Relativismo y Tolerancia

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Relativismo y Tolerancia

Diego Poole
Advertencia

Breve cv del autor

1. ¿Qué es el relativismo ético?

1.1. Tipos de relativismo

1.2. Explicación relativista de la moral como normas externas “interiorizadas”.


La fuerza de la costumbre

2. Raíces histórico filosóficas del relativismo ético

3. El (des)orden de los valores y la calificación de los hechos

3.1. El desorden de los valores sí altera el producto

3.2. Error en la calificación de los hechos

4. Personalidad de las culturas y tradición

4.1. Variedad cultural y universales éticos

4.2. En realidad no existen relativistas coherentes

4.3. Conciencia y relativismo

4.3.1. Planteamiento relativista de la conciencia

4.3.2. Una crítica a la idea relativista de la conciencia

5. Democracia y relativismo

5.1.1. Exposición de la idea de que el relativismo es la mejor justificación de la


democracia. ¿Poncio Pilato como paradigma de demócrata?

5.1.2. Límites del relativismo aplicado a la praxis política

6. Valor, verdad y virtud

6.1. El hombre es capaz de verdad. Deseo de verdad

6.2. Qué es la verdad. La verdad como bien del intelecto

6.3. Rectitud de vida y verdad moral

6.4. La verdad es la necesidad más profunda del hombre

6.5. Distinguir entre racionalidad práctica y especulativa. La racionalidad


práctica es relativa

6.6. La verdad de los valores. Valores y virtudes


6.7. El desencanto por el estudio. La gente ya no se plantea la verdad de lo
que lee o escucha

6.8. Instrumentalización de la filosofía. La filosofía se convierte en ideología

7. Relativismo, belleza y urbanismo

8. Ciencia, ética y relativismo

9. Libertad y relativismo

9.1. La libertad no es pura indeterminación

9.2. Libertad y sentimientos

9.3. Libertad y compromiso

10. Tolerancia y relativismo

10.1. Relación entre tolerancia y relativismo

10.2. La tolerancia que nos hace falta: el respeto, no la indiferencia

10.3. Tolerancia y libertad religiosa

10.4. El “síndrome de neutralidad” en el ámbito educativo

10.5. La contradicción de justificar la tolerancia en el relativismo

11. Relativismo y trascendencia

12. Conclusión

13. Referencias
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Este libro forma parte de la colección Argumentos para el s. XXI

Director de la colección: Emilio Chuvieco

Copyright: Diego Poole y Digital Reasons (http://www.digitalreasons.es/)

ISBN 978-84-941642-2-4

Diseño de cubierta: Enrique Chuvieco. Foto de Diego Poole.

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Breve cv del autor

Diego Poole Derqui (Bilbao, 1967). Es profesor titular de Filosofía del Derecho
de la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid). Doctor en Derecho por la
Universidad Complutense de Madrid (1994). Licenciado en Derecho por la
Universidad Complutense de Madrid (1985-1990).

Entre sus publicaciones destacan las monografías El Derecho de los juristas


(1998). Madrid: Dykinson. La obra conjunta con Francisco José Contreras y
Jaime Mayor Oreja: Nueva Izquierda y Cristianismo. Madrid. Encuentro 2011.
Un libro de divulgación muy popular, utilizado como libro de lectura en
numerosos institutos y colegios: Qué es el relativismo (2010). Madrid: Palabra.
Ha realizado las voces “Ley Natural” y “Justicia” del diccionario enciclopédico
de Derecho Canónico publicado por la Universidad de Navarra (2012).

Tiene numerosas publicaciones sobre la ley natural y teoría de la interpretación


jurídica. Desde hace años organiza la sección “Natural Law Tradition” del
Congreso Mundial de Filosofía del Derecho.
¿Qué es el relativismo ético?

Si los principios o valores que rigen la convivencia social y que informan el


contenido de las normas jurídicas se justifican únicamente como expresión del
sentir colectivo, si este sentir cambia, cambiarán también los principios. Los
defensores del relativismo ético y jurídico niegan la existencia de unos
principios universales de justicia radicados en la naturaleza de los hombres, y
todo lo confían a la opinión y sentir mayoritarios.

¿Cuáles son los argumentos fundamentales que esgrimen los relativistas para
defender su postura? Aquí los veremos con detenimiento y trataremos de
comprender, en la medida de lo posible, su postura. En un segundo momento
hacemos una valoración crítica del relativismo, y presentamos una
argumentación alternativa que trata de justificar la existencia de unos principios
universales de comportamiento que trascienden las modas y culturas.

1.1 Tipos de relativismo


Como en toda clasificación, se pueden distinguir tantas categorías de
relativismo como criterios de clasificación. Si tratamos de dividirlo según el
objeto conocido, en una primera aproximación podríamos distinguir –siguiendo
a Peter Kreeft (Kreeft, 1999: 29 y sig)− cuatro tipos de relativismo: relativismo
metafísico, gnoseológico, ético y religioso.

El relativismo metafísico niega la existencia de cualquier ser absoluto. Ser


absoluto entendido como ser independiente, que excluye cualquier limitación, y
sobre todo, que no depende de ningún otro ser para existir. Esta forma de
relativismo niega, por tanto, la existencia de Dios, y en la mayoría de los casos
concibe el mundo como pura materia que evoluciona interrelacionada y sin
sentido. Este relativismo metafísico o supone el ateísmo o relega la
argumentación de sentido fuera del plano racional a la esfera de lo emotivo. (cf.
Kuhn, 1970: 148, 150, 153)

Por su parte, el relativismo gnoseológico admite la posibilidad de que exista un


ser absoluto, pero defiende que el hombre es incapaz de conocerlo, lo cual
equivale al escepticismo.

En tercer lugar, el relativismo ético o moral, el más extendido actualmente,


suele admitir la existencia de un ser absoluto, también suele admitir que haya
verdades incondicionadas, pero niega la capacidad del hombre para conocer
unos criterios de comportamiento correctos universales. Al menos en
Occidente, la gran mayoría acepta la existencia Dios, pero niega la existencia
de una moral objetiva común para todos los hombres.

El relativismo religioso, por último, puede aceptar como universales y eternas


determinadas pautas de comportamiento correcto, pero esto no presupone
necesariamente la afirmación de una religión como verdadera. Actualmente
este relativismo se manifiesta especialmente en Occidente por influencia de la
teología negativa asiática, según la cual lo divino es absolutamente
trascendente y no puede ser conocido desde este mundo más que en
apariencias. Y así Cristo, igual que los demás, ha de ser uno más entre las
muchas imágenes y destellos de la divinidad en este mundo, un avatar más
que se ha des situar en la fila de las diversas manifestaciones de Dios, junto a
Kürma, Varaha, Rama, Krishna... Cada religión a su manera manifiesta un
aspecto de Dios y de la verdad del hombre, pero ninguna de ellas por separado
puede tener la exclusiva. Oponerse a esta visión, dicen los defensores de este
relativismo, es oponerse a la misma religión, al diálogo, a la tolerancia, a la la
coexistencia de culturas iguales, a la alianza de civilizaciones.

Estos cuatro tipos de relativismo no son cuatro modos independientes de


pensamiento, sino que el anterior presupone los siguientes: el relativismo
metafísico implica los otros tres siguientes; el gnoseológico, implica el ético y el
religioso; y el relativismo ético suele implicar también el religioso.

Nosotros vamos a centrar la atención en el relativismo ético, no sólo porque es


el más extendido, sino porque afecta directamente a la fundamentación del
derecho y de la vida política.

Si le interesa el libro, puede adquirirlo en la página web de


nuestra editorial:
www.digitalreasons.es

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