El Minotauro, Con Cortázar

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Borges y Cortázar

El minotauro se asoma dos veces


José Gordon

Es el año 1949 en Argentina aparecen dos una bestia. A la vez, juguetonamente, da El minotauro de Borges no tiene ins-
textos que tienen profundos contactos algunos indicios: tintos asesinos. Es un ser aislado e inocente
entre sí. Dentro de los relatos del Aleph, que ritualmente espera ser visitado. Enton-
Jorge Luis Borges presenta La casa de As- El hecho es que soy único. No me interesa ces corre alegremente al encuentro de los
terión. Por su parte, Julio Cortázar publica lo que un hombre pueda transmitir a otros hombres que entran a la casa. Uno tras
la primera obra que asumió como propia: hombres; como el filósofo, pienso que otro mueren. Asterión no es el culpable.
Los reyes. Sin ponerse de acuerdo, ambos nada es comunicable por el arte de la escri- Sus manos no están manchadas de sangre.
escritores proponen una versión del mito tura (...). Cierta impaciencia generosa no De hecho, se siente triste porque no tiene
del minotauro distinta a la que solemos ha consentido que yo aprendiera a leer. A con quién jugar. Sin decirlo de manera
tener. veces lo deploro porque las noches y los explícita, Borges nos da a entender que
El arquetipo del hombre con cabeza de días son largos. quienes han visto a Asterión han muerto,
toro visita las mentes de estos grandes narra- literalmente, de miedo.
dores, se asoma dos veces desde el fondo Borges nunca menciona la palabra labe- En las líneas finales del cuento se da la
del inconsciente colectivo para reivindicar rinto, pero nos habla de una casa en donde revelación del acertijo. Asterión espera a
su figura. Tradicionalmente, es considera- todas las partes están muchas veces, “cual- un redentor. Se pregunta sobre su aparien-
do una terrible criatura que pide el sacrifi- quier lugar es otro lugar”. En ese espacio, cia: “¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal
cio ritual de jóvenes que se internan en el Asterión se distrae corriendo por las galerías vez un toro con cara de hombre? ¿O será
laberinto en donde habita. La visión de de piedra hasta que mareado rueda por el como yo?”.
Borges es otra. En su relato disfraza al mi- suelo. Tiene un juego que nos recuerda lo La última posibilidad, por supuesto,
notauro con el nombre de Asterión. Lo que hacen los niños en soledad: se desdo- alude al hombre con cara de toro. Borges
hace hablar en primera persona. Con ello bla en otro yo al que le muestra las encru- remata con un cambio de voz narrativa
aleja la consideración de que se trata de cijadas y bifurcaciones de la casa. que plantea que el minotauro apenas se

Fresco del palacio de Cnosos

REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO | 107

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