Colmil Guia
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Guía de estudio
(COLMIL)
1. PALABRAS PRIMITIVAS Y DERIVADAS
Las palabras primitivas son aquellas que no provienen de ninguna otra palabra. Por ejemplo: agua.
Por otra parte, las palabras derivadas son las que provienen de una palabra primitiva. Por ejemplo:
acuático, paraguas
Ejemplos:
- cuello collar
- dedos dedal, dedillo
- desayuno desayunador, desayunar
- deuda deudor, deudores
- dibujo dibujante, dibujar
2. HOMÓNIMOS:
Homonimia es la cualidad de dos palabras, de distinto origen y significado por evolución histórica, que
tienen la misma pronunciación o la misma escritura
Ejemplos:
• Homofonía / homófonos
Banco (entidad bancaria o financiera) / Banco (mueble para sentarse) / Banco (forma del verbo
“bancar”) / Banco (conjunto de peces).
Vaya (forma del verbo “ir”) / Valla (cerca, vallado) / Baya (fruto).
Halla (forma del verbo “hallar”) / Haya (forma del verbo “haber”) / La Haya (ciudad de Holanda).
Revelar (dar a conocer algo o hacer visible una fotografía) / Rebelar (sublevar).
Bote (embarcación) / Bote (forma del verbo “botar”) / Vote (forma del verbo “votar”).
• Homografía / homógrafos
Cabo (grado militar) / Cabo (manija) / Cabo (punta de tierra que penetra en el mar).
3. SINÓNIMOS:
Un sinónimo es una palabra que tiene un significado casi idéntico a otra. Los sinónimos son términos
diferentes que significan casi lo mismo.
Ejemplos:
Hay que respetar las normas. / Hay que respetar las reglas.
Los estudiantes fueron al museo de Ciencias Naturales. / Los alumnos fueron al museo de Ciencias
Naturales.
Nos quedamos hablando hasta la madrugada. / Nos quedamos charlando hasta la madrugada.
Qué rico olor, ¿qué estás cocinando? / Qué rico aroma, ¿qué estás cocinando?
4. PARÓNIMOS:
La paronimia es una relación semántica que consiste en que dos o más palabras se asemejan en su
sonido, pero se escriben de forma diferente y tienen significados distintos, usualmente no relacionados.
Los parónimos son vocablos que se parecen en su pronunciación o forma de escribirse
GABRIELA CALLE TICONA
En oraciones:
Apenas vio entrar al profesor, se calló la boca. / Estábamos caminando por el parque y se cayó.
El alumno con mejor promedió fue quien izó la bandera en el acto. / Mi hijo me hizo un regalo hermoso
por mi cumpleaños.
Coceré una carne para la cena. / Primero coseré el botón y luego plancharé la camisa.
Ahí están tus zapatos. / ¡Ay! Eso me dolió. / Hay mucha gente en este bar, mejor vayamos a otro.
Hice un hoyo en el fondo del jardín para plantar un limonero. / No oyó mi consejo y así le fue.
Mi prima se metió en una secta y estamos todos preocupados. / Es la sexta vez que visito París.
Le pondré una hierba deliciosa a la salsa. / Hasta que no hierva el agua, no pongas los fideos.
5. HOMÓLOGOS:
Es un tipo de relación que puede darse en diversos ámbitos y que implica una paridad o semejanza. Dos
personas que mantienen una relación homóloga, por lo tanto, ejercen la misma función, pero en
contextos diferentes.
Por ejemplo: “El canciller francés se reunió con su homólogo alemán para discutir el proyecto de ley”,
“No puedo aceptar que un ejecutivo homólogo gane el doble que yo”, “No podemos perder más tiempo:
dile al sargento que se comunique con su homólogo iraní y que negocie una salida antes de que sea
demasiado tarde”
Cuando se dice que algo es homólogo, se quiere referir que tal o cual es lo mismo que otro. Por ejemplo,
las palabras automóvil y vehículo resultan ser homólogas, así como también lo son burro y asno. ...
Hierba = pasto
Campesino = granjero
Ciego = invidente
Cobarde = sacón
Falso = mentiroso
Fuego = lumbre
Reportero = comentarista
Computadora = ordenado
Batalla = contienda
GABRIELA CALLE TICONA
Religión = credo
Reconstrucción = reparación
Cine = película
Pelo = cabello
Sonido = ruido
Modificado = alterado
Basura = desecho
Escritura = grafía
Gato = felino
Ruido = sonido
Anuncio = propaganda
Infusión = té
romper = trozar
Las palabras homólogas, son aquellas palabras que tienen el mismo sentido o significado similar entre
ambas palabras, se puede aclarar que estas palabras son en su contexto y concepto exactamente lo
mismo, se puede considerar como palabras homólogas a muchos sinónimos.
GABRIELA CALLE TICONA
6. NUESTRA AMÉRICA:
Nuestra América es un ensayo filosófico y político publicado por el cubano José Martí en 1891. Su
forma elocutiva básica es la de la prosa expositiva conceptual. De ese modo, por su condición genérica,
se apoya en un discurso reflexivo.
Fue publicado por primera vez el 1 de enero de ese mismo año en la Revista Ilustrada, en Nueva York, y
luego el 30 de enero en el diario mexicano El Partido Liberal. Nuestra América salió a luz recién
concluida la Primera Conferencia Internacional Americana y las reuniones de la Comisión Monetaria, a
manera de síntesis de las ideas dispersas en las crónicas sobre la Conferencia, en el Informe sobre los
resultados de la Comisión y en otros escritos coetáneos como el discurso pronunciado en la Sociedad
Literaria Hispano-Americana de Nueva York, el 12 de diciembre de 1889, ante los delegados
latinoamericanos a la Conferencia, texto conocido como Madre América.
El objetivo fundamental del ensayo es «el análisis crítico de una situación histórica determinada y, a
partir de allí, la formulación de propuestas para el cambio social». Ello determina «el uso de un lenguaje
referencial, pero su tejido verbal está tan empapado de lenguaje expresivo, tan potenciado
connotativamente por la carga poética».
Nuestra América nace en un contexto histórico en el que «la independencia de Latinoamérica, en los
alrededores de 1890, ya no está amenazada por las metrópolis ibéricas, que son potencias en el ocaso,
sino por la rivalidad de las nuevas potencias europeas y sobre todo por la descollante potencia
americana: los Estados Unidos de América».
- Título
El título del ensayo de Martí obedece a un llamado a la unión entre los pueblos hispanoamericanos,
como una forma de reapropiación y distinción del nombre «América» respecto de la «América»
anglosajona. Martí niega a los norteamericanos el derecho a reivindicar para sí solos el nombre de
América, como han tenido la tendencia a hacer desde el tiempo de George Washington.
El título también sugiere una reapropiación de identidad de la cultura de los países hispanoamericanos,
como una forma de resistencia al neoimperialismo estadounidense principalmente.
- Temas
El ensayo comienza con un párrafo sentencioso y grave en el que se acotan como temas el aldeanismo o
regionalismo, los EE. UU., una incitación y arenga al «despertar» latinoamericano y a su unión. Martí
llama a ser buenos latinoamericanos mediante el autoconocimiento, restando diferencias, soterrando
celos, estableciendo la justicia histórico-geográfica entre los pueblos mediante la unión y resistencia ante
las fuerzas imperialistas de los EE. UU.
Al parecer de Antonio Sacoto: «con mentalidad profética logra refutar la tesis derrotista de civilización
(lo yanqui y/o lo europeo) frente a la barbarie (lo genuinamente americano) [del] ya consolidado ideario
de Sarmiento asentado en muchos círculos intelectuales, dada la importancia del estadista argentino».5
De este modo, Martí invierte la dualidad sarmentiana al sentenciar: «No hay batalla entre la civilización
y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza».
Respecto de las formas de gobierno, Martí considera que el primer requisito para gobernar las repúblicas
es el conocimiento de los diferentes elementos de cada pueblo, las fuentes de riqueza y la producción
natural de cada país, la disposición de las necesidades materiales y espirituales de sus habitantes; el
segundo requisito es abstenerse de intentar gobernar con leyes, constituciones o sistemas políticos de
países completamente diferentes.7
- El “tigre de afuera”
Cuando Martí habla del “tigre de afuera” alude al imperialismo estadounidense. El año en que publica
Nuestra América, 1891, bordea el término del expansionismo de los Estados Unidos. Ya en 1823, el
presidente James Monroe formuló su doctrina, la doctrina Monroe, que informaba a Europa que
cualquier injerencia en el continente americano sería interpretada como un ataque contra los EE. UU.,
efectivamente declarando a los EE. UU. como una policía mundial. Hacia 1840, los EE. UU. adoptaban
la doctrina del destino manifiesto; es decir, que, según sus líderes políticos, la expansión era aparente e
inexorable.
En Nuestra América, Martí también se refiere a EE. UU. con otro nombre:
GABRIELA CALLE TICONA
Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o
zumban-do, según la acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen las tempestades; ¡los árboles se
han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la
marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.
Según él, los árboles —los latinoamericanos— necesitan unirse en contra de la hegemonía que quiere
“pasar” y hacerse con las tierras del sur.
- Estilo
Nuestra América entra en la línea del ensayo modernista, que se destaca por la “necesidad de impregnar
la expresión de mayor lirismo y ánimo de erigir un nuevo lenguaje literario sobre los mismos elementos
estilísticos con que se compone la poesía modernista”. Por dicho motivo es que Martí, como modernista,
traspasa las fronteras entre el ensayo y la poesía al fundir “en un solo nivel, lírico y experimental, las
formas hasta entonces contrarias del discurso poético y el discurso de la prosa”. Así, Nuestra América
incorpora una gran dosis de lirismo, en extensos pasajes de una prosa esencialmente poética y mediante
un lenguaje simbólico, para la exposición de su ideario moral, social y político.9 Es decir: la lucha por la
autonomía ideológica y la resistencia ante el imperialismo estadounidense.
- Estructura
Consta de unas 3600 palabras, agrupadas en 12 párrafos de longitud variable. Su estructura es tripartita y
simétrica, y responde a la siguiente clasificación:
Como plano intermedio, la estructura verbal se caracteriza por la elevada presencia del futuro. La
estructura profunda del ensayo es totalmente simbólica: reside en la oposición de símbolos procedentes
del reino vegetal y del reino animal, específicamente el árbol y el tigre. El segundo se refiere a la noción
GABRIELA CALLE TICONA
del peligro ya apuntada; el primero, al “hombre natural” que enfrenta ese peligro. Asimismo, Martí
establece un sistema de transmutaciones en que estas imágenes confluyen en distintos momentos del
ensayo, resolviéndose en un gran símbolo trascendente: el “Gran Semí”, que regó “la semilla de la
América nueva”.
- Sistema conceptual
- Citas
Los pueblos que no se conocen han de darse prisa por conocerse, como quienes van a pelear
juntos. Los que se enseñan los puños, como hermanos celosos, que quieren los dos la misma tierra, o el
de la casa chica, que le tiene envidia al de casa mejor, han de encajar, de modo que sean una, las dos
manos.
Martí insiste en la unidad para poder enfrentar los peligros que tienen frente a ellos los pueblos
latinoamericanos:
Los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas. Es la hora
del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces
de los Andes.
GABRIELA CALLE TICONA
También habla sobre las características que debían tener los gobiernos:
El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma de
gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los
elementos naturales del país.
¿Cómo han de salir de las universidades los gobernantes, si no hay universidad en América donde se
enseñe lo rudimentario del arte de gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los
pueblos de América? [...] En la carrera de la política habría de negarse la entrada a los que
desconocen los rudimentos de la política. El premio de los certámenes no ha de ser para la mejor oda,
sino para el mejor estudio de los factores del país en que se vive.
Al patentizar la estrategia que debía seguirse para lograr la defensa de la cultura e historia de los pueblos
latinoamericanos afirma:
Martí también analiza elementos de la Historia del continente, y destaca la importancia de la lucha para
consolidar la independencia por conquistar, y el compromiso con los marginados:
Con los oprimidos había que hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los
intereses y hábitos de mando de los opresores.
También hace referencia a la actitud y las tareas que tenían ante sí la juventud latinoamericana:
Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en las masas, y la
levantan como la levadura de su sudor. Entienden que se imita demasiado, y que la salvación está en
crear. Crear es la palabra de pase para esta generación.
Asimismo, señala la posición que deberían asumir los pueblos latinoamericanos frente a la presencia de
su poderoso vecino del norte:
GABRIELA CALLE TICONA
El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y
urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no
la desdeñe.
También menciona lo que es necesario que tuvieran e hicieran los pueblos para garantizar su defensa:
Los pueblos han de tener una picota para quien les azuza a odios inútiles; y otra para quien no
les dice a tiempo la verdad.
No hay odio de razas, porque no hay razas. Los pensadores canijos, los pensadores de lámparas,
enhebran y recalientan las razas de librería, que el viajero justo y el observador cordial buscan en vano
en la justicia de la Naturaleza, donde resalta el amor victorioso y el apetito turbulento, la identidad
universal del hombre. El alma emana, igual y eterna, de los cuerpos diversos en forma y en color. Peca
contra la Humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio entre las razas.
Etapa Pre-colonial
De la literatura quechua solo existen hermosas canciones y leyendas orales, poesías, himnos religiosos y
relatos heroicos.
La Poesía Lirica de los quechuas iba acompañada de música, lo que equivale a decir que era cantada. La
preocupación de sus sacerdotes y de sus poetas iba encaminada a rendir homenaje a los dioses, se le
cantaba en las siembras, en la paz y en la guerra, en la sequía y en la fiesta anual.
Etapa Colonial
El cultivo de las lenguas vernáculas fue una de las acciones de pedagogía intencionada más sugestiva e
interesante que realizo España en las colonias de Alto y Bajo Perú. Anotaremos los estudios sobre la
lengua aymara.
Ludovico Bertonio, dedico sus estudios al aymara, autor de libros valiosos como “El Arte Gramatical”,
“Vocabulario de la Lengua Aymara”, “El Arte de la Lengua Aymara”, “Libro de Vida y Milagros de
GABRIELA CALLE TICONA
Nuestro Señor Jesucristo”, en aymara y español. Todas estas obras son el monumento más completo de
la lengua aymara.
El Inca Garcilazo de la Vega escribió la obra: “Los Comentarios Reales”, donde evoca a la raza indígena
dominada por el conquistador y destaca el amor y el orgullo como señas vitales de este pueblo. Aparece
la primera parte de esta notable obra en 1609, y la segunda, en 1616.
Sobre la lengua quechua, según el Obispo de la Plata, Fray Domingo Santo Tomas fue el autor del libro
más antiguo que se conoce sobre el idioma de los incas, denominado Gramática o Arte de la Lengua
General de los Indios en los Reinos del Perú, y Lecciones y Vocabulario de la Lengua General del Perú,
llamado Quechua.
Se destacaron como escritores en la Colonia en el Alto Perú: Fray Antonio de la Calancha, el Padre
Barba, Vicente Pazos Kanki, Gaspar Escalona y Agüero, Juan Pasquier, Antonio de Acosta, Pedro
Méndez, Bartolomé de Dueñas, Enrique Érico Martin, Diego Gallostegui, Juan Sobrino y otros.
Los temas que primaban eran: La preocupación religiosa, la especulación jurídica, y el legendario
Potosí. Estas fueron las fuentes de la escasa producción literaria durante el periodo colonial, sin excluir
algunas crónicas o relaciones históricas.
Fue publicada la obra “Los Anales de Potosí” y la “Historia de la Villa Imperial de Potosí”, la primera
fue publicada por primera vez en Paris por el biógrafo boliviano Vicente Ballivian y Rojas.
Aunque hasta 1939 la investigación histórica ofrecía una atmosfera de duda sobre el nombre del autor de
estos dos libros, documentos encontrados en Sucre prueban que ambos son de la autoría del prestigioso
escritor potosino Nicolas de Martínez Arzans y Vela (s. XVIII), quien integro un grupo de hombres de la
Colonia que se distinguieron por sus obras creadoras.
Inicios de la república
La Universidad de San Francisco Javier fue el crisol de las ideas libertarias, los doctores y estudiantes de
la universidad discutían los principios revolucionarios, y a pesar de las prohibiciones se formaron
Clubes literarios e ideas políticas sustentadas en los fundamentos de la Revolución Francesa.
Juan Wallparrimachi: Guerrillero y poeta quechua, nació en Potosí en 1793 y murió a la edad de 20
años, en una de las batallas de la Independencia en 1814, a las órdenes de su protectora y jefa Doña
Juana Azurduy de Padilla. La obra dedicada a este tema es “12 Poemas de Wallparimachi”, en la
“Poesía Quechua” de Jesús Lara (1974).
Es el género literario que floreció más sobre otros géneros. Se destaca la obra de José Manuel Cortez,
quien publicó “Ensayo sobre la Historia de Bolivia “. Pero es Gabriel René Morenos el representante de
estos géneros, por la vocación de su vida y la importancia de su obra.
La novela es el género de más tardía aparición en el escenario literario boliviano. Los tres grandes
poetas modernistas son: Ricardo Jaimes Freyre, Reynolds y Franz Tamayo, pero es la segunda Gesta
Bárbara la que concentra estas manifestaciones con la poesía social de tendencia minera o campesina,
obrera y de clase media.
En 1861 se escribió la primera novela, escrita por un boliviano: “Los Misterios de Sucre “, su autor fue
Sebastián Dalence.
Las principales obras que se ocupan de su desarrollo son: “Historia de la Novela Boliviana” por Augusto
Guzmán, “Historia de la Literatura Boliviana” por Enrique Finot y “Literatura Boliviana” por Fernando
Diez de Medina.
En 1885 aparece la primera novela boliviana inspirada en la guerra de la independencia del Alto Perú.
Se trata de “Juan de la Rosa” de Nataniel Aguirre, que según Marcelino Menéndez y Pelayo: “Es la
mejor novela histórica hispano americana “.
Alcides Arguedas, que es considerado como el verdadero creador de la novela boliviana, publico
“Pisagua” (1903), “Wara Wara” (1904) y “Vida Criolla” (1905). En 1919 apareció “Raza de Bronce “,
recia novela indigenista. También escribió “Pueblo Enfermo “, libro que recibió muchas diferentes
críticas.
Armando Chirveches (n. en La Paz en 1881 y fallecido en París el 29 de octubre de 1926), publicó
varias novelas y poesía, Lilí (poesía), Noche estival (poesía), Celeste (novela), Cantos de primavera
(poesía), La virgen del lago (novela), Añoranzas, al amor y a ellas (poesía), Flor del trópico (novela), A
la vera del mar (novela), pero las que más se destacan son, La candidatura de Rojas (novela) y La Casa
solariega (novela).
El tema de las minas bolivianas y la situación de los trabajadores del subsuelo es el argumento central de
la novela “En las tierras de Potosí” de Jaime Mendoza, quien junto a Arguedas y Chirveches es uno de
los principales representantes de la novela realista boliviana.
Después hacen su aparición: “Aguas Estancadas” de Demetrio Canelas; “Intimas” de Adela Zamudio ;
“Ante la Corte de Yawar Huacac” y “California la Bella” de Abel Alarcón; “Cielo y Tierra” de Jose
GABRIELA CALLE TICONA
Revueltas, “Wall Street y Hambre” de Tristan Marof; “Renovarse o Morir” de Walter Carvajal; “El
Cholo Portales” de Enrique Finot y “El Pillo Oliver” de Ramírez Velarde.
La Guerra del Chaco (1932 – 1935) tuvo profunda repercusión en la conciencia boliviana, tanto más que
la que tuvieron las guerras del Pacifico (1879) y del Acre (1900).
Las novelas cortas publicadas por Augusto Céspedes en su obra “Sangre de Mestizos” reflejan de forma
cabal el impacto de la guerra del Chaco; en este libro se destaca la concisión de su estilo y la habilidad
de la construcción literaria, “es una creación de excepción”.
“Prisionero de Guerra” de Augusto Guzmán es un buen libro donde se acentúa los datos autobiográficos;
“Aluvión de Fuego” de Oscar Cerruto es de esta época quizá la novela mejor equilibrada y escrita.
“Chaco” de Luis Toro Ramallo es excelente en su forma y en el fondo fusiona la realidad con la fantasía.
A partir de aquí se acentúa la tendencia nacionalista en la novela boliviana, ejemplos de ello son:
“Surumi“, “Yanacuna” y “Yahuarwinchij” de Jesús Lara.
“La Chaskañawi” (Ojos de Estrella) de Carlos Medinaceli es, sin duda una de las mejores novelas
costumbristas de Bolivia; la obra es un testimonio de la vida provinciana del sur de Bolivia; su
contenido es amargo y contiene tintes autobiográficos y retazos de ironía, que a veces, desciende al
sarcasmo.
Antonio Díaz Villamil, también denota una creciente faceta social de la sociedad boliviana con su
novela “La Niña de sus Ojos “.
La coyuntura política y social siempre estuvo presente en los diferentes escritores, Oscar Alfaro, en sus
obras muestra las inquietudes sociales del autor y su empeño en plasmar las costumbres y formas de
vida del país caracterizan su obra.
La novela histórica tiene un acertado cultivador en Abel Alarcón, autor de “Era una vez… “, “Historia
Novelada de Potosí “, “El Precursor “, novela de la vida del caudillo vicuña José Alonso de Ibáñez. Se
destaca también José Enrique Viaña, autor de la historia novelada de la Villa Imperial de Potosí, titulada
“Cuando Vibraba la Campana de Plata “, los dos autores emplean en sus libros un castellano arcaizante
para dar sabor colonial a sus trabajos.
Raúl Botelho Gosálvez; sus obras: “Borrachera Verde “, “Coca“, “Altiplano“, “Vale un Potosí”, “El
Tata Limachi” y “Tierra Chúcara” son de tendencia social, su tema es el pueblo y los paisajes de
Bolivia.
Después de Freyre, Tamayo y Reynolds, entre los 60 – 80, inscriben su nombre los autores Oscar
Cerruto, Jaime Sáenz, Néstor Taboada Terán, Jesús Urzagasti, Jesús Lara, escritores de primera línea a
nivel nacional, latinoamericano y universal, y marcan una nueva manera de hacer literatura en Bolivia.
GABRIELA CALLE TICONA
Actualmente se destacan autores como: Gonzalo Lema, Premio Nacional de Novela 1998 con “La vida
me duele sin vos”; Ce Mendizábal, Premio Nacional de Novela 1999 con “Alguien más a cargo”; Tito
Gutierrez con “Magdalena en el Paraíso“, Premio Nacional de Novela 2000; Ramón Rocha Monroy con
“Potosí 1600“, Premio Nacional de Novela 2001; Edmundo Paz Soldán quien en 1997 gano el
prestigioso Premio de Cuento “Juan Rulfo” y que en 2002 gano el Premio Nacional de Novela con “El
Delirio de Turing“; Wolfango Montes, quien por “Jonás y la Ballena Rosada” recibió el Premio “Casa
de las Américas” en 1987, Juan Recacochea, Mamfredo Kempff entre otros.
El año 2009, a iniciativa del Ministerio de Culturas de Bolivia, se reunieron escritores y académicos los
cuales eligieron a las 10 mejores novelas de la literatura boliviana.
8. GRAMÁTICA Y ORTOGRAFÍA
OTRO DOC.
Las oraciones simples son aquellas que poseen un solo núcleo verbal. Por lo tanto, solo contienen un
solo predicado vinculado a un sujeto.
El núcleo es el elemento central del predicado de la oración; se trata de un verbo conjugado en una
persona, número, tiempo y modo específicos. Este verbo posee concordancia en persona y número con
el sujeto de la oración, ya que éste realiza la acción verbal.
Por ejemplo: “Tú sí me comprendes” (núcleo: comprendes); “El camión saldrá a las cuatro de la tarde”
(núcleo: saldrá); “Los caballos están en el establo” (núcleo: están); “Ustedes han exagerado toda la
situación” (núcleo: han exagerado).
Las oraciones compuestas, por otro lado, son las que poseen en su estructura más de un núcleo verbal.
Se podría decir que las oraciones compuestas son la suma de dos o más oraciones simples. Por lo tanto,
estas oraciones tienen más de un predicado; los predicados pueden tener el mismo sujeto o, por el
contrario, pueden referirse a sujetos distintos.
El predicado verbal
El núcleo: el verbo
- Palabra con que se expresan las acciones y los estados de los seres y los sucesos.
• Tiempo: Indica cuándo sucede lo que se dice del sujeto. Los tiempos verbales son tres:
Presente: Expone el hecho como ocurriendo en el momento en que hablamos. Ej.: "Me gusta este plato"
Pasado: Expone el hecho como anterior al momento en que hablamos. Ej.: "Me gustó el menú de ayer"
Futuro: Expone el hecho como posterior al momento en que se habla. Ej.: "Mañana prepararemos un
menú exquisito"
• Modo: Expresa las distintas actitudes del hablante ante la acción. Son tres:
Indicativo: El hablante expone la acción como una realidad objetiva. Ej.: "Viene hoy"
GABRIELA CALLE TICONA
Subjuntivo: El hablante presenta la acción desde una subjetividad: expresa duda, deseo, temor... Ej.:
"Ojalá venga hoy"
Imperativo: Expresa orden, mandato. Sólo tiene dos formas propias (segundas personas) y en frases
negativas se recurre al presente del subjuntivo. Ej.: "Venid hoy", "no vengas"
- Aspecto: Informa sobre el desarrollo interno de la acción con independencia del tiempo. Divida
las formas verbales en dos grupos:
• Perfectivas: Presentan la acción como acabada, indicando su terminación. Son todas las
formas compuestas y pretérito perfecto simple. Ej.: "Todo el mundo comió
tranquilamente"
• Imperfectivas: Presentan la acción como no acabada o en desarrollo. Son todas las
formas simples, menos el pretérito perfecto simple. Ej.: "Todo el mundo comía
tranquilamente"
El predicado nominal
Es el que contiene un verbo copulativo. Son copulativos los verbos ser, estar y parecer. Este tipo de
predicados suelen expresar qué es el sujeto o bien cómo es o cómo está. Por ejemplo: Él es el jefe de
Juan. El jefe estaba enfadado.
El atributo es un complemento que expresa una cualidad o un estado del sujeto. Por ejemplo:
El atributo puede sustituirse por “lo”. Por ejemplo: Él está enfadado → Él lo está.
El queísmo
El queísmo es un error gramatical muy habitual y que consiste en la supresión de una preposición —
normalmente de la preposición "de"— delante de la conjunción "que" en contextos donde, sin embargo,
el uso de la preposición es obligado porque viene exigido bien por el verbo bien por otro elemento de la
oración, o sea, porque viene exigido sintácticamente.
Ejemplos:
*No te das cuenta que la situación es muy grave (darse cuenta de algo)
El dequeísmo
*Creo de que es demasiado pronto para afirmar nada (es creer algo, no creer de algo)
*A mis padres les preocupa de que no saque buenas notas (preocupar algo; algo preocupa a alguien)
12. LA DEFINICIÓN:
Definir un objeto es dar los datos esenciales o más importantes que permitan distinguirlo. Definir es
delimitar. Definir un objeto es determinar los límites de la extensión con base en el análisis de su
contenido. La definición es una operación lógica que proporciona las notas esenciales de un objeto de
conocimiento. La definición es un juicio cuyo sujeto – materia por definir – es determinado por el
predicado – concepto definitorio -, las características del predicado se incorporan al sujeto, definiéndolo
entonces como uno de los suyos.
GABRIELA CALLE TICONA
Reglas de la definición:
Clases de definiciones
- Definición por género y diferencia específica: llamada también definición analítica, consiste en
buscar para el sujeto su género más próximo – su concepto supraordenado – y agregarle la
diferencia específica – la que lo distingue de sus conceptos coordinados. Por ejemplo, la clase de
todos los triángulos pueden dividirse en tres subclases: la de los equiláteros, la de los isósceles y
la de los escalenos.
La clase cuyos miembros se dividen en subclases es el género y las diversas subclases son las
especies. Así, pues un triángulo escaleno es una figura plana de tres lados (del género triángulo)
cuyas longitudes son todas desiguales (de la especie escaleno).
- Definición real: es la que se elabora con juicios científicos que se pueden modificar al ritmo del
progreso de la ciencia.
- Definición genética: es la que caracteriza al objeto de conocimiento por la ley de su origen, por
el proceso de su formación (ley evolutiva). Por ejemplo, la esfera es un sólido geométrico que se
genera por la rotación de una semicircunferencia alrededor de su diámetro.
GABRIELA CALLE TICONA
El boom latinoamericano es un fenómeno literario que surgió entre la década del ´60 y del ´70 y que
consistió en el afloramiento de la narrativa latinoamericana, con obras que se difundieron por todo el
mundo, convirtiendo a sus autores independientes y relativamente jóvenes, en iconos de la literatura.
Éstos escritores fueron influenciados por los movimientos modernistas y de vanguardia del siglo XX
(especialmente por el surrealismo europeo) para desafiar las convenciones literarias de la época a través
de los neologismos, las blasfemias y el lenguaje inapropiado. La fusión entre la ficción y lo real
generaba la duda en el lector, como el «realismo mágico» que intentaba mostrar lo extraño como algo
cotidiano.
El «realismo mágico» resultó una manera de explicar los sucesos políticos económicos y sociales. Los
autores tomaron la voz callada del pueblo a fin de expresar sus sentimientos y sensaciones ante una
realidad turbulenta, y los sumergieron en relatos con tintes algo fantasiosos e irreales. Tal es el caso de
«Cien años de soledad» la obra de Gabriel García Márquez.
Las novelas reflejaban un estilo propio en las que predominaban historias transcurridas en espacios
urbanos influenciados por las condiciones políticas y sociales de los países latinoamericanos de donde
son oriundos sus autores. El tiempo narrativo podía comenzar por el final de la historia y luego saltar sin
respetar la linealidad de los acontecimientos.
Las décadas del ´60 y ´70 se caracterizan por la agitación ideológica de la sociedad latinoamericana que
comenzaba a despertar en medio de un período de gobiernos autoritarios en la mayoría de los países (de
derecha y de izquierda), de la Guerra fría, de la Revolución cubana (1959) y la frustrada intervención
por parte de EEUU. El triunfo de Cuba, que prometía una nueva era, logró llamar la atención pública de
todo el mundo, tiempo antes de que se originara el fenómeno literario.
Se considera como la primera obra del boom latinoamericano a «Rayuela» (1962) de Julio Cortázar.
Otros sostienen que fue la obra de «La ciudad y los perros» (1962) de Vargas Llosa o «hijo de hombre»
(1959) de Augusto Roa Bastos, entre otros.
Los escritores de la época como Julio Cortázar (Argentina), Carlos Fuentes (México), Guillermo
Cabrera (Cuba), Gabriel García Márquez (Colombia), José Donoso (Chile) y Mario Vargas Llosa (Perú),
experimentaron formas narrativas que relacionaban temas controversiales (proxenetas, homosexuales, la
clase alta, etc) con asuntos políticos de la actualidad.
Como la obra «La muerte de Artemio Cruz» de Carlos Fuentes que retoma el tema de la Revolución
Mexicana y explora sus secuelas entorno a la corrupción y a la lucha de poder entre los revolucionarios,
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«La ciudad y los perros» de Mario Vargas Llosa que se centra en la brutal vida de los cadetes de una
escuela militar y «La coronación» de José Donoso que es una crónica sarcástica de la clase alta chilena.
Los autores que influenciaron a los escritores del boom latinoamericano fueron los modernistas como
José Martí (España), Rubén Darío (Nicaragua), James Joyce (Irlanda) y José Asunción Silva
(Colombia), y el vanguardista Jorge Luis Borges (Argentina).
- Argentina. Adolfo Bioy Casares, Ernesto Sábato, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar (hijo de
argentinos, nacido en Bélgica y luego nacionalizado), Leopoldo Marechal y Manuel Puig.
- Brasil. Jorge Amado y João Guimarães Rosa.
- Chile. María Luisa Bombal y José Donoso Yáñez.
- Colombia. Gabriel García Márquez y Gustavo Álvarez Gardeazábal.
- Cuba. Alejo Carpentier y José Lezama Lima.
- Guatemala. Miguel Ángel Asturias.
- México. Agustín Yáñez, Juan Rulfo, Elena Garro, Emmanuel Carballo, Luis Spota Saavedra y
Sergio Fernández Cárdenas.
- Panamá. Carlos Fuentes (hijo de mexicanos, nacido en Panamá)
- Paraguay. Augusto José Antonio Roa Bastos.
- Perú. Mario Vargas Llosa.
Otro doc.
La literatura ha sido desde sus inicios, el modo en que se narran historias, se plasman ideas o se
construyen corrientes de pensamiento con ayuda de la palabra escrita sin embargo, en algún punto de la
historia la palabra y la imagen se mezclaron, dando nacimiento a algo llamado “comic” o lo que fuera
comúnmente conocido como una sucesión de imágenes que contaban algo (McCloud, 2016) Dibujos
apoyados con la palabra, en este sentido ¿la literatura no existe en este campo de la construcción de
imagen? ¿Las palabras eran meramente un apoyo? eso se pensaba hasta que, en la década de los 70’s
nació una nueva manera de contar historias: la novela gráfica, término acuñado por Will Eisner.
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Hablar de novela gráfica, en sus inicios, era una especie de abominación, un irrespeto hacia la literatura
y la expresión escrita que se acuñaba en los libros y en las novelas con gran extensión de páginas, sin
embargo, sin que nadie se diese cuenta el termino fue teniendo cabida entre el mundo de comic para que
este fuera visto con mayor seriedad o criterio antes que ser visto como algo infantil.
Este es su origen desde lo explicado por McClaud apoyándose en la definición de Eisner, sin embargo,
la diferencia entre el comic y la novela, como lo han venido exponiendo algunos conocedores de la
materia como el mismo Eisner (1941) o Barrero (2015) radica en que esta última es auto conclusiva,
llega solamente a tener un tomo (aventura, 2015). Teniendo esto presente es entonces el comic, sucesión
de imágenes (Eisner, 1941) y la novela gráfica no dista mucho de ello, solamente que su sentido estético
y comercial (con el termino editorial y la etiqueta de novela) le da un mayor status que la hace, por
definiciones meramente comerciales, algo superior al comic, aunque en esencia sean lo mismo (García,
2014)
Lo anterior, sería el paradigma de lo que se desprende de las palabras comic y novela gráfica, sin
embargo, dejemos en claro que se trata de la misma idea, de imágenes acompañadas por texto,
solamente que entre una y otra hay una extensión de páginas e historia muchísimo más estructurada que
la otra y esta estructura es basada en el guion que será la base de toda novela gráfica. El comic trabaja un
guion igualmente, pero, la Novela Gráfica no solo nos narra una situación cómica (remitiéndonos al
origen de la palabra comic, komicos, que significaba comedia) nos presenta una construcción de
personajes, de entornos y situaciones que, serán desarrolladas y acompañadas a partir de los textos que
la apoyan. En este sentido ¿la novela gráfica es literatura?
La novela gráfica ha venido teniendo un reconocimiento importante en la escena del comic español
cerca de los años 70’s con las distintas editoriales como norma, un claro ejemplo de ello es Turo, novela
gráfica ambientada en un entorno fantástico, sin embargo, teniendo en cuenta novelas gráficas como esta
vale la pena preguntarse si la nivela grafica tiene tal potencial en la literatura o solamente se limitaría a
ser sucesión de imágenes.
Si la literatura se entiende como una manifestación artística (Pinzón, 2015) ya tenemos de entrada que,
su finalidad no son solo las palabras sino interpretarlas y darles un sin número de significaciones
dependiendo del contexto en que estén funcionando, así pues la novela gráfica ha venido explorando las
variaciones del lenguaje en conjunto con las imágenes, como lo exponía McCloud en making comics,
ejemplificando los diversos modos en que la imagen y la palabra funcionan, a veces independientes, a
veces interdependientes todo varía según un solo patrón: como quiero contar la historia y que quiero que
diga la historia, no obstante, cabe destacar que existen historias a nivel grafico que no usan el lenguaje
escrito, desarrollan solamente un potencial visual que es suficiente para contar la historia, pero, el texto
que soporta tradicionalmente al comic no solo da una idea, o una descripción de lo que ocurre, también
guía y crea voces y atmosferas para que el lector se sienta dentro o parte de la historia, por ello,
volviendo al caso de Turo, este tipo de novelas gráficas usan la literatura a su favor.
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Crear, distinguir, estructurar y dar vida a los personajes a través de los textos es lo que ayuda a la novela
gráfica con su peso como genero desprendido del comic, pues, mientras el comic se concluye en una
viñeta y luego sale otra sin ningún tipo de conexión con la anterior, la novela gráfica sigue una
linealidad en torno a su historia desarrollándola con sus personajes y sus entornos, siendo en si misma
poco a poco una construcción literaria, mas no significa que sea del todo literatura
Las historias contadas a través de viñetas son en sí mismas una difícil composición artística pues, no es
lo mismo una viñeta de una tira de héroes que una de Mafalda, y es por esta misma razón que aun
cuando se tenga todo un guion y todo un universo en una novela gráfica, esta no puede ni se acerca a ser
un tipo de literatura. La novela gráfica se tomó como termino luego de que Eisner rechazara que el
comic fuera visto como algo infantil, dando la etiqueta entonces para que los comics para adultos fueran
tomados en serio, y sin embargo, funciono: Maus es uno de los claros ejemplos de novela gráfica
existente, contando la historia del holocausto Nazi sin embargo, aun con su sentido estético y el peso de
los diálogos en los personajes, no contaría como literatura, tampoco se desmerita el poder englobar una
historia de tales magnitudes en un comic, sin embargo, la razón de peso para que la novela gráfica no
sea literatura es porque la novela gráfica es una composición visual que juega con la receptividad del
espectador a través de los elementos que la literatura ofrece a partir de las palabras. (Casamerica, 2016)
La novela gráfica es el lenguaje dibujado, el lenguaje visual, el lenguaje escrito, expresiones, emociones,
atmosferas, personajes, guiones mas no es literatura, y aun siendo llamada novela gráfica no deja de ser
un balance entre ambos elementos, una combinación artística entre una disciplina artística y un cumulo
de combinaciones de disciplinas artísticas (teniendo en cuenta que el comic también puede ser hecho
con base a la fotografía, al collage, la rotoscopia entre otros)
El comic apodado luego como novela gráfica por su extensión temática y alcance comercial, es una
sucesión y composición de imágenes que se vale de elementos artísticos, como la imagen o el color para
crear una historia narrada a través del juego entre texto e imagen; no obstante, la novela gráfica en si
misma no podría ser tratada como literatura pues sus alcances como composición son diversos, pues el
medio narrativo no solo funciona como composición, también juega un papel literario y didáctico en la
actual posmodernidad. La literatura aun cuando abarque una parte importante del comic funciona
independiente de este, pues, su papel en el guion solamente acompaña y refuerza la imagen, más no la
crea o la opaca pues es un juego entre ambos elementos artísticos para crear una historia.
La Revolución boliviana de 1952, conocida como Revolución del 52, fue un proyecto político liderado
por el partido denominado Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y que, en alianza con
liberales y comunistas, pretendió implantar un nuevo modelo socioeconómico en Bolivia. Tuvo como
figuras principales a los presidentes Víctor Paz Estenssoro y Hernán Siles Zuazo. El gobierno del MNR
luego de esta Revolución duró desde el 9 de abril de 1952 hasta el golpe de estado del 4 de noviembre
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de 1964. En estos doce años, hubo un cogobierno y a la vez pugna de poder entre el partido y los
sindicatos obreros, aglutinados principalmente en torno a la Central Obrera Boliviana (COB).
La Revolución del 52 amplió la cobertura del derecho al voto en Bolivia, la distribución de tierras –a
través de una controversial reforma agraria con no pocas expropiaciones violentas2– y control del
Estado sobre los recursos naturales y la economía boliviana. Además, incorporó a la vida política al
sector campesino y femenino al establecer el voto universal. Fue una Revolución política que en su
momento se equiparó a la Revolución mexicana y que antecedió a la Revolución cubana. Se desarrolló
en el contexto de la Guerra Fría y fue la única de las revoluciones sociales de América Latina que contó
con el apoyo de los Estados Unidos.
Sin embargo, el impacto más importante de la Revolución del 52 fue haber incorporado el indigenismo
al debate sociopolítico hegemónico. Esta corriente de pensamiento, cuyo principal exponente fue el
filósofo Franz Tamayo, sostenía que el indígena estaba excluido de la vida civil y que debía
incorporársele adaptándolo a modelos europeos de integración social, comenzando por la cobertura de la
enseñanza educativa. Esta apertura a nuevas ideologías abriría posteriormente espacios para otras
corrientes más radicales, como el indianismo, del filósofo anticristiano Fausto Reinaga en los años
setenta, o el Movimiento Al Socialismo (MAS), liderado por el dirigente cocalero Evo Morales en la
primera década del 2000.
A pesar de sus aparentes logros, esta Revolución tuvo entre sus deficiencias la violación de los derechos
humanos debido a sus campos de concentración, instalados en poblaciones de clima frío en los andes
bolivianos. Se condujo a muchos enemigos políticos del régimen del MNR a dichas zonas,
principalmente falangistas, y bajo autoridad del Control Político dirigido por Claudio San Román.
- Antecedentes
Los orígenes de esta revolución se encuentran en la Gran Depresión y la derrota de Bolivia en la Guerra
del Chaco. La Gran Depresión debilitó a la industria minera, auspició el ingreso del Estado a la
economía a través del control de divisas y la asignación de cuotas de exportación de estaño entre los
diferentes productores. Asimismo, durante los años veinte, el gobierno nacionalista de Hernando Siles
Reyes trató de aplicar medidas correctivas a algunos problemas socioeconómicos fundamentales en el
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país. La década siguiente, los gobiernos militares de Germán Busch y David Toro profundizaron estas
medidas con influencia de los nacionalismos europeos.
Por otro lado, la Guerra del Chaco tuvo como resultado un profundo cuestionamiento del modelo
político y social vigente en los años treinta. Esto generó toda una generación de escritores, pensadores y
líderes políticos que buscó en las ideologías formas de solucionar los problemas materiales del
momento. Entre ellos, destacan el católico Óscar Únzaga de la Vega, quien dirigió la Falange Socialista
Boliviana (FSB), con influencias de la democracia cristiana de Jacques Maritain y la Doctrina Social de
la Iglesia, impulsada sobre todo por los papas León XIII y Pío XI. También figura José Antonio Arze,
fundador del Partido de Izquierda Revolucionaria, o el ateo Carlos Montenegro, miembro fundador del
MNR.
En mayo de 1949, luego de una huelga general, se desató un conflicto severo en las minas de Siglo XX,
propiedad del magnate Simón I. Patiño, en el departamento de Potosí. El presidente Mamerto
Urriolagoitia ordenó el arresto de algunos dirigentes, y en respuesta los mineros tomaron como rehenes a
dos empleados extranjeros y terminaron asesinándolos. El gobierno reaccionó con intervención militar y
la trágica Masacre de Siglo XX.5 El 27 de agosto de ese mismo año se desató la Guerra Civil de 1949,
mediante la cual el MNR dirigió una sublevación en cuatro ciudades de Bolivia. Luego de unos días,
emergió un gobierno revolucionario en el departamento de Santa Cruz al oriente del país, y estuvo
liderado por Edmundo Roca, miembro del grupo Acción Obrera, que se incorporó al MNR.
Durante estos acontecimientos, los revolucionarios tenían bajo control más de la mitad del país,
principalmente las ciudades de Cochabamba y Santa Cruz. Tuvieron lugar sendos choques armados en
las localidades cruceñas de Yacuiba (al mando de Froilán Calleja), Camiri e Incahuasi. La Revolución
proclamó a Víctor Paz Estenssoro como presidente y a Edmundo Roca como vicepresidente, a pesar de
que el primero estaba exiliado. Mientras tanto, Urriolagoitia movilizó al ejército comandado por el Gral.
Ovidio Quiroga, quien logró reconquistar primero Cochabamba y después Santa Cruz. Se precisó de
aviones bombarderos para las operaciones militares en ambas ciudades.
En Potosí, luego de retomar la plaza principal, se fusiló en el Cuartel Manchego a algunos cabecillas del
movimiento, como Lidio Ustárez. Algunos trabajadores tomaron las minas y se declaró huelga en varios
centros industriales de mineral. Para el 1º de septiembre, el gobierno ya había retomado el control del
país, y el 15 de ese mismo mes, muchos de los insurrectos de Santa Cruz salieron del país en aviones de
la empresa Lloyd Aéreo Boliviano (LAB).
- Inicios
El año 1951 el MNR obtuvo un triunfo en las elecciones. De forma inmediata se formó una Junta Militar
de Gobierno para evitar la llegada al poder del MNR. Ante esta reacción del ejército, un año más tarde,
se producirá el día 9 de abril un golpe de Estado dirigido por el general de policía Antonio Seleme con el
apoyo civil de Siles Suazo y el dirigente minero Juan Lechin Oquendo, ambos del MNR, así como la
confabulación del general Torres Ortiz. El Cuerpo de Carabineros y Policías tuvo una destacada
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participación en iniciar la revuelta que luego contó con el apoyo de la población, de los obreros de Villa
Victoria y los mineros que llegaron de la mina Milluni.
Ese 9 de abril de 1952, el Cuerpo de Carabineros y Policías fue movilizado institucionalmente por el
ministro del Interior, general Seleme, y tomaron instituciones estratégicas, como prefecturas y radios
para difundir la noticia. También fueron movilizados los regimientos de carabineros Capitán Zeballos y
21 de Julio, la Brigada Departamental de Policías, cadetes de la Escuela de Carabineros y Policías y la
Dirección General de Policías y Carabineros, todos con armamento y municiones, para tomar zonas
estratégicas. A los civiles del MNR que acudieron, así como a los muchos voluntarios, obreros, sobre
todo, se les distribuyó armas y municiones, provenientes de la Brigada Departamental, de la Dirección
General y de los regimientos de Carabineros. El arsenal de la plaza Antofagasta, tomado por el capitán
de Ejército Israel Téllez, ya había sido distribuido a combatientes civiles. Pero el general Torres Ortiz,
comprometido en el alzamiento, se desmarcó a última hora e hizo acuartelar al ejército. Se dispuso a
repeler el golpe. El doctor Siles Suazo se asiló en la Nunciatura, ese mismo día. Viendo el incontrolable
desborde popular, renuncia el general Seleme a la conducción del “Gobierno Revolucionario”. Quedó
Lechín Oquendo, máximo dirigente de la Federación de Mineros, dirigiendo el alzamiento en las calles
con las consignas "Reforma agraria" y "Nacionalización de minas".
El día jueves, 10 de abril, continuaron los combates. Juan Lechin Oquendo encabezando a los mineros
de Milluni, tomó el Grupo Aéreo de Caza y desde allí mandó aviones a soltar panfletos sobre el Gran
Cuartel de Miraflores, induciéndolos a rendirse. El pueblo asaltó el retén de la Garita de Lima, sacó
armamento y munición y siguió luchando.
El viernes 11 de abril Lechín junto a Rolando Requena se dirigieron a tomar el Gran Cuartel de
Miraflores. Posteriormente, apoyados por el pueblo alzado tomaron el Palacio Quemado. Horas más
tarde, llegaron los políticos del MNR, quienes no vieron conveniente realizar la "reforma agraria"
(muchos de ellos eran latifundistas) ni la "Nacionalización de minas". Al final, el doctor Siles Suazo
cedió pues Lechín argumentó que esas consignas llevaron a la gente a ofrendar su vida, y era la inmensa
multitud que estaba, en ese mismo instante, afuera, en la plaza, coreando la victoria revolucionaria.
La derrota del ejército cobró un saldo de 490 muertos. Hernán Siles Zuazo y Juan Lechin Oquendo
asumieron el mando del gobierno hasta que unos días más tarde regresó Víctor Paz Estenssoro, que
estaba desterrado en Buenos Aires.
- Desarrollo
El desarrollo de la Revolución del 52 cubre tres periodos presidenciales. Durante el primer gobierno de
Víctor Paz Estenssoro (1952-1956) se realizaron los cambios más significativos como ser el voto
universal, la fundación de la Central Obrera Boliviana, la disolución y reforma del ejército, y la
nacionalización de las minas entre abril y octubre de 1952. En agosto de 1953 se decretó la reforma
agraria y en 1955 se aprobó el nuevo Código de la Educación que dio inicio a la reforma de la
educación. En 1955 también se aprobó el nuevo Código Petróleo que permitía el acceso de empresas
extranjeras a la exploración y explotación petrolífera.
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En el segundo gobierno del MNR, Hernán Siles Suazo (1956-1960) tuvo que enfrentar la inflación
causada en parte por las reformas durante el gobierno de Paz Estensoro y llevar a cabo el primer plan de
estabilización a través de convenios con el Fondo Monetario Internacional. Durante este período se
incrementó el desarrollo agrícola y el tercer gobierno del MNR, fue el segundo período presidencial de
Paz Estenssoro (1960-1964) en el que se dedicó a reformar la recientemente creada Corporación Minera
de Bolivia (COMIBOL) (ver abajo), construir infraestructura y consolidar la llamada "Marcha al
Oriente."
• Sufragio universal
La Central Obrera Boliviana (COB) fue fundada el 17 de abril de 1952 con el objetivo de integrar los
sindicatos de mineros, fabriles, ferroviarios, bancarios, gráficos, empleados de industria y comercio,
constructores, panificadores y campesinos. Su primer secretario ejecutivo fue Juan Lechín Oquendo, que
había sido secretario ejecutivo de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB)
fundada en 1944. Lechín también era ministro de Minas y Petróleo del primer gabinete de Víctor Paz
Estenssoro. Entre los objetivos principales de la COB estaba luchar por la nacionalización de las minas y
ferrocarriles, por la revolución agraria y la derogación de medidas anti obreras dictadas por gobiernos
anteriores. Durante todo el gobierno del MNR la COB fue "el ala revolucionaria radical" de la
revolución exigiendo la aceleración y profundización de los cambios sociales y económicos. A la misma
vez, las relaciones laborales durante el gobierno del MNR fueron turbulentas. Se estima que se llevaron
a cabo un promedio de 350 huelgas por año entre 1952 y 1958 con un efecto negativo sobre la
producción, convirtiendo a Bolivia en uno de los países en los cuales se perdió mayor número de horas-
hombre por trabajador.
El MNR redujo el tamaño del ejército de aproximadamente 20 000 a 5000 soldados entre abril de 1952 y
enero de 1953, al licenciar a los conscriptos. Además, se estima que retiró a alrededor de 300 oficiales.
El presupuesto del ejército fue recortado de 20 % del presupuesto general a la mitad en 1953 y a 6,7 %
en 1957. En reemplazo del ejército, el MNR formó milicias urbanas y rurales con obreros y campesinos.
Entre 1952 y 1956, la policía y las milicias populares predominaron en la seguridad interna y orden
público. A partir de 1956 y hasta 1964, se redujo la legitimidad de las milicias y la importancia de la
policía a medida que se reconstituyó el ejército, quién predominó en la seguridad interna y orden
público.
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La nacionalización de las minas de los tres principales grupos empresariales mineros (Patiño,
Hochschild y Aramayo) constituyó la primera reforma económica del MNR y desató una serie de
contradicciones internas y externas alrededor de la Revolución del 52. En el plano interno, el MNR
había estado tratando de incrementar el control del Estado sobre la minería desde el gobierno de
Villarroel, con el control de divisas. Sin embargo, en 1952, Paz Estenssoro no estaba comprometido con
una nacionalización. Por tanto, las primeras medidas del MNR en el sector minero fueron la creación de
un monopolio de exportación a través del Banco Minero y la obligatoriedad de entrega del cien por
ciento de divisas al Banco Central. Fue más bien el movimiento obrero, a través de la FSTMB, que
demandaba la nacionalización. En el plano externo, Paz Estenssoro era renuente a la nacionalización por
el mensaje que esta acción enviaría a los Estados Unidos sobre la orientación ideológica del partido.
Además, la nacionalización traía consigo.
A modo de evaluar la situación, Paz Estenssoro conformó una Comisión de Nacionalización de la Minas
que deliberó por cinco meses y concluyó que se nacionalicen las minas con compensación en octubre de
1952. El 31 de octubre, en Siglo XX, Catavi, Paz Estenssoro, junto con su ministro de Minas, Juan
Lechin Oquendo, firmaron el decreto de nacionalización traspasando los bienes de las 163 minas
distribuidas en 78 compañías mineras de Patiño, Hochschild y Aramayo a la recientemente creada
Corporación Minera de Bolivia. La nacionalización de las minas fue vista como la "independencia
económica" de Bolivia tanto por el MNR, la FSTMB y los medios de prensa.
• Reforma agraria
A mediados del siglo XX Bolivia contaba con un sistema agrario latifundista caracterizado por una
desigual tenencia de la tierra, condiciones de trabajo semifeudales y con baja capacidad de proveer
alimentos a Bolivia. Aproximadamente 4.5 % de la población era propietaria del 70 % de la tierra
agrícola. El trabajo agrario consistía de un sistema del control de la mano de obra a través del acceso a
tierra a través de prestaciones laborales. Adicionalmente, los indígenas tenían que aportar con semillas,
herramientas y hasta animales para realizar el trabajo. Además de obligaciones laborales agropecuarias,
los indígenas estaban obligados a ofrecer servicios personales remanentes de la época colonial
(pongueaje) al hacendado y su familia. La ineficiencia del sector agropecuario era tal que entre el 35 al
40 por ciento de las importaciones eran de alimentos.13En enero de 1953 se organizó un Comisión de
Reforma Agraria presidida por el vicepresidente Hernán Siles Suazo con miembros de partidos de la
oposición como el POR y el PIR y miembros del MNR. El 2 de agosto de 1953 en Ucureña,
Cochabamba se firmó el Decreto de Reforma Agraria. El decreto ofrecía indemnización a los
terratenientes y otorgaba las tierras de las haciendas a los indios a través de sus sindicatos y
comunidades con la condición que no fueran vendidas a título personal.
El sistema de implementación de la reforma era engorroso. De los 15 322 casos iniciados entre 1953 y
1966, solo se llegó a concluir 7 322 o el 48,8 %. Entre 1954 y 1968 el Servicio Nacional de Reforma
Agraria había procesado ocho millones de los aproximadamente treinta y seis millones de hectáreas por
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distribuirse. En los subsiguientes 30 años, sin embargo, se lograron distribuir 39 millones de hectáreas
adicionales (llegando a un total de 47 millones de hectáreas) con más de 650 000 beneficiarios.
• Reforma educativa
En 1952, el 20,8 % de la población en edad estaba en primaria y dos tercios de la población (60,9 %) era
analfabeta. Al año del inicio de la Revolución y para adecuar el sistema educativo a las transformaciones
anteriores, en 1953 el gobierno creó la Comisión Nacional de Reforma Educativa que en 120 días
presentó su propuesta. Recién ante demandas del magisterio en 1955 se promulgó el Código de la
Educación Boliviana. El Código dividió el sistema educativo en un ámbito urbano, a cargo del
Ministerio de Educación, y otro de educación rural a cargo del recientemente creado Ministerio de
Asuntos Campesinos. El Código buscaba extender la educación a las mayorías y re-orientar la educación
hacia una educación técnica. También planteaba la importancia castellanizar al indio y en su afán
modernizador, convertirlo en campesino. Sin duda se expandió la cobertura de la matrícula en área rural,
sin embargo, ésta fue de baja calidad.Luego de analizar las falencias del sistema educativo
(predominancia de la memorización y recitación; provisión de solo rudimentos de escritura, lectura y
matemática; escasa preparación de maestros; y brevedad del año escolar por excesivos feriados) el
antropólogo estadounidense Lambros Comitas concluía:
...en educación, la Revolución de 1952 y los 14 años de predominio del MNR hicieron poco para
modificar el orden jerárquico de segmentos socialmente significativos de la sociedad boliviana e
hicieron poco, si algo hicieron, para proveer nuevas formas institucionalizadas de articulación social.
El primer impacto económico de la Revolución del 52 sobre la economía fue la inflación. Por una parte,
el incremento en la emisión de moneda del Banco Central de Bolivia para proveer de capital de trabajo a
COMIBOL y el creciente incentivo a re-exportar las importaciones (porque para ellas había una tasa de
cambio preferencial que cada vez distaba más de la tasa de cambio en el mercado negro) iniciaron la
inflación. Por otra, la caída del 13 % en la producción agrícola entre 1952-54 y la desorganización de los
sistemas de distribución de bienes agrícolas, resultó en un incremento en los costos de artículos
alimenticios importados, entre otros, aumentaban aún más la inflación. El costo de vida en La Paz
incrementó a una tasa promedio anual del 146,6 % entre 1952 y 1956.21 Por tanto, el primer gobierno
del MNR estuvo signado por la inflación y la caída del producto debido al decremento en la producción
de minerales y de productos agrícolas y ésta solo fue parcialmente contrapuesta por la expansión de la
industria petrolífera.
El segundo gobierno del MNR, con Hernán Siles Suazo en la presidencia, tuvo que afrontar esta crisis
con un programa de estabilización.
• Controversia
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Si bien la Revolución del 52 fue considerada una de las tres revoluciones sociales más importantes en
América Latina, no estuvo exenta de críticas. Sus principales falencias giran en torno a la brutalidad del
Control Político, órgano de gobierno del MNR comparado con la Gestapo nazi. Esta institución, impulsó
una fuerte represión contra los opositores al régimen emenerrista.
El MNR instaló campos de concentración en localidades frías de los andes bolivianos, como Catavi,
Uncía, Corocoro y Curahuara de Carangas. En dichos centros de hacinamiento y castigo se torturó a
numerosos opositores políticos al MNR, tanto comunistas como falangistas. Sin embargo, la mayoría de
sus víctimas fueron falangistas, algunos de los cuales sobrevivieron para contar lo sucedido y registrar
los nombres de quienes pasaron por ahí.
Fue a mediados de los años sesenta, luego del golpe de Estado del Gral. René Barrientos, que empezó a
desvelarse una serie de violaciones a los derechos humanos perpetrada por el régimen del MNR.
Algunos de los libros que recogen estas denuncias son: Entre los hombres lobos de Bolivia (por Mario
Peñaranda Rivera), Laureles de un tirano (por Hernán Barriga Antelo), Infierno en Bolivia (por Hernán
Landívar Flores) y Campos de concentración en Bolivia (por Fernando Loayza Beltrán).
Entre las víctimas de los campos de concentración se encuentran los filósofos Numa Romero del Carpio
y Roberto Prudencio Romecín, cuyos domicilios fueron además saqueados, y se quemó sus libros.
También fueron aprisionados allí el historiador Alberto Crespo Rodas, el Mariscal Bernardino Bilbao
Rioja (héroe de la Guerra del Chaco), varios periodistas del diario La Razón y miembros del PIR y del
PURS (Partido de Unión Republicana Socialista).
Cincuenta años después de los sucesos de abril de 1952, Bolivia sigue siendo uno de los países más
pobres y menos desarrollados de toda América Latina. Los diferentes gobiernos del MNR, los esfuerzos
de sus presuntos estadistas y sus mutaciones ideológicas y programáticas no han podido o no han
sabido sacar a Bolivia del atraso y la pobreza. Pero al mismo tiempo este partido y sus muchos
desprendimientos e imitadores han contribuido poderosamente a consolidar prácticas y valores
convencionales, propios del mundo premoderno, que van desde el caudillismo hasta el autoritarismo,
rejuveneciendo así los elementos menos rescatables del orden tradicional. El actual florecimiento de las
formas más refinadas y persistentes de corrupción no puede comprenderse sin las prácticas
introducidas por el MNR a partir de 1952. Y el análisis comparativo de lo alcanzado en naciones
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comparables de América Latina y del Tercer Mundo nos muestra la poca originalidad teórica y la
mediocridad fáctica del experimento iniciado en Bolivia en abril de 1952.
DOCUMENTO APARTE
Se entiende por acto de habla la unidad básica de la comunicación lingüística, propia del ámbito de la
pragmática, con la que se realiza una acción (orden, petición, aserción, promesa...).
Esta forma de concebir el lenguaje parte del filósofo británico John Langshaw Austin, quien en la
década de los 40 expuso en sus clases sus investigaciones pragmáticas en torno a la lengua, recogidas
luego en su obra póstuma de 1962. El término fue acuñado posteriormente por un discípulo suyo, el
filósofo Jhon Searle, quien perfeccionó y consolidó dicha teoría.
- Un acto locutivo (el acto físico de emitir el enunciado, como decir, pronunciar, etc.). Este acto
es, en sí mismo, una actividad compleja, que comprende, a su vez, tres tipos de actos diferentes:
• acto fónico: el acto de emitir ciertos sonidos;
• acto fático: el acto de emitir palabras en una secuencia gramatical estructurada;
• acto rético: el acto de emitir las secuencias gramaticales con un sentido determinado.
- Un acto ilocutivo o intención (la realización de una función comunicativa, como afirmar,
prometer, etc.)
- Un acto perlocutivo o efecto (la (re)acción que provoca dicha emisión en el interlocutor, como
convencer, interesar, calmar, etc.)
De este modo, al emitir un enunciado como [te prometo que lo haré] estamos, por un lado, diciendo algo
(acto locutivo); prometiendo una acción (acto ilocutivo) y provocando un efecto (convencer de la
promesa al interlocutor).
Los enunciados sirven no sólo para expresar proposiciones con las que describir, constatar, en suma,
decir algo, sino también para realizar acciones lingüísticas muy diversas en contexto, por ejemplo, dar
una orden o hacer una promesa. La realización de tales actos está sujeta a un conjunto de reglas
convencionales, cuya infracción afectará directamente a los efectos comunicativos del acto. Searle
propuso una tipología de dichas condiciones; éstas se refieren a las circunstancias y al papel de los
participantes del acto de habla, a sus intenciones así como a los efectos que pretenden provocar. Son las
llamadas condiciones de felicidad. Así, por ejemplo, para prometer algo a alguien, hay que ser sincero,
dirigirse a un destinatario interesado en la realización de esta promesa, no prometer algo imposible de
cumplir o cuyo cumplimiento, por el contrario, resulta evidente, etc.
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- los actos de habla asertivos dicen algo acerca de la realidad: [el teatro estaba lleno]
- los directivos pretenden influir en la conducta del interlocutor: [no te olvides de cerrar con llave]
- los compromisivos condicionan la ulterior conducta del hablante: [si tengo tiempo pasaré a
saludarte]
- los expresivos el hablante manifiesta sus sentimientos o sus actitudes: [lo siento mucho, no
quería molestarle]
- declarativos modifican la realidad [queda rescindido este contrato].
En una primera versión de su teoría, Searle establece una relación directa entre la forma lingüística de
una expresión y la fuerza ilocutiva del acto de habla que se realiza al emitirla (siempre que ello se dé en
las condiciones apropiadas); así, por ejemplo, con un imperativo se estaría dando órdenes, y con una
interrogativa, solicitando información. Posteriormente, observa que en muchas ocasiones se da una
discrepancia entre la forma lingüística y la fuerza ilocutiva: con una pregunta puede estar haciéndose
una sugerencia, o dando un mandato. Ello lo lleva a establecer el concepto de acto de habla indirecto,
para referirse a los casos en que el significado literal no coincide con la fuerza ilocutiva o intención,
como ocurre ante un enunciado del tipo [¿puedes cerrar la ventana?], donde bajo la pregunta se esconde
una intención de petición. Si se respondiera literalmente a este enunciado, la respuesta podría ser un [sí,
puedo]. En cambio, al formularla, lo que esperamos es que el interlocutor cierre la ventana.
La función principal del lenguaje humano es comunicar. La comunicación humana, sin embargo, opera
de maneras distintas según el tipo de mensaje que queramos trasmitir o el tipo de comunicación que
busquemos sostener con uno o varios interlocutores.
Dentro del campo de la Lingüística, Roman Jakobson ha distinguido seis usos en el lenguaje, a los que
clasifica según la función que cumplen en el acto comunicativo:
La función apelativa o conativa sucede cuando el emisor emite un mensaje del cual espera una
respuesta, acción o reacción de parte de su receptor. Puede tratarse de una pregunta o una orden.
Podemos reconocerla en nuestra vida cotidiana, así como en la publicidad o la propaganda política.
Por ejemplo:
Vota verde.
¿Hiciste la comida?
Dime.
Es aquella donde el emisor elabora mensajes relacionados con su entorno o con objetos externos al acto
comunicativo. Es el tipo de función característica de los contextos informativos, o de los discursos
científicos o divulgativos, enfocados en transmitir conocimiento.
Por ejemplo:
El teléfono no sirve.
La función emotiva, expresiva o sintomática está enfocada en transmitir los sentimientos, emociones,
estados de ánimo o deseos del interlocutor.
Por ejemplo:
Te quiero.
El lenguaje en su función poética es utilizado con fines estéticos, es decir, con especial atención al
cuidado de la forma en sí y utilizando figuras retóricas. Es el tipo de función característico de los textos
literarios. Un poema, una novela o un trabalenguas son buenos ejemplos.
Por ejemplo:
"El hombre era alto y tan flaco que parecía siempre de perfil" (Mario Vargas Llosa, La guerra del fin del
mundo).
"La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no
se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza
Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí
que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie
infinita" (Jorge Luis Borges, El Aleph).
La función fática, también llamada de contacto, es la que está enfocada en validar el canal comunicativo
entre dos interlocutores. Esta función sirve para iniciar, mantener o finalizar una conversación.
Por ejemplo:
Te oigo, sí.
Claro.
De acuerdo.
Hasta luego.
- Función metalingüística
La función metalingüística es la que empleamos para referirnos a la propia lengua. Dicho de otro modo,
es la función del lenguaje que se activa cuando usamos el lenguaje para hablar del propio lenguaje. Esto
puede ocurrir cuando nos explican gramática o el significado de una palabra.
Por ejemplo:
Otro doc.
griega", por ser más sencillo de expresar y diferenciarse totalmente de la vocal i, llamada
comúnmente i latina o i de iglesia.
c) La conjunción disyuntiva "o" se escribirá siempre sin tilde. Aunque muchos insistan
(todavía) en colocarle la tilde (ó) en la escritura corriente, únicamente se utilizaba en este
caso: 5 ó 6 para diferenciarla del número 506. Es decir, evitar la confusión entre la letra o y el
cero (0). Este uso diacrítico ya no tiene excusa; porque hoy en día, gracias a la utilización de
los computadores, la conjunción "o" se diferencia visible y notoriamente del 0, según el
alegato de la RAE. Lo adecuado será; 5 o 6.
d) La supresión del acento ortográfico en el adverbio pronombres este, ese y aquel. Su uso no
estará justificado, ni siquiera en caso de ambigüedad. Ej. Voy solo al cine a ver películas de
terror ("solamente") o, Voy solo al cine a ver películas de terror ("solo, sin compañía"). Por
consiguiente, a partir de ahora podrá prescindirse de la tilde en estos casos, incluso en caso de
doble interpretación, pues cabe colocar perfectamente sinónimos (solamente o únicamente,
en el caso del adverbio solo). Ej. Voy únicamente (o solamente) al cine a ver películas de
terror. En el caso de las palabras "guion", "hui", "Sion", "truhan" o "fie", deben escribirse
obligatoriamente sin tilde, (lo contrario será una falta de ortografía)
e) Los términos genéricos que se anteponen a nombres propios se escribirán en minúscula:
golfo de Venezuela, península de Araya, islas Galápagos, etc.
f) No será correcto escribir "piercing, catering, sexy, judo o manager" (es decir: piercing,
catering, sexy), si no se hace en cursiva o entre comillas, para remarcar su origen extranjero,
como es la norma para este tipo de vocablos. Solo pueden escribirse sin cursiva, la forma
adaptada al idioma español de estas palabras: pirsin, cáterin, sexi, yudo y mánayer. Otros
ejemplos: smoking > esmoquin; camping > campin; bricolage > bricolaje, entre otros.
g) Los prefijos "ex", "anti" y pro" ya no estarán separadas de la palabra que los precede. Ej.
"Provida, expresidente, anticonstitucional". Tradicionalmente "ex", "anti" y pro", debían
escribirse separados de la palabra que las precedía, pero ahora se irán unidos, como el caso de
"exesposa" y "provida". Por lo tanto, no existen ex presidentes ni ex maridos, etc., pasaron a
ser "expresidentes" y "exmaridos" (junto, no separado). Únicamente las expresiones
compuestas como; alto comisionado, capitán general, podrán utilizar los prefijos "ex" y "pro"
en forma separada. Ej. Ex alto comisionado, ex capitán general, pro derechos humanos,
etcétera. Igualmente varían las grafías de quórum por "cuórum", Qatar será Catar, Iraq por
Irak y Tchaikovski pasará a escribirse Chaikovski.
h) Ya no se escribirá "Papa" con letra inicial mayúscula, para hablar de la máxima autoridad de
la Iglesia Católica, sino "papa", con minúscula. Pueden escribirse en mayúscula solo, aunque
no obligada, cuando no van seguidos del nombre propio: "La recepción a Su Santidad será en
el palacio arzobispal". Sin embargo, es obligada la minúscula, en este caso: "Esperamos la
visita de su santidad Benedicto XVI".
i) Se evitará la mayúscula inicial en "don", "doña", "fray", "santo", "san", "excelencia",
"señoría", "sor", "vuestra merced", aunque se admite la mayúscula inicial en los tratamientos
protocolarios de las más altas dignidades (su santidad, su majestad, su excelencia).
GABRIELA CALLE TICONA
j) Los personajes de ficción irán siempre con mayúscula inicial (Aureliano Buendía, Harry
Potter, Mafalda) y también lo harán aquellos formados por nombres comunes: "Caperucita
Roja", "el Gato con Botas", la "Cucarachita Martínez". 11.- Los vocablos como güisqui que
es grafía correcta actual en español equivalente a la palabra inglesa whisky o whiskey, y se
escribirá: wiski.
Conocemos como cuentos latinoamericanos todas aquellas historias, relatos y diferentes tipos de
narraciones escritas por autores de Latinoamérica. Además de su procedencia, teniendo un país de
Latinoamérica como origen, en los cuentos y relatos latinoamericanos encontramos una serie de
características comunes que nos permiten agruparlos e identificarlos fácilmente, habiéndose consolidado
como un género en sí mismo dentro del amplio y maravilloso mundo de los cuentos escritos en español.
No se puede definir de manera exacta cuáles son las características de un cuentos latinoamericano más
allá de tener en común el español como vehículo para transmitir las historias y que los autores de las
mismas han nacido en algún país de América Latina.
Pero si podemos apreciar determinados rasgos, que sin ser considerados determinantes ni suficientes
para constituir un género como tal, ayudan a que los cuentos latinoamericanos tengan unos rasgos
particulares que los diferencian del resto de cuentos escritos en la lengua de Cervantes:
Aunque la longitud de los relatos y cuentos que podemos encontrar en este apartado no es algo
determinante para poder considerarlo como parte del grupo, si podemos decir que, en la mayoría de los
casos, en los cuentos breves latinoamericanos, la longitud es breve, siendo una característica común de
los cuentos latinoamericanos cortos, ya que casi todos los autores cuentan entre sus obras con algún
recopilatorio de historias breves o conocemos gran variedad de leyendas populares de diferentes países
que se han transmitido de generación en generación de forma oral. Incluso existen cuentos
latinoamericanos muy cortos que de una forma sintética nos dan una visión resumida de un amplio
abanico de temas convirtiéndose en cuentos latinoamericanos.
Puede que esto se ponga en contradicción con el punto anterior, pero hay que considerar que también
podemos encontrar historias cuya longitud es considerable dentro de los relatos y las historias que
pertenecen a los cuentos latinoamericanos. Quizás el factor más influyente al respecto es el autor, ya que
GABRIELA CALLE TICONA
algunos preferían hacer cuentos de mayor longitud, frente a los que optaban por dotar de la mayor
brevedad posible a sus historias.
De hecho, algunos de los cuentos latinoamericanos largos son los más conocidos dentro de la literatura
universal en español. También encontramos cuentos fantásticos que aprovechan un entorno imaginario
para narrar historias y situaciones que bien podemos encontrar en la realidad, con animales que muestran
comportamiento humano o paisajes imposibles que asumimos como reales.
América Latina es un territorio muy rico a nivel cultural y los diferentes países la que componen cuentan
con diferentes tradiciones y costumbres que se reflejan de forma fehaciente en su literatura, y por tanto
en los cuentos regionales y las historias tradicionales dando lugar a una gran cantidad de cuentos de la
narrativa latinoamericana.
Los escritores de cuentos latinoamericanos breves se pueden contar por cientos, ya que entre la literatura
en español de un lado y otro del charco encontramos a algunos de los mejores escritores y cuentistas de
la literatura. En Latinoamérica en concreto, la tradición de escribir cuentos está muy presente, y los
principales autores de cuentos latinoamericanos son escritores de reconocimiento internacional y
trascendentales para la historia de la literatura.
Entre los más destacados, podemos nombrar a Horacio Quiroga, el cuentista latinoamericano principal y
con una producción más extensa, pero también a pesos pesados de las letras como Jorge Luis Borges,
Julio Cortázar, Roberto Bolaño, Juan Rulfo o Gabriel García Márquez.
Los cuentos de autores latinoamericanos son en definitiva una joya de nuestro idioma.
Uno de los escritores de cuentos cortos latinoamericanos más destacados es el argentino Jorge Luis
Borges. Premio Nobel de Literatura, Borges ha llevado el estandarte de la lengua castellana hasta el
último rincón del planeta, entre sus obras más conocidas encontramos “El Aleph”, publicado en 1.949,
cuenta con un recopilatorio de diecisiete cuentos breves que narran diferentes historias muy dispares
entre sí, en cuento a temática, enfoque y estilo.
El escritor uruguayo es uno de los principales autores cuentistas de la lengua castellana. En este
recopilatorio de cuentos y relatos para niños, Quiroga plantea la selva como escenario de cada relato, en
el momento de su vida en que el autor escribe estos cuentos había abandonado la vida en la ciudad por
un retiro en la selva. Esta fascinación por la naturaleza está presente en todas las historias, en las que
podemos ver la figura del hombre, muchas de las veces como destructor del entorno.
Horacio Quiroga siempre trató de crear un estilo y un lenguaje propio de los escritores de
Latinoamérica, frente a las corrientes que imitaban a escritores norteamericanos o europeos.
GABRIELA CALLE TICONA
El mexicano es uno de los autores de cuentos latinoamericanos más reputado, ya no solo por su
producción literaria, sino que además ejerció otras labores como la de fotógrafo o la de guionista. Sin
duda es uno de los grandes escritores latinoamericanos del siglo XX y una de sus obras más importantes
es precisamente un recopilatorio de cuentos llamado “El llano en llamas”.
Algunos de estos cuentos se habían publicado en diferentes revistas y publicaciones literarias, muchos
tienen en común su ubicación geográfica en el poblado de Comala, con un paisaje árido y seco donde la
gente se comporta de forma misteriosa. Otras historias tienen como telón de fondo la Revolución de
1.910, estos relatos pertenecen al género denominado como “realismo mágico”.
En otras historias de estos cuentos latinoamericanos se trata la pobreza, como en uno de los relatos
principales de “El llano en llamas” donde se trata la miseria y la pobreza a la que hace frente una familia
que vive del campo.
•1945: Gabriela Mistral (Chile)- Primera mujer en ganar un premio Nobel de Literatura
•1967: Miguel Ángel Asturias (Guatemala) - Premio Nobel otorgado por “sus logros
literarios vivos, fuertemente arraigados en los rasgos nacionales y las tradiciones de los
pueblos indígenas de América Latina”
• 1971: Pablo Neruda (Chile)- Entre sus obras más estudiadas por la crítica están
“Residencia en la tierra” y “Canto General”
• 1982: Gabriel García Márquez (Colombia)- Premiado por “sus novelas e historias cortas,
en las que lo fantástico y lo real se combinan en un mundo ricamente compuesto de
imaginación, lo que refleja la vida y los conflictos de un continente”.
• 1990: Octavio Paz (México)- Premiado por “una apasionada escritura con amplios
horizontes, caracterizada por la inteligencia sensorial y la integridad humanística”.
• 2010: Mario Vargas Llosa (Perú)- Reconocido por “su cartografía de las estructuras de
poder y sus imágenes mordaces de la resistencia del individuo, la rebelión y la derrota”
23. LA NOVELA BOLIVIANA CONTEMPORÁNEA
A manera de recapitulación
Recordemos que desde 1825 hasta 1959 la narrativa nacional fue organizada tradicionalmente
novela “Los deshabitados” de Marcelo Quiroga Santa Cruz y del libro de cuentos “Cerco de
penumbras” (1957) de Óscar Cerruto, la narrativa (1957) de Óscar Cerruto, la narrativa boliviana da
boliviana da un giro un giro espectacular.
En este sentido, ambas rompen con los modelos tradicionales, tanto en la forma como en el
narrativas. Por ejemplo, una de las características más sobresalientes será el empleo del
lenguaje con mayor precisión, elegancia y depuración que permitirá contar los hechos con gran
eficacia. Este momento extraordinario que empezó a vivir la narrativa boliviana abrió las puertas a todos
aquellos escritores y escritoras que se aventuraron a cruzar el umbral e incursionar en un
mundo hasta entonces desconocido. En las dos últimas décadas la producción nacional ha sido
prometedor.
La nueva generación
narradores, opina que existen escritores de gran talento como Adolfo Cárdenas, Edmundo Paz
soldán, Rodrigo Hasbún, Giovanna Rivero, Maximiliano Barrientos, Wilmer Urrelo, Alison
Speeding, Claudio Ferrufino, Sebastián Antezana, Juan Pablo Piñeiro, el propio Jesús Urzagasti,
Ramón Rocha Monroy y varios más que, de alguna manera, están renovando formal y temáticamente la
narrativa nacional. Sin embargo, Antezana afirma que en lo que va de este nuevo siglo y, sobre todo, la
calidad literaria de esta nueva generación, aún no ha dado una novela boliviana que, sin abandonar sus
características esenciales, verdaderamente nos ofrezca la posibilidad de pensar en la realidad y la
escritura de una forma distinta. En este sentido explica que la novela, al ser un género literario mayor,
más global, exige un complejo aparato ficcional que nos diga algo sobre el mundo, instituya una nueva
manera de decir una historia, nuestra historia, una manera en la que la memoria funcione como un
dispositivo en perpetua reconstrucción, una memoria que se hace a sí misma a través de memorias
ajenas, no desde la evocación racional o emotiva del pasado propio, sino desde la exploración del pasado
ajeno y común, concluye Antezana.
El cuento
El cuento por su parte tuvo un recorrido casi similar al de la novela, pero con algunas variantes. No es
sino hasta la década de los años 90, con la aparición de pequeñas empresas editoriales, concursos
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literarios, algunos medios impresos de difusión masiva y la internet, que se da a conocer la producción,
más o menos regular, de jóvenes cuentistas y de narradores anteriores que supieron asimilarse a este
nuevo paradigma. La característica general será la de proponer, desde el manejo del lenguaje y su trama,
formas renovadas de escritura que marcarán, definitivamente, la transición y la transformación de la
cuentística nacional.
El crítico literario Miguel Aillón Valverde afirma que en los primeros años del nuevo siglo los
escritores jóvenes, sobre todo cuentistas que, con una conciencia precoz, no solo de los
mecanismos del lenguaje y del complejo mundo de la creación literaria, dejan atrás todo rasgo
de una obra realista o comprometida para adentrarse en los meandros de una serie de textos en los que
exploran –sin sentirse representante sin sentirse representantes de ninguna ideología, cultura o ninguna
ideología, cultura o espacio definidos - individualidades quebrantadas por los cambios que trae e
impone, inevitablemente, el siglo XXI.
En este sentido, el crítico explica que los narradores de esta nueva generación se enfrentan a la
incertidumbre de un mundo moderno en crisis. Este hecho da paso a una serie de interrogantes, a las que
muchas veces tratarán de responder desde sus creaciones. De aquí la incertidumbre de esta generación
de jóvenes narradores, en su afán por tratar de llenar desde el discurso, vacíos propios que nos ofrece la
posmodernidad, finaliza Aillón Valverde.
Frente a este contexto con nuevos desafíos, los cuentistas se volcarán de lleno a su trabajo creativo, con
la intención de construir una narración diferente a la tradicional y así explicar y entender el apabullante
postmodernismo en la que estamos inmersos. En esta tentativa surgen propuestas interesantes cuyas
características las enunciamos a continuación.
Características
Muchos críticos coinciden en afirmar que aún es muy poco el tiempo transcurrido desde que apareció en
la escena literaria esta nueva cuentística para poder juzgarla objetivamente. Sin embargo, alguno críticos
y estudiosos de esta literatura, que también forman parte de esta generación han enunciado, de manera
general, las siguientes características. Los jóvenes narradores se desmarcan de la tradición literaria
nacional, de sus modelos y estructuras narrativas que habían determinado la personalidad de las letras
nacionales por muchos años y se aventuran a experimentar nuevas formas de contar sus historias. La
más común consiste en penetrar o indagar espacios ajenos y transgredir la intimidad de las personas.
Las categorías de tiempo y espacio se abren en todas direcciones, con el propósito de albergar cualquier
tipo de situaciones extrañas, producto de una cultura popular, urbana, tecnológica y posmodernista. Por
esta razón, los cuentos contemporáneos no ofrecen mundos definidos, por el contrario, presentan
espacios y tiempos universales en el que los personales deambulan azorados. Por ejemplo, hay ciudades
sin nombre, ubicadas en cualquier lugar y tiempo.
GABRIELA CALLE TICONA
La organización de la trama es caótica, libre, fragmentada, irregular, extraña y fuera de orden; pareciera
reflejar el paradigma de la postmodernidad, de un mundo a veces sin sentido, no lineal y hasta eventual.
La estructura narrativa rompe el orden secuencial y lógico de los acontecimientos, originando una
comprensión fragmentada de la totalidad de la historia que se narra. Esta característica tiene la intención
de dar mayor libertad al narrador para crear mundos de ficción capaces de sugerir varias interpretaciones
y que se acomoden a los intereses que convengan al lector.
Las categorías clásicas de veracidad y verosimilitud rompen sus fronteras y se fusionan creando un
espacio de incertidumbre y perplejidad, lo que obliga al lector –a manera de provocación- a replantear su
imaginario personal.
La nueva generación de escritores ha iniciado su recorrido con obras ambiciosas y prometedoras, con
muchas perspectivas para colocar a Bolivia en un lugar más relevante en el panorama de la literatura
latinoamericana. Entre lo literatura latinoamericana. Entre los más destacado se encuentran:
• Claudio Ferrufino (Cochabamba, 1960): Desde 1989 reside en los Estados Unidos. Entre
sus obras se encuentran Virginianos, Años de mujer, Diario en Años de mujer, Diario en
cinco y epílogo cinco y epílogo, así como una serie de artículos publicados en periódicos
locales recopilados bajo el título de Ejercicios de memoria. En 2009 obtuvo el Premio de
Novela Casa de las Américas (Cuba) por el Exilio voluntario. En el 2011 gana el Premio
Nacional de Novela con su obra Diario secreto. En esta se hace una introspección a los
espacios donde habita lo que consideramos inaceptable, anormal, malo. Su lectura
trasciende “las convenciones morales” y permite descubrir las vivencias de su
protagonista, quien repasa varios episodios de sus vida vinculados al “afán de explorar el
misterio de la muerte y misterio de la muerte y sus prolegómenos. sus prolegómenos.
• Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, 1967): Es uno de los escritores latinoamericanos
más reconocidos de su generación de la década de 1990, conocida como McOndo. La
obra de este escritor se caracteriza por describir escenarios realistas y registrar a través de
la literatura la influencia de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías en el
paisaje urbano del continente. Ha sido ganador de varios premios literarios, entre los que
se cuentan el Premio Erich Guttentag (Bolivia, 1992) por la Erich Guttentag (Bolivia,
1992) por la novela Días de papel y el Premio Juan Rulfo (1997), con su obra Dochera;
dos años más tarde fue finalista del Premio Rómulo Gallegos con su novela Río fugitivo
y el 2002 ganó el Premio Nacional de Novela con su obra El delirio de Turing.
Desde1991reside en Estados Unidos, donde es profesor de Literatura latinoamericana en
la Universidad de Cornell.
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• Giovanna Rivero (Santa Cruz, 1972): Ha escrito una novela y varios libros de cuentos,
entre los que se destacan Contraluna y Sangre dulce. Obtuvo el Premio de Literatura de
Santa Cruz de La Sierra (1996) y el Premio Nacional de Cuento Franz Tamayo (2005).
Varios de sus cuentos fueron traducidos al inglés, alemán, francés, húgaro. Su obra ha
sido compilada en varias antologías nacionales y del exterior. Sus personajes están
siempre poseídos por pasiones extremas y deambulan por el mundo expresándose con
fuerza. En sus narraciones más que la ironía abunda el sarcasmo, el humor negro. Los
hombres y las mujeres están destinados a desencontrarse: son más las cosas que los
separan que las que los unen. No es que no quieran entenderse, lo que ocurre es que no
pueden. En su obra se manifiesta abiertamente el erotismo, la violencia, lo íntimo, la
ironía. La obra de Rivero se ha posicionado como una de las más importantes en las letras
bolivianas y como un importantes en las letras bolivianas y como un referente para los
lectores del exterior
• Maximiliano Barrientos (Santa Cruz, 1979): Es uno de los escritores jóvenes más
relevantes de la narrativa contemporánea nacional y latinoamericana. En 2009, su libro de
relatos Diario recibió el Premio Nacional de Literatura de Santa Cruz, posteriormente
publicó Los daños y Hoteles. Sus artículos sobre literatura, música y cine, así como
algunas de sus crónicas, han aparecido en las principales revistas y suplementos
culturales de Bolivia. Parte de su obra ha sido publicada por por una prestigiosa editorial
española. Barrientos enfoca en sus narraciones, sin ninguna reserva, la intimidad de los
personajes; también plantea la ruptura de los ideales de la juventud, de la desilusión al
llegar tempranamente a la edad madura.
• Rodrigo Hasbún (Cochabamba, 1981): Ha publicado el libro de cuentos Cinco y la novela
EL lugar del cuerpo. Le concedieron el Premio Unión Latina a la Novísima Narrativa
Breve Hispanoamericana. La influyente revista británica Granta lo seleccionó entre los 22
mejores narradores jóvenes del mundo hispano. Dos de sus textos fueron llevador al cine
con guiones co.escritos por él. Vive desde el 2009 en Nueva York. Sus libros empezaron
a distribuirse en países como Argentina, México y Chile, y se anunció la traducción al
francés de su novela. El lugar del cuerpo, de la cual el escritor Wilmer Urelo opina de la
cual el escritor Wilmer Urelo opina que es un que es un salto esperado no solo para salto
esperado no solo para Hasbún y su literatura, sino sobre todo para la literatura boliviana.
No es una promesa ni una bocanada de arte fresco, como escuchamos decir siempre que
se habla de una primera novela. Es una realidad. Una orientación distinta, compleja y
exquisita de eso que llamamos nueva literatura boliviana.
• Wilmer Urelo (La Paz, 1975): Es autor de la novela Mundo negro con la que ganó el IX
Premio Nacional de Novela de Bolivia. Participó en las antologías Trabajos forzados y
otros cuentos. Fue ganador del IX Premio Nacional de la Novela 2006 con Fantasmas
asesinos. Con su tercera novela Hablar con los perros ganó en Alemania el premio Anna
Seghers de Literatura 2012. En esta novela se revela la gran habilidad narrativa de su
autor al crear diálogos minuciosamente entrelazados.
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En todos estos escritores y, con seguridad, en muchos otros encontramos en sus narraciones libertad
temática y formal; mucho talento e imaginación. La narrativa boliviana está preparada para dar el salto
que anuncia hace un buen rato, para hacerse, con todos los merecimientos de lo que es en el vigoroso
escenario de la actual literatura latinoamericana.
La revista Frente a Frente fue el órgano central de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, una
organización de artistas e intelectuales que estuvo activa entre 1934 y 1938. Fue fundada por Juan de la
Cabada, Leopoldo Méndez, Luis Arenal, Pablo O’Higgins, Chargoy, José Pomar, Makedonio Garza y
Armén Ohanian. A este pequeño grupo pronto se sumaron varias decenas de pintores, músicos,
escritores, fotógrafos, bailarinas, matemáticos, pedagogos y escultores que, de manera individual o a
través de agrupaciones, nutrieron las filas de la LEAR y propiciaron que se convirtiera en una estructura
que organizaba buena parte del campo cultural mexicano. La LEAR absorbió otras agrupaciones como
la Asociación de Trabajadores del Arte, la Alianza de Trabajadores de las Artes Plásticas, la Federación
de Escritores y Artistas Proletarios, el Grupo Noviembre y el Sindicato de Escritores Revolucionarios.
Asimismo, tenía filiales en Oaxaca, Guadalajara, Culiacán, Saltillo, Durango y Mérida y contaba con
miembros huéspedes y extranjeros como Emanuel Eisenberg, Antonin Artaud, Rafael Alberti, María
Teresa de León y Paul Strand. Muchos de sus integrantes militaban en el Partido Comunista Mexicano y
al principio la LEAR parecía seguir sus pasos.
En sus inicios enunciaba la misma consigna que el PCM: “ni con Calles ni con Cárdenas” y demandaba
la reanudación de relaciones diplomáticas con la URSS. Se conformó como una organización de Frente
Único al servicio de los trabajadores que tenía como objetivo impulsar la lucha de clases a través del arte
y “demás expresiones de labor intelectual”.Luego, tanto la LEAR como el PCM –siguiendo los
postulados de VII Congreso de la Internacional Comunista celebrado en el verano de 1935– se
adecuaron a la estrategia de Frente Popular y proclamaron la “unidad a toda costa”. El creciente ascenso
del fascismo impulsó una reacción que sumó fuerzas disímiles para hacer frente a lo que, desde la
perspectiva de los sectores de izquierda, se consideraba una amenaza resultado del capitalismo. En el
contexto mexicano, la política de Lázaro Cárdenas, con el afán de aglutinar las “fuerzas sociales” en
torno al Estado, constituyó lo que Daniela Spenser ha descrito como un “Frente Popular a la
mexicana”.Entonces el PCM y principalmente la LEAR se aproximaron al gobierno de Cárdenas,
calificado por la liga como “progresivo”, debido a su cercanía con las clases trabajadoras y las posturas
que asumió ante conflictos internacionales como la guerra civil española y la invasión de Etiopía.
Pero además de las estrategias compartidas con el PCM, la LEAR estrechó lazos con otras
organizaciones similares. En enero de 1935 la LEAR se dirigió a la Association des Écrivains et Artistes
Revolutionaires (AEAR) y al John Reed Club (JRC), a través de cartas que tenían la intención de
establecer relaciones con organizaciones pares cuyas experiencias podían servir de ejemplo para la liga y
con las cuales proyectaba colaborar.Por medio de congresos que reunieron a la intelectualidad
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Entonces, la LEAR no solo vinculaba a un amplio sector de artistas y escritores mexicanos, sino que se
integraba también con otros grupos que representaban frentes de intelectuales, congregados por el
interés compartido de “defender la cultura” ante el fascismo y el imperialismo, que reaccionaban ante la
amenaza inminente de la guerra y, aunque en sus filas se encontraban principalmente militantes
comunistas, el propósito trascendente de la defensa de la cultura produjo que se incorporaran también
intelectuales que no estaban ligados con el partido o con el comunismo. En un momento en el cual la
voz del intelectual se enunciaba como legítima formadora de la opinión pública y la conciencia social
colectiva, el antifascismo significaba la concomitancia. Se conformó una gran comunidad internacional
de intelectuales antifascistas que se hacía patente en los congresos, pero también en una red de revistas
culturales que funcionaron como espacios de diálogo, intercambio y debate y que por medio de la
traslación de textos, imágenes y autores que circulaban entre varios impresos constituían una gran voz
colectiva.
Annick Louis sugiere analizar las revistas culturales considerando que suelen formar parte de un
proyecto –o conjuntos de proyectos– definido por grupos de intelectuales, que en ocasiones comprenden
la publicación de varias revistas, traducciones, conferencias, otros proyectos editoriales, etcétera. En el
caso de Frente a Frente, deben considerarse por un lado los primeros objetivos que perseguía la LEAR,
expresados en los primeros tres números de la revista, y luego cómo ésta, a partir del vínculo de la liga
con otras organizaciones y sus publicaciones, enfatizó su postura antifascista. En Frente a Frente
confluyeron principalmente New Masses, Nueva Cultura y Commune. Con la circulación de textos e
imágenes que pasaban de una revista a otra, no solo se reflejaba la comunicación, la lectura recíproca o
la colaboración entre las publicaciones, sino que se sumaban varias revistas enlazadas como parte de un
mismo proyecto de amplio alcance y cuyo objetivo último era la defensa de la cultura.
El título de Frente a Frente aludía al programa que la LEAR enunciaba en sus inicios, guiado por la
política de “clase contra clase” –un frente encontrado con otro– que definió la línea editorial de la
primera época de la revista. Ésta constó de tres números (publicados en noviembre de 1934, enero y
mayo de 1935), dirigidos por un consejo editorial conformado por David Alfaro Siqueiros, Leopoldo
Méndez, Luis Arenal, Juan de la Cabada, José María Benítez, Enrique González Aparicio y Rab-Kor,
todos ellos comunistas o involucrados con el movimiento obrero. En este momento, la revista incluía
imágenes y textos críticos sobre el gobierno de Lázaro Cárdenas, el plan sexenal, la educación socialista
y personajes como Diego Rivera y Vicente Lombardo Toledano. La mayoría de los artículos abordaban
problemas del contexto mexicano referentes al arte y la política, aunque también tenía una sección
dedicada a noticias internacionales e incluyó notas sobre la URSS y discursos pronunciados en el
Congreso de Escritores Soviéticos. Asimismo, de acuerdo con el propósito de aproximarse a los
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trabajadores, estos eran llamados a colaborar y se publicaron cuentos y poemas referentes al obrero o
escritos por ellos mismos.
Después de una laguna de casi un año, la segunda época de la revista se publicó a partir de marzo de
1936, constó de trece números y estuvo dirigida por Fernando Gamboa (números 1-6) y Raimundo
Mancisidor (números 7-10). El comité editorial se modificó en varias ocasiones y en él participaron Juan
de la Cabada, Nicolás Pizarro Suárez, Carlos Mérida, Roberto Reyes Pérez, Clara Porset, Mario Pavón
Flores, Geoffroy Rivas, Raúl Martínez Ostos, Luis Córdoba, Luis Chávez Orozco, Julio de la Fuente,
Alberto Ruz, María Luisa Vera, Gabriel Fernández Ledesma, Juan R. Campusano, Carlos Orozco
Romero, Sara Miranda, Adalberto García de Mendoza y Enrique Beltrán. De este modo participaron en
la edición de la revista tanto militantes comunistas, –como de la Cabada y Porset–, otros tachados de
“artepuristas”, –como Mérida–, artistas que tenían cierta experiencia con la edición de revistas, –como
Fernández Ledesma– y personajes que no formaban parte del campo del arte, –como el filósofo García
de Mendoza y el biólogo Beltrán–.
La LEAR se había constituido como un amplio frente de artistas e intelectuales y tanto la composición
del comité editorial de la segunda época de Frente a Frente como el contenido de la revista apuntaban
más que nada hacia un discurso antifascista. Con artículos, poemas, cuentos e imágenes, se condenaba el
nacionalsocialismo y el fascismo italiano y se exponían los avatares de la guerra civil española,
defendiendo la legitimidad de la facción republicana y evidenciando los horrores de la guerra. El
discurso antibelicista, antifascista y antimperialista otorgó al enfoque de Frente a Frente un sentido
internacionalista que además se reflejaba en los discursos que convergían en sus páginas, tomados de
New Masses, Commune y Nueva Cultura. El contenido de estos impresos evidenciaba el intercambio
entre las revistas no solo como objetos sino como discursos que se trasladaban de un espacio a otro y se
adecuaban a los propios proyectos de los grupos. Frente a Frente abrevó de las experiencias de estas
revistas y se apropió de ellas. Los artículos retomados abordaban temas relacionados con el marxismo,
presentaban críticas al capitalismo y exponían las características del fascismo y el nacionalsocialismo
con el fin de evidenciar su carácter nocivo.
Luis Arenal y Siqueiros tuvieron una activa participación en los inicios de la LEAR y en la edición de
los primeros números de Frente a Frente. Ambos se habían aproximado al John Reed Club (JRC)
durante sus estancias en Estados Unidos a principios de los años treinta y la correspondencia de la
LEAR indica que Luis Arenal era el principal contacto entre la liga y el JRC; parece que el vínculo
inicial entre la LEAR y el JRC se estableció a través de esta proximidad.
El John Reed Club era una organización marxista-leninista vinculada con el Partido Comunista de
Estados Unidos, la cual estuvo activa entre 1929 y 1936 y tuvo filiales en distintas ciudades como Nueva
York, Chicago y Los Ángeles. Fue fundada por artistas y escritores que participaban en la edición de la
revista New Masses, como Jacob Burck, Walt Carmon, Hugo Gellert, Michael Gold, William Gropper,
GABRIELA CALLE TICONA
Harold Hickerman, I. Klein, Louis Lozowick, Joseph Pass y Anton Refregier. En este caso la revista
antecedía a la agrupación y se mantuvo después de su disolución a favor de la constitución del American
Artists’ Congress en 1936.
Hacia los inicios del John Reed Club, New Masses se guiaba por directrices similares a las que luego
siguió Frente a Frente. Ambas pretendían ser revistas hechas por y para los trabajadores y apostaban por
la propaganda como discurso revolucionario. Pero el diálogo entre New Masses y Frente a Frente se dio
fundamentalmente después del Primer Congreso de Escritores Americanos, celebrado en Nueva York en
abril de 1935 y en el cual participó una delegación de la LEAR integrada por Juan de la Cabada, José
Mancisidor, Renato Molina Enríquez y Miguel Rubio. Después del congreso comenzaron los
intercambios de ejemplares entre las revistas y en el número de mayo de 1935 de Frente a Frente se
anunció que a través de ésta se realizarían las suscripciones a New Masses en México. La
correspondencia también revela que la LEAR esperaba enviar ejemplares de Frente a Frente a la AEAR
por medio de la redacción de New Masses.
De New Masses, Frente a Frente tomó un artículo de Robert Forsythe dedicado a Tiempos Modernos
(Chaplin, 1936). Éste reseñaba la película elogiando su crítica al capitalismo y la reconocía como una
comedia que por las temáticas abordadas –como la explotación de la industria hacia los trabajadores– la
hacía “poderosa y social más que graciosa”.La traducción del texto no estaba atribuida aunque el
artículo incluye una anotación marginal que explicita conceptos y que se presenta como “nota del
traductor”. Fuera de esto, el argumento aparece como había sido publicado en New Masses, con la
salvedad de que Frente a Frente incluía un fotograma de la película como ilustración. La distancia entre
las publicaciones fue corta, el original apareció en el número de febrero de 1936 y la versión de Frente a
Frente en abril de ese mismo año, lo que sugiere una comunicación estrecha entre ambas revistas y la
circulación expedita de los materiales
Por otro lado, Frente a Frente publicó también artículos de un colaborador de New Masses: John
Strachey. Strachey era un escritor y periodista británico cuyas críticas al capitalismo y el fascismo a
menudo eran publicadas en New Masses. Los artículos de Strachey que aparecieron en Frente a Frente
no se encuentran entre los que publicó en New Masses, pero tampoco incluyen la nota aclaratoria que en
ocasiones señalaba que se trataba de una colaboración especial para la revista de la LEAR. De cualquier
modo, la presencia de este autor entre las páginas de Frente a Frente vinculaba también a las revistas,
pues exponía ante sus lectores argumentos similares, proyectados desde una misma perspectiva. Los
artículos de Strachey en Frente a Frente advertían sobre la amenaza del fascismo y la posibilidad de la
guerra, delineaban el perfil del enemigo y sus vínculos con el capitalismo.
Frente a Frente era una revista ilustrada y su diseño a menudo generaba contrastes o énfasis entre
imagen y texto. La relación entre lo textual y lo visual no se limitaba a la ilustración, sino que en
ocasiones el texto solo reforzaba lo presentado en imagen o bien establecía un diálogo entre el
argumento de un artículo y la composición visual. El artículo de Strachey “¿Qué es el fascismo?”
lanzaba una pregunta que ante el lector era contestada visualmente como preludio y conclusión del texto.
El título fragmentado divide la página en dos partes y la mancha tipográfica de la retícula en dos
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columnas rodea y dispone el foco de atención en la palabra “fascismo”. ¿Qué es el fascismo? “…es
guerra… la reacción feroz y la contrarrevolución”
La respuesta se arroja al lector de inmediato, en la página contigua y con imágenes crudas que acaparan
la atención, una de las cuales había aparecido en mayo de 1935 en la serie de Josep Renau, “Testigos
Negros de Nuestros Tiempos”, de la revista Nueva Cultura
Nueva Cultura (1935-1937) era una revista valenciana dirigida por Josep Renau, que surgió como
proyecto independiente y que después se convirtió en el órgano de la Alianza de Intelectuales para la
Defensa de la Cultura de Valencia. Nueva Cultura procuraba abonar al frente de lucha contra el fascismo
y seguía una línea internacionalista con la cual buscaba acercar a los lectores a “la tendencias
intelectuales” que se desarrollaban fuera de España.
Frente a Frente dialogó con esta revista a través de distintos textos, atribuidos y apropiados, o bien,
publicados por ambas de manera simultánea. Entre los textos atribuidos a Nueva Cultura se encuentra
“Alabemos a Dios que ha hecho rica a Extremadura”, el prólogo de la obra Reparto de tierras de César
M. Arconada, una novela proletaria que narra la historia de un médico, que empático con el despojo y la
pobreza de los campesinos, se suma a la causa de los trabajadores. El texto se publicó en Frente a Frente
tal como apareció en Nueva Cultura, incluso con el dibujo de F. Carreño Prieto que ilustraba el pasaje de
la novela, en el cual se narraba una escena escolar de una infancia precaria
Otro texto atribuido a Nueva Cultura sirvió para legitimar un argumento de Frente a Frente. En un
artículo anónimo sobre el cubismo y su importancia para el arte moderno, se reconocía como una
herencia técnica “que ofrece a los artistas revolucionarios los elementos de un arte donde su contenido
corresponda a la clase históricamente heredada y negadora a la vez del capitalismo, a la clase
proletaria”, argumento que se asentaba al final en el caso de la pintura mexicana, como un ejemplo de
arte que era expresión de las luchas agrarias y antimperialistas. Sin embargo, este artículo no se publicó
en Nueva Cultura y distaba del tono internacionalista y antifascista de la revista. Antes bien parecía
corresponder con preocupaciones locales y reivindicadoras de los lazos entre el arte mexicano y la
vanguardia europea. No obstante, la presentación del texto como tomado de otra revista indicaba que se
trataba de una observación sobre el arte mexicano dirigida desde afuera y que publicada por un medio
reconocido le daba peso y legitimidad al argumento.
En cambio, Frente a Frente publicó un artículo de J.B Wiese retomado de Nueva Cultura, pero no
señalaba su procedencia; se apropiaba del texto con la supresión deliberada de su origen. El artículo
estaba basado en un documento del conde Kurt von der Eichen rescatado por Anatol Hidas y publicado
en Commune de manera íntegra, traducido del alemán por Emy Gérard y sin más comentarios que una
breve introducción que señalaba la procedencia del texto y breves notas marginales aclaratorias de
Anatol Hidas. El documento era un plan que proponía, –con base en argumentos que se sostenían con
datos y estadísticas, – limitar el movimiento obrero y demás luchas revolucionarias implementando un
programa de ceguera inducida dirigido a los obreros, campesinos e intelectuales que representaran una
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En Nueva Cultura, J.B Wiese sintetizaba y dirigía la atención hacia algunos postulados del “horripilante
documento”. Exhibía, con base en una exposición crítica de los argumentos, el “desprecio al hombre”
que se evidenciaba en la apuesta por la ceguera de los obreros como una alternativa para inducir su
renuncia “a todo esfuerzo por conquistar el poder”, pues gracias a la ceguera se transformarían en “una
masa animal fácil de dirigir cual un rebaño paciente”. Aunque Frente a Frente solía anotar la
procedencia de los textos retomados de otras revistas, en este caso hubo una deliberada supresión, pues
se publicó el documento con el texto introductorio de Nueva Cultura pero eliminando el título de esta
revista que aparecía en la nota original. Además se invirtió el orden del título y el subtítulo, en Nueva
Cultura el texto apareció como “El desprecio al hombre. Ecos de la selva parda” mientras que en Frente
a Frente se tituló “Ecos de la selva parda: el desprecio al hombre”.
Por otro lado, en el número de marzo de 1936 de Frente a Frente y en el de marzo-abril de ese mismo
año de Nueva Cultura, se publicó una crítica de León Moussinac sobre las películas Chapayev (dir.
Sergei y Georgi Vasilyev, 1934) y Viva Villa (dir. Jack Conway, Howard Hawks y William A.
Wellman, 1934); una soviética y otra holliwoodense que representaban a Francisco Villa y al
comandante del ejército rojo Vasily Ivanovich Chapayev. El texto comparaba ambas obras
cinematográficas con una crítica que se enfocaba en su contenido revolucionario, contrastaba las
deformaciones históricas en la interpretación de Villa y la revolución mexicana con la precisión histórica
de Chapayev. Mientras que una podría servir al fascismo como ejemplo de lo que podría lograr la
voluntad y el valor de un hombre, la otra representaba el espíritu de la lucha de clases. La publicación de
este texto se dio de manera simultánea y sugiere tanto la colaboración entre los grupos de intelectuales
antifascistas como la intención de promover un discurso compartido. La única diferencia entre ambas
publicaciones era la ortografía utilizada para escribir la voz rusa del nombre que en Nueva Cultura
aparecía como “Tchapaief” y en Frente a Frente como “Chapayev”. Ambos textos estaban ilustrados con
imágenes alusivas a la película rusa ponderada en la comparación entre los filmes. Nueva Cultura
introdujo un cartel cinematográfico elaborado por Renau y Frente a Frente un fotograma de la película.
La mayoría de los textos retomados por Frente a Frente provenía de Commune, revista de la AEAR. Con
el objetivo de crear una literatura y un arte revolucionario y proletario, en 1932 se creó en París, la
Association des Écrivains et Artistes Revolutionaires, como sección de la UIER e integrada por
personajes como Henri Barbusse, Romain Rolland, Paul Éluard, Paul Vaillant-Couturier, Leon
Moussinac, René Char, Paul Nizan, André Gide, Louis Aragón y André Malraux. Varios de sus
integrantes eran militantes comunistas, pero también estuvo abierta a la incorporación de miembros que
no enarbolaban esta ideología. La AEAR publicó la revista Commune entre 1933 y 1939, que proponía
reagrupar a los artistas e intelectuales en un programa de lucha ideológica contra el fascismo
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El diseño de Commune era austero y presentaba la mancha tipográfica a una sola columna. Su formato
era más bien cercano al del libro, mientras que Frente a Frente era una revista con un gran contenido
visual. Los textos tomados de Commune fueron traducidos por Consuelo Uranga y Geoffroy Rivas y, en
contraste con la austeridad en la presentación de las versiones originales, en Frente a Frente se ponían en
diálogo con imágenes que acompañaban o enfatizaban el texto. Por ejemplo, “Lenin y el arte” de
Romain Rolland (traducido por Consuelo Uranga) estaba encabezado por la primera versión de El
nacimiento del fascismo, pintado por Siqueiros en el taller experimental que dirigió en Nueva York en
1936. La imagen no correspondía precisamente al argumento del texto, no lo ilustraba, pero, dispuestos
en la misma página, ponían en diálogo dos proposiciones que apelaban al contenido revolucionario del
arte: una desde la correspondencia que proponía Siqueiros entre el contenido de la obra y las técnicas
modernas para la creación de un arte revolucionario y actual y otra, desde la perspectiva de un personaje
revolucionario por excelencia que planteaba la unidad entre pensamiento y acción. El texto de Rolland
publicado en Frente a Frente al parecer provenía de otro artículo escrito con motivo del aniversario de la
muerte de Lenin y solo había aparecido en un extracto en Commune. La versión de Frente a Frente
estaba completa y no era una traducción de la versión reducida publicada en Commune, pero, al igual
que las colaboraciones de Strachey, a través de los autores y las temáticas que abordaban en las revistas,
ponían en diálogo ambos medios.
De Commune se tomaron otros textos traducidos por Geoffroy Rivas que reflexionaban sobre el arte,
con textos que abordaban el papel de la literatura en la sociedad y la libertad del poeta (” Radio-Poesía”,
diálogo entre Ilya Selvinski y Robert Honnert). las proposiciones estéticas del marxismo (“El marxismo
y la literatura” de Jean Freville) o presentaban ejemplos de obras acordes al programa revolucionario y
antifascista de las revistas. Por ejemplo, la reseña de la película La juventud de Máximo (Grigori
Kozintzev, 1935) publicada en Commune, en Frente a Frente se incluyó en una sección dedicada al cine
junto a una crítica de la película Redes (Paul Strand, 1936), ambas consideradas como obras de valor
social y artístico. También se publicaron las Cartas a Taranta Babu (un poema escrito por Nazim Hikmet
sobre la guerra de Etiopía) traducidas de Commune. En el caso de la obra de Hikmet, nuevamente la
imagen enfatizaba el texto, con fotografías sobre la invasión de Etiopía y los métodos de Mussolini,
“ejemplos de imperialismo civilizador” que se exponían con el contraste irónico entre el texto descriptor
y la imagen cruda.
Estas traducciones no solo ponían en diálogo a las revistas, sino que aproximaban al lector de Frente a
Frente a documentos que probablemente serían inaccesibles en su versión original y con esto se
acercaban espacialmente los debates de los intelectuales antifascistas y se zanjaban brechas culturales.
La inclusión en Frente a Frente de textos e imágenes tomados de otros impresos enfatizaba la posición
de la LEAR dentro de la gran voz colectiva que constituían las organizaciones de intelectuales
antifascistas y en defensa de la cultura, y situaba a la liga en la misma línea de sus pares. Exponía un
discurso compartido que apelaba a la idea de un frente común, el cual se manifestaba en la articulación
de las proposiciones que circulaban entre las revistas. Las imágenes de la guerra, las interpretaciones de
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la lucha política a través del arte y la condena del fascismo conformaban un único discurso proyectado
desde diversos puntos convergentes.
OTRO DOC.
Cualquiera es un criticón. Para criticar solo se necesita una lengua larga, estar encabronado con algo y
contar con alguna clase de tribuna o séquito de más criticones… porque el criticón critica cuando
encuentra quién le deje hacerlo y quién le siga.
El criticón opina por opinar; su afán es objetar lo que sea de cualquier manera, muchas veces por el
simple deporte de objetar, sin siquiera saber por qué lo hace. Por eso le tiene sin cuidado la manera
como lo hace.
El criticón vive en medio una especie de “veneno emocional” y se mantiene poniendo en los demás todo
aquello que le molesta de sí mismo; por eso también muestras objeciones e ideas que muchas veces son
caprichosamente contrarias entre sí. Sus opiniones y puntos de vista son esencialmente subjetivos; el
juicio objetivo o por lo menos alejado de la sombra subjetiva no le interesa.
El criticón no hace nada; solo busca hacer ruido y llamar la atención. Al momento de pedírsele
soluciones o alternativas genera una crítica nueva, dice que la responsabilidad es de alguien más y se
hace a un lado para esperar a criticar a quienes sí se apropian de la solución. Se esconden para opinar y
sobre todo para evitar comprometerse con lo que dicen… eso sí, si la cosa sale mal como ellos dicen,
son los primeros en salir a decir “se los dije…”.
El criticón cree tener la verdad, pero es su verdad, la única que conoce y la única que cree que existe.
Por eso, cualquier explicación de primera mano le sirve, fácilmente la da por hecho y no admite crítica
ni revisión. Usa la crítica como un mecanismo de defensa inconsciente: La Proyección. Critica primero
para defenderse y alejar a los demás, critica para descalificar antes de ser descalificado.
El criticón normalmente proviene de ambientes y estilos de crianza hipercríticos donde fue duramente
señalado y juzgado. Por eso no aprende a comprender y aceptar sus propias fallas ni las de los demás; el
criticón vive en medio de un malestar y un dolor permanente que escupe a todo el que se le atraviesa y
que desea que le acompañen en su amargura, por eso los criticones tienden a juntarse, pero al mismo
tiempo, se hunden más y más en su soledad porque terminan siendo rechazados por el resto de la gente
que los encuentra como bloqueo y fuente de malestar y conflictos.
• El crítico
GABRIELA CALLE TICONA
Ser crítico es un estilo, una actitud y una postura exigente y difícil de mantener intelectualmente. Para
ser crítico esencialmente hay que cultivar el gusto por la lectura, el estudio, la investigación, la
indagación de diferentes fuentes y el cultivo de la capacidad de discernimiento entre lo que es cierto,
fundado y coherente.
Es por eso que el crítico, cuando opina, lo hace basado en hechos, datos y conocimiento de causa. Por
esa misma razón, un buen crítico muchas veces muestra diversas caras de la misma moneda y no se
compromete con una única realidad o postura, precisamente porque lo más cerca que está de comprender
una realidad es lo cerca que está de comprender su contraste y dualidad.
El crítico se expresa con prudencia y cuidado. Sabe que lo que sabe puede que no sea tan sólido o que es
“falseable” en cualquier momento. Evita hacer daño con lo que dice porque con su crítica espera que la
situación o la idea que aborda mejore o se transforme, que se estimule la reflexión y que, en últimas, se
superen obstáculos o se gane en consciencia.
Un crítico se enfoca en fundamentar bien sus juicios y, si no tiene cómo hacerlo, deja constancia pública
de que lo que está diciendo es una opinión propia de la que se hace responsable. En este sentido, el
crítico es también un “activista” porque no solo se hace cargo de decir sino también de hacer y
“arrastrar” con el ejemplo.
La persona crítica dice las cosas de frente. En su búsqueda por honrar la verdad puede ser hiriente,
franco y cortante cuando se expresa. Quizás el tacto no se le dé, pero la prudencia y el respeto sí.
27. CRÓNICA
Características
Los hechos se narran según el orden temporal en que ocurrieron, a menudo por testigos presenciales o
contemporáneos, ya sea en primera o en tercera persona. En la crónica se utiliza un lenguaje sencillo,
directo, muy personal y admite un lenguaje literario con uso reiterativo de adjetivos para hacer énfasis
en las descripciones. Emplea verbos de acción y presenta referencias de espacio y tiempo. La crónica
lleva cierto distanciamiento temporal a lo que se le llama escritos históricos.
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La literatura cronística no tiene el rigor metodológico de la historiografía científica, sus pretensiones son
otras muy distintas, por lo que su utilización como fuente historiográfica se hace con la prevención
necesaria por los historiadores; como hacen aquí al calificar la Crónica de Alfonso III:
... es más extensa y detenida y su caudal de datos y noticias, por lo que hace al período comprendido
entre Wamba y Ordoño I, mucho mayor que el de la misérrima Albeldense. Sin embargo, ¿quiere esto
decir que nos hallamos en presencia de un relato escrito al por menor, puntual, lleno de vida y colorido
de la historia de Asturias? No. Por desgracia, se trata de un pobre cronicón, inspirado en la tradición
isidoriana, en el que se recoge una mínima cantidad de sucesos y no siempre los más importantes; se
narran en su mayoría descarnadamente, sin aclaraciones ni detalles, con el menor número de palabras
y sin concretar las fechas en que ocurrieron, ni fijar su enlace con los acontecimientos inmediatos.
Como todas las crónicas hispano-cristianas de tiempos posteriores, es una mera colección de biografías
reales; de igual modo que los textos históricos de la Europa de aquellos siglos, da cabida en sus
páginas al milagro, y de análoga manera que la mayoría de las historias árabes, ensalza hasta la
hipérbole las victorias y calla o disimula las derrotas.
... las crónicas se escriben por mandado de los Reyes e Príncipes; e por los complacer e lisonjear, o por
temor de los enojar, los escritores escriben más lo que les mandan o lo que creen que les agradará, que
la verdad del hecho como pasó.
La poesía tiene una historia milenaria. Los primeros testimonios de lenguaje escrito en forma de poesía
se remontan a 25 siglos antes de Cristo, en jeroglíficos egipcios. En Latinoamérica, la poesía comenzó a
desarrollarse en las culturas precolombinas y, tras la llegada de los conquistadores europeos, fue
adquiriendo nuevas características.
A lo largo de la historia, fueron muchos los poetas latinoamericanos que se han destacado por su talento.
Por supuesto, aún hoy existen numerosos referentes de las letras que cultivan este género y seguramente
mañana nacerán nuevos autores. Es que, más allá de los cambios sociales, la poesía mantiene intacta su
capacidad transmitir sensaciones al lector.
Resulta difícil elegir a unos pocos autores para hacer un repaso de la rica historia de la poesía
latinoamericana. Sin embargo, la memoria trae algunos nombres que son ineludibles.
El chileno Pablo Neruda (1904-1973), por ejemplo, es uno de ellos. Imposible olvidar sus «Veinte
poemas de amor y una canción desesperada», que incluye en su «Poema XX» aquella legendaria frase:
«Puedo escribir los versos más tristes esta noche».
GABRIELA CALLE TICONA
De Chile podríamos pasar a Argentina y referirnos a Jorge Luis Borges, un escritor digno merecedor del
Íntimas (1913)
Adela Zamudio
Para muchos, la inclusión de esta novela entre las 15 más representativas de la literatura nacional
responde a una cuestión de género, a que se debía incluir a una mujer en la lista. Esa es una afirmación
que solo se puede sostener si uno no ha leído el texto referido. Íntimas fue la única novela que escribió
Zamudio (1854-1928), y no fue muy bien recibida por la crítica en el momento de su publicación.
Muchos amigos escritores le recomendaron que deje la narrativa para volver a la poesía, un género
mucho más apropiado para las mujeres. Esta apreciación que hoy nos suena a aberración, indirectamente
señala algo que es importante y evidente: Íntimas es una obra profundamente femenina, pues se ocupa
de lo privado, de los movimientos internos, está llena de inteligencia y elegancia. Es opuesta a una
tradición narrativa nacional empeñada en prestarle atención a lo público, a los grandes eventos, al ruido
y a la banalidad del mundo. Es un texto adelantado a su tiempo y a su contexto. Esta novela epistolar
(compuesta por cartas) está cerca del romanticismo y del modernismo. Zamudio reconocía que era para
almas delicadas. Claro que lo es. Lo que es sugerente es que, en el fondo, todos tenemos almas
delicadas. Por tanto, Íntimas es una novela que es para todos. (Andrés Laguna Tapia)
Tirinea (1967)
Jesús Urzagasti
La primera novela del que para muchos es el narrador boliviano más importante de los últimos tiempos,
sin duda, es una obra maestra de proporciones universales. Esta pieza tiene por protagonistas a Fielkho y
al viejo. Pasean por ella incontables personajes inolvidables, es un ejercicio de memoria, en el que esta
no funciona como un registro de lo que sucedió, sino que se convierte en algo dinámico, en movimiento,
los recuerdos viven e interactúan entre ellos. Hay quienes dicen que Urzagasti (1941-2013) no escribía
novelas, sino prosa poética. Eso solamente es acertado en la medida en que su narrativa tienen la belleza
de la poesía y la capacidad de construir imágenes a la altura de los grandes maestros de la metáfora.
Tirinea es una narración, pero no de eventos pedestres o, mejor, de eventos pedestres que a través del
recuerdo escrito se convierten en hechos trascendentales. A lo largo de su obra, Urzagasti se ha
constituido en un gran intermediador entre el campo y la ciudad, entre los vivos y los muertos, entre esos
que solo se pueden encontrar en sus páginas. Esta es la obra de un autor poseído por la inspiración.
(ALT)
Jorge Suárez
GABRIELA CALLE TICONA
Cuando se debatía la selección de las novelas fundamentales, uno de los argumentos para no incluir a
esta obra fue que, para algunos especialistas, El otro gallo es un cuento. Ya sea novela, nouvelle, novela
corta o cuento, El otro gallo es una de las más potentes obras narrativas de la literatura boliviana. Gira
en torno a un personaje magnífico, Luis Padilla Sibauti, “el Bandido de la Sierra Negra”, un sujeto que
básicamente pasa su tiempo libre contando sus aventuras al grupo de parroquianos de la Cabaña.
Disfrutando de patasca y cerveza fría, los relatos del Bandido siempre tratan de las formas más
ingeniosas de burlar a la ley y a sus esbirros. El personaje principal del texto de Jorge Suárez (1931-
1998) es un aficionado al cine. Cuando asiste a la sala oscura y está frente a la pantalla de plata, cree
incuestionablemente en lo que ve. Cuando está en la Cabaña, como en un pacto de fe, los parroquianos
también creen en sus aventuras, viajan con sus relatos. Ah, ahí está el poder del gesto narrativo. No hay
género que sea capaz de delimitarlo y clasificarlo. (ALT)
Sin duda, Montes Vannuci (1951) tiene una de las plumas más ágiles de la literatura boliviana, lo que
hace que sus novelas se puedan leer de manera voraz. En su obra más aplaudida, conjuga una estructura
narrativa interesante, con logrados momentos de humor, erotismo e introspección psicológica. Jonás y la
ballena rosada es una novela que está ambientada en la Santa Cruz de mediados de los 80, en medio de
auge del narcotráfico. Nos regala un escenario que raya lo surreal, situaciones entre delirantes y
patéticas. El personaje principal de la novela, Jonás, está atrapado en una vida que le causa profundas
frustraciones, un matrimonio infeliz, una familia política arribista llena de prejuicios y complejos, un
medio social que está entre la corrupción y la decadencia. En medio de una crisis personal, comienza a
dedicar su tiempo a la fotografía y mantiene un romance con su cuñada, Julia. A partir de ahí se
desarrolla lo central de la obra. Pero, más allá de que las situaciones de la novela sean interesantes y de
que el contexto sea absolutamente atractivo, esta obra principalmente es un viaje reflexivo hacia la
compleja psiquis del personaje del título, no es una mera sucesión de eventos pintorescos, que
deambulan entre lo romántico y lo violento. (ALT)
Nataniel Aguirre
Esta es una novela que todos conocen, pero ya casi nadie lee. Juan de la Rosa sigue siendo hoy la
narración más representativa de la literatura boliviana (numerosas ediciones, reimpresiones y una
traducción así lo muestran). Publicada como folletín del periódico El Heraldo en 1885, constituye lo más
importante de la obra de su autor, el cochabambino Nataniel Aguirre. Aguirre fue un letrado, fuerte
personaje del Partido Liberal durante el siglo XIX. Nacido en 1843, a Nataniel Aguirre le tocaría vivir
una época de profunda conmoción histórica: la Guerra del Pacífico y el nacimiento del régimen de
partidos políticos en Bolivia. Fue voluntario en la guerra, ministro de Estado, hombre muy crítico de su
época, y murió en 1888 siendo aún muy joven. Juan de la Rosa es tal vez la novela más trabajada por la
crítica. Con un estilo narrativo directo y un argumento que interviene lo histórico desde la ficción, la
GABRIELA CALLE TICONA
novela cuenta las “memorias” del “último soldado de la Independencia”, el coronel Juan de la Rosa,
quien escribe para dejar una enseñanza a las generaciones bolivianas. Sin embargo, esta proyección
romántico-pedagógica no es lo más interesante de la novela. La discusión de un proyecto de país desde
la identidad mestiza, por ejemplo, es uno de los elementos que la hacen una propuesta de vanguardia en
una época en la que el proyecto de nación desde sus élites criollas no lograba afirmarse (el trabajo de
Ximena Soruco es muy interesante al respecto). En la memoria histórica discursivamente creada desde
la imagen literaria, el espacio citadino cochabambino se vuelve imaginario mestizo consagrado por los
recuerdos del protagonista, Juanito, mientras busca sus orígenes en su historia, que es también la de los
primeros años de lucha contra España. Sin duda, una novela imprescindible en el canon. (Javier Velasco
Camacho)
La Historia de la Villa Imperial ubica el nacimiento de la tradición literaria en el periodo colonial. Poco
se sabe de su autor, el potosino criollo Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela, más allá de algunos datos que
revelan su nacimiento en 1676 y el que haya dedicado toda su vida a la escritura de esta obra que, luego
de 30 años de escritura en 150 años de vida potosina que abarca la narración y 1.500 páginas de relatos,
concluyó con su muerte en 1736. A partir de esa fecha, y por la negativa del mismo Arzáns a que su
obra fuera publicada, La Historia se pierde en el tiempo hasta que, en 1965, Gunnar Mendoza y Lewis
Hanke la publican en los EEUU. Pero más allá de su valor como documento de época, el aporte a la
comprensión de la identidad boliviana es su mérito mayor. A partir de ella, y como menciona García
Pabón, la misma modernidad boliviana se enfrenta al reto de tener que reconocer mayores afinidades
con su pasado colonial que con el pasado prehispánico, en la idea de que no solo heredamos de la
colonia sus instituciones, sino su forma de percibirnos como grupo social. La Historia es un conjunto de
relatos sobre la vida del Potosí barroco del siglo XVII, una narración en la que lo ficcional interviene
permanentemente lo histórico y en la que una variedad de temas (guerras políticas, mujeres rebeldes,
fiestas barrocas, etc.) giran en torno a la formación del sujeto criollo, conflictiva asimilación del español
en tierra americana que se narra como proceso, y se produce precisamente en el acto mismo de narrar.
Texto obligado ciertamente, no solo por su valor estético, sino por la comprensión que permite de un
“nosotros” en sociedad. (JVC)
Es la gran novela del proceso del 52, de su desgate, más bien. Los Deshabitados se publicó en 1959 y
fue escrita por Marcelo Quiroga Santa Cruz. Cochabambino, nacido en 1931, de cuna nobiliaria, devino
humanista comprometido con el campo popular. Político innato que, según los que lo conocieron, hizo
armas ideológicas desde el demo-liberalismo, pasando por el nacionalismo revolucionario hasta asentar
su convencimiento frente a las desigualdades sociales en la lucha de clases marxista. Muere en 1981,
mientras organizaba la resistencia, durante ese asalto a la COB en el que la cobardía de la versión oficial
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lo declara como “caído en combate”. Hoy todavía la canalla se rehúsa a revelar el destino de sus restos.
Producto de las crisis de su tiempo, no faltan quienes ven que en Marcelo al político que le habría
ganado la pulseta al artista. Falsa encrucijada, dice Guillermo Mariaca, pues literatura y política son
prácticas discursivas que en Marcelo se reforzaban e iluminaban mutuamente. Los deshabitados es una
novela que se disfruta, pues marca una renovación del lenguaje en un momento de obstinados realismos.
Narrativamente, produce el sentido de las soledades sociales, subjetividades incapaces de comunicarse y
reproducir sentido de vida, como la ha leído Sanjinés, a causa de la invasión de lo público, del Estado.
Se la puede querer imposibilidad de mundo social en nación compleja y derrota revolucionaria; pero no
alcanza. Se la puede perseguir voluntad de lenguaje que opera en la ética del autor para con su acto sin
moldes; pero se escapa. Es que Los deshabitados no obra ni frustra, recompone toda una posibilidad de
sentidos que no se agotan en lo ético o lo político, sino que viajan hacia las sutiles formas del lenguaje, y
así también de vuelta, para componer lo maravilloso del arte: pensamiento social desde el subversivo
disfrute de su forma. (JVC)
Oscar Cerruto
Esta novela es el primer trabajo literario publicado por Oscar Cerruto (La Paz, 1912-1981), cuando este
apenas contaba con 23 años. En ella se relata el periplo de un joven de clase media alta a través de uno
de los períodos más dramáticos y fundamentales de la Bolivia del siglo XX: la Guerra del Chaco. Pero, a
diferencia de gran parte de la literatura de aquellos años, toma una visionaria distancia respecto al
campo de batalla y se centra en los conflictos que nacían en el seno mismo de la república y que
determinarían el devenir de la historia nacional.
Escrita con el pulso febril de la juventud y bajo la impronta de una retórica revolucionaria, Aluvión de
fuego ya deja entrever la potencia poética del paceño (acaso recién consolidada 40 años después con la
publicación de Estrella segregada) y avala la claridad de una lectura que supo adelantarse al curso que
seguiría la vida política y social de un territorio que, tras la pérdida de su litoral y una guerra civil, aún
era incapaz de enfrentarse a sí mismo y constituirse como nación.
La Chaskañawi (1947)
Carlos Medinaceli
GABRIELA CALLE TICONA
Quizás esta sea la obra cumbre de la literatura costumbrista en nuestro país. Carlos Medinaceli (Sucre,
1898-La Paz, 1949), uno de los pensadores más importantes en las primeras décadas de la pasada
centuria, retrata las tensiones que experimenta un joven y prominente universitario, Adolfo Reyes, al
retornar desde la ciudad al viejo terruño.
Impregnada de un amargo bucolismo y los vaivenes tormentosos de las pasiones juveniles, Medinaceli
da cuenta de las intrigas y veleidades del romance entre una chola, la Claudina, y un pije chuquisaqueño,
y la derrota de este frente a ella.
El encholamiento de Reyes deja así al descubierto los últimos coletazos de una rancia “aristocracia”
rural -que deberá reinventarse tras la Revolución del 52-, la eclosión de un esquema de valores e ideas
arraigadas quizás desde la colonia misma, la reconfiguración de la correlación de fuerzas dentro la
sociedad boliviana de mediados del siglo XX.
Claudina García es así la personificación de una nueva forma de entender las relaciones sociales, en
tanto clase, género y moral. Es la victoria del amor prohibido frente a la anquilosada y sagrada
institución del matrimonio. Es el triunfo de la voluptuosidad ante al recato y la mojigatería. Es la
portentosa fuerza vernácula imponiéndose al rancio e inerme “viejo solar hispano”. Es el cholaje
acomodándose por encima del señorío. Claudina es la mujer independiente, decidida, libre, empoderada,
consciente de su cuerpo y sus placeres, segura de su ingenio y su alcance, eclipsando a la dócil,
abnegada y resignada figura de Julia, esposa de Reyes. Es la matriarca de mano dura ejerciendo su
dominio, “porque el Adolfo es como una guagua, sin voluntad, sin carácter, inútil para la vida”. (MJZ)
Jaime Saenz
Una novela a la vez que un tratado místico podría considerarse a Felipe Delgado de Jaime Saenz (La
Paz, 1921-1986). La noche paceña, el alcohol y la muerte atraviesan esta historia que, ambientada en la
época de la Guerra del Chaco, nos habla de la vida del personaje homónimo, asiduo de la bodega El
Purgatorio, donde conocerá a entrañables compañeros de interminables farras.
Algunos de ellos son los aparapitas (cargadores que trabajan en los mercados). En la óptica sublimada
de Saenz, ellos, que visten multicolores sacos remendados en exceso, tienen, cuando beben hasta morir,
la extraordinaria capacidad de “sacarse el cuerpo”. El telón de fondo es a veces el Illimani, ente tutelar
de la sede de Gobierno que detona otras tantas consideraciones filosóficas que suelen rayar en una
espiritualidad por supuesto que no religiosa.
Editada por primera vez en 1979, la novela, de más de 600 páginas, varias escritas en clave de prosa
poética, fue durante mucho tiempo de un culto casi secreto, hasta su reedición por Plural en 2007, que
ayudó a que el público la redescubra. (Sergio de la Zerda)
GABRIELA CALLE TICONA
El destino de El run run de la calavera, novela del escritor cochabambino Ramón Rocha Monroy (1950),
está marcado por sucesos peculiares. La novela se publicó completa recién después de la primera edición
(Los Amigos del Libro), en la que fue omitida la segunda parte. Las siguientes dos ediciones, segunda y
tercera, circularon junto a distintos periódicos nacionales. Su destino insólito, entre trágico y lúdico,
parece plantearse como una extensión de la novela. La realidad extraña, posible y exagerada en El run
run de la calavera parece haberse hecho carne en los sucesos que depararon su distribución.
La novela establece la atención sobre la relación que existe entre la vida y la muerte. El día en que
empieza el relato es el 1 de noviembre, el Día de los Difuntos. Esa línea imperceptible que divide estos
dos mundos es el espacio que instaura el libro, es en ese lugar, imaginario y casi inexistente, donde los
vivos y los muertos se van a relacionar. Los difuntos, personajes muy importantes, reclaman al principio
del libro el hecho de estar olvidados en un día tan importante, por esto deciden salir del cementerio a
bloquear la carretera. De esta manera, la delgada línea que separa la vida y la muerte se desvanece para
crear un espacio nuevo donde los cadáveres y sus familiares supervivientes comparten un territorio. Esta
“invasión” quiebra la realidad (…). (Mauricio Murillo, en La Prensa)
Alfredo Flores
En las letras bolivianas el nombre de Zora Abrego es sinónimo de belleza exuberante, pasión y tragedia.
Las páginas de La virgen de las Siete Calles, donde Zora es protagonista, trasladan al lector a una Santa
Cruz de principios de siglo XX, aún rural. A través de las palabras de este texto se puede percibir el
calor intenso del monte, oír el mugido de las vacas, sentir la proximidad de los mosquitos y presenciar el
desenfreno de sus personajes.
Esta novela costumbrista corresponde al escritor y periodista cruceño Alfredo Flores (1900-1987), quien
publicó la obra en 1941. A pesar de no ser un texto largo, en un sentido convencional, Flores no pierde
un solo detalle y aprovecha cada espacio para describir la idiosincrasia de la gente y los paisajes de esa
emergente ciudad del oriente boliviano.
El historiador y crítico literario Enrique Finot escribió sobre este relato que "es una novela bien llevada,
que contiene cuadros del ambiente que han sido trazados con emoción y con destreza”. El escritor
potosino Saturnino Rodrigo también se refirió, en 1942, a la prosa de Flores. "Las casonas alegres y
añosas de Santa Cruz han sido pintadas con tal fidelidad que fueron salvadas del olvido”, expresó
Rodrigo, según una compilación del periodista Elías Blanco Mamani (…). (Gabriel Díez Lacunza en
Página Siete)
GABRIELA CALLE TICONA
El Loco (1966)
Arturo Borda
En 1966 se publicó finalmente, y pasados ya 13 años del deceso del autor [el escritor paceño Arturo
Borda], los tres tomos —¡1.676 páginas! — de El Loco, una descomunal bitácora de vida: diario,
cuaderno de apuntes, ficcionario, una suerte de visión total interna y externa que es hoy parte de la
colección de las 15 novelas fundamentales de Bolivia.
¿Novela, entonces? [La literata Claudia] Pardo, que junto a Omar Rocha preparó una selección de
fragmentos de la única edición de El Loco para este proyecto, afirma que sí: “Yo diría que El Loco es
una novela que básicamente narra, poetiza, dramatiza, reflexiona la experiencia de conocimiento y
pensamiento del Loco, personaje que existe a través de la palabra, es decir, él conoce y comprende su
realidad desde el ejercicio mismo de la escritura de esta obra”.
“Yo ‘Llevo el ala enlutada ya con la insondable nostalgia por mi lar perdido desde la bárbara conquista.
No busques, pues, en mí, ¡oh, enigmático caminante!, ninguna actividad en el mundo real; ve que sólo
vivo en las somníferas calmas del azul, allá donde bebo la serenidad de mis dioses Inti, Phajsi y
Huarahuaras, que inundan de melancolía el aire ambiente”.
¿Pero qué es entonces El Loco? El mismo Borda intenta una explicación en su Autobiografía: “Y
continúa escribiendo, a pesar de todo, únicamente cuando necesita expresar algo que le impulsa
premiosamente. Así ha ido trabajando en esta actividad desde 1901 en una obra cuyo protagonista es El
Loco, en cuyo ser y vida se baten y funden todas las ideas en una desesperada aspiración de ensueño
hacia una suprema liberación conciencial del yo” (…). (Martín Zelaya en Semanario Aquí)
Alcides Arguedas
Raza de bronce, aparece en plena madurez intelectual de Alcides Arguedas [La Paz, 1879-1946], y como
señala Antonio Lorente Medina, supone el punto de inflexión en su evolución ideológica y profesional.
Intelectualmente, se puede marcar la trayectoria de Arguedas entre 1899 y 1932, tal como lo indica
Teodosio Fernández Rodríguez, entre el ascenso de los liberales al poder en Bolivia y el comienzo de la
Guerra del Chaco, que abrirían una nueva época en la historia del país, precedida del conflicto bélico
conocido con el nombre de Guerra del Pacífico (1879-1883), que en el caso de Bolivia, implicó su
primera gran derrota territorial frente a Chile al perder el acceso a los puertos del océano Pacífico. En
este marco, Arguedas aparece en un escenario cultural obsesionado por la búsqueda de los elementos
esenciales de la identidad nacional, de las causas profundas de la inestabilidad republicana. De esta
manera, como enfatiza, Antonio Cornejo Polar, Raza de bronce “fue pensada como una obra mayor,
destinada a ingresar abiertamente en el debate nacional sobre la vida social boliviana”.
GABRIELA CALLE TICONA
Pero Alcides Arguedas es un escritor polémico. Como señala Oscar Osorio, los juicios de la crítica sobre
el escritor boliviano se han movido en dos vertientes antagónicas: los que sostienen que es un defensor
de la causa indígena, y los que sostienen que es un defensor de la sociedad dominante boliviana:
“Ninguno de los dos criterios es sostenible –sostiene Osorio-, pues el desprecio del escritor por la
sociedad indígena es tan absoluto como su desprecio por la sociedad boliviana en su conjunto”.
(Publicado en criticayrevolucion.blogspot.com)
Julio de la Vega
Matías, el apóstol suplente [novela del escritor Julio de la Vega (Santa Cruz, 1924- La Paz, 2010)] oscila
entre el diario oral del apóstol Matías y el diario escrito del guerrillero Inti Peredo. La historia de los dos
desarrolla en una manera paralela, tocando temas comunes (e.g., lo que significa la libertad, el rol de la
violencia para alcanzar sus metas) y dirigiéndose a preocupaciones compartidas (e.g., el haber
abandonado a su familia, el rol del azar en llegar a su posición, el sentir haber fracasado en su encargo).
A lo largo de la novela, las dos historias van entremezclándose cada vez más hasta que, al fin, se funden
para formar una sola voz enloquecida y desesperada.
La unión entre estos dos personajes crece a partir de una cuestión fundamental: la suplencia. Matías ha
reemplazado al discípulo traidor Judas; Peredo asume el puesto dejado vacío por la muerte del
revolucionario Che Guevara. El hecho de que han suplido a otras personas hace que sientan un tipo de
complejo de inferioridad. Para compensar este sentimiento, los dos se dedican aún más fuertemente a la
liberación de los oprimidos de su sociedad (…). (Jane Okpala en venenolundico.blogspot.com)
GABRIELA CALLE TICONA
GABRIELA CALLE TICONA
29. ENSAYANDO
Un ensayo es una obra literaria relativamente breve, de reflexión subjetiva pero bien informada, en la
que el autor trata un tema por lo general humanístico de una manera personal y sin agotarlo, y donde
muestra cierta voluntad de estilo, de forma más o menos explícita, encaminada a persuadir al lector de
su punto de vista sobre el asunto tratado. El autor se propone crear una obra literaria y no simplemente
informativa y versa sobre todo de temas humanísticos (literatura, filosofía, arte, ciencias sociales y
políticas...) aunque también más raramente de asuntos científicos.
El ensayo, a diferencia del texto informativo, no posee una estructura definida ni sistematizada o
compartimentada en apartados o lecciones, por lo que suele carecer de aparato crítico, bibliografía o
notas, o estas son someras o sumarias (en el caso del ensayo escolar, es preciso aportar todas las
fuentes); ya desde el Renacimiento se consideró un género más abierto que el medieval tractatus o
tratado o que la suma, y se considera distinto a ellos no solo en su estructura libérrima y nada
compartimentada en secciones, sino también por su voluntad artística de estilo y su subjetividad, ya que
no pretende informar, sino persuadir o convencer del punto de vista del autor en el tratamiento de un
tema que, como ya se ha dicho, no pretende agotar ni abordar sistemáticamente, como el tratado: de ahí
su subjetividad, su carácter proteico y asistemático, su sentido artístico y su estructura flexible, que
personaliza la materia.
En la actualidad está definido como género literario, debido al lenguaje, muchas veces poético y cuidado
que usan los autores, pero en realidad, el ensayo no siempre podrá clasificarse como tal. En ocasiones se
reduce a una serie de divagaciones y elucubraciones, la mayoría de las veces de aspecto crítico, en las
cuales el autor explora un tema concreto o expresa sus reflexiones sobre él, o incluso discurre y diserta
sin tema específico.
Ortega y Gasset lo definió como «la ciencia sin la prueba explícita». Alfonso Reyes afirmó que «el
ensayo es la literatura en su función ancilar» —es decir, como esclava o subalterna de algo superior—, y
también lo definió como «el Centauro de los géneros». El crítico Eduardo Gómez de Baquero —más
conocido como Andrenio— afirmó en 1917 que «el ensayo está en la frontera de dos reinos: el de la
didáctica y el de la poesía, y hace excursiones del uno al otro». Y por su parte Eugenio d'Ors lo definió
como la «poetización del saber».
A esto convendría añadir además que en el ensayo existe, como ha apreciado el crítico Juan Marichal,
una «voluntad de estilo», una impresión subjetiva que es también de orden formal.
La estructura del ensayo es sumamente flexible, ya que toda sistematización es ajena a su propósito
esencial, que es deleitar mediante la exposición de un punto de vista persuasivo que no pretende agotar,
sino explorar un tema, como sí haría (y sistemáticamente) el género literario meramente expositivo del
tratado; por eso estas indicaciones son meramente orientativas.
Por eso su estructura, a nivel macro estilístico o micro estilístico, puede ser:
Esta flexibilidad, que permite a una persona escribir un texto expresando lo que sabe, siente y opina
sobre cualquier tema, es muy empleada en la educación. En la escuela es una práctica habitual que los
alumnos redacten ensayos. De hecho, el ensayo es el género que se emplea con más frecuencia, dadas
las facilidades que permite. Cada vez que un profesor pide a los alumnos desarrollar un tema, o que se
realicen una investigación y se ponga por escrito, es probable que se escriba en forma de ensayo.5
Un ejemplo de los pasos a seguir por un estudiante que pretende escribir un ensayo escolar podrían ser
los siguientes. Lo primero y antes de redactarlo hay que documentarse sobre el tema elegido hasta
alcanzar un conocimiento suficiente lo cual supone buscar la información necesaria consultando fuentes
bibliográficas o de cualquier otro tipo. El segundo paso sería organizar las ideas teniendo presente para
quién se escribe, qué interesa exponer y cómo hacerlo mejor. Y finalmente redactarlo siguiendo un
orden, escribiendo las ideas lo mejor expresadas que se pueda y comprobando que la información, el
estilo, el punto de vista y el formato son coherentes y se ajustan a lo exigido.
- introducción,
- desarrollo y
- conclusión:
Introducción
Es la que expresa el tema y el objetivo del ensayo; explica el contenido y los subtemas o capítulos que
abarca, así como los criterios que se aplican en el texto, es el 10% del ensayo y abarca más o menos 6
renglones.
GABRIELA CALLE TICONA
Además, esta parte puede presentar el problema que plantea al tema al cual vamos a abocar nuestros
conocimientos, reflexiones, lecturas y experiencias. Si este se plantea, entonces el objetivo del ensayo
será presentar nuestro punto de vista sobre dicho problema (su posible explicación y sus posibles
soluciones).
Una introducción en un ensayo científico suele ser la exposición de una hipótesis y de los motivos que
nos han llevado a la misma. Una hipótesis es una teoría que se presenta para la solución de un problema
y que a lo largo del desarrollo del ensayo se defenderá con todas las pruebas científicas que podamos
aportar.
En un ensayo expositivo la introducción tiene la finalidad básica de captar el interés del lector en el
argumento del ensayo. Aunque evidentemente esto se busca en todos los ensayos que se realizan en este
caso es la base de esta parte de presentación.
Desarrollo
Contiene una exposición y análisis del mismo tema, se plantean las ideas propias y se sustentan con
información de las fuentes necesarias: libros, revistas, Internet, entrevistas entre otras. Constituye el 75
% del ensayo. En él va todo el tema desarrollado, utilizando la estructura interna: 50 % de síntesis, 15 %
de resumen y 10 % de comentario.
Se sostiene la tesis, ya probada en el contenido, y se profundiza más sobre la misma, ya sea ofreciendo
contestaciones sobre algo o dejando preguntas finales que motiven al lector a reflexionar.
Conclusión
En este apartado el escritor expresa sus propias ideas sobre el tema, se permite dar algunas sugerencias
de solución, cerrar las ideas que se trabajaron en el desarrollo del tema y proponer líneas de análisis para
posteriores escritos.
Esta última parte mantiene cierto paralelismo con la introducción por la referencia directa a la tesis del
ensayista, con la diferencia de que en la conclusión la tesis debe ser profundizada, a la luz de los
planteamientos expuestos en el desarrollo.