Guía Completa Sobre El Autismo
Guía Completa Sobre El Autismo
Guía Completa Sobre El Autismo
El trastorno del espectro autista se denomina espectro porque los niños autistas pueden tener una
gran variedad de síntomas, capacidades cognitivas, habilidades lingüísticas y comportamientos.
Esta guía ofrece a los padres una visión integral del autismo, desde cómo su diversidad puede
dificultar el diagnóstico hasta los problemas especiales que afectan a los niños autistas, como la
alimentación quisquillosa y los problemas sensoriales, así como diferentes tipos de intervenciones
basadas en la evidencia.
El trastorno del espectro autista o TEA (ASD, por sus siglas en inglés) es un trastorno del
desarrollo neurológico, lo que significa que afecta el desarrollo del niño. El autismo comienza en el
útero, aunque es posible que los niños con TEA no sean diagnosticados hasta que estén en edad
preescolar o incluso escolar (o mayores), cuando los síntomas del trastorno son más evidentes.
Los niños con TEA tienen una combinación de dos tipos de comportamientos: déficit de
comunicación y habilidades sociales, y la presencia de comportamientos restringidos o repetitivos.
Se llama espectro porque los individuos con el trastorno pueden tener una variedad de síntomas,
capacidades cognitivas, habilidades lingüísticas y comportamientos.
En niños mayores
Dificultad para reconocer las emociones de los demás, responder adecuadamente a las
diferentes situaciones sociales y comprender las relaciones sociales
Los niños con comportamientos restringidos o repetitivos realizan acciones y rituales repetitivos
y pueden obsesionarse con detalles minuciosos hasta el punto de distraerse. Además pueden:
Molestarse por pequeños cambios en la rutina diaria
Colocar en línea, clasificar u organizar los juguetes y objetos en lugar de jugar con ellos
Para cumplir los criterios de la TEA, los síntomas del niño en estas dos áreas deben estar
presentes en la primera infancia, aunque es posible que no se aclaren del todo hasta más
adelante, cuando las demandas sociales superen las capacidades limitadas. Alternativamente,
los síntomas pueden estar claros al principio y luego enmascararse más tarde mediante
estrategias aprendidas.
Estos síntomas también deben causar un deterioro clínicamente significativo en las áreas
sociales, ocupacionales, académicas u otras áreas importantes de funcionamiento.
Además de los dos criterios requeridos para cumplir con el diagnóstico, los niños con trastorno del
espectro autista suelen tener problemas sensoriales y diversas capacidades cognitivas y verbales.
Problemas sensoriales: Muchos niños con autismo son inusualmente sensibles a los sonidos,
luces, texturas u olores. Pueden sentirse abrumados por demasiada información sensorial,
evitando, huyendo o agitándose por cosas como luces brillantes, ruidos fuertes o conmoción.
Alternativamente, podrían buscar más información sensorial, que pueden tratar de obtener
chocando con las cosas y tocando y oliendo excesivamente las cosas.
Habilidad verbal: Algunos niños con autismo no hablan en absoluto. Otros hablan en un tono de
voz forzado o con una “entonación” exagerada o voz aguda. Los niños con autismo que son
altamente verbales pueden monopolizar las conversaciones al mismo tiempo que muestran poca
capacidad de reciprocidad o de entender lo que la otra persona quiere o siente.
Los niños autistas también pueden repetir ciertas frases sin parecer entender su significado, o
poseer lo que los expertos llaman “conocimiento no funcional”, información que pueden recitar,
pero que no utilizan para resolver problemas o mantener una conversación.
Los niños en el espectro también pueden tener problemas médicos y otros trastornos de salud
mental, como ansiedad, TDAH y depresión, con síntomas que pueden confundirse con el autismo.
La gente usa lenguaje diferente cuando habla del autismo. Algunos prefieren decir “un niño con
autismo” porque enfatiza la identidad del niño más allá de su diagnóstico. Esto se denomina
comúnmente lenguaje “primero la persona” y a menudo se recomienda como una forma
respetuosa de hablar sobre discapacidades y otros temas de salud.
Sin embargo, otras personas, incluyendo muchos activistas del autismo, prefieren usar el término
“autista”.
Esto se conoce como lenguaje “identidad-primero”. Los autodefensores autistas afirman que ser
autista es, de hecho, parte de su identidad, al igual que otras etiquetas como católico,
afroamericano, talentoso, etc. Argumentan que decir “con autismo” implica que el autismo es algo
negativo que le ha sucedido a una persona, más que una parte integral de su identidad.
En esta guía usamos tanto “autista” como “con autismo” para reconocer la diversidad de
opiniones de las personas.
Algunas personas también dicen que su hijo tiene “el trastorno de Asperger”. Ese diagnóstico está
técnicamente desactualizado, porque en 2013 el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos
Mentales (DSM-5, por sus siglas en inglés) combinó el trastorno de Asperger con el trastorno del
espectro autista. Sin embargo, muchas personas continúan usando el término Asperger para
describir a los niños autistas que normalmente no tienen problemas de lenguaje o intelectuales.
Primeros pasos: Hay una variedad de pruebas de detección que los pediatras u otros profesionales
pueden emplear como primer paso para saber si un niño podría tener autismo, antes de comenzar
una evaluación formal. Algunas pruebas son en forma de cuestionarios que los padres llenan y
otros son evaluaciones hechas por médicos.
Si un examinador indica que un niño puede tener un trastorno del espectro autista, el niño debe
recibir una evaluación completa con alguien capacitado para diagnosticar el autismo. Esta
evaluación debe incluir la evaluación de los comportamientos del niño en diferentes entornos y
dentro del contexto de su desarrollo general, y debe incorporar tanto la observación del médico
como las entrevistas con los padres y cuidadores. Las evaluaciones a menudo incluirán medidas
específicas para los síntomas del autismo, como por ejemplo:
Las evaluaciones también deben incluir información sobre otras áreas del funcionamiento del niño
en todos los contextos. La evaluación del funcionamiento cognitivo, motriz, lingüístico y de
adaptación de un niño puede dar información sobre los tratamientos más adecuados y el impacto
que sus síntomas tienen en su funcionamiento general. Esto incluye el uso de medidas como:
Las escalas Vineland de comportamiento adaptativo, tercera Edición (Vineland Adaptive
Behavior Scales, Third Edition o VABS-3, por sus siglas en inglés). Esta es una entrevista a
los padres que brinda información sobre el funcionamiento diario de un niño en áreas de
comunicación, socialización y habilidades de la vida diaria.
Las escalas de capacidad diferencial, segunda edición (Differential Ability Scales, Second
Edition, DAS-II, por sus siglas en inglés) o las escalas de Mullen de aprendizaje temprano
(Mullen Scales of Early Learning, MSEL, por us siglas en inglés). Pueden ser usadas para
evaluar el funcionamiento cognitivo, del lenguaje y motor.
Incluso con estas herramientas es importante trabajar con un profesional de la salud mental que
tenga experiencia en el diagnóstico de personas en el espectro del autismo.
Para los niños que están en el espectro del autismo, en cuanto antes reciban apoyo especializado,
mejor resultado tendrán. Esta intervención temprana puede comenzar en la infancia. Pero los
niños a veces se pierden esa intervención crucial por una variedad de razones.
En muchos casos, los niños reciben inicialmente un diagnóstico de impedimentos del habla y el
lenguaje, TDAH o problemas sensoriales, y no es hasta que los desafíos sociales y académicos de la
escuela aumentan, alrededor de los 5 o 6 años, que el niño recibe un diagnóstico de autismo.
Esto no quiere decir que estos otros diagnósticos sean necesariamente erróneos. Se estima que
entre el 30 y el 40 por ciento de los niños en el espectro del autismo también tienen TDAH, y los
desafíos sensoriales son tan comunes en los niños con autismo que se consideran un síntoma del
trastorno.
Pero con demasiada frecuencia, una vez que se llega a un diagnóstico, los padres y los médicos
dejan de observar cuidadosamente los síntomas que también indicarían un diagnóstico de
autismo, lo que cambiaría el tratamiento de manera significativa.
Mientras que estos niños reciben tratamiento para el TDAH o problemas sensoriales, se están
perdiendo de una terapia que puede tener un impacto mucho más importante en sus vidas.
Los niños son diagnosticados con autismo a un ritmo más de cuatro veces más que a las niñas. El
trastorno es más común en los niños, pero como las niñas a menudo no encajan en la imagen
estereotipada de alguien con autismo, muchas niñas quedan sin ser diagnosticadas y, en
consecuencia, sufren. Algunas de las razones por las que no se diagnostica el trastorno son:
Los síntomas de las niñas suelen ser menos evidentes. A diferencia de los niños con
autismo, que pueden expresar su frustración siendo disruptivos o agresivos, las niñas son
entrenadas para que cooperen, por lo que no es tan probable que sean remitidas a una
evaluación.
Mientras que los niños en el espectro pueden estar intensamente centrados en cosas
como los trenes o los juegos de computadora, las niñas suelen tener intereses especiales
que parecen típicos de las niñas de su edad, como las películas de Disney o los animales,
por lo que no se distinguen.
Son buenas imitando lo que ven a su alrededor, las niñas tienden a tener mejor contacto
visual o interacción social que los chicos autistas. Así que, aunque estén luchando con la
comunicación social y las relaciones, es más probable que “pasen” como neurotípicas
hasta una edad tan tardía como la escuela media.
Las niñas que tienen problemas con el autismo no diagnosticado suelen desarrollar
depresión, ansiedad o baja autoestima, y es posible que los médicos no examinen más allá
de estos síntomas.
Si a su hijo lo acaban de diagnosticar autismo, algo que puede representar un desafío es decírselo
a sus parientes y a su familia extensa. El autismo es algo de lo que cada vez más gente está
consciente, pero todavía hay mucha información errónea. Los problemas que tiene su hijo pueden
no ser visibles para todos los miembros de su familia. Pero necesita a las personas cercanas como
aliados para ayudar a su hijo, así que es importante que ellos formen parte de su equipo.
Concéntrese en los comportamientos. Haga uso de los comportamientos que otros pueden haber
notado, como la falta de contacto visual, las crisis frecuentes o la incapacidad de conectarse con
otros niños, es una forma de empezar a explicar qué es el autismo y por qué se le diagnosticó a su
hijo.
Parte del autismo significa que su hijo tiene comportamientos e intereses restringidos o
repetitivos.
Es de por vida.
Explique que tener un diagnóstico también significa que su familia es elegible para recibir
terapias y servicios que pueden ser transformadores.
Causas médicas para comportamientos relacionados con autismo
No es raro que se pasen por alto los problemas médicos en los niños con autismo, especialmente
en los niños que no hablan. Cuando se evalúan los comportamientos de su hijo, es crucial
considerar que algunos pueden ser en realidad reacciones al dolor o a las molestias de condiciones
médicas o dentales tratables que pueden haber pasado desapercibidas. Los niños con TEA pueden
no ser capaces de identificar o articular de manera efectiva la fuente del dolor o malestar que
están experimentando.
Estos son algunos comportamientos comúnmente mal interpretados que pueden tener causas
médicas:
Presionar el abdomen
Negarse a dormir
Movimientos repetitivos
Crisis emocionales
Agresión
Si usted nota cualquiera de estos comportamientos en su hijo, acudir al doctor es una buena idea
para identificar o descartar diferentes problemas médicos, incluyendo:
Estreñimiento
Alergias
Eczema
Amigdalitis
Calambres menstruales
Infecciones de oído
Fracturas de huesos
Problemas sensoriales
Los problemas sensoriales suelen reconocerse por primera vez durante la infancia temprana,
cuando los padres notan que el niño tiene una aversión inusual al ruido, a la luz, a los zapatos que
se consideran demasiado ajustados y a la ropa que es irritante. También pueden notar torpeza y
problemas para subir escaleras, y dificultad con las habilidades motoras finas, como manejar un
lápiz y abrochar botones. Más desconcertantes, y alarmantes, para los padres son los niños que
exhiben comportamientos extremos, tales como:
Estos y otros comportamientos atípicos pueden reflejar problemas sensoriales: dificultad para
integrar la información de los sentidos. Los niños con problemas sensoriales pueden sentirse
abrumados por demasiada información sensorial (es decir, hipersensibilidad), o recibir muy poca
(es decir, hiposensibilidad), lo que hace que choquen y se froten contra las cosas, para sentir más.
Los problemas sensoriales se consideran ahora un síntoma de autismo porque la mayoría de los
niños y adultos en el espectro también tienen problemas sensoriales.
Cuando el cerebro se esfuerza por lidiar con información sensorial como el sonido, la luz y el olor,
los niños pueden sentirse abrumados y pueden tener una tendencia a huir a un ambiente más
tranquilo, a volverse agresivos o a experimentar una crisis emocional severa.
En la mayoría de los casos, los problemas sensoriales se vuelven significativamente más leves y
menos interferentes a medida que los niños crecen. Las habilidades aprendidas en la terapia
ocupacional y las adaptaciones ambientales pueden ayudar a limitar el impacto de los problemas
sensoriales a medida que los niños crecen.
Los niños en el espectro autista suelen ser muy quisquillosos con la comida. Cuando surgen
problemas de alimentación, su primera visita debe ser un gastroenterólogo pediátrico que tenga
experiencia con niños en el espectro, para asegurarse de que no haya problemas médicos. Otras
fuentes de problemas a la hora de comer incluyen:
Problemas sensoriales: Los niños autistas a menudo expresan una fuerte preferencia por
alimentos que se sienten de cierta manera en sus bocas. Algunos prefieren alimentos
blandos o cremosos como el yogur, la sopa o el helado. Otros necesitan el estímulo que
proporcionan los alimentos crujientes como los Cheetos o, cuando los padres tienen
suerte, las zanahorias. En cualquier caso, esto puede poner limitaciones significativas en
los diferentes alimentos que los niños están dispuestos a comer.
Para los niños y las familias que tienen problemas con hábitos alimenticios rígidos de un niño
autista, puede ser útil consultar a un especialista en alimentación, que puede ser
un psicólogo infantil, un patólogo del habla y el lenguaje o un terapeuta ocupacional.
En una encuesta, más de 800 padres informaron que aproximadamente el 50 por ciento de los
niños de entre 4 y 10 años con un TEA se escapan en algún momento, cuatro veces con mayor
frecuencia que sus hermanos no afectados. El comportamiento llega a su punto máximo a los 4
años, pero casi el 30 por ciento de los niños con TEA entre los 7 y 10 años siguen fugándose, ocho
veces más que sus hermanos no afectados.
Movimientos repetitivos
Los movimientos repetitivos asociados con el autismo a veces se llaman stimming. La palabra stim
es la abreviatura de autoestimulación. Significa movimientos repetitivos que no parecen tener un
propósito, incluyendo el aleteo de la mano, el balanceo, el parpadeo, el paso y la repetición de
ruidos o palabras.
Entre los criterios para un diagnóstico de TEA está “estereotipados o repetitivos movimientos
motores, uso de objetos o del habla”. Algunos niños se involucran en estos movimientos
repetitivos ya sea para bloquear o aumentar la entrada sensorial, o como un medio para aliviar la
angustia. Los niños en el espectro se pueden estimular tanto cuando están excitados como cuando
están frustrados o enojados.
Pero estos movimientos sólo son problemáticos si interfieren con el funcionamiento del niño,
incluyendo su interacción social, sus actividades diarias o su aprendizaje. Se alienta a las familias
preocupadas por ellos a que no intenten erradicarlos o llamar la atención indebidamente sobre
ellos, sino que los ayuden a desarrollar habilidades de comunicación y actividades que puedan
reducir el tiempo dedicado al stimming.
Las transiciones son particularmente difíciles para los niños con autismo, y sus reacciones pueden
ser extremas. Pueden sentir la necesidad de ser iguales y la rutina es una forma de adaptarse a un
mundo que puede ser abrumador y confuso. Desviarse de la rutina puede resultar muy incómodo,
incluso angustioso, y pueden negarse a la transición o tener comportamientos disruptivos, tales
como un berrinche.
Mantener rutinas estructuradas puede ayudar a los niños con autismo, especialmente para las
transiciones diarias que son difíciles, como la hora de acostarse o las mañanas que van a la
escuela. También puede ser útil ofrecer a los niños horarios visuales de sus rutinas, así como dar
advertencias (conteos regresivos para la siguiente actividad) antes de las próximas transiciones. Es
importante tener en cuenta que estas estrategias generales, aunque útiles, pueden no ser
suficientes para todos los niños con autismo.
Recompensar a los niños cuando manejan una transición particularmente bien también puede ser
una estrategia efectiva. Una recompensa podría ser tan simple como un elogio etiquetado (por
ejemplo, decir: “Me gusta mucho cómo dejaste de jugar en el iPad cuando te dije que era hora de
vestirte. ¡Buen trabajo!”. Los niños también pueden ser motivados por recompensas como
pegatinas o puntos que se convierten en recompensas más grandes, como más tiempo en pantalla
o una comida favorita. El acceso a los intereses especiales de un niño también puede ser una
recompensa.
Los tratamientos conductuales han sido creados para ayudar a los niños en el espectro autista a
construir habilidades que no se desarrollan automáticamente, y a reducir las conductas que
interfieren con el aprendizaje y la comunicación. A continuación describimos varios tipos comunes
de tratamiento:
Qué es: El análisis del comportamiento aplicado (ABA, por sus siglas en inglés) ha demostrado
ayudar a los niños autistas a desarrollar las habilidades necesarias y a minimizar las conductas no
deseadas, como las autolesiones, y ha demostrado ser exitoso para los niños de todo el espectro
del autismo. Su eficacia está respaldada por cientos de estudios.
Cómo funciona: El ABA es una terapia conductual basada en la evidencia que puede adoptar
muchas formas, pero todas ellas se basan en el mismo concepto simple: las conductas reforzadas
aumentarán, las conductas no reforzadas se reducirán y finalmente desaparecerán.
Tipos de ABA:
El entrenamiento de prueba discreta (DTT, por sus siglas en inglés), la “marca” original
del ABA diseñada para los niños pequeños en el espectro, sigue siendo la forma más
estructurada del ABA. Siempre se realiza de manera individual. El niño se sienta en una
mesa y el terapeuta coloca los materiales en frente de él. Al niño se le da una tarea para
realizar con el material, y cuando la hace bien, es recompensado con lo que se llama un
“reforzador primario”: un chocolate, una bolsa de frituras, cosquillas, una pegatina, acceso
a un juguete favorito, etc.
El tratamiento de respuesta pivote (PRT, por sus siglas en inglés) está más orientado a los
niños y menos estructurado por los terapeutas. En lugar de centrarse en los
comportamientos individuales, el PRT busca centrarse en las funciones
“fundamentales” del desarrollo. Se enfatizan las formas naturales de refuerzo
relacionadas con el comportamiento, en lugar de las recompensas tangibles no
relacionadas, como un chocolate. El concepto es que si se construyen estos módulos de
aprendizaje en un ambiente más natural, es más propenso que el niño las generalice.
Qué es: El FCT implica enseñar a un individuo una forma fiable de expresar sus deseos y
necesidades con el lenguaje, los signos o las imágenes. Se llama “funcional” porque no sólo enseña
a los niños a etiquetar un artículo (como asociar la palabra “rojo” a la imagen de una manzana),
sino que se centra en el uso de palabras o signos para conseguir algo que se necesita o se desea:
un alimento, un juguete, una actividad, un viaje al baño, un descanso de algo. El FCT utiliza el
refuerzo positivo para enseñar a los niños a comunicarse de manera efectiva con los demás para
satisfacer sus necesidades y reducir el comportamiento problemático.
Cómo funciona: Inicialmente, el terapeuta le pide al niño que use la palabra, signo o imagen y
obtenga la recompensa. Esta comunicación de apoyo se repite, resultando cada vez en la
recompensa ganada, hasta que el niño sea capaz de tener éxito con cada vez menos indicaciones
del terapeuta. Una vez que los niños utilizan de manera confiable la comunicación funcional para
ese elemento cuando éste está presente, el siguiente paso es que “generalicen” o lo utilicen fuera
de la situación específica en la que se les ha enseñado, como comunicarse con otras personas
distintas al terapeuta.
Qué es: El enfoque de conducta verbal, basado en el ABA, enfatiza la enseñanza del lenguaje y
otras habilidades en un ambiente de aprendizaje centrado en el niño.
Cómo funciona: Los terapeutas que utilizan un enfoque VB enseñan a los niños el lenguaje de una
manera que vincula el lenguaje con sus diferentes propósitos o funciones. Inicialmente, los
terapeutas que utilizan el enfoque VB se centran en combinar el entorno de aprendizaje con
actividades y elementos que el niño disfruta, de modo que el entorno de aprendizaje esté en el
lugar que el niño quiera estar. Esto puede implicar que el terapeuta le dé al niño juguetes o
bocadillos divertidos de forma gratuita (sin que haya completado ninguna tarea). El terapeuta
entonces enseña a los niños a pedir estas cosas (lo que los terapeutas VB llaman el mando (to
mand)). Una vez que los niños solicitan independientemente las cosas que quieren, el terapeuta
comienza gradualmente a enseñar otros objetivos de lenguaje y habilidades (como etiquetar y
responder a las preguntas). El enfoque VB se utiliza con niños que se comunican con el lenguaje
hablado, así como con niños que se comunican de otras maneras, como el lenguaje de señas.
Libros como The Verbal Behavior Approach: How to Teach Children With Autism and Related
Disorders proporcionan más información sobre este enfoque de enseñanza.
Entrenamiento de los padres para conductas disruptivas en el trastorno del espectro autista:
Qué es: Este tratamiento basado en evidencia, de RUBI Autism Network, se basa en los principios
del ABA. Aborda los comportamientos desafiantes en los jóvenes con TEA, incluyendo el
incumplimiento, la agresión, los arrebatos de ira y las dificultades con las transiciones.
Cómo funciona: El terapeuta trabaja estrechamente con los padres para enseñarles técnicas
(como estrategias de prevención, horarios diarios, refuerzos, entrenamiento para el cumplimiento,
entrenamiento en comunicación funcional) para reducir las conductas desafiantes de sus hijos y
para fomentar conductas más apropiadas.
Programa de educación y enriquecimiento de las habilidades relacionales (PEERS®, por sus siglas
en inglés)
Qué es: PEERS® es una intervención de habilidades sociales basada en evidencia para jóvenes con
dificultades sociales.
Cómo funciona: Facing Your Fears ayuda a los niños a aprender a identificar sus preocupaciones y
a desarrollar estrategias saludables de adaptación en las que pueden confiar cuando se sienten
ansiosos. Los niños también tienen la oportunidad de practicar estas nuevas estrategias dentro de
su grupo. Además del grupo de niños, hay un grupo separado para que los padres aprendan a
ayudar a su hijo con el TEA y la ansiedad que la acompaña.
Terapia ocupacional:
Qué es: La terapia ocupacional, conocida como OT, por sus siglas en inglés, está diseñada para
ayudar a los niños a adquirir las habilidades necesarias para realizar las actividades, u
“ocupaciones”, de la vida diaria.
Cómo funciona: Los terapeutas ocupacionales trabajan con los niños para desarrollar una variedad
de habilidades o destrezas. Esto puede incluir habilidades motoras finas y gruesas, ayuda con
problemas de alimentación o problemas sensoriales, o con el desarrollo de habilidades esenciales
de autoayuda, como cepillarse los dientes, vestirse, ir al baño y más.
No hay medicamentos para los síntomas del autismo. Pero los niños en el espectro pueden tomar
medicamentos que tienen como objetivo frenar la agresión u otro comportamiento problemático
o peligroso. Y los niños en el espectro pueden tomar medicamentos para otros trastornos que
puedan tener, como la ansiedad, depresión o el TDAH. Cualquier médico que recete
medicamentos debe hacerlo con cuidado, pero esto es particularmente importante para los niños
que pueden tener múltiples diagnósticos.
Es importante saber que Risperdal tiene efectos secundarios que incluyen un aumento de peso
sustancial y cambios metabólicos, neurológicos y hormonales que pueden ser dañinos. Sin un
control efectivo por parte de un profesional, algunos niños experimentan daños irreversibles. A
algunos expertos les preocupa que los niños estén siendo tratados con este medicamento en lugar
de otros tratamientos, incluido el tratamiento del comportamiento, que podrían ser efectivos sin
el riesgo de estos efectos secundarios.
A la mayoría de los niños con TDAH se les prescriben medicamentos estimulantes. Diferentes
niños metabolizan los medicamentos de diferentes maneras, por lo que encontrar el tipo de
estimulante y la dosis adecuada para su hijo puede llevar varias semanas. Otros niños pueden
recibir medicamentos no estimulantes si no responden a los estimulantes o experimentan efectos
secundarios preocupantes, incluso después de un ajuste cuidadoso de la dosis o del tipo de
estimulante.
Los medicamentos que se recetan con más frecuencia para tratar la depresión son los inhibidores
selectivos de la recaptación de serotonina, o ISRS, que también se conocen
como antidepresivos. Los médicos también pueden recetar un antidepresivo atípico.
Las personas que tienen problemas de depresión también se pueden beneficiar de la terapia para
la depresión, como la terapia cognitivo-conductual, la terapia dialéctico-conductual o la conciencia
plena.
Los medicamentos que se recetan con más frecuencia para tratar la ansiedad son los inhibidores
selectivos de la recaptación de serotonina, o ISRS. Las benzodiacepinas también se recetan en
algunas ocasiones a niños extremadamente ansiosos, pero las personas pueden desarrollar una
tolerancia a ellas, por lo que deben recetarse con cuidado.
La terapia conductual, como la terapia cognitivo-conductual o TCC (CBT, por sus siglas en inglés),
se considera el mejor tratamiento para la ansiedad. Facing Your Fears es un tipo de TCC
desarrollada para niños con autismo. Se pueden recetar medicamentos además de la terapia o
para que los niños muy ansiosos se abran más a la terapia.