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SL4327 2021

Este documento presenta el resumen de un caso judicial relacionado con una demanda interpuesta por Efrén Jorge Parra Bertel contra Electricaribe S.A. E.S.P. para el reconocimiento de su pensión de jubilación. En primera instancia se absolvió a la demandada, pero en segunda instancia se revocó la sentencia y se condenó a Electricaribe a reconocer y pagar la pensión de jubilación convencional a Parra Bertel, así como los reajustes del 15% establecidos en la ley y el pago de retroactivos
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SL4327 2021

Este documento presenta el resumen de un caso judicial relacionado con una demanda interpuesta por Efrén Jorge Parra Bertel contra Electricaribe S.A. E.S.P. para el reconocimiento de su pensión de jubilación. En primera instancia se absolvió a la demandada, pero en segunda instancia se revocó la sentencia y se condenó a Electricaribe a reconocer y pagar la pensión de jubilación convencional a Parra Bertel, así como los reajustes del 15% establecidos en la ley y el pago de retroactivos
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FERNANDO CASTILLO CADENA

Magistrado ponente

SL4327-2021
Radicación n.° 85795
Acta 36

Bogotá, D. C., veintidós (22) de septiembre de dos mil


veintiuno (2021)

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


la ELECTRIFICADORA DEL CARIBE S.A. E.S.P. contra la
sentencia proferida por la Sala Segunda de Decisión Laboral
del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla,
el 21 de noviembre de 2018, en el proceso que instauró en
su contra EFRÉN JORGE PARRA BERTEL.

AUTO

Se acepta el impedimento manifestado por el


magistrado OMAR ÁNGEL MEJÍA AMADOR, en
consecuencia, se le declara separado del conocimiento de
este proceso.

I. ANTECEDENTES

SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 85795

Efrén Jorge Parra Bertel llamó a juicio a Electricaribe


S.A. E.S.P. con el fin de que se le reconociera la pensión de
jubilación establecida en la Convención Colectiva de
Trabajo celebrada entre la Electrificadora del Atlántico S.A.
y el Sindicato de Trabajadores de Empresa de Energía
Eléctrica de la Costa Atlántica, desde el 3 de mayo de 2008,
en cuantía no inferior al 75% del promedio de lo devengado
en el último año de servicio; las mesadas principales y
adicionales y los incrementos anuales previstos en la Ley 4ª
de 1976 y en la Ley 100 de 1993, el retroactivo pensional, la
indexación de la primera mesada y las costas.

Fundamentó sus peticiones, básicamente, en que:


nació el 1.° de febrero de 1953, fue vinculado a la
Electrificadora del Atlántico S.A., el 2 de mayo de 1988 y,
posteriormente, continuó al servicio de Electricaribe S.A.
ESP, en virtud de la sustitución patronal, hasta el 20 de
septiembre de 2012, fecha en la que se acogió al plan de
retiro voluntario; desempeñó el cargo de Inspector Centro
Técnico en Barranquilla; es beneficiario de la pensión de
jubilación convencional por cumplir los requisitos de edad y
veinte años de servicios continuos o discontinuos
«completando así los 70 puntos»; en la Convención Colectiva
de Trabajo del 1.° de agosto de 1983 se pactó que todos los
trabajadores pensionados o que se pensionen en el futuro
por la Electrificadora del Atlántico S.A., se les seguirán
reconociendo todos los derechos contemplados en la Ley 4ª
de 1976 sin consideración a su vigencia; la prestación debe
ser reajustada hasta un 15% anual conforme a lo dispuesto

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en la última norma citada, por lo que se le adeudan las


diferencias causadas, debidamente indexadas por ser su
mesada inferior a cinco salarios mínimos legales mensuales
vigentes.

Señaló que mediante Acta de Conciliación n.° 6982


suscrita ante el Ministerio de Trabajo, Electricaribe se
comprometió a seguir reconociéndole el descuento de
energía eléctrica, servicio médico especial, auxilios
escolares, universitarios y becas universitarias en la forma
prevista en la convención colectiva vigente, a partir del
reconocimiento de «la pensión legal de vejez o invalidez y
mientras tenga esta condición». Que en aplicación de la
condición más beneficiosa tiene derecho a la pensión de
jubilación reclamada pues se trata de un derecho cierto,
indiscutible e imprescriptible; y que al momento de su retiro
contaba con 59 años de edad y devengaba un salario de
$2.445.925.

Electricaribe S.A. E.S.P., al dar respuesta a la


demanda, aceptó los hechos relativos a la vinculación; se
opuso a la prosperidad de las pretensiones porque
consideraba que el actor no reunía los requisitos
contemplados en el Acuerdo Colectivo del 18 de septiembre
de 2003 para ser acreedor de la pensión de jubilación; que
el citado suscribió acta de conciliación el 24 de septiembre
de 2012, que hizo tránsito a cosa juzgada; que, conforme a
lo dispuesto en el Acto Legislativo 01 de 2005, las pensiones
contenidas en pactos, convenciones colectivas, laudos o
acuerdos se mantendrían por el término inicialmente

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pactado, pero no podrían estipularse con posterioridad a su


vigencia y, en todo caso, perdieron vigencia el 31 de julio de
2010.

En su defensa propuso las excepciones de inexistencia


de la obligación, cosa juzgada, carencia de acción,
prescripción, compensación y buena fe.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Cuarto Laboral del Circuito de


Barranquilla, al que correspondió el trámite de la primera
instancia, mediante fallo de 13 de junio de 2018, declaró
probada la excepción de inexistencia de la obligación y
como consecuencia absolvió a la demandada de todas las
pretensiones.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Segunda de Decisión Laboral del Tribunal


Superior del Distrito Judicial de Barranquilla, mediante
fallo del 21 de noviembre de 2018, al resolver el recurso de
apelación interpuesto por la parte actora, dispuso lo
siguiente:

PRIMERO: REVOCAR la sentencia del 13 de junio de 2018,


dictada por el Juzgado Cuarto Laboral del Circuito de
Barranquilla, para en su lugar disponer CONDENAR a la
ELECTRIFICADORA DEL CARIBE S.A. E.S.P. reconocer y pagar
al señor EFREN JORGE PARRA BERTEL pensión de jubilación
convencional a partir del 21 de septiembre de 2012, con el
reajuste del 15% dispuesto en la Ley 4 de 1976, mientras no

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supere el límite de los 5 SMLMV, en una suma inicial de


$1.835.193,75.

SEGUNDO: DECLARAR PROBADA parcialmente la excepción de


prescripción respecto de las mesadas causadas con anterioridad
al 8 de julio de 2013, y no probadas las demás.

TERCERO: CONDENAR a la ELECTRIFICADORA DEL CARIBE


S.A. E.S.P. a pagar al demandante EFREN PARRA BERTEL
retroactivo pensional por valor de $192.329.603,78, causado
desde el 8 de julio de 2013 hasta el 30 de septiembre de 2018,
sin perjuicio del que se siga causando.

En lo que interesa al recurso extraordinario, el


Tribunal consideró que el problema jurídico a resolver
consistía en determinar si el demandante tenía derecho al
reconocimiento y pago de la pensión de jubilación
convencional y, en caso afirmativo, si había lugar a los
incrementos del 15% previstos en la Ley 4ª de 1976.

Recordó que no fue objeto de controversia la existencia


de la relación laboral entre el 2 de mayo de 1988 al 20 de
septiembre de 2012; que las partes suscribieron un acta de
conciliación el 24 de septiembre de 2012, mediante la cual
acordaron la terminación del contrato de trabajo por mutuo
acuerdo y la empresa canceló la liquidación definitiva de
prestaciones sociales y una suma conciliatoria.

En cuanto al reconocimiento pensional se remitió a la


norma convencional sobre los requisitos de la pensión de
jubilación; posteriormente, acudió al artículo 472 del CST,
del que resaltó que la convención colectiva de trabajo se
mantiene vigente hasta tanto sea derogada por una nueva,
e, igualmente, sucede con sus cláusulas pues mientras no
sean derogadas por una posterior se mantienen vigentes en

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beneficio de los trabajadores. En el caso concreto explicó


que no se demostró que la que contiene el derecho
pretendido estuviera derogada a la entrada en vigencia del
Acto Legislativo 01 de 2005.

En seguida, citó la sentencia CC SU 555-2014


referente a la vigencia de las disposiciones convencionales,
antes de la reforma constitucional, los derechos adquiridos
de quienes hubieran reunido los requisitos antes de ésta y
las expectativas legítimas de quienes los cumplieran dentro
del periodo de prórroga automática.

Asentó que el 18 de septiembre de 2003 se celebró un


acuerdo para modificar las condiciones de trabajo, el cual
considera que válidamente puede modificar la convención,
siempre y cuando se pacten condiciones más favorables a
las que se establecen en la convención colectiva. En
respaldo se remitió a la sentencia de esta Corporación que
identificó con el radicado «49270 del año 2015.»

En el caso concreto señaló que el Acuerdo celebrado


no beneficiaba al actor por lo que, acudió a la norma
convencional con base en la cual estudió los requisitos allí
previstos para establecer la viabilidad de otorgar el derecho
reclamado.

Como primera medida encontró que el demandante


laboró por espacio de 24 años, 4 meses y 19 días; tuvo por
probado que el mencionado nació el 1.° de febrero de 1953,
por lo que cumplió 55 años el mismo año y mes del año

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2008 y el tiempo de servicios antes del 31 de julio del año


2010, cumpliendo con lo contemplado en la Convención
Colectiva de Trabajo del año 1983, por lo que a la
terminación del contrato de trabajo tenía causado el
derecho al pago de la pensión de jubilación, en cuantía de
$1.835.193,75.

En cuanto al reajuste de la Ley 4ª de 1976 citó,


nuevamente, la norma convencional de 1985, luego la
sentencia del 19 septiembre de 2006 en el radicado 29288
de esta Corporación, con base en la cual aceptó el
reconocimiento de los incrementos previstos en la
mencionada norma legal.

Con respecto a la excepción de prescripción asentó que


esta prosperaba, teniendo en cuenta que la demanda se
presentó el 8 de julio de 2016, por lo que declaró prescritos
los incrementos y mesadas «causados» con anterioridad a
tres años contados a partir de ese hito temporal, por lo que
ordenó el pago del retroactivo pensional desde el 8 de julio
de 2013 hasta el 30 de septiembre de 2018. Atinente a la
excepción de cosa juzgada indicó que el derecho a la
pensión y sus reajustes constituyen derechos adquiridos,
ciertos e indiscutibles sobre los cuales no estaba permitido
pactar.

En relación a la excepción de compensación explicó


que la suma recibida mediante la conciliación fue a título de
terminación del contrato de trabajo y liquidación de
prestaciones sociales, todas distintas a aquellas por las

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cuales se impuso condena.

Por lo anotado, revocó la decisión de primera instancia


e impuso las costas de primera instancia a la demandada y
sin costas en la alzada.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la demandada, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende la recurrente que la Corte case la sentencia


impugnada «para que luego, en sede de instancia, confirme
la sentencia proferida por el a quo que absolvió a mi
poderdante de las pretensiones de la demanda».

Subsidiariamente, solicita que se case parcialmente la


decisión impugnada «en cuanto no declaró probada la
excepción de compensación por las sumas reconocidas en el
acuerdo conciliatorio al actor, para que luego, en sede de
instancia y en caso de considerar que al actor le asisten los
derechos reclamados en juicio, modifique parcialmente el
fallo del a quo y declare probada la excepción de
compensación».

Con tal propósito formula cuatro cargos, por la causal


primera de casación, los tres primeros merecieron réplica.

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Se estudiarán conjuntamente los dos primeros cargos


por cuanto, a pesar de dirigirse por vías diferentes, se
persigue el mismo propósito.

VI. PRIMER CARGO

Acusa la sentencia de violar por la vía indirecta, en la


modalidad de aplicación indebida, «de los artículos 2º a 8º
del Convenio 154 de 1981 de la OIT (ratificados por ley 524
de 1999), y de los artículos 467, 479 y 480 del C.S.T. en
relación con los artículos 1, 18, 21 ibidem».
Lo anterior, por cuanto se incurrió en los siguientes
«errores notorios».

1. No dar por demostrado, estándolo, que el convenio


colectivo firmado por Electrocosta y Sintraelecol el 18 de
septiembre de 2003 contiene varios artículos y acuerdos en un
mismo texto legal, no es una sola cláusula o artículo (En
consecuencia, no puede considerarse y valorarse un solo
artículo, cuando se trata de valorar si el acuerdo colectivo es
desventajoso en relación a una convención colectiva).
2. No dar por demostrado, estándolo, que en el convenio
colectivo de 2003 se incluyeron numerosos beneficios para los
trabajadores, por lo que en conjunto resultó beneficioso para los
trabajadores, máxime cuando propende por salvar la fuente de
empleo.
3. No dar por demostrado, estándolo, que el convenio
colectivo de 2003 se firmó para aliviar la difícil situación
financiera de la empresa y salvar la fuente de empleo, lo cual no
puede considerarse desventajoso.
4. Dar por demostrado, sin estarlo, que el contenido del
acuerdo extra convencional suscrito el 18 de septiembre de
2003, desmejora el contenido de las convenciones colectivas
firmadas por las mismas partes en el pasado.
5. No dar por demostrado, estándolo, que el acuerdo de
2003 sigue consagrando beneficios extralegales favorables para
los trabajadores, por encima de la ley, ningún artículo del
acuerdo resulta contra o infra legem.
6. No dar por demostrado, estándolo, que el acuerdo de
2003 tenía objeto y causa lícita.

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7. No dar por demostrado, estándolo, que el acuerdo de


2003 no estaba sujeto a formalidad legal alguna para su
suscripción y eficacia.
8. No dar por demostrado, estándolo, que el convenio del 18
de septiembre de 2003 es un convenio colectivo que constituye
ley para las partes que lo firman sus representados,
modificando con eficacia todo acuerdo colectivo anterior, bajo
los principios de autocomposición, negociación colectiva
verdadera, confianza legítima, buena fe y en el marco del objeto
del orden legal laboral.
9. No dar por probado, cuando lo estaba, que las partes
conciliaron válidamente cualquier pretensión relativa a la
ineficacia o inaplicación del acuerdo del 18 de septiembre de
2003.
10. Dar por probado, sin estarlo, que carecía de validez la
conciliación por haber afectado derechos ciertos e indiscutibles
del actor.
11. No dar por demostrado, estándolo, que con la suscripción
del Acta de conciliación Número 6982 de 24 de septiembre de
2012, las partes precavieron cualquier litigio eventual por
cuestiones relativas a la relación laboral, incluida la ineficacia o
inaplicación del acuerdo del 18 de septiembre de 2018, por lo
que el Tribunal ha debido declarar su plena validez y eficacia.
12. No dar por probado, estándolo, que operó la cosa juzgada
frente a la pretensión de inaplicación o ineficacia del acuerdo
del 18 de septiembre de 2003, por lo que el Tribunal ha debido
darle aplicación al mismo y en este sentido declarar que no
tienen el actor derecho a la pensión de jubilación deprecada.

Lo precedente por cuanto se apreció erróneamente el


texto del acuerdo suscrito el 18 de septiembre de 2003 y
nota de depósito, «CCT 1983-1985», acta de conciliación
6982 del 24 de septiembre de 2012.

Sostiene que la comparación de los acuerdos colectivos


se debe realizar en conjunto y no con uno solo de sus
artículos, pues ello genera una apreciación parcial y
cercenada, luego, para determinar las bondades de uno u
otro, es necesario valorarlos en su conjunto, de hacerlo
cláusula por cláusula, se podrían advertir contradicciones y
no atiende a lo preceptuado en el artículo 1622 del CC. En
el caso concreto, el Tribunal solo enfrentó un artículo del

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acuerdo colectivo de 2003 frente a otro de la anterior


convención lo que conllevó a la errada valoración de la
prueba.

Señala que el citado convenio contiene condiciones


laborales y salariales beneficiosas para los trabajadores
como el sistema de indemnizaciones, la estructura salarial,
los servicios médicos, promover la Universidad Corporativa
Unión Fenosa para el desarrollo de los trabajadores,
reafirmar el régimen de auxilios individuales y colectivos,
entre otros, por lo que no puede calificarse globalmente el
celebrado en el año 2003 como una desmejora, sin verificar
la motivación que condujo a su suscripción.

Añade que el citado documento no puede ser


catalogado como un acuerdo extra convencional que aclara
un punto de la convención, sino como un verdadero
acuerdo colectivo robusto en el que se pactan diversos
asuntos, por quienes contaban con la capacidad para
hacerlo y que se ratificó por la asamblea sindical. El
conflicto colectivo no es el único medio para revisar los
acuerdos colectivos, sin que sea válido jerarquizarlos sin un
sustento legal y desconoce que el conflicto es una especie
de los medios que desarrollan una convención colectiva, no
la única ni la de mayor jerarquía. Estima que la exigencia
anotada cercena el principio de autocomposición y el
derecho a la negociación colectiva y a revisar los acuerdos
cuando sobrevengan circunstancias que lo ameriten (art.
480 CST). Agrega que no tiene sentido esperar los plazos
previstos en la ley para denunciar la convención ante

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difíciles situaciones que ponen el peligro la fuente de


empleo, con ello se desconoce el equilibrio de las partes y el
espíritu tuitivo del derecho del trabajo.

Considera que la conclusión del colegiado genera una


excesiva formalidad para cambiar los acuerdos colectivos, al
proceder estos únicamente cuando se presente en el marco
de un conflicto, máxime cuando quien negocia es un
sindicato al que se le impide modificar el acuerdo cuando
desmejora por no haberse celebrado fuera de un conflicto
colectivo. Por el contrario, si hubiera atendido a los
artículos 2 y 8 del Convenio 154 de 1981 de la OIT al
apreciar dicho acuerdo hubiera concluido que era válido y
eficaz, pues aquél facultó y exhortó a trabajadores y
empleadores a celebrar esta clase de convenios sin
formalidad alguna, y anota que el suscrito entre las partes
respeta los mínimos legales y constitucionales.

Sostiene que un acuerdo conciliatorio presentado ante


un juez o funcionario delegado por la ley para esas
funciones y quien le imparte aprobación, cuidando de no
vulnerar derechos ciertos e indiscutibles, hace tránsito a
cosa juzgada, por lo que no procede acción judicial posterior
para revivir asuntos conciliados. En el caso concreto, el
demandante no acreditó vicio del consentimiento que haya
conllevado a la suscripción del citado acuerdo por lo que
tiene plena validez el celebrado entre las partes, a más que
el Acuerdo del 18 de septiembre de 2003 arriba referido
tiene pleno vigor y es aplicable al actor, por lo que operó el
fenómeno de cosa juzgada.

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VII. SEGUNDO CARGO

Se acusa la sentencia por la vía directa en la


modalidad de interpretación errónea de los artículos 469,
479 y 480 del CST.

Como sustento indica que el Tribunal dio un alcance


errado a las disposiciones mencionadas en cuanto a la
formalidad de la convención colectiva, la denuncia de la
convención y la facultad de revisión, pues de dichas normas
no se deriva prohibición alguna de celebrar acuerdos
colectivos para modificar la convención fuera de un
conflicto de esa naturaleza, ni impone límites a los mismos,
por lo que el Acuerdo celebrado el 18 de septiembre de 2003
es plenamente válido y legítimo, máxime cuando respetó
derechos mínimos e irrenunciables de los trabajadores, por
lo que no era dable declarar su ineficacia. Reitera que
quienes suscribieron este último, sindicato y empresa,
estaban legitimadas para hacerlo.

VIII. RÉPLICA

El opositor presenta réplica a los mencionados cargos


de la siguiente manera:

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Con respecto al primero señala que, en el Acuerdo del


18 de septiembre de 2003, se aumentó la edad para
pensionarse, con lo cual se desmejoró la calidad de vida del
trabajador y la expectativa de acceder a la pensión de
jubilación convencional, por lo que acertó el colegiado al
otorgar la prestación con aplicación de lo preceptuado en el
artículo 21 del CST y 53 de la Constitución Política. Añade
que, en reiteradas oportunidades esta Sala de la Corte, ha
señalado que los acuerdos modificatorios solo son válidos
en la medida que mejoren las condiciones pactadas en la
convención.

En relación al segundo cargo dice que el Acuerdo del


18 de septiembre de 2003 no mejoró las condiciones
laborales de los trabajadores al aumentar de manera
gradual la edad para acceder a la pensión de jubilación
convencional a partir del 1 de enero de 2004. En el caso
está probado que el actor prestó servicios por 24 años, 5
meses y 18 días por lo que es acreedor a la pensión
reclamada pues cumplió los 20 años de servicios el 2 de
mayo de 2008. Reitera que el fallador aplicó la
interpretación más favorable a los intereses del trabajador.

IX. CONSIDERACIONES

El Tribunal fundamentó su decisión en que no fue


materia de controversia en el proceso que Electricaribe S.A.
E.S.P., sustituyó patronalmente a la Electrificadora del
Atlántico S.A. E.S.P., y tras estimar que los acuerdos extra
convencionales solo son válidos en la medida que mejoren

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las condiciones de trabajo, lo cual no ocurre en el caso de


marras con el suscrito el 18 de septiembre de 2003, acudió
a la norma convencional y otorgó el derecho pensional con
base en los requisitos previstos en la Convención Colectiva
de Trabajo (1983-1985). Igualmente, concedió los
incrementos pensionales previstos en la Ley 4ª de 1976 y
declaró probada parcialmente la excepción de prescripción y
no probadas las de cosa juzgada y compensación.

La censura cuestiona la decisión por cuanto en su


concepto se le debió dar validez al Acuerdo del 18 de
septiembre de 2003 ya que las partes estaban facultadas
para el efecto, no se requiere formalidad alguna para
hacerlo, no se puede valorar aisladamente cada artículo.
Por otro lado, que las partes conciliaron todo lo relativo a la
relación laboral, incluyendo la ineficacia del mencionado
acuerdo por lo que operó cosa juzgada sobre lo pretendido
en la demanda, concretamente el derecho a la pensión de
jubilación.

Pese a que uno de los cargos se dirige por la vía


indirecta, se encuentran probados los siguientes hechos
relevantes: que el actor nació el 1° de febrero de 1953 y
laboró al servicio de Electrificadora del Atlántico S.A. E.S.P.,
posteriormente, por sustitución patronal con Electricaribe
S.A. E.S.P. desde el 2 de mayo de 1988 hasta el 20 de
septiembre de 2012, fecha en la que terminó el contrato por
mutuo acuerdo.

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Sentado lo anterior corresponde a la Sala, como


primera medida, definir si es viable que en virtud del
Acuerdo Extra Convencional suscrito el 18 de septiembre de
2003 se modificaran las reglas previstas en la Convención
Colectiva de Trabajo para acceder al derecho a la pensión
de jubilación. Ulteriormente, se revisará lo concerniente a
los efectos de cosa juzgada de la conciliación.
La Corte ya ha reiterado en cuanto a este asunto que
los acuerdos extra convencionales, modificatorios de las
convenciones colectivas, son válidos sin que se requiera
otra formalidad, «en la medida que mejoren las condiciones
pactadas en la convención», así siguiendo la postura de esta
Sala el acuerdo extra convencional suscrito con Sintraelecol
no propendió por hacer más inteligible la Convención
Colectiva de Trabajo 1983-1985 suscrita con la
Electrificadora del Caribe S. A. ESP (Electricaribe), ni
mejorar las condiciones de los trabajadores y mucho menos
se estuvo frente a una imprevisible y grave alteración de la
normalidad económica, circunstancia exigida por el artículo
480 del CST, como se desprende también de la sentencia
CSJ SL12575-2017, en la que en un caso de similares
contornos al que ahora es objeto de estudio, se razonó:

En ese contexto, le corresponde a esta Sala dilucidar: (i) la


posibilidad de modificar una convención colectiva vigente a
través de un acuerdo extra-convencional y (ii) determinar si en
el caso de autos operó el fenómeno de la revisión del convenio
colectivo, consagrado en el artículo 480 del Código Sustantivo
del Trabajo.

1. POSIBILIDAD
DE MODIFICAR LA CONVENCIÓN COLECTIVA A
TRAVÉS DE UN ACUERDO EXTRA-CONVENCIONAL

Comienza la Sala por señalar que un acuerdo extra-


convencional, como el que es objeto de discusión en el sub-lite,

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no tiene necesidad de depositarse en la cartera del trabajo para


que surta los efectos queridos por las partes, tal y como ya lo ha
reiterado esta Corporación en múltiples oportunidades.

En efecto, desde hace cerca de una década, en sentencia CSJ


SL32247-2008, reiterada entre otras en las providencias CSJ
SL889-2014, CSJ SL11321-2014, CSJ SL42830-2014 y CSJ
SL2105-2015, dijo la Sala:

Como regla general, en el derecho del trabajo los únicos


acuerdos que deben ser depositados son los que emanan de un
conflicto colectivo de trabajo cuya solución es dada por las
mismas partes, pues así lo exige el artículo 469 del Código
Sustantivo del Trabajo, condición que aquí no se puede predicar
del convenio celebrado por la empresa y el sindicato, quienes
simplemente, en desarrollo del principio de la autonomía de la
voluntad, el cual no repugna en las relaciones obrero
patronales, siempre y cuando no se desconozcan los derechos
mínimos de los trabajadores, quisieron regular algunas
condiciones de trabajo, las cuales no quedaron condicionadas
en forma alguna ni se exigió del pacto mismo que fuera
depositado a la usanza de las convenciones colectivas de
trabajo.

Ello, porque como se explicó en la sentencia CSJ SL2105-2015


ya citada, existe distinción entre los acuerdos extra
convencionales que tienen carácter aclaratorio y los
modificatorios, pues los primeros son aquellos que buscan
esclarecer asuntos confusos y deficientes de lo que se pactó a
través de un instrumento colectivo; mientras que los segundos,
cambian aspectos que ya han sido previamente definidos en
aquel o a introducir unos diferentes a los ya acordados.

También se adoctrinó entonces (CSJ SL2105-2015), que los


acuerdos modificatorios únicamente son válidos en la medida
que mejoren las condiciones pactadas en la convención, en
tanto nada impide que los trabajadores o sus representantes,
en caso de ser sindicalizados, pacten con sus empleadores
prerrogativas superiores a las legal o convencionalmente
establecidas.

En tal sentido, se pronunció la Sala en sentencia CSJ SL, 3 jul.


2008, rad. 32347 reiterada en la atrás reseñada y, entre otras,
en la CSJ SL, 20 jun. 2012, rad. 39744 cuyo análisis
jurisprudencial dio plena validez a un acuerdo extra
convencional en el que se acordó un beneficio adicional para los
trabajadores referente a la estabilidad.

Dijo en esa oportunidad la Corporación:

Nada se opone a que en el Derecho del Trabajo los trabajadores,


bien sea por si mismos o representados por la organización

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sindical a la cual pertenecen, celebren acuerdos con los


empleadores tendientes a regular diversas situaciones
laborales y menos aún, tampoco puede haber oposición o
ilicitud en cuanto con ellos se superen los mínimos
derechos legales o inclusive convencionales. Si el simple acto
unilateral de un empleador puede crear derechos para los
trabajadores en tanto superen los mínimos legalmente
establecidos, con mucha mayor razón ello puede aplicarse a los
convenios directos que celebren con sus servidores.

Un acuerdo, como el que ahora ocupa la atención de la Sala, se


convierte en ley para los contratantes sin desconocer el clásico
principio que lo informa y según el cual debe ejecutarse de
buena fe. Así se desprende claramente de los artículos 1602 y
1603 del Código Civil, que entre otros regulan el efecto de las
obligaciones válidamente celebradas y de cuyas fuentes o
nacimientos, señaladas en el artículo 1494 ibídem, vale la pena
destacar el concurso real de voluntades de dos o más personas
o el hecho voluntario de la persona que se obliga. (Resaltado
fuera del texto).

Se tiene entonces que tales arreglos producen efectos para las


partes, siempre que sean para aclarar y/o mejorar las
condiciones que ya han sido pactadas, e incluso, no necesitan
ninguna solemnidad y no requieren -como se afirmó a espacio-
de depósito en los términos del artículo 469 del Código
Sustantivo del Trabajo, para gozar de plena validez.

De lo anterior, resulta claro que ese documento o acuerdo extra


convencional no se propuso hacer más inteligible la convención
colectiva para entonces vigente ni mejorar las condiciones de los
trabajadores, sino que su propósito fue el de transformarla en el
sentido de aumentar el tiempo de servicios establecido para
causar la prestación.

En ese orden, la modificación convencional que se pretendió


introducir a través del referido acuerdo extra convencional,
resulta inadmisible jurídicamente por ese medio, pues dicha
convención ya había sido suscrita por las partes y debidamente
depositada ante el Ministerio del Trabajo, tal y como lo ordena
el artículo 469 del Código Sustantivo del Trabajo.

Dicho de otra manera, cumplidas las formalidades de la


negociación colectiva y de su depósito ante la autoridad
competente, se hizo realidad convirtiéndola en ley para las
partes, irreversible desde el punto de vista jurídico y de
imperativo cumplimiento mientras no fuera anulada; en
consecuencia, la única posibilidad viable para que se
aumentaran los requisitos establecidos para causar la
prestación, era, precisamente, a través de su denuncia o, si se
presentaba el supuesto, mediante la revisión de que trata el
artículo 480 del Código Sustantivo del Trabajo.

SCLAJPT-10 V.00
18
Radicación n.° 85795

De ahí, que ningún punto que hubiese sido regulado por la


Convención Colectiva de Trabajo podía modificarse a través de
un documento, salvo, se itera, si el mismo tiene por finalidad
incrementar los beneficios ya establecidos en aquella.

Dicha postura, se acompasa con lo expuesto por esta Sala en


sentencia CSJ SL2105-2015, proferida en un asunto de
similares características, en el que una de las partes era la
misma entidad aquí demandada.

Por las razones expuestas, aun cuando el Tribunal hubiera


observado los documentos donde los afiliados al sindicato
autorizaron a sus representantes para celebrar el acuerdo
tantas veces mencionado y la resolución que negó la prestación
e informó a la demandante sobre la modificación de los
requisitos necesarios para adquirir la pensión de jubilación
convencional, lo cierto es que el acuerdo reseñado no produciría
efectos, toda vez que pretendió modificar la convención colectiva
haciéndola más gravosa para sus beneficiarios, tal como quedó
en evidencia.

Respecto del segundo cargo, no es cierto que la sentencia CSJ


SL 6564, 20 jun. 1994, citada por el Tribunal para dar soporte
a su decisión, se refiera un evento diferente al discutido, puesto
que si bien esa providencia establece las facultades de los
negociadores para poner fin a los conflictos colectivos -como
afirma la recurrente-, también lo es que precisa la posibilidad o
no de modificar la convención a través de un acta aclaratoria
posterior al depósito, por lo que no se equivocó el fallador de
segunda instancia al emplearla para resolver el problema
jurídico que se le planteó.

1. REVISIÓN DE LA CONVENCIÓN COLECTIVA DE TRABAJO

En cuanto al argumento de la demandada relativo a que el


Tribunal le dio al acuerdo la connotación de «modificación
gravosa» y no consideró que lo que se presentó fue la revisión de
la convención colectiva, prevista en el artículo 480 del Código
Sustantivo del Trabajo, basta señalar que el ad quem no se
ocupó de estudiar tal aspecto porque ese asunto no fue materia
del recurso de apelación, ante lo cual vale recordar que tal como
lo ha adoctrinado esta Corporación, la controversia en sede de
casación debe estar en consonancia con la planteada en la
alzada.

De ahí que, en principio, la posibilidad de impugnar en sede


extraordinaria la sentencia de segunda instancia se limita a los
aspectos dirimidos por el ad quem, dado que las decisiones
desfavorables, en lo que no fueron objeto de impugnación,
quedan en firme y no pueden ser acusadas en casación por

SCLAJPT-10 V.00
19
Radicación n.° 85795

quien incumplió su labor de controvertirlas en la oportunidad


procesal correspondiente.

Con todo, es preciso advertir que la finalidad y motivación del


Acuerdo de 18 de septiembre de 2003 (f.º 22 a 64 del Cuaderno
No. 1), en realidad tenía como propósito esencial la «unificación
convencional»; así, deriva de su tenor literal, según el cual:

La empresa ha tenido en cuenta que el día 4 de agosto de 1998,


mediante (…) escrituras públicas (…) se perfeccionó la
trasferencia de activos de las Electrificadoras Bolívar,
Magangué, Córdoba y Sucre, y los convenios de sustitución
patronal nexos a los mismos, manteniendo cada una de ellas
sus propios regímenes convencionales, vigentes en los Distritos
que hoy están agrupados en una sola Empresa (…), lo que
implica especial dificultad para alcanzar en el futuro un
régimen convencional único.
Este nuevo Acuerdo entre el Sindicato de Trabajadores de
Electrocosta de Trabajadores de la Electricidad de Colombia
(Sintraelecol) y la Electrificadora de la Costa Atlántica S.A.
E.S.P.( ELECTROCOSTA) es el resultado del esfuerzo conjunto
de las partes para un nuevo avance al propósito de
unificación convencional, en lo que se refiere a condiciones
laborales sin perjuicio de los regímenes convencionales
existentes en cada Distrito en la forma en que quedan
incorporados en los anexos del mismo.

[…]

Este Acuerdo contribuye a seguir desarrollando el modelo de


relaciones y representa el avance en el interés de las partes
para el establecimiento de un régimen convencional único
de las distintas convenciones vigentes en la Electrificadora (…).
En este contexto, las partes reconocieron igualmente, que se
hizo necesario concluir el presente Acuerdo como condición
para contribuir a lograr la viabilidad financiera de la Empresa.

En tal virtud, es claro que el mencionado acuerdo no se


dirigía a solucionar una imprevisible y grave alteración de
la normalidad económica, circunstancia fáctica que exige el
artículo 480 del Código Sustantivo del Trabajo, para que se
verifique la viabilidad de la revisión de una convención
colectiva.

Por el contrario, los términos del acuerdo trascrito evidencian


que para la demandada, desde mucho antes de la firma del
acuerdo extra convencional, más concretamente, desde cuando
decidió adquirir los activos de las electrificadoras que sustituyó,
era perfectamente previsible la existencia de múltiples
convenios convencionales, al punto que fue ello lo que condujo
a implementar el camino hacia su unificación, con otro fin

SCLAJPT-10 V.00
20
Radicación n.° 85795

sucedáneo: propender por la viabilidad financiera de la empresa


y precaver eventuales y futuras dificultades económicas.

Es por ello, que en el sub judice no es posible afirmar que, en


lugar de una modificación de la convención colectiva, a través
del Acuerdo de 18 de septiembre de 2003, lo que se presentó
fue su revisión, pues se itera, no se estructuraron los requisitos
exigidos en el artículo 480 del Código Sustantivo del Trabajo.

En consecuencia, y dado que los beneficios


convencionales no pueden ser reducidos o eliminados
mediante acuerdo extra convencional, ya que para ello se
requiere de la denuncia de la convención, o de la revisión de
que trata el artículo 480 del CST, no incurrió el Tribunal en
el error endilgado.

Con relación a lo planteado en el cargo en el sentido de


que el acuerdo colectivo celebrado no se puede valorar de
manera aislada fijándose únicamente en algunos de sus
artículos, sino que se debe apreciar en su conjunto, pues en
el caso concreto, lo que se deriva de varias de las cláusulas
pactadas en el Acuerdo de 2003 contienen condiciones más
favorables que las que existían con anterioridad, como el
régimen de indemnizaciones, el salario básico, incremento
de los servicios médicos, promover la universidad, auxilios
individuales y colectivos, lo cierto es que no por el hecho de
que se otorguen unos derechos que pueden mejorar las
condiciones pactadas en la convención, pueda admitirse la
posibilidad de restringir o reducir otros allí mismo
previstos, sin que la circunstancia de que se encuentren en
un solo cuerpo normativo sea suficiente para hacer una
valoración de conjunto del documento sin atender la
afectación particular de otros, como el derecho a acceder a

SCLAJPT-10 V.00
21
Radicación n.° 85795

una pensión. No discutido en el caso que en el citado


acuerdo se hicieron más exigentes los requisitos para
acceder a la pensión de jubilación convencional lo que
impedía al actor acceder a su reconocimiento, queda
evidenciado que el sentenciador no incurrió en el error
endilgado por el censor.

Por último, respecto al tema de los efectos de cosa


juzgada de la conciliación celebrada por el pensionado con
la demandada, frente al derecho pensional reclamado y los
incrementos pensionales, dado que el Tribunal consideró
que los aludidos derechos eran ciertos e indiscutibles, ya la
Corte ha tenido oportunidad de pronunciarse en múltiples
ocasiones, por lo que resulta necesario reiterar lo siguiente:

La certeza de un derecho no proviene de la causa que


lo provoca, sino de su evidencia y seguridad, con
independencia de que aquel sea legal o extralegal y mucho
menos que haya sido reconocido en una sentencia judicial;
de manera que tanto el derecho a la pensión de jubilación
convencional como los incrementos otorgados se habían
consolidado antes de la suscripción del acuerdo
conciliatorio, resultaban necesariamente ciertos. Ahora, la
cualificación de «adquiridos» implica la acción de
consecución, obtención y sobre ello no podía haber duda,
pues no se discute que en las convenciones colectivas se
había pactado el derecho implorado, se habían cumplido los
requisitos de edad y tiempo de servicio y se encontraba
pendiente el retiro para que procediera su exigibilidad.

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22
Radicación n.° 85795

De tal manera que las partes no podían conciliar


aquellos derechos que tienen la calidad de ciertos e
indiscutibles, de haberlo hecho hubieran transgredido las
prerrogativas legales que protegen los derechos laborales
que tienen carácter de irrenunciables; por lo tanto, el
sentenciador no se equivocó al negar validez al acuerdo
extralegal que pretendía afectar el derecho pensional y los
incrementos pensionales.

Sobre el tema particular de los incrementos


pensionales, la Sala en sentencia CSJ SL4468-2019, indicó:
Por último, vale subrayar que los incrementos aludidos
constituyen verdaderos derechos adquiridos para quienes
causaron sus pensiones al amparo de la convención colectiva y
con anterioridad a la fecha límite de su vigencia, establecida en
el Acto Legislativo 01 de 2005. De esta forma, comoquiera que
el derecho pensional nació a la vida jurídica el 30 de marzo de
2009, asimismo surgió el derecho accesorio a su incremento
anual. Al respecto, resultan pertinentes las reflexiones
contenidas en las sentencias CSJ SL15495-2017 y CSJ SL
19672, 11 feb. 2003:

[…] como ya lo ha asentado la Corte en múltiples oportunidades


en que se ha debatido la aplicación de una estipulación
conciliatoria a espaldas de un derecho convencional in meius
del cual se beneficia al trabajador, razón asiste al juzgador
cuando desatiende estipulaciones plasmadas en tal clase de
actos, por pretenderse con ellas la pérdida de vigencia de
reajustes pensionales pactados convencionalmente, en este
caso los enmarcados en la Ley 4ª de 1976, con la pretensión de
optarse por los que en adelante, es decir, a partir de la data de
la misma, establecen normas que regularmente se expiden cada
año para aumentar la pensión de vejez.

Y ello es así por la simple razón de que el derecho al reajuste


pensional de que se trata, desde cuando fue estipulado
convencionalmente, y para el particular trabajador cuando
adquiere la calidad de pensionado o jubilado por la empresa, en
este caso por la Electrificadora del Caribe, S.A., E.S.P., se
causó, por tanto, empezó a tener una incidencia en el valor o
monto del particular derecho pensional.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 85795

De no verse así, los artículos 14 y 15 del Código Sustantivo del


Trabajo, relativos a la irrenunciabilidad de los derechos
laborales, y a la imposibilidad de transigirse cuando éstos
tienen el carácter de ciertos e indiscutibles resultan lesionados,
por ser indiscutible que la teoría de la irrenunciabilidad de los
derechos laborales no solo cabe predicarla respecto de
prerrogativas legales, sino que también es posible extenderla,
bajo ciertas circunstancias, a derechos y beneficios
convencionales. Además, porque cuando un derecho
convencional no tiene límite distinto al del tope de su disfrute
cuando alcance el monto de 5 salarios mínimos legales vigentes,
como aquí ocurre y no se discute, su pérdida de vigencia ante
otra fórmula menormente provechosa apareja la pérdida de un
derecho cierto e indiscutible.

Así lo ha entendido la Corte en diferentes oportunidades,


bastando para memorar una de ellas, lo consignado en
sentencia de 11 de febrero de 2003 (Radicación 19672), a ese
respecto:

“La regla general es la irrenunciabilidad de los derechos y


prerrogativas que conceden las leyes laborales, y por eso la
salvedad para esa regla exige excepción expresa de la misma
ley, según el artículo 14 del CST. Otras normas reafirman esa
regla; así, en materia de salarios, el artículo 149, y en cuanto a
prestaciones, el 340, ambos del mismo Código citado.

“Aunque pudiera decirse que la dicha regla general está referida


a la irrenunciabilidad de los derechos cuya fuente es la ley,
abriendo la muy discutible posibilidad de la renuncia a los
derechos laborales originados en otra fuente, una tal
apreciación pierde firmeza ante el artículo 15 del CST,
porque un derecho causado, uno que está ya en el
patrimonio del trabajador, no admite negociación alguna, y
porque la dicha norma solo permite la renuncia, a través de
la transacción, cuando de derechos inciertos y discutibles
se trata; como también lo dice la norma sobre conciliación.

En ese mismo sentido se pueden consultar, entre


otras, las sentencias CSJ SL12138-2014, CSJ SL2105-
2015, CSJ SL12575-2017, CSJ SL4455-2018, CSJ SL4468-
2019, SL3071-2020, y CSJ SL517-2020.

Finalmente, con relación a la improcedencia de la


acción ordinaria laboral para la impugnación de una
conciliación judicial, debe señalarse que en la sentencia

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 85795

CSJ SL15179-2017, la Sala reiteró su criterio en torno a la


validez y efecto de la conciliación y a la posibilidad de
obtener su revisión en el proceso ordinario laboral. Sobre el
particular enseñó:

2º) En torno a la validez de la conciliación y el efecto de


cosa juzgada

Concerniente a la conciliación, como forma anormal de


terminación de los procesos o como modo amigable de evitar
futuros pleitos, esta sala de la Corte, en sentencia CSJ SL, del 6
de jul.1992, rad. 4624, de la extinguida Sección Segunda,
siguiendo las orientaciones de la Sala Plena de la Corporación,
que en ese entonces actuaba como guardiana de la
Constitución de 1886, así como la de otros pronunciamientos
de las dos secciones de la sala que al efecto citó, y la opinión
autorizada de un conocido tratadista nacional que igualmente
trascribió, sentó la regla de que el efecto de cosa juzgada que
los artículos 20 y 78 del Código Procesal del Trabajo le
atribuían a la conciliación producida en juicio o fuera de él, solo
era válido «si además de cumplirse a cabalidad con los requisitos
externos de validez del acto se configura un real acuerdo
conciliatorio que no vulnera para nada la ley». Para esta
conclusión, la Sección Segunda acogió la tesis de que la
conciliación es un desarrollo de la autonomía de la voluntad, y
desechó la otra en boga, según la cual la conciliación es un acto
procesal, que como tal impedía su enervación en proceso
posterior.

Reiteró la Corte en esa oportunidad, que la conciliación «trata


esencialmente de un acuerdo de voluntades sometido a una
solemnidad ad substantiam actus; y por ser un acto o
declaración de voluntad, queda… sujeta para su validez y
eficacia a que se cumplan los requisitos que de manera general
exige el artículo 1502 del Código Civil».

Así mismo precisó, respecto de la transacción, y luego de


recalcar las diferencias sustanciales y procesales que tenía con
la conciliación, «que si bien la transacción al igual que la conciliación
producen el efecto de cosa juzgada en última instancia, siempre podrá
impetrarse la declaración de nulidad o la rescisión cuando mediante
cualquiera de tales actos o declaraciones de voluntad se transgrede la
ley».

Luego, en providencia CSJ SL, del 4 de mar. 1994, rad. 6283 la


Corte fue enfática en advertir que «cuando la conciliación es

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25
Radicación n.° 85795

llevada a cabo ante funcionario competente, juez laboral o


inspector del trabajo, produce por virtud de los artículos 20 y 78
del C.P. de T., el efecto de cosa juzgada. Lo anterior conlleva a
que la conciliación no pueda, en principio, ser modificada por
decisión alguna. Por tanto, la conciliación como las sentencias, no
sólo son obligatorias, sino que por virtud de ese efecto, son
definitivas e inmutables».

3º) Procedencia de la revisión de una conciliación en un


proceso ordinario laboral

En fallo CSJ SL, del 8 de nov. 1995, rad.7793, esta Corporación


recordó que «de conformidad con la jurisprudencia de la Corte (…) los
efectos de cosa juzgada de la conciliación solamente se producen
cuando el acuerdo de voluntades no está afectado por un vicio del
consentimiento que lo invalide. Por esta razón la jurisprudencia ha
aceptado la posibilidad excepcional de revisar en juicio las
conciliaciones laborales, mientras que la ley no permite la revisión de
los fallos judiciales en proceso diferente a aquél en que se produce la
sentencia».

Desde entonces, fue usual que el efecto de cosa juzgada de una


conciliación, fuera demandado en proceso ordinario posterior
en procura de su nulidad, lo que significó que ese efecto fuera
relativo, en tanto no adquirían la inmutabilidad propia de las
decisiones judiciales que estaban debidamente ejecutoriadas,
precisamente por estar afectadas por algún vicio en el
consentimiento, causa u objeto ilícito o una violación de
derechos ciertos e indiscutibles.

De lo anotado se tiene que, sin desconocer las


diferencias conceptuales entre la conciliación y la
transacción, la Corte ha admitido la revisión del contenido
de aquélla de cara a los efectos de cosa juzgada, de modo
que en caso de encontrar que existieron vicios en el
consentimiento, que recayó sobre causa u objeto ilícito o
que con la misma se vulneraron derechos ciertos e
indiscutibles, no queda alternativa diferente a declarar su
invalidez.

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Radicación n.° 85795

Entonces, atinente a este aspecto tampoco incurrió en


yerro el juzgador colegiado, por lo que los cargos no
prosperan.

X. TERCER CARGO

Se denuncia la violación por vía indirecta y aplicación


indebida de las siguientes disposiciones:

[A]rtículos 260, 467, 469, 480 del CST; artículos 1, 5 y 7 de la


Ley 4ª de 1976; artículo 14 de la ley 100 de 1993; 1º de la Ley
71 de 1988; artículos 1502 y 1618 del CC, en relación a los
principios generales del derecho del trabajo, concretamente
artículos 1º y 18 del C.S.T. y los artículos 48, 53 y 83 de la CP.

Expone que se incurrió en los siguientes errores de


hecho:

1. Dar por demostrado, sin estarlo, que la Electrificadora del


Atlántico S.A. reconocía antes de firmar la Convención Colectiva
de Trabajo 1983-1985, el sistema de reajuste establecido en el
artículo 1º de la Ley 4ª de 1976.
2. No dar por demostrado, estándolo, que en la Convención
Colectiva de Trabajo 1983-1985, la Electrificadora del Atlántico
S.A. y Sintraelecol pactaron que “se les SEGUIRÁN
RECONOCIENDO todos los derechos contemplados en la Ley 4ª
de 1976”, es decir, se mantienen los derechos que en ese
momento venían reconociendo en los términos de la citada ley.
3. No dar por demostrado, estándolo, que antes de firmar la
Convención Colectiva de Trabajo 1983-1985, la Electrificadora
del Atlántico S.A. solo reconocía a los pensionados “los derechos
a disfrutar de servicios médicos…” y en salud que le
corresponden a los “trabajadores activos”, no reconocía otro
derecho, beneficio ni prerrogativa de las contempladas en la Ley
4 de 1976.
4. Dar por demostrado, sin estarlo, que en la Convención
Colectiva de Trabajo 1983-1985, la Electrificadora del Atlántico
S.A. y Sintraelecol pactaron aplicar el sistema de ajustes de
pensiones previsto en el artículo 1º, parágrafo 3º de la Ley 4ª de
1976.
5. No dar por demostrado, estándolo, que en la Convención
Colectiva de Trabajo 1983-1985, la Electrificadora del Atlántico
S.A. y Sintraelecol le dieron estabilidad normativa a “los

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Radicación n.° 85795

derechos contemplados en la Ley 4ª de 1976”, que no son otros


diferentes a los contemplados en el artículo 7º de esta ley en el
que expresamente se señalan como derechos de esta ley que los
pensionados reciban “los derechos a disfrutar de los servicios
médicos …”
6. Dar por demostrado, sin estarlo, que en la Convención
Colectiva de Trabajo 1983-1985, la Electrificadora del Atlántico
S.A. y Sintraelecol le dieron estabilidad normativa al artículo 1º,
parágrafo 3º de a(sic) la Ley 4ª de 1976, en lo relacionado al
reajuste de las pensiones ahí concebido, reglas que no se venían
reconociendo al momento de la firma de la CCT de 1983.
7. Dar por demostrado, sin estarlo, que en la Convención
Colectiva de Trabajo 1983-1985 se estableció un mecanismo
para aumentar constantemente el valor de las pensiones
extralegales a cargo de la demandada, en concordancia con el
artículo 1º, parágrafo 3º, de la Ley 4ª de 1976.
8. No dar por demostrado, siendo evidente, que con la
aplicación del 15% de aumento anual a las pensiones
convencionales a cargo de la demandada, se produce un
incremento indebido, incongruente e incluso ilegal en el valor de
la pensión y tal incremento NO constituye realmente un
reajuste o actualización.

Expresa que tales errores obedecieron a deficiencias en


la valoración probatoria de la Convención Colectiva de
1983-1985 y al hecho notorio representado por los
indicadores económicos de 1985 en adelante.

Asevera que el ad quem declaró el incremento


desmedido del 15% en las mesadas pensionales al
considerar que la Convención Colectiva de Trabajo 1983-
1985 prevé que los trabajadores pensionados o que se
pensionen en el futuro tienen derecho a los reajustes
previstos en la Ley 4ª de 1976, pese a que la cláusula se
refiere a derechos que venía reconociendo y se reconocen
aún, esto es, los derechos en salud que la empresa brinda
al personal activo. Afirma que lo que se pretendió con la
aludida norma colectiva era conservar los derechos relativos
a la prestación de servicios médicos, odontológicos,

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Radicación n.° 85795

hospitalarios, farmacéuticos y de rehabilitación, máxime


cuando dicha convención se suscribió antes de la Ley 100
de 1993.

Reitera que el reajuste del 15% sobre las mesadas de


la Ley 4ª de 1976 no es un derecho que le venía
reconociendo la empresa a los pensionados, por lo que no
se cumple con el supuesto fáctico establecido en la cláusula
convencional, por lo que erró el sentenciador al imponer
dicho pago, pues no se trata de un derecho adquirido, no
susceptible de conciliación, máxime cuando dicha ley
tampoco se refiere a un derecho como tal, lo que si acontece
con los servicios de salud de los activos o a la mesada
adicional de diciembre.

Añade que para el año en que se suscribió la


convención, la inflación era muy superior al 15%, hecho
notorio de imperativo conocimiento para el sentenciador, lo
que conllevaría a que la regla tiene efectos adversos para los
pensionados; considera que el mejor sistema de
actualización es el contemplado en la Ley 100 de 1993.
Insiste que un sistema de reajuste es un mecanismo de
actualización o corrección monetaria, que tiene por objeto
que las pensiones no se deterioren en su capacidad
adquisitiva, pero no que se incrementen o deterioren lo que
sucede en el caso de aplicar un porcentaje fijo que no tiene
en cuenta la pérdida del poder adquisitivo.

XI. RÉPLICA

SCLAJPT-10 V.00
29
Radicación n.° 85795

Señala que cuando en una convención colectiva se


estipula la aplicación de un precepto legal, sin que el hecho
de que sea derogada expresa o implícitamente aniquile lo
convenido colectivamente, por lo que en el caso concreto le
asiste el derecho a los incrementos reclamados. Por otra
parte, cuando un derecho causado está en el patrimonio del
trabajador no admite negociación por ser cierto,
indiscutible, irrenunciable, imprescriptible y, en ese
contexto, no es posible renunciar al derecho a la pensión de
jubilación convencional ni a los derechos adquiridos con la
convención suscrita entre las partes.

XII. CONSIDERACIONES

Se cuestiona, a través del ataque, en síntesis, la


interpretación efectuada por el Tribunal respecto del
parágrafo 1º del artículo segundo de la Convención
Colectiva de Trabajo, vigente para los años 1983-1985,
dado que, a su juicio, los derechos a que hace referencia a
«beneficios de salud, educación y otros que se incluyeron en
el contexto de dicha norma» y no a los incrementos
pensionales.

Con base en lo anterior, procederá la Sala a resolver el


asunto para lo cual se remitirá a la norma convencional que
califica como mal apreciada y estudiará si efectivamente de
la misma se deriva el entendimiento que considera debió
darle la autoridad judicial, luego de lo cual determinará si el
derecho al incremento pensional tiene la connotación de
adquirido y, por ende, irrenunciable.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 85795

El parágrafo 1° del artículo segundo de la Convención


Colectiva de Trabajo 1983-1985 (folio 22) literalmente
dispone:

Todos los trabajadores, que se encuentren pensionados por la


ELECTRIFICADORA DEL ATLÁNTICO S.A., o que se pensionen
en el futuro se les seguirán reconociendo todos los derechos
contemplados en la Ley 4ª de 1976 sin consideración a su
vigencia. (subraya la Sala).

Propone el censor que, a partir de un nuevo estudio de


la disposición convencional, se concluya que los derechos a
que hace referencia, corresponden a aquellos que venían
siendo reconocidos por la electrificadora y, como quiera que
los incrementos contemplados en la Ley 4ª de 1976 se
estaban otorgando en el momento de la suscripción del
acuerdo convencional, no pueden entenderse como
incluidos a favor de los pensionados. Que, en todo caso,
éstos hacen referencia a los beneficios de salud, educación
y otros, pero no a los incrementos reconocidos por el
Tribunal.
Para la Sala es claro, como lo ha dicho en varias
ocasiones, que el texto convencional estableció el
reconocimiento de todos los derechos previstos en la Ley
4ª de 1976, incluidos los reajustes pensionales anuales en
al menos el 15% para las pensiones equivalentes hasta
cinco (5) veces el salario mínimo legal mensual más alto, sin
consideración alguna a la vigencia de la norma legal.

Debe resaltarse que no le asiste razón a la censura


cuando afirma que los incrementos pensionales de la Ley 4ª

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 85795

de 1976 no constituyen derechos en estricto rigor, porque lo


cierto es que estos beneficios representan una clara
posibilidad para los pensionados o futuros pensionados de
modificar la relación jurídica que los liga con la entidad
pagadora, a fin de incrementar su patrimonio personal.

Esta Corte, en un caso de similares contornos seguido


en contra de la misma demandada en la que se estudiaron
varios de los argumentos expuestos por el recurrente,
mediante sentencia CSJ SL3781-2019, razonó:

En efecto, al analizar el parágrafo convencional en comento, no


aparece de bulto que al estipular que a los pensionados
pasados o futuros de la empresa se les reconocerían todos los
derechos consagrados en la citada Ley 4ª de 1976, las partes
celebrantes de la convención hubieran decidido excluir lo
relativo al reajuste anual y automático previsto en el artículo 1°
del referido ordenamiento legal al que se remite la cláusula
convencional, ni se colige, como lo sugiere la recurrente, que
únicamente en la norma convencional se aludiera a beneficios
concernientes a gastos de sepelio, servicios de salud y auxilios
de educación, consignados en otros artículos de la citada Ley
4ª. Es decir, de su contenido no es posible deducir intención
alguna de las partes en ese sentido.

Ahora bien, lo argumentado por la sociedad demandada no es


de recibo para esta Sala, como quiera que, conforme lo coligió el
Ad quem, es dable entender que dentro de los derechos
consagrados en la Ley 4ª de 1976, se encuentra, precisamente
el del incremento concedido en las instancias, y no hay regla de
derecho que impida que empleador y sindicato, acuerden
reproducir en el convenio colectivo de trabajo el contenido de
una norma legal, que conservará vigencia como norma
extralegal, así aquella sea posteriormente derogada, puesto que
desde que se pactó lo mismo, entró a formar parte de los
contratos de trabajo de cada uno de las personas que se
beneficien de la convención, en los términos del artículo 467 del
Código Sustantivo del Trabajo. (Ver sentencia CSJ SL, 25 oct.
2011, rad. 40551, reiterada en la CSJ SL, 6 mar. 2012, rad
43851).

Así las cosas, el Tribunal no incurrió en un yerro fáctico


ostensible, cuando apreció la disposición convencional de
marras, e infirió que cuando la convención alude a los derechos

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contemplados en la Ley 4ª de 1976, se está refiriendo, al


reajuste pensional que mediante esta acción judicial se reclama,
sin consideración a la vigencia de dicha norma, pues aun
cuando aquella sea derogada o subrogada, y quede por fuera
del ámbito jurídico, se sigue aplicando por voluntad de las
partes vía convencional.

De otro lado, frente al planteamiento de la censura, atado a los


índices de precios al consumidor, de inflación y de devaluación,
con lo cual pretende demostrar que para el año 1983, cuando
se consagró el beneficio convencional, los pensionados de la
empresa para esa anualidad resultaban más perjudicados que
beneficiados con un incremento pensional del 15% como
mínimo, para lo cual aduce que es un absurdo que las partes
pensaran para esa época en conservar por convención tal
incremento y que, por lo tanto, lo acordado fueron otros
beneficios contemplados en la L. 4ª/1976, debe precisarse que,
tal argumentación no es de recibo para esta Sala, en la medida
que en atención al origen, naturaleza y finalidad de la
convención colectiva de trabajo, son las mismas partes las
llamadas a fijar el contenido y alcance de sus normas. Por
consiguiente, en ejercicio de la autonomía de la voluntad, éstas
tienen total libertad de comprometerse con lo que a bien
estimen, desde luego, como lo ha sostenido la Sala, siempre que
su objeto y causa sean lícitos, que no atenten contra las buenas
costumbres, que no se desconozcan derechos mínimos de los
trabajadores, o en general que no se produzca lesión a la
Constitución o la ley (CSJ SL, 18 may. 2005 rad. 23776).

En estas condiciones, acoger convencionalmente un reajuste


pensional que no pueda ser inferior al 15%, conforme lo
estableció la L. 4°/1976, se enmarca dentro de esa voluntad
contractual de los protagonistas sociales, donde no es dable a la
Corte entrometerse, salvo que esa interpretación no sea sensata
o coherente, con características de un desatino de tal
envergadura que dé lugar a un error evidente de hecho, que no
es el caso que nos ocupa.

De lo expuesto se deriva que dado que la cláusula


convencional no diferencia qué derechos de los
contemplados en la Ley 4ª de 1976 se continuarían
reconociendo a los pensionados, no es dable, a través de
una labor hermenéutica, colegir la exclusión de algunos o
entender que solamente se hace referencia a unos,
contrario al preciso texto de la norma convencional al
extender el beneficio a «todos los derechos», como lo

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Radicación n.° 85795

pretende el censor. Siendo ello así, como en efecto lo es, no


es dable predicar un error ostensible del Tribunal al no
aplicar una exclusión que, se insiste, no fue prevista por los
protagonistas sociales creadores de la norma colectiva.

Ahora, en cuanto al argumento en virtud del cual, los


incrementos previstos en la Ley 4ª de 1976 eran inferiores
al índice de precios al consumidor vigente para la época y,
por lo tanto, no representa una mejora en las condiciones
de los trabajadores, sino, por el contrario, un perjuicio, es
necesario reiterar la libertad de las partes al pactar las
cláusulas convencionales sin que sea válido al sentenciador
intervenir o desconocer su tenor literal, salvo que se trate
de estipulaciones abiertamente ilegales, que no es el caso.

Siendo coherentes con lo explicado, el cargo no sale


victorioso.

XIII. CUARTO CARGO

Con alcance subsidiario acusa la sentencia por la vía


indirecta, en la modalidad de aplicación indebida de los
artículos 1502, 1503, 2469 y 2483 del Código Civil,
artículos 14 y 15 del CST, 28 de la Ley 640 de 2001 y 78 del
CPTSS.

Lo anterior por la comisión de los siguientes hechos


notorios:

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1. No dar por demostrado, estándolo, que las partes


convinieron expresamente en el acta de conciliación 6982 de 24
de septiembre de 2012 que “El reconocimiento de las sumas
conciliatorios que se pagan al señor EFREN JORGE PARRA
BERTEL también tienen por objeto compensar cualquier suma
que, eventualmente se pudiera llegar a deber por cualquier
reclamación, de cualquier índole, del señor EFREN JORGE
PARRA BERTEL, sus herederos o beneficiarios.
2. No dar por demostrado, cuando lo estaba, que era
procedente descontar del valor de la condena, la suma de
$100.903.718 reconocida en la conciliación por Electricaribe
S.A. E.S.P., debidamente indexada.
3. No dar por demostrado, estándolo, que fue la expresa
voluntad de las partes que se compensara cualquier condena,
con el valor reconocida en la conciliación.

Lo anterior ante la errada apreciación del Acta de


Conciliación 6982 del 24 de septiembre de 2012.

Sostiene que en caso de que se considere ineficaz el


acuerdo del 18 de septiembre de 2003 y que el actor tiene
derecho a la pensión convencional y al reajuste de la Ley 4ª
de 1976, debe tenerse en cuenta que en el acta de
conciliación se acordó expresamente que los valores
pagados fueran imputados a lo que debiera pagar la
empresa por cualquier reclamación, de cualquier índole, por
lo que el bono reconocido en la conciliación debe imputarse
a cualquier condena generada por razón del contrato de
trabajo sin importar su causa, por lo que en tal sentido se
equivocó el sentenciador al señalar que dicho valor
únicamente hace relación a la terminación del contrato por
mutuo acuerdo y liquidación de prestaciones sociales, por
lo que no se acreditan deudas mutuas que den lugar a la
compensación, con lo cual se desconoció lo acordado por
las partes.

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Este cargo no mereció réplica.

XIV. CONSIDERACIONES

Recordemos que el Tribunal declaró no probada la


excepción de compensación porque consideró que el valor
pagado por la demandada dentro del acuerdo conciliatorio a
título de bonificación por retiro, es imputable a la
terminación del contrato de trabajo y no a los conceptos por
los cuales resultó condenada la demandada.

La censura estima que las partes acordaron que la


suma conciliatoria es imputable a cualquier pretensión o
conflicto de cualquier naturaleza y compensa cualquier
suma que resulte adeudar derivada del contrato de trabajo
que los vinculó.

Sobre la anotada figura, la Corte, en sentencia CSJ


SL1982-2019, señaló:

La compensación es un modo de extinguir las obligaciones,


acorde con lo previsto en el artículo 1625 del Código Civil, y
para que se configure, se requiere la existencia simultánea de
obligaciones recíprocas entre las partes.

Tal figura resulta aplicable al campo laboral, y de hecho, la


jurisprudencia de la Sala, en diversos temas la ha aplicado, con
el fin de mantener un equilibrio en el patrimonio de los
contendientes, cuando quiera que éstos resultan deudores y
acreedores entre sí.

Así, por ejemplo, cuando ha encontrado que las sumas pagadas


en exceso al trabajador afectan al empleador, ha ordenado su
descuento; también ha permitido la compensación de los
salarios y prestaciones a cancelar por efectos del reintegro, de
manera que ha autorizado al empleador descontar lo pagado
por despido injusto (CSJ SL20195-2017, CSJ SL7805-2016);

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igualmente, ha habilitado al empleador para compensar en la


liquidación final de salarios y prestaciones, los préstamos
otorgados al trabajador en vigencia del contrato (CSJ SL6794-
2015); incluso, pese a que en la contestación de la demanda no
se haya alegado esta figura como excepción, al determinarse la
procedencia de la pensión de sobrevivientes, ha aceptado que la
suma reconocida por concepto de indemnización sustitutiva se
tenga como un pago parcial de la obligación (CSJ SL11546-
2015), o la posibilidad de descontar las sumas pagadas por
indemnización sustitutiva de la pensión de vejez o
sobrevivientes, de la suma que se debe pagar por la prestación
pensional principal (CSJ SL1624-2018, SL1515-2018, SL6106-
2017), como ejemplos más próximos.

Sin embargo, en el caso concreto no erró el


sentenciador al señalar que entre las partes no existían
deudas recíprocas que compensar, con mayor razón si se
tiene en cuenta como se hizo al resolver los anteriores
cargos, que no era susceptible de conciliación ni la pensión
de jubilación convencional ni los incrementos pensionales
reconocidos a favor del demandante, dado que el trabajador
no se constituyó en deudor del empleador por recibir la
suma conciliatoria, ni se pueden imputar tales dineros a
conceptos que no son susceptibles de conciliación.

Las razones anotadas resultan suficientes para


despachar el cargo de manera desfavorable.

Las costas en el recurso extraordinario estarán a cargo


de la demandada recurrente y en favor de la parte
demandante. Se fijan como agencias en derecho la suma de
ocho millones ochocientos mil pesos ($8.800.000) m/cte.,
que se incluirán en la liquidación que se practique
conforme lo dispuesto en el artículo 366 del Código General
del Proceso.

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XV. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia proferida por la Sala Segunda de
Decisión Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Barranquilla, el 21 de noviembre de 2018, en el proceso
ordinario laboral que le promueve EFRÉN JORGE PARRA
BERTEL en contra de la ELECTRIFICADORA DEL CARIBE
S.A. E.S.P. - ELECTRICARIBE S.A. E.S.P.

Costas como se dijo arriba.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

(IMPEDIDO)
OMAR ÁNGEL MEJÍA AMADOR
Presidente de la Sala

GERARDO BOTERO ZULUAGA

FERNANDO CASTILLO CADENA

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

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LUIS BENEDICTO HERRERA DÍAZ

No firma por ausencia justificada


IVÁN MAURICIO LENIS GÓMEZ

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

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