La Iglesia Imperial
La Iglesia Imperial
La Iglesia Imperial
Profesor: Integrante:
Eduvert Acuña Yusbely Pérez
Después de fundada la nueva capital, vino la división del imperio. Las fronteras
eran tan extensas y el peligro de invasión bárbara era tan inminente, que un
solo emperador ya no podía proteger sus vastos dominios. Diocleciano
comenzó la división de autoridad en 305 d.C. Constantino también nombró
emperadores asociados y en 375 d.C. Teodosio completó la separación. Desde
el tiempo de Teodosio el mundo romano se dividió en Oriental y Occidental,
separados por el mar Adriático. Al Imperio Oriental se le denominaba griego y
al Occidental latino debido al idioma que prevalecía en cada uno de ellos. La
división del imperio fue un presagio de la futura división de la iglesia. Uno de
los hechos más notables de la historia fue la rápida transformación de un vasto
imperio de la religión pagana a la cristiana. Exteriormente, al principio del siglo
cuarto, los antiguos dioses estaban atrincherados en la reverencia del mundo
romano.
SUPRESIÓN DEL PAGANISMO
Constantino era tolerante, tanto por temperamento como por motivos políticos,
aunque era enérgico en su reconocimiento de la religión cristiana. No
sancionaba ningún sacrificio a las imágenes que antes se adoraban y puso fin
a las ofrendas a la estatua del emperador. Sin embargo, favorecía la tolerancia
de toda forma de religión y buscaba la conversión gradual de sus súbditos al
cristianismo mediante la evangelización y no por coacción. Retuvo algunos de
los títulos paganos del emperador, como el de pontifex maximus ("sumo
pontífice"), un título que desde entonces retuvieron todos los papas. También
continuó el sostén de las vírgenes vestales en Roma. Sin embargo, los
sucesores de Constantino en el trono fueron intolerantes. La conversión de los
paganos avanzaba con bastante rapidez, aun demasiado rápido para el
bienestar de la iglesia.
Se decretó una ley para que nadie escribiera ni hablara en contra de la religión
cristiana. De modo que todos los libros de sus opositores deberían quemarse.
Un resultado de este edicto fue que prácticamente todo nuestro conocimiento
de las sectas herejes o anticristianas lo obtenemos de libros escritos en contra
de las mismas. La puesta en vigor de estas leyes represivas variaba mucho en
las diversas partes del imperio. Sin embargo, su efecto fue que el paganismo
quedó exterminado en el curso de tres o cuatro generaciones.
CONTROVERSIAS Y CONCILIOS
Muchos buscaban ser miembros de la iglesia por los beneficios que pudieran
obtener de esto.
Alrededor del 405 d.C, en los templos comenzaron a adorarse y rendirle culto a
las imágenes y mártires.
Alrededor de 450 d.C., los terribles hunos, bajo su despiadado rey Atila,
invadieron a Italia y amenazaron no solo con destruir el Imperio Romano, sino
también a los reinos establecidos dentro de sus fronteras. Los godos, vándalos
y francos, bajo la dirección de Roma, se unieron en contra de los hunos y una
gran batalla se llevó a cabo en Chalons al norte de Francia. Los hunos cayeron
derrotados en terrible matanza y, con la muerte de Atila poco después, el poder
de estos tuvo fin. La batalla de Chalons (451 d.C.) trajo como resultado que a
Europa no la gobernarían los asiáticos, sino que se desarrollaría de acuerdo a
su propia civilización.
el Imperio Romano occidental desapareció. Desde la fundación de la ciudad y
del estado (que se dice fue en 753 a.c.) hasta la caída del imperio, pasaron mil
doscientos años. El Imperio Oriental, que tenía a Constantinopla por capital,
duró hasta 1453 d.C. Casi todas estas tribus invasoras fueron paganas en sus
respectivos países. Los godos constituyeron una excepción pues ya Arrio los
había convertido al cristianismo y tenían la Biblia en su propia lengua. De esta,
las porciones aún existentes forman la primitiva literatura teutónica. Casi todas
estas tribus conquistadoras llegaron a ser cristianas, en parte por medio de los
godos, pero aun más por medio de la gente entre la que se establecieron. Con
el tiempo los arrianos llegaron a ser creyentes ortodoxos. El cristianismo de esa
época decadente era aún vital y activo y conquistó a estas razas
conquistadoras.
Ambrosio de Milán (340-397 d.C.), el primero de los padres latinos, fue electo
obispo mientras era laico. En esta época aún no era bautizado, sino que estaba
recibiendo instrucción para ser miembro. Tanto los arrianos como los ortodoxos
se unieron en su elección. Llegó a ser una figura prominente en la iglesia. Por
un acto cruel, reprendió al emperador Teodosio y lo obligó a hacer confesión.
Después, el emperador lo trató con alta estimación y lo eligieron para predicar
durante su funeral. Escribió muchos libros, pero su mayor honor consistió en
recibir en la iglesia al poderoso Agustín.
Jerónimo (340-420 d.C.) fue el más erudito de los padres latinos. Recibió en
Roma una educación en literatura y oratoria, pero renunció a los honores del
mundo por una vida religiosa, fuertemente matizada de ascetismo. Estableció
un monasterio en Belén y vivió allí por muchos años. De sus numerosos
escritos el que tuvo una influencia más extensa fue su traducción de la Biblia a
la lengua latina, una obra conocida como la Vulgata, a saber, la Biblia en
lenguaje común, que aún es la Biblia autorizada de la Iglesia Católica Romana.
Agustín es el nombre más eminente de todo este período. Nació en 354 d.C. en
el norte de África. Desde muy joven fue un brillante erudito, pero mundano,
ambicioso y amante del placer. A los treinta y tres años llegó a ser cristiano por
la influencia de su madre Mónica, la enseñanza de Ambrosio de Milán y el
estudio de las epístolas de Pablo. En 395 d.C., le nombraron obispo de Hipona,
en el norte de África, al empezar las invasiones de los bárbaros. Entre sus
muchas obras, "La Ciudad de Dios" fue una magnífica defensa a fin de que el
cristianismo ocupase el lugar del decadente imperio.