Fiscalidad
Fiscalidad
Fiscalidad
Se demanda a la fiscalidad que en coherencia con los servicios públicos, corrija las
desigualdades que se producen como el resultado del funcionamiento del mercado de
bienes, servicios y factores productivos. Los ciudadanos apoyan el principio de capacidad
de pago para financiar la mayor parte de los servicios o, como mínimo, aquellos en los que
los beneficios derivados de los servicios públicos sean difícilmente individualizables.
Adicional se demanda del sistema fiscal que facilite el crecimiento estable y sostenido de la
economía, esto implica evitar las distorsiones de algunos tributos, garantizar la
productividad de los impuestos, y diseñar el sistema de modo que los estabilizadores
automáticos jueguen su papel de moderación de los ciclos y faciliten la salida de las crisis
económicas.
Se trata de objetivos que resultan contradictorios y de difícil ejecución, que han de contar
con respaldado mayoritario de la sociedad que, más allá de una visión sesgada y que insiste
en rebajar impuestos. Debe entender las razones del reparto de atribuciones entre el sector
público y privado en un país moderno y desarrollado. La realización efectiva de los
principios señalados exige que se disponga de recursos suficientes, es decir, un nivel de
presión fiscal que permita financiar adecuadamente los servicios y se distribuya según
criterios de justicia y eficiencia.
Con información suficiente, el primer paso debería ser contabilizar y analizar el coste real
de los servicios necesarios que hay que financiar, garantizando la cobertura para la
población y la calidad. Aunque se realizan esfuerzos para conocer la magnitud que hay que
financiar los resultados son todavía insuficientes, por esto no se puede disponer
mágicamente de una cifra para determinar la presión fiscal necesaria.
En el caso de los países nórdicos, los impuestos directos tienden a pesar algo más que los
indirectos, los niveles de presión fiscal en esos países son más elevados, por lo que puede
ser compatible que sus recaudaciones, tanto en materia de impuestos directos como de
indirectos, estén entre las más altas de la Unión. Mientras los países de más reciente
incorporación a la Unión Europea tienen estructuras muy fundamentadas en los impuestos
indirectos, en los anglosajones predominan los directos, en especial el que grava la renta
personal. Por lo que respecta a los países continentales y mediterráneos, las cotizaciones
sociales suelen constituir el principal grupo de ingresos.
Otras justificaciones, más cargadas de contenido ideológico, señalan que el dinero está
mejor en los bolsillos de los particulares o que la gestión de los administradores públicos
tiende a ser poco eficiente o totalmente ineficiente, rebajar los impuestos no tiene mucho
sentido, y sise realiza a cambio de recortar los servicios públicos se estaría violando
algunos de los principios básicos de los derechos de los ciudadanos.
Una segunda cuestión relacionada con lograr una mayor igualdad entre los ciudadanos es la
equidad ¿se puede corregir la desigualdad por medio de los instrumentos tributarios?, Los
trabajos realizados empíricamente parecen mostrar una pérdida en la capacidad de los
sistemas fiscales para hacer efectivo el principio de capacidad de pago a través de tributos
progresivos y conseguir la redistribución de los ingresos entre los ciudadanos como en
épocas pasadas. Estos trabajos parecen abocar a la inviabilidad en el sistema tributario,
sacrificar la progresividad a cambio de asegurar el aumento de los recursos con los que
financiar los gastos públicos.
El combate a la desigualdad exige la revisión de los premios que el mercado adjudica a los
agentes económicos, en una sociedad con tanta desigualdad, existen salarios tanto en el
sector publico como el privado sueldos superiores a los Q100,000.00 mensuales. Atkinson
en el libro mencionado detalla una lista de propuestas para revertir la tendencia a la
desigualdad, afirma que se debe de volver a una estructura de tiós impositivos mas
progresivos, hasta un tipo máximo del 65%.
Una estrategia adecuada para combatir el fraude fiscal es la educación ciudadana, además
podemos mencionar la extensión y profesionalización de la administración tributaria y el
reforzamiento del sistema sancionador. La lucha contra el fraude fiscal siempre es una de
las propuestas más importantes de los partidos políticos, pero no s avanza en este sentido
cuando llegan al poder.
BIBLIOGRAFIA