¿Arte Sin Artistas? Anton Vidokle
¿Arte Sin Artistas? Anton Vidokle
¿Arte Sin Artistas? Anton Vidokle
Es evidente que la práctica curatorial hoy va mucho más allá del montaje de
exposiciones y del cuidado de obras de arte. Los curadores hacen mucho más:
ellos administran la experiencia del arte seleccionando qué se ha hecho visible,
contextualizando y enmarcando la producción de los artistas, supervisando la
distribución de los fondos de producción, honorarios y precios por los que los
artistas compiten. Los curadores también cortejan a los coleccionistas,
patrocinadores y miembros de las juntas de los museos, entretienen a los
ejecutivos de las corporaciones y colaboran con la prensa, los políticos y los
burócratas del gobierno; en otras palabras, ellos actúan como intermediarios
entre los productores de arte y la estructura de poder de nuestra sociedad.
1. Desplegarse
Todo esto es cierto hasta cierto punto, pero, ¿cuál es ese punto? ¿Cuáles son esas
"ciertas circunstancias" a las que alude Buergel en las que la cocina puede llegar a
ser considerada arte? Parte de la razón del porqué la transformación de la cocina
en arte no tuvo lugar en Documenta es que la cocina de Adrià no estaba todavía
sujeta a la corriente de las mercancías y carreras profesionales constituidas por el
sistema del arte; en este sentido, es interesante observar en comparación que
Rirkrit Tiravanija cocina y sigue siendo reconocido como un artista, aunque en
realidad es sólo un cocinero promedio5. Lo extraordinario de su cocina no es en
sí su cocina, sino más bien la presentación del mismo Tiravanija como un artista
que cocina. Es importante distinguir entre la decisión artística para incluir una
actividad en una obra de arte y el poder curatorial para designar algo como arte o
como el arte a través de su inclusión en una exposición.
artístico, puede verse en la última Bienal de São Paulo. Considerando que, en una
especie de gran gesto autoral realizado como un comentario sobre la crisis de las
bienales, los curadores anunciaron, por primera vez, que toda la bienal iba a estar
desprovista de arte; el concepto cambió más adelante, probablemente cuando
este gesto se vio como algo que disuadía a los visitantes profesionales de asistir.
El vacío, entonces, fue parcial: sólo el segundo piso del edificio bienal Oscar
Niemeyer iba a permanecer vacío, mientras que la planta baja se convertiría en
una "plaza pública", "abriéndose a sí misma como el ágora de la tradición de la
polis griega, un espacio para reuniones, enfrentamientos y fricciones"6. Sin
embargo, cuando un grupo de artistas locales de graffiti decidió intervenir y
marcar la segunda planta, los curadores reaccionaron de una manera punitiva e
institucional, detuvieron a una mujer y luego testificaron en su contra en la corte,
llevándola a ser encarcelada con delincuentes comunes durante casi dos meses y
finalmente sentenciada a libertad condicional de cuatro años.
Otro ejemplo de esta tendencia es Curating degree zero archive, una exposición
itinerante de "investigación curatorial", diseñada como una especie de instalación
artística. Concebida por curadores, la exposición circula a través de una red de
instituciones de arte público, en gran parte dirigidas por curadores. La cuestión
no es si los curadores deben tener archivos o abrirlos a otros, o en qué medida
esto es interesante o no; más bien, la pregunta se refiere a si las personas a cargo
de la administración de exposiciones de arte debería estar usando los espacios y
los fondos disponibles para el arte para exponer sus propias listas de lecturas,
referencias y fuentes como una especie de obra de arte. Aún más absurdo es el
hecho de que la disolución de las obras de arte autorreferenciales [self-contained]
(autónomas) se cita como una justificación para suplantar por completo la labor
de los artistas en el museo, como se muestra en la página web de este proyecto
curatorial:
Los archivos se han convertido en una práctica cada vez más común en el mundo del arte
desde la década de 1960. Por un lado, hay archivos creados por artistas o coleccionistas,
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por el otro, en un desarrollo más reciente, los creados por los curadores, que buscaban
hacer sus materiales de colección accesibles y hacer públicos sus criterios de selección.
Ese deseo puede haber surgido de la disolución de la noción de la propia obra de arte
autorreferencial [self-contained] , que ha sido eclipsada por un objeto de arte contingente,
que hace necesaria una nueva forma de memoria cultural, y que siempre contiene una
nota de protesta y una crítica de las prácticas del museo7.
2. El trabajo
Para los artistas, las condiciones precarias de trabajo han sido una realidad en la
mayor parte de la historia del arte moderno y contemporáneo. Los artistas nunca
se han beneficiado de la clase de organización que muchos trabajadores de la
fábrica fordista o los trabajadores sindicalizados han conseguido, y cuyos
mejores salarios, horas y condiciones de trabajo han aliviado su situación, incluso
en muchos campos no sindicalizados. Los artistas, en su calidad de artistas,
siempre han trabajado como productores independientes, en su mayoría sin
becas, salarios, pensiones, protección de desempleo o contratos.
embargo, es suficiente leer las cartas de Rodchenko para darse cuenta de que la
unión era más un problema que una solución: se trataba de un instrumento de un
Estado totalitario, la clase de ideología que en ese momento excluyó el tipo de
producción de Rodchenko8. En consecuencia, le fue imposible recibir una
pensión y murió en la pobreza. Mientras tanto, en el centro del llamado "mundo
libre", Mondrian también murió en la pobreza en Nueva York. Ni la estructura
ideológica proporciona mucha seguridad, incluso para los artistas más
destacados.
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Para responder a esta pregunta: sí, hay grandes riesgos para los artistas. Como
artista, ¿cómo exactamente decir que no al curador que lo invitó a participar en
una exposición, pero parece que quiere crédito como colaborador o coautor,
cuando se arriesga a no ser invitado la próxima vez? Aunque con buenas
intenciones política y socialmente, en este tipo de enfoque se corre el riesgo de
hacer una demanda [unsolicited claim] de co-autoría de las obras de los artistas
comisionados por el curador. Yo realmente no creo que muchos artistas sientan
que la colaboración con un curador es esencial para producir sentido. En mi
opinión, este tipo de demanda sería una intrusión muy desagradable e
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injustificada, sobre todo si se tiene en cuenta que la figura que reclama esta parte
de la autoría no es un montajista [art installer] mal pagado o un investigador
practicante [intern researcher], sino alguien con el poder para incluir, comisionar
, o excluir obras de arte.
Del mismo modo, me parece que también hay que tener mucho cuidado evitar
asignar cualquier tipo de capacidad meta-artística de la práctica curatorial. Si
bien las medidas adoptadas en esta dirección han sido a menudo hechas con
buenas intenciones, invocando la expansión de una categoría más general de
"práctica cultural", que sin embargo lleva consigo el peligro de dar credibilidad a
algo así como una potencial colonización de la práctica artística por el mundo
académico y una nueva clase de gestores culturales. Si de hecho se espera que el
artista cuestione lo social, lo económico, lo cultural y así sucesivamente, entonces
no hace falta decir que cuando un curador sustituye la capacidad del artista como
crítico social, abandona la función crítica que encarna el papel del artista y
reduce la empresa del arte.
Si va a haber arte crítico, el papel del artista como un agente soberano debe
mantenerse. Por soberanía quiero decir simplemente ciertas condiciones de
producción en que los artistas son capaces de determinar la dirección de su
trabajo, su materia y forma, y las metodologías que utiliza, en lugar de ser
dictadas por las instituciones, los críticos, los curadores, los académicos, los
coleccionistas , los distribuidores, el público, y así sucesivamente. Si bien ahora
esto puede darse por sentado, históricamente la posibilidad de la libre
determinación artística ha sido, literalmente, fuertemente luchada y difícilmente
obtenida de la Iglesia, la aristocracia, el gusto del público, y así sucesivamente.
En mi opinión, esta soberanía está en el centro mismo de lo que realmente se
entiende como arte en estos días: un elemento irreductible considerado como "La
libertad del arte".
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Por otro lado, hay toda una historia de artistas haciendo uso de determinados
aspectos del trabajo curatorial y organizacional en su práctica asumiendo el papel
del curador. En este momento esto ha sido una respuesta a la insuficiencia de las
instituciones existentes, su hostilidad ante los artistas, o su total ausencia,
provocando la creación de muchos espacios gestionados por artistas desde la
década de 1970, o como una respuesta a un determinado tipo de emergencia, al
igual que ACT UP y Gran Fury. Como Group material, Martha Rosler y otros
artistas en la década de 1980 demostraron que la curaduría puede convertirse en
una parte de la práctica artística como puede serlo cualquier forma o actividad
social. Por ejemplo, If you lived here de Martha Rosler comenzó como una
respuesta inmediata a la falta de apoyo institucional para una exposición a la que
fue invitada a realizar en el Dia center for the arts. Rosler pensó que la mejor
manera de hacer algo allí era posicionándose como curadora/organizadora -una
especie de empresa unipersonal [one-person institution], en lugar de artista-.
Esto dio lugar a un proyecto que comprende varias exposiciones sobre vivienda y
desamparo [Housing and homelessness] con la participación de numerosos
artistas, arquitectos, activistas y grupos comunitarios, que luego resultó ser una
obra seminal que influyó a varias generaciones de artistas como Rirkrit
Tiravanija, Verde Renée, Liam Gillick, Jeanne Van Heeswijk, Marion von Osten, y
muchos otros.
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Creo que el compromiso de los artistas con una variedad de formas y prácticas
sociales, que normalmente no se consideran parte del vocabulario del arte, sirven
para abrir su espacio y otorgarle unas mayores posibilidades empresariales,
curatoriales e institucionales, para recontextualizar sus propias actividades como
artísticas -o generalizar el arte en una forma de producción cultural-, tiene un
efecto contrario: reduce el tamaño del espacio artístico y reduce la empresa de los
artistas.
Un artista puede aspirar a una cierta soberanía, que hoy implica que además de
producir arte, también tiene que producir las condiciones que permitan a esa
producción, sus canales de circulación. En algunos casos la producción de estas
condiciones puede llegar a ser tan importante para la producción de la obra que
asume la forma de la obra misma. Esto no debe confundirse con el trabajo que
hacen los curadores. Como artista, yo no trataría de proponer una solución para
los curadores, ellos mismos deben establecer formas de pensar y de trabajar que
no socaven la soberanía de los artistas.
1―Cultures of the Curatorial,‖ Academy of Visual Arts Leipzig, January 22–24, 2010. The
press release is available on the Academy’s website, →.
2 While I agree in principle with the description of ―the Curatorial‖ as it has been
articulated by Irit Rogoff and practiced by such figures as Maria Lind—insofar as that
curatorial methodology and knowledge is not limited to exhibition-making only, and can
be productively applied to many different activities from book publishing to teaching—
my concern is with a rather large gap between theory and concrete power relations that
exists within the culture industry, and only grows due to misunderstandings.
3 As Manuel Borja-Villel commented, ―With all respect to Adrià, whom I consider to be an
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5 It is interesting to note that Adrià actually seems to understand this in a way, while
Buergel does not. Here is a statement Adrià gave to theGuardian: I feel like an intruder.
Artists all over battle all their lives to receive an invitation to display their work at
Documenta and now I, a cook, am asked to go along! So I worry. It’s not going to be a
dinner I am going to make and—while I do have some ideas—I am not sure yet quite
what I am going to do. I have met the organiser Roger Buergel who believes that to create
a new cooking technique is as complicated and challenging as painting a great picture.
He says that he sees the work we do as a new artistic discipline. He says that our work
shows cuisine should be a new art form. I am thrilled and honoured to be given the
chance to attempt this leap.
6 See press release at →.
7 See →.
8 See Aleksandr Rodchenko,Experiments for the Future: Diaries, Essays, Letters, and Other
Writings, ed. Ed. Alexander Levrentiev and Jamey Gambrell, trans. John E. Bowlt (New
York: Museum of Modern Art, 2005).
9 Michelle White and Nato Thompson, ―Curator as Producer,‖ Art Lies, no. 59 (Fall
2008),See →.
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