07 Evangelio Segun San Mateo
07 Evangelio Segun San Mateo
07 Evangelio Segun San Mateo
Claudia MENDOZA 77
Evangelio
según San Mateo
¿Quién fue Mateo?
El Evangelio no ofrece referencia alguna acerca del nombre de su autor. Pero la tradición de la
Iglesia es unánime al atribuir esta obra al “apóstol Mateo”, que aparece en todas las listas de los
“Doce”.
Los Evangelios no proporcionan mucha información acerca de este personaje, salvo por un dato
de esta misma obra, que indica que el publicano que Jesús llamó en su seguimiento se llamaba
“Mateo” (Mateo 9,9-13). Esta persona es luego es mencionada como “Mateo el publicano” en la
lista de “los Doce” (Mateo 10,3). Pero –según Marcos 2,14-17 y Lucas 5,27-28– el publicano
que Jesús llamó en su seguimiento en Cafarnaún se llamaba “Leví” (o “Leví de Alfeo”),
personaje que luego no aparece en estos Evangelios en su respectiva lista de “los Doce” (cf.
Marcos 3,16-19; Lucas 6,14-16).
1 De hecho, muchos investigadores actuales consideran que el texto de Mateo 13,52 se puede considerar
como una “autopresentación” del autor:
Mateo 13,52 “Y él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es
semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo»“.
2 Con relación a esto, cf. la obra clásica de K. STENDAHL, The School of St. Matthew and its use of the
Old Testament, Upsala (1954). M. PÉREZ, La actividad de estudio en la primera comunidad, Valencia
(1986), 69-74.
ni en la lista de los Doce. De ser este el caso, también se sospecha que esta identificación habría
sido la generadora de la tradición que llamó “Mateo el publicano” al primer Evangelista.
3 Cf. Rafael AGUIRRE MONASTERIO, “El evangelio de Mateo y la Iglesia de Antioquia”, en: AGUIRRE
MONASTERIO -RODRÍGUEZ CARMONA, Evangelios Sinópticos y Hechos de los Apóstoles, Navarra (1994),
262-267.
Otras veces no va a mencionar explícitamente los textos en cuestión, sino que, sabiendo que su
comunidad conoce la Sagrada Escritura y las costumbres judías, simplemente:
(a) Mencionará frases, hechos o giros del lenguaje que para sus oyentes serán muy
familiares, suscitándoles el recuerdo de algún texto del Antiguo Testamento.
(b) O corregirá pasajes que recibe citados incorrecta o vagamente.
(c) O no necesitará explicar determinadas prácticas o presupone que las practican.
Ejemplo de (a): ¿qué significan las 30 monedas que le dan a Judas al entregar a Jesús?
Ejemplo de (c):
Comparando determinados textos se puede inferir que en la comunidad de Mateo se guardaba el
sábado:
Ejemplo de (c):
Comparando determinados textos se puede inferir que estaban en vigencia ciertas cuestiones en
relación con el Templo.
Mateo 5,23 “Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un
hermano tuyo tiene algo contra ti, v.24 deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete
primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda”.
Mateo 17,24 “Cuando entraron en Cafarnaum, se acercaron a Pedro los que cobraban el
didracma y le dijeron: «¿No paga vuestro Maestro el didracma?» v.25 Dice él:
«Sí». Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle: «¿Qué te parece, Simón?;
los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los
extraños?» v.26 Al contestar él: «De los extraños». Jesús le dijo: «Por tanto, libres
están los hijos. v.27 Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al
mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y
encontrarás un estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti»“.
El “Reino”
Es el texto del Nuevo Testamento que más insiste sobre el tema del “Reino” (51 veces frente a
14 en Marcos y 34 de Lucas). En línea con el mensaje de Jesús, Mateo anuncia que ha llegado la
soberanía de Dios, el reinado del Señor sobre el mundo (tema importante del 2 Isaías y de
muchos Salmos del Antiguo Testamento).
Presenta a un Jesús que claramente busca reestablecer entre los hombres la autoridad soberana
de Dios, tanto enseñando (cf. el “sermón de la montaña”), como actuando con poder (cf. sección
de los “milagros”). Se dirige a una comunidad que conoce el tema y le preocupa, y puede tener
serias dificultades para “ver” la presencia del Reino en el mundo.
Hay matices diversos en la expresión “Reino”. Mateo va a hablar tanto del Reino escatológico
del Padre, tras el “juicio final” como del “reino del Hijo del hombre”.4 El Reino del Hijo ya está
actuando, ya comenzó.5
También hay una combinación del anuncio escatológico del Reino con la ruina de Jerusalén,
signo del final de la antigua alianza:
Mateo 24,29-30 “Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se
oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las
fuerzas de los cielos serán sacudidas. v30 Entonces aparecerá en el cielo la señal
del Hijo del hombre; y entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra
y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y
gloria” (cf. Mateo 16,28).
Pero “no se sabe el día ni la hora” –cf. la serie de exhortaciones a “estar alerta” (parábola de la
higuera, del mayordomo, de las diez vírgenes)–. El Reino se inició ya, con poder, sobre todo, a
partir de la resurrección de Jesús (cf. 27,51-53), pero hay que estar alerta, pues, en la
consumación definitiva, podemos ser echados fuera.
4 Cf. la explicación de la “parábola de cizaña” en Mateo 13,36-43, que introduce la distinción entre el
“Reino del Hijo” y el “Reino del Padre”; cf. Mateo 16,27-28 =/= Marcos 9,1 y Lucas 9,27; cf. Mateo
19,28 =/= Marcos 10,30 y Lucas 18,30.
5 Cf. Mateo 25,31s, especialmente la denominación “el rey” en los vv.34.40; cf. “el pedido de la madre
de los Zebedeos” en Mateo 20,21.
El Emmanuel
En 1,22-23, en la primera cita de cumplimiento de este evangelio, el evangelista escribe:
«Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por el profeta:
“He aquí que la virgen concebirá y dará a luz a un hijo al que pondrá por nombre
Emmanuel”, que se traduce: “Dios con nosotros”» (cf. Isaías 7,14; cf. Isaías 8,8.10).6
Allí no se dice más nada, pero la obra volverá dos veces sobre este tema:
≡ Primero, en un lugar importante del discurso de la comunidad: «Pues donde hay dos o
tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (18,20). 7 El poder de la
comunidad y la eficacia de su oración están fundados en la promesa de Jesús de “estar en
medio de ellos”, que se seguirá dando más allá de su vida terrestre.
≡ Finalmente, la última palabra de la última instrucción que da el resucitado a los suyos,
palabra que, por otra parte, cierra el Evangelio, está redactada en estos términos: «He
aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos» (28,20).8
El motivo del Emmanuel pues, no es un elemento aislado en este evangelio sino un elemento
programático y estructurante.
Para Mateo, en Jesús se realiza la presencia de Dios en medio de su pueblo. Consecuentemente,
el “nuevo pueblo” queda caracterizado por la aceptación de Jesús y por su relación con él.
El que queda en medio de la Iglesia hasta el fin de los tiempos es el Resucitado. ¿Cómo? Sobre
todo como auténtico intérprete de la Voluntad de Dios:
Mateo 28, 18-20
«Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. v.19 Id, pues, y haced discípulos a todas
las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, v.20 y
enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado.».
Deben instruir a todas las gentes, deben enseñar a cumplir todo lo que Jesús les enseñó
previamente a ellos.
En este evangelio es fácil detectar el punto de referencia de la enseñanza de Jesús: el “sermón
de la montaña”, con la interpretación de la “Torá” que hace Jesús con su autoridad soberana.
La comunidad de Mateo recibe y transmite a todos los pueblos esa enseñanza, y de este modo
actualiza y mantiene vigente la palabra de Jesús, auténtico intérprete de la Voluntad de Dios
contenida en la Torá. Sobre esta base se apoya la comprensión cristológica del Emmanuel.
6 La afirmación de Isaías 7,14; 8,8.10 transmite una idea central en la imagen del Dios de Israel. Dios
acompaña a su pueblo a través del desierto, pero su presencia es más íntima que la de un mero
acompañante. Él tiene su morada en medio de su pueblo (la «shekiná» = la “gloria de Dios”; expresa su
fuerza y su poder, pero también su presencia que salva). El pueblo del Éxodo es especialmente consciente
de esta presencia que los acompaña en su travesía por el desierto, en busca de la tierra prometida, idea que
siguió vigente a lo largo de toda la historia de la salvación.
7 ¿Hay que entender este dicho a la luz de Aboth 3,2: «si dos están juntos ocupados en las palabras de la
Torá, la shekiná habita entre ellos»? En este caso, se estaría diciendo que Jesús ocupa el lugar de la
“shekiná”.
8 Lucas narra al final de su evangelio (Lucas 24,50-51) y al comienzo de Hechos (Hechos 1,9) la
ascensión de Jesús al cielo. Con ello marca con claridad la diferencia entre el tiempo caracterizado por la
presencia de Jesús con los suyos y el tiempo de la iglesia, en el que Jesús ya no está presente y es el
Espíritu el que actúa. En el Evangelio según San Mateo en cambio no hay distinción entre el tiempo de
Jesús y el tiempo de la Iglesia porque el Jesús exaltado –que se identifica expresamente con el terrestre–
mantiene siempre la misma presencia entre los suyos (Mateo 28,20 y 1,23).
La obra se va a caracterizar por un claro afán doctrinal: el autor quiere instruir a la comunidad
acerca de los diversos aspectos del Reino de los Cielos, en particular, mediante largos
“discursos” de Jesús.
Al final de cada uno de ellos se encuentra una frase estereotipada similar: “y sucedió que
cuando Jesús terminó estas palabras…
❑ Mateo 5-7 (cf. 7,28) ........................... Anuncio del reino y sus exigencias
❑ Mateo 10 (cf. 11,1)............................. Discurso de misión
❑ Mateo 13 (cf. 13,53)........................... Discurso en parábolas
❑ Mateo 18 (cf. 19,1)............................. Disciplina eclesial
❑ Mateo 24-25 (cf. 26,1) ....................... Discurso escatológico
A esto debemos agregar dos bloques narrativos, con los que se inicia y finaliza el Evangelio
según San Mateo:
9 Se ha discutido mucho sobre la estructura de este evangelio. Una propuesta similar a la ofrecida aquí es
la de B.W. BACON, “The Five Books of Matthew against the Jews”, Expositor 15 (1918) 56-66; se ha
señalado incluso que Jesús sería presentado por Mateo como un segundo Moisés, y esta disposición sería
una réplica del Pentateuco.
Hay quienes prefieren atender más al aspecto narrativo que al discursivo y tratan de descubrir una
estructura que ponga más de manifiesto la progresión de la secuencia de la narración. Ninguno de los dos
aspectos puede ser desestimado.
La obra total queda dividida de este modo en siete bloques, con el discurso parabólico acerca
del misterio del Reino en el centro.10
El libro en sí mismo resulta así una gran catequesis sobre el Reino que se inaugura en Jesús.
Con la llegada del “Reino”, ya entramos en el tiempo definitivo.
10 Ver lógica interna de la composición de cada bloque en: L. H. RIVAS, “El plan del Evangelio”, en: Id,
¿Qué es un Evangelio?, Buenos Aires (Claretiana 2001), 35-53. Debemos señalar aquí que importantes
autores, sobre todo alemanes, estiman que la división de la obra en cinco “libros” precedidos por la
historia de la infancia y seguidos de los relatos de las apariciones no es fácil de probar: (a) Sea porque
entienden que no es tan fácil encontrar una conexión objetiva entre los discursos y los relatos que los
preceden. (b) Sea porque presumen que, desde el punto de vista literario, los indicios no son tan claros
como parece a primera vista: por ejemplo, el discurso contra escribas y fariseos del cap. 23 carece de final
estereotipado, (¿tal vez porque viene inmediatamente a continuación el así llamado discurso
escatológico). En este caso, no habría clara transición de discurso a elemento narrativo. (c) Sea porque
con esa disposición quedan en la penumbra claras conexiones redaccionales que hay en el Evangelio
según San Mateo, entre el sermón de la montaña y el ciclo narrativo de milagros que viene a continuación
(hay una clara inclusión entre 4,23 y 9,35 que invita a analizar en conjunto la sección 4,23-9,35, es decir,
a analizar el “sermón de la montaña” en conexión con las narraciones que le siguen).
Cf. Rafael AGUIRRE MONASTERIO, “Evangelio según San Mateo. II. Construcción del Evangelio”, en:
AGUIRRE MONASTERIO - RODRÍGUEZ CARMONA, Evangelios Sinópticos y Hechos de los Apóstoles,
Navarra (1994), 203-215 y 223-227. Para otra propuesta de estructura del Evangelio según San Mateo ver
por ejemplo J. ZUMSTEIN, Mateo el Teólogo, Navarra (Verbo Divino Cb 58 1990), 8. Más allá de la
opción que se prefiera, es importante mantenerse flexibles y no imponer estructuras demasiado rígidas.