Clase 3 - Literatura Infantil o para Niños - 20 de Mayo de 2021

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FACULTAD DE HUMANIDADES

PROF. PATRICIA BUSTAMANTE, LORENA CAMPONOVO, SONIA HIDALGO ROSAS –

Clase asincrónica Nº3- 20 de mayo de 2021 ¿Literatura infantil o literatura para niños?

Clase 3: ¿Literatura infantil o literatura para niños?


1- Bienvenida:
Estimados alumn@s, esperamos que se encuentren transitando este
aislamiento obligatorio lo mejor posible y en la compañía de sus seres queridos
virtual y físicamente. Les dejamos a manera de obsequio la siguiente imagen
extraída de https://lustik.tumblr.com/post/140391735047/byronegg-something-for-
mysterious-ways

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2- Para iniciar la clase


Para iniciar la clase les dejamos esta frase de María Teresa Andruetto que
luego retomaremos al final de nuestro recorrido:
La lectura y la experiencia estética se encuentran entre los ejercicios más radicalizados
de libertad. Pero por estrategias económicas de los grupos editoriales, el lector -y más
aún el lector niño y el joven-está muchas veces condicionado de antemano por
informaciones y contenidos impuestos a través de elementos extra literarios.

María Teresa Andruetto

3- Acerca de la pregunta
La pregunta del título de la clase tiene relación con dos miradas diferentes
sobre la literatura destinada a niños. En este sentido, si retomamos las
reflexiones de Andruetto sobre la importancia del adjetivo por sobre el
sustantivo, es probable que podamos considerar a esta producción literaria
como una especie de sub literatura, una literatura pequeña que tiene un
destinatario también pequeño y que por lo tanto es marginal dentro del sistema
del que forma parte. Por otro lado, al hablar de Literatura para niños el
sustantivo aparece despojado de un adjetivo que la determine, además de
aludir a su destinatario. Aun cuando nuestra cátedra lleve el nombre de
Literatura infantil y juvenil no queremos dejar pasar este breve debate por
cuanto pone en cuestionamiento diferentes miradas sobre esta producción
literaria y sus características. Al respecto, Adriana Vulponi en una ponencia
presentada en las últimas Jornadas salteñas de Literatura Infantil y Juvenil
muestra este debate en una discusión que retoma a manera de anécdota:
Se reproduce allí un diálogo a modo de debate. Se evidencia la posición de las
mujeres de letras (Graciela Cabal), a quienes les incomoda el adjetivo infantil.
Pero, a los hombres, procedentes del periodismo, por ejemplo (Ricardo
Mariño), o a las mujeres editoras (Graciela Pérez Aguilar) les parece adecuado,
insólito de ser cuestionado y fuera de discusión. A lo largo del tiempo, se
registra una especie de adormecimiento del debate que se volvió a desatar en
los últimos años: María Teresa Andruetto es autora del libro, aparecido en
Córdoba, Comunicarte, 2009, titulado Hacia una literatura sin adjetivos.
Actualmente, se discute nuevamente la denominación Infantil y la sigla LIJ. (…)
En un diálogo con especialistas hace muy poco tiempo, antes de escribir estas
páginas, una de ellas decía: “es lo mismo que decirle a la literatura de terror,
terrorífica. ¿Se traslada o no la idea? “. La respuesta de otra fue: “pero si le
damos lugar a estas disquisiciones bizantinas, habría que cambiar la
denominación de instituciones de más de treinta años de trayectoria como
CEDILIJ, ALIJA, CEPROPALIJ…” Y no se trata de una cuestión menor puesto
que marca las clasificaciones de las publicaciones, los posicionamientos
teóricos y la producción y recepción en general.

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No menos acertado, pero con mucho más humor el ilustrador Itsvanch


responde al conflicto y toma la siguiente posición también retomada por
Vulponi:
No me molesta el adjetivo infantil. Lo de literatura para niños me parece más
acertado, pero de ahí a cambiar ese LIJ, ya tan acuñado, me parece de una
dificultad y confusión excesiva... pero bueno, vivimos en tiempos de confusión
excesiva en donde encima a la gente parece no importarle estar confundida…
así que capaz que uno pone LPN y no entienden nada y empezamos a decir
con naturalidad ALPENE, CEDIPENE y CEPROPAPENE y la asociación de
literatura infantil pasa a ser Al pene… Y así queda finalmente demostrado que,
en nuestros días, la literatura para niños importa un pito…”

Este diálogo, además de amenizar la clase, nos sirve para poder ver que la
denominación de este campo de estudio provocó a lo largo de la historia de su
constitución problematizaciones sobre el discurso literario y sus destinatarios.
Sobre esto y otros interrogantes continuaremos nuestra clase de hoy.

4- Sobre la literaturidad de la Literatura infantil


Estas primeras aproximaciones a la denominación de nuestro objeto de estudio nos
permitirá revisar las características del discurso literario y para esto retomamos a
Jonathan Culler y sus problematizaciones sobre aquello que distingue a un texto
literario de otro que no lo es. Para esta clase nos interesa pensar en tres aspectos
que, según su propuesta, hacen a la obra literaria: la puesta de manifiesto del propio
lenguaje, la falta de valor utilitario del discurso literario, la relación entre la realidad y
literatura.
El primero se refiere a la forma en que el lenguaje literario se distingue de otros usos
de la palabra, desviándose de la forma cotidiana de aparente transparencia. Esto hace
que el lenguaje pase a un primer plano y se manifieste en toda su materialidad,
provocando así su “desfamiliarización”. El discurso por lo tanto, se vuelve opaco,
ambiguo y complejo en sus diferentes niveles. Este uso diferente del lenguaje
promueve su falta de valor utilitario respecto de otros discursos. Dice Jackobson,
retomado por Culler, "una focalización en el mensaje en cuanto tal", es decir fuera de
las exigencias de cualquier otro discurso que circula con un fin práctico y que por eso
mismo es limitado. Esta falta de límite o libertad vuelve a la obra literaria
plurisignificativa, y por eso mismo portadora de un “sentido oculto, indirecto y
suplementario”. Esto nos lleva al tercer aspecto que retomamos de Culler: la relación
entre realidad y discurso literario, según el autor, estamos frente a un “acontecimiento
semántico”, un mundo posible, sólo construido de palabras (con todo lo que eso
implica) que existe en sí mismo ya que el acto de referenciar el mundo ya es ficticio.
Estos aportes, que están sintetizados para nuestra clase, nos ayudan a salir de la
simplificación que implica pensar en la literatura infantil solo desde el factor temático,
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que es uno de los punto de partida a los que se recurre muchas veces en el momento
de seleccionar o analizar libros para niños. Cuestionarnos lo discursivo, la densidad de
las palabras que construyen un texto de literatura infantil es lo que propiciaremos a lo
largo del cursado de la cátedra.

3- Literatura infantil, representaciones de infancia y las trampas del mercado


Mirar la Literatura Infantil desde los aportes de Culler nos pone en alerta sobre la
relación entre ciertas propuestas y el mercado editorial que las pone en circulación,
conviene prestar atención a ofertas de títulos cuya densidad literaria es bastante débil
y que se ve reflejada en temáticas repetidas y condescendientes para con el público al
que se dirigen. Además, muchos de ellos circulan durante muy poco tiempo para dar
lugar a otros siempre novedosos, a manera de una rueda vertiginosa que no da lugar a
saber si lo que se promociona es bueno, evitando así la posibilidad de crear referentes
compartidos, para poder relacionar esa producción con toda una tradición literaria
precedente (Colomer 2011)

Maria Adelia Díaz Ronner (2011) habla de “contrabando discursivo”, cuando se refiere
a estas formas de paternalismo que se van haciendo espacio en la producción literaria
infantil. De esta forma parece poco probable pensar lo estético cuando lo urgente es la
concientización sobre valores o temas coyunturales. Entonces el lenguaje se vuelve
llano y transparente; la linealidad y la previsibilidad ganan terreno y en los textos está
todo dicho porque necesitan decirlo todo para poder cambiar conciencias. Estos
“contrabandos” vuelven utilitario al discurso literario, lo corren de su valor de productor
de múltiples sentidos al no permitir a los lectores ingresar a la complejidad del
lenguaje poético. (p. 96-97)
Este desmedro en la calidad literaria, está relacionado con ciertas miradas deficitarias
respecto a lo que los lectores supuestamente no pueden hacer o no conocen sobre el
uso de un lenguaje diferente al cotidiano. Por otra parte, el mercado con su ojo
siempre avizor tampoco es ajeno a aquello que como mandato tiene la escuela: formar
al niño que luego será el ciudadano del futuro. Por eso, una gran parte de los libros
que circulan en las escuelas llevan entre sus letras una suerte de laberinto conformado
por un bien intencionado didactismo más una fuerte impronta de valores
conservadores que se manifiestan en personajes estereotipados y débiles narrativas
que dejan de lado la complejidad propia del discurso literario.

Ello es así porque los libros ejercen, verdaderamente, una función de socialización de
valores defendidos por una cultura, de modo que la literatura infantil relaciona
estrechamente su configuración literaria con el concepto social de la educación de la
infancia vigente en cada época histórica. (Colomer 2002). Es sobre las
representaciones de infancia, de lector infantil y de literatura infantil que se edita,
circula y se selecciona libros para niños. Por esto es necesario poner en discusión
estos imaginarios sobre la infancia de los que hablamos en la clase anterior, ya que de

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nuestra mirada sobre el mundo infantil


dependerá la forma de abordar y de
seleccionar literatura para niños.

4- Sobre la historia de la literatura


infantil en la Argentina y sus
características actuales
Para que puedan completar este recorrido
incluimos en la bibliografía el texto de Marcela Arpes y Nora Ricaud Literatura infantil
argentina. Infancia política y mercado en la constitución de un género masivo. En él se
vuelve a la relación ineludible entre representaciones de infancia y literatura infantil a
lo largo de la historia de la constitución de este campo disciplinar, y también se plantea
un recorrido por la producción literaria infantil en nuestro país. De esa forma, toma
momentos paradigmáticos, entre ellos la producción de María Elena Walsh y la ruptura
que provoca en el sistema literario destinado a niños, a través de un uso peculiar del
lenguaje libre del acartonamiento de otras épocas. Otro período analizado tiene que
ver con las consecuencias de la censura a algunas producciones de la LI durante los
años de la última dictadura militar en la Argentina. Esta referencia nos ayuda a pensar
de qué forma algunos libros para niños podían ser consideraos “peligrosos” por un
gobierno dictatorial y cómo la obra infantil es considerada “perniciosa” para las mentes
infantiles.
“La torre de cubos” de Laura Devetach y “Un elefante ocupa mucho espacio” de Elsa
Bornemann son algunos de los textos aludidos y censurados durante el proceso
mencionado. Textos cuyo lenguaje aparece en toda su materialidad semántica,
cargado de símbolos, de metáforas, con un componente ideológico que años antes se
hubiera considerado poco probable para niños. No sólo se aleja de la impronta
didáctico moralizante de muchos otros textos, sino que se construye en ambas
producciones un espacio posible donde se evidencia la oportunidad de mirar el mundo
desde otro lugar. Ambos autoras forman parte del grupo de escritores que entre la
década del 70 y del 80 retoman los aportes de María Elena Walsh y revitalizan a la LI
a partir de su producción literaria, pero también de su producción ensayística sobre el
género. En los archivos de esta clase encontrarán también los cuentos de Devetach y
Bornemann.

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Arpes y Ricaud muestran cómo algunas de las formas de burlar el poder y la censura
son la parodia y el humor como estrategias discursivas presentes en la Literatura
Infantil, por esto, se constituyen en las características más sobresalientes de la
producción actual. Para las autoras la parodia es un procedimiento que “posibilita la
transformación del sistema literario”, en ella un texto se escribe sobre otro del que
toma distancia y lo mira críticamente, produciéndose así diferentes procesos de
inversión y transformación del texto precedente con respecto al texto nuevo. (p.49)
Para poder entender estos mecanismos de parodización y los diálogos que entablan el
texto nuevo y el texto aludido ofrecemos la lectura de las versiones de Perrault y
Grimm de Caperucita Roja y la parodia de Gustavo Roldán, “Cruel historia de un pobre
lobo hambriento”.

5- Para cerrar la clase


Si volvemos al epígrafe de Andruetto podemos seguir pensando en la cercana relación
entre las exigencias del mercado, las representaciones de infancia y la literatura
infantil. Si bien es gracias al mercado editorial que podemos conocer y mantener viva
la producción literaria para niños, es también
necesario pensar en que ciertas exigencias provocan
priorizar lo temático o coyuntural por sobre el
discurso literario o poético. De estas trampas es
sobre lo que nos seguiremos ocupando a lo largo del
cursado de esta materia.

6- Lectura teórica obligatoria:


 Arpes, M. y Ricaud, N. (2008)
Literatura infantil argentina. Infancia,
política y mercado en la constitución
de un género masivo; Buenos Aires:
La Crujía. (Cap. I y II)

7- Bibliografía de la clase
 Arpes, M. y Ricaud, N. (2008) Literatura infantil argentina. Infancia, política y
mercado en la constitución de un género masivo; Buenos Aires: La Crujía.
(Cap. I y II)
 Culler. J.(1993) “La literaturidad” en AA.VV. Teoría literaria. México: Siglo XXI
 COLOMER, T. (2002) "La lectura infantil y juvenil" en Millán, J. A., La lectura en
España. Informe 2002, pp. 263-285.

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 COLOMER, T. (2011). "La literatura infantil: una minoría dentro de la literatura"


en CLIJ 240 (p. 33-41).
 Díaz Rönner, M (2011) “Contrabandos discursivos en la aldea literaria de los
niños argentinos” en La aldea literaria de los niños. Córdoba: Comunicarte
 Vulponi, A (2019) “LIJ y canon escolar”. Ponencia presentada en las II
jornadas salteñas de Literatura infantil y juvenil

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