Antecedentes Nulidad
Antecedentes Nulidad
Antecedentes Nulidad
Novena Época
Materias(s): Penal
Tesis: VI.2o.P.134 P
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXXII, Agosto de 2010, página 2284
Tipo: Aislada
FRAUDE ESPECÍFICO POR DOBLE VENTA. EL SUJETO PASIVO DEL DELITO, Y POR TANTO, QUIEN SE
ENCUENTRA LEGITIMADO PARA QUERELLARSE, ES EL SEGUNDO COMPRADOR O ADQUIRIENTE DE
LA COSA MUEBLE O RAÍZ (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE PUEBLA).
De conformidad con la fracción VII del artículo 404 del Código de Defensa Social del Estado, el
delito al rubro citado se comete cuando el sujeto activo vende a dos o más personas una misma
cosa -mueble o raíz- y recibe el precio de la segunda venta o parte de él. Bajo ese tenor, en la
hipótesis delictiva a estudio el sujeto activo es el vendedor, quien le hace creer al pasivo que
adquiere determinados derechos reales, cuando en realidad éstos ya pertenecen a otro, pues al
haber enajenado con anterioridad la cosa a un tercero, cuando realiza la segunda compraventa
carece ya del derecho para trasmitirla; por tanto, el sujeto pasivo resulta ser el segundo
comprador o adquiriente, quien sufre el quebranto patrimonial en tanto que hace la entrega total
o parcial del precio de la compraventa, y por consiguiente quien se encuentra legitimado para
querellarse por dicho delito, mientras que el primer adquiriente de la cosa doblemente vendida no
es ofendido al no sufrir perjuicio alguno que pueda ser directamente vinculado con la actuación
del defraudador.
Amparo en revisión 61/2010. 18 de marzo de 2010. Unanimidad de votos. Ponente: José Mario
Machorro Castillo. Secretaria: Beatriz Eugenia Díaz Naveda.
Nota: Esta tesis fue objeto de la denuncia relativa a la contradicción de tesis 185/2019 del Pleno
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, desechada por notoriamente improcedente,
mediante acuerdo de 6 de mayo de 2019.
Décima Época
Materias(s): Penal
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 57, Agosto de 2018, Tomo III, página
3019
Tipo: Aislada
Entre las pruebas cabe distinguir las denominadas ilícitas, de aquellas otras imperfectas,
consideradas las primeras, genéricamente, como las obtenidas o incorporadas al proceso penal en
transgresión a los derechos fundamentales, a saber: la vida, integridad, libertad, inviolabilidad del
domicilio y defensa, a diferencia de las que se practicaron irregularmente, al haber omitido una
formalidad procesal que les es propia. Dada su distinta naturaleza, igualmente producen efectos
diversos, pues mientras la prueba ilícita da lugar a aplicar el principio de exclusión, la imperfecta
deja de cumplir con la finalidad de las formas, que es dotar de certeza y seguridad jurídica a los
actos procesales; en consecuencia, carece de una exigencia para otorgarle valor, pero es
susceptible de ser perfeccionada en una potencial reposición. Luego, sin descuidar el posible
efecto que sobre otras actuaciones ejerza la prueba imperfecta, también debe diferenciarse de las
evidencias condicionadas por una prueba ilícita, pues así como la que le da origen, resultan
contaminadas y, en consecuencia, habrán de anularse. Hipótesis que no se actualiza, por ejemplo,
cuando el dictado de la orden de aprehensión se sustenta, entre otras pruebas, en las
declaraciones de las víctimas y en una diligencia de reconocimiento de una persona por medio de
una fotografía practicada por segunda vez, en virtud de haberse concedido anteriormente para
efectos el amparo, que consideró imperfecta la primera diligencia, pues cumplida la ejecutoria, el
nuevo acto reclamado se emite como si el nulificado no hubiera existido, es decir, sin considerar la
prueba imperfectamente practicada y se erige sobre pruebas enteramente desligadas de las que
fundamentaron el primigenio; en consecuencia, las recabadas para identificar a uno de los
partícipes del delito no deben excluirse sin el correspondiente análisis. De lo que habrá de
concluirse la inoperancia de la regla de exclusión en la prueba imperfecta, cuya práctica irregular
tampoco trasciende de manera sustantiva al contenido de las declaraciones de las víctimas, lo que
determina la inaplicación de la teoría de los frutos de actos viciados. Consecuentemente, el
juzgador deberá atender al principio de contradicción, confrontando esas evidencias con el resto
del material de cargo, en resguardo del derecho del quejoso de que se ponderen con el aportado
con fines de descargo, considerando que es suficiente que la etapa arroje datos bastantes, por
exigirse un nivel de valoración menor al que se encuentra obligado para dictar sentencia definitiva.
Esta tesis se publicó el viernes 31 de agosto de 2018 a las 10:39 horas en el Semanario Judicial de
la Federación.
Décima Época
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 43, Junio de 2017, Tomo IV, página
2939
Tipo: Aislada
Del artículo 217 del Código Nacional de Procedimientos Penales se advierte que la obligación de
dejar registro de los actos de investigación en la carpeta correspondiente, sólo corresponde al
Ministerio Público y a la Policía, no al imputado o su defensa. Por su parte, el diverso 340,
penúltimo párrafo (vigente hasta el 17 de junio de 2016), tampoco precisó ese requerimiento
desde el descubrimiento probatorio, pues éste se satisface con el anuncio e individualización de
los medios de prueba y sería incongruente con lo señalado en el sentido de que el informe pericial
pudiera ser entregado a más tardar el día de la celebración de la audiencia intermedia. Asimismo,
no habría razón de que se ordenara a la defensa entregar al representante social los registros con
los que cuente, como se indica en el primer párrafo del artículo 337 del código referido, pues este
último tiene acceso a dicha carpeta y podría acceder a ellos. Además, en observancia al principio
de no autoincriminación, la defensa no podría proporcionar los medios de prueba -mediante los
registros en la carpeta de investigación- para que de ellos la contraparte deduzca pruebas de
cargo, pues ello constituiría una violación a dicho axioma; es más, la acusación y la prueba de
culpabilidad corresponden al Ministerio Público, pero no a costa de las pruebas obtenidas por la
defensa; y aunque esta interpretación pudiera representar una desigualdad procesal, se encuentra
justificada constitucionalmente, porque el derecho de defensa es para el acusado, no para el
acusador. Por tanto, si el Juez de control excluye en la audiencia intermedia los medios de prueba
que ofreció el imputado o su defensa para justificar su versión defensiva o teoría del caso, por el
hecho de que no se tiene registros de éstos en la carpeta de investigación, debe concederse el
amparo con fundamento en los numerales 20, apartado B, fracción IV, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos y 173, apartado B, fracción X, de la Ley de Amparo, para que la
Sala responsable: a) declare la nulidad de la sentencia emitida por el tribunal de enjuiciamiento,
de acuerdo con el artículo 101 del código adjetivo invocado, y determine que ha lugar a la
reposición del procedimiento -parcial- conforme al artículo 482, fracción III, de dicho
ordenamiento, dado que esta actuación violenta el derecho de defensa adecuada del quejoso y
trasciende al resultado de la sentencia condenatoria dictada por el tribunal de enjuiciamiento, por
haber sido condenado por el delito que se le imputó, señalándose que no justificó su postura
alterna; b) ordene que en el auto de apertura a juicio se incluyan los medios de prueba
indebidamente excluidos y sea el mismo tribunal de enjuiciamiento el que continúe con la
audiencia de juicio para el desahogo de dichos medios de prueba, a efecto de no violentar los
principios de inmediación y objetividad, establecidos en los artículos 20, apartado A, fracciones II y
IV, constitucional y 9o. del código invocado; y, c) en su momento, con libertad de jurisdicción,
determine lo que corresponda; en la inteligencia de que la reposición no afecta los medios de
prueba del Ministerio Público desahogados en el juicio oral, por no advertirse violación a algún
derecho humano en cuanto a estas probanzas, incluso, velando por la no revictimización de la
parte ofendida. En el entendido de que si se advierte una imposibilidad para integrar el tribunal de
enjuiciamiento con los mismos titulares -por una cuestión de fuerza mayor- deberá llevarse a cabo
en su integridad la audiencia de juicio oral.
Amparo directo 284/2016. 8 de marzo de 2017. Unanimidad de votos. Ponente: Francisco Javier
Sarabia Ascencio. Secretario: Daniel Marcelino Niño Jiménez.
Nota: Esta tesis fue objeto de la denuncia relativa a la contradicción de tesis 7/2017 del Pleno en
Materia Penal del Primer Circuito de la que derivó la tesis jurisprudencial PC.I.P. J/41 P (10a.) de
título y subtítulo: "AMPARO DIRECTO. CUANDO EL ACTO RECLAMADO LO CONSTITUYE LA
SENTENCIA DEFINITIVA DICTADA EN EL PROCESO PENAL ACUSATORIO, SÓLO DEBEN ANALIZARSE
LO ACTUADO Y LAS VIOLACIONES PROCESALES QUE SE ACTUALICEN EN LA ETAPA DE JUICIO ORAL,
SIN ABARCAR ETAPAS PREVIAS."
Esta tesis se publicó el viernes 02 de junio de 2017 a las 10:08 horas en el Semanario Judicial de la
Federación.