Autogestion y Cogestion

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Desde el fin de la segunda Guerra Mundial, la cogestión se ha convertido en modelo guía del orden

económico de la República Federal de Alemania. Sin embargo, la visión de un orden económico


cogestionado ya había sido formulada como parte de los planteamientos democrático-económicos
de las organizaciones sindicales, plasmados en el programa de democracia económica de la
Confederación General de Sindicatos Alemanes del año 1928. Esta visión de la cogestión en la
economía como soporte de la democracia sigue vigente. Una democracia política que se limita al
Estado y sus organismos carece de fundamentos sólidos (Kissler et al. 2011:26-49). No es por
casualidad que el modelo de cogestión alemán se haya convertido en emblema
internacionalmente reconocido del capitalismo socialmente controlado o economía social de
mercado. La cogestión en las plantas regulada por leyes y la cogestión en las empresas alemanas
con base en diversas leyes representan los pilares fundamentales de las relaciones industriales en
Alemania que deben cuidarse de cara a las funciones que la cogestión cumple. A diferencia de la
arena de las convenciones colectivas, caracterizada por conflictos de intereses (por ejemplo
huelgas), la cogestión gira en torno al diálogo y la cooperación. De ahí que la función principal de
la cogestión sea la democratización de la economía con base en una “cooperación conflictiva”
entre el capital y el trabajo (Mueller-Jentsch 1999b:7-11). Ello convierte la cogestión en la empresa
en un factor promotor de la paz. Además, la cogestión empresarial promueve también la
integración e innovación. La cogestión no sólo integra a los trabajadores y sus sindicatos al sistema
de las relaciones industriales, sino que implica también una corresponsabilidad en el marco de la
cooperación social entre patronos y trabajadores como partes iguales. La comunicación entre
actores sociales con intereses divergentes promueve la innovación, como ha sido 11 demostrado
por estudios científicos sobre la cogestión en las plantas.4 Sin embargo, lo que en teoría luce
plausible, presenta problemas funcionales, fallas y limitaciones en la praxis de la cogestión. Este
potencial es también activado por los órganos donde funciona la cogestión, como es el caso de las
juntas de vigilancia. Los representantes de la “banca patronal” en la junta que analizan las
posiciones e ideas de los representantes de la “banca de los trabajadores” no sólo terminan
comprendiendo mejor los intereses de los trabajadores, sino también teniendo en cuenta sus
proposiciones sociales y económicas en sus estrategias de innovación.

Una investigación sobre el impacto de la Ley de Cogestión de 1976 en 155 sociedades anónimas
demuestra que la cogestión empresarial no genera efectos negativos respecto de la política de
inversión de las empresas. Al contrario, el análisis de las patentes otorgadas antes y después de la
aprobación de la Ley de Cogestión de 1976 evidencia un impacto positivo de la cogestión respecto
del número de patentes otorgadas, es decir, que la cogestión promueve la actividad innovadora
(Kraft/Stank 2004), corroborando la función innovadora de la cogestión (v. Cap. 1). Otros estudios
demuestran que la cogestión no genera efectos negativos sobre el rendimiento del capital propio
(Vitols 2006) ni hace caer el valor de mercado de las empresas (Frick 2005). Al contrario, la
cogestión paritaria en la junta de vigilancia genera efectos positivos en la productividad y las
ganancias de las empresas (Renaud 2008). Uno de los problemas funcionales de la cogestión es la
falta de paridad en las comisiones de la junta de vigilancia (v. Cap. 3.1). También en este respecto,
un análisis del rendimiento empresarial no sirve como soporte de argumentos contra la garantía
legal del principio de paridad en las comisiones de la junta de vigilancia (Vitols 2009). La detallada
y exhaustiva evaluación de estudios econométricos presentada por Jirjahn (2010), que incluye los
más recientes trabajos de investigación, indica que la cogestión en las plantas y la cogestión
empresarial tienen potencial para aumentar el rendimiento económico de las empresas y que la
cogestión paritaria fomenta su productividad.

El Nobel Ostrom tenía razón

El nuevo estudio confirma las teorías de Elinor Ostrom, que ganó el Premio Nobel de Economía en
2009 por desafiar la sabiduría convencional de que la propiedad común siempre se administra de
forma deficiente y que debería ser regulada por autoridades centrales o privatizadas. Según
Ostrom, los usuarios de recursos suelen desarrollar sofisticados mecanismos para la toma de
decisiones y la aplicación de reglas para tratar los conflictos de intereses.

Fomentar la participación de las personas trabajadores supone reforzar la competitividad y, por


tanto, fortalecer el proyecto empresarial, según el responsable de recursos humanos de MAN
Josef Schelchshorn. “Contribuye a alinear los intereses de plantilla y dirección y, si todas las partes
comparten objetivos, se refuerza considerablemente el proyecto empresarial”, ha explicado,
incidiendo en que esto supone “gestionar con visión de futuro”. “La participación de las personas
trabajadoras supone la transparencia total por parte de la dirección, pero a cambio supone que las
y los trabajadores compartan la responsabilidad del éxito o fracaso de la empresa”, ha subrayado,
ya que ayuda a evitar recelos, fomentar la unidad de acción y crear un clima de confianza en el
seno de la compañía.

Schelchshorn está en Gipuzkoa estos días, conociendo los proyectos estratégicos del territorio en
el marco de la red de internacionalización que impulsa el programa foral Etorkizuna Eraikiz. En
este contexto, ha participado esta mañana en un encuentro celebrado en la Fundación Orona de
Hernani, que ha tenido como eje la contribución que la participación puede realizar a la
competitividad de la empresa. Schelchshorn ha desgranado el caso de Alemania, analizando el
modelo de cogestión empresarial y haciendo contraste con las experiencias profesionales que ha
tenido en Hungría y el Estado español. La presentación del acto ha corrido a cargo del diputado
general de Gipuzkoa, Markel Olano, y también han participado el presidente de la Corporación
Mondragón Iñigo Ucín y su homólogo de CIE Automotive Antón Pradera.

En la dinámica de reflexión que ha cerrado el acto, Ucín y Pradera también han coincidido en
señalar la participación como elemento de competitividad. “Puede que sea el elemento más
importante”, ha subrayado Ucín. “Yo creo que el futuro nos lleva inevitablemente en esta
dirección, la colaboración entre plantilla y dirección es inevitable para el éxito del proyecto
empresarial, y creo que todos y todas somos cada vez más conscientes de ello”, ha destacado
Pradera. Schelchshorn, por su parte, ha opinado que el modelo alemán es exitoso pero a la vez no
puede ser exportado. “Mis propuestas son apostar por integrar a los trabajadores en la empresa,
ése es el futuro. Transparencia, confianza, respeto… Por lo que he visto hoy, vais por el buen
camino”, ha dicho.
Ahora, analizaremos las tres modalidades de cogestión empresarial: - Participación en las
utilidades: Está regulada por nuestra Constitución Política del Estado y por el Decreto Legislativo
N° 892, de manera amplia. Compartiendo la opinión de Daniel Echaiz Moreno, la consideramos
como “la forma más tenue de cogestión, puesto que los trabajadores no están ejerciendo ninguna
capacidad de dirección y menos de decisión, sino que se limitan a recibir determinados
porcentajes de utilidades”. Así, cuando finaliza el año y se hace el reparto de utilidades, se les da
un porcentaje a los trabajadores, lo cual se especifica en este dispositivo jurídico. Señalan
Guillermo Boza y Cecilia Guzmán que el “derecho de los trabajadores a la participación en las
utilidades es diferente al derecho societario a los beneficios de la empresa en función de las
acciones o participaciones que se tengan en la misma”8 . Distingamos los enfoques laboral y
societario que concitan la materia sub-examine, reconociendo que este último sirve como soporte
conceptual del primero.

- Participación en la gestión: Supone que el trabajador cuenta con un rol más activo pues sus
opiniones y decisiones son tomadas en cuenta por quienes dirigen la empresa. Como bien señala
Juan José Martínez Ortiz, “la participación de los trabajadores en las decisiones de la empresa
implica el derecho de intervenir e influir en el ámbito de poder del titular de la empresa”. Es
importante el rol que desempeñan los trabajadores pues no solo toman decisiones que los
beneficien a ellos, sino que afecten el destino de la empresa.

- Participación en la propiedad: Constituye la mayor forma de cogestión pues ahora el trabajador


también se ha convertido en titular de la empresa. En efecto, al poseer -por ejemplo- cierta
cantidad de acciones dentro de la empresa, se ha convertido en accionista, y como tal no sólo va a
participar en el reparto de utilidades, sino que además participará en la adopción de decisiones,
actuando de la mejor manera para que la empresa rinda frutos y así sea productiva la empresa en
la cual ahora es accionista. Es en este tercer aspecto en el cual ahondaremos en las siguientes
líneas, al analizar las opciones de compra de acciones por parte de los trabajadores.

Es necesario comenzar la exposición aclarando el significado del término “cogestión”, para


diferenciarlo de otros esquemas de participación en las decisiones económicas. Al respecto puede
citarse a Sabino (1991: 1), quién la define como:

Participación de los trabajadores en la gestión de la empresa a través de representantes suyos en


el directorio y en algunas otras instancias de gestión: gerencias, departamentos, etc. La cogestión
puede ser una derivación de la copropiedad de la empresa o puede ser independiente de ésta,
como resultado de leyes que la imponen.

En este sentido, se diferencia de la autogestión, ya que esta se refiere a aquellos casos donde los
trabajadores toman las decisiones gerenciales en forma independiente, sean o no propietarios de
la empresa; por otro lado, las cooperativas se conforman por un grupo de socios que comparten
sus servicios y sus ganancias, y que eligen una junta directiva que tome las decisiones generales.
Otro término con el que puede confundirse la cogestión es el de copropiedad, donde los
trabajadores poseen una porción significativa de las acciones de la empresa, hecho que puede dar
cabida a la aplicación de mecanismos cogestionarios.

Para el caso venezolano, las experiencias de cogestión que se vienen aplicando en el sector
empresarial, no parten de la copropiedad de la firma, sino que se basan en la expropiación por
parte del Estado de empresas en crisis, declaradas como utilidad pública, y entregadas a los
trabajadores para que sean coadministradas por ellos y por los directivos designados por el
gobierno. Se han dado otros casos en los cuales los propietarios privados, con la finalidad de
acceder a planes de financiamiento del sector público, aceptan la cogestión dentro de sus
estructuras directivas, sin compartir la propiedad de la empresa. En todo caso, los mecanismos de
cogestión que comienzan a aplicarse en el país no se basan en la copropiedad de empresas, sino
en la aplicación voluntaria de los propietarios, sean estos del sector público o del privado.

Con la finalidad de normar las condiciones bajo las cuales se desarrollan los procesos de cogestión,
se ha planteado la necesidad de crear leyes que regulen la materia, por lo que una vez aprobado el
marco legal respectivo, daría lugar a nuevas modalidades de cogestión, tal vez en forma
obligatoria si así lo establece el instrumento normativo aún por aprobar2. Como referencia a este
contexto jurídico en construcción, puede comentarse que recientemente se ha aprobado el
Reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo3, donde se incorpora como norma que las empresas
del sector privado que reciban protección especial del Estado, tienen la obligatoriedad de
incorporar representantes de los trabajadores a sus juntas directivas (art. 215), en términos
similares a los previstos para órganos del sector público (art. 203 a 214); es decir, se abre la
posibilidad de condicionar el apoyo oficial a la incorporación de la cogestión en las decisiones
empresariales.

El contexto jurídico-político-social

En el ámbito de las decisiones políticas y jurídicas que se relacionan directamente con los
mecanismos de cogestión, se hará referencia a tres de los instrumentos que le sirven de referencia
en la actualidad; estos son la Constitución Nacional, ya referida anteriormente, el documento
sobre el Nuevo Mapa Estratégico, y el proyecto de “Ley de participación de trabajadores y
trabajadoras en la gestión de empresas públicas y privadas”, presentado por la Unión Nacional de
Trabajadores (UNT). Los comentarios que se esbozarán sobre estos instrumentos se concentrarán
en las implicaciones que tiene cada uno de ellos sobre la configuración del sistema económico
propuesto por el gobierno central.

En primer término, la Constitución Nacional establece lineamientos para promover y proteger las
diferentes formas de participación popular, en lo social y lo económico, comprometiendo al
Estado a proporcionarles capacitación, asistencia técnica y financiamiento oportuno (art. 70, 118,
308). En estos términos no solo se refiere a la cogestión, sino a todos los medios de participación y
formas asociativas “guiados por valores de mutua cooperación y solidaridad” (cooperativas,
autogestión, cajas de ahorro, entre otros).
Al mismo tiempo se preserva el respeto a la libertad económica y la propiedad privada, con las
limitaciones que implemente el Estado en aras del interés social y con el objetivo de “lograr una
justa distribución de la riqueza mediante una planificación estratégica democrática, participativa y
de consulta abierta” (art. 112, 299).

Lo anterior puede interpretarse como la supremacía del Estado para decidir cuando la libertad
económica de los agentes privados debe ser intervenida, para favorecer objetivos de tipo social.
Con este marco constitucional, queda abierta la puerta a decisiones gubernamentales que puedan
imponer la cogestión de manera coercitiva, y aplicable aún en los casos donde los propietarios
privados pudieran oponerse. Actualmente no hay un régimen jurídico específico que regule esta
situación probable, pero pudiera estar amparado por la norma constitucional.

¿Qué es eso de la cogestión empresarial?

La cogestión empresarial es la capacidad de codirigir y limitar el poder de las empresas, tanto en


las empresas menores como en las plantas dirigidas por las empresas, del propietario de la
empresa, accionistas y de los gestores o ejecutivos mediante la cogestión de los trabajadores.  La
Constitución alemana en su formulación del principio del estado social en los artículo 20,
parágrafo 1, y 28, parágrafo 1, justifica el derecho legal de cogestión de los trabajadores, tanto en
la dirección empresarial, cogestión empresarial,  como también en las plantas, derecho de
régimen empresarial y de comités de delegados, y en la administración pública, derecho de
representación de los trabajadores, sin describir la forma en la que debe desarrollarse.

La cogestión empresarial se centra en  permitir que los trabajadores de la empresa ejerzan una
influencia limitada sobre las decisiones empresariales y económicas del consejo de administración
y también sobre las decisiones de la junta directiva o los gestores administrativos para que se
equilibren no sólo los intereses de los propietarios de la empresa, propietarios o accionistas,   sino
también los intereses de los trabajadores.

El sistema por el cual se integra a los trabajadores en la cogestión empresarial se regula en la Ley
de Cogestión que establece que los trabajadores eligen a los miembros del llamado Consejo de
Inspección a través de elecciones directas, en aquellas empresas de hasta 8000 trabajadores y en
las de más de 8.000 trabajadores mediante los llamados delegados electorales que son elegidos
mediante un procedimiento de elección similar al de hasta 8.000 trabajadores, elección directa
con voto secreto.

El procedimiento electoral se edifica en elecciones cada cuatro años en las que participan todos
los trabajadores con una antigüedad mínima de 6 meses. Los directivos y ejecutivos no tienen
derecho a voto. Según el número de trabajadores de cada planta se elige a un delegado de
personal y va aumentando hasta los 35 delegados en el caso de empresas o plantas con 9.000 o
más trabajadores añadiendo 2 delegados más por cada 3.000 trabajadores más, los elegidos
forman el llamado consejo de planta.

El consejo de planta tiene capacidad legal para una serie de actuaciones:


-La cogestión forzosa. Las decisiones del propietario o accionista requieren la aprobación previa
del consejo de planta. Si el Consejo de planta lo veta, no se puede poner en marcha la decisión, si
pese a esto la ejecuta, no tiene efectos legales.

-La exigencia de correctivos.  Si el Consejo de planta recibe quejas de los trabajadores y si las
considera justificadas tras haber sido investigadas, puede exigir correctivos y se han de aplicar.

- Supervisión del proceso de salvaguarda del trabajador ante despido o régimen disciplinario. No
hay despido en la planta si el empresario no lo ha expuesto previamente ante el Consejo de
planta.  Y en aquellos casos de cogestión forzosa el empresario solo podrá ejecutar tales medidas
si el Consejo de planta lo aprueba.

El sistema de cogestión empresarial no solo se aplica en las empresas privadas sino que se ha
trasladado al ámbito de la administración pública, sea Lander, administración federal o municipal.

La cogestión empresarial es parte importante de la cultura laboral en Alemania. Todos los expertos
en relaciones laborales destacan que es gracias a ella que hay paz social en las empresas y en la
administración pública en Alemania. Tanto es así que cuando en 2006 se celebró el 30 aniversario
de la Ley de cogestión la canciller sra Merkel afirmó: “la cogestión es una ventaja y no es una
desventaja competitiva de Alemania y un componente imprescindible de la economía social de
mercado.”

¿QUÉ ES LA COGESTIÓN?

La cogestión, en el ámbito empresarial, es la práctica mediante la cual los empleados tienen un


papel importante en el desempeño de la gestión de la empresa. La palabra es una traducción
literal del alemán Mitbestimmung.
Su aplicación práctica apareció en Alemania allá por el año 1949 en el sector del carbón y el acero
y es a su vez el país pionero en la aplicación de éste método en sus empresas.
 

“NO SÓLO DE PAN VIVE EL HOMBRE”

El titular de este apartado no se ha descontextualizado,  se ha elegido deliberadamente, ya que


expresa gráficamente uno de los sentidos del ser humano: necesita reconocimiento, aprobación,
participar en los proyectos y toma de decisiones.
En el mundo empresarial la motivación de los empleados ha sido reconocida como un factor
primordial en el éxito de la empresa. La asunción y aplicación práctica de este entendimiento por
parte de consejo de dirección conlleva la participación de los trabajadores en la toma de
decisiones.
Bajo el prisma del modelo de la cogestión la participación del trabajador en el accionariado o
capital de la misma no es lo importante, lo que realmente importa es la aportación de sus ideas
y propuestas en la configuración de un futuro más sólido elaborado en común por el conjunto de
las partes.
Ha sido Alemania, donde la cogestión ha sido el núcleo en torno al cual gira su economía política,
la que ha facilitado la participación de los trabajadores en la toma de decisiones y ha permitido
demostrar empíricamente las bondades de éste método.
Los resultados económicos en éste país son numéricamente incontestables a poco que reparemos
en la calidad de sus productos, su volumen de exportaciones,  nivel de vida, nivel educativo  y
protección social de sus ciudadanos. En todo ello ha tenido y sigue teniendo gran parte de culpa su
extendido sistema de cogestión. Figura dentro de las primeras 4 principales economías mundiales.
 

REQUISITOS PARA CALIFICAR UN PROCESO DE COGESTIÓN

La cogestión requiere que todas las partes del proceso tengan un entendimiento común de qué
es lo que se quiere lograr. en qué posición se encuentran ahora y cómo deben actuar para cerrar
la brecha (gap) entre las expectativas y los logros alcanzados.
La cogestión es sólo verdadera cuando una parte no puede actuar sin la otra, lo cual no significa
que todas las partes de la empresa se reconocen imprescindibles la supervivencia y mejora
continua de la empresa.
 

¿QUÉ BENEFICIOS REPORTA LA COGESTIÓN A LA EMPRESA?

1. Fomenta las condiciones organizacionales que permiten el desarrollo y la satisfacción


plena de las personas, así como el logro de los objetivos individuales y colectivos,
alcanzando la eficiencia y eficacia.

2. Alto grado de corresponsabilidad e implicación, incluso en momentos de adversidad.

3. Mayor fidelización del trabajador.

4. Reducción de intereses opuestos y por consiguiente de conflictos entre las partes.

5. Aumenta el nivel de calidad de los productos y servicios prestados.

6. Mayor eficiencia en los procesos debido a una mayor motivación.

Formas de cogestión. Esta palabra es equívoca y, en sentido amplio, abarca grados o niveles de
participación muy distintos: a) Información, o derecho del trabajador a ser informado sobre la
marcha de la empresa; b) consulta, con derecho a hacer sugerencias, sin obligar a la gerencia; e)
control o comprobación de documentos y hechos; d) veto a las decisiones del empresario que
sigue conservando la iniciativa; e) codecisión, en que se comparte con el elemento empresarial la
máXIma gestión y aun la marcha y responsabilidad de la dirección. 

LA AUTOGESTION

Hay en la historia numerosos ejemplos de tendencias autogestionarias siendo las más


mencionadas, por aquellos que aman la autentica emancipación, la Comuna de París, influenciada
en gran medida por el pensamiento de Proudhon, y las colectividades libertarias de la revolución
española. Si nos remontamos a la antigüedad, el pueblo chino solucionó sus conflictos sociales o
personales sin intervención de autoridad alguna; la cultura taoísta, propiciadora de cierta armonía
natural y sobriedad, rechazaba el poder, los cargos públicos y la legitimidad de un hombre para
juzgar a otro. Pero la auténtica cuna del pensamiento autogestionario hay que buscarla en el
mundo griego. Max Nettlau consideró que, mientras los grandes despotismos orientales no
llevaron progreso intelectual alguno, el ambiente del mundo griego, compuesto de autonomías
más locales, permitió el florecer del pensamiento libre; siempre en tensión con los despotismos
vecinos, el territorio griego fundó una vida cívica, autonomías, federaciones, centros de cultura y
numerosos pensadores se elevaron, con ciertos límites, sobre el pasado. Heleno Saña considera el
humanismo griego el punto de partida de un socialismo virtuoso, democrático y antiautoritario. La
democracia ateniense, con todos sus defectos, pudo ser el primer modelo de praxis política
basado en la gestión directa del pueblo. Hay que destacar a Zenón (342-270 a.c.), fundador de la
escuela estóica y creador de una gran obra que resulta un precedente del pensamiento libertario
al rechazar la coacción externa y valorar el impulso moral del individuo. El cristianismo,
influenciado por la filosofía griega -y en especial, el estoicismo-, se organizó en origen en pequeñas
comunidades autónomas que rechazaban la propiedad privada y la esclavitud y practicaban el
pacifismo y el reparto equitativo; con el tiempo, las comunidades cristianas pactaron con el Estado
traicionando su origen autónomo y libre.

Algunos movimientos religiosos durante la Edad Media, como los anabaptistas, postulaban ya
ciertos principios autogestionarios, antiautoritarios y de igualdad de clases. Las ciudades libres del
Medievo, tan mencionadas por Kropotkin, no estaban sometidas a ninguno de los grandes poderes
-el feudal, el real y el eclesiástico- y defendían el derecho a vivir de su trabajo al margen de la
rapiña de los señores feudales; aunque su estructura y funcionamiento eran jerárquicos, se regían
por ciertos principios democráticos con asambleas públicas y gozaban de una amplio margen de
autonomía para sus asuntos internos, independientemente de los poderes públicos.

Con el Renacimiento llegó una potenciación de la creatividad humana y una mayor concienciación
sobre la libertad; de esta manera, el principio autogestionario encontró una base para su
crecimiento. Se revalorizó la cultura greco-latina y se combatió el dogmatismo religioso
asentándose las bases para el humanismo. Entre los siglos XVI y XVII, pensadores como Tomás
Moro, Tomaso Campanella y Francis Bacon indagaron en la sociedad autónoma ideal, de espíritu
emancipador aunque con algunos elementos represivos e irracionales. Moro se anticipó a
Proudhon en señalar la propiedad privada como un robo, un acto de expropiación por parte de los
nobles o ricos a los pobres. Desgraciadamente, estas utopías, al igual que la de Platón en el mundo
griego, no primaban la libertad y el valor del individuo sino que contemplaban el todo sacrificado a
las partes; era el germen del socialismo autoritario, aunque como elementos positivos hay que
señalar el intento de dar una visión racional y la confianza en la ciencia. Pensadores como Grotinzs
y Spinoza, en la primera mitad del siglo XVII, superaron la visión feudal y la monarquía absoluta y
asentaron la idea de la soberanía del pueblo, del pacto social basado en el derecho y la razón.
Serán los ingleses los que darán forma al liberalismo y a la democracia moderna, especialmente
John Locke a quién corresponde la siguiente frase: “Todos los hombres son por naturaleza libres,
iguales e independientes”. Esta visión de Locke, la que considera el gobierno como un producto
del contrato o pacto voluntario suscrito por una comunidad de hombres libres y considerando la
vida, la libertad y la propiedad como inalienables, dominará el siglo XVII. Pensadores como
Montesquieu, Rousseau o David Hume y revoluciones como la americana (1776) o la francesa
(1789) pueden considerarse resultantes del pensamiento liberal-democrático. La ilustración
francesa prestará más atención a la igualdad y a lo social que la tradición inglesa, más atenta a la
libertad individual del hombre. Rousseau describió una sociedad política basada en la igualdad y
libertad de los ciudadanos y asentó los principios de una pedagogía racional basada en la
potenciación y desarrollo de los buenos instintos inherentes al ser humano. El viejo mundo
encontró una fuerte proyección en norteamérica, que fue fecunda durante los siglos XVIII y XIX en
espíritus inconformistas como Jefferson, Thoreau y otros muchos. Sería injusto criticar a todos
estos autores mencionados como lacayos de la burguesía, que se convertiría muy pronto en clase
dominante, y hay que situar su pensamiento en el momento como representante del progreso y la
libertad. Es inevitable mencionar también a Emmanuel Kant (1724-1804), uno de los grandes
filósofos de la historia, pensador influenciado por la Ilustración y que tanto legado dejó en aras de
una libertad integral del hombre, una libertad que supone la emancipación definitiva basada en la
igualdad y la autonomía.

De igual manera, la gestión colectiva se expresa en el autocontrol que asumen frente a decisiones
de control y vigilancia de los recursos, lo cual implica aprobar, reorientar o no aprobar aquellas
acciones que no se encuentren en el rumbo de consecución de objetivos y metas determinadas
por el colectivo. Unidad VI - Dimensiones y Estrategias del Desarrollo Empresarial Asociativo 6.3.1.
Características de la autogestión en la empresa asociativa y solidaria En las diferentes formas
empresariales de la economía solidaria, la gestión asume características especiales, conocidas
como la gestión del colectivo o la autogestión empresarial, las cuales se mani-estan en las
dimensiones que se muestran en la -gura No. 10. Participativa Signi-ca que de manera implícita o
explícitamente todos los asociados deben tomar parte en la gestión de la empresa, ya sea
atendiendo de manera directa esta responsabilidad o asumiendo posiciones de apoyo. La
participación no sólo representa un principio, sino un derecho de los asociados, el cual debe ser
promovido por la organización propiciando espacios apropiados para su práctica democrática.
Directa o delegada Es directa cuando el asociado asume la responsabilidad de hacer parte de la
gestión de la empresa, acepta la elección realizada por el colectivo social o asume roles dentro de
las actividades de la organización. Es delegada, cuando el número de asociados es muy numeroso
en la empresa y por lo tanto se abre la posibilidad de la representación que es asumida por un
asociado y no por personas ajenas a la empresa solidaria.

1. ¿Qué es la autogestión empresarial? La autogestión empresarial existe cuando los propios


trabajadores gestionan la empresa y son propietarios de los medios de producción. No
siempre los modelos son puros, sino que en muchos casos revisten características que no
serían propias de esta modalidad productiva (existencia de asalariados, asociación con
inversores capitalistas, etc.). La visión clásica de la autogestión diferencia de la empresa
tradicional, que se caracteriza por la división entre los propietarios de los medios de pro el
formato autogestionario implica que desaparece esa división, y que los integrantes de la
organización reúnen empresarios (propietarios), asumiendo ellos mismos las tareas de
gestión empresarial. El modelo de cooperativa Una empresa autogestionada implica que
la propiedad y/o la administración de los medios son responsabilidad del colectivo que se
asocia. Si bien la administración es responsabilidad del colectivo, la propiedad no
necesariamente recae sobre el mismo. Este último caso es usual en el marco de sistemas
económicos donde el Estado conserva la propiedad de los medios de producción. œ
generan en la tarea empresarial son asumidos solidariamente por el colectivo, lo que
implica, en la teoría, que obligaciones recayendo en una parte del colectivo, salvo los
estrictamente vinculados a las áreas funcionales. En efecto, el reparto de las utilidades o el
sistema de participación debe asegurar criterios de equidad mediante fórmulas como la
distribución a prorrata de lo aportado, una persona - un voto, etc. No se admite la
existencia de ˆ en la gestión y en el reparto de excedentes. Por tanto, la existencia de un
desvío respecto a un modelo puro de empresa autogestionada. delos de organizaci ón
puros que difícilmente se encuentren en la práctica. œ

Definición de autogestion

El término autogestión presenta un uso extendido en nuestro idioma y por ello es posible que nos
encontremos con él en diversos ámbitos, en tanto, en el ámbito económico se llama así al sistema
de gestión de una empresa que se caracteriza porque son los trabajadores los que toman las
decisiones inherentes a la producción.

Economía: sistema de gestión de una empresa en el que los empleados toman las decisiones

Como sabemos lo usual es que esas resoluciones las tomen los dueños que no son los empleados.

Ahora bien, antes de referirnos a las situaciones concretas debemos mencionar que se trata de un
concepto conformado a partir de dos palabras que también disponen de referencias de uso
habitual.

Auto es un prefijo que refiere aquello que es propio o en su defecto por sí mismo, en tanto,
gestión implicará la dirección o la administración de una empresa o de un negocio.

En el ámbito económico, la palabra que nos ocupa se usa para denominar al particular sistema de
gestión que presenta una empresa y que se caracteriza porque son sus empleados o trabajadores
quienes disponen de autoridad y de decisión sobre la producción y el funcionamiento de la misma.

Las cooperativas, el emblema de la autogestión

Las cooperativas son el ejemplo emblemático de este mencionado sistema.

La cooperativa en el plano económico representa a una organización solidaria, conformada por la


unión de varias personas que trabajan mancomunadamente para conseguir un fin o meta.
Sus integrantes, denominados formalmente como cooperativistas, tienen como objetivo un plan
económico que solamente es plausible de lograrse con la unión de todos, dejando de lado los
propósitos individuales.

Todos son iguales, no hay jefes

Uno de los rasgos característicos es que en la cooperativa todos son iguales, no hay un jefe, ni
alguien que tenga más poder que el otro, todos disponen del mismo valor y de la misma
importancia, es decir, son socios, compañeros.

Puede haber una diferenciación en materia de funciones para así garantizar una eficiente
actividad, pero quien ocupe cada cargo es decidido por la mayoría del grupo y la ocupación de
estos puestos es por un tiempo determinado.

Cooperativa versus empresa

Como se puede apreciar, la cooperativa se enfrenta al concepto de empresa que prima en el


sistema capitalista y en la cual hay un dueño que es el que dispone de los medios de producción, y
los empleados que son los que ofrecen su fuerza laboral a cambio de la percepción de un salario;
los dueños son los que se llevan todas las ganancias, mientras que en la cooperativa los beneficios
se dividen entre todos en partes iguales.

Vale mencionarse que las cooperativas prevalecen en contextos políticos donde hay un predomino
de las ideas marxistas, anarquistas, que se contraponen contra la propiedad privada.

Por otra parte, es habitual que más allá del ideario político dominante en un lugar, la cooperativa
pueda surgir como consecuencia de la quiebra de la empresa.

Los empleados para no perder su fuente de trabajo deciden continuar operando la empresa per
se.

Política: gobierno llevado a cabo por aquellos órganos elegidos directamente por sus miembros

Por otra parte, en materia política, la autogestión implica aquel tipo de gobierno que funciona en
un país o comunidad en el cual son los órganos elegidos por sus miembros directamente los que se
ocupan de la administración pública y política.

En materia de administración de empresas o de los negocios en general, la autogestión supone a


una serie de metodologías, estrategias, entre otras cuestiones, que se ponen en práctica y que
permiten que los individuos puedan direccionar y tomar decisiones en sus actividades para así
cumplir los objetivos que se hayan propuesto.

Principalmente esta propuesta tiene como misión que sean las propias personas quienes puedan
cumplir sus objetivos gracias a sus propios esfuerzos y decisiones.
Básicamente, esta acción se pone en actividad disponiendo metas, tareas, planes,
autoevaluaciones, que hacen de soporte y de ayuda en ese camino de la autogestión.

Si bien se trata de un método que se ha implementado primeramente en el contexto de las


empresas y de los negocios, hoy, ya se lo ha extendido a otros campos como el de la psicología,
también en educación, en la informática, ámbito tan popular por estos tiempos, en medicina, en
cooperativas, entre tantísimos contextos en los cuales esta proposición resulta de enorme ayuda
para el logro de metas y el desarrollo en general.

La autogestión es un sistema de organización social y económico principalmente caracterizado


porque la actividad desarrollada es realizada por parte de las mismas personas encargadas
de dicha labor. Las cuales cooperan para su consecución, cuentan con absolutas facultades en la
toma de decisiones y el control de la empresa u organización.

La autogestión significa de manera etimológica, la gestión por uno mismo. Es por ello que tiene
aplicaciones en otros campos ajenos a la economía social, como la política, la cooperación y la
sociología. Por su origen y explicación suele relacionarse con el pensamiento
anarquista, socialista y marxista, como se ve en la definición de la dictadura del proletariado.
La idea anarquista de autogestión cobró mayor significado a partir de 1950 como una práctica
extendida en Yugoslavia. Se llevaba a cabo entonces esta práctica como sistema general de
organización social y política a todos los niveles del Estado. La autogestión está relacionada
estrechamente con ámbitos de pluralidad y descentralización. Por lo que muchas veces se critica
esa propia descentralización al provocar duplicidades e ineficiencia en la gestión de los recursos.

No obstante existen formas de organización en el día a día económico que asimilan parámetros o
características propias de la autogestión y que se pueden enmarcar en el entorno capitalista y
liberal, como se puede observar desde el empresario autónomo o sociedad unipersonal, las
empresas familiares, o las grandes cooperativas sociales.

Autogestión empresarial

La autogestión, referida al ámbito de la organización y la empresa, es el uso de una serie de


metodologías, y estrategias que implementan los individuos con el objetivo de tomar decisiones
en sus actividades para cumplir los objetivos propuestos. La base de este término es la autonomía
y la capacidad de decisión de las personas.

Más concretamente, podemos decir que la autogestión es el sistema de organización de una


empresa por el cual los trabajadores participan en todas las decisiones generales, siendo capaces
de llevar a cabo tareas de administración, producción, autoevaluación y autoexigencia. Además de
tener la propiedad y participar en los beneficios.

Se trata de un concepto que se ha implementado de manera inicial en el área de la empresa y los


negocios, pero se ha extendido a otros campos como el de la psicología, la educación, la
informática, las asociaciones, muchos son los contextos donde se puede poner de manifiesto ya
que resulta de gran ayuda para alcanzar el logro de metas.

Esta modalidad organizativa significa que el papel de la coordinación y cooperación entre los
agentes está priorizada sobre las jerarquías y las relaciones de poder. Es decir, en la autogestión
son los mismos individuos los que ejercen como gestores y como operativos con independencia.

¿Cuáles son los beneficios de la autogestión?       

-Autonomía: se refiere a la capacidad que tiene el trabajador para tomar sus decisiones y
funcionar de manera individual. Esto ayuda a desarrollar la autonomía personal y a cumplir las
tareas sin necesidad de órdenes superiores.

-Rendimiento: la autogestión permite al trabajador realizar sus tareas de acuerdo a sus


posibilidades, sin la necesidad de presión externa y límite de tiempo establecido.

-Compromiso: el trabajador a través de la autogestión desarrolla un nivel mayor de compromiso.


Ese sentimiento se origina por el hecho de que todos nos sentimos más responsables del éxito o el
fracaso de una idea cuando hemos aportado nuestra parte o incluso la hemos desarrollado
nosotros mismos

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