Estado y Maestros Siglo XX (2012)
Estado y Maestros Siglo XX (2012)
Estado y Maestros Siglo XX (2012)
en el siglo xx mexicano
(Relaciones y luchas políticas)
a) De 1920 a 1940 22
b) De 1940 a 1970. 28
c) De 1970 al 2000 31
Conclusiones. 57
Bibliografía 63
1
Ver el estudio estadístico de Barberán José, et al (1988) sobre esas elec-
ciones, en el que se demuestra vigorosamente que el candidato del pri para
la presidencia, Carlos Salinas, perdió la votación, que favorecía a Cuauhté-
moc Cárdenas, y que se cometió un fraude electoral con el fin de llevar al
primero a la silla presidencial.
La década de 1910 a 1920, será testigo del derrumbe del viejo ré-
gimen, del nacimiento de los ejércitos campesinos, de los intentos
de restauración y su fracaso, de la guerra civil y de la división al
interior de las fuerzas anti dictatoriales (esquemáticamente hablan-
do entre “ejército constitucionalista” y “ejércitos campesinos”). Sin
embargo, una vez derrotados estos últimos, incluyendo los poste-
riores asesinatos de sus más emblemáticos dirigentes (de Emiliano
Zapata el 10 de abril de 1919 y de Francisco Villa el 20 de julio de
1923), esencialmente definidos el entramado institucional y el perfil
del naciente Estado (en la Constitución Política de 1917) y bási-
camente resueltas las pugnas internas, también dirimidas a muerte
(asesinato de Venustiano Carranza el 21 de mayo de 1920), es posible
afirmar que es el llamado “grupo Sonora” quien encabezará lo que
Lorenzo Meyer (2000) denomina “el proceso de institucionalización
del nuevo régimen”.
Asumiendo que hasta antes de la Revolución de 1910, los maes-
tros, con sus muy contadas y honrosas excepciones, “eran parte
de una aristocracia desligada de su pueblo” (Salinas e Ímaz 2004-a:
24), resulta cierto que, como resultado del proceso revolucionario,
el carácter y la función de la profesión docente serán radicalmente
redefinidos. Esta refuncionalización toma cuerpo dentro del proceso
de institucionalización del nuevo régimen, cuando, con renovados
bríos, se inicia la recuperación de la función educativa del Estado
impulsada por los liberales del siglo xix y prácticamente abandona-
da por la dictadura porfiriana.
Por ello es que, al revisar cuál ha sido la relación política del
Estado con los maestros mexicanos, partimos de la década que inicia
en 1920 y lo haremos dividiendo el siglo xx pos-revolucionario en
tres etapas: la primera, que parte del proceso de institucionalización
y reconstrucción nacionales y culmina con el cardenismo (1920-
1940); la segunda, que abarca el período conocido como “desarrollo
a) De 1920 a 1940
En 1920, al final de la guerra revolucionaria, el bando vencedor, en-
cabezado por los generales sonorenses Álvaro Obregón, Abelardo L.
Rodríguez, Benjamín Hill y Plutarco Elías Calles, necesitaba fomentar
el desarrollo económico y la integración nacional. Para ello se reque-
ría que el nuevo Estado adoptara una función social fundamental, la
cual había sido manejada de manera muy deficiente por el gobierno
oligárquico pre-revolucionario: la educación (Martínez: 1983).
Con esta adopción se redefinía al Estado mexicano en la direc-
ción del “Estado educador” de Gramsci. Para el nuevo Estado, la in-
tegración nacional y la reconstrucción económica eran dos objetivos
inmediatos y de enorme importancia. Para llevarlos a la práctica, el
magisterio nacional hizo su entrada colectiva a la historia del Méxi-
co moderno.
El maestro mexicano pasó a ser un nuevo actor social, cuyo per-
fil ideológico y cuyo compromiso filosófico provenían de un contro-
vertido intelectual de esa época y quien fuera el primer Secretario
de Educación de México: José Vasconcelos. Fue nombrado como tal
en 1921, durante la presidencia del General Obregón, y promulgó la
nueva misión de los maestros mexicanos de la manera siguiente:
b) De 1940 a 1970.
El fin del período de las reformas sociales radicales es ya claro para
1940. Sin la cohesión que les daba el compartir las políticas guber-
namentales y/o la alineación oportunista al gobierno, la unidad de
acción de los maestros se volvió frágil. En esas condiciones y con
una orientación abiertamente anticomunista y católica, el nuevo
gobierno, encabezado por Ávila Camacho (1940-1946), inició una
política de contrarreforma. Se enmendó la Constitución Política, eli-
minando la educación socialista del Artículo 3ro. y el sindicato de
los maestros fue reorganizado desde arriba, por el gobierno, con el
fin de arrinconar a los maestros con tendencias de izquierda y poner
al frente a líderes complacientes.
La trayectoria conservadora que se inició en el sexenio de Ávi-
la Camacho fue consolidada por su sucesor Miguel Alemán (1946-
1952). Proliferaron las escuelas privadas y hubo una preferencia por
las escuelas públicas urbanas en vez de las existentes en las áreas
rurales, las cuales cayeron en el olvido y el abandono. Declinó el
apoyo a los estudiantes pobres, tanto en las áreas rurales como en
las urbanas y lo mismo ocurrió con los recursos y la infraestructura
2
En Claudia Herrera, “La estructura del snte es idónea para crear caci-
ques, afirma investigador”. Entrevista a Gerardo Peláez en La Jornada, 31
de marzo de 2004, México.
c) De 1970 al 2000
El ejemplo de dignidad de los maestros de la Sección 9 no cundió
en el magisterio, pero sí lo hizo la ejemplarizante represión a la que
fueron sometidos. Muchos docentes optaron por no rebelarse y so-
meterse al partido del Estado (pri) y a lo que Marcos Tello (1997)
califica como:
3
Este trabajo se terminó de escribir en octubre de 2011, y como en la minific-
ción del guatemalteco Augusto Monterroso: “el dinosaurio seguía ahí…”
4
En 1989 el snte contaba con poco más de 800,000 afiliados.
to; podrán tener diferencias cuando actúan, pero todos andan tras
el mismo objetivo” (Apud Salinas e Ímaz, 1984-b: 156). Como para
refrendar esta visión, el entonces presidente de la República, José
López Portillo (1976-1982), hizo repetidas declaraciones públicas en
apoyo a Vanguardia Revolucionaria y a sus dirigentes, manifestando
que “el SNTE es un caso ejemplar y estimulante del sindicalismo
mexicano” (Salinas e Ímaz, 1984-b: 291).
A principios de 1982, año de elecciones federales, una nueva
oleada de movilizaciones masivas de maestros de Hidalgo, Morelos,
Guerrero y el Valle de México convergió, después de un par de
paros parciales y varias marchas que fueron creciendo significativa-
mente en participantes, en un paro indefinido iniciado el 17 de mar-
zo. Sin embargo la respuesta estatal y caciquil fue dura: secuestro
y asesinato de profesores en Valle de México e Hidalgo y disolu-
ción violenta de movilizaciones de los maestros. A pesar de ello, los
maestros movilizados resistieron y persistieron en sus demandas en
condiciones muy difíciles también en lo económico, pues la Secreta-
ría de Educación Pública retuvo masiva e ilegalmente sus cheques.
Dos días después de iniciado el paro indefinido de labores y el mis-
mo día en que se realizó una multitudinaria manifestación obrero
magisterial de la cnte y la Coordinadora Sindical Nacional (cosina),
el gobierno federal anunció un aumento salarial de emergencia ge-
neral y retroactivo al 18 de febrero5, de lo cual la cnte asumió co-
rrectamente que “la manifestación tuvo una influencia innegable”.
Sin embargo, decidieron continuar con el paro ante la cerrazón para
avanzar en sus demandas de democratización de sus representacio-
nes sindicales. Después de 16 días de paro y del violento desalojo
policiaco del plantón de los maestros instalado frente al edificio sin-
dical ubicado en Belisario Domínguez, en el centro de la capital del
país, el 3 abril la cnte firma un convenio con el cen del snte en el que
se logró un muy pequeño avance en la democratización de su sin-
dicato, consiguiendo que se aumentara en seis (de trece que había
5
El aumento salarial decretado fue de 30% para salarios menores a 20 mil
pesos, de 20% a salarios entre 20 y 30 mil pesos y de 10% a salarios ma-
yores a 30 mil pesos mensuales.
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Sección 9: maestros de primaria del D.F.; Sección 10: maestros de secun-
daria del D.F. y docentes del ipn; Sección 11: trabajadores administrativos
y manuales del D.F. y trabajadores y académicos del inah en el D.F.
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El eslogan de la privatización parece ser: ”seamos modernos: para qué
robar de las instituciones y empresas públicas, si podemos convertirlas en
empresas privadas y quedarnos con todo”
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Desempeñará dicho cargo hasta el año 2004, en el que se creó un nuevo
puesto, también ex profeso para ella, de “Presidenta Nacional del Comité Eje-
cutivo Nacional”, mismo que ocupa hasta el momento… octubre de 2011.
Conclusiones
Es posible decir que las características generales de la relación del
Estado con los maestros mexicanos, se mantuvo prácticamente in-
alterable desde la década de 1940 hasta el final del siglo xx. Donde
destacan como una constante el clientelismo, el corporativismo, la
corrupción y la subordinación de la dirección nacional del snte a las
decisiones presidenciales, a cambio de puestos políticos, prebendas
millonarias y protección. Sin embargo, es preciso señalar que la in-
fluencia al interior del Estado de los sucesivos cacicazgos sindicales
y en particular en las políticas educativas, fue en constante aumento
hasta casi generar un co-gobierno al final del siglo. Este aumento de
poder que, siendo claramente funcional al Ejecutivo Federal en tur-
no, han significado un alto costo para la educación pública.
También fue una constante que en los casos en que hubo di-
ferendos, éstos se resolvieron cambiando la cara de los cacicazgos
sindicales con personajes encubados, todos, en las filas del cacique
anterior (al que traicionan) y afines al presidente en turno, sin alte-
rar la corrupta relación de subordinación y chantaje.
Sin embargo, más allá de las intrigas palaciegas, previas, los
problemas entre los charros de Vanguardia Revolucionaria del snte
y el gobierno mexicano comenzaron con las primeras oleadas de
manifestaciones (1979-1982) y se incrementaron tras el arribo de un
nuevo presidente de la República. Miguel de la Madrid (1982-1988)
quien dejó claro que el nuevo gobierno no tenía ningún compromiso
importante con Vanguardia Revolucionaria: el costo financiero de la
protección de Vanguardia, contra la movilización independiente de
los maestros, era demasiado alto y los resultados demasiado escasos,
además de que los líderes charros estaban interfiriendo con una nue-
va concepción de Estado que iba ganando terreno entre los dirigen-
tes gubernamentales. Sin embargo, lo cierto es que, a pesar de algu-
nas controversias y de ciertas diferencias públicas entre el Secretario
de Educación Pública, Jesús Reyes Heroles, y el Secretario General
en turno del sindicato, la relación política no cambió gran cosa.
A pesar de ello, ese impase se rompió en 1989 con la poderosa
erupción del movimiento democrático en el sindicato de maestros.
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Fuentes: inpc base 2002, publicado por Banco de México y sat y Salarios
Mínimos, Secretaría del Trabajo. Cuadro elaborado por el Ing. Manuel
Aguirre Botello en: http://www.mexicomaxico.org/Voto/SalMinInf.htm
Cálculo propio.
Bibliografía
Anguiano, A. (1999) “México: Crisis de un régimen de Estado-
partido”. Región y Sociedad, Vol. xi,18. El Colegio de Sonora, Méxi-
co
Americas Watch (1990), “Human rights in Mexico a policy of
impunity”. Americas Watch Study, June, New York, eua.