo aten-
der, estoy escuchando a los muchachos”.
Movimientos estudiantiles: del color al blanco y negro 385
das. Cuando se propuso realizar una huelga, hay un debate que importa: las
ideas añejas de cómo ha de llevarse a cabo una suspensión de activida-
des, y otra, distinta, más emparentada con la política de masas que rei-
vindican los autores:
La huelga fue otro debate entre las dos grandes corrientes del ceu: “No
está preparada la huelga”, decían ellos; “no tenemos fondo de resisten-
cia, no podemos ir a la huelga”. Nosotros aducíamos: “las huelgas no se
preparan sólo desde la organización, se preparan políticamente. Tenemos
más fuerza que nunca, podemos ir a la huelga”. “No hay dinero”, repli-
caban. “Lo conseguimos”. Nos traían apoyo de Santo Domingo, también
alimentos. A cada plantel le llegaba dinero, papel, comida, para sostener
el movimiento (Ordorika, en esta obra.)
3
Se refiere a la masacre ocurrida con los estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
386 Cien años de movimientos estudiantiles
4
Centro Nacional para la Evaluación de la Educación Superior que se dedica a la elabo-
ración de exámenes para el ingreso (e incluso egreso) de los niveles educativos medios
superior, superior y posgrado, y es el encargado de aplicar exámenes estandarizados a
todos los aspirantes a educación media superior en la Zona Metropolitana de la Ciudad
de México (zmcd), incluyendo las Escuelas Preparatorias y los cch de la unam en ese
momento.
388 Cien años de movimientos estudiantiles
El conjunto de notas que preceden a esta sección, son las que dan base a
una propuesta de dimensiones y ejes analíticos que permitan ubicar a los
movimientos estudiantiles —no en una clasificación cerrada, ni en una tipo-
logía con base en rasgos invariantes— como guía en las comparaciones.
Al contrario, serán líneas continuas en que cada uno de los movimientos
Movimientos estudiantiles: del color al blanco y negro 391
estudiantiles aquí tratados puede ser ubicado, como tendencia, de tal ma-
nera que esos rasgos permitan describirlo en un nivel que podrá hacer no
yuxtaposiciones, sino comparaciones en las que lo que importa es tener
claridad en los criterios que se toman en cuenta para distinguir a uno de
otro, o a varios de otros. No son, en absoluto, un producto acabado, sino
una invitación a debatirlos, criticarlos, emplearlos.
Vale la pena ensayar una delimitación que permita distinguir sin
aislar los fenómenos que se observan. En un sentido lato, general, llamamos
a todas las acciones colectivas conformadas por estudiantes “movimien-
tos estudiantiles”. No está mal. Es una manera de ordenar las cosas, pero
observando los casos, se puede hacer una distinción.
Movilizaciones y movimientos
La importancia de la historia
Ya sea para hacer alianzas, o para deslindar posiciones, el campo del aná-
lisis de las luchas estudiantiles no puede dejar de lado los vínculos, de
apoyo o confrontación, con grupos o sectores aledaños en toda sociedad.
No sólo es la relación con el movimiento obrero, la más socorrida, e incluso
con los campesinos o los partidos políticos; también lo es con los medios
de comunicación, los sectores medios y otros agentes como los grupos inte-
lectuales. Ubicar lo que sucede en esa red de relaciones contribuye a darle
inteligibilidad a lo sucedido. Y no se diga el diagnóstico de las relaciones
con el profesorado, los sindicatos, los trabajadores administrativos, suje-
tos internos de una relevancia muy importante. Obviamente, las relaciones
pueden ser cambiantes: en esta propuesta no se trata de hacer considera-
ciones estáticas, sino dar cauce a las dinámicas, pero en un orden posible
para la acción comunicativa.
394 Cien años de movimientos estudiantiles
Como toda propuesta de este tipo, hay ejes o dimensiones que se empal-
man. Tanto el contexto y la historia juegan en esta que se propone, pero no
sería fértil un estudio sobre los movimientos y movilizaciones estudiantiles
sin reflexionar en los cambios que implica la pertenencia a distintas gene-
raciones. La organización de un movimiento tiene una impronta fuerte si
ocurre luego del levantamiento Zapatista, o antes. O bien cuando las alter-
nativas de movilidad social por la vía educativa son amplias, a cuando el
mercado está cerrado y hay crisis en la viabilidad de los procesos clásicos de
mejora futura.
Un movimiento estudiantil
nunca es uniforme
Un proceso como los que hemos estudiado, sobre los que hemos pensa-
do, tiene una hebra para su comprensión analizando los mecanismos de
comunicación. Por supuesto, están condicionados por la época: las pare-
des, el mimeógrafo, los volantes, las mantas, las revistas, los celulares…
Movimientos estudiantiles: del color al blanco y negro 395
Nota final
Obéy Ament
Karla Amozurrutia
397
398 Cien años de movimientos estudiantiles
Todd Gitlin
Janette Habel
Marion Lloyd
Renate Marsiske
Óscar Moreno
Leticia Pogliaghi
Diego Tatián
Héctor Vera
Sergio Zermeño