Resumen 8 - Filioque

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La Doctrina del Filioque y el debate doctrinal entre el Oriente y el

Occidente

El siglo IV, conoció grandes debates sobre el Espíritu Santo, desembocaron en el


establecimiento formal, de la doctrina de su divinidad, este Espíritu Santo es igual y
consustancial al Padre. Se deriva de su origen, pero de un modo distinto de la
generación.

Se subrayo el Papel del Hijo en la misión del Espíritu Santo, porque el Hijo es el
que da y el que envía al Espíritu y este recibe de lo que difunde el.

Si embargo se siguió, sin determinarse este vínculo del Espíritu con el Hijo, en
lo que se refiere a la teología, esto es a la trinidad inmanente y Eterna. Las
argumentaciones iban dirigidas a los que de una manera o de otra, querían hacer del
Espíritu una creatura del Hijo, por lo tanto era por lo tanto era prioritario subrayar el
vinculo procesional del Espíritu con el Padre, sin negar por ello el vinculo con el Hijo,
pero subyace una dificultad todavía mayor, atravez de esta cuestión se plantea, no
solamente el problema del origen del Espíritu Santo, sino el del juego total de las
relaciones mutuas de las tres personas, es decir, de toda la estructura Trinitaria, ¿cómo
definir entonces la relación entre el Espíritu y el Hijo, se tratara entonces algo distinto
que un vinculo de origen? El oriente responderá que sí, el Occidente que no, pero esta
última respuesta, no ¿nos hará caer en la misma objeción de los dos principios.
¿Invocada antiguamente por los Arrianos, destruyendo así la unidad de la Trinidad?

El alejamiento político, entre oriente y occidente llevara a una formalización de


dos Teologías que se combatirán durante siglos y que serán una de las causas un cisma
milenario.

Los Padres griegos y la procesión del Espíritu Santo

Apartir de la crisis Pneumatologica, siglo IV, se pueden recoger las primeras


formulas, significativas de la tradición griega sobre el vinculo entre el Espíritu y el Hijo.
Según Atanasio el Espíritu es propio es propio del Hijo, Basilio recoge este principio,
este vínculo de consustancialidad que hace del Espíritu algo propio del Hijo, como lo es
el Hijo del Padre no es solo un vinculo de Naturaleza, sino también un vinculo
personal, que une de manera particular las hipostasis del Hijo y del Espíritu. De esta
manera se establece una analogía entre la salida económica, y la procesión eterna del
Espíritu, cuando se dice de forma abrevia este es de uno y del otro. Se afirma entonces
que, hay que confesar, que la sustancia que ´procede del Padre en el Espíritu, es recibida
de. forma semejante en el Hijo. Tal es el origen de la formula preferencial en oriente el
Espíritu procede del Padre en el Hijo.

Los Padres griegos anteriores al 400, dicen por tanto, que el Espíritu proceda del
Padre, no dan a Entender, También que proceda del Hijo, por lo tanto hablan de un
vinculo natural, eterno, personal, particular entre el Hijo y el Espíritu. Por lo tanto el
Hijo desempeña un papel, todavía poco determinado en la procesión del Espíritu. “El
Espíritu Santo, es Espíritu de Dios Padre, y de forma semejante del Hijo, ya que se
deriva sustancialmente de los dos, es decir del Padre y del Hijo”.

Desde la inserción del Filioque hasta el cisma entre Oriente y Occidente

En Occidente, las formulas de Agustín se difundieron, en la Teología Latina, la


mención del Filioque que aparece ya en la Liturgia Española del siglo V, fue añadida al
Símbolo, en el 589 por el III Concilio de Toledo. A finales del Siglo VIII, y comienzos
del Siglo IX, bajo la influencia de Carlomagno, se decidió el añadido del Filioque al
Símbolo de Nicea Constantinopla, en los Concilios de Firul 796 y de Asquigran. El
Papa León, año 800, autoriza la doctrina, pero niega añadirlo al Símbolo, y que se cante
el Filioque en Roma.

Este primer Cisma que se desarrolla es el hecho significativo del divorcio que
estaba apunto de cumplirse entre Oriente y Occidente. En dos Concilios ecuménicos se
intento acabar con el Cisma, la primera vez en Lyon en 1274, la segunda en Florencia
1274, pero estas reconciliaciones no fueron duraderas.

El Filioque y el dialogo ecuménico en nuestros días

Es un debate, mas sereno, se tiene conciencia de que esta diferencia doctrinal no


ha impedido la unidad, de las Iglesias, en la Fe de los Siglos.

Con la Esperanza de volver a la comunión entre oriente y occidente, muchos teólogos


proponen la siguiente forma para lograr un acuerdo que supondría clima de caridad
entre el pueblo de las Iglesias y no solo entre las personas comprometidas en esta
reconciliación, las Iglesias Orientales renunciarían al añadido del Filioque en la
profesión de la liturgia del símbolo Constantinopla, en un gesto ecuménico y caridad y
de humildad que reconocieran el error histórico, percibido en Oriente como un pecado,
contra el amor a la unidad y constituiría una invitación fraternal a la comunión, pero una
iniciativa podría ser unilateral, exigiría que las Iglesias Ortodoxas, no comprendieran
como la confesión del carácter herético del Filioque para ello reconocerían que esta
supresión no significa “ipso facto”. Este acuerdo se vería facilitado, por el hecho de que
en los diálogos teológicos actuales los Occidentales no intentan ya reducir la doctrina
Oriental al Filioque a fin de proponer una doctrina que respete lo mas posible sus
exigencias.

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