Casa 2
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Capítulo X.
BENDICIÓN DE UNA NUEVA CASA
534. Cuando los cristianos desean inaugurar una nueva casa invocando la protección divina, el
pastor de almas y sus cooperadores accederán de buen grado a este deseo, ya que con ello se les
ofrece una magnífica ocasión de entrar en contacto con aquellos fieles. Así, juntos y con alegría,
dan gracias a Dios, de quien procede todo bien, por el don de una nueva vivienda.
535. El rito que aquí se propone pueden utilizarlo el sacerdote, el diácono, y también el laico, con
los ritos y fórmulas previstos para él.
536. Con el fin de acomodar la celebración a las circunstancias del lugar y de los que viven en la
casa, pueden adaptarse algunos de los elementos de este rito, respetando siempre la estructura
de la celebración y sus elementos principales.
537. No debe hacerse la bendición de la nueva casa sin la presencia de los que en ella viven.
RITO DE LA BENDICIÓN
Ritos iniciales
538. Reunidos en el lugar adecuado los miembros de la familia con sus parientes y amigos, el
ministro dice:
Amén.
Todos responden:
Y con tu espíritu.
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Que Dios, al que unánimes alabamos, nos conceda, por su Espíritu, estar
de acuerdo entre nosotros, según Jesucristo.
Todos responden:
Amén.
541. Luego dispone a los presentes para la celebración, con estas palabras u otras semejantes:
542. Luego uno de los presentes o el mismo ministro, lee un texto de la Sagrada Escritura.
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del santo Evangelio según san
Lucas. Lc 10, 5-9: Paz a esta casa
curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino
de Dios."»
543. Pueden también leerse: Gn 18, l-10a; Mc 1, 29-30; Lc 10, 38-42; Lc 19, 1-9; Lc 24, 28-32.
544. Según las circunstancias, se puede decir o cantar un salmo responsorial u otro canto
adecuado.
545. O bien:
546. El ministro, según las circunstancias, exhorta brevemente a los presentes, explicándoles la
lectura bíblica, para que perciban por la fe el significado de la celebración.
Preces
547. Sigue la plegaria común. Entre las invocaciones que aquí se proponen, el ministro puede
seleccionar las que le parezcan más adecuadas o añadir otras más directamente relacionadas con
las circunstancias de los presentes o del lugar.
Tú que enseñaste a tus fieles a edificar su casa sobre piedra firme, haz
que la vida de esta familia se apoye firmemente en tu palabra y, evitando
toda división, te sirva con generosidad y de todo corazón. R.
vivienda encuentren, con nuestra ayuda, una casa digna de este nombre.
R.
Oración de bendición
548. El ministro, si es sacerdote o diácono, con las manos extendidas, de lo contrario, con las
manos juntas, añade:
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
Señor, Dios nuestro, tú quieres que todas tus criaturas vivan unidas bajo
el mismo cielo, iluminadas por el mismo sol, y nos has manifestado, por
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R. Amén.
549. El sacerdote o el diácono pueden utilizar también las oraciones de bendición que se indican
anteriormente en el Rito de la bendición anual de las familias en sus propias casas, fuera del
tiempo pascual, capítulo I, núms. 86-87.
550. Después de la oración de bendición, el ministro rocía con agua bendita a los presentes y la
casa, diciendo, según las circunstancias:
Que esta agua nos recuerde nuestro bautismo en Cristo, que nos redimió
con su muerte y resurrección.
R. Amén.
Todos responden:
Amén.