Tesis y Jursprudencia Debate de Exclusion Probatoria

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Del numeral 346 del Código Nacional de Procedimientos Penales, se desprende que

el legislador estableció ciertas restricciones a la actividad probatoria inicialmente


libre, -conforme lo dispone el artículo 20, inciso B, fracción IV, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como el artículo 259, primer
párrafo, del Código Nacional de Procedimientos Penales-, limitaciones donde la
admisibilidad de los medios de prueba no es viable e incluso resulta prohibida.
Estas restricciones juegan un papel preponderante bajo un doble esquema de
protección: tutelan al justiciable de que no se admitan medios de prueba ilícitos o
ilegales en su contra y, por otro lado, preservan un componente colectivo, a través
de la realización de un juicio justo, a fin de que sea juzgado en términos apegados a
la constitucionalidad y la legalidad y que tampoco dicho gobernado los utilice contra
las demás partes (la víctima u ofendido o la institución ministerial).
Así, tenemos que el hecho de que el Código Nacional de Procedimientos Penales
disponga de normas específicas dirigidas a generar condiciones que faculten a la
autoridad jurisdiccional a excluir un medio de prueba que ha sido ofrecido de
manera formal, de acuerdo con los lineamientos del sistema penal acusatorio de
nuestro país y lo ordenado en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, constituye un supuesto de excepción, que se apoya en las premisas de
economía procesal y de justicia pronta, pero también en los de tutela judicial
efectiva y de culpabilidad, en tanto que uno de los principios del sistema acusatorio
penal, obliga a emitir un fallo de condena, únicamente sobre la base de la
acreditación plena de la culpabilidad, conforme lo ordena el artículo 20, apartado A,
fracciones V y VIII de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
De esta manera, se entiende que las reglas de exclusión probatoria, tienden a regular
la prohibición de la producción de pruebas (y excepcionalmente la ya producida), en
virtud de que aquéllas todavía no se obtienen, sino hasta que se perfeccionen en la
etapa de juicio. Así, la Jueza o el Juez de control va a encargarse primordialmente de
excluir aquellos medios de prueba que suponen una violación procesal o sustantiva
en su etapa de producción.
Lo anterior tiene sustento en que, el derecho a valerse de pruebas en el proceso penal
no es absoluto, ya que esa libertad probatoria, de la cual se goza inicialmente, debe
ser regulada bajo aspectos rigurosos y bien determinados que permitan que la etapa
de juicio sea llevada bajo una institución protectora de los derechos fundamentales
de las partes, a fin de que el Tribunal de Enjuiciamiento no tenga que ocuparse de la
calificación de los medios de prueba, sino que éstos sean previamente regulados por
la Jueza o el Juez de Control y, en esencia, la etapa de juicio se centre solamente en
el desahogo y valoración de esas pruebas previamente anunciadas, ofrecidas y
admitidas, quedando de lado las que sean excluidas en tal audiencia intermedia.
Registro digital: 2017059
Instancia: Primera Sala
Décima Época
Materias(s): Constitucional, Penal
Tesis: 1a. LII/2018 (10a.)
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 55, Junio de 2018, Tomo II,
página 962
Tipo: Aislada

ETAPA INTERMEDIA DEL PROCESO PENAL ACUSATORIO. UNO DE SUS


OBJETIVOS ES DEPURAR EL MATERIAL PROBATORIO QUE SE VA A DESAHOGAR
EN JUICIO ORAL, EXCLUYENDO AQUEL QUE SE HAYA OBTENIDO CON
VULNERACIÓN DE DERECHOS FUNDAMENTALES. En el sistema de justicia penal
acusatorio, al cierre de la investigación formalizada no sigue inmediatamente la realización del
juicio oral, sino una etapa "intermedia" que también se realiza ante el juez de control. Dicha etapa
inicia con la formulación de la acusación por parte del Ministerio Público y tiene por objeto
principal la preparación del juicio, fijando de modo preciso su objeto, los sujetos intervinientes y los
medios de prueba que deberán ser desahogados. En este sentido, una de las principales funciones
del juez de control durante esta etapa consiste en asegurarse que durante la investigación no se
hubieran cometido transgresiones a los derechos fundamentales del imputado y, en su caso,
garantizar que las consecuencias de éstas no se trasladen a la etapa de juicio oral. Así, al dictar el
auto de apertura a juicio, el juez de control debe verificar esta situación y excluir cualquier medio
de prueba obtenido a partir de una violación a derechos fundamentales. En consecuencia, será
precisamente durante la etapa intermedia cuando el imputado deba expresar los planteamientos que
considere pertinentes en torno a la vulneración de sus derechos fundamentales que hayan tenido un
impacto en la obtención de medios de prueba y, en consecuencia, solicitar la exclusión de éstos del
material probatorio que va a ser desahogado en el juicio oral. No hay que perder de vista que para
que el nuevo sistema de justicia penal funcione adecuadamente es necesario que las cuestiones
relativas a la exclusión probatoria derivada de violaciones a derechos fundamentales, queden
definitivamente dilucidadas de forma previa a la apertura del juicio oral, de tal manera que el
juzgador en esta última etapa tenga como función exclusiva el análisis de las pruebas para
determinar la existencia del delito y la responsabilidad del acusado.

Amparo directo en revisión 669/2015. Ian Eduardo Camarillo Hernández. 23 de agosto de 2017.
Cinco votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien
formuló voto concurrente, Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien formuló voto concurrente, Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, quien formuló voto concurrente en el que se aparta de las consideraciones
contenidas en la presente tesis y Norma Lucía Piña Hernández. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de
Larrea. Secretario: Arturo Bárcena Zubieta.

Esta tesis se publicó el viernes 01 de junio de 2018 a las 10:07 horas en el Semanario Judicial de la
Federación.

Registro digital: 2017055


Instancia: Primera Sala
Décima Época
Materias(s): Constitucional, Penal
Tesis: 1a. LIII/2018 (10a.)
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 55, Junio de 2018, Tomo II,
página 958
Tipo: Aislada
DIFERENCIAS EN EL DEBATE PROBATORIO DE LA ETAPA INTERMEDIA Y EL
JUICIO ORAL EN RELACIÓN CON LA VULNERACIÓN DE DERECHOS
FUNDAMENTALES. El objeto del debate probatorio durante la etapa intermedia y el juicio oral
es distinto pero complementario. En la etapa intermedia se discute si de los datos que arroja la
investigación se advierte una violación a derechos fundamentales que dé lugar a la exclusión de
algún medio de prueba del material probatorio que se va a desahogar en el juicio oral. En cambio, la
finalidad de esta última etapa consiste en esclarecer los hechos sobre la existencia de un delito y la
responsabilidad del acusado en su comisión a partir de los medios de prueba admitidos en la etapa
intermedia. Así, en atención al principio de continuidad previsto en el primer párrafo del artículo 20
constitucional, la exclusión de pruebas no es un tema que pueda plantearse nuevamente en el juicio
oral. Con todo, aunque el debate sobre la exclusión probatoria deba agotarse en etapa intermedia, es
incuestionable que en el juicio oral la defensa puede cuestionar el valor de las pruebas con
argumentos estrechamente vinculados con violaciones a derechos fundamentales planteadas en
etapas previas. Esto último puede ocurrir especialmente cuando durante el desahogo de las pruebas
durante el juicio oral se revela que efectivamente existió una violación a derechos fundamentales
del acusado, cuando surgen dudas sobre esa cuestión –por ejemplo, al advertirse durante el
contrainterrogatorio o con algún otro medio de prueba que las autoridades mintieron o incurrieron
en contradicciones en relación con lo que hubieren manifestado en etapas preliminares– o cuando se
aporten elementos supervenientes que hagan suponer fundadamente que la prueba en cuestión se
obtuvo a partir de una violación a derechos fundamentales. En estos casos, el juez o tribunal de
enjuiciamiento deberá tomar en cuenta esta cuestión al momento de realizar la valoración probatoria
en la sentencia definitiva, sin perder de vista que la fracción IX del apartado A del artículo 20
constitucional establece que las pruebas obtenidas mediante violación a derechos fundamentales son
nulas.

Amparo directo en revisión 669/2015. Ian Eduardo Camarillo Hernández. 23 de agosto de 2017.
Cinco votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien
formuló voto concurrente, Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien formuló voto concurrente, Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, quien formuló voto concurrente en el que se aparta de las consideraciones
contenidas en la presente tesis y Norma Lucía Piña Hernández. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de
Larrea. Secretario: Arturo Bárcena Zubieta.

Esta tesis se publicó el viernes 01 de junio de 2018 a las 10:07 horas en el Semanario Judicial de la
Federación.

Registro digital: 2013853


Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Décima Época
Materias(s): Penal
Tesis: I.1o.P.43 P (10a.)
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 40, Marzo de 2017, Tomo IV,
página 2901
Tipo: Aislada

PRUEBAS ILÍCITAS. SU EXCLUSIÓN POR LA SALA DE APELACIÓN, NO LA


FACULTA PARA ORDENAR LA REPOSICIÓN DEL PROCEDIMIENTO DE PRIMERA
INSTANCIA CON EL OBJETO DE QUE SEA EL JUEZ DEL PROCESO QUIEN LAS
EXPULSE, SINO QUE DEBE DESESTIMARLAS Y, CON BASE EN LA EVIDENCIA
RESTANTE, HACER UN JUICIO DE VALOR Y DETERMINAR SI EN EL CASO
CONCRETO SE ACREDITA PLENAMENTE EL DELITO IMPUTADO AL PROCESADO
Y LA RESPONSABILIDAD DE ÉSTE EN SU COMISIÓN. En términos del artículo 414 del
Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, aplicable para la Ciudad de México, el
recurso de apelación tiene por objeto que el tribunal de segunda instancia estudie la legalidad de la
resolución impugnada, por lo que la Sala tiene la facultad de valoración probatoria y, con base en
dicha potestad, puede excluir del diverso material probatorio que obra en autos aquellas pruebas
cuyo origen sea ilícito; sin embargo, dicha atribución tiene un límite, que se circunscribe a resolver
definitivamente la legalidad de la resolución impugnada, lo que implica que no está facultada para
ordenar la reposición del procedimiento de primera instancia y que sea el Juez del proceso quien
expulse esas pruebas. De esta manera, es inconcuso que al excluir pruebas ilícitas, el tribunal de
apelación debe desestimarlas y, con base en la evidencia restante, hacer un juicio de valor y
determinar si en el caso concreto se acredita plenamente el delito imputado al procesado y la
responsabilidad de éste en su comisión.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER CIRCUITO.

Amparo en revisión 282/2016. 14 de diciembre de 2016. Unanimidad de votos. Ponente: Horacio


Armando Hernández Orozco. Secretaria: Paola Alejandra Góngora del Rey.

Esta tesis se publicó el viernes 03 de marzo de 2017 a las 10:06 horas en el Semanario Judicial de la
Federación.

Registro digital: 2009008


Instancia: Primera Sala
Décima Época
Materias(s): Constitucional, Penal
Tesis: 1a./J. 35/2015 (10a.)
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 18, Mayo de 2015, Tomo I
, página 302
Tipo: Jurisprudencia

PRUEBA ILÍCITA. TIENE ESE CARÁCTER LA DECLARACIÓN DEL IMPUTADO


RENDIDA SIN LA ASISTENCIA JURÍDICA DE UN DEFENSOR PROFESIONAL EN
DERECHO, POR LO QUE SU EXCLUSIÓN VALORATIVA DEBE REALIZARSE CON
INDEPENDENCIA DE SU CONTENIDO. La forma de garantizar y proteger el derecho humano
de defensa adecuada implica que, inclusive, a partir del momento de la detención, el imputado esté
en posibilidad de nombrar a un defensor profesional en derecho que lo asista jurídicamente, de tal
manera que cuando rinda su inicial declaración no solamente esté en condiciones de negar la
imputación sino de aportar las pruebas que considere pertinentes para ejercer el derecho de defensa
adecuada. Sin que por ello deba entenderse que exista la obligación de probar para el imputado al
margen del principio de presunción de inocencia, sino de contar con la posibilidad de ejercer el
derecho de defensa en las condiciones que éste estime pertinentes. En consecuencia, es inadmisible
considerar que la simple negativa de la acusación o incluso la reserva para no declarar por parte del
imputado no trasciendan en el ejercicio de la defensa adecuada. En principio, esto será válido
siempre que el imputado esté debidamente asesorado por un profesional en derecho, pues en esta
medida estará en condiciones de asumir las consecuencias que ello representa y optar por esta
posición por considerar que le resulta benéfica. Sin embargo, lo anterior no puede entenderse como
una regla general, pues habrá condiciones en las que incluso la omisión de declarar o de negar la
imputación, sin la asistencia técnica debida, pueden implicar una afectación jurídica trascendental
para el imputado, que no hubiera resentido con tal magnitud si bajo el consejo de un profesionista
en derecho hubiera podido exponer su versión sobre los hechos que se le atribuyen, de forma que
coadyuve a su defensa, aporte las pruebas que considere pertinentes o, incluso, pudiera no negar la
comisión de la conducta atribuida sino aceptarla y exponer las razones que justificaron su actuar,
pues ello pudiera dar lugar a atenuar o excluir el reproche penal. En consecuencia, la posibilidad de
negar la imputación por parte del imputado es una condición contingente que de ninguna manera
anula el carácter ilícito de la declaración que rindió sin la asistencia de un profesionista en derecho,
que por tratarse de una violación directa al derecho humano de defensa adecuada no puede ser
objeto de valoración probatoria, sino que debe ser excluida como medio de prueba, con
independencia de su contenido.

Amparo directo en revisión 1519/2013. 26 de junio de 2013. Mayoría de cuatro votos de los
Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena
y Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien
formuló voto particular. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Julio Veredín Sena
Velázquez.

Amparo directo en revisión 1520/2013. 26 de junio de 2013. Mayoría de cuatro votos de los
Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena
y Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien
formuló voto particular. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Carmina Cortés
Rodríguez.

Amparo directo en revisión 449/2012. 28 de agosto de 2013. Mayoría de cuatro votos de los
Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien formuló voto
concurrente, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Disidente:
Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien formuló voto particular. Ponente: Jorge Mario Pardo
Rebolledo. Secretario: José Díaz de León Cruz.

Amparo directo en revisión 3535/2012. 28 de agosto de 2013. Mayoría de cuatro votos de los
Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena
y Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien
formuló voto particular. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Carmina Cortés
Rodríguez.

Amparo directo en revisión 2677/2013. 18 de septiembre de 2013. Mayoría de cuatro votos de los
Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena
y Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien
formuló voto particular. Ponente: Jorge Mario Pardo Rebolledo. Secretario: Alfonso Francisco
Trenado Ríos.

Tesis de jurisprudencia 35/2015 (10a.). Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en
sesión de veintidós de abril de dos mil quince.

Esta tesis se publicó el viernes 08 de mayo de 2015 a las 09:30 horas en el Semanario Judicial de la
Federación y, por ende, se considera de aplicación obligatoria a partir del lunes 11 de mayo de
2015, para los efectos previstos en el punto séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.

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