La Primera Moneda Paraguaya

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LA PRIMERA MONEDA PARAGUAYA: EL DOCEAVO DE REAL DE 1845

Mucho tiempo pasó desde que el Paraguay lograra su independencia en 1811, hasta
que disponga de un signo monetario propio.

Los primeros Gobiernos no acuñaron monedas, admitiendo la circulación de las


tradicionales monedas Europeas y/o Hispanoamericanas; luego con el Gobierno del Dr.
Francia, que instauró un régimen ultranacionalista y aislacionista, llegó inclusive a
reducir al mínimo la circulación de monedas extranjeras, y volviendo prácticamente al
sistema del trueque, impulsando de esa manera la producción nacional, pues aquel
que no disponía de bienes de la tierra o artesanía, no disponía tampoco de numerario
o bienes de valor para procurarse los artículos que necesitaba.

El país no disponía de metales y no producía papel, tampoco contaba con técnicos


especializados que pudieran acuñar monedas o imprimir papel moneda; la producción
de bienes era rudimentaria y no contaba con la materia prima necesaria, razón que
creemos haya sido la principal por la que el Dr. Francia no emitió ninguna clase de
monedas.

No obstante, en esa época comenzó a tener vigencia una práctica que se usó también
en la época de la Guerra Grande; la utilización de monedas de oro y plata cortadas en
dos, cuatro y ocho partes (monedas de campamento), monedas de plata
hispanoamericanas, macuquinas coloniales, y el resellado de monedas extranjeras, que
se hacía con un pequeño cuño con el escudo del León, en el centro del anverso de las
monedas extranjeras, queriéndoles dar de esa forma, un cierto cariz de nacionales,
además del escudo con el león sentado, tal vez copiando a la de la Proclama a Carlos IV
1790, figuraba la fecha del resello; la primera de las que se conoce lleva la de 1858, de
muy efímera circulación.

El advenimiento al poder de Don Carlos Antonio López significó salir del férreo
aislamiento impuesto por Francia; el impulso enorme dado a la producción y al
comercio hizo necesario la creación de un método práctico de realizar las
transacciones comerciales, y se notó una aguda escasez de circulante, sobre todo de
numerario menudo, que facilitasen las operaciones de compra-venta.

El 24 de Noviembre de 1842, Don Carlos remitió al Congreso Nacional una Ley, que
firmaba juntamente con Don Mariano Roque Alonso, en el cual destacaba la necesidad
de acuñación de monedas, que podían ser de plata, la cual existía en el Tesoro
Nacional, y de cobre, para el cambio menudo.

El 27 de Noviembre de 1842, el Congreso autoriza al Supremo Gobierno Nacional a


mandar acuñar nuestras primeras monedas:
"Art. 19. Queda autorizado el Supremo Gobierno para mandar acuñar moneda de plata
con el escudo y armas nacionales de la República, observando el monetario antiguo
como más usual y conocido. También para mandar amonedar con el mismo escudo y
armas, pudiendo contratar este segundo ramo, dentro o fuera de la República, bajo las
bases más convenientes que estimase el Supremo Gobierno".

Nunca se acuñaron dichas monedas de plata, pero sí las de cobre, que en su debido
tiempo circularon profusamente. No se contaba en el país con los elementos
necesarios para la acuñación, por lo tanto se resolvió, como lo autorizaba el Decreto, a
contratar la acuñación en el extranjero, y fue nombrado el Sr. Andrés Gelly, a gestionar
dicho servicio, para lo cual contactó con el Cónsul Norteamericano en Buenos Aires, el
que recomendó al ciudadano Enrique Gilbert también de origen norteamericano, que
ya había intervenido en la acuñación del "décimo" de Buenos Aires aparecido en
1822/23.

Se llegó a un acuerdo y el 31 de Agosto de 1844, se firmó el contrato entre el Gobierno


del Paraguay y Enrique Gilbert para la acuñación de 30 mil pesos de monedas de cobre
de 1 /12 avos de real como valor nominal C idénticas en samario al décimo argentino,
pero con el escudo paraguayo.

Doce monedas de cobre hacía Un Real; ocho Reales eran Un Peso, así que cada peso
equivalía a 96 monedas de 1/12, y 30.000 Pesos hacían un total de 2.880.000
monedas, que debían ser entregadas en la Villa del Pilar, libres de flete y otros gastos.

En pago por la acuñación, el Gobierno se comprometía a entregar al Sr. Gilbert la


cantidad de 30.000 arrobas de yerba, una vez que fuesen descargadas en el puerto de
Villa del Pilar.

Si bien la fecha de 1845 era la pensada para ponerla en circulación, al final resultó ser
solamente la fecha de acuñación, pues las partidas tardaron bastante en llegar; eran
descargadas de los buques de ultramar en el puerto de Montevideo, luego
transportadas hasta Corrientes, y de allí recién eran enviadas hasta Pilar.

Venían embaladas en cuñetes de 115 kilos de peso, conteniendo 19.200 monedas cada
uno; el total del cargamento pesó 17.280 kilos.

Mientras esperaban el transbordo en Montevideo, ocurrió que algunas monedas


"saltaron" de los cuñetes, por causas no muy bien definidas, y comenzaron a circular,
aunque en muy pequeña cantidad, en el Río de la Plata.

Enterado Don Carlos de esta anormalidad, y con el objeto de preservar el valor


adquisitivo, y también el nombre y responsabilidad de nuestro país, dispuso
inmediatamente una desvalorización del 50% del valor de las mismas: Doce monedas
de cobre valdrían solamente Medio Real; y 192 monedas harían Un Peso.
Aquí tenemos el caso que la primera moneda paraguaya sufrió una desvalorización (si
así se la quiere llamar) antes de empezar a circular.

Esta desvalorización, a causa de su circulación prematura en el Río de la Plata, también


produjo desavenencias con el acuñador, al cual se le redujo la cantidad de yerba que
recibiría por la última entrega de 12 mil pesos en monedas, pues en esos momentos,
representaban solamente 6 mil pesos, y por los que se le entregó solamente 6.000
arrobas de yerba.

Largo pleito e intercambios de notas, y al final Don Carlos se mantuvo firme en su


postura, y no se abonó la diferencia, pues se creía que el Sr. Gilbert era el responsable
de esa circulación clandestina.

El Sr. Gilbert devolvió los troqueles originales que se habían usado para la acuñación
de las monedas, que se hizo en Inglaterra, posiblemente

Birmingham (Ralph Eaton & Sons), donde también fueron acuñados los décimos de
Buenos Aires, cuya similitud con la nuestra era realmente notable, salvo el Escudo.

Mientras se acuñaban las monedas en el extranjero, Don Carlos también decidió que
se las podría acuñar en nuestro país y envió a Don Andrés Gelly al Brasil a buscar y
adquirir una prensa y las chapas de cobre correspondiente, pues los troqueles
originales vendrían con las monedas.

Juan Andrés Gelly, gran


colaborador de Don Carlos, en
el sentido de contratación de
personal especializado en las
distintas áreas, y hurgador
incansable de todas las
novedades que podrían traer
adelantos a nuestro país,
encargó la fabricación de la
prensa en los Arsenales de Río
de Janeiro; la que todavía se
conserva, el metal laminado
merced a una alta tecnología
que aún no existían en
América, fue traído
directamente de Inglaterra en cantidad suficiente, y el personal especializado, que
enseñaría a nuestros compatriotas, también fue contratado por el Sr. Gelly.

La prensa llegó y se instaló en un local propiedad del señor Patri, ubicada en lo que hoy
son las calles 14 de Mayo esq. El Paraguayo Independiente, teniendo así Paraguay, por
primera vez una “FÁBRICA O CASA DE MONEDAS”. Cuando por fin estuvieron las
monedas en Asunción, por Decreto del 1ro de Marzo de 1847, fue autorizada su
circulación.

En nuestro país se acuñaron apenas un diez por ciento de las que se hicieron en
Inglaterra; al final, en el Paraguay salieron 287.664 monedas, las que por su naturaleza
y estructura son perfectamente distinguibles, en razón que los cuños traídos de
Europa, en el trayecto sufrieron la acción de las aguas marinas, lo que produjo señales
en los mismos, que se tradujeron en picaduras, que posibilitan reconocer las piezas
acuñadas en Asunción.

Los ejemplares acuñados en Gran Bretaña, presentan un patrón de uniformidad en su


espesor y en el cobre utilizado, contornos nítidos y claros. Los acuñados en Asunción,
muestran una variedad de espesores en el cobre utilizado, debido a las diferentes
procedencias de las planchas utilizadas, detalles de picaduras, sobre todo en las letras
del reverso v en los rasgos del anverso. Es de destacar que esta moneda circuló hasta
el año 1877, según Decreto del 11 de Setiembre.

Fuente: Carlos Alberto Pusineri Scala. “Primera Moneda de cuño Nacional”. Separata
de la Revista del Ateneo Paraguayo N° 4 - Dic. 1964.

Carlos Alberto Pusineri Scala. "Los trueques coloniales y la primera prensa acuñadora",
Diario "La Unión". Asunción, 15 de Agosto de 1953.

Carlos Alberto Pusineri Scala. "La Moneda en la época de la Independencia". R evista


del Rotary Club, Año IV N° 47 - Mayo de 1961.

Ramón Benitez Ciotti. La primera moneda paraguaya. Asunción - Paraguay, 1997.

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