Revista Orsai N14
Revista Orsai N14
Revista Orsai N14
MINUTO A MINUTO
H
ace muchos años en este pueblo había noventa y nueve casas y cada una
tenía un televisor que emitía un solo canal. Las empresas no sabían qué
programas se veían en los hogares, ni en qué horarios poner sus anuncios.
¿Qué ve la gente? Ni idea. ¿Invertimos en este informativo, en este show
o en esta serie? Ni idea. Entonces los empresarios buscaron un sistema
de medición: le pidieron a la Compañía de Cloacas los datos del consumo diario de
aguas residuales del pueblo. Si en una determinada franja horaria la gente meaba
menos o cagaba menos, el programa de la tele había sido interesante. Si la gente no
cagaba ni meaba ni se bañaba, el programa de esa franja era un éxito y las empresas
ofrecían millones para aparecer en él. Cuando llegó el segundo canal de televisión al
pueblo, esa manera de medir la audiencia quedó obsoleta. ¿Estaban viendo el canal
uno o el canal dos los que ayer se aguantaron las ganas de ir al baño? Las empresas
dejaron de revisar las cloacas y pusieron medidores en las antenas, para saber qué
canal miraba cada familia. Esto funcionó muy bien hasta que alguien construyó la
casa número cien, y después la ciento diez, y después la casa número mil. El costo
de poner medidores en cada nueva antena no era rentable. Las empresas pensaron
de este modo: «Si en quinientas casas viven quinientas familias pobres, pongamos
el medidor en una sola casa pobre. Si en las otras quinientas casas viven quinientas
familias ricas, pongamos el medidor en la antena de una sola familia rica; en el
fondo, todos tenemos costumbres parecidas». Hicieron esto y el truco funcionó
durante años, porque la propia televisión le indicaba a los ricos y a los pobres qué
costumbres tener. Cuando llegó al pueblo la tecnología personal, los habitantes de
las casas empezaron a grabar sus programas preferidos de televisión para verlos a
cualquier hora; pero las empresas siguieron confiando en la proporción del encendido.
Cuando llegó al pueblo la tecnología móvil, los habitantes de las casas empezaron a
llevar sus pantallas a cualquier parte, incluida la calle; pero las empresas siguieron
confiando en los medidores de antena fija. Cuando llegó al pueblo la tecnología de
red social, los habitantes de las casas empezaron a interesarse más por sus propias
tecnologías personales que por los anuncios de la televisión. Entonces las empresas
se reunieron, muy preocupadas, y buscaron un cambio en la estrategia: «Volvamos al
sistema antiguo de medir las cloacas, pero esta vez hagamos públicos los resultados;
las redes sociales conversarán sobre cuánta gente va al baño», dijeron. Desde ese
día, los presentadores de la televisión empezaron a informar, minuto a minuto,
cuánta gente no cagaba por estar viéndolos a ellos. Y el pueblo empezó a crear
tendencias de conversación en sus redes sobre el minuto a minuto de sus propias
aguas residuales. Lo que ocurrió desde ese día fue vertiginoso: se dejó de hablar de
deportes o de política y se empezó a hablar de cuánta gente iba a mear mientras se
emitían los deportes o la política. Se eliminó el análisis, que ocupa párrafos enteros,
y se encumbró a la síntesis, que ocupa ciento cuarenta caracteres. Y se mantuvo en
la sombra a la inteligencia, que es digestiva, para alumbrar al cinismo, que mantiene
a la gente constipada. En ese pueblo global, infectado por la ansiedad, hacemos una
revista Orsai cada dos meses, sin anuncios, con relatos largos sobre temas que no
están en la agenda de nadie. Ojalá encuentres la serenidad para leernos en el baño.
Hernán Casciari
Parroquiano no es el que dije recién, sino aquel veintisiete años, y hace casi dos
de bar cerrado que dice: «no hay dos sin tres». años estoy viajando por el mun-
Señor Director: Le es- Necesitaba entrar, completar mi do en busca de experiencias que
cribo desde un punto pertenencia a este grupo y tener me arranquen de lo cotidiano, me
cuatripartito ubicado mil fotos y alguna anécdota rara hagan crecer, conocerme fuera de
entre la decepción, la desilusión, el que me pasara adentro. No su- la zona de comodidad y me obli-
cansancio (que es problema mío) y cedió, sin embargo acá está mi guen a jugar dentro del laborato-
un poco de enojo. Hoy es un her- anécdota. Saludos desde el oeste rio de la vida. Pasé por Hawaii,
moso día de otoño en mi Mendoza de la Argentina, y espero alguna México, Cuba, Centroamérica, de
querida. Esta mañana me bajé de vez poder entrar y quedarme en nuevo Hawaii, Nueva York y aho-
un avión que me trajo, tras hacer un completo Orsai. ra Dublin, desde donde escribo.
algunos trámites, desde la Capital En los últimos dieciocho meses
Federal. Después de un jueves y Martín E. Giménez fui instructor de surf, camarero,
un viernes bastante agitados, ayer Suscriptor Nº 00562 baby sitter, estacionador de au-
sábado tuve por fin la posibilidad tos, fotógrafo en un all inclusive y
de dedicarme a recorrer y conocer jardinero. Mis viejos me preguntan
un poco la capital de mi país. Sali- para qué carajo me pagaron una
mos de Villa Urquiza y tomamos el Currículum universidad privada durante cua-
subte hasta Plaza de Mayo. Cami- para el master tro años y yo les explico que para
namos hasta Puerto Madero y de Señor Director: Me- darme las herramientas para salir
ahí, haciéndome un poco el tonto, diante la presente qui- a conocer el mundo y transformar
fui conduciendo al grupo hacia siera manifestarle mis mis vivencias en piezas de comu-
San Telmo. Una vez en ese pinto- ganas desesperadas por ser parte nicación: relatos, crónicas, fotos,
resco y bello barrio fue muy fácil del próximo master de Literatura videos, ficciones, monólogos,
llevarlos hasta la mismísima puer- y Ficción, solicitarle que tengan a actings y dibujos. Eso hago des-
ta del bar Orsai. Eran las cuatro de bien mantenerme al tanto sobre de hace algunos años en mi blog,
la tarde y estaba previsiblemente nuevas vacantes y contarle en un sitio que se destaca no tanto
cerrado. Uno lo entiende: es un breves palabras quién soy y por por su contenido, sino por no ha-
bar/pizzería y lo más probable es qué deposito tantas ilusiones en ber podido quitar el «blogspot»
que esté abierto, como bien se su flamante universidad. Tengo del dominio en los últimos cuatro
indica en la web, en horas de la una gran admiración por su obra años. Encuentro en la literatura
noche. No dije nada, pedí que me y por el universo que creó en los y la ficción la más acogedora de
tomaran una fotografía y propuse últimos años. Me resulta casi im- mis casas, mi mejor refugio, ahí
inocentemente «vengamos esta posible describirle mis sensacio- estoy bien. Cuando leo, cuando
noche a tomar algo…». Esa noche nes sin caer en las mismas pala- escribo, me voy derecho y sin es-
(anoche) volví a llevar a la comiti- bras pomposas de tantos otros calas a la cabaña de madera que
va al bar Orsai, con la promesa de lectores-seguidores que venimos alguna vez voy a tener, perdida en
las mejoras pizzas, un ambiente siguiendo cada una de tus trasno- algún bosque de la Patagonia o
amigable, bebidas y «un cacho de ches con el Chiri como si del otro de las montañas irlandesas, cerca
cultura». Tras un poco más de una lado de la Mac hubiera un nuevo de un lago, con huerta en el jardín
hora de viaje en el 111 y algunas mesías fumado y con buzarda, de atrás, un sillón con mesa rato-
cuadras caminadas llegamos, por por lo que prefiero resumir mis na frente a la chimenea siempre
segunda vez, al bar. Mi sorpresa sensaciones en esas siete pala- humeante, el mate al alcance de la
fue grande, muy grande, cuando bras: tengo una profunda admi- mano, los panes caseros calenti-
llegué y me encontré con la puerta ración por su obra. Orsai hoy es tos, los dulces caseros y la laptop
y las ventanas cerradas (otra vez). uno de los mejores alimentos que con wifi. Amo la ficción, la disfruto
Eran cerca de las once y media puedo darle a mi hambre literario y le da razón a mi vida (más aún
de la noche y mi desazón no tuvo y cultural y un potente combusti- cuando parece que no la tiene).
comparación. Decidimos enton- ble para mi arte y creatividad. Por Hoy estoy de viaje y con planes
ces, bah, decidieron entonces sobre todas las cosas, disfruto de seguir trotamundeando, reco-
comer algo en algún otro local y enormemente el Mundo Orsai, y rrer Europa en bici, instalarme con
tratar de levantarme el ánimo con esto es uno de los regalos más mi novia en algún pueblo pesque-
algunas cervezas y otros brebajes. grandes que recibí en el último ro de Irlanda, ir a la India, cultivar
Después de la cena pedí, imploré, tiempo. Difícil de explicárselo a mi la tierra en una granja orgánica,
supliqué me dejaran desquitarme novia y a mi madre, para quienes dedicarnos a la construcción sus-
y pudiéramos comprobar que «la usted no deja de ser un «gordo tentable en Suiza, rodar un docu-
tercera es la vencida». Eran las falopero». Intento sin descanso y mental dentro de una comunidad
dos de la mañana cuando a mí, de las maneras más ingeniosas espiritual en Escocia. Los planes
después de más de mil kilómetros explicarles que lo suyo es historia, son miles, todos lejos de Argen-
recorridos, finalmente se me cum- pero no me entienden. Mi nombre tina para el pesar de la nona. Y
plió un refrán. Lamentablemente, es Manuel Gutiérrez Arana, tengo todos podrían desaparecer de un
plumazo si llegara a ser parte del resulta más fácil), alegremente Acuérdense
máster de Pedro. «¿Vos me querés emocionado dijo «sí, ¡la del cuento del interior
decir que todos nuestros sueños de Santana!» y también el libro de Señor Director: No
se van al tacho porque un gordo Charlas con mi hemisferio derecho voy a publicar ningún
falopero y un cuentacuentos de- de su autoría. Como era sábado a elogio a la revista en
cidan convocarte para un cursito la noche, y uno tiene esa «obliga- ninguna parte de este texto, por-
de solo dos horas semanales?». ción social» de salir por lo menos que además de ser un sentimien-
Yo le digo que sí, que para mí ser un rato a tomar algo, no pudimos to ya sobreentendido en todos los
parte de este quilombo creativo, ojear ni la revista ni el libro hasta suscriptores, les aumentaría más el
literario y artístico sería jugar en hoy al despertar, aunque nos es- ego, por lo que tiendo a balancear
primera, sería una oportunidad de tuvimos atando las manos durante la cosa. Me podría calificar como
la ostia, una excusa perfecta para el resto de la noche para no sacar- un impulsivo consciente, hacién-
dejar de juntar vasos y por fin de- la de la bolsita (esto sucede cuan- dole caso siempre a cualquier lo-
dicarme de lleno a mi vocación, a do los bienes son de la pareja, en cura del momento, estirando las
lo que amo, a lo que me mantiene este caso la Orsai se lee juntos o posibilidades y los riesgos justo
vivo, dar a luz a todos los perso- no se lee). Vuelvo: me levanté y hasta un milímetro antes del caos.
najes que habitan en mí y no me fui a hacer unos cafés con leche. Gracias a esto fui a Barcelona dos
hago de parirlos, darles de comer, Cuando volví a la cama desperté veces (mi mayor locura hecha de
dejar que me tomen de la mano y a Ezequiel, y ya con los ojos abier- un mes para otro), conocí personas
me lleven; le explico —mientras le tos le puse la revista enfrente de que nunca creí que iba a conocer,
acerco las carilinas— que por fin su cara como para avisarle que ya fui a lugares que no sabía ni de su
estaría rodeado por una manada era tiempo de ojearla, él me dio existencia y me animé a cosas que
de talentos y colegas del mismo el ok. La empecé a ojear de atrás ni siquiera sabía que me animaba.
palo, de inspiración y estímulo, le para adelante, y llegué a un texto Y así fue como emocionado por
explico que la vida es una y ya no del señor Casciari, corto, titulado una de las últimas novedades de
quiero que se me vaya laburando «Timbre a las tres», y como dura- Orsai (prometí no elogiar, no lo ha-
para pagar las cuentas, le digo ba dos carillas comencé a leerlo gas...) casi me embarco a un viaje
que sueño con ser escritor y que en voz alta para ir intercalándolo a Buenos Aires para establecerme
toda esta gente me ayudaría mu- con el desayuno. ¡Gordo hijo de durante un par de meses en algo
chísimo. Y por más que parece puta!, ¡no pude terminar de leerlo que ansiaba, algo que pudieron
empezar a entenderme, ya pasa- sin llorar! y peor, porque cuando poner no solo en palabras, sino en
ron más de dos semanas y ella si- uno tiene lágrimas en los ojos es hechos, que no podía expresarlo.
gue sin enroscarse en mis piernas más difícil leer, así que tardé más, Nunca me convencieron los talleres
como hacía todas las noches. hice una pausa, le comenté a Eze- literarios, tampoco el contactarme
quiel «voy a llorar», Ezequiel me con gente que escribe para que me
contestó «yo también»... y entre pase consejos, de la misma forma
Manuel Gutiérrez Arana sollozos y moqueo terminé de leer que no he buscado libros que en-
Suscriptor Nº 23877 el texto como prólogo al cuen- señen este hermoso arte, sea de
to «La historia del Power Ranger escritores o de académicos. Escri-
rojo» que estaba del otro lado de bo sin considerarme escritor, quie-
la hoja. Terminé, como pude, en ro una especie de crecimiento, de
Desayuno lacrimoso voz alta el último párrafo, imagi- incorporación de cosas, de guía,
Señor Director: Sien- nando a Juan leyendo esas mis- pero fuera de lo reglado, de las
do las dos y un minu- mas líneas, llorando tanto o más cosas empaquetadas. Apareció la
to de la madrugada que yo, emocionado tanto o más propuesta de la Universidad Orsai.
del día domingo doce que yo... Gordo, sos de lo que no Me inscribía, me presentaba, me
de mayo en la ciudad de Buenos hay... Y ahora acá en la compu, iba. No se vaya a pensar que me
Aires, le escribo para contarle lo escribiendo esto, que al igual que sobra el tiempo: trabajo, estudio,
siguiente: me levanté hace aproxi- Juan, no sé si llegarás a leer... Solo tengo varios proyectos en marcha,
madamente una hora, esquivé a por el impulso y la necesidad de pero mi «impulsividad consciente»,
mi novio en la cama que dormía contarle al autor de un llanto mati- como siempre, superaba todo. Lo
profundamente y me fui hasta la nal de domingo lo gratificante que planeé, lo calculé, combiné todas
cocina para hacer dos cafés con es leerlo cada vez que se puede. las posibilidades, armaba y de-
leche. Ayer a la noche por fin, lue- Simplemente: ¡Gracias! Abrazo sarmaba y volvía a armar el rom-
go de una larga caminata por el desde el otro lado del charco. pecabezas de mi vida para poder
laberinto que es la Feria del Libro, lograrlo. Podría finiquitar este texto
logramos encontrar el puesto Or- con lamentos, suspiros, victimiza-
sai. Felices nos llevamos la N9 Anita Akel ción, pero no, no me frustré por no
que no la teníamos porque mi Suscriptora Nº 23041 haberlo logrado. Ustedes son los
novio (a quien llamaré de ahora cancheritos innovadores que cada
en adelante Ezequiel porque me año nos sorprenden por su total
falta de previsibilidad, mejor que estantería. Es esa niña que en su números del 1 al 13 de la revista en
los mejores giros de los mejores li- adolescencia se dejó impresionar la pequeña biblioteca de mi hogar,
bros. Los del interior somos menos por El amor en los tiempos del có- me da satisfacción pasar al lado
y estamos más dispersos, pero lera y que al releerlo diez años des- de las mismas, abrirlas, ojearlas,
no tenemos nada que envidiarle pués creyó entender que Fermina y recordar, alegrarme con una frase
a los de la capital, así que ahora Florentino se equivocaron, que per- aislada o un pie de página, pero el
los quiero ver solucionándonos (y dieron un tiempo que nunca jamás maldito capitalismo —sumado a
hablo por varios, a los cuales no pudieron recuperar. Desprenderse ciertos reveses económicos— ha
conozco ni nos hemos contactado de un libro —me vuelve a insistir— decidido que los futuros números
jamás) el tema este de que tam- es como ceder una parte de ti, es solo pueda disfrutarlos a través de
bién nos merecemos una especie regalar un recuerdo a alguien que un monitor y una PC. Sé que no
de Universidad Orsai en algunas no lo vivió. Cuando le prestan una será sencilla la tarea por venir, ten-
ciudades del interior. novela escribe la fecha en que em- dré que pelearme con mi mujer y
pezó a leerla en la contraportada mi hijo por el poder de la máquina.
Pablo Zavi y sabe desde la primerísima hoja Con ella tratando de convencerla
Suscriptor Nº 0 9422 que nunca la devolverá. Porque si de que mueva el culo de la silla y
le piden que devuelva un préstamo deje de boludear en Facebook para
da largas excusas y solo si insisten ponerse a hacer algo productivo,
compra uno nuevo para hacerles y con mi pibe de cinco años para
Mensaje secreto callar. Porque el que ella leyó ya es que deje de pavear con cuanto
Señor Director: A la suyo, sus manos sustentaron ese juego online fabriquen con respec-
chica que colecciona lomo y sus dedos repasaron uno to a Ben 10 y los Power Rangers.
libros la conocí hoy, por uno todos los bordes inferiores Yo suelo consumirlos en el tren o
en un bar del centro, de las páginas que ya nunca se po- en el baño, y ambas tareas, para
cuando fui a entregarle la Orsai que drán leer por primera vez. Como le alguien que no está preparado
se cruzó en nuestro camino. Tiene dije, señor Director, a la chica que tecnológicamente para ello (como
ojos color avellana, precioso pelo colecciona libros la conocí hoy, es mi caso que aún conservo mi
negro y labios finos que envuelven en un bar del centro, cuando fui a Nokia 1100 como celular porque
una sonrisa que bien podría ser entregarle la Orsai. Me dijo que la tiene una hermosa linternita en la
una vocación. Piel perfecta y mira- leería de atrás hacia adelante por- punta) son prácticamente impo-
da intrigante. Pómulos ligeramen- que le gusta ser diferente, aunque sibles. Igual tengo que retarlos un
te enrojecidos sobre una camisa intentar se diferente no tenga nada poco, si uno llega a este extremo
abotonada hasta el final. Medallón de especial, añadió. Nuestra con- de la relación, al engaño vil y cruel
de plata, anacrónico y sencillo, versación no duró más de lo que del que voy a ser culpable, se debe
colgando de un precioso cuello en dura una cerveza pero en el metro en gran medida por culpa de us-
el que se esconde una juguetona de vuelta a casa no dejé de pensar tedes. Sí señores, ¿quién los man-
peca que me guiñó un ojo —aso- en la chica que colecciona libros y da a publicar un PDF de la revista
mada entre su pelo— cuando ella en esas conversaciones que hacen completa en forma gratuita y de
se volteó a saludar. La chica que que todo valga la pena. Para verla alta calidad, eh? Es como que mi
colecciona libros es una mezcla de nuevo tendré que esperar hasta señora contrate una mucama pa-
entre el rostro perfecto y «la mujer la entrega de la Orsai N14, donde raguaya con grandes tetas y pre-
de mi vida», pero yo soy incapaz de ojalá esté este mensaje anónimo tenda que no le esté relojeando el
describirlo mejor. Mi literatura no da escondido, solo para ella. escote a cada rato, la tentación la
para más. La chica que colecciona están poniendo ustedes al alcance
libros jamás se deshace de lo que (El distribuidor de Orsai de nuestras manos, uno tampoco
lee, dice que al ser leído pasa a for- prefirió no firmar este mensaje) es de fierro. Siento en lo más pro-
mar parte de ella. Nunca tiró, rega- fundo de mi ser esta decisión, sé
ló, perdió o devolvió un solo libro. que en un futuro no muy lejano me
Ayer liberó sus peces de colores arrepentiré de la misma, pero la
en el estanque pero sería incapaz Se baja del papel billetera no deja de sangrar hace
de deshacerse de un ejemplar de Señor Director y aso- tiempo y no está en condiciones
Kundera. La chica que colecciona ciados: esta carta está de sufrir más puntazos capricho-
libros recorta revistas y los domin- dirigida a ustedes para sos de su dueño, así que señor
gos impares dedica horas y horas confesarles mi infideli- Director, lo dejo, pero solo por un
a montar un collage que luego ol- dad. No pude evitarlo muchachos, ratito, hasta que me habilite el PDF.
vidará. Porque lo material solo es mil disculpas pero a partir del nue- Atentamente,
importante durante un mes, dos vo número de la revista dejaré de
como mucho, luego es prescindi- estar suscrito al papel para empe- Diego Rondina
ble. Pero no te equivoques —me zar a consumirlos a través del PDF. Suscriptor Nº 01558
dijo— el libro no es algo material, Soy lector del blog anterior al inicio
es un trocito de mí olvidado en una del proyecto, tengo atesorados los
escupir
el asado
A finales de mayo un grupo de amigos, asadores aficionados,
fue invitado a un desconocido mundial de barbacoa en
Marruecos. Salieron cuartos y la prensa argentina los lapidó.
El director de Orsai estuvo allí por casualidad.
L
a fábula es corta y la voy a resu- mundial de barbacoa. La contaré porque estuve
mir en el primer párrafo: unos ex- en Marruecos durante esos días, sin saber que
compañeros de colegio abrieron aquello podía convertirse en metáfora social.
una página en Facebook en la que Fui al mundial de barbacoa porque soy gordo y
filmaban sus parrilladas y ofrecían me gusta comer animales muertos quemados, y
secretos de cocción de la carne. Como la web conocí a los integrantes del equipo argentino en
tuvo rápidamente muchos seguidores, el grupo el lobby del hotel: ellos no sabían armar buenos
fue invitado a un ignoto mundial de barbacoa cigarros de hachís y les tuve que enseñar.
en el norte de África. La invitación fue fortuita,
una gran casualidad que propició internet. Los
chicos aceptaron la invitación, fueron a Ma-
rruecos, se divirtieron como chanchos, salieron
cuartos en la competición y cuando volvieron
E n realidad no sé por qué decidí ir al nor-
te de África. Desde que soy sedentario y
viejo mis arrebatos por volar a la aventura son
al país la prensa los linchó con salvajismo. Lo contradictorios. Cuando falta un mes tengo mu-
interesante es que, hasta dos meses antes, nadie chísimas ganas de ir a cualquier parte porque
sabía de la existencia de tal competición. Pero mi cerebro sospecha que sigo siendo joven y
los titulares, de repente, parecían informar so- nómada. Saco el tema en las reuniones, les digo
bre el evento gastronómico más esperado del a todos a dónde iré y fantaseo con que la pasa-
año: «Papelón argentino en el Mundial del Asa- ré mejor que nunca. Cuando falta una semana
do», dijo el canal de televisión Todo Noticias. empiezo a dudar: recuerdo que me cuesta con-
«El equipo argentino no subió ni al podio», ti- versar con extraños, que no sé defenderme en
tuló Clarín en letras de molde. «Nos ganó hasta ningún idioma, que me aburren los aeropuertos
Liechtenstein», se burló el Canal 26. Muchos y que en los hoteles me deprimo. Cuando falta
usuarios de Twitter, arrastrados por la prensa, un día para el vuelo me gustaría que explota-
también se envalentonaron: «Ahora van a decir ran todos los aeropuertos del mundo para poder
que la achura no dobla», dijo alguien desde un quedarme en casa, acurrucado en posición fetal
sofá. «Si van al mundial de surf, lo pierden con mirando tele, y empiezo a buscar excusas para
Bolivia», dijo otro desde una oficina sin ven- escapar de mis promesas. Entonces, zácate, un
tiluz. Las redes sociales, la radio, la televisión e taxi me está llevando al aeropuerto. Tengo un
internet masacraron al grupo hasta el cansancio, bolso con ropa, tengo indicaciones de mi mujer
o hasta que otro tema les ocupó la agenda. en un papelito, y sobre todo tengo tanto malhu-
Los seis componentes del equipo argen- mor dentro del taxi que no puedo entender por
tino leyeron cada uno de estos comentarios to- qué acepté salir de mi casa. Para peor, esta vez
davía en Marruecos, mientras hacían las valijas me metí yo solo en la boca del lobo.
para volver a Buenos Aires. Hasta ese momen- Un mes antes de volar estábamos en Bue-
to, ellos estaban convencidos de haber pasado nos Aires organizando la grilla de la Orsai N14.
seis días inolvidables en el norte de África, con Tirábamos temas posibles, buscábamos histo-
todo pago, divirtiéndose y cocinando junto a rias divertidas y autores que las pudieran con-
otra gente del resto del mundo. La prensa argen- tar. Alguien dijo, en la reunión, que existía un
tina, que nunca viajó hasta allí, les informaba evento llamado World Barbecue Championship.
desde internet que no, que de ninguna manera —¿Un mundial internacional de barbacoas?
habían pasado seis días maravillosos, sino seis —Sí señor.
días horribles y llenos de vergüenza. La prensa Nadie sabía dónde iba a ocurrir, ni cuán-
les informaba que eran unos perdedores. do, pero lo habían escuchado por la radio y pa-
Esa es la versión corta, y alcanza para con- recía inminente. Aún había poca información,
vertir en realidad una metáfora muy transitada. sin embargo un dato nos sedujo: por primera
En Argentina la frase «escupir el asado» signi- vez, en los doce años que tenía el mundial, ha-
fica estropear con mala intención los planes de bían invitado a un equipo argentino.
otros. Ese linchamiento mediático fue, exacta- —Tenemos que cubrir eso —dijo Chiri
mente, el regreso de la metáfora a su forma li- emocionado.
teral. Lo que pasó a finales de mayo de 2013 en Yo estuve de acuerdo enseguida; siempre
Marruecos se puede narrar ahora como una fá- estoy de acuerdo cuando se trata de hacer cró-
bula perfecta de la agresividad que se vive, tam- nicas frívolas. Google nos dio la información
bién, en otros ámbitos menos frívolos que un que faltaba:
10 | Conozco mucha gente que me está esperando con los brazos cerrados.
—Acá dice que es en Marruecos, el último —¡Miren la luna, loco, parece un queso!
fin de semana de mayo. ¿A quién mandamos? —dijo, y más de cien personas miramos la fron-
Y entonces dije algo que suelo decir cuan- tera entre el cielo y el mar y dijimos la palabra
do pierdo de vista que estoy viejo y que todo «luna» cada uno en nuestro idioma, y enseguida
me aburre. el monosílabo «oh» en un idioma general.
—Voy yo. Fue la única vez que los irlandeses, los ho-
En general me condeno siempre con dos landeses, los marroquíes, los belgas, los austría-
o tres palabras. cos, el público, los árbitros y los corresponsales
Chiri me miró con dudas. Sabe que el pun- de prensa dejamos de mirar el tremendo fuego
to más alto de mi vehemencia ocurre cuando con leña del equipo argentino.
la idea está en pañales, cuando es fácil abrir la Era un mundial de barbacoa —esa rareza
boca y fantasear, y que ese ímpetu mengua día europea de carne veloz y pragmática—, y los
tras día hasta que se convierte en el desgano argentinos estaban haciendo un asado de leña
más grande del mundo. con corderos en cruz, a campo abierto. Un des-
propósito: era como si apareciese un tiburón
de mandíbula tremenda en el consultorio de un
asado
participio del verbo hacer
E
stoy a favor del asado nacional —me dice reivindicativo. Cómo se nota que los años de vivir
Chiri—. ¿Pero sabés lo que no soporto? La afuera te arruinaron la conciencia nacional.
pelotudez de que nadie se puede meter en —Ok, no vas a conseguir que me enoje —le
la parrilla cuando otro está haciendo el asado. Me digo—. Además es muy gracioso que creamos
parece una competencia idiota entre machos alfas. que el asado es un invento nuestro, cuando toda
—Es verdad —le digo—. En Argentina vos na- la vida la humanidad cocinó carne a las brasas.
cés sabiendo que si movés una costilla de lugar —Pero no todos los países del mundo adoran
cuando el asado lo está haciendo otro, el parrille- el ritual como nosotros —me dice Chiri—. Pensá
ro tiene el derecho de agarrar el cuchillo y cortarte que en Argentina hay una película que se llama
un dedo. El asadito y su único argumento es que se juntan
—Igual te felicito —me dice Chiri—, por fin le- unos amigos en una terraza a comer un asado.
vantaste el culo de la silla y fuiste a alguna parte... No hay más conflicto que ese. El cine francés no
¿Cuánto hace que no salías de tu casa? tiene esos detalles.
—Cuatro años, seis meses y doce días. —Es verdad.
—¿Y qué tal, te gustó? —O pensá, sin ir más lejos, en la foto más fa-
—No mucho. Es todo luminoso y raro. Nadie mosa de Marcos López, «Asado en Mendiolaza»,
está pendiente de lo que te pasa. Cuando decís que estuvo expuesta en medio mundo y es una
«Nina, poné la mesa», o «Cristina, pasame el cu- parodia de la Última Cena en formato asado.
chillo tramontina», los extraños no hacen caso. —Cierto. Pero me parece exagerado creer que
—Oíme, ¿vos comiste asado en África al final? el copyright de la carne con fuego sea nuestro.
—Claro. ¿Por qué? —Ustedes los gringos pueden decir lo que
—Porque no contás esa parte… quieran, pero en ningún lugar del mundo la carne
—La crónica inicial estaba planteada de otra sabe como en la pampa. Preguntále a los indios.
manera —le digo—, era el relato de un gordo que —¿A qué indios?
va a contemplar sabores, a desmenuzarlos, ¿te —A los indios que se comieron asado a Juan
acordás? Pero después pasó todo eso en la pren- Díaz de Solís. Preguntáles, a ver qué piensan…
sa y me pareció mejor contar la metáfora social. —Esos indios no solo se comieron a Díaz de
La pasaron realmente mal esos chicos con todo Solís, también se comieron a los soldados espa-
lo que se dijo de ellos. ñoles que bajaron del barco con él —le digo—.
—Todo bien con los pibes, eh, todo muy lin- Eso lo cuenta Saer en El Entenado.
do —me dice Chiri—, ningún problema con ellos, —Qué linda novelita —me dice—. ¿Ese libro
pero para competir con los gringos gordos de co- lo perdí yo o lo perdiste vos?
gote colorado yo hubiera llevado gente gorda de —Creo que yo —le digo—. Saer cuenta muy
cogote morocho, bien autóctona. bien esa comilona. Los indios quedan pipones,
—¿A quién hubieras llevado? —le pregunto. medio aturdidos, igual que nosotros después de
—No sé. A los gordos de la CGT, ponele. comer una parrillada contemporánea.
—A los gordos de la CGT les dicen así porque —Yo creo que ese fue el primer asado multitu-
son los que tienen la mayor cantidad de afilia- dinario que registra la historia argentina.
dos… «Gordos» por «grandes». —Mmmm —le digo—. Gallegos crocantes
—¡Pero son gordos de verdad! —dice Chiri—. con chimichurri... Habría que probar.
Y se la bancan con cualquiera. Vos sabés que —Costilla de madrileño a la mostaza...
cuando se trata de defender la camiseta yo me —Matambrito de catalanes...
pongo muy bilardista. No se nos pudo haber es- —Decile a tu hija que ponga la mesa, y a tu
capado esa medalla. Fue un desastre. mujer que te pase un cuchillo. ¡Convertite en indio
—¡No entendiste nada! —le digo—. Estás di- de las pampas, Jorge! ¡Cométe a tu familia espa-
ciendo las mismas pelotudeces que decían los ñola a la parrilla!
diarios. ¿Vos leíste lo que escribí? —¿De verdad? —le digo— ¿Puedo?
—Sí, demasiado sensible para mi gusto. Muy —¡Gozá, putita! x
cuatro
mujeres
muertas
escribe
javier sinay
Fue conocido como el «cuádruple crimen de La Plata».
Ocurrió a finales de 2011 y causó conmoción. Un periodista
de Orsai investigó el tema con tal profundidad que consiguió
que el principal imputado hablara con la prensa por primera
vez desde la tragedia.
A
las siete de la mañana del vein-
tisiete de noviembre de 2011,
un muchacho llamado Facundo
González abrió la puerta de su
casa —iba a trabajar— y quedó
de cara a un pasillo lleno de huellas rojizas. El
corredor unía los cinco PH que formaban parte
del condominio de departamentos, y las pisadas
—oscuras, salpicadas, confusas— salían de la
javier sinay
puerta contigua, la de sus vecinas del timbre 5.
Buenos Aires, 1980 Era domingo y el silencio en la ciudad de
La Plata era total.
—Che, papá… Mirá lo que hay acá…
Estudió Ciencias de la Comunicación —le dijo Facundo a su viejo.
en la Universidad de Buenos Aires.
Es escritor y periodista especializado
El hombretón apareció por detrás. Se lla-
en sucesos policiales. Colabora con maba Rubén, y lucía ojeroso y despeinado. Ha-
las revistas Rolling Stone y Hombre. bía dormido mal. En el medio de la noche se
Trabajó para el suplemento «Sí» de había despertado escuchando gritos y lamentos,
Clarín y ha colaborado con diferentes y se había desvelado pensando en el origen del
medios gráficos como TXT, Crítica,
ruido. Había dos explicaciones viables. Podían
D-Mode, Gatopardo, Zona de Obras
y Alma. Participó en la producción ser las nenas del vecino: dos chiquillas que llo-
de los programas de televisión raban por cualquier cosa y que se peleaban en-
Forenses, Fiscales y Ser Urbano. tre ellas todo el tiempo. O podían ser las ratas:
Ganó tres veces el Premio Perfil en los últimos tiempos habían aparecido algu-
a la Excelencia Periodística en las
nas en el condominio y los vecinos les habían
categorías «Mejor investigación»,
«Mejor exclusiva de policiales» y declarado la guerra. El mismo Rubén había ca-
«Mejor entrevista a personaje». zado dos adentro de su casa. Las había tenido
También ganó el Premio TEA que acorralar detrás de un mueble; no había
Estímulo. Coordinó junto a Diego sido fácil. Eran bichos veloces, incluso astutos,
Galeano el «Coloquio sobre delito,
y era probable —había pensado Rubén aquella
memoria urbana y escritura en
Argentina: a 100 años de los noche— que los golpes y los sollozos respon-
crímenes del Petiso Orejudo» dieran a una cacería doméstica.
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A la mañana siguiente, sin embargo, la hi- —con las que había intentado defenderse— y
pótesis cambió. O se confirmó. en la cabeza —donde asomaba el hueso del
Lo cierto es que Rubén se asomó por de- cráneo— había recibido varios golpes con un
trás de su hijo, siguió con la mirada las huellas palo de amasar que fue hallado por los foren-
del pasillo y se detuvo en la entrada de sus ve- ses sobre una mesita de la sala, al lado de unas
cinas, a un metro de su propia nariz. La puerta estatuillas de porcelana y de unos retratos fa-
estaba entreabierta. Y permitía ver un charco miliares. Había más: un relámpago de puño le
de sangre en el descanso del ingreso al depar- había desprendido un diente; al caer sobre una
tamento. No había nada más. O mejor dicho: mesa de vidrio —o ser golpeada contra ella a
Rubén no quiso ver nada más. En cambio entró propósito— se había cortado la cara; y el filo
a su casa y levantó el teléfono. Discó 911. del puñal había pasado setenta y seis veces por
—Señorita, acá hay algo raro… —le dijo su cara, su cuello, su torso, su abdomen, los
a la operadora de la policía. brazos y una de sus piernas. El agresor —podía
Era raro, por cierto. Y atroz: sus vecinas deducirse— había iniciado el ataque de frente
estaban muertas y faltaba poco para que los y lo había continuado por detrás: el reguero de
agentes llegaran y descubrieran los cuerpos. sangre con el que Bárbara había salpicado la
Susana de Bartole, de sesenta y tres años, pared —una estampa de microgotas en spray—
yacía en la cocina —el ambiente contiguo al daba cuenta de que la mujer se había inclinado
descanso de entrada— sobre un gran charco de o se estaba cayendo cuando llegó una cuchilla-
sangre. Los peritos advirtieron que había sido da mortal al cuello. Después el asesino conti-
golpeada en la cabeza con un elemento volumi- nuó apuñalándola en el piso. Ocho veces más.
noso y pesado, tal vez un palo de amasar o un La masacre siguió.
pisapapeles. También notaron que había recibi- Micaela, la hija de Bárbara, de once años,
do algunas trompadas y varias puñaladas en el había sido alcanzada en una de las habitaciones:
cuello, en el tórax y en uno de sus brazos —con la policía encontró su cuerpo recostado sobre la
dos cuchillos diferentes y con un destornilla- cama matrimonial, frente al televisor. La nena
dor—. Y que debajo de sus uñas había restos había sido golpeada y apuñalada dieciséis ve-
de piel arrancada en un rasguño: «ADN perfil ces en el tórax y en los brazos. Por debajo de
NN1», en el léxico desangelado de los forenses. ella quedaba un celular con el que había disca-
En el comedor, siguiendo el recorrido de do 9111: había querido llamar a la policía, pero
la casa, apareció el cadáver de Bárbara Santos, había discado un número de más. La llamada,
de veintinueve años: la única hija de Susana. que no se concretó, quedó registrada a las 00:07
Podía suponerse que para ella el horror había del domingo. La niña fue la única víctima que
comenzado en el baño. Allí había sido sorpren- no fue pasada a degüello.
dida, después de la ducha y justo antes de lavar- La última en morir, Marisol Pereyra, re-
se los dientes —el cepillo había quedado con la cibió el mismo tratamiento que el resto de las
pasta en el lavatorio—. Bárbara había corrido víctimas adultas: puñaladas y cortes en todo el
unos metros, pero no había tenido suerte: fue cuerpo, el cuello incluido. Marisol era una ami-
la más castigada de las víctimas. En las manos ga joven de Susana de Bartole y su presencia en
Entrada. Pasillo que conduce al timbre 5. Prueba. El palo de amasar hallado por los forenses.
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cías le cerró el paso. Martínez pensó que había do en movimiento —y no en su casa— durante
un error, hasta que uno de los vigilantes le abrió la medianoche de los crímenes, y que el nivel
la puerta del auto y le ordenó bajar. de agresión que había sufrido Bárbara —quien
—¿Vos sos Martínez, Osvaldo? ¡Asesina- tenía el doble de puñaladas que las demás vícti-
ron a tu novia! —le dijo, mientras lo hacía subir mas— convertía a la mujer en el eje de la masa-
a la camioneta y le pedía que indicara el camino cre. Para Garganta, se trataba de una verdadera
a su casa, que muy pronto sería allanada. historia de amor con final trágico.
Pocas horas después el novio salió de su
hogar encapuchado y detenido, en el marco
de una operación ordenada por el fiscal Álva-
ro Garganta. El funcionario dijo más tarde que
Martínez mentía cuando decía que la noche an-
L a hipótesis —que mostraría varias fisuras
con el paso del tiempo— sorprendió a todos
los que conocían a Martínez. A los veintisiete
terior se había quedado mirando una película años, el muchacho no encajaba con el arquetipo
y durmiendo. Y que, en cambio, había estado de un asesino múltiple. Había sido criado en el
manipulando un cuchillo y abriendo canales seno de una familia de clase media trabajadora
de sangre. La hipótesis del fiscal —que apun- del suburbio de Berisso —una localidad cer-
tó a Martínez como el principal acusado— de- cana a La Plata— y había alternado el estudio
cía que los celos enfermizos sobre Bárbara se —cursaba la carrera de ingeniería electrome-
habían desatado cuando Martínez se había en- cánica en la Universidad de La Plata— con el
terado de que su novia se iría a bailar con sus trabajo —tenía un empleo en la petroquímica
amigas, y que ese rapto de furia lo había llevado Repsol YPF— y con el deporte: había practi-
a matarla —y a acuchillar a todas las demás mu- cado karate durante diez años en los que había
jeres para no dejar testigos—. forjado dos brazos largos y duros, y un temple
Esa versión tenía, en un principio, algún moldeado por los preceptos del arte marcial.
sostén: los vecinos de Bárbara se preguntaban El apodo tampoco calzaba con el perfil de un
por la ausencia de Martínez la noche del sába- homicida: lo llamaban «Alito», un sobrenom-
do —«Qué raro que no estuviera ayer; siempre bre que venía de «Ale», un nombre árabe que
dormía con ella», decían— y eso llevó al fis- la madre de Martínez había querido ponerle de
cal Garganta a hacer foco en el novio. Después acuerdo a sus tradiciones y que no había sido
Garganta armó un esquema de femicidio que aceptado en el registro civil.
apuntaló primero con algunos mensajes de tex- En cualquier caso, el asunto del apodo
to de Martínez (más reproches hacia Bárbara), resultó una transformación simbólica para
con las palabras del chofer de remís Marce- Martínez en el momento de ser detenido. Y es
lo Tagliaferro (un testigo que juró haber visto que apenas se lo acusó de la masacre, «Alito»
al acusado en la escena del crimen), y con un pasó a ser una contraseña para los íntimos; el
informe que señalaba la personalidad tenaz y resto de la sociedad lo conoció desde entonces
prolija de su acusado. A través de una pericia como «el Karateca», un alias hoy célebre en
telefónica, y a lo largo del tiempo, el fiscal tam- La Plata, donde Martínez es visto por algunos
bién intentó demostrar que Martínez había esta- como un temible exterminador de mujeres; y
Osvaldo y Bárbara. Una relación con altibajos. Masacre. El fiscal en la escena del crimen.
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Susana de Bartole. La madre de Bárbara. Bingo. En estas tragamonedas solía jugar Susana.
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Quiroga, según su versión. Luego se despidie- albañil le dijo que no y fue a buscar una silla
ron frente al kiosco. para subirse a ver el techo.
—Pero antes de irse me regaló una rodaja —Ahí fue que escuché un golpe; ahí em-
de merca —sigue el albañil, y se muestra sor- pezó todo.
prendido—. No sé si él sabía que yo consumía, En la declaración ante el fiscal, Quiroga
pero en un momento me dijo: «¿Vos tomás?». Y contó que después de escuchar ese golpe Martí-
yo no sabía para qué lado lo quería llevar, porque nez apareció sorpresivamente con el rostro de-
hay gente sana que le dice «tomás» a tomar alco- sencajado, calzando guantes y con un arma en
hol, y hay otra gente que sabe que «tomar» es to- una mano y un cuchillo en la otra.
mar cocaína. Él me dijo que él no tomaba y que le Martínez se había convertido en «el Ka-
habían regalado esa rodaja. ¿Un regalo de esos en rateca».
la calle? ¡Era raro! Yo creía que me quería sobor- «¡Corréte para allá, hijo de puta!» le ha-
nar por el trabajo, para que le cobrara menos, y bría ordenado entonces al albañil, para luego
me causaba gracia… Después pasé a saludar a un meterse en el baño a buscar a Bárbara.
amigo que cumplía años y le comenté lo que me La masacre había comenzado.
había pasado. Él se rio y me dijo que tenía suerte. Y mientras ocurría a su alrededor, Quiroga
Un rato más tarde Quiroga llegó en su bi- se asustó de tal forma que —lo jura— no supo
cicleta hasta la casa de Bárbara y tocó el timbre, qué hacer. No pudo hablar ni moverse. Duran-
según cuenta. Salió Susana, la madre, y se mos- te unos minutos estuvo de pie, pero después se
tró sorprendida: no sabía nada de los arreglos le vencieron las piernas y se quedó arrodillado
en el techo. detrás de una mesa, mirando y a la vez tratando
—Pero la señora confiaba en mí y me hizo de no mirar. Quiroga sentía un terror primario
pasar; siempre prefería pagar un poquito más y que —dice—contrastaba con la frialdad del
tener alguien de confianza en la casa —sigue el Karateca, que iba de un lado a otro de la casa
albañil—. Nos quedamos un rato tomando mate ejecutando su plan sin abrir la boca.
y charlando, y después apareció Bárbara. Mien- —Solo vi uno de los homicidios. El de
tras esperaba que llegara Martínez me puse a Bárbara —dice Quiroga.
arreglar unos cajones por pedido de Susana y… Los demás ocurrieron en otros ambientes,
en eso llegó él… y… pasó lo que pasó. asegura, aunque podía escuchar los ruidos y al-
Martínez —dice Quiroga— ni siquiera lo gunos —pocos— gritos.
saludó: siguió de largo y se puso a discutir en Entonces sonó el timbre.
voz baja con su novia. Cuando terminó con el Era Marisol, una enfermera de treinta y
arreglo, Quiroga se quedó esperando a que el cinco años: la última de las víctimas.
otro le dijera qué hacer con el techo, y aprove- Marisol tenía pocas razones para estar
chó el rato para llamar a su mujer y avisarle que allí. Se había acordado de su amiga Susana de
iba a llegar tarde. Un instante después Bárbara Bartole apenas un rato antes, cuando el remís
se metió en el baño a tomar una ducha y recién en el que viajaba había pasado por delante del
entonces apareció Martínez para preguntarle a edificio de los Tribunales en el que trabajaba la
Quiroga si ya había comenzado a trabajar. El señora. El chofer, Marcelo Tagliaferro, tiem-
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Masacre. El timbre 5 por dentro. Detalles. Una cartera y otros objetos en el piso.
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Por este tipo de cosas, la defensa de Mar- un adicto, y que margine la palabra de la cien-
tínez se lleva muy mal con el fiscal Garganta. cia? No hay dudas de que acá la punta de lanza
Lo acusan de perder pericias que beneficiaban es Quiroga, pero no sé todavía en dónde encasi-
al Karateca y de descartar versiones que po- llar al fiscal. Porque en esta causa yo fui el que
drían liberarlo de culpas. La madre de Martí- estuvo más tiempo preso y el que ha sido más
nez llego a denunciar al fiscal por hostigar a investigado, y lo único que puede decir de mí el
Quiroga para que involucrara al Karateca y fiscal es que soy celoso y que hice karate.
se pregunta, además, si el remisero Marcelo Como si fuera una prueba, Herminia Ló-
Tagliaferro no es en verdad un testigo falso e pez —la madre del Karateca— abrió su cuader-
incluso un cómplice de la Hiena Quiroga. En no de anotaciones y sacó una foto. La colocó al
otras palabras, si Tagliaferro podría haber lle- lado del pocillo de café y entre los demás pa-
vado en su coche a Quiroga para apuñalar a las peles que había desplegado en la mesa del bar.
mujeres y, una vez cometida la masacre, reti- —Este es el Alito de antes —dijo final-
rarlo él mismo de la zona. mente, mientras miraba el retrato. En él se
En este nuevo escenario los celos no veía a Martínez sonriendo y con varios años
existen. Hay, por el contrario, otros móviles menos—. Mi hijo tenía una vida casi perfecta.
muy diferentes: asuntos de drogas, asuntos de Tenía una casa, un auto, una moto, una novia,
prostitución, asuntos de la corporación judi- una hija de afecto, un trabajo, una carrera uni-
cial. Asuntos de la plata grande que Susana de versitaria, una mamá, un papá, tres hermanos…
Bartole habría ganado alguna vez en el bingo. Se reía, era cariñoso. Pero ahora mi hijo es un
Según esta hipótesis, Marisol Pereyra, la cuarta chico triste; está tratando de juntar sus pedazos.
víctima, incluso podría ocupar el lugar de en- Y todo gracias a un fiscal que uno no sabe si es
tregadora. ¿Había conocido a Susana de Bar- un ingenuo manipulado o si es alguien a quien
tole en el bingo? ¿Fue ella misma —aunque la verdad lo perjudica.
después traicionada y asesinada— parte de la
banda? ¿Qué lugar ocuparía Tagliaferro en esta
trama? El remisero también iba seguido al bin-
go. Había llegado a jugar cinco días por semana
y había ganado el pozo en dos ocasiones. A la
A unque la causa está en manos del juez de
garantías Guillermo Atencio —cuya fun-
ción es velar por los derechos de los acusados—
larga, sin embargo, se había endeudado, había y del fiscal Álvaro Garganta, no fueron ellos los
perdido, había fracasado. Y quizás necesitara más requeridos por la prensa. El más buscado
recuperar algo del dinero. es un abogado penalista que no participó dema-
—No sé porque el fiscal me apunta, pero siado del proceso, pero que tiene influencia su-
cuando se responda esa pregunta se resolverá ficiente para asumir el centro mediático.
este enigma —decía Martínez en septiembre de Ahora que el sol cae sobre el horizonte re-
2012 en aquel bar, a poco de haber recuperado cortado por los suntuosos rascacielos de Puerto
su libertad por segunda vez—. En la casa no Madero, ese abogado está cansado. En su co-
hay rastros míos, ¿cómo puede ser que el fiscal queta oficina se acomoda el cabello, se plancha
tome en cuenta las palabras de Javier Quiroga, con las manos la camisa ajustadísima que deja
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dicial— miró sin demasiada simpatía al Kara- tarde Micaela no tenía ganas. Su mueca decía
teca. Y, en la vereda de enfrente, el diario Hoy que algo había cambiado. Que a Micaela le pa-
lo trató con algo más de compasión y estuvo recía que ya no podía seguir jugando a lo mis-
abierto a plantear hipótesis alternativas (una mo de siempre.
de ellas, que las muertes podrían estar relacio- —En realidad, ella ya era señorita —dice
nadas con información judicial que Susana de Laura y sonríe. Tiene dos grandes paletas y a
Bartole, secretaria de un juez, tenía consigo). ambos lados está el hueco dejado por los dien-
Burlando suspira; de repente se muestra tes de leche recién caídos. Laura acaba de llegar
apesadumbrado por el asunto. de la escuela y todavía tiene puesto el unifor-
—Yo ya tenía un interés por las cuestiones me. Parece liviana. Mientras su madre, Silvia,
relacionadas con la mujer. Una buena forma de evoca a Susana y a Bárbara, Laura busca y trae
buscar justicia es estando presente en los he- unas fotos con la naturalidad de quien hizo del
chos en los que las víctimas son mujeres y son crimen un asunto ordinario.
atacadas indiscriminadamente —Burlando res- En una de las imágenes aparecen ella y
pira hondo y luego suelta el aire: sus pectorales Micaela, abrazadas y sonrientes; en otra ambas
bajan—. Y ni hablar en el caso específico de la están mezcladas entre un grupo de chicas o ha-
nena, Micaela. Fue horrible. ciendo morisquetas a cámara.
—Estas eran nuestras amigas —dice la
niña, con una frescura que no remite a la muer-
Madre e hija. Micaela tenía once años. Silencio. La puerta está cerrada desde el día del crimen.
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sobremesa
secreto de sumario
Q
ué cosa más rara la cuestión de los apo- cian un estigma. Hay miles de ejemplos: el famo-
dos —me dice Chiri—. Después del cuá- so chef vasco Aitor Tilla, el temido jefe de la barra
druple asesinato de La Plata, Martínez brava de Boca Juniors, José Barrita…
dejó de ser «Alito» para empezar a llamarse «el —Elsa Pallero, la cantinera del club Comuni-
Karateca», porque a los medios no les servía te- caciones de Mercedes…
ner a un «Alito» como sospechoso. —Totalmente, salvo que Elsa tendría que
—Es que Alito suena a algo suave, inofensivo haber puesto una verdulería y no una cantina,
y hermoso. «Alito, dejá de volar entre las petunias pero igual le fue muy bien —le digo—. ¡Qué her-
y vení a tomar la leche». mosa mujer! ¿Sigue activa?
—Claro. En cambio «el Karateca» es mucho —Claro —me dice Chiri—. Pero ahora le da
más contundente para nombrar al sospechoso de de beber a los hijos adolescentes de nuestros
un crimen. Y todavía más, de un femicidio. amigos cuarentones. Me contaron que no perdió
—¿No se dice femi-ni-cidio cuando se matan las mañas: sigue corriendo a escobazos a los bo-
a las mujeres? rrachos que se ponen cargosos y se defiende a
—Antes se decía así, pero ahora parece que chorros de sifón desde atrás de la barra, como
hay tantos casos que lo acortaron para que la toda la vida. Una leyenda.
prensa lo escriba más rápido. Como a los Dago- —Volviendo al tema de los nombres —le digo
bertos, que les dicen Dago. a Chiri—, hay un libro que se llama Marcados por
—Lo que no puedo creer es que en Argen- el destino que recopila nombres raros. Es muy
tina haya un abogado que se llame Burlando —le divertido. Ahí conocí a las licenciadas Caldo y
digo, azorado—. «El doctor Burlando la ley». ¿Es Pappa, que trabajan en trastornos alimentarios.
una joda? Y a Norberto Garrote, un experto en violencia fa-
—Es la pura verdad. ¿Nunca lo viste? Entrá a miliar. Siempre la quise llevar a la Nina ahí, pero
su página personal, burlando.net, y vas a ver qué Cristina se niega.
maravilla. La web está en inglés y en español. —A propósito de garrotes: ¿te fijaste que en
—¡No te lo puedo creer! Acá lo estoy viendo. el caso del dentista Barreda y en este hay un
¿Pero quién es este muchacho? ¿Por qué se pei- cuádruple crimen de mujeres, y que los dos ocu-
na como un cantante melódico de los ochenta? rrieron en la misma ciudad?
¿Qué carajo está vendiendo, champú? —Es cierto, ¿qué raro no?
—¿Y el fiscal Garganta? —pregunta Chiri—. —Y los dos casos pasaron a la historia con
Los apodos y apellidos de este policial son muy apodos imperecederos: Conchita y el Karateka.
extraños, querido amigo gordo. —¿Por qué será que en los policiales quedan
—Bueno, por lo menos en esta historia Gar- resonando palabras clave que después sirven
ganta es fiscal —le digo—. En Mercedes hay un para identificarlos, como si fueran apodos de los
doctor que se llama Garganta y que es otorrino- propios hechos? —le digo—. El Karateka, Con-
laringólogo. chita, el Jarrón, la Valija, el Kilo Cien, el Pituto…
—Eso es mentira. —Pará ahí: ¿vos sabés si alguien encontró al
—Es verdad. Poné en Google, encomillado, «pituto», en el caso Belsunce?
«Dr. Juan Garganta» y lo encontrás. Atiende mar- —¡Qué buena pregunta, Christian Gustavo!
tes y jueves en la calle 22 entre 33 y 35. No tengo la menor idea. Pero sería bueno saberlo.
—¿Eso es cerca de tu casa, no? ¿Se te ocurre alguien que pueda escribir sobre
—A cinco cuadras. ese crimen?
—Yo lo que no puedo entender es que, si te —Por supuesto, querido amigo. Y creo que
llamás Garganta, quieras ser otorrino. ¿No hay cuando te lo diga te vas a sorprender mucho.
algo raro en eso? —¿Ya tenés algo pensado para el policial de la
—Nada raro —le digo—. Eso no es vocación, Orsai número quince?
es marketing. Estas personas saben aprovechar —No te puedo dar más información —me
las oportunidades que les regala la vida. Poten- dice—, está todo bajo secreto de sumario. x
la ceremonia
del adiós
Lo que aprendemos entre todos, dice Forn
en estas páginas, es lo más valioso que
se puede aprender, porque significa que
no lo sabemos solos. Él aprende, en estos
tiempos, a convivir con la cercanía de la
muerte de su madre. Y nos lo cuenta de
una forma íntima e inolvidable.
M
i madre, que sospecho que se
ofendería un poco si la cali-
ficaran de lectora ocasional,
mandó durante muchos años
a encuadernar en cuero los li-
bros que por algún motivo quería conservar, y
los tiene todos juntos en una bibliotequita an-
gosta en su dormitorio. Son de una variedad ab-
soluta, descarada: hay libros que heredó (de ahí,
sospecho, el mandato de encuadernarlos); hay
Juan Forn
Buenos Aires, 1959
libros que están ahí no por su contenido sino
por su dedicatoria; hay un compendio de rece-
tas manuscritas en francés de su época del liceo
Escritor, periodista y traductor.
Comenzó a trabajar en el y otro de cálculo diferencial que usó mi padre
mundo editorial desde muy cuando estudiaba ingeniería (y que, como todo
joven: en Emecé fue primero lo relacionado con mi padre, muerto hace vein-
telefonista, luego corrector tiséis años, es sagrado para ella). Hay de todo
y finalmente asesor literario.
en esa bibliotequita, y casi todo ocupa su lugar
Desde 1990 hasta 1996 dirigió
las colecciones Biblioteca del allí desde que yo tengo memoria.
Sur y Espejo de la Argentina en Pero, con los años, mi madre ha ido redu-
editorial Planeta. En 1994 fue ciendo el stock de esos estantes. Lo hizo para
becado por el Wilson Center de intercalar entre los libros fotos de las personas
Washington para terminar su queridas que se le van muriendo. En el resto de
novela Frivolidad. Entre 1996
y 2002 trabajó en Página/12 su dormitorio hay enormes dibujos en colores
donde creó el suplemento de sus nietos, reina sin rivales la luminosidad
«Radar». En 2002, luego de y la alegría, pero en esa bibliotequita del rin-
sufrir una pancreatitis, se instaló cón mi madre se semblantea con la muerte a
en Villa Gesell, localidad de la su manera. Lo que quiero decir es que ella ya
Costa Atlántica argentina. Desde
2008 escribe una columna no puede leer esos libros; su vista no le da para
semanal en la contratapa de leer ni libros ni ninguna otra cosa, pero igual los
Página/12. Publicó las novelas considera parte suya, en todo sentido: cuando
Corazones cautivos más arriba regala uno es porque tiene que hacer lugar para
(reeditada desde 2002 como otra foto, lo que significa otro muerto, lo que
Corazones), Puras mentiras,
Frivolidad y María Domecq;
hace muy intenso recibir alguno de esos volú-
también el libro de cuentos menes cuando ella decide desprenderse de él,
Nadar de noche y las crónicas con un criterio tan particular como el que tuvo
La tierra elegida y Ningún para seleccionarlo.
hombre es una isla. En 2007, la Hace poco decidió darme una vieja edi-
Fundación Konex le otorgó el
premio Konex de Platino en la
ción de Emecé (1952) de Crónica de mi fami-
disciplina Periodismo Literario. lia, de Vasco Pratolini, un libro que a mí me
partió al medio cuando lo leí por primera vez en cambio, había rebuscado cielo y tierra ras-
y sigue dejándome sin aliento cada vez que treándolo porque: «Tú eres el único que puede
vuelvo a leerlo. A ella, en cambio, solo le que- ayudarme a imaginarme a mamá, a imaginár-
da un vago recuerdo de que le gustó y de que mela viva».
fue un regalo (aunque no hay dedicatoria en el Para entonces, la guerra había dejado sin
ejemplar) y no agrega una palabra más sobre trabajo al mayordomo y el hermano de Vasco
el tema porque ese regalo data de los tiempos era tan pobre como Vasco. Por fin eran igua-
previos a que se casara con mi padre, y de eso les. Tan iguales, que el hermano enfermó igual
no se habla, ni siquiera ahora. Pero se ve que que Vasco. Pero no estaba acostumbrado a re-
era insistente el caballero que se lo regaló, y buscárselas solo, y no tuvo la resistencia o la
que apostó todas sus fichas a Pratolini, porque suerte de Vasco: murió jovencito. Era enero de
hubo otro libro de él en esa bibliotequita: uno 1945 y toda Italia celebraba el fin de la guerra
titulado Diario sentimental, que fue el primero salvo Vasco Pratolini, que estaba encerrado en
de Pratolini que yo leí (en mi adolescencia, sen- un cuarto de pensión, con las persianas bajas,
tado en el piso del dormitorio de mi madre, con tecleando en una máquina prestada su primer
la espalda contra la pared y las rodillas en alto, libro, Crónica de mi familia, que está escrito
para que funcionaran de atril). Mi madre dice en menos de un año, en carne viva, como mo-
que yo estoy loco, que ella nunca tuvo ni leyó nólogo al hermano muerto («Al morir mamá,
otro libro de Pratolini y que tampoco se acuer- tú tenías veinticinco días») con esta tremenda
da nada de Crónica de mi familia, así que ahí aclaración preliminar al lector: «Este libro no
mismo procedo a contarle la increíble historia es una ficción. Es un coloquio del autor con su
de Vasco y su hermano. hermano muerto. El autor trató solo de hallar
Le digo que la señora Pratolini murió dan- consuelo. Tiene el remordimiento de haber in-
do a luz al menor de sus dos hijos, que el padre tuido demasiado tarde la calidad espiritual de
estaba en la guerra, que la abuela no podía ali- su hermano. Estas páginas se ofrecen como una
mentar a los dos nietos, que el bebé era her- estéril expiación».
moso y rubio y se lo quedó el mayordomo del Por ese libro extraordinario (y por el res-
patrón, cuya mujer no podía tener hijos. Vasco to de su obra, pero por ese libro en particular),
vio año tras año cómo crecía su hermanito cria- Pratolini estuvo dos veces a punto de ganar el
do como un niño rico (la abuela y él tenían per- Nobel a principio de los años cincuenta. Pero
miso para ir a visitarlo a la casa grande un do- entonces el existencialismo francés destronó al
mingo al mes) hasta que se escapó a Florencia. neorrealismo italiano del centro de la escena
Allí vivió en la calle, aprendió a leer solo, hizo literaria europea y el rastro de Pratolini em-
la nocturna, enfermó de tuberculosis, lo manda- pieza a perderse a partir de ese momento. Sus
ron a un sanatorio de montaña, se curó, volvió a últimos libros ni se tradujeron; para 1970 ya
Florencia, consiguió trabajo de periodista en la era un autor olvidado. Las necrológicas que
difícil Italia de las camisas negras de Mussolini en 1991 anunciaron su muerte tenían todas en
y una noche, en un bar, reconoció a su hermano, común el mismo estupor ante el hecho de que
que lo estaba buscando. Vasco lo culpaba desde Pratolini siguiera vivo hasta entonces, sin pu-
siempre de la muerte de la madre. El hermano, blicar nada desde 1967. Ninguna de esas ne-
crológicas sabía explicar qué le había pasado afortunado eres tú. Que tengas una buena vida,
durante todos esos años. amigo. Yo vuelvo a casa».
Pero en el Diario sentimental, que es un Mi madre me miró largamente cuando
libro que pocos recuerdan de Pratolini y trata terminé de contarle esto. Sé que pensó en mi
sobre sus años de primera juventud en aquel padre, y vaya a saberse en cuántas cosas más,
sanatorio para tuberculosos, Vasco contaba que pero no dijo una palabra al respecto. Solo se
había hecho allí un amigo de su edad, con el limitó a retirar suavemente de mis manos el
cual compartía los permisos para caminar por ejemplar de Crónica de mi familia que acababa
la montaña, preguntándose si la tuberculosis y de entregarme y, echándose hacia atrás en su
la guerra en ciernes les permitirían librarse de la sillón con el libro contra el pecho, dijo: «Voy a
virginidad antes de llevárselos. Un día el direc- elegir otro libro para darte. Este creo que me lo
tor convoca a los dos jóvenes a su oficina y así voy a quedar».
nos enteramos de que ambos tienen la misma
clase de tuberculosis y de que existe un trata-
miento que, si funciona, en menos de un año los
curará pero, si no funciona, acelerará los sínto-
mas. Cuáles son las probabilidades, preguntan
N o sé si dije que mi madre no quiere que
le lean desde que perdió la vista. Le ofre-
cí traerle audiolibros, le ofrecí conseguirle una
ellos. Cincuenta y cincuenta, dice el médico. A persona que le fuese a leer, y ocupar yo ese lu-
partir de entonces se produce un vuelco terrible gar los días que voy a Buenos Aires. Le ofrecí
en su amistad. Porque los dos jóvenes han ma- que encarásemos juntos los siete tomos de En
lentendido de la misma manera ese cincuenta y busca del tiempo perdido (yo leería cada noche
cincuenta: creen que, si uno muere, el otro se en Gesell hasta donde ella hubiera leído ese día
salvará. Y no pueden evitar desearle la muerte en Buenos Aires, y en mis días allá podíamos
al otro a partir de ese momento. seguir leyendo los dos juntos o comentar lo leí-
Desde mis diez años, mi padre me llevó do hasta entonces). Propuse Proust porque ella
todos los treinta y uno de diciembre al mediodía se ha jactado siempre de su ascendencia fran-
a un cóctel en casa de unos italianos muy finos cesa y nada le gusta más que conversar sobre
que hacían negocios con él. Cuando mi padre gente conocida: «¿Te acordás cuando el francés
murió, la invitación llegó igual, a casa de mi Dubois sobrevolaba con su avioneta la casa de
madre, y ella me pidió que fuese en represen- La Cumbre, para avisar que lo fueran a buscar
tación de él. Yo obedecí, estuve copa en mano al aeródromo (ella pronuncia la palabra con el
una larga hora en aquel opulento departamento acento grave, en la segunda o) y para que es-
racionalista del barrio de Recoleta, donde todo tuvieran listos los coloraditos cuando llegara?»
olía a fresco y a limpio y a vainilla, y terminé (el «coloradito» era el trago de rigor en aque-
hablando con uno de los ancianos anfitriones, lla casa, y todos los chicos pedíamos en vano
que me contó que había estado a punto de morir que nos dejaran sacudir la coctelera donde se
de tuberculosis en su adolescencia, que se sal- vertían dosis generosas de gin, Campari, ralla-
vó de milagro y llegó sin nada a la Argentina dura de limón, unas gotas de angostura y hielo
en 1938. «Los años pasaron. Yo fui afortunado. picado). Pero mi madre interrumpe mi recuer-
Mire a su alrededor: hemos formado una fami- do diciendo en monosílabos que Proust era un
lia, ¿no le parece?», dijo mi anfitrión. Yo me esnob. Por un instante asoma su vieja perso-
sentí incluido en ese plural. La luz que entraba nalidad, taxativamente pasional; es apenas un
por los ventanales parecía suspendida a su alre- chispazo pero tiene una gracia escalofriante ver
dedor con el expreso propósito de mantenerlo hasta dónde llega su influencia en mí: ¿por ha-
vivo para siempre. Él agregó: berle oído decir eso alguna vez yo no he podido
«Pasé todos estos años creyendo que mi leer nunca a Proust?
mejor amigo en el sanatorio, un muchacho Le propuse entonces encarar alguno de los
de mi edad, con mi mismo diagnóstico, había libros de su bibliotequita. Traté de tentarla con
muerto. Pero hace un par de meses recibí una Los gozos y las sombras, porque me acordaba
carta de Italia. Era de él. Usted quiere ser es- bien de cuánto había disfrutado ella los tres to-
critor, quizá conozca su nombre: Vasco Prato- mazos de la novela y la miniserie después (por
lini. La carta era muy breve. Vasco decía en eso se me ocurrió: porque me pareció que sería
ella: Uno se muere y el otro vuelve a casa, ¿re- una lectura bastante visual para ella, que creo
cuerdas? Hemos llegado a ese momento, y el que es lo que más añora), pero tampoco con-
Le digo que el profesor de religión Hull tiene Mi madre y su hermana no podían ser más
la costumbre de hacer preguntas cuando lo sa- diferentes, pero hacían como que eran iguales.
can a caminar por la calle, y que esas pregun- Sus diálogos consistieron toda la vida en espe-
tas obligan al interlocutor a fijarse en cosas que rar que la otra parase a tomar aire para poder
había pasado por alto; lo obliga a ver mejor. El meter baza en la conversación, y mientras tanto
lenguaje sirve para ver, el oído sirve para ver, le acompañar el monólogo de la otra con una ba-
digo a mi madre que dicen Hull y Oliver Sacks tería de gestos faciales, que parecían reservar
y el escritor canadiense y la pianista húngara. solo para esas ocasiones. Pero algo empezó a
Mi madre está sonriendo tristemente. Entonces cambiar cuando se fueron quedando ciegas las
gira la cabeza hacia mí y dice: «¿No se está ha- dos. Mi madre aprendió a escuchar a su herma-
ciendo ya la hora de irte, mi querido? No quiero na cuando ya no podía verla. Hasta ella misma
que pierdas el ómnibus por mí». se daba cuenta, y espero de corazón que la cosa
Cuando Norman Mailer contestó el Cues- haya sido mutua.
tionario Proust, a los ochenta años, describió así La hermana de mi madre era un par de
cuál era su viaje favorito: «El de vuelta a casa. años mayor que ella, se casó muy joven (como
La visión desde el camino de las luces de mi correspondía), con un buen partido (como co-
casa de Provincetown». Yo vuelvo a casa cada rrespondía) y tuvo una parva de hijos y de per-
vez que salgo de la residencia donde vive mi sonal de servicio a su alrededor (como corres-
madre en Belgrano. Camino por esas calles ar- pondía). Mi madre, en cambio, prefirió trabajar
boladas hasta el subte que me lleva a Retiro, y rechazar pretendientes mientras tanto, en una
donde subo al ómnibus que me trae de vuelta a época en que estaba mal visto que una chica
Gesell. Esas calles arboladas son en cierto modo casadera trabajara, y mucho peor visto que si-
como la entrada a Gesell, el momento en que guiera rechazando pretendientes al llegar sol-
uno sale de la ruta por la rotonda, baja la velo- tera a los treinta. Pero mi madre quería casar-
cidad, abre la ventanilla y siente que ya está en se por amor. Trabajar, mantenerse sola, fue la
casa. Son hermosas esas callecitas de Belgrano. manera instintiva a la que apeló para legitimar
Sin embargo, no hay trayecto más crepuscular ese derecho.
que ese para mí, desde que salgo de la residencia Recién a los treinta y cuatro supo que mi
hasta que el fárrago y el apretujamiento del sub- padre era el hombre de su vida (y que ella era
te me distraen misericordiosamente, a codazos. la mujer de su vida para él: una cosa le resul-
Volver a casa. tó tan obvia como la otra, y así se lo hizo sa-
Eso quiere mi madre, eso queremos todos. ber inequívocamente a él). Pero no por casarse
dejó de trabajar: nos tuvo a mi hermana y a mí,
trabajando, y siguió trabajando cuando los dos
Pero por algún extraño designio, intensificado ban. Desde que perdió la vista, mi madre ya no
desde la muerte de mi padre, tiene el don de mira a los ojos al que le habla: se pone sin darse
decir o transmitir lo verdaderamente indispen- cuenta levemente de costado, para escuchar lo
sable en esas circunstancias. En cualquier otra que antes veía en uno. Así nos cuenta cada foto
circunstancia de la vida es la cautiva de los sen- que le describimos. El álbum queda en sus ma-
timientos, la víctima de sus emociones, pero en nos, ella pasa distraída los dedos por el borde de
esos trances sale de ella algo que solo asoma en la foto mientras habla, con la mirada perdida.
esos momentos, y ese algo es —según me han Se habla a sí misma, aunque siempre hay uno
dicho muchas personas a lo largo de los años— de nosotros a su lado, mi hermana, sus hijos,
balsámico. mi hija, yo.
Uno piensa estupideces cuando teme por Así pasan las tardes. Va a ser una larga,
un ser querido. Yo me pasé todo el viaje desde y muy íntima ceremonia del adiós, y ella está
Gesell diciéndome que mi madre estaría en te- encontrando por fin las palabras balsámicas que
rreno seguro mientras durara el velorio: lo que alguien tiene que pronunciar en esas circuns-
me preocupaba era después. Desde que llegué a tancias para que empiece a ocurrir lo que debe
Buenos Aires paso cada tarde con ella. El pri- ocurrir. Ella está volviendo a casa.
mer día me pidió que le leyera las necrológicas
que salieron en el diario, asintiendo para sí y
murmurando el sobrenombre con que se co-
noce en la familia a cada pariente que figuraba
en las participaciones. El segundo día me dijo:
N o queda mucho que agregar. Algunos ha-
brán leído estas tres secuencias sobre mi
madre cuando aparecieron, en diferentes mo-
«No quiero que nos emocionemos» (un eufe- mentos, en mis contratapas de los viernes en
mismo nuevo en su vocabulario, emocionarse Página/12. Ella no sabía nada y, cuando se en-
como sinónimo de quebrarse, ella que ha vivido teró, no quiso que yo se las leyera en persona:
emocionada toda su vida y nunca pero nunca prefirió que se las mandara por mail a su amiga
se quebró, al menos en mi presencia). El tercer Chela. Fue ella quien se las leyó. Yo creo que
día, dijo, para mi sorpresa, que no quería hablar no habría podido hacerlo sin quebrarme, y sos-
del velorio (ella que me ha contado por teléfono pecho que mi madre no querría que pasara eso.
velorios enteros, interminables, a lo largo de los Bendita sea, prefiere que lo hagamos así.
años). Solo dijo que no vio a nadie, un poco En un libro extraordinario que leí hace
porque ya no ve nada pero esencialmente por- poco (De vidas ajenas), el francés descendien-
que se pasó la noche sentada al lado de la cama te de rusos Emmanuel Carrère dice que somos
donde velaban a su hermana. mejores personas cuando nos importa más lo
Incluso los hijos de la difunta entendieron que nos asemeja a los demás que lo que nos
lo que estaba pasando aquella noche. Por pri- distingue de ellos. El gran poeta español Jaime
mera vez en años, mi madre no era la que daba Gil de Biedma decía algo parecido en una de
consuelo: era el deudo principal. Y no había sus últimas entrevistas: «De joven te interesa
nadie como ella para acompañarla, para decirle lo que te parece único en ti. Pero, con el tiem-
las cosas que solo ella sabe decir en esas cir- po, cada vez te vas interesando más en lo que
cunstancias. Ayer me pidió que cuando pudiese tienes de genérico con los demás, porque lo que
le rescatara de casa de su hermana un álbum les ha pasado a ellos te ha pasado a ti». Lo que
de fotos de su infancia que quedó allá. Dice aprendemos entre todos, he descubierto con los
que quiere mostrárselas a sus nietos. El álbum años, es lo más valioso que se puede aprender,
estaba desde tiempo inmemorial en casa de la porque significa que no lo sabemos solos, sig-
hermana de mi madre. Y, como dije, mi madre nifica que otro lo sabe también, significa que
ya no ve nada. Pero uno le describe la foto y tenemos con quién hablar. En ese espíritu les
ella sabe enseguida quiénes son los que están ofrezco estas páginas. x
y qué hacían en ese momento y en dónde esta-
las
vanguardias
M
e estoy quedando ciego —le digo a Chiri. tarde —me dice Chiri—. Me causó gracia acor-
—La última vez me dijiste que te costaba darme de que el personaje del cuento le dice
ver de lejos, pero eso es normal a tu edad. «fumo» al porro. Muy de los ochenta.
—Ahora empeoré. Al principio pensé que eran —¿Dónde vive Forn ahora?
lagañas, porque me lavo poco la cara. Pero el otro —Se fue a vivir a la playa, a Gesell.
día me lavé porque tenía el aniversario de casa- —Cierto.
dos de mis suegros y no veía nada. No son laga- —A finales de los noventa le agarró un coma
ñas, es la ceguera que viene galopando. pancreático que casi lo fulminó, y entonces se
—¿Fuiste al oculista? desconectó de todo —me dice Chiri—. Colgó
—No, me da fiaca salir. «Radar», el suplemento de Página 12 que dirigía
—A ver, ¿cuántos dedos tengo? (y que también había creado) y se fue a vivir a
—En la pantalla del Skype veo todo nítido. El la playa con su familia. Lo más choto, como un
problema es cuando me siento a ver un partido campeón.
de fútbol en la tele. No veo cómo van, ni cuántos —Algo pasa con Gesell y los escritores, ¿no?
minutos faltan. El otro día en el aeropuerto de Ma- ¿Saccomano no vive ahí, también?
rruecos, veía las letras muy raras. No veo nada, —Me parece que sí. Y creo que hay un par de
me está pasando lo mismo que a la mamá de escritores más, o de gente del arte. Deben vivir
Forn. ¿Vos me vendrías a leer el suplemento «Es- más tranquilos, a otro ritmo, con la cabeza despe-
pectáculos» de Clarín cuando me quede ciego? jada. Los entiendo claramente... Aquella vanguar-
—¿Solamente eso? dia fue muy vertiginosa.
—Es todo lo que leo últimamente. —¿Te fijaste que en la época de los «planeta
—Yo estoy releyendo a Forn —me dice Chi- boys» eran casi todos varones? —le digo—. La
ri—. Después que nos mandó la «Ceremonia del posmodernidad de los ochenta y los noventa dio
adiós» fui corriendo a buscar Nadar de Noche, pocas narradoras. Ahora escriben muchas más
porque me quedé con ganas de leer más cosas chicas que antes. ¿O me parece a mí?
de él. Y por suerte estaba en la biblioteca de casa. —Yo creo que hay más, sin duda.
Medio hecho mierda pero estaba, en la edición de —Y escriben mejor que los varones actuales.
Biblioteca del Sur. —¿Cómo, mejor?
—Claro, en la famosa colección de tapa blan- —Más sueltas —le digo—. Fijáte la crónica
ca —le digo—. En la que publicaban todos los que viene ahora, la de Margarita García Robayo.
«planeta boys». Es imposible soltar ese relato.
—Forn era uno de ellos, de hecho creo que —Sí, está muy bien escrito —me dice Chiri—.
esa colección la dirigía él. Pero también es verdad que uno, que es chismo-
—Fresán también estaba ahí —le digo. so, está esperando todo el tiempo que hable de
—Sí, eran los modernitos de la época. No- Martín Caparrós, su última pareja.
sotros estábamos en la secundaria, veníamos —Ah, no sabía... ¿Y habla de él?
de leer a los escritores del boom y de golpe apa- —Claro, yo creo que es T. El personaje del fi-
recieron estos con otra tradición en la cabeza: nal. No te puedo creer que vos no leíste la crónica
Easton Ellis, David Leavitt, el primer Paul Auster. buscando ese momento.
—¡Los posmodernos, boludo! Los escritores —No, ni sabía que Caparrós estaba ahí.
de la Generación X —le digo—. Yo me acuerdo —Pero si justamente eso es lo mejor de la
del día exacto que descubrimos a Forn. vanguardia actual —me dice Chiri—: se meten en
—¿Sí? la cama de la vanguardia anterior y después lo
—Fue en el año ochenta y siete, en un suple- cuentan en Orsai.
mento «Verano» de Página 12. Con un cuento que —Me encanta, voy a leerla de nuevo, ¿dónde
se llamaba «Para Gaby, si quiere». pusimos ese relato en la grilla?
—¡Claro! Bueno, ese cuento está incluido en —Justo después del chiste de Boligán. Da vuelta
Nadar de noche, fue uno de los que leí ayer a la la página. x
amar
al padre
La relación de la autora con sus parejas
(siempre hombres mucho mayores) es la excusa
para un ensayo sobre el amor a destiempo.
48 | Xxx
Margarita García Robayo
Xxx | 49
| Amar al padre
UNO
Hay que ver qué libro escribís, qué hijo tenés y qué árbol plantás. La calidad es todo. | 51
Una noche abandoné el cielo raso
y me fui a una fiesta de 15...
Margarita García Robayo |
ciudad, el horizonte después el mar, las mura- día auxilio con gritos desesperados y mudos.
llas y el cielo. Todo era un decorado necesario Me levanté a la madrugada bañada en un líqui-
para que él y yo, y nuestro secreto expresado en do oscuro que era mi sangre. Fui al baño del
guiños matutinos, nos mantuviéramos a salvo. pasillo, me lavé y me cambié y salí de vuelta
para encontrarme de frente con mi papá, so-
bresaltado: ¿Qué pasó? Nada. Oí ruidos. Fui al
DOS baño. ¿Qué te pasa, estás bien? Ya estaba lim-
pia, pero me sentía sucia. Pensé que el bulto
Yo soy un dibujo enmarcado que cuelga de la de papel que me había puesto para contener la
pared de una casa grande, donde unos animales sangre se había mojado tanto que goteaba. No
raros caminan por los pasillos: la gallina azul fui capaz de mirar el piso, me imaginé parada
del caldo Maggi y un canguro enano que come sobre un charco rojo que avanzaba por las bal-
plátanos. Un hombre que es mi padre, pero con dosas del pasillo hasta cubrir todo el piso de la
la cara de otro, me mira desde afuera y yo trato casa, y salía a la vereda por debajo de la puer-
de saludarlo, pero no puedo porque soy un di- ta, y se desbordaba por las calles del barrio en
bujo. El hombre se baja la bragueta, se frota y un arroyo incontenible: se llevaba por delante
se viene con un chorro potente que se estrella casas, carros, edificios.
en el dibujo como en un cuadro de Pollock; el Me pareció ver en la cara de mi papá una
hombre se acerca y restriega la mano empegos- mueca de asco que me hizo agachar la cabe-
tada sobre su nueva obra: «Mi semilla es tuya». za, primero de vergüenza, después de rabia.
Entonces apareció mi mamá, traía un vaso de
Yo soy yo y mi papá es él, tal cual. Y me leche y una pastilla: me tomó del brazo, me
enseña a flotar en un lago color violeta. Mi acompañó a la cama. Ya había puesto sábanas
espalda descansa relajada sobre la superficie, nuevas, olorosas a Woolite. Me arropó y no
porque sus manos me sostienen por debajo del dijo una palabra.
agua. Mis ojos se fijan en sus ojos, que en el re-
flejo son los mismos. Él me dice no te muevas,
concéntrate, y que me va a sacar las manos de TRES
la espalda. Le pido que no me suelte, pero él
me suelta y me hundo, me ahogo, me muero Lo tercero fueron los besos de otros hom-
y resucito. Salgo del agua disparada como un bres: besos húmedos, espesos y nada dulces
cohete, llegó al cielo y encuentro un meteorito: —como mienten las canciones—. Fue una épo-
lo lanzo al lago violeta, donde mi papá sostiene ca marcada por la saliva ajena. Un momento de
por la espalda a una niña igual a mí. Todo vuela tránsito que debía soportar en pos de un futu-
en pedazos. ro que prometía saciarme de placeres. No sé de
dónde había sacado eso, pero estaba convencida.
Yo soy mi padre, pero soy mujer. Mi padre Mi mundo previo a los besos era algo así:
es mi hijo: un bebé hermoso al que amamanto chicas que odiaba, porque lloraban por chicos
por el pene. que eructaban en público y recibían ovaciones;
chicos que odiaba porque sufrían en silencio
por chicas que los miraban como plastas y se
G, M, H y L. No todos fueron novios, algunos A los pocos días conocí a otro. Se llama-
no pasaron de un beso y, después de los die- ba G, tenía una guitarra y doce años más que
ciocho, algunos no pasaron de una noche. De yo. Sus besos eran a veces picantes y a veces
cualquier forma, todos me preguntaban lo mis- amargos, porque fumaba cigarrillos sin filtro. Su
mo, como un modo de curarse en salud: entre saliva era pastosa; se dejaba la barba crecida, lo
tú y yo hay siete, diez, trece, dieciséis, vein- que le daba un aspecto rudo. A G prácticamen-
titrés años de diferencia, ¿estás segura de que te lo obligué a violarme en un cuarto de motel
quieres? Y yo siempre quería. Cuando la luz es que olía a desinfectante. A pesar de las lágrimas
verde, los hombres mayores son la mata de lo que me encharcaron los ojos, vi todo el episo-
asertivo. Me gusta lo asertivo. Detesto el bal- dio en el espejo del techo: su cuerpo entre mis
buceo, la duda, el nervio visible, el «esto nunca piernas retorciéndose como un gusano, la cama
me pasó», el «ahora qué hacemos»: son los gér- enclenque y temblorosa, las sábanas gastadas,
menes del engaño. salidas en las puntas del colchón. Duró poco,
Entonces: me gustaban los novios gran- dolió mucho. La sangre que salió no se parecía
des por asertivos, sí, pero también —¿sobre a la sangre que solía salir de mí. Era otra sangre
todo?—, porque a ellos les maravillaba levan- más oscura, casi negra. Estuve un rato mirándo-
tarse a una jovencita como yo. ¿Y cómo era me en el techo: al principio con más repulsión
yo? Como todas, pero me creía mejor. Todavía que curiosidad, al final, verdaderamente fasci-
sabía decir tautología y, además, había apren- nada por mi nuevo cuerpo roto. Mientras yo me
dido a decir: segurísima. Mis amigas no en- miraba, G agarró su guitarra y cantó Angel, y
tendían: ¿pero cómo son los novios grandes?, de los otros cuartos nos gritaron porquerías. En
preguntaban, entre asqueadas y curiosas. Y yo adelante, casi no me tocó: se sentía culposo y se
decía: son como cualquier novio, solo que más portaba tan considerado que me recordaba a J.
afortunados. Lo dejé por M.
Me gustaban los novios grandes porque,
tras la sorpresa inicial, cerraban la boca, lla-
maban al mozo y seguían: ¿qué tomas? A los CUATRO
dieciséis era delicioso besarse con R y con C
—y sobre todo con F— pero la vida no se dete- Lo cuarto fueron los cuartos. Y en los cuartos
nía después de cada beso: ellos seguían siendo los amantes. Y en los amantes el sexo. El verda-
funcionales, gente que pide cafés, y la cuenta, y dero sexo, no esa tortura de la iniciación. Cuan-
que se portan como si eso mismo —besarse por do se descubre el sexo es mejor no describirlo
primera vez— les hubiera pasado mil veces, porque se corre el riesgo de caer en las detesta-
porque les pasó mil veces. bles metáforas bélicas. Es así, qué remedio: un
Mis amigas insistían en no entender: yo orgasmo es lo más parecido a una explosión.
despreciaba las primeras veces. ¿Qué son las Si la máquina de mirar los pensamientos fuese
primeras veces? Un trámite necesario. Años posible, el momento en que ocurre un orgasmo
después la mayoría coincidiríamos en que el extraordinario estaría, indefectiblemente, aso-
verdadero mito de la primera vez es más que un ciado al hongo de Hiroshima. El buen sexo ad-
trámite necesario: un castigo doloroso, un kar- quiriría un matiz de incorrección insoportable.
ma irrenunciable, un momento de mierda. Mi
verdadera primera vez, a pesar de mis novios
mayores, llegó bastante después que la de mis
amigas, acostumbradas a revolcarse con mu-
chachitos granulientos. Me acosté con J a los
E n una playa casi vacía, al lado de un desier-
to en el Caribe, un padre y una niña juegan
a nada: a corretearse, a tirarse agua, a reírse jun-
dieciocho: nos separaban ocho años y dos cua- tos. El padre la alza por los tobillos, la pone de
dras. Y yo no lo quería de novio, sino de sicario: cabeza, ella se desternilla de la risa. Después la
quería que hiciera el trabajo sucio, que rompie- baja y la toma por las manos y da vueltas rápi-
ra el himen y allanara el camino para los que das, la hace volar como un cometa alrededor de
vendrían después. Pero J lo hizo mal, fue pia- una órbita cuyo eje es él.
doso, se asustó con mis quejas de dolor y una Mi amante y yo reposamos los cócteles de
noche, cuando ya casi lo conseguía, se encogió media tarde. Él lee, yo miro al padre y a la niña,
como un feto y lloró: perdón, yo no puedo, que imagino lo que pasaría si en una de esas vueltas
lo haga otro. frenéticas, la soltara.
reda una señora que se había hecho un sombre- dos sentidos: la excitación del exotismo —una
ro con una bolsa negra. Detrás, una carreta de pareja dispar, diga lo que diga, siempre estará
verduras cubierta por un plástico. Y un perro cargada de exotismo— puede ser agotadora.
esquelético. Y detrás una pareja de turistas a La «normalización», en cambio, es paliativa.
quienes T les pidió que nos tomaran una foto. Hubo momentos en que, para mí, fue demole-
A ese día todavía le faltaban horas para dor saberme distinta, y saber, sobre todo, que
producir un beso y un par de años para produ- ser distinta era irremediable; lo que durante
cir algo bastante parecido a un matrimonio. Le mucho tiempo me pareció un ejercicio de po-
faltaban encuentros fortuitos y felices, visitas der que demostraba una excentricidad capri-
sorpresivas, hoteles de paso, sexo grandioso, chosa —miren: salgo con viejos—, ahora lo
sexo pésimo, mudanzas en conjunto, casas chi- reconozco como una diferencia genuina frente
cas, casas gigantes, hijos proyectados, hijos a una buena porción de contemporáneas. Quie-
descartados, hijos reemplazados por un gato. ro decir, no soy tan fea, ni tan tonta, ni siquiera
Le faltaban más mudanzas, un jardín con pa- tan gorda. O sea, me creería capaz de conse-
rrilla, amigos en común, peleas horrendas, sexo guir un novio joven y apuesto que me situara
de reconciliación, sexo sin ganas, temporadas en el equilibrio de mi hábitat generacional: las
sin sexo, sexo con otros, sexo con nadie más. fotos de Facebook donde mis amigas se mues-
Le faltaban enemigos, cumpleaños en familia, tran radiantes con sus vestidos de novia, sus
cumpleaños íntimos, regalos perfectos, regalos maridos mozuelos y, luego, indefectiblemente,
malísimos, aniversarios tristes por la ausencia sus bebés rosados y carnosos. Las veces que
del otro, aniversarios felices por la ausencia del lo intenté —las veces que me dije ok, quiero
otro, aniversarios olvidados. Le faltaban seis, ser como el resto—, seguí fracasando empe-
siete, ocho aniversarios. Y un auto chocado, ñosamente: hay algo frágil y volátil en la con-
dos, tres veces. Le faltaban decenas de viajes, sistencia de la relación que establezco con los
mudanzas en singular, encuentros fortuitos y hombres menores, que mi torpeza —inexper-
tristes, recuerdos felices para olvidar y el vacío tis— no permite que cuaje.
que resulta de sumar todo eso. A veces pienso que llegaré a los cincuenta
Pero, al mismo tiempo, a ese día no le fal- con uno de veintipocos y un día en el que me
taba nada. Tal como lo confirma la evidencia, sienta inusualmente generosa, lo miraré con-
en ese pequeño rincón brumoso, T y yo vivimos descendiente: tranquilo, ya se te va a pasar. Y
felices para siempre. le entregaré en ese gesto todo mi amor. O sea, a
veces pienso que a mí también se me va a pasar.
A mi madre no se le pasó, mi padre ya no está
Sergio Trabaja como ilustrador y colabora con revistas de España, Holanda y Francia.
Mora Fue seleccionado en la Feria de Bolonia y en el certamen Figures Futur. Como
pintor expuso en galerías y ferias de arte en varios países. En la actualidad se
Barcelona, 1975 dedica a realizar cuadros mágicos por encargo. @MagicoMora
La división de bienes es así: yo me quedo con todo lo que imaginé y vos te llevás todo lo que sos. | 61
| SIN AFEITAR, por Gustavo Sala
ensayo
¿escriben las
mujeres solo
para mujeres?
El año pasado Melania Stucchi escribió para Orsai la sección
«Comedias románticas» y a sus amigos les pareció
literatura femenina. Con bronca masculina la autora
reivindica el derecho de escribir para todos los sexos posibles.
E
l problema empezó cuando mi gran
amigo Diego me dijo: a ver, vos,
que escribís esas historias para chi-
cas… Nunca llegó a decirme cuál
era la pregunta que le seguía a esa
afirmación. ¡Momento!, ¿yo escribo para chi-
cas? Sí, ¿no?, me dijo como si fuera algo obvio.
Mmm…no sé, yo escribo de lo que me gusta,
bueno, sí, soy mujer, supongo que algo de eso
Melania Stucchi me saldrá cuando escribo. Me empecé a empan-
Buenos Aires, 1976 tanar en la respuesta. Mi inestabilidad dio pie
Escritora, guionista, y profesora
a que avanzara con su hipótesis: yo creo que
universitaria de cine, literatura a tus textos los puede disfrutar y entender mu-
y guion. Comenzó a escribir cho más una mujer que un hombre, no lo digo
cuando aún no conocía el como algo malo, pero veo mucho más claro a
alfabeto. Escribía garabatos una mujer leyéndolos. Algo me perturbaba de
en donde, según ella, había
historias que luego le leía a su
su enunciado, pero no podía detectar qué era,
familia, quienes la aplaudían y así que opté por preguntas básicas y concisas:
le aseguraban que era genial. ¿por qué creés eso? La respuesta tuvo gusto a
Luego, el colegio le puso los knock out: Tenés una onda Carrie Bradshaw, un
puntos. Se licenció en Letras estilo Sex and the city.
en la UBA. Un día vio Los
simuladores y decidió que
también quería ser guionista. Por
eso, empezó a estudiar guion La ultracorrección
con el que por aquel entonces
era jefe de guionistas de dicha Existe un fenómeno lingüístico llamado ultra-
serie, Patricio Vega, y con quien
trabaja en la actualidad. Hace
corrección que consiste en decir mal una pala-
colaboraciones autorales con bra o construcción correcta por creer equivoca-
distintos guionistas. La última damente que es incorrecta. Para que se entien-
fue con Juan José Campanella. da: el típico caso del dequeísmo. Mucha gente
Desde el 2010 vive entre sabe que decir «creo de que Juan no está» es
Buenos Aires y Barcelona. En
incorrecto. Se dice «creo que». Tanto nos en-
Barcelona hizo un Máster en
Creación Literaria. Tiene un blog, señaron que el «de que» está mal, que muchas
melaniadospuntocero.blogspot. veces caemos en otro error: el queísmo. Enton-
com, y una cuenta de Twitter, ces, alguien dice «estoy seguro que Juan está»
@melaniastucchi. Es socia cuando la forma correcta es «estoy seguro de
fundadora de Casa de escritura,
que». Eso es la ultracorrección.
escuela on-line de escritura
creativa. Algo parecido me pasó a mí cuando Diego
me trató de Carrie Bradshaw. No es que tenga
66 | Si vas a plagiar, probátelo antes, no vaya a ser cosa que te quede grande.
Melania Stucchi |
nada en contra de «escribir para mujeres», al blema de este país, que las mujeres son más
contrario. Solo que yo quiero ser universal, si es machistas que los hombres. Está perfecto que
que tal cosa existe. Entonces empecé a pensar obliguen a una empresa o a una lista a incluir
historias que pudieran ser protagonizadas por un porcentaje de mujeres. Pensá que si no es
Arnold Schwarzenegger o Sylvester Stallone. por obligación, no están. De algún modo se em-
No, mejor que eso todavía: que pudieran ser pieza. Ya llegará el día en que sea por elección.
protagonizadas por Chuck Norris. Vale, ya sé, Pero si ahora no es por elección que sea por
eso tampoco es ser universal. Pero algo me es- obligación, pero que sea de algún modo.
taba molestando de todo esto y tenía que descu- Peronista tenías que ser, Pablo...
brir qué era. La verdad es que, cuando recuerdo esa
conversación, por momentos siento que algo de
razón tenía mi amigo. Yo tiendo, sin querer, a
Experiencias personales caer en idealismos y es cierto que muchas ve-
ces la realidad necesita de medidas prácticas sin
Hace ya un par de años, estaba en casa con mi tanta vuelta. Quedamos empatados: un punto
amigo Pablo, un judío súper progre, kirchneris- para cada uno.
ta y sensiblón. Hablábamos sobre los espacios La siguiente situación fue un año después.
que ocupa la mujer hoy en día y las posibilida- Yo ya estaba haciendo el máster en Barcelona
des que tiene. Yo le dije: y sentí que, en algunos aspectos, los españoles
—Lo que pasa es que a mí me molesta que eran más machistas que los argentinos. Tenía
incluyan a una mujer por ser mujer. Me parece todos profesores hombres y leíamos solo a au-
absurdo. Dame trabajo porque soy buena en lo tores hombres. No caía el nombre de una mujer
que hago, no por ser mujer. Como esos luga- en ningún programa ni por casualidad. En una
res que tienen que tener un cuarenta por ciento clase, un profesor preguntó sobre críticas que
de mujeres en los puestos de trabajo o en las tuviéramos sobre su curso o los otros. Todos se
listas electorales. Dejame de joder. Eso es dis- quedaron callados porque los estudiantes uni-
criminación positiva. Como los que tienen un versitarios son así, defenestran a los profesores
porcentaje de mogólicos trabajando para inser- a sus espaldas pero nunca les dicen nada a la
tarlos socialmente. No quiero que me incluyan cara, ni siquiera cuando tienen la oportunidad.
por «ser mujer», porque, de algún modo, eso Yo levanté mi mano y, a riesgo de sentir que
sigue siendo discriminación. todos me tomarían de feminista, expresé mis
Pablo me miraba. La tarde caía en la ciu- dudas con respecto a la falta general de inclu-
dad y mi departamento empezaba a oscurecer. sión femenina tanto en el profesorado como en
Yo estaba en una punta, sentada en el sillón de las lecturas. Lo primero que hizo el profesor fue
la computadora. Él estaba en la otra punta, sen- reírse. Dijo que no lo hacía a propósito y que,
tado a la mesa con los pies sobre otra silla y a en su caso, daba los textos en los que él se había
medida que me escuchaba se indignaba con mis especializado sin pensar en el género de quie-
palabras. nes lo escribían. Una respuesta sensata.
—Nena, no entendés nada. Ese es el pro- Quiso el destino que el mismo profesor
tuviera que dar otro curso en el máster. Algo de hombre en la cama, es buena madre, no debe
mi crítica había quedado en su memoria porque sentir culpa por dejar a sus hijos por irse a tra-
en las dos clases en que habló de escritoras hizo bajar, si es soltera nunca debe sentirse mal por
referencias burlonas a aquella intervención. estar sola, tiene un grupo de amigas con las que
«Nombremos a mujeres para que las chicas no sale los jueves, no tiene complejos, ni miedos
se enojen». Al año siguiente de mi egreso incor- y es segura de sí misma. La contradicción salta
poraron a una mujer entre los profesores. Por a la vista: ¿cómo puede ser seguro de sí mismo
ahí Pablo tenía razón y a veces hay que decirlo, alguien que no tiene espacio para equivocarse,
hacerlo notar, para que las cosas sucedan. alguien que tiene que ser un diez en todos los
La tercera historia sucedió en un chat de aspectos de su vida? Me encantaría encontrar
Gmail con mi amiga Cecilia. Compartimos con una revista que dijera: sentite mal y bancáte-
Ceci una historia en común que yo siento que la por sentirte mal. Sentirse mal es parte de la
me une a ella de una manera especial. En mar- vida, a todos nos pasa, en lugar de evitarlo tratá
zo-abril de 2009 ambas tuvimos con nuestras de fijarte qué te pasa y ver si podés aprender
respectivas parejas una crisis matrimonial muy algo con eso. No digo que haya que hacer una
fuerte y por causas muy parecidas. Estoy en apología del sufrimiento o la imperfección. Al
condiciones de afirmar que, a partir de ese mo- contrario, me gusta que la gente se sienta bien.
mento, tanto para Cecilia como para mí el con- Pero si hay algo que sé es que para estar bien es
cepto de «pareja» cambió, mutó, se transformó necesario aprender a estar mal.
en otra cosa. Sin embargo las resoluciones de Hubo una época en que esas mismas re-
las historias fueron completamente opuestas. vistas enseñaban a coser, a planchar, a cocinar.
Yo me separé, revolucioné muchos aspectos de Las mujeres estábamos destinadas a ser amas
mi existencia y me vine a vivir una temporada de casa, dependientes económicamente y sin
a Barcelona. Ceci volvió con su marido, rea- sexualidad. Los hombres eran los que trabaja-
firmó su vínculo y juntos decidieron tener una ban, se iban de putas e, incluso, los únicos que
hija hermosa que se llama Sofía. Otra cosa que se masturbaban.
siento es que las dos estamos felices tanto por la Pasaron los huracanes de los sesenta, los
decisión propia como por la decisión de la otra. setenta, los ochenta y, en los noventa, llegó la
Tenemos una especie de admiración mutua y chic lit con El diario de Bridget Jones y Sex and
las dos sabemos que hoy podríamos ser la otra. the city a la cabeza.
Este sentimiento me lo confirmó el último chat ¿Qué es la chic lit? Historias para chicas
que tuvimos hace poco. modernas, donde la protagonista es una trein-
Ella: Boluda, estoy cada día más feminista. tañera exitosa en su profesión pero con serios
Yo: Sí, yo también. No sé por qué, ¿será problemas para encontrar el amor. También
la edad? puede pensarse como una especie de comedia
Ella: No te creas, mis amigas están cada romántica aggiornada a un nuevo modelo de
día más entregadas a sus maridos, sus hijos y su mujer que ya no espera a su príncipe azul bor-
vida familiar. Como que dejaron de tener vida dando manteles en su casa, sino que lo espera
propia. mientras trabaja y se compra zapatos.
Yo: Insisto, puede que sea la edad. Es Nunca me gustó Sex and the city. Lo sien-
decir, a esta edad te terminás de definir al res- to, pero nunca me gustó. Estoy rodeada de ami-
pecto: o te entregás completamente o te volvés gos y amigas que la defienden, que me dicen
revolucionaria a full. que está bien hecha, que es inteligente, que hace
Después me contó de un negocio que juegos de palabras en inglés que son brillantes.
quiere fundar en su plan mujer emprendedora. Intenté verla. Y sí, no está mal, pero no. Solo
una vez escuché un argumento que me conven-
ció: «sí, es frívola en muchos aspectos, medio
A mirar películas, o series pelotuda con el tema de la ropa, los peinados y
los Cosmopolitan (o un comercial sofisticado)
Las revistas femeninas te enseñan que la mujer pero tiene un mérito: es la primera que muestra
actual es delgada, tiene el culo parado a base mujeres que no dependen económicamente de
de dieta sana, ejercicio físico y agua, viste a la nadie. No será genial, pero no es poco». Y es
moda, es exitosa laboralmente, sexualmente ac- cierto, la independencia económica genera un
tiva, tiene muchos orgasmos y vuelve loco a su cambio de paradigma que hace tambalear mu-
68 | Hay gente que disimula su falta de inteligencia, trabajando, casándose y teniendo hijos.
chos de los roles, tanto femeninos como mas-
culinos, que teníamos —y un poco tenemos—
reproducidos en nuestras cabezas. Démosle el
mérito de representarlo a la endemoniada serie.
Xxx | 69
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cámara. Pero como si eso fuera poco, también
muestra todas sus «imperfecciones» interiores.
Es caprichosa, egoísta, quiere lo que no tiene, se
subestima. Al principio de la temporada persi-
gue a un looser que se da el gusto de ningunear-
la. Y ella insiste y lo persigue, incluso cuando
él le manda mensajes de texto eróticos y un mi-
nuto después le aclara que se equivocó y que no
eran para ella. Luego, avanzados los capítulos,
logra que el pibe se decida a ser su novio. En-
tonces prefiere abandonarlo porque siente que
tiene que poner en orden su vida. De sus ami-
gas, aunque alguna más linda, no se salva nin-
guna en su manera de actuar. Una virgen que no
para de hablar; otra, aburrida y obsesionada con
la perfección; otra, irresponsable, impulsiva,
drogona. Y todo esto con una dosis de cinismo
y humor del crudo que la transforma en un caso,
como mínimo, para dejarnos pensando.
Un caso literario
mi tía
chus
Esta es la crónica de llorar de esta edición,
así que cuidado. Un relato íntimo del
periodista español Nacho Carretero sobre su
tía. Solamente eso, nada demasiado especial.
76 | Mi vida tomó otro rumbo. Pobre infeliz, sin mí no va a saber qué hacer.
—No.
—Estos son niños que no van a estar bien
y tienen retraso. Hubo un silencio.
E l autobús llega a su destino: el centro ocupa-
cional Aspronaga Lamastelle. Detrás, cuatro
autobuses más de los que salen decenas de chi-
—¿Es tonta? —preguntó mi abuelo. cos y chicas con distintos grados de discapa-
—Médicamente es idiota. Tiene idiocia. cidad. Se saludan, gritan, ríen, alguno va casi
Mis abuelos se echaron a llorar. Y eso dormido, otro parece enfadado. Encogen los
que mi tía Chus, de idiota, no tiene un pelo. El hombros para protegerse de la lluvia. La unidad
problema —uno de ellos— es que todavía fal- de Chus es la de tercera edad y hacia allí ca-
taba un año para que Jérôme Lejeune diagnos- mina despacio, muy despacio. En realidad todo
ticara el síndrome de Down tras detectar una lo hace despacio, Chus vive atrapada en la cá-
alteración en el cromosoma veintiuno, que se mara lenta y sus movimientos están empapados
duplica parcialmente. En ese momento ni mis de parsimonia. Y cada vez más: va a cumplir
abuelos, ni el médico ni en realidad nadie sobre cincuenta y cinco años, no está para carreras. El
la faz de la Tierra conocía tal hallazgo. Por eso cumpleaños, por cierto, lo celebrará como todos
se atrevían a llamarle idiota. y cada uno de sus cumpleaños: con chocolate
Cuando salieron de la consulta, Martín con churros. No hay forma de que lo festeje de
Pou y Lucrecia Romay (así se llaman mis abue- otro modo. «¿Qué quieres hacer este año en tu
los, lo que pasa es que a mi abuela todo el mun- cumple, Chus?». «Chocolate con churros». No
do la conoce como Chicha, excepto, por cierto, insistan. Como decía, cincuenta y cinco años es
mi abuelo, que la llama Chola, a saber por qué), una gran marca para una persona con síndrome
cuando salieron de la consulta, decía, fueron a de Down, de modo que ya no trabaja como hacía
casa de mis bisabuelos. Chus iba en una peque- hasta no hace mucho y como sí hacen la mayoría
ña cuna de mimbre, ajena, claro, a todo lo que de sus compañeros, más jóvenes. Son trabajos
la rodeaba. «Nos acaban de decir que Chus es de manufactura, sencillos, pero que cumplen
tonta». A Coruña, ciudad de provincias de por con una efectividad asombrosa. En eso consiste
entonces ciento cincuenta mil habitantes, año Aspronaga Lamastelle: dar ocupación a personas
1958. Lo que mis abuelos acababan de lanzar con discapacidad para ayudar a su integración.
no era una noticia, era una maldición. Mis bi- A cambio reciben un sueldo simbólico, pero
sabuelos preguntaron: «¿Puede afectar al resto obviamente ese no es el objetivo. En el caso de
de hermanos?». Entonces Chus tenía cuatro la unidad de Chus se trata de ocupar el tiempo de
hermanos mayores (uno de ellos, mi madre). los mayores y dotarlo de la máxima calidad de
Era una duda —si acaso razonable— que se vida posible, que no es poco. Ni fácil. Envuelta
instaló en la casa. Lo que ya no les pareció tan en su abrigo, sin abandonar la sonrisa pese a la
razonable a mis abuelos fue el consejo que re- lluvia, entra en el taller y da los buenos días a sus
cibieron a continuación y que les instaba a no compañeros. Otra trabajadora social la saluda
dejarse ver en público con Chus, por el bien de desde la puerta: «¿Qué tal el fin de semana,
toda la familia. «Hay que entender que era otra Chus?». Responde automáticamente mientras se
época, otra mentalidad», justifica mi abuelo. quita la bufanda: «Muy bien». Para Chus todo
está muy bien siempre. Si se queja, si algún día lo. Alguien fue un amigo, un familiar, un mé-
alguien la escucha quejarse, entonces es que algo dico… El consejo era que viviera en una habi-
realmente grave está ocurriendo. Chus cuelga el tación y que no tuviera contacto con nadie. De
abrigo, se estira con su apenas metro y medio este modo evitarían problemas. La realidad es
para alcanzar la percha. Tiene todas las carac- que en ese momento, en la ciudad, había cientos
terísticas que distinguen a una persona con sín- de niños considerados idiotas encerrados en ha-
drome de Down: extremidades pequeñas, rasgos bitaciones, aislados en las profundidades de las
mongólicos, problemas psicológicos, tendencia casas. Las familias no querían ver mancillado
a la obesidad y reducida esperanza de vida. su honor o, simplemente, no querían que el res-
También, y debido a su edad, la mente de Chus ya to de hermanos se contagiara de idiocia. Esa era
está maltrecha: gira sobre sí misma encerrándola la espesa y oscura realidad de no pocos niños en
cada día más en su mundo interior. En cuanto a lo ese momento. Mis abuelos se negaron.
importante —ya les iré contando— tiene todas Otro alguien les advirtió que no tuvieran
las características que distinguen a una persona más hijos, ya que podrían nacer igual que Chus.
maravillosa. Por fin logró colgar el abrigo. Se Mis abuelos llegarían a atener cuatro niños
dirige a su sitio y, de nuevo, se deja caer sobre más, haciendo un total de nueve. Ninguno de
la silla a mitad de trayecto. Lo que le faltaba, ellos, por cierto, con síndrome de Down o cual-
tener que guardar las apariencias cuando por fin quier otro tipo de discapacidad.
ha logrado encontrar un asiento. Un tercer alguien, miembro del Opus Dei,
«Lo que ahora a los jóvenes os cuesta en- les dio consejos tan abyectos que mis abuelos
tender —explica mi abuelo— es que entonces se levantaron y salieron de allí con un cabreo
no sabíamos nada, no había nada de información. histórico. «Yo después no podía parar de llo-
Era como un túnel negro en el que entrábamos rar, escuchamos cosas terribles», dice otra vez
y no sabíamos cómo avanzar, ni a dónde íba- mi abuela con voz tambaleante. «¿Pero estabas
mos, ni nada…». Un túnel negro. Mis abuelos, llorando todo el tiempo, abuela?». Mi abuelo
sentados en un sillón, en desolado silencio, con- irrumpe: «Todo el tiempo. Se pasó toda aquella
templaban a Chus en su cesta de mimbre. En ese época llorando». Y mi abuela le mira, minúscu-
momento en Europa no existía un solo país que la, desde su butaca.
legislara o dedicara especial atención a perso- Un cuarto, médico, recomendó internar a
nas con discapacidad intelectual. Sencillamente Chus en un centro especializado. Allí le darían
eran niños o adultos enfermos para los que no todos los cuidados que necesitaban las personas
había cura. Inútiles sociales que caían como un como ella. Mi abuelo fue a visitar uno de estos
hechizo sobre las familias. No solo porque eran centros, sopesando la posibilidad. La descartó
una carga, también suponían un estigma. Mis nada más poner un pie en el primero de ellos.
abuelos estaban perdidos. «Yo recuerdo que no «Era como un manicomio, las camas tenían co-
podía parar de llorar», añade mi abuela con un rreas, había barrotes, las paredes acolchadas…
hilo de voz, sentada en su butaca, menuda, frá- horroroso». Mi abuelo, tal vez imaginando a
gil, como si el sillón fuera a tragársela. «Creo Chus en un sitio como ese, lo rememora escan-
que entré en depresión». No sería hasta un año dalizado.
después —coincidiendo con el diagnóstico del Un quinto y último consejo llegó a través
síndrome de Down— cuando los países nórdi- de otro médico que se desmarcó con un expe-
cos, con Dinamarca a la cabeza, comenzarían a rimental tratamiento de vacunas recién llega-
regular el trato hacia estas personas. Diez años das de Alemania. «Tengo que decirte que mi
después, en 1968, se constituiría en Jerusalén la padre me dejó el dinero para pagarlas», añade
Liga Internacional de Asociaciones en Pro de la mi abuelo para desquitarse de su anterior crí-
Deficiencia Mental, un hecho que contribuiría tica. No solo por caras aquellas vacunas eran
de manera definitiva a impulsar los derechos de especiales. El tratamiento que mi abuelo encar-
las personas con discapacidad intelectual. Hasta gó prometía la curación de Chus. Se trataba de
entonces, palos de ciego. Para mis abuelos co- unas inyecciones de, atención, células vivas de
menzó el rosario de consultas a médicos, ami- cabra. La primera dosis llegó al pequeño aero-
gos y conocidos en busca de respuestas. puerto coruñés proveniente de Berlín. Mi abue-
Alguien les dijo que encerraran a Chus. Y lo fue con Chus, todavía con meses, a que una
cuando digo alguien no digo un tipo despistado enfermera le pusiera la primera de las inyec-
que pasaba por la calle y se giró para comentar- ciones. «Sacó una jeringuilla enorme, recuerdo
una aguja muy larga», relata mi abuelo. «Y se la y su compañero —que también lo había ol-
inyectó directamente en la cabeza». De los ojos vidado— estallaba de nuevo. Así una mañana
de mi abuela brotan lágrimas al escucharlo. «Yo entera, en un tragicómico remolino. Esta inca-
no vi aquello, no quise ir», susurra. Mi abuelo pacidad para retener la realidad a corto plazo
abandonó el tratamiento tras la segunda inyec- impide a Chus desarrollar una vida normal, no
ción. Chus no recibió más vacunas. puede mantener conversaciones como hacía an-
tes y hay que guiarla a través de las palabras,
dándole la mano, ofreciéndole cuestiones sen-
80 | Le enterré un cuchillo al optimista; le voy a preguntar si tiene la mitad adentro o la mitad afuera.
Nacho Carretero |
porque él, que es muy tranquilo, pero yo sé graves. Aquellos niños y niñas contaban con el
que quiere muchos hijos, había dicho…» y así. desprecio de mucha gente y mis abuelos, y el
Su grado de discapacidad es el más leve de la resto de luchadores que comenzaban en aquel
mesa, por lo que impone su ley. Fernando es camino, lo iban a vivir. Aún y con eso, la idea
más callado, pero no hay más que azuzarle con de mi abuelo fue acogida con entusiasmo por
el fútbol para que se haga hueco. Fanático del la mayoría de los padres. En sucesivas reunio-
Deportivo, se le ve preocupado por el devenir nes se fundó la asociación, se redactaron unos
de su club. «¿Y viste ayer el Barça?», pregun- estatutos y se nombraron dirigentes y vocales.
ta. «¿El Barça? ¿Pero tú no eres del Dépor?». A continuación se decidió que el objetivo pri-
«¡Es del Barça!», acusa algún desalmado desde mordial, que la necesidad más apremiante, era
la distancia, voz en grito. Y Fernando se agarra fundar un colegio para que estos niños tuvieran
un cabreo que le dura todo el almuerzo. Chus posibilidad de integración social. El primer paso
se centra en comer. Igual que Toñito, el chico para que tomara forma fue acudir al gobernador
de su lado, también con síndrome de Down. A civil de la ciudad, entonces perteneciente, como
propósito de esto, el término persona con dis- el resto de ciudades de España, al régimen del
capacidad intelectual es relativamente nuevo. general Franco. «Tenía muchos locales vacíos
A lo largo de la vida de Chus las personas con en la ciudad así que fuimos a visitarle para ver si
discapacidad han recibido una enorme cantidad nos dejaba uno y comenzar con la asociación».
de denominaciones, digamos, médicas. De he- Sentados en su despacho, mi abuelo y otros dos
cho, el nombre ha cambiado cada cinco años padres le explicaron su iniciativa. La contesta-
desde su nacimiento. Cuando ella nació era de- ción del gobernador fue inmediata: «¿Sabes lo
nominada idiota. Después, tarada. Oligofrénica, que te digo? Que a tu hija y a los demás como
mongólica, subnormal, minusválida, deficiente, ella a donde tenéis que llevarlos es al Castillo
incapaz, discapacitada, dependiente psíquica, de San Antón». Cabe explicar que el Castillo de
persona con discapacidad psíquica y —la ac- San Antón es una antigua cárcel coruñesa. Mi
tual en España— persona con discapacidad in- abuelo se quedó congelado en la silla, después
telectual y del desarrollo. Insisto en que a ella se levantó y se fue casi corriendo mientras le
todo el mundo le llama Chus. gritó a la secretaria del gobernador: «¡Tienes un
Tras la reunión convocada a través del pe- jefe loco!». Solo lloró al llegar a casa. Toda la
riódico comenzó a tomar forma una idea que ha- noche. «Sinceramente creo que era una buena
cía tiempo rondaba la cabeza (ya sin pelo enton- persona, pero víctima de una sociedad equivo-
ces) de mi abuelo. Esta idea surgió tras un viaje cada», dice mi abuelo.
a Valencia en el que mi abuelo se entrevistó Tras varios fracasos de similar talla en
con el presidente de la Asociación de Personas los que no vale la pena recrearse (otro político
Anormales (hasta grabó la entrevista con un vie- —esto es verídico— le dijo a mi abuelo que an-
jo magnetófono que se acabaría estregando en tes de invertir mil pesetas en un proyecto para
un incendio años después). De ahí, y tras com- niños anormales se encendía un puro con un
partir sus experiencias con los demás padres en billete de ese valor. Y procedió a hacerlo). Tras
la reunión, nació el proyecto: fundar una aso- varios fracasos, decía, llegó el milagro. «Es que
ciación igual en Galicia. Un proyecto que desde fue un milagro», dice mi abuela. «Estaba yo tra-
ese instante se tornaría en el sentido mismo de la bajando —continúa mi abuelo— cuando vino a
vida de mis abuelos y cambiaría la de cientos de visitarme Julio Casares Rivera (mi abuelo siem-
niños con discapacidad. Pero no iba a ser fácil. pre dice nombre y dos apellidos cuando habla
Nada fácil. Algunos padres dejaron la carrera de coruñeses). Me pidió que si podía ayudarle
nada más darse la salida. «Yo no te voy a decir con la venta del chalé familiar de su padre, que
nombres —dice mi abuela, prudente— pero co- acababa de morir, ya que por entonces yo traba-
nozco familias que los tuvieron encerrados en jaba en Hacienda y conocía a gente interesada
una habitación toda la vida. Hasta hace no mu- en invertir». En ese momento mi abuelo lo vio
cho». Sin justificarlo cabe ponerlo en contexto. claro: situado muy cerca del centro de la ciudad,
Lo que estaban a punto de emprender aquellos ese chalé podría ser la sede perfecta para el co-
padres era un desafío a una sociedad cerrada, legio. Negociaron y acordaron la venta por dos
conservadora y, en gran medida, ignorante. millones y medio de pesetas (quince mil euros).
Desconocían cuáles iban a ser las consecuencias Mi abuelo agarró su abrigo y se dirigió a la ofici-
y en cualquier caso les auguraban perjuicios na de la Caja de Ahorros de La Coruña para pe-
dir el crédito que necesitaban. «Su director era Chus se enfunda otra vez su abrigo y regresa a
Antonio Lorenzo Pérez (otra vez dos apellidos), casa de nuevo en el autobús. En la parada le es-
a quien conocía personalmente». Y he aquí el pera Eli, una trabajadora social contratada por
milagro. Lo que a priori iba a ser un crédito más mis abuelos encargada de cuidarla desde que
que difícil, o lo que podía haber sido otro desaire a ellos les falta la fuerza. Con Eli —a quien
para con Chus y los niños como ella de la talla Chus considera una amiga— da un paseo, di-
del encendedor de puros, mutó en lo contrario. buja, escucha música o juega al parchís. Esta
Don Antonio Lorenzo Pérez tenía un hijo con tarde van a ir a dar una vuelta y a Chus le apete-
discapacidad intelectual y desconocía el movi- ce un helado. «¿Un helado?», le dice mi abuela
miento que estaban llevando a cabo mis abuelos mientras le coloca la bufanda. «No Chus, hace
y otros padres. El crédito fue concedido con en- mucho frío, un helado hoy no». Y ella me mira,
tusiasmo, además de otro personal de trescientas y después mira a mi abuela. «¿No?». «No. Otro
mil pesetas y el compromiso de que los intereses día, ¿vale?». «Vale». Yo me sumo: «Qué frío,
serían donados por la propia Caja de Ahorros. no me tomaría un helado hoy ni loco». Ella me
Milagro completado. Había colegio. mira de nuevo, arquea una ceja: «Yo tampoco»,
El once de mayo de 1963 se firmaron las me dice. Nunca se queja, nunca protesta, nunca
escrituras del chalé ante notario y comenzaron se encapricha, nunca se enfada. Chus es la bon-
las obras para adecuarlo. «Recuerdo aquellos dad en estado puro, sin artificios, sin pretensio-
meses como de los más atareados y ocupados nes, la bondad inconsciente de sí misma. Antes
de mi vida. Necesitábamos veintiséis horas al de irse se sienta un rato a mi lado mientras mi
día en lugar de veinticuatro», explica mi abuelo. abuela termina de contarme una historia que vi-
Pintaron toda la estancia, ampliaron y adecua- vió pocos días después de la inauguración del
ron la cocina y compraron muebles de todo tipo. colegio. Aunque la meta había sido alcanzada,
Entre los muebles había unos sillones tapizados. todavía quedaba mucho por derribar, mucho
«Hubo personas que me dijeron que no tenía por avanzar. La mayoría de prejuicios seguían
mucho sentido tener sillones tapizados porque se intactos. «Era por la tarde y cogí un autobús con
acabarían estropeando con las babas de los ni- Chus para regresar a casa. Nos subimos y nos
ños», dice mi abuelo. «Pero de eso se trataba, de sentamos junto a una señora —relata—. Esta
que esos niños estuvieran en un lugar normal y miró a Chus, se levantó y se fue a sentar a otro
aprendieran a vivir en él». Si nos basamos en que sitio. Después le oí que decía “mongólica”».
los sillones solo se cambiaron cuando pasaron de Mi abuela exhala tristeza mientras Chus y yo
moda, muchos años después, puede decirse que escuchamos. Yo comprendo las palabras, Chus
el trabajo en el colegio fue un éxito. Más de un parece comprender el fondo porque su mirada,
año después llegó el ansiado día: el catorce de aun sin saber de lo que estamos hablando, es
septiembre de 1964 se inauguró Aspronaga. Tras triste, como si pudiera sentir lo que sucede. Yo
una testaruda insistencia de mi abuelo —sabe- la miro y le digo: «Es tremenda la gente, ¿eh
dor del beneficio mediático que supondría— al Chus?». Y ella me responde, «tremenda».
acto asistió nada menos que Carmen Polo, mujer Esta capacidad para intuir qué está ocu-
del general Franco. En un principio había dicho rriendo sin comprender qué sucede es una es-
que la experiencia de ver aquellos niños podría trategia definitoria del carácter de Chus. Ante
resultarle demasiado dura, pero mi abuelo volvió sus limitaciones, Chus siempre ha dispuesto un
a la carga repetidas veces e incluso le llegó a de- arsenal defensivo para superarlas. Es raro (al
cir a un general que si a la Señora (como le lla- menos lo era) verla bloqueada, siempre burlaba
maban) le impresionaban unos niños anormales, el obstáculo, siempre conseguía no caerse de un
qué se podía esperar de la sociedad española. El mundo que gira mucho más rápido que ella. A
general le miró desafiante, pero se ve que tomó veces con una inteligencia y socarronería (galle-
nota. La Señora estuvo allí el día de la inaugura- ga) asombrosas. Si le preguntabas qué ponía en
ción y donó sesenta mil pesetas. Aspronaga era algún sitio y no podía leerlo se limitaba a respon-
una realidad. Lo habían conseguido. der: «¿Estás ciego?». Si no se acordaba qué ha-
bía para cenar, simplemente decía «¿De cenar?
Secreto». Y si directamente no entendía lo que le
María Ilustró numerosos libros para editoriales de Argentina, Brasil, España y México.
Wernicke En 2006, editó su primer trabajo como autora integral: Uno y Otro; en 2010, Un
señor en su lugar y en 2012, Hay días, los tres reconocidos como mejor libro-
Olivos, 1958 álbum por la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil Argentina. @MariaWerni
políticamente incorrecto
¿T —¿Cuál?
e acordás de la anécdota que siempre
contaba tu viejo y nos hacía cagar de
risa a todo el mundo menos a vos?
partido de Boca, Marcelo Araujo le dijo «Corky»
al colorado Mac Allister, y el Colorado se calentó
como un chico.
—Mi viejo decía, muy en serio, que yo no era
—La del cheque —me dice Chiri. mogólico de casualidad, que había tomado líqui-
—No. do amniótico en el útero de Chichita pero no lo
—La del cajero del Banco Provincia que te suficiente. Que mi cerebro había zafado pero mi
confundió con un chico mogólico. cara y mi manera de patear penales no.
—¡Es verdad! Me acuerdo. Pero si tu idea —Esos chistes ahora serían incorrectos.
es humillarme no lo vas a lograr, querido amigo, —Yo creo que incluso entonces eran un
porque conté esa anécdota entera en un post de poco incorrectos, pero en casa entraban y salían
Orsai que se llamó «El gran secreto de mi vida». mogólicos todo el día. Roberto era el tesorero de
—No era la idea humillarte, para nada —me CAIDIM y mi mamá estaba en la Cooperadora.
dice Chiri—. Y ya sabía que la contaste en el blog, Me parece que no se puede hacer chistes sobre
y la publicaste en un libro también. Incluso algu- algo cuando ese algo te da impresión, o miedo, o
nos lectores pensaron que no era cierta. te escandaliza. Pero cuando los monguis entran
—Es muy cierta —le digo—. Un cajero del y salen de tu casa todo el día, no pasa nada. Ni
banco me dio plata de más, como quinientos pe- siquiera hay que caretear palabras como «insufi-
sos, y no me la reclamó porque pensó que yo era ciente mental» o esas cosas.
un nene mogólico de CAIDIM. —Esa misma sensación causa la crónica de
—El Centro de Apoyo Integral del Insuficiente Nacho Carretero, ¿no?
Mental de Mercedes. —Claro —le digo—. Es buenísima por eso.
—Exacto. ¿Y sabés por qué algunos lectores —Qué lindo homenaje que le hace a su tía
pensaron que la anécdota era falsa? Chus, y sobre todo a la lucha de sus abuelos.
—¿Por? —Y lo mejor de todo es que lo haya escrito
—Porque cuesta creer que uno mismo se así, sin eufemismos ni boludeces. Y nosotros
ponga en el lugar del mogólico. Pero si lo pensás poder reírnos con las reacciones de Chus sin
bien, en la escuela el Chino Silvestre tenía cara de problemas, sin que nadie ponga el grito en el cielo
chino, por eso le decíamos Chino. El Ruso Kosicki ni nos tilde de insensibles.
tenía cara de soviético y un apellido con muchas —Genial el abuelo de Nacho, cuando le dice
«k», por eso le decíamos Ruso. El Colorado Ulmer a la secretaria del tipo que lo maltrató «¡Tienes un
era colorado... Y yo tenía cara de mongui, todavía jefe loco!». Y después la grandeza de esta refle-
la tengo. Soy gordo y con los ojos juntos... El ca- xión: «Sinceramente creo que era una buena per-
jero del banco tenía razón. sona, pero víctima de una sociedad equivocada».
—Además en esa época además estaba de —Me emocionó muchísimo este relato —le
moda Life Goes On, que en Argentina se llamó digo—. Los padres de esa chica luchando a brazo
Corky, la fuerza del cariño. partido en una época de ignorancia absoluta...
—Claro, con la canción insoportable de Whit- —Me imagino —me dice Chiri—, a vos te
ney Houston que Telefé usaba como cortina. Para debe pegar más fuerte ese tipo de gesta, siendo
mí ahora es imposible no asociar ese tema con la que tomaste líquido amniótico en la panza de tu
cara del pibe que hacía de Corky. mamá cuando naciste.
—¿Conocés a alguien en la vida real que haya —No sos gracioso.
visto esa serie? —En un porcentaje alto, los padres de Chus
—La verdad que no. Lo que me acuerdo es estaban peleando también por tus derechos.
que mucha gente decía que el mensaje no era —A mí papá le quedaban bien esos chistes, a
bueno, que estereotipaba a los pibes con sín- vos no te quedan bien.
drome de Down y esas cosas. —And I... will always love you, oohh...
—Puede ser. Una vez, mientras relataba un —Basta. Cantás horrible. x
| 87
televisión
adiós
al cinismo
La verdadera revolución creativa de esta época no está en
los libros, sino en las ficciones de la tele. Y en ese ámbito, un
gordo pelirrojo llamado Louis Szekely está componiendo la
gran comedia negra de estos tiempos: Louie.
L
o primero que vemos es a un tipo pe-
lado, pelirrojo, barba candado, remera
negra y un jean medio caído debajo
de la panza, saliendo de una estación
de subte mugrienta en Greenwich Village, un
barrio bohemio de Nueva York. Suena una ver-
sión de Brother Louie, un rhythm & blues in-
glés de los setenta. El tipo, de unos cuarenta y
pico, camina por la calle con una expresión que
Diego Papic
Buenos Aires, 1977
fluctúa entre una incomodidad cansada y una
curiosidad entusiasta. Es de noche.
Entra en una pizzería y se come una por-
Estudió Letras en la Universidad ción de pizza parado en la puerta, mirando hacia
de Buenos Aires, periodismo afuera, con la actitud de estar cumpliendo una
en TEA y cursó el Máster en
Periodismo de la Universidad
rutina, con porte humilde y la mirada despierta.
de San Andrés. Es uno de los Detrás de él, un tipo en bermudas y ojotas habla
directores de cinenacional. por celular. Da un último mordisco generoso a
com —el sitio de internet más la pizza y mientras mastica tira el resto en un
importante y completo sobre tacho de basura, se limpia la boca con el dorso
cine argentino—, colabora ha-
bitualmente en el suplemento
de la mano y sigue camino.
«Espectáculos» del diario Clarín Unas cuadras más y llega al Comedy Ce-
y fue cronista de cine y tele- llar, uno de los clubes de comedia más conoci-
visión en el programa Quizás dos de Nueva York. Saluda a un tipo en la puer-
mañana, de la primera mañana ta con un apretón de manos y entra al club. La
de Nacional Rock 93.7. Desde
2003 escribe en su blog (blog-
canción Brother Louie sigue sonando con la le-
dedieguez.com.ar) sobre cultura tra cambiada: en lugar de «Louie, you’re gonna
pop y política, siempre con una cry» («Louie, vas a llorar») dice «Louie, you’re
veta humorística, y desde 2009 gonna die» («Louie, vas a morir»).
participa activamente en Twitter La secuencia, con una edición ágil y elíp-
con el usuario @dieguez_, en
donde ha aprendido a pelearse
tica, dura menos de un minuto y es la presenta-
cada vez menos con la gente. ción de Louie, la serie de TV escrita, protago-
Vive en el barrio porteño de nizada, dirigida —y sí, también editada— por
Palermo con su gato Rocco y Louie C.K., un comediante de stand up bastante
cree que los mejores inventos atípico que, después de una experiencia fallida
de la humanidad hasta ahora
son el aire acondicionado,
en HBO con la sitcom Lucky Louie, se consa-
el whisky, el salamín picado gró con esta serie —que de sitcom solo tiene su
grueso y las tetas. duración: estrictos veintidós minutos— tan am-
bigua y extraña como su mirada mientras come conectadas. Esa es otra de las ambigüedades y
esa porción de pizza. contradicciones que le dan a Louie esa profun-
Como en la «intriga de predestinación» didad que no tiene hoy —y quizá no tuvo nun-
que definió Roland Barthes, según la cual en el ca— ninguna serie de veintidós minutos.
comienzo del relato clásico se encuentran sus
claves principales, en estos cincuenta segundos
se puede percibir en gran parte el tono de Louie. Matar a Seinfeld
Porque en esto es en lo que se destaca: en su
tono ambiguo, que puede virar de un realismo Louie lleva tres temporadas en el aire —en
desbocado a una extrañeza surrealista en ape- mayo de 2014 empieza la cuarta— y uno de los
nas un segundo, sin perder la coherencia; que últimos arcos narrativos evocó en cierta forma
va de la ternura al humor negro sin caer jamás aquel capítulo autorreferencial de Seinfeld en el
en el cinismo. que le proponen hacer un piloto para la NBC.
Al relatar la premisa de la serie confirma- En el capítulo triple «Late Show», Louie
mos en la práctica una de las más grandes ver- C.K. tiene una reunión con Lars Tardigan, el di-
dades de las ficciones: no importa tanto el qué rector de la CBS, interpretado por el legendario
sino el cómo o, para decirlo más claro, en la for- productor y director Garry Marshall, responsa-
ma está el fondo. Porque la premisa de Louie, ble de Mork y Mindy y Extraña pareja, entre
contada en forma despojada y desnuda, es la otras series. Tardigan le ofrece lo que podría ser
siguiente: un comediante de stand up de Nueva un giro definitivo en su carrera: reemplazar a
York hace de sí mismo y alterna fragmentos de David Letterman. Le dice que tienen en vista a
monólogos de sus shows con escenas de ficción Jerry Seinfeld pero que es muy caro y que si él
que aluden a lo que cuenta en esos monólogos. puede hacerlo, mucho mejor, porque les saldría
¿Suena un poco a Seinfeld? Quizá no haya «un millón, quizás menos».
dos series más diferentes entre sí que Louie y Entonces Tardigan lanza una feroz defini-
Seinfeld —en su tipo de humor, en su visión del ción de Louie: «Vos sos un comediante de clase
mundo— pero a la vez más subterráneamente trabajadora de Boston. Hacés stand up. Ganás
El diálogo va escalando hasta que Laurie puede dar el gusto de un prólogo extrañísimo en
(que no es otra que la gran Melissa Leo) le pega el subte en el que un mendigo se asea con una
una trompada y lo obliga a practicarle un cun- botella de agua mineral mientras un violinista
nilingus a la fuerza. La escena final vuelve a de traje musicaliza la escena con las Czardas de
Louie comiendo con sus hijas en un tono exa- Monti y después soñar con ser el héroe de todo
geradamente edulcorado. el vagón por limpiar un charco de Coca Cola de
El cambio abrupto de tono a veces se da uno de los asientos.
incluso dentro de una misma escena. En el epi- La belleza y la fealdad conviven a veces
sodio doble «Daddy’s Girlfriend», Louie tiene en un mismo fotograma, igual que la vida y la
una cita con Liz (Parker Posey). Caminan de muerte, que el sexo y la soledad. El resultado
noche por la ciudad en una escena amable que por momentos alcanza una extrañeza que hace
bien podría pertenecer a una comedia románti- de Louie una de las experiencias más singulares
ca indie. Pronto Liz cuenta que tuvo cáncer a de la televisión actual.
los catorce y la cosa amaga con virar al humor
negro. Pero el relato de Liz se va poniendo cada
vez más detallado y cruento («se me cayeron Pero, ¿es una comedia?
los dientes, vomitaba por la quimioterapia y mi
mamá enloqueció»), y la sonrisa se le congela a «Sos el comediante menos gracioso del mundo»,
Louie y también al espectador. le dice Pamela, interpretada por la actriz Pamela
El relato transmite una sensación de anar- Adlon, productora también de la serie. «Sé gra-
quía y de libertad. Medio capítulo puede trans- cioso, vamos, haceme reír. Tres, dos, uno, ¡ya!»,
currir dentro de un auto con sus hijas yendo al le exige Jack Dall (encarnado por David Lynch,
campo a visitar a una tía y de pronto tomarse nada menos), el encargado de entrenarlo para la
tres minutos para cantar Who Are You, de The prueba de cámara en la CBS, y Louie se queda
Who. O puede terminar con un largo diálogo de petrificado. «No soy así de gracioso, no puedo
siete minutos con Joan Rivers hablando sobre la hacerte reír a la cuenta de tres», se excusa.
comedia y las desventuras del comediante. O se Louie se autodefine con una sinceridad
brutal. La serie no busca la carcajada constante, La serie también tiene mucho de surrealis-
no sacrifica nada en función de un gag, elige ta y ahí hay otro eje sobre el cual pivota en su
otro camino: el de la libertad y la honestidad. El ambigüedad: lo real y lo irreal. Porque hay un
final de la tercera temporada es el mejor ejem- hiperrealismo en las locaciones —las calles su-
plo. A diferencia de Seinfeld —otra vez, la com- cias y las estaciones de subte reconocibles para
paración es inevitable, aunque sea para resaltar cualquier neoyorquino— y en el registro casi
el enorme contraste— la muerte no es gracio- documental, pero en el momento menos pensa-
sa y la perplejidad que provoca solo puede ser do algún elemento onírico o extraño entra para
transmitida mediante ese epílogo en China, me- desbaratar el paisaje: desde su vecino con la
lancólico y extraño. Y la honestidad es eso: la cabeza de conejo hasta Doug, su representante,
muerte de Susan en Seinfeld, inevitablemente, que parece un adolescente.
estaba fuera de campo pero la de Liz no, la ve-
mos en la plenitud de su drama.
Pero Louie es una comedia, aunque no sea El fin de la sitcom clásica
solo una comedia. Porque el humor es un pris-
ma a través del cual vemos la realidad, un pris- Este tono particular que hace de Louie algo
ma que a veces la deforma o enfoca con mayor tan original le pertenece por completo a Louis
nitidez y que sirve para ver las cosas desde una C.K., un comediante de stand up que no es
óptica original y diferente. Y de eso se trata esta ni judío ni neoyorquino, que vivió en México
serie. Muchas veces su humor genera carcaja- hasta los siete años y que aceptó una propues-
das —la pelea entre los taxistas, el balbuceo de ta económica muy modesta de la señal FX a
Louie cuando trata de decirle al bañero que no cambio de tener el control absoluto sobre su
es gay— que provienen de la sorpresa, pero mu- serie y poder hacer lo que quisiera. Louie re-
chas otras veces esa sorpresa troca en perpleji- cibe el dinero y entrega el capítulo termina-
dad y nos deja solo con una sonrisa amarga: los do, que edita él mismo en su laptop. Ningún
ojos muertos de la tía Ellen, los ojos tristes de ejecutivo lee el guion, no hay un equipo de
Delores comiendo los arándanos. guionistas. La soledad que muchas veces pin-
ta la serie en la ficción es también la soledad Entonces el director le dice «pero eso no es gra-
del creador. cioso» y Louie dice «¿cómo que no? ¡Es gra-
Seguramente la experiencia fallida de ciosísimo!», dejando perfectamente claro que
Lucky Louie le enseñó que era mejor morir con su humor no pasará por «decir cosas lindas»
la suya antes que intentar encajar en el clási- sino por la honestidad de pintar una realidad
co formato de sitcom. Aunque él no reniega de agridulce, por no escamotear verdades en favor
Lucky Louie, aunque también fue su creador y de la risa fácil y superficial.
el motivo por el cual duró una sola temporada
no haya sido la falta de rating —cosa que nunca
le importó tampoco a HBO, la cadena que la Un mundo agridulce
emitía—, lo cierto es que vista hoy parece la
sitcom de un pasado remoto. Louie está divorciado y vive la mitad de la se-
Y la paradoja es que el nuevo terreno ex- mana con sus dos hijas de seis y diez años. La
plorado por Louie es el que arrojó a su pre- otra mitad sale con mujeres de mediana edad
decesora al pantano de lo viejo conocido. No con las que —si hay suerte— tiene sexo. La
era mala Lucky Louie y sin dudas era muy gra- soledad es una constante y su relación con per-
ciosa, pero el formato de grabación con esce- sonajes tan solitarios como él la multiplica ex-
nografía y público en vivo, junto a la historia ponencialmente. Suele tener sexo con mujeres
remanida de padre de clase trabajadora con frágiles, psicológicamente inestables, divorcia-
una mujer más linda que él —la misma Pamela das o solteras. La cancha en la que se juega el
Adlon que luego en Louie no le corresponderá partido de la seducción es una jungla.
con su amor— y una hijita adorable ha queda- Los personajes solitarios y torturados con
do, forzosamente, en el pasado. Su estilo y su los que se cruza Louie no solo son sus amantes
tono son para sitcoms menores como The Big ocasionales. En el capítulo «Eddie», Louie se
Bang Theory o How I Met Your Mother, que reencuentra con un viejo colega con el que em-
permanecen porque tienen público pero que no pezó a patear los clubes de comedia cuando eran
harán historia. jóvenes y que ahora, ya con cuarenta años, tiene
Y si bien Louie C.K. ha dicho en entrevis- que aceptar el fracaso de su carrera. Mientras
tas que no reniega de Lucky Louie, algo de su Louie es conocido en el ambiente del stand up,
opinión real se puede ver en el episodio «Oh, Eddie apenas logra mostrar su material en clubes
Louie/Tickets», de la segunda temporada de amateurs «a micrófono abierto», de esos en los
Louie, cuando vemos un flashback en el que que cualquier persona del público puede subir.
protagoniza una sitcom al estilo Lucky Louie. Deambulan por la noche tomando un gin
Su personaje hace un comentario estúpido y del pico y finalmente Eddie revela sus intencio-
quien interpreta a su mujer dice «Oh, Louie, te nes: se va a suicidar y lo buscó a Louie porque
amo» y el público emite un alarido de ternura. era la única persona que tenía para despedirse.
Entonces Louie corta el clima y pregunta «¿Por Otra vez lo que era hasta ese momento un ama-
qué dijiste eso? Acabo de decir algo muy es- ble reencuentro, nostálgico pero simpático, se
túpido». El director corta la grabación y Louie transforma en un drama existencial. «Louie,
se queja: «Pensé que íbamos a hacer una serie miráme a los ojos y decime que tengo una bue-
honesta, verdadera». na razón para vivir», le dice Eddie, y Louie le
Por si hiciera falta, Louie sienta las bases dice que no, que no va a jugar a ese juego. Louie
éticas de su show y se despega no solo de Lucky vuelve a entrar en ese terreno frágil que podría
Louie sino también de gran parte de las sitcoms caer en el cinismo o en la autoayuda edulcorada
clásicas. Louie le grita al público: «¿Ustedes y lo resuelve con sencillez porque la honestidad
verían una sitcom como esta?» y todos gritan: no es algo a lo que se propone llegar con es-
«¡Siiiii!». Es la forma —honestísima— de re- fuerzo, sino la cualidad desde la cual parte para
conocer que no importa qué es lo que quiera el encarar la historia.
público, no importa que a The Big Bang Theory Las preguntas existenciales que se hace
la vean quince millones de norteamericanos to- Louie —y que nos hace a nosotros— finalmen-
dos los jueves en un canal de aire y Louie solo te quizá sean el punto central de la cuestión.
a veces llegue al millón en un canal de cable. Invitado a un talk show para debatir sobre la
El director le pregunta «¿qué querrías que masturbación con una militante católica, en el
dijera ella?» y Louie dice «me voy, te dejo». medio de la discusión ella le suelta: «Te mas-
turbás y estás solo. ¿Alguna vez fuiste feliz? En todas estas explicaciones excesivas, en
¿Sos feliz ahora?». Louie se queda perplejo y la definición del dinero como «energía» y en el
nosotros también: otra vez lo que parecía ir para chiste del nuevo pene se percibe cierta culpa por
un lado —la burla a la militante antimasturba- el hecho de ganar dinero. Su decisión de aceptar
ción— termina yendo para otro. Louie está la propuesta de la señal FX por poca plata, el
solo, todos estamos solos. ¿Alguna vez fuimos personaje Louie que tiene solo siete mil dólares
felices? ¿Somos felices ahora? en la cuenta y el contraste de eso con un Louis
C.K. cada vez más exitoso y millonario parecen
incomodarlo.
La ética del dinero A diferencia de Seinfeld, que se jactaba
de su éxito y de su dinero, Louie parece estar
La honestidad de Louie está muy presente en su atado a esa ética y honestidad que pregona en
tratamiento del dinero, tanto en la serie como su show. Como queda explícito hacia el final
en la vida real. En el capítulo «Moving», Louie de «Late Night», Seinfeld es malo y Louie es
quiere comprar una casa para que sus hijas es- bueno. Mientras Seinfeld podía besarse con
tén más cómodas los días que pasan con él. Una su novia viendo La lista de Schindler, Louie
visita a su contador le dará un baño de realidad: es incapaz de masturbarse mientras la radio
tiene siete mil dólares en la cuenta. «¿Y qué anuncia una matanza en África. Y he aquí otra
puedo hacer con eso?», pregunta Louie, con de las tantas novedades de Louie: su humor no
verdadera curiosidad. «Podés comprarte una proviene de la ya gastada incorrección políti-
casa de siete mil dólares», contesta su contador ca, ni de la burla, ni de la parodia, pero a la
con sinceridad brutal. Y aunque esa escena es vez tampoco es ingenuo ni inocente. Su humor
muy graciosa, subyace una amargura en la ex- es otra cosa, algo nuevo, algo que Louie acaba
presión de Louie. Hacia el final, sin embargo, de inventar.
hay una nota optimista: sus hijas y él pintan,
juntos, el departamento en el que ya viven.
Para Louis C.K. la ética del dinero es todo Adiós al cinismo
un tema. «Aprendí que el dinero puede ser mu-
chas cosas —dijo una vez—. Puede ser algo Los hombres que promediamos los treinta
para acumular, por lo cual pelear, algo que pro- años y que abandonamos la adolescencia de la
teger o robar o retener. O puede ser como una mano de Seinfeld, despojándonos gracias a él
energía alimentada por el deseo, la voluntad, del idealismo de la juventud, vemos en Louie la
el interés creativo y la necesidad de reír de un compañía perfecta para ir entrando en los cua-
gran grupo de personas». renta. Louie es nuestro futuro, un futuro en el
Lo dijo después de uno de sus últimos ex- que el comienzo de la decrepitud física y los
perimentos: la producción y venta totalmente fracasos amorosos nos obligarán a abandonar el
independiente de su penúltimo show de stand cinismo despreocupado del que disfrutábamos
up, Live at the Beacon Theatre. En aquella oca- a los veinte.
sión decidió producirlo él mismo y ponerlo a la Pero Louie es más que una serie genera-
venta en su sitio web personal a cinco dólares, cional. Es un paso adelante en las comedias de
evitando todo intermediario, no solo cadenas veintidós minutos que será imposible desandar.
como HBO o FX, sino también sitios de strea- De la misma forma que ya no se pueden hacer
ming online como Netflix o Hulu. sitcoms clásicas después de Seinfeld, después
La prueba dio resultado y apenas cuatro de Louie los límites se extendieron conside-
días después de la publicación del video, Louis rablemente y todos tienen tierras nuevas para
C.K. había recaudado más de medio millón explorar y trabajar. Empezó Lena Dunham con
de dólares y emitido el comunicado en el que, Girls —también deudora de otro ícono de los
entre otras cosas, define al dinero como «una noventa como Sex and the City— y seguramen-
energía». Unos días después fue invitado al te vendrán muchos más.
programa Late Night with Jimmy Fallon, en el Y aunque el pasado reciente permanezca
que reveló que ya había recaudado más de un ahí para ser todavía disfrutado, la luz que irra-
millón, de los cuales donó casi trescientos mil a dia Louie con su talento y originalidad nos hace
la caridad y bromeó que, con el resto, se com- verlo en sepia, tallado en mármol, tan respeta-
praría un nuevo pene. ble y tan muerto como el busto de un prócer. x
98 |
sobremesa
black and white
¿P
para nada.
or qué estamos charlando en la página
derecha? —me dice Chiri—. Es más in-
cómodo. No se me acostumbra el ojo
—No, boludo. El que yo te digo es el gordo de
The Killing, el papá de la chica asesinada.
—Es verdad, son muy parecidos.
—¡Son iguales! —me dice—. Y tampoco hay
—Porque acabamos de entrar en un pliego ninguna diferencia entre ser mecánico en Bos-
blanco y negro, y no tiene sentido que el dibujo ton o trabajar en una empresa de mudanzas en
de Manel vaya a un color y nosotros vayamos a Seattle, como el gordo Stan… ¿The Killing no
cuatro colores. será también una ucronía de la vida de Louie?
—¿Y María ya lo sabe? —Creo que es un gran descubrimiento el que
—Lo debe estar descubriendo ahora —le acabás de hacer —le digo—. Patentálo.
digo—. Y no me gusta eso de «¿Y María sabe?». —¿Cuánto creés que le debe Louis C.K. a
Ella es la diseñadora, el director soy yo. George Carlin? —me pregunta Chiri.
—Pero yo soy el esposo, y generalmente hace —Me parece que los chistes del colorado ha-
lo que quiero. Y yo estoy incómodo a la derecha. brían sido distintos sin su influencia. ¿Viste alguna
—Sería de malos anfitriones no darle los cua- vez el monólogo de Carlin sobre el medioambien-
tro colores a Manel... Además, nuestras sobreme- te? —le pregunto.
sas siempre son en blanco y negro. —«Saving the planet». Es muy bueno.
—Como Louie. —¿Y el que hizo sobre el aborto?
—Louis C.K. es colorado. —No, ese no lo vi.
—La serie Louie. —Empieza así: «¿Por qué la gente que está en
—Es a color —le digo. contra del aborto es gente que de todos modos
—Es a color cuando la ves, pero cuando te nunca te querrías coger?». ¿No es genial? A Car-
acordás de un capítulo es en blanco y negro. lin le chupaba todo un huevo. No tenía el menor
—¿En serio? —me sorprendo. reparo en meterse con cualquier tema.
—Hacé la prueba, pensá en una escena. —Igual que Louis, que se caga de risa de los
—¿A ver? —hago fuerza y pienso en la escena putos, de los antiputos, de los católicos, de los
de Halloween, cuando un ladrón asalta a Louie y a judíos, los mogólicos, los enanos...
sus hijas—. ¡Es verdad! Blanco y negro total. —A propósito. Lo que no entiendo es cómo
—Yo creo, aunque no estoy seguro, que en nadie se dio cuenta de que Pamela Adlon, la ac-
la segunda temporada, o en la tercera, hay algún triz petisa que trabajaba en Lucky Louie, y que
episodio emitido realmente en blanco y negro, y también produce Louie, es una de las minas más
nadie se dio cuenta. lindas del mundo. ¿Vos también estás enamorado
—¿Sabías que antes de dedicarse a la come- de ella?
dia Louis C.K. era mecánico en Boston? —La verdad que no —dice Chiri.
—No sabía, pero tampoco me extraña —me —¿Sabés de cuál te hablo? La que hace de
dice—, me lo imagino muy bien arreglando autos. esposa del pelado calentón en Californication.
Es más, ahora que me decís esto me acuerdo que —Sé perfectamente de quién me hablás, pero
en Lucky Louie (su serie anterior en HBO) su per- no estoy enamorado de ella en absoluto.
sonaje trabajaba justamente de mecánico. —Mentira. Decís que no estás, pero estás —le
—Yo creo que lo que hizo Louis C.K. en Lucky digo—. La voz que tiene es terriblemente perver-
Louie fue contar cómo habría sido su vida de no sa. No podés no estar enamorado.
haber triunfado en la comedia. Y en parte lo mis- —Yo no me enamoro de las voces —me nie-
mo sigue haciendo en Louie: es una especie de ga—. Y además solamente estoy enamorado de
ucronía con entorno doméstico. mi señora esposa.
—Puede ser —dice Chiri—. Y ahora que lo —¿Estás diciendo esto porque ella diseña la
pienso, no hay mucha diferencia entre el perso- página de las sobremesas y querés que ponga
naje Louie y Stan Larsen, ¿no? esto a la izquierda, no?
—¿El escritor sueco? —Odio que me conozcas desde la infancia. x
la gran
estafa
escribe rafa fernández
ilustra matías tolsà
1955
Detrás de toda culpa hay algo que nos dio un inmenso placer. | 101
nazaba de muerte. Si mantener la boca cerrada
sobre aquellas reuniones —pensó Elvis— era
el único precio que debía pagar para convertir-
se en la mayor estrella de todos los tiempos, no
veía dónde cojones estaba el problema: él no era
ningún bocazas. Estaría encantado de componer
canciones junto a un genio en el que no recaería
nada del mérito ni de la gloria que merecía.
Para demostrar que estaba de acuerdo con
el trato y que no se sentía intimidado por sus
amenazas, Elvis bromeó:
—Antes dijo que ese Señor Tarareador no
soporta la luz del sol. ¿No estaremos hablando
de un vampiro, verdad? Ja, ja, ja.
—¿Un vampiro? No digas gilipolleces,
Elvis Presley. Esto es la vida real. Y la vida real
siempre supera a los personajes que imaginan
los escritores chiflados.
104 | Sé que te debo una explicación, ¿te puedo pagar con excusas?
pasado y al futuro. Por supuesto, acepté. ¿Quién Decenas de esas misiones tenían rumbo al futu-
no ha soñado con hacer algo así? Ya habían pro- ro. Cuando regresaba de los viajes por el tiem-
bado la máquina varias veces con diferentes ani- po, me registraban minuciosamente. Temían
males y estos habían regresado en perfecto esta- que trajera al presente una prueba de que los
do físico y psíquico. O eso creían. Lo cierto es viajes estaban sucediendo: por ejemplo un al-
que se creó un nuevo departamento. «Agente de manaque de resultados deportivos, un periódi-
campo de viajes en el tiempo». Hice decenas de co, fotografías, etcétera. Cuando me jubilaron
esos viajes. Las misiones que me ordenaron fue- debido a mi enfermedad, les hubiera encantado
ron una decepción. Nada de traer a Jesucristo al borrarme de la memoria todos mis recuerdos
presente o matar a Hitler cuando era un niño. Me pero no hay nada aún inventado para borrar la
encomendaron misiones de espionaje que tenían memoria. Salvo un tiro en la cabeza, claro. Me
como único objetivo convertir a los Estados Uni- advirtieron que si utilizaba mis recuerdos del
dos de América en la primera potencia económi- pasado o del futuro para revelar a la prensa lo
ca mundial. Y vamos camino de conseguirlo, ya que estaban haciendo, enriquecerme o dar in-
ves cómo están las cosas actualmente. formación al extranjero, me localizarían y me
—¿Y qué tiene que ver la música con pegarían ese tiro en la cabeza.
todo esto? —Sigo sin entender qué tiene que ver toda
—A los pocos meses de usar la máquina esa fantasía con la música y conmigo.
vimos que los animales que habían utilizado —¿Sabes? Me encanta la música. Soy de
en las pruebas comenzaban a sufrir daños en la los que tienen las emisoras musicales puestas
pigmentación de la piel. Sus caras se deforma- todo el rato. En aquellas misiones yo no para-
ban: se derretían como si estuvieran hechos de ba de escuchar la radio. Si hubiera sabido que
cera. También empezó a ocurrirme a mí. Cuando me iban a jubilar tan pronto, habría memoriza-
empecé a sufrir esos efectos de deformación en do los resultados deportivos de los siguientes
la piel y me debilité físicamente me despidie- años. Pero nunca me ha gustado el deporte. En
ron. Continuaron haciendo viajes en el tiempo, cambio, soy un fanático de la música. De toda la
pero solo uno por agente. Comprobaron que vida. Memoricé, sin propósito alguno, solo por
así no enfermaban. Me «jubilaron», me dieron placer, un montón de canciones. Y recuerdo el
una cantidad de dinero humilde pero suficiente nombre de sus cantantes. Soy un agente secreto
como para que no tuviera que trabajar por el res- de la CIA: tengo una memoria asombrosa. Re-
to de mi vida. Sin embargo, todo ese dinero no cuerdo un montón de canciones que aún no han
compensa la enfermedad que sufro y que me ha sido compuestas y que van a convertirse en clá-
convertido, físicamente, en una abominación hu- sicos. Puedo cantar esas melodías para tus músi-
mana. La «enfermedad del viajero del tiempo» cos. Ellos pillan la canción con sus guitarras y la
es dolorosa, no tiene cura. Me han jodido la vida. cantan antes de que el artista original ni siquiera
—Es una historia cautivante, sin duda, la haya compuesto. No quiero publicidad ni salir
pero sigo sin entender qué... en los créditos de las canciones. Para eso te nece-
—... ¿tiene que ver esto con la música? sito a ti. Sé que eres un tipo peligroso. Trabajaré
Cada vez que una negrita abraza a su muñeca rubia, Hitler gana la guerra. | 105
para ti, con tus músicos y me pagarás por debajo —Un bate de béisbol.
de la mesa. Si alguno de tus músicos habla de —Bueno. Como quieras. Solo era una su-
mí tendrás que asesinarlo. Tengo memorizadas gerencia. También me sé otras canciones, más
más de treinta canciones. Recordar esos número melódicas. Muy mal lo tienen que hacer tus
uno puede darnos tanto dinero como si recorda- cantantes para estropear las canciones que les
ra quién va a ganar la liga de béisbol cada año. voy a tararear, para evitar que se conviertan en
¿Quién se dará cuenta de lo que estamos hacien- clásicos con sus voces.
do? Ningún compañero de la CIA repite viaje al
futuro. Ninguno sabrá que el creador de la can-
ción ha cambiado. No van al futuro para escuchar
música sino para realizar misiones de espionaje
económico. Y si un día reparan en ello estoy se-
E l ejecutivo racista llegó a creer al Señor Ta-
rareador cuando este le consiguió su sépti-
mo hit consecutivo.
guro de que ya habré muerto de esta enfermedad —Ningún ser humano puede tener tanto
o de viejo. Espero ser el más rico del cementerio. talento —se dijo—. Maldita sea... ¡Me ha toca-
—Bueno. Si esa es tu locura... no voy a do la lotería! Esto hay que explotarlo bien. Si le
ser yo quien te la cure. Adelante. Mañana te doy todos esos hits a muchos grupos diferentes,
mandaré a unos cuantos músicos para que les desaprovecharé esta oportunidad. Si le diera to-
tararees nuevas canciones. dos a un solo cantante, este se convertiría en un
—Pero has de prometerme que si alguno fenómeno de masas, en una máquina de hacer
va hablando por ahí de mí le asesinarás. Yo ya dinero: ventas de discos millonarias, películas,
no tengo fuerzas para encargarme de eso perso- conciertos por todo el mundo, colonias en su
nalmente. honor, camisetas con su cara, exclusivas en re-
—Ok. Lo prometo. vistas... El mundo entero le admiraría. ¡Millo-
—Si no lo haces, desapareceré para siem- nes y millones de dólares!
pre y dejaré de darte hits. Y el elegido, ya que tenía voz de negro y
—Sin problemas. le gustaba el rock and roll, fue Elvis Presley. El
—Hay un movimiento musical, que han Señor Tarareador le surtió de canciones y Elvis
inventado los negros, que va a tener mucha re- se convirtió en un mito viviente. En el «Rey
percusión. Me refiero al rock and roll. Me sé del rock».
unas decenas de canciones de esas. Si puedes
mandarme negros...
—¿Negros? Ninguno de mis grupos son
de negros, me dan asco los putos negros. No
trabajo con ellos. Huelen mal.
S in embargo, en 1962, el ejecutivo racista fir-
mó un contrato en exclusiva con Parlophone
para surtir de canciones a un grupo con mucho
—¿Qué tienes contra los negros? potencial: The Beatles.
1964
Capitalismo: las putas que cobran son más respetadas que las que cogen por placer. | 107
¡Todos los que me rodeaban creyeron que yo
era un fraude! ¡El amor de mi vida me aban-
donó! ¡Arruinaste mi vida! ¡Tú me mataste, tú
me mataste!
Dos forzudos músicos se lanzaron sobre
el hombre que no paraba de gritar. Consiguie-
ron, con mucha dificultad, apartarlo del Rey del
rock. Más tarde la policía lo identificó como
Reynoldo Doforno, un pobre enfermo que vivía
en la calle junto a otros mendigos.
—¿Lo conoce de algo, señor? —le pre-
guntó la policía, divertida—. Este pobre alco-
hólico asegura ser el autor de Love me tender.
¿Le robó usted esa canción?
—No. Por supuesto que no le conozco de
nada —mintió Elvis—. Jamás he escuchado ese
nombre en mi vida.
No obstante, recordaba ese nombre como
si se lo hubieran dicho el día anterior.
A partir de ese momento Elvis Presley
se volvió inestable, desconfiado, paranoico.
No tenía a quién contarle lo que le atormen-
taba una y otra vez: temía que, en cualquier
momento, los verdaderos compositores de sus
grandes éxitos se le tiraran encima con cu-
chillos para asesinarlo por haberles robado la
vida de fama y riquezas que les correspondía.
Cualquiera podía ser uno de esos composito-
res: quizá su chofer, quizás el jardinero, quizás
el camarero que le servía una hamburguesa en
un bar. Elvis se sintió un farsante, un timo, un
cantante más sin talento. Como todos. Comen-
zó a necesitar Demerol y otros fuertes tran-
quilizantes para poder conciliar el sueño. En
1973 Elvis Presley mezcló una sobredosis de
estos tranquilizantes con alcohol y murió. En-
contraron su cuerpo tirado sobre un vómito, en radio sin saber que él es el compositor original
el suelo de uno de los camerinos donde iba a de esta obra inmortal.
realizar un concierto. La canción era demasiado buena y a las
oportunidades las pintan calvas. Paul —repleto
de codicia— registró esa canción solo a su nom-
1965. Más cabos sueltos bre. No importó que, tras el monumental cabreo
que sufrió John Lennon, se publicase en el disco
John Lennon sentía mucha envidia de Paul «Help!» firmada por los dos. Se había corrido
McCartney. De cara al público, ambos eran los la voz: todo el mundo sabía que el verdadero
grandes compositores del grupo musical con autor de Yesterday, la canción más popular de
más éxito de la historia. Cuando el ejecutivo The Beatles, había sido compuesta por Paul Mc-
racista lo indicaba —tras recibir el correspon- Cartney en solitario. Este golpe bajo originó la
diente pago desde Parlophone—, ellos volaban primera de las muchas discusiones que provoca-
en secreto desde Manchester hasta la casa del rían que The Beatles se disolviera en 1970.
Señor Tarareador; entonces él les canturreaba Fue tras la disolución de la banda cuando
uno o dos clásicos del futuro y más tarde, en John Lennon se presentó en la casa del Señor
la habitación del hotel donde se hospedaban, Tarareador y le ofreció diez millones de dólares
la recomponían con sus guitarras. La tarde en a cambio de una canción que lograra sobrepasar
que el Señor Tarareador tarareó Yesterday, John el súper éxito de Yesterday.
Lennon estaba fumado, borracho y disfrutando —Quiero una canción que demuestre al
de sexo con dos jovencitas californianas en la mundo que soy mejor compositor que Paul Mc-
habitación del hotel. Paul decidió no faltar a la Cartney —le pidió Lennon.
cita que les habían fijado. Acudió a ver al Se- El Señor Tarareador aceptó el reto sin
ñor Tarareador solo, traicionando así el acuer- pestañear:
do pactado con John de que ninguno de los dos —De acuerdo. Será la última canción que
acudiría, nunca, por separado a aquella casa. tararee y luego desapareceré para siempre. La
—Esta canción pertenece a un pobre he guardado para el final porque es la mejor de
hombre de Pensilvania —indicó el Señor Tara- todas. Es una canción que se convertirá en un
reador—, a quien su mujer abandonará dentro himno mundial, solo sobrepasado por el cuarto
de un año. Si la estrenas ahora, no tendrás que movimiento de la novena sinfonía de Beetho-
preocuparte por los cabos sueltos pues, como te ven. Se titula Imagine y está compuesta por un
digo, ni siquiera ha sido compuesta aún. Esta tal Mark David Chapman, que vive en la ca-
canción se hará tan popular que es imposible lle Leelistraat número nueve, en Texas. Harías
que ese hombre no la escuche en algún mo- bien en matarlo. Nunca se sabe lo que puede
mento antes de que el dolor le haga sentarse a pasar con estos cabos que quedan sueltos.
componerla. Escuchará ese súper éxito por la El Señor Tarareador comenzó a tararear
E
s una vergüenza... ¿Te parece que lo hagamos tuyo. Y no de cualquier persona, además, sino de
también en la revista? —me pregunta Chiri—. un héroe de la televisión.
Si la cagada te la mandaste en el blog. —Yo era muy chico cuando tuve en la mano
—No es un tema de «me parece» —le digo—. esos guiones por primera vez, ni siquiera sabía
Me están obligando por vía legal, por eso se llama quién era Abel Santa Cruz.
«Solicitada»... Me lo están solicitando. Además —Pero cuando empezaste a publicar «Lucas
no fue solo en el blog. Acordate que en el primer & Alex» en tu blog ya eras grande...
año de la revista también publicamos a «Lucas & —No me castigues más —le digo—. Ayudáme.
Alex» en formato historieta. En papel. Mi escarnio será público y con eso tendré bastante.
—Jorge querido, puedo creer tranquilamente —¿Te hacen pagar, además?
que hayas plagiado la obra de otra persona, —Sí —le digo—. El sobrino nieto de Santa
porque sos un mercenario. Pero no me cierra que Cruz quiere sesenta mil australes. En efectivo.
nunca me lo hayas contado a mí. Dice que no le interesa la moneda actual, que pre-
—Estuve a punto de contártelo muchas ve- fiere la plata de antes. No sé de dónde voy a sacar
ces, pero me daba vergüenza. toda esa guita en australes.
—¡Y ni siquiera fue un pacto, como en el —¿Sabías que te cagaste la carrera de escri-
cuento de Rafa! Ni siquiera hiciste plata como El- tor, no? Teníamos una revista honesta, Jorge. No
vis. Podrías haber muerto gordo y lleno de anfe- nos levantamos más...
taminas, pero no... El tuyo fue un robo triste. —¿Te dicto?
—¿Me vas a ayudar con la solicitada o no? —Dale.
—No quiero quedar pegado en esto. —«A raíz de un bochornoso suceso que me
—Me estoy haciendo cargo solo —le digo—, involucra, y que vio la luz a principios de año...»
solamente te pido ayuda en la redacción. No sé —No puedo creer que estemos pasando por
qué decir, con qué cara mirar a los lectores. esto. Mi vieja a veces nos lee. Tenemos hijos...
—Lo hubieras pensado antes de publicar un —Shh —le digo—. Calláte y escribí. x
guion de otra persona haciéndolo pasar por algo
SOLICITADA URGENTE
A
raíz de un bochornoso suceso que me involucra, y que vio la luz a principios de año, el Juzga-
do en lo contencioso Nº3 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires indica que: «La obra dramá-
tica conocida como “Lucas & Alex”, que el escritor Hernán Casciari publicó como propia en
varios soportes digitales y/o físicos, pertenece en realidad al Sr. Abel Santa Cruz, autor de otras obras
similares con personajes infantiles como “Jacinta Pichimahuida” o “Señorita maestra”. Santa Cruz
escribió las primeras versiones de este drama infantil a finales de los setenta y, al ser rechazado el
proyecto televisivo por Goar Mestre (entonces director general del antiguo Canal 13) olvidó la única
copia en un taxi que conducía el por entonces muy joven Tío Macho, de quien Casciari es sobrino.
Esos guiones fueron leídos por Casciari en su juventud y los mantuvo en su poder hasta que, en 2004,
los empezó a publicar como propios en su blog, cambiando algunos parlamentos para despistar. Tras
la denuncia efectuada por un sobrino nieto de Abel Santa Cruz, y tras ser verificado el plagio, se con-
mina al Sr. Hernán Casciari a pagar las costas del juicio y a publicar en sus medios de comunicación,
tanto digitales como físicos, la disculpa oportuna a los descendientes de Abel Santa Cruz y los facsí-
miles originales de dicha obra, en tantas partes como crea oportuna». Con la vergüenza y las disculpas
del caso, comienzo a purgar mi condena en las siguientes páginas de Orsai N14. Perdón a todos.
114 | Los putos salen del closet para que los bisexuales entren a cambiarse.
LUCAS Y ALEX
---
Guión original de
Abel Santa Cruz
- 115 -
// Lucas y Alex
La escena se desarrolla en el
arenero de un jardín de infantes
de la época actual y participan
Al final de la escena
también aparece
--- x ---
- 116 -
episodio 137 //
ALEX
No te puedo creer que todavía no hayas pro-
bado el Alba celeste, Lucas.
LUCAS
¿Vos te pensás que no quiero? La huelo todo
el día, la aplasto con el dedo gordo, care-
teo que hago ceniceros para regalar, pero la
señorita tiene muy vigilado el tema plas-
tilina.
ALEX
Tenemos cinco años, chabón, estamos en la
edad del todo a la boca. ¿Vos te pensás que
vas a tener Alba celeste a mano toda la
vida?
LUCAS
No. Ya sé...
ALEX
¿Cuándo vas a comer plastilina? ¿Cuando
tengas nueve y sea desarreglo psicológi-
co? Hasta los seis, comer plastilina o barro
prescribe al toque. Desde los siete es refle-
jo de succión retrasado y cagaste la fruta.
LUCAS
¿Te empastillan?
ALEX
A full te empastillan. Pero lo peor no es
eso. Te mandan dos veces por semana a hablar
con un señor que tiene juguetes arriba del
escritorio y tu mamá se tiene que quedar
afuera. Enfocá el escenario y soñámelo esta
noche.
- 117-
// Lucas y Alex
LUCAS
¿Vos estás seguro de que el futuro es así?
ALEX
En primaria, tolerancia cero. Tengo data de
un primo que la está pasando muy jodido...
¡Van a querer que escribamos, boludo! Vos no
sos consciente de lo que se nos viene. ¿Vis-
te lo que hacen los grandes cuando quieren
dibujar?
LUCAS
Unas hormigas en fila.
ALEX
Eso. En la primaria te hacen dibujar hormi-
gas en fila medio año, y el otro medio año
te obligan a que entiendas lo que dicen las
hormigas.
LUCAS
Me da miedo crecer. Alex.
ALEX
¡Por eso te lo digo! (Lo agarra de los hom-
bros, lo zarandea.) Estamos en tercero de
jardín, chabón. ¿Sabés lo que nos envidia
mi primo? Podemos cagarnos encima y no de-
cir nada hasta que nos hagan upa, podemos
olerle la concha a la maestra fingiendo que
la queremos abrazar, podemos comer plasti-
lina porque nos cabe el olor. “¿Que por qué
como Alba celeste, señorita? ¡Porque me cabe
el olor!”.
LUCAS
Dicen que el Alba celeste es mejor que morder
goma de pan recién comprada...
ALEX
Olvidáte de todo lo conocido, Lucas. El Alba
celeste no pertenece al mundo de lo recrea-
tivo... ¿Vos te acordás el año pasado, en este
- 118 -
episodio 137 //
LUCAS
Nunca nos pusimos de acuerdo... Dos sabores
nobles.
ALEX
Bueno, olvidáte. Con la llegada del Alba
celeste esa discusión perdió sentido. Y ojo,
porque hay otras ventajas además del gusto.
LUCAS
Alex, estás poniendo voz de propaganda.
ALEX
Probá Alba celeste y al otro día cagá. Vas
a ver colores que nunca viste salir de vos
mismo.
LUCAS
¡Qué ganas me diste! ¿Vos cómo hacés para co-
mer Alba celeste sin que te vean?
ALEX
Le pido a mi señorita de ir a hacer pis.
LUCAS
A nosotros no nos dejan ir al baño en clase.
ALEX
Lo sé. Es un estatuto nuevo que bajó de re-
gencia en marzo, pero hay una grieta le-
gal. Tenés que pedir pis mientras bailás y
te agarrás fuerte el pito. Las señoritas te
dejan ir a cualquier lado si hay riesgo de
limpiar el enchastre ellas.
LUCAS
¿Cómo entendés tanto de señoritas?
- 119 -
// Lucas y Alex
ALEX
Concentráte, Lucas, no te distraigas. Ya pe-
diste de hacer pis y te dijeron que sí. Salís
del salón bailando y agarrándote el pito,
no pierdas al personaje. Cuando estás por
llegar, hacés cuerpo a tierra y te arrastrás
quince metros a la derecha.
LUCAS
¿Al gimnasio?
ALEX
¡A la derecha, Lucas! ¿Cómo podés entender la
idea “quince metros” y no saber cuál es la
derecha?
LUCAS
¿Al depósito de los útiles?
ALEX
Claro, boludín. La derecha es siempre donde
tenemos el dedo quebrado.
LUCAS
Yo no tengo dedo quebrado.
ALEX
¿A ver? (Lo mira largamente.) Es verdad. No
tenés... ¿Y otra cosa? ¿Un lunar o algo?
LUCAS
Tampoco.
ALEX
¿No tenés ningún truco del cuerpo para sa-
ber cuál es la derecha y cuál la izquier-
da? (LUCAS NIEGA.) Qué simétrico que sos, te
aburguesaste...
LUCAS
No importa, seguime indicando que te estoy
entendiendo perfecto.
- 120 -
episodio 137 //
ALEX
No... Es al pedo. No vas a poder comer Alba
celeste si no tenés sentido de la orienta-
ción.
LUCAS
Entonces quebrame un dedo, Alex.
ALEX
¿Vos sos loco, sabés la fuerza que hay que
hacer para quebrar un dedo?
ALEX
Mirá qué atrevida esta criatura de Sala
Rosa... Entrando sin pedir permiso
(A LUISITO.)
¿Vos quién sos?
LUISITO
(CON ACENTO CENTROAMERICANO.)
Me llamo Luis.
LUCAS
Uy, extranjero... Parece más inteligente que
nosotros y usa anteojos culo de botella.
ALEX
Y tiene cara de Rana René… ¿No te dan ganas
de hacerle bullying hasta que caiga el sol?
ALEX
Sí, Lucas. Vamos a arruinarle la infancia.
Aprovechemos ahora porque en el futuro es-
tos son los que se van a comer el mundo.
LUCAS
Vos agarrálo de las orejas que yo le aprieto
los huevitos.
CORTE A:
VARIOS AÑOS DESPUÉS Xxx | 121
perfil
luis
el guatemalteco que
von
equilibra el mundo
ahn
Si se pudiera apostar por las personas como se
apuesta por los resultados del fútbol, en Orsai
apostamos cinco a uno a que este chico, dentro
de cien años, estará en los libros de Historia.
L
a primera vez que supe del matemá-
tico Luis von Ahn fue en un video
que circulaba por internet. Hay va-
rias versiones de sus charlas TED,
en diferentes partes del mundo, en
donde el prodigio guatemalteco aparece con
sus gafas enormes, hablando en español o en
inglés. Su biografía en la Wikipedia en español
tiene brevísimas doscientas palabras. En la ver-
sión inglesa, más de mil quinientas. El tipo es
karina salguero-moya delgado, demasiado caucásico para ser chapín,
Costa Rica, 1970
y viste con ropa semiejecutiva. En sus charlas
Estudió literatura y comunicación se dirige a la audiencia con la actitud inicial de
en la Universidad de Costa Rica. un nerd pálido que desea que los matones del
Ha trabajado como corresponsal recreo no le den una paliza porque sí.
para diferentes medios —Quiero empezar haciéndoles una pre-
internacionales. Trabajó como
gunta —dice Luis von Ahn en esos videos—:
editora para Latinoamérica de
libros de tecnología de la serie ¿cuántos de ustedes han tenido que llenar un
For Dummies. También trabajó formulario en el que deben ingresar unas letras
como editora ejecutiva de las distorsionadas?
revistas Azul, Nature Landings, Se refiere a esos caracteres engorrosos que
Soho y Su Casa. Desde 2012
debemos teclear cuando queremos descargar
pertenece al comité de selección
de los proyectos locales para la una película en Cuevana, o acceder a sitios de
Bienal Iberoamericana de Diseño internet con una información interesante. Se re-
(BID) que se realiza en Madrid. fiere al Captcha. En la platea, la gente levanta la
En 2013 fue contratada como mano con rabia: muchos pierden cada día diez o
Directora de Comunicación
veinte segundos con esa barrera de acceso.
en la Universidad Veritas. Es
editora de la revistas Orsai y —¿Y cuántos de ustedes odian hacerlo?
Rara. Da clases de Literatura en —dice Von Ahn.
la Escuela de Animación Digital La audiencia levanta la mano todavía más
de la Universidad Veritas y forma alto. Luis von Ahn también levanta la suya, y
parte de la Junta Administrativa esto causa gracia a los oyentes. Después hay un
y de la Fundación del Museo de
Arte y Diseño Contemporáneo. silencio teatral, y Luis von Ahn dice:
Es directora creativa de —Pues bien, eso lo inventé yo.
la Feria Internacional del Y en el público hay más risas, pero tam-
Libro de Costa Rica. bién sorpresa.
¿Los que cierran su cuenta en Twitter es porque ya les dieron el alta? | 125
| El guatemalteco que equilibra el mundo
Von Ahn construyó una utilidad colectiva para Nadie, lo harán por placer o por necesidad. El
el Captcha. nuevo proyecto de Luis von Ahn se llama Duo-
Este nuevo giro en el invento resultó ser lingo: recuérdenlo, porque la revolución cultu-
un ejemplo perfecto del llamado crowdsour- ral será completa.
cing, un término que se usa para definir la so-
lución de problemas entre usuarios múltiples.
Un área en la que este matemático también se
registra, oficialmente, como pionero. Y ade-
más fue un negocio fructífero para él. Apenas
L a primera vez que vi en persona a Luis von
Ahn fue en mayo de 2013. El matemáti-
co viajaba de Brasil a Pensilvania, pero había
Google se enteró de su existencia, desembolsó aceptado hacer una escala para dar un par de
varios millones, le compró la idea, y la puso conferencias en Costa Rica —mi país— y deci-
en marcha. Esto significa que, actualmente, dí contactarlo. Lo busqué en el hotel donde se
hay muchísima gente digitalizando a toda hospedaba y lo llevé hasta el lugar donde daría
hora alrededor de cien millones de palabras la charla.
diarias, lo que equivale a dos millones de li- Se le veía cansado: había dormido poco en
bros al año. el avión. Pero incluso así su rostro me resultó
Desde hace un par de años, cada vez que joven, casi infantil, y guardaba cierta actitud de
alguien quiere ver una película en Cuevana (o maestro universitario: lentes de líneas simples
donde sea) teclea un código de acceso, pero ya —aunque de diseño—, aspecto austero, pocas
no cualquier código al azar, sino dos palabras palabras.
específicas de un libro antiguo que las máqui- —Rechazo la mayoría de conferencias
nas no han podido comprender. Cada letra, cada —me dijo, agotado por el viaje—. Me pongo
número y cada signo de puntuación que se tipea como meta un máximo de una por mes.
en el mundo —en esas quinientas mil horas dia- En esos días, Luis von Ahn viajaba de un
rias que desvelaban tanto a Luis— está ayudan- lugar a otro hablando ya no solo del Captcha y
do a digitalizar todos los libros de la historia de del ReCaptcha, sino de su nuevo invento, Duo-
la humanidad. Y casi nadie lo sabe. Millones lingo. Y su nueva charla empezaba otra vez con
de personas, día tras día, desconocen que están una pregunta:
mejorando el mundo. —¿Cómo podemos hacer para que cien
A esta nueva versión de su invento Von millones de personas traduzcan sin fallos, y
Ahn la llamó ReCaptcha, y de este modo mitigó gratis, la internet completa a los diez mayores
su culpa. idiomas del mundo?
Todavía no había cumplido los treinta años. Primero se le presentaron dos obstáculos:
no hay cien millones de personas bilingües en
el mundo; y aunque las hubiera, no tendrían la
O entrás a Facebook a mostrarte como sos, o a buscar amigos: las dos no se puede. | 127
| El guatemalteco que equilibra el mundo
El que quiere aprender inglés de cero busca el ellas, alrededor de ochocientos cincuenta millo-
nivel más bajo, como en un videojuego. Apa- nes están aprendiendo inglés. Todos los demás
recen palabras en inglés: dog, table, teatcher. idiomas combinados son trecientos cincuenta
El usuario las va escribiendo en español. Y así millones. Es el inglés el de mayor demanda.
va pasando pantallas, subiendo el nivel. Has- Aunque nuestras oficinas están en Estados Uni-
ta llegar a frases compuestas, verbos, jergas o dos, el estadounidense no representa un porcen-
frases hechas. taje importante en el aprendizaje de otra lengua.
Todo lo que el usuario escribe se computa, El segundo idioma es el español. Al menos entre
las respuestas fallidas y las correctas. Las falli- los angloparlantes, la mitad prefiere saber cómo
das se eliminan de Duolingo, pero las correctas hablar español antes que cualquier otra lengua.
traducen la web. Segundo a segundo. —Hablas siempre de millones de perso-
Me dice Luis que tiene docenas de pro- nas para esto, y para aquello, pero, ¿cómo se
yectos parecidos, pero que el de Duolingo es llega a ese volumen de audiencias?
hoy el que más lo apasiona. —Hay que invertir en estudiar los compor-
tamientos humanos frente a las computadoras.
Hace una semana subimos la aplicación para
—S i se piensa la educación actual como Cuando alguien está alejándose de su rutina te-
un modelo de negocio —explica Luis nemos una mascota, un búho verde, que llora.
von Ahn en una de sus charlas—, lo claro es Su llanto se incrementa de manera proporcional
que los incentivos están enfocados en el pago. al abandono. Apelar a las emociones es el mejor
Primero se paga y luego se educa. Primero se camino. Sabemos fehacientemente que cuando
paga y después se aprende. Es como la matrí- el búho llora hay una reacción inmediata.
cula en un gimnasio. Lo más conveniente para —Es decir, se apela a la culpa.
los propietarios es que tú pagues y no vayas —Claro. La culpa sigue siendo el mayor
nunca a quemar calorías. En el caso de Duolin- recurso de persuasión. Esto lo aprendimos de las
go necesitamos que los estudiantes se queden. madres judías a lo largo de la historia. Los estu-
Una manera de pensar más moderna es cómo diantes vuelven para que el búho deje de llorar.
refrescar, recuperar y restaurar el modelo del —¿Ya hay empresas utilizando Duolingo?
aprendiz. El chico que quería ser panadero iba a —Está el caso de CNN en inglés. Ellos
nos pagan por la traducción y nosotros usamos dinados, encontrando errores en sus programas.
sus recursos en las prácticas de Duolingo. No Pero no sé si es aplicable a todo.
le cobramos al estudiante por la enseñanza y el —En Orsai hablamos mucho de la de-
aprendizaje funciona, porque indirectamente saparición de los intermediarios. Desde tu trin-
están leyendo las noticias del día. En este mo- chera, ¿hacia dónde vamos con eso?
delo de negocios, las empresas o instituciones —Una cosa que vamos a ver es que,
grandes que pagan por un buen servicio, como mientras nos civilizamos cada vez más, em-
CNN, nos ayudan a financiar el sitio. pezaremos a tener acceso a mayores ventajas,
—En el camino de lo colectivo, ¿cuá- como la educación, o la comida. Todavía no ha
les son los riesgos? —quiero saber—. Porque ocurrido, y no sé cuántos años nos tomará, pero
hasta ahora has logrado encontrar un buen fin eso va a pasar.
a tus proyectos. Pero alguien podría hacer lo —Trabajás en un proyecto permanente-
mismo hacia una dirección más oscura. mente complejo. ¿Hay algo más que el desa-
—Realmente podría organizarse a mucha rrollo de Duolingo?
gente para actuar en proyectos grandes y colec- —No. Estoy totalmente obsesionado con
tivos y sin saberlo, actuar en contra. Yo todavía mi trabajo. Para mí trabajar no es trabajar. Me
no he visto un solo caso. Creo que en general gusta mucho lo que hago. Son raros los días en
las personas que actúan en cooperaciones masi- que descanso. Mi esposa me reclama, dice que
vas en línea saben hacerlo muy bien. me casé con mi trabajo y no con ella.
—ReCaptcha para digitalizar todos los —Pobre, tu esposa...
libros que existen, Duolingo para traducir la —Ella es la que me fuerza a salir de la ofi-
web a cualquier idioma. ¿Ya estás satisfecho? cina. Es fundamental. Sin embargo a ella tam-
—No sé si alguna vez voy a estar conten- bién le gustan mucho mis proyectos, entonces
to. Estaría satisfecho el día que cualquier per- siempre hablamos de ellos en casa.
sona pueda aprender sin tener que pagar. Nadie —¿Con qué vas a continuar una vez que
debe pagar por aprender. Me gusta que cual- Duolingo camine libre?
quier persona que quiera aprender otra lengua —No sé. Hay dos cosas que me llaman
lo pueda hacer rápido en Duolingo. Que todos mucho la atención: una es la educación. No
lo estén haciendo porque es gratis. No sé si esto solo educación de idiomas. Sino otros tipos de
llegará a suceder con la educación, pero es lo educación. El otro tema es el estado de la baja
que quisiera que pasara. seguridad en varios países de Latinoamérica.
—En tu modelo de negocio paga quien Pero no estoy seguro. Es algo que me preocupa
puede pagar y se beneficia el que no tiene ac- mucho, pero aún no tengo ninguna buena idea.
ceso fácil a la información. ¿Crees que este —¿Cómo medís tu trabajo?
sea un nuevo modo para que las economías —Lo que me da mayor satisfacción en la
comiencen a moverse? ¿O es un caso aislado? vida es saber que estoy ayudando a personas.
—No creo que sea un caso aislado, pienso Me gusta recibir cientos de correos dándome las
que hay otros casos en los que se puede aplicar gracias. Saber que hice un cambio positivo para
esto. Por ejemplo, hay otros tipos de educación. el mundo me hace feliz. Una vez oí algo que me
Para mí esto se puede aplicar a la educación de pareció bueno, no sé quién lo dijo: «Preferiría
programación, siempre alrededor de los siste- haber fundado la Wikipedia, que no dio mucho
mas y las computadoras. Se puede enseñar a las dinero pero mejoró el mundo, que haber sido el
personas a programar gratis y que las que pa- CEO de un gran banco que ganó mucho dinero
guen sean empresas de software. Los estudian- pero que no ayudó a nadie». x
tes estarían, mientras tanto, aprendiendo coor-
modern
school
El periodista Daniel Riera estudió catorce años en un colegio
privado. «Asistí —dice— a un plan sistemático para convertirme
en un fascista hijo de puta». ¿Habrá fracasado el plan?
N
o sé qué delirio de grandeza
tenían mis padres cuando me
anotaron en el Modern School
de Lanús, provincia de Buenos
Aires, Argentina. Era un colegio
privado, carísimo, de doble escolaridad, donde
aprendí inglés a cambio de que me limaran el
cerebro. No sé por qué extraña y estúpida iner-
cia cursé allí en jardín de infantes, preescolar,
Daniel Riera toda la escuela primaria y toda la secundaria
Buenos Aires, 1970 hasta la primera semana de quinto año, cuando
Ventrílocuo, escritor y periodista, me echaron. Mis padres me preguntaron más de
en el orden que ustedes una vez —a lo largo de esos catorce años— si
quieran. Es autor de los libros quería cambiarme de escuela. El miedo a lo des-
Vas a extrañarlo, porque es conocido, el apego a tres o cuatro compañeros
justo, 2002 (reeditado en y a una chica que me gustaba —aunque jamás
2011); Sexo telefónico, 2005;
El carácter Sea Monkey, me diera bola— me llevaron a quedarme. Hace
2007; Buenos Aires Bizarro, poco, mirando una vieja foto, conté a los que
2008; Familia y propiedad/ hicieron todo el recorrido en el mismo lugar.
La vergüenza nacional, 2009; Somos nueve. Tengo cuarenta y tres años: eso
Evangelios y Apócrifos, 2010; quiere decir que cursé toda la primaria y el pri-
Nuestro Vietnam y otras
crónicas, 2010, Ventrílocuos. mer año de la secundaria en dictadura. Cuando
Gente grande que juega con llegó la democracia, en el Modern no se notó, al
muñecos, 2012. Acaba de menos mientras yo estuve.
terminar un libro sobre Sandro. Hace poquito, Jimena, una excompañera
Es coautor de otros tantos libros de colegio, escribió lo siguiente en su muro de
y dirige una colección de crónica
periodística para la editorial Facebook:
argentina Libros del náufrago. «Desenmascarando la hipocresía: un re-
Trabajó en varias revistas a lo cuerdo desagradable de mi colegio, cuando una
largo de su vida. Desde 2009 de las autoridades de mayor jerarquía nos pidió
es ventrílocuo: formó el dúo que el uniforme que ya no usáramos lo cortá-
Paco y Oliverio con su muñeco
Oliverio. A Paco y Oliverio los
ramos con el objetivo de que los chicos pobres
acompañan ahora una banda que pudieran abrigarse con el mismo no le hi-
de rock llamada Los Oliverios y cieran mala propaganda al colegio... qué feo!!!
la directora de teatro Milagros (Tengo testigos)».
Ferreyra. Se autodenominan La No conocía la historia que contó Jime-
Vanguardia de la Ventriloquia.
na, pero no me sorprendió en absoluto. En los
comentarios a su post, otros excompañeros di- 1978. No fuiste vos. La señorita Susana
jeron exactamente lo mismo que digo ahora: encarga una «redacción» para escribir en casa,
que no conocían la historia, pero que no los ya no recuerdo sobre qué, pero sí que el tema
sorprendía en absoluto. Otra excompañera dijo me entusiasma y que nada me gusta más que
con humor que los pobres no se habían perdido escribir «redacciones». El día señalado, entrego
nada, porque si algo no hacía aquel uniforme de la mía. La señorita Susana me la devuelve con
mierda era abrigar. Me consta: en las mañanas un cartelón en rojo. El cartelón dice «Rehacer,
más frías de invierno, mi madre solía «refor- se pedía un texto original, no uno copiado de
zar» la delgadísima bufanda escocesa del uni- un libro». Yo no lo había copiado de un libro.
forme con una de lana que me protegía un poco Se lo digo, pero no me cree. Resignado, escribo
más. Quiso la casualidad que un día mi madre la redacción más estúpida que puedo, justo lo
entrara al colegio a pagar la cuota en el momen- que la señorita Susana espera de mí. Esta vez la
to exacto en que la dueña del colegio me esta- calificación es «Excelente».
ba gritando por usar esa segunda bufanda, que 1980. Quinto grado. La señorita Aída me
desacreditaba a la oficial. Le dijo, simplemente, grita: «¡Parecés un subversivo!». Con el tiem-
«¿Por qué le grita a mi hijo?» y la dueña se puso po, pierdo la causa de su enojo. La frase, en
pálida. La dueña y la directora del colegio eran cambio, me queda grabada para siempre. Un
sujetos intercambiables, autoridades a las cua- subversivo de diez años, eso soy para ella.
les debíamos respetar y obedecer. 1980. Quinto grado. La señorita Norma
pide una redacción. En el menú de temas está
«El patio de mi escuela». Escribo que el patio de
1978. Tercer grado. Dibujo libre. La señorita mi escuela es hermoso, lástima que esté dividi-
Susana acostumbraba a pedirnos, a principio de do en dos áreas separadas, una para nenes y otra
cada mes, que dibujáramos lo que ella llamaba para nenas. Escribo que el patio de mi escuela
«la carátula». A partir del mes de julio, comien- es hermoso, lástima que no nos permitan jugar
zo a dibujar siempre lo mismo, la escena más a la pelota. Escribo que el patio de mi escuela
feliz que un chico de ocho años al que le gusta es hermoso, lástima que no me permitan correr.
el fútbol podía vivir en 1978: un jugador con Escribo que el patio de mi escuela es hermoso,
la camiseta de la Selección argentina define un lástima que no nos permitan jugar a las cartas.
Mundial. Mes tras mes dibujo el tercer gol de Escribo que el patio de mi escuela es hermoso,
Daniel Bertoni a Holanda, los jugadores holan- lástima que no nos permitan jugar a las figuritas.
deses con las manos en la cintura, el arquero en Al día siguiente devuelven todas las redaccio-
el suelo, vencido, una línea de puntos que marca nes corregidas, cada cual con su correspondien-
la trayectoria de la pelota hasta que entra en el te nota, excepto la mía. La señorita Norma dice
arco. En el mes de octubre, mi madre es citada a que no la encuentra, que le dé un par de días
una reunión donde la señorita Susana, fastidiada porque no sabe dónde la puso. Mientras tanto,
porque en el mes de octubre no había dibujado a la señora Celeste de Tapia, directora de la pri-
la Santa María, la Niña y la Pinta descubriendo maria del Modern School, cita a mi madre. Le
América, le anuncia que yo no soy un chico nor- pregunta si soy feliz. Mi madre, sorprendida por
mal, que tengo una fijación y que no soy capaz la pregunta, dice que sí, que a veces seré más fe-
de dibujar carabelas en octubre. liz, a veces menos, como todos los chicos, como
1978. Tercer grado. Fuiste vos. La señori- todo el mundo. La señora Celeste puntualiza: le
ta Susana me acusa, porque sí, de haberme tira- pregunta si soy feliz en el colegio, porque si no
do un pedo feo y oloriento en medio de la clase. lo soy, tal vez lo mejor sería que me fuera. Le
Unos treinta chicos se ríen de mí. La crueldad notifica a mi madre que mi redacción ha sido
es una tentación muy grande para cualquier chi- retenida por mi seguridad personal, porque si la
co, y ni hablar si está avalada por la maestra. La leyera una inspectora de las que frecuentemente
señorita Susana también se ríe, hasta que una visitan el colegio, me harían desaparecer.
compañera junta coraje y le dice que fue ella, 1981. Se me ocurre llevar al colegio un
que la disculpe, que no fue su intención, que libro satírico llamado ¿Todo empezó con Marx?
se siente mal. La señorita Susana autoriza a mi (ahora, mientras escribo esto, lo googleo y des-
compañera a pasar al baño y continúa la clase cubro que su autor es un norteamericano llama-
como si nada, satisfecha por haber hallado a la do Richard Armour). Con el tiempo descubriré
nena que se había tirado un pedo. que el libro, dentro de su tono livianito, es muy
Marginalidad es perder un dedo en una fábrica o tener suegros antes de los dieciocho. | 135
| Mi tía Chus
136 | Xxx
Daniel Riera |
anticomunista. A los once años no entiendo Noche de los lápices, de la cual justamente ese
nada de esas cosas. Lo único que entiendo a los día se cumplen diez años. La respuesta, lacó-
once años es que tiene dibujitos muy divertidos. nica, burocrática, es «No está en el Calendario
Lo único que entiende Miss Miriam, la maes- Escolar». Un compañero, profético, me dice:
tra de inglés, es que el libro tiene la palabra «Estás loco. Quedaste marcado».
«Marx» en mayúscula imprenta en la tapa, y un Marzo de 1987. Me presento al primer día
dibujito de un señor con barba. Miss Miriam de clase del último año de la escuela secundaria
me secuestra el libro, al grito de «¡Nene, nene, con el cabello largo. El rector del colegio me
no traigas esto al colegio!». impide la entrada. Al día siguiente, me presento
Mayo de 1982. Séptimo grado. La Argen- con el cabello un poco más corto. Un preceptor
tina está en guerra con Inglaterra. El Modern me saca de la clase. María Marta —aquella pro-
School ha dejado de llamarse así. Ahora es el fesora de Filosofía que dijo que las Madres de
Instituto Moderno de Educación Integral. La se- Plaza de Mayo tenían a sus hijos en Europa—
ñorita María Emilia (o algo así, su nombre se me me tira de la lengua, me trata como si fuera su
escapa) pide un «artículo periodístico» futuris- hermano menor para que entre en confianza, me
ta, tema libre, para aplicar las técnicas del oficio pregunta cómo estoy, qué me anda pasando. Le
aprendidas en clase. Escribo entonces uno fecha- digo que me apena que en este sitio la discipli-
do en agosto de 1982, en el cual el general Gal- na sea más importante que la educación. Al día
tieri exhorta a la población a defender Buenos siguiente, mi madre es convocada a una reunión
Aires, el último bastión de la resistencia contra en la cual le comunican que han decidido dar-
los ingleses. La señorita María Emilia invita a me el pase libre, y que esperaban que aceptara
la directora al aula a leer mi artículo. La señora la oferta porque de lo contrario no iban a tener
Celeste de Tapia me dice, delante de mis compa- más remedio que expulsarme.
ñeros —quiere que todo el grado escuche— que No sé qué delirio de grandeza tenían mis
es «de malos argentinos» suponer siquiera que padres cuando me anotaron en el Modern School
podemos perder la guerra. Me ordena romper de Lanús, provincia de Buenos Aires, Argentina.
mi trabajo frente a mis compañeros y escribir Era un colegio privado, carísimo, de doble esco-
otro más optimista. Un mes después, como to- laridad, donde aprendí inglés a cambio de que
dos sabemos, la Argentina pierde la guerra de me limaran el cerebro. Entré a los cuatro años,
Malvinas y Charly García escribe una canción en 1974. Salí poco antes de cumplir los dieci-
inmortal llamada No bombardeen Buenos Aires. siete, en 1987. Terminé mis estudios en el Ins-
1986. La señora Cristina se acerca al aula tituto San Juan, un colegio privado de Banfield,
de cuarto año a notificar que está permitida y mucho más barato que el Modern, donde iban
que es bienvenida la formación de un Centro a parar todos los repetidores y expulsados del
de Estudiantes en el colegio, pero que en dicho conurbano bonaerense. Una vez, ya adulto, me
centro estará terminantemente prohibida la rea- crucé por la calle con la señorita Susana, la de
lización de actividades políticas y gremiales. Le tercer grado. Me saludó muy efusivamente, per-
pregunto: «¿Y entonces para qué sirve?». Mis manecí en silencio y se fue, ofendida. Supe con
compañeros se ríen a carcajadas. La señora Cris- el tiempo que habían echado del Modern a la
tina me dedica una de esas miradas de odio que señora Aída por gritona, que la señorita Norma
todo aquel que las recibió no se olvida jamás. había muerto muy joven y que todas las humi-
Algún momento de 1986. La profesora de llaciones recibidas por aquellos años cada tanto
Filosofía, señora María Marta, alude a «esas mu- salen a flote. Supe que la profesora María Marta
jeres que tienen a sus hijos en Europa y andan con se convirtió en la directora del colegio. Ahora
el pañuelo blanco en la cabeza». La primera vez La noche de los lápices sí está en el Calenda-
que lo dice, permanezco en silencio. La segunda rio Escolar, pero ignoro si alguien se encarga de
vez, le digo, tímidamente, «No es así». Ella dice evocarla en el Modern. Asistí a un plan sistemá-
«No te quepa ninguna duda de que es así». tico para convertirme en un fascista hijo de puta.
Septiembre de 1986. El dieciséis de sep- Supongo que fracasaron, pero a veces me asusta
tiembre, antes de un acto escolar por el Día del pensar en los pequeños éxitos que puedan haber
Profesor, mi amigo Gustavo y yo pedimos a las tenido conmigo, en lo difícil que es desaprender,
autoridades de la escuela que hagan un minuto en las camperas que algún adolescente de clase
de silencio en homenaje a los estudiantes se- media estará tijereteando hoy, en su casa, para
cundarios desaparecidos durante la llamada que no las use ningún pobre. x
Ahora cualquiera es gay, cualquiera es nazi, cualquiera es genial. Qué mundo de mierda. | 137
La letra pequeña
ya somos señorita
H ace un tiempo, en la edición doce o trece, notamos cambios hormonales, pero nos
costó mucho separarnos del dibujo de tapa. Y a la vez nos parecía que teníamos
que probar. Para una revista de nuestra edad (tenemos catorce), pasar de dibujo a foto
STAFF
de portada es un momento clave de la adolescencia. Las otras revistas más grandes, Editor responsable
que ya usan foto en la tapa, te miran raro, te señalan con el dedo. Te dicen: «¿Nunca Hernán Casciari
probaste?», y después se ríen entre ellas. Ya no soportábamos la presión social, y nos
arriesgamos. Preguntamos quién era el mejor que podía hacerlo, nos dijeron que un Jefe de redacción
tal Marcos López. «Está un poco loco, pero te cuida, y si llorás te da Nesquik», nos Christian Basilis
dijeron. Y allí fuimos. Al principio fue horrible, porque en vez de pinceles había trípodes,
Dirección de arte
y la luz nos enceguecía. Pero Marcos López nos tranquilizó con formol. Cuando
María Monjardín
nos despertamos ya estaba el trabajo hecho. El resultado nos gustó muchísimo. Al
irnos, Marcos López nos dijo: «Ojo, que no se les haga vicio, todavía tienen mucha
Edición
adolescencia por delante».
Josefina Licitra
Entrevista
Karina Salguero-Moya
Novela Gráfica
Horacio Altuna
Arte y diseño
Ermengol Tolsà
Matías Tolsà