Santo Toribio de Mogrovejo - SANTIAGO
Santo Toribio de Mogrovejo - SANTIAGO
Santo Toribio de Mogrovejo - SANTIAGO
En la primera evangelización del Perú tuvo importancia capital la labor pastoral de Santo
Toribio Alfonso de Mogrovejo, II Arzobispo de la Ciudad de los Reyes (Lima). Visitó su
extensa diócesis en tres memorables visitas pastorales, pueblo por pueblo donde, en el
tiempo señalado para realizar Sínodos y Concilios, los convocaba y realizaba en el lugar
donde se encontraba de Visita. Célebre y de gran fruto pastoral fue el III Concilio Límense
(1582). Convocó Tres Concilios y Trece Sínodos en: Yungay (1585), Chachapoyas (1586),
Yauyos (1588), Lima (1592), Piscobamba (1595), Huaras (1598). Las Actas de dos de ellos
(probablemente uno se celebraría en Lambayeque) se perdieron. Tenía gran cariño y afecto
con los pobres a quienes entregaba parte de su vajilla de plata, regalo del Rey Felipe II.
Repetía. “Oh pobre que me enriqueces, oh hambriento que me sacias…” hasta tal punto era
así de dadivoso que le dio, a un sacerdote muy pobre, la camisa de seda que llevaba puesta.
Dejó la Iglesia de su Diócesis organizada en Doctrinas (parroquias) con abundantes frutos
de vida cristiana. Trovador de la Señora. Bautizó a Santa Rosa de Lima, conoció a San
Martín de Porras y a San Juan Masías, San Francisco Solano, estrellas luminosas de la
santidad que, a los Extreinta años, aproximadamente, de la evangelización, brillaron con
luces propias en el cielo del Perú.
Los primeros contactos con Lambayeque lo realiza cuando desde el puerto de Paita (11 de
marzo de 1581) por tierra, atravesando el desierto de Sechura, entra al primer pueblo de su
diócesis: Jayanca. No es una visita pastoral en el sentido clásico del término sino el primer
contacto de la tierra y de su gente. Desde Zaña envía un poder y dos bulas papales
(Gregorio XIII) al Licenciado Antonio Gutiérrez de Ulloa, para que en su nombre tomara
posesión de su sede limeña.
El primer contacto con Lambayeque, se dio cuando pasaba de camino para su Sede de
Lima. La visita plena, la visita pastoral en sí al departamento actual de Lambayeque, tuvo
lugar en su 2a. Visita (1593 – 1598).
Desde la fugaz estadía en Trujillo, sube a Lambayeque (marzo 1594) donde visitará, una
tras otra, las doctrinas de: Íllimo, Túcume, Mochumí, Chiclayo (ciudad), Ferreñafe,
Reque, Monsefú, Eten. Las visitas a los pueblos constituían, además del aspecto religioso
y espiritual, un censo minucioso de sus moradores, número de confirmados, bautizados, el
estado de la fábrica, de las iglesias, hospitales, cabezas de ganado lanar y vacuno, obras
comunales… la situación en lo religioso y social son la falsilla donde se recogerán todos los
datos, sin dejar uno.
Santo Toribio escribe al rey una carta conmovedora ante la muerte de su madre. “De
Lambayeque llanos de la ciudad de Truxillo a 10 de marzo de 1594 años. Pocos días ha,
he recibido diez y seis cédulas de vuestra majestad….Y, como en los contentamientos y
alegrías de este mundo suelen muchas veces mezclarse dolores y trabajos y
persecuciones…tuve aviso de esta Corte de la muerte de mi madre, de que tuve el
sentimiento que la razón a ello me obliga…”
San Francisco de Chiclayo formaba parte del partido de Trujillo con 12 doctrinas además
de una conjunta en Mórrope – Pacora a cargo de clérigos que atendían Reque. Los
franciscanos llegan a Chiclayo y Eten en el año 1581. Tenía unos 700 indios según el
padrón de los sacerdotes que, varias veces, no coincidían con los de los encomenderos que
rebajan el número para no pagar los tributos. Sin embargo, no faltaron encomenderos
generosos y desprendidos. Uno de Chiclayo, dejó para el Hospital 1.500 a 2 mil pesos. Una
cantidad respetable.
San Martín de Reque. El diario anota: “Había mozos de 18 años para abajo, 578 y 128
mujeres de todas las edades y estados”. Mucho dice de la piedad de la gente, la siguiente
anotación: Un cacique mandó decir cada sábado una misa cantada en honor de la Virgen
María de limosna en cada un año y 100 fanegas de trigo. El cacique se llamaba Diego
Chimoy.
Monsefú (“Monzebú”) “Se dice cada sábado una misa de cofradía y en las festividades de
Nuestra Señora se dice otra misa cantada con sus vísperas, darse limosna de dos patacones
en cada una.
Santa Magdalena de Eten. Son pocos los datos ofrecidos en la Visita que realizó Santo
Toribio de Mogrovejo. Sabemos –nos dice Fernando de la Carrera, cura párroco de Eten,
testigo judicial del famoso suceso del “Niño del Milagro” (1649) y compilador de la
lengua Yunga (Mochic) (1614)- afirma: “Estos indios, pues, que dicho inca llevó de los
valles, desde aquellos a estos tiempos, conservan su lenguaje materno. Y aunque saben la
serrana, hablaban la suya más de ordinario que otra, y es forzoso que el cura que los
doctrina la sepa”
Santa Lucía de Ferreñafe. Pocos datos se conservan. El fenómeno del Niño, arrasó con
muchos papeles y documentos. Sin embargo se conserva una curiosa anécdota. Estando
Santo Toribio, se le presentó un español que le llevaba una pintura de Medoro. Al
entregársela a Santo Toribio, le manifestó que él había sido confirmado por su Señoría
en Ferreñafe siendo de corta edad.
1
Departamento de Ciencias de la Salud, Escuela de Medicina. Universidad Católica Santo
Toribio de Mogrovejo. Lambayeque, Chiclayo, Perú.
2
Estudiantes, Escuela de Medicina. Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo.
Lambayeque, Chiclayo, Perú.
Se realizó una búsqueda en internet en diversas bases de datos, como Google Académico,
PubMed y Scielo, haciendo uso de términos MeSH como 'limitation', 'publishing' y 'medical
student'. Se encontraron 15 artículos originales que tenían como denominador común el
reconocimiento de las principales limitaciones de los estudiantes de pregrado de medicina
para publicar sus investigaciones, las cuales se agruparon en dos categorías según el
elemento que formara parte del proceso de investigación: los institucionales u
organizacionales, dentro de los cuales destacaba la falta de asesoramiento y apoyo de la
universidad hacia los estudiantes, y los individuales o personales, donde destacaba la falta
de tiempo y el desinterés o falta de motivación por parte del estudiante, quien reconocía no
saber qué publicar ni cómo hacerlo [2,4,5].