Tipologia Ceramica Del Periodo Medio Del Norte Semiarido Complejo Cultural Las Animas
Tipologia Ceramica Del Periodo Medio Del Norte Semiarido Complejo Cultural Las Animas
Tipologia Ceramica Del Periodo Medio Del Norte Semiarido Complejo Cultural Las Animas
El presente proyecto pretende realizar un registro de las piezas cerámicas completas del
complejo cultural Las Ánimas existentes en diversos museos chilenos, con la finalidad de
proponer una nueva clasificación tipológica que identifique particularidades de este complejo a
nivel cerámico, dándonos pie para la realización de comparaciones a nivel territorial. El
cumplimiento de este objetivo entregaría herramientas concretas para contrastar las hipótesis que
hasta el momento se han esbozado con respecto a la heterogeneidad que habrían tenido estas
poblaciones.
La cultura La Aguada del noroeste argentino es sindicada por varios autores como la
responsable del inicio y desarrollo de este proceso al sentar las bases de lo que culturalmente se
conoce como el Complejo Cultural Las Ánimas (Castillo et al., 1996-1997). Esto ocurriría
producto de la desarticulación que sufre La Aguada, trasladándose parte de su población al valle
alto de Copiapó (Niemeyer et al. 1991; Niemeyer et al., 1993). Sin embargo, hacia el sur estas
características se irían debilitando producto del alejamiento de su fuente de origen trasandino, lo
cual nos hablaría de un proceso de regionalización de este complejo de norte a sur (Niemeyer et
al. 1996-1997).
Esta entidad se reconoce por sus estilos cerámicos conocidos bajo la nomenclatura de Las
Ánimas I, II, III y IV (Montané 1969). No obstante, y a pesar de la poca evidencia que existe al
respecto, vemos que tales manifestaciones Ánimas jamás tuvieron una homogeneidad absoluta en
su zona de distribución, e inclusive hay autores que señalan una segregación espacial diferencial
para la III y la IV región del país (Garrido 2007 A). Por otra parte, otros estilos cerámicos
asignados al Período Medio, como los tipos La Puerta, (Iribarren 1958) sólo se han descubierto
en el valle de Copiapó.
Sin embargo más allá de estas apreciaciones no ha existido una discusión más acabada
con respecto al tema de Las Ánimas, que permita generar respuestas a los nuevos problemas que
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han surgido con el correr del tiempo y que podrían aclararnos muchas dudas en lo concerniente a
la prehistoria regional.
Por ende, y a la luz de estos antecedentes, se hace necesario volver a abordar el tema de la
materialidad arqueológica de estas poblaciones con el fin de sistematizar los contextos donde
aparece, definiéndola de acuerdo a criterios sistemáticos. En relación a lo anterior es que el
problema propuesto para este trabajo será ¿Qué patrones es posible reconocer dentro del
conjunto de piezas completas del Complejo Cultural Las Ánimas y si a partir de ellos es
posible identificar particularidades territoriales? Para ello es que se tratará de efectuar una
clasificación exploratoria del material cerámico completo existente, con el fin de establecer
patrones que, a través de las diferencias y semejanzas percibibles, nos permitan identificar
regularidades y particularidades a nivel cerámico para todo el norte semiárido.
Los problemas más importantes con respecto a la forma en que hasta el momento se ha
abordado la tipología cerámica de este complejo radicaría en dos ámbitos: en primer lugar no ha
existido una sistematización completa de la cerámica Las Ánimas y más que nada las tipologías
que se han generado podrían ser señaladas como “coyunturales”, es decir, los grupos han
aparecido porque se han excavado nuevos sitios y se han encontrado cosas distintas, las cuales
pasan a formar un nuevo tipo o simplemente se incluyen en alguno sin un análisis exhaustivo (tal
vez el mejor ejemplo es el de la cerámica Necrópolis en Copiapó). Y en segundo lugar es que las
tipologías sólo consideran material decorado, lo cual deja de lado una importantísima fuente de
información.
Este proyecto pretende aportar a la comprensión de este complejo cultural del Norte
Semiárido a través del análisis de las piezas cerámicas completas existentes en las colecciones de
diversos museos. Y, si bien es cierto que nos enfrentamos a la falta de evidencias para
vislumbrarlo adecuadamente y poder elaborar modelos explicativos, no es menos cierto también
que en esta etapa es posible efectuar hipótesis y propuestas que ayuden a emplazar futuras
investigaciones que permitan obtener más datos referentes a temas importantes para la
comprensión sobre la configuración y dinámica de estas sociedades.
III. ANTECEDENTES
La historia del Complejo Las Ánimas se inicia con las investigaciones en la década de
1930 de Francisco Cornely en los cementerios de la quebrada de Las Ánimas y el Olivar en el
curso inferior del valle del Elqui (Cornely 1956). El análisis de ambos contextos, en especial de
su cerámica, otorgan, en un principio, razones para que dichos descubrimientos fueran postulados
como los más antiguos de la Cultura Diaguita. Este autor, a través de éstos y otros hallazgos en
la zona, es quien define la Prehistoria del Norte Chico, reconociendo tres etapas de la cultura
Diaguita: Arcaica, Transición y Clásica (Cornely 1956). Esta primera etapa, la Arcaica, se
caracteriza por los tipos cerámicos que posteriormente serían incluidos dentro del conjunto
cerámico de Las Ánimas.
A partir de trabajos realizados en los sitios de La Puerta y Tres Puentes, Iribarren (1958)
señala tres tipos cerámicos a partir de fragmentería: “Tipo La Puerta” (asociado a túmulos
mortuorios) el cual se caracterizaría por una gran técnica de manufactura, observable en su
cocción, pasta y tratamiento de superficie (tanto interior como exterior); “Tipo grabado inciso”, el
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cual correspondería a una cerámica gris negra, decorada con dibujos geométricos grabados
sencillos; y finalmente el “Tipo Pintado Rojo sobre Blanco” el cual presenta una pasta fina y
delgada decorada principalmente con figuras escalonadas descendentes. Posteriormente señalará
al tipo grabado inciso como claramente trasandino, atribuyéndolo a la cultura Ciénaga y Aguada,
agregando que en este lugar se asentaron dos grupos culturales con evidentes afinidades, aunque
es posible que fuera en periodos cronológicos distintos (Iribarren 1971).
Las Ánimas I
Negro/Naranja: Forma troncocónica, de base plana y paredes oblicuas, antiplástico fino, buena
cocción y pasta de color terracota/naranja. Decoración reconocible por líneas negras rectas, líneas
en zigzag y triángulos adosados a una línea.
Las Ánimas II
Tipo interior reducido: Piezas que presentan su superficie interior reducida. Algunas guardan
relaciones formales con el tipo Ánimas I y conservan una decoración semejante. Se dan dos
formas: 1) de base plana y pared ligeramente curva; 2) semiesférica con la base de mayor radio
(ligeramente aplanada). Decoración negro sobre color natural y sobre rojo. La superficie exterior
está dividida en cuatro zonas iguales; dos opuestas pintadas de negro sobre rojo y las otras dos de
negro sobre el color de la pasta. Los motivos decorativos idénticos al tipo anterior: líneas rectas,
en zigzag y triángulos adosados a una línea, que afecta la forma de un rayo.
Tipo negro de especularita y blanco sobre rojo: Tipo que se reconoce por la presencia de
hierro oligisto. La pintura negra de hierro oligisto o especularita se ha aplicado directamente
sobre la pasta, mientras que el blanco está pintado sobre engobe rojo. Predomina la forma
semiesférica con paredes más o menos abiertas (platos). Siempre las líneas blancas bordean a las
negras, correspondiendo los dibujos a líneas rectas. Geométricamente son figuras compuestas de
triángulos y líneas paralelas, encontrándose en algunos casos, pequeños salientes en el borde.
Las Ánimas IV
Tipo con engobe rojo: Se caracteriza por poseer engobe rojo muy potente, tanto en el interior
como exterior, que cubre toda la superficie de la pieza. Además del engobe es común (al igual
que en los otros tipos) la presencia de tres colores decorativos: blanco, negro y rojo (en orden de
frecuencia).
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Tipo negro sobre blanco: Este tipo se reconoce por la forma y sus motivos decorativos. Las
piezas están engobadas tanto interior como exteriormente, siendo el motivo decorativo más
característico las líneas negras paralelas unidas por líneas oblicuas pintadas sobre blanco.
También presenta triángulos con líneas paralelas adosadas a uno de sus lados pintadas de negro
sobre blanco y, excepcionalmente, se encuentran líneas rojas. Raramente tiene hematina negra
especular.
Posterior a esta clasificación se han realizado diversos hallazgos en distintos lugares del
semiárido en donde esta tipología cerámica ha sido aplicada, aunque las piezas muchas veces han
presentado ciertas particularidades. Por ejemplo en el sitio Plaza de Coquimbo se encuentra
cerámica del tipo Ánimas I (Castillo et. al 1982). Destaca además el cementerio de Chanchoquín
Chico en el curso medio del río El Tránsito (Valle de Huasco), donde se encuentra material
cerámico del tipo Ánimas I y II, el primero con una variante de campos con pintura color crema y
la figura de un camélido estilizado de gran tamaño en el exterior, rasgo que se repite en la
cerámica encontrada en Vallenar centro (Kusmanic 1988).
Los estudios realizados por los investigadores Hans Niemeyer, Gastón Castillo y Miguel
Cervellino en la cuenca del río Copiapó han entregado interesantes antecedentes en relación a
nuevos tipos cerámicos que se agregan a la clasificación existente, como ocurre con el cementerio
La Puerta. Este sitio se compone de dos tipos de enterramientos claramente sectorizados: los
túmulos (cuyo número asciende a 100) y la Necrópolis (33 sepulturas en fosas cilíndricas) y en
donde la ofrenda cerámica de cada uno de estos sectores es específica, no hallándose piezas de un
tipo en el otro, lo cual dará origen a dos diferentes tipos cerámicos: el tipo La Puerta y el tipo
Necrópolis.
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En conclusión, a partir de la revisión de los antecedentes distinguimos que para el
complejo cultural Las Ánimas existe una clasificación compuesta de 4 tipos cerámicos: a)
Ánimas I; b) Ánimas II; c) Ánimas III y e) tipo La Puerta con sus variedades. Esta clasificación,
que se basa exclusivamente en atributos decorativos, ha servido hasta el momento para identificar
a este complejo cultural así como su distribución espacial. No obstante, a la luz de nuevas
preguntas surgidas con respecto a esta entidad y a la prehistoria regional, este ordenamiento se ha
hecho insuficiente por lo cual es necesario generar nuevas sistematizaciones que puedan dar
respuesta a los problemas surgidos.
Son estas interrogante las que se abordan en este trabajo; interrogantes que hacen alusión
a la distribución diferencial de los distintos tipos cerámicos, pues hay lugares en que unos tipos
aparecen y otros no, lo cual podría hablarnos de diferencias entre los grupos y de cómo se estaban
configurando y distribuyendo estas poblaciones. Todo esto está ligado con el supuesto proceso de
regionalización que estaría aconteciendo y que ha sido señalado por varios autores sin mayores
conclusiones (Niemeyer et al 1996-1997).
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No obstante estos inconvenientes, el crecimiento que año a año han experimentado las
colecciones de los museos regionales se nos presentan como una gran oportunidad de disponer de
materiales de una forma práctica y conveniente para la labor arqueológica. Del mismo modo, el
trabajo con colecciones permite contribuir a los procesos de documentación de los museos (Adán
2000) e iniciar trabajos de investigación en regiones o lugares que no tengan tradición en
investigaciones arqueológicas sistemáticas. De ahí que destaque el inmenso valor informativo de
las colecciones de vasijas cerámicas completas, ya que éstas contienen datos acerca de las
culturas que las produjeron. Por lo tanto, lo que interesa con respecto a la cerámica es poder
identificar en ella los atributos más sensibles para distinguir “tipos” cerámicos, es decir,
características físicas que nos permitan diferenciar y agrupar elementos.
La arqueología es una ciencia que analiza los restos materiales de antiguos grupos
humanos con el objetivo de entregar una interpretación de los acontecimientos ocurridos en dicho
pasado. Para poder llevar a cabo este propósito es necesario la organización sistemática del
registro arqueológico. La cerámica es uno de esos registros y es un elemento que, por sus
características físicas, generalmente prevalece en todos los sitios donde se depositó, por lo cual se
nos presenta como un elemento muy útil y necesario a la hora de reflexionar acerca de la
prehistoria de un territorio. No obstante, mucho se ha discutido sobre la utilización de la cerámica
como indicador de filiación cultural y, por consiguiente, como elemento de cronológica relativa.
También ha sido cuestionado (no sin razón) el uso exagerado que ha tenido ésta, por parte de los
investigadores, en la elaboración de tipologías, ya sea porque se considere a ésta como el único
modo de abordaje en el análisis cerámico o porque se tome a la clasificación cerámica como la
forma más sencilla para resolver cuestiones de orden cultural, entendiéndose esto último como
las relaciones entre diferentes grupos humanos pre y posthispánicos, relaciones inter e intrasitios,
relaciones regionales, etc., ya sea en períodos de tiempo sincrónicos o diacrónicos (Caria 2002).
Clasificación en Arqueología
Si desea tener una representación adecuada del grupo cultural que está estudiando, el
arqueólogo debe contar con un buen sistema de clasificación que le permita organizar y
considerar la variación cerámica presente, por lo que no es sorprendente la existencia de una
tradición larga en métodos de descripción, clasificación y análisis de la cerámica. Como cualquier
ciencia, el método empleado para la clasificación se relaciona estrechamente con:
1. Una teoría arqueológica específica (la estructura conceptual usada por el arqueólogo).
2. El muestreo (determinado en parte por la estadística).
3. Las técnicas analíticas (algunas desarrolladas especialmente para caracterizar la cerámica
arqueológica y otras en préstamo de otras disciplinas, como la geología, la química y/o la
matemática) (Rodas 2003: 572).
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Toda ciencia, como requisito indispensable para poder operar con los materiales que le
ofrece el segmento de realidad que analiza, de acuerdo con cualquier género de metodología,
debe proceder a definir las unidades básicas, con las cuales va a realizar operaciones (Alcina
1989). Por lo tanto la Arqueología debe, del mismo modo, proceder a la definición de dichas
unidades que permitan interpretar el material arqueológico de forma de dar respuesta a sus
problemas de investigación.
El ordenamiento de los materiales constituye uno de los primeros y más importantes pasos
en la investigación arqueológica. La ordenación de materiales arqueológicos se fundamenta en la
necesidad del investigador de generar unidades de análisis para convertir los datos crudos en
evidencias y, más básicamente, en la necesidad humana de distinguir para comprender (Cornejo
2000: 206). De este modo la clasificación se define como la agrupación de entidades similares
cuyo objetivo es el de crear grupos cuyos miembros sean muy similares. Esto contrasta con lo
que ocurre entre los grupos, los cuales son muy disímiles. El principio es que la similitud de
entidades dentro de los grupos no es casual sino que refleja algo inherentemente significante en
su naturaleza. En el caso puntual de la alfarería, la creación de grupos generalmente se basa en
ciertos rasgos comunes de material, técnica y estilo, y su importancia se interpreta culturalmente.
En todas las disciplinas científicas, la clasificación es fundamental ya que permite identificar,
organizar y nombrar cosas diferentes y similares (Rice 1987: 274-275).
Según Dunell (1977) serían cuatro los elementos arbitrarios que componen la
clasificación. Es así como, a fin de crear una clasificación, el primer paso ha de ser la
elaboración de una escala, la selección de una escala desde un número infinito de ellas, en la cual
formular las clases. Es el investigador quien, en relación a los materiales y su problema de
investigación, decide qué elementos son idóneos para su investigación.
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alfarería, los atributos que normalmente son de interés incluyen el color, el espesor, las
inclusiones, la dureza, la forma, y así sucesivamente (Rice 1987: 275).
Los atributos posibles teóricamente son infinitos, sin embargo sólo un número finito y
generalmente muy limitado de ellos puede utilizarse en la clasificación; y aunque no fuese así no
tendría sentido utilizarlos todos, pues desembocaría en la división del campo en un conjunto
ilimitado de casos únicos, lo cual no es una clasificación. Por lo tanto qué atributos específicos
han de seleccionarse viene señalado generalmente por el problema particular para el que se ha
preparado la clasificación, lo cual corresponde al cuarto elemento arbitrario.
Clasificaciones “Científicas”
Los grupos, clases y tipos son diferentes y se distinguen en las distintas fases de la
clasificación. Un grupo consiste en objetos reales, como las ofrendas funerarias, y existe
fenomenológicamente o en el reino empírico. Las clases y tipos, sin embargo, representan
modelos verbales o descripciones de objetos y son ideacionales. Esta diferenciación entre lo
empírico (el grupo) y lo conceptual (clase y tipo) resalta por una distinción entre clasificación y
tipología: "Una clasificación no es más que un juego (o juegos) de agrupaciones empíricas
establecidas para la conveniencia. Una tipología, sin embargo, es una clasificación teóricamente
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orientada que se dirige hacia la solución de algún problema o problemas" (Kluckhohn 1960,
citado en Rice 1989: 276).
Taxonomía numérica: “…una clasificación adimensional en la cual las clases se definen por
inclusión” (Dunell 1977:99). Este método asume que los objetos poseen un orden intrínseco, el
cual es develado por un procedimiento que pretende establecer, por medio de los grados de
similitud, clases de objetos parecidos entre sí en un alto grado y a la vez distintos de otros
objetos. Supone, por tanto, que la ordenación de los objetos se da en grados y no como categorías
mutuamente excluyentes (Cornejo 2000: 208).
Clasificaciones “Folk”
No obstante, a las clasificaciones antes citadas hay que agregar una última que añade
importantes elementos a la problemática de los tipos cerámicos, entregando nuevas luces acerca
de los atributos considerables al momento de realizar una clasificación de vasijas. Me refiero a
las clasificaciones denominadas “Folk”.
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“Etnociencia” se denominó a una orientación metodológica y teórica -también conocida
con los nombres de “antropología cognitiva” y “nueva etnografía”, desarrollada durante los años
sesenta y setenta, principalmente en Estados Unidos. El término alude al hecho de que, aunque
ésta se propuso como un programa de investigación válido para el estudio del conjunto de la
cultura, se concentró particularmente en el estudio de sistemas de clasificación folk, los cuales
suponen de algún modo el equivalente nativo, en términos de conocimiento cultural, a la ciencia
occidental. El trabajo etnográfico acumulado a partir de este enfoque giró predominantemente en
torno al estudio de las categorías nativas de clasificación de plantas, animales, colores y otros
aspectos del entorno ecológico de las culturas, así como de los sistemas terminológicos de
parentesco y otros dominios lexicalmente muy estructurados. Pero, al menos en teoría, la
etnociencia no pretendía referirse a un dominio de significado en particular, sino a toda la cultura
en su conjunto, tomada como un gran sistema de significación (Días de Rada 1992).
Estas clasificaciones nativas para las vasijas cerámicas, se han considerado por mucho
tiempo como un punto tradicional de investigación etnográfica en lo referido a la alfarería. De
hecho muchos arqueólogos frecuentemente han aspirado que se reproduzcan estas categorías
indígenas. Por ejemplo Bernal (1952) señala que “… una meta será la organización de nuestro
material en tipos que idealmente correspondan a un rasgo etnográfico; que tanto nuestro tipo
arqueológico como el rasgo etnográfico deben servir para el mismo fin: identificar diferentes
moldes de conducta o tecnología, que pueden ser adquiridos por un hombre de otro, o lo que es
lo mismo por una generación de otra y por lo tanto servir de instrumentos que nos demuestren
los desarrollos de una cultura y la interacción de ésta con otras” (Bernal 1952: 119).
En las etnografías que consideran el tema de la relación de las sociedades con su alfarería,
se observa que el rasgo cultural más llamativo es que el escenario es definido invariablemente en
el uso proyectado de la vasija. Es decir, en lugar de la categorización tradicionalmente calificada
como significante por los arqueólogos (que consideraba atributos como el tratamiento de la
superficie, color, composición de pasta o decoración) se nombra a las vasijas principalmente por
funciones generales como cocinar, almacenar, o servir. Normalmente se particularizan estas
piezas al referirse al tamaño de la vasija o su volumen (Rice 1987; Kempton 1981).
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enfocan como centrales en sus análisis, lo más probable es que varíen significativamente de las
clasificaciones nativas (Rice 1989: 280).
No obstante esta dificultad, existen estudios que nos entregan luces a la hora de considerar
las clasificaciones folk. Es así como el trabajo de Kempton (1981) se propone definir límites o
disyunciones entre las categorías cerámicas basándose en la variación continua. El autor señala
que los análisis pueden considerar a un miembro de una categoría como prototípico y a partir de
él concebir reglas que permitan las extensiones o graduaciones de ese prototipo. Este modelo
sostiene que los individuos identifican categorías de cosas por medio de prototipos que pueden
ser considerados ejemplos típicos o ideales de un objeto particular como una olla, y extender el
concepto a otros objetos que no son ideales (inclusive pueden ser desagradables) pero que todavía
siguen siendo básicamente una olla (que es opuesta a un plato, por ejemplo). La clasificación es
relativamente simple, por lo cual una vasija combina simultáneamente varias dimensiones las
cuales se mueven en el ámbito del tamaño, forma, función específica (uso) y volumen.
V. HIPÓTESIS Y OBJETIVOS
• Existe una mayor variabilidad en el conjunto alfarero del Complejo Cultural Las Ánimas del
que hasta ahora se ha identificado, principalmente por la falta de investigaciones sistemáticas
y de un mayor análisis.
• Dentro de este conjunto sería posible observar disimilitudes que nos hablarían de las
diferencias regionales de este complejo cultural.
Es por esto que el objetivo general de este trabajo consistió en realizar un registro de
piezas cerámicas completas del Complejo Cultural Las Ánimas que permita generar una
clasificación para la comparación territorial de este complejo cultural. A partir de lo anterior se
desprenden los siguientes objetivos específicos:
• Realización de una ficha de registro, la cual se aplica a cada una de las vasijas cerámicas
completas o que presenten más del 50% de la pieza.
• Definición de una tipología cerámica a partir de los datos anteriormente obtenidos.
• Identificar las particularidades locales para su comparación.
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VI. UNIVERSO DE ESTUDIO Y MUESTRA
TOTAL DE VASIJAS 59
También es importante destacar que generalmente los museos poseen vasijas de su propia
región, por lo tanto denominando la pieza de esta forma se tendrá inmediato conocimiento de
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dónde proviene la vasija. En los únicos casos en que esto no es así es en el de las tres vasijas del
Museo de Historia Natural de Valparaíso (MHNV) y las vasijas 5636 y NN 01 del Museo
Arqueológico de La Serena (MALS) las cuales provienen de la III Región.
VII. METODOLOGÍA
Si bien es cierto que la decisión sobre el tipo y en qué categorías taxonómicas debería
estar cada uno de ellos, es un poco arbitraria, no es menos cierto que la clasificación taxonómica
promueve que, para que un sistema de clasificación resulte útil debe ser manejable, y para ello
debe organizar la información de la forma en que sea más fácil de recordar.
a) Morfología
• Categoría de vasija
• Sección de cuerpo
• Cuello
• Tipo de labio
• Borde
• Base
• Tamaño / volumen
b) Tratamiento de superficie
c) Decoración
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Para este trabajo se ha realizado un análisis decorativo básico, fundamentalmente
descriptivo, el cual pretende caracterizar los distintos tipos Las Ánimas a través del
reconocimiento de:
Con respecto a la variable decorativa, el primer paso en este trabajo consistió en aislar y
exponer el repertorio de motivos decorativos presentes en las vasijas analizadas, como parte
fundamental en la definición y comparación de los diferentes tipos cerámicos resultantes1. Los
motivos se presentan individualizados y asociados a los grupos o subgrupos en que aparecieron.
Para reproducir los motivos se considera a la vasija en eje vertical (desde el labio a la base).
a) Registró de todas las vasijas a partir de la Ficha de Registro Cerámica (ver Anexo 1).
b) Fotografía de cada una de las piezas, las cuales posteriormente se incluyeron dentro de la base
de datos. Para ello se consideró una vista frontal, vista lateral, vista superior (esto último en el
caso de las vasijas de formas abiertas) y un detalle en caso de algún tipo de decoración o
aspecto destacable de la vasija.
c) En los casos en que la vasija se encontró fragmentada, ésta se reconstruyó temporalmente
para poder ficharla y posteriormente desarmarla a y guardarla.
1
Anexo 2: Repertorio de los motivos existentes en los tipos Ánimas I y II.
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VIII. CARACTERIZACIÓN GENERAL Y ANÁLISIS DE LA MUESTRA
Del total de vasijas analizadas, 31 provienen de la III Región de Atacama (un 52,54%),
mientras que 28 (47,46%) se originan en la IV Región de Coquimbo.
IV Región de Coquimbo 28
TOTAL DE VASIJAS 59
Sin embargo, un dato no menor de las piezas de Atacama, es que 24 provienen solamente
del sitio La Puerta (otras del sector de Caldera, Quebrada de Pinte, Punta de Lobos y un hallazgo
al aparecer aislado en la ciudad de Copiapó); en cambio en la IV Región encontramos que las
piezas se reparten de distinta forma entre siete sitios del territorio (Quebrada de Las Ánimas,
Altovalsol, Marquesa, Plaza de Coquimbo, Hacienda San Carlos, Lengua de Vaca, Compañía
Baja).
Sitio La Puerta 24
Caldera2 3
Quebrada de Pinte 1
Punta de Lobos 1
No registrado 1
TOTAL DE VASIJAS 31
2
No hay conocimiento de él o los sitios de procedencia, sólo que las piezas son de una colección que fue recolectada
en ese sector.
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SITIOS DE LOS CUALES PROVIENEN LAS CANTIDAD
VASIJAS DE LA IV REGIÓN DE COQUIMBO DE VASIJAS
Altovalsol 1
Marquesa 1
Plaza de Coquimbo 6
Lengua de Vaca 1
Compañía Baja 1
No registrado 12
TOTAL DE VASIJAS 28
De las piezas estudiadas, la mayoría corresponde a pucos (59,32%), seguidos por jarros
(20,34%), cuencos (11,86%), urnas funerarias (3,39%) y 3 vasijas indeterminadas (5,08%). Estas
últimas se denominan de esta forma por no encontrarse dentro del repertorio cerámico una
categoría que de cuenta adecuadamente de ellas.
Los resultados de esta caracterización morfológica indican que las vasijas Las Ánimas en
su mayoría corresponden a vasijas no restringidas de perfil simple (42,37%), seguidas por las
vasijas restringidas con cuello de perfil inflectado (25,42%), restringida de perfil simple
(11,86%), restringidas con cuello de perfil compuesto (10,16%) y en igual número no
restringidas de perfil compuesto (10,16%).
Las técnicas decorativas de las vasijas son bastante variadas, tanto en el exterior como el
interior, encontrándonos frente a vasijas con engobe rojo o blanco (en un caso), pintura (blanca,
negra o roja), hierro oligisto, modelado, reducido o inciso. Y aunque generalmente el interés se
ha centrado en las vasijas decoradas, lo cierto es que el conjunto de vasijas monócromas existente
dentro del universo cerámico conocido del complejo cultural Las Ánimas no es menor. En este
caso el 34% de nuestra muestra (20 piezas) corresponde a este tipo de vasijas.
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PROPUESTA TIPOLÓGICA PARA EL COMPLEJO CULTURAL LAS ÁNIMAS
Los tipos Las Ánimas sin cuello se compone de 9 tipos: Ánimas I, Ánimas II, Ánimas III,
Ánimas BPZ, Monócromo sin cuello, La Puerta I, La Puerta II, La Puerta III y La Puerta IV. Con
respecto a los tipos Ánimas con cuello, éstos lo componen 4: jarros, ollas, urnas e indeterminados
(se utilizó esta denominación porque la pieza que compone este grupo no es asignable a ninguna
categoría cerámica establecida).
Los tipos en este estudio definidos como Ánimas I, II y III son, en general, los mismos
que definió Montané en 1969. Se ha decidido mantener la nomenclatura para evitar confusiones y
explicaciones innecesarias pues, a grandes rasgos, ambas clasificaciones apuntan a las mismas
vasijas. Lo mismo ocurre con los tipos La Puerta I, II, III y IV, los cuales anteriormente fueron
definidos todos como un sólo tipo, “La Puerta”, sin subdivisiones (Niemeyer et al. 1995, 1998).
Esta categoría cerámica es la más conocida dentro del conjunto alfarero Las Ánimas. De
las 43 piezas que componen este tipo, 35 vasijas corresponden a pucos, 6 a cuencos y 2 son
indeterminadas (se utilizó esta denominación porque no fue posible asignar las piezas a alguna
categoría cerámica establecida).
Ánimas I 9
Ánimas II 6
Ánimas III 9
Ánimas BPZ 7
La Puerta I 2
La Puerta II 3
La Puerta III 4
La Puerta IV 1
TOTAL DE VASIJAS 43
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1) TIPO ÁNIMAS I
Como se expuso anteriormente en los antecedentes, este grupo fue definido por Montané
en 1969. Estas vasijas son fácilmente distinguibles por su forma: las piezas corresponden a pucos
de forma ovoide invertido (las tradicionalmente llamadas “troncocónicas”, aunque hay que
señalar que las paredes de dichas vasijas no son exclusivamente rectas, sino que también se dan
en forma más curvada), labio redondeado, borde recto, base plana, superficie pulida (tanto
interior como exterior) y decoración pintada en motivos de color negro, tanto interna como
externamente, los cuales dividen la pieza en cuatro campos.
a) Variedad Negro sobre Naranja: Clásico tipo definido por Montané (1969). Consiste en una
cerámica de muy buena manufactura en donde la pasta es de color anaranjado, sobre la cual
directamente fue pintada la decoración (pieza MH).
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b) Variedad Negro sobre Rojo: La pasta generalmente es anaranjada, sin embargo las piezas
fueron engobadas antes de decorarlas con los motivos en negro. 5 de las piezas pertenecen a este
grupo (las piezas 939 y 949 del MHNV, la 132 y 14263 del MALS y la 1.118 del MRA).
c) Variedad Negro sobre Crema: Variante definida por Kusmanic (1988). Las piezas, tanto en
el interior como en el exterior están divididas en 4 campos, 2 de color rojo/naranja y dos color
blanco/crema, los cuales están enfrentados por la base con su igual y sobre estos campos
encontramos la decoración en negro. En nuestra muestra existen 2 piezas con estas
características, no obstante tienen una particularidad: en una los campos de color coinciden en el
interior y el exterior (MHNV 804), mientras que en la otra se oponen (MALS NN-01).
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2) TIPO ÁNIMAS II
Este grupo cerámico también fue definido por Montané (1969) y se caracteriza por
presentar su superficie interior reducida por haber sido sometidas a una atmósfera reductora
posterior a la cocción en un ambiente oxidante. En nuestra muestra encontramos 6 piezas que
poseen esta característica, además de otras variantes que las hacen acreedoras de formar un nuevo
grupo, a pesar de guardar relaciones formales con los tipos Ánimas I y de tener una decoración
semejante.
En cuanto a formas este grupo es más diverso que el anterior, encontrando piezas de base
plana con formas ovoides invertidas (2) y esférico (1) y con base cóncava con forma de ovoide
invertido (1), elipsoide vertical (1) y esférico (1).
Con respecto a la decoración, todas las piezas son pulidas tanto interna como
externamente, y con decoración pintada en negro en el exterior. Observamos 2 variantes:
a) Variedad Negro sobre Rojo: La vasija posee un engobe rojo por el exterior y sobre él se han
colocado los diseños en color negro, los cuales pueden dividir la pieza en 2 o en 4 campos. En
nuestra muestra encontramos 2 ejemplares (MRA 01.26 y MALS 5636).
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b) Variedad Trícroma (Kusmanic 1988): Externamente las piezas se encuentran divididas en 4
campos, 2 de color rojo/naranja y dos color crema, los cuales están enfrentados por la base con su
igual y sobre estos campos está la decoración en negro. En la muestra encontramos 4 vasijas
asignables a este tipo (MALS 81-5, MALS 840, MALS 4757 y MALS 9837)
Según Montané (1969): “Este tipo se reconoce por la presencia de hierro oligisto. La
pintura negra de hierro oligisto o especuladita se ha aplicado directamente sobre la pasta,
mientras que el blanco está pintado sobre engobe. En los casos en que ha desaparecido la pintura
negra se observa en esas zonas la presencia de la pasta, mientras que el resto de la pieza está
cubierta por el engobe rojo… Generalmente la superficie exterior está enteramente engobada a
excepción de una franja cercana al borde (1 cm.) que está pintada con hierro oligisto o pintura
blanca, o bien una franja con los dos colores. La cara superior del borde tiene pintura negra. En
algunos casos se ha pintado con los tres colores (negro, blanco y rojo) directamente sobre la
pasta.” (Montané 1969: 179-181).
Como muy bien señala Montané en la definición anterior, las vasijas poseen hierro
oligisto, engobe y pintura (blanca, roja y negra), no obstante lo más distintivo a primera vista es
que la decoración va por todo el interior, formada por líneas rectas que crean complejos diseños
(puntas, aspas, etc.) siendo cada configuración única y particular, aunque se observa la repetición
22
de ciertas formas. De las seis vasijas, cuatro presentan motivos particulares (MALS 81-3, 81-4,
1851 y ML 51) y dos (MALS 8212 y ML 49) comparten el mismo motivo.
Vinculadas a este tipo encontramos tres vasijas que, si bien en su “forma” (criterio
primordial para nuestra clasificación) no se corresponde con este grupo y, en especial la vasija
MALS 1843, con ninguno de los tipos de este trabajo, las incluimos aquí por sus grandes
similitudes con este tipo a nivel decorativo: hierro oligisto, banda perimetral bicolor y similares
motivos decorativos.
Recalcamos que debido a sus características quedaron al margen de esta clasificación por
tratarse de piezas únicas que no fue posible ubicar dentro de los grupos conformados3. Sin
embargo dos de estas vasijas aparecen en la literatura (Cornely 1956; Ampuero 1994) y están
expuestas al público en el Museo del Limarí y en el Arqueológico de La Serena como adscritas al
tipo Ánimas III.
3
No obstante se contabilizan dentro de las cifras totales por tratarse de piezas que sí son Las Ánimas. Y el hecho de
que no pudiesen establecerse como un grupo particular se debe netamente a que son piezas únicas, lo cual, desde el
punto de vista metodológico no lo hace viable.
23
MALS 1843: Una especie de cuenco o recipiente globular pequeño (89 mm de alto y 157 mm de
diámetro máximo) pulido exteriormente y engobado rojo con dibujos en líneas rectas y quebradas
en color negro y blanco (similares a los diseños 3 y 4 expuestos más arriba). Sobre el color negro
se aplicó hierro oligisto. Tiene 4 adornos en el borde de tipo protúbero: dos pares de medias lunas
y dos mamelones hundidos en el medio.
ML 048: Un puco de forma esférica (103 mm de alto y 175 mm de diámetro máximo), paredes
altas, interior y exterior pulido y engobado rojo. En el exterior presenta una banda perimetral
bicolor cuya parte inferior es de color negro con hierro oligisto, mientras que la superior es de
color blanco. Además en el interior posee una especie de banda de triángulos invertidos negros,
también con hierro oligisto, la cual nace en el labio y finaliza en la parte superior del cuerpo. Esta
vasija también posee una depresión a ambos lados del borde.
*Vasija ML 048
ML 053: Un cuenco muy burdo (73 mm de alto y 181 mm de diámetro máximo), alisado interior
y exteriormente, sin engobe y sin decoración exterior. Su decoración interior es pintada blanca,
roja y negra, esta última con hierro oligisto, consistente en triángulos superpuestos con dirección
al centro, los cuales al parecer dividen el diseño en 4, formando en el centro una especie de cruz.
24
4) TIPO ÁNIMAS CON BANDA PERIMETRAL EN ZIGZAG (BPZ)
Este grupo es bastante particular y complejo en su definición, pues cada vasija aquí
agrupada presenta características individuales, principalmente en la decoración. Se reconocen por
ser vasijas de forma globular esencialmente (ya sea esférica o elipsoidal horizontal). Se definen
en su mayoría como cuencos (5 ejemplares), aunque también se encuentran pucos (2 ejemplares).
De los cuencos, cuatro presentan base cóncava y uno base convexa, mientras que ambos pucos
poseen base convexa. Son vasijas relativamente pequeñas (promedian los 74 mm de alto por 160
mm de diámetro), pulidas en el exterior y el interior (a excepción de la pieza ML 640 que es
alisada) y engobadas interna y externamente (todas con rojo, a excepción de la pieza Ml 57, en
que el engobe interior es blanco).
Con respecto a la decoración, esta ocurre en forma de banda perimetral. Las bandas
perimetrales son diseños unidimensionales presentes en nuestro caso en la decoración exterior de
la pieza, constituyendo un motivo continuo que abarca todo su contorno sin principio ni fin. Las
bandas sólo ocupan una franja dentro de la superficie exterior, la cual abarca el borde y parte del
cuerpo, ya que el resto es engobe. Dicha banda básicamente corresponde a una línea blanca en
zigzag, no obstante ésta no presentan una estandarización en el diseño, con lo cual cada pieza la
encontramos con un arreglo diferente:
25
e) Vasija ML 56: Diseño en banda perimetral compuesto por una línea
blanca en zigzag simple, cuya parte superior está cubierta con pintura
blanca (la cual fue muy diluida), todo esto sobre un engobe rojo.
Otra particularidad de este grupo es que en los labios de tres de estas vasijas existe la
presencia de modelados o protúberos pequeños en forma de mamelón (en 2) y mamelón partido o
doble (en 1), los cuales sobresalen hacia arriba y afuera. Los protúberos se presentan en grupos
posiblemente de a dos (ML 58), tres (ML 56) y cuatro (ML 640), dispuestos siempre de modo
equidistante en el borde de la pieza.
26
6) TIPO LA PUERTA I
Los motivos decorativos corresponden a unas especies de bandas cortas ubicadas a ambos
lados de la vasija que abarcan el cuello y el cuerpo, dividiendo la pieza en dos. En ambas vasijas
se observa un motivo horizontal compuesto por tres grupos de líneas rectas paralelas unidas por
la base con otra línea recta, sin embargo difieren en el motivo interior:
7) TIPO LA PUERTA II
En este grupo encontramos 3 pucos de gran tamaño (en promedio un volumen total sobre
3200 cc, altura de 132 mm y diámetro máximo de 345 mm). Son piezas no restringidas de perfil
compuesto, de formas ovoide invertido (2) y ovoide (1), cuello cónico invertido, labio
redondeado, borde y base plana hundida. Estas 3 piezas presentan la superficie interior reducida,
27
encontrándose pulidas por dentro y alisadas por fuera, exhibiendo el color natural de la pasta (el
cual es un color café claro). A partir de la decoración exterior encontramos tres subgrupos:
a) Variedad sin decoración exterior (vasija MRA D3-420): Exhibe en el exterior el color
natural de la pasta (anaranjado claro).
Grupo conformado por cuatro pucos restringidos de cuello cónico, perfil compuesto, labio
plano o redondeado, borde levemente invertido y base plana hundida, forma ovoide, labio
redondeado, borde y base plana hundida. Los tamaños varían entre vasijas medianas (MRA 01.29
posee un volumen total de 1100 cc, 83 mm de alto y 182 mm de diámetro máximo) a vasijas de
gran tamaño (01.36 posee 158 mm de alto y 420 mm de diámetro máximo). A partir del
tratamiento de superficie y la decoración es posible distinguir cuatro variantes:
28
a) Variedad alisada interior / exterior: Las vasijas MRA 01.36 y MRA J4-405 se encuentran
alisadas tanto en el interior como en el exterior y no presentan engobe, por lo cual queda
expuesto el color natural de la pasta (la cual en este caso es un anaranjado claro).
c) Variedad con decoración exterior pintada negra: La vasija MRA 01.39 presenta el
interior reducido y pulido, mientras que el exterior se presenta alisado (exponiendo un color
café claro, natural de la pasta) y con dos motivos pintados en color negro, los cuales abarcan
todo el cuerpo (llegando al contorno de la base), ubicándose en ambos lados de la vasija y
dividiendo la pieza en dos. Dichos motivos poseen forma trapezoidal, con un borde en la parte
superior delimitado lateralmente por líneas rectas. La figura interiormente posee un círculo con
tres apéndices de forma espiral.
d) Variedad con decoración exterior pintada trícroma: La vasija MRA 01.29 se encuentra
pulida y engobada (de un color rojo anaranjado) tanto interna como externamente. En el exterior
está decorada con dos motivos horizontales que se ubican a ambos lados de la vasija (dividiendo
la pieza en dos), abarcando parte del cuello y el cuerpo, los cuales se componen de un
rectángulo dividido por líneas rectas negras en cuatro espacios, dentro de los cuales existen dos
escalerados que se enfrentan y se dividen por un espacio pintado de blanco, todo esto limitado en
los costados y la parte inferior por líneas rectas por los costados y la parte inferior. Esta vasija
cuenta, además, con dos mamelones aplanados a modo de asa.
*Vasija Tipo La Puerta III con decoración exterior trícroma junto a su motivo decorativo
29
*Perfil de la cerámica tipo La Puerta III
9) TIPO LA PUERTA IV
30
B. TIPOS ÁNIMAS CON CUELLO
Esta categoría cerámica es la menos conocida dentro del conjunto alfarero Las Ánimas. Y
si bien siempre ha estado presente dentro de la literatura concerniente a este tema, ya sea en
forma de vasijas completas o en fragmentería (Castillo 1984; Castillo 1985; Castillo et al. 1996-
1997; Durán 1988; Iribarren 1958; Iribarren 1971; Kuzmanic 1988; Niemeyer et al. 1995;
Niemeyer et al. 1998) lo cierto es que este grupo no ha contado con mayor estudio, centrándose la
atención de los investigadores en la descripción y clasificación de las vasijas decoradas.
De las 16 piezas que componen este tipo, la mayoría podrían ser definidas como “jarros”
(11 vasijas). También encontramos ollas, urnas y una vasija que por su singularidad no pudo
incluirse en ningún tipo, por lo cual ha quedado supeditada a la categoría de “indeterminados”.
Jarros 11
Urnas 2
Ollas 2
Indeterminados 1
TOTAL DE VASIJAS 16
31
1) JARROS MONÓCROMOS
Este grupo se compone de 11 vasijas dentro del cual encontramos 3 subtipos claramente
definidos: a) asimétricos, b) simétricos y c) con decoración modelada.
a) Jarros Asimétricos: Corresponde a un solo individuo, un ceramio tipo “jarro zapato”, alisado
y con el asa decorada con líneas incisas. Tiene un alto de 144 mm, un diámetro máximo de 173
mm y un diámetro de borde de 121mm (MRA D3-415 (2)).
*Jarro asimétrico tipo “jarro zapato” con el detalle de la decoración incisa en el asa
b) Jarros Simétricos: Grupo compuesto de diez ejemplares, los cuales en general poseen claras
evidencias de exposición al fuego. Este tipo se subdividen en dos variantes:
b1) Jarros simétricos de perfil compuesto: Grupo poseedor de un solo ejemplar. Corresponde
a un jarro globular de cuello hiperboloide, base convexa y un asa de 70 mm de largo en arco de
correa que arranca en el labio y se inserta en el cuerpo. Es alisado, aunque presenta pulido en
algunas partes del cuerpo. Tiene un alto de 116 mm, un diámetro máximo de 117 mm y un
diámetro de borde de 87 mm (MRA I4-145).
32
b2) Jarros simétricos de perfil inflectado: Grupo compuesto de 8 piezas, el más numeroso de
los aquí analizados. Corresponden a vasijas alisadas, de cuerpo globular, perfil inflectado, con
cuello hiperboloide, labio redondeado y asa en arco de correa. Las diversas vasijas que componen
este grupo son:
• Jarro alisado, de cuerpo ovoide invertido, cuello hiperboloide, labio redondeado, borde
evertido y base plana con un asa de 85 mm de largo que arranca del labio del ceramio y se inserta
en el cuerpo. Tiene un alto de 124 mm, un diámetro máximo de 144 y 95 mm de diámetro del
borde (MRA D3-415 (01)).
• Ceramio alisado, de cuerpo ovoide invertido, cuello hiperboloide, labio redondeado, borde
recto y base convexa, con un asa de 106 mm de largo que arranca del cuello y se inseta en el
cuerpo. Tiene un alto de 150 mm y 130 mm de diámetro del borde (MRA D3-416).
• Jarro alisado, de cuerpo elipsoide vertical, cuello hiperboloide, labio redondeado, borde
evertido y base convexa, con un asa de 110 mm de largo que surge del labio del ceramio y se
inserta en el cuerpo. Tiene un alto de 118 mm de alto, un diámetro máximo de 138 y 95 mm de
diámetro del borde (MRA D3-417 (2)).
• Jarro alisado, de cuerpo elipsoide horizontal, cuello hiperboloide de 57 mm, labio redondeado,
borde recto y base cóncava, con un asa de 184 mm de largo que arranca del labio del ceramio y
se inserta en el cuerpo. Tiene un alto de 187 mm, un diámetro máximo de 170 mm y 147 mm de
diámetro del borde (MALS 14256).
33
• Jarro alisado, de cuerpo esférico, cuello hiperboloide de 62 mm, labio redondeado, borde recto
y base convexa, con un asa de 150 mm de largo que arranca del labio del ceramio y se inserta en
el cuerpo. Tiene un alto de 175 mm, un diámetro máximo de 150 mm y 124 mm de diámetro del
borde (MALS 14257).
• Jarro alisado, de cuerpo esférico, cuello hiperboloide de 25 mm, labio redondeado, borde
evertido y base cóncava, con un asa de 175 mm de largo que arranca del labio del ceramio y se
inserta en el cuerpo. Tiene un alto de 155 mm, un diámetro máximo de 156 mm (MALS 14259).
• Jarro alisado, de cuerpo ovoide, cuello hiperboloide de 36 mm, labio redondeado, borde recto y
base plana, con un asa de 92 mm de largo que arranca del labio del ceramio y se inserta en el
cuerpo. Tiene un alto de 151 mm, un diámetro máximo de 145 mm y 118 mm de diámetro del
borde (MALS 14260).
• Jarro alisado, de cuerpo elipsoide horizontal, cuello hiperboloide de 55 mm, labio redondeado,
borde recto y base convexa, con un asa de 130 mm de largo que arranca del labio del ceramio y
se inserta en el cuerpo. Tiene un alto de 180 mm, un diámetro máximo de 190 mm y 148 mm de
diámetro del borde (MALS 14262).
*Vasija Ánimas monócroma tipo jarro simétrico (MALS 14260 y MALS 1426).
34
c) Jarro simétrico con decoración modelada: Este grupo se compone de un solo ejemplar: jarro
globular de base convexa, con un asa en arco de correa que nace en el labio y se inserta en el
cuerpo. Tiene la particularidad de tener el exterior pulido y que en el cuello (el cual es
hiperboloide) posee modelado un rostro con ojos tipo grano de café, ceja nariz continua y una
pequeña oreja redonda (pudiese haber tenido dos orejas, pero la pieza se encuentra muy
deteriorada y le falta un sector del cuello). Tiene una altura de 108 mm y un ancho máximo de
103 mm (MRA 01.30).
*Jarro monócromo simétrico con decoración modelada. A la derecha, detalle del rostro.
2) OLLAS MONÓCROMAS
Corresponden a vasijas alisadas de cuerpo globular. Su forma, en que la anchura del borde es
muy similar al diámetro máximo, además de las marcas de su evidente exposición al fuego, nos
hace suponer que fueron utilizadas para la manipulación (principalmente cocción) de alimentos.
En este grupo encontramos 2 variedades:
a) Con un asa: Esta variedad está representada por un ceramio globular alisado, de boca ancha
y cuello corto recto, base plana y un asa en arco de correa de 90 mm de largo que arranca del
borde y se inserta en el cuerpo. Posee un alto de 135 mm, un diámetro máximo de 121 mm y un
diámetro de borde de 105 mm (MRA 01.34).
b) Sin asa: Esta variedad está representada por un ceramio globular de boca ancha y cuello
corto evertido, sin asa, base convexa y pulido exterior. Posee una altura de 135 mm y un
diámetro máximo de 141mm y un diámetro de borde de 126 mm (MRA 01.35).
35
3) URNAS MONÓCROMAS
Este grupo está compuesto de dos vasijas que oficiaron de urna con entierro de párvulos.
Son 2 ceramios alisados, restringidos, de forma ovoidal, cuello hiperboloide, borde recto, con dos
pares de pequeñas asas mamelonares en forma de “cachitos” adosadas al cuerpo (dos a cada
lado). Presentan restos de hollín alrededor de todo el cuello y en algunos sectores del cuerpo. Al
parecer las piezas fueron “matadas” o sufrieron algún tratamiento similar a la hora del entierro,
pues no hubo evidencias de la base al momento de la excavación, a pesar de que el resto de la
vasija estaba completa (conversación personal con la gente del MRA).
*Urnas tipo Ánimas monócromo (MRA D4-291 y MRA E1-421) con detalle de las asas.
4) INDETERMINADOS
Este grupo está compuesto de una sola vasija la cual, por sus características formales no
es posible ubicar dentro de algún grupo. Corresponde a un ceramio pequeño que podría
corresponder a una figura antropomorfa, no obstante se encuentra muy erosionada. El borde está
ausente en cerca de un 40%. Es una pieza bastante irregular, como alargada (pareciese que la
figura por un lado tuviese "panza" y "trasero"). Las piernas se encuentran enchuecadas hacia
delante, como si la figura estuviese sentada y posee dos pequeños mamelones que pudiesen
representar los brazos. La superficie es monócroma, presenta golpes de fuego y al parecer pudo
estar pulida. Tiene una altura de 164 mm y un ancho máximo de 85 mm.
*Vasija MRA 01.33. La vasija no puede mantenerse de pie, por lo cual se fotografió en forma
horizontal, tanto de frente como de perfil.
36
37
IX. ANÁLISIS ESPACIAL
A partir de nuestro estudio se han identificado dos grandes tipos de vasijas dentro del
universo cerámico del complejo cultural Las Ánimas: el tipo sin cuello y el tipo con cuello.
Dentro del primero encontramos los tipos Ánimas I, II, III, BPZ y Monócromo, La Puerta I, II, III
y IV. Dentro del segundo grupo encontramos 4 tipos: jarros, ollas, urnas e indeterminados.
Al observar la distribución espacial de los distintos tipos cerámicos podemos notar ciertas
características. Es así como en la III Región de Atacama el tipo Ánimas I y II aparece
indistintamente en diversos sectores del territorio. Los tipo La Puerta I, II, III, y IV son
exclusivos de esta región, más específicamente sólo se encuentran en el sitio del mismo nombre
(ubicado en la comuna de Tierra Amarilla).
- Jarro asimétrico
- Jarros simétricos compuestos e inflectados
- Jarros con decoración modelada
- Ollas con una y sin asas
- Puco pulido de paredes altas
- Urnas
- Vasija indefinida
4
El 43% de la muestra proveniente de esta zona se encuentra descontextualizada.
5
Estos tipos son los que encontramos en nuestra muestra. Sin embargo, como se verá más adelante, en la literatura
aparecen también otros.
38
Un dato interesante relacionado con las piezas monócromas, es que las vasijas
provenientes del MALS (sitio Plaza de Coquimbo) se encuentran reconstruidas a partir de
muchos fragmentos, mientras que las del MRA (sitio La Puerta) se encuentran prácticamente
enteras. Además, las primeras son un poco más grandes en tamaño y su asa es considerablemente
más larga que las de Atacama.
X. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Con respecto a las hipótesis que guiaron nuestro trabajo podemos decir, en relación a la
primera, que ciertamente nos encontramos frente a una mayor variabilidad en el conjunto alfarero
del Complejo Cultural Las Ánimas. A los tipos que tradicionalmente se manejan (Ánimas I, II, III
y La Puerta) se agregan otros tipos de vasijas, a la vez que los existentes se ven ampliados y
enriquecidos, lo cual amplía de forma considerable el espectro cerámico de este complejo
cultural.
Sin embargo, nuestra segunda hipótesis al parecer no resulta tan sencilla pues, si bien se
observan tipos cerámicos adscribibles a una región en particular, creemos que lo reducido de la
muestra (en especial la proveniente de la III Región) que en su mayoría provienen de un sólo sitio
arqueológico, La Puerta, atenta contra la universalización de dichos resultados. No se debe
olvidar que el sitio de La Puerta corresponde a un gran cementerio de más de cien túmulos y
treinta fosas que sirvió como punto de partida para señalar la relación que habrían tenido estas
poblaciones con grupos trasandinos (en especial La Aguada y Ciénaga), lo cual se veía reflejado
principalmente a nivel cerámico, en estas grandes vasijas de perfil compuesto, cocción oxidante,
pasta negruzca, decoración incisa e interior reducido.
Podríamos señalar entonces que son los tipos Ánimas I y II los que le dan unidad a dicho
complejo cultural, pues existen a través de ambas regiones. Las piezas pertenecientes a estos
grupos son bastante homogéneas en lo que se refiere a forma, decoración (pintura negra y un
stock acotado de motivos, los cuales dividen la pieza generalmente en cuatro campos) y
manufactura (buena pasta y cocción).
No obstante esta uniformidad cambia al enfrentarnos a los grupos Ánimas III y BPZ, no
sólo porque estas vasijas sólo las encontramos en la IV Región, sino también por las diferencias
que encontramos dentro de los mismos grupos. Estas diferencias no van en la forma de la vasija,
incluso podríamos atrevernos a decir que tampoco en el repertorio de los motivos. Si observamos
bien, en ambos grupos existe una estructura bastante definida con respecto a los elementos a
utilizar y la forma de utilizarlos (en qué lugar de la vasija, con qué colores, etc.), sin embargo en
cada grupo el artesano varió en la combinación de ciertos elementos que hicieron que la pieza
quedara distinta a las otras pero que, sin embargo, conservara la estructura decorativa original.
Un dato importante con respecto al tipo BPZ, es que un ejemplar de este grupo aparece en
un texto como perteneciente al tipo Ánimas III (Ampuero 1994). La alusión es bastante breve y
sólo se limita a una fotografía en blanco y negro con su respectiva leyenda. Obviamente esta
39
vasija no pertenece al tipo Ánimas III por ser una vasija restringida, sin hierro oligisto, sin
decoración interior y poseedora de una banda externa perimetral en zigzag, relleno en la parte
superior con un color claro.
Por lo tanto creemos que este tema no está zanjado y que es necesaria una investigación
más extensa para generar información concluyente, sobretodo si consideramos que la importancia
del tema radica, principalmente, en la posible relación (incluso de origen) entre lo Ánimas y lo
Diaguita.
Con respecto a la decoración de los tipos Ánimas I y II, si bien es cierto que muestran
mayor uniformidad y que en este trabajo se pudo definir un conjunto importante de motivos
cerámicos característicos de este complejo cultural, también aquí nos vemos enfrentados a la
realidad de que existiría un mayor número de motivos decorativos, de acuerdo a la literatura.
40
Es así como en el sitio de Chanchoquín (Vallenar, III Región) que aparece en un artículo
de Ivo Kuzmanik de 1988, la fragmentería nos muestra otro tipo de diseños. Éstos asemejan unas
especies de “manchas” concéntricas, volutas rectas, algún tipo de banda con triángulos
superpuestos y la figura de un camélido (más esquemático que el de la pieza MALS 132). Este
diseño se repite en una ilustración de una vasija semicompleta de ese mismo sitio, en dicho
artículo (Kuzmanik 1988).
Llama la atención que el diseño de volutas y el de camélidos es muy similar a los que
aparecen en las vasijas Copiapó, así como el diseño de triángulos superpuestos aparece en las
vasijas Diaguitas del tipo I. Con respecto a los perfiles de dichas piezas, estos se corresponden
con los anteriormente definidos para los tipos Ánimas I y II.
Relacionado con el tema de la diversidad de tipos en la cerámica Las Ánimas, existe otro
elemento nombrado en la literatura digno de destacar. Este corresponde a la existencia de
cerámica “negra grabada incisa” que diversos autores catalogan como muy similar a la cerámica
Molle (Iribarren 1969; Durán 1988; Niemeyer et al. 1998). También debemos señalar un tipo de
vasija tipo Ánimas I nombrada en un texto de Montané (1969) en donde el autor señala que:
41
“…se conoce una pieza con una aplicación, por pastillaje, de una figurilla antropomorfa que
sobresale del borde” (Montané 1969:176).
En nuestra muestra las únicas piezas incisas son las pertenecientes al tipo La Puerta I (la
cual, como se señaló anteriormente, se asemeja más a los tipos trasandino) y una de las vasijas
monócromas (MRA D3-415 (2)), la cual sin embargo es un jarro zapato y la decoración incisa
está sólo en el asa.
42
Otro dato importante es el concerniente a las vasijas monócromas. La mayoría de dichas
piezas presentan claras huellas de uso (principalmente exposición al fuego) lo cual nos podría
estar indicando que las piezas monócromas podrían haber sido utilizadas antes de pasar a formar
parte de la ofrenda funeraria, no siendo ésta su única función, como sí parece ocurrir con los tipos
decorados.
1) Los clásicos tipos Ánimas I y II aparecen indistintamente en la III y IV Región, todos con un
repertorio de formas y motivos decorativos bastante acotados y en donde el elemento
43
característico por excelencia (pues aparece en cada una de las vasijas) es el motivo vulgarmente
conocido como “rayo” (en todas sus expresiones).
2) El tipo Ánimas III y el tipo Ánimas con banda perimetral en zigzag (BPZ), en nuestra muestra
aparecen sólo en la IV Región. No obstante dentro de estos grupos se observa una gran
diversidad en la decoración y también en la manufactura de las piezas, mucho mayor que en los
tipo Ánimas I y II.
3) Los tipos La Puerta I, II, III y IV son propios de la III Región y más particularmente del sitio
La Puerta. A grandes rasgos, estos grupos abarcan vasijas de formas similares (pucos de perfil
compuesto, con cuello y base plana hundida) y con un importante número de piezas de gran
tamaño.
4) Los tipos Ánimas monócromos, tanto con cuello como sin cuello, también se dan de forma
indistinta en ambas regiones, siendo en este grupo el “jarro” el tipo dominante de vasija.
El tema del complejo cultural Las Ánimas es una problemática que recién está aflorando
luego de años de estancamiento y confusiones. Si bien este trabajo abarca un nivel básico en la
discusión, no es menos cierto que dicho nivel puede traer grandes derivaciones en el futuro. Por
lo tanto quisiera destacar los aportes de esta práctica a este campo de la arqueología y la
prehistoria, resumiéndolos en 4 puntos:
• En este trabajo se expone una clasificación cerámica que abarca la mayor cantidad de vasijas
del complejo cultural Las Ánimas analizadas hasta este momento, aplicándoles el mismo criterio
clasificatorio a cada una de ellas.
• Se reveló un nuevo tipo de vasija Las Ánimas (Las Ánimas BPZ) el cual hasta el momento no
se había vislumbrado, confundiéndose con otros tipos.
El tema del complejo cultural Las Ánimas es bastante complejo. Complejo, porque el
estudiar una sociedad pasada es ya en sí complicado, pero además en este caso se agregan las
escasas investigaciones sistemáticas referidas a este tema y a la antigüedad de gran parte de
ellas.
44
En esta práctica profesional hemos realizado una clasificación de las vasijas Las Ánimas a
partir de un universo menor al que nos hubiese gustado abordar. Este trabajo ha venido a
complementar las tipologías clásicas (Ánimas I, II y III) además de sistematizar otros grupos que
hasta el momento estaban en el aire o simplemente no existían, tratando de definir posibles
diferencias territoriales en su distribución. No obstante, al comparar nuestros resultados con la
literatura existente (la cual principalmente corresponde a la descripción de sitios y materiales) nos
encontramos ante el problema de que al parecer existe una mayor diversidad en el conjunto
cerámico de este complejo cultural de lo que en un principio se pensara, con lo cual este trabajo,
más que resolver dudas, nos ha dejado llenos de interrogantes.
No obstante a toda esta información que pareciese obnubilar nuestro trabajo, haciéndonos
cuestionar los reales alcances que hemos obtenido, creemos que los resultados no dejan de ser
interesantes e importantes pues nos permiten ir despejando el panorama en relación a las
características de este complejo cultural a nivel cerámico y así derribar algunas presunciones que
hasta el momento se estaban dando por ciertas. Más que verlo como una complicación, esta
investigación se alza como un desafío.
Punto aparte es el gran rol que juegan los museos dentro de estos objetivos, pues ellos son
los responsables de la clasificación, mantención y puesta en valor del material arqueológico. Sin
embargo, a través del desarrollo de esta práctica fue posible comprobar que muchos de ellos no
cuentan con las herramientas suficientes para garantizar dicho papel. Los motivos pueden ser
muchos (mala infraestructura, falta de personal calificado, políticas inadecuadas, burocracia,
bajos presupuestos, etc.) los cuales ya se arrastran por muchos años.
No obstante creo que este es un tema no menor, el cual debe ser analizado en pos de
buscar soluciones concretas, porque no es posible que materiales de un valor histórico, cultural y
patrimonial incalculable se estén perdiendo (en todo el sentido de la palabra) dentro de estas
instituciones. Es deber de la arqueología y de los arqueólogos tomar cartas en el asunto, no sólo
porque dichos materiales sean sus objetos de trabajo, sino principalmente por la responsabilidad
social que ello conlleva. Para que así, de una vez, las colecciones museológicas dejen de ser
vistas como el “pariente pobre” de la investigación arqueológica.
45
XII. BIBLIOGRAFÍA
Adán, Leonor
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48
ANEXOS
49
Anexo 1: Ficha de Registro cerámico de piezas completas (a partir de guía de estudio
elaborada por la profesora Fernanda Falabella)
Unidad: Bodega:
Contexto:
Condición:
Superficies
Interior Exterior
Tratamiento
Color
Forma
No restringida Restringida Restringida con cuello
Simple Compuesta Inflectada Compleja
Forma sección cuerpo Cuello
Asa
Nº Emplazamiento Inserción
Medidas
Peso Vol. Cuello Cuerpo Total
Esp. Labio Borde Cuello Cuerpo Base
Alto total Diám. Max. Alto Cuello
Diám. Borde % Alto cuerpo
Diám. Base % Alto Diám. Max.
Diám. Unión cllo/cpo Alto diám. Mín. Diám. Min.
50
Decoración
Exterior Interior
Técnica Decorativa
Color
Ubicación
Elementos
Motivos
Configuración
Inferencias de manufactura:
Huellas de uso:
Observaciones:
51
Anexo 2: Repertorio de motivos de las vasijas tipo Ánimas I y II
A continuación se presenta la lista de motivos reconocidos para los diseños del tipo
Ánimas I y II, los cuales están clasificados por categorías que comparten atributos formales
comunes, identificadas por una letra mayúscula. La variabilidad interna de cada categoría se
manifiesta por un subíndice numérico para cada motivo individual (p. ej: A1, A2, A3… B1, B2,
B3…. etc.).
Motivo 1: Corresponde al motivo decorativo Las Ánimas por excelencia y uno de los indicadores
más plausibles de adscripción a este complejo cultural. Se caracteriza por estar constituido por
dos conjuntos de triángulos negros cada uno dispuestos en una secuencia vertical. En el centro de
ambos conjuntos se forma un zigzag grueso, conformado por el negativo de los triángulos negros
con el color del engobe de fondo. Este diseño, al verlo ubicado en la vasija, se observa como una
especie de “rayo” al ir angostándose a medida que desciende por la vasija. De este motivo es
posible encontrar 5 variantes:
1a: Esta constituido por dos conjuntos de dos triángulos negros cada uno
dispuestos en una secuencia vertical.
1b: Este motivo se diferencia del anterior al poseer una línea recta a cada
uno de los lados, las cuales delimitan la sucesión de dos triángulos.
52
Motivo 2: Motivo en franja que posee 3 líneas negras verticales
paralelas, atravesadas por líneas oblicuas
53
Motivo 7: Conjunto de líneas verticales paralelas con sus espacios
interiores rellenos de puntos. Este motivo se asemeja a una repetición del
motivo 5.
Motivo 11: Motivo compuesto por líneas rectas que al estar unidas en
un extremo forman una especie de punta triangular. Estos dos triángulos
se encuentran dispuestos en una secuencia vertical de menor a mayor
tamaño, en donde el primero (el más pequeño) posee un conjunto de
puntos negros en su interior.
54
Motivo 12: Motivo compuesto por líneas rectas que al estar unidas en un
extremo forman una especie de punta triangular. En esto caso serían tres
triángulos se encuentran dispuestos en una secuencia vertical de menor a
mayor tamaño.
Motivo 13: Motivo conformado por una línea zigzag simple, de pocos
quiebres.
55
Anexo 3: Vasijas Ánimas analizadas en esta investigación
ML 048 ML 049
56
ML 051 ML 053
57
ML 056 ML 00057
58
ML 058 ML 0640
59
MHNV 804 MHNV 939
60
MHNV 949 MH 01
61
MALS 81-4
MALS 81-3
62
MALS 81-5
MALS 132
63
MALS 1228
MALS 840
64
MALS 1845
MALS 1843
65
MALS 1846 MALS 1851
66
MALS 4757 MALS 5636
67
MALS 8212
MALS 8210
68
MALS 14256
69
MALS 14259
MALS 14262
MALS 14260
70
MALS 14263 MALS NN-01
71
MRA 01.26
MRA 01.118
72
MRA 01.28
MRA 01.29
73
MRA 01.30 MRA 01.31
74
MRA 01.34
MRA 01.35
MRA 01.33
75
MRA 01.36 MRA 01.37
76
MRA 01.38 MRA 01.39
77
MRA 01.40 MRA D2-517
78
MRA D3-415 (01) MRA D3-416
79
MRA D3-417 (2) MRA E1-421
80
MRA D3-420
81
82