(S) Concierto para Delinquir. Víctor Manuela Urbano. Niega Libertad Condicional. Confirma Fallo Condenatorio

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TRÁFICO DE ESTUPEFACIENTES

RADICACIÓN: 110016000000-2013-00675-04
PROCESADO: VÍCTOR MANUEL URBANO BARRERA
CONFIRMA
S.N°21

El siguiente es el documento presentado por el Magistrado Ponente que sirvió de base para proferir la providencia dentro del presente
proceso. El contenido total y fiel de la decisión debe ser verificado en la Secretaría de esta Sala.  

Providencia: Sentencia - 2ª instancia - 20 de abril de 2017


Proceso: Penal – Confirma sentencia condenatoria
Radicación Nro. : 110016000000-2013-00675-04
Procesados: VÍCTOR MANUEL URBANO BARRERA
Magistrado Sustanciador: JORGE ARTURO CASTAÑO DUQUE
Temas: CONCIERTO PARA DELINQUIR AGRAVADO. “Para la Sala, en consonancia con lo referido por
el a quo, lo que se aprecia es que las conductas enrostradas al señor URBANO BARRERA son de aquellas que mayor
conmoción causan en la sociedad, pues con las mismas se atenta contra la salud pública de la colectividad, en tanto el
flagelo del narcotráfico y por ende su consumo ha conllevado a que miles de individuos caigan en el abismo de la
drogadicción con las consecuencias nocivas que ello les genera a título personal y que igualmente perturba a todo el
conglomerado, con mayor razón cuando el tráfico de drogas traspasa nuestras fronteras, lo que afecta ostensiblemente
la integridad del país, situaciones éstas que parece no importarles a quienes hacen parte de esas organizaciones
criminales, en tanto la única finalidad que los mueve son los inmensos dividendos que puede dejarles dicha actividad
ilícita. Considera el Tribunal que no obstante que el señor VÍCTOR MANUEL haya superado las 3/5 partes de la pena
asignada, ello no es óbice para predicar, como así lo estimó el a quo, que debe purgar la totalidad de la condena en
tanto la valoración del aspecto subjetivo no le resulta positiva y por ende impide que acceda a ese beneficio, ello con
miras a la satisfacción de la función de prevención general, pues las conductas cometidas merecen el máximo reproche
social. (…) Por lo anterior, hay lugar a concluir que no se reúnen las exigencias legales para conceder el sustituto, en
tanto el sentenciado requiere tratamiento intramural de conformidad con los fines de la pena, específicamente el de
prevención general, y en consecuencia se confirmará el fallo de primer grado en lo atinente a la negativa de concederle
la libertad condicional al sentenciado.”.

REPÚBLICA DE COLOMBIA
PEREIRA-RISARALDA
RAMA JUDICIAL

TRIBUNAL SUPERIOR DE PEREIRA


SALA de decisión PENAL
Magistrado Ponente
JORGE ARTURO CASTAÑO DUQUE

Pereira, veinte (20) de abril de dos mil diecisiete (2017)

ACTA DE APROBACIÓN No 348


SEGUNDA INSTANCIA

Fecha y hora de lectura: Abril 27 de 2017. 9:15 a.m.


Acusados: Víctor Manuel Urbano Barrera
Cédula de ciudadanía: 6.910.032 de Pauna (Boy.)
Delito: Concierto para delinquir agravado con fines de
narcotráfico en concurso heterogéneo con
tráfico, fabricación o porte de estupefacientes
agravado, y tráfico de sustancias para el
procesamiento de narcóticos.
Víctima: La Salubridad Pública
Procedencia: Juzgado Primero Penal del Circuito
Especializado de Pereira (Rda.)
Asunto: Decide apelación interpuesta por la defensa
contra el fallo condenatorio fechado marzo 13
de 2016. SE CONFIRMA.

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PROCESADO: VÍCTOR MANUEL URBANO BARRERA
CONFIRMA
S.N°21

El Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pereira pronuncia la sentencia en los


siguientes términos:

1.- hechos Y precedentes

La situación fáctica jurídicamente relevante y la actuación procesal esencial


para la decisión a tomar, fue dada a conocer por la Fiscalía de la siguiente
manera:

1.1.- Con soporte en información recibida en agosto 17 de 2011 por el Agente


enlace de la Embajada Británica ANDY BONSEY, se conoce de una organización
criminal dedicada a la producción y transporte de clorhidrato de cocaína y
sustancias para procesar narcóticos primeramente con centro de operaciones
en Villavicencio, Puerto Boyacá y Bogotá. La droga tenía como destino final
España y Francia. Durante la investigación se determinó que ese grupo de
personas se ubicaban además de las ciudades mencionadas en los
Departamentos de Risaralda, Caquetá, Tolima y Huila, y como característica
especial se hace referencia a que en la ciudad de Pereira se ubica una
ciudadano con el alias de “Grillo” y se coordinaron muchas veces el transporte
del estupefaciente desde Florencia hasta Puerto Boyacá, de la misma forma se
hicieron varias consignaciones para el pago de las sustancias correspondientes
a cuatro hechos delictivos sin decomiso y a uno con incautación de 135 kilos de
base de coca en diciembre 5 de 2011 en la capital del Huila.

De conformidad con los audios y los EMP presentados por la Fiscalía la


producción de la droga estupefaciente se hacía en cocinas rústicas, y
laboratorios ubicados en Caquetá y se la transportaba hasta Puerto Boyacá
donde se ubicaban los cristalizaderos para la obtención del clorhidrato. Desde
esta ciudad se le llevaba hasta la Costa Atlántica para lo cual se utilizaban
vehículos tipo automóvil, camiones y tráileres con caletas y otros sin ellas, y se
prestaba la seguridad al acompañar a los automotores que llevaban el
estupefaciente en las rutas que estaban definidas y así alertaban a los
conductores de los puestos de control de las autoridades policivas.

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Referente a la participación del señor VÍCTOR MANUEL URBANO BARRERA se


informa que lo hizo en el hecho delictivo identificado como número 4 que se
registró en febrero 20 de 2012, cuando se logró la incautación de 56 kilos, 760
gramos de clorhidrato de cocaína, e igualmente en el ilícito demarcado como
número 5 por la retención que se presentó en vía pública de la avenida Boyacá
con calle 13 de Bogotá, donde se incautaron 37 kilos 900 gramos de ácido
sulfúrico.

1.2.- Entre los días 01 y 03 de noviembre de 2012 el Juzgado Séptimo Penal


Municipal con funciones de control de garantías de Pereira (Rda.) realizó las
audiencias preliminares a 12 capturados, entre ellos VÍCTOR MANUEL URBANO
BARRERA alias “coco”, para quienes la Fiscalía había solicitado sendas órdenes

de captura, imputándoseles los delitos de: tráfico, fabricación o porte de


estupefacientes agravado (arts. 376 y 384.3 C.P.); tráfico de sustancias para
procesar narcóticos (art. 382 ibidem) -ambas en la modalidad transportar-, y
concierto para delinquir con fines de narcotráfico (art. 340.2 ejusdem). El
indiciado NO ACEPTÓ los cargos.

1.3.- Ante esa no aceptación de cargos, la Fiscalía radicó escrito de acusación


(mayo 29 de 2013) que le fue asignado al Juzgado Único Penal del Circuito
Especializado de Pereira -hoy primero Penal del Circuito Especializado- y con
antelación a la realización de la audiencia de formulación de acusación se
allegó por la Fiscalía 15 Especializada Unaim preacuerdo celebrado entre ésta y
el acusado URBANO BARRERA por los tres delitos imputados, el cual fue
improbado por el funcionario de primer nivel (septiembre 9 de 2013) y que
fuera confirmado en segundo grado por esta Corporación (abril 23 de 2014),
con salvamento de voto de uno de los magistrados que para esa época
integraba la Sala. Reanudada la audiencia de formulación de acusación por el
juzgado de conocimiento, el abogado defensor recusó al funcionario judicial
(octubre 14 de 2014), siendo remitida nuevamente la actuación a esta
Corporación donde se declaró infundada la misma (octubre 31 de 2014). Luego
de ello y después de diversos aplazamientos el a quo dio continuación a la
acusación (abril 10 de 2015), en la que la Fiscalía varió la imputación jurídica

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de los cargos al señor VÍCTOR MANUEL URBANO BARRERA respecto al grado de


coparticipación, a quien en consecuencia se le tendrá como cómplice y
seguidamente formuló el preacuerdo, que nuevamente fue improbado por el a
quo (octubre 9 de 2015), y confirmado por esta Sala (noviembre 18 de 2015).

1.4.- Una vez fue convocada nuevamente la audiencia de formulación de


acusación, con antelación a la misma se allegó acta de preacuerdo en la que el
señor URBANO BARRERA acepta su compromiso por los delitos endilgados a
cambio de que se le reconozca la circunstancia de marginalidad, habiéndose
realizado la audiencia por medio de la cual el despacho aprobó dicho acuerdo
(agosto 11 de 2016) para proceder en marzo 13 de 2017 a dictar la sentencia
respectiva, en la cual: (i) declaró penalmente responsable al señor VÍCTOR
MANUEL URBANO BARRERA de los delitos de concierto para delinquir agravado

con fines de narcotráfico, en concurso heterogéneo y a título de coautor del


punible de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes agravado, en la
modalidad de “transportar” y éstos a su vez en concurso heterogéneo con el
delito de tráfico de sustancias para el procesamiento de narcóticos; (ii) le
impuso como pena privativa de la libertad la de 5 años y 6 meses de prisión, y
multa equivalente a 468 salarios mínimos mensuales legales vigentes, e
inhabilitación en el ejercicio de derechos y funciones públicas por un tiempo
igual al de la sanción principal; y (iii) le negó el subrogado de la suspensión
condicional de la ejecución de la sanción, la prisión domiciliaria, y la libertad
condicional.

1.5.- El defensor del procesado se mostró inconforme con la decisión, y


manifestó que sustentaría apelación por escrito.

2.- Debate

2.1.- Defensor -recurrente-

Centra su disenso exclusivamente en el hecho de que el funcionario judicial


negó a su prohijado la libertad condicional, pese al acatamiento de las 3/5
partes de la pena impuesta, con fundamento en un aspecto netamente

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subjetivo al indicar que no obstante darse el requisito objetivo, por la gravedad


de las conductas endilgadas debía mantenérsele privado de su libertad hasta
que cumpla la pena.

El señor URBANO BARRERA está detenido desde noviembre 1º de 2012 y a la


fecha está en prisión domiciliaria por su condición de padre cabeza de familia,
sin tener ninguna queja por las autoridades penitenciarias, por lo que lleva
detenido 55 meses y 16 días y si se tiene en cuenta que la condena fue por 56
meses, ya ha superado con creces las 3/5 partes de la misma.

En su sentir, el análisis subjetivo que hizo el a quo no aplica en este caso, pues
su cliente desde el comienzo contribuyó con la justicia, buscó reconocer su
responsabilidad al dar muestras de arrepentimiento y que el Estado no
incurriera en mayor desgaste, así mismo durante su detención no ha tenido
queja, y con ello da muestras de entender que cometió un error y estuvo
dispuesto a pagar por él, sin entender por qué motivo se dice que debe pagar
en prisión intramural lo que le queda de la pena, con lo que se desconoce su
calidad de padre cabeza de familia que le fue otorgada por un juez de control
de garantías, y mucho menos que deba purgar la totalidad de la sanción
cuando la ley permite que se conceda la libertad condicional al haber purgado
el lapso allí descrito.

Pide en consecuencia, se le conceda al señor VÍCTOR MANUEL URBANO


BARRERA la libertad condicional por tener derecho a la misma.

2.2.- Debidamente sustentado el recurso, el juez a quo lo concedió en el


efectivo suspensivo y dispuso la remisión de los registros pertinentes ante esta
Corporación con el fin de desatar la alzada.

3.- Para resolver, se considera

3.1.- Competencia

La tiene esta Colegiatura de conformidad con los factores objetivo, territorial y


funcional a voces de los artículos 20, 34.1 y 179 de la Ley 906 de 2004

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-modificado este último por el artículo 91 de la Ley 1395 de 2010- , al haber sido
oportunamente interpuesta y debidamente sustentada una apelación contra
providencia susceptible de ese recurso y por una parte habilitada para hacerlo
-en nuestro caso la defensa-.

3.2.- Problema jurídico planteado

Se contrae básicamente a establecer si el señor VÍCTOR MANUEL URBANO


BARRERA se hace merecedor a la libertad condicional por haber superado las

3/5 partes de la pena impuesta, como así lo pide el abogado recurrente, o si


por el contrario, debe cumplir la totalidad de la condena atribuida, como lo
dispuso el funcionario a quo.

3.3.- Solución a la controversia

Nos encontramos en presencia de un trámite abreviado por la admisión de los


cargos por parte del procesado por medio de la vía del preacuerdo, al cual
acudió de manera libre, voluntaria, consciente, debidamente asistido, y
profusamente ilustrado acerca de las consecuencias de hacer dejación de su
derecho a la no autoincriminación, lo que no obsta para asegurar que además
de ese allanamiento unilateral que despeja el camino hacia el proferimiento de
un fallo de condena, en el diligenciamiento en verdad existen elementos de
convicción que determinan que las conductas ilícitas que se pregonan sí
ocurrieron y que el hoy involucrado tuvo participación activa en la mismas.

No se avizora irregularidad sustancial alguna de estructura o de garantía, ni


error in procedendo insubsanable que obligue a la Sala a retrotraer la
actuación a segmentos ya superados; en consecuencia, se procederá al análisis
de fondo que en derecho corresponde.

Como se aprecia, el señor VÍCTOR MANUEL URBANO BARRERA aceptó su


responsabilidad en la comisión de los delitos imputados, por lo cual no se hace
necesario ingresar en análisis del grado de su participación en el acontecer

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delictivo, toda vez que ello quedó debidamente clarificado con la aceptación de
los cargos que ameritó la terminación anticipada del proceso, lo que por
consiguiente conllevaba la aplicación en su desfavor de un fallo condenatorio,
respecto del cual no existe cuestionamiento alguno.

En lo que no está de acuerdo el profesional que asiste a sus intereses, es en la


negativa del a quo de otorgarle la libertad condicional a su prohijado, pese a
cumplir con el requisito objetivo, por cuanto ingresó en el análisis subjetivo de
las conductas endilgadas para considerar que por su gravedad se hace
necesario que el mismo expíe la totalidad de la pena impuesta en su centro de
reclusión y bajo la modalidad intramural, con lo cual incluso se está en
contravía de la prisión domiciliaria que en su momento le concedió un juez de
control de garantías al señor VÍCTOR MANUEL URBANO por ostentar la calidad
de padre cabeza de familia.

Para el análisis que en derecho corresponde, se debe indicar en primer término


que durante la comisión de las ilicitudes cometidas por el señor VÍCTOR
MANUEL URBANO, ocurridas en el año 2012, estaba vigente el artículo 64 C.P.,

modificado por el artículo 25 de la Ley 1453 de 2011, el cual disponía:

“Artículo 64. Libertad condicional. El juez podrá conceder la libertad condicional


al condenado a pena privativa de la libertad previa valoración de la gravedad de
la conducta punible, cuando haya cumplido las dos terceras partes de la pena y
su buena conducta durante el tratamiento penitenciario en el centro de
reclusión permita suponer fundadamente que no existe necesidad de continuar
la ejecución de la pena. En todo caso su concesión estará supeditada al pago
total de la multa y de la reparación a la víctima o se asegure el pago de ambas
mediante garantía personal, prendaria, bancaria o mediante acuerdo de pago.

El tiempo que falte para el cumplimiento de la pena se tendrá como período de


prueba. Cuando este sea inferior a tres años, el juez podrá aumentarlo hasta en
otro tanto”. (negrillas de la Sala)

No obstante, para el momento en que fue dictada la sentencia condenatoria,


dicha norma había sido modificada por el artículo 30 de la Ley 1709 de 2014,
el cual reza:

“Artículo 64. Libertad condicional. El juez, previa valoración de la conducta


punible, concederá la libertad condicional a la persona condenada a pena
privativa de la libertad cuando haya cumplido con los siguientes requisitos:
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1. Que la persona haya cumplido las tres quintas (3/5) partes de la pena.

2. Que su adecuado desempeño y comportamiento durante el tratamiento


penitenciario en el centro de reclusión permita suponer fundadamente que no
existe necesidad de continuar la ejecución de la pena.

3. Que demuestre arraigo familiar y social.

Corresponde al juez competente para conceder la libertad condicional


establecer, con todos los elementos de prueba allegados a la actuación, la
existencia o inexistencia del arraigo. En todo caso su concesión estará
supeditada a la reparación a la víctima o al aseguramiento del pago de la
indemnización mediante garantía personal, real, bancaria o acuerdo de pago,
salvo que se demuestre insolvencia del condenado.

El tiempo que falte para el cumplimiento de la pena se tendrá como periodo de


prueba. Cuando este sea inferior a tres años, el juez podrá aumentarlo hasta en
otro tanto igual, de considerarlo necesario”.

Existen por tanto dos normativas a las cuales se podría acudir para estudiar el
asunto puesto en conocimiento de esta Corporación, y como quiera que el
principio de favorabilidad de la ley penal ha de aplicarse en cada caso en
particular, debe definirse cuál de las dos normas de libertad condicional (el Art.
5º de la Ley 1453 de 2011 o el 30 de la Ley 1709 de 2014) le resulta más
beneficiosa al condenado, sin que con ello se pueda construir una tercera
disposición con partes de ambas, como así lo clarificó la Sala Penal de la H.
Corte Suprema1.

Del estudio de esas reglas, se observa que las mismas poseen los siguientes
requisitos para el otorgamiento de la libertad condicional, a saber: (i)
valoración de la conducta; (ii) buen comportamiento durante el tratamiento
penitenciario; (iii) reparación a la víctima; y (iv) en la porción que debe haberse
descontado de la pena privativa de la libertad para obtener el beneficio -2/3
partes según la Ley 1453, y 3/5 parte conforme a la Ley 1709-.

“[…] tomar factores favorables de una y otra normatividades, para así construir el
beneficio o subrogado –señaló la Sala en pasada oportunidad—, no solo implica una
suplantación ilegal del legislador, sino que finalmente la combinación normativa
desnaturaliza por completo la figura del beneficio, desdice de su finalidad y, no por
último menos importante, termina por violentar el principio de igualdad”. CSJ AP, 30
abr. 2014, Rad. 43256

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Tales circunstancias nos conducen a asegurar que la norma que más favorece
en su aplicación al sentenciado es la última aludida porque le corresponde
descontar menos pena para acceder al beneficio, aunado al hecho de que
mientras la Ley 1453 exigía para la procedencia del subrogado penal el pago
de la multa impuesta, el artículo 3º de la Ley 1709 dispuso : “En ningún caso el
goce efectivo del derecho a la libertad, a la aplicación de mecanismos sustitutivos de la
pena privativa de la libertad o a cualquier otro beneficio judicial o administrativo, podrá

estar condicionado al pago de la multa”, lo que por supuesto favorece aún más los
intereses del sentenciado.

Siendo así las cosas, es necesario aceptar que fue correcto que el a quo diera
aplicación a lo reglado en la Ley 1709/14, en punto de la valoración de la
gravedad de las conductas, aunque ello, en sentir del recurrente, no era
necesario, por cuanto su defendido cumplía las exigencias objetivas de dicha
norma, esto es, haber superado con creces las 3/5 partes de la pena impuesta.

Contrario a la postura del recurrente, la norma es clara al indicar que previo a


la concesión de la libertad condicional, el juez debe valorar la gravedad de la
conducta punible, y al respecto considero el a quo que el señor URBANO
BARRERA fue condenado por pertenecer a una organización dedicada al

transporte internacional de narcóticos, así como de precursores químicos,


delitos que trascienden la órbita de lo personal para afectar a la salud pública
de la colectividad, en busca de un interés particular -seguramente económico-
sin importarle las causas nocivas de su accionar.

Esa valoración de la gravedad de la conducta se hacía imperativa para el


funcionario judicial en cumplimiento de lo allí normado, lo cual incluso debía
hacerse con antelación a establecer si ese límite objetivo había sido rebasado
por el condenado, como se advierte de la literalidad de la norma cuando se
indica que “previa valoración de la conducta punible”, y ello lo podía haber
relevado de ingresar en el análisis de los demás presupuestos aludidos en el
artículo 64 C.P.

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Para la Sala, en consonancia con lo referido por el a quo, lo que se aprecia es


que las conductas enrostradas al señor URBANO BARRERA son de aquellas que
mayor conmoción causan en la sociedad, pues con las mismas se atenta
contra la salud pública de la colectividad, en tanto el flagelo del narcotráfico y
por ende su consumo ha conllevado a que miles de individuos caigan en el
abismo de la drogadicción con las consecuencias nocivas que ello les genera a
título personal y que igualmente perturba a todo el conglomerado, con mayor
razón cuando el tráfico de drogas traspasa nuestras fronteras, lo que afecta
ostensiblemente la integridad del país, situaciones éstas que parece no
importarles a quienes hacen parte de esas organizaciones criminales, en tanto
la única finalidad que los mueve son los inmensos dividendos que puede
dejarles dicha actividad ilícita.

Considera el Tribunal que no obstante que el señor VÍCTOR MANUEL haya


superado las 3/5 partes de la pena asignada, ello no es óbice para predicar,
como así lo estimó el a quo, que debe purgar la totalidad de la condena en
tanto la valoración del aspecto subjetivo no le resulta positiva y por ende
impide que acceda a ese beneficio, ello con miras a la satisfacción de la función
de prevención general, pues las conductas cometidas merecen el máximo
reproche social.

Y aunque alude el recurrente que con tal determinación el a quo va en


contravía de lo dispuesto por un juez de control de garantías, como autoridad
que le había otorgado al señor URBANO BARRERA la detención domiciliaria,
debe indicarse que dicha providencia como medida cautelar ostenta como
característica su provisionalidad, y aunque en efecto el procesado estaba
cobijado por la misma, al haberse adoptado la sentencia de condena en su
contra, tal medida cesó sus propósitos para ordenarse la ejecución de los fines
de la pena.

Ahora bien, no obstante el a quo no se refirió en su providencia de forma


expresa a la condición de padre cabeza de familia que al parecer le había sido
reconocida al señor VÍCTOR MANUEL, al haberse ordenado en la sentencia que
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debía purgar la totalidad de la pena que le resta por cumplir de forma


intramural, amén de la gravedad de los hechos endilgados, ello comporta de
manera implícita la revocatoria de la decisión emitida por el juez de garantías,
y por consiguiente las autoridades penitenciarias deberán disponer su traslado
a las instalaciones carcelarias que consideren procedente, como así lo dispuso
el a quo y lo cual comparte esta Colegiatura. Se oficiará en tal sentido por la
Secretaría de esta Corporación a las autoridades del INPEC encargadas de la
custodia.

Por lo anterior, hay lugar a concluir que no se reúnen las exigencias legales
para conceder el sustituto, en tanto el sentenciado requiere tratamiento
intramural de conformidad con los fines de la pena, específicamente el de
prevención general, y en consecuencia se confirmará el fallo de primer grado
en lo atinente a la negativa de concederle la libertad condicional al
sentenciado.

Por lo expuesto, la Sala de Decisión Penal del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Pereira, administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la ley, CONFIRMA la sentencia proferida por el Juzgado Primero
Penal del Circuito Especializado de Pereira.

Esta providencia queda notificada en estrados y contra la misma procede el


recurso extraordinario de casación que de interponerse deberá hacerse dentro
del término de ley.

Los Magistrados,

JORGE ARTURO CASTAÑO DUQUE JAIRO ERNESTO ESCOBAR SANZ

MANUEL YARZAGARAY BANDERA

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La Secretaria de la Sala,

MARÍA ELENA RÍOS VÁSQUEZ

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