Modulo #1 Ministerio Pastoral
Modulo #1 Ministerio Pastoral
Modulo #1 Ministerio Pastoral
33 lecciones
1 PEDRO 5:4
4 Y CUANDO APAREZCA EL PRÍNCIPE DE LOS
PASTORES, VOSOTROS RECIBIRÉIS LA CORONA
INCORRUPTIBLE DE GLORIA.
Ministerio Pastoral
Créditos: Seminario Reina Valera
2022
Copyright © 2001
Instituto Testigos a las Naciones
Fundación Co.
MINISTERIO PASTORAL
Lección 9 - Cómo celebrar una boda - El matrimonio es una institución civil así como
religiosa, y por lo tanto sujeta a reglamentos legales. El ministro debe familiarizarse con
las leyes del estado o nación donde se celebrará la boda y cumplir al pie de la letra con
los requisitos de la ley.
Lección 14 - Cómo preparar un sermón - Uno de los privilegios más grandes para el
ministro del evangelio es poder exponer la Palabra de Dios. La predicación es un arte
que se perfecciona con la experiencia.
Lección 29 - Relaciones con las demás denominaciones - La obra del pastor le lleva
en contacto con otros ministros e iglesias en la comunidad. Su comodidad y éxito
depende en parte de la estima y confianza que los de las otras iglesias evangélicas
tienen de él. Él va a encontrar creyentes nobles en iglesias que llevan otros nombres y el
debe tratar de llevarse bien para con ellos.
Lección 32 - El estudio del pastor - En su vida el pastor debe evitar dos extremos. Por
un lado, él no debe ser un gusano de libros, siempre encerrado en su oficina, sin
contacto vital y emocional con los en su alrededor. Por otro lado, un pastor puede ser un
hombre desorientado, un chismoso que anda de casa en casa, ocupado con revistas y
diarios, más o menos al tanto con el pensamiento popular, mientras que descuida el
proceso de la disciplina necesaria para crecimiento mental.
"Anhelando Obispado"
Gilberto Abel
La ordenación y ética
Ser ordenado es una decisión que puede transformar su vida dándole satisfacción
personal y una misión para cumplir delante de Dios. Es un compromiso de predicar el
evangelio y ministrar a la humanidad en el nombre de la Iglesia de Cristo.
Ser ordenado le autoriza para dirigir cultos religiosos, oficiar las ceremonias de la
religión cristiana incluyendo bodas (legales en los EEUU y muchos otros países) y
funerales, y de celebrar las ordenanzas de la iglesia como el bautismo y la Santa
Cena. En fin, usted podrá hacer crecer su ministerio cristiano como Dios le dirija.
Ser ordenado le permite usar un título formal delante de su nombre como Reverendo (
Rvdo.). Usted será merecedor del respeto y consideración que se acostumbra dar a
ministros de organizaciones religiosas.
3. El candidato tiene que dar una explicación coherente e informada sobre el ministerio a
que Dios le ha llamado. El llamamiento tiene que ser a uno de los ministerios
que la iglesia o denominación puede apoyar en principio y práctica. Ministerios comunes
son el de pastor, consejero cristiano, educador cristiano,
evangelista, misionero, capellán o músico.
4. El candidato tiene que haber recibido una preparación y tener experiencia en la obra,
saber como predicar, oficiar en eventos especiales y celebrar las ordenanzas de la
iglesia. También tiene que tener una disposición para seguir educándose para el
ministerio, estudiando la Palabra de Dios y valiosa literatura cristiana que realmente le
puede preparar en todos los aspectos del ministerio.
La ética profesional dicta que cada miembro del clero reconozca la ordenación de sus
compañeros en el ministerio. Es Dios quien hace el llamamiento al ministerio y la iglesia
que da la comisión. ¿Quienes somos nosotros para dudar de Dios y de la decisión de
una iglesia?
Sin embargo, puede que alguien dude de sus credenciales. Tome la crítica con gracia,
pues no vivimos en un mundo perfecto. Es una lástima que haya falta de comunicación
entre algunas iglesias, y que existen los celos denominacionales y las rivalidades entre
el clero.
Sin embargo, no se acostumbra presentar sus credenciales cada vez que visite otro
ministerio o iglesia. Presentar sus credenciales sin que se lo pidan presenta dos
problemas. 1) Parece que está luchando por demostrar que es un clérigo legítimo, y esa
actitud pone en duda su derecho ministerial y 2) usted se puede parecer como un neófito
porque a nadie le ha de interesar de cual iglesia viene. Todos servimos a Dios y el
público no debe dar preferencia a uno sobre otro porque viene de tal iglesia o no.
6. Mencione los 4 requisitos más importantes que debe cumplir un candidato para
ser ordenado.
El artículo citado arriba es una selección tomada del libro titulado "Anhelando
Obispado" escrito por el Rvdo. Gilberto Abels.
El patrimonio encomendado
Gilberto Abels
Ame su ministerio:
Dios le ha llamado al ministerio y por esa razón usted ha pedido su ordenación - para
poder servir a Dios más efectivamente. A través de su ministerio futuro, acuérdese
siempre de su deseo de servir a Dios. Ese es el motivo más puro y noble que le puede
sostener en los tiempos difíciles y usted debe guardar ese recuerdo como la medida de
su ministerio. Ame el ministerio que Dios le ha encomendado.
Dios en su infinita sabiduría sabe porqué le ha llamado al ministerio. Quizá usted no puede
entender la razón, pero Dios le escogió antes de que naciera. Quizás su vida ha sido difícil,
y usted ha sido víctima de abusos y maltratos. Quizás usted ha sufrido el rechazo y desdén
de otros. Quizás usted ha tenido que sufrir necesidades. En todo eso Dios nuca se olvidó
de usted, y le ha amado, y ahora le ha llamado a ser un príncipe en su reino, un ministro
del evangelio, su representante en la tierra. Ame su ministerio, el patrimonio que Dios le
ha legado.
Si Dios le ama y le valora tanto, usted mismo debe quererse y cuidarse. Ámese a si mismo
para que cuando usted cumpla el mandato "de amar a tu prójimo como a ti mismo",
realmente tenga sentimientos valiosos que dar. No importa si en su pasado hubo derrotas,
errores o pecados. Dios le ha perdonado y ahora le ha apartado para su servicio. Ame su
ministerio porque es señal de que Dios le ha santificado.
Lo que usted puede hacer para hacer creíble su ministerio es estudiar la Biblia. Si usted
habla de Dios es necesario que conozca íntimamente su Palabra. Hay que meditar en ella
a diario para conocer al Maestro y poder compartir su mensaje a este mundo necesitado.
Guarde la Palabra en su corazón para no pecar contra Dios.
No deje de educarse utilizando los materiales que la iglesia ha preparado para sus
ministros. También es menester formar una biblioteca profesional de literatura cristiana
que incluya comentarios bíblicos y libros de teología.
Antes de empezar su ministerio tome el tiempo de leer las seis guías de "Como empezar
un ministerio de..." que se encuentran en este manual. Ofrecen consejo práctico y le
pueden abrir la mente a nuevas posibilidades de ministrar en su pueblo. Al leer los
artículos, considere sus habilidades naturales, sus talentos desarrollados, su educación y
experiencia de vida, y los dones que Dios le ha concedido. Esté atento al Espíritu de Dios
en cuanto al primer ministerio que quiere que usted desempeñe. A través de su ministerio
usted posiblemente va a servir a Dios en muchas maneras. Por eso estudie todos los
manuales y ponga en práctica lo aprendido.
Acepte la crítica con gracia:
Quisiéramos que todo el mundo respetara al ministro de Dios, pero igual como la gente
rechazó el mensaje de Cristo, y aún al Salvador mismo, llegará el día que usted sentirá el
reproche del mundo. Lo más cortante es cuando los mismos familiares no entienden lo
que uno quiere hacer y no apoyan sus esfuerzos. En esos momentos, acuérdese que
usted fue llamado a servir a Dios y no a los familiares. Póngase a trabajar; póngase a
ministrar, y no deje que nadie le detenga ni le desanime. Con el tiempo verán las vidas
tocadas y transformadas bajo su ministerio y eso acabará con las dudas.
Si usted es criticado por no tener una educación teológica formal, usted puede explicar
que está estudiando a distancia por Internet. Si no están conformes con sus certificados
y diplomas, pues simplemente no se puede complacer a todo mundo. Pero acuérdese que
los certificados y diplomas son del hombre - lo que importa es como usamos estos
instrumentos para dar a conocer al evangelio. Dios conoce su sinceridad. Es a Dios a
quien tenemos que rendir cuentas por nuestro ministerio. Los que nos aman entenderán
nuestro deseo de servir a Dios. La vida es demasiado corta para perder el tiempo oyendo
la crítica de la gente. Manos a la obra.
Si hemos de ser criticados, que sea por los inconversos de este mundo.
Que seamos criticados por hacer el bien, y no el mal. Que seamos criticados por seguir a
Cristo. Me acuerdo de un relato tomado de "Don Quijote de la Mancha " cuando él había
sufrido mucha crítica en un pueblo. Por la noche se retiraron del pueblo él y su ayudante.
Sancho Panza le dice, "Señor, hasta los perros nos están ladrando." A lo cual contesta
Don Quijote, "Es bueno, porque es señal de que cabalgamos." En inglés hay un dicho
mucho más rudo. Dice, "Los perros pueden ladrar, pero el tren sigue su camino." Tome la
crítica como señal de que su ministerio es efectivo, sabiendo que usted marcha en el
poder de Dios. Nada le puede detener. Por eso, ame su ministerio porque es poderoso y
puede ser la salvación de mucha gente.
Gilberto Abels
La iglesia local es el ministerio fundamental de la fe. Es una institución legal que puede
durar muchos años proveyendo la estabilidad para ofrecer un centro de adoración para
muchas generaciones y la fuerza económica para sostener muchos ministerios. En la
iglesia local se casan y se entierran a los santos. Se celebra el nacimiento de los niños,
sus bautismos y pasajes de la vida, generación tras generación. Es un santuario de
espiritualidad y a la vez un centro de compañerismo cristiano.
Por lo general hay tres maneras de conseguir este trabajo. 1) Graduarse del seminario
denominacional y recibir un llamamiento a una iglesia de la misma fe, 2) recibir el
llamamiento de una congregación que necesita un pastor, o 3) empezar su propia iglesia.
Si usted ha participado en actividades religiosas en su pueblo y es conocido dentro de
la comunidad evangélica, es muy posible que una iglesia, probablemente pequeña, le
invite a ser su pastor.
Pero, si Dios le está dirigiendo, es tiempo de empezar una iglesia nueva. Es trabajoso y
puede ser un compromiso de muchos años. Puede que siempre sea un pastor bi-
vocacional, y a lo mejor así lo prefiere usted. Sin embargo, le puede ser un reto en sus
años maduros. Si es joven quizá desea hacer del ministerio su profesión.
Antes que todo. Hay que considerar honestamente si uno califica como persona para
empezar una iglesia, o aun para estar en el ministerio. Permítame proponer cuatro
pautas para su reflexión.
1) ¿Usted ha sido llamado?: El ministerio es una manera muy difícil de ganar el pan
diario, por lo tanto no entre con ese fin. La gente puede poner a prueba su paciencia y
ser muy ingrata. Si usted no está seguro de que Dios mismo le ha llamado a este trabajo,
va a ser muy difícil perdurar. Recuerde que usted puede servir a Dios en otras formas,
con la conciencia limpia, y ser muy efectivo. Esté muy seguro de su llamamiento al
ministerio pastoral.
3) ¿Tiene pureza de corazón?: ¿Tiene usted buenas intenciones hacia los demás o
guarda en su corazón rencores y venganza? ¿Desea cooperar o siempre quiere ganar?
¿Vive usted con integridad o esconde su verdadera persona? ¿Es usted moral o añora
todavía los vicios de la juventud? ¿Realmente desea la santidad? Cuando usted se ve
en el espejo en la mañana, ¿le gusta la persona que ve? ¿Si Jesucristo regresara hoy,
le podría recibir en su casa? Son conceptos simples, pero no podemos engañar a Dios.
El conoce nuestro corazón.
Ahora consideremos algunos puntos prácticos de como empezar una iglesia nueva.
Primero, hay que buscar el núcleo con que empezar. Estas personas pueden ser sus
familiares, amigos, personas que desean tener una iglesia nueva en su zona residencial,
o simplemente un grupo de creyentes que comparten algo en común y desean formar
una iglesia nueva. Prepárese para ganar nuevas almas a Cristo, pero en lo práctico, es
de ventaja formar un grupo de creyentes con que empezar.
Usted como pastor necesita desarrollar un plan para hacer nuevos contactos, no perder
contacto con las personas que visitan la iglesia, y llegar a los familiares de los
congregantes. Mantenga un archivo de nombres y direcciones. Guarde las listas de
llamadas que usted recibe y hace, siempre apuntando el número de teléfono y la
naturaleza de la conversación. Aprenda a usar el teléfono para ahorrar tiempo y poder
ministrar a más gente en su tiempo limitado. Se puede aprender mucho de los
vendedores en este aspecto.
Tengo un amigo pastor, que fue asignado por su denominación a desarrollar un plan de
evangelización para los pastores, para que crecieran las iglesias. El respondió
simplemente que cada pastor debería visitar a tres hogares al día. Se rieron de él.
Querían un plan más "estructurado." Sin embargo, no se necesita más, ni tampoco
menos. Yo vi a ese hombre empezar tres iglesias nuevas y construir para cada
congregación un templo, antes de los treinta-cinco años de edad; y no lo vi matándose
por mucho trabajo.
4. Mencione las pautas que son indispensables considerar (en su vida como
Pastor) al momento de empezar una iglesia.
5. Mencione algunos de los puntos prácticos de cómo empezar una nueva Iglesia.
Gilberto Abels
La familia de Dios no debe vivir en la ignorancia, tanto espiritual como secular, pues somos
hijos del Dios omnisciente - que lo sabe todo y de quien procede todo conocimiento y
sabiduría.
La educación cristiana se valora tanto en el ministerio que algunas iglesias emplean a un
pastor únicamente para dirigir los programas educacionales. Pero, también es posible
llevar a cabo este ministerio fuera de la iglesia.
Con este espíritu el educador cristiano debe traer luz donde hay oscuridad por falta de
conocimiento del amor de Dios. Debe ofrecer una vida mejor presentándole a Cristo a la
gente, quien es la luz del mundo.
Adentro de la iglesia el educador cristiano tiene mucho más que hacer que solo enseñar
en la escuela dominical. También tiene la responsabilidad de enseñarles a los maestros
como enseñar efectivamente y como usar los materiales educativos.
Como se puede ver, el educador cristiano tiene que saber muchos métodos de
enseñanza. Tiene que saber como hablar en público, como dar un discurso a adultos,
como llevar un grupo pequeño en una discusión, como contar una historia, como enseñar
con el retro proyector, el pizarrón, el franelógrafo, etc.
Muchos de los ministerios mencionados abajo se pueden llevar a cabo adentro o afuera
de la iglesia, en cooperación con una iglesia local o independientemente, con miembros
de varias iglesias, y ojalá, con muchos inconversos que necesitan a Cristo.
Posiblemente, el mejor lugar para ministrar es en los hogares, donde hay un ambiente de
compañerismo. En casas, el educador cristiano puede juntarse con grupos pequeños para
estudiar la Biblia , o tener compañerismos informales para reforzar la unidad en Cristo.
Personas que no están dispuestos a visitar una iglesia evangélica, aceptan invitaciones
personales a la casa de un conocido. El ambiente es acogedor y no amenazante para la
persona. Es más fácil que alguien acepte el mensaje de Cristo si lo recibe de una persona
con quién ya tiene una relación de amistad.
Si usted es educadora, como mujer tendrá muchas oportunidades sociales para conocer
a gente. No todas sus salidas tienen que ser de naturaleza religiosa. Usted también
merece, y no se debe privar de su vida social aparte del ministerio. Cuando las personas
nos ven actuar naturales, son atraídos a nosotros y con el tiempo también se interesan en
nuestra fe.
Educar a mujeres es de gran provecho porque puede ser la educación de toda una familia.
Las mujeres también se interesan en muchos temas que permiten tener clases bíblicas,
más estudios sobre el matrimonio y la familia. Se puede hablar sobre la salud física y
emocional de la mujer.
Ya que uno está trabajando cerca de las madres, sería bueno agregar un ministerio a sus
hijos. Los Clubs Bíblicos siempre encantan a los niños con los cantos y las historias
bíblicas, muchas veces contadas con el franelógrafo. La madre del autor trabajaba con
Pro-evangelización de Niños, y tenía un autobús que viajaba de barrio en barrio dando
clases de Biblia a los niños. Tenía un pinte? divertido y una máquina para hacer raspas?
que se entregaban después de la clase. Muchos niños aceptaron a Cristo, pero lo más
increíble es que una iglesia, que después creció grandemente, fue establecida de los
contactos hechos con los padres de los niños.
En conclusión, usted sabrá mejor cuales son las necesidades de su pueblo y Dios le dará
el entendimiento para suplirlas. Los evangelistas evangelizan a la gente para Cristo. Los
consejeros aconsejan a la gente para Cristo. Pero, el educador cristiano tiene el noble fin
de educar a la gente para Cristo. Que Dios le bendiga en su nuevo ministerio.
Gilberto Abels
O sea, el evangelista también necesita estar atento a la dirección de Dios, para saber
como emplear mejor su tiempo. Una persona tan hábil e inquieta puede estar distraída en
mucha actividad. Según el dicho, "El que mucho abarca, poco aprieta." El evangelista,
aunque no tenga que dar cuentas por su trabajo ante una congregación, como lo hace un
pastor, de todas maneras es responsable delante de Dios por su ministerio y sus logros.
Consideremos algunos ministerios del evangelista.
Evangelismo personal: Aunque el trabajo principal durante ese tiempo es predicar unos
sermones especiales, de motivación, con muchas ilustraciones de la vida real, y sobre
todo con un llamamiento al arrepentimiento, el evangelista hace mucho más. También
tiene que ser apto en el evangelismo personal. El pastor le va a invitar a visitar con él
algunos casos, como al esposo inconverso de una hermana en la iglesia, o a un joven
drogadicto, por los cuales la iglesia lleva tiempo orando. Va a ver oportunidad de orar con
los hermanos en sus hogares, de advertir a los jóvenes de los peligros de este mundo,
etc. En breve, el evangelista tiene que saber como guiar a una persona a Cristo, según
las circunstancias presentadas.
Ministerio de folletos: No todo el mundo está dispuesto a entrar en una iglesia y oír una
predicación, ni tomar tiempo de platicar con el evangelista, pero a bajo costo se puede
entregar cientos de folletos en un lugar público como en un parque o plaza, afuera de un
hospital o cárcel, o en la central de camiones. En cualquier lugar en donde pasa la gente
es un buen lugar para la distribución de los folletos. No se preocupe usted si la gente lee
o no el folleto, es trabajo del Espíritu Santo, pero en el momento de recibir el folleto
pensaron en Dios. Y, sí, muchos si se han entregado a Cristo después de leer un folleto.
Si uno no es experto en la predicación, cada vez que se entrega un folleto, es igual que si
predicara. En una tarde se puede predicar un sermón a decenas de personas que
aceptaron recibir el folleto. El que entrega folletos es un evangelista. También, después
de hablar con alguien de Cristo, es siempre bueno dejarle un folleto para que sigua
reflexionando sobre Dios a solas, y que tenga a mano un número de la iglesia en que
pueda contactar con usted.
Ministerio de películas: Otra forma de ministrar sin tener que predicar es pasar películas
cristianas en lugares públicos, ferias del pueblo, etc. Hay un gasto en conseguir las
películas, la pantalla y el proyector, pero al proyectarlas en iglesias, muchas veces se
podrá recibir una ofrenda de amor para sufragar estos gastos.
El internet: Es una forma para alcanzar a mucha gente sin gastar mucho dinero, aunque
cuesta más de lo que parece. Para tener éxito, o sea llegar a los inconversos, se necesita
desarrollar una página sobre un tema de interés general: que hable de los deportes, la
cocina, o la salud de la mujer, etc. El tema va a atraer a la gente, pero usted puede poner
en el sitio artículos relacionados con el tema, con un punto de vista religioso. Por ejemplo:
el testimonio de un atleta, una receta para la felicidad, o como Dios puede resolver la
depresión en la mujer. Este es un ministerio evangelístico no tanto para predicadores, sino
para escritores, que tiene gran potencial y apenas se está conociendo.
Misionero: El misionero viaja al pueblo enseguida o hasta los fines del mundo cumpliendo
la gran comisión del Señor de predicar el evangelio a todos. Muchos se dedican a
establecer nuevas iglesias, como lo hizo el Apóstol Pablo. Es el ministerio evangelístico
que deja una obra tangible que puede durar muchos años como una institución.
Gilberto Abels
Para empezar su ministerio de consejería, hay que conseguir personas que necesitan
asesoramiento. Usted necesita promover su ministerio para conseguir pacientes.
2. Vaya con los pastores del pueblo y explíqueles su ministerio. Pídales la oportunidad de
hablar ante la femenil, el varonil, los jóvenes, etc. Ofrezca hablar sobre temas candentes
como: "Cómo vencer la depresión", "Cómo prevenir el abuso sexual en los niños" y "Cómo
ser buenos padres". Use los temas y artículos de las materias de "Consejería Cristiana" y
"Consejería Pastoral" para preparar las pláticas.
5. Más adelante, si usted es bueno para escribir o dar pláticas, puede poner estos por
escrito en un libro o grabarlos en casete y venderlos en sus presentaciones.
6. Usted puede poner una página internet con unos artículos publicados por usted mismo.
El fin no es para conseguir pacientes, sino para establecerse ante otros como un experto
en consejería, y tener otra cosa de que hablar cuando usted promueve su ministerio. Use
un proveedor gratis como Geocities.
Si no tiene una oficina, usted puede ir con el paciente y visitarlo en su casa. Esto tiene
dos ventajas. Primero, a la gente le gusta la atención personal y la conveniencia. Para
usted, la ventaja es que hay menos cancelaciones de citas - que es siempre un problema
en este ministerio. Acuérdese que está trabajando con gente que cuenta entre sus
problemas la inconstancia. Es más cansado ir a las casas, pero con tres visitas al día, se
puede ganar un sueldo módico. Recuerde que la gente apenas le está conociendo. Su
ministerio crecerá.
Lo más recomendable es tener una oficina proporcionada por una iglesia gratis y de
preferencia en un lugar céntrico o en una zona residencial. Después de que la gente en
su pueblo le vaya conociendo, oramos a Dios que una iglesia desea apoyar su ministerio
con el simple hecho de prestarle un cuarto entre semana. Así la gente viene con usted, y
usted puede atender a más personas. Usted puede ofrecer asesorar a los miembros de la
iglesia a mitad de precio, en cambio de la oficina. Sea en donde sea su oficina, siempre
mantenga una mesa o escritorio para mantener la distancia entre el paciente y usted.
Es menester guardar un archivo de datos sobre cada paciente con un repaso de cada
sesión con el. El archivo debe incluir: 1) Su nombre, 2) Su dirección, 3) Sus números de
teléfono - casa, oficina, celular, correo electrónico, 4) Fecha del primer contacto con el
paciente y su naturaleza, 5) Información demográfica, sexo, edad, etc., 6) Un récord
correcto de la evaluación y tratamiento dado al paciente y cualquier cambio significante a
través de la terapia, 7) La "Forma de consentimiento para recibir consejería cristiana" y
otros contratos, 8) La fecha y naturaleza de cada asesoramiento dado, 9) Los nombres de
los individuos con quién usted haya consultado acerca del paciente y la razón, 10) Una
copia de cada examen psicológico dado y reporte escrito, 11) Récord de "pagos". Sea
profesional y guarde siempre en confianza esta información.
Antes de terminar se tiene que considerar cuanto cobrar. Como consejero cristiano y
miembro del clero, el término más apropiado sería, cuanta ofrenda pedir por sus servicios.
Para empezar pida la mitad de lo que cobra un psicólogo, hasta que usted gana
experiencia y clientela. Siempre hay casos cuando es necesario cobrar menos y aun hacer
el trabajo gratis. Acuérdese que es un ministerio.
En conclusión, unas palabras francas sobre los aspectos legales de dar asesoramiento
sin ser psicólogo. Los miembros del clero inventaron la consejería hace siglos, siempre
han sido consejeros, y pueden aconsejar sin una licencia profesional. En los EEUU y otros
países, se comprueba que es miembro del clero con el "Certificado de Ordenación."
Consiga uno cuanto antes. Sin embargo, sin una licencia profesional de consejería o
psicología, no se puede cobrar, pero si se puede recibir "donativos sugeridos" por sus
servicios como miembro del clero.
En un país tan litigioso como los EEUU, prepare un formulario que cada paciente tiene
que firmar declarando claramente que usted no es psicólogo, sino consejero cristiano y
miembro del clero, que el paciente acepte recibir consejería cristiana que incluye prácticas
espirituales, y que usted recibe remuneración por sus servicios en forma de "donativos
sugeridos." Si el paciente es suicida o tiene una enfermedad mental, no lo atienda -
refiéralo inmediatamente con un médico, psicólogo o psiquíatra.
Gilberto Abels
El ministerio de la capellanía es un llamamiento antiguo y noble dentro de la iglesia. El
ministerio del capellán es compartir y ofrecer el amor de Dios a todos aquellos que se
encuentren en necesidad. Los capellanes son hombres y mujeres que aceptan el
compromiso de ser instrumentos de Dios en su proceso de restaurar la salud mental,
física, social y espiritual de la humanidad - especialmente de los más necesitados.
La capellanía tiene su origen en la persona de San Martín de Tour, quien nació en 316 d.
c. en lo que es hoy día Hungría. El joven pagano, a los 16 años se alistó en el ejército
romano donde se destacó como soldado y oficial. A los 21 años, él con la tropa que
comandaba, fue enviado a la región de Francia. Una noche de mucho frío se encontró con
un mendigo que rogaba sin éxito a todos que le ayudaran. Martín no traía nada que darle
a este hombre, ya que, lo único que traía era su capa. De buen corazón, partió su capa
en dos, y dio la mitad al mendigo. Esa misma noche soñó que el mendigo era en verdad
Jesucristo, y esa visión fue el motivo por lo cual se convirtió al cristianismo y fue bautizado.
Después, al compartir su testimonio a otros, muchas personas aceptaron el cristianismo.
Hoy día, el término capellán hace referencia a aquellos ministros que ejercen su labor
pastoral en instituciones públicas y privadas representando no a una iglesia en particular,
sino al creador y sustentador de este universo. El capellán es el miembro del clero que no
espera que la gente le venga a la iglesia con sus necesidades, sino sale a buscar a los
necesitados en donde estén. La bendita presencia de los capellanes se hace notoria
tradicionalmente en asilos, cárceles, hospitales, e instalaciones militares. Pero su socorro
y consejo espiritual se extiende a las universidades, agencias públicas como el cuerpo de
bomberos y policías, clubes cívicos, instituciones benéficas, y en los barrios bajos y la
calle misma.
Las funciones del capellán son varias dependiendo de las necesidades que las personas
presentan y las instituciones en que trabaja. Pero siempre es un representante de Dios,
un pastor espiritual, y un consejero.
Como "pastor espiritual," él le recuerda a la gente que solamente hay vida en Jesucristo
y que nuestra vida solamente tiene sentido en él. El capellán le recuerda a la gente la
importancia de seguir los principios de vida establecidos por Dios. Su presencia bendice
a la gente y les da fortaleza para seguir adelante un día a la vez, manteniendo la vista en
Cristo.
Como "consejero cristiano," el capellán ayuda a la gente a utilizar sus recursos
espirituales, y a tomar decisiones de acuerdo con la voluntad de Dios. Oye a la gente y
les comparte sabiduría. Les da calma espiritual y tranquilidad mental para que puedan
salir de sus problemas.
El ejemplo clásico de tener que seguir la política de una institución, son las reglas de las
cárceles que gobiernan tanto a los presos como a los visitantes. Yo he podido entrar a
hablar con los presos con mucha libertad en algunas cárceles de América Latina, pero en
las cárceles de los EEUU se tiene que conseguir permiso para poder entrar con los presos
y tener servicios o estudios bíblicos. Hasta se pide un informe criminal de la persona que
solicita el permiso, y si es aprobado tiene que pasar por un entrenamiento donde le
informen, más bien le advierten de lo que se permite y no se permite hacer adentro de la
cárcel. Hay reglas limitando lo que se puede llevar adentro o fuera de la cárcel. Le
advierten al capellán a no prestarse a las trampas de los presos de sacarle dinero ni de
pasar mensajes. Es bueno tener un corazón grande, pero este no es un trabajo para
débiles de carácter, y siempre hay que seguir las reglas.
El caso de la cárcel también puede ser un ejemplo de como el capellán puede inventar su
trabajo. Tengo un amigo que le fue negada la entrada a la cárcel. Ha optado por pararse
fuera de la cárcel, repartiendo folletos y hablando con los familiares de los presos, que
también tienen necesidades grandes. Con una invitación de parte del preso o sus
familiares, el puede visitarlos como visitante regular y comunicarse con ellos por correo, y
a veces hasta por teléfono. Después de todo, el es un capellán de cárcel.
También va a ver pólizas? que seguir en los asilos de ancianos, hospitales y orfanatos.
Tome el tiempo de conocer a los administradores. Pregúnteles cuales son las necesidades
de la institución y como puede usted ayudar. Trabaje dentro del sistema. Si usted promete
venir cada semana en un día y una hora fija, cumpla con su palabra. Al ver su sinceridad
y fidelidad, y el bien que usted hace a la gente, más confianza le tendrán y más
oportunidades le serán dadas. Siempre ministre a las necesidades de toda la gente sin
tomar en cuenta su religión.
Quizá llegará el día que Dios engrandezca su ministerio y visión, y usted puede establecer
una institución benéfica. Cuando Dios está en ello, lo poco es mucho. En cuanto a recoger
fondos para financiar un ministerio, alguien me dijo una vez que él que más pidiera, más
recibiría. Al oírlo no me gustó porque me pareció oportunista, sin embargo es cierto.
Pídales a todos, o sea ofrézcales a todos la oportunidad de hacer el bien, no importa la
religión. También comparta su visión y necesidades con los políticos y gente de sociedad.
Dios puede mover el corazón de todos.
Si usted es miembro o tiene contacto con el cuerpo de bomberos o policías, ofrezca ser
su capellán. Así usted podrá aconsejar a los oficiales y sus familias en tiempos de crisis,
visitar y orar por oficiales enfermos o lastimados. Acompañarlos a hacer notificaciones de
muerte, asistir en incidentes de suicidio, proveer por las necesidades espirituales de los
presos y ayudar a la gente desamparada y víctimas de fuego o crímenes. También tendrá
la oportunidad de orar en ceremonias especiales de reconocimientos, graduaciones y
dedicaciones de edificios.
El capellán de hospital puede orar con los enfermos y avisar a su ministro o familiares de
su condición. También puede ministrar a los familiares del enfermo en la sala de espera.
Después puede visitar a los enfermos en casa, animándoles en su recuperación y
presentándoles el plan de salvación. El capellán de asilos de ancianos puede dar
compañerismo y organizar programas religiosos o musicales para personas que no
pueden salir mucho y a veces están sin visitas familiares. Oí el testimonio de un capellán
que cortaba el pelo y las uñas de los residentes, porque las enfermeras no tenían tiempo.
Ser capellán no es un trabajo de "glamour." Recuerden que Jesús también lavó los pies
de sus discípulos.
Usted conocerá mejor las necesidades de su pueblo. Quizá Dios le está llamando a ser
capellán para suplir estas necesidades. Si es así, su recompensa será grande, como fue
prometido en la Palabra de Dios. "Entonces, el Rey dirá a los de su derecha: Venid,
benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del
mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui
forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo y me visitasteis; en
la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te
vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos
forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en
la cárcel, y vimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo
hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mi lo hicisteis." Mateo 25:34-40.
Que Dios le bendiga en su nuevo ministerio de capellanía.
Gilberto Abels
La música es dada por Dios y es una necesidad humana, igual que la comida. No
podemos vivir sin ella, ni tampoco alabar a Dios sin la alabanza musical. La música
siempre ha estado relacionada con el culto a Dios en todas las culturas. En el Antiguo
Testamento leemos de los músicos del templo y los instrumentos que tocaban, y somos
exhortados a imitarlos. El rey David no pensó que componer música y verso era menos
que su puesto político, y se entregaba de cuerpo y alma a ello.
Se debe aclarar que el ministro de música, sobre todo si es ordenado, es un ministro del
evangelio en todo el sentido de la palabra. En iglesias que emplean a los ministros de
música, ellos comparten con los otros pastores de la iglesia la responsabilidad de visitar
a los enfermos, de enseñar la Biblia, y pueden ser llamados a predicar, de celebrar
bodas y predicar funerales; aunque su ministerio principal es dirigir el ministerio de
música de la iglesia. Nunca piense que su ministerio es limitado a estar detrás de un
teclado, o ante el micrófono cantando o dirigiendo el coro de la iglesia. Esté dispuesto
para todo lo que Dios le tiene preparado en el ministerio.
Hay otros ministerios para las personas que se dedican a la música sagrada. Uno de los
más populares es de ser un cantante especial invitado por las iglesias a dar un
concierto. Después se puede vender sus CD’s. Algunos cantantes y músicos se unen
con un evangelista a ministrar juntos en campañas evangelísticas. El gran evangelista
del siglo pasado, Billy Sunday, decía que tantas personas pasaban a recibir a Cristo por
los cantos de su director de música, el Hermano Homero Rodeheaver, que por su propia
predicación. El nombre George Beverly Shea y su canto de invitación "Así como soy" es
casi sinónimo con el del evangelista Billy Graham, por quien dirigió la música en sus
campañas por tantos años.
No cabe duda que esto es un gran ministerio y la persona que lo lleva a cabo tiene que
ser entregada y espiritual y tener una comunión estrecha con Dios. Para él, o ella, Dios
tiene que ser lo primero en todo. Debe ser salvo y tener una relación directa con Dios
hecha posible por el perdón de pecados y llevar una vida de santidad. Sobre todo, su
actitud debe de ser - Su gloria y no la mía. En seguida consideremos la preparación
espiritual del ministro de música.
1) Su estilo de vida debe ser diferente al del músico secular. Debe llevar una vida limpia,
ejemplo del mensaje de sus cantos, del poder de Dios de transformar vidas.
2) El músico cristiano tiene que haber recibido el nuevo nacimiento, con todo lo que eso
implica, o estará cantando un mensaje que no comprende, sin convicción alguna.
3) Debe cultivar una personalidad y comportamiento agradable hacia los demás. Sin
negar su propia personalidad de artista, no se debe olvidar que su propósito es de
ministrar, y no debe portarse de ninguna manera que pudiera ofuscar el mensaje.
4) Debe mantener una relación estrecha con el Señor, con oración y lectura bíblica, para
ser un instrumento útil de Dios como ministro del evangelio. Tiene que conocer al Dios
que sirve y pasar tiempo en su presencia para que esto sea una realidad en su persona.
Gilberto Abels
La introducción:
El matrimonio es una institución civil así como religiosa, y por lo tanto sujeta a reglamentos
legales. El ministro debe familiarizarse con las leyes del estado o nación donde se
celebrará la boda y cumplir al pie de la letra con los requisitos de la ley. Infórmese con el
oficial del gobierno indicado y con un ministro de experiencia. En muchos países de habla
española es preciso que los contrayentes presenten el certificado de las autoridades
civiles, comprobando que ya se ha verificado el matrimonio. En los EE.UU. se tiene que
presentar la licencia de matrimonio. La ceremonia puede verificarse en el templo o en una
casa particular, pero siempre ante testigos. El ministro debe estar seguro que los
contrayentes han cumplido con los requisitos de la ley civil.
La fórmula sencilla:
Conviene ensayar de antemano el orden del programa, la manera de entrar y de salir para
evitar confusiones.
El ministro dirá:
"Estamos aquí reunidos en la presencia de Dios y de estos testigos para solemnizar ante
el Todopoderoso, y en el nombre de nuestra santa religión, el contrato de matrimonio que
este hombre y esta mujer (ya han celebrado ante las autoridades civiles) (desean
realizar)."
Dirigiéndose al hombre:
"¿Toma usted a esta mujer, cuya mano sostiene, como su legítima esposa; promete usted
solemnemente delante de Dios y de estos testigos, que usted la amará, honrará,
consolará; que se conservará solamente para ella, cumpliendo los deberes de un esposo
para con su esposa, ¿mientras Dios le conceda vida?"
El hombre responderá:
"Si, lo haré."
"¿Toma usted a este hombre cuya mano sostiene como su legítimo esposo; promete usted
solemnemente delante de Dios y de estos testigos, que lo amará, honrará, consolará; que
se consagrará solamente para él, cumpliendo con todos los deberes y obligaciones que
una esposa tiene para con su esposo, ¿mientras Dios les conceda vida?"
La mujer responderá:
"Si, lo haré."
"¿Le ha dado usted este anillo a ella como prenda y prueba de que la toma como su
legítima esposa, y que es señal de amor puro y sincero de que usted la amará, y cumplirá
fielmente los sagrados votos con que ahora se ha juramentado con ella, tomándola como
su esposa?"
El hombre responderá:
"Sí, señor."
Dirigiéndose a ella:
"¿Acepta usted este anillo de este hombre, a quién ha tomado como su legítimo esposo,
como prueba y prenda de amor verdadero, y de que cumplirá fielmente los votos sagrados
que le ha hecho??"
La mujer responderá:
"Si, señor."
"Sea esto el sello de vuestra mutua fe y vuestro mutuo afecto y felicidad, recuerdo de este
sagrado servicio, y de los sacrosantos lazos del matrimonio, por los cuales os habéis unido
en santo matrimonio hasta que la muerte os separe.
Por cuanto este hombre y esta mujer solemnemente, y delante de Dios y de estos testigos
se han dado y empeñado su fe y palabra el uno y el otro, y lo han manifestado por la unión
de las manos, yo los declaro marido y mujer en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén. A los que Dios ha unido, ningún hombre lo separe."
Todo esto es legítimo, legal y un servicio usado por muchas parejas que no tienen ligas
con una iglesia en particular pero desean tener una boda sencilla y religiosa. Las personas
también optan por este medio cuando es su segundo matrimonio o simplemente porque
no tienen para una boda costosa. Los "ministros matrimoniales" predominan en este
trabajo porque muchos jueces no quieren salir de sus oficinas a celebrar bodas en lugares
especiales para los novios.
Se debe aclarar que todo ministro del evangelio con un "Certificado de Ordenación" puede
casar en los EE.UU., no importa si es pastor, evangelista, educador, consejero, capellán,
músico, etc. Es una forma de sostener a su ministerio y familia. Se cobra por hacer la
ceremonia que también incluye la entrega de la licencia a la oficina gubernamental
indicada.
5. La gente casi siempre escoge un lugar "normal" para casarse, lo más popular siendo
su propia casa. Puede que deseen venir a la casa del ministro a casarse, pero investigue
primero las reglas (zoning laws) de la ciudad en cuanto a negocios en lugares
residenciales. Si la pareja desea casarse en un lugar lejano, como en el campo, la playa,
etc., que paguen extra por su tiempo.
9. Asegúrese con una identificación con foto, como la licencia de manejar, que las
personas que se casen son las mismas nombradas en la licencia de matrimonio. Avíseles
de antemano que deben traer la identificación.
10. Inmediatamente, sino antes, haga que los testigos firmen la licencia de matrimonio,
antes de que corran todos a la fiesta. La excepción es si tienen un "Confidencial Marriage
License" que se permite en California, pero mejor que se casen con un juez.
11. Rellene la licencia de matrimonio con mucho cuidado. Algunos condados rechazan la
licencia si tiene cambios o tachas. Otros insisten que se llene con tinta negra. Si se llena
incorrectamente, usted tendrá después que encontrar a la pareja y testigos y llenar todo
de nuevo.
12. Más vale, antes de casar, visitar la oficina del condado que da las licencias de
matrimonio, y pedir que un oficial le enseñe como llenar el documento; y pedir si usted
como ministro tiene que registrarse, tener una licencia o archivar su "Certificado de
Ordenación". Cada estado es un poco diferente.
13. El ministro tiene el deber de entregar la licencia de matrimonio a la oficina del condado
dentro de un plazo de tiempo. No permita a los novios hacerlo. Usted es el responsable
ante la ley. Evite estar involucrado en un negocio turbio. (Hay hombres que quieren
engañar a sus mujeres haciéndoles creer que están casadas cuando nunca han registrado
la licencia.)
14. NUNCA, NUNCA rellene una licencia de matrimonio pre-fechado. La fecha tiene que
ser la misma del día de la boda. Si la pareja tiene una licencia vencida, no se pueden
casar, aunque "estén los músicos presentes." Tampoco se puede hacer "favores sociales"
a la gente pre-fechando la licencia.
15. Si quiere seguir ganando dinero como un "ministro matrimonial" hay que seguir las
leyes de su estado al pie de la letra y en el espíritu de la letra.
16. NUNCA, NUNCA juegue con las reglas estatales sobre una boda legal.
1. ¿Qué es el Matrimonio?
3. ¿Qué se necesita para que un ministro pueda casar una pareja en los EEUU?
Gilberto Abels
Consejos sabios:
Para muchos, predicar en un funeral es la tarea más difícil en el ministerio, pero no tiene
que ser así. En verdad es una oportunidad de ser una bendición profunda, especialmente
para los que sufren el duelo. Es la oportunidad de dar el consuelo verdadero, de
pronunciar la gran verdad de la resurrección en cuerpo, que distingue al cristianismo de
las religiones paganas, y la esperanza de ver a nuestros seres queridos en el cielo.
Es necesario tener unos sermones para servicios fúnebres guardados, porque nadie se
muere en un momento oportuno, y después no hay tiempo para preparar. Con este fin, se
publican libros de sermones para diferentes situaciones. Vale la pena comprar uno,
porque un funeral no es el momento de equivocarse o decir algo fuera de lugar.
Predicar un funeral es difícil, porque ante el público que está enfrentando su mortalidad al
asistir, uno tiene que afirmar el valor de la vida (que vale la pena vivir y seguir luchando);
pero a la vez afirmar que la vida tiene muchos males por lo cual no es tan malo morir (ya
que vivir en la presencia de Dios es mejor que estar batallando aquí en la tierra).
Si la persona no era religiosa, no diga que lo era; ni es necesario tocar el tema a parte de
declarar la esperanza cristiana de la resurrección. Me acuerdo del funeral que tuvo que
predicar el evangelista Billy Graham para un político famoso que no había sido muy
religioso. Dijo de él que "aunque no llevaba su religión en las mangas" (a la vista de todos),
en su corazón creía." Yo creo que es correcto usar frases no muy comprometedoras para
describir la fe de una persona, sobre todo si el predicador tuvo la oportunidad de hablar
sobre las cosas de Dios con la persona en vida. Es de consuelo para los familiares que
dudan de la salvación de su ser querido. Simplemente dejamos estas cuestiones en las
manos de Dios. ¿Quien conoce el corazón de otro y su relación con Dios?
Tenga mucho cuidado de lo que usted diga en un funeral, sobretodo si usted nunca ha
sufrido la muerte de un familiar, y no puede identificarse con los dolidos. Si usted nunca
ha asistido a un funeral, no trate de hacerlo solo; llame a un ministro con mucha
experiencia y años para que lo asista.
Consejos prácticos:
1. Tan pronto como el ministro recibe noticia de la muerte visita el hogar del difunto para
ofrecer su ayuda y consuelo espiritual.
2. El ministro se informa, con mucho tacto, de los planes de la familia para el funeral, y los
cumple en todo lo que sea posible. Solo con cuidado, y si la familia lo pide, puede ofrecer
sugerencias.
8. El sermón debe ser corto, sencillo y fácil de comprender, con el objeto de consolar a
los dolientes y hacer a la gente meditar en su futuro encuentro con Dios.
2. Oración
4. Breves palabras por el pastor nombrando a los que sobreviven al difunto; si lo desea,
acerca de la vida del difunto.
5. Himnos
6. Sermón
7. Bendición
En el cementerio:
1. Se puede leer unos versículos sobre la vida: "Desnudo salí del vientre de mi madre, y
desnudo volveré allá. Jehová dio y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito" (Job
1:21)
2. Luego el ministro echará un puñado de tierra sobre el ataúd, mientras pronuncia: "Por
cuanto le plugo a Dios todopoderoso en su sabia providencia, separar de este mundo el
alma de este hombre (mujer, niño) por tanto nosotros encomendamos su cuerpo a la tierra,
tierra a la tierra: ceniza a la ceniza, polvo al polvo, con la esperanza segura y cierta de la
resurrección a la vida eterna de todos los que durmieron en Jesús."
3. Afirme la resurrección: "No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos
los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a
resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación." (Juan
5:28,29)
4. Oración
Gilberto Abels
La Introducción:
La dedicación de un niño al Señor es un momento en que los padres expresan sus mejores
deseos para el futuro de su hijo en el Señor. Es también una oportunidad de recordar a
todos los padres presentes su responsabilidad de criar a sus hijos en el Señor, y de afirmar
la responsabilidad de la iglesia de fortalecer a las familias de la grey.
Es un momento de felicidad para toda la familia, por lo cual hay que reconocer a todos los
presentes y, si lo desean, permitirles pasar adelante para estar con el niño. Tenga
preparado un Certificado de Dedicación hecho de antemano y permita las fotografías,
abrazos, etc.
La Ceremonia:
Voy a pedir que pasen nuestros hermanos _______________, con todos sus familiares
que están con nosotros en esta mañana para atestiguar la dedicación del niño/de la niña
_______________.
Cristo ama mucho a los niños y leemos en Marcos 10 que le presentaban niños para que
los tocase...y los bendijera. La madre de nuestro Señor Jesucristo cumplió con la ley de
Moisés, y trajo a su hijo a Jerusalén para presentarlo a Dios.
Así que _____ y _____ están cumpliendo la Palabra de Dios cuando dedican a su hijo/hija
al Señor. Por medio de esta dedicación los dos están prometiendo a Dios que harán todo
lo posible para que este niño/esta niña _____, venga al conocimiento del Señor a una
temprana edad, y para que crezca en el Señor. Para asegurar esto, los padres están
prometiendo a Dios que estudiarán la Biblia diariamente y que asistirán a los servicios
regulares de la iglesia. La verdad es que una dedicación de los niños es más bien una
dedicación de los padres.
Ahora les voy a preguntar si están dispuestos a cumplir con su deber espiritual
como padres.
1. ¿Harán todo lo posible para instruir a su hijo/hija en los caminos del Señor? (Espere la
respuesta)
2. ¿Harán todo lo posible para asistir a los servicios de la iglesia con el propósito de
aprender y así ser ejemplo a su hijo/hija? (Espere la respuesta)
3. ¿Están dispuestos a dejar todo para seguir a Cristo para el bien de su hijo/hija? (Espere
la respuesta)
Hoy, ustedes los padres, han hecho un voto frente a esta congregación y delante de Dios.
Yo como su pastor, y los demás creyentes aquí presentes, estamos dispuestos a
ayudarles, y darles el apoyo en los tiempos buenos y en los tiempos difíciles. Hermanos,
¡Juntos veremos a esta familia crecer en la gracia y en el conocimiento del Señor! Oremos.
Gilberto Abels
Introducción:
Es importante que los miembros entiendan que deben venir a la mesa del Señor con
corazones limpios y sin pecado. Sin embargo, no es el momento de predicar un sermón
reprochando a la gente por sus faltas. Si en la iglesia hay necesidad de una reconciliación,
se puede usar el culto de la semana anterior para anunciar que viene la celebración, y con
un buen espíritu animar a la gente a prepararse para la ocasión, recordándole cuan gran
amor tuvo Cristo por nosotros, y cuanto amor debe reinar entre los hermanos.
La Ceremonia :
2. Diga: " La Palabra de Dios dice que Cristo tomó el pan y dio gracias. Oremos."
3. Entrega los platillos de pan a los diáconos para ser repartido a la congregación.
4. Al regresar los diáconos con los platillos, el pastor les reparte a los diáconos el pan.
5. Diga: "Este es el pan que descendió del cielo: no como vuestros padres comieron el
maná, y son muertos: el que come de este pan, vivirá eternamente." (Juan 6:58)
7. Entrega los platillos de vino a los diáconos para ser repartido a la congregación.
8. Al regresar los diáconos con los platillos, el pastor les reparte a los diáconos el vino.
9. Diga: "Y casi todo es purificado según la ley con sangre, y sin derramamiento de sangre
no se hace remisión." (Hebreos 9:22) "Mas si andamos en la luz, como él está en la luz,
tenemos comunión entre nosotros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo
pecado." (1 Juan 1:7)
11. Diga: "Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebieres esta copa, la muerte
del Señor anunciáis hasta el venga." (1 Corintios 11:26)
12. Diga: Dice la Palabra de Dios que después que Cristo y sus discípulos comieron el
pan y bebieron el vino, celebrando así la primera Cena del Señor, cantaron un himno antes
de retirarse del aposento alto. Cantemos un himno y saldremos en silencio para nuestros
hogares.
La introducción:
El ministro dirigirá una oración por los candidatos y después cada uno de ellos dará un
testimonio de su fe en el Señor Jesucristo y su determinación de seguir fiel en la fe.
Luego los candidatos serán bautizados uno por uno.
Lecturas Bíblicas:
Mateo 3:1-17; Marcos 1:1-11; Mateo 28:18-20; Marcos 16:14-17; Hechos 2:38-42; Hechos
8:26-39: Hechos 10: 44-48; Hechos 16:25-34; Romanos 6:3,4; Colosenses 2:12; Gálatas
3:27; Hechos 2:38,39
Gilberto Abels
Uno de los privilegios más grandes para el ministro del evangelio es poder exponer la
Palabra de Dios. La predicación es un arte que se perfecciona con la experiencia. Sin
duda una de las preguntas más importantes que hace el nuevo ministro es "¿cómo
preparo un sermón?" Se puede oír y leer los sermones de exitosos predicadores, como
los del Reverendo John Abels que ofrecemos, para tener una idea mejor. Pero todavía
puede que no sea obvio el proceso de cómo el predicador formula sus ideas en un
sermón. Consideremos los pasos.
Dios le habló al corazón para llamarle al ministerio. Pero, probablemente, usted ya tenía
tiempo hablando con otra gente acerca de Dios y las grandes verdades de la Biblia. En
esas discusiones, usted puede encontrar los temas para un buen sermón. Los requisitos
básicos para un sermón efectivo, es que sea sobre un tema que viene de su corazón y
sobre lo cual usted se siente a gusto hablar. Si tiene claro en su mente lo que quiere
enseñar, le va a ser mucho más fácil predicar con convicción.
Lo primero es saber exactamente sobre que quiere predicar y tener una porción de
escritura que lo explica. Si no tiene un tema definido, la gente tampoco va a recibir un
mensaje claro. Además, el texto que utiliza debe ser una porción conocida. Si no lo es,
usted corre el riesgo de estar interpretando mal los versículos escogidos.
Hay dos errores que puede hacer el predicador neófito respeto al uso de la Palabra de
Dios. Uno es querer predicar sobre una idea de interés limitado y luego tratar de forzar
un versículo a apoyar su idea, usándola fuera de contexto. El peligro es que el orden de
formular el sermón está al revés. Mejor sería permitir que la Biblia le hable primero, y
dejar que la porción de escritura le de el tema del sermón.
El secreto para un buen sermón es un buen texto, un buen tema, y una buena historia.
Por ejemplo, la gente nunca se cansa de oír la historia de "David y Goliat" porque ve en
ella reflexionado sus luchas cotidianas y espirituales. Con la experiencia usted va a
poder predicar sobre más temas. La meta ahora es tener éxito en los primeros sermones
para que no se desanime y reciba una invitación a predicar de nuevo.
Sobre todo, para escoger el texto y tema de sus sermones, dependa de Dios. Dios le
puede indicar en cualquier momento de que hablar. Cuando se le ocurra una buena
idea, apúntelo en un cuaderno. En sus meditaciones diarias, al leer la Biblia, apunte los
textos que pudieran servir para un sermón. Eso fue el método de Jorge Müller, que abrió
orfanatos para miles de niños, cuando predicaba alrededor del mundo.
Siguiendo las instrucciones de cómo descubrir los puntos de un texto o tema, pronto se
dará cuenta de que tiene más información de lo que se necesita para el sermón. Ahora
usted tendrá el lujo de escoger cuales puntos, preguntas o versículos mejor se
relacionan el uno con el otro, cuales serán mejor para su público, y cuales descartar.
Recuerde que veinte minutos es mucho para un principiante hablar. De todas maneras,
aunque el tema le parezca a usted interesante, muchos en la congregación no
aguantarán el tema por más de treinta minutos. Es mejor ser breve, confiando que
tendrá otras oportunidades de predicar.
A. El propósito del sermón debe de ser el ganar almas o motivar a las personas a hacer
una decisión específica. Con ese fin se tiene que poner los puntos o argumentos de su
sermón en un orden lógico. El primer punto tiene que ser una introducción al segundo
punto, y así sucesivamente para convencer al oyente. Piense en el abogado
presentando el caso de su cliente en un juicio ordenadamente para convencer a los
juradores o jueces.
B. Ponga sus puntos, argumentos e ilustraciones en orden desde el más sencillo hasta
el más fuerte, siempre terminando su sermón con el punto que lleva a la gente a hacer la
decisión indicada para Cristo.
5. Use ilustraciones.
Cuando puede, respalde e ilustre a cada punto con una ilustración breve. Con una
buena ilustración al principio del sermón se puede captar la atención del público.
Reserve su mejor ilustración para el último y más importante punto. Volviendo a una
ilustración de la abogacía, un licenciado famoso dijo, "el que tiene la mejor historia gana
el caso." Gane el caso para Cristo usando buenos ejemplos con que la gente puede
identificarse y que ilustran su enseñanza.
Si usted tiene claro en su mente lo que quiere enseñar y el resultado que quiere lograr,
será fácil preparar el sermón. El ejercicio mejor para aclarar su mente y enfocar sus
propósitos es preparar primero la introducción y la conclusión. El cuerpo del sermón
vendrá después por añadidura. La introducción tiene que presentar el tema. La
conclusión tiene que repetir los conceptos de la introducción más dar un llamamiento a
hacer una decisión. Todos los puntos del sermón tienen que apoyar la introducción y la
conclusión; si no, quítelos del sermón. No van. El sermón tiene que tener un propósito y
todo en ello apoyarlo. Es más que un discurso bonito o entretenido. Si no mueve a la
gente, de nada sirve. Para asegurar su fin, planee antes de todo la introducción y la
conclusión.
La presentación:
Sea sincero. No se preocupe de los nervios. Con cada predicación será más fácil. Sobre
todo siempre predique la Palabra de Dios, y no se mete en asuntos ajenos, ni en
fábulas, ni en supersticiones, ni en suposiciones. Dios bendice la predicación de su
palabra. Que siempre sea dicho de usted que "use bien la palabra de verdad." Que Dios
le bendiga a usted y también su predicación para el crecimiento de los santos y la
salvación de multitudes.
Gilberto Abels
Evangelismo personal es tener, con una persona, una conversación acerca del destino de
su alma y su relación con Dios. Es enfrentar a la persona con su condición perdida en
pecado y enseñarle el perdón que Dios le ofrece por medio de la cruz. Es dar a la persona
una oportunidad de poner su fe en Jesucristo y recibir el perdón de pecado, más la vida
eterna.
Conozco a un pastor bi-vocacional que ha trabajado por muchos años, aun tomando de
su propio dinero para construir un templo, sin éxito alguno. Viene poca gente a su iglesia.
El problema es que él no predica el nuevo nacimiento porque cree que todo mundo va a
ser salvo - que a fin de cuentas Dios va a ignorar el pecado de todos y llevarlos al cielo.
Él, por su equivocación doctrinal, cree que está predicando el amor de Dios, sin embargo
no está ofreciendo a la gente ninguna esperanza. Su predicación deja a la gente en su
pecado, sin perdón. ¡Y no sabe porque su iglesia no crece!
Este artículo es una explicación de como guiar a una persona a Cristo. Si usted no lo
puede hacer, su ministerio no tiene futuro porque usted no tiene nada que ofrecerle a la
gente. Usted como ministro no puede hacer nada por la gente, pero Cristo ya ha hecho
todo en la cruz del calvario, y sigue transformando las vidas de "todo aquel que en él cree."
Usted, como ministro del evangelio, necesita saber como convencer a una persona de
que está "perdido" en pecado, antes de que pueda ser "salvo" en Cristo.
1.Demostrarle que Jesús llevó nuestros pecados. Enseñarle que Cristo llevó nuestro
pecado en su cuerpo en la cruz y nos puede dar perdón de pecado.
"Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas
Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros." Isaías 53:6
"Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está
escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)." Gálatas 3:13
"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos
hechos justicia de Dios en él." 2 Corintios 5:21
"Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios,
viviendo siempre para interceder por ellos." Hebreos 7:25
"Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaos sin mancha delante
de su gloria con gran alegría." Judas 24
"Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quién vosotros
crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo." Hechos 2:36
"Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo." Romanos 10:9
"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios." Juan 1:12
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." Juan 3:16
"Que si confesáis con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero
con la boca se confiesa para salvación." Romanos 10:9,10
6. Demostrarle que la salvación de Cristo es segura. Enseñarle que puede estar
seguro que es hijo de Dios.
"El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que desobedece al Hijo no verá la vida,
sino que la ira de Dios está sobre él." Juan 3:36
"A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré
delante de mi Padre que está en los cielos." Mateo 10:32
a. Estudiar la palabra de Dios y memorizarla: "En mi corazón he guardado tus dichos, para
no pecar contra ti." Salmo 119:11; "Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual
no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación." 1 Pedro 2:2
b. Orar a Dios: "Orar sin cesar." 1 Tesalonicenses 5:17; "Pero los que esperan a Jehová
tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán." Isaías 40:31
B. La mayoría de la gente está demasiado ocupada para pensar en las cosas de Dios.
Peor aun, tienen poca preocupación por su salvación. Es nuestro trabajo, al encontrar una
persona sin preocupación por la salvación de su alma, producir en él esa preocupación.
Así se hace.
"Jesús les dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento." Mateo 22:37,38; "De manera
que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí." Romanos 14:12
"Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro." Romanos 6:23; "No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos." Isaías
57:21
"El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque
no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz
vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran
malas." Juan 3:18,19; "Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este
Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se
compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos,
¿qué haremos?" Hechos 2:36,37
"Pero sin fe es imposible agradar a Dios." Hebreos 11:6; "Por eso os dije que moriréis en
vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis." Juan
8:24; "Otra vez les dijo Jesús: Yo me voy y me buscaréis, pero en vuestro pecado moriréis;
a donde yo voy, vosotros no podéis venir." Juan 8:21
5. Demostrarle que lo único que se tiene que hacer para estar perdido es ignorar la
salvación que Dios le ofrece. Enseñarle que no es necesario estar hundido en los vicios
para estar separado de Dios.
6. Demostrarle el maravilloso amor de Dios para con él. Enseñarle el gran amor que
Dios le tiene personalmente.
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." Juan 3:16; "¿O menosprecias
las riquezas de su benignidad, paciencia, y longanimidad, ignorando que su amor te guía
al arrepentimiento?" Romanos 2:4; "Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo
sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la
justicia; y por cuya herida fuisteis sanados." 1 Pedro 2:25
Usted como ministro del evangelio tiene que tener este argumento bien aprendido para
poder dar una explicación a todos de la esperanza que ofrece la fe cristiana. Si usted no
ha oído esta discusión antes, hoy es su día de salvación. No deje que pase un momento
más sin recibir todo el amor de Dios para usted - el perdón de pecado, una vida nueva en
Cristo, y un futuro eterno en Su presencia, todo como un hijo de Dios por fe.
Usted como ministro del evangelio tiene que enseñar a sus congregantes o personas
discipulados bajo su ministerio a compartir también su fe con otros. Es tan sencillo como
hacer la pregunta, "¿Si usted se muriera hoy, está 100% seguro de que irá al cielo?", y
luego dar la respuesta de como se puede saberlo con seguridad. El que gana almas es
sabio. Que Dios le bendiga con un ministerio sabio.
3. Mencione las 6 cosas que tenemos que demostrarle a las personas que estan
muy ocupadas para pensar en las cosas de Dios.
Hezekiah Harvey
"Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los
maestros de las congregaciones, dadas por un pastor. Ahora, hijo mío, a más de esto sé
amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne."
(Eclesiastés 12:11-12) Yo soy un gran amante de los libros. Ellos son amigos míos. Hay
buenos y malos amigos. Es así también con los libros. Cuando encuentro un buen libro
tengo el anhelo de compartirlo con mis amigos pastores hispánicos. Si por acaso es un
libro escrito en Inglés, no puedo a menos que esté traducido a Español. Cuando encontré
el Libro "EL Pastor, Sus Calificaciones Y Deberes" yo sabía que era un libro que debe
estar en las manos de mis amigos que son pastores hispánicos. Desde que, llegó a mi
conocimiento, que no había una traducción del libro en Español yo mismo me puse a
traducirlo.
Cada amigo mío tiene algunas creencias y peculiaridades con las cuales no estoy de
acuerdo. A veces tengo que disculparles y espero que ellos me brinden el mismo favor.
Es así también con los libros y este libro no es una excepción. La única manera de ser un
fiel traductor es traducir un libro tal como es. El hecho de haber traducido el libro no quiere
decir que estoy un cien por ciento de acuerdo con todo lo que él dice. En mi opinión, hay
poco o nada en el libro que va a guiar a un pastor por un mal camino. Hay mucho que va
a ser útil en guiarle en el camino recto y bueno.
Encomiendo este libro a ustedes con la esperanza de que sea una gran bendición en su
ministerio.
(1). Los pastores en el Nuevo Testamento son nombrados como los elegidos de Dios. Es
obvio en cuanto a los apóstoles y los setenta pero se ve en cuanto al ministerio en general.
Los ancianos de Éfeso fueron puestos por el Espíritu Santo. (Hechos 20:28) Arquipo
recibió su ministerio del Señor. (Col. 4:17) Pablo y Bernabé fueron llamados por el Espíritu
Santo. (Hechos 13:2)
(2). El ministerio es un regalo de Dios, dado a la iglesia. "El mismo constituyó a unos
apóstoles; a otros profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio para la edificación del cuerpo de
Cristo." (Efesios 4:11-12). Los dones para este ministerio son otorgados por Dios y los
hombres están enviados a su obra por Dios mismo en respuesta a las oraciones de los
santos. Vea Romanos 12:6-7, Lucas 12:1-28)
(3). La naturaleza de la obra, como se implica en los términos que se usa al designarla,
requiere un llamamiento divino. Se llama "embajadores de Cristo" que quiere decir que
hablan en su nombre. Son sus mayordomos, encargados de llevar el evangelio a los
demás.
Por eso, el ministerio no es elegido como los hombres eligen un oficio, basado sobre su
preferencia o interés personal. Es algo que uno acepta en obediencia a un llamamiento
de Dios. El estar consciente de esto es imprescindible para calificarse para la obra. La
importancia que las Escrituras ponen en la obra del ministerio implica la distinción entre el
llamamiento al ministerio y el de elegir un oficio. Se puede expresar esta distinción de la
siguiente manera. En cuanto al pastor, su obra es una en la cual su consciencia le obliga;
él siente que es su deber hacerlo y, al contrario, se sentiría culpable. En cuanto a aquel
que elige un oficio, es un asunto de talentos, preferencia e interés, él siente que es sabio
para elegir dicho oficio pero no hay en él, sentido de obligación o de que sería culpable
si no lo elige. En uno hay el sentido de obligación, como Pablo manifestó cuando dijo; "Me
es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!" (I Cor. 9:16) En cuanto
al otro, hay un sentido de lo que es recto y sabio y la aprobación divina pero el no hacerlo
no sería rebelión en contra de Dios.
Hay dos extremos que se debe evitar en cuanto a la manifestación del llamamiento al
ministerio. Por un lado están los que piensan que el llamamiento constituye una
preferencia por tal ministerio y resulta porque algunos que están inclinados hacia la
literatura o intereses personales buscan la obra del ministerio sagrado sin ser llamados
por Dios. Hay otros que piensan que nadie debe entrar al ministerio sin una manifestación
sobrenatural, como una voz del cielo junto con una lucha mental en busca de dirección
divina. Si no pasan por semejantes experiencias piensan que no están llamados. Resulta
que hay los que se equivocan y pierden. Pierden su verdadera misión de la vida. A la
verdad, el llamamiento es divino y lo mismo pasa con la salvación. Ninguno de los dos es
siempre acompañado por una manifestación sobrenatural. El llamamiento es confirmado
por la oración, nuestra experiencia y estudio de la Palabra de Dios. Debemos animar a un
joven creyente a meditar con cuidado y preguntarse si puede ser que Dios le está llamando
al ministerio. Un pastor debe tener sabiduría y discernimiento al animar y guiar a los
jóvenes a buscar la dirección de Dios en cuanto a su misión en la vida. Así puede
ayudarles a evitar la tristeza que resulta de no encontrar el plan de Dios para su vida. Es
posible rescatar a algunos de ocupar su vida en un oficio secular cuando deben estar en
la obra del Señor. El llamamiento divino se manifiesta de tres maneras que vamos a
delinear: en el corazón, en la convicción de la iglesia y también en la providencia de Dios.
El llamamiento interno
(1). Un deseo fijo y honesto por la obra. "Palabra fiel: si alguno anhela obispado, buena
obra desea. " (I Tim. 3:1) hace falta el deseo por la obra. Es cierto que fracasará si él no
tiene un gran entusiasmo por la obra. Es muy necesario que a él le encante predicar, que
le guste componer mensajes, y que el estudiar le sea placentero. Además, hace falta que
también esté plenamente convencido de que el bienestar eterno de los hombres depende
de su relación para con Dios. El debe tener un gran amor por Cristo y por la obra de Dios.
Pablo dijo; "Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mi mismo,
con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar
testimonio del evangelio de la gracia de Dios." (Hechos 20:24)
El llamamiento de la iglesia
(2). El candidato para el ministerio también debe manifestar un grado superior de piedad.
Debe ser un ejemplo "en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza." (I Tim. 4:12) Debe
ser un modelo y por eso debe exceder a los demás en su experiencia y vida espiritual. Un
buen intelecto y facilidad en hablar no es suficiente. Hace falta también un espíritu
devocional y una vida espiritual ejemplar.
(3). El candidato debe estar bien confirmado en cuanto a sus creencias. Él tiene que
retener "la forma de las sanas palabras." (II Tim. 1:13) y hablar "lo que está de acuerdo
con la sana doctrina." (Tito 2:1) Aquel que no está firme en cuanto a sus creencias
religiosas o que se inclina hacía a lo que es nuevo o distinto no tiene un lugar divino en el
púlpito. El resultado de su obra casi siempre es destructivo para la verdad.
(4). El candidato debe tener capacidad mental y un buen conocimiento de las Escrituras.
Debe manifestar que es "aprobado como obrero que no tiene de que avergonzarse, que
usa bien la palabra de verdad." (II Tim. 2:15) Teniendo en cuenta que la obra principal del
ministro es la instrucción pública de la Palabra de Dios, él debe tener capacidad mental y
conocimiento adecuado de los temas que ha de tocar. Calificaciones morales y
espirituales, no más, no son adecuadas. Él tiene que aclarar y proclamar la verdad
espiritual en el púlpito igual que modelarla en su vida personal. Por eso, la piedad es
importante, pero si no va acompañada por dones mentales y disciplina, no alcanza para
demostrar que uno tiene lo que precisa para servir en el ministerio. Algunos hombres
buenos se han equivocado al asumir la obra del ministerio cuando no tenían el
conocimiento ni la capacidad para estudiar de continuo y producir mensajes.
(5). El candidato debe tener también el don de enseñar. Las Escrituras nos encargan que
tomemos lo que hemos recibido y encargarlo a hombres fieles que sean idóneos para
enseñar también a otros. (II Tim. 2:2) Leemos también en II Tim. 2:24-25 que el obrero
debe ser "apto para enseñar, sufrido, que con mansedumbre corrija a los que se oponen."
Gran habilidad y muchos estudios, en si, no es todo lo suficiente. Hace falta también el
don de enseñar. Él tiene que saber captar y mantener la atención de sus oyentes. El mejor
sermón falla a menos que la gente está despierta y atenta. Pablo y Bernabé no únicamente
predicaron el evangelio sino también "hablaron de tal manera que creyó gran multitud de
judíos, asimismo de griegos." (Hechos 14:1)
(7). Y, por último, el candidato debe tener un buen testimonio en el barrio. El siervo del
Señor, debe serle fiel a Cristo por lo cual, será muy probable que sea perseguido. I Tim.
3:7 dice; "Es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en
descrédito y en lazo del diablo." II Cor. 4:2 dice que el siervo del Señor debe recomendarse
"a toda consciencia humana delante de Dios."
La aprobación de la iglesia debe estar basada sobre el hecho de que el candidato reúne
estos requisitos. Puede ser que él los reúna, en parte, con una promesa, si no es maduro.
Si él es maduro, debe reunirlos en todo sentido. Esta certeza en la mente de los hermanos
de la iglesia sirve para confirmar el hecho de que el candidato mismo no puede juzgarse
a sí mismo en cuanto a su llamamiento. Él debe buscar la aprobación de la iglesia y
aceptar humildemente su juicio.
La llamada providencial
Es posible que las circunstancias le impidan a uno entrar en el ministerio pero las
dificultades no deben ser interpretadas como una indicación de que Dios no está
llamando. Muchas veces las dificultades sirven únicamente para humillar, educar y
preparar a uno para la obra del ministerio. Muchas veces el buen carácter e integridad son
el resultado de haber pasado por luchas al prepararse para el ministerio. Dios ha
prometido a guiar a los que buscan su dirección. El Salmo 37:23 dice; "Por Jehová son
ordenados los pasos del hombre." Santiago 1:5 dice también; "Si alguno de vosotros tiene
falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le
será dada." Para el hombre que pasó tiempo en oración, la llamada de Dios viene a través
de los eventos de la vida. La dirección del Espíritu son carteles en el camino que dice,
"Este es el camino. Andad por él."
Nadie debe entrar al ministerio sin estar consciente de haber tenido una llamada divina.
Aparte de ella, (1) el que se mete en el oficio de ser un embajador sin nombramiento es
culpable de presunción. Dios no le ha enviado y él se va sin un mensaje divino. (2). Sin el
llamamiento él carece de coraje y el denuedo de aquel que está consciente de ser el
mensajero de un mensaje de Dios. La valentía en el púlpito exige el estar consciente de
ser un mensajero de Dios. (3). Aparte del llamamiento divino, uno no va a estar preparado
para enfrentarse con las disciplinas y exigencias del ministerio. Desilusiones y desalientos
vienen y el siervo del Señor tiene que apoyarse sobre la seguridad de haber sido llamado
por Dios al ministerio. Si no tiene esta seguridad él sigue en la obra con un espíritu
quebrantado o, más probablemente, abandonará el ministerio.
Establecimiento en el Ministerio
I. Encontrando un campo
(1). Cada obrero de Dios debe estar entregado a Dios y dispuesto a ir a un campo
misionero si es la voluntad de Dios. Nadie debe negarse a considerar esto porque su
éxito y felicidad en la obra fluye en gran parte de estar plenamente convencido que está
ubicado en el lugar elegido por Dios. Hay muchos campos misioneros abiertos al
evangelio en el mundo. Aún en nuestro país (E.E. U.U) hay grandes grupos de
inmigrantes que están esperando escuchar el evangelio. Es el plan de Dios que muchos
de los llamados por él ocupan un lugar donde hay mucha pobreza e ignorancia. No está
mal anhelar preeminencia en el ministerio pero es una equivocación pensar que sería
más disponible por elegir un campo misionero específico en vez de otro. Muchas veces
los misioneros en el extranjero disfrutan de más preeminencia que los que sirven en su
patria. Muchos de los que disfrutan de reconocimiento son los que se fueron a un campo
misionero lejano donde lucharon con dificultades y pocos recursos. A través de
sacrificios e incomodidades ellos desarrollaron la madurez y el respeto de los demás.
Algunos de los más útiles y elocuentes obreros de Dios son los que empezaron en un
campo misionero donde experimentaron grandes obstáculos. En el ministerio igual que
en la vida, "El que pierde su vida por causa de mí, la hallará." (Mateo 10:39) Hay
quienes buscan grandes cosas para sí mismo y al final llegan a la nada.
(2). Si un siervo del Señor tiene que elegir entre varios campos debe ser prudente en
elegir aquel que ofrece la más grande posibilidad de crecimiento. Hay pocas cosas más
desconcertantes para un joven pastor que el de encontrarse en una iglesia que no
conduce al crecimiento. Muchas veces es así en comunidades donde ya hay muchas
iglesias y poco aumento de la población. Lo ideal es una iglesia donde la mayoría
anhelan ver crecimiento en la iglesia y donde la población va en aumento. Así fue el plan
de los apóstoles. Ellos se fueron donde había mucha gente. De igual manera, es posible
que Dios nos llama a un campo donde no hay estas ventajas. En tal caso no se
preocupe. Si uno llega al máximo de su potencia otros campos se van a abrir.
(3). El voto de la iglesia al llamar a un pastor debe ser unánime, o si no, la gran mayoría,
para asegurar al pastor que él no va a enfrentarse con mucha oposición. Es importante
que sea suficiente tiempo para ambos, el candidato y la iglesia, a conocerse bien. El
candidato debe tener la seguridad de que la iglesia va a cooperar con él y ayudarle en
llevar a cabo su ministerio. La iglesia también debe estar segura de que el candidato va
a ser un pastor que pueden respetar y amar.
(4). El sueldo debe ser adecuado para sus necesidades y de conforme con lo que la
congregación es capaz de ofrecer. Se espera que el pastor viva sobre un nivel
económico más o menos igual al promedio de los hermanos de la iglesia. Se debe
evitar, si es posible, hacer una ofrenda como sueldo porque entonces él quedará a la
misericordia de la gente y los miembros quedan libre de cumplir con su deber. El Nuevo
Testamento declara que el "obrero es digno de su salario." (Lucas 10:7) Mejor es
aceptar un sueldo fijo que la promesa de ofrendas de vez en cuando.
Un verdadero pastor siempre está dispuesto tomar en cuenta las circunstancias de los
cristianos de la iglesia. Si hay pobreza o desempleo, el debe estar dispuesto a sufrir con
ellos con un buen espíritu. Un pastor debe poner el mayor ejemplo de acomodarse a sus
circunstancias sin rezongarse.
(5). Los acuerdos entre el pastor y la iglesia deben estar bien aclarados y definidos. Tal
vez no sería necesario que cada detalle esté escrito pero los asuntos principales sí. Esto
promueve la armonía u evita desacuerdos. Cuando una iglesia extiende una invitación al
candidato deben hacerlo junto con algo escrito que declara lo que la iglesia está
dispuesto ofrecerle. Entre los asuntos deben estar los siguientes:
(6). En toda relación con la iglesia, el pastor debe esforzarse a quedarse digno de alto
respeto de la gente. El no debe buscar el llamamiento de una iglesia como un político. A
sí mismo, si una iglesia extiende un llamamiento a un candidato él jamás debe
rechazarlo de tal forma que indique que él piensa que es digno de un puesto más alto.
También si él está considerado por una iglesia, y luego es rechazado, no debe
ofenderse, sino tomarlo como una indicación de que no era la voluntad de Dios.
II. Obligaciones que se debe aceptar al llegar a ser pastor de una iglesia.
(1). Que el pastor está de acuerdo con la doctrina y práctica de la iglesia y está
dispuesto enseñar y defenderlas. Es el deber del pastor enseñar y obrar de acuerdo con
la enseñanza bíblica. Si él no está convencido que la enseñanza y práctica de la iglesia
no está de acuerdo con la Biblia él está afuera de lugar para ocupar el púlpito de aquella
iglesia. Si él cambia sus creencias en cuanto a doctrina y práctica mientras que está
sirviendo una iglesia es su deber renunciar su puesto porque no puede seguir
cumpliendo con el pacto que tenía con la iglesia al principio. Es hipocresía aceptar el
cargo de ser pastor de una iglesia con la intención de cambiar la doctrina o práctica de la
iglesia. De igual manera es injusto quedarse en el cargo de la iglesia si no puede
defender y enseñar la doctrina y práctica de la iglesia.
(2). Se toma por sentado también que el pastor se encarga del bienestar espiritual de
los de la iglesia como un cargo sagrado de Cristo. Si es así, él se dedicará a obrar y orar
por su salvación. La obra maestra de su vida, a la cual todas sus aptitudes y todo su ser
serán dedicados, será para la salvación de almas y la edificación de la iglesia. Si él
acepta el cargo por un sueldo que ofrece o por la fama que puede brindarle, o pensando
que será un escalón a una posición más exaltada, él es un falso. Si, mientras que sirve
como pastor de la iglesia, él se permite ocuparse en otros intereses que quitan su
energía del cargo sagrado, él será culpable de infidelidad.
(3). Se entiende también que él quedará fiel a su cargo de ser pastor del rebaño, no
importa si la iglesia sufre adversidad o disfruta de prosperidad. Nuestro Señor, en Juan
10:11-12, hace fidelidad al rebaño la prueba del buen pastor. "Yo soy el buen pastor: el
buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor de quien
no son propias las ovejas, ve venir el lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las
ovejas y las dispersa." Cuando una iglesia pasa por angustias, no es indicación de que
ya es tiempo para el pastor despedirse de ella. Al contrario, puede ser aun más razón
por la cual quedarse. No será un buen pastor, aquel que abandona al rebaño cuando
está en adversidad o peligro.
III. Ordenación
Conforme al Nuevo Testamento, sabemos que los oficiales de una iglesia están
elegidos de entre sus miembros. Por eso, ninguna iglesia tiene derecho a ordenar a uno
que no es miembro de la iglesia. Por eso, si un pastor acepta el cargo de ser pastor de
una iglesia, entre las primeras cosas que él debe hacer es poner su membresía en la
iglesia.
Cuando el concilio se reúne, una de las primeras cosas en la reunión debe ser el de
escuchar el testimonio del joven pastor. Incluido en su testimonio debe ser un relato de
su salvación y su llamamiento al ministerio. Después él debe presentar un discurso
sobre sus creencias. Normalmente él entrega un bosquejo escrito de sus doctrinas.
Después de su discurso, el que fue elegido a dirigir la reunión preguntará el concilio si
ellos tienen preguntas que quieren hacer al candidato. Él debe estar preparado contestar
las preguntas de la mejor manera.
Al final el concilio se despide del candidato para consultar el uno con el otro y votar si es
prudente aprobarle para el ministerio. Muchas veces la iglesia ya está preparada para
proceder con las formalidades de la ordenación de manera inmediata. Algunos piensan,
razonablemente, que la ordenación formal debe ser en otra ocasión por si acaso él no
queda aprobado por el concilio.
La ordenación es un momento solemne en la vida de un pastor. Por eso, debe ser hecho
después de mucha oración y observación del candidato. Constituye un compromiso por
parte de ambos, la iglesia y el candidato. La iglesia se compromete a apoyarle y
animarle. El joven pastor sentirá aún más la obligación de quedarse fiel al cargo sagrado
que le fue dado. "No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía
con la imposición de las manos del presbiterio." (I Tim. 4:14)
3. Mencione las obligaciones que usted acepta al llegar a ser pastor de una iglesia.
La Adoración Pública
Un tema en particular.
Cada reunión debe tener un tema en particular y todo debe girar alrededor de él. Puede
ser que asisten a la reunión no estarán conscientes del tema pero todo, los himnos, la
oración y el mensaje deben contribuir a la iluminación del tema. No se debe incluir algo
que desviará la atención de la gente del tema. Al terminar la reunión todos deben salir
pensando sobre el tema. Normalmente es el mensaje que se va a determinar el tema.
Atención sostenida.
La meta del pastor debe ser el de ganar cada vez más la atención de la gente hasta la
culminación con la invitación. El no hacerlo puede ser por causa de:
La falta de preparación. Resulta en una reunión aburrida. En la edad moderna es más
difícil mantener la atención de la gente.
Un estilo defectivo y monótono no mantiene la atención de la gente. El único remedio
por esto es entrenarse a ser más elocuente.
Es muy difícil predicar más de 30 minutos sin perder la atención de la gente. Por eso, es
de suma importancia saber bien lo que quiere decir y elegir con cuidado sus palabras
para aprovechar a lo máximo los 30 minutos.
El pastor debe descansar bien antes de la reunión. Él no debe dejar la preparación del
sermón hasta el último momento. El descanso adecuado deja su cuerpo y mente a la
cumbre de su capacidad. Algunos de los predicadores exitosos dejan el sábado para
descansar y recrearse para tener mayor fuerza el domingo.
C. Impacto espiritual.
El espíritu y la manera de ser del pastor en el púlpito tiene mucho que ver con la
cualidad de la reunión. Si él es devoto, reverente y consciente de que está en la casa de
Dios, él va a influir a los demás a tener la misma actitud. La reunión tendrá el espíritu del
líder. Por eso, yo sugiero:
A. El pastor debe evitar una manera descuidada en el púlpito. Tal manera puede
manifestarse en su postura, su manera de manejar el himnario y la Biblia y en general
en la actitud que dice: "¿qué me importa?" Otra falta es la de ser mecánico y artificial. Si
él es rígido y formal, la gente no se siente cómoda. Para evitar esto es imprescindible
que el pastor este serio pero, a su vez, relajado.
C. En tanto sea posible, el pastor debe tener bien en mente los anuncios para que no
sea necesario consultar con otros en la congregación durante la reunión. Los anuncios
deben ser lo más breve y claro posible. Los anuncios son necesarios, pero a su vez, son
un desvío del tema principal de la reunión. El pastor que tiene
un espíritu devoto y reverente durante la reunión de adoración dejará la congregación
consciente de que están en un lugar sagrado y que es un tiempo solemne.
El pastor debe reservar para sí el derecho elegir, o por lo menos el privilegio aprobar la
música cantada por el coro. Así él puede asegurarse de que el tema de la música
concuerda con el tema de la reunión. También debe elegir los himnos antes de la
reunión. Si él tiene un director de música inexperto primero debe consultar con él antes
de la reunión para estar seguro de que sabe dirigir los himnos elegidos. Un pastor nuevo
debe estar consciente de que es posible que la congregación no estará acostumbrado
cantar todos los himnos que él conoce. Le conviene hacer una lista de himnos conocidos
por la congregación y cada tanto enseñar unos nuevos.
La porción debe estar en armonía con el mensaje pero no es necesario que sea el texto
del mensaje. Puede ser que va a usar más de una porción de las Escrituras para aclarar
el mensaje.
La selección debe prestarse a la adoración. Debe ser obvio que si una de las
selecciones es de Levítico y este trata acerca de los leprosos y otra de las selecciones
se trata de las genealogías, no será adecuado.
Si es la costumbre leer una porción del Antiguo Testamento y también del Nuevo
Testamento es importante que ambos sean sobre el mismo tema o que sea armonía
entre las dos. Lo bueno de esto es que manifiesta la armonía de la Biblia en todas sus
partes.
No se debe leer una porción tan corta que es incompleta. El de leer poco puede indicar
que el pastor piensa que lo que él va a decir es de más importancia que las Escrituras.
El tiempo dedicado a la lectura de la Biblia debe ser lo suficiente para indicar que la
Palabra de Dios es de suprema importancia. No debe ser tan larga que la gente se
cansa de escuchar ni tan corta que menosprecia su importancia.
B. La manera de leer:
Muchas veces la Biblia no está bien leída en el púlpito. Muchos pastores fracasan en
esto. No se puede leer bien la Biblia sin prepararse bien para la reunión. El leer la Biblia
con la expresión debida es el mejor comentario sobre las Escrituras. Ningún pastor debe
ser negligente en esto. Los siguientes consejos van a ayudar.
Hace falta estudiar la porción con cuidado para saber bien su sentido. Sin hacerlo,
puede ser que el énfasis estará mal puesto y su verdad obscurecida.
Se debe estudiarla lo suficiente para que la mente capte bien sus pensamientos.
En algunos casos hay hábitos malos en la lectura. Un pastor debe pedir corrección y
esforzarse a superar sus malos hábitos
Hay pocos que son capaces de hacerlo bien. El pastor Spurgeon tenía el don de hacerlo
pero, para los demás, es mejor no intentar exponer la Escritura de esta manera. Es
mejor leer la Biblia de la forma más clara y elocuente posible y dejar la exposición para
el mensaje.
La oración pública
La forma de hacerla. Por regla general no debe ser escrita. Las formas literarias se debe
rechazar por las siguientes razones.
No se encuentran ni un solo ejemplo en las Escrituras. Tenían lugar en las iglesias como
resultado de la corrupción de la adoración.
B. La oración, que sale en el momento, de la mente y corazón del orador no es, en todo
sentido, sin previo pensamiento. La mente, si es posible, debe estar ocupado en meditar
sobre las peticiones apropiadas. Muy a menudo el pastor está tan apurado en empezar
con su mensaje que deja para la oración lo que sale de su boca en el momento. C. Las
peticiones. Las peticiones de la oración deben nacer de las siguientes fuentes.
Ten cuidado de lo que dice de personas o familias en la oración. Si están pasando por
un mal momento está bien orar por ellos. Jamás debemos aprovecharnos de la oración
pública para elogiar o criticar a alguien. Tampoco es un tiempo apropiado para
amonestar o retar a la congregación. La oración es, en especial, para el oído de Dios y
no de los hombres.
La adoración pública no debe ser en forma de enseñanza doctrinal. No nos toca enseñar
a Dios. La oración no es un sermón. Es el derrame de nuestro corazón a Dios. No es
que los oyentes no pueden aprender de la oración pero nuestra meta jamás debe ser el
de enseñar algo.
El orden de la oración El hacer las cosas en orden tiene ventajas. Es concentrar en una
cosa a la vez. Ayuda a la memoria si tocamos a un tema a la vez. Una oración falta de
orden, y no es muy eficaz, si los temas saltan a la mente en el momento. Sugerimos el
siguiente orden en la oración pública: invocación, adoración, agradecimiento, confesión
petición y intercesión. La invocación reconoce la necesidad de la ayuda del Espíritu
Santo. En la adoración celebramos el carácter, perfección y las obras de Dios.
Agradecemos a Dios por su misericordia y provisión por nuestras necesidades.
Confesamos que no somos dignos de su gran bondad y pedimos perdón por nuestros
pecados. Levantamos nuestras peticiones a Dios e imploramos su intervención.
Debemos pedir a Dios que supla nuestras necesidades tanto físicas como espirituales.
La intercesión se trata en especial de la oración por las personas de la congregación o
conocidos de ellos. Entre ellos sería los que han sufrido la pérdida de un ser querido, los
enfermos y internados, otras iglesias, misioneros y gobernantes. Normalmente la mayor
parte de la oración consiste de peticiones.
Por supuesto, debemos cambiar el orden de la oración cada tanto para evitar rutina. La
invocación siempre será primero, pero se puede intercambiar los demás elementos. El
pastor debe meditar de ante mano sobre lo que debe estar incluido en la oración. Aún
así es más probable que se olvidará de algo y otras cosas serán añadidas que saltan a
la mente en el momento.
A. La manera de orar. La manera de orar no tiene menos importancia que la manera de
predicar. Ofrezco las siguientes sugerencias en cuanto a la manera de orar.
El tono de la voz debe ser la expresión natural de súplica. Se debe evitar las siguientes
fallas. Un tono bullicioso y fatigado. Un tono arrogante y autoritario es irreverente. Un
tono lloriqueo implica que uno está quejándose de Dios. A veces estos tonos
desagradables resultan de una cabeza fuera de su posición normal. Puede ser por mirar
demasiado hacía arria o hacía al piso y así uno tiene que esforzar la voz para hablar.
Dolencias de la garganta entre predicadores a veces resultan de usar mal las cuerdas
vocales en la oración. Tenemos que tener cuidado de no abusar las cuerdas vocales ni
orar en un tono que no sea natural.
Es obvio que, en la adoración pública, el espíritu llevado por adelante por la influencia
divina va más allá que reglas humanas. Tenemos que tomar en cuenta que las
peculiaridades mentales y espirituales del hombre así como en la predicación van a
moldear su manera y a veces esto justifica lo que en otro sería ofensivo. El cumplir bien
esta parte de la adoración es de suma importancia. Demasiado a menudo los pastores
son negligentes en esto. Por eso, le conviene al pastor revisar sus oraciones públicas
para detectar sus defectos. Le conviene al joven pastor pedir ayuda de alguno de
confianza en la congregación a informarle de sus defectos y darle consejo en cuanto a
maneras de mejorar su oración pública. Al saber sus defectos, hace falta auto disciplina
para corregir lo que está acostumbrado hacer mal. Un joven es más capaz de corregir
defectos que un hombre mayor pero, sea un hombre joven o mayor, debe esforzarse
hacer mejor lo que es una parte importante en la adoración pública de la iglesia.
La predicación
Cristo es el tema predominante en el púlpito. Todos los demás temas giran alrededor de
este. El Apóstol Pablo dijo; Nosotros predicamos a Cristo." (I Cor. 1:23) Él dice que el
mensaje del ministerio es; "Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo,
no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la
palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si
Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo; reconciliáos con
Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él." (II Cor. 5:19-21)
Toda la verdad predicada, no importa cual ancho sea el rango de sus temas, tiene una
relación vital a Cristo, y ningún tema es digno de ser tocado en el púlpito si no se puede
terminar por hablar de Cristo. Los temas de la predicación han sido iguales en todas las
edades. El corazón humano, en su decadencia y necesidades, no cambie a través de los
años y el remedio de Dios, el evangelio, es siempre lo mismo. Los hombres, las
doctrinas, los deberes, las promesas y las amenazas de la Biblia son los temas
apropiados para el púlpito. No hace falta ningún tema que no se encuentra en la Palabra
de Dios. Los predicadores eficaces en todas las edades han adquirido a las mismas
grandes verdades. Lo que ha sido distinto ha sido su manera de ilustrar y aplicarlas. Las
peculiaridades del predicador y las circunstancias de su tiempo modifican la forma de
presentarlos pero los temas de sus mensajes no han cambiado
Sermones
El evangelio brinda una fuente inagotable de temas. Cada pastor debe ser cuidadoso en
asegurarse que hay variación en sus temas e ilustraciones. Las siguientes son
sugerencias en tener variación.
Una relación personal para con Dios es de suma importancia. Todos los corazones son
iguales en su naturaleza básica y él que está bien al tanto con su propio corazón es más
capaz de entender los corazones de los demás. El poder del pastor depende en gran
parte en su conocimiento de la influencia que el evangelio tiene sobre el corazón. Hace
falta de más que un conocimiento de la naturaleza humana. Esto se puede sacar por
estudios de Shakespeare y libros de ficción. Hace falta conocimiento del alma humana
bajo el poder del pecado o la influencia del Espíritu Santo.
Debemos tener el hábito de leer libros que se tratan de temas espirituales. Así vamos
alimentando nuestra fuente de material.
Ten cuidado de parcialidad. Cada pastor tiene sus temas favoritos. Hay peligro de
ocuparse demasiado en una verdad o una clase de verdades. El hacerlo puede torcer el
sentido del evangelio. Por eso, debemos esforzarnos a tocar todos los grandes temas de
la Biblia. Así sus oyentes pueden ver cada doctrina en su justa relación para con las
demás. Es posible predicar la pura verdad de tal forma que es casi error.
En tanto que sea posible, debemos evitar el presentar temas en forma polémica.
Semejante forma de predicar deja sus oyentes con una actitud antagónica. A veces hace
falta la polémica si predicamos sobre una doctrina que está siendo criticada pero, por
regla general, es mejor evitar la polémica en la predicación.
Sobre todo, debemos evitar una forma formal y aburrida. Sus oyentes no lo van a
escuchar. Un sermón no es una disertación teológica. Es nuestro deber satisfacer almas
hambrientas. Juan Newton dijo que debemos saber distinguir ente carne y huesos.
Debemos enseñar con claridad los principios espirituales por los cuales se puede
distinguir entre experiencias verdaderas y falsas. Una falta muy común es la de declarar
que tal o tal cosa está mal y prohibida para un creyente sin explicar porque. Así no
compartimos con el creyente el principio por el cual él mismo puede discernir.
No debemos asumir que el mismo molde sirve pare cada experiencia. Lo que es una
experiencia emocional para una persona no es para todos. La naturaleza emocional no
es igual para todos. Depende también de la edad y la madurez de la persona.
Casi no hace falta hacer mención del hecho de que no debemos hablar mucho de
nuestra propia experiencia. Es llamar atención a sí mismo y no dirigir a la gente a la
regla divina de la Palabra de Dios.
Sugerimos lo siguiente:
Cuando presentamos un deber debemos explicar claramente la base para que todos
sepan porque es nuestro deber y las consecuencias de no cumplir con él. Así
despertamos la consciencia y la mente estará iluminada. Nadie permanece en
obediencia si él no está plenamente convencido y comprende la base de la obligación, y
los principios morales que exigen su cumplimiento. Un reconocimiento claro de la base
de su deber sirve para purificar y mejorar el carácter. Nuestra meta debe ser el
entrenamiento de un principio ético en la consciencia y no meramente la obediencia
ciega.
Los motivos por cumplir con nuestro deber no deben ser legalistas sino que deben fluir
de la relación que el creyente tiene para con Cristo. El motivo por obedecer debe ser
más bien el amor y no tanto el temor.
La impotencia del creyente que obra únicamente por el impulso de temor y legalismo se
manifiesta con viveza por la experiencia del Apóstol Pablo en Romanos capítulo siete. Él
describe la lucha infructífera para alcanzar lo bueno cuando su impulso era el
cumplimiento de la ley. El quedó derrotado en desesperación. Únicamente Cristo y fe en
él nos da la victoria sobre el pecado. El anhelo del creyente debe ser el llegar a la
"medida de la estatura de la plenitud de Cristo." (Efesios 4:13) Debe ser posible decir;
"El amor de Cristo nos constriñe." (II Cor. 5:14) La verdadera vida cristiana es el flujo de
gratitud, adoración y amor. Los motivos extraídos de la relación del alma con él son el
impulso del corazón cristiano y tienen el poder para mantenernos perpetuamente en la
santidad.
Esto requiere que el pastor sea fiel en una clara presentación de los deberes y una
oposición, sin miedo, del pecado. Raras veces es sabio usar el estilo de denuncia. La
verdadera voluntad se manifiesta, no tanto en la manera sino más bien en la materia del
sermón. Consiste en la explicación clara y con denuedo de los pecados y errores más
comunes. En hacerlo no debe ser una falta de verdadera denuedo en la manera pero de
tal forma que todos estén persuadidos de su maldad. Así se acepta la verdad sin
provocar el enojo.
En tanto que sea posible, el tema debe relacionarse a la vida cotidiana de la gente. Esto
requiere una relación íntima entre la vida del pastor y la vida actual de la gente. Un
hombre solitario es capaz de malgastar mucho tiempo en el púlpito predicando sobre
temas que no tocan la experiencia verdadera y las vidas de sus oyentes.
Se debe elegir los temas con mucha oración y la búsqueda de la dirección divina. No
hay nadie que sabe mejor que Dios las necesidades de la gente. Cuando elegimos un
tema de esta manera podemos predicar con autoridad porque sabemos que es un
mensaje de Dios. Un sermón debe desarrollar en el alma del pastor y estar lleno de vida
y poder como una obra del Espíritu Santo. Cuando brota de esta fuente llega a ser un
mensaje divino, tal cual debe estar entregado por un embajador de Cristo.
La exposición
Este método de predicar no ha sido empleado mucho en estos últimos años. Tal vez la
razón para esto es doble. En parte es porque el mensaje no es lo más fácil de preparar.
Por otra parte, es porque la Biblia no está leída con gran regularidad y no hay tanto
interés en saber lo que la Biblia dice. Sin embargo, la exposición tiene ventajas para
ambos, el pastor y el pueblo, que van más allá de otras formas.
Este método promueve un estudio exegético y un, cada vez más amplio, conocimiento
de las Escrituras. El proceso nos enriquece con un rango cada vez más amplio de
conocimiento bíblico y teológico. También nos guarda de la monotonía. En vez de repetir
hasta el cansancio, el predicador es cada vez más rico y variado en su rango de
pensamientos e ilustraciones. Contribuye también a más familiaridad con las maneras
bíblicas de pensar y expresarse y le da más fuerza y simplicidad en comunicar con el
corazón cristiano. Además conduce el alma del predicador a una comunión viviente con
el espíritu de la Biblia y contribuye a su propio bienestar espiritual.
Es obvio que tal método de predicar va a ayudar en eliminar las dudas y dificultades que
la gente tiene hoy en día con la Biblia. Así el predicador puede plantar delante de la
gente el resultado de estudios modernos en la historia, arqueología y geografía que han
iluminado, confirmado y verificado la Biblia. Tal método también desarrolla principios
sanos de la interpretación y sirven para educar a la gente en la manera debida de leer e
interpretar la Biblia. Así la Biblia llega a ser de más alto valor para ellos.
Otra ventaja es que los creyentes están más acostumbrados a apoyar su fe, no tanto en
proclamaciones del púlpito o dogmas de la iglesia, sino en la Palabra de Dios. El
predicador que es negligente en exponer la Biblia en el púlpito está negando de la gente
la riqueza en sumo grado de la verdad divina. Él deja una gran parte de la Biblia a ser un
libro sellado. En el púlpito debemos presentar las riquezas de las Escrituras que viene
en forma de tipos, poesía, profecía, parábolas y epístolas. El resultado inevitable de no
hacerlo es la ausencia de profundidad y integridad en la vida cristiana de la gente en
nuestras iglesias.
El pastor debe elegir porciones de la Biblia que facilitan una explicación inteligente a la
congregación de varias niveles de madurez y educación. Las visiones simbólicas de
Ezequiel o Apocalipsis sirven para despertar interés, pero normalmente van a ser
difíciles mantener la atención de la gente por un largo lapso de tiempo.
Hace falta dividir la porción en sectores, cada uno suficiente grande por un sermón.
Cada sector debe tener un tema específico. Esto da unidad al discurso. Por ejemplo, el
primer capítulo del sermón del monte se puede dividir así:
Las primeros tres divisiones y los cuatro puntos debajo del cuarto son bastante amplios
que cada uno puede servir por un sermón con un tema definido. Se puede dividir así una
gran parte de las Escrituras. Así el predicador no falta de unidad en sus discursos.
Debemos desarrollar el tema general por explicar cada parte del pasaje. Así podemos
poner a manifieste la verdad especial que el Espíritu Santo presenta en la porción. Toma
por ejemplo Romanos 5:1-11. Aquí, envuelto en el argumento del Apóstol, el tema
general es "los efectos del creyente través de la justificación por fe" Estos efectos son:
Los puntos distintos del pasaje contribuyen al desarrollo e ilustración del tema principal e
indican la dirección y método de la exposición.
Cuesta más preparar un buen sermón exposicional pero es de mucho más valor. No se
debe intentar predicar un sermón exposicional sin esmerada preparación. Si lo hace a
medio será un fracaso. La meta del predicador debe ser tener éxito en todo, incluso el
de predicar sermones exposicionales. El gran poder en el púlpito de destacados
predicadores del pasado como Crisóstomo, Agustino, Lutero y Calvino fue dado a sus
predicaciones exposicionales.
3. Mencione las razones por las cuales una persona puede perder la atención en el
mensaje.
4. ¿Cuál es la finalidad de la adoración?
El éxito del pastor depende en gran parte en la eficacia de reuniones sociales. Hace falta
discreción y atención en conducirlas bien. En estas ocasiones el pastor tiene
oportunidades para aplicar personalmente el sermón y también aclarar lo que no fue
bien entendido. El pastor que se dedica únicamente a su obra en el púlpito y descuida
su relación personal puede ser un buen predicador pero como pastor es un fracaso.
I. La reunión de oración.
En cuanto a estas propongo las siguientes sugerencias.
Normalmente el pastor debe conducirlas si son reuniones para toda la iglesia. Él, más
que nadie, debe estar al tanto con las necesidades de la congregación. Además, la
instrucción y espíritu de la reunión de oración debe estar en armonía con la instrucción
del púlpito. Si la reunión es para un sector de la iglesia, sea los jóvenes o las mujeres,
puede ser mejor que otro la conduzca.
Sea breve en sus palabras y anime a los demás en lo mismo, sea, en sus oraciones,
peticiones o en las canciones. Su mensaje devocional al comenzar debe sugerir un
espíritu de adoración y caridad por las necesidades de los demás.
Debemos tratar de evitar monotonía en las reuniones. Para tener variedad, una reunión
puede ser en especial agradecimiento y adoración, otra para los enfermos, otra para los
ministerios de la iglesia, etc. Si es obvio que el pensamiento y la preocupación de los
demás no embarca el tema elegido debemos estar prontos en cambiar para seguir el
canal de los demás. Si hay una pausa el pastor debe estar listo con una porción de las
Escrituras o tal vez pedir que uno que está presente comparte una bendición especial
que ha recibido o una necesidad especial que tiene en este momento. Un pastor con
una relación personal con su iglesia debe estar preparado para conducir la reunión de tal
forma que todos pueden compartir algo de su estado de ánimo. Así todos pueden
compartir gozos y cargas.
Si el salón no está lleno anime a la gente a sentarse juntos y lo más adelante posible.
No es una reunión social si la gente está esparcida por todas partes del salón. Nos
conviene también preocuparnos por la temperatura y ventilación del ambiente. Si no, la
reunión puede ser un fracaso por razones físicas a pesar del gran esfuerzo del pastor y
los hermanos presentes. El preocuparse por el ambiente es dar atención a las leyes
físicas de Dios. Ningún pastor debe ser negligente en prestar atención a ellas. La
reunión de oración debe ser una reunión social. Debemos eliminar toda formalidad,
frialdad y rutina. Hágala alegre con un ambiente familiar. Es una reunión de los hijos de
Dios. Así, ambos jóvenes y ancianos van a estar atraídos y sentirán libertad en
participar.
(Nota del traductor: Algunas iglesias tienen lo que se llama "los pactos y convenios de la
iglesia." El autor de este libro propone que cada tanto la iglesia debe reunirse con el solo
fin de reflexionar sobre el convenio de fidelidad y comprometerse de nuevo a ellos.
Puede ser que hay mérito en semejante reunión pero, desde que no es la costumbre de
hacerlo hoy día pienso que no vale la pena traducir este sector.)
(Anteriormente era costumbre en las iglesias tener una reunión cada semana con el solo
fin de dar a los hermanos una oportunidad hacer preguntas y buscar más iluminación
sobre verdades espirituales.) La reunión de iluminación debe estar incluida en la obra
del pastor. A través de ella el pastor y la gente están más acostumbrados a esperar
resultados de la predicación y enseñanza.
En cada buena iglesia hay gente que tienen preguntas y dudas. Muchas veces hace
falta tacto y sabiduría para animar que la gente se exprese. Muchos pastores no están
conscientes del gran estorbo que la ignorancia y dudas son a la obra del Espíritu Santo
en la vida de la gente. Doy las siguientes sugerencias.
Si la reunión de iluminación no es en el día del Señor debe ser poco después. Así los
que asistieron la predicación pueden hacer preguntas que saltaron con resultado de la
predicación antes de que son olvidadas. Algunos pastores tienen una reunión de oración
e iluminación después de la reunión de oración vespertina. A veces esto ha sido eficaz,
especialmente para los que no son salvos y no están seguros de lo que precisa para ser
salvo.
Debemos animar a los creyentes traer a la reunión de iluminación a los que están
buscando la verdad. En iglesias donde la reunión de iluminación no es la costumbre
puede ser que será difícil empezarla, pero una vez que llega a ser costumbre llevará
mucho fruto.
El pastor debe ser claro y fiel en tratarse con los que tienen preguntas. Si no, ellos
pueden quedarse con dudas o tomar una decisión sin ser sincero. No es suficiente
decirle no más que tiene que buscar a Cristo. Hay que explicar claramente lo que
significa y la manera de hacerlo. Hágale preguntas para asegurarse que él está
arrepentido por sus pecados y que está dispuesto echarse solamente y totalmente sobre
la misericordia de Dios.
El pastor debe estar preparado para la reunión de iluminación con oración y versículos
de la Biblia para contestar las preguntas que muy a menudo la gente hace. Le conviene
también tener en mente ilustraciones simples sobre el arrepentimiento y la fe.
Cuando hablamos con alguien personalmente debemos asegurarle que lo que él dice
será guardado en privado entre ustedes dos. Si la gente sabe que usted no es fiel en
guardar secretos tendrán temor en acercarse en busca de consejo. Por regla general, es
sabio desanimar a la gente de buscar consejo de varias personas. Así ellos no se
quedan confundidos.
Por último, es obvio que el éxito de la reunión depende del tacto del pastor. Es
imprescindible que él sea muy accesible con claridad para la gente.
Sugerencias:
El tiempo dado a tales reuniones debe ser adecuado para hacer muchas preguntas al
candidato para asegurar que llena los requisitos de la membresía. Si es un joven o
menor ustedes deben consultar también con sus padres para estar seguro que ellos
están de acuerdo.
Los oficiales son el equipo del pastor. Debemos compartir con ellos la responsabilidad
del labor de cuidar por el bienestar de los hermanos. El pastor que sabe compartir
responsabilidades con su equipo está aliviado de muchos cargos que el no tiene que
llevar. A su vez, él puede llevar a cabo una supervisión mejor del bienestar de la iglesia.
Ningún pastor es capaz de cumplir con todo. El pastor que consulta con los oficiales no
está tan inclinado a equivocarse. A su vez, los oficiales disfrutan del gozo de compartir
algo también al bienestar de la iglesia.
Debemos tener una reunión regularmente, sea una vez por mes o cada dos meses.
Cada oficial debe estar invitado y animado a compartir en el consejo y responsabilidad.
De ante mano se debe preparar un borrador de los asuntos que vamos a presentarle a
ellos. Así no habrá mucha pérdida de tiempo.
Después de abrir la reunión con oración se debe leer la lista de los miembros de la
iglesia. Si hay miembros con necesidades especiales se debe elegir uno o más de los
oficiales a preocuparse en ayudar tales miembros en tanto que sea posible. Si hacemos
esto fielmente es posible evitar mucho de la disciplina pública y la vida de la iglesia será
más feliz y tranquila.
El pastor es (ex oficio) el presidente o sea el que conduce las reuniones de la iglesia.
Las siguientes citas de la Biblia indican que el pastor debe presidir en las reuniones de
la iglesia. I Tes. 5:12, I Tim. 3:4-5, Heb. 13:17 El pastor debe estar al tanto con la
manera debida de conducir una reunión de negocios pero en su aplicación el no debe
hacerlo de tal forma que parece que se expone a sí mismo como un administrador
profesional. Debemos conducir la reunión de una forma informal sin mirar por alto las
reglas. Así los hermanos se sentirán cómodos e inclinados expresar sus opiniones y
sentimientos.
En tanto que sea posible, debemos buscar unanimidad en las decisiones pero cuando
no podemos alcanzarla debemos aceptar la decisión de la mayoría. En cuanto a la
aceptación de nuevos miembros la decisión debe ser unánime, especialmente con
relación a su carácter cristiano. Si no, la iglesia va a tener miembros con los cuales
algunos no quieren tener comunión. Por regla general, es posible evitar semejantes
casos por tener cuidado en examinar los candidatos. Si el pastor anticipa tal problema
sería prudente desanimar el candidato presentarse delante de la iglesia. Así él puede
proteger el candidato de la vergüenza y a la iglesia de discordia.
Anima a todos los miembros asistir la reunión y trate de mantener un ambiente espiritual.
A veces hay mal espíritu en una iglesia porque un miembro tuvo que ser disciplinado
cuando algunos pocos miembros estaban presentes en la reunión. Cuando es así, no
todos comparten la decisión. En tanto que sea posible, decisiones como, elegir un
pastor, disciplinar o expulsar un miembro debe ser la decisión del cuerpo entero.
5. Mencione los aspectos más importantes en una reunión para aceptar nuevos
miembros.
Sobre todo, mientras que ore por sabiduría y poder en la libertad de palabras para
predicar sobre la salvación en el sermón, también debe pedir sabiduría y poder en el uso
del símbolo para declarar la verdad imprescindible en la ordenanza. Aquel ayudante
divino, cuya presencia nos sentimos en el púlpito, estará con nosotros también en las
aguas del bautismo.
Tomar el pan, dar gracias, pronunciar las palabras de la ordenanza, romper el pan y
repartirlo a los reunidos.
Tomar la copa, dar gracias, repetir las palabras de la ordenanza y prepare las copas.
Por regla general se termina la reunión por cantar un himno pero no podemos estar
seguros si esto era la costumbre de la iglesia primitiva. Siempre es apropiado hacerlo.
Debemos tener cuidado en seguir el orden bíblico porque, si no, desviamos la atención
de la gente de la ordenanza. En la oración debemos tener cuidado de usar palabras que
confundan la gente. No pida la bendición de Dios sobre la copa o el pan con palabras
que dan la impresión de que los elementos están cambiados milagrosamente. No
debemos decir nada que da razón a la gente quedarse con sus conceptos supersticiosos
de los elementos. No tenemos que llenar cada momento con palabrería. Es mejor dejar
momentos de silencio para la gente reflexionar sobre el gran sacrificio de Cristo. Que
calle el hombre mientras que Dios habla a través del símbolo. Esto llega a ser aun más
obvio si recordamos que la ordenanza consiste de dos parte – la presentación de los
símbolos del cuerpo y la sangre de Cristo y el acto de comer y beber como la aplicación
personal del participante. Administrado debidamente, la cena del Señor es una de los
más grandes esfuerzos de Dios en inspirar y purificar el corazón y elevar la vida de la
iglesia.
Ningún pastor puede disfrutar de todo el éxito posible sin tener comunión con la juventud.
Él debe ser el pastor de los niños y ser accesible y respetado por los jóvenes. Para ayudar
en esto, el pastor puede hacer una lista con los nombres de ellos y tratar de asociar cada
rostro con su nombre. Le conviene andar con tarjetas con versículos de la Biblia en su
bolsillo para darles a ellos como un obsequio de su amor. Los ministros más exitosos en
el día de hoy son los que están ocupados en una parte de la escuela dominical. De los
más destacados pastores ha sido escrito: "El venerable Dr. Tyng, como es bien conocido,
atribuye su gran éxito en gran parte a su atención infatigable personal a su escuela
dominical. Él nunca falta a su escuela dominical. El pastor S.H. Tyng siempre está
encargado de la clausura de la escuela dominical. A parte de esto, él conduce una reunión
los viernes a la noche para los maestros de sus cuatro escuelas distintas. Así él tiene
parte en alcanzar los 1200 niños enseñados por dichos maestros." "El Dr. Howard Crosby
enseña sobre la lección los miércoles a la tarde y predica a los niños los domingos a la
tarde." "Dr Ricardo Newton tiene una reputación, casi mundial como un predicador de
niños. Entre semana él enseña la lección a sus maestros, asiste fielmente a las reuniones
de sus maestros y predica muy a menudo a los niños." "El Dr. Juan Hall va a cada clase
los domingos a la mañana y personalmente estrecha la mano a cada maestro y niño. Cada
miércoles él enseña a una iglesia llena sobre la lección que será enseñada el domingo
siguiente. Al final del mes él va a cada clase y hace preguntas a los alumnos sobre la
materia que fue enseñada durante el mes. Cada mes o cada dos meses él tiene una
actividad social para sus maestros. Cada sábado a la tarde él enseña una clase bíblica
femenina en un salón lleno."A la verdad, estos son hombres únicos, pero ellos manifiestan
el maravilloso poder que el pastor puede tener por preocuparse por la juventud y por dirigir
la enseñanza de la Biblia entre ellos. La verdad es que la preparación de una clase de
escuela dominical con palabras bien entendidas y buenas ilustraciones es una buena
disciplina para la preparación de sermones para la congregación.
Sugerencias:
Debemos aprovechar y manifestar muy a menudo nuestro aprecio por lo importante que
la escuela dominical es en la iglesia. Debemos hacer mención de ella en nuestras
oraciones y también en las reuniones de oración. Anime a la gente a preocuparse por la
provisión de salones atractivos y adecuados y por los materiales necesarios. Si la
congregación se preocupa por la escuela dominical depende de que el pastor se preocupe
por ella en el púlpito.
Haga un esfuerzo para organizar a los mayores de la iglesia con clases bíblicas y unirlos
a la escuela dominical. Esto siempre es provechoso para la iglesia. Así los mayores van
aumentando su conocimiento bíblico y enriqueciendo su experiencia cristiana. El llevar a
la escuela dominical el apoyo de los mayores sirve también para retener a los jóvenes
cuando llegan a ser mayores.
El pastor debe tener mucha influencia sobre la escuela dominical. Si él tiene que predicar
dos veces el domingo a la mañana es mejor que él no sea el encargado de una clase ni
un maestro. El hacerlo va a quitar tanto de su esfuerza que no será capaz de predicar
bien el segundo sermón. Igualmente él debe estar presente para asistir a cada clase, cada
tanto, y decir algunas palabras y conocer personalmente a cada maestro.
Si es posible, el pastor debe reunirse semanalmente con los maestros para dar consejo,
y si es necesario repasar con ellos la lección que van a enseñar el domingo siguiente. El
pastor debe estar al tanto con los mejores métodos de conducir la escuela dominical. Si
él piensa que no hace falta repasar sobre le lección que van a enseñar, él puede
aprovechar la oportunidad para enseñarles algo sobre le educación cristiana. Entre las
materias provechosas serían
Geografía bíblica
Introducción a los libros de la Biblia
Doctrinas bíblicas
En caso de que él enseñe una clase puede ser provechoso invitar a los demás de la iglesia
a asistir a la clase y no únicamente a los maestros. Así otros pueden prepararse para
servir en la escuela dominical.
Tenga cuidado en cuanto a los libros que están puestos en la biblioteca de la escuela
dominical. Hay muchos buenos libros pero, a su vez, hay los que son despreciables y
otros dañinos. La biblioteca de la escuela dominical es poderosa en formar opiniones,
actitudes y hábitos e imparte conocimiento bíblico a la gente. Por eso, es de suma
importancia que los libros sean puros en sus contenidos doctrinales y sanos en cuanto a
lo moral y espiritual.
La reunión en conjunto de la escuela dominical será de mucho provecho si está bien
preparada. Debemos tener cuidado de excluir lo que es sensacional para atraer la gente,
no más. Un espíritu devocional siempre debe dominar. De vez en cuando sería
provechoso predicar un sermón en lugar de las clases. El sermón debe ser sobre el nivel
de todos, simple pero no niñería. Así los niños y jóvenes llegan a conocer mejor el pastor.
Por último, la cooperación del pastor con los que trabajan en la escuela dominical va a
confirmar a todos que la escuela dominical es una parte útil de la iglesia. Si todos están
convencidos de que la escuela dominical es de suma importancia ellos estarán más
inclinados a asistir a la escuela y ayudar en lo que pueden.
1. Mencione algunas cosas que pueden hacer que la Escuela Dominical sea de gran
impacto y éxito, tanto para los Maestros como para los niños.
La Visitación Pastoral
Pablo, cuando estaba en Éfeso, enseñaba públicamente y también casa por casa. En su
despedida final de los ancianos de Éfeso él les encargó diciendo, "Por tanto, velad,
acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con
lágrimas a cada uno." (Hechos 20:31)
El Dr. Cuyler, uno de los pastores más ocupados y más eficaces en Brooklyn, dice,
"Pastores jóvenes, tengan desde el principio la meta de ser pastores en todo sentido. Vaya
durante la semana a los que quieren que vengan a usted en el día del Señor. Ocúpese
cada mañana en estudiar libros. Por la tarde estudie puertas de casas y la naturaleza
humana. La gente le dará material para sus mejores sermones prácticos. Después de
hacer lo mejor posible el domingo vaya circulando entre su rebaño como Napoleón andaba
a caballo después de la batalla para saber donde pegaron en el blanco y quienes fueron
los lastimados."
El Dr. Taylor, del Tabernáculo Broadway en Nueva York, en una disertación a jóvenes
pastores dijo, "Ustedes van a ser un gran fracaso si son negligentes en visitar a los
de su congregación. El púlpito es su trono pero ningún trono es estable que no
apoya sobre el afecto de la gente. Para tener su afecto tendrán que visitarles en sus
casas. Había un tiempo cuando, para mí, la visitación era un trabajo penoso pero ha
llegado a ser mi gozo. Cuando estoy inclinado a estar deprimido me voy para visitar
mi rebaño. Es mi anhelo salvarles a ustedes de pasar como yo, por años de poco
gozo. No quiero que ustedes se equivoquen como yo."
El Dr. Juan Hall, en una disertación dada a un grupo parecido, dijo; "Debemos
asegurarnos de que nada nos impida la visitación pastoral. Es de suma importancia que
llegen a conocer la gente en sus hogares, y que la gente le conoca a usted. Los niños y
jóvenes deben conocerle. Los hombres deben conocerle. Únicamente así se puede
entender las necesidades básicas de la gente y adaptar su predicación a ellas. No
rezongue el tiempo dedicado a la visitación. Al conversar libremente con gente humilde
usted va a ensanchar su concepto de la naturaleza humana y escuchar testimonios que
le harán un hombre más útil en la obra de Dios."
El obispo Simpson, Al hablar de la timidez que muchos pastores jóvenes sienten en cuanto
a la visitación pastoral, nos relata lo siguiente de su experiencia. "Yo tenía mucho de esta
timidez al entrar al ministerio. A veces las palmas de mis manos ardían al pensar que
debía salir y hacer visitas. Sin embargo, sabía que tenía que ir. Era mi deber hacía a la
iglesia. Había prometido a Dios que iría. Como un soldado en el ejército avanza con
timidez pero con valentía hacia a la batalla, así yo también iba en nombre del Maestro.
Cuando era posible iba acompañado por un creyente que tenía experiencia. Yo hablaba
con la gente amablemente, tratando de sacar de ellos algo en cuanto a su relación para
con el Señor. Encontré muchos vagando y otros turbados. Intenté consolar a los
angustiados. Tales visitas me hicieron bien. Me ayudaron a compadecerme de la gente y
me dieron la oportunidad de abrir la Palabra de Dios con ellos. En una campaña de
avivamiento que tuvimos, cerca de 300 personas pasaron adelante. Casi todas las
personas eran las que yo había visitado y conocía personalmente sus angustias y, por
eso, podía conducirles al Cordero de Dios.
Entonces la visitación pastoral – este cuidado de las almas – es una parte esencial de la
obra del pastor. Ningún pastor cumple con la responsabilidad del cargo sagrado si es
negligente en hacer contactos personales con los miembros de su rebaño. Para cumplir
con este deber es obvio que no hay reglas universales que se puedan aplicar. Cada
hombre es distinto en sus características y manera de ser. Cada pastor tendrá mejor éxito
con su propio método. Las iglesias también son distintas en sus circunstancias y estilo de
vida. Un método que sirve para una iglesia no sirve para otra. Lo principal es que el pastor
tiene que tener comunión personal con los miembros de su congregación. Él debe tener
un plan fijo para hacerlo. Las sugerencias que doy entonces son generales y tienen que
ver únicamente con los límites de su deber y métodos de llevarlo a cabo y las ventajas de
hacerlo fielmente.
I. Los límites
En el horario del pastor, ¿cuánto tiempo debe ser dedicado a la visitación? Sin duda, el
púlpito debe ser superior. Allá el pastor está rodeado por su rebaño. Allá él esta puesto
delante del mundo como el embajador de Dios y el predicador de la Palabra de Dios y su
defensor. Ningún deber privado puede superar la dignidad y responsabilidad de esta gran
obra pública. Ninguna súplica de exigencias pastorales puede disculpar al pastor por ser
negligente en prepararse bien para servir detrás del púlpito. Esto es esencial y principal.
Sin embargo, el pastor debe planear visitar a cada familia y aun cada persona en la
congregación. En la mayoría de las iglesias no hay ninguna razón por la cual él no pueda
hacerlo, por lo menos una vez cada año. En algunas, sería posible hacerlo más a menudo.
Por tener un plan y por guardar tiempo en su horario es posible visitar una congregación
numerosa. Supongamos que, aparte de visitas de los enfermos y casos de emergencia,
el pastor hace 6 visitas cada semana. Parece ser pocas pero en tan solo seis meses él
puede visitar más de 150 familias. Por regla general, no hay tantas familias en una iglesia.
Debe ser posible cumplir con esto en dos o tres tardes por semana. Así el pastor se pone
en comunión personal con la gente de su congregación y añade algo a su predicación que
jamás puede añadir por estudiar. El Dr. Juan Hall dice; "Creo que un ministro, en buen
estado de salud y obrando normalmente, debe hacer algunas visitas por lo menos cinco
días cada semana. Yo lo he hecho por muchos meses. Pasando algunas horas cada día
así nos da ejercicio corporal, intelectual y moral Estudiamos mejor si lo hacemos."
A la verdad, hay puestos en la iglesia que, por la grandeza de la iglesia y las exigencias
de otros deberes, el pastor no puede hacer mucho más que visitar a los enfermos u otros
casos especiales. Es raro cuando es así y tales iglesias deben emplear un pastor socio
para que la visitación no sea descuidada. Si no es posible emplear un socio, debe ser que
algunos miembros de la iglesia puedan asumir la responsabilidad.
II. ¿Debe el pastor asumir la responsabilidad de visitar a los que no son miembros
de la congregación?
III. El método. No se puede sugerir ningún método que sirva para cualquier ministerio. Sin
embargo los siguientes son dignos de consideración.
El fin de las visitas del pastor debe ser el bienestar espiritual de la gente. Hay ocasiones
para visitas que son por cortesía y amistad pero casi siempre su fin debe ser el de ponerse
en contacto con la gente para saber de su experiencia cristiana y ayudarles en superar lo
que les impide de entregarse a Dios de todo corazón. El ministro que va de casa en casa
conversando únicamente sobre temas de interés mundial es negligente en cumplir con su
llamamiento y a los ojos del Maestro él es un fracaso en cuidar las almas entregadas a él.
La visita debe ser espiritual pero, a su vez, debe ser informal. Una cara larga y un estilo
formal no son conducentes a la conversación sobre temas espirituales. El pastor viene
como un amigo cristiano con un interés profundo en el bienestar espiritual de la familia. Al
tratar con sus almas él debe usar un estilo natural para tranquilizarlos y ganar su
confianza. Algunos pastores tienen algunas preguntas y exhortaciones que repiten en
cada visita. Un método tan rígido y no natural es falta de poder moral. Es un estilo formal
y profesional.
El hablar con la gente sobre su relación para con Dios es siempre delicado y demanda lo
mejor del pastor. Tiene que tocar el tema del pecado con firmeza pero en amor. El que
sabe hacerlo bien cambiará la actitud de la gente sin ofenderles. Debe hacerlo de tal forma
que esté seguro de tener una bienvenida cordial en su próxima visita.
El pastor no debe mirar por alto a ninguno en la casa. Empleados, niños y los mayores
deben compartir de su atención y sentir que les quiere. Debemos visitar ricos y pobres,
creyentes e inconversos. Por eso, es mejor tener un plan para su visitación. Así todos
sabrán que usted no tiene favoritos y, que cuando les toca a ellos, recibirán la misma
atención que los demás reciben.
Por regla general, la visita debe ser breve. Muchas veces las circunstancias controlan el
tiempo que se puede quedar. Si pasamos demasiado tiempo es casi seguro que
quedaremos hablando de temas de este mundo. A veces los desconsiderados piden que
el pastor venga de visita para quedar por medio día seguido para una comida grande.
Tenga cuidado de ceder a tales inoportunidades. Es dañino para su obra, quitar tiempo
de su estudio y no contribuye tanto al bienestar espiritual de la familia. Normalmente una
visita debe ser breve, simpática, y seguida por una oración por la familia. Así nos alcanza
tiempo para visitar a todos sin quitar el tiempo que necesitamos para otros deberes.
Una visita pastoral debe ser confidencial. No tenemos derecho de animar a la gente a que
comparta con nosotros cosas privadas y después salir a compartir el conocimiento nuevo
con todo el barrio. Es violar una confianza sagrada. De tal forma, muchos pastores han
destruido su influencia y cerrado la puerta a la confianza de la gente.
Sobre todo, el pastor debe recordar el interdicto; "Que instes a tiempo y fuera de tiempo."
(II Tim. 4:2) Debe aprovecharse de oportunidades, en el negocio, la oficina, el taller, la
estancia o al lado de la ruta. Por todos lados debe ser su anhelo guiar a la gente a Cristo.
Si él es prudente, va a tomar en cuenta los límites del tiempo y el ambiente pero no debe
perder ninguna oportunidad para hablar de Cristo. El cuidado del alma es la obra de su
vida. La salvación debe ser el tema, de continuo, de su conversación. Por regla general,
es mejor hablar con los inconversos cuando estamos a solas con ellos porque de esa
manera ellos estarán más propensos a expresarse. La falta de dedicación en hablar de la
salvación es uno de los defectos más lamentables en la vida del ministro.
Las ventajas
El contacto personal con las almas en la visitación pastoral trae el asunto de vivir la vida
cristiana delante de nosotros, no tanto como teoría sino como realidad personal. En esto
tenemos que tratar con la vida cristiana en lo concreto y no en el abstracto. En esto somos
testigos del poder de Dios para consolar a los angustiados, fortalecer a los tentados, guiar
a los perplejos y triunfar sobre múltiples tentaciones. Nuestra alma experimenta todo esto
como un hecho vivo. Al ministrar a los demás encontramos lo que nos hace falta para
levantar nuestro espíritu y acercarnos más a Dios. Esto desarrolla en nosotros una caridad
más amplia y como resultado somos creyentes más nobles y genuinos.
La visitación también nos ofrece una oportunidad de estudiar a la gente en su vida actual;
sus caracteres, opiniones, tentaciones, aflicciones y pecados. El pastor exitoso tiene que
ser un estudiante de su congregación. Un pastor recluso mal gasta una gran parte de su
esfuerzo porque no puede adaptar su predicación a la vida actual. Puede ser que su
sermón es casi perfecto en que es retórico, lógico, lleno de aprendizaje y ortodoxo pero
es impotente para mover a la gente porque no se trata de su experiencia personal. No
quita sus perplejidades, no toca sus pecados en particular, no se trata de preguntas vitales
en su vida. El predicador no está sintonizado con la vida actual de la congregación y el
sermón, aunque está bien preparado, no les mueve y no les bendice. Tenemos que
estudiarla en todas sus múltiples facetas debajo del poder del pecado y la gracia de Dios.
Un anciano antiguo dijo; "El predicador tiene que estudiar tres libros, la Biblia , a sí mismo
y a su pueblo."
No quiero olvidar decir que la visitación pastoral es un proceso que nos enriquece
mentalmente. En el estudio de la vida y la experiencia, como el pastor las encuentra al
pasar de casa en casa de continuo, él está alcanzando perspectivas nuevas en carácter.
En sus conversaciones, vistas nuevas de la verdad se abren delante de él y de estas
vistas él regresa a su estudio con textos nuevos y nuevos temas para sermones, juntos
con ilustraciones nuevas de experiencia y doctrina.
Además, estas visitas forman una relación espiritual personal entre el pastor y los de su
congregación. Resulta que ellos son mucho más atentos a su predicación. El hombre con
el cual usted ha hablado, con sabiduría y ternura, sobre verdades espirituales no puede
tapar sus odios cuando usted predica en el día del Señor. Tampoco le escucha
únicamente porque él admira su desempeño en el púlpito. Él tiene un sentimiento más
profundo. Él le presta, no únicamente su oído crítico e intelectual sino también su odio
espiritual y le escucha porque es sincero en buscar lo que precisa para su bienestar
espiritual. Esto, sin duda, es el secreto del pastoreado exitoso, aun cuando no hay gran
elocuencia en el púlpito. Es que el pastor ha establecido relaciones espirituales para con
sus oyentes y, para ellos, aun sus sermones mediocres están llenos de poder sagrado.
La predicación excelente puede atraer la popularidad pero únicamente el vínculo personal
entre el pastor y la congregación rinde fruto eterno.
La visitación pastoral lleva al pastor a la puerta de gente que él no puede alcanzar a través
del púlpito. En cada pueblo hay ancianos que necesitan ayuda espiritual en su debilidad.
Hay también enfermos y angustiados que se encantan al escuchar palabras de
consolación y esperanza. Hay también quienes son indiferentes, los cuales deben tener
una invitación y advertencia. El pastor es el representante de Dios, encargado de hablar
con tales personas.
Por último, la visitación pastoral es la mejor manera de bendecir y cimentar la relación
pastoral. En estos últimos años los pastores no se han quedado mucho tiempo en la
misma iglesia. Un pastor apenas está bien establecido y obrando bien y ya está pensando
en mudarse. ¿Puede ser que la falta de la visitación pastoral, llevada a cabo tan fielmente
por nuestros padres en el ministerio sería, en parte, una explicación de esto? Los de la
iglesia nunca tienen la oportunidad de sentir la vida espiritual personal del pastor. Resulta
que no tienen confianza en él y su ministerio no está sintonizado con sus necesidades. El
único vínculo entre ellos es el púlpito. Cuando se cansan de su voz, su manera de ser y
sus pensamientos, ellos están listos a cambiar pastores.
Además, cuando el pastor no es fiel a las almas de la gente en privado, ellos tienen dudas
de su sinceridad. En el día del Señor él se presenta y proclama las verdades solemnes y
los anima a tomar una decisión pero durante la semana él habla con ellos sin ninguna
exhortación ni advertencia. En el púlpito él amenaza al incrédulo con el juicio de Dios pero
le encuentra en su hogar o en la calle sin manifestar ninguna preocupación por su
bienestar espiritual. Tal inconsistencia perjudica la confianza que la gente debe tener en
su pastor y no hay un vínculo para unir pastor y pueblo.
Pero la relación entre pastor y pueblo, ordenado por Dios, es sagrada y duradera. Siendo
encargado con el cuidado de las almas, él debe circular entre su rebaño como su guía
espiritual y amigo. El confesionario, cual malvado que es, al principio fue una perversión
de la visitación pastoral. Fue basado sobre una necesidad verdadera y universal. Era la
búsqueda, por parte de almas angustiadas, de dirección y ayuda para volverse a Dios. El
pastor debe llenar esta necesidad como un consejero de confianza y ayudante de los
miembros de su rebaño. Si él es fiel a esta confianza sagrada sus recursos de poder de
continuo aumentan, y vínculos nuevos de amor les sostiene cada año aun más unido a
los corazones de los miembros de su iglesia.
Esta es una de las responsabilidades más difíciles que caen sobre el pastor. A veces le
toca guiar a las almas que se encuentran en la frontera de la eternidad. En tal caso, lo que
se dice debe ser con franqueza y urgencia. Por eso he reservado este tema para
consideración especial.
Debemos educar a la gente a avisar a su pastor cuando alguien está enfermo. A veces le
critican por no visitar a los enfermos cuando él ni aun sabía que estaban enfermos.
Cuando es posible, debemos visitar a los enfermos después de descansar bien y después
de comer. Así no hay tanto peligro de contagiarse de las enfermedades. Si se sabe que
alguien tiene una enfermedad contagiosa, sería prudente averiguar sobre las
precauciones que se deben tomar. Después de la visita debemos usar desinfectantes para
no poner a otros en peligro. Si es prudente visitar a alguien, sabiendo que tiene una
enfermedad contagiosa, es una decisión que el pastor tiene que tomar. Sobre el tema,
vale la pena considerar cuidadosamente las palabras de Van Oosterzee en su libro La
Teología Práctica. Él dice "La respuesta negativa, elegida por la teoría practica de algunos
encuentra justificación en el deseo de preservar a uno mismo y a su familia. En oposición
a esto está la teoría que aun el creyente tiene el deber de poner a riesgo su vida por los
hermanos y tanto más el pastor de las ovejas y que la pérdida de la vida en la obra del
Señor es el camino que se lleva a la preservación de la vida. Sin duda, el cumplir nuestro
deber en estos casos puede exigir sacrificios dolorosos. Sin embargo, el Señor tiene
derecho de exigir que el deber tenga prioridad sobre todo. Lutero, en 1527, durante la
plaga, quedó con Pomeranus y dos diáconos en Witenburgo y así contestó la pregunta
que él hizo en su tractate, "¿Se puede intentar escapar de la muerte?" La misma pregunta
fue estudiada en 1574 por él, sínodo de Dort. Su conclusión fue que "Debemos ir, siendo
llamados desde que sabemos que nos hace falta." ¿Qué derecho tiene el médico de almas
esquivarse de su deber del cual aun el médico incrédulo está dispuesto hacer? El riesgo
sufrido en tal ocasión encuentra una remuneración abundante en la gratitud del rebaño, y
la aprobación de la consciencia y la experiencia de que el señor cuida a los suyos. Por
supuesto, nuestra creencia en el poder y la fidelidad de Dios no nos da razón para no
tomar las precauciones que exigen las circunstancias y la ciencia. A veces esta es una de
las más difíciles decisiones en la vida de un pastor. Siempre existe el peligro de que él
tome la decisión basada sobre el temor en vez de la fidelidad a su llamamiento.
Antes de cada visita debemos prepararnos bien estudiando y orando. Debemos tener un
buen estado de ánimo espiritual. También debemos tener en mente porciones de la
Biblia que podemos adoptar a las distintas condiciones y necesidades de los enfermos.
Debemos estar equipados con buenas ilustraciones de la salvación o cualquier estado
espiritual del enfermo. Casi no me hace falta mencionar que debemos tener buen juicio y
voluntad a conmiserarnos con los afligidos. Cuando el pastor está al lado de la cama de
un enfermo él debe ser un amigo compasivo.
En cuanto a la conversación con los enfermos, es difícil dar reglas fijas. El juicio y tacto
del pastor sugerirán el mejor método en cada caso. Lo principal es un buen entendimiento
de la condición espiritual del enfermo porque, aparte de él, el pastor no sabrá como dirigir
sus palabras y aún es posible llevarle a conclusiones erróneas. No debemos tratar de
consolar un corazón en rebelión a Dios. Lo que hace falta es advertencia amable. Al
charlar un poco con el enfermo podemos ver una manifestación de su corazón y así
podemos hablar más directamente a su necesidad. Si el enfermo ya es creyente debemos
intentar saber si tiene paz para con Dios. Si no, debemos averiguar sobre lo que le impide
e intentar guiarle a Dios. Si él no es creyente debemos averiguar sobre lo que le impide
de entregarse a Dios y, si es posible, ayudarle en ser salvo. Debemos ser claros en
nuestra explicación para evitar que él tenga una experiencia religiosa, no más. No
debemos usar palabras vagas como "usted debe acudir a Cristo." Explíquele quien es
Cristo, lo que él ha hecho y que tenemos que arrepentirnos de nuestros pecados para
poder acudir a él para la salvación. En todo caso, debemos hablar de Cristo y la amplitud
de su gracia, poder y la esperanza que él nos brinda. Debemos guiar los pensamientos
del enfermo a él como un Salvador vivo, personal y un amigo todo poderoso.
Siempre debemos orar por los enfermos. En el caso de alguien que esté grave, es
probable que no podamos hacer nada más.
Se puede decir que la historia de la cristiandad es una historia de avivamientos por los
cuales la obra de la redención ha avanzada entre la humanidad. Hay razón por suponer
que será así hasta el fin. El sueño de los hombres es que el evangelio avanzara a un
ritmo firme. Tal pensamiento no está apoyado ni por la Biblia ni tampoco por la historia
de la iglesia. En el pasado los avivamientos han sido épocas en que el mundo cristiano
había avanzado a un conocimiento más claro de la verdad divina y un nivel más alto de
la experiencia cristiana. Ha sido el proceso divino por el cual el evangelio ha vencido
sobre los errores y pecados de los hombres y ha encontrado un desarrollo más completo
en la conciencia y la vida de la gente.
La vida cristiana de la gente raras veces va más allá del nivel espiritual del pastor. Es
imprescindible que el alma del pastor esté en el Espíritu – humilde y ferviente. Gritería,
entusiasmo y buena administración no pueden sustituir por la obra del Espíritu Santo en
el alma.
Por regla general, un despertamiento de los incrédulos resulta de un avivamiento en la
vida de los en la iglesia. Por eso, al principio, la predicación debe estar con el fin de
escudriñar la experiencia y la vida de los creyentes. Por parte de ellos, hace falta un
aumento en la piedad personal. La iglesia es "la luz del mundo" (Mateo 5:14) El impacto
del evangelio sobre el mundo depende de la brillantez de esta luz.
Debemos animar a los creyentes a testificar fielmente a sus amigos y parientes
inconversos. Con este fin podemos organizar juntas para visitar los miembros de la
iglesia. Por supuesto, debemos tener cuidado en cuanto a los integrantes de estas
juntas y su manera de trabajar.
Tal vez se pregunta, ¿debemos comenzar una serie de reuniones cuando parece que no
hay mucho interés en las cosas espirituales? Yo digo, a mí me parece que desde que
hay reuniones con el fin de despertar interés en la templanza, o la política, igualmente
debemos tener reuniones para despertar interés en verdades espirituales. En todo caso,
el fin es el de aplicar la misma ley mental, o sea que lo más a menudo llamamos la
atención a la mente de un asunto lo más probable es que su voluntad estará movida
actuar. El Espíritu Santo obra en el alma de conforme a las leyes mentales. Por eso, es
lógico que si de continuo hablamos de la obra de Cristo, el Espíritu Santo tiene más
facultad para obrar. Desde que el evangelio de Cristo es el tema más sublime que puede
ocupar la mente de la gente, es aun más razón por aplicar esta ley en llevar a cabo
reuniones especiales. Así podemos fijar las mentes de la gente sobre este tema.
En una serie larga de reuniones espirituales hay algunos peligros serios que el pastor
debe tratar de evitar. Hago mención de los siguientes:
La actividad social de la iglesia es una fuerza tan potente que el pastor no puede pasarlo
por alto ni pensar que se cuidará a sí misma. Si el pastor no da dirección a la vida social
de la iglesia es casi seguro que irá por un mal camino y será dañino a su obra.
Es mejor que el pastor no tenga ninguna carga oficial en estas organizaciones. Su relación
debe ser el de ser el pastor y, por eso, la cabeza de todas las organizaciones. Los
encargados van a respetar el pastor y pedirle sugerencias y dirección.
Es natural que las actividades vayan a variar para satisfacer las necesidades de varios
grupos en la iglesia. Tenemos que respetar esto. Debemos tener cuidado que estos
grupos no lleguen a ser camarillas que excluyan o menosprecien a otros grupos. Esto es
dañino a la unidad de la iglesia.
Cada casa de Dios debe tener un salón social o, por lo menos, un salón que se pueda
convertir fácilmente en un salón social. Debe ser adornado adecuadamente y equipado
con lo básico para servir refrescos. El edificio de la iglesia será aun más eficiente si tiene
una biblioteca y lugar para leer. Por regla general, la iglesia dará dinero para proveer estas
facilidades si están animados a hacerlo. Los padres estarán agradecidos por una iglesia
que satisface las necesidades sociales de sus hijos y provee actividades sanas para ellos.
Siempre es mejor que los niños y jóvenes satisfagan sus necesidades sociales en la
iglesia en vez de actividades del mundo.
1. Describa brevemente la importancia de que el pastor provea una buena vida social en
la Iglesia.
El Pastor Como Administrador
No debemos tener tantas organizaciones que resulte en un conflicto con las reuniones
generales de la iglesia. Cada una debe respetar la suma importancia de las reuniones en
conjunto con toda la iglesia.
Siempre deben estar bajo la supervisión del pastor y estar sumisos a su dirección. Por
supuesto esto requiere cuidado y tacto por parte del pastor.
Para poder desarrollar las fuerzas en la iglesia es de suma importancia que el pastor
discierna a los jóvenes que tienen habilidad intelectual y que les anime a estudiar y
desarrollar su capacidad mental. La inteligencia es un don de Dios. Es una lástima cuando
no está desarrollada. Debemos estar prontos en reconocer esta verdad y hacer a los
jóvenes entenderla. Verá jóvenes en su congregación que, con educación adecuada,
pueden ocupar puestos importantes y llevar al mundo influencia para hacer conocido a
Cristo. Uno de los deberes más sublimes del pastor es el de fomentar en las mentes un
anhelo de tener una buena educación y a facilitar tal fin de cada manera posible. Siempre
debe animar a la gente a aumentar su conocimiento y no estar satisfecho a menos que
algunos de los jóvenes de la iglesia llegan a estudiar en la facultad. Un ministro se
desacredita si fracasa en desarrollar a su gente intelectualmente.
Velatorios
En los velatorios el pastor se encuentra en las relaciones más tiernas e influenciables con
las familias de su congregación. También son algunas de las relaciones más perplejas y
difíciles. Hace falta dirección y consuelo. Si no, es posible que él pierda su buena
enseñanza en el púlpito. En cuanto a esto tengo las siguientes sugerencias.
Por regla general, es mejor evitar un sermón formal en los velatorios. Sin causa, prolonga
la reunión para la incomodidad de la gente. También sobre carga el pastor en ambos, la
preparación del mensaje y el cumplimiento de su deber. En caso de la muerte de una
persona bien conocida en el vecindario o una con un puesto importante en la iglesia puede
ser que sería apropiado traer un mensaje al velatorio. Aun en tal caso, es mejor predicar
el mensaje el domingo siguiente en la iglesia. También puede ser apropiado si el velatorio
está en un lugar público donde la gente raras veces tiene la oportunidad escuchar la
predicación. Por regla general, es mejor tener una reunión breve en la casa con expresión
de consuelo y caridad. Normalmente incluida en la reunión será la lectura de la Escritura ,
algunas palabras y una oración. Música está bien si es lo que quieren los afligidos y si hay
cantantes presente.
Una alabanza del fallecido debe ser con pocas palabras, y nunca debe ser la parte
eminente. A pesar de cuan bueno fuera, algunos van a recordar algunas cosas que él hizo
que no eran tan buenas. Además, si el pastor dedica una buena parte de la reunión
fúnebre a un laudatorio, tal vez él sentirá la obligación de hacer lo mismo por alguien que
no era tan bueno. Si no, algunos van a estar ofendidos. Un análisis del carácter del difunto
en tal ocasión es delicado y difícil, y no se debe intentar a menos que sea en los casos
raros cuando se trata de una persona que todos tenían en alta estima.
Las circunstancias de la ocasión muchas veces sugieran el tema del discurso, Aparte de
ellas, las siguientes pueden servir.
La abundancia del poder en el evangelio para prepararnos para la muerte por su gracia
que vivifica, justifica y santifica.
Lo pasajero que son las tristezas terrenales en comparación con los gozos celestiales.
De continuo temas que pueden servir en consolar a los afligidos surgen mientras llevamos
a cabo nuestro ministerio. Nos conviene anotarlos y guardarlos. Cuando nos toca conducir
el servicio fúnebre de un inconverso a veces es difícil elegir un tema. En semejante
ocasión el pastor tiene que ser un "hijo de consolación" y, a su vez, predicar honestamente
el evangelio. Él no puede decir nada que daría los afligidos, razón para pensar que su ser
querido perdido está en los cielos. Tenemos que quedarnos fieles a nuestro juicio y
conocimiento de lo que la Biblia dice sobre los requisitos para la salvación. No podemos
violar la verdad bíblica que dice que la salvación es por aceptar personalmente a Cristo
como su Salvador y que se manifiesta por su manera de vivir. A su vez, el pastor debe
tomar en cuenta que en tal momento es su deber consolar a los afligidos. Por eso, no le
conviene hablar de lo horrendo que es cuando los inconversos caen en manos del Dios
vivo. (Heb. 10:31) Tal vez la manera mejor de consolar a los afligidos en semejantes
ocasiones sería por hablar de temas como los siguientes.
El plan de la salvación.
Los temas de arriba nos dan ocasión de hablar de la naturaleza y urgencia de aceptar a
Cristo y son una fuente verdadera de la consolación sin mencionar la relación que el
difunto tenía con Cristo. De todos modos, nuestra manera de ser debe ser el de manifestar
simpatía genuina por los afligidos y aprecio por lo de bueno del carácter y la vida del
difunto. Aun que no era creyente, puede ser que era un buen ciudadano, generoso, un
amigo no egoísta, un buen marido y padre etc. Si hacemos observaciones podemos hablar
de tales características y honrar su memoria y decir que su fallecimiento constituye una
pérdida para el mundo.
La reunión en el entierro debe ser breve porque la gente va a quedar de pie. Algunos
pastores leen algo de un libro preparado para semejantes ocasiones, otros leen una
porción de la Biblia que tiene que ver con la muerte, la tumba o la resurrección. Algunos
tienen un discurso breve. De todos modos, debemos prepararnos bien para la reunión. La
reunión se termina con la bendición apostólica seguida por una oración.
Es aconsejable visitar a la familia antes del velatorio para expresar su simpatía y tener
más conocimiento sobre el difunto y planificar el velatorio. En esta ocasión el pastor sirve
como consejero y amigo. Al planificar el velatorio debemos conformarnos con las
costumbres del vecindario en tanto que son posibles. En tanto que él pastor tiene
influencia, puede animarles a hacerlo de una forma simple, no costosa. Extravagancia y
pompa en funerales es un mal que el misterio debe tratar de frenar. A menudo aumenta
la aflicción de la familia por dejarlas con deudas y resentimientos.
También es importante visitar la familia poco después del velatorio para administrar más
consolación. Muchas veces esta es una buena oportunidad para el pastor hablar de la
necesidad de tomar una decisión en cuanto a su relación para con Dios desde que sus
corazones son tiernos. Es en estos días oscuros que el evangelio puede ser más
fácilmente aceptado. El pastor debe obrar cuidadosamente con la prudencia y
aprovecharse de la oportunidad.
La iglesia debe contribuir regularmente a una obra sin fin de lucro. Se puede hacer
levantando ofrendas o poniendo una caja con tal fin en un lugar conveniente en la iglesia.
Muchas iglesias tienen la costumbre dividir el año en cuatro o seis períodos y dedicar cada
período a una o más obras. Muchas veces esto ha sido exitoso. Con cualquier plan
elegido, debemos conseguir contribuciones regularmente. Debemos alcanzar toda la
congregación, los ancianos, jóvenes y niños y los ricos y pobres. Si no, algunos pocos, no
más, van a compartir en las ofrendas y los demás van a perder la bendición.
El pastor debe predicar sobre misiones por lo menos una vez en cada período En estos
sermones el debe hacer mención de la gran importancia de estas obras sin fin de lucro.
El debe incluir hechos concretos sobre lo que estas obras están llevando a cabo en el
mundo. No es aconsejable ni necesario rogar por dinero en estos sermones. Mejor es
hacer mención de la enseñanza del gran Maestro quien dijo, "Más bienaventurado es dar
que recibir." (Hechos 20:35) Así presentamos el dar, no como un deber sino como un
privilegio exhalado cuya recompensa está en sí mismo. Bien preparado, el sermón
misionero puede ser el más atractivo de su ministerio público. Si él siempre tiene en mente
que va a predicar dentro de poco otro sermón misionero, él va a guardar material de su
lectura y reflexiones. Esto facilitará mucho la preparación del sermón. Un cuaderno
especial para guardar pensamientos personales e ilustraciones para sermones misioneros
se llenará rápidamente de la lectura del pastor.
La iglesia debe tener una reunión mensual dedicada a misiones. Esto es de suma
importancia porque en ella el espíritu misionero encuentra su expresión devocional. Es
una equivocación grave si el pastor falla en esto y la toma levemente. Ninguna reunión es
más provechosa que si es debidamente dirigida. En cuanto a estas reuniones ofrezco las
siguientes sugerencias.
No hace falta limitar la reunión a las misiones foráneas. Hay ventajas en incluir todas las
ramas del evangelismo. Se puede dedicar las reuniones a varias ramas de la obra. Una
vez puede ser para la obra en América del Sur. Otra vez puede ser para las zonas de
mayores emigraciones. Otra para los que trabajan entre los musulmanes. Así también la
reunión hará una contribución importante al conocimiento de la gente porque ofrece varios
temas para cautivar su atención.
Para comenzar la reunión, el pastor puede presentar un sumario breve de todo el campo
elegido incluyendo eventos de interés especial. Se puede pedir que uno o más de los
hermanos de la iglesia estén listos a presentar una obra en particular. Debe quedar tiempo
amplio para la oración porque, más que nada, este es el propósito para la reunión.
Las sugerencias arriba mencionadas son imperfectas y generales. Cada iglesia es distinta.
El pastor tiene que acostumbrarse a los métodos de la iglesia. El objetivo – el desarrollo
del espíritu misionero en la iglesia es de suma importancia y debemos estudiar métodos
con el fin de alcanzar nuestra meta.
PREGUNTAS SOBRE LA LECCIÓN
El pastor y la prensa
Antiguamente la gente de la iglesia no leyó nada más que la Biblia , y el púlpito constituyó
el lugar más importante en la instrucción. No es así en el día de hoy. El diario, las revistas,
las novelas y una multitud de material que sale de las imprentas han tomado el lugar de la
Biblia. Aun en familias religiosas el teatro y la prensa rivalizan con el púlpito como las
fuerzas vitales en controlar el pensamiento popular. Es en vano pelear en contra de ellos.
Tenemos que aceptarlos como una parte de la vida moderna. El pastor sabio tiene que
pensar en hacer algo para controlar esta potente fuerza inevitable de la prensa y hacerla
servir en vez de lidiar en su contra. Con la debida supervisión este poder potente puede
ser un suplemento al púlpito. Aquí hay algunas sugerencias.
El pastor debe asegurarse que cada familia suscribe a un buen diario cristiano. Esto es
de suma importancia porque tal diario es una fuerza potente en educar los pensamientos
religiosos y actitudes y enriquece y mejora la vida cristiana. Muchos pastores estarían
asombrados si supieran que pocas familias de su iglesia reciben un diario cristiano y
tantas que están leyendo de continuo publicaciones despreciables y moralmente
destrozadas. La lectura habitual de ellos neutraliza la instrucción e influencia del púlpito.
Las revistas y diarios son la lectura habitual de las familias y el pastor que es negligente
en preocuparse por su lectura a menudo encontrará que es una de las fuerzas más
destructoras obrando en su congregación.
Cada iglesia debe asegurar que su pastor tenga una buena cantidad de estas
publicaciones. Algunas iglesias tienen la costumbre de proveer regularmente para estas
necesidades. Ellos creen que el soldado no debe tener la obligación de comprar sus
municiones. –traductor.
El pastor también debe usar su influencia en los colegios y bibliotecas públicas para
animarles a tener literatura sana cristiana en estas fuentes de opinión pública. Como un
hombre educado y ministro del evangelio, es su deber hacer lo que pueda para prevenir
la mala influencia de literatura indecente. Si él es negligente en esto es posible que las
escuelas tengan instrucción que es dañina a las verdades cristianas. También él debe
tratar de prevenir que los que dan discursos públicos no sean incrédulos que siembren
mal estar en contra del evangelio. Ningún ministro debe ser indiferente al sentimiento
público en su alrededor. Es el ambiente intelectual y moral en el cual viven los de su iglesia
y que tiende a envenenar o purificar sus almas.
1. ¿Cómo podemos contrarrestar los efectos de los medios en la vida del creyente?
La obra del pastor le lleva en contacto con otros ministros e iglesias en la comunidad. Su
comodidad y éxito depende en parte de la estima y confianza que los de las otras iglesias
evangélicas tengan de él. Él va a encontrar creyentes nobles en iglesias que llevan otros
nombres y el debe tratar de llevarse bien para con ellos. Esto es aun más importante
cuando se trata de pastores. Cuando hay una relación de amor y confianza el ministro en
la comunidad puede ser mutuamente benéfico el uno al otro. Si están unidos, su influencia
será más grande.
Tengo las siguientes sugerencias.
Relaciones amigables entre creyentes con creencias distintas requiere una clara
precognición de su carácter cristiana común y un acuerdo el uno al otro de su sinceridad
y pureza de su posición en su iglesia. Es justo esperar que otros le respeten aun que
tienen creencias distintas y usted tiene que hacer lo mismo. Tal posición está de acuerdo
con los sentimientos de su denominación y la defensa de sus creencias. No es nada más
que un reconocimiento de que hay opiniones distintas entre los hombres cristianos y que
debe ser también un juicio caritativo del carácter, el uno del otro y un abstenerse
cuidadosamente de lenguaje que pueda ofender a los que piensan de otra manera. Yo
creo que el respeto genuino y la confianza de cualquier comunidad cristiana están más
bien asegurados por aquel pastor que tiene un espíritu de caridad y que reconoce la
sinceridad e integridad de los que tienen creencias distintas aunque a su vez él no vacila
en predicar y defender las creencias de su denominación.
El intercambio de púlpitos por pastores evangélicos de vez en cuando tiene sus ventajas.
Es un reconocimiento público de la unidad cristiana. Da al ministro una congregación más
amplia que tendría si siempre estaba limitado a su propia iglesia y así él aumenta sus
conocidos y consigue interés y confianza de todos. A su vez, hay ocasiones cuando está
sobrecargado con su obra y no tiene tiempo de prepararse bien para su obra en el púlpito.
En tales ocasiones él puede usar un mensaje que ya preparó y predicó en su iglesia. En
semejante intercambio es obvio que él debe conformarse a las costumbres de la adoración
de la iglesia y que el tema del mensaje debe ser sobre el evangelio, sin tocar temas
polémicos.
A veces las iglesias de denominaciones diversas tienen reuniones unidas para promover
avivamiento. En tales ocasiones es entendido que cada iglesia va a desistir de promover
sus creencias distintas y unir su esfuerzo en proclamar el evangelio. Semejante unión de
esfuerzas ha sido beneficiosa en comunidades donde la mayoría de las iglesias son
débiles. Cuando es así, hay pocos dones y las esfuerzas cristianas pueden estar
concentrados para mantener el interés. Entre iglesias fuertes y grandes, donde hay una
abundancia de dones, la utilidad de semejantes reuniones es dudosa. A la verdad, a veces
hay desventajas. Entre ellas hay las siguientes:
Entonces podemos admitir que hay ocasiones cuando las reuniones unidas son
beneficiosas, pero, por regla general, no son aconsejables. Una iglesia va a desarrollar
mejor sus dones y su propio poder espiritual trabajando sola y conforme con sus propios
principios y métodos. Su luz brilla más intensamente y claramente cuando ella enseña y
defiende fielmente la verdad que ha aprendido de la Palabra de Dios. A su vez, sus
relaciones con las demás iglesias en la comunidad no estarán en tanto peligro de estar
amargadas.
El cambio de campo
Resulta en una pérdida grande de lo que el pastor tiene a su favor. El amor y confianza
de la congregación que el pastor ha logrado, constituyen elementos importantes en su
poder. Estos, a diferencia de la popularidad, son adquiridos poco a poco pero, una vez
adquiridos, contribuyen en gran manera a su obra en público y privado. Al abandonar su
iglesia él lo pierde todo y tiene que empezar de nuevo el trabajo penoso en otra iglesia.
La capacidad del pastor de ser de bendición a su pueblo se realiza a través de un sabio
conocimiento del carácter de la gente. Al cambiar de iglesia él tiene que empezar
nuevamente a estudiar la congregación.
Es más probable que haya una disminución impresionante en el respeto público por el
ministerio. En parte, es el resultado de esta inquietud, pero también es porque piensan de
los pastores como siervos públicos desinteresados. Tampoco piensan de ellos como una
fuerza permanente en el barrio. Son más bien pasajeros.
Muchas veces hay causas que sirven para inquietar un pastor que no deben producir tal
resultado. A la verdad, algunas de ellas pueden servir más bien para fortalecerle en vez
de animarle a disolver la relación pastoral. Por ejemplo:
Depresión mental. Una vida sedentaria estudiosa a menudo induce condiciones nerviosas
anormales y el hipocondríaco, mal intérprete los sentimientos del pueblo, desestima los
resultados de su ministerio. Si él opta por cambiar de campo los desarrollos subsecuentes
manifestarán que no había causa.
Dificultades en la iglesia. Estas pruebas entran más o menos en la vida de cada pastor
pero no son una indicación de que es tiempo de cambiar de campo. Puede ser que la
prueba fue mandada por Dios en forma de disciplina, diseñada para desarrollar, a través
de la fe y paciencia, un carácter más noble y un aumento de su poder. Cambiar de campo,
en tal caso, es una escapada cobarde del deber y resultaría en el fracaso en lugar de
recibir la bendición. Yo temo que muchas veces el rompimiento del vínculo entre el pastor
y la iglesia no es nada más que esquivarse de pruebas y resulta en pérdida para ambos,
el pastor y la iglesia.
Los que buscan un puesto más alto. Hay una ambición, no santificada, insatisfecha con
adelantamiento a través de crecimiento natural que siempre anhela alcanzar puestos más
altos en el ministerio a través de salir en el diario, predicar sermones sensacionales o la
influencia de amigos. Cuando hay un púlpito desocupado en una iglesia eminente siempre
hay algunos ansiosos de ser llamados para ocuparlo. Debe ser obvio que tal espíritu está
lejos de ser el espíritu genuino que debe caracterizar un pastor cristiano. Al final, hace
daño a la reputación de aquel que se permite tener semejante espíritu porque tarde o
temprano nuestro egoísmo se manifestará.
A veces un cambio de campo es, sin duda, el deber del pastor. La Providencia y el Espíritu
Santo de Dios que le guió en formar la relación pastoral le guiará también cuando sea
tiempo de disolverla. Las siguientes son algunas razones para cambiar de campo.
Crecimiento en habilidad que va más allá de la esfera del campo. Supongamos que un
joven pastor se ha radicado en cierto campo. Su fidelidad en estudiar y trabajar le ha
desarrollado de tal manera que está capacitado para una esfera más amplia. Si este hecho
se manifiesta por el juicio de los hermanos y la Providencia de Dios, es su obligación, a sí
mismo y a la causa de Cristo, entrar a un campo más amplio.
Los límites de salud por parte de él o de su familia. La grandeza de lo que se requiere del
intelecto y tensión nervioso en el día de hoy a veces obliga a un pastor a buscar un campo
donde no tendrá que llevar una carga tan pesada. Allá él puede aprovecharse de lo que
él preparó anteriormente para su obra en el púlpito. Aun que es lamentable para su
crecimiento intelectual, es mejor que un quebrantamiento mental o físico. A veces el clima
no es favorable y en tal caso un cambio es aconsejable
Un salario no adecuado. Las pocas entradas que un pastor recibe de una iglesia a veces
no alcanzan para su familia. En tal caso él debe escudriñar bien sus motivos. Es posible
que una iglesia más grande, y un salario mejor apele a su egoísmo. La necesidad de un
salario mejor debe ser verídica y no imaginaria.
Por último, quiero decir que un pastor debe esperar pruebas en cualquier iglesia o
comunidad. Un cambio de campo no será nada más que un cambio de pruebas. Es
cuestión seria si, en muchos casos, un cambio simple de fe en Dios, un poco más
paciencia en las pruebas y un poco más de persistencia, pudieron haber evitado la
necesidad del cambio. Estas cualidades siempre aumentan la fuerza del pastor y
desarrollan las fuerzas de su naturaleza intelectual, moral y espiritual y aumentan su
influencia como un ministro de Cristo. Sin duda, la inquietud que se ve tan a menudo en
el ministerio indica que algo está mal en los pastores o en las iglesias y sirve para debilitar
la influencia de ambos.
No todos los ministros son llamados a servir en un pastorado. A veces es el deber de los
que fueron llamados a tal puesto, dejarlo para aceptar otro aspecto de la obra del
ministerio. En el ministerio que el Cristo ascendido dio a su iglesia fueron nombrados,
aparte de pastores, evangelistas y maestros. (Efesios 4:11) Son términos para designar
puestos importantes en el reino de Dios. Aquí se presenta una explicación breve de la
función dada a ellos.
I. Evangelista.
Entre ellos, La Biblia nombra a Felipe, Apolos, Bernabé, Timoteo y Tito. Fueron hombres
que no tenían un puesto local. Fueron encargados con la responsabilidad de predicar y
administrar las ordenanzas del evangelio por donde quiera que el Espíritu los llamara.
Estaban ocupados, la mayor parte, en una obra semejante a la de los misioneros –
predicar el evangelio donde no había sido predicado, formando iglesias y dirigiéndolas en
su infancia. Es posible también que a veces su obra fuese semejante a la de aquellos que
hoy en día ayudan a pastores en reuniones especiales para promover avivamiento y
evangelismo. Tal vez Bernabé, cuando fue enviado por la iglesia en Jerusalén para tener
parte en el gran despertamiento en Antioquía, tenía la capacidad para servir en este caso.
Timoteo fue dejado por Pablo en Éfeso para frenar una inclinación hacía a la herejía.
(Hechos 11:22-24, I Tim. 1:3-4) Por eso, podemos clasificar a los evangelistas así:
Misioneros foráneos. Al considerar el deber de entrar a un campo foráneo hay que tomar
en cuenta las calificaciones necesarias. El mero anhelo o inclinación emocional tiene poco
peso si uno no reúne los requisitos. Entre los requisitos más obvios se puede hacer
mención de los siguientes:
Un cuerpo físico sano. La gran mayoría de nuestros campos misioneros están en el oriente
con un clima desfavorable que prueba en lo extremo las fuerzas físicas. Nadie, ya
debilitado por enfermedades o susceptible a enfermedades, debe aventurarse a tales
campos misioneros. Si va, sus debilidades van a impedirle darse por completo a la obra y
más probablemente su estancia será breve. En todo caso, sería sabio buscar consejo
médico.
La junta está encargada de la administración del dinero encomendado a ella por las
iglesias. Por eso, la misión debe tener cierta medida de supervisión y dirección sobre él
en cuanto a su manera de llevar a cabo su obra. La línea de demarcación entre la
autoridad de la junta y la independencia del misionero al dirigir su obra no es siempre fácil
de determinar. Sin un espíritu de gentileza, paciencia y confianza, es posible que surjan
conflictos serios. En la administración del dinero es importante mantener un balance de
las entradas y salidas por parte de ambos, la junta y el misionero. Así se puede evitar aun
la sospecha de ser estafador. En esto, como en todos los asuntos de la administración de
dinero, es sabio poner por obra el consejo del Apóstol Pablo cuando dijo, "Evitando que
nadie nos censura en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos, procurando
hacer las cosas honradamente, no solo delante del Señor sino también delante de los
hombres." (II Cor. 8:20-21)
b. Sus relaciones para con los pastores nacionales e iglesias también son
delicadas.
Anteriormente la obra del misionero era, más que nada, la supervisión en general de las
iglesias nacionales. En esto el misionero no pudo ejercer un poder arbitrario. El no es un
obispo con autoridad sobre las iglesias, impidiendo a los pastores ejercer su poder sobre
sus iglesias. El no debe mirar por alto la independencia de las iglesias. Su poder es, más
bien, moral y su obra es la de entrenar a las iglesias y pastores para ser capaces de
cumplir sus funciones independientemente del misionero. Por eso, él debe ser diligente
en guardarse de un espíritu arbitrario o métodos que chocan con la justa independencia
de pastores e iglesias. La historia testifica del alto carácter y la nobleza de los hombres
que han salido como misioneros. A pesar de las relaciones delicadas, raras veces han
existido roces entre las juntas misioneras y los misioneros. Para la mayoría, las iglesias
foráneas han sido adiestradas de tal manera que son ejemplos en su organización y
carácter; obrando en la simpleza e independencia de las iglesias del Nuevo Testamento.
B. Misioneros hogareños.
Esto significa a los misioneros que se ocupan en trabajar en su patria. La mayoría de estos
son pastores en iglesias nuevas o débiles. Su cargo es distinto de la del pastor común y
corriente en el hecho de que su apoyo viene en parte de una organización misionera. Por
esto tienen la obligación de rendir cuentas con el cuerpo que ayuda a su sustento. Algunos
de ellos están ocupados en ministerios ambulantes en ghettos urbanos o en suburbios
nuevos o zonas no evangelizadas del país. Su obra consiste en visitar casa por casa,
predicar cuando tienen oportunidad, organizar escuelas dominicales y la formación de
iglesias. Hay pocas obras que requieren más fuerza de carácter, firmeza de juicio, fuerza
indomable, abnegación y dedicación. Entre los que están ocupados en esta obra están
algunos de los más nobles siervos de Cristo. No hace falta tratar de sus deberes que son
casi iguales a los de los demás pastores.
Entre los conversos también a menudo hay una atracción hacia a aquel que fue el agente
en su conversión. Ellos miran por alto el esfuerzo largo y penoso de su pastor en llevarles
al punto de estar listo para tomar una decisión. Por eso, es el deber del evangelista
reconocer y frenar estas tendencias y reforzar, de cualquier manera posible, la estima que
la gente debe tener por su pastor. Su ministerio es una bendición permanente si resulta
en reforzar la relación entre el pastor y su pueblo.
Un pastor joven, por supuesto, confiará mucho en el juicio y la experiencia del evangelista
en planear las reuniones pero es dudoso que el evangelista quiera insistir en controlarla
totalmente o si el pastor debe concederle el control. En especial el pastor debe mantener
control de las reuniones cuando toca la cuestión de los candidatos para la membresía en
la iglesia. Dado a su conocimiento de la gente del barrio, el pastor está más capacitado
para juzgar el carácter de la gente y no está tan propenso a equivocarse como un
desconocido. La tentación de buscar la fama, por ambos, el pastor y el evangelista, por
ver un gran número de miembros nuevos, con apuro y poca discriminación, puede resultar
en daño a la iglesia.
El motivo del evangelista debe ser el despertamiento de almas y un avivamiento de
espiritualidad genuina. Con este fin en mente, él va a elegir sus temas y desarrollarlos
para lograr este resultado. Por eso, hay un número limitado de temas y la manera de
predicar tiene que ser estimulante y excitante. Su éxito y fama exigen que él tenga
resultados inmediatos. Por eso, hay peligro que él emplee métodos diseñados para
producir excitación religiosa que, más adelante, será condenado por el público y la iglesia
sufrirá.
Algunos de los evangelistas más eminentes limitaron sus sermones a más o menos, los
mismos temas. A través de su carrera fueron añadiendo a su claridad, fuerza y viveza de
ilustraciones y la eficacia de su aplicación. El Rev. Jacobo Knapp tenía un ministerio cuyo
éxito no fue igualado por ningún predicador de este siglo. Él adoptó este método. Este
escritor estaba con él en tres series de reuniones. La primera cerca al principio de su
ministerio y la última algunos 30 años más tarde, cerca al fin de su ministerio. En cada
una, él usó, la mayoría de las veces, los mismas temas. Pero era impresionante ver el
avance en su poder y en los resultados. Pocos en la multitud de los que se reunieron para
escucharle en las 6 semanas sucesivas olvidarán la fuerza de su razonamiento, el poder
gráfico de sus ilustraciones y la gran eficacia de su aplicación de la verdad a la consciencia
y al corazón. Él había juntado en aquella serie de 75-100 sermones los resultados más
ricos del pensamiento de por vida. Esta concentración de toda la fuerza de un hombre
sobre algunos pocos sermones da al evangelista gran ventaja en el púlpito.
No hay carga de más alta responsabilidad ni más grande utilidad que la del evangelista.
La carga ha sido ocupada por algunos de los más nobles hombres en la iglesia de Dios.
Han sido hombres llenos del Espíritu Santo y de fe cuyos nombres traen una fragancia a
la memoria de multitudes como los heraldos de la salvación. Por regla general, la carga
debe ser ocupada únicamente por los que tienen experiencia porque requiere pureza y
fuerza de carácter, firmeza de juicio y una medida grande de fe, paciencia, sabiduría y
conocimiento de las personas. Son cualidades que únicamente se consiguen por la
experiencia.
II. Maestros.
Muchas veces hay una relación delicada entre esta clase de ministros y el pastor de la
iglesia. Aunque no tienen autoridad oficial, su carácter y dones les dan mucha influencia
en la iglesia y la sociedad. Por eso, ellos deben guardarse de meterse en las prerrogativas
del pastor. Por ejemplo, en casamientos y velorios en la iglesia es correcto que el pastor
este encargado. El maestro debe guardarse de asumir demasiada responsabilidad en las
reuniones de adoración en la iglesia. En todas las relaciones en la iglesia y la vida social
él debe conceder al pastor la preeminencia que le corresponde y hacer todo lo posible
para facilitar la obra del pastor. Así maestros y socios llegan a ser para el pastor, no una
fuente de malestar y estorbo, sino una bendición y fuente de fuerza.
Hay ministros que sirven a las iglesias en general. Ellos viajan de iglesia a iglesia para
ministrar en varias capacidades o como representantes de organizaciones. Sin la
obligación de servir a una iglesia, hay peligro de que ellos tengan un espíritu profesional
que les debilite en realidades espirituales y quite su poder en el ministerio del evangelio.
Para prevenir esto, él debe cultivar en su alma un espíritu de siervo y evitar lazos sociales
o comerciales que militan en contra a su vida espiritual o debiliten su influencia como
ministros en la comunidad. Es posible que, para él, sea difícil mantener un horario fijo, por
lo que debe guardarse de descuidar hábitos, de tener un tiempo devocional a diario y de
estudiar la Biblia y obras teológicas. Es posible retroceder en su condición espiritual y
poder aun en medio de abogar por causas sagradas. En su vida ambulante, circulando
entre las iglesias, el debe guardarse de la tentación de compartir chismes de una iglesia
a la otra. Está en una posición en la cual él puede ser un mensajero de bendiciones o
maldiciones. Puede servir en aconsejar a los pastores jóvenes o perplejos, en sanar
divisiones en las iglesias y en quitar mal entendimientos ente pastores y sus
congregaciones. Ejemplos de tales hombres fueron Alfredo Bennett y Juan Peck. Fueron
hombres cuya presencia fue sentida como una bendición en las iglesias y cuyas palabras
siempre dieron un impulso hacía a la vida espiritual. Hasta el día de hoy hay los que sirven
en dicha capacidad.
Hay muchos cuyos dones les capacitan para ser útiles en predicar la Palabra de Dios pero
su edad, debilidad o necesidades les impiden de ser ordenados para servir tiempo
completo en la obra del Señor. A tales personas es costumbre dar una licencia que les
autoriza predicar dentro de la iglesia o por dondequiera que la Providencia abra una
puerta de oportunidad. Las licencias no les dan autoridad para administrar las ordenanzas.
Es únicamente autoridad para predicar y conducir reuniones públicas. En cuanto a esto
tengo las siguientes sugerencias:
Es obvio que semejante licencia debe ser dada con sabiduría y discreción. Un hombre
que no tiene juicio sano ni mucho conocimiento de las Escrituras o de carácter dudoso
moral y espiritual no debe ser nombrado como un predicador del evangelio. No importa
su carisma o popularidad en la comunidad, al fin y al cabo, él va a hacer más daño que
bien.
Nadie debe aventurarse a predicar sin una licencia o autorización de la iglesia. Es cierto
que es el deber de cada creyente proclamar el evangelio pero esto no quiere decir que él
tiene autoridad para asumir el puesto de predicar en público. La llamada de Dios en el
alma del hombre es imprescindible en la llamada a predicar. Este sentir del deber de
predicar debe estar acompañado por la confirmación y autorización de la iglesia. El
meterse en el ministerio, auto movido y auto nombrado, no está aprobado por las
Escrituras. El hacerlo siempre tiene malas consecuencias.
Iglesias y pastores deben usar discreción sabia en buscar y desarrollar dones que sirven
en el ministerio. Mucho poder queda latente que, con el cuidado debido, puede ser
desarrollado y utilizado en la obra del ministerio. Muchas veces cristianos, sin desarrollo,
pueden ser engrandecidos en gran manera por ubicarlos en su esfera debida de actividad.
Hay muchos desiertos en nuestras iglesias y comunidades que pudieren ser desarrollados
y hechos fructíferos para cultivar, desarrollar y utilizar los dones de los laicos. Uno de los
deberes más sublimes de una iglesia es el de reconocer y utilizar los dones que Cristo ha
dado a los suyos.
El estudiar es un mandato que de continuo cae sobre el pastor. "Ocúpate en estas cosas,
permanece en ellas, para que tu aprovechamiento se manifieste a todos." (I Tim. 4:15)
"Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad." (II Tim. 2:15) La razón por esto es
obvia. Conocimiento es poder. Los ministros, de su posición, son los líderes en
pensamiento religioso. Para ser dignos de respeto es imprescindible que ellos sean más
rápidos en pensar que los de su alrededor. No hay otro oficio que exija tanta esfuerza
mental. Los grandes esfuerzos del intelecto se requieren, de vez en cuando, de los
miembros del senado, de los miembros del tribunal y de los actores en la plataforma. Pero
el púlpito requiere semanalmente los mejores sermones que podamos producir. El pastor
tiene que tener frescura, ser original y tener fuerza. Si no, el pastor pierde su influencia
sobre la gente. Este agotamiento completo de sus recursos continúa año tras año. Nadie
puede cumplir con esta exigencia sin estudiar diligente y constantemente. Siempre tiene
que estar creciendo. Su proceso mental continuamente tiene que estar activo,
empujándole a nuevas esferas de investigación, meditando sobre lo nuevo y aumentando
su disciplina y haciéndole una persona más ancha, profunda y valiosa.
En su vida el pastor debe evitar dos extremos. Por un lado, él no debe ser un gusano de
biblioteca, siempre encerrado en su oficina, sin contacto vital y emocional con los de su
alrededor. Algunos pastores con gran conocimiento han sido relativamente inútiles por
falta de una conexión viviente entre su conocimiento y las necesidades verdaderas del
mundo activo en el cual ellos viven.
Por otro lado, un pastor puede ser un hombre desorientado, un chismoso que anda de
casa en casa, ocupado con revistas y diarios, más o menos al tanto del pensamiento
popular, mientras que descuida el proceso de la disciplina necesaria para el crecimiento
mental. La falta de estabilidad en el pastoreado puede ser resultado de esto. Se ha perdido
la frescura y la originalidad en el pensar y expresarse. Se ha perdido, y la gente, cansada
de repeticiones y trivialidades, deja de amar y respetar al púlpito. Lo ideal, entonces es
una combinación del alumno y el pastor – una mente creciendo en conocimiento y poder
por el afán habitual de administrar e influir por el contacto constante entre la iglesia y la
gente. Hace falta un sistema bien planeado y continuamente puesto por obra. ¿Qué
sistema debe ser? Al contestar la pregunta quiero seguir dos líneas de sugerencias; el
método de estudiar y los objetos del estudio.
El método de estudiar
Sea un alumno por dondequiera. El pastor debe ocuparse de la mente humana y las
experiencias de los hombres. Por eso, el debe andar en el mundo con sus ojos y oídos
abiertos, estudiando a fondo la gente y la vida en su alrededor. En la calle, en la sociedad,
en reuniones sociales, la mente debe estar funcionando continuamente observando
caracteres, estudiando fases de la vida y juntando material para su trabajo mental. Muchos
de los mejores razonamientos, puntos de vista de las Escrituras, e ilustraciones más
vívidas surgen en la conversación o en la reunión de oración. Nadie debe perderlos
porque, desde que saltan de contactos con la gente, (Esta frase no se entiende bien) es
más probable que tales razonamientos satisfagan las necesidades de la congregación y
tratarán de preguntas de gran importancia para ellos. El pastor estudioso que preservare
estos textos, pensamientos e ilustraciones se sorprenderá a la rapidez con que ocurren,
y la riqueza y frescura que añaden a sus pensamientos e instrucciones.
Siempre anda con un libro en la mano. Cada vida tiene momentos libres y se puede añadir
mucho a su cultura y conocimiento por aprovecharse de ellos. Mucha de la literatura de
hoy, junto con mucho de la biografía, historia ciencia, poesía y arte se puede leer de esta
manera si tenemos a mano el libro correcto. En 15 o 30 minutos por día se puede leer una
gran cantidad de libros en un año. Si tenemos cuidado al elegirlos, añadirán en gran
manera a la anchura e inteligencia del ministro y renovarán en vez de agotar su mente.
Debemos dedicar un tiempo específico cada día a trabajar a solas en el estudio. El hábito
general de observar y leer ya sugerida no es un sustituto adecuado para esto. El tiempo
dedicado al estudio arduo debe ser tiempo sagrado y no debe ser interrumpido por
acontecimientos ordinarios. Las ventajas son obvias.
Una vez que un hábito llega ser fijo es cada vez de más poder. La mente funciona con
más facilidad cuando tenemos la costumbre de estudiar en períodos que ocurren
regularmente. En vez de luchar por horas tratando de concentrarnos sobre el tema en
cuestión, la mente entra enseguida con energía para la obra. Cuanto más fijo el hábito,
más fácil, rápido y potente será el proceso mental. Este es el secreto del gran importe de
trabajo que algunos hombres ejecutan con la fuerza de su mente. A través de hábitos fijos
ellos pueden concentrar su fuerza mental y trabajar arduamente
Una vez que dedique estas horas de manera habitual, la gente lo entiende, y por regla
general, serán libres de interrupciones. La congregación se conformará al plan del pastor
y respetará su fidelidad en preparar para su instrucción en el día del señor. No hay ninguna
regla para decir la parte del día que debe ser elegida para estudiar. Depende, en parte,
de los hábitos del ministro y, en parte, de las necesidades de su carga. Por regla general,
la mañana es mejor. No hay tantas interrupciones y deja la tarde libre para visitar,
reuniones y su vida social.
Quiero añadir que, nada menos que un concepto alto del ministerio y un anhelo alto de
cumplir con su deber permitirá el pastor persistir en semejante disciplina en estudiar. El
debe tomarlo como un deber solemne que le debe a Dios, a su pueblo y a sí mismo. Si
no, fracasará. La indolencia a menudo es llevada para adelante por depender
engañosamente del ingenio o esperar que en el momento vendrá lo que precisa para dar
eficacia y brillantez a sus palabras públicas. A veces, oyentes desconsiderados aplaudirán
los sermones no bien preparados y así desanimará el pastor de preparar bien. Aparte de
esto, siempre hay obstáculos al estudio en la obra del pastor. El tiene que atender a los
enfermos, los afligidos, los errantes, junto con la administración de la iglesia. Hay también
deberes que cumplir con la sociedad en general. Muchas veces estas le empujan y hay
peligro que le impidan cumplir con su deber de estudiar. Muchos hombres han achicado
su crecimiento intelectual y poder en el púlpito por permitir que estos quehaceres les
impida dedicar el tiempo adecuado al estudio. La única cosa capaz de vencer estas
tentaciones es la convicción profunda de que el estudio persistente, regular y de por vida
es el deber solemne de cada hombre que se atreve a meterse en el púlpito y enseñar a la
gente. Deja los quehaceres tener su lugar pero el primer deber imperativo de aquel que
enseña a los demás es enseñarse a sí mismo.
Los temas
Supongamos que el pastor tiene horas fijas sagradas para su obra mental. ¿Qué debe
estudiar? Yo contesto: no únicamente para preparar sermones. Muchos caen en un error
grave en esto. Dedican todo el tiempo a la preparación de sermones sin dejar tiempo para
la cultura en general, conocimiento bíblico y la teología. Resulta que la mente llega a estar
vacía y estéril. No tiene material para pensar. La mente siempre esta rindiendo sin añadir
algo y el recipiente se vacía. Siempre está moliendo sin echar algo en la tolva. Falta
frescura. La mente siempre anda en las mismas ranuras y en el mismo círculo reducido.
Al contrario, si estaban leyendo, investigando, mirando las cosas desde otros puntos de
vista y siendo influenciados por otros pensadores, la mente para siempre estaría
creciendo y sus sermones estarían llenos de puntos de vista nuevos, frescos e
interesantes. En el estudio tenemos que buscar tres objetivos; la cultura general,
investigación bíblica y teológica y la preparación de sermones.
La cultura en general. Por esto quiero decir estudios para desarrollar el hombre entero. El
pastor no debe ser, en un sentido técnico reducido, un mero teólogo. Su anhelo debe ser
el de ser un hombre con cultura ancha, desarrollada en su naturaleza en todo sentido.
Para lograrlo hace falta un rango amplio de estudios. El debe estar expuesto a los grandes
rangos de verdad revelados por la ciencia, la filosofía, poesía y la historia.
La ciencia. Por supuesto, el pastor no debe descuidar su obra sagrada para estudiar
demasiado la ciencia. Pero, en esta edad de investigación científica, cuando los
problemas de la ciencia ocupan tanto los pensamientos de los hombres, el hombre que
predica en público semanalmente no puede estar ignorante de la ciencia. La ciencia ha
transformado profundamente la civilización y toca cuestiones profundas de la religión y la
vida. La astronomía, la geología, la botánica, la química, cada una abre un mundo nuevo
de verdad y ayudan en la interpretación de la Palabra de Dios y abundan en ilustraciones
ricas de los temas sagrados del púlpito. Libros en general sobre todas estas ciencias están
al alcance de cada pastor y aun uno, de cada una, sería suficiente para aumentar en gran
manera su conocimiento.
La filosofía o ciencia de la mente. Ningún pastor debe anhelar ser un filósofo. Para hacerlo
tendría que dejar de tratar con las almas y su relación para con Dios y perderse en la
especulación metafísica. El pastor, en su trabajo con las almas, trata de influenciarlas por
el razonamiento, persuasión y un orden de motivos. La mente humana entonces, y sus
poderes, y los mejores métodos de influenciarla debe constituir un estudio de por vida. En
este estudio le conviene tener conocimiento de algunos de los espíritus maestros del
mundo del pensar. Hay algunas mentes que han controlado los pensamientos de las
edades. Son hombres como Platón, Aristóteles, Descartes, Bacón Leibnitz y Locke. Con
todo lo que un pastor tiene que hacer, sería imposible leer todos pero se puede elegir a
algunos libros como los de Mansel, McCosh y Porter.
La cultura estética. Dios no nos hizo meras máquinas lógicas sino seres con gustos,
imaginación, capacidad de ser movidos por objetos de belleza. Una buena parte del libro
de Dios es poesía dirigida a la imaginación. El universo a nuestro alrededor está lleno de
formas innumerables de belleza. Cuando una lógica, fría, e impasible falla, la verdad
muchas veces viene a través de la imaginación y los sentidos. Un hombre no puede ser
completo sin cultivar también este aspecto de su naturaleza. Sirve para aumentar nuestro
poder. Uno de las mejores maneras de lograrlo es por leer cuidadosamente los grandes
poetas. Una de las últimas cosas que hizo el gran hombre, el difunto Dr. Wayland, era leer
de nuevo Shakespere y Milton. Estas maravillosas creaciones de genio sirvieron para
amplificar su mente con rica instrucción y placer.
La cultura bíblica y teológica. La obra más grande del pastor es educar a la gente en las
verdades de la Biblia. Si llega a fallar en algo, por lo menos, el debe ser un maestro en el
evangelio. La ignorancia en algunos de los temas ya nombrados, aunque sería
lamentable, puede ser tolerada pero en el hombre que se atreve a subirse al púlpito y
enseñar la Biblia a la gente públicamente no puede ser perdonado si falta conocimiento
bíblico o si habla de ella de una manera cruda o equivocada. Poder retórico o lo que
parece ser sinceridad no pueden expiar por una falta de maestría de los temas del púlpito.
Estudios bíblicos y teológicos entonces deben tener un lugar importante en el plan de
estudio del pastor.
De suma importancia es el estudio de la Biblia porque trae la mente al contacto vivo con la
Palabra de Dios. Como alumnos en el hebreo y griego, debemos dedicar una parte de
cada día a un estudio cuidadoso y crítico de las Escrituras en los originales divinos como
fueron editados por el Espíritu santo. Ninguna traducción, cual perfecta que sea, es capaz
de darnos la impresión de los originales. Un poco de trabajo cada día en la lectura de los
originales, dentro de poco facilitará el proceso y gozo, y su valor es grande. La Biblia es la
Palabra de Dios y el gran instrumento de su poder, "La espada y el Espíritu." El Espíritu
Santo obra únicamente a través de la verdad divina y el púlpito más potente es aquel que
descubre más claro y plenamente estas palabras vivientes de Dios.
También se debe estudiar la Biblia analíticamente. Una lectura rápida de las Escrituras no
sirve para interpretarla. Tenemos que analizarla cuidadosamente si hemos que penetrar
a ó en su significado completo. Por ejemplo; uno está leyendo el libro de Romanos,
empieza por decir "Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el
evangelio de Dios que él había prometido antes por sus profetas en las Santas Escrituras,
acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne,
que fue declarado Hijo de Dios con poder según el Espíritu de santidad, por la resurrección
de entre los muertos." Ahora analice o extrae las proposiciones que hay.
(1). Que fue anunciado anteriormente en las Escrituras por los profetas.
De Jesucristo dice:
(2). En cuanto a su naturaleza divina, se manifiesta como el Hijo de Dios y fue confirmado
por su resurrección.
El hombre que cuidadosamente y fielmente analiza así la Palabra de Dios, mientras que
la estudia, penetrará el corazón de ella y estará asombrado por su riqueza. Los grandes
pensamientos de Dios se abrirán a su vista de una manea que sería imposible para el
lector descuidado y superficial. Si el pastor se dedica a estudiar la Biblia así será capaz
de predicar, en parte por lo menos, en el día del señor sermones expositivos. Esta
conexión directa entre el estudio del pastor y el púlpito añadirá interés y fuerza a ambos.
Al estudiar las doctrinas cristianas también se debe tener un sistema. Debe ser planeado
de tal manera que, a través de los años, tomando un tema a su vez, el pastor puede
investigar todos los temas principales. Se puede empezar con un libro como el de Hodge,
"Bosquejos De La Tología " u otro parecido y seguir el orden de temas, estudiando cada
uno hasta dominar los puntos principales. Por ejemplo, supongamos que empezamos con
el tema de la inspiración. Primeramente debemos leer lo que algunos autores de confianza
dicen sobre el tema. Así tenemos un concepto claro, en la mente, del tema. El segundo
paso es anotar las porciones de la Biblia que dicen algo sobre el tema. Examine cada una
cuidadosamente y haga una nota de sus observaciones. El tercer paso es el de escribir
una declaración completa de su concepto de la inspiración como resultado de su estudio.
Se puede hacer lo mismo con cada tema. Tal proceso de investigación teológica,
practicado, año tras año, no puede menos que hacer del pastor un buen pensador en
cuanto a verdades espirituales y añadirá mucho a su poder en el púlpito.
Le conviene también estudiar historia de doctrinas. Se puede hacer con la ayuda de libros
como los de Hagenbach o Shedd con titulo "History of Doctrine." Este estudio le ayuda a
seguir el desarrollo de las grandes verdades de la Biblia a través de las edades. Tal
estudio sirve para estimular pensamientos y nos da una base más amplia para nuestras
opiniones. Si el pastor elige predicar sobre las grandes verdades de la Biblia , puede
compartir el resultado de su trabajo en el estudio con su pueblo.
La preparación de sermones
Una gran parte del tiempo que el pastor pasa en su estudio será dedicado a la preparación
de sermones. Sin embargo, este tema pertenece al estudio de la homilética. Hay libros
buenos sobre el tema como las siguientes:
Broadus "The Preparacon And Delivery Of Sermons" Shedd "Homiletic And Pastoral
Theology"
Shedd "Yale Lectures On Preaching"
Por eso, sobre este asunto, quiero decir únicamente algo sobre la importancia de tener en
alta estima la preparación para el púlpito. El sermón es la encarnación del pastor en cuanto
a su cultura y lectura y es la expresión pública de su carácter espiritual e intelectual. Es
su deber presentarse; "Como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la
palabra de verdad." (II Tim. 2:15) El deshonra a Cristo y a sí mismo si tiene la costumbre
predicar sin preparase adecuadamente.
Son temas que han ocupado con reverencia las mentes más nobles de las edades. Se
tratan de las almas de los hombres y los grandes intereses de la eternidad. Seguramente
el hombre que se atreve a levantarse y hablar ligeramente sobre tales temas ha fracasado
en comprender la solemnidad del gran oficio de ser un pastor evangélico.
2. ¿Cuáles son los dos extremos que debe evitar un pastor en el estudio?
Una vida personal que es un buen ejemplo. El pastor ha de ser un ejemplo del creyente.
"En palabra, conducta, amor, espíritu fe y pureza." (I Tim. 4:12) Por eso, Pablo aun hizo
mención de su propia vida, no como una vida perfecta, sino como un ejemplo público de
carácter cristiano, diciendo a los en Filipos, "Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y
visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros." (Fil. 4:9) También a los
Tesalonicenses dijo; "Vosotros sois testigos, y Dios también, de cual santa, justa e
irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes." (I Tes. 2:10) Una vida
irregular, en el pastor, anula los esfuerzos más grandes en el púlpito y puede resultar en
la ruina de almas.
Un trato sabio y fiel para con las almas encargadas por él. Pablo anduvo de casa en
casa, alma en alma. El "No cesó de amonestar con lágrimas a cada uno." (Hechos
20:31) El propone lo mismo como ejemplo de la fidelidad en el ministerio, requiriendo
que el pastor Insta, " a tiempo y fuera de tiempo." (II Tim. 4:2) Es obvio que él no
pensaba que el ministro cumple todo su deber en el estudio y en el púlpito. Su trato para
con las almas fue incluido también.
Un esfuerzo sincero para llegar a ser un ministro fructífero del Nuevo Testamento. El
pastor está bajo obligación de esforzarse para lograr el máximo poder intelectual y en el
púlpito. Los temas que él revela son entre los más grandiosos que pueden ocupara las
mentes de hombres y ángeles. El fin – la salvación de almas – es el más transcendental
que ha sido encargado a un ser finito. Culpable delante de Dios será el pastor negligente
y perezoso, y así pone en peligro las almas de la gente.
La declaración fiel de todo el consejo de Dios. El tiene que declarar claramente ambos,
las amenazas y las promesas del evangelio, los peligros y las esperanzas del alma. El
no puede esquivarse de un tema porque no es de moda. Ninguna preferencia personal
puede impedirle de la clara declaración de toda la palabra de Dios. Jehová dijo al
atalaya; "Si tu no hablaras para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por
su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano." (Ezequiel 33:8)
El labor del pastor tiene sus limitaciones. Por supuesto Cristo no exige lo imposible de
sus siervos pero, desde que han recibido talentos, es su deber usarlos. Si el pastor es
fiel a su carga, será "Para Dios un grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que
se pierden." (II Cor. 2:15) Al fin, el pastor debe sentir que está; "Limpio de la sangre de
todos: porque no ha rehuido anunciaros todo el consejo de Dios." (Hechos 20:26-27) Así
fue el ministerio de Pablo; un mero hombre, ayudado por la misma ayuda divina que ha
sido prometido a cada siervo de Dios. Es fidelidad, y no éxito, que constituye el limite de
nuestra responsabilidad. El éxito pertenece a Dios. Pablo plantó, Apolo regó, pero Dios
dio el crecimiento. Jeremías habló con la sinceridad y ternura de labios inspirados pero
no fue bien recibido y, en la vista de los hombres, no tenía éxito. Sin embargo su nombre
figura entre los ancianos destacados porque en aquella edad degradada él quedó fiel a
su carga. Además, no se puede medir el poder del ministro por los resultados
inmediatos. Puede ser que un avivamiento potente, en el cual cientos entran a las
iglesias, sucede bajo el ministerio y a través de dones de un predicador popular, pero su
causa verdadera se encuentra en la obra paciente, poco conocido, de otros con dones
distintos. Cada uno tiene su don. Uno siembra, otro cosecha, y únicamente en la
cosecha final, al fin del mundo, serán conocidos los resultados verdaderos de cada uno.
"Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida." (Apoc. 2:10) Entonces, el
límite de la responsabilidad es la fidelidad. El pastor sincero que, con lealtad a Cristo, ha
ido, hasta el limite de su habilidad y oportunidad, y ha cumplido su llamamiento, puede
saber con seguridad que escuchará su Maestro decir; "Bien, fiel siervo."