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Jonas

Jonás se negó a cumplir con el llamado de Dios de predicar en Nínive porque odiaba a los habitantes de esa ciudad asiria y no quería que se salvaran de su juicio divino. Aunque Dios le pidió que fuera hacia el este, Jonás compró un pasaje hacia el oeste para evitar predicar el mensaje de arrepentimiento que sabía que conduciría al perdón de Dios para los ninivitas si se arrepentían. Más adelante, Dios sometió a Jonás bajo su autoridad nuevamente.
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Jonas

Jonás se negó a cumplir con el llamado de Dios de predicar en Nínive porque odiaba a los habitantes de esa ciudad asiria y no quería que se salvaran de su juicio divino. Aunque Dios le pidió que fuera hacia el este, Jonás compró un pasaje hacia el oeste para evitar predicar el mensaje de arrepentimiento que sabía que conduciría al perdón de Dios para los ninivitas si se arrepentían. Más adelante, Dios sometió a Jonás bajo su autoridad nuevamente.
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Tenemos ahora ante nosotros lo que consideramos un problema mayor que el de Jonás en el gran

pez. En realidad, el problema de este libro de Jonás no era el pez, sino que era Jonás. Dios le
pidió que se fuera a Nínive y, en cambio, el compró un billete para viajar a Tarsis. Dios le dijo
que se fuera en dirección al este y él decidió no obedecer a Dios y partió rumbo al oeste.
Entonces, de forma natural surge la pregunta: ¿Por qué actuó Jonás de esta manera? Hay varias
explicaciones:
Jonás detestaba a los habitantes de Nínive y no quería que se salvaran. Había ciertas bases para
ese odio. Asiria era una de las naciones más brutales del mundo antiguo. Este pueblo era temido
por todos los pueblos de aquella época. Usaban métodos muy crueles para torturar a la gente y
podían extraer información de sus cautivos con mucha facilidad.
Hubo una segunda razón por la cual Jonás se dirigió hacia el oeste. Alguien podría decir que el
mensaje de Jonás no era de salvación, sino que éste sería un mensaje de juicio. Bueno, aunque
esto era cierto, es decir, que sí sería un mensaje de juicio, Pero Jonás conocía a Dios y entonces
ese fue el motivo que lo impulsó a viajar en la dirección opuesta. El profeta sabía que si llegaba a
la ciudad de Nínive con un mensaje de juicio y la gente de la ciudad se arrepentía y volvía a
Dios, Dios no los castigaría, sino que salvaría a la ciudad. Y él no quería que aquel pueblo se
salvara, Esa no era la opción que él deseaba. Así que se fue en la dirección contraria.
Era un profeta cuya vida no estaba siendo vivida en armonía con los planes de Dios. Más
adelante veremos que la totalidad del capítulo 4 trata sobre su rebelión y como Dios le colocó
nuevamente bajo su autoridad.
Jesús empleó el arrepentimiento de los ninivitas para reprender a los fariseos, y así ilustró la
dureza del corazón de los fariseos y su falta de disposición a arrepentirse (Mt 12:38-41; Lc
11:29-32). La ciudad pagana de Nínive se arrepintió ante la predicación de un profeta que no
quería cumplir con su ministerio, pero los fariseos no se arrepentían ante la predicación del más
grande de todos los profetas, a pesar de la evidencia abrumadora de que Él, de hecho, era su
Señor y Mesías.
Jonás se dispuso a huir de la presencia del Señor. Al embarcarse a Tarsis, Jonás intentaba
renunciar a su llamado de profeta; pero según se lee en la narrativa, Dios no aceptó su
“renuncia.”
El Señor no desea que nadie perezca (2 P 3:9);
El desea que todos se salven (1 Ti 2:4)

Es claro que Jonás es un tipo de Cristo, de acuerdo a las propias palabras de Jesús. En Mateo
12:40-41, Jesús declara que Él estará en la tumba el mismo lapso de tiempo que Jonás estuvo en
el vientre de la ballena. Él prosigue diciendo que mientras los ninivitas se arrepintieron ante la
predicación de Jonás, los fariseos y maestros de la ley, quienes rechazaron a Jesús, estaban
rechazando a Uno que es mucho más grande que Jonás. Así como Jonás trajo la verdad de Dios,
respecto al arrepentimiento y la salvación a los ninivitas, Jesús trae el mismo mensaje (Jonás 2:9;
Juan 14:6) de salvación de y a través de Dios solamente (Romanos 11:36).
El autor usa el arte de los papeles representativos de una manera directa. En esta historia de la
preocupación amorosa de Dios por el mundo, Nínive, la gran amenaza de Israel, representa a los
gentiles.

Correspondientemente, el Jonás terco y vacilante representa al Israel arrogante que se jacta de su


posición privilegiada por ser el pueblo escogido de Dios, pero que se niega a compartir la
compasión de Dios con las otras naciones.
Los antiguos historiadores dicen que Nínive era la ciudad más grande del mundo en aquella
época. Era la capital grande e importante de un imperio dominante – seguramente un lugar
intimidante para ir.

c. Porque ha subido su maldad delante de mí: ¿Porqué quería Dios que Jonás fuera? Debido a
que Dios vio su iniquidad. Ninguna iniquidad del hombre esta escondida delante de Dios – Él lo
ve todo, y puede llegar a cierto punto donde demande la advertencia específica y el juicio de
Dios.
¿Porqué no quería Jonás ir a Nínive y hacer lo que Jehová le dijo que hiciera?

i. Pudo ser porque se le dio una tarea difícil de hacer. Nahúm 3:1-4 nos da una buena idea de que
tan inicuos era el pueblo de Nínive. Jonás tenía toda razón para esperar que, en el mejor de los
casos, se burlarían de él y sería tratado como un tonto. Él podía ser atacado y asesinado si él
hacía lo que Jehová le dijo que hiciera.

ii. También era porque Jonás no quería que los Asirios en Nínive escaparan del juicio de Dios.
Es fácil el discutir las razones de Jonás para no hacer lo que Dios le dijo que hiciera, pero, ¿cuál
es nuestra razón? Dios le dijo a Jonás que fuera y predicara; cada Cristiano tiene el mismo
mandamiento en Mateo 28:19-20. Con el ejemplo de Jonás delante de nosotros, aún tenemos
menos razonesque Jonás para nuestra desobediencia.

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