Jonás E. Aponte A. Libertad de Expresión vs. Derecho Al Honor de Niños Niñas y Adolescentes. Caso Calma Pueblo

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 40

LIBERTAD DE EXPRESIÓN VS.

DERECHO
AL HONOR DE NIÑOS, NIÑAS
Y ADOLESCENTES.
CASO: CALMA PUEBLO

Jonás E. Aponte A.
Profesor de Armonización Tributaria en la ENAHP—IUT

Resumen: Con el presente trabajo pretendemos abordar la


censura del programa radial Calma Pueblo, producto del comen‑
tario realizado por una de sus presentadoras hacia un niño de
siete (7) años que, a criterio de la Administración, pudo haber
vulnerado su derecho al honor. Las disertaciones de este trabajo
giraron alrededor del derecho a la libertad de expresión como
derecho fundamental y que garantiza los pilares democráticos
de toda sociedad libre, y cómo a partir de la desviación de poder
fueron censuradas voces de libertad.
Palabras clave: Calma Pueblo. Verónica Gómez. Libertad de
expresión. Derecho al honor. Servicio público.

Summary: With this work, we intend to address the censorship


of the Calma Pueblo radio program, as a result of the comment
made by one of its presenters to a seven (7) year old boy who, at
the discretion of the Administration, may have violated his right
to honor. The dissertations of this work revolved around the
right to freedom of expression as a fundamental right and that
guarantees the democratic pillars of any free society, and how
from the deviation of power voices of freedom were censored.

Key words: Calma Pueblo. Verónica Gómez. Freedom of


expression. Right to honor. Public service.

Recibido: 9 de agosto de 2019 Aceptado: 15 de enero de 2020

13
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

Sumario

Prolegómeno
I. De la conversación
II. Del derecho al honor del niño
III. Del derecho de libertad de expresión
IV. Violación del debido proceso
Recapitulación

Prolegómeno
La crítica y el reclamo como valores inefables e ineludi-
bles en cualquier sociedad democrática han sido enucleados
en la censura en la era marcada por el socialismo del siglo XXI.
Las políticas totalizantes hacen de los individuos cada día más
ciudadanos ciervos. Personas que temen pensar porque tienen
miedo de hacerlo; personas que no expresan sus ideas, porque
aposta han logrado que carezcan de ellas; personas que sirven
y obedecen, porque es lo que le han inficionado mentalmente
y que, lamentablemente, han sido absorbidas en la vorágine de
la censura y control antes que la libertad.

La era chavista ha provocado que las nuevas generacio-


nes desconozcan cuáles son los pilares sobre los cuales se erige
una sociedad libre y democrática y que, incluso, algunos ya
no tan jóvenes hayan paulatinamente borrado aquellas líneas
maestras. Esta situación provoca que la censura a medios de
comunicación se vea normal y cotidiana, las expropiaciones
se aprecien como prácticas comunes por parte del Estado, que
resulte plausible condenar a prisión a comerciantes que tiene
bajo buen recaudo su mercancía, acusándolos de acaparado-
res, que la especulación sea una noción contraria al comercio
y que las elecciones sean el único baluarte de la democracia.

El cierre de medios de comunicación, así como la censura


que viven los comunicadores sociales es realmente alarmante;

15
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

pero más preocupa que la sociedad, en situaciones muy espe-


cíficas, aún no termine por reconocer la importancia de la liber-
tad de expresión como derecho fundamental y que, para poder
limitar legítimamente ese derecho, tales expresiones deben ser
capaces de provocar una hecatombe social. Tácticas cismáticas
del gobierno chavista han provocado que algunos comentarios
o expresiones resulten mal vistos por la comunidad y, a partir
de allí, procurar justificar el cierre o cesión de espacios televi-
sivos, radiales o electrónicos1. Pero, lo que hace el régimen en
el fondo es legitimar su actuación ilegal y además censurar la
libertad de expresión ex nunc.

Un hecho ocurrido hace aproximadamente dos (2) años


me convocan, aunque tardíamente, a escribir estas breves y
humildes líneas: el cierre impuesto por la Comisión Nacio-
nal de Telecomunicaciones (CONATEL) al programa radial
“Calma Pueblo” transmitido en la estación radial La Mega, por
un comentario que hizo una de sus presentadoras en contra
de un niño de siete (7) años, al llamarlo gay luego de que éste
expresara su preferencia deportiva por el jugador de fútbol
Cristiano Ronaldo. La salida al aire se produjo al día siguiente,

1 En similares términos se han pronunciado Herrera y Matheus, en el sen-


tido que: “Periódicos cerrados y desempleo para trabajadores de la prensa
es la consecuencia directa más visible del chantaje político ejercido desde
el Gobierno hacia la prensa no alineada con sus intereses. Pero otros flage-
los intangibles como la censura, la autocensura y la censura previa, entre
los dueños de medios y los periodistas, para no caer en el radar de las
represalias gubernamentales, erosionan de forma más peligrosa y deter-
minante el libre ejercicio del periodismo y la libertad de prensa en Vene-
zuela. Las nuevas generaciones de periodistas, no solo están emigrando,
sino que se están formando en un campo laboral deprimido y signado por
el control estatal. Muchos periodistas no conocen otra forma de trabajar
que no sea bajo la amenaza de sanciones internas o externas al medio,
como resultado de investigaciones o denuncias periodísticas que afecten
los intereses del Gobierno y sus relacionados”. Cfr. Herrera O., Luis A. y
Matheus H., Mayerlin, “Las inmunidades del poder contra las libertades
de expresión e información: propuestas para el restablecimiento pleno
de la libertad informativa en Venezuela”,  Revista Electrónica de Derecho
Administrativo Venezolano (REDAV) N° 8, Centro de Estudios de Derecho
Público de la Universidad Monteávila, Caracas, 2016, p. 192.

16
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

por vulnerar, presuntamente, la Ley de Responsabilidad Social


en Radio, Televisión y Medios Electrónicos.

Dichas expresiones han hecho que la opinión pública se


divida en dos (2) grandes segmentos: por un lado, están los
que apoyan la medida de cierre patrocinada por CONATEL y,
por el otro lado, quienes la consideran abusiva y despropor-
cionada. En todo caso, algunas personas parecen estar conteste
en lo adocenado del comentario y que se pudo, en el marco de
la fustigante censura que sufren los medios de comunicación,
haberse evitado. Preocupa, igualmente, que existan personas
que aplaudan el cierre de un programa radial, sin advertir que
con ello se mutila a la libertad de expresión, principal bastión
de la democracia. Al mismo tiempo, el comentario genera
otro gran debate: ¿cuándo es admisible vituperar expresiones,
manifestaciones o ideas amparadas por la libertad de expre-
sión?, o dicho de otro modo: ¿cualquier colisión con otro dere-
cho de igual o superior rango permiten la censura absoluta de
ésta?

El honor, derecho que pudo haber sido conculcado por el


comentario de la presentadora es difícil de contornear, preci-
samente, por las valoraciones sociales, culturales, políticas y
económicas que sobre el mismo orbitan; adicionalmente, los
verbos rectores que motorizan la vulneración de ese derecho
no pueden apreciarse objetivamente, por cuanto, irrefragable-
mente, siempre existirá el elemento subjetivo, lo que lo hace
altamente relativo. Adicionalmente, existe una nueva sensi-
bilidad alrededor del honor la cual ha sido erigida por una
serie de fallos judiciales en el siempre espinoso ámbito de la
colisión entre los derechos fundamentales a las libertades de
información y de expresión y los derechos fundamentales de
la personalidad, del honor, a la intimidad y a la imagen y que,
por desgracia, se manifiestan en una mayor preocupación por
la protección de estos últimos en detrimento de aquellos2.
2 De Verda y Beamonte, José Ramón, “Los derechos al honor, a la intimidad
y a la propia imagen como límites del ejercicio de los derechos fundamen-

17
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

Es preciso advertir de forma preliminar, antes, claro está,


de poner mi posición sobre el tapete, que en este programa
desde sus inicios se mostró una posición política adversa al
chavismo. Entre juegos, chácharas y canciones, todas en clave
de humor, exponían su animadversión a algunos de los adali-
des y capitostes del gobierno, situación que siempre los mante-
nía en el ojo de huracán. Llegaron a tener más de cincuenta
(50) anunciantes, un número bastante elevado considerando el
hecho que el programa se transmitía en la radio y que, durante
esos años, se vivieron las peores crisis económicas y políticas
en el país.

La realidad es que el Estado a través de CONATEL tenía


intenciones de cerrar el programa radial, pero, por muy difí-
cil que parezca demostrarlo, debía darle cierta legitimidad y
moralidad a su actuación, de manera que la tropelía que estaba
por cometer no formara parte de las miles de denuncias de
censura que hasta ese momento se le imputaban3. Su misión

tales de información y de expresión: ¿una nueva sensibilidad de los tribu-


nales?”, Derecho Privado y Constitución N° 29, Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, Madrid, 2015, disponible en: http://dx.doi.org/10.18042/
cepc/dpc.29.10, p. 390.
3 Bastante expresivo es el informe levantado por Espacio Público, en el que
señala que para el año 2017: “se documentaron 708 casos que sumaron
1002 denuncias de violaciones al derecho humano a la libertad de expre-
sión. Estos datos son los más altos desde el año 2002 y muestran un dete-
rioro sustantivo de las garantías de este derecho en Venezuela. Los 708
casos en los que se vulnera el derecho a la libre expresión en su mayo-
ría corresponden al uso de la violencia física, la intimidación y ataques
no solo a trabajadores de la prensa, sino también contra ciudadanos que
buscaban registrar los hechos que sucedían al momento. Entre los patro-
nes de violaciones más frecuentes están: detenciones, impedimento de
cobertura, robo de equipos, destrucción de material, desalojo de espacios
o instituciones públicas; agresiones contra periodistas, reporteros gráfi-
cos o infociudadanos por registrar hechos o difundir información; y ata-
ques contra sedes o equipos de medios de comunicación, la mayoría de
estos durante protestas de calle. El año 2017 cerró con la salida del aire de
ocho canales de televisión, 54 emisoras, y 17 medios impresos que deja-
ron de circular por falta de papel prensa, seis de ellos indefinidamente”.
Disponible en: http://espaciopublico.ong/informe-anual-2017/#.XUs
Z9-hKjIU.

18
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

era, como buen cazador, estar silente, sigiloso y vigilante de su


presa, ser centinela de opiniones y esperar el mejor momento
para dar el zarpazo. Su actuación lejos de ser legal, legítima y
justa, albergaba uno de los más nefandos vicios de la actuación
administrativa: el vicio de deviación de poder4.

La desviación de poder implica que la autoridad admi-


nistrativa que se sirve del poder que le ha sido conferido, lo
emplea para obtener un fin distinto de aquel buscado por la
ley, soslayando la finalidad de ésta, los servicios públicos y los
principios que la informan5. En apariencia el acto puede ser
legal, pero entraña sentimientos, pasiones y rencores en contra
del afectado que lo enervan teleológicamente. En forma, este
vicio no se aprecia prima facie pero la felonía de su contenido
es evidente.

4 Un excelente estudio sobre el exceso de poder fue realizado por el Cate-


drático Lorenzo Martín Retortillo-Baquer, en el que magistralmente, con
su refinada pluma, dibujó un excurso histórico de dicho vicio, de todas
sus variaciones y de los crisoles que lo acompañan, entre ellos, el de la
desviación de poder, especialmente confeccionado por la jurisprudencia
y legislaciones de Francia e Italia. Para este autor la desviación de poder
se da en aquellos supuestos en que, faltando el fin que motoriza la acti-
vidad administrativa y la causalidad que esta expresión lleva consigo, el
acto está inspirado en un interés personal del agente que lo emana, ya sea
de carácter patrimonial, de venganza o de diversidad del pensamiento
político. En tal sentido, expone Martín Retortillo, que: “[l]a desviación de
poder existirá, por lo tanto, siempre que se olvide la primera caracterís-
tica que matiza su propia teleologicidad, es decir, el carácter público de la
misma”. Cfr. Retortillo-Baquer, Lorenzo Martín, “El exceso de poder como
vicio del acto administrativo”, Revista de administración pública N° 23, Civi-
tas, Madrid, 1957, p. 120. En Venezuela Carlos García Soto ha dado algunos
pincelazos sobre el origen de la desviación de poder en Venezuela y cómo
se produjo su regulación constitucional. Cfr. García S., Carlos, “‘Incluso
por desviación de poder’. Notas acerca de los orígenes de una parte de la
norma constitucional sobre la jurisdicción contencioso-administrativo”,
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano (REDAV) N° 3, Cen-
tro de Estudios de Derecho Público de la Universidad Monteávila, Cara-
cas, 2014. 
5 Corte Federal de 28 de septiembre de 1954.

19
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

Así las cosas, para fines metodológicos del presente


ensayo, es oportuno transcribir la conversación mantenida
entre Manuel Silva (presentador) Verónica Gómez (presen-
tadora) y Alejandro [niño de siete (7) años], de manera que
en el contexto de la conversación sea valorado agudamente
el comentario realizado, para luego disertar someramente
de lo que ha debido hacer CONATEL si pretendía cerrar el
programa y de los derechos constitucionales que se vulnera-
ron, entre ellos la libertad de expresión y el debido proceso.
Por tal motivo, una vez transcritos los extractos de la conver-
sación serán puntualizados los errores que a nuestro criterio
fueron cometidos en este caso, que ponen de rodillas los dere-
chos fundamentales arriba señalados.

I. De la conversación
Verónica: Ale, te quiero hacer una pregunta ¿tú estás
yendo al colegio en carro, o cómo está yendo al [colegio]?

Manuel Silva: ¿O en limosina?

Alejandro: en carro.

Verónica: ¿Y tu mamá consiguió gasolina? Porque dicen


que no hay gasolina en Margarita ¿Esto es verdad Alejan-
dro?

Alejandro: sí.

Verónica: ¿hay colas horribles para poner gasolina?

Alejandro: Ujum. [Sonido hecho con la boca, significa sí].

Verónica: Alejandro, ¿Y qué te parece a ti eso viniendo de


un país petrolero?

20
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

Alejandro: no sé.

Verónica: ah perfecto.

Manuel: ah muy bien. Tú eres un niño muy inteligente,


porque cuando alguien no sabe algo uno dice: no sé; no
inventa porque inventar queda peor. Te quería hacer una
pregunta, Alejandro: -¿Qué llevas de desayuno?

Alejandro: tequeños.

Verónica: uff pero niño tan increíble.

Manuel: mamá y papá fueron para un matrimonio este fin


de semana, miren por favor, padres…

Verónica: este es el primer día, mañana le mandan una


arepa envuelta en servilletas.

Manuel: tequeños recalentados después de una boda no es


una buena idea, por favor, padres.

Verónica: ¿Cuál es tu desayuno favorito para llevar al cole-


gio?

(...Omissis...)

Verónica: ¿Qué?

Manuel: ¿Cómo? ¿Cualquiera dijiste? Entendí cualquiera.

Verónica: mira Ale, quiero hacerte una pregunta: ¿Cuándo


seas grande quieres tener bigotes?

Manuel: ¿Que si quieres tener bigotes cuando seas grande?

Alejandro: sí.

21
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

Verónica: Ahh como Maduro, muy bien. [Se refiere a Nico-


lás Maduro].

Manuel: como Manuel.

Verónica: ahh como Manuel.

Manuel: dale buenas imágenes al niño.

Verónica: mira ehh, Alejandro, ¿Cuál es tu postura polí-


tica? ¿Tú eres opositor o eres oficialista?

Manuel: deja al niño Verónica, coye vale, ahí está.

Verónica: está pensando, está bien.

Manuel: está pensando... no... que mami y papi le dice que


no participe.

Verónica: así es la democracia.

Manuel: Alejandro, mira.

Alejandro: opositor.

Verónica: opositor, dijo, muy bien, Alejandro.

Manuel: tu materia favorita va a ser la última pregunta, me


cuentas porqué te gusta.

Alejandro: no puedo escuchar.

Verónica: perdió la audición el niño... alooo...

Alejandro: ahora sí.

22
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

Manuel: ok, estaba pasando por un túnel. ¿Cuál es tu mate-


ria favorita que te gusta a ti mucho?

Alejandro: hacer deportes.

Verónica: hacer deportes.

Manuel: ¿Cuál es tu favorito?

Alejandro: fútbol.

Manuel: muy bien, que fino.

Verónica: ¿y quieres ser como Messi o como Ronaldo?

Alejandro: Ronaldo.

Verónica: ahh, gay... bueno...

Manuel: la mujer está alcohólica.

Verónica: Ale, te amo, Dios te bendiga.

Manuel: Dios te bendiga Alejandro; saludos a tu mamá, a


tu papá a los dos en la casa y a todos los niños de Marga-
rita.

Manuel: totalmente, totalmente, porque tendría que tener


al niño disfrazado para ir al colegio.

Verónica: ahhh, el niño gay que quiere ser como Ronaldo;


vamos a sacarle las cejitas... vamos a sacarle las cejitas...

Manuel: en todo caso metrosexual.

23
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

II. Del derecho al honor del niño


Como puede apreciarse, hubo dos (2) comentarios realiza-
dos por la presentadora que pudieron haber afectado el honor
de un niño: el primero, llamarlo gay por tener preferencias por
Cristiano Ronaldo, y el segundo, decir que en virtud de ello
le sacarían las cejas. Ernesto Villegas6, importante personero
del Gobierno, en su programa de televisión “Toma nota Vene-
zuela” transmitido en Venezolana de Televisión, al tiempo que
criticó los comentarios en el que se aludía gay al niño también
reprochó que lo hubieran increpado para conocer su posición
política.

El derecho al honor está protegido constitucionalmente, el


artículo 60 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, a tal respecto, dispone que:

Artículo 60. Toda persona tiene derecho a la protección de


su honor, vida privada, intimidad, propia imagen, confi-
dencialidad y reputación.

Asimismo, la Ley Orgánica para la Protección del Niño,


Niña y Adolescente (LOPNA), en su artículo 65, establece que:

Artículo 65. Derecho al Honor, Reputación, Propia Imagen,


Vida Privada e Intimidad Familiar. Todos los niños y
adolescentes tienen derecho al honor, reputación y propia
imagen. Asimismo, tienen derecho a la vida privada e inti-
midad de la vida familiar. Estos derechos no pueden ser
objeto de injerencias arbitrarias o ilegales.

Parágrafo Primero: Se prohíbe exponer o divulgar, a través


de cualquier medio, la imagen de los niños y adolescen-
tes contra su voluntad o la de sus padres, representantes
o responsables. Asimismo, se prohíbe exponer o divulgar
datos, imágenes o informaciones, a través de cualquier
6 https://www.youtube.com/watch?v=GzUnAiXiBYI&t=189s

24
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

medio, que lesionen el honor o la reputación de los niños


y adolescentes o que constituyan injerencias arbitrarias o
ilegales en su vida privada o intimidad familiar.

Parágrafo Segundo: Está prohibido exponer o divulgar,


por cualquier medio, datos, informaciones o imágenes que
permitan identificar, directa o indirectamente, a los niños
y adolescentes que hayan sido sujetos activos o pasivos de
hechos punibles, salvo autorización judicial fundada en
razones de seguridad u orden público.

La protección del honor es ostensible tanto legal como cons-


titucionalmente; empero, como buen enunciado normativo, no
se define la conducta que se quiere resguardar. Sin embargo,
la LOPNA consagra un elenco de situaciones, conductas y
acciones que deben evitarse para no torpedear este derecho,
entre las cuales tenemos: i) no divulgar imágenes, datos e
información de niños sin el consentimiento de sus padres; y
ii) se prohíbe exponer información que permita la identifica-
ción de niños que estén sometidos o hayan sido sometidos a
un proceso judicial.

Aunque autores como Risso, contrario a lo que podría


pensarse, aducen que el honor tiene dos (2) áreas bastante níti-
das: i) el derecho al propio decoro7. Ello comporta que a nadie
se le imponga la ejecución de actos, hechos u omisiones que lo
disminuyan; y ii) la protección frente a intromisiones injustas.
No obstante ello, al mismo tiempo señala que es difícil lograr
pautas para la determinación de cuándo un acto lesiona ese
derecho, siendo necesario el estudio de cada caso particular,
toda vez que estaría compuesto de dos (2) elementos: i) de
una valoración estrictamente subjetiva, toda vez que para un

7 Risso F., Martín J., “Algunas reflexiones sobre los derechos al honor, a la
intimidad, a la propia imagen y la libertad de prensa”, Anuario de Derecho
Constitucional Latinoamericano 2002, disponible en: https://revistas-cola-
boracion.juridicas.unam.mx/index.php/anuario-derecho-constitucional/
article/view/3561/3327, p. 279.

25
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

sujeto algo puede ser decoroso y para otro no serlo y; ii) valo-
ración media de la colectividad, ya que incide en la cuestión el
hecho de que cierto acto sea socialmente considerado indeco-
roso, teniendo en cuenta que estas apreciaciones se modifican
con el tiempo y en cada sociedad en particular8.

Con el propósito de explicitar lo anterior, señala Risso, a


guisa de ejemplo, que a una persona se le imputa ser partida-
ria o afín a grupos o prácticas terroristas y admitiendo que tal
práctica viola los cánones medios en cuanto a lo que se corres-
ponde con un comportamiento honroso, habría que pregun-
tarse, desde el plano subjetivo, si el individuo es terrorista o
afín al terrorismo, porque si fuese afín, no habría problema,
pero, si la imputación es falsa sí habrá lesión al honor del
sujeto9.

Sin embargo, en España este ejemplo tuvo un desenlace


diferente. Un acreditado periodista radiofónico al informar
sobre una reunión del presidente en funciones de la Genera-
lidad de Cataluña en Perpiñán, afirmó que el partido político
ERC “está lleno de pistoleros sin arrepentir”, llamando “terro-
rista”  a uno de los dirigentes de dicho partido. El Tribunal
Constitucional absolvió al periodista y la cadena en la que
trabajaba, pronunciándose en los siguientes términos:

Es cierto que tales expresiones se sitúan en los lími-


tes de lo admisible por su marcado carácter hiriente y
desmesurado, pero las manifestaciones realizadas en
los programas radiofónicos examinados se encuentran
amparadas por la libertad de expresión, por cuanto
que se enmarcan en un debate nítidamente público y
de notorio interés, fueron pronunciadas por un perio-
dista y se referían a la actividad de dirigentes políticos
en cuanto tales, lo que amplía los límites de la crítica
permisible, por tratarse de un debate de relevante inte-
8 Ibídem, p. 280.
9 Ídem.

26
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

rés general, lo que comporta un riesgo de que los dere-


chos subjetivos de personas públicas puedan resultar
afectados por dichas opiniones de interés general, pues
así lo requieren el pluralismo político, la tolerancia y el
espíritu de apertura, sin los cuales no existe sociedad
democrática10.

Ahora bien, el caso planteado en el programa radial Calma


Pueblo presenta varias aristas que hacen que la valoración
resulte más compleja, fundamentalmente porque la libertad
de expresión no protege de la misma forma a las personas que
dentro de sus actividades manifiesten críticas y desavenencias
hacia el Gobierno de aquellos que emitan comentarios contra
personas que no formen parte de la esfera pública. Pero si
bien la libertad de expresión enfrenta una posición compleja
en situaciones como la planteada, siempre deberá existir un
proceso de valoración del comentario que garantice que el
mismo haya sido analizado pasado por un tamiz social, econó-
mico y político y, sin duda alguna, más importante aún, de su
resonancia a posteriori.

Entre las tasaciones que han debido hacerse en el presente


caso, tenemos las siguientes:

La primera, los comentarios fueron proferidos en contra de


un niño. Esta situación genera en la colectividad un inmediato
sentimiento de rechazo, es decir, la media de los individuos
deplorará el contenido de las palabras incluso en los casos que
no resulten ofensivas, siempre verán en ellas una afrenta colec-
tiva. Si hay un niño presente en medio de los comentarios, las
condiciones que rodean y recubren el caso no serán analiza-
das de la misma forma que a una persona adulta, tampoco
a profundidad ni en todas sus dimensiones; el discurso se

10 De Verda y Beamonte, José Ramón, “Los derechos al honor, a la intimidad


y a la propia imagen como límites del ejercicio de los derechos funda-
mentales de información y de expresión: ¿una nueva sensibilidad de los
tribunales?”, op. cit., pp. 407-408.

27
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

paseará en una cuestionable singularidad, en una desoladora


preterición del fondo por la forma.

La segunda, habría que preguntarse: ¿constituye la pala-


bra gay una injuria? hoy por hoy está muy de moda eso de
lo políticamente correcto a los efectos de resguardar y prote-
ger algunos derechos e integridad de ciertas minorías; no es
posible llamar negro a alguien sin que de inmediato se acti-
ven organizaciones y grupos de protección. Delitos como el
de homofobia se han aprobado, aunque cuestionablemente en
algunas latitudes11, en virtud de la presión generada por orga-
nizaciones LGTB. Pero, cómo podemos decir que en Venezuela
decirle gay a alguien resulte un oprobio sin al mismo tiempo
negar los considerables avances en cuanto al reconocimiento
de los derechos de estas comunidades.

Es una línea muy delgada la que separa reconocer a la


comunidad gay de negarla. Si decimos que llamar gay a
alguien es ofensivo, al mismo tiempo diremos que ser gay es
una aberración o abominación y con ello se echa por borda
todas las reivindicaciones que por años se vienen luchando.

Incluso, en Venezuela la palabra gay forma parte de nuestra


jerga, tan común como pana o chamo. Decirle gay a alguien no
representa una ofensa, por el contrario, actualmente es profe-
rida en animus jocandi. Claro, si la misma viene acompañada
con epítetos descalificativos, despectivos e hirientes, y que
tenga por objeto generar rechazo, violencia, paroxismo social,
la situación cambia y deja de estar protegido por la libertad de
expresión. Pero, como se indicó en el punto primero, el hecho
que un niño esté en medio de la broma hace que se aflore una
11 En Brasil el Tribunal Supremo del país decidió que los actos de homofobia
y transfobia serán considerados delitos y tendrán el mismo trato penal
que el racismo -con penas de hasta cinco años de prisión- hasta que el
Congreso legisle sobre ese asunto. Cfr. Oliveira, Joana, “El Supremo de
Brasil tipifica la homofobia como delito”, disponible en: https://elpais.
com/sociedad/2019/06/14/actualidad/1560496365_764572.html, [consul-
tado el 26 de julio de 2018].

28
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

mayor sensibilidad, en busca, claro está, de propender a su


protección.

El artículo 28 de la Ley de Responsabilidad Social en Radio,


Televisión y Medios Electrónicos, establece que:

(...Omissis...)

4. Se sancionará al prestador de servicios de radio, tele-


visión, difusión por suscripción, en los casos que le sea
aplicable, con multa desde el tres por ciento (3%) hasta el
cuatro por ciento (4%) de los ingresos brutos causados en
el ejercicio fiscal, inmediatamente anterior a aquel en el
cual se cometió la infracción, cuando:

(...Omissis...)

u. Difunda mensajes discriminatorios, especialmente


aquellos donde los niños, niñas y adolescentes sean objeto
de burla, ridículo o desprecio.

Si se leen o escuchan con detenimiento los comentarios


realizados por la presentadora advertiremos que los mismos
no tienen por objeto discriminar a nadie, fue una broma mal
dirigida, o dirigida a la persona incorrecta. La otra pregunta
que debemos formularnos es: ¿era justa la medida de cierre del
programa radial por un comentario de ese tipo? La respuesta
es no. Lo que priva en este caso es una censura interpuesta, es
decir, CONATEL justificó el cierre del programa por un hecho,
cuestionable desde el plano moral, pero que en realidad iba
dirigido a censurar sus siempre vitriólicos comentarios en
contra de las políticas del gobierno, quedando en evidencia el
vicio de desviación de poder.

Ahora bien, tampoco era legal el cierre. Si apreciamos la


norma, de demostrarse que efectivamente se quebrantó la Ley,
la sanción ha debido ser pecuniaria, con multa desde el tres

29
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

por ciento (3%) hasta el cuatro por ciento (4%) de los ingre-
sos brutos causados en el ejercicio fiscal. Pero, habrá quienes
aún piensen que la medida está ajustada a derecho y justa.
El problema, como ya se precisó, es la inoculación del gen
chavista que logró borrar o desdibujar al menos las líneas de
las libertades y de los derechos fundamentales12.

El derecho que evidentemente resultó lesionado es la liber-


tad de expresión, porque pese a que el comentario pudo haber
resultado hiriente para el niño y los familiares, que no lo fue,
no es capaz de provocar paroxismo social, arengado a la multi-
tud a odiar a la comunidad LGTB. Por el contrario, la medida
sacó del aire un programa que le era contrario al Gobierno y,
al igual que otros muchos medios, programas y canales resultó
completamente censurado.

La censura contra el programa radial no devino en razón


del comentario de Verónica Gómez contra el niño, éste fue el
hecho empleado solapadamente para colocarlos en el patíbulo
de la ignorancia y que, sin saberlo, estaban emitiendo sus últi-
mos estertores. Los Derechos fundamentales como la libertad
de expresión y el debido proceso fueron evidentemente lesio-
nados. Entender qué es la libertad de expresión, así como los
mecanismos que emplea el Estado para censurarla es impres-
cindible a los fines de apreciar la magnitud del problema,
para ello, explicaremos tales nociones, así como el concepto
de servicio público y la evidente vía de hecho producida en
desmedro de aquélla.

12 La neolengua y la propaganda chavista han impregnado todo el sistema


social, educativo y económico a través de un impresionante aparato pro-
pagandista del gobierno. Un importante estudio sobre dicha problemática
puede leerse en: Canova G., Antonio, Leañez A., et. al., La Neolengua del
Poder en Venezuela, Editorial Galipán, Caracas, 2015.

30
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

III. Del derecho de libertad de expresión


1. Concepto y formulación constitucional

La libertad de expresión es uno de los principales derechos


civiles de la ciudadanía, que consagrado en el artículo 57 de la
Constitución, reza lo siguiente:

Artículo 57. Toda persona tiene derecho a expresar libre-


mente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva
voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expre-
sión, y de hacer uso para ello de cualquier medio de comu-
nicación y difusión, sin que pueda establecerse censura.
Quien haga uso de este derecho asume plena responsabili-
dad por todo lo expresado. No se permite el anonimato, ni
la propaganda de guerra, ni los mensajes discriminatorios,
ni los que promuevan la intolerancia religiosa.

Se prohíbe la censura a los funcionarios públicos o funcio-


narias públicas para dar cuenta de los asuntos bajo sus respon-
sabilidades.

Este derecho es ante todo una libertad que, conforme al


concepto general, en especial, la negativa, constituye un límite
frente al poder de quienes lo ejercen legítimamente. Bajo ese
prisma, se suma el derecho a la libertad de expresión. Indica
Diez-Picaso que suele señalarse, citando los criterios estable-
cidos en la STC 6/1981, 20/1990, 85/1992, que el valor prote-
gido por la libertad de expresión e información es la existencia
de una opinión pública, la cual es, a su vez, una condición
necesaria para el correcto funcionamiento de la democracia,
excediendo por ello, del ámbito político13.

Así, la libertad de expresión está al servicio de la socie-


dad la cual no puede ser condicionada por los gobernantes y,
13 Díez-Picazo, Luis María, Sistema de Derechos Fundamentales, Segunda Edi-
ción, Thomson-Civitas, Madrid, 2005, p. 320.

31
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

por ello, opera primariamente frente a los poderes públicos,


no existiendo un obstáculo oponible entre los propios particu-
lares, especialmente cuando coliden con otros derechos funda-
mentales, (honor, intimidad y libertad de empresa)14.

14 A tenor del desarrollo producido de la libertad de expresión, Santiago


Sánchez realiza un exhaustivo estudio que valdría la pena reseñar. En
primer lugar, se refirió a la obra Aeropagítica. Un discurso del señor Mil‑
ton a favor de la libertad de imprenta dirigido al Parlamento de Inglaterra,
y escrito por John Milton en 1644. Este es el primer alegato moderno a
favor de la libertad de expresión y en contra del absolutismo, que imponía
fuertes controles para la presa, incluso, exigía un permiso oportuno para
publicar un libro, siendo considerado como un apologeta de la libertad
de expresión y, básicamente, contra la censura previa y otras limitaciones
administrativas. En segundo lugar, otra obra de gran significación teórica
es la de John Stuart Mill (1859) “Sobre la Libertad” que, en atención a dicho
tópico, manifestó lo siguiente: “[h]emos reconocido la necesidad de la libertad
de opinión y de la libertad [con] base a cuatro fundamentos que pasamos a resumir,
Primero, una opinión reducida al silencio puede ser verdad. Negarlo es asumir
nuestra infalibilidad. En segundo lugar, aunque la opinión censurada sea un error,
puede contener algo de cierto. Tercero, aun en el caso de que la opinión general sea
no sólo verdadera, sino toda la verdad, se tendrá como una suerte de prejuicios con
escasa comprensión de sus fundamentos racionales a menos que sea constatada de
manera seria y enérgica. Y cuarto, de convertirse en un dogma, se traduciría en un
obstáculo e impediría el desenvolvimiento de otras convicciones”. (Interpolados
nuestros). En tercer lugar, la noción de libre mercado de ideas o en su voz
inglesa “marketplace of ideas” también contribuyó al fortalecimiento de la
libertad de expresión, hecha pública por uno de los grandes miembros del
Tribunal Supremo norteamericano, el Juez Oliver Wendell Holmes cuyas
ideas derivan directamente de Mill. En cuarto lugar, otra tesis interesante
es la expuesta por el Juez Brandeis en la sentencia Whitney v. California
en 1927, que con brillantez expuso varias razones en apoyo de la práctica
de la libertad de expresión, cuya idea central se basa en que aquélla faci-
lita: “el desarrollo y la felicidad del individuo, el hecho de constituir un medio para
descubrir la verdad política, su naturaleza de instrumento de la democracia y su
condición de factor de estabilidad político-social”. En quinto lugar, Alexander
Meiklejohn en su obra The First Amendement Is an Absolute, The Suprem
Court Review propuso una tesis prácticamente aplicable sólo a la Cons-
titución Norteamericana, indicando entre otras cosas, que la primera
enmienda no protege la libertad de expresión, ampara aquellas activida-
des del pensamiento y de la comunicación mediante los cuales nos gober-
namos. En sexto lugar, Robert Bork en su obra Neutral Principles and Some
First Amendent Problems, acogiendo parte de la tesis propuesta por Meikle-
john, indicó que la expresión protegida es la referida al comportamiento
gubernamental, la política, referida a como somos gobernados y no cubre,
por tanto, el discurso científico, educacional, comercial o literario. En sép-

32
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

Stuart Mill realizó un conjunto de observaciones relativas


a las limitaciones del poder del gobernante y, especialmente,
contra la mayoría representada por el pueblo o la mayoría de
éste, a quien veía con cierto celo pudiendo constituir una tira-
nía de la mayoría15. En ese sentido, indicó que no bastan sólo
límites contra la tiranía de los magistrados, sino se necesitan
límites contra la tiranía de la opinión prevaleciente; por ende,
concluyó que algunas reglas de conducta deben, pues  “impo‑
ner en primer lugar, la Ley y después, la opinión, para muchas cosas
a las cuales no puede alcanzar la acción de la Ley”.

En ese sentido, el desarrollo de la libertad de expresión


como derivación de la voz libertad, en general, se perfiló, igual-
mente, como una forma de limitar el poder, y lo que en prin-
cipio habría supuesto una emanación ius natural del pueblo
se tradujo en el poder de emitir sus opiniones sin obstáculos
e interferencias en todo su recorrido. La exigencia de libertad
de expresión derivó, posteriormente, en ciertas aristas funda-
mentales que no protegían cualquier tipo de opiniones, sino
aquellas que implicaran situaciones políticas o públicas, ello
supuso que las demás opiniones no sólo no quedaran garan-

timo lugar, en las sentencias del Tribunal Supremo Norteamericano tales


como Pickering V. Board of Education, se estableció que el valor nuclear de
la cláusula de la libertad de expresión de la Primera Enmienda es: “el inte‑
rés público en tener un debate libre y sin trabas sobre materias de importancia
pública”; o en el caso New York Times v. Sullivan:  “la libertad de debatir sobre
asuntos públicos y cargos públicos es incuestionablemente, tal y como el Tribunal
lo dispone hoy, el tipo de expresión que debe mantenerse en el área de la libre discu‑
sión a tenor con el diseño originario de la Primera Enmienda”. Y por último, vale
la pena indicar lo que Thomas I. Emerson, en su obra The System of Freedom
of Expression, señala al respecto, para quien la libertad de expresión está
integrada por un conjunto de derechos que van desde el derecho a for-
marse y poseer sus propias creencias y comunicarlas hasta los derechos
de reunión y asociación. En ese sentido, la libertad de expresión repre-
senta un medio para la realización personal; sirve para incrementar el
conocimiento y descubrir la verdad a través de la exposición y discusión
de las ideas; es un requisito esencial para el normal desenvolvimiento del
proceso democrático. Sánchez González, Santiago, La Libertad de Expre‑
sión, Editorial Marcial Pons, Madrid, 1992.
15 Mill, John Stuart, Sobre la Libertad, Alianza Editorial, Madrid, 2011, p. 62.

33
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

tizadas por el manto de la libertad de expresión, sino que, al


mismo tiempo, podrían ser castigadas en la medida que contu-
vieran aspectos difamatorios o atentatorios contra la moral o
dignidad de la persona.

2. La libertad de expresión. Un derecho fundamental

Lo teoría de los derechos fundamentales, como sistema que


interconecta ciertos elementos para proteger y garantizar los
derechos de libertad frente a posibles no sólo arbitrariedades
sino intromisiones e interferencias del Estado, es de raigam-
bre liberal, comporta ello que una vez alterado los patrones o
estructuras imperantes en el absolutismo, poder concentrado
en una persona, el rey, sería la Constitución y especialmente la
Ley, la que establecía la composición social, la estructura orgá-
nica del Estado, definiendo las atribuciones y competencias de
éste.

Los derechos fundamentales (grundrechte), tal y como


señala Carlos Bernal Pulido al prologar la obra de Robert
Alexy, representan los derechos más importantes del indi-
viduo, protegidos por la Constitución y oponibles frente al
Estado16. Por lo pronto, en un Estado constitucional democrá-
tico, se reconocen ciertos elementos: i) dignidad humana; ii)
supremacía constitucional; iii) principio de Estado de derecho,
social y democrático; y iv) jurisdicción constitucional, situán-
dose los derechos fundamentales en el centro de este sistema
integrado.

Estos derechos se caracterizan por un núcleo de certeza o


un halo de incertidumbre, y la concepción predominante del
contenido de los mismos no traza una neta distinción entre lo
incluido y lo excluido, sino que tiende a verlos bajo la ambi-
güedad prevista entre el núcleo de certeza y halo de incer-

16 Alexy, Robert, Teoría de los Derechos Fundamentales, Prólogo: Carlos Bernal


Pulido, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2002, p.
20.

34
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

tidumbre, lo cual tiene contornos difusos y abarca todas las


situaciones potencialmente cubiertas por el valor o bien jurí-
dico proclamado.

Para Prieto Sanchís, los derechos operan como principios,


vale decir, como mandatos de optimización que ordenan que
algo sea realizado en la mayor medida posible, de acuerdo con
las posibilidades jurídicas, fácticas o epistemológicas existen-
tes, tal y como sugiere Alexy, lo cual implica que no pueden ser
delimitados al modo de reglas, esto es, según criterios de jerar-
quías o especialidad y, si ello es así, resultaría un equívoco, por
ende, completamente ilusorio pensar que a partir de la delimi-
tación de los derechos fundamentales, plena o parcialmente,
que pueda realizar la Constitución las intervenciones tendrían
que ser menos vigorosas. Pero en todo caso, para Sanchís:

(...) se trata de limitaciones concebidas al modo de los prin-


cipios: orden público y libertad religiosa, honor y libertad
de expresión, son binomios que encierran una colisión a
resolver con las herramientas de la ponderación; el dere-
cho y su límite constitucional son principios «abiertos» que
comparten sus condiciones de aplicación y que, por tanto,
concurren de modo simultáneo: decidir que una deter-
minada conducta forma parte del contenido del derecho
o se incluye en la esfera de su límite requiere reformular
aquellas condiciones, «cerrando» lo que en el plano de los
enunciados constitucionales permanece abierto.

Ante la indeterminación de los enunciados debe tomarse


en cuenta que existe un núcleo que lo reviste de contenido
esencial, que muy a pesar de ese halo de incertidumbre que
caracterizan los derechos fundamentales no puede ser inter-
ferido por el legislador, precisamente, porque al hacerlo, lo
estarían vaciando de contenido. Así, por ejemplo, Diez-Picazo,
manifiesta que si se sostiene que la libertad de expresión cubre
sólo las opiniones de naturaleza política, resulta fácil sostener
que las restricciones legislativas sólo son constitucionalmente

35
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

admisibles en casos extremos, vale decir, si hay riesgo claro de


un inminente desorden público, “ya que la mayoría de los supues‑
tos problemáticos (publicidad comercial, pornografía) han quedado
de antemano excluidos del contenido del derecho)”17.

A. Limitación de los derechos fundamentales

Los derechos fundamentales están dispuestos para prote-


ger y garantizar ciertos derechos asociados a la libertad y a
los derechos políticos. Constituyen una barrera frente aquellas
personas que detentan legítimamente cargos políticos, lo que
supone que en principio la única limitación admisible a los
derechos fundamentales es frente a las actuaciones de aque-
llos.

En similares términos, y sólo en cuanto a la ilimitación de


los derechos fundamentales, se pronunció el Tribunal Consti-
tucional Español, en sentencia Nº STC 2/1982, al indicar que
“no existen derechos ilimitados. Todo derecho tiene sus límites que
(...) en relación a los derechos fundamentales, establece la Constitu‑
ción (...)”.

La limitación de los derechos fundamentales, en los


supuestos que determinada actividad afecte el orden público,
con amplios grados de generalidad, justificarían el estableci-
miento de un régimen jurídico especial, pero siempre aten-
diendo al principio de reserva legal, lo cual posibilitaría,
marginalmente y con una importante conciencia liberal y
democrática, la imposición de condiciones o restricciones al
ejercicio de las mismas por razones de desarrollo humano,
seguridad, sanidad, protección del ambiente u otras razones
de interés social18.

17 Díez-Picazo, Luis María, Sistema de Derechos Fundamentales, op. cit., p. 107.


18 En similares términos véase: Sala Constitucional, sentencia Nª 1092 de
fecha 13 de julio de 2011, caso: Corporación Industrial Class Light C.A. y otro.

36
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

En efecto, el Tribunal de Luxemburgo en sentencia Nº


STJCE del 14 de mayo de 1974, señaló que los derechos funda-
mentales reconocidos no son de carácter absoluto, sino que
deben ser valorados en relación a la función social; en conse-
cuencia, pueden imponerse restricciones a su ejercicio, pues
son derechos que lejos de parecer prerrogativas absolutas,
deben considerarse a la vista de la función social y de los
bienes y actividades protegidas.

La libertad de expresión no es absoluta, como es lógico


pensar, y podrá limitarse sólo en tres (3) situaciones básica-
mente: i) necesidad social; ii) interés social imperativo; y iii)
orden público. Sin embargo, las limitaciones a cada derecho
responderán a la categoría en la que estos se encuentren, a su
composición normativa o estructura jerárquica, a su radio de
acción o lo que pretende proteger, para de ese modo poder
establecer el rango, dimensión o la intensidad con la cual
puede ser limitado un derecho fundamental.

B. La protección de la libertad de expresión


frente a comentarios hirientes

En sentencia Nº 1942, de fecha 15 de julio de 2003, la Sala


Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, expresa que
la severidad de la crítica periodística ha sido admitida en el
sentido que:

Las expresiones y mensajes que buscan que las personas


públicas, señaladas en ambas normas, cumplan con sus
deberes legales no pueden ser consideradas ni ofensivas
ni irrespetuosas, así el lenguaje utilizado sea duro; pero
el ataque personal denigrante dirigido contra las perso-
nas que la norma señala, y que por sus cargos conforman
la cúpula del Estado, que atropella la dignidad de esos
sujetos (determinada conforme a máximas de experiencia
comunes), y que presenta públicamente a los dignatarios
del Estado -en lo personal- como seres indignos, tiende a

37
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

debilitar las funciones que ejercen, al menos ante la opinión


pública, pudiendo crear estados de preanarquía.

(...Omissis...)

El denigrar públicamente a las instituciones (vilipendio)


puede perseguir su  debilitamiento con fines de despres-
tigio, para así lograr un desacato colectivo a lo que ellas
-conforme a la ley- deban obrar o cumplir.

El vilipendio, como parte de un plan o de un movimiento


tendente a la desobediencia pública, al caos, a quebrar
el orden o la moral pública, no puede ser tolerado por el
Estado, ya que, con tal tolerancia, podría estar jugándose
su subsistencia.

Una cosa es la crítica fundada en hechos que se exponen,


lo cual es aceptable en una sociedad democrática, y que
permite a la institución, según sus estrategias, callar o
defenderse ante ellas, y otra es el vilipendio como arma
para destruir las instituciones del Estado. Éste no puede
estar inerme ante esos ataques y, desde ese ángulo de
visión del problema, el vilipendio subversivo puede ser
penalizado para que el artículo 2 constitucional se cumpla19.

Las ideas iniciales de la sentencia supra transcrita relati-


vas a las expresiones y mensajes que procuran que las perso-
nas públicas, cumplan con sus deberes legales no pueden ser
consideradas ni ofensivas ni irrespetuosas, así el lenguaje
utilizado sea duro, ha sido producto de la tradición juris-
prudencial norteamericana, que para dar solución a posibles

19 Sobre las repercusiones que ha tenido ese fallo sobre la libertad de expre-
sión, véase: Chavero Gazdik, Rafael J., “Intolerancia suprema. La sen-
tencia 1942 y sus implicaciones en el derecho a la libertad de expresión”,
Sentencia 1,942 vs. libertad de expresión: comentarios a la decisión de la Sala
Constitucional referida a las leyes de desacato, Aequitas, Comisión Andina de
Juristas, Caracas, 2003.

38
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

colisiones entre los derechos a la libertad de expresión e infor-


mación con otros derechos constitucionales relevantes, se ha
resuelto dando una posición  “preferente”  a los primeros. Ello
explica por qué la libertad de expresión alcanza su grado más
alto en los temas relacionados con la organización y funcio-
namiento de los poderes públicos. (STC 171/1990, 154/1999,
110/2000)20.

En tal sentido, y en función de lo anterior, STDH como


las de Handyside c. Reino Unido de 7 de diciembre de 1976
y Oztürk c. Turquía de 28 de septiembre de 1999, Jerusalén c.
Austria de 27 de febrero de 2001 y Colombani c. Francia de 25
de junio de 2002 y STC 192/1999, se estableció que la libertad
de expresión e información en materia política prácticamente
no conoce límites,  “aun si se defienden posiciones inquietantes o
usan términos duros o, incluso, si puede afectar a las relaciones exte‑
riores del Estado”21.

Ello implica que, en los supuestos que las opiniones versen


sobre materias públicas o políticas o que refieran personas con
cierta envestidura pública, las opiniones que emitan contra
estos estarían amparadas con un grado superior de intensidad
por el principio de libertad de expresión, y en los supuestos
que medie algún tipo de colisión de éste con otro derecho con
igual peso en abstracto, en principio, el primero se le dará
mayor relevancia. La razón por la cual la comunidad u opinión
pública condiciona a la libertad de expresión y que de algún
modo la dosifica, viene dado por la exposición a los que están
sometidos los actos con relevancia pública y los realizados por
las personas que ocupan cargos políticos, al hallarse esencial-
mente en un constante escrutinio público-social.

Imponer interferencias en los tiempos de las expresiones


u opiniones que se realicen en contra o favor de esos actos
y personas con relevancia pública, terminarían por negar o
20 Díez-Picazo, Luis María, Sistema de Derechos Fundamentales, ob. cit., p. 330.
21 Ibídem, p. 331.

39
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

enerva la libertad de expresión. Ello en virtud que, todo acto


que realice una persona pública, no pudiéndose expresar ni
cualitativa ni cuantitativamente, genera necesariamente una
opinión en la comunidad, quedando para el público reservada
la opción de expresarla o no, y en el supuesto que lo haga, no
podrán establecerse limitaciones previas que impliquen reser-
vas injustificadas.

Una decisión verdaderamente cuestionable de cara a los


postulados de la libertad de expresión, fue dictada por la
Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo, en senten-
cia Nº 2007-1962 de fecha 7 de noviembre de 2007, caso: Hila‑
rio Padrino contra la Fundación Instituto Carabobeño para la Salud
(INSALUD), en la cual se estableció que la misma no ampara
la emisión de conceptos ofensivos o que atenten o vayan en
detrimento de las personas o las instituciones, lo cual pueda
causarles daños en su imagen o reputación. En efecto, puntua-
lizó la referida sentencia que los actos lesivos al buen nombre
de la Administración Pública, constituye una causal de desti-
tución consagrada en la Ley del Estatuto de la Función Pública
y se manifiesta en aquellas actuaciones perniciosas que vayan
en detrimento o atenten contra la reputación o integridad del
organismo.

En el presente caso, el derecho que resultó evidentemente


vulnerado fue la libertad de expresión. Quienes de alguna
manera escuchamos el programa Calma Pueblo sabemos que
sus dardos no iban dirigidos en contra de niños o sus incli-
naciones sexuales, sino en contra del Gobierno. Pero, natural-
mente, estos comentarios al estar protegidos por la libertad de
expresión difícilmente podían ser censurados sin advertir su
talante o catadura dictatorial, por lo que se simplificó el asunto
colocando a un niño como chivo expiatorio.

40
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

3. Derecho a la libertad de expresión,


de información y los servicios públicos

El artículo 58 Constitucional, dispone lo siguiente:

La comunicación es libre y plural, y comporta los debe-


res y responsabilidades que indique la ley. Toda persona
tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial,
sin censura, de acuerdo con los principios de esta Consti-
tución, así como a la réplica y rectificación cuando se vea
afectada directamente por informaciones inexactas o agra-
viantes. Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a
recibir información adecuada para su desarrollo integral.

El derecho a la información brinda la otra cara de la


moneda, un binomio que expresa una relación de dar y reci-
bir indisoluble, con ciertos matices que los hace diferenciables,
pero que en definitiva conducen a la protección de la expre-
sión, tanto la dada como la recibida. Ahora bien, la libertad
de expresión como el derecho a la información, son derechos
subjetivos cuyas limitaciones pasan por no desconocer la rele-
vancia de la veracidad de lo que se expresa o comunica y de no
afectar derechos de otra entidad, como lo puede ser el honor y
la reputación, ya explicados ut supra.

Así las cosas, la libertad de expresión como el derecho a la


información, si bien se reconocen a todos los ciudadanos por
igual, quienes están más en contacto con los mismos son los
medios de comunicación social22. El contenido de los artículos
57 y 58 de la Constitución, conserva una redacción muy simi-
lar a la establecida en el artículo 20 de la Constitución espa-
ñola, que reza: “se reconocen y protegen los derechos a expresar y
difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la
palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción y a comu‑

22 El oligopolio que tenían la radio y la televisión ha llegado a su fin con la


aparición de las redes sociales. Las personas cuentan con un espectro más
dilatado para comunicarse y comunicar información.

41
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

nicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio


de difusión”. En España, dicho artículo sirvió de fundamento
para el Estatuto de la Radio y la Televisión que en su artículo
1.2 declaró categóricamente que la televisión es un servicio
público esencial23.

A. La actividad de los medios de comunicación


como de servicio público

La definición de una actividad como servicio público24 es


realmente compleja o difícil de acometer25, pero, de ordinario,
implica una sujeción especial a las reglas de derecho público.
El Estado ejerce sobre éstas un control permanente en virtud
de los desequilibrios que pueden generar en la colectividad
si su prestación no es realizada, o de serlo se ejecute defici-
tariamente. La categorización de una actividad como servicio
público supone en principio que dicha actividad deba ser pres-
tada o realizada por el Estado, en virtud de sus implicaciones
en la generalidad, por ende se le es reservada, y en los supues-
tos que se permita su prestación a los particulares, debe ser

23 Una explicación sobre el proceso que sufrió España sobre la categoriza-


ción de la televisión como servicio público, especialmente en las comu-
nidades autonómicas, puede leerse en: Esteve P., José, “Servicio público
de televisión y garantía de la institución de la opinión pública”, Revista de
Administración Pública N° 123, Civitas, Madrid, 1990.
24 Sobre el origen y concepto de servicio público véase: Aponte A., Jonás E.,
“La suspensión del servicio público eléctrico”, Revista electrónica de Derecho
Administrativo Venezolano (REDAV) N° 9, Centro de Estudios de Derecho
Público de la Universidad Monteávila, Caracas, 2016. 
25 Reverón, no obstante, advertir las complicaciones de conceptualizar los
servicios públicos, propone una definición que englobe todas sus aristas,
indicando a tal respecto que: “se trata de una actividad previamente califi-
cada como servicio público, en la que la que se llevan a cabo determinadas
actuaciones materiales con el objeto de satisfacer las diversas necesida-
des esenciales de los ciudadanos”. Reverón B., Carlos, “La inconstitucio-
nalidad intervención de los consejos comunales en el contencioso de los
servicios públicos”, Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano
(REDAV) N° 13, Centro de Estudios de Derecho Público de la Universidad
Monteávila, Caracas, 2016, p. 140.

42
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

por medio de un instrumento que lo habilite, por lo general


concesional26.

Los medios de comunicación en Venezuela tal y como


dispone la Constitución en su artículo 108, sean de carácter
social, públicos o privados debe contribuir con la formación
ciudadana. Y “[el] Estado garantizará servicios públicos de radio,
televisión y redes de bibliotecas y de informática, con el fin de permi‑
tir el acceso universal a la información. Los centros educativos deben
incorporar el conocimiento y aplicación de las nuevas tecnologías, de
sus innovaciones, según los requisitos que establezca la ley”.

El enunciado normativo de la constitución cataloga a la


actividad prestada por los medios de comunicación como de
servicio público, lo que implica una sujeción a un régimen de
derecho público, que promedie su gestión, en función de los
fines propuestos.

En tal sentido, se han configurado ciertos fines de los me‑


dios de comunicación en una sociedad democrática, los cuales
son: i) supervisan, vigila o inspeccionan el entorno; ii) estable-
cen relaciones entre las noticias, subrayando la dependencia

26 A propósito de los elementos que se le han atribuido al servicio público,


véase: Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en
la sentencia Nº 4933, de fecha 15 de diciembre de 2005, caso: CADAFE,
estableció los elementos que debe tener todo servicio público, que son
como sigue: En tal sentido, se observa que en tales actividades de interés
general se advierte una ausencia de una declaración formal de servicio
público; pero a pesar de ello, en virtud de que encierran un especial inte-
rés público, el Estado se reserva unos poderes de intervención y control
que van mucho más allá de la mera autorización inicial, con lo cual, puede
señalarse que: (i) son actividades que no se encuentran ni atribuidas, ni
asumidas por el Estado, por lo que se trata de actividades fundamental-
mente privadas; (ii) constituyen actividades dirigidas al público, es decir,
a la masa indeterminada de ciudadanos que se encuentran en la necesidad
y en condiciones de reclamarlos; (iii) tales actividades se desarrollan en
régimen de autorización y no de concesión, pero sometidas, a todo evento,
a un régimen reglamentario muy especial y controlador, propio de un
régimen de policía administrativa y; (iv) revisten, no obstante, un interés
general muy caracterizado por la colectividad.

43
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

existente entre los acontecimientos, los grupos sociales y los


diferentes elementos que componen su estructura social; iii)
son trasmisores generacionales de la herencia cultural de la
sociedad27.

Dichos elementos permitirán una real fundación de la


democracia al enriquecer la discusión, pero ello no se logrará
en la medida que la ciudadanía no esté bien informada para
promover su interés en los asuntos públicos.

Ello así, el hecho que los medios de comunicación y, en


especial, la televisión y la radio se hallen sometidos a las reglas
de los servicios públicos, supone, necesariamente, que deben
ajustar su actividad a los mandamientos que ordene la Ley
-como pueden serlo- los principios que informa el artículo 2
de la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y
Medios Electrónicos, lo cuales son: libre expresión de ideas,
opiniones y pensamientos; comunicación libre y plural; prohi-
bición de censura previa; responsabilidad ulterior; democra-
tización; participación; solidaridad y responsabilidad social;
soberanía; seguridad de la Nación y libre competencia.

En palabras de Derieux, citado por Esteve, la referencia


al servicio público justifica la existencia de una serie de pres-
cripciones orientadas a respetar la expresión pluralistas de
corrientes de pensamiento y opinión; a velar por la protección
de la infancia y adolescencia; a verificar los contenidos de los
mensajes publicitarios; a garantizar, en atención a los usuarios,
la objetividad de la información28. Sin embargo, habría que
guardar cierto celo a dicha formulación, precisamente porque
mal entendida o inclinada exclusivamente a su connotación

27 Rodríguez Lozano, Luis, Democracia, Servicio Público y Medios de Comuni‑


cación, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma
de México, México D.F., p. 625.
28 Esteve P., José, “Servicio Público de Televisión y Garantía de la Institución
de la Opinión Pública Libre”, Revista de Administración Pública Nº 123, Civi-
tas, Madrid, 1990, p. 188.

44
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

restrictiva antes que fomentar la libertad de expresión puede


negarla.

Rodríguez Lozano señala que la función social que le


corresponde a los medios de comunicación, en específico la
radiotelevisión, está orientada hacia el servicio público, y en la
medida que el emisor respete la veracidad, que los programas
y transmisiones tengan fines educativos, la pluralidad infor-
mativa, y que contribuya a fortalecer la democracia «se afirma
la función informativa, formativa y de entretenimiento, (...) se forta‑
lece la postura de servicio público»29.

El principal escollo de entender que los medios de comu-


nicación están sometidos a las reglas del servicio público,
sin sólidos pilares democráticos, es que los interlocutores
de la Administración, amparados en incorrectas políticas de
gobierno, censuran a medios de comunicación siempre que
entiendan que no se proteja a la infancia y adolescencia, que
no se garantiza el acceso de los ciudadanos a la comunicación
y que no exista una información pluralista. Pero, tal concep-
ción es atribulada, especialmente, porque solapadamente se
han censurado medios de comunicación por estar en las antí-
podas ideológicas del gobierno de turno. Un caso típico es el
aquí planteado, en el que se censura un programa de radio
abiertamente contrario al Gobierno.

Es importante destacar que, cuando la prestación del servi-


cio se realiza por un particular y no por el Estado, precisa de
una gestión indirecta, en la cual se debe autorizar o facultar
mediante algún tipo de título habilitario, vale decir, concesio-
nes30, autorizaciones o permisos en la medida que reúna cier-
29 Rodríguez Lozano, Luis, Democracia, Servicio Público y Medios de Comunica‑
ción, ob. cit. p. 625-627.
30 Habría que señalar que la concesión de un servicio público, se materializa
en un contrato administrativo donde se regulan un conjunto de derechos
y obligaciones que le atribuye a la Administración, ciertos poderes –en
ocasiones- exorbitantes -dentro de las cuales se encuentra la rescisión
unilateral del contrato en casos de incumplimientos comprobados- con

45
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

tos requisitos técnicos, legales, económicos, tecnológicos. Estas


técnicas son la principal fuente de control sobre los medios de
comunicación31. El gobierno se ampara en ellas para exigir a
los medios de comunicación que sigan una sola línea editorial:
una que no contravenga las políticas del régimen.

Los estándares internacionales aplicables para que pueda


entenderse legítima la restricción al ejercicio de los derechos
humanos y, principalmente, al derecho a la libertad de expre-
sión como un derecho fundamental, son: i) el orden público; y
ii) la necesidad de un interés social imperativo32. En el caso de
Calma Pueblo no hubo normas de orden público que resulta-
ron quebrantadas y el interés social que se pretende resguar-
dar no se logra censurando absolutamente el programa radial,
a lo sumo un llamado de atención o advertencia.

Señala Pietro Sanchís, que en la Constitución española es


muy común que los derechos figuren limitados por el “orden
público protegido por la ley”, libertad ideológica y religiosa,
artículo 16.1,  “que la alteración del orden público sea una causa
para prohibir el ejercicio de un derecho”, de manifestación artículo
21.2, ello dispone un conjunto de autorizaciones dirigidas al
legislador a fin de que sea éste quien decida la forma como se
deberá limitar la libertad personal, así como el orden público
como límite de manifestación pública.

el objeto de asegurar la continuidad en la prestación del servicio Cfr. Sala


Constitucional, sentencia Nª 568 de fecha 20 de junio de 2000.
31 El Estado venezolano suele otorgar concesiones por un máximo de cinco
(5) años, ello con el propósito de garantiza que los medios de comunica-
ción tributarán noticias favorables al gobierno o, en el peor de los casos, no
emitirá información que le sea contraria.
32 La Corte Interamericana de Derechos Humanos exige, para poder limi-
tarse el derecho a la libertad de expresión, lo siguiente: i) la limitación
debe estar definida en una Ley formal y material; ii) debe estar dirigida
a lograr objetivos imperiosos autorizados por la Convención; y iii) debe
ser necesaria en una sociedad democrática y proporcional a la finalidad
perseguida.

46
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

En un interesante artículo de Amos Shapira este se


pregunta si lo discursos violentos deben ser protegidos, y
responde a su interrogante en un modelo basado en la conse-
cuencia, en el entendido que las restricciones nunca deben
tomarse ligeramente y debe sobre todas las cosas demostrarse
que el discurso, las expresiones, no sólo son feas e hirientes,
sino que sean las responsables de generar violencia33.

La libertad de expresión, como uno de los principales


derechos de libertad, supone, necesariamente, una catego-
ría oponible frente al Estado; es un derecho fundamental, lo
cual no implica que sea absoluto, deberá no afectar el orden
público y el interés social; su consagración constitucional
consiste necesariamente en la emisión libre de pensamientos,
ideas y opiniones sin que pueda establecerse censura y, esen-
cialmente, que se haya categorizado como un servicio público,
para efectos prácticos, comporta un ajuste de los medios de
comunicación de su conducta a ciertas reglas, orientadas por
el interés general, y por fines de pluralismo, ética de respon-
sabilidad, veracidad y fiabilidad en emisión de información,
objetividad, educación, entre otras.

B. La información plural

La información debe ser lo más plural posible, en térmi-


nos cualitativos; su labor como un medio de comunicación que
presta un servicio público supone que su finalidad es garanti-
zar no sólo que se transmita la información, sino que la misma
no sea direccionada y sesgada. Bajo una perspectiva demo-
crática, los medios de comunicación deben suministrar una
información veraz, plural y que atienda a un interés público
33 Shapira, Amos, “Should violent and hate speech be protected? Some
reflexions on freedom of expression and its limits”, Derechos fundamentales
y Estado. Memoria del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Consti-
tucional, Coordinador: Miguel Carbonell, Instituto Iberoamericano de
Derecho Constitucional y el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
Universidad Nacional Autónoma de México, Editorial Colegio de México,
México D.F., 2002, p. 678 y ss.

47
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

actual. Ello así, en palabras de Rodríguez Lozano  “una vez que


los medios de comunicación tomen conciencia de su vocación demo‑
crática asegurando los derechos informativos del público, aquéllos se
dedicarán a informar con visión incluyente respetando los derechos
del receptor de la información”34.

El pluralismo no es más que uno de los elementos cardi-


nales de la democracia y supone la expresión de una sociedad
abierta en la cual se manifiesta un profundo respeto y garantía
en la realización de actos con contenido político. En tal sentido,
el artículo 2 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela reconoce y propugna al pluralismo político, como
uno de los valores superiores del ordenamiento jurídico. Ahora
bien, existen dos (2) tipos o dimensiones de cómo se manifiesta
el pluralismo: el primero, el externo. Supone la multiplicidad
de operadores, de manera que no se produzca un monopolio e
incluso oligopolio que incidan posteriormente en el contenido
de la información y en la cual se garantice unos óptimos nive-
les de transparencia; el segundo, el interno. Implica una diversi-
dad, no en cuanto a los medios u operadores, sino, social, vale
decir, en cuanto a opiniones, intereses e ideas.

Para Díaz Arias la sociedad y los destinatarios son diver-


sos pero esa pluralidad queda constreñida por el número de
emisores y el grado de diversidad de los mensajes35. Indica
el autor que el pluralismo interno tiene tres (3) subtipos, a
saber: i) el pluralismo interno profesional, que un trabajador,
dependiente, sea independiente y que su libertad de expresión
e información no quede cercenada cuando se incorpore a su
tarea informativa; ii) el pluralismo interno social, que supone
el derecho de acceso, circunscrito a que ciertos grupos socia-
les y políticos representativos tengan acceso en el ámbito de
los medios de comunicación; y iii) el pluralismo interno de los

34 Rodríguez Lozano, Luis, Democracia, Servicio Público y Medios de Comunica‑


ción, ob. cit. p. 615.
35 Díaz A., Rafael, El Pluralismo Interno, Clave del Servicio Público de RTVE,
Teledetodos, Madrid, 2011, p. 1-15.

48
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

mensajes, que implica que los mismos, sean en la medida de


lo posible los más diversos, y por ello, la información periodís-
tica y los medios en general “no son un reflejo fiel de la realidad,
no son un espejo nítido, sino un espejo deformante, pero se trata de
que esa deformación sea la menor posible”36.

En materia de pluralismo pueden darse dos (2) fenóme-


nos de gran relevancia, explicitados felizmente por Giovanni
Santori, citado por Rodríguez Lozano, y que dibujan el esce-
nario que vive la Venezuela con el socialismo del siglo XXI; el
primero, reducir el escenario de deliberación y debate político
a unos medios de comunicación ha llevado consigo que cada
día informen menos y desinformen y subinformen más, por
una parte tenemos “(...) una información totalmente insuficiente
que empobrece demasiado la noticia que da, o bien el hecho de no
informar, la pura y simple eliminación de nueve de cada diez noticias
existentes. Por tanto, subinformación significa reducir en exceso. En
cambio por desinformación, (...) dar noticias falseadas que inducen a
engaño al que las escucha”37.

La pluralidad en la comunicación en Venezuela está de


capa caída. Cada vez más medio de comunicación son cerrados
o censurados y, la misión principal del Estado que es fomentar
la comunicación plural resulta con el pasar de los días más
monopólica. Existe una sola verdad en Venezuela y es la que

36 Ídem.
37 Indicaría Santorí que la subinformación y la desinformación no escapan
de ningún medio de comunicación, sin embargo, dicho problema se acen-
túa con la televisión, por cuanto a su criterio, al darle mayor importancia
al aspecto visual, la labor informativa se pierde. Asimismo, añade que,
“(...) en aras de la claridad, y previa consideración del panorama que nos ofrece la
televisión, parece que el comportamiento de este medio tiene una clara orientación
hacia la subinformación, entendiendo por esto a toda la información que resulta
insuficiente, o la omite cuando así conviene a los intereses comerciales, y, por ende,
se está en busca únicamente de mayores índice de audiencia. Aquí lo que interesa
son los programas de tipo comercial, o, dicho de otra forma, la telebasura. El ver‑
dadero periodismo informativo se vuelve cuestión secundaria”. Cfr. Rodríguez
Lozano, Luis, Democracia, Servicio Público y Medios de Comunicación, ob. cit.
p. 621.

49
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

ofrece el régimen, la demás es tratada como falsa, vilipendiosa


o sedicente, susceptible de ser castigada, incluso, en un techo
abovedado. En Venezuela no existe una comunicación plural.
Los temas más importantes que interesan a los venezolanos
están fuera del debate político. Los medios de comunicación
entrampados en la red del servicio público se hayan someti-
dos a una autocensura y cuando el programa resulta odioso se
buscan escusas, como la del niño, para enviarlos al paredón.

IV. Violación del debido proceso


CONATEL eludió una obligación fundamental: dar aper-
tura a un procedimiento previo, por el contrario, impuso direc-
tamente la medida de cierre sin justificarla teleológicamente;
sin advertir las consecuencias que estos comentarios tendrán
en la colectividad; sin señalar en qué medida afectó el honor
del niño y; sin precisar cómo funcionó la ponderación en este
caso.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela


en su artículo 49, consagra al debido proceso como un derecho
fundamental, tendente a resguardar todas las garantías indis-
pensables que deben existir en todo proceso para lograr una
tutela judicial efectiva.

La Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo


de Justicia, con relación al debido proceso y al derecho a la
defensa, estableció en decisión de fecha 20 de noviembre de
2001 (Caso: José Gregorio Rosendo Martí vs. Ministro de la Defensa)
que el debido proceso es un derecho complejo que comprende
un cúmulo de garantías que se convierten en una multiplici-
dad de derechos para el procesado, entre los que destacan, el
derecho de acceso a la justicia, el derecho a ser oído, el derecho
a la articulación de un proceso debido, derecho de acceso a los
recursos legalmente instituidos, derecho a un tribunal compe-
tente, independiente e imparcial, derecho a obtener una reso-

50
Libertad de expresión vs. derecho al honor de niños, niñas
y adolescentes. Caso: Calma Pueblo
Jonás E. Aponte A.

lución de fondo fundada en derecho, derecho a un proceso sin


dilaciones indebidas, derecho a la ejecución de las sentencias,
entre otros, que la jurisprudencia ha venido estableciendo.

En este caso medió una vía de hecho, no se realizó un


procedimiento previo que permitieran a las partes involucra-
das exponer sus argumentos, promover y evacuar pruebas y,
por último, obtener una decisión motivada. Debe precisarse
que aun cuando se hubiera realizado un procedimiento admi-
nistrativo, bajo ningún supuesto la medida que ha debido
adoptarse era el cierre del programa.

CONATEL ha debido iniciar el procedimiento sancionato-


rio y permitir que el programa siguiera su transmisión durante
la sustanciación del mismo, pero, no convenía a sus intereses,
es más fácil censurar.

Recapitulación
El programa radial Calma Pueblo fue censurado porque
una de sus presentadoras le dijo gay a un niño de siete (7) años.

CONATEL decidió sacar del aire al programa Calma


Pueblo, de forma inmediata, sin esperar la resolución del
procedimiento administrativo, la razón: haber presuntamente
conculcado el derecho de honor del niño.

Calma Pueblo no fue censurado por el comentario hacia el


niño, sino por su palpable animadversión contra el Gobierno
de turno. El acto de cierre, además de la evidente violación a
los derechos a la libertad de expresión y el debido proceso,
está viciado de desviación de poder.

La LOPNA prohíbe la divulgación de imágenes, datos e


información de niños sin el consentimiento de sus padres y
exponer información que permita la identificación de niños

51
Revista Electrónica de Derecho Administrativo Venezolano Nº 16/2018

que estén sometidos o hayan sido sometidos a un proceso judi-


cial. El honor es un derecho que es difícil de contornear, pero,
para la doctrina tiene dos (2) áreas diáfanas, a saber: i) el dere-
cho al propio decoro; y ii) la protección frente a intromisiones
injustas.

Decirle gay a alguien, incluso a un niño, no puede consti-


tuir una ofensa sin que al mismo tiempo se sugiera que ser gay
es un delito o una abominación. Por lo tanto, era imprescindi-
ble que se valorara la expresión en contexto y no ser revisada
de forma aislada.

La libertad de expresión es un derecho fundamental y está


al servicio de la sociedad la cual no puede ser condicionada
por los gobernantes.

Los comunicadores sociales prestan un servicio público,


por lo que estarán sometidos a un constante escrutinio, super-
visión e inspección. Pero la censura sólo procederá si la comu-
nicación que se emite es capaz de generar un descalabro social,
es decir, que quebrante el orden público y un interés social
imperativo.

52

También podría gustarte