Spivak - Subalterno - Resumen
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Parte de “Intellectuals and power: a conversation between Michel Foucault and Gilles Deleuze” . Los
participantes en esta conversación hacen hincapié en las más importantes contribuciones de la teoría post-
estructuralista francesa. Insisten, en primer lugar, en que los entramados entre el poder/el deseo/el interés
son tan heterogéneos que su reducción a una narrativa coherente puede resultar anti-productiva y que lo
que se necesitaría sería una crítica persistente. En segundo lugar, afirman que los intelectuales deben
intentar arribar a la separación y el conocimiento del discurso del Otro en la sociedad. A pesar de esto, los
dos interlocutores ignoran sistemáticamente la cuestión de la ideología y la manera en que ellos mismos
están inmersos en la historia intelectual y económica. Critican la idea de sujeto autónomo.
Althusser afirma: La reproducción de la fuerza de trabajo requiere no sólo de una reproducción de sus
habilidades, sino también, al mismo tiempo, de una reproducción de su sumisión a la ideología dominante
para los obreros. “Debemos aceptar el grito de Reich: no, las masas no fueron engañadas; en un momento
dado, deseaban, en rigor, un régimen fascista” (Foucault, 1977: 215).
Larga crítica de que es la representación (darstellen o vertreten). Marx lo usa en el sentido de vertreten, no
darstellen. La conciencia de clase permanece ligada al sentimiento comunitario que, a su vez, se vincula con
lazos de nacionalidad y Organización política, pero no se asocia a ese otro tipo de sentimiento comunidad
cuyo modelo estructural es la familia.
La dominación en sentido macro (Estado/ capitalismo) no puede usarse para analizar las relaciones de
dominación micro, ahí entran las ideologías. No se puede dejar de lado la diferencia vertreten/ darstellen:
“la escena de la escritura (su “Darstellung”)— disimula la elección de una necesidad de “héroes”, de
apoderados paternales y de agentes de poder (su “Vertetrung”).” No se pueden hacer teorías totalizadoras
sobre “el deseo” y “el poder”.
En la conversación entre Foucault y Deleuze antes citada, lo que parece estar en juego es que no existe allí ni
representación ni significante. “Es imposible, entonces, para los intelectuales franceses actuales imaginar un
tipo de Poder y de Deseo que encarne al sujeto innominado del Otro de Europa. Y el problema no pasa
solamente por el hecho de que cada cosa que lean —de modo crítico o acrítico— aparezca atrapado en el
debate de la producción de ese Otro, colaborando a la constitución del Sujeto o criticándolo pero siempre
como Europa. Se trata, también, de que constituyendo al Otro de Europa se han preocupado de anular los
ingredientes textuales con los que tal sujeto podría tomar posesión de su itinerario (o realizar una
“investidura”), no sólo con una producción ideológica y científica, sino también por las instituciones legales”
(p.13). “ante la posibilidad de que los intelectuales sean cómplices en la tarea de la persistente constitución
del Otro como una sombra de sí mismos, habría una alternativa para una práctica política del intelectual si
éste considerara lo económico que se halla “entre paréntesis”, pero de tal modo como para ver ese factor en
su condición de insoslayable según aparece inscripto en el texto social.”
II
Violencia epistémica: constituir al sujeto colonial como “el Otro”. No se trata de ver la otra cara de la historia
sino de analizar cómo una versión llegó a convertirse en “la Historia”. “El Otro como sujeto es inaccesible a
pensadores como Foucault o Deleuze.”
Según Foucault y Deleuze (que escriben en el Primer Mundo, en condiciones de generalización y regulación
de una sociedad capitalista, aunque no parecen tener conciencia de ello), los oprimidos podrían hablar y
conocerían sus propios condicionamientos una vez que obtuvieran la ocasión para hacerlo (el problema de la
representación no pudo ser obviado en ese punto), lo que sucedería por medio de la solidaridad a través de
alianzas políticas (aclaración donde se ve cómo funciona la temática marxista). Debemos ahora comparar
semejantes opiniones con nuestra propia pregunta: ¿Puede realmente hablar el individuo subalterno
haciendo emerger su voz desde la otra orilla, inmerso en la división internacional del trabajo promovida en la
sociedad capitalista, dentro y fuera del circuito de la violencia epistémica de una legislación imperialista y de
programa educativo que viene a complementar un texto más temprano?
El desarrollo periódico de los individuos subalternos aparece complejizado por la interferencia del proyecto
imperialista. Ciertos estratos de la élite india son, por cierto, el mejor tipo de informantes nativos para
intelectuales del Primer Mundo interesados en la voz del Otro. Sin embargo, no se puede dejar de insistir
sobre el hecho de que el sujeto subalterno colonizado es irrecuperablemente heterogéneo.
Pierre Macherey: Lo que es importante en una obra es lo que no se dice. Esto no es lo mismo que la
descuidada observación de “lo que se niega a decir”, aunque ello también sería en sí interesante [conocerlo]:
un método puede construirse sobre esto, con la tarea de medir los silencios, tanto de lo reconocido como de
lo no reconocido. Pero más bien, lo que la obra no puede decir es lo importante, porque allí la elaboración
de la expresión es realizada corno una especie de jornada hacia el silencio.21
Medir las distancias, las desviaciones. “El sujeto” implicado en los textos de la rebelión puede servir
solamente como una posibilidad alternativa para las normatividades del relato garantizadas a los sujetos
coloniales entre los grupos dominantes. Lo mismo pasa con la mujer, definida (representada) desde una
visión masculina: “Si en el contexto de la producción colonial el individuo subalterno no tiene historia y no
puede hablar, cuando ese individuo subalterno es una mujer su destino se encuentra todavía más
profundamente a oscuras.”
El colonialismo desde una perspectiva marxista: un puñado de países con los medios de producción y otro
con las materias primas (inversores y mano de obra barata). Mientras en el polo colonizador se puede hablar
de una unidad de distintos grupos marginados como mujeres, homosexuales, obreros, etc; entre los
colonizados, las mujeres son doblemente violentadas (ya son oprimidas por colonizadas, por trabajadoras y
por mujeres, pero esta última violencia está amalgamada con las otras).
“Con todo, Derrida resulta menos peligroso —cuando se lo entiende— que el baile de máscaras intelectual
del Primer Mundo como el ausente sin representación que deja que los oprimidos hablen por sí mismos.”
“De la gramatología como ciencia positiva” (Derrida, 1967) discute si la “deconstrucción” puede conducir a
una práctica adecuada, ya sea ésta crítica o política. Cómo lograr que un Sujeto etnocéntrico mantenga la
objetividad en el momento de definir selectivamente al Otro (plataforma para el intelectual occidental
benevolente) Sin embargo, la especificidad del problema es la cuestión central para aquellos de nosotros
que sienten que el “sujeto” tiene una historia y que la tarea del sujeto del conocimiento del Tercer Mundo
en nuestro momento histórico es resistir y criticar el “reconocimiento” de ese Tercer Mundo cuando éste se
logra por “asimilación”. Con el objeto de proponer una crítica de los hechos más que una crítica basada en el
patetismo del impulso eurocéntrico del intelectual europeo, Derrida admite que no puede formular al
“Primer Mundo” las preguntas que habría que responder para establecer los límites de su argumentación. En
este sentido, Derrida coloca el conocimiento “gramatológico” a la par de los problemas que surgen en la
investigación empírica. Por lo tanto, “la deconstrucción” no sería un nuevo término para “la desmistificación
ideológica”, pues cuando la investigación empírica busca refugio en el campo del conocimiento
gramatológico “debe operar con ‘ejemplos”‘ (Derrida, 1967: 98).57
Dos posibilidades características para solucionar el problema del Sujeto Europeo, que busca presentar a un
Otro que consolide su propio estatuto de sujeto. Complicidad entre la escritura y las estructuras del deseo, el
poder y el devenir del capitalismo. En este momento, el autor deja fuera de consideración la vulnerabilidad
de su propio deseo de conservar algo que es al mismo tiempo, inefable y no-trascendental. Al criticar la
producción del sujeto colonial, este lugar inefable y no-trascendental (“histórico”) es llenado por el sujeto
subalterno. Derrida cierra el capítulo volviendo a mostrar que el proyecto de la gramatología debe
desarrollarse dentro del discurso de la presencia. Como filósofo europeo, Derrida consigue expresar la
tendencia del sujeto europeo de constituir al Otro como marginal al etnocentrismo y que le da un lugar a ese
proceso como problema, con todos sus empeños logocéntricos y, por lo tanto, gramatológicos (dado que la
tesis central del capítulo es la complicidad entre los dos): y no como un problema general, sino europeo. Lo
interesante: cuál es la mecánica de construcción del Otro.
IV
La mujer en el postcolonialismo es doble o triplemente subalterna. Tareas de concientización para darle voz
en el primer mundo: riesgo de violencia epistémica (hablar POR ella o “asimilarla”), lo que la hace aun más
muda. Buscando aprender a dirigirse al sujeto históricamente mudo representado en la mujer subalterna
(más bien que intentando escucharla o hablar por ella), una intelectual postcolonialista “desaprende”
sistemáticamente privilegios acordados a la mujer. Este desaprendizaje sistemático implica aprender a
criticar el discurso postcolonialista con las mejores herramientas que él mismo puede proveer y no
simplemente a sustituir la figura ya perdida del “colonizado”. Cuestionar la mudez nunca cuestionada antes
de la mujer subalterna dentro del proyecto antiimperialista de los estudios sobre subalternidad.
Caso Freud: culpar a la hija por los deseos incestuosos del padre: la histérica, la seducción de la hija = hablar
POR la hija. Ingleses en India: el hombre blanco protege a la mujer de color del hombre de color. Ej,
prohibición del sati. Indios: salvajes. Violencia epistémica: transformar un rito en un crimen (superstición/
ciencia). Del otro lado: hombres de color justificación del sati: “Ellas lo deseaban”. La mujer en ningún caso
tiene voz. El rito toma la connotación de antiimperialismo. El imperialismo toma a la mujer como objeto de
protección. Lo que Jean-François Lyotard ha denominado el “différend”, como la inaccesibilidad o la
intraducibilidad de un modo de discurso dentro de una polémica hacia otro modo de discurso, se ve en estos
ejemplos.
“En mi lectura, el suicidio de Bhuneswari Bhaduri es una escritura subalterna, sin alharaca y ad hoc, del texto
social del suicidio como sati, pero, al mismo tiempo, es también el relato hegemónico de esa Durga,
destellante, luchadora y familiar.”