Apuntes para La Entrevista Gerontológica .

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Licenciatura en Gerontología

Prácticas Comunitarias

Prácticas Comunitarias Gerontológicas por competencias

Competencias genéricas del Gerontólogo

 Manejo de técnicas para la entrevista gerontológica

Introducción

La intención de analizar la técnica de la entrevista se funda en la importancia


que reviste para el trabajo gerontológico como una de las herramientas más
útiles para obtener información sobre las personas de edad y los grupos de
adultos mayores. De su aplicación metodológicamente bien estructurada
depende que los datos obtenidos sirvan para hacer efectiva cualquier
intervención al ofrecer los elementos primordiales para establecer un
diagnóstico acertado. Una entrevista bien recopilada y analizada puede aportar
gran cantidad de información que complementa e incluso puede sustituir
algunos aspectos de la evaluación psicogerontológica.

Más aún, con independencia del ámbito donde un gerontólogo lleve a cabo su
práctica profesional, la entrevista forma parte de su trabajo cotidiano, razón por
la cual se recomienda el desarrollo de las habilidades y capacidades
necesarias e indispensables para su correcta aplicación e interpretación.
“Porque en el encuentro que se produce, la historia, las emociones y la
ideologías del entrevistador y el entrevistado interactúan para favorecer o no al
desarrollo de la entrevista y por lo tanto, el logro de los objetivos” (García Rivas
2001). De ahí que dominar el “arte de la entrevista” constituya una competencia
genérica que debe dominar a la perfección.

Qué es la entrevista

Para algunos autores la entrevista se encuentra en el límite entre la ciencia y el


arte, es decir debe abocarse a resolver problemas utilizando el método
científico pero con lineamientos estéticos, es decir “que ocurra en el tiempo y el
espacio armónico, rítmico, equilibradamente, esto es, no a jalones, llena de
aceleraciones, frenazos, sin proporción en sus áreas, y con sobriedad lo que
implica que no se plague de alambicamientos” Cicero y Moreno (2000).

Es común pensar que la entrevista sucede solamente entre dos personas que
conversan entre sí, sin embargo esta situación varía radicalmente y se puede
hablar de diferentes tipos y situaciones de entrevista, su aplicación es tan
variada como los contextos y necesidades del entrevistador y la persona o
personas entrevistadas, en este sentido es difícil encontrar una definición que
abarque por sí sola el concepto de entrevista, para fines didácticos existen
algunas conceptualizaciones teóricas que pueden resultar útiles a fin de
comprender su significado y ámbito de aplicación. “Se trata siempre de una
“situación” de conversación (de dos o varias personas) en la cual, si difieren los
objetivos, son idénticos los medios: intercambio de opiniones, de hechos, de
actitudes, etc.” (Nahoum 1885)

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Symonds (citado en Nahoum 1985) desarrolla un concepto más operacional:

La entrevista es un método para reunir datos durante una consulta


privada o una reunión; una persona que se dirige al entrevistador cuenta
su historia, da su versión de los hechos o responde a las preguntas
relacionadas con el problema estudiado o con la encuesta emprendida…
Este método puede comportar la aplicación de las técnicas de
observación y del rating (estimación) y tiene aspectos comunes con la
técnica del cuestionario.

Para Nahoum “La entrevista es una situación psicosocial compleja cuyas


diferentes funciones, aunque formalmente analizables, se disocian difícilmente
en la práctica profesional”. Lo cierto es que se trata de una situación de
intercambio de información, que se ve necesariamente influida por las
percepciones e interpretaciones entre personas que tienen una motivación
propia y están formadas por su ámbito cultural y los rasgos de su personalidad,
por ello mismo el entrevistador debe siempre tener presente que “la entrevista
tiene un propósito, procura tener una unidad, progresión y continuidad
temática” (García Rivas 2001) a fin de no perder la conducción de la entrevista
y conseguir el objetivo que se propone con su aplicación,

De acuerdo con Nahoum puede hablarse de entrevista en dos sentidos, la


entrevista que realiza cualquier profesional que trata problemas humanos y que
requiere de cierta información especializada y dirigida a la búsqueda de
información específica, para lo cual ha estructurado el contenido de la misma y
dirige hacia este objetivo toda la conversación, por ejemplo el médico para
obtener un diagnóstico, el abogado que interroga a un individuo, el vendedor
que quiere satisfacer a un cliente, un periodista que busca los hechos para
sustentar una noticia e incluso el gerontólogo que busca ofrecer un servicio de
calidad con calidez.

El segundo sentido que este autor encuentra en la entrevista tiene que ver más
con una finalidad psicológica o psicosocial, y se convierte en “una técnica de
estudio y observación del comportamiento humano con miras a la solución de
problemas que atañen a la psicología, la sociología o a la medicina mental.
Estos problemas pueden concernir tanto a los individuos como a los grupos de
individuos”. Es este segundo sentido la entrevista se convierte en una
herramienta de investigación perfectamente aprovechable por todas las ramas
de disciplina Gerontológica: la Psicogerontología, la Gerontología Social, la
Gerontagogía, la Evaluación Gerontológica, la Biología del Envejecimiento y
por supuesto la Gerontología Comunitaria, a fin de cuentas se trata de un
proceso interactivo.

Clasificación y objetivos

En general puede asegurarse que los usos más comunes de una entrevista son
básicamente tres: recopilar hechos, obtener información específica y motivar,
orientar o influir sobre un asunto determinado. (Bingham y Moore, citado en
Nahoum 1985).

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Entrevista diagnóstica

El propósito principal de ésta es obtener la mayor información posible de una


persona, en el caso de la entrevista gerontológica con fines diagnósticos se
explora la historia de vida del adulto mayor: antecedentes familiares, nivel
educativo, historia laboral, tipo y calidad de sus relaciones interpersonales,
antecedentes médicos, su situación actual, formas de afrontamiento, recursos
emocionales… en fin todo aquello que permita a través de lo que dice, sus
opiniones y características personales y de la observación objetiva del
entrevistador, describir su problemática actual con el fin de establecer líneas de
intervención para la solución de problemas o bien llegar a conclusiones que
apoyen la elección de alternativas para su atención integral. La información que
se recopila en estas entrevistas resulta muy útil para la toma de decisiones,
ayuda a evaluar y determinar el tipo de servicio o intervención que requiere la
persona, otro aspecto que es importante considerar es la habilidad que debe
tener el aplicador en cuanto a los conocimientos y capacidad en el análisis de
los datos obtenidos, muchas ocasiones información muy valiosa puede
desperdiciarse por falta de destreza profesional.

Entrevista de investigación

La finalidad de este tipo de entrevista es recoger información precisa,


metodológicamente planeada y estructurada con el fin de estudiar alguna
problemática de interés general respecto a un segmento de población
específica, en el caso de la Gerontología se trata de ahondar en el
conocimiento del proceso de envejecimiento, la vejez o los adultos mayores.

En este sentido es necesario considerar que las personas entrevistadas


generalmente son parte de una muestra elegida por el gerontólogo, por lo tanto
no solicitaron formar parte de la investigación puesto que es el entrevistador
quien provoca la relación psicosocial de la entrevista, y quien a fin de cuentas,
debe ser capaz de justificar perfecta y claramente los fines e intereses que
motivan el estudio con el objetivo de provocar el interés en participar. En esta
circunstancia, si de antemano el entrevistador no está completamente
convencido de la legitimidad del estudio, de la utilidad de la entrevista, y de los
objetivos del interrogatorio que está realizando, la entrevista no augura
objetividad ni éxito.

Entrevista de orientación o consejo terapéutico

Su propósito es, al igual que en los otros tipos de entrevista, obtener


información específica que tiene como fin último procurar ayudar, orientar o
brindar un aconsejo, generalmente de tipo psicológico, que el individuo puede
aceptar o rechazar. En cuanto a la orientación gerontológica de este tipo, las
necesidades e intereses del adulto mayor son el eje tanto de la entrevista como
del resultado. Se trata siempre de entrevistas individuales donde competencias
genéricas como la capacidad de observación, la empatía, el rapport, el
conocimiento sobre el funcionamiento de la estructura psíquica, la
personalidad, las necesidades básicas, las etapas del desarrollo, la asertividad,
la inteligencia emocional son fundamentales por parte del gerontólogo.

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En este tipo de entrevista es conveniente que el gerontólogo evite la tentación


de asumirse como el experto y con su actitud limite el papel activo del adulto
mayor, quien puede circunscribirse a sólo contestar a las preguntas y tomar los
comentarios como pasos a seguir, más que como sugerencias que debe
analizar y evaluar antes de aceptarlas íntegramente. Si bien el objetivo es
propiciar un cambio en la persona con la meta de alcanzar su bienestar
integral, lo más importante es impulsarla para que realice dicho cambio como
una decisión automotivada.

La personalidad del gerontólogo y el autoconocimiento son muy importantes


para evitar interpretaciones confusas de la realidad que el adulto mayor
expone, tener presente este punto conduce a entrevistas eficaces, fructíferas y
armónicas, en otras palabras “La armonía de la relación interpersonal lograda
(sobre todo si el investigador posee una personalidad armónica), será una de
las metas en el juego de personalidades que es la entrevista, así ésta se
tornara, si es áspera y difícil, en fluida y fácil” Cicero y Moreno (2000).

Otra parte importante de este tipo de entrevista reside en la libertad necesaria


para que el adulto mayor se exprese, sin ceñirlo a un orden específico de
preguntas, y dejar que insista en los puntos que más le preocupan; en palabras
de Nahoum “el problema no es saber qué preguntas precisas deben formularse
y en qué orden, sino analizar correctamente la situación de entrevista y escoger
las técnica adecuadas”. Una ventaja de este tipo de entrevista es que la gran
mayoría de las veces es el propio individuo quien ha solicitado el consejo y está
consiente de que ello requiere la recopilación de esta información y, por lo
tanto, está dispuesto a cooperar brindando la mayor cantidad de datos
posibles.

Esquema de la entrevista

Existe una clasificación de la entrevista que se refiere a su estructura, en este


sentido pueden ser de dos tipos: abiertas o cerradas. Las primeras se
caracterizan por la libertad, por parte del entrevistador, de planear las
preguntas conforme las respuestas del individuo, su flexibilidad permite
explorar los temas de diferente manera, lo importante es tener un objetivo
definido y un guión temático, y aprovechar la intuición, lo que también implica
estar atento a lo que el sujeto dice y no dice, este tipo de entrevista requiere de
mucha habilidad y sensibilidad en su aplicación. Como puede suponerse su
utilidad práctica esta más relacionada con las entrevistas diagnósticas o de
consejo terapéutico.

En el caso de la entrevista cerrada, se trata de preguntas ya previstas, tanto


en el orden como en la forma de plantearlas, son muy útiles en la investigación,
aquí sólo se requiere que la persona que realice la entrevista tenga un buen
entrenamiento en cuanto a los objetivos de la entrevista y la forma de plantear
las preguntas, por lo mismo la comparación sistemática y confiable de datos es
su fin último.

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Algunos autores refieren que al aplicar una entrevista sumamente estructurada
existe el riesgo de que ésta no revele información que podría ser importante al
evaluar o diagnosticar a una persona particular. Razón por lo cual, para
algunos casos en que se requiere mayor información, resulta útil combinar una
entrevista que en una primera fase es estructurada, con una posterior que sea
más libre.

Cómo organizar una entrevista

Es necesario considerar que toda entrevista tiene una fase inicial, un cuerpo
intermedio y una fase final que cierra la situación de entrevista,
independientemente de que la conversación pueda continuar. Sin embargo
éstas fases no tienen un tiempo de duración específico, “en la realización de
entrevistas, la experiencia le permitirá al entrevistador conocer en qué
momento inicia una y pasa a la siguiente, para ello es necesario, seguir el
movimiento del entrevistado, de esta manera, no se pierde el ritmo de la
entrevista” (García Rivas 2001).

El primer paso de la entrevista siempre es previo a esta, para obtener un buen


resultado es necesario realizar una serie de preparativos que aseguren su buen
desarrollo y, por lo tanto, el éxito de los resultados. En este sentido es
necesario considerar los diferentes escenarios y contextos en que está se
llevará a cabo.

Cuando es el entrevistado el que acude a que le apliquen la entrevista, se trata


de una situación donde el entrevistador esta “en su territorio”, por lo tanto tiene
mayor control sobre el manejo de la situación. Debe arreglar en escenario
físico, en la medida de lo posible cuidar cuestiones como la buena iluminación,
la ventilación adecuada, la limpieza y orden del lugar, debe lograr que el
espacio sea un sitio cómodo que le permita un ambiente de confianza donde el
adulto mayor pueda expresarse con libertad.

Independientemente de si se trata de una entrevista abierta o cerrada, debe


tener un guión preparado y a la mano o bien los formatos que utilizará, sobra
decir que los implementos técnicos como plumas, lápices, hojas blancas,
libretas, o en su caso grabadoras de audio o video, deben están en perfecto
funcionamiento. En este último caso la persona debe saber o otorgar su
consentimiento para ser grabada o filmada. En la medida de lo posible, se
recomienda estudiar con anterioridad los antecedentes o datos generales de la
persona a entrevistar.

El recibimiento debe ser puntual, grato y amable, en todo caso siempre se debe
cuidar la autenticidad de las actitudes hacia el sujeto, no existe nada mejor
para cerrar la cooperación de una persona que sentir la falsedad en las
conductas y actitudes del entrevistador. En el trabajo con el adulto mayor es
recomendable evitar barreras como el escritorio u una mesa que obstruya el
acercamiento cálido y afectuoso, con el fin de establecer la empatía y el rapport
necesarios.

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La iniciación se refiere a formas de iniciar una entrevista. El entrevistado
debe ser recibido cortésmente, pero no efusivamente. Lo adecuado es
recibirlo en la puerta del cubículo y a la entrada de la recepción, llamarlo
por su nombre dándole la mano, como forma concreta de saludar, luego
invitarlo a tomar asiento… Iniciar la entrevista con expresiones
informales no debe considerarse tiempo perdido, al contrario, facilita la
entrada a la entrevista, le da confianza al entrevistado y le permite
“acomodarse” física y mentalmente para el inicio de la entrevista. (García
Rivas 2001)

Es recomendable que la conversación informal con que se inicie la entrevista


no se prolongue demasiado puesto que puede generar ansiedad e
indisposición en el adulto mayor.

Otro escenario muy común en la situación de entrevista surge cuando es el


entrevistador quien acude en busca del entrevistado, esto sucede
generalmente al hacer trabajo de campo. En este caso se deben tomar algunas
consideraciones previas. Acudir a la comunidad requiere cuidar aún más el
arreglo personal, la vestimenta debe ser formal, pero no ostentosa, la ropa
impecable y limpia, los zapatos cómodos y presentables, así como llevar
consigo siempre todos los elementos que permitan al entrevistador identificarse
y explicar el motivo por el cuál se encuentra incursionando en el lugar:
uniforme, identificación, cartas de presentación, documentos oficiales
perfectamente foliados y en papel membretado, así mismo se requiere verificar
la funcionalidad de los elementos que se utilizarán, plumas, lápices, formatos,
entre otros, en estos casos también son recomendables las tablas de apoyo. La
calidad, calidez y corrección en el trato son indispensables para establecer la
confianza necesaria que abra las puertas y la disposición del sujeto a
entrevistar.

Explicación introductoria

Es un hecho que las personas están más dispuestas a cooperar en la


entrevista y a ofrecer la mayor información posible cuando tienen claro los
objetivos que ésta busca y cómo los beneficiará en lo personal. Esta
explicación debe incluir aspectos relevantes como: Qué institución, organismo
o persona requiere la información que está a punto de proporcionar, qué
pasará con los datos recabados, qué uso tendrán, la seriedad del entrevistador
en este sentido puede abrir o cerrar la puesta a la información que necesita.
También se debe dejar en claro el tiempo que se llevará la entrevista y si se
requiere más de una sesión, en este caso acordar claramente las fechas, lugar
y horario de las siguientes sesiones para evitar confusiones y pérdida de
tiempo.

Finalmente se debe tener en cuenta que la persona entrevistada se pregunta


¿qué se propone esta persona que me interroga, qué función tiene y esto en
qué me beneficiará? En la medida en que el gerontólogo sea capaz de aclarar
a estas interrogantes iniciales, su entrevista será más fructífera.

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Fase intermedia

A esta también se le conoce como fase de desarrollo, “durante la entrevista es


importante tener presente el objetivo, sobre todo en esta fase, porque de éste
dependerá su éxito” (García Rivas 2001), en consecuencia es necesario tener
conocimiento metodológico y técnico con el fin de orientar adecuadamente la
entrevista. No sólo se refiere a tener una estructura y un objetivo claro, sino al
manejo es sí e incluye la forma de preguntar, la conducción de los silencios y
posturas corporales, la interpretación del lenguaje no verbal, la capacidad de
análisis y síntesis que permitan relacionar los hechos y llegar a conclusiones
adecuadas, la capacidad de escuchar y saber qué hacer ante las situaciones
emocionales, las propias y las que presente el adulto mayor entrevistado, en
este último punto el conocimiento efectivo del proceso de envejecimiento, la
vejez como etapa del desarrollo y del adulto mayor como individuo que
envejece, sus características biológicas, psicológicas y sociales es
fundamental.

En está etapa se debe considerar si se trata de una situación que se dará por
única vez o por el contrario es una entrevista inicial, que se prolongará por
algunas sesiones más. En este último caso es útil que el adulto mayor
entrevistado cuente con mayor libertad para relatar su historia y el cómo
entiende su situación actual, que exponga sus inquietudes y expectativas, lo
que permitirá al gerontólogo realizar un esquema para explorar algunas áreas o
problemáticas específicas en sesiones posteriores. La labor aquí consiste en
escuchar atentamente a la persona e ir “entresacando” o clasificando los
asuntos principales, los datos más relevantes, que deban ser primordiales para
llegar a alternativas de solución más adecuadas, sobre todo en el caso de las
entrevistas de orientación y consejo terapéutico. Esto exige del profesional que
realiza la entrevista “un desarrollado sentido de coordinación y saber escuchar
atentamente, es decir, saber organizar sus ideas de acuerdo con lo que ve y
oye y responder a un forma tal que pueda ayudar al entrevistado a participar
en tal organización” (García Rivas 2001) Tomar notas cortas, claras y precisas
(fechas, datos específicos, asuntos relevantes que quiera retomar al final o
investigar en otro momento) puede ser de gran utilidad, siempre y cuando no
impidan seguir atentamente el hilo conductor del relato ni distraigan la atención
de manera prolongada por parte del entrevistador, en todo caso lo más
importante es tener en cuenta que el adulto mayor debe sentir que existe
interés por lo que está relatando.

Cierre

Es la fase final, esta debe quedar especificada desde el inicio, el adulto mayor
entrevistado debe saber cuánto tiempo se tiene proyectado para la duración de
la entrevista y en la medida de lo posible este tiempo debe ser respetado por
ambas partes. Por lo tanto cuidar que todos los aspectos y objetivos planteados
sean cubiertos en tiempo y forma es una habilidad técnica que el gerontólogo
debe desarrollar, sobre todo cuando se enfrenta con un adulto mayor que habla
mucho, de forma dispersa, distrayendo su atención de un tema a otro, o bien
cuando sólo se expresa con frases cortas y concretas que no brindan mucha
información adicional.

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Existen algunas técnicas de las que el gerontólogo puede echar mano para ir
dando fin a la situación de entrevista en la que el entrevistado no da muestras
de querer terminar: los recordatorios no verbales como cerrar la libreta,
comenzar a recoger los papeles, checar discretamente el reloj, hacer un
resumen de los logros alcanzados hasta el momento, dejar algunas situaciones
que se quedan de tarea para reflexionar. En cualquier caso es importante tener
presente que el gerontólogo debe concluir asegurándose que el entrevistado se
queda tranquilo y satisfecho del proceso de entrevista, terminar con una charla
informal ayuda a establecer el equilibrio emocional del adulto mayor,
despedirse de manera cálida, dándole la mano o bien un abrazo y un beso
respetuoso también resulta muy reconfortante.

Técnicas para el manejo de la entrevista

Observación

La efectividad en la observación por parte del gerontólogo es fundamental en el


trabajo con los adultos mayores, estar atento a los lenguajes (verbal, gestual,
corporal) tomar en cuenta que en muchas ocasiones existe mayor información
en lo que no dicen que en lo que dicen.

Para observar lo primero que se necesita es una actitud abierta y la conciencia


de la situación, estar verdaderamente con el pensamiento en la entrevista y
mostrar en todo momento interés en lo se está haciendo. Cuando no existe
esta disposición mucha información puede perderse, tener confianza y estar
relajado puede apoyar mucho al entrevistador, puesto que sentirse angustiado
o preocupado por qué hacer después, qué responder, o por problemas que en
ese momento no son importantes distraen la atención e impiden la observación
objetiva y acortan las posibilidades de comunicación. En no pocas ocasiones el
adulto mayor es muy sensible a las distracciones del entrevistador y lo
interpreta como falta de interés hacia su persona y sus problemas.

Un segundo punto, tan relevante como el primero, es llegar a la entrevista en


perfecto estado de salud, para poder observar objetivamente todos los detalles
de la situación de entrevista debemos asegurarnos de escuchar bien, ver bien y
no tener algún trastorno nervioso, digestivo ni estar bajo los efectos de algún
medicamento que afecten nuestros sentidos o estados de ánimo. Un estado
anímico que exprese tristeza, desánimo, melancolía puede hacer que el adulto
mayor termine consolando, aconsejando o apapachando al gerontólogo,
desviando los objetivos de la entrevista.

También es necesario poseer cierta intuición, vivacidad y prudencia que nos


permita llevar a cabo comparaciones, advertir cambios en la situación, analizar
los pequeños detalles que se vayan produciendo durante la conversación,
manteniendo la objetividad en cuanto a los hechos observados, teniendo en
mente siempre la distinción entre lo que se observa y la interpretación que
damos a lo observado. Finalmente es recomendable hacer anotaciones
mínimas pero lo suficientemente claras que nos permitan elaborar un reporte
completo de la entrevista, sobre todo en el caso de datos y fechas importantes.

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Manejo del espacio

El espacio en que nos movemos nos representa, por lo tanto es indispensable


pensar en la forma en que ocurre la entrevista en términos de espacio físico y
espacio psicovital.

El espacio físico es considerado como el territorio de quien lo habita y refleja la


personalidad del habitante, si la entrevista se lleva a cabo en la oficina,
despacho, cubículo, consultorio del investigador o especialista, éste debe
pensar conscientemente acerca de qué imagen quiere dar. Qué distancia
quiere establecer entre el y el entrevistado, debe elegir el la forma como
maneja el espacio, iluminación, disposición y tipo de mobiliario además de
pensar en el ambiente en conjunción con su presentación personal y el manejo
de su voz y expresión corporal, ”La elección del lugar con una adecuada
disposición del espacio, las posibilidades de dar variabilidad a la distancia,
entre el entrevistador y el entrevistado combinada con la intensidad de voz
apropiada es fundamental en la entrevista” Cicero y Moreno (2000). Por el
contrario, cuando el espacio físico es establecido por el entrevistado, porque la
entrevista se realiza en su casa, lugar de trabajo o recreación, entre otros, es
necesario que el entrevistador observe las condiciones que el entrevistado esta
seleccionando para llevar a cabo la entrevista, puesto que pueden brindar
alguna información complementaria e importante, dependiendo siempre del tipo
de entrevista y sus objetivos,

Con relación al espacio vital, el concepto utilizado por el psicólogo Kurt Lewin al
desarrollar su teoría simbólica, para referirse a la totalidad de los hechos que
determinan la conducta de un individuo. Para este autor “En el espacio
psicovital están todas la fuerzas que chocan con la persona y que determinan
su conducta. Incluye todo lo conocido y desconocido a nivel consiente del
individuo”. Bischof (1982). De acuerdo con los preceptos de esta teoría,
también conocida como Teoría de Campo, el espacio vital va más allá del
espacio geográfico puesto que contiene todo aquello que afecta al sujeto, esté
o no en su espacio físico. El ambiente y su percepción subjetiva de éste
también influyen en su comportamiento, sus metas y barreras. Así el campo
psicológico es una totalidad dinámica que manifiesta las relaciones de la
persona con su entorno social en un momento determinado e incluye sus
percepciones y motivaciones. Por está razón se vuelve importante tenerlo en
cuenta en la situación de entrevista.

Finalmente es necesario identificar el manejo del espacio personal, que se


refiere a la proximidad o distancia física entre personas que interactúan Morris
y Maisto (2009) lo describen así:

La distancia que las personas mantienen entre sí mismas y los demás se


llama espacio personal. Esta distancia varía dependiendo de la
naturaleza de la actividad y las emociones sentidas. Si alguien se le
acerca más de lo acostumbrado, puede indicar enojo o afecto, si se aleja
más de lo habitual, puede indicar temor o disgusto.

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En todo caso esto varía de acuerdo con la cultura e historia personal de
quienes están involucrados en la situación de entrevista, encontrar estás
diferencias requiere de prudencia, tacto e intuición por parte del entrevistador.
Comunicación no verbal

A pesar de que contamos con la palabra para comunicar nuestros


pensamientos, sentimientos y emociones, y que la técnica de la entrevista se
fundamenta en la comunicación oral o escrita para la obtención de datos
específicos, existe un lenguaje “paralelo” que es indispensable saber
aprovechar, puesto que en muchas ocasiones ofrece información valiosa que
apoya la comprensión de la información otorgada, lo “no dicho” puede hacer la
diferencia en la interpretación de algunos mensajes, sin embargo es necesario
recalcar que se requiere de una gran capacidad de observación y una buena
dosis de objetividad para hacer de esta información un soporte y no un
obstáculo en la entrevista.

Para Morris y Maisto (2009)

Aunque las emociones se expresan la mayoría en palabras, buena parte


del tiempo comunicamos nuestros sentimientos de manera no verbal. Lo
hacemos, entre otras cosas, mediante la calidad de la voz, la expresión
facial, el lenguaje corporal, el espacio personal y los actos explícitos.

Con respecto a la calidad de la voz no sólo nos referimos al volumen que se


utiliza para hablar, en el caso de los adultos mayores una alto volumen de voz
puede estar indicando dificultad auditiva; también podemos inferir el estado de
ánimo, en el ritmo y volumen de la voz, el miedo, en el habla pausada y
“temblorosa”, la inseguridad y la desconfianza, aunada o otros indicadores
corporales, la agresión contenida, entre otras. “Buena parte de la información
que trasmitimos no está en el contenido de las palabras que usamos, sino en la
forma en que se expresan esas palabras” (Morris y Maisto 2009).

Al parecer la capacidad de trasmitir emociones a través de la expresión facial


es innata y, de acuerdo con los psicólogos evolucionistas, cumplen una función
adaptativa, no importa la cultura, el lenguaje, la educación, ni la condición
social, nacemos que un repertorio específico para trasmitir ciertas emociones,
todos los seres humanos asentimos o negamos con la cabeza de la misma
forma, reímos o lloramos ante las mismas emociones, fruncimos el entrecejo al
enojarnos o hacemos un mohín con la boca como muestra de disgusto o
desaprobación. Algo parecido sucede con el lenguaje corporal en general, por
medio de éste expresamos tensión, relajación, nerviosismo, apertura,
comodidad, felicidad, tristeza, incluso seducción o indiferencia.

Una forma más acentuada de mostrar nuestros estados afectivos son los actos
explícitos, aventar las cosas, azotar la puerta, sentarse bruscamente, colgar el
teléfono son aspectos que dicen mucho más que las palabras. En otro nivel
existe un término acuñado por Freud “Actos Fallidos” para designar toda clase
de errores o procesos mentales inconscientes, conductas “reveladoras” de las
verdaderas intenciones de algo diferente a lo que se está expresando, que se
dan incluso en personas sanas: lapsus linguae, errores de lectura, errores de

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escritura, errores de la acción, extravíos, etc. En su obra “Psicopatología de la
vida cotidiana” (1901) analiza los casos de actos fallidos y demuestra cómo no
son producto de la casualidad o el descuido, sino que están movidos por un
deseo inconsciente que no encontraría otra forma de aflorar a la conciencia que
burlando de esta manera la censura. Fundamentalmente habla de
Equivocaciones Orales: cuando una persona dice una palabra por otra, escribe
una palabra por otra, lee en un texto impreso algo distinto de lo que en el
mismo aparece, oye cosa diferente de lo que se dice; y de Olvidos
Momentáneos: Lagunas mentales (olvido de nombres), pérdida de objetos y
olvido de propósitos (Olvidar una cita). La observación de estas conductas, si
bien manejarse con prudencia, pueden ofrecer información importante para
ayudar al adulto mayor a expresar aquello que no se atreve y que, sobre todo
en la entrevista de consejo, resulta de gran utilidad para el manejo de la
intervención gerontológica.

Comunicación Asertiva

Con el fin de tener éxito en la entrevista, y en general en toda actividad


humana, es indispensable la comunicación adecuada, en el sentido de saber
expresar y recibir los mensajes que se trasmiten, la asertividad tiene el objetivo
de ayudar a las personas para que, durante el proceso de comunicación,
puedan decir de forma correcta lo que en realidad sienten, piensan y creen,
dejando abierto el diálogo e intercambio de ideas y opiniones que enriquezca
en lugar de cerrar, ocultar o reprimir las opiniones, sentires o pensares de los
interlocutores.

Es este sentido es indispensable que la asertividad constituya una de la


habilidades instrumentales más desarrolladas por el gerontólogo. Fernández
Ballesteros (2000), discurre que se hace imprescindible que el gerontólogo se
maneje bien con la asertividad negativa [no-asertiva] y positiva [asertiva] del
adulto mayor, de tal forma que pueda mantener posturas firmes y acertadas en
el manejo de situaciones especiales que surgen del contacto diario en la
comunicación que establece con él.

En ocasiones el adulto mayor puede establecer comunicaciones no asertivas,


esto de acuerdo con Aguilar Kublí consiste en:

No comunicarse o hacerlo de una manera débil, hablando con


demasiada suavidad o “timidez”, ocultando lo que piensa en contenido o
intensidad, siendo comúnmente indirecto en el mensaje, rodeando el
tema o disculpándose cuando la situación requiere que hablemos claro
respecto a los que deseamos o necesitamos.

Cuando el adulto mayor está “acostumbrado” a relacionarse de forma no


asertiva, durante la entrevista se ve obstaculizado el flujo de información
debido a que la persona suele sentirse intimidado, desmotivado, inseguro,
abrumado, victimizado, no puede expresar con libertad sus sentimientos y
vivencias. Por lo tanto en el caso de entrevistas de diagnóstico e investigación
será muy parco en sus respuestas y opiniones. Y en el de entrevista de consejo

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terapéutico será un elemento que se tendrá que tomar en cuenta para trabajar
y mejorar.

Es necesario tener presente que la conducta asertiva no debe esperarse


siempre del adulto mayor, puesto que es la persona con quien se está
trabajando y es sujeto de atención. Sin embargo si es un ideal en la conducta
gerontólogo, la capacidad de aserción positiva, tomando en cuenta que los
componentes esenciales de la asertividad son “respetarse a sí mismo, respetar
a los demás, ser directo, honesto y oportuno, control emocional, saber decir y
escuchar, ser positivo y la expresión no-verbal de los mensajes” Aguilar Kubli
(1991).

Entrevista con adultos mayores

Perfil del aplicador en la entrevista gerontológica

Por supuesto el perfil ideal para realizar una entrevista gerontológica es el del
Licenciado en Gerontología, que cuenta con las herramientas metodológicas
necesarias aunadas a un profundo conocimiento del proceso de
envejecimiento, la vejez y los adultos mayores. Desde su perspectiva puede
interpretar con mayor precisión y sensibilidad los cambios anímicos, las
preocupaciones, las ideas erróneas, los mecanismos de afrontamiento y
adaptación propias de las personas mayores. Así mismo es consiente de sus
capacidades físicas y su manejo. De no ser un Gerontólogo si es necesario que
tenga suficientes conocimiento en la materia para poder entablar empatía e
interpretar adecuadamente la información subyacente a la situación de
entrevista.

En general la entrevista gerontológica requiere además un conocimiento


profundo de lo que se va a investigar, aptitudes abiertas y habilidades mentales
primarias básicas como fluidez y comprensión verbal, raciocinio además de
inteligencia emocional adecuadas. Está última debe incluir sensibilidad, tacto,
empatía, humildad, sencillez, tenacidad, veracidad, actitud de escucha, calidez,
gentileza, sentido del humor, respeto, lenguaje adecuado y autenticidad.
Fernández Ballesteros (2000) y Cicero y Moreno (2000).

Asegurar el éxito en la entrevista gerontológica

A pesar de la disposición mostrada por el adulto mayor para llevar a cabo la


entrevista pueden existir factores que influyan para que los objetivos
propuestos no se cumplan. Estos pueden estar en el orden de las capacidades
físicas, las respuestas emocionales, los mecanismos psicológicos o el contexto
social en que la persona mayor se desenvuelve.

En el aspecto físico es indispensable considerar que las respuestas


psicomotoras en la vejez, cuya velocidad de respuesta está en relación con la
capacidad de los sentidos, la efectividad de la percepción y de la transmisión
neuromuscular, sufren un aumento en el tiempo de reacción entre el estímulo y
el comienzo de la respuesta; de acuerdo con Moragas (1991) “el proceso de la
información recibida en el cerebro lleva más tiempo y la causa parece ser la

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espera, que deben realizar los estímulos, por no haberse producido las
respuestas de los que llegaron antes” lo que requiere que las preguntas e
interacciones de la entrevista sean más pausadas, y el tiempo de espera de la
respuesta se lentifique. La prisa y ansiedad por parte del entrevistador puede
hacerle suponer que el adulto no quiere cooperar, cuando no responde
rápidamente a sus preguntas.

Entre los cambios más comunes que presentan los adultos mayores se
encuentra la disminución para percibir estímulos ambientales a través de los
órganos de los sentidos. Para la situación de entrevista son esenciales la vista
y el oído, por lo que es necesario identificar, desde un inicio, si existe alguna
dificultad en este sentido con el fin de que el entrevistador ajuste sus
estrategias de entrevista a estas circunstancias.

Algunas respuestas emocionales como la ansiedad y el miedo también pueden


interferir en la disposición para ser entrevistado o para otorgar cierto tipo de
información, sobre todo de índole personal, el papel del entrevistador para
establecer confianza y seguridad es fundamental para obtener éxito en la
entrevista. Por otro lado la angustia, entendida como “la respuesta global de la
personalidad ante situaciones que el sujeto experimenta como amenazantes
para su existencia organizada” Cicero y Moreno (2000), puede afectar el
comportamiento de los adultos mayores en la entrevista debido a la rigidez en
las técnicas de afrontamiento ante las amenazas percibidas. Las tres
principales fuentes de angustia, de acuerdo con estos autores son: La soledad,
la vergüenza y la culpa, situaciones de las que el adulto mayor suele ser “presa
fácil”, y que el entrevistador no puede pasar por alto.

Finalmente el contexto social y cultural del entrevistado y de quien lo entrevista


son fundamentales, no sólo para entablar empatía, sino para comunicarse de
forma efectiva, cierto lenguaje común, surgido de un bagaje cultural similar, al
menos en lo que se refiere a la cultura general, logrará mejorar la comunicación
y relación interpersonal durante la situación de entrevista. Para lograrlo es
importante que el gerontólogo tenga información suficiente sobre el contexto
sociocultural de la persona o grupo que va a entrevistar y se prepare para
hacerlo de la mejor manera posible.

Relación gerontólogo/adulto mayor

Un punto fundamental para observar continuamente en la situación


interpersonal que ocurre dentro de la entrevista con adultos mayores está
constituido por el cuidado en las relaciones de transferencia y
contratransferencia en el sentido psicoanalítico que Freud le dio al término. En
el texto de Cicero y Moreno (2000) éstas están definidas como:

TRANSFERENCIA Y CONTRATRANSFERENCIA, definiendo la primera


como similitud de los sentimientos que se tienen hacia el entrevistador
con los que se tuvieron hacia los padres [abuelos] o figuras significativas
en el pasado (infancia). Y la segunda –contratransferencia lo mismo pero
de parte del entrevistador hacia el entrevistado. [Sentimientos similares
que se tuvieron hacia los hijos o nietos].

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Referencias

Aguilar Kublí, Eduardo (1991) Asertividad: sé tú mismo sin sentirte culpable,


México, Editorial Pax México.

Bischof Ledford, S. (1982) Interpretación de las teorías de la personalidad.


México. Trillas. Pp. 561-571.

Cicero Franco Mario y Moreno Camacho Sotero (2000) Teoría y técnica de la


entrevista. México, UNAN, Facultad de Psicología.

Fernández Ballesteros, Rocío (2000) Gerontología Social, Madrid,


Psicología/Pirámide.

Freud, Sigmund “Psicopatología de la vida cotidiana” en


http://www.elalmanaque.com/psicología/freud/20a.htm

García Rivas, Ma. del Socorro (2001) Metodología de la entrevista (Módulo I


del Diplomado Estudio de Casos), México Universidad Nacional
Autónoma de México-Escuela Nacional de Trabajo Social (unam-ents).

Moragas Moragas, R. (1991) Gerontología Social: Envejecimiento y calidad de


vida. Barcelona, Editorial Herder.

Morris Charles G. y Maisto Albert A. (2009) Psicología México, Pearson.


pp 372-374.

Nahoum Charles (1985) La entrevista psicológica, México, Editorial kapelusz.

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