Lucía Guerra Cunningham El Personaje Literario 1986
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El personaje literario feme
nino y otra mutilaciones
LUC?A GUERRA-CUNNINGHAM
Santiago de Chile, 1943. Ha publicado critica: La narrativa de Mar?a Luisa Bombai, Mujer
y sociedad en Am?rica Latina; y la novela Mas all? de las mascaras. Es profesora de litera
tura latinoamericana de la Universidad de California-Irvine.
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4 EL PERSONAJE LITERARIO FEMENINO
3. De este modo, en la teor?a freudiana, por ejemplo, lo femenino asociado con el princi
pio del placer en oposici?n al principio de la realidad, representa un elemento retardatorio
para el avance de la civilizaci?n, concepto elaborado por Sigmund Freud en su libro El ma
lestar de la cultura publicado originalmente en Viena en 1930.
4. Es interesante observar que en su completo estudio sobre el h?roe m?tico, Joseph
Campbell comenta la ausencia significativa de personajes femeninos heroicos. The Hero
with a Thousand Faces, New York, World Publishing Co., 1956.
5. Yuri M. Lotman, Estructura del texto art?stico, Madrid, Istmo, 1970.
6. Yuri M. Lotman subraya esta dimensi?n ontol?gica de la creaci?n al afirmar: ?Al
crear el hombre una posibilidad convencional de hablar consigo mismo en diversos lengua
jes, al codificar de modos diversos su propio 'yo', el arte ayuda al hombre a resolver uno de
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LUC?A GUERRA-CUNNINGHAM 5
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6 EL PERSONAJE LITERARIO FEMENINO
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8 EL PERSONAJE LITERARIO FEMENINO
12. Jorge Isaacs, Mar?a, La Habana, Casa de las Americas, 1970, p. 142.
13. Enrique Pupo-Walker se?ala esta progresi?n simb?lica que asocia al personaje con la
Naturaleza en su art?culo ?Relaciones internas entre la poes?a y la novela de Jorge Isaacs?,
Thesaurus, XXII (1967), pp. 45-9.
14. Es importante se?alar que seg?n la Iglesia Cat?lica, la actividad sexual en el matrimo
nio no debe concebirse como fuente de placer sino exclusivamente como medio para la pro
creaci?n.
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LUC?A GUERRA-CUNNINGHAM 9
...Ramiro vio una cosa hechicera, deliciosa, toda vida, toda juventud, toda
sangre, que palpitaba bajo su ansia. Era la boca, aquella boca roja de Bea
triz, que el demonio carnal la hab?a ense?ado a salivar brevemente y a en
sanchar y contraer de inquietante manera. Ramiro cerc? con su brazo el
cuello de la ni?a, oprimi?ndola con dulzura. Sinti? entonces el impulso fre
n?tico de poner sus labios sobre los labios de la doncella, de beber y morder
en ellos el amor, la lujuria, el delirio, ?locamente!, y la atrajo por fin hacia
?l con rabiosa vehemencia.17
15. Aurelia S?nchez anota esta importante relaci?n entre los modelos religiosos y los c?
nones de conducta impuestos a la mujer en su ensayo ?Archetypes and Religious Stereo
types: Their Impact on Man-Woman Relations?, An Anthology on Women in Latin
America, M?xico, Arias, 1964, pp. 15-25.
16. Ignacio M. Altamirano, El Zarco, M?xico, Porr?a, 1969, pp. 22-3.
17. Enrique Larreta, La gloria de don Ramiro, Madrid, Espasa-Calpe, 1970, p. 171.
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10 EL PERSONAJE LITERARIO FEMENINO
Del cuerpo virginal no tendremos derecho sino al o?do, las l?grimas y los se
nos. El hecho de que el ?rgano sexual femenino se haya transformado en
esta inocente cascara o recept?culo de sonido, puede contribuir eventual
mente a erotizar la escucha, la voz, hasta el entendimiento; pero sobre todo
a rebajar la sexualidad al rango de sobre-entendido y a fundar la experien
cia sexual femenina en una universalidad la cual no admite m?s alternativa
que vivir la propia experiencia de manera hiperabstracta mereciendo as? la
gracia divina y la asimilaci?n al orden simb?lico.19
18. Para un interesante recuento de los documentos teol?gicos que discurren acerca de la
sexualidad en la mujer, consultar el ensayo de James A. Brundage titulado ?Prostitution in
the Medieval Canon Law?, Signs, vol. I, No. 4 (1976), pp. 825-45.
19. Julia Kristeva, ?Her?tica del amor?, Escandalar, vol. VI (1983), p. 74.
20. Glantz, pp. 37-41.
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LUC?A GUERRA-CUNNINGHAM 11
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12 EL PERSONAJE LITERARIO FEMENINO
22. Gabriel Garc?a M?rquez, Cien a?os de soledad, Buenos Aires, Sudamericana, 1969,
p.97.
23. Susan K. Cornillon. ?The Fiction of Fiction? en Images of Women in Fiction:
Feminist Perspectives, Bowling Green, Ohio, Bowling Green University Popular Press,
1972, p. 113. La traducci?n es m?a.
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LUC?A GUERRA-CUNNINGHAM 13
Pero aparte de ser una creaci?n masculina que plasma los valores ex
pl?citos asignados por la ideolog?a dominante al hombre y la mujer, el
personaje literario femenino cumple adem?s la funci?n de el Otro a un
nivel m?s abstracto. La representaci?n de la mujer en nuestra cultura no
s?lo ha pasado por las mediaciones concretas antes se?aladas, sino que
tambi?n se la ha desprovisto y despojado de un cuerpo para configurar el
mito de la femineidad. En su posici?n de Otro para la subjetividad mas
culina representa la fuente inconsciente del impulso creativo, la sexuali
dad no regulada, el misterioso principio de la unidad o el esp?ritu en una
dimensi?n que anula lo pragm?tico. Es m?s, para la concepci?n junguia
na el ?nima corresponde a las tendencias femeninas ocultas en el hombre
y que son portadoras de los sentimientos vagos, lo irracional y lo incons
ciente. Sin duda, como individuo tradicionalmente desligado de las acti
vidades de producci?n e intercambio econ?mico, su marginalidad misma
provee un sustrato simb?lico para todo aquello que es reprimido, sancio
nado o no valorado por la sociedad capitalista. De manera significativa,
entonces, la femineidad ha sido un sin?nimo de la subversi?n del Orden.
As?, Jean-Paul Sartre en El Ser y la nada metaforiza la femineidad como
lo susceptible de abrirse, como anchos orificios que constituyen un lla
mado al Ser en una apertura que saca al individuo de si mismo para que
retorne a ser ?l en s? (En-soi-Pour-soi).24 De la misma manera, los movi
mientos art?sticos de vanguardia le adscribieron a la feminiedad el
car?cter subversivo de lo an?rquico y lo amoral, como es el caso de An
dr? Breton, por ejemplo, quien abogaba por ?el sistema femenino del
mundo, por sobre y contra el sistema masculino?.25
Como proyecci?n metaf?sica de una insatisfacci?n masculina en una
sociedad alienante donde todo est? determinado a poseer un valor de
cambio, el personaje femenino se construye sobre una Alteridad abstrac
ta que adquiere en la representaci?n rasgos esquem?ticos y concretos.
Mar?a en El t?nel (1949) de Ernesto S?bato posee indudablemente este
sustrato abstracto expresado en su inaccesibilidad que, a la vez, constitu
ye la obsesi?n y autocondena de Juan Pablo Castel en su existencia solip
sista y enajenada. Como ha observado la cr?tica, en la novel?stica de
Juan Carlos Onetti los personajes de la mujer pura y la prostituta se sub
sumen en la problem?tica existencial de los personajes masculinos. La
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14 EL PERSONAJE LITERARIO FEMENINO
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LUC?A GUERRA-CUNNINGHAM 15
27. En este sentido ser?a interesante analizar la figura protag?nica de ?gata en Todo ver
dor perecer? (1942) de Eduardo Mallea, en t?rminos de una femineidad que el narrador
apof?ntico trata de definir a partir de un discurso racional y falologoc?ntrico.
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16 EL PERSONAJE LITERARIO FEMENINO
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LUC?A GUERRA-CUNNINGHAM 17
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18 EL PERSONAJE LITERARIO FEMENINO
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LUC?A GUERRA-CUNNINGHAM 19
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