VET - KookTae
VET - KookTae
VET - KookTae
Otro suspiro escapó de sus labios, sintiéndose tan atraído como cada día, y no iba
a negarlo, también algo decepcionado. Es que Taehyung no iba a pecar de falsa
modestia, pues sabía que su apariencia era bastante llamativa y que su atractivo podía
entrar fácilmente en lo que él llamaba "Sobre el promedio coreano". Aquello le había
permitido desde su adolescencia hacerse de una gran habilidad para conquistar al
chico que pudiese interesarle; pero eso había cambiado rotundamente cuando
decidió entrar en aquella clínica veterinaria el año anterior.
Dios... Aquello había sido la ruina de Taehyung. La forma en que sus ojos fríos
se suavizaban, rodeándose de pequeñas arrugas; cómo sus labios se curvaban
dejando ver sus dientes... Eso había sido demasiado. La sonrisa de Jungkook lo había
dejado idiotizado por largos minutos la primera vez que lo vio. Aunque pronto
descubrió algo horrible: El único momento en que su jefe mostraba aquella sonrisa,
era cuando se relacionaba con sus pacientes.
Jungkook nunca le sonrió a alguien más... Ni siquiera a los dueños de las
mascotas. De hecho, el pelinegro podía haber pasado como el hombre más serio y
frío que Taehyung pudo conocer en su vida, si no fuera por el hecho de haber
descubierto aquel tesoro.
—Llévalo a su canil, revisa que el resto de los pequeños esté bien con sus horarios
de alimentación, cambia el agua por agua fresca, revisa el inventario de
medicamentos y cuando termines, puedes cerrar. Estaré en mi oficina terminando la
ficha de este pequeño— Jungkook habló de manera automática, sin un atisbo de
emoción a la sonrisa de Taehyung, como cada vez que el castaño intentaba hacerse
notar—, ve con Tae y se un buen chico, precioso —dijo extendiéndole con cuidado
al pequeño cachorro, acariciándolo con afecto.
Taehyung musitó, caminando hacia los caniles con expresión derrotada, dejando
al cachorro en su jaula y verificando que todo estuviese perfecto para la comodidad
del pequeño perro. Dejó caer su cuerpo junto a la jaula, acariciando una última vez
al perro y suspirando con desánimo.
Con algo más de ánimo gracias a su tiempo con aquellos animales, se levantó del
piso y se dedicó a seguir cada orden dada por Jungkook, sonriendo ampliamente al
terminar todo, esperando que la diligencia con la que realizaba su trabajo, fuese del
agrado del pelinegro.
Buscó sus cosas y cerró la veterinaria, sabiendo que Jungkook odiaba ser
interrumpido cuando trabajaba.
— ¡Ni siquiera se da cuenta de mis jodidos coqueteos! No soy nada feo, pero el
muy idiota parece un robot.
— ¿Ah?
—Ya sabes... Bueno, puede ser que no funcione, pero no perderías nada en
probar...
Esperó en el sofá, jugando con su cachorro hasta que Jimin volvió con una caja
en sus manos, sonriendo con diversión.
— ¿Y eso?
—Para ti, un regalo —dijo sentándose junto a Taehyung y abriendo la caja; una
carcajada escapó de sus labios al ver al castaño sonrojarse—, no te preocupes, sólo
te daré esto, sin devolución, ¿Eh? Está nuevo.
—Yo...
— ¿Te acobardaste?
—Entonces vuelve a tu apartamento y haz lo que tengas que hacer —Jimin rió,
tomando a Yeontan en sus brazos con cuidado—, Yeontannie dice: ¡Fighting!
Taehyung exhaló con fuerza, cerrando sus ojos por unos segundos para darse
ánimo. —No puede empeorar... ¿Cierto?
—Cierto.
Decidió que lo mejor sería una ducha rápida para después arreglarse lo mejor que
pudo; se miró al espejo y sus mejillas ardieron, golpeándola suavemente para no
acobardarse. Buscó su teléfono y con dedos temblorosos, marcó el número del
pelinegro, rogando que no fuese a odiarlo por estar llamando a las dos de la mañana.
— ¿Taehyung?
— ¿Estás bien?
"¡Mierda!"
— ¿Tu perro?
—Si es que comió algo, intenta inducir el vómito —habló seriamente, haciendo
que Taehyung mordiera su labio ante el aparente fracaso en su plan. Era obvio,
Jungkook no aceptaría algo tan idiota, y al final sólo quedaría como una llamada
molesta de su recepcionista—, haz eso mientras tanto, envíame tu dirección por
mensaje.
~•~•~
—A-Acá...
Caminó por el corto pasillo, siguiendo la voz de Taehyung, sus ojos recorriendo
con curiosidad el apartamento de su recepcionista.
Sabía que Taehyung era apuesto; nunca tuvo duda de aquello, sumado al hecho
de que el castaño era jodidamente agradable. Pero era su recepcionista, no se suponía
que debiera verlo de otra forma. Por eso, solía ignorar aquellas sonrisas que
removían todo en él, o la forma en que el castaño lo observaba cuando creía no estaba
prestando atención.
No se suponía que su relación laboral pasara de eso, pero ver al castaño usando
aquellas orejas de gato, vistiendo nada más que un jodido choker con un cascabel
que tintineaba suavemente con el movimiento y una jodida cola que claramente sólo
tenía una forma de estar sosteniéndose, no estaba ayudando a su autocontrol.
—Gukkie... —llamó suavemente, su voz sonando casi como un ronroneo que
envió un pinchazo de placer a su entrepierna. Inconscientemente, el pelinegro dejó
caer su bolso, acercándose hacia Taehyung, parando a una distancia prudente. Su
respiración volvió a detenerse cuando el castaño restregó su mejilla contra su
abdomen, bajando ligeramente ayudado por la posición.
—T-Tae… —. Pese a llamarlo, ni siquiera estaba seguro de qué era lo que quería
decir. Mientras Taehyung se restregaba ahora con más ganas, su espalda se curvó
excesivamente, era casi obscena la forma en que su cuerpo se movía para acercarse.
La mano del pelinegro acarició suavemente el cabello de Taehyung, cerrando sus
ojos cuando sintió la boca del castaño presionar por sobre su ropa, mordiendo con
suavidad—. Eres un buen chico...
Con renuencia, se separó del pelinegro, lamiendo una última vez antes de observar
a Jungkook.
Jungkook llevó dos de sus dedos a su boca, lamiendo hasta humedecerlos antes
de penetrar a Taehyung con ellos con facilidad gracias al accesorio que Taehyung
usaba antes; sus dedos se curvaron, encontrando rápidamente la próstata del castaño,
disfrutando de la cadena de palabras ininteligibles que Taehyung dejaba escapar
entre gemidos desesperados, rogando por más. Jugó con él por minutos que se
volvían tortuosos, usando su mano libre para masturbarse ante la imagen de
Taehyung totalmente entregado a él.
Jungkook rió apenas, su voz ahogada por gemidos. — ¿Por favor, qué?
Los dedos de Jungkook se enterraban en sus caderas para sostenerlo, el sonido del
cascabel el su cuello mezclándose con los gemidos de ambos y sus cuerpos brillando
por la ligera capa de sudor que los cubría.
—Te equivocas... Cada vez que sonrío, es porque mi sexy recepcionista está
suspirando mientras me vigila.
Fin