Intervenxión en Crisis Desde La Logoterapia - Arturo Luna
Intervenxión en Crisis Desde La Logoterapia - Arturo Luna
Intervenxión en Crisis Desde La Logoterapia - Arturo Luna
Cerca del domicilio de Robert C. Barnes tuvo lugar un terrible accidente, que sucedió de
la siguiente manera:
Dos familias vivían en casas vecinas, las dos madres eran amigas. Una mañana, una de
las dos llegó en su auto ante la puerta de la otra, dejando el motor en marcha, salió del
coche, dejó abierta la puerta del mismo porque pensaba seguir enseguida en dirección a
un supermercado algo alejado, y corrió hacia la casa. Le preguntó a su amiga, si
necesitaba que le compre algo. La otra contestó contenta que sí, porque su hijita iba a
festejar su 4º cumpleaños al día siguiente y se habían invitado varios chicos para la fiesta.
Todavía le hacían falta varias cosas para la misma. Charlando fueron a la cocina para
hacer la lista de compras.
Mientras tanto, la pequeña que al día siguiente iba a festejar su cumpleaños, vio el auto
de la vecina delante de la casa. Como frecuentemente había sido llevada en ese auto y
siempre le parecieron muy divertidas esas excursiones, subió al coche, sin pensar en
nada malo. Lo que luego sucedió, sólo puede ser supuesto. Probablemente la criatura
jugueteó con el freno de mano, soltándolo, por consiguiente el auto avanzó de golpe.
Quizá la pequeña se cayó del auto por ese motivo, o quizás ella saltó asustada para
afuera. De todos modos, el auto se puso en movimiento justa hacia la criatura por la
posición de las ruedas, la atrapó y pasó por encima de ella.
Casi en el mismo instante, en el que las ruedas liberaron a la niña, ambas mujeres
salieron de la casa. Horrorizada la madre se precipitó hacia su hija que yacía moribunda
en el suelo, y la alzó en sus brazos. La criatura, durante unos pocos segundos consciente,
dirigió su mirada directamente a los ojos de la madre, mientras la sangre brotaba de su
nariz, boca y oídos. Luego falleció.
Como es de comprender, la madre sufrió un grave shock, y tampoco el tiempo que pasó
después la pudo calmar. Todas las noches se despertaba bañada en sudor, torturada por
imágenes de sueños, en los que siempre de nuevo veía la carita llena de sangre de su
hija, la mirada moribunda dirigida hacia ella. Finalmente consultó a un psicólogo. Pero
éste no encontró la palabra consoladora; al contrario, sus preguntas insistentes acerca de
los antecedentes, por ejemplo si la criatura había sido deseada y aspectos parecidos,
angustiaron tanto a la mujer que en su consultorio tuvo un ataque histérico de llanto.
Indignado, el psicólogo la despachó por la puerta de atrás, porque no quería que sus
pacientes que se encontraban en la sala de espera presenciaran ese ""espectáculo".
Finalmente le entregó, con buenas intenciones pero falto de delicadeza, la dirección de un
Centro para la Prevención del Suicidio, y se retiró rápidamente a su consultorio.
Luego de este frustrado intento por obtener ayuda, pasaron varias semanas y la madre no
pudo tranquilizarse. Durante el día era pasiva y estaba como paralizada, temiendo las
noches que seguían torturándola con las pesadillas, en las que todo su ser, tanto físico
como psíquico, se rebelaba y se contraía convulsivamente. Al visitarla su hermana, le
sugirió la idea de ir a consultar al Dr. Robert C. Barnes. "El también es psicólogo y
psicoterapeuta", le decía, "pero trabaja con un método distinto.
Quizás él sepa orientarte". Así la mujer llegó al consultorio de un logoterapeuta, y yo
ahora reconstruiré lo que Robert C. Barnes me ha relatado:
a. diagnóstico
Sin embargo, esta muerte de por sí, no causó la patogénesis del disturbio psíquico de la
madre, como se ha demostrado durante el desarrollo de la intervención. Por otro lado, el
psicólogo consultado en primera instancia ha menospreciado sin lugar a dudas el suceso
traumático, buscando en los antecedentes los elementos patológicos. Con eso se alejó
demasiado del real peso del sufrimiento bajo el cual se desplomó la mujer.
Robert C. Barnes no incurrió en ninguno de los dos errores. Con la reflexión: ¿Qué' se
encuentra entre ella y la superacion del sufrimiento ? "demostró su interpretación acertada
de la situación: consideró que el sufrimiento (la muerte de la criatura) era en principio
superable, pero simultáneamente parte de la patología, por no estar superado.
No es una captación puramente racional, ni emocional, sino más bien intuitiva de aquello
que en la propia persona está "no resuelto"" (Kübler-Ross), "desequilibrado", y en un
sentido más amplio es "inútil" e "indigno". Sólo que los pacientes no pueden incluir este
pre saber en un conocimiento técnico,mientras los psicoterapeutas con sus conocimientos
tecnicos dependen de poder relacionarlos con el pre conocimiento de sus pacientes.
Robert C. Barnes ha orientado sus "sensores" hacia el "pre saber" de su paciente en una
correcta interpretación de la situación, y ella se lo entregó: "¿Por qué justo yo tuve que
sufrir viendo esa terrible imagen?". Esto es una reacción patológica o, mejor dicho
neurótica, a la que puede aplicarse la expresión de Frankl: "En la existencia neurótica se
venga en sí misma la deficiencia de su trascendencia". Aquí, en este punto no sufre una
madre el duelo por su hija, sino una persona riñe con su destino. Y justamente aquí, en
este punto., la herida no cicatriza.
b. Terapia
Robert C.Barnes estuvo a salvo de ambas variantes por su trasfondo logoterapéutico. Con
la afirmación confrontativa: "Estoy muy feliz por el hecho de que usted haya tomado a su
niña en sus brazos" cortó abruptamente la espiral de autocompasión de su paciente, para
hacerle trasparente el sentido de aquello que lamenta: "Usted le posibilitó a su hija
realmente una buena despedida". En la siguiente argumentación, de ninguna manera se
ignora lo trágico del suceso. Permanece el sufrimiento, porque éste se convierte en
sacrificio, en un sacrificio aceptadoa posteriori. "Si es así, entonces puedo… vivir con
esto". La trascendencia de la consumación del sufrimeinto está restablecida, la afección
neurótica desaparece.
El duelo no desaparece y tampoco lo debe, "porque el duelo por una persona que hemos
amado y perdido, lo dejar seguir viviendo de alguna manera…". El que vive su duelo sin
sublevarse se regenera durante el sueño, en el que el límite entre éste y aquel mundo se
diluye, y los vivos y los muertos pueden visitarse".
1) Que nosotros practicamos la terapia grupal mediante talleres. Esto nos ha enseñado
que el método fenomenológico en la participación del grupo, ha sido muy favorable
para que las personas en su particularidad se animen a dar el salto de la psique al
logos, puesto que en un grupo experimentan de manera más vivencial la presencia de
la fuerza del espíritu. Sin embargo, es evidente que nuestro modelo puede aplicarse
también a la terapia individual.
Este proceso lo consideramos, desde la logoterapia, como una condición necesaria para
que la persona llegue a expresar con autenticidad el poder desafiante del espíritu. Poder
que está actuando desde el principio, pero que sólo al final se reconoce y se expresa
conscientemente.
Naturaleza de la crisis
La crisis es toda situación que nos cuestiona, movilizando gran cantidad de energía que
nos mantiene en una alta tensión y nos está exigiendo usar nuestra voluntad de sentido
para optar por una solución y hacernos responsables de la decisión tomada. La crisis se
siente como un abismo entre un pasado que ya no es vigente y un futuro que todavía no
está constituido. Se trata de una crisis de valores o una confusión de creencias.
Es usual que al sentirse uno en crisis se busque una solución para salir de ella. Pero esta
salida puede ser equivocada o superficial, provisional o temporal, auténtica o definitiva.
Será esta última en la medida en que reconozcamos estar frente a una situación límite; en
la medida en que podamos manejar los sentimientos profundos que se experimentan; en
la medida en que le busquemos un sentido a nuestra vida y estemos dispuesto a crecer,
enfrentándonos a lo desconocido y riesgoso. Cuando esta situación límite se evade y
optamos por una solución inmediata o superficial, sobreviene un estancamiento
insatisfactorio que nos deja debilitados y desprotegidos para la crisis que posteriormente
sobrevenga.
Tipos de crisis
1. Naturales del desarrollo personal. Por ejemplo: la crisis de la adolescencia, la de los
cuarenta, la de los que llegan a la tercera edad.
2. De carácter único. Son precisamente las originadas por una pérdida sufrida en la vida;
pérdida de algo o de alguien significativo para uno.
Ahora bien, un proceso de intervención en crisis conlleva dos fases que son necesario
distinguir claramente:
Es obvio que una persona que sufre una crisis, al principio tiene incapacidad para ver lo
que pasa y, por lo tanto, para resolver adecuadamente requiere la ayuda de otras
personas. Esta ayuda es la que llamamos "intervención en crisis", consiste en auxiliar a
una persona que afronta una situación difícil, debilitando sus estigmas emocionales y
sanando sus daños psicológicos para posibilitar su crecimiento personal, desarrollando
nuevas habilidades, mayores opciones y perspectivas de vida.
Porque una crisis es la señal de que es necesario un cambio importante de vida.De crisis
en crisis cambiamos. De crisis en crisis crecemos. Pero cambiar no necesariamente
implica crecer. Para crecer como personas, hay que procesar toda la energía que el dolor
moviliza. El dolor es como la partera de una vida con más profundidad, con más amor y
salud.
Cuando una persona ha logrado una solución auténtica o definitiva a su crisis, se hace
más consciente y más fuerte, por lo que puede ella misma, por sí sola, afrontar y procesar
las crisis que en adelante se le presenten.
Las personas que llegan a nuestro taller se encuentran en medio de un torbellino y han
sido invitadas por alguien que les está tendiendo la mano. Así comienza la terapia de
crecimiento, a partir de la crisis que, logoterapéuticamente, pasa por cuatro momentos:
Por esta razón, la entrevista inicial, la plática introductoria y las dinámicas de presentación
y análisis existencial tienen como objetivo, mediante el diálogo socrático, que cada
persona clarifique su propia situación. Momento impactante pero necesario. Se trata, por
decirlo así, de oprimir con el dedo y abrir la herida del alma que ha estado reprimida, en
ocasiones durante mucho tiempo. Al hacerlo, brotan de inmediato los sentimientos que no
son adecuados para que el espíritu se manifieste, sino más bien, para engendrar
neurosis, fobias y obsesiones que debilitan y enferman. De ahí la necesidad de llevar a
cabo esta operación que metafóricamente podemos llamar "autocirugía psicológica".
Hemos constatado que el llanto es el síntoma de este dolor sentido como negación de lo
que sucedió; y el excesivo hablar es el síntoma de este dolor como confusión o
desorientación. El llanto, la mudez, o el excesivo hablar, al final de este momento del
taller, se van tornando en enojo.
Lo que hay que hacer entonces, para ayudar al doliente en este momento del proceso,
no es impedirle o distraerle el enojo, sino ayudarlo con técnicas apropiadas para
sacarlo. Hacer eso, es hacer que el ánimo deje de contaminarse y comience a
ventilarse.
En este momento crucial del proceso, es cuando el que sufre necesita sentir y
escuchar de alguna persona significativa una palabra reconfortante, una razón para
perdonarse. La dinámica grupal aplicada en este momento, es infinitamente rica en
experiencias vitales de aceptación de la persona, así, culpable como se siente.
Por consiguiente, el contenido del perdón a nosotros mismos como a los demás,
consiste en aceptar nuestra realidad y reconciliarnos con ella. Y ya sabemos que, la
plena aceptación del que se siente culpable, es la clave para que éste comience a
perdonarse a sí mismo.
La persona se ha quedado sola, sin la persona que quería, sin la salud de la que antes
gozó, sin el empleo que le daba seguridad, o sin casa, o sin pierna, o sin drogas, etc. se
ha quedado sola y se siente como mutilada. Un sentimiento de vacío se apodera de su
ánimo. Pero un vacío vivenciado exige ser llenado. En este momento del taller es cuando
se requiere la fuerza de obstinación del espíritu. Con otras palabras, se requiere una
actitud valiente. La persona tiene que separarse de aquello con energía, dejarlo ir. Es de
advertir que lo perdido ya se fue hace tiempo, pero en este momento la persona tiene que
dejarlo ir de sí misma: ¡SOLTARLO! Aceptar que así, sola, como mutilada, sin embargo,
SIGUE VIVIENDO. Esta vivencia de que uno sigue viviendo sin aquello o sin aquel o
aquella que ya se fue, es el momento culminante del proceso. Momento en el que el dolor
está dando el salto de alivio.
Es decisivo experimentar que este salto es el resultado de la VALORACION DE UNO
MISMO. Darme cuenta que yo merezco vivir mi vida y no depender de la persona que ya
se fue o de lo que ya no es. Es reconocer que necesito de los demás, pero no dependo de
nadie en particular. Que los otros vienen y se van. Que los sucesos comienzan a suceder
y después dejan de serlo. Que yo los recibo y los despido. Que soy el mismo que se
encariña y desencariña. Que este vaivén en el que estamos sumergidos, es la maravillosa
variedad de la vida humana.
Lo definitivo está en darme cuenta que, si y sigo viviendo, debe ser por algo. Aquí surge la
necesidad de buscarle un sentido a la propia vida, sin lo que se perdió. Que lo importante
es la persona, tanto para mí como para las otras personas, en cambio, todo lo demás, así
como viene se va.
Las dinámicas apropiadas para este final, motivan a la persona a lanzarse a su mundo
para volver a vivir. Un nuevo horizonte se abre hacia su futuro y comienza a delinear
nuevos planes de acción. Busca una tarea que pueda realizar. Un trabajo que pueda
hacer con responsabilidad. Una misión que pueda cumplir- grande o pequeña es
indiferente, pues depende de cada quien en sus propias condiciones. Posteriormente,
será posible que encuentre a alguien a quien amar. Una persona o un grupo al que se
pueda dedicar. Se va dando cuenta de la necesidad de hacer algo o encontrar a alguien
distinto de ella misma, ante lo cual pueda trascenderse, llenarse de energía, de
reconfortante alegría y profunda satisfacción.
"GRACIAS A LA VIDA,
QUE ME HA DADO TANTO…"
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