Estimulación Cognitiva: Una Revisión Neuropsicológica
Estimulación Cognitiva: Una Revisión Neuropsicológica
Estimulación Cognitiva: Una Revisión Neuropsicológica
Abstract: Recent studies demonstrate the ability of neurons to regenerate and make
new connections. Therefore, older people with physiological aging, mild cognitive im-
pairment or mild to moderate dementia in an early stage need specific therapy called
cognitive stimulation to restore cognitive abilities, slow the progression of deterioration
a
Facultad de Psicología, Magisterio y Ciencias de la Educación de la Universidad Católica de Valencia “San
Vicente Mártir” y Unidad de Neuropsicología del Hospital Universitario Dr. Peset. Valencia. España
Correspondencia: Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir”. Calle Guillén de Castro, 175.
46008 Valencia. España.
E-mail: [email protected]
b
Facultad de Psicología, Departamento de Psicobiología, de la Universitat de València y Unidad de Neurop-
sicología del Hospital Clínico Universitario de Valencia.
and stabilize their functional status. We now know that this therapy affects the brain
by enhancing the mechanisms of brain plasticity, neurogenesis, angiogenesis and brain
reserve.
Keywords: cognitive training, brain plasticity, neuropsychology, ageing.
1. Introducción
El ser humano tiene una serie de capacidades cognitivas, funcionales, motoras, emo-
cionales y psicosociales que le permiten adaptarse al entorno. Estas capacidades son
susceptibles de poder ser mejoradas a través de la práctica y la experiencia, mediante la
estimulación cognitiva (EC).
La EC se define como el conjunto de técnicas y estrategias que pretenden optimizar
la eficacia del funcionamiento de las distintas capacidades y funciones cognitivas (per-
cepción, atención, razonamiento, abstracción, memoria, lenguaje, procesos de orienta-
ción y praxias) mediante una serie situaciones y actividades concretas que se estructuran
en lo que se denominan “programas de entrenamiento cognitivo”. La EC no solamente
se centra en la parte cognitiva, sino que aborda otros factores, tales como la afectividad,
la esfera conductual, social, familiar y biológica, buscando intervenir sobre la persona
adulta de forma integral1.
EC son todas las distintas actividades que permiten estimular las capacidades cog-
nitivas existentes con la finalidad de mejorar el funcionamiento cognitivo y disminuir
la dependencia del adulto mayor. Es de resaltar que una de las principales funciones de
la EC es trabajar las capacidades que aún se conservan en el adulto mayor y no las que
ya ha perdido, logrando así evitar la frustración del adulto. Todo esto contribuye a una
mejora global de la conducta y estado de ánimo como consecuencia de una mejora de
autoeficacia y autoestima. La EC se dirige de un modo más específico a mejorar el fun-
cionamiento cognitivo de las personas con deterioro cognitivo o demencia, potenciando
las capacidades y habilidades cognitivas todavía preservadas, así como enlenteciendo el
proceso de deterioro. Es necesario destacar que esta terapia no se dirige a recuperar de-
finitivamente o frenar procesos degenerativos, aspecto terapéutico hoy por hoy inalcan-
zable desde cualquier aproximación terapéutica. Esta disciplina tiene su base científica
en el cuerpo de conocimientos que aportan la neuropsicología, la psicología cognitiva,
así como las teorías y principios existentes sobre el aprendizaje y la motivación humana2.
Entre las ventajas de este tipo de tratamiento, destaca que no produce efectos se-
cundarios ni interacciones farmacológicas y además facilita el contacto personal con el
terapeuta y otras personas, lo cual interviene positivamente en el comportamiento del
sujeto mejorando sus habilidades y no solamente las funciones cognitivas, como sucede
con los fármacos; por último, puede resultar más económica.
Entre sus objetivos prioritarios se encuentran conseguir un aumento de la calidad de
vida y del bienestar personal3.
Actualmente estas terapias se consolidan como una herramienta útil, versátil y con
un razonable coste-efecto para mejorar las manifestaciones clínicas y la calidad de vida,
tanto de la persona con demencia como de sus cuidadores. Dicha intervención terapéu-
tica actúa sobre las capacidades cognitivas que muestran una alteración clínicamente
significativa y se fundamentan esencialmente en la reserva cerebral, la neuroplasticidad,
la capacidad de aprendizaje, la redundancia y la dependencia de uso4. En los siguientes
puntos se van a describir las bases científicas sobre las que se asienta la estimulación
cognitiva.
2. Bases neurobiológicas de la EC
1. La reserva cerebral es la capacidad que tiene el cerebro para tolerar cierta canti-
dad de lesión cerebral sin que aparezcan síntomas cognitivo-conductuales. El estudio
de su naturaleza y de los factores que la determinan se ha convertido en una cuestión
de máximo interés científico y social. Si se incrementara dicha reserva, se produciría
un retraso en la expresión clínica de estos procesos neurodegenerativos. Se conoce que
aquellas personas que han tenido estimulación cerebral a lo largo de la vida en forma
de adquisición de conocimientos, actividades sociales o físicas tienen una mayor reserva
cerebral, es decir, sus cerebros son capaces de tolerar cierta cantidad de lesiones sin que
aparezcan los síntomas de una posible enfermedad neurodegenerativa, tal y como ha
demostrado David Snowdon en su famoso estudio de las monjas, sobre envejecimiento
y la enfermedad de Alzheimer5. En este misma área, otra serie de trabajos han mostrado
que una de cada tres personas mayores de 80 años fallecidas tienen lesiones típicas de
enfermedad de Alzheimer en sus cerebros, aun cuando no mostraran ningún síntoma de
esta enfermedad en vida6. La reserva cerebral se desarrolla como resultado de aspectos
neurobiológicos como el volumen cerebral (mensurable indirectamente a través del pe-
rímetro craneal) y/o de los efectos de las experiencias de vida, tales como la educación,
la complejidad laboral, la actividad física, las actividades de ocio, el estilo de vida, el
bilingüismo o la actividad cognitiva7.
Otra línea de evidencia muestra que además de esta reserva cerebral de base puramen-
te anatómica, existen otros mecanismos que proporcionan una reserva más fisiológica.
Estos mecanismos estarían íntimamente relacionados con la capacidad cognitiva de cada
sujeto, de ahí el nombre de reserva cognitiva, y permitirían una mayor eficiencia funcio-
nal del cerebro que facilitaría la compensación de los efectos de las lesiones cerebrales8.
La capacidad cognitiva de cada sujeto también está en parte determinada genética-
mente, pero su desarrollo depende en gran medida del ambiente y de la conducta. La
reserva cognitiva de cada persona está directamente relacionada con el nivel educativo
alcanzado y con el grado de estimulación cognitiva que mantenga a lo largo de su vida
(actividad laboral, aficiones y actividades de ocio, relaciones sociales, etc.). Esta capaci-
dad de tolerancia o reserva actúa como un factor protector, de tal modo que durante el
envejecimiento, e incluso durante estadios iniciales de un proceso neurodegenerativo, se
pueden utilizar los recursos acumulados para compensar parcialmente la influencia de la
edad o de la neuropatología9.
Son ya innumerables los estudios que demuestran que aquellas personas con más
nivel educativo, y que desarrollan trabajos o aficiones con mayores requerimientos cog-
nitivos o que tienen más relaciones sociales que la media, tienen menos riesgo de padecer
enfermedad de Alzheimer u otras demencias que aquellas otras con menos estudios, con
trabajos y aficiones menos exigentes cognitivamente y con una red social más exigua. Se
explica así el hecho de que el analfabetismo y la soledad sean dos importantes factores de
riesgo para este tipo de procesos10.
Investigaciones muy recientes han mostrado su interés en objetivar el grado de reser-
va cognitiva a través de un cuestionario llamado CRC (Cuestionario de Reserva Cogni-
tiva), con la intención de establecer su relación con las funciones cognitivas con el fin de
obtener los valores normativos en la población española anciana cognitivamente sana.
Se ha concluido que la edad no tiene influencia significativa en la puntuación obtenida
en el CRC en ninguno de los grupos (55 controles cognitivamente sanos y 53 pacientes
con enfermedad de Alzheimer); sin embargo, los años de escolaridad sí que influyeron
significativamente. En ambos grupos se encontraron correlaciones significativas entre
la puntuación en el CRC y el rendimiento en pruebas neuropsicológicas que miden la
función ejecutiva11.
en el sistema nervioso, desde eventos moleculares (tales como los cambios en la expre-
sión génica) al comportamiento. Las tres formas de plasticidad más importantes son la
plasticidad sináptica, la neurogénesis y el procesamiento funcional compensatorio12.
2.1. La plasticidad sináptica se logra a través de mejorar la comunicación en las sinap-
sis entre las neuronas. Estas vías o circuitos neuronales son construidos como rutas para
la intercomunicación de las neuronas y se crean en el cerebro a través del aprendizaje
y la práctica. La sinapsis permite la comunicación entre las neuronas y cada vez que se
adquieren nuevos conocimientos (a través de la práctica repetida), la comunicación o la
transmisión sináptica entre las neuronas implicadas se ve reforzada. Una mejor comuni-
cación entre las neuronas significa que las señales eléctricas viajan de manera más eficien-
te a lo largo del nuevo camino. La plasticidad sináptica es un concepto muy importante
para poder explicar la maleabilidad del cerebro13.
2.2. La neurogénesis se refiere al desarrollo y proliferación de nuevas neuronas en el
cerebro tras el nacimiento. Esta hipótesis fue negada hasta bien avanzada la segunda
mitad del siglo XX. Hoy en día se sabe que tanto las neuronas como las células de la
neuroglia se siguen produciendo por la diferenciación de células madre durante toda
la vida de los humanos. Desde 1944, pero sobre todo en los últimos años, la existencia
de la neurogénesis se ha comprobado científicamente, y ahora conocemos que cuando
las células madre se dividen en dos células (una nueva célula madre y otra célula que
evoluciona a neurona madura), estas nuevas neuronas migrarán hacia los bulbos olfa-
torios y la corteza prefrontal, donde son requeridas, permitiendo de esta manera que el
cerebro mantenga su capacidad neuronal14. Las últimas investigaciones en este campo
han abierto esperanzadoras vías a una nueva generación de tratamientos para combatir
enfermedades neurodegenerativas o asociadas al cerebro, como el autismo, la enferme-
dad de Alzheimer (EA) o la enfermedad de Parkinson.
2.3. La Plasticidad Funcional Compensatoria permite explicar, muchas veces, los ha-
llazgos clínico-neuropatológicos que se constatan en pacientes que no han estado en vida
clínicamente demenciados, pero que en el estudio postmortem sí que cumplen los crite-
rios neuropatológicos de una demencia senil tipo Alzheimer15. Se presupone que estos
pacientes presentan una cierta reserva cerebral, bien por la disposición de sus estrategias
cognitivas para la resolución de problemas, bien por un mayor número de neuronas o de
densidad en sus conexiones neurales, o por la cantidad de tejido cerebral funcional que
mantiene la persona. Todo ello posibilita preservar las capacidades cognoscitivas. Diver-
sos autores afirman que esta reserva cerebral o plasticidad reduce la expresión clínica de
la EA y fundamenta el hecho de que pueda incidirse en ella mediante la EC16.
La utilización de nuevos recursos cognitivos refleja una estrategia de compensación.
En presencia de déficits relacionados con la edad y la disminución de la plasticidad
sináptica que acompañan al envejecimiento, el cerebro, una vez más, pone de mani-
fiesto su plasticidad para reorganizar sus redes neurales. Esta plasticidad cerebral puede
activarse mediante el aprendizaje, el ejercicio físico mediante la producción de BDNF
(brain-derived neurotrophic factor) o el entrenamiento mental.
3. Efectividad de la EC
Esta mejoría solo la han encontrado en diferentes áreas cognitivas específicas, en concre-
to en el recuerdo diferido de una lista de palabras y en la propia valoración subjetiva de
la memoria. Asimismo, otros autores no encuentran mejora en las pruebas de memoria
visual, dígitos auditivos y sí en la velocidad de procesamiento y medidas de satisfacción
de la ejecución26.
Recientemente, se estudió el efecto de un programa de estimulación cognitiva en
38 pacientes con deterioro cognitivo leve. Dicho programa consistía en tres sesiones
semanales de 90 minutos cada una y con una duración de 8 semanas en grupos de 10-
12 pacientes, con varias sesiones de seguimiento durante dos meses. El análisis de los
resultados mostró una mejoría en el deterioro cognitivo general, mediante los resultados
obtenidos en el MMSE de Folstein, test de los 7 minutos y lista de palabras, siendo esta
la variable más capaz de predecir un mayor rendimiento tras la estimulación cognitiva27.
Otro estudio fue realizado con 52 pacientes diagnosticados de EA. Estos se dividieron
en dos grupos: uno recibía EC durante 9 meses en 2 sesiones semanales de 120 minutos
cada una, y el grupo control no realizó la terapia. Se observó que los pacientes que ha-
bían recibido EC mantuvieron sus puntuaciones estables en el estado cognitivo general
(MMSE) y en la fluencia verbal, frente al grupo control, que registró un descenso en
estas puntuaciones28.
En la actualidad, la EC se está utilizando conjuntamente con el tratamiento far-
macológico con muy buenos resultados. En un estudio llevado a cabo por Matsuda y
cols. (2007) con 30 pacientes diagnosticados con EA –a quienes dividió en grupos de
tratamiento combinado (farmacológico y EC) y tratamiento farmacológico (donepezi-
lo)– y tras un año de seguimiento, los resultados mostraron una menor tasa de deterioro
cognitivo en el grupo que recibió el tratamiento combinado que en el que recibió solo
tratamiento farmacológico29.
En esta misma línea, el metaanálisis de Olarazán y cols. (2010) muestra la eficacia
de la EC para mejorar el funcionamiento cognitivo y la calidad de vida de los pacientes
que reciben este tratamiento, frente a los que solo reciben tratamiento farmacológico30.
Otro estudio analizó la incidencia de un programa de estimulación cognitiva para los
adultos mayores institucionalizados en el Hogar Santa Isabel del municipio de Envigado
en las funciones cognitivas de memoria y atención. El programa se aplicó a doce pacien-
tes durante un semestre académico. En el estudio se observó un aumento significativo
en las puntuaciones del Test Mini-mental y específicamente en las tareas de memoria y
atención, comparando los resultados de pretest y postest31.
En los últimos años, los programas de EC se han desarrollado con el fin de abordar
las preocupaciones expresadas por los ancianos al considerar el deterioro mental como
una condición patológica y no como cambios inherentes en el proceso de envejecimien-
to. El estudio llevado a cabo por Fernández-Prado y cols. (2012) analizó la influencia de
Uno de los efectos positivos que tiene la estimulación cognitiva sobre el cerebro es
inducir la plasticidad cerebral. El cerebro, cuando se entrena mediante una estimulación
apropiada y constante, a partir de la práctica y la repetición sistematizada, es susceptible
de modificar su estructura y su funcionamiento bajo condiciones apropiadas. Si dichas
condiciones se producen, aumenta el número de conexiones entre las neuronas, y eso se
manifiesta en una mayor y mejor adaptación del individuo al medio.
La estimulación cognitiva produce neurogénesis, es decir, nacimiento y proliferación
de nuevas neuronas, al mismo tiempo que se incrementa la reserva cognitiva, ya que
mediante entrenamientos específicos se mejoran o se restauran capacidades cognitivas,
de modo que el deterioro puede ralentizarse y también retrasar sus efectos sobre el fun-
cionamiento en la vida diaria del paciente. La estimulación cognitiva reglada induce la
angiogénesis y la generación de neurotrofinas que favorecen la supervivencia de las neu-
ronas. Estas proteínas son capaces de unirse a receptores de determinadas células para
estimular su supervivencia, crecimiento o diferenciación.
5. Rehabilitación cognitiva
reducen el TR, lo que abre la puerta a las tareas de neuroestimulación para evitar o ra-
lentizar el deterioro cognitivo.
6. La inteligencia es una de las funciones cognitivas que menos afectada parece estar
con el curso evolutivo. Podemos diferenciar dos tipos de inteligencia, la inteligencia
fluida, que se refiere a la capacidad de adquirir nuevos conceptos y de adaptarse a las
nuevas situaciones, y la inteligencia cristalizada, que hace referencia a la utilización de las
habilidades intelectuales ya aprendidas. Los estudios psicométricos realizados durante el
envejecimiento sugieren que es la inteligencia de tipo fluido la que se ve alterada en este
proceso, mientras que la cristalizada se mantiene más o menos estable45.
Inteligencia es también saber adaptarse a las nuevas situaciones que el entorno nos
presenta. En este sentido y como probable mecanismo de compensación a la pérdida de
capacidades intelectuales fluidas, a mayor edad mejor es el conocimiento de las técnicas,
habilidades y estrategias sociales para el logro de metas. Además, se incrementa la habili-
dad para optimizar el esfuerzo físico que se emplea en cada actividad concreta y asimis-
mo se produce una mejora en la capacidad de organización y planificación de las tareas.
7. Conclusiones
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