... Más Yo Os Digo. - Juan A. Mackay
... Más Yo Os Digo. - Juan A. Mackay
... Más Yo Os Digo. - Juan A. Mackay
MACKAY
"...Mas
yo os dígo:^'
Habéis oido que fué dicho por
los antíg^os.,. mas yo os digo,.,**
Jesús
México 1, D. F.
SCO
JUAN A. MACKAY
'\,,Mas yo os digo:''
Jesús
SEGUNDA HDICION
JÍ.M 21 1993
Con permiso de
Editorial Mundo Nuevo
Montevideo, Uruguay
II
22 MAS YO OS DIGO
26 MAS YO OS DIGO
ni
CAPITULO II
II
(4) Sal. 49 : 4, 78 : 2.
más grande
"
44 MAS YO OS DIGO
III
IV
(1) 4 ¡ 11-12.
50 MAS YO OS DIGO
V
¿Cómo interpretar las Parábolas? —Decíamos al ha-
cer la distinción entre la parábola y la alegoría, que
las parábolas de Jesús habían caído en descrédito por
haber sido sometidas por muchos de sus intérpretes a
interpretaciones alegóricas fantásticas. La parábola
52 MÁS YO OS mao
Segunda. —
Debe buscarse verdad central que la
la
parábola estaba destinada a enseñar. Será ella la cla-
ve para la interpretación acertada de los detalles. Ca-
da parábola, como se ha dicho, es un lente que enfoca
los rayos de luz sobre un solo punto. Descubriendo
este punto y clavando en él los ojos, discerniremos
luego, en su debida perspectiva, la armonía y signifi-
cado del cuadro que lo encierra. O, para decirlo de
otro modo, la parábola es un círculo cuyo centro es la
VI
Se ha clasificado las parábolas de Jesús de los mo-
dos mks diversos. Nosotros lo hemos hecho ya según
su forma, en dos grupos, o sea las parábolas rudi-
mentarias, o gérmenes parabólicos, y las que toman
la forma de cuentos, de hechos ocurridos en circuns-
tancias bien definidas. Limitándonos a éstas, encon-
tramos que son veintiocho. Estas parábolas podrían
dividirse en tres clases:
Forman el primer grupo las que describen el ca-
rácter especial del Reino de Dios, nombre que Jesús
daba a la idealización de la vida humana bajo la sobe-
ranía divina. Estas parábolas encierran lo que se ha
llamado la metafísica del Reino' \ Son parábolas
esencialmente teóricas, de principios generales. Siete
miembros de este grupo se hallan en el capítulo 13 de
San Mateo y uno, la parábola de la ''Semilla que cre-
ce secretamente'', en San Marcos 4 26-29. :
Eureka
W
^ usciTAMOs de nuevo en el siglo xx la vieja cues-
tión de '*E1 Sumo Bien'', que se discutía en la
Stoa Poikile y los bosques suburbanos de Atenas, en
los frescos atrios de caserones patricios, en el Pala-
tino y el Pincio, en el Museo de Alejandría, y las
escuelas frecuentadas por Ornar Khayyán, en las es-
cuelas de piso de paja de la Edad Media, y las estan-
cias opulentas de Cosme de Médicis*'. (1). i Existe un
bien supremo para la vida humana! Si lo hay, i en
qué consiste? i dónde se encuentra? i cómo se alcan-
za? ¿de qué modo influye sobre la vida?
De este problema magno, que agita nuestra época
como agitó todas las anteriores, Jesús se ocupó repe-
tidas veces en su enseñanza, cristalizando en forma
simbólica en las parábolas del Tesoro Escondido y del
Mercader de Perlas la solución que le diera.
Estas historietas respiran el ambiente de la Pales-
II
ser un hombre".
Comprendió entonces que la esencia de la vida es
lucha. "A mí también me fué dada, si no la victoria,
EÜBEKA 65
cubrimiento humano.
Miguel de Unamuno, el Carlyle del munao hispano,
ensalza los mismos valores. Su concepto del pesimis-
mo transcendentar' no es sino la afirmación airosa
y, si se quiere, desesperada, del valor absoluto de la
personalidad humana y de su continuación, por lo
mismo, por los siglos de los siglos, a pesar del ag-
nosticismo aplastador de la R-azón Pura. Desafía, con
el espíritu de Carlyle, al ^'Eterno No*', y lo hace
servir hasta de base de una actitud positiva frente a
la vida. Quiero establecer*', dice, **que la incerti-
dumbre, la duda, el perpetuo combate con el misterio
de nuestro destino final, la desesperación mental y la
falta de sólido y estable fundamento dogmático, pue-
den ser base de moral" (1). Esta base la encuentra
en una frase del Oberman de Sénancour: **E1 hom-
bre es perecedero. Puede ser, mas perezcamos resistien-
do, y si es la nada lo que nos está reservado, no ha-
III
IV
tiano .
80 MAS YO OS DIGO
en la tarea común.
Decía también: Asi es el reino de Dios, ccmio cuando nn
hombre echa la simiente en la tierra; y duerme y se levanta,
noche y día, y entre tanto, la simiente brota y crece, ¿cómo?,
él no sabe. Porque de suyo lleva la tierra su fruto; primero
hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga. Pero
en cuanto el fruto está, en sazón, él mete la hoz, porque la
siega es llegada.
En torno al progreso
BN TOENO AL PROGRESO 85
no sabe'\
II
EN TOBNO AL PROGBESO 89
m
La segunda parábola de la trilogía gira en torno del
contraste extraordinario entre el grano de mostaza tan
diminuto y la hortaliza inmensa que produce. Era
dicho común en la Palestina: ^^tan pequeño como un
;
92 MAS YO OS DIGO
—
soberanía del concepto que se tenga de Dios ? se mira-
ban como eternas, como parte integral de la civiliza-
ción. Las de Egipto habían existido ya durante 4000
años, con sólo un intervalo en su continuidad, que fué
durante el reinado de un Faraón radical. La religión
de Grecia y Roma se remontaba a mil años atrás.
Tenía una capacidad infinita de adaptación. Sabía
hacer paz con todo dios y toda diosa que encon-
la
trara, adoptándolos a todos. En el Panteón de Roma
coleccionaban dioses, algo así como se coleccionan ob-
jetos arqueológicos en los museos modernos. Escuche-
mos la palabra de Glover, una de las grandes autori-
dades sobre la época clásica. Dónde está hoy aque-
la religión (lagrecorromana)?'' dice: **Esta es para
mí la pregunta más significativa en la historia. Los
hombres sabían que aquella religión era eterna. Ha
desaparecido completamente, sin embargo. ¿Por qué?
¿Cómo pudo desaparecer?
'*¿Qué poder había, no digo que la derrumbara, sino
EN TOBNO AL PB0GBE80 95
96 MAS YO OS DIGO
Fermentos
II
m
Pero, sin duda alguna, el fermento más poderoso
y el que produce modificación más radical y pro-
la
funda del carácter de un hombre es el de un afecto
puro por otro ser. Los lectores de Víctor Hugo recor-
darán cómo el autor de **Les Miserables^' describe la
profunda influencia que tuvo sobre la vida del anti-
guo penado Juan Valjean, su afecto puro y apasio-
nado por la pequeña Cossette, la niña que adoptó por
hija. Jorge Eliot, la novelista inglesa, ha pintado la
revolución completa que se produjo en el carácter del
avaro Silas Marner, cuando una criatura, extraviada
110 MAS YO OS DIGO
CAPITULO VI
Dios es amor
II
III
IV
*
'¿Quién hallarás, oh mísero, que te ame
sino Yo, como Yo?
Cuanto Yo te quité no lo he tomado
en menoscabo tuyo,
aino para que lo buscases en mis brazos.
DIOS ES AMOS 131
V
Por \o mismo que Dios es amor, la labor más noble
que puede caber a un hombre o a una institución es re-
152 MAS YO OS DIGO
i
cuán pocos se preocupan de ir en busca de individuos
que anden ansiosos de conocer un corazón amigo que
les interprete algo de lo que significan tan bellas abs-
Un abismo en lo alto
ir
Almas desnudas
brazo.
(3) San Mateo 23 : 5-7, 14.
ALMAS DESNUDAS 157
II
III
''Don Juan,
\m punto de contrición,
da a un alma la salvación,
y ese punto aun te lo dan.'*
. . . Si es verdad
que un punto de contrición,
da a un alma salvación,
en toda la eternidad.
Yo, Santo Dios, creo en tí;
si es mi maldad inaudita,
Tu piedad es infinita.
¡Señor, ten piedad de míl'^
IV
CAPITULO IX
^Quíén es mí prójimo?
i
Como si un acto en sí tuviera valor moral y la sdda
eterna fuese simplemente una prolongación de ésta,
la excursión a unos campos elíseos allende el borde
de la tumba para la cual habría que llenar el requi-
sito previo de realizar acá algún acto insigne
En 6U respuesta, Jesús se limita a pedir a su in-
terlocutor que manifieste la posición de la Ley al res-
(2) Dent. 22 ; 4.
(3) Ex. 23 : 5.
¿QUIEN ES MI TEOJIUO? 181
¡
Qué vergüenza ! El santo custodio de la Ley ha
llegado al sitio donde yace un bulto sangriento. Cer-
ciorándose por una esquiva ojeada de soslayo de que
no un animal, pasa no obstante de largo
se trata de
por el lado opuesto del camino Sombra de Aarón
. \
I
(1) Oseas 6 : 6.
182 MAS YO OS DIGO
i
Lástima que no haya nadie por aquí que pueda aten-
der a este pobre hombre! Si no tuviera que estar en
Jericó antes del anochecer, yo mismo; pero, ¿qué rui-
do es ese? Mejor que nadie me vea aquí cerca '\ ¡Vete,
maldito, has cebado tu cabeza de curioso, mas no has
abierto tu corazón ni tu bolsillo! ¡Vete! Más abajo
te esperan los ladrones y más allá Dios.
11
m
Fuerza es admitir
que los dos eclesiásticos judíos que
aparecen en esta historieta han dejado numerosa prole,
que descubre en el día de hoy la misma parálisis del
corazón que aquejaba a sus progenitores. Hoy como
antaño, un interés religioso puramente formalista sigue
insensibilizando el corazón humano, en cuanto a sus
obligaciones para con el prójimo. Cuando se apodera
de un hombre la convicción de que el ideal religioso
consiste sólo en la profesión de ciertas creencias y la
observancia estricta de ciertas reglas de orden ético
o ritual, irá arraigando paulatinamente en su espíritu
la idea de que el mandamiento que exige amor al pró-
jimo puede cumplirse de modo tan mecánico como los
ritos.
IV
II
ni
gozo de tu Señor''.
Presentóse luego que había sepultado el talento
el
II
m
Volvamos mirada ahora hacia aquel que deseaba
la
jugar seguro, cuya pereza y mezquino espíritu criti-
cón, propio de menguados, no le permitiera negociar
con su capital. El rasgo principal de su carácter era
T¡L BEPABTO DE LAS VOCACIONES 223
la compañía humana,
sembrad semillas de la Idea en ella
y brotarán lozanas. (2)
II
III
IV
Prólogo 7
III. —Eureka 5T
V.—^Fe^nento^ 108