Apoyo Psicológico para Pacientes Con Vih
Apoyo Psicológico para Pacientes Con Vih
Apoyo Psicológico para Pacientes Con Vih
El asesor debe ayudar al usuario a adaptarse a una situación según el resultado de la prueba de
laboratorio, hacer una incorporación cognitiva y emocional del diagnóstico y desarrollar un plan de
actividades acorde con una vida sana. En esta asesoría se deben considerar dos posibilidades:
cuando el resultado de la prueba es negativo y cuando es positivo.
Se pide a la persona que exprese si tiene alguna duda de la sesión anterior. Cuando
se pregunta al usuario si mantiene alguna duda sobre la información anterior,
precisando los puntos que sean necesarios y aclarando dudas, se puede conseguir una
disminución de la tensión emocional, aprovechando el impulso que da la ansiedad
para lograr una mejor entrega del resultado.
Independientemente del resultado de la prueba, es oportuno insistir en un cambio de
actitudes frente a las conductas sexuales y la sexualidad en general, insistiendo sobre
el uso correcto y continuado del condón, ya sea masculino o femenino.
4. Adecuación de la información con el resultado.
El asesor hará una introducción recordando el significado del resultado que vaya a
entregar, positivo o negativo. Incluir brevemente la explicación sobre los modos de
prevención de una infección o reinfección y los cuidados que se debe seguir en caso
de que su prueba sea positiva. Por las respuestas emocionales del usuario, se
observará si está preparado para recibir el resultado de la prueba.
5. Entrega del resultado:
Esto se basa en que posiblemente el usuario, en el curso de la asesoría pre-prueba, podía estar muy
tenso, siendo posible que parte de la información que se suministró no se fijara en la memoria.
1. Objetivos de la asesoría post-prueba con resultado negativo.
Esta asesoría cumple con los siguientes objetivos:
Dar el resultado.
Discutir el significado del resultado.
Buscar un cambio en las conductas de riesgo preexistentes.
Evitar que el usuario se infecte con posterioridad a la intervención.
Facultarlo para que se proteja y que ayude a otros a protegerse.
Reforzar aquellas conductas que le han mantenido libre de infecciones.
2. Acciones a realizar en la asesoría post-prueba con resultado negativo.
La importancia de la asesoría cuando se entrega un resultado negativo recae en que a
través de la misma se deben realizar las siguientes acciones:
Verificar lo que el usuario entiende por este resultado y trabajar la falsa
sensación de seguridad que se tiene cuando se recibe un resultado negativo.
Si es necesario, hablar y trabajar la importancia sobre pruebas alternas y
sucesivas.
También es importante mencionar que su resultado negativo no siempre
significa que no esté infectado, ya que aún puede encontrarse en el período
de ventana y la prueba aplicada no ha sido capaz de detectar la presencia de
anticuerpos del VIH en la sangre.
En estos casos es recomendable repetirse la prueba a los tres meses. Un resultado
negativo en su prueba tampoco significa que la pareja sexual no esté infectada.
Reforzar nueva y completamente la información sobre relaciones sexuales
seguras.
Hacer ver al usuario que, de seguir manteniendo comportamientos
riesgosos, podría infectarse por el VIH u otra infección, por lo que es
conveniente que se plantee modificar aquellos comportamientos que lo
expongan al riesgo de infectarse.
Tomar conciencia de lo que podría llegar hacer una infección por VIH y
reflexionar sobre lo que es una seroconversión.
Conocer los medios de transmisión y de prevención de este virus.
Recomendar al usuario tomar medidas preventivas, con énfasis en el uso
del condón, masculino o femenino, para que asuma una sexualidad
responsable y se informe cuando sea necesario.
Es conveniente insistir en que un resultado negativo no significa que sea
inmune al VIH, y por lo tanto debe evitar conductas de riesgo. Del mismo
modo, se le puede plantear el compromiso de transmitir a otras personas la
información recibida.
Durante una entrega de resultado negativo, es de importancia garantizar que
la comprensión de la información permita establecer un compromiso con
respecto a la prevención.
Es conveniente aprovechar el momento para entregarle material
informativo y educativo sobre prevención de las ITS/VIH y los derechos de
las personas con VIH, así como dejar abiertas las puertas de la institución
para visitas posteriores.
Finalmente, se debe concluir la sesión haciendo arreglos para la próxima cita (si es
necesario) y con una despedida cordial. El asesor igualmente, debe documentar lo
ocurrido durante la sesión, recordando que se trata de información confidencial.
Entregar un resultado positivo no es fácil, es posible que el asesor trate de presentarlo con rodeos
para hacerlo aceptable. Sin embargo, suele ser inaceptable para el usuario, de manera que no existe
la forma de convertirlo en “aceptable”; si se trata de presentarlo así, el usuario puede concluir que
si el terapeuta no puede enfrentarlo y, si es así, ¿cómo hará él? Por lo tanto, el resultado se debe dar
claramente, sin rodeos, pero sin brusquedad:
1. Objetivos de la asesoría post-prueba, con resultado positivo. Esta asesoría
responde a los siguientes objetivos de trabajo:
Dar el resultado.
Orientar a la persona en el manejo de su seropositividad (ayudar al usuario
a adaptarse a su nueva situación).
Permitirle expresar sus sentimientos.
Hacer frente a la posible crisis.
Evaluar la necesidad de pruebas subsiguientes.
Promover cambios conductuales que eviten la transmisión del VIH.
Dejar establecido el vínculo entre el equipo de trabajo y las personas con
VIH.
2. Procedimiento para la entrega de un resultado positivo:
A continuación se sugiere el procedimiento y detalles a considerar para dar a conocer
al usuario el resultado positivo de una prueba de VIH.
a. Aspectos previos a la entrega:
Es preferible que al obtenerse el resultado, el trabajador de la salud
que ordenó la prueba de VIH o brindó la asesoría pre-prueba sea
quien dé la asesoría post-prueba. Sin embargo, si lo considera
necesario podrá buscar apoyo en otros miembros del equipo de salud
capacitados.
El asesor debe contar con el tiempo necesario para suministrar el
resultado. Hay que tener en cuenta que no es fácil estandarizar un
tiempo para esta intervención.
Para una mayor seguridad en el manejo de la situación, el asesor
podrá hacer uso de las informaciones obtenidas en la primera
entrevista, dado que estas le ofrecen un perfil sobre la personalidad
del usuario (angustia, indiferencia, confusión, miedo, agresividad,
etc.).
Establezca una buena comunicación con la persona con VIH.
Averigüe si tiene alguna pregunta con relación a la información
recibida durante la asesoría pre-prueba.
Deje que la persona señale el momento oportuno para revelar el
resultado.
b. La entrega del resultado:
Cuando se ha identificado el momento propicio, dé el resultado de la
prueba en un tono directo y neutral, desde una perspectiva afectiva,
sin prejuicios, no relacionando la sero-positividad con la muerte.
Demuestre su empatía con la persona con VIH.
Espere la respuesta del usuario antes de continuar.
Después de un período de ajuste preliminar, se le deberá dar a la
persona una explicación clara y verdadera de lo que la noticia
significa.
Permita a la persona ver el resultado.
Suministre información escrita sobre el VIH/sida.
Informe de grupos de apoyos existentes en el área.
En sesiones posteriores, la persona con VIH determinará el contenido de la
sesión. En caso que no lo haga, es importante abarcar temas como: las redes
de apoyo, la asistencia médica, el auto cuidado, las conductas sexuales
seguras, etc.
Ante esta realidad, el trabajo estará dirigido a modificar las ideas, preocupaciones o emociones
negativas por otras, positivas y útiles, que reduzcan la angustia de la persona con VIH.
ASESORÍA DE SEGUIMIENTO
Son aquellas sesiones que tienen lugar posteriormente a la asesoría en que se entrega un resultado
positivo. Los objetivos de esta asesoría son:
Crear un medio de comunicación libre de crítica.
Afrontar las dificultades que se vayan presentando.
En caso de recibir el usuario la terapia antirretroviral, asegurar la adherencia al
tratamiento, seguimiento médico y estilo de vida saludable.
Explorar los miedos que puedan surgir por el tratamiento. Como inicio de una etapa
nueva de su vida, el miedo puede aparecer y es importante identificarlo y
normalizarlo.
Los pacientes que ingresan en ella debido a que se encuentran en una situación crítica que puede
llegar a suponer un riesgo vital, permanecen continuamente monitorizados con el objetivo de
conocer en todo momento su estado y poder actuar rápidamente en las situaciones que así lo
requieran. De ello se encargan los diversos profesionales sanitarios que componen el personal de
una UCI: Médicos Especialistas en Anestesia o en Cuidados Intensivos, Enfermería, Auxiliares de
enfermería y Sanitarios o Celadores.
Además, existe una comunicación continua entre los responsables de la UCI y el resto de servicios
del hospital, ya que los pacientes requieren, además del mantenimiento global de su estado, la
intervención de distintos especialistas provenientes de otros servicios (traumatología, neurología,
nefrología, neumología,…)
Además, se ha evidenciado que las vivencias experimentadas por los pacientes durante su estancia
en la UCI pueden exacerbar los sentimientos de ansiedad producidos por la intervención y,
consecuentemente, disparar las anomalías psicológicas conocidas como “síndrome de cuidados
intensivos” (Scott, 2004), cuyos síntomas consisten en una fluctuación de los niveles de conciencia,
pobre orientación, ilusiones y alucinaciones, anomalías en el comportamiento que incluyen
agresión, pasividad y negativismo y alteraciones de la memoria (Hewitt, 2002; Hughes et al, 2005),
los cuales pueden llegar a incrementar la duración de la estancia hospitalaria.
Los mecanismos patogénicos del síndrome/delirio UCI todavía no se comprenden bien y continúa
siendo un problema controvertido. Sin embargo, el desarrollo del síndrome parece depender de una
compleja interacción entre los problemas psicológicos previos de los pacientes, el trauma
psicológico infligido por la enfermedad, el estrés inducido por el ambiente, y el tratamiento y
cuidado de la UCI.
Entre los estresores más habituales, el dolor es considerado el principal estresor, seguido de la
dificultad para descansar y los sistemas de intubación, lo cual limita la comunicación y la capacidad
de comer, y añade estrés a las privaciones ya experimentadas por los pacientes. La percepción de
pérdida de control es otro de los estresores relevantes.
Esta falta de independencia puede generar angustia y sensación de desamparo, y podría ser
considerada la principal causa de inestabilidad psicológica en este contexto. Por último cabe reseñar
que los pacientes refieren que entre los estresores más importantes se encuentra la percepción de
pérdida del estado natural de libertad de movimiento. Otros autores han identificado la falta de
información como un estresor importante dentro de este contexto.
Muchos pacientes consideran que no están recibiendo explicaciones sobre el tratamiento y no saber
qué va a pasar se convierte en un estresor, por lo que los autores consideran que cuando los
pacientes se encuentran conscientes y bien adaptados prefieren conocer y participar en todas las
decisiones del equipo médico.
Resumiendo, las intervenciones deben ir dirigidas hacia el alivio del dolor de los pacientes y la
promoción de una atmósfera en la que sea posible el descanso, con menos luces, ruido y las
menores interrupciones posibles.
Respecto a la falta de control de sí mismo, consideran que se debe ofrecer asistencia psicológica a
los pacientes, así como una mayor cantidad de información sobre el tratamiento por parte de un
equipo multidisciplinar, que les permita participar y sentirse involucrados en el proceso.
Por último, no debemos olvidar, en este contexto, la importancia de valorar a los familiares y
amigos de los pacientes como un recurso en la prevención de estas alteraciones, ya que pueden
ayudar a mantener la orientación de los mismos durante su estancia en la UCI. No obstante,
también pueden verse afectados por la situación, por lo que sería conveniente realizar una
valoración de sus necesidades y alteraciones psicológicas con el objetivo de proporcionarles un
apoyo adecuado que les permita ofrecer este tipo ayuda a los pacientes.
La situación que vive el paciente ingresado en una UCI, hace evidente la necesidad de la
implementación de programas de atención psicológica destinados a la atención integral del paciente
crítico, lo cual incluye también la asistencia a sus familiares o cuidadores primarios, durante el
periodo crítico de la enfermedad que motiva su ingreso en una unidad de cuidados intensivos, así
como durante el posterior proceso de recuperación.
En el caso de estos pacientes programados, el ingreso hospitalario tiene lugar con anterioridad a la
intervención quirúrgica, siendo positivo que tengan la oportunidad de expresar sus dudas acerca de
los pasos que se van a seguir, antes de que se realice la misma, lo cual se verá facilitado en base a
la relación empática establecida previamente con el profesional en atención psicológica.
Además, también será positivo para los cuidadores primarios que se les informe de ciertas
cuestiones que les permitan situarse y tener cierta sensación de control, como duración estimada
aproximada de la intervención, si recibirán información por parte del equipo de cirugía al finalizar
la misma, ubicación de la UCI dentro del hospital, si recibirán información del responsable de la
unidad tras el ingreso y estabilización del paciente, etc.
En este momento en que los niveles de ansiedad suelen ser elevados debido a la preocupación
generada por la inminente intervención quirúrgica, será beneficioso tanto para el paciente como
para el cuidador primario un entrenamiento en técnicas de relajación junto con la práctica de la
respiración diafragmática, ya que estos ejercicios no requieren un elevado grado de concentración,
que puede resultar difícil de conseguir en esta situación.
Tras la práctica de estos ejercicios, se recomendará al cuidador primario que los ponga en práctica
durante el tiempo de espera de la intervención. Mediante la información recopilada acerca del perfil
del paciente y el cuidador primario, la valoración de sus necesidades, grado de comprensión, etc., se
podrá realizar un informe que ayude al equipo de profesionales de la UCI a enfocar la información
que les irán proporcionando posteriormente.
A. Ingreso Programado:
En este período se llevará a cabo una intervención con los cuidadores destinada a favorecer la
reducción de sus niveles de distrés emocional (ansiedad, preocupación, desesperanza, confusión,
miedo, ira,…) mediante técnicas psicológicas específicamente desarrolladas para la atención de
cada problema concreto, lo cual ayudaría a mejorar su capacidad de atención durante las visitas con
los anestesiólogos de guardia y facilitaría la relación entre ambos.
Esta intervención se focalizará en los problemas particulares manifestados por cada cuidador
primario, aunque su objetivo fundamental, mediante la aplicación de técnicas basadas en modelos
cognitivos de intervención se centraría en el establecimiento de unas expectativas adaptadas y
realistas sobre la situación, para lo que será necesario detectar creencias irracionales, pensamientos
automáticos negativos, anticipaciones, etc. y promover una reestructuración cognitiva.
En el caso de pacientes muy graves en los que sea previsible su fallecimiento, se trabajará con sus
cuidadores primarios el duelo anticipado. En cuanto a los pacientes ingresados en estas unidades,
cuando se encuentran conscientes, la intervención se centrará en favorecer la orientación tempo-
espacial, así como en el control de sus niveles de ansiedad, intentando focalizar su atención en su
proceso de recuperación.
En este caso, la intervención a nivel cognitivo se encontrará más limitada, dado que tanto el propio
estado del paciente, así como la medicación empleada en este tipo de unidades, tienden a dificultar
el procesamiento de la información debido a los niveles fluctuantes de conciencia que experimenta.
Es por ello, que dependiendo de la situación concreta de cada paciente, se implementarán técnicas
que requieran una menor elaboración cognitiva (relajación), o se llevará a cabo una intervención
psicológica más específica, en los casos en que sea posible, centrada en la atención de los posibles
trastornos adaptativos que puedan aparecer, con el objetivo de facilitar el ajuste del paciente a su
situación, para lo cual será necesaria la aplicación de técnicas de reestructuración cognitiva.
Alta de la UCI
El Alta de una Unidad de Cuidados Intensivos se da, fundamentalmente por dos razones. O por el
traslado a una sala hospitalaria, o por el desahucio del paciente. El traslado a una sala hospitalaria
puede percibirse, tanto por el paciente como por el cuidador primario, como un paso negativo
debido al abandono de un ambiente que, aunque agresivo, es considerado seguro, puesto que en él
se realiza un control más exhaustivo de la situación del paciente y se detectan con mayor rapidez las
posibles complicaciones que puedan aparecer. Por ello, en este caso el objetivo de la intervención
irá destinado a preparar al paciente y a su cuidador primario para el traslado, tratando de
focalizarles en los aspectos positivos del mismo (supone un paso positivo en el proceso de
recuperación dado que dejan de considerarse necesarias las medidas de control continuo empleadas
en esta unidad, permite a los cuidadores permanecer con el paciente en la sala, se reduce el riesgo
de contraer infecciones propias de este tipo de ambiente, etc.).
Así mismo, será de gran importancia que en el momento del alta de la unidad se proporcione una
información acerca de las características de la sala a la que va a ser trasladado, la evolución
previsible del paciente en la sala, qué problemas podrían aparecer y qué tendrían que hacer en tal
caso, etc. De este modo se potenciaría la implicación de pacientes y cuidadores en el proceso de
recuperación.
En el caso del desahucio del paciente, cabría remarcar la importancia de mantener a los cuidadores
primarios adecuadamente informados acerca del previsible mal pronóstico del paciente (en los casos
en que es posible anticiparlo), y asegurarse de que lo han comprendido, pues ello, como se ha
comentado anteriormente, facilitará la posterior elaboración del duelo.
En los casos en que haya sido posible, ya se habrá comenzado a trabajar en este momento el duelo
anticipando de los cuidadores primarios, quienes recibirán durante todo el proceso el apoyo
psicológico necesario y realizando un seguimiento del mismo en sus diferentes fases.
Así mismo, al igual que es beneficioso preparar a pacientes y cuidadores para el traslado a la sala,
también lo será prepararles para el alta hospitalaria y la vuelta a casa, para lo cual, vuelve a resultar
esencial la información, que en este momento se encontrará más relacionada con cuestiones acerca
de las actividades que se pueden y no se pueden hacer, qué pautas de alimentación son
recomendables, de qué modo puede intervenir el cuidador primario para facilitar el proceso,
posibles complicaciones que pueden aparecer, qué aspectos hay que valorar para considerar que una
complicación precisa una asistencia al hospital para el control de la misma, etc.
Además, se realizará una evaluación de las estrategias y recursos disponibles en su ambiente con el
objetivo de detectar aquellos factores que pudieran obstaculizar o dificultar la progresiva adaptación
al entorno habitual y proporcionar el apoyo más adecuado a cada situación.
Investigue:
1- ¿Cuánto tiempo tarda en aparecer el sida en las personas infectadas con el VIH?
2- ¿Cuál es la infección oportunista que afecta con más frecuencia a las personas
infectadas con el VIH y puede causarles la muerte?
3- ¿Cómo se transmite la infección por VIH?
4- ¿En qué líquidos corporales se encuentra el VIH?
5- ¿Cuán pronto después de la exposición al virus se puede detectar la infección por
VIH?