Dios Es Amor Atributo Trabajo Teologia

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INTITUTO BIBLICO NOCTURNO SIEMBRA Y COSECHA

(IBISCAD)
ASAMBLEAS DE DIOS INC.

MATERIA:
Teología I

TEMA:
Atributo de Dios;
“DIOS ES AMOR”

SUSTENTANTE:
Cándido E. Guerrero García

FACILITADOR:
Mtro. Félix Nolasco

Fecha:
02/10/2019

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Atributo de Dios; “DIOS ES AMOR”

Introducción

Este trabajo de investigación trata acerca de uno de los atributos de Dios,


específicamente el Amor, “Dios es amor” estaré explicando el origen del amor de Dios, la
razón que lo hace ser un Dios de amor, nuestra investigación está basada en la verdad
bíblica, que podemos encontrar en el libro del apóstol 1 Juan 4:8 que afirma la expresión de
que “Dios es amor” verdades como: Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero
(1 Juan 4:19).

En tal sentido estaremos destacando la importancia de conocer al Dios de Amor, para de


esta manera tener presente que su amor fue tan grande que al momento del hombre caer en
el pecado, su amor inmediatamente piensa en la restauración del hombre a través de su hijo,
marcando así la expresión de amor más grande y maravilloso que jamás haya sido
manifestada.

Este tema será ampliado en el desarrollo de este trabajo de investigación.

Te invito a conocer al Dios de amor…

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Atributo de Dios; “DIOS ES AMOR”

El amor, es uno de los atributos de Dios por cuya razón desea mantener una
relación personal con los que llevan su imagen, esto es el hombre, y especialmente con los
que han sido hechos santos y son como el en carácter. En las sagradas Escrituras
encontramos una declaración sobre el ser de Dios. Dicha declaración la podemos ver en el
Nuevo Testamento y fue enunciada o pronunciada por el apóstol Juan y nos dice que
“Dios es amor” (1 Juan 4:8).

Cuando la Escritura manifiesta que “Dios es amor”, revelando así que el amor es uno de sus
atributos esenciales, no hace uso de una frase poética, por el contrario, al hacer uso de esta
sencilla y conocida frase, la Escritura nos está manifestando una de las más completas y
complejas definiciones o declaraciones sobre Dios.

La mayoría de nosotros hablamos en nombre del amor en casi todas las esferas de nuestras
relaciones, cuando hablamos del amor de Dios nos encontramos con el problema de que el
amor de Dios es en muchos aspectos radicalmente diferente a lo que la mayoría de nosotros
comúnmente llamamos amor. Al hablar del amor de Dios, debemos dejar que sea la misma
Escritura la que nos devele y presente los detalles relacionados con el amor de Dios.

Algunas de las características que del amor de Dios que nos presentan las Escrituras es que:
Nace en Dios mismo y de sí mismo: Esto significa que la causa de su amor está en Dios y
no en sus criaturas. Dios ama de sí mismo independientemente de que el objeto de su amor
sea merecedor o no de su amor porque en su naturaleza amar es su prerrogativa y sola
decisión. Recordemos que el amor es una decisión; Dios ha decidido manifestar amor, su
amor.

“No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido,
pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os
amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con
mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto”
(Deuteronomio 7:7-8) “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19).

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Atributo de Dios; “DIOS ES AMOR”

El amor no es simplemente uno de sus atributos, es su misma naturaleza. Muchos


hoy en día hablan del amor de Dios, pero son ajenos por completo al Dios de amor.

Dios no nos amó porque nosotros le amábamos, sino que nos amó antes de que tuviésemos
una sola partícula de amor hacia él. Si Dios nos hubiera amado correspondiendo a nuestro
amor, no hubiera sido espontáneo; pero, porque nos amó cuando no había amor en
nosotros, es evidente que nada influyó en su amor. Si Dios ha de ser adorado, y el corazón
de sus hijos probado, es importante que tengamos ideas claras acerca de esta verdad
preciosa.

Esta es una urgente necesidad que se hace evidente, no sólo por la ignorancia general que
prevalece, sino también por el estado tan bajo de espiritualidad que, triste es decirlo, es
característica general de muchos de los que profesan ser cristianos.

El amor de Dios es inherente. Es decir que no hay nada en los objetos de su amor que pueda
provocarlo, ni nada en la criatura que pueda atraerlo o impulsarlo. El amor que una criatura
siente por otra es producido por algo que hay en ésta; pero el amor de Dios es gratuito,
espontáneo, inmotivado. La única razón de que Dios ame a alguien reside en su voluntad
soberana.

“No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová, y os ha escogido;
porque vosotros erais los más pocos de todos los pueblos; sino porque Jehová os amó”
(Deuteronomio 7:7,8). Dios ha amado a los suyos desde la eternidad, y, por lo tanto, nada
que sea de la criatura puede ser la causa de lo que se halla en Dios desde la eternidad. El
ama por sí mismo “según el intento suyo” (2 Timoteo 1:9).

El amor de Dios hacia cada uno de los suyos no fue movido en absoluto por nada que
hubiera en ellos. En nosotros no hay nada que pueda atraer el corazón de Dios, nada
absolutamente.

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Atributo de Dios; “DIOS ES AMOR”
Al contrario, todo lo que le repele, todo lo que le haría aborrecerme es el pecado,
depravación, y la corrupción que estaba en mi corazón; en el hombre no había nada bueno
después de pecar.

Esta verdad queda expuesta en Efesios 1:4,5: “Según nos escogió en él antes de la
fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor;
habiéndonos predestinado”. ¡Qué de alabanzas debería producir el corazón al pensar que si
el amor de Dios no tuvo principio tampoco puede tener fin! Si es verdad que “desde el siglo
hasta el siglo” Él es Dios y es “amor” entonces es igualmente verdad que ama a su pueblo
“desde el siglo y hasta el siglo”.

En el libro de Efesios 2:4: “Sin embargo, Dios, que es rico en misericordia, por su mucho
amor con que nos amó”; la palabra “mucho” aquí es sinónima de “de tal manera amó Dios”
en Juan 3:16. Nos habla de un amor tan sobresaliente que no puede ser calculado.

Ninguna lengua puede expresar fielmente la infinitud del amor de Dios, ni ninguna mente
comprenderla: “excede a todo conocimiento” (Efesios 3:19). Las más vastas ideas que la
mente finita puede formarse del amor divino están muy por debajo de su verdadera
naturaleza. Del mismo modo que en Dios “no hay mudanza, ni sombra de variación”
(Santiago 1:17), tampoco su amor conoce cambio o disminución. El indigno Jacob ofrece
un ejemplo poderoso de esta verdad: “A Jacob amé”, declaró Jehová, y, a pesar de toda su
incredulidad y desobediencia, El nunca dejó de amarle.

El amor de Dios no lo regula el capricho, ni la pasión, ni el sentimiento, sino un principio.


Del mismo modo que su gracia no reina a expensas de la misma, sino “por la justicia”
(Romanos 5:21), así su amor nunca choca con su santidad.

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Atributo de Dios; “DIOS ES AMOR”
La Escritura declara que “el Señor al que ama castiga, y azota a cualquiera que
recibe por hijo” (Hebreos. 12:6). Dios no cerrará los ojos al pecado, ni siquiera al de sus
hijos. Su amor es puro, sin mezcla de sentimentalismo sensiblero.

El amor y el favor de Dios son inseparables. Ese amor fue el poder impulsor de la
encarnación de Cristo: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito” (Juan 3:16).

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Atributo de Dios; “DIOS ES AMOR”

Conclusión

Después de agotar esta investigación acerca del atributo Dios es amor, puedo
concluir diciendo que el inmenso amor de Dios nos alcanzó y nos hizo libre, utilizando un
medio de dolor y quebrantamiento, sufriendo hasta morir, y este amor lo manifestó a través
del hijo.

Cristo no murió para hacer que Dios nos amara, sino porque nos ama. La cruz de Cristo es
la demostración suprema del amor divino. Siempre, que seamos tentados a dudar del amor
de Dios, recordemos el Calvario.

He aquí, abundante motivo para confiar en Dios, y para soportar con paciencia la aflicción
que envía, Cristo era el amado del Padre, y aun así no estuvo exento de pobreza, afrenta y
persecución. Sufrió hambre y sed. De ahí que, al permitir que los hombres le escupieran y
le hirieran, el amor de Dios hacia Cristo no sufrió menoscabo.

Así pues, que ningún cristiano dude del amor de Dios al ser sometido a pruebas y
aflicciones dolorosas. Dios no enriqueció a Cristo con prosperidad temporal en este mundo,
ya que “no tenía donde recostar su cabeza”. Pero sí le dio el Espíritu sin medida, Siendo así,
aprendamos que las bendiciones espirituales son los dones principales del amor divino.

¡Es una maravillosa bendición conocer que, aunque experimentemos hostilidad, podemos
contar con un Dios que nos ama incondicionalmente!

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