5.1 - Los Llamados Elegidos para Gobernar
5.1 - Los Llamados Elegidos para Gobernar
5.1 - Los Llamados Elegidos para Gobernar
“6 Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto.7 Y después
de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis
cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la
palabra del evangelio y creyesen.8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio
testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros;9 y ninguna
diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.10 Ahora,
pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que
ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? 11 Antes creemos que por la
gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.12 Entonces toda la
multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y
maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. 13 Y cuando ellos
callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.14 Simón ha contado
cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su
nombre.15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está
escrito:16 Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está
caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar,17 Para que el resto de los
hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi
nombre,18 Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos”.
Esto Jesús estando en vida lo menciona cuando dijo:
“De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que
Juan Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.12 Desde
los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los
violentos lo arrebatan.13 Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta
Juan.14 Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.15 El que tiene oídos
para oír, oiga”.
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La invitación inicial para ser parte de este Gobierno se extendió inicialmente a los
Judíos naturales y en esto Jesús fue muy claro (Mat 15:21-24), pero los Judíos no
aceptaron en su gran mayoría al Mesías ,al matar al escogido por Dios y luego
perseguir a sus seguidores el pueblo Judío sello su suerte y Dios se alejó de ellos, por
eso Dios fijo su mirada en los Gentiles o gente de las naciones que no eran Judías, en
una parábola de Jesús el así lo explico.
Los apóstoles escribieron sobre como Dios escogió a los gentiles y abandonaba por
un tiempo a los Judíos para que formaran parte de su gobierno. (Hech 10:34 y 11:1-
17)
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Está claro que de los gentiles saldrían aquellas personas que gobernarían con Jesús
junto con los Judíos del primer siglo que aceptaron al mesías y un remanente al final
de los tiempos (Rom 11).
Para iniciar debemos recordar los pactos que Dios ha realizado con los humanos,
pero que es un pacto? Los diccionarios lo definen así:
En ese orden de ideas los acuerdos de Dios con los humanos se inician con Adán El
pacto inicial de Dios con el hombre era sencillo, él podía vivir en el huerto del edén
y comer del fruto de las frutas de los arboles buenos. La única condición que Dios
impuso al hombre fue la obediencia a su mandato de no comer del árbol del
conocimiento del bien y del mal. Sí desobedecía ciertamente moriría. (Gen 2:9; 1:26-
31; 2:16-17).
El segundo pacto que Dios realizo con el hombre fue con Noé, su familia y con toda
su descendencia de que esta jamás seria destruida por el agua (Gen 9:8-17).
El tercer pacto fue con Abraham (Gen 15:18), y este fue renovado a su hijo Isaac. En
Génesis 26:3 (LBLA) Dios le dice a Isaac: "A ti y a tu descendencia daré todas estas
tierras, y confirmaré contigo el juramento que juré a tu padre Abraham". Y luego, al
hijo de Isaac, Jacob. Dios apareció en Betel (de acuerdo a Génesis 28:13-15) y le
confirmó el pacto: "Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac.
La tierra en la que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. También tu
descendencia será como el polvo de la tierra. . . y en ti y en tu simiente serán
bendecidas todas las familias de la tierra. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por
dondequiera que vayas". En ese momento, Jacob no podía saber que iría a Egipto y
que por cuatrocientos años sus descendientes serían esclavos, y que la promesa
permanecería en letargo hasta que fuese confirmada nuevamente con Moisés.
La predicción de Génesis 15:13 se cumplió a cabalidad y por más de 400 años Israel
duro en una esclavitud brutal por parte de los egipcios. De acuerdo a los planes del
Todopoderoso el los libera llamando a Moisés y con mano poderosa los libera,
cruzaron el Mar Rojo sobre tierra firme, recibieron alimento del cielo y agua de la
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roca; y en tres meses, arribaron al Monte Sinaí. Aquí, Dios hace un pacto solemne
con Israel para confirmar y afianzar el pacto que hizo con Abraham, Isaac y Jacob.
En Éxodo 19:10-15, Dios le indica a Moisés que consagre al pueblo. En tres días,
tienen que acercarse al monte. En tres días, el Señor desciende en fuego y el monte
se envuelve de humo. Dios llama a Moisés a la cima (v. 20) y le dice que descienda
nuevamente y le advierta a la gente que no traspasen los límites y perezcan (vs. 21-
24). Luego, Dios mismo, (vs.20:22), se dirige al pueblo en 20:1-17 y les da los diez
mandamientos. Ellos están tan aterrorizados por la voz de Dios que (en los vs. 18-
19) le suplicaron a Moisés: "Habla tú con nosotros y escucharemos, pero que no hable
Dios con nosotros, no sea que muramos". Por eso, en 20:21, Moisés se acercó a la
densa oscuridad y recibe del Señor el resto de las ordenanzas. Éstas se dan en los
capítulos 21-23 e incluye muchas más especificaciones que los diez mandamientos.
En Éxodo 24:1-2, Dios le dice a Moisés que junto con él suban al monte los sacerdotes
y los ancianos. Pero, primero, en Éxodo 24:3, Moisés le informa al pueblo todas las
ordenanzas y nuevamente ellos aceptan los términos del pacto: "Haremos todas las
palabras que el Señor ha dicho". Luego Moisés escribe todas las palabras que ha
recibido en un libro (v.4), construye un altar, sacrifica varios bueyes y sella el pacto
con sangre. Vertió parte de la sangre sobre el altar, leyó el libro del pacto al pueblo y
roció sangre sobre el pueblo (vs.5-8). La implicación es probablemente que el pueblo
toma un juramento y si rompen el pacto, su sangre será derramada como la de los
bueyes y estará sobre sus propias cabezas.
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Luego (en Éxodo 24:9-10), Moisés, Aarón, Nadab y Abiú y los setenta ancianos
subieron a medio camino del monte, tuvieron un festín y vieron la gloria de Dios.
Pero, en el versículo 12, Dios llama a Moisés que subiera más arriba para recibir "las
tablas de piedra" escritas por Él. Entonces, Moisés subió dentro de la nube (v.18) y
permaneció allí cuarenta días. Los capítulos 25-31 dan el mensaje de lo que Dios le
había dicho a Moisés, principalmente, un plan para construir el tabernáculo y el
ministerio de los sacerdotes. Cuando terminó de hablar, Dios le da a Moisés las dos
tablas del testimonio (31:18) para que se las lleve a la gente – una clase de documento
del pacto de parte del Señor, firmado personalmente.
Pero, durante los cuarenta días, el pueblo ya había roto la promesa del pacto y hecho
un ídolo. En Éxodo 32:8, Dios dice: "Bien pronto se han desviado del camino que yo
les mandé". Moisés ora por el pueblo y Dios detiene su destrucción (32:11-14).
Cuando Moisés bajó al campamento (v.19), destrozó las tablas para demostrar cómo
el pueblo había roto el pacto. Los hijos de Levi matan 3000 hombres (32:28) y Dios
manda una plaga (v.35), pero la nación en conjunto es perdonada por las plegarias
de Moisés.
Ahora, la pregunta es: ¿qué pasó con el pacto? Lo rompieron antes de que estuviese
ni siquiera completado. Si este pacto estuviese basado en obras o en justicia estricta
solamente, Israel habría estado acabado. Pero, para mostrar que el pacto está basado
en la gracia, Dios renueva el pacto y usa palabras que esclarecen este fundamento
misericordioso. En Éxodo 34, Dios le dice a Moisés que haga nuevas tablas de piedra
y que vuelva a subir. En 34:6-7, Dios se revela y también revela las nuevas bases del
pacto renovado: "Pasó el Señor por delante de él y proclamó ´El Señor, el Señor, Dios
compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad; el
que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el
pecado y que no tendrá por inocente al culpable; el que castiga la iniquidad de los
padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta
generación'". En el versículo 9, Moisés suplica: "Perdona nuestra iniquidad y nuestro
pecado y tómanos por posesión tuya". En el versículo 10, el Señor responde: "He
aquí, voy a hacer un pacto. Delante de todo tu pueblo, haré maravillas que no se han
hecho en toda la tierra ni en ninguna de las naciones". Luego, en 34:27-28, el Señor
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Sin embargo Israel siguió rompiendo ese pacto con Dios e Israel jamás pudo cumplir
el pacto que había celebrado y aceptado.
El antiguo pacto que Dios había establecido con su pueblo requirió una estricta
obediencia a la ley mosaica. Ya que la paga del pecado es muerte (Rom 6:23) la ley
exigía que Israel ofreciera sacrificios diarios para expiar el pecado. Pero Moisés,
quien fue la persona que Dios escogió para establecer el antiguo pacto, también
anticipó el nuevo. En uno de sus últimos discursos a la nación de Israel, Moisés
anheló el momento en que Israel iba a recibir "un corazón para entender". (Deut
29:4).
Moisés predijo que Israel fracasaría en guardar el antiguo pacto (Deut 29:22-28),
pero luego él ve un tiempo de restauración (Deut 30:1-5) En ese momento, Moisés
dice, "Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia,
para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que
vivas" (versículo 6). El nuevo pacto supone un cambio total de corazón, para que el
Pueblo de Dios le agrade de manera natural.
El profeta Jeremías también predijo el nuevo pacto. "'He aquí que vienen días, dice
Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. . .
. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice
Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por
Dios, y ellos me serán por pueblo"' (Jer 31:31-33).
El nuevo pacto también se menciona en Ezequiel 36:26-27, "Os daré corazón nuevo,
y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de
piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y
haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra".
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Ezequiel enumera varios aspectos del nuevo pacto aquí: un corazón nuevo y un
espíritu nuevo, el Espíritu Santo morando en nosotros, y una verdadera santidad. La
ley mosaica no podía proporcionar ninguna de estas cosas.
Por esta razón Dios estableció un nuevo pacto y este entra en acción por medio de la
muerte de Cristo (Luc 22:20), “De igual manera, después que hubo cenado, tomo la
copa, diciendo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se
derrama””.
Hay perdón de los pecados únicamente a través del nuevo pacto. Está en la Biblia,
Hebreos 9:14-15, "¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu
eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de
obras muertas para que sirváis al Dios vivo? Así que, por eso es mediador de un
nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones
que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia
eterna".
En el primer pacto ¿qué prometió hacer el pueblo?, Éxodo 24:3, "Y Moisés vino y
contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo
respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho".
En el nuevo pacto ¿qué promete hacer Dios? Está en la Biblia, Hebreos 8:10, "Por lo
cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el
Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré
a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo".
Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal.
Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar
Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición. Tras el segundo
velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo, el cual tenía un
incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba
una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas
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del pacto; y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las
cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle.
c. El candelabro, con una caña central y seis brazos, estaba en la primera parte y no
tenía una medida específica, fue hecho de oro puro; proveía de la única luz en el
tabernáculo (Éxodo 25:31-40).
d. La mesa estaba en la primera parte y fue hecha con madera de Acacia cubierta con
oro, tenía 3 pies de largo, 1½ pies de ancho y 2 pies 3 pulgadas de alto. Sostenía los
doce panes de la proposición, cada uno representando la comunión de Dios con las
doce tribus de Israel. (Éxodo 25:23-30).
f. El incensario de oro fue hecho de madera de Acacia cubierta con oro, tenía 1½ pies
cuadrados, y 3 pies de alto. Estaba delante del velo en el “lugar santísimo”, y era
usado para quemar incienso (Éxodo 30:1-8).
g. El arca del pacto estaba dentro del Lugar Santísimo, y era un cofre hecho de
madera de acacia cubierto de oro, de 3¾ pies de largo, 2¼ pies de ancho, y 2¼ pies
de alto, con cuatro anillos, dos de cada lado, donde iban las varas que sería utilizadas
para cargarla. (Éxodo 25:10-22).
i. Dentro del arca estaban la urna de oro que contenía el maná (Éxodo 16:33), la vara
de Aarón que reverdeció (Números 17:6-11), y las tablas del pacto (Éxodo 25:16).
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k. El propiciatorio era la “tapa” ornamentada del arca del pacto, hecha con diseños
de querubines sobre ella; la sangre del sacrificio era rociada sobre él para el perdón
de los pecados de Israel en el día de la expiación (Éxodo 25:17-22).
l. Cuando Dios miraba dentro del arca, Él veía los símbolos de la rebelión y el fracaso
de Israel. Pero cuando se aplicaba la sangre del sacrificio sobre el propiciatorio, su
visión del pecado de Israel era cubierta con la sangre del sacrificio.
Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los
sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; pero en la segunda
parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí
mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;
b. Pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año: Al “Lugar
Santísimo” se entraba solamente una vez al año, lo hacía sólo el sumo sacerdote, en
el Día de la Expiación.
c. El sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre: Su entrada a la segunda parte no
era para tener comunión, sino solo por expiación, primero por sus propios pecados,
y luego por los pecados de su pueblo.
f. Los pecados de ignorancia del pueblo: Los pecados de la ignorancia eran el objetivo
principal del Día de la expiación. Se asumía que ya se habían ocupado del pecado
conocido a través de las ofrendas regulares por el pecado y los sacrificios diarios.
g. En este aspecto, el trabajo de Jesús es mucho más grande que el trabajo hecho en
el Día de la Expiación. La obra de Jesús en la cruz es suficiente para expiar los
pecados de la ignorancia y también aquellos que conocemos.
Dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el
camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo
estuviese en pie. Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se
presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la
conciencia, al que practica ese culto, ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de
diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de
reformar las cosas.
Ahora bien Las características del Nuevo Pacto son descritas en (Hebreos 9:11) El
santuario superior del Nuevo Pacto
Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más
amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,
a. Por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos: Jesús, como
nuestro Sumo Sacerdote, ministra en un santuario superior- en el trono mismo de
Dios, un lugar más grandioso que cualquier cosa que manos humanas pudieran
hacer.
Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró
una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra
rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la
sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha
a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para
la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban
la promesa de la herencia eterna.
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i. Las cenizas de la becerra se refiere a los restos de una ofrenda de holocausto que
eran preservados y echados en la fuente de bronce para lavar, para proveer del agua
adecuada para la ceremonia de purificación (Números 19:1-10).
ii. Esto era una sombra, que fue cumplida y terminada cuando Jesús ofreció una
purificación perfecta; no hay ningún valor en el “agua bendita” usada por la Iglesia
Católica Romana.
iii. Supuestamente, hay una búsqueda de una “vaca roja” que puede ser sacrificada,
y sus cenizas utilizadas como parte de la restauración de las funciones sacerdotales
para un reconstruido templo en Jerusalén.
d. Limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo:
Obras muertas probablemente lleva la idea del pecado en general, en el sentido de
“obras que traen la muerte.” Pero también debe hablar de la vana continuación del
Antiguo Pacto, lo que ciertamente es una obra muerta – y el tipo de cosas a las que
estos desalentados cristianos estaban tentados a regresar.
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f. Para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto: El pago de
Jesús en la cruz logró la remisión de las transgresiones para aquellos que estaban
bajo el primer pacto. Cada sacrificio por el pecado hecho por fe bajo el mandato
Mosaico fue un pagaré cobrado en la cruz.
Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador.
Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el
testador vive. De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. Porque
habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó
la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo,
y roció el mismo libro y también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del
pacto que Dios os ha mandado. Y además de esto, roció también con la sangre el
tabernáculo y todos los vasos del ministerio. Y casi todo es purificado, según la ley,
con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.
b. Recuerde que la palabra que ha estado siendo utilizada para pacto en realidad es
la palabra testamento. La idea es esencialmente la misma que la de un pacto, excepto
que sólo está dictada por una de las partes, no negociada por las dos partes.
i. La gente moderna piensa que el pecado es remitido (perdonado) por el tiempo, por
nuestras buenas obras, por nuestras vidas decentes, o simplemente por la muerte.
ii. Pero no hay perdón sin derramamiento de sangre, y no hay perdón perfecto sin
sacrificio perfecto.
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así;
pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. Porque no entró
Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo
para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces,
como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De
otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del
mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para
siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. Y de la
manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después
de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados
de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los
que le esperan.
a. Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así:
Era aceptable para las figuras de las cosas celestiales en el santuario terrenal, el ser
“purificadas” con sacrificios imperfectos. Pero las cosas celestiales mismas solo
podían ser purificadas con una ofrenda perfecta.
d. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio
del mundo: Si el sacrificio de Jesús no hubiera sido perfecto, entonces hubiera tenido
que ser algo continuo y constante – incluso desde el principio del mundo. Los
sacrificios imperfectos deben ser repetidos continuamente, pero un sacrificio
perfecto puede ser hecho una sola vez y para siempre, y genuinamente quitar de en
medio el pecado (no solo cubrir el pecado, como con el sacrificio bajo el Antiguo
Pacto). El mensaje es claro: se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí
mismo para quitar de en medio el pecado.
i. Este principio del sacrificio explica por qué el sufrimiento del infierno debe ser
eterno para aquellos que rechazan el sacrificio expiatorio de Jesús. Ellos están en el
infierno para pagar la pena por su pecado, pero como seres imperfectos son
incapaces de hacer un pago perfecto. Si el pago no es perfecto, entonces tiene que ser
continuo y constante – ciertamente, por toda la eternidad. Un alma podría ser
liberada del infierno en el momento en el que su deuda de pecado sea pagada
completamente – lo cual es otra forma de decir nunca.
e. Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y
después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los
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pecados de muchos: Tan cierto como que morimos una sola vez y luego enfrentamos
el juicio, así Jesús solo tuvo que morir una vez (no repetidamente, no
continuamente) para llevar nuestros pecados.
ii. A pesar de que no era realmente el punto del escritor discutir la reencarnación,
sin duda la descarta por completo. Nosotros no morimos y vivimos y morimos y
vivimos y algunas vidas a lo largo del camino enfrentan un eterno ajuste de cuentas.
Solo tenemos esta vida, y luego enfrentamos el juicio. Esto significa que no hay
segundas oportunidades más allá de la tumba. Ahora es el tiempo de elegir a
Jesucristo, porque cuando morimos, viene después de esto el juicio.
iii. Es importante resaltar que el principio de: está establecido para los hombres que
mueran una sola vez no es un principio absoluto. Hay algunas excepciones únicas y
extraordinarias. Enoc (Génesis 5:24) y Elías (2 de Reyes 2:11) nunca murieron.
Varias personas en la Biblia fueron levantadas de los muertos (1 de Reyes 17:22, 2 de
Reyes 13:20-21, Mateo 9:25, Juan 11:43-44, Hechos 20:9-11), y por lo tanto murieron
dos veces. Aquellos que sean arrebatados en el rapto (1 Tesalonicenses 4:17) nunca
experimentarán la muerte. Sin embargo estas extraordinarias y únicas excepciones
no niegan el principio de: está establecido para los hombres que mueran una sola
vez; sino que son excepciones que prueban la regla.
f. Y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado: El enfoque de la primera
venida de Jesús fue hacer frente al problema del pecado a través de su sacrificio
expiatorio. Pero ahora, habiendo solucionado a la perfección el problema del pecado,
viene otra vez sin relación con el pecado – para la salvación (en el sentido de rescate)
de su pueblo.
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i. Para salvar a los que le esperan: Se asume que todos los creyentes le esperan. Es
un caso triste que esta suposición no siempre resulta verdad.
Ya no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia (Romanos 6:14-15). El antiguo pacto ya
ha cumplido su función, y ha sido sustituido por "un mejor pacto" (Hebreos 7:22).
"Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto,
establecido sobre mejores promesas" (Hebreos 8:6).
El nuevo pacto hace posible que se entable una relación especial con Jehová Dios.
Mediante dicho pacto, cierto grupo de personas se convierte en Su pueblo y Él se
convierte en su Dios. La ley de Jehová está escrita dentro de ellas, en su corazón, e
incluso personas que no son israelitas circuncisos pueden entrar en una relación de
pacto con Dios (Romanos 2:29). Tal como registró el escritor bíblico Lucas, el
propósito divino es “dirigir su atención a las naciones para sacar de entre ellas un
pueblo para su nombre” (Hechos 15:14). Según 1 Pedro 2:10, estos “en un tiempo [...]
no eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios”. Las Escrituras los llaman “el Israel
de Dios”, es decir, el Israel espiritual (Gálatas 6:16; 2 Corintios 1:21). El nuevo pacto,
por lo tanto, es un pacto entre Jehová Dios y el Israel espiritual.
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La última noche que Jesús pasó con sus discípulos hizo un pacto diferente con ellos.
“Hago un pacto con ustedes —les dijo—, así como mi Padre ha hecho un pacto
conmigo, para un reino.” (Lucas 22:29.) Se trata del pacto del Reino. El número de
seres humanos imperfectos que son introducidos en dicho pacto asciende a 144.000.
Tras ser resucitados a la vida celestial, gobernarán con Cristo en calidad de reyes y
sacerdotes (Revelación [Apocalipsis] 5:9, 10; 7:1-8, 14:1-4). Así que, quienes están
en el nuevo pacto con Jehová Dios se hallan también en el pacto del Reino con
Jesucristo. Ellos son los únicos que tienen el derecho de participar de los emblemas
de la Cena del Señor.
¿Cómo saben los que toman de los emblemas de la Conmemoración que están en
una relación singular con Dios y que son coherederos con Cristo? Pablo explica: “El
espíritu [santo] mismo da testimonio con nuestro espíritu [nuestra disposición
mental] de que somos hijos de Dios. Pues, si somos hijos, también somos herederos:
herederos por cierto de Dios, pero coherederos con Cristo, con tal que suframos
juntamente para que también seamos glorificados juntamente” (Romanos 8:16, 17).
Dios unge a los coherederos de Cristo mediante su espíritu santo, o fuerza activa, lo
cual les da la seguridad de que son herederos del Reino y crea en ellos una esperanza
celestial. Los cristianos ungidos entienden que todo lo que las Escrituras dicen sobre
la vida en los cielos se dirige a ellos. Además, están dispuestos a sacrificar todos sus
vínculos con la Tierra, inclusive la vida terrenal y todas las relaciones humanas.
Aunque saben que la vida en el Paraíso terrestre sería maravillosa, no abrigan esta
esperanza (Lucas 23:43). Gracias a la actuación del espíritu de Dios en ellos, y no
debido a ideas religiosas falsas, tienen una esperanza celestial inalterable y por eso
participan con todo derecho de los emblemas de la Conmemoración
• Jesús dijo: “Ningún hombre ha ascendido al cielo” (Juan 3:13). Con esas
palabras dejó claro que las personas buenas que murieron antes que él, como
Abrahán, Moisés, Job y David, no fueron al cielo (Hechos 2:29, 34). Ellos tenían la
esperanza de ser resucitados para vivir en la Tierra (Job 14:13-15).
• La Biblia enseña que en el Reino de Dios “la muerte no será más” (Revelación
21:3, 4). Esta declaración tiene que referirse a la Tierra, pues en el cielo nunca ha
habido muerte.
Según el registro bíblico, también fue Jesús quien habló por primera vez de ir al cielo
al morir. Les prometió a sus apóstoles que allá prepararía una morada para ellos
(Juan 14:2, 3). Esa enseñanza era totalmente nueva para los siervos de Dios. Algún
tiempo después, el apóstol Pablo indicó que Jesús, al morir, resucitar y ascender al
cielo, “inauguró [un] camino nuevo y vivo” para sus discípulos, un camino que nadie
había recorrido antes (Hebreos 10:19, 20).
La Biblia muestra claramente que Jesús fue levantado de entre los muertos y que fue
al cielo. Además, dice que otros humanos serían llevados allá. La noche antes de su
muerte, Jesús dijo a sus apóstoles fieles: “En la casa de mi Padre hay muchas
moradas. De otra manera, se lo hubiera dicho a ustedes, porque voy a preparar un
lugar para ustedes. También, si prosigo mi camino y les preparo un lugar, vengo otra
vez y los recibiré en casa a mí mismo, para que donde yo estoy también estén
ustedes.”(Juan 14:1-3)*
Está claro que Jesús estaba diciendo a sus apóstoles que a ellos se les llevaría al cielo
para que estuvieran con él. El apóstol Pablo con frecuencia habló a los cristianos
primitivos acerca de esa maravillosa esperanza. Por ejemplo, escribió: “En cuanto a
nosotros, nuestra ciudadanía existe en los cielos, lugar de donde también esperamos
con ansia a un salvador, el Señor Jesucristo.” (Filipenses 3:20, 21; Romanos 6:5; 2
Corintios 5:1, 2) Con tales promesas como base, millones de personas han puesto su
esperanza en la vida celestial. Sin embargo, ¿irán al cielo todas las personas buenas?
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Juan, quien bautizó a Jesús, también fue un hombre bueno. No obstante, Jesús dijo:
“El que sea de los menores en el reino de los cielos mayor es que él.” (Mateo 11:11)
Esto se debe a que Juan el Bautizante no irá al cielo. Cuando Jesús estuvo en la Tierra
dijo: “Ningún hombre ha ascendido al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo
del hombre.”(Juan 3:13)
Por lo tanto, de acuerdo con las propias palabras de Jesús, ningún hombre había ido
al cielo durante todos los años desde la creación de Adán hasta los días de él. Tanto
David como Juan el Bautizante no habían ido al cielo luego de morir. De hecho, todos
los hombres y mujeres fieles que murieron antes de la muerte de Jesús no tenían la
esperanza de vivir el cielo, sino en la Tierra. Job otro siervo fiel de Jehová sabía que
no iría al cielo después de morir. Pero tenía esperanza, como explicó: “Si un hombre
físicamente capacitado muere, ¿puede volver a vivir? Todos los días de mi servicio
obligatorio [el tiempo señalado en el sepulcro] esperaré, hasta que llegue mi relevo.
Tú llamarás, y yo mismo te responderé.”(Job 14:13-15) Todos ellos serán resucitados
para que estén entre los súbditos terrestres del reino de Dios. (Salmo 72:7, 8; Hechos
17:31)
¿Indica Juan 6:53, 54 que solo los que participan de los emblemas obtendrán vida
eterna?
Juan 6:53, 54: “Jesús les dijo: ‘Muy verdaderamente les digo: A menos que coman la
carne del Hijo del hombre y beban su sangre, no tienen vida en ustedes. El que se
alimenta de mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el
último día.’”
Es obvio que este comer y beber tendría que hacerse figurativamente; de no ser así,
quien lo hiciera estaría violando la ley de Dios (Gen. 9:4; Hech. 15:28, 29). Sin
embargo, debe notarse que la declaración de Jesús en Juan 6:53, 54 no se hizo con
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relación a la inauguración de la Cena del Señor. Ninguno de los que oyeron tenía idea
alguna de una celebración con pan y vino que se usaran para representar la carne y
la sangre de Cristo. Ese arreglo no se introdujo sino hasta aproximadamente un año
después, y el informe que el apóstol Juan da acerca de la Cena del Señor no empieza
sino hasta siete capítulos después (en Juan 14) en el Evangelio que lleva su nombre.
Estar “en Cristo” significa algo más que estar en armonía con él. Significa ser un
miembro de su cuerpo. “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un
cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de
un mismo Espíritu” (1 Corintios 12:13). El apóstol Pablo, explica más adelante:
“Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1
Corintios 12:27). Esto significa que todas las promesas mesiánicas del Antiguo
Testamento se aplican a la iglesia, tan bien como Jesús, quien es la cabeza.
Fue el propósito supremo de Dios que Jesús y su iglesia deberían ser exaltados a la
gloria, el honor y la inmortalidad. “Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y
grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la
naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de
la concupiscencia” (2 Pedro 1:4). También leemos:
Cuando el apóstol dice que los que están en Cristo son ahora ‘nuevas criaturas’,
quería darnos a entender que la iglesia en la exaltación a la gloria celestial está en un
proceso de creación que ahora está ocurriendo. Cuando la iglesia esté en la gloria,
serán muchos más que los seres humanos pecaminosos, siendo que han sido
purificados y santificados.
Pablo explica más adelante: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús
para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas” (Efesios 2:10). Por lo tanto, el pueblo del Señor está siendo creado como seres
Divinos para estar con el Padre y con su Hijo amado en toda la eternidad. Ellos
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Los que verdaderamente son escogidos para ser sacerdotes y reinar con Jesús en el
cielo experimentan cosas nuevas desde su ungimiento como escogidos, cabe aclarar
que esta nueva creación tiene un proceso los cuales se mostraran a continuación.
1.- El primer paso es convertirse es decir adoptar la ideología que Cristo es nuestro
salvador y que sin él no hay salvación, dejar todas las ideas confusas y erróneas que
se tenían.-
En primer lugar, debemos saber que nuestro corazón es sincero y está quebrantado.
¿Cómo podemos saberlo? Para empezar, debemos reflexionar sinceramente sobre
nosotros mismos. El corazón es el centro de nuestros sentimientos y, al examinarlo,
nos analizamos a nosotros mismos. Lo que no sabe ninguna de las personas que nos
rodean, nosotros ciertamente lo sabemos. Conocemos nuestras motivaciones y
deseos. Al dedicarnos a la reflexión franca y sincera, no tratamos de buscar
justificaciones ni nos engañamos a nosotros mismos.
3.-Ser atraídos por Jesús, El versículo más claro que habla de Dios atrayéndonos
hacia la salvación es Juan 6:44, donde Jesús declara que "Ninguno puede venir a mí,
si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero". La palabra
griega que traduce "traer" es helkuo, que significa "arrastrar" (en sentido literal o
figurado). Evidentemente, este traer es un asunto unilateral. Dios nos trae para la
salvación; nosotros los que somos traídos, tenemos un papel pasivo en el proceso.
No hay duda de que respondamos a Su llamado, pero el proceso mismo depende
enteramente de Dios.
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“Así que, hermanos, os exhorto por las compasiones de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional”.
Hoy día cuando nos consagramos al Señor, llegamos a ser un sacrificio vivo.
Abandonamos nuestras pretensiones y nos entregamos completamente en las manos
del Señor. Anteriormente, nuestra vida era para nuestro uso y satisfacción; ahora es
para Su uso y Su satisfacción.
Cuando nos presentamos delante del Señor como un sacrificio vivo, sencillamente
estamos declarando: “Señor Jesús, soy para Ti. Ya no me pertenezco a mí mismo, al
mundo o a cualquier otra cosa. Soy para Tu uso y Tu satisfacción”.
5.-Ser aceptados por Cristo, Juan 1.12 menciona: “Mas a todos los que lo
recibieron,
A quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Estos no
nacieron de sangre, ni por voluntad de carne, ni por voluntad de varón, sino de Dios”.
El buscar y recibir la aceptación del Señor nos llevará al conocimiento de que somos
escogidos y bendecidos por Él; obtendremos una mayor confianza en que Él nos
dirigirá y guiará para bien. Sus tiernas misericordias llegarán a ser evidentes en
nuestro corazón, en nuestra vida y en nuestra familia.
1 Cor 1:21-25 “Porque ya que en la sabiduría de Dios el mundo no conoció a Dios por
medio de su propia sabiduría, agradó a Dios, mediante la necedad de la predicación,
salvar a los que creen. 22 Porque en verdad los judíos piden señales y los griegos
buscan sabiduría; 23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de
tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles; 24 más para los llamados, tanto
judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios. 25 Porque la
necedad de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte
que los hombres”. Así que Dios conoce quien puede ser parte de su iglesia no es una
elección personal si no única y exclusiva elección de Dios (Juan 6:44) “Nadie puede
venir a mí si no lo trae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final”.
Romanos 5:1-2 menciona:” Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios
por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la
fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria
de Dios. Al ser justificados tenemos un llamamiento en el cual sabemos que
podremos ser parte de su iglesia, parte del cuerpo de cristo, aunque no sea en el
momento esperamos su voz para aceptarnos y poder participar del nuevo pacto.
8.-Engendrar, Romanos 8:14-17 dice:” Porque todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios. Pues no habéis recibido un espíritu de
esclavitud para volver otra vez al temor, sino que habéis recibido un espíritu de
adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da
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Así que la persona que es engendrada por Dios sabe que es parte del cuerpo de Cristo
sabe que ha sido matriculado en los cielos y sabe que sufrirá por servir al Cristo, entra
a una relación única con Dios y Dios se lo hace saber a través del espíritu santo y
otras manifestaciones sobrenaturales que no son físicas si no netamente espirituales,
aunque el humano las sienta físicas.
9.-Santificar, Jesús tenía mucho que decir acerca de la santificación en Juan 17.
En el verso 16, el Señor dice, “No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.”
Y esto está antes de Su petición: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” La
santificación es un estado de separación para Dios. Todos los creyentes entran en
este estado cuando son nacidos de Dios: “Mas por Él estáis vosotros en Cristo Jesús,
el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención.”
(1 Corintios 1:30). Esta es una separación definitiva, eternamente apartados para
Dios. Es una parte intrínseca de nuestra salvación, nuestra conexión con Cristo
(Hebreos 10:10)
mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.” (v. 18,19). Que Él
mismo haya sido apartado para el propósito por el cual fue enviado, es tanto la base
como la condición de nuestra separación por la cual somos enviados (Juan 10:36).
Su santificación es el modelo y el poder para el nuestro. El que envío y la santificación
son inseparables. Por esta causa los creyentes son llamados santos, hagios en el
griego: “los santificados.” Mientras que anteriormente su comportamiento daba
testimonio de su posición en el mundo, separados de Dios, ahora su comportamiento
debe dar testimonio de su posición ante Dios y su separación del mundo.
10.-Refinacion, Santiago 1:2-4 “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os
halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
Más tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que
os falte cosa alguna” y Santiago 1:12 “Bienaventurado el varón que soporta la
tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que
Dios ha prometido a los que le aman”.
Las pruebas de refinación de la nueva criatura son severas no solo en sentido físico
sino también espiritual y mental, el enemigo buscara dañar a la nueva criatura para
desanimarla y evitar que tenga Fe, y atacara y atacara hasta que lo consiga, o la nueva
creación se haga inmune y su refinamiento quede completo 1 Pedro 5.8-10 “Sean
prudentes y manténganse despiertos, porque su enemigo el diablo, como un león
rugiente, anda buscando a quien devorar. Resístanle, firmes en la fe, sabiendo que
en todas partes del mundo los hermanos de ustedes están sufriendo las mismas
cosas. Pero después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios los hará
perfectos, firmes, fuertes y seguros. Es el mismo Dios que en su gran amor nos ha
llamado a tener parte en su gloria eterna en unión con Jesucristo”.
1Pedro 4: 12-16 dice “Queridos hermanos, no se extrañen del fuego de la prueba que
están soportando, como si fuera algo insólito. Al contrario, alégrense de tener parte
en los sufrimientos de Cristo, para que también sea inmensa su alegría cuando se
revele la gloria de Cristo. Dichosos ustedes si los insultan por causa del nombre de
Cristo, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes. Que ninguno tenga
que sufrir por asesino, ladrón o delincuente, ni siquiera por entrometido. Pero, si
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alguien sufre por ser cristiano, que no se avergüence, sino que alabe a Dios por llevar
el nombre de Cristo”.
Una cosa es ser sellados con el espíritu santo el cual Dios sella a quienes ha
engendrado para que en un futuro sean sus hijos Glorificados y otra cosa sellar en la
frente, esto se debe diferenciar pues el hecho que un humano sea sellado con el
espíritu santo no garantiza que este humano sea fiel hasta la muerte (Hebreos 6: 4-
6) explica : “Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron
del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron
de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra
vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo
de Dios y exponiéndole a vituperio”.
Este sello identifica a los que triunfan y se preparan para la glorificación, son
aquellos que han convertido su mente y la han llevado a un 100% espiritual , estarán
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listos para recibir su cuerpo espiritual ,1 Juan 3.2 “Amados, ahora somos hijos de
Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando
Él se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como Él es”.
1Cor 15:44 “Se siembra cuerpo físico, se levanta cuerpo espiritual. Si hay cuerpo
físico, también lo hay espiritual” leer también (1 Corintios 3:18)
12. Gloria, Romanos 2:6-7 menciona:” el cual pagará a cada uno conforme a sus
obras, vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e
inmortalidad”. 1 Corintios 15: 49-51 “Y así como hemos traído la imagen del terrenal,
traeremos también la imagen del celestial. Pero esto digo, hermanos: que la carne y
la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción
He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos
transformados”.
Sera la más grande Gloria que un humano podrá tener y es por esta que todos
aquellos que han sido ungidos o elegidos por el padre luchan día a día para alcanzar
semejante honor el de llevar la misma naturaleza que su Dios y su hijo, la
inmortalidad el tener vida en sí mismos. Lo anteriormente expuesto no es un
capricho o un deseo o un pensamiento humano es algo externo que proviene de fuera
de este mundo y por lo cual el que lo experimenta es considerado hijo de Dios.
El que es engendrado por el espíritu de Dios ve muy cerca el reino de Dios lo visualiza
y siempre piensa el cómo será pasar el velo de este mundo al mundo espiritual, quien
será el primero que lo recibirá y sobre todo como será su llagada a la ciudad donde
moran sus hermanos resucitados y donde se encontrara con su Rey y luego con el
dueño de sus vidas el Padre eterno.
Apocalipsis 15:2-3 dice :” Y vi lo que parecía ser un mar vítreo mezclado con fuego,
y, de pie al lado del mar vítreo, a los que salen victoriosos de la bestia salvaje y de su
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imagen y del número de su nombre, y estos tenían arpas de Dios. Y están cantando
la canción de Moisés el esclavo de Dios y la canción del Cordero, y dicen:
J.E.C
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