Lee - U1 - Procesando Información - Síntesis y Ficha de Registro
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PROCESANDO
INFORMACI Ó N
LEE-Lectura y Escritura Especializada
El ser humano siempre ha visto caras en los objetos o lugares más insólitos: en la Luna, en
vegetales o incluso en una tostada quemada.
Ahora, un grupo berlinés está rastreando el planeta mediante imágenes satelitales en busca de rasgos
que recuerdan a rostros humanos a nuestro alrededor. Pero ¿qué hay detrás de ese deseo de ver
caras en lo que nos rodea?
La mayoría de la gente nunca ha oído hablar de la pareidolia, pero casi todos la hemos experimentado.
Cualquiera que haya mirado a la Luna y haya encontrado dos ojos, una nariz y una boca ha sentido la
fuerza de la pareidolia. El diccionario lo define como "la percepción imaginada de un patrón o un
significado donde no lo hay". E incluye cosas tan dispares como identificar caras en la corteza de un
árbol, ver animales en las nubes o siluetas humanas en las montañas.
El estudio alemán de diseño Onformative está inmerso en la que probablemente sea la mayor
búsqueda de pareidolia hasta ahora. Su programa Google Faces se pasará los próximos meses
husmeando las imágenes de Google Maps en busca de formas parecidas a rostros humanos. Para ello
el programa examinará el planeta entero varias veces y desde diferentes ángulos. Hasta ahora Google
Faces ya identificó entre otros un espeluznante perfil en Magadan, una remota región de Rusia, un tipo
con pelos en la nariz en Kent, Inglaterra, y una criatura de aspecto desagradable en las montañas de
Alaska.
Ahí hay algo que tiene que ver con la herencia evolutiva, dice la doctora Nouchine Hadjkhani de la
Universidad de Harvard. Los humanos llegan a este mundo "con los cables preconectados" para detectar
caras, dijo. "Un bebé de apenas unos minutos de vida dirigirá su atención hacia algo que tiene los rasgos
generales de una cara antes que hacia otra cosa que pueda tener los mismos elementos pero en un orden
aleatorio", declaró.
Y esa tendencia a identificar figuras familiares se remonta a los primeros humanos, dice Christopher French,
de la Sociedad Psicológica Británica. "Hemos desarrollado cerebros que piensan de un modo rápido,
primario, que normalmente es correcto, pero que puede hacer que seamos sistemáticamente tendenciosos",
explicó.
"El clásico ejemplo es el del tipo de la Edad de Piedra que está parado, rascándose la barba mientras se
pregunta si ese movimiento en el arbusto será de verdad un tigre de dientes afilados. Es mucho más
probable que sobrevivas si asumes que es un tigre de dientes afilados y te escapes de ahí como puedas,
sino te convertirás en su almuerzo", comentó.
Otros expertos creen que la pareidolia es una consecuencia de los sistemas de nuestro cerebro para
procesar la información. El cerebro está constantemente examinando información sobre líneas, formas,
superficies y colores aleatorios, dice Joel Voss, neurocientífico de la Universidad de Northwestern, en
Illinois, Estados Unidos.
El cerebro interpreta las imágenes que ve al otorgarles significado, normalmente al relacionarlas con algo
almacenado en el conocimiento de largo plazo. Pero a veces cosas que pueden ser un poco "ambiguas" son
relacionadas con cosas que podemos denominar más fácilmente, lo cual resulta en pareidolia, dijo Voss.
La pareidolia también puede ser el producto de nuestras expectativas, apunta la neurocientífica Sophie
Scott, del University College London. "Lograr ver la cara de Jesús en una tostada revela qué está pasando
con tus expectativas y cómo estás interpretando el mundo con base a tus expectativas, en lugar de referirse
a algo que necesariamente esté en la tostada", dijo.
Y una vez que uno ve la cara de la Virgen o el perfil de George Washington ya es virtualmente imposible
dejar de verlos, dice Bruce Hood, autor del libro The Self Illusion: How the Social Brain Creates Identity (La
autoilusión: cómo el cerebro social crea identidad). "Esa es una de las características de las ilusiones,
tienen una distintiva tendencia a formularse en tu mente y es muy difícil "despensarlas"", dice.
Extremadamente evocativa
Pero la fascinación por identificar una cara en un lugar insólito no explica por qué la gente puede llegar a
gastar mucho dinero en comprar un objeto o en hacer una peregrinación para verlo. La pareidolia puede ser
extremadamente evocativa, especialmente para alguien que cree en los milagros. "Es una demostración
increiblemente fuerte de cuán poderosos pueden llegar a ser estos efectos perceptivos. Realmente
queremos ver cosas como caras, queremos escuchar cosas como voces y nuestro sistema perceptivo se
preparará para que así sea", explicó la neurocientífica Scott.
Para algunos los rostros identificados evidencian una intervención supernatural y el objeto mismo puede
llegar a adquirir un significado especial. La gente asume que si ha sido producido por lo divino hasido
"tocado por Dios" y "traerá buena suerte", dice French, de la Sociedad Psicológica Británica. Pero no hay
que ser particularmente religiosos para apreciar la pareidolia. "Yo por supuesto que no creo ni por un
segundo que haya significancia alguna en ellos, ni religiosa ni de otro tipo", dice French. "Pero oye,
parecidos nítidos sí que son, ¿verdad?".
REALICEMOS
UNA SÍNTESIS
APLICANDO LA ESTRATEGIA
¿Por qué vemos caras en la Luna, las montañas y las tostadas?
Lauren Everitt BBC
El ser humano siempre ha visto caras en los objetos o lugares más insólitos: en la Luna, en
vegetales o incluso en una tostada quemada.
Ahora, un grupo berlinés está rastreando el planeta mediante imágenes satelitales en busca de
rasgos que recuerdan a rostros humanos a nuestro alrededor. Pero ¿qué hay detrás de ese deseo
de ver caras en lo que nos rodea?
La mayoría de la gente nunca ha oído hablar de la pareidolia, pero casi todos la hemos
experimentado. Cualquiera que haya mirado a la Luna y haya encontrado dos ojos, una nariz y
una boca ha sentido la fuerza de la pareidolia. El diccionario lo define como "la percepción
imaginada de un patrón o un significado donde no lo hay". E incluye cosas tan dispares como
identificar caras en la corteza de un árbol, ver animales en las nubes o siluetas humanas en las
montañas.
El estudio alemán de diseño Onformative está inmerso en la que probablemente sea la mayor
búsqueda de pareidolia hasta ahora. Su programa Google Faces se pasará los próximos meses
husmeando las imágenes de Google Maps en busca de formas parecidas a rostros humanos. Para
ello el programa examinará el planeta entero varias veces y desde diferentes ángulos. Hasta
ahora Google Faces ya identificó entre otros un espeluznante perfil en Magadan, una remota
región de Rusia, un tipo con pelos en la nariz en Kent, Inglaterra, y una criatura de aspecto
desagradable en las montañas de Alaska.
Texto sintetizado
Hay una gran variedad de fenómenos que experimentan las personas y que son muy difíciles
de explicar. Una de ellas es la pareidolia. Esta se define como "la percepción imaginada de un
patrón o un significado donde no lo hay". Técnicos europeos están utilizando la tecnología
para buscar patrones de rostros humanos en lugares insólitos y se han encontrado con varias
sorpresas. Lo que queda pendiente es conocer las causas del fenómeno.
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Realicemos una FICHA DE
02 REGISTRO
¿QUÉ ES UNA FICHA DE REGISTRO?
Se les denomina así porque recopilan los datos de las fuentes consultadas en los
diversos recintos (bibliotecas, hemerotecas, videotecas, etc.). Actualmente hay
diversas formas de referir cada una de las fuentes que se utilizan, por ejemplo, está el
modelo propuesto por la Asociación de Lenguas Modernas (MLA) o el de la Asociación
Americana de Psicología (APA).
REFLEXIONA
INFORMACIÓN LEÍDA?
Según el invetigador Halpern, hay tres elementos fundamentales para entender el efecto
de las redes sociales en las personas: la dopamina, la mielina y el “parque de las ratas”.
“La dopamina es central porque nosotros pensamos en función de un circuito de
recompensa”, explico el académico. Esta recompensa es lo que nos genera placer y lo
que nos hace querer volver a obtenerlo nuevamente. La investigadora de Temple
University, Lauren Sherman, demostró que las redes sociales provocan este mismo
proceso y obtuvo como resultado que la secreción de dopamina dependía de cuán
popular era la persona en la red social.
Luego de un repaso por estudios que sostienen que la depresión y sus diagnósticos han
aumentado y de una vista rápida a los números de conexión digital, como por ejemplo
que sólo en Estados Unidos se envían 69 mil textos por segundo, el director de
TrenDigital de la Facultad, Daniel Halpern, argumentó que “al parecer, la comunicación
electrónica no estaría satisfaciendo nuestra necesidad más profunda de conexión. Al
contrario, se está creando una ilusión de que estamos conectados socialmente”.
Las tres razones que se han dado en esta incidencia que tienen las redes sociales en la
salud mental son: la comparación social, el lenguaje negativo y la productividad. La
primera corresponde a que en las RRSS se conoce sólo lo mejor de la otra persona. “Eso
es lo que ven las personas, entonces si ya hay alguien que se siente triste, solo, y va a
allá y se mete y ve que todos están con amigos y pasándola espectacular…es una daga
al corazón”, afirmó el profesor. El lenguaje negativo se da mucho en las RRSS, pues
generalmente los usuarios dicen lo que piensan y no piensan lo que dicen. En cambio, en
el cara a cara hay un mayor filtro social, pues se piensa más al momento de hablar.
“Alguien que está mucho tiempo en redes sociales y ve cómo se trata la gente le da
asco”, recalcó el director de TrenDigital y agregó que “en las redes sociales, la gente
puede estar tres horas conectado y le preguntan ‘¿qué hiciste? Nada’”, pues luego de
estar conectado constantemente las personas tienden a bajar considerablemente el
ánimo. Esto porque sienten cero productividad.
http://comunicaciones.uc.cl/academico-daniel-halpern-hay-evidencia-cientifica-que-
considera-que-las-pantallas-y-las-redes-sociales-son-cocaina-electronica/