1a Corintios 15 - 1-11 Primera Parte

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1a Corintios 15:1-11 (primera parte)

Introducción:
A diferencia de la mayor parte de 1 Corintios, el capítulo 15 está dedicado
completamente a la doctrina, y a una sola doctrina. Pablo nos ofrece la más
amplia reflexión sobre la resurrección que encontramos en las Escrituras. Así
como el corazón bombea la sangre que da vida a cada parte del cuerpo, la
resurrección da vida a cada área de la verdad del evangelio, la resurrección es
el eje alrededor del cual gira todo el cristianismo y sin la cual todas las demás
verdades no podrían sostenerse, sin la resurrección, el cristianismo sería solo
pensamiento nostálgico, que ocuparía un lugar junto a todas las demás
filosofías humanas y especulaciones religiosas.

El contenido de este capítulo difiere considerablemente de los capítulos


anteriores, donde Pablo escribió acerca de problemas morales, éticos,
culturales y eclesiológicos que los corintios enfrentaban, esta doctrina era tema
de controversia en la iglesia de Corinto, cuando Pedro se dirigió a una multitud
de judíos devotos, el día de Pentecostés proclamó la resurrección de Jesús, a
lo largo del libro de Hechos, leemos que los apóstoles predicaron la doctrina de
la resurrección a judíos y a gentiles, lo hicieron en Jerusalén, Antioquía de
Pisidia, Atenas y Roma, esta doctrina era parte fundamental de la predicación
apostólica y era básica para la fe cristiana, esta doctrina ha sido y es la médula
del cristianismo.

Pablo escribe que recibió y transmitió las enseñanzas de la muerte, sepultura y


resurrección de Cristo, da a entender que cuando se convirtió camino a
Damasco, conoció la realidad de la resurrección, lo que lo llevó a predicar de
inmediato, en las sinagogas locales, que Cristo era el Hijo de Dios, después
Pablo fue a Jerusalén y se reunió con Pedro y Jacobo, Jesús se había
aparecido a Pedro y a Juan entre la muerte y la ascensión ,los apóstoles
reforzaron el conocimiento que Pablo ya tenía de la resurrección de Jesús, en
suma, el libro de los Hechos indica que después de su conversión, Pablo
mismo recibió y transmitió a otros la doctrina de la resurrección

Si Pablo les proclamó a los corintios el evangelio cuando fue su pastor, ¿por
qué les costaba aceptar la doctrina de la resurrección? Los cristianos de
trasfondo judío aceptaban la doctrina hebrea de que el ser humano es una
unidad de cuerpo y alma, y no les cabía imaginar siquiera la existencia humana
en la forma de un alma sin cuerpo, para ellos el alma y el cuerpo estaban
hechos para ser uno, para el pueblo judío, la enseñanza de la resurrección
física significaba la reintegración de la persona total.

La resurrección era el punto central de todas las otras verdades enseñada por
Cristo, El enseñó a sus discípulos que “le era necesario al HIJO del Hombre
padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales
sacerdótes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días”
(Marcos 8:31) También dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mi,
aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25).
Los dos primeros sermones predicados después de Pentecostés se enfocaron
ambos en la resurrección de Cristo, debido a esa verdad los descorazonados
seguidores del crucificado rabí se convirtieron en los testigos valerosos y
mártires que, en unos pocos años, esparcieron el evangelio por todo el Imperio
Romano y más allá, la creencia en la resurrección, la verdad de que esta vida
es solo un preludio a la vida venidera que disfrutarán los que confían en Cristo
Jesús, no la pudieron destruir la burla, la cárcel, la tortura ni siquiera la muerte.

Ninguna clase de temor o terror en esta vida puede apagar la esperanza y el


gozo de una vida venidera que está asegurada. John Locke, el filósofo británico
del siglo XVIII, dijo: “La resurreccion de nuestro Salvador es de tremenda
importancia para el cristianismo, tan grande, que depende de ella el ser o no
ser el Mesías”.

A causa de que es la piedra angular del evangelio, la resurrección ha sido el


blanco de los más grandes ataques de Satanás contra la iglesia, si la
resurrección queda eliminada, el poder de dar vida del evangelio es eliminado,
como también lo es la deidad de Cristo, la salvación del pecado y la vida
eterna, si Cristo no vivió después de la tumba, tampoco pueden esperar
hacerlo los que confían en El, sin la resurrección no habría sido posible la
provisión de la salvación, y tampoco se puede recibir la resurrección sin creer
en la resurrección, por lo tanto, no es posible ser cristiano y no creer en la
resurrección de Cristo Jesús.

El problema doctrinal sobre el que se enfoca este capítulo no era la


incredulidad de los corintios en la resurrección de Cristo, sino en su confusión
acerca de su propia resurrección, Pablo no estaba tratando de convencerlos de
que Cristo resucitó de los muertos, sino de que un día ellos también
resucitarían con El para vida eterna, no obstante, para establecer los cimientos,
en los primeros once versículos repasa las evidencias de la resurrección de
Cristo, una verdad que él reconoce que ellos ya creen.

El testimonio de la iglesia.
1Corintios 15:1 Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os
prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis firmes, 2 por el
cual también sois salvos, si retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que
hayáis creído en vano.

El primer testimonio no aparece explícitamente declarado, pero está implícito,


el hecho de que los cristianos corintios mismos, y todos los demás cristianos en
todas partes, habían recibido el evangelio y habían creído en Cristo Jesús y
habían sido transformados milagrosamente, era en sí mismo una fuerte
evidencia del poder del evangelio, que brota de la resurrección de Cristo.

Al dirigirse de nuevo a ellos como hermanos Pablo les asegura a los que está
escribiendo que los reconoce como hermanos en Cristo, el término no solo
expresa su identidad espiritual con ellos, sino también su amor, el apóstol les
dice que lo que está a punto de decirles no es nada nuevo para ellos, sino
sencillamente el evangelio que os he predicado, el cual también
recibisteis.
Es hasta los versículos 3-4 donde especifica en qué consiste la esencia del
evangelio: “Que Cristo murió por nuestros pecados... y que fue sepultado, y
que resucitó al tercer día”.
La enseñanza de los dos primeros versículos es que los creyentes corintios
eran ellos mismos una evidencia viva de que esta doctrina era verdadera, el
hecho de que ellos salieron de la ceguera espiritual y la falta de vida del
judaísmo o del paganismo y entraron en la luz y en la vida de Cristo es un
testimonio del poder del evangelio y, por lo tanto, del poder de la resurrección,
también da testimonio de que ellos ya creían en la verdad de la resurrección de
Cristo, lo que él les había predicado había sido el evangelio de la resurrección
de Cristo Jesús que ellos habían recibido, en el cual les asegura que ahora
perseveran y por el cual son salvos y que los libera del poder del pecado y de
la condenación, debido a la realidad de la resurrección de Cristo y a su
confianza en ella, ellos eran ahora parte de su iglesia y, de esa forma, eran una
evidencia del poder de la resurrección.

La frase calificadora de Pablo si retenéis la palabra que os he predicado,


sois salvos, si no creísteis en vano no enseña que los verdaderos creyentes
estén en peligro de perder su salvación, pero es una advertencia en contra de
la fe no salvadora, de modo que una traducción más clara seria: “… si retenéis
la palabra que os he predicado, a menos que vuestra fe sea sin valor o a
menos que creísteis en vano”, que los corintios se aferraran a lo que Pablo les
había predicado era el resultado de su genuina salvación y una evidencia de la
misma, así como su salvación y nueva vida eran una evidencia del poder de la
resurrección de Cristo, sin embargo, debemos reconocer que algunos carecían
de la verdadera fe salvadora y por esa razón no continuaron obedeciendo la
Palabra de Dios.

La enseñanza de Pablo sobre la seguridad de los creyentes no dejaba lugar a


dudas. “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que
fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también
llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos
también glorificó” (Ro. 8:29—30), solo podemos ser salvos mediante el poder
de Dios y solo por su poder nos mantenemos salvos.

La salvación la alcanzamos porque Cristo nos sostiene firmemente a nosotros,


no tanto porque nosotros nos aferremos a Él, que nosotros nos aferremos a Él
es una prueba de que Él nos tiene tomados firmemente en su mano de poder,
una persona que profesa ser cristiana y retiene la doctrina y una vida obediente
y luego la rechaza por completo renunciando a su fe y a Cristo demuestra que
su salvación nunca fue verdadera, puede abandonar de esa manera las cosas
de Dios porque él era el que se aferraba, no perteneció a Dios y, por tanto, el
poder de Dios no puede retenerlo, esa persona no retiene la palabra porque
su fe es en vano, nunca fue verdadera, no puede mantenerse asida porque ella
no está asida por Cristo.
El Señor habló repetidas veces de creyentes falsos que tenían una fe inútil, no
salvadora:
† La parábola del sembrador. (Mateo 13:1-23)
† El trigo y la cizaña. (Mateo 13:24-30)
† Los peces buenos y malos en la misma red. (Mateo 13:47-50)
† Las casas sin cimientos firmes. (Mateo 7:24-27)
† Las vírgenes insensatas.
† Los siervos que desperdiciaron sus talentos.
† Puertas y caminos que parecen rectos pero llevan a la destrucción.

Al parecer algunos de los corintios habían reconocido intelectualmente, o al


menos externamente, el señorío, la salvación y la resurrección de Cristo, pero
no habían confiado en El o su compromiso con Él era superficial, creían solo
como creen los demonios (Santiago. 2:19) reconocían a Cristo, pero no lo
habían recibido, no perseveraban en El, no eran salvos por El y no retenían
la palabra que Pablo les había predicado, Como Jesús dijo claramente
mediante las ilustraciones citadas arriba, muchas personas responden de
forma positiva, de una manera u otra, al evangelio, pero solo la fe genuina en
Cristo Jesús resulta en salvación.

Muchos tienen una fe que no sirve para nada. “Muchos” dirán, “Señor, Señor”,
en el día del juicio, pero serán excluidos por causa de su fe falsa y vacía, los
que abandonan a Cristo y a su Iglesia demuestran que nunca fueron de verdad
de Él o de su verdadero cuerpo que es la Iglesia, los que permanecen en mi
palabra, dijo Jesús, los que retienen la palabra, son “verdaderamente mis
discípulos” los que de verdad son justificados no solo son salvos por la fe, sino
que continúan “viviendo por fe”, la obediencia y una fidelidad continua son las
marcas de los redimidos.

El hecho de que, a pesar de su gran inmadurez y muchas debilidades, la iglesia


corintia continuaba todavía existiendo era un fuerte testimonio del poder del
evangelio, ¿quién si no el Cristo vivo y resucitado podía haber tomado a
ladrones, adúlteros, fornicarios, homosexuales, mentirosos, idólatras y gente
tan totalmente pagana y haberlos transformado en una comunidad de
redimidos? a pesar de sus muchos defectos y fracasos, y a pesar de la
presencia de seguidores falsos en su asamblea, Cristo vivía en y por medio de
los santos verdaderos, Pablo estaba avergonzado de lo mucho que hicieron y
no hicieron, pero no se avergonzaba de llamarlos hermanos.

Aunque es en buena medida una prueba subjetiva, la permanencia de la iglesia


de Cristo Jesús a lo largo de 2000 años es una evidencia de la realidad de su
resurrección, su Iglesia y su Palabra han sobrevivido al escepticismo, la
persecución, la herejía, la infidelidad y la desobediencia, los detractores han
presentado la resurrección como un engaño y una invención, pero nunca han
explicado el poder de semejante invención para producir hombres y mujeres
dispuestos a darlo todo, incluyendo su libertad y vida cuando era necesario, por
amar y seguir a un Señor muerto, su iglesia viva es una evidencia de que Cristo
mismo está vivo; y solo puede estar vivo hoy si de verdad resucitó de entre los
muertos.
Un antiguo rector del Ripon Hall, en Oxford, ha escrito: Si la crucifixión de
Jesús hubiera sido el fin de la experiencia de sus discípulos con El, resulta
difícil ver cómo la iglesia cristiana podía haber llegado a existir, la iglesia fue
fundada sobre la base de que Jesús era el Mesías, un Mesías crucificado no
era un Mesías para nada, era uno que había sido rechazado por el judaísmo y
maldecido por Dios, fue la resurrección de Jesús, como el apóstol Pablo
declara en Romanos 1:4, la que le proclamó como el Hijo de Dios con poder.

El historiador eclesiástico Kenneth Scott Latourette, escribió en su Historia de


la expansión de cristianismo: Fue la convicción de la resurrección de Jesús lo
que sacó a sus seguidores del pozo de desánimo y desesperación en que su
muerte los había metido y lo que los llevó a la perpetuación del movimiento que
El empezó, sino hubiera sido por su profunda creencia de que el crucificado
había resucitado de entre los muertos y que ellos le habían visto y habían
hablado con Él, la muerte de Jesús y probablemente Jesús mismo habrían
quedado completamente olvidados

Un seguidor de Buda escribe acerca de aquel líder religioso: Cuando Buda


murió fue como desaparecer por completo en lo que nada permanece. Mahoma
murió en Medina el 8 de junio de 632, a la edad de 61 años, y su tumba ahí la
visitan miles de peregrinos musulmanes cada año, pero ellos acuden a llorar su
muerte, no a celebrar su resurrección.

No obstante, la iglesia de Cristo Jesús celebra, no solo en el domingo de


Resurrección sino en cada servicio de bautismo por inmersión, cada
celebración de la cena del Señor, la victoria de su Señor sobre la muerte y la
tumba.

El testimonio de las Escrituras.


1Corintios 15:3 Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí:
que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 que fue
sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;

La segunda evidencia de la resurrección de Cristo fue la del A.T. es decir las


Escrituras, ahí se predijo claramente la muerte, la sepultura y resurrección de
Cristo, cuando Pablo dice: porque yo os entregue en primer lugar, se está
refiriendo a que les llevo una enseñanza autorizada, no algo que él mismo
había originado, él no la diseño sino que simplemente enseño lo que Dios ya
había dispuesto y preparado

A dos de sus discípulos en el camino de Emaús, Jesús les dijo: “¡Oh


insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su
gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les
declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Lucas. 24:25-27),
cuando los judíos incrédulos le pidieron una señal de que Él era el Mesías,
Jesús les respondió: “La generación mala y adúltera demanda señal; pero
señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo
Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del
Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo. 12:39-40).

En Pentecostés Pedro citó el Salmo 16 y luego comentó que David, el autor del
salmo, “viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue
dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción” (Hechos. 2:25-31). Pablo
proclamó delante del rey Agripa: “Pero habiendo obtenido auxilio de Dios,
persevero hasta el día de hoy, dando, testimonio a pequeños y a grandes, no
diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían
de suceder: Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección
de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles” (Hechos. 26:22-
23).

Jesús, Pedro y Pablo citaron y se refirieron a pasajes del Antiguo Testamento


tales como:
 Génesis 22:8, 14.
 Salmo 16:811.
 Salmo 22
 Isaías 53
 Oseas 6:2.
Una y otra vez, ya sea directa o indirectamente, en forma literal o en figuras de
lenguaje, el Antiguo Testamento predijo la muerte, sepultura y resurrección de
Jesús, ningún judío que creyera y entendiera las Escrituras, refiriéndonos a lo
que hoy conocemos como el Antiguo Testamento, debiera haberse sorprendido
de que estaba establecido que el Mesías muriera, fuera sepultado y entonces
resucitara, Pablo repite dos veces la frase conforme a las Escrituras, para
enfatizar que esto no era algo nuevo, y que no era una contradicción de las
creencias judías.

Pablo y los apóstoles sabían que transmitir esta enseñanza a los discípulos era
parte de su llamado a servir a Dios, lo tenían que hacer fielmente, con firmeza y
con autoridad, estaban comprometidos con Dios a pasar este mensaje tanto a
judíos como a gentiles y también estaban llamados a actuar como guardianes
de esta doctrina, los términos recibir y entregar son términos técnicos que
aparecen en contextos judíos y griegos.

El evangelio que Pablo recibió de Jesús y de los apóstoles se formula aquí


como un credo primitivo usado en las confesiones de fe de la iglesia primitiva y
en la predicación y enseñanza de las iglesias, este resumen está fundado en la
Escritura, según Pablo, las enseñanzas elementales del evangelio se pueden
resumir en estos cuatro hechos redentores:
1. que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras,
2. que fue sepultado
3. que al tercer día fue resucitado de los muertos, según las Escrituras, y
4. que se le apareció a Cefas, luego a los doce.
Estos son los hechos más importantes en la presentación que Pablo hace del
evangelio
En el versículo 3 no habla de que Pablo fue el primero en proclamar el
evangelio en Corinto, más bien, la idea es que estos cuatro hechos resumen el
significado intrínseco e importante del evangelio.
Que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras. Es
importante notar que Pablo no usa el nombre Jesús, sino el título mesiánico de
Cristo, al referirse al Antiguo Testamento.
Pablo debe estar apuntando a la profecía de Isaías, ya que este profeta afirma
que el Mesías, el ungido de Dios, el siervo sufriente, el que fue herido por
nuestra trasgresión y molido por nuestras iniquidades, además, Isaías escribe
que todos nuestros pecados fueron puestos sobre El y que El murió por los
pecados de su pueblo. (Isaías. 53:5)

En estos pasajes, la preposición griega huper comunica la idea de que Jesús


es tanto nuestro representante como nuestro sustituto, Cristo no sólo nos
representa delante de Dios, sino que toma nuestro lugar muriendo en la cruz
por nuestros pecados, la afirmación Cristo murió por nuestros pecados es un
resumen doctrinal de la expiación, como nuestro sustituto, Cristo murió para
aplacar la ira de Dios y satisfacer las demandas de la ley, como nuestro
abogado, llevó a cabo la reconciliación y nos hizo justos delante de Dios, como
nuestro mediador, estableció un nuevo pacto y nos aceptó como sus socios,
como nuestro salvador, nos concede vida eterna a través de la fe en El.

Cuando Jesús se encontró con los discípulos en el aposento alto, el domingo


de resurrección, les dijo que tuvo que cumplirse todo lo que estaba escrito
acerca de él en las Escrituras, el Antiguo Testamento declara que Cristo sufriría
y que resucitaría de los muertos al tercer día.

Y que fue sepultado, aparte de los escritores de los Evangelios, sólo Pablo
menciona la sepultura de Jesús, hace notar que Jesús fue bajado de la cruz y
puesto en una tumba, la sepultura de Cristo apunta hacia atrás, a la realidad de
la muerte, y hacia adelante, al carácter de la resurrección y de la vida.

Y que al tercer día fue resucitado, según las Escrituras, la voz pasiva fue
resucitado, implica que el agente de la acción es Dios, en sus discursos y
sermones, tanto Pedro como Pablo usan también verbos en voz activa para
decir que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos, la evidencia de la tumba
vacía subraya que la resurrección de Jesús fue física, los cuatro escritores de
los evangelios describen en forma explícita que la tumba estaba vacía.

Los primeros cristianos consideraron el domingo de resurrección como el tercer


día después de la muerte de Jesús en viernes santo, en aquel día, el primer día
de la semana, Jesús se le apareció a las mujeres, a María Magdalena, a dos
discípulos que iban camino a Emaús, a Pedro y a diez discípulos en el
aposento alto.

La resurrección es la declaración divina que el Padre ha aceptado la muerte de


su Hijo como sacrificio por el pecado, Jesús pagó el castigo por la
desobediencia del hombre, satisfaciendo las exigencias de la justicia, y aplacó
la ira de Dios, Cuarenta días después de la resurrección, el Hijo de Dios, subió
a los cielos, se sentó a la diestra del Padre, y se le dio la gloria, el honor y el
dominio sobre todo. allí, en la presencia de Dios, Él representa a su pueblo y
hace peticiones delante de Dios en su nombre, todos los que reconocen su
estado pecaminosos e indefenso y se lanzan sobre Cristo, Dios plenamente los
perdona, les declara justos, y los reconciliar consigo. Este es el evangelio de
Dios y de Jesucristo, Su Hijo.

Uno de los mayores crímenes cometidos por la presente generación cristiana


es su abandono del evangelio, y es a partir de esta negligencia que todas las
otras enfermedades espirituales brotan, el mundo perdido no es está tan
endurecido del Evangelio, pero si es ignorante del evangelio, porque muchos
de los que anuncian el evangelio también están ignorantes de sus verdades
más básicas. Los temas esenciales que conforman el núcleo del evangelio
como la justicia de Dios, la depravación radical del hombre, la expiación por la
sangre, la naturaleza de la verdadera conversión, y la base bíblica de la
seguridad están ausentes de muchos púlpitos.

Las iglesias reducen el mensaje del evangelio a algunas afirmaciones de credo,


enseñan que la conversión es una mera decisión humana, y pronuncian
seguridad de la salvación a través de cualquier persona que reza la oración del
pecador. El resultado de este reduccionismo del evangelio ha creado falsas
conversiones y un gran número de cabras creyendo que son ovejas.

Leonard Raven Hill un predicador del Siglo pasado dijo lo siguiente acerca de
las confesiones de fe hechas al vapor:

“Decirle a una persona que haga una oración donde se declara


perdonado por Dios y que ahora es su hijo y ciudadano del cielo, pero
hacerlo si fe, es hacer doblemente hijos del infierno a estos hombres.”

Permanezcamos fieles a la proclamación del evangelio que salva.

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