Autogestion y Cogestion
Autogestion y Cogestion
Autogestion y Cogestion
Una investigación sobre el impacto de la Ley de Cogestión de 1976 en 155 sociedades anónimas
demuestra que la cogestión empresarial no genera efectos negativos respecto de la política de
inversión de las empresas. Al contrario, el análisis de las patentes otorgadas antes y después de la
aprobación de la Ley de Cogestión de 1976 evidencia un impacto positivo de la cogestión respecto
del número de patentes otorgadas, es decir, que la cogestión promueve la actividad innovadora
(Kraft/Stank 2004), corroborando la función innovadora de la cogestión (v. Cap. 1). Otros estudios
demuestran que la cogestión no genera efectos negativos sobre el rendimiento del capital propio
(Vitols 2006) ni hace caer el valor de mercado de las empresas (Frick 2005). Al contrario, la
cogestión paritaria en la junta de vigilancia genera efectos positivos en la productividad y las
ganancias de las empresas (Renaud 2008). Uno de los problemas funcionales de la cogestión es la
falta de paridad en las comisiones de la junta de vigilancia (v. Cap. 3.1). También en este respecto,
un análisis del rendimiento empresarial no sirve como soporte de argumentos contra la garantía
legal del principio de paridad en las comisiones de la junta de vigilancia (Vitols 2009). La detallada
y exhaustiva evaluación de estudios econométricos presentada por Jirjahn (2010), que incluye los
más recientes trabajos de investigación, indica que la cogestión en las plantas y la cogestión
empresarial tienen potencial para aumentar el rendimiento económico de las empresas y que la
cogestión paritaria fomenta su productividad.
El nuevo estudio confirma las teorías de Elinor Ostrom, que ganó el Premio Nobel de Economía en
2009 por desafiar la sabiduría convencional de que la propiedad común siempre se administra de
forma deficiente y que debería ser regulada por autoridades centrales o privatizadas. Según
Ostrom, los usuarios de recursos suelen desarrollar sofisticados mecanismos para la toma de
decisiones y la aplicación de reglas para tratar los conflictos de intereses.
Schelchshorn está en Gipuzkoa estos días, conociendo los proyectos estratégicos del territorio en
el marco de la red de internacionalización que impulsa el programa foral Etorkizuna Eraikiz. En
este contexto, ha participado esta mañana en un encuentro celebrado en la Fundación Orona de
Hernani, que ha tenido como eje la contribución que la participación puede realizar a la
competitividad de la empresa. Schelchshorn ha desgranado el caso de Alemania, analizando el
modelo de cogestión empresarial y haciendo contraste con las experiencias profesionales que ha
tenido en Hungría y el Estado español. La presentación del acto ha corrido a cargo del diputado
general de Gipuzkoa, Markel Olano, y también han participado el presidente de la Corporación
Mondragón Iñigo Ucín y su homólogo de CIE Automotive Antón Pradera.
En la dinámica de reflexión que ha cerrado el acto, Ucín y Pradera también han coincidido en
señalar la participación como elemento de competitividad. “Puede que sea el elemento más
importante”, ha subrayado Ucín. “Yo creo que el futuro nos lleva inevitablemente en esta
dirección, la colaboración entre plantilla y dirección es inevitable para el éxito del proyecto
empresarial, y creo que todos y todas somos cada vez más conscientes de ello”, ha destacado
Pradera. Schelchshorn, por su parte, ha opinado que el modelo alemán es exitoso pero a la vez no
puede ser exportado. “Mis propuestas son apostar por integrar a los trabajadores en la empresa,
ése es el futuro. Transparencia, confianza, respeto… Por lo que he visto hoy, vais por el buen
camino”, ha dicho.
Ahora, analizaremos las tres modalidades de cogestión empresarial: - Participación en las
utilidades: Está regulada por nuestra Constitución Política del Estado y por el Decreto Legislativo
N° 892, de manera amplia. Compartiendo la opinión de Daniel Echaiz Moreno, la consideramos
como “la forma más tenue de cogestión, puesto que los trabajadores no están ejerciendo ninguna
capacidad de dirección y menos de decisión, sino que se limitan a recibir determinados
porcentajes de utilidades”. Así, cuando finaliza el año y se hace el reparto de utilidades, se les da
un porcentaje a los trabajadores, lo cual se especifica en este dispositivo jurídico. Señalan
Guillermo Boza y Cecilia Guzmán que el “derecho de los trabajadores a la participación en las
utilidades es diferente al derecho societario a los beneficios de la empresa en función de las
acciones o participaciones que se tengan en la misma”8 . Distingamos los enfoques laboral y
societario que concitan la materia sub-examine, reconociendo que este último sirve como soporte
conceptual del primero.
- Participación en la gestión: Supone que el trabajador cuenta con un rol más activo pues sus
opiniones y decisiones son tomadas en cuenta por quienes dirigen la empresa. Como bien señala
Juan José Martínez Ortiz, “la participación de los trabajadores en las decisiones de la empresa
implica el derecho de intervenir e influir en el ámbito de poder del titular de la empresa”. Es
importante el rol que desempeñan los trabajadores pues no solo toman decisiones que los
beneficien a ellos, sino que afecten el destino de la empresa.
En este sentido, se diferencia de la autogestión, ya que esta se refiere a aquellos casos donde los
trabajadores toman las decisiones gerenciales en forma independiente, sean o no propietarios de
la empresa; por otro lado, las cooperativas se conforman por un grupo de socios que comparten
sus servicios y sus ganancias, y que eligen una junta directiva que tome las decisiones generales.
Otro término con el que puede confundirse la cogestión es el de copropiedad, donde los
trabajadores poseen una porción significativa de las acciones de la empresa, hecho que puede dar
cabida a la aplicación de mecanismos cogestionarios.
Para el caso venezolano, las experiencias de cogestión que se vienen aplicando en el sector
empresarial, no parten de la copropiedad de la firma, sino que se basan en la expropiación por
parte del Estado de empresas en crisis, declaradas como utilidad pública, y entregadas a los
trabajadores para que sean coadministradas por ellos y por los directivos designados por el
gobierno. Se han dado otros casos en los cuales los propietarios privados, con la finalidad de
acceder a planes de financiamiento del sector público, aceptan la cogestión dentro de sus
estructuras directivas, sin compartir la propiedad de la empresa. En todo caso, los mecanismos de
cogestión que comienzan a aplicarse en el país no se basan en la copropiedad de empresas, sino
en la aplicación voluntaria de los propietarios, sean estos del sector público o del privado.
Con la finalidad de normar las condiciones bajo las cuales se desarrollan los procesos de cogestión,
se ha planteado la necesidad de crear leyes que regulen la materia, por lo que una vez aprobado el
marco legal respectivo, daría lugar a nuevas modalidades de cogestión, tal vez en forma
obligatoria si así lo establece el instrumento normativo aún por aprobar2. Como referencia a este
contexto jurídico en construcción, puede comentarse que recientemente se ha aprobado el
Reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo3, donde se incorpora como norma que las empresas
del sector privado que reciban protección especial del Estado, tienen la obligatoriedad de
incorporar representantes de los trabajadores a sus juntas directivas (art. 215), en términos
similares a los previstos para órganos del sector público (art. 203 a 214); es decir, se abre la
posibilidad de condicionar el apoyo oficial a la incorporación de la cogestión en las decisiones
empresariales.
El contexto jurídico-político-social
En el ámbito de las decisiones políticas y jurídicas que se relacionan directamente con los
mecanismos de cogestión, se hará referencia a tres de los instrumentos que le sirven de referencia
en la actualidad; estos son la Constitución Nacional, ya referida anteriormente, el documento
sobre el Nuevo Mapa Estratégico, y el proyecto de Ley de participación de trabajadores y
trabajadoras en la gestión de empresas públicas y privadas, presentado por la Unión Nacional de
Trabajadores (UNT). Los comentarios que se esbozarán sobre estos instrumentos se concentrarán
en las implicaciones que tiene cada uno de ellos sobre la configuración del sistema económico
propuesto por el gobierno central.
En primer término, la Constitución Nacional establece lineamientos para promover y proteger las
diferentes formas de participación popular, en lo social y lo económico, comprometiendo al
Estado a proporcionarles capacitación, asistencia técnica y financiamiento oportuno (art. 70, 118,
308). En estos términos no solo se refiere a la cogestión, sino a todos los medios de participación y
formas asociativas guiados por valores de mutua cooperación y solidaridad (cooperativas,
autogestión, cajas de ahorro, entre otros).
Al mismo tiempo se preserva el respeto a la libertad económica y la propiedad privada, con las
limitaciones que implemente el Estado en aras del interés social y con el objetivo de lograr una
justa distribución de la riqueza mediante una planificación estratégica democrática, participativa y
de consulta abierta (art. 112, 299).
Lo anterior puede interpretarse como la supremacía del Estado para decidir cuando la libertad
económica de los agentes privados debe ser intervenida, para favorecer objetivos de tipo social.
Con este marco constitucional, queda abierta la puerta a decisiones gubernamentales que puedan
imponer la cogestión de manera coercitiva, y aplicable aún en los casos donde los propietarios
privados pudieran oponerse. Actualmente no hay un régimen jurídico específico que regule esta
situación probable, pero pudiera estar amparado por la norma constitucional.
La cogestión empresarial se centra en permitir que los trabajadores de la empresa ejerzan una
influencia limitada sobre las decisiones empresariales y económicas del consejo de administración
y también sobre las decisiones de la junta directiva o los gestores administrativos para que se
equilibren no sólo los intereses de los propietarios de la empresa, propietarios o accionistas, sino
también los intereses de los trabajadores.
El sistema por el cual se integra a los trabajadores en la cogestión empresarial se regula en la Ley
de Cogestión que establece que los trabajadores eligen a los miembros del llamado Consejo de
Inspección a través de elecciones directas, en aquellas empresas de hasta 8000 trabajadores y en
las de más de 8.000 trabajadores mediante los llamados delegados electorales que son elegidos
mediante un procedimiento de elección similar al de hasta 8.000 trabajadores, elección directa
con voto secreto.
El procedimiento electoral se edifica en elecciones cada cuatro años en las que participan todos
los trabajadores con una antigüedad mínima de 6 meses. Los directivos y ejecutivos no tienen
derecho a voto. Según el número de trabajadores de cada planta se elige a un delegado de
personal y va aumentando hasta los 35 delegados en el caso de empresas o plantas con 9.000 o
más trabajadores añadiendo 2 delegados más por cada 3.000 trabajadores más, los elegidos
forman el llamado consejo de planta.
-La exigencia de correctivos. Si el Consejo de planta recibe quejas de los trabajadores y si las
considera justificadas tras haber sido investigadas, puede exigir correctivos y se han de aplicar.
- Supervisión del proceso de salvaguarda del trabajador ante despido o régimen disciplinario. No
hay despido en la planta si el empresario no lo ha expuesto previamente ante el Consejo de
planta. Y en aquellos casos de cogestión forzosa el empresario solo podrá ejecutar tales medidas
si el Consejo de planta lo aprueba.
El sistema de cogestión empresarial no solo se aplica en las empresas privadas sino que se ha
trasladado al ámbito de la administración pública, sea Lander, administración federal o municipal.
La cogestión empresarial es parte importante de la cultura laboral en Alemania. Todos los expertos
en relaciones laborales destacan que es gracias a ella que hay paz social en las empresas y en la
administración pública en Alemania. Tanto es así que cuando en 2006 se celebró el 30 aniversario
de la Ley de cogestión la canciller sra Merkel afirmó: “la cogestión es una ventaja y no es una
desventaja competitiva de Alemania y un componente imprescindible de la economía social de
mercado.”
¿QUÉ ES LA COGESTIÓN?
La cogestión requiere que todas las partes del proceso tengan un entendimiento común de qué
es lo que se quiere lograr. en qué posición se encuentran ahora y cómo deben actuar para cerrar
la brecha (gap) entre las expectativas y los logros alcanzados.
La cogestión es sólo verdadera cuando una parte no puede actuar sin la otra, lo cual no significa
que todas las partes de la empresa se reconocen imprescindibles la supervivencia y mejora
continua de la empresa.
Formas de cogestión. Esta palabra es equívoca y, en sentido amplio, abarca grados o niveles de
participación muy distintos: a) Información, o derecho del trabajador a ser informado sobre la
marcha de la empresa; b) consulta, con derecho a hacer sugerencias, sin obligar a la gerencia; e)
control o comprobación de documentos y hechos; d) veto a las decisiones del empresario que
sigue conservando la iniciativa; e) codecisión, en que se comparte con el elemento empresarial la
máXIma gestión y aun la marcha y responsabilidad de la dirección.
LA AUTOGESTION
Algunos movimientos religiosos durante la Edad Media, como los anabaptistas, postulaban ya
ciertos principios autogestionarios, antiautoritarios y de igualdad de clases. Las ciudades libres del
Medievo, tan mencionadas por Kropotkin, no estaban sometidas a ninguno de los grandes poderes
-el feudal, el real y el eclesiástico- y defendían el derecho a vivir de su trabajo al margen de la
rapiña de los señores feudales; aunque su estructura y funcionamiento eran jerárquicos, se regían
por ciertos principios democráticos con asambleas públicas y gozaban de una amplio margen de
autonomía para sus asuntos internos, independientemente de los poderes públicos.
Con el Renacimiento llegó una potenciación de la creatividad humana y una mayor concienciación
sobre la libertad; de esta manera, el principio autogestionario encontró una base para su
crecimiento. Se revalorizó la cultura greco-latina y se combatió el dogmatismo religioso
asentándose las bases para el humanismo. Entre los siglos XVI y XVII, pensadores como Tomás
Moro, Tomaso Campanella y Francis Bacon indagaron en la sociedad autónoma ideal, de espíritu
emancipador aunque con algunos elementos represivos e irracionales. Moro se anticipó a
Proudhon en señalar la propiedad privada como un robo, un acto de expropiación por parte de los
nobles o ricos a los pobres. Desgraciadamente, estas utopías, al igual que la de Platón en el mundo
griego, no primaban la libertad y el valor del individuo sino que contemplaban el todo sacrificado a
las partes; era el germen del socialismo autoritario, aunque como elementos positivos hay que
señalar el intento de dar una visión racional y la confianza en la ciencia. Pensadores como Grotinzs
y Spinoza, en la primera mitad del siglo XVII, superaron la visión feudal y la monarquía absoluta y
asentaron la idea de la soberanía del pueblo, del pacto social basado en el derecho y la razón.
Serán los ingleses los que darán forma al liberalismo y a la democracia moderna, especialmente
John Locke a quién corresponde la siguiente frase: “Todos los hombres son por naturaleza libres,
iguales e independientes”. Esta visión de Locke, la que considera el gobierno como un producto
del contrato o pacto voluntario suscrito por una comunidad de hombres libres y considerando la
vida, la libertad y la propiedad como inalienables, dominará el siglo XVII. Pensadores como
Montesquieu, Rousseau o David Hume y revoluciones como la americana (1776) o la francesa
(1789) pueden considerarse resultantes del pensamiento liberal-democrático. La ilustración
francesa prestará más atención a la igualdad y a lo social que la tradición inglesa, más atenta a la
libertad individual del hombre. Rousseau describió una sociedad política basada en la igualdad y
libertad de los ciudadanos y asentó los principios de una pedagogía racional basada en la
potenciación y desarrollo de los buenos instintos inherentes al ser humano. El viejo mundo
encontró una fuerte proyección en norteamérica, que fue fecunda durante los siglos XVIII y XIX en
espíritus inconformistas como Jefferson, Thoreau y otros muchos. Sería injusto criticar a todos
estos autores mencionados como lacayos de la burguesía, que se convertiría muy pronto en clase
dominante, y hay que situar su pensamiento en el momento como representante del progreso y la
libertad. Es inevitable mencionar también a Emmanuel Kant (1724-1804), uno de los grandes
filósofos de la historia, pensador influenciado por la Ilustración y que tanto legado dejó en aras de
una libertad integral del hombre, una libertad que supone la emancipación definitiva basada en la
igualdad y la autonomía.
De igual manera, la gestión colectiva se expresa en el autocontrol que asumen frente a decisiones
de control y vigilancia de los recursos, lo cual implica aprobar, reorientar o no aprobar aquellas
acciones que no se encuentren en el rumbo de consecución de objetivos y metas determinadas
por el colectivo. Unidad VI - Dimensiones y Estrategias del Desarrollo Empresarial Asociativo 6.3.1.
Características de la autogestión en la empresa asociativa y solidaria En las diferentes formas
empresariales de la economía solidaria, la gestión asume características especiales, conocidas
como la gestión del colectivo o la autogestión empresarial, las cuales se mani-estan en las
dimensiones que se muestran en la -gura No. 10. Participativa Signi-ca que de manera implícita o
explícitamente todos los asociados deben tomar parte en la gestión de la empresa, ya sea
atendiendo de manera directa esta responsabilidad o asumiendo posiciones de apoyo. La
participación no sólo representa un principio, sino un derecho de los asociados, el cual debe ser
promovido por la organización propiciando espacios apropiados para su práctica democrática.
Directa o delegada Es directa cuando el asociado asume la responsabilidad de hacer parte de la
gestión de la empresa, acepta la elección realizada por el colectivo social o asume roles dentro de
las actividades de la organización. Es delegada, cuando el número de asociados es muy numeroso
en la empresa y por lo tanto se abre la posibilidad de la representación que es asumida por un
asociado y no por personas ajenas a la empresa solidaria.
Definición de autogestion
El término autogestión presenta un uso extendido en nuestro idioma y por ello es posible que nos
encontremos con él en diversos ámbitos, en tanto, en el ámbito económico se llama así al sistema
de gestión de una empresa que se caracteriza porque son los trabajadores los que toman las
decisiones inherentes a la producción.
Economía: sistema de gestión de una empresa en el que los empleados toman las decisiones
Como sabemos lo usual es que esas resoluciones las tomen los dueños que no son los empleados.
Ahora bien, antes de referirnos a las situaciones concretas debemos mencionar que se trata de un
concepto conformado a partir de dos palabras que también disponen de referencias de uso
habitual.
Auto es un prefijo que refiere aquello que es propio o en su defecto por sí mismo, en tanto,
gestión implicará la dirección o la administración de una empresa o de un negocio.
En el ámbito económico, la palabra que nos ocupa se usa para denominar al particular sistema de
gestión que presenta una empresa y que se caracteriza porque son sus empleados o trabajadores
quienes disponen de autoridad y de decisión sobre la producción y el funcionamiento de la misma.
Uno de los rasgos característicos es que en la cooperativa todos son iguales, no hay un jefe, ni
alguien que tenga más poder que el otro, todos disponen del mismo valor y de la misma
importancia, es decir, son socios, compañeros.
Puede haber una diferenciación en materia de funciones para así garantizar una eficiente
actividad, pero quien ocupe cada cargo es decidido por la mayoría del grupo y la ocupación de
estos puestos es por un tiempo determinado.
Vale mencionarse que las cooperativas prevalecen en contextos políticos donde hay un predomino
de las ideas marxistas, anarquistas, que se contraponen contra la propiedad privada.
Por otra parte, es habitual que más allá del ideario político dominante en un lugar, la cooperativa
pueda surgir como consecuencia de la quiebra de la empresa.
Los empleados para no perder su fuente de trabajo deciden continuar operando la empresa per
se.
Política: gobierno llevado a cabo por aquellos órganos elegidos directamente por sus miembros
Por otra parte, en materia política, la autogestión implica aquel tipo de gobierno que funciona en
un país o comunidad en el cual son los órganos elegidos por sus miembros directamente los que se
ocupan de la administración pública y política.
Principalmente esta propuesta tiene como misión que sean las propias personas quienes puedan
cumplir sus objetivos gracias a sus propios esfuerzos y decisiones.
Básicamente, esta acción se pone en actividad disponiendo metas, tareas, planes,
autoevaluaciones, que hacen de soporte y de ayuda en ese camino de la autogestión.
La autogestión significa de manera etimológica, la gestión por uno mismo. Es por ello que tiene
aplicaciones en otros campos ajenos a la economía social, como la política, la cooperación y la
sociología. Por su origen y explicación suele relacionarse con el pensamiento
anarquista, socialista y marxista, como se ve en la definición de la dictadura del proletariado.
La idea anarquista de autogestión cobró mayor significado a partir de 1950 como una práctica
extendida en Yugoslavia. Se llevaba a cabo entonces esta práctica como sistema general de
organización social y política a todos los niveles del Estado. La autogestión está relacionada
estrechamente con ámbitos de pluralidad y descentralización. Por lo que muchas veces se critica
esa propia descentralización al provocar duplicidades e ineficiencia en la gestión de los recursos.
No obstante existen formas de organización en el día a día económico que asimilan parámetros o
características propias de la autogestión y que se pueden enmarcar en el entorno capitalista y
liberal, como se puede observar desde el empresario autónomo o sociedad unipersonal, las
empresas familiares, o las grandes cooperativas sociales.
Autogestión empresarial
Esta modalidad organizativa significa que el papel de la coordinación y cooperación entre los
agentes está priorizada sobre las jerarquías y las relaciones de poder. Es decir, en la autogestión
son los mismos individuos los que ejercen como gestores y como operativos con independencia.
-Autonomía: se refiere a la capacidad que tiene el trabajador para tomar sus decisiones y
funcionar de manera individual. Esto ayuda a desarrollar la autonomía personal y a cumplir las
tareas sin necesidad de órdenes superiores.