Clase Dialectología Hispanoamericana-Diplomado

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 10

CASA NACIONAL DE LAS LETRAS ANDRES BELLO

CATEDRA ANDRES BELLO DE ESTUDIOS LINGUISTICOS


DIPLOMADO DE ALTOS ESTUDIOS EN LEXICOGRAFÍA

Caracas, 02 y 03 de marzo de 2007

Diversas propuestas para una división dialectal del español de


América

1. Ignacio de Armas y Céspedes (1882) Orígenes del lenguaje


criollo. La Habana. Imprenta de la viuda de Soler.

Lenguaje criollo: “conjunto de vozes i construcciones peculiares, de


uso corriente i general en las islas de Cuba, i en alguna parte de
Centro América”

Interesante (zp): sostiene que empezó a formarse en las Antillas


desde el descubrimiento y de ahí se propagó al continente con la
conquista. Esta es la tesis de Boyd Bowman sobre la formación del
español Americano. Sólo que de Armas identifica el “lenguaje criollo”
con el español del Caribe y señala otras variedades que, en su
criterio, y para la época, “preparan evolución”, tales son:

 México y Centro América


 El Pacífico
 Buenos Aires

Criterios que fundamentan la diferenciación: Léxico,


concretamente, las designaciones de animales, vegetales y
elementos relacionados con el mar.

Observaciones: Aunque hoy día se considera insostenible la


diferenciación del español de América únicamente mediante el
establecimiento de isoglosas léxicas, dado lo inestable y cambiante
que es este componente, el trabajo de de Armas abre toda una
discusión y marca un hito en la investigación dialectológica
hispanoamericana al reconocer la diferenciación como un proceso de
desarrollo que parte de lo regional y que se consolida a través del
uso como expresión definitiva de los hábitos lingüísticos de una
comunidad de hablantes.
Dialectología, 2
Zaida Pérez González

2. Pedro Henríquez Ureña. (1921) “Observaciones sobre el español


en América”. Revista de Filología Española (VIII): 357-390.

Establece cinco zonas dialectales según la influencia de la lengua


indígena predominante.

I. Zona de influencia nahuatl.


(= zonas bilingües del S. y SO de EEUU, Méx. y las repúblicas de
América Central).

II. Zona de influencia caribe arawak (lucayo).


(=costa y llanos de Vzla. y Col.; Cuba, Pto. Rico y Rep. Dom.)

III. Zona de influencia quechua.


(Andes vzlanos., interior y costa pacífica de Col.; Ec., Perú, la
mayor parte de Bolivia y N. de Chile).

IV. Zona de influencia mapuche (araucano)1.


(=la mayor parte de Chile)

V. Zona de influencia guaraní.


(=Argentina, Uruguay, Paraguay y SE de Bolivia)

Criterios que fundamentan la diferenciación: Proximidad


geográfica; relaciones político culturales entre las naciones
involucradas; distribución del léxico.

Observaciones: actualmente resulta insostenible cualquier


explicación que justifique la diferenciación del español de América por
la influencia de las lenguas indígenas, pues no sólo son las 5 lenguas
involucradas, habría que tomar en cuenta otras más, como el maya y
el aimara. Por otra parte, cuando se habla de quechua, en verdad se
hace referencia a una denominación que comprende una serie de
variedades bastante heterogénea. Además, habría que pensar en
cada caso en los distintos grados de bilingüismo por parte de cada
una de las comunidades y en las distintas condiciones de
supervivencia de cada una de estas lenguas, y su relación con la

1
Nótese que, tanto en esta como en todas las clasificaciones, el habla chilena aparece siempre
particularizada. Al respecto, acora Jiří Černý (s/f, nota 6, p. 45): “en el caso de Chile y la
Argentina … tanto las isoglosas como las fronteras se han formado a base de un fenómeno
natural, la alta Cordillera de los Andes. Por consiguiente, Chile se aproxima más que cualquier
otro país hispanoamericano a una zona dialectal ideal, y aparece así en muchas clasificaciones
diferentes, aunque en el norte otra vez se repiten las diferencias entre las isoglosas y las
fronteras que lo separan de Bolivia y el Perú y en la Patagonia las que tiene con la Argentina.”
Dialectología, 3
Zaida Pérez González

lengua dominante, lo que permitiría, en efecto, alguna incidencia


definitiva en el proceso de formación y variación del español
americano.

Sin embargo, PHU enumera en su trabajo una serie de rasgos


característicos del español americano, particularmente de tipo
fonético, que se constituyen en elementos claves para una
caracterización y para la formulación de nuevas propuestas por parte
de futuros investigadores. Algunos de estos rasgos son presentados
según una diferenciación que PHU hace entre tierras calientes o
tierras bajas, y tierras frías o tierras altas, dando pie a futuras
inmvestigaciones.

Reformula el concepto de lengua criolla presentado por de Armas,


no como la expresión de una variación dialectal sino como el
resultado de una mixtura de lenguas diferentes que tiene como
antecedente el surgimiento de una lengua de emergencia o lingua
franca, y que hoy día es reconocida como pidgin. El concepto
planteado por PHU corresponde, efectivamente, a lo que en la
moderna dialectología se reconoce como lengua criolla, o criollo, a
secas.

3. Delos Lincoln Canfield. (1962). La pronunciación del español en


América. Bogotá. Instituto Caro y Cuervo.

Desarrolla la tesis del español de tierras bajas vs. tierras altas,


apenas esbozada por PHU , sobre las base de criterios fonéticos y
tomando en consideración el desarrollo cronológico de los fenómenos
de pronunciación considerados y su relación con el proceso de
poblamiento del territorio americano.

4. José Pedro Rona (1964) El problema de la división del español en


zonas dialectales. Presente y futuro de la lengua española. Madrid.
Ediciones de Cultura Hispana.

Propone una división del español americano mediante un sistema de


isoglosas. Para el efecto considera como fundamentales y suficientes
cuatro rasgos:

i. fonológico = yeísmo
ii. fonético = žeísmo
Dialectología, 4
Zaida Pérez González

iii. sintáctico = voseo


iv. morfológico = formas verbales del voseo
Tipo A cantáis coméis venís
Tipo B -áis -ís -ís
Tipo C -ás -és -ís
Tipo D -as -es -es

De esta manera establece 16 zonas dialectales, a saber:


.
.
Zona dialectal yeísm žeísmo voseo tipo
o
1 México (salvo región interior + + -
de Yucatán y regiones
fronterizas con Guatemala);
Antillas, costa Caribe de
Venezuela y Colombia, mitad
oriental de Panamá.
2 Las regiones de México + + + C
excluidas en (1); América
Central y mitad oriental de
Panamá.
3 Costa pacífica de Colombia e + - + C
interior de Venezuela.
4 Zona andina de Colombia - - + C
5 Zona costera de Ecuador + + + C
6 Zona serrana de Ecuador - + + B
7 Zona costera de Perú, excepto + - -
el sur.
8 Zona andina de Perú - - -
9 Sur de Perú + + + B
10 Norte de Chile, noroeste de - - + B
Argentina y suroeste de
Bolivia.
11 Resto de Bolivia. - - + C
12 Paraguay, regiones fronterizas - + + C
de Argentina con Paraguay.
13 Centro de Chile. + - + B
14 Sur de Chile, parte de la - - + B
Patagonia argentina.
15 Regiones gauchescas de + + + C
Argentina, Uruguay (salvo
región ultraserrana y parte de
la frontera con Brasil).
Dialectología, 5
Zaida Pérez González

16 Zona ultraserrana de Uruguay + + -

A éstas habría que añadir 7 zonas, considerando las áreas de contacto


esp/inglés; esp/portugués o de dialectalismo criollo.

Observaciones: Las isoglosas no parecen estar bien estudiadas. Por


ejemplo, está el caso de Vzla. que aparece identificada con un voseo
de tipo C al interior de su territorio, lo cual en ningún caso es cierto. El
voseo más característico en Vzla. es el de tipo A, pero se encuentra
reducido al territorio zuliano, y el voseo del tipo C se oye
esporádicamente en los Andes, pero reducido al habla familiar.

Por su parte, Zamora y Guitart (1982. Dialectología hispanoamericana.


Teoría-Descripción-Historia. Salamanca. Ediciones. Almar. 180-181),
hacen las siguientes observaciones:

“No se concibe, por el que conozca algo de las hablas


hispanoamericanas, aunque sólo sea superficialmente, que se incluyan
en la misma zona el valle central de México y la República Dominicana,
como en el caso de la zona 1. Salvo que estén separadas por el mar,
no se justifica la falta de contigüidad de partes de una misma zona,
como ocurre en la 3, al reunirse en una misma la costa del pacífico de
Colombia y el interior de Venezuela.” Para Zamora y Guitart, la zona 1
es muy amplia mientras que otras parecen como muy restringidas.

“Rona selecciona isoglosas que distan mucho de tener dimensiones


continentales, las isoglosas del žeísmo … y las de las diferencias
morfológicas verbales del voseo son locales en extremo”

No obstante, Rona llama la atención sobre un aspecto fundamental de


la dialectología hispanoamericana, y es la necesidad de apoyarse en
datos empíricos, reconocidos en la investigación a través de la
investigación de campo, para lo cual sería de gran utilidad el desarrollo
de proyectos a gran escala en el área de la geografía lingüística.

5. Ángel Rosenblat. (1968). Contactos interlingüísticos en el mundo


hispánico: el español y las lenguas indígenas de América. Actas del II
Congreso Internacional de hispanistas. Nimega: Instituto Español de
la Universidad de Nimega: 109-154. También publicado en
Rosenblat, Ángel. 1990. Estudios sobre el habla de América. Caracas.
Monte Ávila. Biblioteca Ángel Rosenblat. Tomo III: 123-168.
Dialectología, 6
Zaida Pérez González

Vuelve sobre la tesis de la diferenciación del español de tierras bajas


vs. tierras altas, esbozada por PHU y desarrollada por Canfield, pero
justificándola por lo que el llama el “reforzamiento” de las lenguas
indígenas de América, particularmente del náhuatl y del quechua
que, en su criterio, resultan determinantes para la preservación del
consonantismo en las tierras altas de México y Perú.

6. Melvin Resnick. 1975. Phonological variants and dialect


identification in Latin American Spanish. The Hague. Paris.

No se propone llegar realmente a una división del español americano


sino identificar el mayor número posible de “unidades dialectales”
mínimas y distintivas, de tal forma que cada una se corresponda con
una entidad socio-económica o geográfica significativa (Francisco
Moreno Fernández (ed.) 1993. La división dialectal del español de
América. Alcalá de Henares. Universidad de Alcalá de Henares: 30).

Al respecto, escribe Lipski (1996, El español de América, Madrid,


Cátedra:23-24):

“El criterio que preside el estudio de Resnick es dejar que sean los
propios datos los que definan las zonas dialectales. El proceso implica
aislar oposiciones fonéticas binarias, cada una de las cuales divide la
totalidad de los dialectos del español en dos grupos: los que asignan
un valor positivo al rasgo en cuestión presencia y los que le asignan
un valor negativo ausencia”.

De esta manera identifica 4 variables fundamentales cuyos valores


+ son:

(1) Preservación de la /s/ implosiva


(2) Pronunciación de “rr” como vibrante múltiple
(3) Pronunciación de “j” como h
(4) Distinción fonológica entre // y /y/

Estos cuatro rasgos plantean 16 posibilidades, como en el esquema


de Rona. A ellos añade Resnick otras oposiciones cuyos valores +
son:

(5) pronunciación oclusiva de /b/ tras /l/


(6) pronunciación alveolar de /n/ al final de sintagma
Dialectología, 7
Zaida Pérez González

(7) distinción entre /r/ y /l/ implosivas


(8) sonoridad plena de todas las vocales en posición átona, a final
de sintagma y entre consonantes sordas.

De esta manera llega a considerar hasta 256 combinaciones que,


teóricamente, permitiría distinguir igual número de variantes
dialectales.

Observaciones: Se trata tan solo de una propuesta metodológica.

Dice Lipski (op.cit:25): “el problema más notable … es el hecho de


que casi todos los datos de los dialectos están extraídos de fuentes
secundarias, incluyendo obras literarias y descripciones anecdóticas.
La variación sociolingüística sólo aparece deforma marginal en la
base de datos de Resnick, y la idea misma de que los datos fonéticos
por sí solos son suficientes para una clasificación o identificación
dialectal exhaustiva sigue siendo muy discutible”

Sin embargo, Lipski (op.cit:26) considera atractiva la propuesta de


Resnick por “su capacidad para identificar y definir dialectos en
ausencia total de isoglosas o consideraciones geopolíticas
preconcebidas”

7. Juan Clemente Zamora Munné. (1979-1980). “Las zonas


dialectales del español Americano”. Boletín de la Academia
Norteamericana de la lengua española. 4-5- 57-67.

Vuelve sobre la necesidad de trabajar a partir de isoglosas y plantea


la selección de rasgos de “dimensiones continentales”, que crucen
grandes áreas y que permitan oponer éstas a otras de tipo local. De
esta manera, selecciona tres:

i. El voseo pronominal
ii. /x/  h
iii. /s/  h  s  

Estos rasgos, a su vez, aparecen asociados a otros más locales, con


los que co-ocurren de modo concomitante. De esta manera distingue
9 zonas:
Dialectología, 8
Zaida Pérez González

Zona debilitamiento /x/  h vose


de /s/. o
1 Antillas, costa oriental de + + -
Méx., mitad oriental de
Panamá, costa N. de Col. y
Vzla (excepto la cordillera)
2 México, excepto la costa - - -
oriental y la zona limítrofe
con Centro América
3 Centro América y zonas de + + +
de México que le hacen
frontera
4 Colombia (excepto las - + +/-
zonas costeras) y la
cordillera de Venezuela.
5 Costa pacífica de Colombia + + +/-
y Ecuador
6 Costa del Perú, excepto el + + -
extremo sur
7 Ecuador y Perú (excepto - - +/-
las áreas indicadas en 5 y
6); centro de Bolivia y
noroeste de Argentina.
8 Chile + - +/-
9 Zona oriental de Bolivia, + - +
Paraguay, Uruguay y
Argentina (excepto el
noroeste

La clasificación binaria es enriquecida con una serie de características


fonéticas para cada una de las zonas, entre otras: el yeísmo, el
žeísmo, la asibilación de /r/, la neutralización de /r/ y /l/ implosivas,
la velarización de /n/ y las distintas realizaciones de /č/, los que
permiten diferenciar zonas como 1 y 6, que aunque discontinuas
parecerían, en la oposición binaria, correspondientes a la misma
zona.

Observaciones: Lipski (op.cit.: 32): “Esta clasificación, más que un


producto acabado, es un prototipo que apunta a los resultados que se
podrían obtener con un conjunto apropiado de criterios, siempre que
las categorías resultantes se revistieran de valor explicativo a través
de a comparación con datos históricos, demográficos y etnológicos”
Dialectología, 9
Zaida Pérez González

8. Philip Cahuzac. 1980. La división del español de América en zonas


dialectales. Solución etnológica o semántico dialectal. Lingüística
española actual. II. 385-461.

Partiendo de un elemento cultural (oposición campo/ciudad) se


propone determinar zonas lingüísticas o etnolingüísticas De esta
manera, opta por la selección de elementos léxicos considerando,
para el caso, las denominaciones de los campesinos en
Hispanoamérica, los cuales recoge de una serie de diccionarios de
americanismos y regionalismos.

“Cahuzac distinguió tres categorías de palabras para designar a los


habitantes rurales o campesinos. La primera está formada por términos
considerados neutros, que, por lo general, se extienden por amplias
zonas geográficas. La segunda comprende las designaciones
peyorativas, que presentan una mayor regionalización. La tercera
categoría hace referencia a actividades u ocupaciones específicas,
relacionadas con la agricultura, la ganadería o la artesanía” (Lipski,
op.cit, 34).

De esta manera, plantea 4 zonas dialectales, de acuerdo con la


predominancia del uso de una variante en una región determinada.
Tales son:

1. Abarca desde el sur de los EEUU a Col., Vzla. y las regiones no


andinas de Ec. y Perú, caracterizada por el uso de charro al norte
y llanero al sur, “del mismo modo que guajiro, jíbaro,
cimarronero. Estos elementos –añade- están unidos por grupos
comunes como campista, campirano, campiruno, campuso, que
forman subzonas.” Es reconocida por Cahuzac como la Región
mexicana-centroamericana.

2. Comprende las regiones andinas de Vzla., Col., Ec., Perú, Bol., el


norte de Chile y el noroeste de Argentina, caracterizada por el uso
de chacarero y paisano. Incluye numerosas subzonas
caracterizadas por nombres cargados de valores peyorativos.

3. Comprende el territorio Chileno, excepto el norte y en ella


predomina el uso de huaso y campañista.
Dialectología, 10
Zaida Pérez González

4. Comprende el dominio de la zona del Plata, que incluye Arg.


Paraguay y Urug.) y la parte oriental de Bolivia, caracterizada por
el uso de gaucho.

Observaciones: Aunque Cahuzac se refiere siempre a la posibilidad de


establecer subzonas, la primera región parece demasiado amplia, y tal
como es presentada, podría ser reconocida como 3 zonas diferentes. Por
otra parte, la selección del vocabulario a partir de los diccionarios de
americanismos (Kany, Neves, Malaret Morínigo, Santamaría), sin
considerar la aplicación de una encuesta que permita corroborar estos
usos en el campo, resulta bastante cuestionable. La mayoría de estos
diccionarios requieren de una actualización y en general han sido
elaborados con criterios poco confiables. Efectivamente, señala Lipski
(op.cit:34) que “muchas de las palabras seleccionadas son
extremadamente regionales o arcaicas, y sólo las conocen los habitantes
más viejos de las zonas rurales”.

Sin embargo, la clasificación de Cahuzac, añade Lipski (op.cit:35), abre


la puerta a la posibilidad, muy interesante, de descubrir isoglosas
léxicas sutiles con valor explicativo. La idea de emplear términos
directamente relacionados con una de las esferas fundamentales de la
actividad económica y cultural de Hispanoamérica es innovadora, pero la
forma en que se ha llevado a cabo es, a la vez, demasiado general y
demasiado compartimentadota para ser de gran provecho”.

“Las únicas piezas típicas de la vida rural en las que se puede esperar
una distribución regional son los indigenismos. Si se hace una juiciosa
elección de tales palabras, se podrían combinan las isoglosas léxicas con
variables fonológicas y morfológicas para llegar a una clasificación
dialectal más rica” (Lipski, op.cit:35).

(Revisar tesis de la bipartición dialectal del español de América y


España, Montes Giraldo y otros)

También podría gustarte