Placa de Torax Con Imagenes
Placa de Torax Con Imagenes
Placa de Torax Con Imagenes
CAPÍTULO 14
RADIOGRAFÍA DE TÓRAX
Dr. Guillermo Fried
OBJETIVOS
Que el lector al finalizar pueda interpretar las placas de tórax normales y reconocer las
diferentes alteraciones provocadas por las patologías cardíacas.
Introducción
Se solicita una radiografía de tórax en caso de síntomas torácicos o pulmonares; entre los
más frecuentes están:
Radiografía de Tórax 2
Tos persistente
Expectoración abundante
Expectoración con sangre
Dolor torácico
Dificultad para respirar
Fiebre con síntomas pulmonares
En caso de estudio preoperatorio
Como parte del examen cardiovascular compone junto con el examen clínico, el laboratorio
y el electrocardiograma, el conjunto básico de herramientas de diagnóstico, siendo un método
relativamente económico y de fácil accesibilidad.
Consideraciones técnicas
Al igual que todos los estudios complementarios, la placa de tórax debe estar identificada
con los siguientes datos del paciente:
Fecha del procedimiento
Sexo
Edad
Proyección
Las consideraciones técnicas más importantes para la obtención e interpretación de una
placa de tórax son:
Inspiración:
Las radiografías de tórax generalmente se obtienen en inspiración, una placa bien
inspirada (Figura Nº 14-1 A) permitirá visualizar como mínimo los 6 - 7 arcos costales anteriores y
los 10 -11 posteriores. En cambio, en una placa mal inspirada (Figura Nº 14-1 B) se podrá ver una
imagen de seudo cardiomegalia, al horizontalizarse la silueta cardíaca.
PROYECCIONES RADIOGRÁFICAS
Lateral:
Perfil izquierdo (PI): Es el que se toma habitualmente cuando se solicita el “par
radiográfico”: Frente y Perfil. Se efectúa en posición de pie, con el lado izquierdo
del paciente en contacto con la placa, en una postura bien erecta y con los brazos
cruzados por encima de la cabeza, en inspiración profunda. Esta posición evita
magnificar la silueta cardíaca, lo que sucede si ubicamos al paciente en el lado
derecho de la placa (Figura Nº 14-4).
Perfil derecho (PD): No es una proyección muy utilizada pero en los casos en que
el médico lo solicite se obtienen laterales derechas.
Oblicuas: Se denominan dependiendo del lado del paciente que se apoye en la placa.
Radiografía de Tórax 5
Oblicua anterior derecha (OAD): Si apoya el hombro derecho en ángulo de 45º
con respecto al chasis.
Oblicua anterior izquierda (OAI): Si apoya el hombro izquierdo en ángulo de 60º
respecto al chasis. En ambos casos el paciente debe permanecer en una postura
bien erecta, rotado hacia el lado derecho o izquierdo según corresponda; la cara
anterior del tórax se apoya en la placa, la mano del lado que se va a radiografiar
se coloca en la cabeza.
Lordóticas o apical: En la proyección PA, en ocasiones aparece una imagen cálcica
justo en la zona en que se interponen las clavículas, para ver bien los vértices
pulmonares se realiza una radiografía en esta proyección. Pueden visualizarse el
lóbulo medio, la língula y los vértices pulmonares. El paciente debe ubicarse en
posición anteroposterior, separado unos 25 cm por delante de la placa, se debe inclinar
hacia atrás y apoyar los hombros sobre el sitio donde se coloca la placa.
Decúbito: Sólo se realizan en pacientes que se encuentran hospitalizados o en
decúbito dorsal obligado con incapacidad para sentarse (por ejemplo: pacientes en
coma o bajo asistencia respiratoria mecánica). Una radiografía en decúbito no tiene la
misma calidad que una hecha en bipedestación (de pie), pero es válida si sirve para
algunos diagnósticos. Se coloca la placa debajo del tórax del paciente, en decúbito
supino (nunca se hace un tórax en decúbito prono) por lo que la imagen obtenida es en
proyección anteroposterior (AP), si el paciente está consciente y puede colaborar, se le
pide que coloque las manos y los brazos como en una PA de tórax.
Decúbitos laterales: Con estas proyecciones, se observan los niveles de aire y
líquido que puedan haber en el tórax.
Las proyecciones más utilizadas en cardiología son la frontal o anteroposterior, el perfil
izquierdo, la oblicua anterior derecha en rotación de 45º con relleno esofágico y la oblicua anterior
izquierda.
En la proyección frontal la silueta cardíaca se compone de un contorno derecho y uno
izquierdo. El contorno derecho está formado por dos segmentos o arcos: el inferior
correspondiente en condiciones normales a la aurícula derecha y el superior, que está dado por la
vena cava superior y a veces por la aorta ascendente. El contorno izquierdo está formado por tres
arcos: el inferior corresponde habitualmente al ventrículo izquierdo, el arco medio, habitualmente
cóncavo en condiciones normales donde se proyecta el tronco de la arteria pulmonar y el superior
correspondiente al cayado aórtico, más pequeño y convexo. Otro aspecto a analizar en la
radiografía posteroanterior del tórax es el pedículo vascular, determinado por el cayado aórtico
con sus tres porciones: ascendente, horizontal y descendente, cuya altura normal es
aproximadamente de 7 a 8 cm y no debe superar el 50% de la altura del borde derecho de la
silueta cardíaca
El borde izquierdo de la porción horizontal del cayado aórtico determina la convexidad
denominada botón aórtico.
La forma del pedículo vascular varía según el biotipo del paciente que se está examinando:
en los pacientes longilíneos el pedículo vascular es angosto y su borde derecho está determinado
mayoritariamente por la sombra de la vena cava superior mientras que en los brevilíneos es ancha
y tiene más participación el contorno de la aorta ascendente.
En la proyección frontal se visualizar la vena cava superior, la aorta, la aurícula derecha, la
arteria pulmonar, el ventrículo derecho y el ventrículo izquierdo (Figura Nº 14-3).
En el perfil se pueden apreciar un contorno anterior y uno posterior. El primero está
formado en su porción inferior por el tracto de salida del ventrículo derecho que toma contacto en
su tercio inferior con el esternón y más arriba por la aorta ascendente. El contorno posterior está
formado por la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo, cuyo arco posterior se proyecta
normalmente por dentro de la sombra de la vena cava inferior. También se pueden apreciar en
esta incidencia la rama izquierda de la arteria pulmonar haciendo su cayado sobre el bronquio
fuente izquierdo y estructuras del hilio pulmonar derecho.
En el perfil izquierdo se observa el esófago, la aorta ascendente, la arteria pulmonar la
aurícula izquierda, ambos ventrículos y la vena cava inferior (Figura Nº 14-4).
En la proyección oblicua anterior derecha, por detrás se pueden distinguir la aurícula
izquierda en relación con el esófago que contacta con su pared posterior. Esta relación anatómica
solía aprovecharse contrastando el esófago con un trago de bario. El agrandamiento de la aurícula
izquierda provocaba una impronta sobre el esófago teñido, a convexidad posterior. Actualmente
Radiografía de Tórax 6
esta incidencia, utilizada para demostrar agrandamiento auricular izquierdo, ha sido reemplazada
por el ecocardiograma. También pueden distinguirse, la vena cava superior, la aorta ascendente,
la arteria pulmonar y el ventrículo derecho.
En la proyección oblicua anterior izquierda se pueden observar el contorno posterior
formado por la aurícula izquierda en su sector superior y el ventrículo izquierdo en su porción
inferior. La aurícula izquierda tiene relación anatómica con el bronquio fuente izquierdo bien visible
en esta incidencia. Su agrandamiento determina un desplazamiento del bronquio hacia arriba,
aumentando el ángulo del compás bronquial. El contorno anterior esta formado por el tracto de
entrada del ventrículo derecho. Como en el caso anterior, esta incidencia prácticamente ya no se
utiliza habiendo sido reemplazada por el ecocardiograma.
En la oblicua anterior izquierda se ve la tráquea, el bronquio izquierdo, la aurícula
izquierda, la válvula mitral, el ventrículo izquierdo, el segmento proximal de la vena cava inferior la
aorta ascendente, la orejuela de la aurícula derecha y el ventrículo derecho.
Figura Nº 14-5: Índice cardiotorácico (ICT): Se traza sobre la silueta cardíaca una línea
longitudinal que pase aproximadamente por las apófisis espinosas y divida a la silueta en
dos mitades. Luego se traza el primer radio (a) desde el punto más distante de la aurícula
derecha a la línea media. Este se suma al segundo radio (b) que se mide desde el punto
más distante del arco ventricular a la línea media. La sumatoria de estas dos longitudes
se relaciona con el diámetro transverso del tórax (c) medido a nivel de la cúpula del
hemidiafragma derecho tomando como reparos los bordes internos de los arcos costales
correspondientes. La fórmula es:
a + b x 100
c
A: Rx de tórax en límites fisiológicos (ICT = 44%). B: Placa perteneciente a un individuo
con miocardiopatía dilatada (ICT = 63%)
La deformación del arco inferior izquierdo con la punta del corazón apuntando más bien
hacia arriba, con ángulo cardiofrénico izquierdo más bien recto o agudo, el pedículo vascular
estrecho con el botón aórtico disimulado y el flujo pulmonar disminuido son los rasgos de la
cardiomegalia de configuración derecha (Ejemplo: Tetralogía de Fallot, valvulopatía pulmonar,
valvulopatía tricuspídea). La sobrecarga de presión o de volumen del circuito pulmonar suele
acompañarse de dilatación del tronco de la arteria pulmonar y sus ramas que provoca
deformación del arco medio que se hace convexo y aumento del componente arterial de los hilios
(hipertensión pulmonar, comunicación interauricular, comunicación interventricular).
En muchas ocasiones una cardiomegalia tiene elementos derechos e izquierdos y la
denominamos entonces “mixta” (por ejemplo el ductus arterioso persistente, las cardiopatías
originalmente “izquierdas” que desarrollan hipertensión pulmonar tardíamente).
Cuando la imagen predominante es el agrandamiento auricular izquierdo, nuestro
razonamiento debe estar dirigido hacia la presencia de valvulopatía mitral, si la aorta ascendente
está aumentada de tamaño asociada a cardiomegalia, entonces lo lógico es pensar que el
aumento de las cavidades esta dado por una insuficiencia aórtica. Cuando el aumento de la
silueta cardíaca no se realiza a expensas de un crecimiento de la aurícula izquierda o de la aorta
ascendente debemos pensar que estamos frente a una miocardiopatía dilatada o un derrame
pericárdico.
En el caso que la silueta cardíaca sea de tamaño normal o con un leve aumento de tamaño
en un paciente con insuficiencia cardíaca nos debemos orientar a una afección provocada por
sobrecarga de presión (hipertensión arterial, estenosis aórtica). Si el agrandamiento cardíaco es a
expensas de la aurícula izquierda, lo más probable es que la válvula mitral sea la estructura
comprometida y el diagnóstico a plantearse será el de estenosis mitral.
Las enfermedades que disminuyen la distensibilidad ventricular izquierda, y que por lo
tanto producen un aumento de la presión diastólica causarán un incremento de la resistencia al
vaciado auricular provocando, el aumento de tamaño de la misma como sucede en las
miocardiopatías hipertróficas, restrictivas o la pericarditis constrictiva.
Hilios y Flujo Pulmonar: El análisis de la vasculatura pulmonar y los hilios es muy útil en la
interpretación de las deformaciones de la silueta cardíaca ya que aporta información relacionada
con la fisiología. En condiciones normales los hilios pulmonares miden aproximadamente 2
espacios intercostales y están formados por elementos arteriales y venosos. El efecto de la
gravedad provoca que las imágenes vasculares pulmonares predominen en los campos inferiores,
observándose claramente como las estructuras vasculares alcanzan el borde diafragmático.
El aumento del componente arterial o arterialización de los hilios puede observarse en
patologías que ocasionan sobrecarga de presión o volumen en el circuito menor. La sobrecarga
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de volumen de la circulación pulmonar tiende a producir aumento del componente arterial y
venoso de los hilios (hilios mixtos) con marcado agrandamiento de los mismos como es posible
observar en los cortocircuitos de derecha a izquierda.
Los vasos pulmonares dilatados, tomados transversalmente, provocan las imágenes
perihiliares en forma de “manchones” o “monedas” (imágenes numulares) observadas en esos
casos. El aumento de la presión en el circuito menor provoca cambios estructurales en las arterias
y arteriolas pulmonares (hipertrofia de la media, necrosis fibrinoide, degeneración plexogénica)
que tienden a disminuir el flujo en la periferia de los campos pulmonares en etapas avanzadas.
Esto puede observarse en los casos de hipertensión pulmonar primaria o secundaria a
cortocircuitos de derecha a izquierda o valvulopatía mitral, síndrome de Eisenmenger que
acompaña a estos cortocircuitos. En estos casos es prácticamente constante la dilatación del arco
medio pulmonar y la configuración derecha de la silueta cardíaca.
Cuando ocurre incremento de la presión capilar pulmonar (por ejemplo en la insuficiencia
cardíaca), ocurre trasudación de líquido hacia el intersticio perivascular, primero en las regiones
más declives del pulmón o sea en las bases. Esto provoca hipoxia local y por un mecanismo
reflejo tendiente a conservar una adecuada relación ventilación/perfusión, induce una
vasoconstricción arterial pulmonar que tiende así a desviar el flujo pulmonar hacia las regiones
apicales. Este fenómeno de la fisiología es ostensible radiológicamente en las imágenes de
redistribución del flujo hacia los campos superiores, también llamado cefalización del flujo. El
aumento persistente de la presión capilar provoca seguidamente trasudación de líquido hacia el
intersticio pulmonar que es drenado por linfáticos que recorren los septos interalveolares. La
imagen reforzada de estos septos en las regiones más basales del pulmón con contacto pleural
son las responsables de las líneas de Kerley, que son opacidades lineales de 1 ó 2 cm
horizontales con contacto pleural ubicadas en las regiones de los senos costofrénicos y que se
observan en los casos de aumento más bien crónico de la presión capilar pulmonar.
Si la presión capilar aumenta más, en general más de 20-24 mm Hg, la trasudación
pulmonar excede la capacidad de los linfáticos y sobreviene el edema pulmonar. En principio
afecta el intersticio perivascular provocando aumento de los hilios que aparecen con contornos
desdibujados, esfumados que también pueden apreciarse en los contornos vasculares y
bronquiales. El derrame pleural aparece también en esta etapa y es un signo más de edema
intersticial e hipertensión venocapilar pulmonar. Más tarde el líquido trasudado ocupa el espacio
alveolar en forma localizada al principio y luego generalizada provocando la pérdida de la
aireación normal de los pulmones y su reemplazo por imágenes opacas hiliofugales al principio y
luego generalizadas que opacifican en forma difusa los campos pulmonares. De esta manera el
aumento progresivo de la presión capilar provoca sucesivamente: redistribución del flujo pulmonar,
edema intersticial y derrame pleural, edema alveolar localizado y finalmente generalizado. Esto
hace a la radiografía de tórax un elemento de suma utilidad en la evaluación no invasiva de la
presión capilar pulmonar.
A continuación se describe el valor de la radiografía del tórax en la evaluación y
diagnóstico de algunas entidades.
Aneurisma aórtico
Insuficiencia tricuspídea
Miocardiopatía dilatada
Miocardiopatía restrictiva
Hipertensión arterial
Esta patología puede pasar desapercibida durante muchos años para la radiología, en los
estadios iniciales de la enfermedad no se aprecian alteraciones radiológicas ostensibles. La
progresión de la enfermedad puede provocar hipertrofia del ventrículo izquierdo con
cardiomegalia. Otro signo característico de hipertensión arterial es el ensanchamiento del pedículo
provocado por la dilatación de la aorta torácica en todo su trayecto: porción ascendente, cayado
aórtico y descendente.
Pericarditis constrictiva
Derrame pericárdico
Esta patología puede presentar una radiografía de tórax sin mayores alteraciones, aunque
en algunas oportunidades pueden evidenciarse signos de hipertensión venocapilar pulmonar
acordes al grado de disfunción ventricular.
La placa de tórax puede ser de utilidad en la evaluación de las complicaciones mecánicas
que puedan sobrevenir en los infartos agudos de miocardio; como la ruptura de los músculos
papilares, aneurisma de ventrículo izquierdo, derrames pericárdicos y la insuficiencia cardíaca.
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