Sentencia Que Exonera La Publicacion de Carteles

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SALA CONSTITUCIONAL

Exp. N° 06-0585
MAGISTRADA PONENTE: C.Z.D.M.
El 20 de abril de 2006 se recibió en esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia
el escrito contentivo del recurso de nulidad por inconstitucionalidad interpuesto contra
el artículo 231 del Código de Procedimiento Civil por el abogado R.N.V.Á., titular de la cédula
de identidad número 2.680.036, e inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo
el número 18.614, respectivamente.
El 27 de abril de 2006, se dio cuenta en Sala y se designó ponente a la Magistrada Doctora
C.Z.d.M., quien, con tal carácter, suscribe el presente fallo.
Esta Sala, mediante decisión N° 1.282 del 28 de junio de 2006, admitió el recurso de nulidad
interpuesto y ordenó las respectivas notificaciones.
El 29 de junio de 2006, el Juzgado de Sustanciación recibió las actuaciones del presente
expediente provenientes de esta Sala Constitucional.
El 20 de julio de 2006, el abogado R.N.V.Á. presentó diligencia dejando constancia que se
daba por notificado de la sentencia N°1.282 publicada el 28 de junio de 2006. Igualmente
solicitó se expidiera el cartel correspondiente.
En la misma fecha, el Juzgado de Sustanciación de la Sala Constitucional acordó, de
conformidad con lo ordenado en la sentencia de esta Sala N° 1.238 del 21 de junio de 2006,
librar comisión al Juzgado Primero de los Municipios San Cristóbal y Torbes de la
Circunscripción Judicial del Estado Táchira, a los fines de notificar al ciudadano R.N.V.Á.,
parte recurrente en el recurso de nulidad contra el artículo 231 del Código de Procedimiento
Civil, para informarle de las nuevas normas procedimentales establecidas en la citada
decisión. Se acompañó a la notificación copia certificada de las sentencias núms. 1.238 y
1.282 del 21 y 28 de junio de 2006, así como del referido auto.
El 27 de julio de 2006, el Juzgado de Sustanciación de esta Sala Constitucional emitió el cartel
de notificación.
El 28 de septiembre de 2006, el abogado R.N.V.Á. dejó constancia de haber recibido
personalmente el correspondiente cartel de emplazamiento publicado por el Juzgado de
Sustanciación el 27 de julio de 2006.
El 4 de octubre de 2006, el abogado R.N.V.Á. consignó ejemplar del diario “Últimas Noticias”,
del 29 de septiembre de 2006, en cuya página “publicidad 67” aparece publicado el cartel de
emplazamiento a los interesados, expedido por esta Sala Constitucional el 27 de julio de 2006.
El 31 de octubre de 2006, se libraron las boletas de notificaciones respectivas a la Fiscal
General de la República y al Presidente de la Asamblea Nacional que fueron recibidas por
dichas autoridades los días 14 de noviembre y el 16 de noviembre respectivamente.
El 26 de junio de 2007 y el 17 de junio de 2008, el abogado R.N.V.Á., a través de diligencias,
solicitó a la Sala Constitucional dictara sentencia definitiva por tratarse su pretensión de un
asunto de mero derecho.
El 24 de marzo de 2009, el Juzgado de Sustanciación de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, en vista de las diligencias interpuestas por el abogado R.N.V.Á., remitió
las actuaciones a la Sala Constitucional a los fines de emitirse el pronunciamiento
correspondiente.
El 21 de abril de 2009, se recibió el expediente del Juzgado de Sustanciación y se designó
ponente a la Magistrada Doctora C.Z.d.M..
El 29 de abril de 2009, el abogado R.N.V.Á. presentó escrito para solicitar se fije el acto oral
correspondiente o en su lugar se tramite el asunto como de mero derecho; asimismo, pidió
que se dictase sentencia definitiva de conformidad con el aparte 15, artículo 21, de la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia.
En la misma fecha se dio cuenta en Sala del escrito que antecede y se acordó agregarlo al
expediente respectivo.
El 16 de junio de 2009, esta Sala, en decisión núm. 794, declaró inadmisible por anticipada la
solicitud de tramitación de mero derecho presentada por la parte accionante, abogado
R.N.V.Á..
En la misma fecha, se dejó constancia del recibo en Sala de las actuaciones procesales.
El 27 de abril de 2010, el abogado R.N.V.Á. presentó escrito ante la Secretaría de la Sala
Constitucional pidiendo la continuación del procedimiento.
El 15 de julio de 2010, la Sala dejó constancia del vencimiento del lapso de comparecencia y
procedió a dar cumplimiento a lo dispuesto en la sentencia núm. 1645/2004 a efectos de
convocar a las partes interesadas para un acto público y oral a celebrarse el día martes veinte
(20) de junio de 2010, a las once y media de la mañana (11:30 a.m.), en el Salón de
Audiencias de esta Sala.
El 20 de julio de 2010, los ciudadanos M.E.G.B., C.E.F.D., C.M.R.B. y J.S., titulares de las
cédulas de identidad números 4.285.020, 11.268.692, 10.172.461 y 14.486.213,
respectivamente, e inscritos en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo los números
24.994, 66.384, 97.533 y 109.373, en su carácter de representantes legales de la Asamblea
Nacional, según se evidencia de instrumento poder otorgado por su Presidenta, ciudadana
Diputada C.F., el 20 de marzo de 2007, inscrito en la Notaría Vigésima del Municipio
Libertador del Distrito Metropolitano de Caracas, anotado bajo el número 81, Tomo 12, de los
libros de autenticaciones llevados por esa Notaría, y de la sustitución de poder de fechas 8 de
julio de 2009 y 15 de marzo de 2010, respectivamente, autenticada ante la misma Notaria
Pública bajo los números 49, tomo 64 y número 01, tomo 24, consignaron escrito contentivo
de las defensas de fondo correspondientes al recurso de nulidad por inconstitucionalidad
contra el artículo 231 del Código de Procedimiento Civil.
En esa misma oportunidad se llevó a cabo el acto de audiencia oral y público, en el cual la
Sala dejó constancia de la falta de promoción de pruebas y declaró el asunto de mero derecho
y en estado de sentencia; asimismo, dejó constancia de la comparecencia del abogado
C.M.R., en representación de la Asamblea Nacional y de la abogada R.O. en representación
del Ministerio Público. La parte recurrente no acudió al acto.
El 28 de julio de 2010, la abogada R.O.G., titular de la cédula de identidad núm. 10.348.274,
inscrita en el INPREABOGADO con el núm. 46.907, Fiscal Segunda del Ministerio Público
designada para actuar ante el Tribunal Supremo de Justicia en Sala Plena y ante la Sala
Constitucional, Político Administrativa y Electoral, consignó opinión presentada por el
Ministerio Público.
En la misma fecha, esta Sala dejó constancia del escrito que antecede y se agregó al
expediente.
El 11 de noviembre de 2010, el abogado R.N.V. presentó en la Secretaría de la Sala
Constitucional escrito para solicitar el cómputo del lapso de retiro, publicación y consignación
del cartel vista la solicitud de extemporaneidad advertida por la representante del Ministerio
Público.
En virtud de la reconstitución de la Sala y del nombramiento de sus nuevos integrantes en
sesión de la Asamblea Nacional del 7 de diciembre de 2010, publicada en la Gaceta Oficial de
la República Bolivariana de Venezuela Nº 39.569 del 8 de diciembre de 2010, quedó
reconstituida la Sala de la siguiente forma: Presidenta Magistrada Luisa Estella Morales
Lamuño, Vicepresidente Magistrado Francisco Antonio Carrasquero López, y los Magistrados
Marcos Tulio Dugarte Padrón, C.Z.d.M., Arcadio Delgado Rosales, Juan José Mendoza Jover
y Gladys María Gutiérrez Alvarado.
El 23 de marzo de 2011, el abogado R.N.V. presentó escrito solicitando pronunciamiento
sobre la petición planteada en el último escrito o en su lugar se dicte la sentencia
correspondiente.
El 11 de mayo de 2011, se dejó constancia en Sala del escrito que antecede y se acordó
agregarlo al respectivo expediente.
En la misma fecha, esta Sala Constitucional recibió el expediente proveniente del Juzgado de
Sustanciación a los fines de continuar el procedimiento; a tal efecto, se asignó la ponencia a la
Magistrada Doctora C.Z.d.M..
El 7 de febrero de 2012, el abogado R.N.V. presentó diligencia solicitando sentencia en la
presente causa y ratificó de esta forma sus últimas diligencias.
Realizado el estudio individual de las actas que conforman la causa de marras, esta Sala
Constitucional procede a dictar sentencia, previas las siguientes consideraciones:
I
DEL RECURSO DE NULIDAD
El recurrente fundamentó su pretensión, en los siguientes argumentos de hecho y de derecho:

1. - Que “[e]n efecto para mi criterio, el Artículo 231 del Código de Procedimiento


Civil colide con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, específicamente
con el Artículo 26, al ordenar éste (sic) Artículo (sic) que toda persona tiene derecho de
acceder a los órganos de administración de justicia y a obtener con prontitud la decisión
correspondiente; además viola los principios constitucionales relativos a la garantía del
Estado de ofrecer una justicia gratuita, accesible, imparcial y expedita contenidos en el
éste (sic) mismo Artículo 26; y además va contra los principios de economía procesal y de
igualdad de las personas ante la ley”.

2. - Que “[d]e acuerdo con Sentencial (sic) de la Sala de Casación Civil N° 00079 de
fecha 25-02-2004, la Sala (sic) Civil le dá (sic) una nueva interpretación a este Artículo
231 del Código de Procedimiento Civil (C.P.C.) y dice que en todo caso de muerte de uno
de los litigantes la parte correspondiente debe solicitar al Tribunal la citación (sic) de los
herederos desconocidos mediante el Edicto ordenado en ése Artículo 231 del C.P.C. (sic)
si no quiere correr el riesgo de que la causa le perima. Antes la jurisprudencia decía que
esto solo se debía hacer en aquellos casos en los cuales se comprobará que eran
desconocidos los sucesores de una persona determinada que ha fallecido (Así reza
el artículo 231 C.P.C.)”.
3. - Que “[d]ebido a ésta (sic) nueva interpretación, casi todos por no decir todos los
jueces de la República ordenan a las partes publicar éste edicto, sin importar la fase en
que se pueden encontrar los juicios. Les consigno algunas páginas de prensa en donde se
publican esos edictos, como a manera de ejemplos”.

4. - Que “[l]es consigno igualmente copia de las facturas pasadas por un cliente mío a los
diarios ´La Nación´ y ´Los Andes´ de San C.E.T., las cuales ascienden a casi ochocientos
mil bolívares, y eso que éste es un edicto publicado en un tamaño bastante pequeño. Me
pregunto cuánto hubiese tenido que pagar si habitara en Caracas. He aquí una de las
pruebas de cómo (sic) este Artículo 231 del C.P.C. (sic), viola el principio constitucional de
gratuidad de la justicia”.

5. - Que “[l]os principios tanto de economía procesal como el de accesibilidad e


imparcialidad de la justicia, los viola éste (sic) artículo 231 del C.P.C., ya que: 1.- Si se
tratare de cualquier demanda por un monto menor a un millón de bolívares contra los
herederos de su deudor y en todo caso haya o nó (sic) herederos conocidos; él tiene que
demandar a los herederos desconocidos; el monto de lo que tiene que gastar en esas
publicaciones es tan alto que no podría ésta persona demandar; por lo tanto no tendrían
accesibilidad a los órganos de administración de justicia y por lo tanto, éste Artículo
231 del C.P.C. colide con el Artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela; y debe ser anulado u ordenar su no aplicación; 2.- Por lo tanto la justicia deja
de ser imparcial, indiscriminada, pues en estos casos la justicia sólo será para las
personasa (sic) de clase alta y además para aquellos que tengan créditos a su favor que
pasen de un millón de bolívares; ya que todos estamos expuestos a que antes o durante
el juicio alguna de las partes fallezca. 3. El citado Artículo 231 viola el principio de
economía procesal y por ende el principio de una justicia expedita, ya que los presuntos
herederos desconocidos deben darse por citados en un término entre 60 y 120 días
continuos una vez que consta en autos que el Edicto fue (sic) publicado en dos (2) diarios,
dos veces por semana durante sesenta (60) días; sin olvidar que mientras tanto el juicio
está suspendido de acuerdo con el Artículo144 ejusdem y luego habrá que aplicar el
Artículo 14 ibidem; además del tiempo que se tarda en nombrar, juramentar y citar al
correspondiente defensor judicial de los desconocidos; pero además vá (sic) contra el
principio de gratuidad los honorarios que habrá que pagarles a éstos defensores
judiciales; ya que en todo caso hay que nombrarlos aún cuando se presentaran uno o
varios de éstos herederos; ya que el Juez ignora cuántos són (sic). Esto a pesar de lo que
reza el Artículo 232 del C.P.C. Les consigno copia fotostática del auto del Tribunal
ordenando este Edicto y el Edicto a publicar; todo dentro de un sólo legajo”.

7. - Que “[c]iudadanos Magistrados, cómo podemos obtener con prontitud la decisión


correspondiente si el Código de Procedimiento Civil nos obliga a publicar éste Edicto y
obliga a los jueces a ordenarlo y hacer todo lo que él prescribe”.

8. - Que “[c]iudadanos Magistrados, me pregunto y con todo el respeto pregúntense si


publicamos éste Edicto en la forma que prescribe el Código de Procedimiento Civil en
verdad se cumple con todo rigor el hecho de que a ningún heredero desconocido se le
viole algún derecho que tengan sobre ese bien. Vemos la siguiente situación: María
demanda a los herederos conocidos de Juan y el Juez ordena se publique el Edicto
correspondiente en San Cristóbal; ¿garantiza ésta que algún heredero que se encuentre
en Japón o en Upata se entere y se presente al Tribunal?”.

9. - Que “[c]on el debido respeto propongo para una próxima y eventual reforma
del Código de Procedimiento Civil propuesta por el Tribunal Supremo de Justicia, que ésto
(sic) se solucionaría simplemente con un Artículo que ordenara a los Jueces que en todos
los casos de demandas sobre bienes producto de una herencia se nombre un defensor
adlitem a los herederos desconocidos con el objeto de protegerles sus derechos, siempre
que se desprenda del Acta de defunción o de algún otro documento público que existen
tales herederos desconocidos. O cambiar el encabezamiento del Artículo
231 del C.P.C. diciendo: ´Cuando se desprenda del Acta de defunción o de algún
documento público que hay y que son desconocidos los sucesores…´,esto porque es muy
difícil comprobar que son desconocidos los sucesores de una persona fallecida, y mandar
a publicar el Edicto sólo en la puerta del Tribunal o Cartelera o página web que debería
existir en todos los Tribunales y nombrarles en todo caso, se presente alguien o no un
defensor, sin suspender la causa. (Modificar el Artículo 232 Ejusdem)”.

10. - Que “[s]inceramente creo qué (sic) éste Artículo 231 del C.P.C. fue ideado por algún
legislador con el fin de beneficiar a las clases oligárquicas de su país, con el objeto de que
los excluidos de siempre y de todas partes no pudieran demandarlos. Este Artículo (sic)
231 sólo beneficia y más actualmente, a los dueños de prensa; y va contra el principio de
igualdad que todos tenemos para acceder a los órganos de administración de justicia para
hacer valer nuestros derechos e intereses; y además, va contra el principio de no
discriminación por causas económicas ya que no garantiza una justicia gratuita, imparcial,
expedita y sin dilaciones”.

11. -Que “[e]n conclusión, éste (sic) Artículo (sic) 231 del C.P.C. ya analizado, nos
demuestra que sólo sirve para ocasionarnos gastos de dinero y de tiempo ya que sólo
beneficia a las oligarquías del país y a los dueños de prensa; porque no asegura
fehacientemente que los herederos desconocidos se enteren de una demanda o de un
juicio sobre bienes sobre los cuales ellos pudieran tener algún derecho; porque aún
cuando se presente algún o algunos de esos desconocidos ello no significa que no existan
más; por lo que siempre el juez (a) tendría que nombrarle defensor a los demás
presuntos; porque el Artículo (sic) 232 Ejusdem no (sic) señala que quien comparezca una
vez transcurrido el lapso fijado en el Edicto (sic) representará a los demás desconocidos;
sino lo que señala dicho artículo es que se les nombrará defensor con quien se entenderá
la citación si no se ha verificado la comparescencia (sic) y como lo señalé antes, el Juez
(a) no es adivino (a) para saber cuantos (sic) son los herederos desconocidos. Por lo
tanto, éste Artículo (sic) 231 de C.P.C. (sic) contradice nuestra Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela y no debe ser aplicado por no poder obtener con
prontitud y gratuitamente la decisión correspondiente, tal como lo señala su Artículo 26”.
12. - Que “[s]iguiendo éste mandato y por las razones expuestas, es por lo que solicito
como como (sic) en efecto formalmente lo hago, que esa Sala Constitucional, ANULE U
ORDENE SU NO APLICACIÓN del Artículo 231 del Código de Procedimiento Civil, por ser
evidentemente inconstitucional, ya que contradice flagrantemente el Artículo 26 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; y por ende, igualmente viola el
Artículo 257 Ejusdem (sic) el cual prescribe, que el proceso constituye un instrumento
fundamental para la realización de la justicia y que las Leyes procesales (C.P.C)
establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán un
procedimiento breve. Y además porque viola el Artículo 2 de nuestra Carta Magna”.

II

OPINIÓN DE LA ASAMBLEA NACIONAL

En la oportunidad procesal correspondiente, los abogados M.E.G.B., C.E.F.D., C.M.R.B. y


J.S., inscritos en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo los números 24.994,
66.384, 97.533 y 109.373, respectivamente, actuando en su carácter de representantes
legales de la Asamblea Nacional, presentaron escrito contentivo de las defensas de fondo,
correspondiente al recurso de nulidad por inconstitucionalidad en contra del artículo
231 del Código de Procedimiento Civil, con base en las siguientes consideraciones:

1. - Que “[e]n efecto en primer lugar consideramos importante definir el significado del
termino (sic) edicto, como puede interpretarse en la doctrina patria (Tratado de Derecho
Procesal Civil II, de A. Rengel-Romberg, pág. 264), entendido este como aquella forma
pública de hacer saber en general o a una persona determinada, un mandato del juez, por
ejemplo como el supuesto para la citación de sucesores desconocidos, planteado en
el artículo 231 C.P.C.”.

2. - Que “[l]a citación por edicto que dispone la ley es para aquellos casos especialmente
en los que este (sic) comprobado que son desconocidos aquelllos (sic) sucesores de una
persona que ha fallecido y esté comprobado o reconocido un derecho de ésta referente a
una herencia u otra cosa común, y cuyas características principales son, que deben ser
desconocidos lo sucesores, prueba del derecho de la persona fallecida a una herencia u
otra cosa común, y que mediante el edicto se llama de manera general a quienes se crean
asistidos del derecho y no a personas determinadas, constituyendo de tal manera el edicto
un mecanismo que garantiza el derecho de terceros frente al desconocimiento de actos
jurídicos que afectan sus derechos”.

3. - Que “[l]a Sala del Tribunal Supremo de Justicia ha sostenido de manera reiterada
que, con fundamento en el artículo 21 Constitucional, ningún individuo puede ser
discriminado, ni colocarlo en un plano de desigualdad respecto de aquellos aspectos en
los que, por su condición de ser humano, es igual frente al resto de los individuos de la
colectividad”.

4. - Que “[a]sí mismo, observamos que, siendo en cualquier condición, de trabajador, de


ciudadano, y, en general, respecto del ejercicio de sus derechos individuales (civiles,
políticos, sociales, culturales, educativos y económicos) que le otorga la condición de
persona, es, ante la Ley, igual al resto de la colectividad. Por lo que, el Constituyente
dispuso que no puede existir discriminación entre los individuos de la sociedad que se
encuentren en situaciones análogas o similares situaciones de hecho”.

5. - Que “[l]o anterior permite concluir que la sola lectura del referido artículo 21,
proscribe los tratamientos desiguales respecto de quienes se encuentren en análogas o
similares situaciones de hecho, con independencia de que el motivo discriminante sea
alguno de los que fueron enunciativamente recogidos en ese precepto constitucional”.

6. - Que “[l]a parte recurrente alega de manera errada, que el artículo


231 del C.P.C. infringe, el principio constitucional de igualdad ante la ley, considera esta
representación que el legislador no estableció un supuesto que permita dar tratamiento
diferente entre iguales, lo que previó fue un mecanismo de protección o garantía de los
derechos sucesorales de aquellas personas que por alguna razón sean desconocidos en
la relación jurídica del proceso respectivo y además puedan ser lesionados sus derechos
o intereses, en consecuencia el articulo (sic) 231 del C.P.C. se encuentra en p.a. con el
artículo 21 constitucional”.

7. - Que “[d]e la lectura del artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de


Venezuela, se hace necesario identificar correctamente los elementos que integran la
citada norma, toda vez que, muchas veces pasan desapercibidos por los operadores de
justicia. Resulta que bajo la concepción clásica del derecho se viene concibiendo esta
disposición constitucional como el derecho de acceso a la justicia, sin embargo, no se
trata simplemente de una garantía de acudir al órgano jurisdiccional a dirimir un conflicto
de la naturaleza que por competencia corresponda, y que sencillamente se oigan las
pretensiones formuladas por las partes, sino que estén intrínsecos otros elementos que
deben tomarse en cuenta dentro del contexto de la mayor ponderación e idoneidad
posible y en sintonía con la aplicación que la realidad social y que el interés general
reclaman para una justicia social”.

8.- “[e]n ese sentido se trata de significar que la función jurisdiccional esta (sic) supeditada
a dos elementos centrales, que orientan su actuar, uno que el juez debe respetar y hacer
cumplir las formas y procedimientos durante el proceso, en el cual tiene la obligación de
pronunciarse, esto es, la justicia formal, cuya referencia es la eficacia, apuntando ésta al
respeto de las formas establecidas por la ley, hasta la resolución definitiva o la sentencia
definitivamente firme. Precisamente ésta es la garantía del derecho a la defensa, cuya
violación se impone por la alteración de los procedimientos establecidos en la ley”.

9. - Que “[e]l segundo elemento, es el relativo a la justicia material preventiva, que tiene
su asidero más visible en la frase ´la tutela efectiva de los derechos´, lo que significa que
el juez se vale de su poder jurisdiccional a los fines de lograr la protección de los bienes
jurídicos de los sujetos que intervienen durante el proceso que se trate, visto de la
perspectiva de la referida norma, es el ejercicio de la Potestad Cautelar Constitucional,
cuya atribución le es consustancial al órgano jurisdiccional, quien tiene una función que
impone un vinculo innegable con los derechos fundamentales, funcionando como una
garantía que legitima la referencia de los valores esenciales del ser humano”.

10. - Que “[l]a Constitución de 1999 impulsó el cambio hacia la justicia efectiva, donde el
acceso a la justicia supone también la preservación del contenido de los derechos
fundamentales, durante el proceso que se trate, independientemente de la resolución
definitiva que se adopte al final del proceso, porque es la única garantía de paz que tienen
lo (sic) ciudadanos que se encuentran en medio de una controversia judicial, en cuyo
estado no pueden obviarse los principios que informan al proceso”.

11. - Que “[a]sí pues, el derecho a la tutela judicial efectiva, debe entenderse como un
derecho humano reconocido y garantizado en nuestro ordenamiento jurídico, permite la
exigibilidad en el ámbito procesal, la cual debe caracterizarse por ser imparcial, idóneo y
tranparente, mediante un procedimiento previamente establecido en las leyes”.

12. - Que “[d]e este modo, la gratuidad de la justicia a la cual hace referencia el artículo
26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, dada su redacción e
interpretación sistemática, se refiere a la gratuidad del proceso y no al beneficio de justicia
gratuita. El primero, es un derecho constitucional de exención de gastos procesales; y, el
segundo, un privilegio para los ciudadanos que carecen de recursos económicos, su
ámbito abarca no sólo la gratuidad del proceso sino el derecho que se le nombre al
beneficiado defensor para que sostenga sus derechos gratuitamente y la exención del
pago de honorarios a los auxiliares de justicia, tales como: intérpretes, peritos,
depositarios, asociados defensores ad litem, prácticos u otros. Es así como ambos, la
gratuidad de la justicia y el beneficio de justicia gratuita, son derechos derivados del
reconocimiento del derecho a la igualdad, a la tutela judicial efectiva y el de petición,
procurando asegurar el acceso a los tribunales de todos los ciudadanos que requieran que
el Estado desarrolle las actuaciones necesarias para que el ejercicio de sus derechos sea
real y efectivo. Sin embargo, la gratuidad de la justicia está establecida para todos los
ciudadanos por el simple hecho de que la administración de justicia es un servicio público
y una manifestación del Poder Público del Estado, siendo entonces éste el que deba
sufragar los gastos de un sistema que justifica su propia existencia, a diferencia del
beneficio de justicia gratuita que, como se ha establecido, tiene un ámbito de aplicación
mayor pero un supuesto de procedencia restringido, pues implica sufragar los gastos de
patrocinio y honorarios de auxiliares de justicia para quienes carezcan de recursos
económicos. Siendo así, y estando claro que la gratuidad de la justicia a la que hace
referencia el artículo 26 Constitucional, se refiere únicamente a la gratuidad del proceso,
donde el órgano administrador de justicia, cumple con su función de servidor público, al
proporcionarle al administrado su derecho de acceso a la justicia preservando su derecho
a la igualdad y a la tutela judicial efectiva establecidos en la Constitución, el justiciable
tiene libre acceso a la justicia, poniendo el Estado a su disposición juzgados compuestos
por jueces y funcionarios auxiliares de justicia para el desenvolvimiento del proceso, los
cuales son sufragados en su totalidad por partidas presupuestarias que dispone el Estado
para el Poder Judicial”.
13. - Que “[q]ueda establecido de esta manera que la justicia gratuita prevista en el Texto
Constitucional, hace alusión a una garantía procesal que permite el acceso a toda persona
sin discriminación alguna, debido a que es el Estado quien mantienen este sistema de
justicia, por lo cual se establece taxativamente que el Poder Judicial no se encuentra
facultado para establecer tasas, aranceles, ni exigir pago alguno por sus servicios (artículo
254 de la CRBV)”.

14. - Que “[e]n este mismo orden de idea, es necesario resaltar lo establecido en el
capitulo (sic) IV, del titulo (sic) III, del C.P.C., en el cual el legislador desarrolló el principio
de justicia gratuita, estableciendo un sistema de normas que protegen aquellas personas
que por carecer de recursos económicos suficientes se encuentren privados de acceder a
la justicia, es así como la justicia gratuita es concedida a las personas, que carecen de las
condiciones económicas para sufragar los gastos del proceso, honorarios de abogados,
emolumentos a los funcionarios judiciales, timbres fiscales, papel sellado, derechos de
registro y otros, y, en general para satisfacer los aranceles de administración de justicia,
por lo tanto, es un beneficio a favor de los jurídicamente pobres, que están privados de
recursos económicos suficientes para sufragar los gastos que demandan la justicia
esperada”.

15. - Que “[d]e conformidad con la norma constitucional anteriormente citada, se puede
sostener que nuestro ordenamiento jurídico mantiene un criterio de legalidad de las
formas procesales, visto que le atribuye al legislador el establecimiento de normas
adjetivas que regulen los requisitos de procedencia, modo, tiempo, lugar, entre otros, de
aquellas acciones que pretendan la obtención de una justa decisión”.

16. - Que “[v]isto lo anterior, se puede afirmar que las leyes procesales tienen como
finalidad brindar protección a los sujetos del proceso otorgando además de seguridad
jurídica, certeza, al disponer reglas previamente establecidas que fijen un orden en el
proceso a objeto que la acción interpuesta obtenga el fin perseguido, sin dejar que
cualquiera de los sujetos involucrados decidan hacer o realicen, de la manera que a cada
quien le parezca actos procesales, olvidando la existencia de requisitos predeterminados
en la ley”.

17. - Que “[e]n conclusión esta representación aún entendiendo las limitaciones que
subsisten en materia de publicación de edictos, respecto a las cargas que tienen las
partes en juicio, dado que son servicios prestados por empresas de comunicación de
información ajenas al sistema de justicia y que exigen el pago para la respectiva
publicación, que incide en el proceso, formaría parte de otro debate el considerar que
dicha actividad esté enmarcada dentro de la prestación de un servicio público
independientemente de la naturaleza de quien lo preste, más (sic) sin embargo, (sic)
estima esta representación de la Asamblea Nacional, que el legislador al exigir la
publicación del edicto, lo hace con el fin de garantizar los derechos de terceros, por lo
tanto la presente disposición es constitucional y se encuentra en armonía con los
principios de igualdad entre las partes, de la tutela judicial efectiva y de la justicia gratuita
previstos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”.
18. - Que “…por todos los razonamientos de hecho y con fundamento al derecho
invocado, solicitamos se proceda a declarar SIN LUGAR el Recurso de Nulidad por
razones de inconstitucionalidad interpuesto contra, el artículo 231 del Código de
Procedimiento Civil”.

III

OPINIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO

En la oportunidad procesal correspondiente, la abogada R.O.G., actuando en su carácter


de Fiscal Segunda del Ministerio Público, designada para actuar ante el Tribunal Supremo
de Justicia en Sala Plena y en las Salas Constitucional, Político-Administrativa y Electoral,
presentó opinión por escrito en el recurso de nulidad por inconstitucionalidad que
interpuso el ciudadano R.N.V. contra el artículo 231 del Código de Procedimiento Civil,
con fundamento en los siguientes argumentos:

1. -Que “…el Ministerio Público observa que en el presente caso ha tenido lugar la figura
denominada desistimiento tácito del recurso, en virtud de que la parte recurrente, si bien
es cierto retiró, publicó y consignó el cartel de emplazamiento, no lo hizo dentro del plazo
establecido legalmente para ello, vale decir, que lo hizo extemporáneamente”.

2. - Que “[n]o obstante tal desistimiento, el Ministerio Público es del criterio que se debe
emitir decisión de fondo respecto al recurso en razón del orden público y del interés
general involucrado en la presente causa, por tratarse de la solicitud de nulidad de una
norma que resulta aplicable a la colectividad, y dentro de esta (sic) a los sujetos que, en
casos específicos, sean pasivos de la misma por encontrarse en cualquiera de los
supuestos de hechos que ella establece, hechos estos que interesan no sólo a la parte
recurrente”.

3. - Que “(…) la presente denuncia dentro de la definición que del derecho de acceso a la
justicia se extrae de la lectura e interpretación de la norma antes copiada, el Ministerio
Público concluye que en el presente caso, no estamos en presencia de la violación del
derecho de acceso a la justicia, en virtud de que el Edicto que se ordena publicar en la
norma cuestionada y la suspensión del curso de una causa mientras se cite a los
herederos, en forma alguna afecta el núcleo fundamental de dicho derecho y por el
contrario sirve para salvaguardar el derecho a la defensa de los herederos desconocidos,
que tengan la oportunidad de leer el diario local donde se ventila el proceso o el de la
localidad más inmediata a ese lugar, no siendo en consecuencia como lo afirma el
accionante un gasto innecesario, motivo por el cual solicitamos que este alegato se
declare sin lugar”.

4. - Que “[s]iendo que se entiende por ´oportuno´ de acuerdo al Diccionario Enciclopédico


de Derecho Usual de Guillermo Cabanellas(…) Lo hecho o dicho en la ocasión propicia,
(…) Conveniente (…) favorecedor, (…) beneficioso (…) a tiempo…´, subsumiendo la
presente denuncia en dicha definición en criterio del Ministerio Público, esta de igual forma
debe declararse sin lugar, en virtud de que el establecimiento de determinados actos,
tales como la publicación de un edicto mediante el cual se llame a juicio a los potenciales
herederos desconocidos y la suspensión del juicio mientras tanto se realice efectivamente
dicho llamado, no pueden tenerse persé (sic) como violatorios del derecho a la oportuna
respuesta, pues la oportuna respuesta a la que se refiere en este caso el accionante
depende de la diligencia con que la parte afectada por la muerte de su contraparte ponga
en la citación de esos presuntos herederos desconocidos, instando en todo momento el
aparato judicial en la forma prevista en la ley para que ello se materialice y sea llevado a
los autos, a fin de que el juicio se reanude, pues una oportuna respuesta que es el
producto de un proceso realizado en forma célere pero que se ha llevado a su paso
derechos y garantías constitucionales, no es la oportuna respuesta a la que se refiere la
Constitución”.

5. - Que “[a]nalizando este caso a la luz de la jurisprudencia antes copiada, cuyo criterio
comparte el Ministerio Público en todas sus partes, aprecia esta Institución que en el
presente caso, el alegato de violación del derecho a una justicia gratuita, debe igualmente
ser declarado sin lugar, en razón de que en criterio de esta representación, el supuesto de
hecho que le sirve de fundamento a la solicitud de nulidad aquí formulada, constituido por
el que dicho edicto y dicha paralización del juicio constituye un gasto y acto innecesario no
se corresponde con la médula de dicha garantía, pues un acosa es que la publicación de
dicho Edicto se considere innecesario y otra que sea costoso y que afecta la gratuidad de
la justicia”.

6. - Que “[c]abe indicar que la implementación de la publicación del tantas veces citado
edicto, cuya finalidad es traer a juicio a los herederos desconocidos, paralizando la litis
mientras tanto, es un escollo salvable mediante el mecanismo que al efecto estatuyo
paralelamente el legislador, cual es el denominado beneficio de justicia gratuita, al cual
puede recurrir la parte que carezca de recursos económico (sic) para su cancelación. En
tal sentido, la jurisprudencia de esa honorable Sala Constitucional ha establecidoque (sic)
la disposición constitucional que establece (sic) el principio de la justicia gratuita, se refiere
al derecho a un proceso gratuito, entendida la administración de justicia como un servicio
público, pero no implica que el Estado debe cubrir todos los gastos judiciales de las
personas que tienen la posibilidad de hacerlo, pues para quienes no tienen medios
económicos para ello, el Estado ha dispuesto por ejemplo, la figura del Defensor Público,
el cual no sólo tiene competencia para actuar en los proceso penales, sino también,
constitucionales, político-administrativos, electorales, etc.”

7. - Que respecto al “Derecho a una justicia imparcial” dicha representación señaló: “…


considera el Ministerio Público que debe de igual forma declararse sin lugar, en razón de
que el supuesto de hecho en que se fundamenta la acción ni guarda relación alguna con
lo que ha de entenderse por imparcialidad, pues una cosa es que un gasto que considere
innecesario y otro que un juez sea o no imparcial”.

8. - Que “[c]iudadanos Magistrados, el artículo 231 del Código de Procedimiento Civil, el


cual resulta anacrónico en muchas de sus disposiciones, en virtud de su desfase con el
avance constitucional que representa la Carta Magna de 1999, dispone que el edicto
mediante el cual se llame al proceso a los sucesores desconocidos, debe publicarse en
periódicos locales donde se ventila el juicio, o en los más inmediatos a tal lugar, y ello
puede constituir en algunos supuestos, la violación del derecho al debido proceso, a la
defensa de los herederos que materialmente no tienen a (sic) posibilidad real de conocer
tales medios de comunicación, cuando por ejemplo, el juicio se lleve a cabo en lugares
remotos del interior del país, en razón de lo cual, considera el Ministerio Público que la
publicación a la que se alude en la norma señalada debe realizarse en periódicos de
circulación nacional que permitan la aplicación del principio de territorialidad de las leyes
en sentido total, de alcance general, dentro del territorio de la República”.

9. - Que “[s]eñores Magistrados el Ministerio Público considera que más allá de la


necesidad de una reforma legislativa en este sentido, a los fines de impedir la aplicación
de esta norma inconstitucional en este sentido y más allá de las interpretaciones y criterios
ortodoxos en materia de competencias, le corresponde a la Sala Constitucional como
garante de la Constitución, en este caso, fijar el alcance de la interpretación de la norma
recurrida en el sentido señalado, acorde con la Carta Magna”.

10. - Que “[c]iudadanos Magistrados, tal y como lo manifestó esta Representación del
Ministerio Público, en la audiencia preliminar que se celebró ante esa Sala Constitucional,
solicitamos que la presente causa se decida como de mero derecho, pues se trata de la
confrontación del artículo 231 del Código de Procedimiento Civil con la norma
constitucional alegada por el recurrente (artículo 26) y con el artículo 49 de la Cosntitución
(sic) de la República Bolivariana de Venezuela, el cual considera el Ministerio Público
transgredido por el artículo recurrido, en razón de lo cual realiza tal señalamiento en
ejercicio de su competencia constitucional y legal de garante de la Constitución y de las
leyes”.

11. - Que “[e]n virtud de las consideraciones de hecho y de derecho que anteceden, el
Ministerio Público estima que el presente recurso de nulidad debe declararse
PARCIALMENTE CON LUGAR, y así lo solicita respetuosamente a esa honorable Sala
Constitucional”.

IV

CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

1. Punto previo: del desistimiento y la tramitación por razones de orden público


solicitada por el Ministerio Público

Esta Sala, previo al pronunciamiento de fondo, debe establecer las siguientes


consideraciones relacionadas con la petición efectuada por el Ministerio Público: (i) si
durante la sustanciación de la presente causa ocurrió el desistimiento por consignación
extemporánea del cartel; (ii) en caso de haber operado las consecuencias por
incumplimiento de la carga procesal todavía existan razones suficientes de orden público
que ameriten el pronunciamiento de fondo sobre el recurso.
Asimismo, esta Sala considera pertinente a.s.e.e.p. procedimiento hubo incumplimiento de
retirar, publicar y consignar el cartel dentro del lapso de los treinta (30) días de despacho,
tal como lo acordó la sentencia 1238/2006, aplicable en su momento al presente
procedimiento.

Para dar respuesta al pedimento formulado por esa representación, esta Sala considera
necesario referirse a los actos procesales relevantes a efectos del correspondiente
pronunciamiento:

- El 28 de junio de 2006, esta Sala admitió mediante decisión N° 1282 el presente recurso
de nulidad (f.33 al 38 del expediente).

- El 29 de junio de 2006, el Juzgado de Sustanciación recibió las actuaciones provenientes


de esta Sala Constitucional (f.39 del expediente).

- El 20 de julio de 2006, el recurrente R.N.V.Á. consignó diligencia a los fines de darse por
notificado de la admisión del recurso (f. 40 del expediente).

- El 20 de julio de 2006, el Juzgado de Sustanciación libra el cartel de emplazamiento de


los posibles interesados (f.41 del expediente).

- El 28 de septiembre de 2006, el recurrente R.N.V.Á. consignó diligencia para dejar


constancia de la entrega del cartel (f.42 del expediente).

- El 29 de septiembre de 2006, el recurrente publicó en el diario “Últimas Noticias” el cartel


de notificación.

- El 4 de octubre de 2006, el recurrente consignó el cartel de notificación.

Establecida la relación, el emplazamiento a los terceros interesados en su momento


seguía la tramitación establecida en el aparte undécimo del artículo 21, de la Ley Orgánica
del Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela (2004), cuya
disposición prevé:
En el auto de admisión se ordenará la citación del representante del organismo o del funcionario
que haya dictado el acto; al Fiscal General de la República, si éste no hubiere iniciado el juicio, el
cual deberá consignar un informe hasta el vencimiento del plazo para presentar los informes; al
Procurador General de la República en el caso de que la intervención de éste en el procedimiento
fuere requerida por estar en juego los intereses patrimoniales de la República. Asimismo, cuando
fuere procedente, en esa misma oportunidad, se podrá ordenar la citación de los interesados, por
medio de carteles que se publicarán en un (1) diario de circulación nacional, para que se den por
citados, en un lapso de diez (10) días hábiles siguientes: contados a partir de la publicación del
cartel o de la notificación del último de los interesados. El recurrente deberá consignar un (1)
ejemplar del periódico donde fue publicado el cartel, dentro de los tres (3) días siguientes a su
publicación; el incumplimiento de esta obligación se entenderá que desiste del recurso, y se
ordenará el archivo del expediente

.
Asimismo, se encontraba en rigor la sentencia N°1238, del 21 de junio de 2006, (Caso:
G.G.V.). Dicha decisión precisó el procedimiento para los recursos de nulidad por
inconstitucionalidad:

1) LA LIBRACIÓN DEL CARTEL DE EMPLAZAMIENTO.

En su decisión N° 1795/2005, la Sala estableció que si el recurso de nulidad se interpone


con alguna petición cautelar el pronunciamiento de la admisión y del proveimiento cautelar
le corresponde a la Sala; en caso contrario, al Juzgado de Sustanciación. Al ser ello así, y
visto que la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia no establece expresamente un
plazo para que la Sala emita decisión, con base en el cual se determine cuándo el fallo ha
sido dictado dentro o fuera del plazo y, por tanto, si es necesario notificar o no al
recurrente porque se entiende a derecho, se declara:

A.1) Para el supuesto de que haya sido la Sala la que admitió el recurso de nulidad en
dicho fallo siempre se ordenará la notificación del recurrente con el resto de las citaciones
y notificaciones de rigor. Tales trámites siempre le corresponderán al Juzgado de
Sustanciación salvo señalamiento expreso en contrario de la sentencia de admisión;

A.1.1) Una vez recibido el expediente por el Juzgado de Sustanciación, éste librará de
oficio el cartel de emplazamiento a los interesados en participar en el recurso de nulidad
dentro de los tres (3) días de despacho siguientes a que conste en autos mediante
diligencia del alguacil haberse efectuado la notificación del recurrente en el domicilio
procesal;

A.1.2) En el supuesto de que el domicilio procesal del recurrente se halle en el interior del
país, el Juzgado de Sustanciación gestionará la notificación mediante comisión librada a
cualquier autoridad judicial del domicilio procesal del recurrente, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 227 del Código de Procedimiento Civil. En este escenario, el
Juzgado de Sustanciación librará de oficio el cartel de emplazamiento a los interesados en
participar en el recurso de nulidad dentro de los tres (3) días de despacho siguientes a
que se reciba en autos la comisión donde conste haberse efectuado la notificación; o
dentro de los tres (3) días de despacho siguientes a que conste en autos la primera
actuación procesal de la parte recurrente, lo que suceda primero;

A.1.3) En caso de que el recurrente no haya señalado domicilio procesal el Juzgado de


Sustanciación lo notificará mediante cartel pegado a las puertas de la Secretaría de la
Sala. En este supuesto, dicho Juzgado tendrá por notificado al recurrente vencido el lapso
de diez (10) días de despacho siguientes a haberse estampado el cartel a las puertas de
la Secretaría, y librará de oficio el cartel de emplazamiento dentro de los tres (3) días de
despacho siguientes al vencimiento de aquél; o dentro de los tres (3) días de despacho
siguientes a que conste en autos la primera actuación procesal de la parte recurrente, lo
que suceda primero;

A.1.4) Para el supuesto de no que se logre la notificación del recurrente a pesar de haber
señalado domicilio procesal, y a su vez éste no realice actuación procesal alguna en el
período de un año, el Juzgado de Sustanciación remitirá las actuaciones procesales a la
Sala para el pronunciamiento correspondiente.

Visto que el párrafo cuarto del artículo 19 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de
Justicia sí establece un lapso de tres (3) días de despacho para que el Juzgado de
Sustanciación se pronuncie sobre la admisibilidad del recurso, lo que permite determinar
cuándo el fallo ha sido dictado dentro o fuera del plazo y, por tanto, si es necesario
notificar o no al recurrente porque se entiende a derecho, la Sala dispone:

B.1) Para el supuesto de que la admisión del recurso haya sido realizada por el Juzgado
de Sustanciación dentro del plazo correspondiente no se ordenará la notificación de la
parte recurrente;

B.1.1) En la misma oportunidad de la admisión se librará de oficio el cartel de


emplazamiento, de manera que la fecha cierta del cartel será la del auto de admisión;

B.2) Para el supuesto de que la admisión del recurso haya sido realizada por el Juzgado
de Sustanciación fuera del plazo correspondiente se ordenará la notificación del
recurrente con el resto de las citaciones y notificaciones de rigor. En este escenario, el
Juzgado de Sustanciación tramitará la notificación del recurrente de la forma a que se
contraen los incisos A.1.1, A.1.2, A.1.3 y A.1.4, según sea el caso correspondiente.

2) DEL RETIRO, LA PUBLICACIÓN Y LA CONSIGNACIÓN DEL CARTEL DE


EMPLAZAMIENTO.

Visto que se trata de una fase destinada a lograr la citación de los interesados en los
términos establecidos en esta sentencia, a este acto procesal se le aplica analógicamente
lo dispuesto en el artículo 267 ordinal 1° del Código de Procedimiento Civil. En
consecuencia:

2. A) La parte recurrente cuenta con un lapso de treinta (30) días de despacho para
retirar, publicar y consignar el cartel de emplazamiento. Dicho plazo se computará a partir
del vencimiento del lapso de tres (3) días de despacho con el que cuenta el Juzgado de
Sustanciación para librar el cartel, o desde la fecha de la admisión del recurso en el
supuesto del inciso B.1.1 de la presente sentencia. De esta forma se amplía el lapso que
esta Sala, en la decisión N° 1795/2005, le atribuyó a la parte recurrente para publicar el
cartel de emplazamiento, y sigue teniendo operatividad el párrafo 12 del artículo 21 de
la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia que le establece al recurrente la carga
de consignar en actas, dentro de los tres (3) días de despacho siguientes a la publicación
del cartel, un ejemplar de éste publicado en prensa.

2. B) Si la parte recurrente no retira, publica y consigna el cartel de emplazamiento


dentro del lapso de treinta (30) días de despacho, el Juzgado de Sustanciación declarará
la perención de la instancia de conformidad con lo dispuesto en el artículo 267 ordinal
1° del Código de Procedimiento Civil y ordenará el archivo del expediente.
2. B.1) Si la parte recurrente no consigna un ejemplar del cartel publicado en prensa
dentro del lapso de tres (3) días de despacho siguientes a su publicación, así no se haya
vencido el lapso de treinta (30) días de despacho a que alude los incisos 2.A y 2.B de este
fallo, el Juzgado de Sustanciación declarará desistido el recurso y ordenará el archivo del
expediente de conformidad con el párrafo 12 del artículo 21 de la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia.

Establecido el desarrollo normativo y jurisprudencial sobre el cual se comprendió el


procedimiento nulidad por inconstitucionalidad, esta Sala precisa lo siguiente: (i) el
Juzgado de Sustanciación dio por recibida la causa el día 29 de junio de 2006, referida por
esta Sala luego de haber dictado la sentencia de admisión N° 1282 del 28 de junio de
2006; (ii) el recurrente se dio por notificado de la admisión el día 20 de julio de 2006 y
pidió la expedición del cartel, por lo que a partir de allí debía computarse el inicio de los
tres (3) días de despacho establecidos en la sentencia 1238/2006 para librar el cartel; (iii)
con base en ello, al tercer (3er) día de despacho, 27 de julio de 2006, se libró el cartel de
notificación, momento a partir del cual empieza a transcurrir el lapso de los treinta (30)
días de despacho para el retiro, publicación y consignación del cartel; (iv) el referido cartel
fue retirado por el recurrente el 28 de septiembre de 2006, y publicado al día siguiente,
momento éste último que, empieza a correr los tres (3) días de despacho para la
presentación de la publicación en el expediente; (v) el 4 de octubre de 2006 se consigna
ejemplar de prensa con el cartel de emplazamiento.

La anterior consideración debe sumársele que esta Sala en el año 2006 no dio despacho
en el período correspondiente a las vacaciones judiciales entre los días martes 15 de
agosto de 2006, inclusive, hasta el lunes 18 de septiembre de 2006, exclusive, momento
este último a partir del cual comenzó a despachar nuevamente.

Conforme a lo anterior, los treinta (30) días empezaron a transcurrir a partir del martes
primero de agosto de 2006. Debido a la suspensión del lapso por vacaciones judiciales, su
vencimiento operó el día 14 de noviembre de 2006 (excluyendo del cómputo el 12 de
octubre) por lo que no operó la perención. Aunado a ello, también se observa del conteo
de los tres (3) días de despacho luego de la publicación del cartel fenecía el día 5 de
octubre de 2006, siendo también tempestiva la presentación del ejemplar en prensa de
dicho cartel el día 4 de octubre de 2006.

Siendo ello así, esta Sala observa el cabal cumplimiento por parte del recurrente de las
cargas procesales, por tanto, no procede la solicitud de desistimiento requerida por la
representación del Ministerio Público, ni la perención del 267, cardinal 1, del Código de
Procedimiento Civil, revisada ex oficio por esta Sala Constitucional, en cumplimiento de lo
dispuesto en su momento en la sentencia 1238 /2006. Así se declara.

Vista la debida actuación del recurrente, esta Sala encuentra inoficioso emitir
pronunciamiento respecto a la solicitud subsidiaria de orden público anunciada por el
Ministerio Público, por lo que procederá a decidir el fondo del presente recurso de nulidad.
Así finalmente se declara.
2. Análisis de constitucionalidad del artículo 231 del Código de Procedimiento
Civil

El artículo 231 del Código de Procedimiento Civil prevé:

Artículo 231. Cuando se compruebe que son desconocidos los sucesores de una persona
determinada que ha fallecido, y esté comprobado o reconocido un derecho de ésta
referente a una herencia u otra cosa común, la citación que debe hacerse a tales
sucesores desconocidos, en relación con las acciones que afecten dicho derecho se
verificará por un edicto en que se llame a quienes se crean asistidos por aquel derecho
para que comparezcan a darse por citados en un término no menor de sesenta días
continuos, ni mayor a ciento veinte, a juicio del Tribunal según las circunstancias.

El edicto deberá contener el nombre y apellido del demandante y los del causante de los
sucesores desconocidos, el último domicilio del causante, el objeto de la demanda y el día
y la hora de comparecencia.

El edicto se fijará en la puerta del Tribunal y se publicará en dos periódicos de los de


mayor circulación en la localidad o en la más inmediata, que indicará el Juez, por lo
menos durante sesenta días, dos veces por semana.

El recurrente fundamentó esta nulidad debido al criterio establecido por la Sala de


Casación que impone la carga procesal para los demandantes de proceder a la
publicación en prensa de los edictos correspondientes cuando se desconozca en la causa
los sucesores del causante demandando. Particulariza la nulidad de la norma por la
onerosidad de la publicación del edicto en prensa en cuyo criterio considera es
exacerbado su pago al punto de comprender un obstáculo económico para el sistema de
administración de justicia que debería eliminarse por quebrantar la justicia gratuita
preconizada en el artículo 26 de la Constitución. En su consideración, solo los
económicamente capaces de mantener la publicación de esos edictos son los que podrían
llevar a cabo un procedimiento judicial que excluiría a las clases desposeídas, en
contravención a los principios de igualdad, economía procesal, justicia expedita e igualdad
ante la ley.

Adicionalmente, consideró que dicha norma es inoperante: cuestiona su verdadera


efectividad para lograr emplazar a los herederos desconocidos. Aunado a esto, invoca el
supuesto del artículo 232 del Código de Procedimiento Civil como norma capaz de suplir
la disposición anterior al prever la protección de los intereses judiciales de los
causahabientes indeterminados al exigir al juez el nombramiento de un defensor cuya
designación garantiza en su ausencia la protección de sus intereses.

Atendiendo al argumento, la Sala debe analizar la constitucionalidad de la norma con base


tanto en los criterios interpretativos de la gratuidad de la justicia desarrollado a partir
del artículo 26 de la Constitución y su aplicación al artículo 231 del Código de
Procedimiento Civil.
Al respecto, esta Sala reitera la jurisprudencia sostenida en la sentencia No. 1943 del 15
de julio de 2003, donde apuntó:

Tales afirmaciones de los recurrentes evidencian a esta Sala que el eje central de la
presente nulidad gira alrededor de la justicia gratuita que consagra el Texto Constitucional
en sus artículos 26 y 254, siendo así se considera pertinente indicar que si bien es cierto
que esta Sala ha señalado -en sentencia que transcriben los recurrentes en el presente
caso- que la justicia gratuita dejó de ser un beneficio dirigido a un grupo o sector de
personas, para convertirse en un derecho constitucional otorgado a toda persona sin
discriminación alguna, en posterior oportunidad se ha esclarecido de mejor forma esta
circunstancia, como sucedió en sentencia del 19 de noviembre de 2002, con ocasión a un
amparo incoado por los recurrentes del presente recurso de nulidad, donde la Sala indicó:
... la gratuidad de la justicia a la cual hace referencia el artículo 26, dada su redacción e
interpretación sistemática, se refiere a la gratuidad del proceso y no al beneficio de justicia
gratuita como cree el accionante. El primero, es un derecho constitucional de exención de gastos
procesales; y, el segundo, un privilegio particular para algunas personas por carecer de recursos
económicos (artículo 175  del  Código de Procedimiento Civil), y su ámbito abarca no sólo la
gratuidad del proceso sino el derecho que se le nombre al beneficiado defensor para que sostenga
sus derechos gratuitamente y la exención del pago de honorarios a los auxiliares de justicia, tales
como: intérpretes, peritos, depositarios, asociados, prácticos u otros.

Es así como ambos, la gratuidad de la justicia y el beneficio de justicia gratuita, son derechos
derivados del reconocimiento del derecho a la igualdad, a la tutela judicial efectiva y el de petición,
procurando asegurar el acceso a los tribunales de todos los ciudadanos que requieran que el
Estado desarrolle las actuaciones necesarias para que el ejercicio de sus derechos sea real y
efectivo. Sin embargo, la gratuidad de la justicia está establecida para todos los ciudadanos por el
simple hecho de que la administración de justicia es un servicio público y una manifestación del
Poder Público del Estado, siendo entonces éste el que deba sufragar los gastos de un sistema que
justifica su propia existencia, a diferencia del beneficio de justicia gratuita que, como se ha
establecido, tiene un ámbito de aplicación mayor pero un supuesto de procedencia restringido,
pues implica sufragar los gastos de patrocinio y honorarios auxiliares de justicia de quienes
carezcan de recursos económicos. Por tanto, implica con respecto a aquél, una situación de
excepción ante el cual el Estado asume los gastos a plenitud, para evitar que queden sin ejercerse
los derechos constitucionales, y se atente con ello el Estado de Derecho, su fundamento no es más
que proteger el derecho a la igualdad

Siendo así, y estando claro que la gratuidad de la justicia a la que hace referencia el
artículo 26 de la Constitución, se refiere únicamente a la gratuidad del proceso, donde el
órgano administrador de justicia, cumple con su función como servidor público, al
proporcionarle al administrado su derecho de acceso a la justicia preservando su derecho
a la igualdad y a la tutela judicial efectiva establecidos en la Constitución, el justiciable
tiene libre acceso a la justicia, poniendo el Estado a su disposición juzgados compuestos
por jueces y funcionarios o auxiliares de justicia necesarios para el desenvolvimiento del
proceso, los cuales son sufragados en su totalidad por partidas presupuestarias que
dispone el Estado para el Poder Judicial.
Garantía ésta que es distinta al beneficio de justicia gratuita, el cual se encuentra referido
no sólo al deber que posee el Estado de cubrir los gastos del sistema de justicia, sino que
lleva inmerso la exención a quien se le conceda tal beneficio, de disfrutar de otros
conceptos como son, que se le nombre un defensor que sostenga sus derechos
gratuitamente, exención del pago de tasas u honorarios a los auxiliares de justicia, tales
como intérpretes, peritos, depositarios, asociados, prácticos y otros, los cuales estarán
obligados a prestar gratuitamente sus servicios en el asunto cuando actúen a solicitud del
beneficio de la justicia gratuita (artículo 180 del Código de Procedimiento Civil).

La diferencia entre una institución y otra, que en el beneficio de justicia gratuita a


diferencia de la justicia gratuita que proporciona el Estado, el beneficiado queda obligado
a reembolsar los gastos por expensas judiciales que incluye todos los conceptos por litis
expensas y honorarios profesionales, si dentro de los siguientes tres (3) años a la
terminación del proceso el beneficiado mejora su fortuna.

En este estado se plantea otra situación, visto ya que el Estado es quien sufraga todos los
gastos que se produzcan en la causa donde sea parte el beneficiado de justicia gratuita,
resulta justo fijar que si en dicha causa resulta victorioso el beneficiado y se condena en
costas a su contraparte, el Estado se encuentra legitimado para intentar una acción por
cobro de honorarios profesionales derivado de esa sentencia condenatoria en costas
definitivamente firme, con la excepción que en ese caso en particular los honorarios no
serán para el abogado que ejerció la defensa, sino para República a través del Fisco
Nacional.

Por su parte, queda establecido de esta manera que la justicia gratuita prevista en el
Texto Constitucional, hace alusión a una garantía procesal que permite el acceso a toda
persona sin discriminación alguna, debido a que es el Estado quien mantiene este sistema
de justicia, por lo cual se establece taxativamente que el Poder Judicial no se encuentra
facultado para establecer tasas, aranceles, ni exigir pago alguno por sus servicios; lo cual
viene a vislumbrar el por qué los costos en los procesos se han reducido en su máxima
expresión (artículo 254 de la Constitución).

Asimismo, la sentencia 1135 del 14 de junio de 2004 (caso: I.T.L.), estableció el alcance
de los gastos judiciales al concluir: “…dada la consagración en la Constitución del derecho
a la gratuidad de la justicia y por ende, la no aplicación al proceso de alguna de las
normas sobre arancel judicial señaladas en la Ley de Arancel Judicial, las costas del
proceso son de dos clases: 1) procesales -gastos hechos en la formación del proceso-; y
2) personales -honorarios que se pagan a los abogados, peritos y demás profesionales
que han intervenido en el proceso-, en lo que respecta a la primera de éstas -los costos
del proceso-, han quedado reducidos básicamente a los honorarios de los auxiliares de
justicia que no sean integrantes de cuerpos de funcionarios del Estado, previstos en las
leyes como auxiliares de justicia profesionales, con derecho a devengar honorarios”.

El sentido establecido conforme al artículo 26 de la Constitución se circunscribió a la


exoneración de erogaciones efectuadas directamente al Estado por la prestación del
servicio de justicia. Su alcance constriñe la prohibición de cobrar cualquier tipo de
erogación –tributaria o de cualquier naturaleza- para sufragar gastos devenidos netamente
de la función jurisdiccional que desempeña el Estado. La gratuidad de la justicia, en este
caso, no exonera los pagos realizados por las partes a otros particulares por servicios
prestados en función de su actividad; éstos fungen incidentalmente como auxiliares de
justicia y no puede mimetizarse su labor con la jurisdicción. En ese caso, la actividad
realizada deviene en el ingreso correspondido por la prestación del servicio a título
personal y esto se traduce en que de ninguna manera el trabajo auxiliar de la ciudadanía
pueda interpretarse como negativa a percibir ingresos por concepto de contraprestación
so pena de invocarse la disposición del artículo 26 constitucional.

Es tal como lo determinó esta Sala en sentencia 3096 del 5 de noviembre de 2003,
cuando limita la gratuidad a los gastos derivados de la función misma de la jurisdicción,
excluyendo “los gastos personales que se cancelen a peritos y otros profesionales que no
reciben subvenciones del Estado por sus servicios, integrarán las costas”.

A tal efecto, esta Sala considera necesario referirse en extenso al fallo dictado el 19 de
noviembre de 2002 –previamente ratificado en la referida sentencia1943/2003- también
para precisar los límites y alcances de la gratuidad de la justicia y su diferenciación con la
institución legal del beneficio de justicia gratuita:

“... la gratuidad de la justicia a la cual hace referencia el artículo 26, dada su redacción e
interpretación sistemática, se refiere a la gratuidad del proceso y no al beneficio de justicia
gratuita como cree el accionante. El primero, es un derecho constitucional de exención de
gastos procesales; y, el segundo, un privilegio particular para algunas personas por
carecer de recursos económicos (artículo 175 del Código de Procedimiento Civil), y su
ámbito abarca no sólo la gratuidad del proceso sino el derecho que se le nombre al
beneficiado defensor para que sostenga sus derechos gratuitamente y la exención del
pago de honorarios a los auxiliares de justicia, tales como: intérpretes, peritos,
depositarios, asociados, prácticos u otros.

Es así como ambos, la gratuidad de la justicia y el beneficio de justicia gratuita, son


derechos derivados del reconocimiento del derecho a la igualdad, a la tutela judicial
efectiva y el de petición, procurando asegurar el acceso a los tribunales de todos los
ciudadanos que requieran que el Estado desarrolle las actuaciones necesarias para que el
ejercicio de sus derechos sea real y efectivo. Sin embargo, la gratuidad de la justicia está
establecida para todos los ciudadanos por el simple hecho de que la administración de
justicia es un servicio público y una manifestación del Poder Público del Estado, siendo
entonces éste el que deba sufragar los gastos de un sistema que justifica su propia
existencia, a diferencia del beneficio de justicia gratuita que, como se ha establecido, tiene
un ámbito de aplicación mayor pero un supuesto de procedencia restringido, pues implica
sufragar los gastos de patrocinio y honorarios auxiliares de justicia de quienes carezcan
de recursos económicos. Por tanto, implica con respecto a aquél, una situación de
excepción ante el cual el Estado asume los gastos a plenitud, para evitar que queden sin
ejercerse los derechos constitucionales, y se atente con ello el Estado de Derecho, su
fundamento no es más que proteger el derecho a la igualdad”.

Finalmente, se precisa el reciente fallo dictado por esta Sala con respecto al artículo
231 del Código de Procedimiento Civil (s.1024 del 11 de julio de 2012), del cual, debe
citarse la siguiente conclusión:

De acuerdo con la decisión que fue transcrita, el Juez ad quem ordenó que la citación de
los supuestos sucesores o herederos desconocidos del demandante se realizara por
medio de ‘…la publicación de un único edicto en el cual se llamará a todas aquellas
personas herederos desconocidos del de cujus…’, fundamentándose en un análisis e
interpretación autónoma, realizado por el mismo juzgador conocedor de la causa, que lo
lleva a la desaplicación de todo el contenido del artículo 231 del Código de Procedimiento
Civil, considerando que su aplicación resultaría violatorio de los principios del artículo
26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, dejando a la accionante
en estado de indefensión.

En tal sentido, la gratuidad de la justicia consagrada en el artículo 26 de la Constitución de


la República Bolivariana de Venezuela, se circunscribe a la prohibición de exigir algún
pago por concepto de las actuaciones desempeñadas por el órgano administrador de
justicia, siendo que esta prohibición no se extiende en modo alguno a los efectos
económicos del proceso que no revisten carácter impositivo y que deben cumplirse en
virtud de las cargas procesales que representan para los accionantes. Por otro lado, cabe
destacar que el beneficio de justicia gratuita consagrado en el artículo 175 del Código de
Procedimiento Civil resulta distinto al principio de gratuidad de justicia, por cuanto se
encuentra referido no sólo al deber que posee el Estado de cubrir los gastos del sistema
de justicia, sino que lleva inmerso la exención a quien se le conceda tal beneficio, de
disfrutar de otros conceptos como son, que se le nombre un defensor que sostenga sus
derechos gratuitamente, exención del pago de tasas u honorarios a los auxiliares de
justicia, tales como intérpretes, peritos, depositarios, asociados, prácticos y otros, los
cuales estarán obligados a prestar gratuitamente sus servicios en el asunto cuando actúen
a solicitud del beneficio de la justicia gratuita -artículo 180 del Código de Procedimiento
Civil- (Vid. Sentencia n.° 1.943 del 15 de julio de 2003, caso: H.R.B.F. y otro).

Así pues, se puede concluir que el beneficio de justicia procede a favor de aquellas
personas a quienes el Tribunal o la Ley concedan este beneficio y su ámbito abarca no
sólo la gratuidad del proceso sino el derecho que se le nombre al beneficiado, defensor
para que sostenga sus derechos gratuitamente y la exención del pago de honorarios a los
auxiliares de justicia, tales como: intérpretes, peritos, depositarios, asociados, prácticos u
otros, tal como ha sido señalado y sostenido por la Jurisprudencia de nuestro más alto
Tribunal, sin que con ello, se incurra en violación de los principios establecidos en
el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, tal como lo
infirió el sentenciador de primera instancia, ya que lo que se busca es mantener un
equilibrio del derecho a la defensa de ambas partes en juicio.
De lo anterior se colige que el derecho a la justicia gratuita se relaciona con la
imposibilidad de exigir tributos ni sufragios de cualquier naturaleza por concepto exclusivo
de prestación de servicios por parte del Estado sin que ello impida el derecho de los
particulares de percibir sus ingresos por su trabajo al brindarlo de manera eventual y
auxiliar en complemento de la jurisdicción.

Aunado a ello, el artículo 231 del Código de Procedimiento Civil debe analizarse con el


consiguiente artículo 232 eiusdem en su sentido complementario: “Si transcurriere el lapso
fijado en el edicto para la comparecencia, sin verificarse ésta, el Tribunal nombrará un
defensor de los desconocidos, con quien se entenderá la citación, hasta que según la ley
cese su encargo”. La finalidad de ambas disposiciones procuran el emplazamiento de los
causahabientes, cuando se desconozca su existencia; caso contrario, al constatar en
autos los herederos, dicha normativa es inaplicable, en los términos señalados por la Sala
de Casación Civil en decisión del 8 de agosto de 2003 (Margen de J.B. vs. Inversiones y
Gerencia C.A. y otros): “...Si precisamente el heredero es desconocido, no puede
aspirarse a la previa comprobación de la existencia de éste como requisito para la
publicación del edicto, si en efecto resulta incierta su inexistencia. El carácter de
desconocido lo hace de difícil comprobación previa, y la única forma de evitar posteriores
reposiciones es atender a la situación procesal inmediata, producto de la muerte de una
de las partes, y dar cumplimiento a lo establecido en el artículo 231 del Código de
Procedimiento Civil, a fin de sanear el proceso de nulidades posteriores. Por otra parte,
los efectos de la cosa juzgada sólo deben afectar a quienes se han hecho parte en el
proceso, y sería indeseable que una sentencia afecte intereses de terceros, no citados en
juicio, como podrían ser los eventuales herederos desconocidos quienes no se habrían
podido hacer parte en el proceso por el incumplimiento de la citación a que se hace
referencia el artículo 231 del Código de Procedimiento Civil...”.

En el presente caso, al contrario de lo señalado por el recurrente, el desarrollo


jurisprudencial de esa Sala que tanto cuestiona pretende equilibrar de la mejor manera
posible la tutela del interés del demandante sin perjudicar a quienes no hayan acudido al
proceso (en caso de corroborarse posteriormente su existencia) y la de formular un
pronunciamiento, sin necesidad de reponer la causa nuevamente en detrimento del
derecho a una tutela judicial efectiva que le asiste a la parte.

El análisis establecido en el presente fallo permite concluir que la norma contenida en


el artículo 231 del Código de Procedimiento Civil no establece violación ninguna de los
derechos denunciados. Por otro lado, la norma no puede considerarse como inoperante
por cuanto la misma tiene cabida cuando no exista en auto constancia alguna de los
herederos y su funcionalidad es complementaria del artículo 232 eiusdem. En este último
caso, se procederá al nombramiento de un defensor en procura de los intereses de los
causahabientes indeterminados para asegurar su defensa y no obstaculizar el desarrollo
de la causa incoada por el demandante a quien también le corresponde la obligación de
tutelar el interés sometido ante la jurisdicción. La sentencia tiene valor de cosa juzgada en
el proceso por cuanto se estableció todas las garantías de defensa.
Igualmente, debe recordársele al recurrente, que las partes siempre cuenta con el
beneficio legal de la justicia gratuita del artículo 175 del Código de Procedimiento Civil, en
cuyo caso, cuando se demuestre la condición de pobreza de la parte, el juez puede,
previa constatación, exonerar la sufragación de los gastos relacionados con el proceso.

Finalmente, esta Sala debe emitir pronunciamiento sobre el planteamiento formulado por
la representante del Ministerio Público, quien manifestó: “…el artículo 231 del Código de
Procedimiento Civil (…) dispone que el edicto mediante el cual se llame al proceso a los
sucesores desconocidos, debe publicarse en periódicos locales donde se ventila el juicio,
o en los más inmediatos a tal lugar, y ello puede constituir en algunos supuestos, la
violación del derecho al debido proceso, a la defensa de los herederos que materialmente
no tiene a [sic] posibilidad real de conocer tales medios de comunicación, cuando por
ejemplo, el juicio se lleve a cabo en lugares remotos del interior del país, en razón de lo
cual, considera el Ministerio Público que la publicación a la que se alude en la norma
señalada debe realizarse en periódicos de circulación nacional que permitan la aplicación
del principio de territorialidad de las leyes en sentido total, de alcance general, dentro del
territorio de la República”.

En este sentido, la inteligencia de la norma al determinar que “El edicto se fijará en la


puerta del Tribunal y se publicará en dos periódicos de mayor circulación en la localidad o
en la más inmediata, que indicará el juez, por lo menos durante sesenta días, dos veces
por semana” cumple de modo suficiente la previsión de apercibir a los herederos
desconocidos. La exigencia de reinterpretar la norma y establecer que dicho edicto sea
publicado únicamente en un periódico de circulación nacional es innecesario; por cuanto
el juez de la causa tiene la potestad por la propia norma (en la localidad o en la más
inmediata) de ordenar su publicación en un diario de mayor tiraje.

Por tanto, esta Sala concluye la improcedencia de la pretensión expuesta por lo que
declara sin lugar el presente recurso de nulidad. Así se decide.

DECISIÓN

Por las razones precedentemente expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, administrando justicia, en nombre de la República Bolivariana de
Venezuela por autoridad de la Ley, declara, SIN LUGAR el recurso de nulidad por
inconstitucionalidad interpuesto en nombre propio por el abogado R.N.V.Á. contra
el artículo 231 del Código de Procedimiento Civil.

Publíquese, regístrese y comuníquese. Archívese el expediente. Cúmplase lo ordenado.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal


Supremo de Justicia, en Caracas, a los 10 días del mes de octubre de dos mil doce
(2012). Años: 202° de la Independencia y 153° de la Federación.

La Presidenta,
L.E.M.L.

Vicepresidente,

F.A.C.L.

Los Magistrados,

M.T.D.P.

C.Z.D.M.

Ponente

A.D.J.D.R.

J.J.M.J.

G.M.G.A.

El Secretario,

J.L.R.C.

Exp.- 06-0585

CZdM/

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