LEYENDAS

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ANTOLOGIA

DE
LEYENDAS
ANTOLOGIA
DE
LEYENDAS
INTRODUCCIÓN
Las leyendas son relatos fantásticos de una comunidad, que
explican su historia, sus tradiciones, los orígenes de la
Naturaleza, del ser humano o de hechos y circunstancias.
En esta antología puedes encontrar leyendas de México;
algunas de terror como EL TRAILER FANTASMA y EL NAHUAL,
otras de amor como LA LEYENDA DE LOS VOLCANES y EL
CALLEJON DEL BESO y otras de datos interesantes como
¿POR QUÉ LOS PERROS SE HUELEN LA COLA?.

ESPERO QUE TE SEAN INTERESANTES


LAS LEYENDAS

INDICE
LEYENDA DE LOS VOLCANES (POPOCATÉPETL E IZTACCÍ-
HUATL) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
EL CALLEJON DEL BESO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

EL NAHUAL 13

EL TRAILER FANTASMA 14

¿POR QUÉ LOS PERROS SE HUELEN LA COLA? . . . . . . . . . . . . . 15

La Leyenda de los Volcanes (Popocatépetl e


Iztaccíhuatl)
Hace mucho tiempo, en el Valle de México dominaba el
Imperio Azteca. Tenían la costumbre de que, cuando
dominaban a un pueblo vecino, este debía darles un
tributo obligatorio, algo de lo que estaban hartos. Por eso,
un día, el cacique de los Tlaxcaltecas, enemigos de los
Aztecas, quiso luchar contra esta práctica.

Iztaccíhuatl era la princesa más hermosa que había


en el lugar, hija del cacique. Estaba enamorada de
Popocatépetl, uno de los guerreros del pueblo que también
le correspondía. Por eso, antes de marchar a la guerra, se
reunió con el cacique para pedirle la mano de la princesa.
Este accedió con alegría y le prometió que podría casarse
con su hija si volvía de la guerra victorioso.

Con un motivo tan fuerte, Popocatépetl marchó a la


guerra sabiendo que, a su vuelta, Iztaccíhuatl sería su
esposa. Sin embargo, poco tiempo después de que se
marchara, otro hombre, enamorado de la princesa, le dijo
a esta que su amado había muerto en combate. Tan triste
se puso ella que acabó muriendo de pena.

Pero Popocatépetl no había muerto. Había sido una


mentira. Y cuando este regresó victorioso y con el deseo
de ver a su princesa, este se quedó abatido al recibir la
noticia de que Iztaccíhuatl había fallecido.

Durante días vagó por las calles de la ciudad sin


rumbo fijo. No sabía qué hacer hasta que, finalmente,
supo que quería honrar el amor y el recuerdo de su
amada, y que todo el pueblo la recordara igual que él. Por
eso, se dispuso a construir una gran tumba, y lo hizo
amontonando 10 cerros que formarían una montaña.

Cuando estuvo acabada, cogió el cuerpo de


Iztaccíhuatl y subió con él hasta la cima de la
montaña. Allí la dejó recostada y se permitió darle un
último beso. Agarró una antorcha y se arrodilló al lado
de la princesa. Su objetivo era velar allí su sueño eterno.

Y es que, según cuenta la leyenda, jamás se despegó


de ella. Ambos permanecen juntos. La nieve cubrió sus
cuerpos y, con el tiempo, se convirtieron en dos volcanes.
De hecho, cuando uno de ellos arroja fumarolas, se dice
que es porque Popocatépetl recuerda a su princesa y eso
hace que el fuego del amor eterno que anida en su corazón
haga que el volcán se active.

LA LEYENDA DEL CALLEJON DEL BESO


La leyenda del callejón del beso cuenta que Doña
Carmen era hija única de un hombre intransigente y
violento, al que le interesaba que su hija tuviera
digamos, un buen futuro.
Pero Doña Carmen era cortejada por Don Luis,
pobre, nada adecuado para los deseos del padre de doña
Carmen.
Así que durante un encuentro romántico, estando en
un templo cercano al hogar de la doncella, Don Luis
ofreció agua bendita en la mano de Doña Carmen en señal
de fidelidad eterna.
Pero al ser descubierta por su padre, sobrevinieron
el encierro, la amenaza de enviarla a un convento, y lo
peor de todo, de casarla en España con un viejo y rico
noble, con lo que, además, acrecentaría el padre su
mermada herencia.
Por lo tanto, la bella y sumisa Doña Carmen y su
dama de compañía, Doña Brígida, lloraron e imploraron
juntas sin lograr nada.

Pero como sucede en algunas historias de amor, antes


de ser confinada al encierro, Doña Carmen envió un
recadito a Don Luis con su muchacha para avisarle los
planes de su padre.

Entonces Don Luis, como buen hombre perdidamente


enamorado no se quedó por supuesto con los brazos
cruzados.

Después de darle varias vueltas al asunto para


buscar una solución atinada, se dio cuenta de que no le
quedaba más que estar cerca de ella, pero lo hizo (diría el
padre de Doña Ana) de la forma más descarada,
buscando la manera de vivir en el Callejón del beso.

Doña Ana vivía en una casa adinerada


de Guanajuato, una hermosa ciudad llena de callejones, y
justo una ventana daba a un angosto callejón, tan
estrecho que ya lo quisiéramos muchos para echar novio
durante nuestra adolescencia.
Entonces, Don Luis encontró que una de las ventanas
de la casa de Doña Ana se encontraba sumamente cerca
a la casa de enfrente, tan cerca como para poder alcanzar
la mano de su amada.

Y pues Don Luis pensó que si lograba entrar a la casa


frontera, podría hablar con su amada y, entre los dos,
encontrar una solución a su problema.

Y terco como lo es cualquier enamorado, Don Luis


preguntó quién era el dueño de aquella casa y la adquirió
a precio de oro, después de mucho rogar y de quedarse sin
su patrimonio, juntando todos sus ahorros.

Hay que imaginar cuál fue la sorpresa de Doña


Carmen cuando, asomada a su balcón, se encontró a tan
corta distancia con el hombre de sus sueños.

Sorprendida y alegrada, Doña Carmen no pensó en


otra cosa más que en encontrarse con su amado y así
tuvieron algunas noches para conversar y planear cómo
poder estar juntos.
Después, como en la vida, más que darle la mano,
Doña Ana y Don Luis ya no solo se daban la mano, ya de
plano se besaban sin que nada más importara.

Y una tarde, cuando más abstraídos se hallaban los


dos amantes, desde el fondo de la habitación se escucharon
frases violentas.

¡Claro! era de esperarse, se trataba del padre de Doña


Carmen, increpando a la alcahueta de Brígida, quien se
jugaba la misma vida por impedir que su amo entrara a
la alcoba de su señora.

Entonces, el padre de Doña Carmen arrojó a la


protectora de Doña Carmen y llegó hasta la ventana ya
con una daga en la mano, para, de un solo golpe y sin
pensarlo, clavarla en el pecho de su hija.

Don Luis enmudeció de horror, la mano de Doña


Carmen seguía entre las suyas, pero cada vez más fría.

Ante lo inevitable, Don Luis dejó un tierno beso sobre


aquella mano tersa y pálida, ya sin vida. Y por eso dicen
los guanajuatenses, a este sitio se le conoce como
el Callejón del Beso.

Como parte de la leyenda, se cuenta que los visitantes


al Callejón del beso deberán besarse en el tercer escalón.

Si son pareja, este beso según la leyenda, garantizará


que su amor perdure por siempre. La solución era tan
clara, ¿por qué no la vi?
Y si los visitantes van solos o sin pareja al callejón
del beso, entonces dicen, ahí encontrará con quién
besarse, lo importante es hacerlo aunque sea con el más
feo, para evitar los 7 años de mala suerte y de soltería,
¡Diantres!.

Ojo, no es posible imitar la escena de Don Luis y Doña


Carmen desde ambas ventanas. Hay acceso a la ventana
del balcón de Don Luis que es una tienda pero no al de
Doña Carmen, el beso se da en el tercer escalón para que
val
Leyenda del Nahual
En un pueblo se cuenta la leyenda de que Don Serafín era
pequeño cuando nació su hermano, pero en ese lugar
había muchos Nahuales, la gente sospechaba de un
anciano, decían que él por las noches se transformaba en
esta calamidad para todo el pueblo,

todos sabían que los niños eran los más propensos a recibir
un ataque, por eso la noche en la que su hermanito nació,
él agarró un machete y se puso a esperar que apareciera
el Nahual.

Cuando se dio cuenta el bebé no podía respirar bien,


se acercó y pudo ver una serpiente que estaba encima, no
la podía matar porque lastimaría al hermano, pero sin
embargo la aventó contra una pared muy rudamente,
luego se escapó sin más remedios.

En el pueblo continuo se contaba el día siguiente que


un anciano del lugar había despertado totalmente
lastimado, casi no se podía mover, con esto el niño se
quedó tranquilo porque pudo identificar quien era
finalmente el Nahual.
El tráiler fantasma

Cuenta la leyenda que en Baja California Sur existía un


rumor que en una carretera siempre pasaba por las
noches un camionero en su tráiler a una gran velocidad.
Hubo una noche que la mujer del camionero se puso de
parto, y todavía pasó el tráiler a más velocidad, con tan
mala suerte de que cuando fue a tomar una curva
peligrosa el camión perdió el control de tracción y acabó
cayendo ladera abajo.

Nadie supo más del conductor, el camión fue


levantado con la grúa, pero la policía puso fin a una
investigación de encontrar el cuerpo sin suerte. Todas las
personas que han ido por esa carretera afirman haber
visto unas siluetas por la noche de una persona en la
calzada, haciendo señas de que paren.
Por el pueblo todos conocen la historia, pero muchos
turistas de fuera no, a veces cuando suelen ir en el coche
unas luces parpadeantes se pueden ver por el retrovisor,
como si de un camión se tratara, pero cuando intentan
girar la cabeza para atrás ese camión desaparece de la
nada.
¿Por qué los perros se huelen la cola?
LEYENDA MEXICANA

Cuenta la leyenda que hace muchos, muchísimos años, en


un pueblecito de México, los perros del lugar se sentían
muy tristes. Ellos eran muy bondadosos y se comportaban
con mucha fidelidad hacia los humanos: siempre les
acompañaban, estaban a su lado, les ayudaban en las
tareas del campo...

Los perros se convirtieron de esta forma en los


animales más leales para los humanos. Y sin embargo,
ellos estaban tristes. ¿Sabes por qué? Porque a pesar de
que ellos se esforzaban en portarse cada vez mejor con los
humanos, muchos de ellos les maltrataban o simplemente
les mostraban indiferencia o desprecio.

Para hablar de este problema, un día, decenas de


perros se reunieron en Asamblea. Consideraban que era
una situación muy injusta y necesitaban encontrar la
solución. Y después de mucho hablar, llegaron a esta
conclusión: necesitaban la ayuda del dios Tláloc.

Al terminar la reunión, escribieron una carta para


enviarla a este dios. Pero les quedaba lo más importante.
¿Quién se encargaría de llevar la carta? El dios Tláloc
vivía muy, pero que muy lejos... Decidieron que tendría
que ser un perro con muy buen olfato para encontrar el
camino. Y escogieron al mejor: un perro negro, muy joven
y musculoso con un olfato envidiable.

¡Que contento se puso el perro al ser elegido para una


misión tan importante! Sin embargo, cuando iba a partir,
preguntó por algo en lo que no había caído hasta ese
momento: ¿y dónde guardaría la carta? Después de
mucho pensar, el perro más anciano, dijo:

- Lo mejor es que la guardes bajo la cola, porque es el


lugar más seguro.

Y así se hizo. El perrito partió contento hacia la


morada del dios Tláloc.

Pero pasaron los años. Y más y más años. Y todavía,


a día de hoy, el perrito negro no ha vuelto de su
misión. Por eso, desde que partió, los perros se huelen la
cola al encontrarse, para reconocer si es el mensajero que
vuelve con la carta del dios Tláloc.

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