Sábado Maã Ana Asamblea Regional Del 2021 Poderosos Gracias A La Fe

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| Asamblea regional del 2021 “Poderosos gracias a la fe”

Sábado mañana

9.40 Serie de Discursos: Recuerde los que no tienen fe pueden obtenerla.

* Los ninivitas

Conf. Ronald Curzan

¡Imposible! ¡Eso no va a pasar ni en un millón de años! ¿Alguna vez ha pensado de alguien que
no se haría Testigo nunca? Quizás pensara eso porque tenemos una visión limitada de las cosas.
Pero ¿cómo ve Jehová a esa persona?, ¿cómo ve él a todos los seres humanos, incluso a los que
no tienen fe? Podemos encontrar la respuesta en 1 Timoteo 2:4. Ahí dice: “Su voluntad es que toda
clase de personas se salven y lleguen a tener un conocimiento exacto de la verdad”. Así que ¿qué
es lo que desea Jehová? Quiere que todos escuchen el mensaje, puedan cambiar y se salven.
Puede que eso nos parezca imposible, pero sabemos que “para Dios todo es posible”. Él puede
tocar el corazón de cualquiera y motivarlo a actuar. Aunque es verdad que “la fe no es posesión de
todos”, millones de personas por todo el mundo sí tienen fe. Y cualquiera que lo desee puede
obtenerla. Sabemos que la Biblia tiene muchos ejemplos de hombres y mujeres que no tenían fe
pero la adquirieron. Y lo mismo ocurre hoy. No es imposible. Esta serie de discursos nos ayudará a
recordar el hecho de que las personas que no tienen fe pueden obtenerla si las vemos como las ve
Jehová y les damos la oportunidad de escuchar la Palabra de Dios y hacer cambios. En esta serie,
hablaremos de cuatro grupos de personas: los ninivitas, los hermanos carnales de Jesús, las
personas importantes y las que no son religiosas. En cada uno de los discursos de esta serie,
veremos qué ayudó a los que no tenían fe a adquirirla y qué podemos aprender nosotros. Primero,
veamos el ejemplo de los ninivitas. Recordarán que ellos vivían en la capital del Imperio asirio, la
ciudad de Nínive, fundada por Nemrod, conocida como “la ciudad que derrama sangre”. Con la fama
que tenía la ciudad, nos podemos imaginar cómo era la gente de allí. Adoraban a dioses de la
guerra. La guerra era su religión. Eran agresivos, muy violentos. Incluso disfrutaban torturando a
quienes hacían prisioneros. Tenían muy mala reputación entre todas las naciones vecinas, incluido el
pueblo de Dios. Por eso, Jehová les envió a su profeta Jonás para que les anunciara su destrucción.

Veamos el siguiente video e imaginemos cómo se sintió Jonás al entrar en Nínive, caminar por sus
calles y observar a las personas mientras pensaba en lo que les iba a decir.

¿Cómo veía Jonás a los ninivitas? Bueno, en ese momento no los veía como Jehová. Les tenía
miedo, quizás por lo que pudieran pensar de él o por lo que pudieran hacerle cuando escucharan su
mensaje. Jonás era humano, tenía sentimientos como los nuestros. Los humanos tendemos a juzgar
a las personas basándonos en lo que vemos y en lo que oímos. Si usted hubiera estado allí y Jehová
le hubiera dado la misión de Jonás, ¿cómo habría reaccionado? ¿Habría pensado en la crueldad y la
maldad de los ninivitas, y habría dicho: “Seguro que cambian”? ¿O habría dicho: “Es imposible, eso
no va a pasar, ni en un millón de años”? Pues así se sintió Jonás. Pero Jehová corrigió el punto de
vista que tenía sobre la misión y sobre los ninivitas. Él aceptó la corrección que Jehová le dio y
decidió ir a proclamar su mensaje a los ninivitas. Y captó la atención de ellos, pero es posible que
pensara: “Hasta aquí llegué”. Pero ¿cómo reaccionaron? Leamos Jonás 3:5. Dice: “Y los hombres de
Nínive tuvieron fe en Dios”. Esto sorprendió al mismo Jonás. El rey mandó que se anunciara lo que
todos los habitantes tenían que hacer para demostrar su fe. Versículo 8: “Que se cubran de tela de
saco, tanto hombres como animales. Que supliquen a Dios con todas sus fuerzas y dejen su mal
camino y la violencia que practican. ¿Quién sabe? Tal vez el Dios verdadero reconsidere lo que
piensa hacer y su furia ardiente se calme, y así no muramos”. ¿Qué ayudó a los ninivitas a cambiar,
a adquirir fe? Fue el hecho de que Jonás llevó a cabo su misión, predicó con valor el mensaje de
Dios. Se les dio la oportunidad de cambiar y, para sorpresa de Jonás, lo hicieron. Jonás también tuvo
que cambiar. Tuvo que cambiar el punto de vista que tenía sobre su misión y la gente, y ver a las
personas desde el punto de vista de Jehová. Las personas pueden cambiar. Jehová puede tocar sus
corazones. Jonás tuvo que examinarse y pensar en cuál era su comisión. Él no era el juez, ese
no era su papel. Él era el mensajero. Tener el punto de vista de Jehová lo cambia todo: cómo vemos
a los demás, cómo nos vemos a nosotros mismos, cómo vemos nuestras asignaciones... Nuestro
papel es llevar el mensaje de Jehová. No somos jueces. El Juez es Jehová, y decidió que los
ninivitas merecían su misericordia y no ser destruidos. ¿Por qué? Veámoslo en Jonás 3:10. Dice:
“Cuando el Dios verdadero vio lo que hicieron y cómo habían dejado su mal camino, reconsideró su
decisión de mandarles la calamidad que había anunciado, y no la mandó”.

En el siguiente video, veamos los cambios que hicieron los ninivitas y cuál fue el resultado.

Estos ninivitas eran muy diferentes a los que vimos en el primer video, ¿verdad? Los cambios que
hicieron en su interior se reflejaron en su exterior. Cambió su manera de ver a los demás y su
manera de tratarlos. Cambió hasta su aspecto. Pasaron de tener caras serias y tristes a tener caras
sonrientes y felices. Estaban agradecidos a Jonás por el mensaje que les dio y a Jehová por su
misericordia. ¿Cuál es la lección para nosotros? La misma lección que aprendió Jonás: tenemos que
mostrar compasión, igual que Jehová. Implica más que darse cuenta de que alguien necesita ayuda.
Significa tener el deseo de ayudarlo y sacar el tiempo para hacerlo, actuar. ¿Cómo podemos imitar la
compasión de Jehová hoy día? Pasando del sentimiento a la acción. Y lo hacemos al predicar.
Predicando a todas las personas, dándoles la oportunidad de cambiar. Y no juzgándolas, sino
viéndolas como posibles ovejas, como futuros hermanos o hermanas. Como los ninivitas, muchos
hoy tienen creencias falsas y malas actitudes desde la niñez. Puede ser difícil que cambien, pero
no es imposible. ¿Qué puede ayudarlos a cambiar? Hebreos 4:12 dice que “la palabra de Dios”
puede ayudar. “La palabra de Dios está viva y actúa con poder”. Muchos de nosotros hemos
cambiado gracias al poder de la Biblia. Antes de aprender la verdad, algunos de nosotros
no teníamos fe o éramos violentos o inmorales. Pero como dijo el apóstol Pablo: “Algunos de
ustedes eran eso”. En el pasado muchos cambiaron, y hoy día muchos otros también. Con la ayuda
de la Palabra de Dios y del espíritu santo, podemos ayudarlos a cambiar. No leemos los corazones,
pero sabemos que Jehová sí, y él puede tocar y motivar el corazón de cualquiera. ¿Y qué podemos
hacer nosotros? Podemos recordar lo que dice Romanos 10:16. Nuestra misión es ser mensajeros.
Versículo 16: “Sin embargo, no todos hicieron caso a las buenas noticias, pues Isaías dice: ‘Jehová,
¿quién ha puesto su fe en nuestro mensaje?’. De modo que la fe sigue al mensaje que se oye, y el
mensaje [...] llega por medio de la palabra acerca de Cristo”. “La fe sigue al mensaje que se oye”.
¿Qué motivó a los ninivitas a cambiar? Fue el mensaje de advertencia que Jonás les dio. Oramos
para que muchas personas pongan su fe en Dios al escuchar el mensaje que les llevamos. Así que
seamos como Jonás, demostremos compasión y valor al predicar las buenas noticias a todos. Y,
quién sabe, la fe podría seguir al mensaje que se oye. Recuerden: no es imposible, los que no tienen
fe pueden obtenerla.

Los hermanos carnales de Jesús”.

Conf. Mark Sanderson

¿Tiene familiares que actualmente no están sirviendo a Jehová? La mayoría de nosotros los
tenemos, y no somos los únicos. El propio Jesús también tuvo familiares que no eran creyentes.
De hecho, aunque los hermanos de Jesús sabían que él estaba haciendo milagros, la Biblia dice que
ellos no tenían fe en que él fuera el Mesías. Qué triste, ¿verdad? ¿Se lo imaginan? Incluso cuando
Jesús fue ejecutado, parece ser que sus hermanos no estaban allí. ¿Recuerdan el relato en el que
Jesús estaba en el madero y miró a uno de sus discípulos para pedirle básicamente que se
encargara de cuidar a su madre? Sus hermanos no estaban allí para apoyarlo. Pero ¿qué pasó poco
después de que Jesús fue resucitado? Pasó algo increíble, porque algunos de sus hermanos
estaban junto con su madre y otros discípulos orando intensamente. ¿Se imaginan cómo se sintió
Jesús, lo contento que tuvo que haberse puesto al ver que sus hermanos ahora tenían fe? Quizás a
usted le haya pasado algo así. Quizá alguno de sus familiares, su cónyuge, uno de sus hijos o uno
de sus hermanos ahora está sirviendo a Jehová. ¡Qué alegría, qué sentimiento tan maravilloso! Nada
se puede comparar a eso. ¿Y qué fue lo que ayudó a los hermanos de Jesús a pasar de no tener fe
a poner su fe en él? ¿Y qué podemos aprender nosotros de ese ejemplo? Respondamos la primera
pregunta. ¿Qué fue lo que ayudó a los hermanos de Jesús a adquirir fe? Bueno, lo más importante
es que Jesús fue paciente con sus familiares. Eso llama mucho la atención, porque miren cómo
trataron ellos a Jesús. Busquen conmigo Marcos 3:21. Ahí dice: “Cuando su familia se enteró de lo
que estaba pasando, fueron a buscarlo para llevárselo, pues decían: ‘Se ha vuelto loco’ ”. Jesús
no se ofendió, aunque su familia trató de llevárselo, aunque le dijeron que estaba loco. ¿Le han
dicho sus familiares a usted algo parecido? Jesús no se ofendió, fue paciente. De hecho, miren lo
que hizo Jesús después de su resurrección. Vayamos a 1 Corintios 15:7. Dice: “Después se le
apareció a Santiago; luego a todos los apóstoles”. Este es solo un pequeño detalle, pero ¿se fijaron
en lo que dice? Dice que Jesús “se le apareció a Santiago”. La verdad es que no sabemos qué le dijo
Jesús a Santiago cuando se le apareció. Pero lo cierto es que el hecho de que se le apareciera a su
medio hermano fue un detalle por parte de Jesús. Seguro que Santiago agradeció muchísimo esa
atención especial que le dio su hermano. ¿Por qué lo decimos? Bueno, sabemos que Santiago llegó
a ser un anciano respetado en la congregación de Jerusalén. Quizás recuerden que Hechos 15 dice
que los apóstoles y los ancianos se reunieron en Jerusalén para hablar del asunto de la circuncisión,
y parece ser que Santiago era el que estaba presidiendo aquella reunión. Bueno, ¿qué había
pasado? Santiago pasó de ser una persona sin fe a ser un pilar en la congregación. Santiago y otro
de sus hermanos, Judas, tuvieron el privilegio de escribir cartas que llegaron a formar parte de la
Biblia.

En el siguiente video, por favor, fíjense en qué fue lo que ayudó a uno de los miembros de una
familia a tener fe. La primera que aprendió la verdad en casa fue mi madre. Lo cierto es que a mí
nunca me interesó mucho la verdad. Donde yo crecí, los estudios son muy importantes. La gente
quiere ganar dinero y tener una vida llena de lujos. Y esa fue la vida que yo escogí: estudiar, ir a la
universidad... para tener lo que otros tenían. Aunque sabían que a mí no me interesaba la verdad, mi
madre y mi hermano no me dieron por perdido. Todos los años, en enero, cuando salía de la
universidad para visitarlos, mi madre aprovechaba para darme el folleto Examinando las Escrituras
diariamente. Se aseguraba de que tuviera una Biblia y el folleto Examinando de cada año. Aunque
yo no iba a las reuniones, ella quería que al menos tuviera las publicaciones. Además de eso, mi
hermano menor, al que estaba muy unido, decidió tomarse la verdad en serio. Cuando volví de la
universidad, vi que a mi hermano le estaban dando clases de la Biblia. Me sorprendió verlo
estudiándola y preparándose para las clases. A él le importaba lo que dice la Biblia y le encantaba lo
que estaba aprendiendo. Y entonces entendí que la Biblia puede cambiarte la vida. Un texto que me
viene a la mente es el de Oseas 11:4. Aquí dice que Jehová nos atrae “con las cuerdas del amor” y
la bondad. Eso fue lo que Jehová hizo conmigo. Así que tomé la decisión de asistir a todas las
reuniones. Empecé a estudiar la Biblia en el 2007 y me bauticé al año siguiente, en el 2008.
Mi familia siempre estuvo ahí, nunca se dieron por vencidos. Animo a los padres a hacer lo mismo
con sus hijos. Tienen que seguir animándolos y no perder nunca la esperanza de que Jehová los
traiga a su organización al ver que tienen un buen corazón.

Queridos hermanos, ¿verdad que queremos que ocurra lo mismo con nuestros familiares? ¿Qué
podemos hacer para ayudarlos a tener fe? Hablemos brevemente de tres cosas. La primera: sea
paciente con su familia. Queremos imitar el ejemplo de nuestro maravilloso Dios, Jehová.
¿Recuerdan que la nación de Israel le falló a Jehová muchas veces? En Jeremías 44, la Biblia dice
que Jehová envió a sus profetas “una y otra vez”. Él fue muy paciente con su pueblo. Y nosotros
tenemos que serlo con nuestra familia. No los demos por perdidos. La segunda: tengamos tacto.
Busquemos maneras de despertar su interés por la verdad. Es cierto que Jesús describió el mensaje
de la verdad como “agua” que puede “dar vida eterna”. Pero ¿alguna vez ha tratado de beber agua
de una boca de incendios? Eso es algo muy difícil de hacer. No queremos ahogar a nuestros
familiares bombardeándolos con demasiada información, como si les disparáramos agua a presión.
Al contrario, queremos que la verdad refresque a nuestros familiares. Que ellos se sientan ahogados
o refrescados dependerá de la manera en la que les hablemos de la verdad. Tengamos tacto y
hablémosles con cariño. A lo mejor así despertamos su interés. Y ahora el tercer punto: debemos
mostrarle empatía a nuestra familia y dejar que nuestra conducta hable por nosotros. Cuando
aprendemos la verdad, puede que a nuestros familiares les preocupe cómo afectará eso a nuestra
relación con ellos. En vez de pensar en todas las cosas diferentes que podríamos decir, es
importante que recordemos que lo que hacemos dirá mucho más que las palabras que utilicemos.
Hay un refrán que dice: “Predicar con el ejemplo es el mejor argumento”. Y es cierto. Una hermana
llamada Pauline se dio cuenta de que, en vez de hablarle todo el día a su esposo de la verdad, tenía
que ponerle un buen ejemplo. Cuando el esposo vio el buen efecto que estaba teniendo la Biblia en
su esposa y en sus hijos, empezó a estar más dispuesto a escuchar el mensaje de las buenas
noticias. Nunca se sabe, queridos hermanos, el buen efecto que puede tener nuestra conducta,
nuestro ejemplo, en la familia. Hace dos años estuve en California en una asamblea regional y una
hermana se acercó a mí con sus dos hermanos. Su madre, que era Testigo, le enseñó la verdad
cuando ella era pequeña. Pero luego ella se alejó de la congregación durante más de 30 años. Vio
uno de nuestros programas, y eso la motivó a volver. Después fue a hablar con su hermano, que
también llevaba más de 30 años alejado de la verdad, y él también decidió volver. Y luego los dos
fueron a ver a su otro hermano, que también llevaba 30 años alejado, y él también decidió volver.
Y ahí estaban los tres, frente a mí. Y la hermana me dijo: “Creo que mi madre va a tener que
resucitar dos veces. Todos habíamos dejado la verdad cuando ella murió. Cuando nos vea a los tres
en el nuevo mundo, le va a dar un ataque y va a tener que resucitar de nuevo”. ¿Cuál es el punto?
Que el buen ejemplo de su madre los ayudó incluso muchos años después de que ella muriera.
Queridos hermanos, Jehová puede usarlos a ustedes para ayudar a su familia. Es posible que ellos
ahora no tengan fe, pero, con su ayuda, pueden llegar a obtenerla. Funcionó en el caso de Jesús, y
puede funcionar en el suyo.

Las personas importantes de este mundo”.

Conf. Ralph Walls

Hace unos años, un hermano de una zona rural de México, vestido con su modesta ropa de
campesino, tocó a la puerta de una gran mansión. Un hombre en bata de seda abrió la puerta y le
preguntó qué quería. El Testigo dijo: “Si llegara una mula a su puerta cargada con dos bolsas de oro,
¿las aceptaría?”. Molesto, el hombre respondió: “No entiendo lo que me está diciendo. Yo soy un
ingeniero famoso”. El Testigo le preguntó: “¿Qué sabe usted de las profecías?”. El hombre admitió
que no sabía nada de ellas. El Testigo dijo: “De eso quiero hablar con usted. Yo soy la mula que
llega a su puerta, y las dos bolsas de oro son estas revistas, La Atalaya y ¡Despertad!”. El hombre
quedó impresionado por la presentación de este hermano y se quedó con las revistas. ¿Llegó a
hacerse Testigo este hombre? No lo sabemos. Pero lo que sí sabemos es que nuestro humilde
hermano le dio la oportunidad a aquel hombre de que Jehová tocara su corazón. En el siglo primero,
muchos judíos importantes no se atrevieron a seguir a Jesús por miedo a que los marginaran. Juan
12:42 dice: “Muchos gobernantes de los judíos pusieron su fe en él; pero no lo reconocían
abiertamente por miedo a los fariseos, para no ser expulsados de la sinagoga”. Sin embargo,
algunos aguantaron la presión social y se pusieron de parte de Jesús. La Biblia habla de José de
Arimatea, un miembro respetado del Consejo que “se armó de valor, se presentó delante de Pilato y
le pidió el cuerpo de Jesús”. Y el libro de Hechos dice que “la palabra de Dios siguió
extendiéndose [...]. Y un gran grupo de sacerdotes empezaron a aceptar la fe”. Alguien que fue una
persona importante de este mundo fue Saulo de Tarso, que luego llegó a ser el apóstol Pablo. Él era
fariseo y perseguía a los cristianos de origen judío. Fíjense en lo que reconoció: “Perseguí a muerte
a los miembros de este Camino, atando y metiendo en prisión a hombres y mujeres”. Pero cambió, y
fue un predicador entusiasta y un apóstol. También hoy día algunos que tenían una posición social
alta en este mundo se han hecho creyentes. ¿Qué ayudó a Saulo a obtener fe? Dejemos que Pablo
responda. Por favor, busquen Hechos 22:6-8. Dice: “Pero, durante el viaje, cuando ya me acercaba a
Damasco a eso del mediodía, una gran luz del cielo me envolvió de repente. Entonces caí al suelo y
oí una voz que me decía: ‘Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?’. Yo le contesté: ‘¿Quién eres,
Señor?’. Y me dijo: ‘Soy Jesús el Nazareno, a quien tú persigues’ ”. Jesús se le apareció de manera
milagrosa a Saulo y le dijo quién era. ¡Fue algo impactante! Después de aquello, Saulo cambió por
completo sus valores y sus prioridades en la vida. Y luego lo que escribió bajo inspiración muestra
que había cambiado completamente su punto de vista. Vamos a leerlo. Está en Filipenses 3:7, 8:
“Pero las cosas que para mí eran ganancia, ahora las considero pérdida a causa del Cristo. Es más,
considero también que todas las cosas son pérdida debido al incalculable valor del conocimiento de
Cristo Jesús mi Señor. Por él he aceptado la pérdida de todas las cosas y las veo como un montón
de basura, para ganar a Cristo”. ¿Qué fue lo que motivó a Pablo a cambiar tanto? Jehová se valió de
un suceso impactante para tocar su corazón. Hoy día, los acontecimientos mundiales, una tragedia o
algún cambio de circunstancias —aunque Jehová no sea el causante— pueden hacer que una
persona importante se replantee su vida y escuche las buenas noticias. Puede que esa persona se
dé cuenta de que el estatus social no es la solución a los problemas de la vida.

En el siguiente video, vean cómo los cambios de circunstancias pueden influir en una persona.

Cuando era adolescente, trabajaba en un astillero como soldador. Era muy duro, y además en
verano hacía mucho calor. Así que pensé: “No, no voy a hacer esto durante 30 o 40 años. Tengo que
buscar algo mejor”. En aquel tiempo, para mí el éxito era tener un buen trabajo, un montón de dinero
y comodidades. Así que decidí ir a la universidad, y estudié 4 años para ser contable. En mi trabajo,
cada traslado significaba un ascenso. Así que fui de África a Bélgica, de Bélgica a Escocia, de
Escocia volví a Estados Unidos y luego fui a Singapur. Y eso sí que fue un ascenso. Tenía autos
caros, un chofer y mucho dinero en el banco. Y, cada vez que conseguía un ascenso, mi esposa y yo
decíamos: “Ahora, ahora sí vamos a ser felices. Por fin vamos a disfrutar de todo esto”. Pero la
alegría nos duraba muy poco. Sencillamente, se iba. Sentíamos un vacío que cada vez se iba
haciendo más y más grande. Estábamos confundidos. No sabíamos dónde encontrar la felicidad que
estábamos buscando. Resulta que mi hija tenía una tienda en la que vendía ropita y mueblecitos
para los bebés. Y la tenía con su esposo. Así que contrataron a una muchacha para que les ayudara
con la tienda y con sus hijos. Cuando la chica no tenía mucho trabajo, sacaba su biblia y se ponía a
leerla. Y le preguntaron a la chica: “¿Tú conoces a alguien que pueda darles clases a los nenes?”.
Dijo: “Sí, creo que conozco a las personas adecuadas, la pareja perfecta”. Así que quedaron en
empezar las clases de la Biblia la semana siguiente. Y mi hija me llamó y me dijo: “Papá, ¿puedes
estar en la clase? No conozco a esta gente. Tú solo tienes que asegurarte de que va todo bien”. Así
que fui a aquella clase y me senté a escuchar. ¡Me quedé impresionado! Y, cuando terminó la clase,
les pregunté: “¿Podrían darme clases a mí?”. En el mundo, es cierto que puedes subir, pero luego
rápidamente empiezas a ir cuesta abajo, y ya te quedas ahí, abajo del todo. En cambio, la verdad te
da felicidad constante. No hay nada igual. Es una satisfacción completa. Sabes que estás haciendo
lo que está bien. Cambió por completo nuestra vida y nuestra actitud. Ahora estamos muy muy
satisfechos y felices.

Hermanos, se espera que les prediquemos con valor a las personas importantes de este mundo.
Es normal que, a veces, este tipo de personas nos intimiden, y no nos atrevamos a predicarles. Pero
decidámonos a imitar a Jesús. ¿De qué manera? Veamos lo que dice Isaías 11:3 sobre él: “Y él se
complacerá en el temor de Jehová. No juzgará por las apariencias ni reprenderá simplemente por lo
que oiga”. ¿Lo vieron? Igual que Jesús, que no juzga por las apariencias, nosotros tampoco
deberíamos prejuzgar a las personas por su aspecto, por la casa que tengan, su fama o su posición.
También debemos imitar la actitud que tenía el apóstol Pablo cuando ya era cristiano. Miren lo que él
dijo en Romanos 1:16. Vamos a leer la primera parte de este versículo. Dice: “Porque no me
avergüenzo de las buenas noticias”. Y a continuación, bajo inspiración, Pablo explica el poder de las
buenas noticias: “En realidad, [las buenas noticias] son el poder de Dios para salvar a todo el que
tiene fe, primero al judío y también al griego”. Así que decidámonos a predicar con valor a todos, y
démosle a Jehová la oportunidad de tocar el corazón de los que escuchen.

Las personas que no son religiosas”.

Conf. Anthony Morris

Me gustaría que, por un momento, usara su imaginación. Imagine que está teniendo una
conversación con una persona a la que respeta y que tiene cierta autoridad. Y, mientras está
hablando con esta persona, en un momento dado de la conversación ella le dice: “Recuerde. Quiero
que recuerde esto”. Pues eso es lo que Jehová nos dice en esta serie de discursos. Cuando alguien
dice “recuerde”, la mayoría de la gente se detiene, se concentra y presta más atención. ¿Y qué es lo
que Jehová quiere que recordemos con estos discursos? Que muchas personas que no son
religiosas pueden obtener fe. Todos los años personas que antes eran ateas o agnósticas aceptan la
verdad. Así que la lección para nosotros es esta: no nos retraigamos de predicarles a los que no son
religiosos. No deberíamos juzgarlos ni dar por hecho que nunca van a aceptar la verdad porque son
ateos o agnósticos, o porque son materialistas. Nosotros no queremos juzgarlos. Al contrario,
queremos que Jehová nos use para ayudar a las personas que no son religiosas. Veamos lo que
escribió Pablo en Romanos 10 y fijémonos en cómo algunos cambian sus creencias al escuchar la
verdad y las enseñanzas de Jehová. Y la única manera de que obtengan fe es haciendo lo que dice
aquí. Así que leamos cuidadosamente Romanos 10:13-15: “Porque ‘todo el que invoque el nombre
de Jehová será salvado’. Sin embargo, ¿cómo lo invocarán si no han puesto su fe en él? ¿Y cómo
pondrán su fe en él si no han oído hablar de él? ¿Y cómo oirán sin alguien que predique? ¿Y cómo
predicarán si no han sido enviados? Tal como está escrito: ‘¡Qué hermosos son los pies de los que
declaran buenas noticias de cosas buenas!’ ”. Qué bonito, ¿verdad? Así es como una persona
obtiene fe, contestando estas preguntas, preguntas muy importantes que todos debemos recordar a
la hora de predicarles a las personas que no son religiosas. Necesitan a alguien que les lleve las
buenas noticias y que lo haga de tal manera que llegue a su corazón. ¡Y eso es muy importante!
No es solo lo que decimos, sino cómo lo decimos. Eso es lo que importa. Alguien tiene que llevarles
las buenas noticias para que puedan obtener fe. Así que surge la pregunta ¿cómo podemos hablar
de las buenas noticias para que las personas que no son religiosas estén más dispuestas a
escucharnos? Buena pregunta. Para ayudar a los que no son religiosos a adquirir fe, tenemos que
tener en cuenta lo que dijo el apóstol Pablo en 1 Corintios 9:22: “Con los débiles me hice débil para
ganarme a los débiles. He llegado a ser de todo con gente de todo tipo para salvar por todos los
medios posibles a algunos”. Qué bonito, ¿verdad? Qué ejemplo tan bueno nos dejó el apóstol Pablo
al adaptarse a los que lo escuchaban. Les hablaba de una manera a los judíos, haciendo referencia
a las Escrituras Hebreas, y de otra manera a los griegos, que no sabían nada de Jehová. Así que la
idea, hermanos, es hablar de temas que les interesen a estas personas. Me gustaría leerles algunos
puntos de La Atalaya de julio de 2019. En las páginas 22 y 23, hay algunos puntos que queremos
recordar cuando les predicamos a las personas que no son religiosas. Muy muy buenos consejos.
Podríamos hablar de la naturaleza. A muchas personas, incluso a los ateos y a los agnósticos, les
encanta la naturaleza. Así que podríamos usar ese tema para comenzar la conversación. Podríamos
decir algo así como: “Quizás sepa que muchos inventos son el resultado de copiar cosas que existen
en la naturaleza. Por ejemplo, quienes diseñan micrófonos estudian el oído y quienes diseñan
cámaras estudian el ojo. ¿Qué le viene a la mente cuando piensa en la naturaleza? ¿Le parece que
es una fuerza maravillosa, una persona o alguna otra cosa?”. Y escuche atentamente cuando haga
preguntas así. Y luego podría añadir: “Cuando los ingenieros estudian el diseño del ojo y del oído,
quizás nos preguntemos de quién están aprendiendo. Me pareció muy interesante lo que dijo un
poeta de la antigüedad”. Y esto es una buena idea, porque el poeta es el salmista. Leeremos el
Salmo 94:9, 10, pero podemos decir poeta de la antigüedad. Y este texto dice: “El que hizo el oído,
¿acaso no puede oír? El que formó el ojo, ¿acaso no puede ver? ¡Es él quien le da conocimiento a la
gente!”. Qué bonito, ¿verdad? Buenas preguntas para conversar con personas que no son religiosas.
Y también tenemos en el sitio de internet jw.org la sección “Opiniones sobre el origen de la vida”. Ahí
hay videos que podrían ayudarlos. También debemos demostrar compasión, empatía y tratar de
llegarles al corazón. Me gustaría repasar con ustedes algunos puntos que debemos recordar a la
hora de hablar con personas que no son religiosas. Seamos positivos. Recordemos que todos los
años se hacen Testigos personas que no eran religiosas. El siguiente punto: seamos amables y
tengamos tacto, porque las personas nos escucharán no solo por lo que decimos, sino por cómo lo
decimos. Si quiere llegar al corazón, hable desde el corazón. Sea amable y hable con tacto.
Imitemos la manera que tenía Jesús de enseñar. Siempre lo hacía con amor y compasión. Otro
consejo: seamos comprensivos y escuchemos. Es muy importante saber escuchar. A veces, y esto
lo hacemos todos, hablamos demasiado. Hacemos una pregunta, damos dos segundos para que
nos contesten y enseguida volvemos a hablar. Pero hay que escuchar. Hoy día la gente no está
acostumbrada a escuchar a los demás. No seamos así. Seamos comprensivos y escuchemos.
Dejemos que se expresen. Esforcémonos por mostrar empatía y amor. Si seguimos estos consejos,
Jehová bendecirá nuestros esfuerzos.

En el siguiente video, veamos lo que motivó a un joven que no era religioso a aceptar la verdad.

Mi familia era católica no practicante, así que en casa nunca me animaron a creer en Dios. Mis
profesores eran las personas en las que más confiaba en el mundo. Por eso, cuando me enseñaron
la teoría de la evolución, no solamente me la creí, sino que me encantó. Cuando tenía 19 años, un
amigo de la infancia que se había hecho testigo de Jehová empezó a visitarme. Me encantaba
conversar con él, pero cuando me hablaba de Dios le decía: “Por favor, deja de hablarme de Dios,
porque yo no creo en él”. Él nunca tiró la toalla. Un día me preguntó: “¿Por qué no quieres hablar
conmigo de Dios ni siquiera un rato?”. Su pregunta me hizo pensar. Siempre había rechazado sus
argumentos sin siquiera escucharlos. No quería darle la impresión de que yo era una persona
orgullosa y testaruda. Así que pensé: “¿Qué tal si le dejo explicarse?”. Él usó el libro La vida...
¿cómo se presentó aquí? ¿Por evolución, o por creación? Fue como si me quitaran una venda de los
ojos. En ese momento, empecé a conocer a Jehová. Por fin entendí que mi vida tenía un propósito.
Lamento no haber conocido a Dios durante los primeros 20 años de mi vida. Mi amistad con Jehová
es, sin duda, lo más valioso que tengo. Estoy decidido a hablarle de él a todo el mundo,
especialmente a aquellos que no tienen fe, para que también lleguen a conocer las maravillosas
cualidades de nuestro Creador.

Sí, personas que no eran religiosas están aceptando la verdad. Pueden obtener fe. Y hay muchas
experiencias que lo demuestran. Así que recuerde: los que no tienen fe pueden obtenerla. Hemos
hablado de los ninivitas, de los hermanos carnales de Jesús, de judíos importantes... Todos ellos
hicieron grandes cambios. Y hoy día, tal como en el pasado, está sucediendo lo que dice 1 Timoteo
2: 4 habla sobre la voluntad de Jehová: “Su voluntad es que toda clase de personas se salven y
lleguen a tener un conocimiento exacto de la verdad”. Eso es lo que Jehová desea. Le dedicamos
nuestra vida a Jehová para hacer su voluntad. Y año tras año toda clase de personas ponen su fe en
él. Los animamos a predicar con valor pero con tacto a sus familiares, a las personas importantes de
este mundo y a las personas que no son religiosas. Esforcémonos por predicar a todos, y Jehová lo
hará crecer. Él bendecirá nuestros esfuerzos. Y recuerde: Jehová puede tocar el corazón de
cualquier persona y hacer que llegue a tener fe.

10:30 “Edifique la fe de otros con el libro Disfrute de la vida”.

Conf. Robert Ciranko

¿Cuál diría que es su mayor deseo en la vida? Si le hubieran hecho esa pregunta al escritor del
Salmo 146, probablemente habría contestado con las siguientes palabras: “¡Alaben a Jah! Que todo
mi ser alabe a Jehová. Toda mi vida alabaré a Jehová”. ¿Verdad que nosotros deseamos lo mismo,
alabar a Jehová para siempre y enseñar a otros qué deben hacer para adorarlo? Estos sentimientos
están muy bien expresados en la canción Servirte me hace feliz.

En el siguiente video, fíjense en lo que dice parte de la letra de esta canción.

Jehová, Padre amado, me nace de dentro un latir;

yo te quiero cantar que servirte me hace feliz.

Me encanta ayudar a la gente a saber más de ti.

Hablar de tu nombre, no hay nada mejor para mí.

¡Qué bonito es sentir cada día que aumenta mi fe!

Dedicarte mi vida entera es lo que soñé.

Menos mal que solo la recité y no intenté cantarla. Es cierto que nuestra fe aumenta cada día que
alabamos a Jehová. Pero ¿qué hay de los que no lo conocen o no tienen fe en él? Cuando les
damos clases de la Biblia, queremos ayudarlos, con la Palabra de Dios, a saber cómo adorar a
Jehová con una fe fuerte. ¿Cómo se hace eso? La fe se basa en pruebas. Para tener fe, primero hay
que adquirir un conocimiento exacto de las verdades de la Biblia, que servirá como base para
desarrollar fe. Y podemos empezar con las palabras de Jesús en Juan 17:3. En una oración a
Jehová, él dijo: “Esto significa vida eterna: que lleguen a conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a
quien tú enviaste, Jesucristo”. ¿Qué quiso decir Jesús? Bueno, que para obtener vida eterna las
personas deben tener su propia amistad con Jehová, y para ello deben aprender la verdad sobre
Dios y sobre Cristo. ¿Y eso qué implica para los que somos maestros de la Biblia? Tres cosas.
Primero: debemos aclarar cualquier confusión que tenga la gente sobre la identidad de Dios y la de
Cristo. Y podemos usar dos textos, el de Jeremías 10:10 y el de Mateo 16:16. Jeremías 10:10 y
Mateo 16:16. Jeremías 10:10 dice: “Pero Jehová es el verdadero Dios. Él es el Dios vivo”. Y, en
Mateo 16:16, leemos: “Simón Pedro le contestó: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo’ ”. Así que
Jehová es el Dios vivo, y Jesús es el Hijo del Dios vivo. No puede estar más claro, ¿verdad? Pero
saber estas verdades básicas no es suficiente. El segundo punto es ayudar a los estudiantes a
desarrollar una fe fuerte en Jehová. Como vimos en el primer discurso de esta asamblea, tener fe
implica llegar a conocer a Jehová y verlo como alguien real, confiar en él, tener una amistad
inquebrantable con él. Para eso hay que saber qué es lo que a Jehová le gusta y lo que no, y
conocer sus valores y sus normas. Entonces el estudiante podrá hacer lo que dijo el Hijo de Dios en
Juan 14:1: “Demuestren fe en Dios”. Pero Jesús añadió: “Demuestren fe en mí también”. Así que,
tercero, debemos ayudar a los estudiantes a desarrollar una fe fuerte en Jesús. ¿Y qué es lo más
importante que deben creer sobre Jesús? Veamos la respuesta que da el apóstol Pablo en Efesios
1:7: “Por medio de él conseguimos la liberación por rescate mediante su sangre, sí, el perdón de
nuestras ofensas, según las riquezas de la bondad inmerecida de Dios”. Cuando una persona
aprende que Jesús dio su vida por ella personalmente, entonces puede empezar a tener fe en el
poder del rescate, que hace posible el perdón de nuestros pecados, nos da la esperanza de vida
eterna bajo el Reino de Cristo y además es la mayor prueba del amor que Dios nos tiene.
Es necesario que las personas acepten toda la verdad sobre Jehová y Jesucristo. Pero eso no es
suficiente, porque la Biblia dice, en Romanos 10:10, que “con el corazón se demuestra la fe”.
No basta con que una persona crea en la verdad de la Biblia, también tiene que valorarla. Solo así se
sentirá motivada a actuar de acuerdo con la verdad. De lo contrario, podría rechazar las pruebas de
que lo que está aprendiendo es la verdad y seguir aferrado a creencias falsas y haciendo lo que está
mal. Así que tenemos que hacer todo lo posible por llegar al corazón de nuestros estudiantes. ¿Le
parece que eso es muy difícil? Bueno, ahora tenemos una nueva herramienta, que nos ayudará a
edificar la fe de otros: el manual de estudio ¡Disfrute de la vida para siempre! Curso interactivo de la
Biblia. Contiene textos clave, razonamientos claros, preguntas eficaces, ilustraciones y videos, que
ayudarán al maestro a llegar al corazón del estudiante, para que exprese lo que de verdad siente.
Si tiene el libro, en papel o en la aplicación JW Library® en su teléfono o su tablet, por favor, vaya a
la sección 1. Verá que las lecciones de esa sección ayudan a desarrollar fe en Jehová
progresivamente. En la lección 4, el estudiante aprende quién es el Dios verdadero y que su nombre
es Jehová. La lección 5 ayuda a tener fe en que Jehová es el Autor de la Biblia. La lección 6 enseña
que Jehová es el Creador del universo y la Fuente de la vida. La lección 7 habla de cómo es Jehová,
explica que es alguien real con bonitas cualidades. Y las lecciones 8 y 9 le enseñan al estudiante
cómo acercarse a Dios y ser su amigo. Pero a algunas personas se les hace difícil pensar que
pueden ser amigos de alguien a quien no pueden ver, y mucho menos de Dios. Busque la lección 8,
“Usted puede ser amigo de Jehová”.
Y en el siguiente video fíjese en cómo la maestra usa esta lección del libro para ayudar a su
estudiante a tener fe en que Jehová desea ser su amigo.

Están estudiando la información que encontramos en el punto 6, “Lo que Jehová hace por sus
amigos”. Muy bien. Ahora el punto 6: “Lo que Jehová hace por sus amigos”.

Cassie, ¿podrías darle al enlace para ver el video Jehová vino a rescatarme? Cuando tenía 14 años,
empezaron a afectarme emocionalmente cosas que me habían sucedido en el pasado. Me sentí
como si tuviera la culpa de todo lo que me había ocurrido. Descubrí en la Biblia que Dios quiere
tomarme de la mano, darme fuerzas y ayudarme de verdad. Eso me pareció algo increíble. Ella
menciona un pasaje de la Biblia en el que Jehová nos toma de la mano. ¿Podrías leerlo? Es Isaías
41:10, 13. Por favor. “No tengas miedo, porque estoy contigo. No te angusties, porque yo soy tu
Dios. Yo te daré fuerzas. Sí, yo te ayudaré. Con mi mano derecha de justicia, de veras te sostendré”.
Versículo 13: “Porque yo, Jehová tu Dios, tengo agarrada tu mano derecha; soy el que te dice: ‘No
tengas miedo. Yo te ayudaré’ ”. Cassie, según estos versículos ¿qué promete hacer Jehová por
todos sus amigos? Ayudarnos cuando tenemos miedo. Eso es. Vamos a fijarnos en los detalles. “Yo
te daré fuerzas”... “Yo te ayudaré”... “De veras te sostendré”. ¿Esto lo dice un amigo que puede
ayudarte, o que quiere ayudarte? Nunca había visto a Dios, a Jehová, así. ¿Crees que Jehová puede
ser un buen amigo? Claro. ¿Por qué? En el versículo 10, Jehová te ofrece su mano, ¿cuál de las
dos? La derecha. Y, en el versículo 13, él toma tu mano, ¿cuál? La derecha. No entiendo... Cassie,
ven. ¿Está Jehová a tu lado, dándote la mano? ¿O está...? Enfrente. Exacto. Agarra con su mano
derecha tu mano derecha. Está frente a ti para sacarte del hoyo. Cassie, ¿de qué hoyo te sacó a ti
Jehová? De una vida vacía. Ese es el resultado de la amistad con Jehová. Y se hace más fuerte
cuanto más hablamos con él. ¿Lo vemos en la siguiente lección?

¡Qué buen ejemplo de cómo usar el libro Disfrute de la vida para edificar la fe en Jehová! Cassie, la
estudiante, parecía estar angustiada, pero la maestra la trató con mucha paciencia y cariño. ¿Y se
fijaron en que la hermana no habló demasiado? Ella usó muy bien el video, el texto y las preguntas
para que su estudiante expresara sus sentimientos. Y la ayudó a visualizar lo que Jehová promete
hacer por ella. Este manual también ayuda a las personas a desarrollar fe en Jesús. Busque la
sección 2. Las lecciones de esta sección ayudan a desarrollar fe en Jesús progresivamente. En la
lección 15, el estudiante aprende quién es Jesús y por qué es tan importante conocerlo. La 16
muestra qué hizo Jesús en la Tierra y qué tiene que ver eso con nosotros. La lección 17 explica
cómo es Jesús y cómo podemos imitar sus cualidades. Si saltamos a las lecciones 27 y 28, veremos
cómo la muerte de Jesús demuestra cuánto nos quieren él y su Padre. Pero muchas personas
no entienden el rescate de Jesús o no lo ven como un regalo que Dios les hace a ellos. El apóstol
Pablo sí lo veía así. Estaba convencido. Busque la lección 27, titulada “¿En qué sentido nos salva la
muerte de Jesús?”, y vaya al punto 5, “El rescate es un regalo de Jehová para usted”. Aquí nos dice
que leamos el texto de Gálatas 2:20, que dice: “Estoy clavado al madero con Cristo. Ya no soy yo el
que vive, sino que es Cristo el que vive en unión conmigo. Así es, la vida que ahora vivo en este
cuerpo la vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó por mí”. Debemos recordar
estas palabras cuando hacemos la pregunta de repaso de esta lección.

En el siguiente video, veremos cómo el maestro usa la sección “Descubra algo más” para llegar al
corazón de su estudiante, que tiene dudas. Notarán que están analizando la última pregunta de
repaso.

Okey, Luis, la última pregunta de repaso es ¿cómo te beneficia a ti la muerte de Jesús? Supongo
que debería decir que se me perdonan los pecados, pero Dios no va a perdonarme a mí. ¿Por qué
piensas eso? No lo pienso, lo sé. Lo hice mejor en los negocios que en mi familia. Es la verdad. Luis,
ve hacia abajo, a la sección “Descubra algo más”, y toca donde la pregunta “¿Perdona Jehová hasta
los pecados graves?”. Ya está. ¿Puedes leer el segundo párrafo, por favor? Claro. “Hay quienes han
cometido graves pecados y se preguntan si Dios los perdonará algún día. Afortunadamente, la Biblia
asegura: ‘La sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado’. Así es, Jehová perdona con gusto
hasta los pecados graves, siempre que nos arrepintamos de corazón”. La sangre de Jesús nos
limpia de todo pecado. Mediante el rescate, Jehová perdona nuestros pecados, incluso los graves, y
nos atrae hacia él. Pero, Ron, es que no es justo que te perdonen porque sí. No es porque sí. —
¿Ves la referencia a Isaías 1:18? —La veo. ¿Lo puedes leer? “ ‘Vengan y arreglemos las cosas entre
nosotros’, dice Jehová. ‘Aunque los pecados de ustedes sean como [...] escarlata, quedarán blancos
como la nieve; aunque sean rojos como la tela carmesí, se volverán como la lana’ ”. Así que Jehová
perdona nuestros pecados si “arreglamos las cosas”. ¿Qué crees tú, Luis, que significa eso? Hacer
lo correcto. Y lo intento. Eso está bien. Pero implica algo más. Estar arrepentido, y lo estoy. Y eso es
una buena señal, Luis. Además, deja que Jehová te ayude a hacer algo que para muchos de
nosotros es lo más difícil. Tienes que perdonarte a ti mismo. Jesús murió por mí. Ron, creo que
necesito tiempo para procesar esto. Te entiendo. Vamos a terminar con una oración y pidámosle a
Jehová que fortalezca tu fe en el rescate y en que él te puede perdonar. Y, cuando tú ores, puedes
pedir lo mismo. Gracias. Okey. Oremos. Nuestro padre, Jehová...

Luis no estaba convencido de que la muerte de Jesús le beneficiara a él. Si no aceptaba esa verdad
en su corazón, no tendría la fe suficiente para ser discípulo de Jesús. El hermano conocía bien la
sección “Descubra algo más” y decidió analizar con Luis un artículo de La Atalaya que podría
ayudarlo. En otras ocasiones, el maestro puede pedirle al estudiante que lea algún artículo por su
cuenta o que vea un video de la sección “Descubra algo más” y que lo comente en la siguiente clase.
En el video, Ron le iba a pedir a Jehová que ayudara a Luis a tener fe en el rescate y en que él podía
perdonarlo. ¡Qué manera tan buena de ayudar a un estudiante a acercarse a Jehová y a desarrollar
fe en la Palabra de Dios! El espíritu de Dios solo produce fe en quienes aman la verdad y odian la
mentira. Usemos el manual Disfrute de la vida para enseñarles la verdad a nuestros estudiantes y
ayudarlos a desarrollar fe en Jehová y Jesús. Además, pidámosle a Jehová que nos ayude a llegar a
su corazón.

11:00 Serie de Discursos “Luchan con éxito por la fe

Los que están casados con no creyentes”.

Conf. William Malenfant

La Palabra inspirada de Jehová Dios hace esta declaración tan importante. Se encuentra en Tito
2:11. Dice así: “Porque la bondad inmerecida de Dios se ha manifestado al traer salvación a toda
clase de personas”. Así es, “a toda clase de personas”. Esto se cumplió en el siglo primero. Y hoy
también se está cumpliendo como nunca antes. Pertenecemos a una hermandad mundial compuesta
por toda clase de personas. Aprendimos la verdad de la Biblia. Y tomamos una decisión: servir a
Jehová. En esta serie de discursos, hablaremos de tres clases de personas. Primero, los que están
casados con personas que, de momento, no sirven a Jehová. Segundo, los que se han criado en
hogares en los que solo uno de los padres era Testigo. Y, tercero, los que no están casados. Muchos
hermanos y hermanas se encuentran en una de estas situaciones, y están luchando con éxito con
todas sus fuerzas por la fe, como dice Judas 3. Y todos ellos son muy valiosos para la congregación.
Cuando hablemos de cada uno de esos grupos durante esta serie de discursos, trate de pensar en
los hermanos que tienen esas mismas circunstancias en su congregación. Pregúntese: “¿Cómo les
puedo demostrar yo a estos hermanos y hermanas que los valoro y que aprecio su esfuerzo? Y, por
otro lado, si soy yo el que se encuentra en una de estas situaciones que mencionamos, ¿qué me
puede ayudar a tener éxito al luchar con todas mis fuerzas por la fe?”. En este discurso hablaremos
de los hermanos que están casados con alguien que no sirve a Jehová. Un ejemplo muy conocido es
el de una cristiana del siglo primero llamada Eunice, que era la madre de Timoteo. Se habla de ella
en Hechos 16:1. El versículo comenta que Timoteo “era hijo de una mujer judía creyente”, pero que
“su padre era griego”. Ahí se dice que Eunice era una mujer creyente, pero no se dice que el padre
de Timoteo también fuera creyente. El caso es que el padre de Timoteo no era cristiano. Sin
embargo, tanto su madre, Eunice, como su abuela Loida le enseñaron a Timoteo los santos escritos,
es decir, la verdad de la Palabra de Dios. Por supuesto, las circunstancias varían. No todos los que
están casados con personas no creyentes o que no sirven a Jehová tienen la misma situación.
Algunos están casados con alguien que se opone a la verdad. A veces, el cónyuge no está
interesado. En otros casos, puede que sean tolerantes e incluso apoyen a su esposo o esposa, pero
que no estén dando los pasos necesarios para poder bautizarse. También puede que algunos de
ellos sí estén bautizados, pero se hayan alejado de Jehová. Quizás ya no asistan a todas las
reuniones, ni salgan a predicar ni participen en la adoración en familia. Y, por último, aunque es triste
decirlo, algunos de ellos están expulsados. Pero nosotros nunca los damos por perdidos. Siempre
hay esperanza. Deseamos que quienes han sido expulsados recapaciten y se arrepientan, y
regresen a Jehová. ¿Creen que hay algo que los publicadores de la congregación podamos hacer
para demostrar que valoramos a los hermanos que están casados con alguien que por el momento
no sirve a Jehová? ¡Sí, por supuesto! Y no solo eso, sino que en Filipenses 3:17 el apóstol Pablo nos
anima a aprender de su buen ejemplo y a imitarlos. Filipenses 3:17 dice: “Hermanos, todos unidos
imítenme a mí [dijo el apóstol] y [noten lo que añadió] fíjense en los que viven de acuerdo con el
ejemplo que les pusimos nosotros”. ¿Vieron? El apóstol Pablo nos dice que nos fijemos en su
ejemplo, pero también en el buen ejemplo de otros de la congregación. Entre esos buenos ejemplos
están los hermanos que están casados con personas que no sirven a Jehová. Se esfuerzan mucho
por mantener una amistad estrecha con Jehová. Han aprendido a ser disciplinados para seguir un
buen horario de actividades espirituales. Y muchos se han vuelto expertos en compaginar las
responsabilidades familiares con las espirituales. No es nada fácil, pero lo están logrando. Entonces,
¿cómo debemos ver y tratar a estos hermanos? Hacemos lo que nos dice Filipenses 2:4:
no buscamos solo nuestros propios intereses, “sino también los de los demás”. Eso significa que nos
preocupamos por ellos, por saber cómo están. Siempre los tratamos con respeto y nunca los
pasamos por alto. Reconocemos que estos hermanos tienen mucho que ofrecer, porque también
adoran a Jehová. ¿No es una maravilla? Somos una gran familia y nos pertenecemos unos a otros.
Todos tomamos en cuenta a los hermanos que están casados con alguien que no sirve a Jehová y,
tal como nos animaba el texto, estamos pendientes de sus necesidades. Lo hacemos porque los
queremos y porque vemos sus buenas cualidades. Así pues, ¿qué podemos hacer? Cuando sea
posible, tratemos de hacer cosas con estos hermanos. Pero ¿hay algo más que podamos hacer?
Podemos mostrar interés por sus cónyuges y tratar de ayudarlos en sentido espiritual. Por ejemplo,
si las circunstancias lo permiten, invitémoslos a los dos a una comida o a pasar un rato con nosotros.
Sabemos que ser amigables y tener conversaciones animadoras puede tener un efecto muy positivo
en alguien.

Mientras ve el siguiente video, piense en casos específicos de hermanos de su congregación que


tengan estas circunstancias y en lo que puede hacer para demostrarles que los valora.
Mi esposo estaba muy opuesto a la verdad. Una noche se puso un cuchillo en el estómago y me dijo:
“Tienes que elegir: tu religión o yo”. Mi esposo nos apoyaba bastante. Se despedía de nosotros
cuando íbamos a las reuniones, pero no tenía ningún interés en la verdad. Yo sentía mucha envidia
cuando iba a las asambleas y veía que las familias se sentaban juntas. Como estaba muy ocupado
en el trabajo y cuidando de su madre, mi esposo empezó a faltar a las reuniones. Algunos hermanos
de la congregación, con buenas intenciones, hablaron con él del asunto. Pero la manera en que lo
hicieron hizo que él se desanimara, y dejó de leer la Biblia y nuestras publicaciones. Tengo que
confesar que hubo momentos en los que yo también quise alejarme de la verdad. Cuando aprendí la
verdad, estaba muy entusiasmada. No dejaba de bombardear a mi esposo con información.
Le preocupaba que me fuera a volver una fanática. Él pensaba que me había metido en una religión
extraña, y estaba muy preocupado por la familia. Una familia de la congregación nos invitaba a
menudo a comer y a hacer cosas juntos. Creo que a mi esposo le gustaban esos detalles.
Me esforzaba en mi manera de hablar y de comportarme por demostrarle que le quería. Creo que él
empezó a interesarse en la verdad cuando nos vio a mis hijos y a mí poner en práctica lo que
aprendíamos. Las palabras “protege tu corazón” me llamaron la atención. Me esforcé mucho para
que Jehová siempre estuviera en el corazón de mis hijos y en el mío. Cuando salía a predicar con
ellos, los animaba a fijarse en diferentes detalles de la creación. Y tenía la costumbre de enseñarles
de la Biblia antes de que mi esposo regresara del trabajo. Me esforzaba por imaginarme en el
Paraíso con mi esposo. Eso fortaleció mi decisión de nunca dejar la verdad. Cuando me iba a las
reuniones, le dejaba notitas cariñosas a mi esposo. Estaba convencida de que un día él regresaría a
la verdad, y regresó. Yo no dejé a Jehová, y Jehová nunca me abandonó a mí. Mi esposo nunca se
hizo testigo de Jehová. Sin embargo, mis cinco hijos sí están en la verdad. Y eso es una gran
bendición para mí. Me siento muy feliz y agradecida por poder servir a Jehová con mi familia,
incluido mi esposo.

¿Qué aprendimos en este video? Aprendimos que los hermanos que están casados con personas
que no sirven a Jehová pueden tener un efecto muy positivo en ellas si demuestran cualidades
cristianas. Pero ¿qué puede ayudarlos a seguir luchando por la fe? La sabiduría y las fuerzas que
solo Jehová puede darles. Recuerden, su poder es infinito. Y está claro que a Dios le hace feliz
actuar a favor de quienes confían en él. Además, Jehová los ama, no lo olviden. Y él escucha las
oraciones sinceras de los que quieren hacer las cosas como él manda. Así que el amor de Dios, la
oración y el espíritu santo les darán las fuerzas y la sabiduría que necesitan para mantener una
buena rutina espiritual que sea equilibrada y cumplir con la responsabilidad de atender las
necesidades de su familia. Las hermanas que aparecían en el video aprovecharon todo el alimento
espiritual que tenían disponible para fortalecer su fe. Y Jehová las ayudó a demostrar cualidades
cristianas, como el tacto y la paciencia. Todos sabemos muy bien que a veces no mostramos tanto
tacto como deberíamos. Tener tacto y ser paciente no es nada fácil, especialmente cuando estás
cansado y tu pareja dice o hace algo que te duele o te hace sentir mal. Ahora bien, no importa cuál
sea su situación. ¡Jehová le dará las fuerzas que necesita para seguir poniendo un buen ejemplo!
Pero recuerde pedirle que ayude a su esposo o esposa a aceptar la verdad. En 1 Pedro 3:1, 2,
encontramos este consejo tan sabio y tan práctico. 1 Pedro 3:1, 2 dice: “Del mismo modo, esposas,
estén en sujeción a sus esposos para que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados
sin una palabra gracias a la conducta de sus esposas, por haber sido ellos testigos oculares de su
conducta casta y su profundo respeto”. ¿No es maravilloso? ¡Los hechos demuestran que este
consejo de Pedro funciona! Muchos hermanos que lo han puesto en práctica han ayudado a su
esposo o su esposa a aceptar la verdad. Si lo piensa bien, es impresionante: el profundo respeto y la
buena conducta pueden lograr que alguien acepte la verdad. Sin que hagan falta palabras. Claro, al
hacer cosas buenas por su pareja, seguro que surgirán oportunidades para hablar de la verdad y
ayudarla en sentido espiritual, eso si las circunstancias lo permiten y lo ve apropiado. Así que siga
poniéndole un buen ejemplo y orando para que algún día desee servir a Jehová. Hermanos, confíen
en las palabras que Pablo escribió en 1 Corintios 7:16, y recuerden tener siempre una actitud amable
y positiva en su matrimonio. 1 Corintios 7:16 plantea dos preguntas, pero en un tono positivo.
El capítulo 7, versículo 16, dice: “Pues, esposa, ¿cómo sabes si salvarás o no a tu esposo? O,
esposo, ¿cómo sabes si salvarás o no a tu esposa?”. Así es, este texto nos ayuda a seguir siendo
positivos y a no perder la esperanza de que nuestro cónyuge acepte la verdad. Hay muchos
ejemplos de personas que con el tiempo aceptaron la verdad porque vieron que su esposo o su
esposa ponían en práctica lo que Dios dice. Por eso, deseamos de todo corazón que, tarde o
temprano, los que todavía no sirven a Jehová acepten la verdad y sirvan felices a Dios. Hermanos,
sigan los consejos de la Biblia, es la Palabra de Dios. ¡No duden de que Jehová los ayudará! De esta
manera, podrán seguir luchando con éxito por la fe y honrar el nombre de Jehová.

“Los que solo cuentan con uno de sus padres”.

Conf. Seth Hyatt

En el Salmo 68:5, a Jehová se le llama “Padre de huérfanos”. “De huérfanos”. ¿Y tú? ¿Eres
huérfano? ¿O tal vez hay algún niño o algún joven que también sea huérfano en su congregación?
Claro, quizás se pregunte: “¿A quiénes nos referimos cuando hablamos de ‘huérfanos’?”. Bueno, en
este discurso, por huérfanos nos referimos a jóvenes que solo cuentan con uno de sus padres en
sentido espiritual, que solo tienen un padre en la verdad. Y sus circunstancias familiares pueden
variar mucho. Por ejemplo, hay familias monoparentales, familias en las que uno de los padres
no sirve a Jehová —y tal vez ese padre o esa madre se oponga a la verdad— e incluso familias en
las que solo uno de los padres sirve activamente a Jehová porque el otro se ha enfriado en sentido
espiritual. Cuando yo tenía como cinco años, mi madre conoció la verdad de la Biblia. Viví unos años
en un hogar dividido en sentido religioso. Pero, con el tiempo, mi madre se quedó sola. Tuvimos que
adaptarnos a las nuevas circunstancias. A muchos betelitas les ha pasado lo mismo. Y también a
precursores, superintendentes de circuito, voluntarios de construcción o misioneros. Muchos de
nosotros hemos pasado por situaciones parecidas. Pero, fíjense, qué interesante. Jehová quiso
incluir en su Palabra, la Biblia, el ejemplo de un joven que creció o se crio en un hogar dividido en
sentido religioso: Timoteo. La Biblia explica que la madre de este joven, de Timoteo, era “una mujer
judía creyente”. Pero su padre era griego. Así que solo uno de sus padres era siervo de Jehová.
Todos sabemos, por lo que dice la Biblia, que su madre, Eunice, y su abuela Loida lo ayudaron
mucho; las dos contribuyeron a que se convirtiera en un cristiano maduro. Pero hubo otras personas
que también lo ayudaron, que contribuyeron a su progreso espiritual. Y es por eso que este tema, en
realidad, nos aplica a todos. Todos nosotros podemos imitar a Jehová. Si en nuestra congregación
hay huérfanos de este tipo, debemos prestarles atención. Veámoslos como “Timoteos” de nuestros
días. ¿Cómo podemos hacerlo? Imitando al apóstol Pablo. ¿Y qué hizo él? Situémonos a finales del
año 49 o a principios del 50. El apóstol Pablo está en su segundo viaje misional y visita la ciudad de
Listra. Cuando él llega allí, ve a un joven, a Timoteo. Pero no solo ve a este joven, sino que se fija en
lo que hace, en su conducta. Se da cuenta de su potencial. Así que toma la iniciativa y capacita a
Timoteo para que desarrolle todo el potencial que tiene. Qué buen ejemplo, ¿no creen? Seguro que
en nuestra congregación también hay huérfanos. Pues hagamos lo mismo que Pablo. Fijémonos en
ellos y ayudémoslos. En cierta ocasión en la que Pablo le escribió a Timoteo, también hizo algo muy
bonito que podemos imitar. Corría el año 65 de nuestra era y Pablo estaba preso en Roma. Pero las
cosas no iban nada bien; no iban a liberarlo. De hecho, su muerte era inminente. Solo tuvo tiempo de
escribir una última carta. ¿Y a quién la escribió? A Timoteo, a su querido “hijo en la fe”. ¿Y quieren
saber qué fue eso tan bonito que le dijo Pablo en su última carta? Vamos a leerlo juntos. 2 Timoteo
1:5: “Porque me acuerdo de tu fe sin hipocresía, que tuvieron primero tu abuela Loida y tu madre
Eunice, y que estoy seguro de que tú también tienes”. ¿Se dieron cuenta de lo que hizo Pablo?
En pocas palabras, felicitó a Timoteo y expresó su confianza en él. Pero también elogió a su madre,
Eunice, y a su abuela Loida por tener una “fe sin hipocresía”. Estas cristianas no servían a Jehová de
manera hipócrita. Su fe era genuina. ¿No les parece que fueron una bendición para Timoteo? Y,
nosotros, ¿podemos hacer lo mismo? Por supuesto. Podemos felicitar de corazón a estos jóvenes
que solo cuentan con uno de sus padres. Claro, no solo a ellos, sino también a sus padres.
Elogiemos todo el trabajo que están haciendo. Invitémoslos a estar con nosotros en actividades
espirituales y en nuestro tiempo libre. Cuando era pequeño, mi abuela venía a buscarme todos los
sábados por la mañana y salíamos a predicar. Nunca me preguntaba si ella vendría o no, ni con
quién saldría a predicar aquel día. El hermano que dirigía el estudio del libro siempre hacía lo mismo:
siempre nos incluía a mi abuela y a mí en su grupo, con él y con su esposa. ¡Qué recuerdos tan
bonitos!

Presten atención al siguiente video. Algunos hermanos que crecieron en un hogar donde solo uno de
los padres era Testigo nos explican qué los animó a luchar con éxito por la fe.

Fue como una pesadilla. Nuestra familia vivía la verdad con mucho entusiasmo. Un día, mientras
estábamos jugando, mamá vino y nos dijo que abandonaba a Jehová y a papá. El día que le dije
adiós a mi madre fue el peor día de mi vida. Mis padres se hicieron inactivos cuando yo tenía unos
cuatro años. Mi padre nunca estaba en casa. Cuando mi madre empezó a aprender la verdad, mi
padre le prohibió estudiar la Biblia. Cuando íbamos a las reuniones, él nos sacaba a la fuerza.
Y maltrataba a mi madre verbal y físicamente. El divorcio de mis padres fue muy duro. Para mi
madre fue muy difícil criar sola a dos niños. A veces tenía dos o tres trabajos. Y servir a Jehová
quedó en segundo plano. Después del divorcio, mi madre se deprimió mucho. Ella hizo todo lo que
pudo, pero Jehová no tenía la intención de que una madre asumiera el papel de madre y padre a la
vez. Mis hermanas y yo decidimos que no íbamos a cometer en la vida los mismos errores que
cometió nuestra madre. Sabíamos que podíamos elegir qué tipo de vida llevar. Así que le dediqué mi
vida a Jehová y me bauticé a los 15 años. Todo cambió cuando dejamos de tener la oposición de mi
padre. Ya podíamos ir a predicar y a las reuniones sin problemas. Ya no teníamos que esconder las
publicaciones para que no las rompiera. Cuando tenía unos 15 años, mi madre nos llevó a una
reunión. Pero ella ya había decidido que esa sería su última reunión. Esa noche se habló de las
necesidades de la congregación. Lo que se dijo fue justo lo que mi madre necesitaba. Jehová la
ayudó a sentirse motivada. A partir de entonces, mi madre fue una mujer nueva. Mis hermanas y yo
siempre hemos sido un equipo. Servimos juntas como precursoras y nos mudamos a Camboya
porque se necesitaba ayuda. Las dos viven allí y están en el servicio de tiempo completo especial
con sus esposos. Y mi esposo y yo llevamos 11 años sirviendo en la sucursal de Myanmar. Mi madre
me puso un ejemplo increíble en la vida. Yo veía que ella siempre ponía su amistad con Jehová por
encima de todo lo demás. Su ejemplo fue lo que me ayudó a ponerme metas espirituales y a
alcanzarlas. Empecé el precursorado el año en que estaba acabando mis estudios. Llevo casi
20 años sirviendo a tiempo completo, la mayor parte del tiempo en el Betel de Brooklyn y en
Warwick, con mi esposa. Mi madre influyó mucho en que me pusiera metas espirituales. Mi esposa y
yo tuvimos la oportunidad de asistir a la primera clase de la Escuela para Evangelizadores.
Y actualmente estamos en la obra de circuito. Las cosas malas que te pasan en la vida no tienen que
determinar quién eres. Primera de Pedro 5:10 dice que Dios mismo terminará nuestro entrenamiento.
Puede que a veces sea difícil, pero con la ayuda de Jehová nos irá bien. Recuerdo lo que dijo David
en Salmo 27:10. Dice: “Hasta si mi padre” o “mi madre me abandonaran, Jehová se haría cargo de
mí”. Y eso fue exactamente lo que me pasó a mí. Jehová no nos juzga por nuestra crianza o nuestro
pasado. Él ve nuestro potencial. Así que depende de nosotros. Con Jehová podemos ser quien
queramos ser.

¡Qué comentarios tan animadores hicieron los hermanos! Joven, si solo uno de tus padres está en la
verdad, ¿qué opinión tienes de ti mismo? ¿Te ves como te ve Jehová? ¿Como alguien único que
tiene potencial? No pienses que eres inferior a otros por las circunstancias que tienes. ¿Te sentiste
identificado con lo que contaron los hermanos del video? Tus circunstancias familiares no tienen por
qué definir quién eres. En realidad, no tienen por qué ser un obstáculo en tu servicio a Jehová. Y,
no solo eso, tus circunstancias particulares en la vida te permiten tener un punto de vista diferente.
Y Jehová puede usarte para ayudar a los demás. ¡Qué bueno! Así que imita a Timoteo. Aunque era
relativamente joven, él era un hombre espiritual, y se le confiaron importantes responsabilidades.
El apóstol Pablo dijo de Timoteo que no tenía a nadie más con una actitud como la de él. Timoteo se
preocupaba por los demás. Y tú también puedes hacerlo. ¡Esfuérzate! ¡Hazte precursor! ¿Quieres
ser betelita? ¿Misionero? ¿Voluntario de construcción? ¿O superintendente de circuito? Si eres un
hermano, puedes esforzarte por llenar los requisitos para ser siervo ministerial y, después, anciano.
Hay muchas oportunidades, infinitas. Deja que Jehová te use, no te arrepentirás. Pero hay algo más
que debes hacer: seguir demostrándole a tu padre Testigo que agradeces lo que hace por ti. Yo le
estoy muy agradecido a mi madre por todo lo que hizo, porque me puso un excelente ejemplo de fe a
pesar de que vivimos circunstancias difíciles. Hermanos, nunca demos por sentadas la fe y la lealtad
de nuestros padres cristianos. Bueno, para terminar, queremos asegurarles a quienes solo tienen
uno de sus padres en la verdad que pueden luchar con éxito por la fe, igual que hizo Timoteo.
Confiamos plenamente en ustedes. Le pedimos a Jehová que los siga bendiciendo y que los ayude a
servirle para siempre.

“Los solteros”.

Conf. Joel Dellinger

En esta serie, se nos ha recordado que Jehová ama y les da poder a los que le sirven con lealtad.
En este último discurso nos centraremos en los hermanos y hermanas que no están casados.
Y responderemos tres preguntas. Primera, ¿por qué decimos que todos los cristianos, casados y
solteros, tienen un papel importante en la congregación? Segunda, ¿cómo podemos demostrar que
valoramos y apoyamos a los hermanos que no están casados? Y tercera, si usted es soltero, ¿qué
puede ayudarlo a seguir luchando con éxito por la fe? Para empezar, analicemos qué piensa Jehová
tanto de los que están casados como de los que están solteros. Algo que nos encanta de Jehová es
que es un Dios imparcial. Él acepta a todas las personas que desean servirle, sin importar su
nacionalidad o su color de piel. La imparcialidad que muestra Jehová también implica que él trata de
la misma manera tanto a los solteros como a los casados, no favorece a ningún grupo. Casarse o
quedarse soltero es una decisión personal. De hecho, la Biblia no dice en ningún lugar que Jehová
nos valore más si estamos casados o si estamos solteros. Por ejemplo, en Mateo 19:12, Jesús dijo
que algunos de sus seguidores decidirían quedarse solteros “por el Reino de los cielos”. Y luego
añadió: “Quien pueda cumplir con esto, que lo haga”. Pensemos en estas palabras un momento.
Si un cristiano —sea joven o mayor— decide quedarse soltero por el Reino, Jehová y Jesús respetan
esa decisión y valoran las razones que motivaron al hermano a tomarla. Otros cristianos no están
casados por las circunstancias de la vida. Por ejemplo, algunos de ellos son demasiado jóvenes para
casarse. Otros hermanos son viudos o están divorciados. Igual que Jehová, el apóstol Pablo tenía un
punto de vista imparcial sobre los solteros y los casados. Y, como Jesús, tampoco les dijo a los
cristianos si tenían que casarse o quedarse solteros. Una revista La Atalaya del 2012, que hablaba
de la primera carta de Pablo a los corintios, decía lo siguiente: “Ambos estados [el matrimonio y la
soltería] pueden considerarse un regalo de Dios [...]. Jehová no ve [...] [la soltería] como una fuente
de dolor y vergüenza”. La verdad es que estar soltero tiene ciertas ventajas. Un cristiano soltero
quizás no tenga tantas responsabilidades familiares como uno que está casado y tenga más tiempo
y energías para servir a Jehová. Claro, los hermanos solteros no creen que por esa razón sean
mejores que los hermanos casados. Así que lo que opina Jehová, su punto de vista, está claro.
Tanto solteros como casados, todos, tenemos un papel importante en la congregación. Ahora
respondamos la segunda pregunta: ¿cómo podemos los casados demostrar que valoramos y
apoyamos a los hermanos que no están casados? Veámoslo. Por favor, abran sus biblias en
1 Corintios 12, y leamos el versículo 25. El contexto de este versículo indica que Pablo estaba
destacando que, en la congregación, todos nos necesitamos. Dependemos unos de otros. Igual que
necesitamos todas las partes del cuerpo —los ojos, las manos, los pies—, todos los cristianos,
solteros y casados, somos valiosos y necesarios. Entonces, ¿qué podemos hacer para demostrarles
a estos hermanos que los valoramos? Leamos el versículo 25: “De modo que no hubiera divisiones
en el cuerpo, [y ahora viene la clave, noten,] y sus miembros tuvieran la misma preocupación unos
por otros”. La nota de estudio de la Biblia en inglés explica que la palabra griega para “preocupación”
indica una profunda inquietud y destaca lo intensa que debe ser esa preocupación por los demás.
La lección es clara. Hermanos casados, demostramos que valoramos a los hermanos y hermanas
solteros cuando nos preocupamos por ellos, por su bienestar, tanto en sentido físico como espiritual.
No los ignoramos. No los consideramos inferiores. Y tampoco los tratamos como si no tuviéramos
nada en común con ellos. En cuanto a esto, Pablo nos puso un ejemplo muy bueno que todos
debemos imitar. Él estaba muy interesado en el bienestar y el progreso espiritual de Timoteo.
Aunque este joven era soltero, Pablo vio su potencial e invirtió tiempo en capacitarlo y animarlo. Y,
entonces, ¿cuál fue el resultado? Que un joven soltero y sin experiencia se convirtió en un excelente
superintendente. Y, aunque los dos con el tiempo dejaron de viajar juntos, Pablo siguió mostrando un
interés sincero por el bienestar de Timoteo. Y lo sabemos porque Pablo le escribió a Timoteo dos
cartas que Jehová hizo que se conservaran para nuestro beneficio. Hermanos, ¿se imaginan cómo
debió sentirse Timoteo cuando recibió una carta de su viejo amigo Pablo? Escuchen unas líneas de
la primera carta que Pablo le escribió y, mientras lo escuchan, pónganse en los zapatos —o en las
sandalias— de Timoteo: “A Timoteo, un verdadero hijo en la fe: Que tengas bondad inmerecida,
misericordia y paz de parte de Dios el Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor”. Un poco más
adelante, Timoteo leyó estas líneas: “Timoteo, hijo mío, te doy esta instrucción de acuerdo con las
profecías que se hicieron acerca de ti, para que por estas sigas peleando la noble batalla”. Y luego lo
anima a hacer lo siguiente: “No descuides el don que tienes y que recibiste mediante una profecía
cuando el grupo de ancianos te impuso las manos”. ¿No creen que esas palabras animaron a
Timoteo e hicieron que se sintiera valorado? ¡Sin duda! En la misma carta, Pablo expresó que estaba
preocupado porque Timoteo se enfermaba con frecuencia. No hay duda de que la preocupación de
Pablo, tanto por su salud física como espiritual, le llegó al corazón a Timoteo y lo animó a progresar
en su servicio a Jehová. Y el ejemplo de Pablo también nos llega al corazón a nosotros. Quizás eso
haga que nos preguntemos: “¿Puedo hacer más por los solteros? ¿Puedo estar más pendiente de
sus necesidades ya que se están esforzando tanto por servir a Jehová? ¿Tengo una opinión
equivocada de los solteros? ¿Pienso que son inferiores, incompletos o que les falta algo?
¿O demuestro que los valoro?”. Timoteo fue un superintendente viajante excelente. Pablo no lo vio
como alguien inferior. Al contrario, aunque Timoteo era soltero, Pablo lo escogió para que tuviera
responsabilidades importantes y lo capacitó para que pudiera cumplirlas bien. Seguro que hoy en día
a nosotros también se nos ocurren muchas maneras prácticas de demostrarles a nuestros hermanos
de la congregación que no están casados que de verdad nos preocupamos por ellos. Un artículo de
estudio de La Atalaya de agosto de 2020 nos recordaba lo siguiente —lo leo—: “Debemos recordar
que algunos cristianos son solteros por decisión personal. A otros les gustaría casarse, pero no han
encontrado a la persona adecuada. Otros tal vez han enviudado. Sea cual sea el caso, no debemos
preguntarles por qué no están casados ni ofrecerles ayuda para encontrar pareja”. ¡Qué interesante!
Si meditamos en lo que dice la Biblia sobre lo que opina Jehová de la soltería, no haremos ninguna
de estas cosas. No les preguntaremos a los solteros cuándo se van a casar y, claro, tampoco se nos
ocurrirá buscarles pareja si ellos no nos han pedido ayuda. En vez de eso, los felicitaremos por el
buen ejemplo que le ponen a toda la congregación y les haremos saber que los queremos y los
valoramos.
En el video que verán a continuación, noten lo que aprende un anciano sobre las dificultades que
afrontan los solteros.

Hermanos, parece mentira. Esta es nuestra última reunión. ¡Guau! Tenemos muchos puntos en la
agenda. ¿Empezamos? El primer punto de la reunión es... Esta es la última visita de nuestro
superintendente, porque ahora se va a otro circuito. Rick ha sido muy buen superintendente.
Es maduro espiritualmente, experimentado... y ha tenido mucha paciencia con nosotros. Tom, por
favor. Bueno, la verdad es que los hermanos de la congregación... Rick es soltero. Y,
lamentablemente, en demasiadas ocasiones hicimos que ese regalo de Dios se convirtiera en un
desafío para él, desde la primera visita. Hola, Jeff. Sí, tengo un minuto. Ah, eso... es mi lavadora.
Hace mucho ruido. Yo daba por sentado que al estar soltero Rick tendría mucho tiempo libre. Lo que
no sabía es todo lo que tiene que hacer él solo. Pero había más cosas que no sabía. —Hasta luego.
—Adiós. ¡Eh, mira! Entre esos dos hay algo. Me encantaría conocer a tu estudiante. Parece que está
progresando. —Muchas gracias. Nos vemos. —Chao. Hacen muy buena pareja. No sé a qué estás
esperando. ¿Para qué? ¡Vamos! Un superintendente de circuito, una precursora... Seguro que estás
buscando una buena esposa. Bueno... Ese tipo de bromas no estaban bien. Y pasaba en cada visita.
Y luego estaban los que, ¿cómo lo diría?, “querían ayudarle”. ¡Mira! Tienes que conocerlas. Así que
las invité a comer el sábado. Rick no había pedido ese tipo de ayuda. Y lo único que hacían era
ponerle a él, y a un montón de hermanas, en una situación incómoda. Y eso le pasaba semana tras
semana. A veces cometimos el error de fijarnos solo en que estaba soltero y no en que era una
persona espiritual que le daba a Jehová lo mejor. Te extrañaremos. Pero no tanto como algunas
hermanas solteras. No quiero volver a cometer ese error con ningún soltero, sea hermano o
hermana. —Rick. —Jeff. Gracias. Aprendí mucho de ti. Espero que Jehová te bendiga estés donde
estés. Sí. Gracias, Rick.

Respondamos ahora la tercera pregunta. Si usted es soltero, ¿qué puede ayudarlo a ser poderoso
gracias a la fe? Veámoslo. Algo que lo ayudará a fortalecer su fe, es ponerse metas espirituales y
alcanzarlas. Romanos 4:20 dice lo siguiente sobre Abrahán: “A causa de la promesa de Dios,
no dudó por falta de fe”. Hermanos solteros, los animamos a meditar con frecuencia en las promesas
de Dios, igual que hizo Abrahán. Si piensan a menudo en todas las promesas de Jehová que se
cumplieron en el pasado y en las que se están cumpliendo en el presente, tendrán la seguridad de
que también cumplirá cada una de las promesas que nos ha hecho para el futuro. Hacer eso
fortalece la fe. Como Jesús, Pablo y Timoteo, hablen de las promesas de Jehová con otras
personas. Prediquen con entusiasmo las buenas noticias. Y, por favor, no piensen que ustedes
no tienen mucho que ofrecer, porque eso los podría llevar a aislarse de los demás hermanos de la
congregación. Al contrario, ustedes aportan muchísimo, porque son hermanos y hermanas que nos
ponen un excelente ejemplo de fe. Los animamos a esforzarse por buscar la compañía de hermanos
espiritualmente maduros en la congregación, sean solteros o casados. Como Timoteo, reflexionen
sobre estas cosas, dedíquense de lleno a alcanzar metas espirituales. ¿Para qué? Para que todos
vean claramente su progreso. Recuerden: los necesitamos y los queremos. Seguro que esta serie de
discursos nos ha fortalecido la fe. ¿Qué hemos aprendido? Por favor, abran sus biblias en Hebreos,
capítulo 11. Desde el versículo 4, si se fijan y echan un vistazo, verán que aparecen muchos
nombres conocidos de hombres y mujeres de fe. Está Abel, Enoc, Noé, Abrahán y Sara, Rahab,
Gedeón, David y muchos más. Todos estos hombres y mujeres tuvieron vidas muy diferentes, es
cierto. Pero todos tuvieron algo en común. Fíjense en lo que dice Hebreos 11:34. En la mitad del
versículo dice que “pasaron de estar débiles a ser fuertes”. ¡Sí! Se hicieron poderosos gracias a su
fe. Y lo mismo sigue pasando hoy. Ocurre en todas las congregaciones del pueblo de Jehová en el
mundo. Seamos jóvenes o mayores, hombres o mujeres, y tengamos las circunstancias que
tengamos, todos podemos hacernos poderosos gracias a la fe. Por eso, queridos hermanos,
no tengan ninguna duda de que los amamos y los valoramos, y deseamos que Jehová bendiga los
esfuerzos que hacen por seguir luchando con éxito por la fe.

11:45 Discurso de Bautismo: “Los que demuestren tener fe recibirán vida eterna”.

Conf.John Ekrann,

Todos estamos muy contentos por ustedes, candidatos al bautismo. Este es un día muy especial
para ustedes. A partir de hoy, al igual que millones de sus hermanos, tendrán una relación muy
especial con Jehová. Por favor, imaginen que están en un estadio gigantesco y que allí están ocho
millones y medio de hermanos, todos juntos, aplaudiendo porque están muy felices de que ustedes
se hayan puesto de parte de Jehová. Algunos de ustedes son jóvenes que se han criado en la
verdad, y ahora están sentados con su familia. Otros quizás conocieron la verdad años atrás y hace
poco que volvieron a Jehová. Otros tal vez aprendieron la verdad recientemente y, aun en estas
circunstancias, con la pandemia y las reuniones por Zoom, han llegado al punto de dedicar su vida a
Jehová. Sea cual sea su caso, estamos muy felices de que tomara la decisión de bautizarse. El título
de este discurso para ustedes, candidatos, es “Los que demuestren tener fe recibirán vida eterna”.
Dos palabras clave: “demuestren” y “fe”. La fe es la confianza que tienen en Jehová y sus promesas.
Y demostrar tener fe es vivir para hacer la voluntad de Dios. Ya han demostrado fe al esforzarse por
cumplir con los requisitos para el bautismo. Podemos comparar la fe a hacer una fogata. Para
encender el fuego, primero tenemos que conseguir pequeños trozos de madera. Y luego tenemos
que ir echándole pedazos de madera más grandes para mantener el fuego encendido. Con su
bautismo, el fuego de su fe está empezando a arder. No siempre es fácil encender un fuego.
La madera puede estar mojada, el viento puede apagar las llamas... Puede que para usted no haya
sido fácil encender el fuego de la fe. Ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo para encenderlo. Y ahora
tiene que mantener ese fuego vivo. ¿Por qué? Bueno, porque nuestra fe puede debilitarse si no nos
esforzamos por mantenerla fuerte. En una ocasión, Jesús les dijo a algunos de sus discípulos que
tenían poca fe. Vamos a verlo en Mateo 17:20: “Él les respondió: ‘Por la poca fe que tienen. Les
aseguro que, si tienen fe del tamaño de un grano de mostaza, podrán decirle a esta montaña
“Muévete para allá”, y se moverá; nada les será imposible’ ”. Jesús les estaba diciendo que tenían
que fortalecer su fe. Una vez que encendemos un fuego, las llamas pueden ser muy intensas. Pero,
si no lo alimentamos con leña, ¿qué sucede? Que se irá apagando, y pronto se convertirá en
cenizas. Así que, para mantener el fuego de nuestra fe encendido, hay que alimentarlo. El fuego de
nuestra fe necesita constante atención para que siga ardiendo. Vamos a contestar tres preguntas. 1)
¿Qué pueden hacer para alimentar el fuego de su fe? 2) ¿Cómo pueden demostrar fe? 3) ¿Cómo los
recompensará Jehová por su fe? Pero, antes de contestar esas preguntas, hablemos con dos
Testigos bautizados que han dado pasos para fortalecer su fe.

Vamos a empezar con Jouni Palmu. El hermano Palmu y su esposa, Heli, sirven en el Betel de
Finlandia. Y él lleva 60 años sirviendo a Jehová con lealtad. Y me gustaría que se fijaran en lo que
ayudó al hermano Palmu a enfrentarse a una prueba de fe cuando empezó el precursorado.
Hermano Palmu, ¿recuerdas algún momento en el que tuvieras poca fe? Sí, recuerdo uno. Cuando
tenía 17 años, me mudé para servir como precursor auxiliar en un grupo aislado, muy lejos de mi
casa. Allí había un grupo de personas muy religiosas que estaban convencidas de que los Testigos
estaban equivocados y de que me habían engañado por completo. Me hacían preguntas sobre la
Biblia que nunca antes me habían hecho en mi territorio anterior. Aquella gente era muy convincente
con sus argumentos, y me sentí confundido y perdido. Y pensaba: “¿Habrá otras preguntas que
no sepa responder?”. Y esto empezó poco a poco a preocuparme y a poner a prueba mi fe. Así que
eras joven, estabas en un lugar aislado y con muchas dudas. ¿Qué hiciste para fortalecer tu fe?
No tenía ni los volúmenes de las revistas ni la Watchtower Library ni ninguna otra herramienta de
investigación. Así que escribí una carta a mis hermanos carnales, que para ese entonces estaban en
la cárcel por negarse a realizar el servicio militar. Sabía que ellos tenían todas nuestras
publicaciones y que estudiaban la Biblia todos los días, como si fueran eruditos. Ellos vieron que
necesitaba ayuda, así que me escribieron una carta con las respuestas a todas mis preguntas.
Me sentí muy feliz y le di las gracias a Jehová. Aquello de verdad fortaleció mi fe. Jehová usó a tus
hermanos para ayudarte. ¿Y cómo te benefició fortalecer tu fe? Aquella experiencia fue decisiva,
marcó el resto de mi vida espiritual. Entendí lo importante que es el conocimiento exacto y empecé a
hacerme mi propia biblioteca. Todavía conservo aquellas publicaciones, y son para mí algo muy
especial. Esta experiencia ocurrió hace 56 años, y desde entonces nunca he vuelto a tener dudas
como esas. Jehová nos ha dado todas las respuestas que necesitamos. Y, es más, aunque ahora
no tengamos las respuestas a algunas de nuestras preguntas, tengo fe en que Jehová las contestará
a su debido tiempo. Gracias, hermano Palmu. Tu experiencia nos ayuda a valorar las respuestas que
da la Biblia a las grandes preguntas de la vida.

Hablemos ahora con Frankie Brown. El hermano Brown y su esposa, Karen, sirven en el Betel de
Estados Unidos. Me gustaría que se fijaran en lo que ayudó al hermano Brown a tomar la decisión de
dedicar su vida a Jehová. Hermano Brown, ¿recuerdas algún momento en el que tuvieras poca fe?
Hasta los 12 años, estuve viviendo con mi abuela, que estudiaba con los testigos de Jehová. Así fue
como conocí la verdad. Y estudiaba la Biblia, pero no era regular. A los 17, como muchos otros
jóvenes, tenía que decidir qué iba a hacer con mi vida después de la escuela. Muchos daban por
sentado que iría a la universidad para estudiar una carrera. Pero, por lo que había estudiado en la
Biblia, sabía que tenía que tomar otra decisión: servir a Jehová. Fue una decisión difícil para mí.
A veces, no tenía ni idea de lo que quería hacer. No tenía experiencia y no sabía qué consejos
seguir: los de la Biblia, o los de mi familia y los de mis amigos. No debió ser fácil tomar esa decisión
a esa edad. ¿Qué hiciste para fortalecer tu fe? Me di cuenta de que necesitaba conocer mejor a
Jehová y lo que implicaba servirle. Así que volví a recibir clases de la Biblia y a asistir a las
reuniones. Y empecé a tener un estudio personal. Uno de mis proyectos fue el Salmo 119. Este
precioso salmo me ayudó a ver a Jehová como el Padre cariñoso que nunca tuve. También me
ayudó a ver lo sabio que es vivir de acuerdo con las normas de la Biblia. Por ejemplo, Salmo 119:99
dice: “Soy más perspicaz que todos mis maestros porque reflexiono en tus recordatorios”. Lo que
quería decir el salmista es que Jehová era su orientador. Además, me ayudó mucho el buen ejemplo
de hermanos y hermanas de mi congregación. Ellos ya habían tomado la decisión de servir a
Jehová. Y se notaba que tenían una vida realmente feliz y con propósito. Y eso me convenció a mí
de que servir a Jehová era la mejor manera de usar mi vida. Le doy muchísimas gracias a Jehová
por haber tenido la ayuda de estos hermanos en el momento en el que necesitaba más fe. Está muy
claro que estudiar la Biblia y el apoyo de los hermanos te ayudó mucho. ¿Y cómo crees que te ha
beneficiado fortalecer tu fe? Me bauticé, me hice precursor y, unos años más tarde, me invitaron a
Betel. Desde que era joven, mi amistad con Jehová me ha dado seguridad y estabilidad en la vida.
Cuando miro atrás y pienso en la decisión de dedicar mi vida a Jehová, no lo dudo, es la mejor
decisión que he tomado. Seamos jóvenes o mayores, Jehová nunca nos dejará cuando más lo
necesitemos. Gracias, hermano Brown, tomaste una buena decisión.
Volvamos a las tres preguntas, y empecemos con la primera: ¿qué pueden hacer para alimentar el
fuego de su fe? La Biblia es el principal combustible para mantener encendido ese fuego. Para
alimentar el fuego de la fe, hay que hacer dos cosas: leer la Palabra de Dios y meditar en ella. Leer
la Palabra de Dios es como añadir leña al fuego, y la meditación es como avivar las llamas. Vamos a
analizarlas por separado. Primero, veamos el ejemplo del salmista en Salmo 1:1-3: “Feliz el hombre
que no anda según los consejos de los malvados, que no se detiene en el camino de los pecadores,
que no se sienta en el asiento de los burlones, sino que disfruta con la ley de Jehová; día y noche lee
su ley y medita en ella. Será como un árbol plantado junto a corrientes de agua, un árbol que da fruto
a su tiempo y cuyas hojas no se marchitan. Todo lo que él haga tendrá éxito”. Queremos ser como el
hombre de este salmo, que “disfruta con la ley de Jehová”. Cuando disfrutamos, cuando nos gusta
leer la Palabra de Dios, ya no nos sentimos obligados a leerla, sino que estamos deseando leerla.
“Día y noche lee su ley”. Jehová quiere que leamos su Palabra a menudo. Cuando oramos, nosotros
le hablamos a Jehová, pero, cuando leemos la Biblia, es él quien nos habla a nosotros. Me gustaría
que se fijaran en la forma tan bonita en la que Isaías describe cómo nos habla nuestro Dios, Jehová,
en Isaías 30:21: “Y, en caso de que te desvíes a la derecha o a la izquierda, oirás con tus propios
oídos estas palabras detrás de ti: ‘Este es el camino. Anda en él’ ”. ¿Y por qué escuchamos la voz de
Jehová detrás de nosotros, y no delante? Por un lado, las palabras de Jehová en la Biblia se
escribieron hace muchos años, y podríamos decir que están detrás de nosotros, en el pasado. Pero
hay otra manera de visualizar lo que dice el texto. Imaginen que están en un grupo con niños
pequeños caminando hacia algún lugar. ¿Dónde suelen ir los niños? Delante de nosotros, corriendo,
aunque no tengan ni idea de adónde van. ¿Y qué tienen que hacer los padres, que van por detrás?
Tienen que llamarlos y decirles: “No, no, no, por ahí no, vamos a ir por aquí, a la izquierda”. Y los
niños vuelven y siguen corriendo por la dirección correcta. Seguro que queremos escuchar con
atención la voz de Jehová detrás de nosotros ayudándonos a tomar buenas decisiones. Incluya la
lectura de la Biblia en su rutina diaria. Una sugerencia: podría usar el Programa de lectura de la
Biblia que hay en jw.org. Para encontrarlo, escriba “programa de lectura de la Biblia” en el buscador,
arriba a la derecha. Si lee tan solo de tres a cinco capítulos cada día, podrá leer la Biblia completa en
un año. Pero no basta con solo leer la Biblia, también tenemos que meditar en lo que leemos. ¿Por
qué es importante que meditemos en lo que leemos en la Biblia? Porque saber lo que hay que hacer
es una cosa, y hacerlo es otra. La meditación es el proceso de convertir el conocimiento, o sea, lo
que sabemos, en decisiones sabias y en acciones. La Biblia a menudo relaciona la meditación con el
corazón. ¿Y por qué? Porque la meditación convierte el conocimiento, o sea, lo que sabemos, en
sentimientos. Y son esos sentimientos los que motivan nuestras acciones y decisiones. Podríamos
comparar la meditación a un puente. A este lado del río está saber lo que debemos hacer y a este
otro lado está hacerlo. La meditación es el puente que une el lado del conocimiento con el de la
acción. Si nos damos cuenta de que muchas veces sabemos lo que tenemos que hacer pero no lo
hacemos, la meditación es el puente que nos ayudará a pasar de un lado al otro, a pasar del
conocimiento a la acción. ¿Cómo pueden meditar en la Palabra de Dios? Bueno, después de leer
una parte de la Biblia o de una de nuestras publicaciones, dediquen un rato a pensar profundamente
en lo que leyeron. Pregúntense: “¿Qué puedo aprender sobre Jehová en este relato? ¿Qué es lo que
me hace sentir por Jehová? ¿Cómo puedo poner esto en práctica? ¿O cómo puedo usarlo para
ayudar a otros?”. Bueno, repasemos la primera pregunta. ¿Qué pueden hacer para alimentar el
fuego de su fe? Leer y meditar en la Palabra de Dios todos los días. Veamos la segunda pregunta:
¿cómo pueden demostrar fe? Jesús nos enseñó que no bastaba solo con creer en él. Vamos a leer
Juan 3:16 para ver la importancia que le dio Jesús a demostrar que tenemos fe. Juan 3:16: “Porque
Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo unigénito para que nadie que demuestre tener fe en
él sea destruido, sino que tenga vida eterna”. Entonces, ¿cómo podemos demostrar que tenemos fe?
Una nota de la Biblia de estudio en inglés dice que demostrar tener fe incluye la idea de “demostrar
lo que se cree firmemente, o la fe, obedeciendo a Dios”. Abrahán nos dejó un gran ejemplo de lo que
es demostrar fe, obedeciendo. Veamos la descripción tan bonita que se hace de la fe de Abrahán en
Santiago 2:21-23: “¿No fue declarado justo por sus obras nuestro padre Abrahán después de ofrecer
a su hijo Isaac en el altar? Ya ves que su fe actuó junto con sus obras y que su fe fue perfeccionada
por sus obras. Así se cumplió el pasaje de las Escrituras que dice: ‘Abrahán puso su fe en Jehová y
fue considerado justo’. Y él fue llamado amigo de Jehová”. Cuando leemos la historia de Abrahán y
meditamos en ella, podemos sentir las mismas emociones que él sintió cuando Jehová le pidió que
sacrificara a Isaac, el único hijo que él y Sara tenían. ¿Cómo pudo Abrahán tomar una decisión tan
difícil? Mucho antes de eso, Abrahán ya había tomado la decisión de servir a Jehová y obedecerlo
en todo. Aquella decisión que había tomado de obedecer a Jehová siempre ayudó a Abrahán a
saber lo que debía hacer en otras situaciones en el futuro. No estaba todo el tiempo pensando:
“¿Debería hacer lo que Jehová me pide o no?”. Hasta en algo tan difícil como tener que sacrificar a
su hijo, Abrahán no dudó, sino que actuó de inmediato para hacer lo que Jehová le había pedido.
Cuando se bauticen hoy, ustedes le demostrarán a todo el mundo que han dedicado su vida a
Jehová para servirle y hacer su voluntad el resto de su vida. Ahora analicemos tres textos para ver
cómo pueden demostrar su fe con acciones. Después de leer cada texto, veremos cómo se relaciona
con la promesa que hicieron y cómo pueden demostrar su fe con acciones. El primer texto es
Hebreos 10:25: “Sin dejar de reunirnos, como algunos tienen por costumbre. Más bien, animémonos
unos a otros, sobre todo al ver que el día se acerca”. Al dedicarse, prometieron: “Asistiré a todas las
reuniones y a todas las asambleas”. ¿Qué sería demostrar la fe con acciones? Supongamos que
necesitan un trabajo, pero rechazan cierta oferta porque implicaría faltar a menudo a las reuniones.
No tienen que preguntarse: “¿Debería ir a las reuniones o no?”. Esa decisión ya la tomaron cuando
le dedicaron su vida a Jehová. El segundo texto, Romanos 10:10: “Porque con el corazón se
demuestra la fe que lleva a la justicia, pero con la boca se hace la declaración pública que lleva a la
salvación”. Al dedicarse, prometieron: “Le hablaré a todo el mundo de Jehová”. ¿Cómo demuestran
su fe? Bueno, acostándose temprano para poder salir a predicar al día siguiente, siendo precursores
auxiliares cuando puedan, poniendo la predicación en primer lugar al planificar las actividades del día
o participando en distintas facetas del ministerio, como la predicación telefónica o por carta. Y el
tercer texto, Marcos 11:24: “Por eso les digo: todas las cosas que pidan en sus oraciones, pídanlas
con fe y denlas por recibidas, y las tendrán”. ¿Qué prometieron al dedicarse? “Siempre oraré para
pedirle a Jehová su guía”. ¿Cómo demuestran su fe? Cuando se sienten tentados a jugar un
videojuego violento, no caen en la tentación, y juegan con otro diferente. Cuando se enfrentan a una
enfermedad seria, le piden a Jehová que les dé calma y sabiduría. Cuando sienten que se están
enojando con alguien, le piden a Jehová autocontrol. Ahora bien, podríamos leer otros textos y
hablar de muchos otros ejemplos de cómo se puede demostrar la fe con acciones. El punto es...
ustedes, candidatos al bautismo, le dedicaron su vida a Jehová para hacer su voluntad. Esa decisión
única de dedicarse a Jehová y vivir de acuerdo con sus normas influirá en todas las decisiones que
tomen en su vida a partir de ahora. Recordemos la segunda pregunta: ¿cómo pueden demostrar que
tienen fe? Demuestran que tienen fe obedeciendo a Dios. Y ahora la tercera pregunta: ¿cómo los
recompensará Jehová por su fe? Jehová ama a sus siervos fieles. Él quiere lo mejor para nosotros.
Él quiere que seamos felices. Jehová ve todo lo que hacen para demostrar su fe mediante sus
acciones y su obediencia a él. Algunas personas piensan que Dios, o Jehová, está todo el tiempo
vigilándolas para ver las cosas malas que hacen, como si llevara una lista o un registro con todos los
errores que comete la gente. Pero Jehová no hace eso, él se fija en las cosas buenas que hacemos
y se alegra cuando las ve. Para ilustrar esto, pensemos en lo que pasa cuando tomamos fotos hoy
día. Todos tenemos teléfonos, cámaras... Hacemos muchas fotos. No sé si le habrá pasado alguna
vez que le hace una foto a un amigo y resulta que sale haciendo un gesto extraño o justo cuando
estaba comiendo algo. Si le enseña esa foto a su amigo, ¿qué cree que le dirá? “¿Puedes borrar esa
foto?”. Esa no es la foto que su amigo quiere que le enseñe a otras personas, y usted tampoco
quiere enseñársela a nadie. Me gustaría que se imaginaran que Jehová tiene un álbum digital con
fotos de ustedes. ¿Qué fotos creen que tendría en ese álbum? ¿Aquellas en las que cometimos
errores serios? ¿Aquellas en las que salimos metiendo la pata? No. Si estamos arrepentidos, gracias
al rescate, esas fotos se borran. Ya no están. Jehová solo pone en su álbum las fotos bonitas, las de
los momentos en los que él se sintió orgulloso de ustedes porque demostraron su fe con acciones.
Jehová quiere recompensarlos por su fe. En Hebreos 11:6, podemos ver lo que Jehová piensa de
sus siervos, porque promete recompensarlos. Hebreos 11:6: “Además, sin fe es imposible agradarle
a Dios, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a los que lo
buscan con empeño”. Hebreos 11 contiene una lista de muchos ejemplos de fe, pero, en el versículo
6, Pablo la interrumpe para recordarnos que Jehová “recompensa a los que lo buscan con empeño”.
Cuando dedicamos tiempo y esfuerzo a hacer una fogata, ¿qué recompensa recibimos? Recibimos
el calor y la luz del fuego. Nos mantiene calientes a nosotros y a los demás. Y el fuego emite una luz
hermosa que es muy agradable en una noche oscura. Y el crujir de la madera ardiendo nos hace
sentir seguros y felices. ¿Qué recompensa les dará Jehová a sus siervos fieles por el fuego de su
fe? Pues, al final, nos recompensará con vida eterna. Durante su ministerio, Jesús prometió en
muchas ocasiones que sus seguidores fieles recibirían vida eterna. Gracias a Jehová, podemos
disfrutar de los beneficios de una fogata. Y él también nos recompensa con muchas bendiciones
cuando alimentamos y mantenemos vivo el fuego de la fe. Piense en las recompensas que Jehová
nos da ahora. El regalo de su Palabra, la Biblia, es la mejor guía para la vida. Ilumina nuestro camino
en un mundo de oscuridad espiritual. La predicación, la labor que más satisfacción nos da.
La recompensa del espíritu santo, un poderoso ayudante cuando pasamos por pruebas. Recuerden:
no estarán solos nunca. Y la recompensa de nuestros amorosos hermanos y hermanas de todo el
mundo, una fuente de calor y consuelo. Para concluir, repasemos las tres preguntas. 1) ¿Qué
pueden hacer para alimentar el fuego de su fe? Leer la Biblia y meditar en ella todos los días. 2)
¿Cómo pueden demostrar fe? La demuestran obedeciendo a Dios. 3) ¿Cómo los recompensará
Jehová por su fe? Con vida eterna. Por favor, no olviden este día, recuérdenlo, anótenlo. Cada vez
que escuchen un discurso de bautismo, aprovechen para reflexionar en su propio bautismo y en las
muchas bendiciones que han recibido por haber tomado la decisión de dedicar su vida a Jehová.
Jehová quiere que sean felices y que disfruten de la vida. Ustedes están en la mente y el corazón de
los más de ocho millones y medio de hermanos que están viendo este programa y que quieren que
sean felices. Pero tengan claro que la felicidad no es algo que puedan comprar u obtener por
ustedes mismos, ni conseguir amándose a ustedes mismos. Al igual que una fogata produce luz y
calor, la felicidad es el resultado de la fe y del amor a los demás y a Jehová. Podríamos decir que la
felicidad es el calor y la luz del fuego del amor. El mundo les dirá: “Persigue tus sueños. Puedes ser
lo que tú desees”. Pero es mucho mejor dejar que Jehová sueñe por ustedes. Su vida sirviendo
a Jehová puede ser muchísimo mejor que cualquier otra que hayan podido soñar. Por favor, de
ahora en adelante, no dejen nunca de alimentar y demostrar su fe.

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