Locura y Espiritismo Etiología Espírita
Locura y Espiritismo Etiología Espírita
Locura y Espiritismo Etiología Espírita
Elizabeth N. Moreno
Juan M. Corbetta
Instituto de Investigaciones Históricas – Presidencia de la Nación Argentina
Resumen: En este artículo, los autores abordan las concepciones espiritistas de salud y
enfermedad, centrándose en la etiología de los desórdenes mentales. Se indaga la teoría
de constitución del ser humano propia del espiritismo y su relación con el padecimiento.
Se analiza el rol de conceptos tales como “periespíritu” y “reencarnación” y su
influencia en la vida actual del paciente. A partir de la idea de “obsesión” como
patología producto del intercambio de los encarnados con los espíritus, se indagan las
técnicas y terapéuticas utilizadas para lograr la cura o sanación, y se ejemplifican en
base al material de entrevistas y el trabajo de campo. Se hace hincapié en las prácticas
de carácter integral del movimiento kardeciano que incorporan como dimensión de lo
humano la espiritualidad, pero con una interpretación diferente a la sostenida por la
llamada “biomedicina”.
Summary: In this article, the authors address the spiritualist conceptions of health and
disease, focusing on the etiology of mental disorders. The spiritualist theory of human
constitution and its relation to the condition is investigated. The role of concepts such as
"etheric body" and "reincarnation" and its influence on the current life of the patient is
analyzed. From the idea of "obsession" as pathology exchange product embodied the
spirits, and therapeutic techniques used to achieve healing cure or investigate, and
exemplified material based on interviews and fieldwork. The emphasis is on practical
comprehensive nature of Kardecian movement incorporated the human dimension of
spirituality, but with a different interpretation sustained by the "biomedicine".
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Introducción
Hay pocos temas que ejerzan una atracción tan universal como lo es la salud y su
relación con el dolor y la curación. Los padecimientos y los daños a la salud constituyen
algunos de los hechos más frecuentes, continuos y en ocasiones inevitables que afectan
la vida de los individuos. Son parte de la realidad cotidiana de los conjuntos sociales, e
igualmente, uno de los principales ejes de construcción de significados colectivos.
Enfermar, morir, atender la enfermedad y la muerte, deben ser pensados como procesos
estructurales en todo sistema y en todo conjunto social; en consecuencia, dichos
sistemas y conjuntos sociales no sólo generarán representaciones y prácticas, sino que
estructurarán un saber para enfrentar, convivir, solucionar y si es posible erradicar los
padecimientos (Menéndez, 1994). Generalmente, los sujetos en los diversos sistemas
culturales construyen estrategias y despliegan una variedad de artilugios simbólicos para
afrontar y/o eludir los peligros de aquellas experiencias que puedan sobrepasar los
umbrales que cada cual pueda tolerar en el nivel físico, sociocultural, mental y
espiritual.
El espiritismo kardecista busca ofrecer un amplio panorama filosófico – científico
– moral no solo en lo que respecta a la salud y la enfermedad, sino también en la
interpretación de la vida humana. En relación a esto último, sobrepasa los límites de la
definición materialista o del espiritualismo de las religiones, explicando la dimensión
espiritual como un factor natural y no sobrenatural, e incorporando al espíritu y a cuanto
a él atañe al proceso de evolución del todo, en concordancia con las leyes naturales.
Siguiendo a Kardec (2009):
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y subyugan, por lo general, para saldar deudas de otras vidas pasadas (Gatto, 1961).
Siguiendo al orador espírita Divaldo Pereira Franco, la obsesión corresponde a una
grave “parasitosis del alma”, que afecta la mente, la emoción y hasta el cuerpo del
paciente, y es sumamente complejo lograr captarla con facilidad, ya que se ubica en lo
más profundo del ser, en los campos energéticos5 que se comunican con los delicados
tejidos del córtex cerebral (Pereira Franco, 2008, p. 102).
Para el kardecista, se presentan diversos grados de obsesión que van desde las más
sutiles hasta aquellas tan perjudiciales que logran controlar tanto la mente como el
cuerpo del obsesado. Así, encontramos la “obsesión simple”, que corresponde a
influencias espirituales sutiles que se manifiestan como irritación, malhumor en la vida
cotidiana, generando pensamientos negativos en la persona. Luego encontramos la
“fascinación”, que es la ilusión producida por la acción directa del espíritu sobre el
pensamiento del sujeto y que de algún modo, paraliza su juicio. Influye en el ego de la
persona, la cual llega a creer que todo lo que recibe de afuera es propio. Y por último y
la más perniciosa, la “subyugación”, que puede ser moral y/o corporal. Domina
completamente la voluntad del que la sufre, haciéndole víctima de sus manejos. Es
cuando se produce el imperio del espíritu obsesor sobre la mente del dominado,
obligándole hasta realizar movimientos incontrolados.
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punto, donde se marca la gran diferencia con la ciencia médica. Lo que caracteriza a
este tipo de terapéuticas, es sobre todo la estrecha correspondencia de la cuestión del
cómo etiológico-terapéutico (Laplantine, 1999) y la preocupación acerca del por qué en
consideración a la subjetividad del enfermo. Efectivamente, aquellas cuestiones
relacionadas al “por qué a mí”, son las que mayormente serán abordadas en este tipo de
disciplinas.
Siguiendo a César Bogo (1959), la psiquiatría suele preguntarse cuándo y cómo
comienza a manifestarse la personalidad psicótica y llega a conformar un cuadro más
grave. La respuesta espirita es que la mayoría de esos problemas no comienzan en la
vida presente del sujeto, sino que son una secuencia de una vida anterior (casi todas las
veces). Problemas que deben ser reparados en su origen, cuando por ejemplo, la causa
es otro espíritu incidiendo en la persona. Si no, la cura no tendría efecto. Vemos que
mientras la ciencia médica generalmente se basa en los síntomas y el tratamiento de la
enfermedad una vez que ésta se manifestó, las terapias espiritistas aportan una respuesta
integral al padecimiento tomando no sólo con el componente orgánico, sino
relacionando lo espiritual con lo social y lo psicológico:
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curación o ayuda, son protagonizadas por las personas vivas o “encarnadas”, pero nunca
se hallan desligadas del influjo del mundo de los “desencarnados” o mundo de los
espíritus, quienes actúan aún si no ha sido solicitada su intervención. Una particularidad
fundamental radica en el hecho de que el mundo espiritual participa activamente de las
prácticas, son benefactores y a la vez beneficiados por las actividades de los encarnados.
Vemos que en el espiritismo, al igual que ocurre con otros sistemas terapéuticos
alternativos que toman en consideración la idea holística de hombre (mente-cuerpo-
espíritu), a pesar de trabajar en gran parte sobre el cuerpo, por ejemplo a través de los
pases y la ingesta de agua fluidificada, se va más allá de lo corporal, debido a que la
enfermedad no reside necesariamente en la materialidad del individuo, como acabamos
de explicitar en el ritual de desobsesión. Es por esto que las “terapias del pensamiento”,
“terapias de las palabras” son tan importantes. Dichas “irradiaciones” del pensamiento,
forman una potencialidad flluídica de tal naturaleza que para los creyentes, inundan el
plano espiritual y ayudan a restablecer el equilibrio de las fuerzas vitales.
Es así queel ejercicio de la mediumnidad en este tipo de tecnologías terapéuticas
es crucial, dado que puede considerarse un aporte a la medicina oficial en lo que se
refiere a la salud y enfermedad, así como en los diagnósticos y tratamientos a ser
administrados. La práctica mediúmnica que convoca encarnados y desencarnados, no
puede contentarse sólo con su ejercicio, también es menester el riguroso estudio
doctrinario (kardecista) primero y luego su aplicación. Estos conocimientos elevarán al
médium, lo perfeccionarán y por consiguiente darán un paso significativo en el proceso
de evolución.
Otro ejemplo que muestra la diferencia de diagnósticos que sostienen los
espiritistas en relación a los de la ciencia médica o psiquiatría, es el de “LA” de la
Asociación Luz del Porvenir. Aquí, el entrevistado nos comenta que llegó a dicha
sociedad a partir de padecimientos corporales y psicológicos que no podía resolver a
través la medicina:
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y de las pruebas y expiaciones por las que se debe atravesar para lograr la plenitud. La
enfermedad y su tratamiento toman en consideración, no sólo el presente de la persona
sino, y fundamentalmente, lo pretérito (vidas pasadas) y lo futuro como aspectos
relevantes y responsables del padecimiento.
Consideraciones finales
Hemos desarrollado a lo largo del trabajo los conceptos propios del espiritismo
kardeciano en lo que respecta a la concepción de la salud, la enfermedad y la sanación,
haciendo foco en los desórdenes mentales y las técnicas terapéuticas particulares
utilizadas para su tratamiento.
Cabe destacar que en la actualidad los tratamientos espíritas son
“complementarios” y no suplen el tratamiento médico, por lo menos desde las
manifestaciones explícitas de los creyentes. Incluso se recomienda siempre la consulta a
un terapeuta, médico general o especializado para tratar las dolencias de carácter físico
previo a todo tratamiento espírita. Sin embargo en algunos grupos de carácter familiar10,
la comunicación con el mundo espiritual muchas veces señala el error humano (del
médico tradicional por ejemplo) y propone cambios, sustituciones e incluso suspensión
de la terapéutica convencional o de la medicación, basados en el estatuto de verdad que
tienen las comunicaciones mediúmnicas.
Estas acciones se inscriben y sostienen en la concepción holística del ser humano,
que incluye dimensiones como lo espiritual y periespiritual que la biomedicina no
contempla.
En lo que respecta a las terapias de carácter psicológico, sin dudas la existencia
del periespíritu como fuente “inconsciente” de recuerdos no sólo de esta vida sino de
vidas anteriores, constituye un elemento interesante que nos remite a las llamadas TVP
(terapias de vidas pasadas), aceptadas ampliamente en la comunidad kardeciana, y a las
que no necesitan recurrir, al tener prácticas específicas para su abordaje como la
desobsesion. Y también conexiones con las terapias psicoanalíticas, cuyas teorías fueron
aceptadas por los espíritas en los inicios del movimiento freudiano, pero que luego
fueron rechazadas al incorporar el inconsciente freudiano sólo vivencias de una única
vida en este mundo, siendo el periespíritu en todo caso superador y más abarcativo.
El objetivo de todo tratamiento espírita es fundamentalmente y ante todo el
cambio moral, basado en el ejercicio de la caridad y el amor al prójimo. Retomamos
aquí nuestra conceptualización de prójimo ampliado (Moreno y Corbetta, 2014), en
donde este ejercicio de caridad y amor debe practicarse tanto para los seres vivos
(encarnados) como para los espíritus (desencarnados). La sanación espírita nunca es
individual, y es holística no sólo porque involucra al cuerpo, mente y espíritu, sino
porque en la búsqueda de evolución moral y espiritual, todo tratamiento, oración,
elevación de pensamiento, plegaria, fluidificación odesobsesión repercute en todos los
seres que existen en esa pluralidad de mundos habitados que propone Allan Kardec.
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Bibliografía:
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las prácticas de la Escuela Científica Basilio de Buenos Aires, ScriptaEthnologica, Buenos
Aires, Vol. XXIX,109-119, 2007.
BIANCHI, Susana, Los espiritistas argentinos (1880–1900). Religión, ciencia y política. En:
Santamaría Daniel et. Al., Ocultismo y espiritismo en Argentina. Buenos Aires, Centro Editor
de América Latina, 1992.
BOGO, César,El espiritismo ante la psiquiatría, Grupo Experimental Espírita Ignacio Ferreira,
Buenos Aires, 1959.
KARDEC, Allan,El libro de los espíritus, Brasilia, Ed. Consejo Espírita Internacional,2009
[1857].
KARDEC, Allan,El libro de los médiums, Brasilia, Ed. Consejo Espírita Internacional,2010
[1861].
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RUIZ DÍAZ, Alejandro, Conferencia. Transcripción, Revista Constancia, Año 127, Nº 3204,
2004.
Fuentes:
Revista Constancia:
N° 3202; 3203. Año 2003
Nº 3204. Año 2004
Nº 3222. Año 2013
Revista La Idea:
Nº 604. Año 1996
Nº609. Año 1999
Nº 612. Año 2001
Nº 627. Año 2007
Nº 632. Año 2009
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Notas
1
Para mayor información ver: Moreno, E; Corbetta, JM. 2014. “Etiología de las enfermedades y prácticas
orientadas a una salud integral en el Espiritismo Kardecismo en la Argentina”. En: Mitológicas (En
Línea) XXIX. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=14632745004. ISSN 0326-5676.
2
Siguiendo a Idoyaga Molina y Luxardo (2005) concebimos la “medicina convencional”, “biomedicina”
o “ciencia médica” como la medicina académica, convencional y científica tal como la conocemos. Es la
ciencia que permite comprender los procesos de curación corporal y provee los estímulos necesarios,
quirúrgicos y químicos, que determinan que estas curaciones sean más probables. En parte, el gran
alcance de la disciplina en la promoción de la salud trajo como resultado su posición preeminente en el
mundo occidental. No obstante, la implicancia más importante, en el marco de la ciencia médica, fue la
división del paciente en diferentes partes, es decir, el tratar como diferenciados el cuerpo y la mente
(Laplantine, 1999; Ramírez, 2008).
3
Dice Kardec: “Con todo, como también se sabe, entre la metempsicosis de los antiguos y la doctrina
moderna de la reencarnación existe una gran diferencia, pues los Espíritus rechazan del modo más
terminante la transmigración del alma del hombre hacia el cuerpo de los animales, y viceversa”. (Kardec,
2009, 202)
4
Se denomina “principio vital” a la base de la vida material y orgánica, sea cual fuera su origen. Este
principio es común a todos los seres vivientes, desde las plantas hasta el hombre (Kardec, 2009).
5
Lleva el periespíritu, en su estructura, un componente de centros de fuerza bien específicos, conocidos
como centros vitales, y descripto a través de la teosofía como chacras. Según la doctrina espírita, existen
siete centros principales, destacándose el centro coronario, en lo alto de la cabeza, como orientador de los
demás, en una verdadera cadena de funcionalidad, influenciando las zonas físicas que les corresponden.
Le sigue así, el centro cerebral, al lado del coronario, el centro laríngeo, a la altura del cuello, el centro
cardíaco correspondiente a la región del corazón, el centro esplénico, a la altura del bazo, el centro
gástrico en la región estomacal y el centro genésico en correspondencia con los órganos sexuales. La
principal función de estos centros es la de canalizar las energías del espíritu, tras la adaptación vibratoria,
en los campos materiales.
6
Siguiendo a Pablo Wright (2008), el sentido “tecnologías del ser” es adaptado al que le dio Foucault
(1988) a las tecnologías del yo en Occidente. Ya que la idea de Ser es más amplia que la del Yo.
Tomando en consideración procesos individuales como sociales, para comprender el modo en que los
grupos (en este caso socio-religioso) moldean los cuerpos y las almas de sus integrantes a través de una
puesta en práctica de diversas tecnologías.
7
En trabajos anteriores ya hemos mencionado la importancia de los pases y de la ingesta del agua
fluidificada como parte de los tratamientos de sanación en el espiritismo. Los pases corresponden a las
denominadas fluido terapias (Shulte, 2013) son los tratamientos naturales (a través de movimientos con
las manos) que usan la energía propia de los seres para armonizar, sanar y equilibrar nuestro cuerpo físico
y, especialmente, nuestro periespíritu (doble etérico) y nuestro Espíritu. El agua magnetizada o
fluidificada es una práctica muy antigua, cuyo más conocido representante fue Francisco “Pancho” Sierra.
Su ingesta tiene relación directa con la sanación en los distintos niveles (mental, espiritual o físico).
8
La misma realiza este tipo de sesiones una vez por semana.
9
La irradiación es definida como un tratamiento espiritual de asistencia a distancia. Es la transmisión de
fluidos espirituales sanadores. Las irradiaciones pueden ser mentales o sentimentales.
10
Grupos conformados por personas que tienen vínculos de sangre y que conforman “sociedades”
espiritistas de carácter informal.
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