Barca Amilcar

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Amílcar Barca

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Para otros usos de este término, véanse Amílcar (Drépano) y Amilcar (automóviles).
Amílcar Barca
Amilcare e Annibale.JPG
Información personal
Nacimiento 275 a. C.
Cartago (Estado púnico)
Fallecimiento 228 a. C. (47 años)
Lugar controvertido
Causa de muerte Posible ahogamiento
Nacionalidad Cartaginés
Familia
Hijos Aníbal
Asdrúbal Barca
Magón Barca
Información profesional
Ocupación Militar y político
Años activo 247 a. C.-228 a. C.
Rama militar Ejército de Cartago
Rango militar General
Conflictos Primera guerra púnica
Guerra de los mercenarios
Conquista cartaginesa de Hispania
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Ruinas de Cartago.
Amílcar Barca o Barcas (c. 275 a 228 a. C.) fue un líder y estadista cartaginés,
líder de la familia Bárcida, y padre de Aníbal, Asdrúbal y Magón. Fue también
suegro de Asdrúbal el Bello. El nombre de Amílcar (púnico-fenicio 𐤕𐤓𐤒𐤋𐤌𐤇 ḥmlqrt,
«hermano de Melkart») era un nombre común para los hombres de Cartago. El nombre
𐤒𐤓𐤁 (Brq o Baraq) significa "rayo" en el idioma púnico y por lo tanto equivalente
al epíteto o sobrenombre Cerauno, común entre muchos comandantes griegos
contemporáneos.1 La palabra permanece en árabe y hebreo con el mismo significado.

Amílcar mandó las fuerzas de tierra cartaginesas en Sicilia durante 247-241 a. C.,
durante las últimas etapas de la primera guerra púnica. Mantuvo su ejército intacto
y encabezó una exitosa guerra de guerrillas contra los romanos en Sicilia. Después
de la derrota de Cartago en 241 a. C. Amílcar se retiró a África2 después de un
tratado de paz. Cuando la Guerra de los mercenarios estalló en 239 a. C., Amílcar
fue llamado a mandar las fuerzas cartaginesas y fue fundamental en la conclusión
del conflicto con éxito. Amílcar dirigió la expedición cartaginesa en Iberia en 237
a C , y después de ocho años amplió el territorio cartaginés en Iberia antes de
morir en la batalla de Illici en 228 a C .

Índice
1 Origen
2 Fundador de la dinastía Bárcida
3 Carrera militar
3.1 Primera guerra púnica
3.2 Guerra de los Mercenarios
3.3 Expansión hacia Iberia
4 Muerte
5 Legado
6 Referencias
7 Bibliografía
8 Enlaces externos
Origen
Nacido en Cartago, posiblemente originario de una familia aristocrática
cartaginesa3 de Cirene (actual Libia) emigrada a Cartago.4 La tradición habla de
que la familia descendía directamente de Dido (Elisa), fundadora de la ciudad
púnica según la mitología cartaginesa. En el 247 a.C, a la edad de 28 años, asume
el mando de las tropas cartaginesas en Sicilia durante la primera guerra púnica
contra Roma.

Fundador de la dinastía Bárcida


Amílcar (o 𐤕𐤓𐤒𐤋𐤌𐤇, Hmlqrt, en púnico «hermano de Melqart», dios de los fenicios
que los cartagineses denominarían Baal), es el fundador de la estirpe de los
Bárcidas (de 𐤒𐤓𐤁, Barqa o Baraq, «rayo, fulgor»), una serie de generales y hombres
de estado al servicio de Cartago. Héroe de la primera guerra púnica, de la Guerra
de los Mercenarios y padre del célebre Aníbal -el Bárcida que alcanzaría el cénit
de la dinastía durante la segunda guerra púnica-. También es conocido como
gobernante de la Iberia cartaginesa y como posible fundador de varias ciudades
españolas como la capital de la Iberia Púnica Qart Hadsht (Cartagena), Alicante
(Akra Leuké) o Barcelona.5

Carrera militar
Primera guerra púnica
Artículo principal: Primera guerra púnica
Amílcar, tras haber desembarcado por sorpresa en el noroeste de Sicilia al mando de
un heterogéneo y reducido contingente militar formado en su mayor parte por
mercenarios de diversas nacionalidades, confirma no obstante el control cartaginés
sobre la isla, tradicional feudo romano.6 Utiliza para ello tácticas y elementos
mixtos e innovadores, al estilo de Pirro y Alejandro,7 dotando a sus hombres de una
versatilidad y disciplina extraordinarias.

No obstante, a su llegada a la isla Amílcar se encuentra un territorio carente de


un control real por parte de Cartago, siendo la Lilibea (actual Marsala) y Drepana
(actual Trapani) las únicas dos ciudades bajo mando cartaginés. Esto unido a la
retirada de la flota naval en Sicilia por parte del Estado púnico deja a Amílcar
Barca al mando de un ejército pequeño y sin recursos.8

Tras un intento de rebelión por parte de las tropas mercenarias sofocado por
Amílcar, las tropas romanas lanzan un ataque sobre el ejército cartaginés, que se
sitúa en el monte Heirktê o Ercte (actual Monte Pellegrino, cerca de Palermo)9 y
desde donde hace frente a los continuos ataques romanos en constante inferioridad
numérica, llegando incluso más allá de la defensa, armando un contraataque que le
lleva exitosamente hasta la costa sur de Italia, concretamente hasta la ciudad de
Cumas.10

Amílcar logra contener las ofensivas romanas durante los años posteriores, forzando
al ejército romano a cambiar de cónsul en repetidas ocasiones.11 En el año 243 a.C.
Amílcar se traslada de noche con sus tropas por mar hasta una posición ofensiva
cerca del monte Ercte, desde donde reconquista la ciudad de Érice, en poder de las
fuerzas republicanas romanas desde el año 249 a.C.12

Consciente de la dificultad de batir al ejército de Amílcar por tierra y de su


falta de apoyo naval, la República de Roma decide llevar el conflicto en Sicilia al
mar, para lo que comienza a construir una flota de doscientos navíos. Por su parte,
las condiciones del conflicto comienzan a mermar la moral de las tropas
cartaginesas, especialmente la de las tropas mercenarias, que se rebelan contra
Amílcar. Si bien la rebelión no fructifica, sí obliga a Amílcar Barca a prometer
unas mejores condiciones y recompensas para con su ejército, lo cual es considerado
por un amplio grupo de investigadores como una de las medidas que provocaron la
profunda crisis que llegaría a Cartago algún tiempo más tarde.13 La nueva flota
romana bate a las precarias naves cartaginesas y logra hacerse con el control de
los puertos de Trapani y Lilibea, al mismo tiempo que asedia la ciudad de Trapani.
Las consecuencias que trae este suceso para la causa cartaginesa es la pérdida del
control marítimo de la costa siciliana. Cartago solicita a Roma el final del
conflicto y Amílcar renuncia a su cargo y se aleja de la vida pública.8

Por el Tratado de Lutacio del año 241 a.C. se pone fin a la Primera Guerra Púnica
(264-261 a.C.). Las condiciones establecidas obligan a Cartago a abandonar la isla,
devolver las armas utilizadas por el ejército de Amílcar y entregar a los
capturados romanos, así como pagar los gastos de guerra. Si bien Amílcar no llegó a
recuperar ninguna de las ciudades perdidas ante Roma ni a ganar batallas
relevantes, su actuación fue siempre digna y exitosa, causando numerosas bajas y
provocando un elevado y continuo coste en recursos a los romanos..14

Guerra de los Mercenarios


Artículo principal: Guerra de los Mercenarios
La situación en Cartago tras la derrota era de profundo malestar, y las condiciones
de la rendición ante Roma suponían una humillante sumisión al vencedor, aparte de
un notable déficit económico tanto por las pérdidas sufridas como por los tributos
a pagar al bando victorioso. La desazón se hace especialmente ardua entre las
tropas mercenarias que deseaban cobrar su paga –algunos no la cobraban desde mucho
antes de acabar el conflicto-, aunque también entre los campesinos libios, así como
los comerciantes que veían ahora cortadas las rutas comerciales y con ellas sus
ingresos. Esta crisis desemboca en lo que se llamó la Rebelión de los Mercenarios
los cuales, unidos a esclavos fugitivos y a campesinos empobrecidos, y dirigidos
por el líder libio Matón, el mercenario galo Autarito y el esclavo campano
Spendios, alzan un ejército de cerca de 90 000 hombres, creando un alzamiento
popular contra Cartago, apoderándose y levantando la mayoría de las ciudades
aliadas y llegando a poner cerco a la misma capital. Con la metrópoli en jaque por
las derrotas de las exiguas tropas cartaginesas al mando de Hannón, en una
situación mucho más peligrosa y cercana al saqueo y a la destrucción que durante
toda la primera guerra púnica, Amílcar resulta ser elegido como caudillo para
sofocar tan peligrosa revuelta, en base al respeto y el temor que su imagen causaba
entre los mercenarios, aparte del prestigio militar y la demostrada capacidad en el
manejo de tropas labrados contra Roma. Así pues, con la ciudad cercada por las
tropas rebeldes, Cartago solicita la ayuda de Roma para someter a los sublevados
(que le es concedida) y, gracias a la estrategia ideada por Amílcar, consigue sacar
de noche a sus tropas (muy inferiores en número a las rebeldes) por sorpresa y
llevar a cabo un contraataque que logra mermar intensamente las fuerzas de los
sublevados, sometiendo a más de cuarenta mil soldados rebeldes y cambiando las
tornas del conflicto.11 Tras una larga, dura y magistral campaña de hostigamiento,
tras tres sangrientos años y cuatro meses de arduas luchas acaba con la cruenta
rebelión, crucificando a los rebeldes supervivientes.15

Expansión hacia Iberia


Tras tan notable y duro triunfo, Amílcar consigue una enorme popularidad, y a pesar
de los recelos de sus adversarios en el Senado Cartaginés, consigue el puesto de
comandante en jefe del ejército, convirtiéndose prácticamente en el auténtico dueño
y señor de Cartago. Ante la pérdida de Sicilia, Cerdeña y Córcega ante Roma,
Amílcar pone sus ojos en Iberia, inhóspita tierra de extraordinaria riqueza, como
base para expansión y también para compensar las pérdidas económicas y navales,
comenzando así la reconstrucción de la potencia cartaginesa. Recluta y entrena un
nuevo ejército, y tras pacificar Numidia y sellar el control púnico sobre el norte
de África, decide lanzarse sobre Iberia (236 a. C.). Durante ocho años, consolida
los cimientos de lo que sería la nueva potencia cartaginesa a partir de la riqueza
de los nuevos territorios conquistados en Iberia, estableciendo alianzas
diplomáticas con los pueblos nativos y sacando provecho de los ricos yacimientos
mineros ibéricos y demás materias primas. Enriquece las tropas cartaginesas con los
fieros soldados íberos y baleares,5 y consigue sofocar, en compañía de su yerno
Asdrúbal el Bello, las numerosas y continuas rebeliones de los nativos no sumisos
ante la expansión cartaginesa.
Muerte
En invierno de 229-228 a. C., en una escaramuza contra rebeldes oretanos
capitaneados por el caudillo Orisón, acontece su prematura muerte en las cercanías
de Helike. Algunos autores piensan que la causa de su muerte fue debida a un
ahogamiento en el río Segura al caerse de su montura durante la huida de los
rebeldes,16 si bien la causa real de su fallecimiento se desconoce a ciencia
cierta. La localización de Helike es conflictiva. Tradicionalmente, se ha venido
especulando con Elche de la Sierra (Albacete),1718 Elche (Alicante),1920 e incluso
Belchite (Zaragoza).20 Otras interpretaciones modernas, se limitan a ubicarla en
alguna ciudad oretana,21 sin concretar más, dadas las contradicciones en las
fuentes históricas, que tantas polémicas han generado a lo largo de los años.

Amilcar sería sucedido en el mando por su yerno, Asdrúbal el Bello.

Legado
Amílcar es, sin lugar a dudas, un personaje relevante, clave en la historia de su
nación y también en la de sus enemigos, espejo en el cual se miraron sus “cachorros
de león” –como a él le gustaba llamar a sus hijos-, especialmente su hijo mayor, el
más célebre de los púnicos y para muchos, el más grande general de todos los
tiempos: Aníbal.

Además, la historiografía española acredita a Amílcar Barca el mérito de “fundar


España”, esto es, de ser la primera persona que ejerció un control efectivo sobre
la práctica totalidad del territorio histórico español.22

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