Blackwell, Tammy - Timber Wolves 01 - Destiny Binds

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Índice
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Sobre la autora
Página 2

Staff
Agradecimientos
Sinopsis
Scout Donovan es una chica que cree en reglas, lógica y su amor de toda la vida,
Charlie Hagan. Alex Cole cree en el destino, magia y en Scout. Cuando Alex
introduce a Scout en el mundo de los Shifters, hombres que cambian a lobos o
coyotes durante la luna llena y visiones, mujeres capaces de ver tus más privados
pensamientos y emociones con un mero toque; la visión de Scout del mundo
cambia todo y a todos los que ella creía conocer.

Primer libro de la saga Timber Wolves.


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Capítulo 1
Traducido por PaolaGP

Corregido por Leeconemi

Jhon Davis olía como a Play Doh1. Cuando estábamos en el pre-escolar no era un
problema. Quiero decir, éramos niños. Oler así era increíble. Pero llega un
momento en que dejas de oler a materiales de trabajo y empieza el olor masculino,
así sea a piso de gimnasio.

Tuve que subir y bajar escaleras tratando de evitar a John y su nocivo hedor por
una hora, pero él estaba demasiado distraído para notarlo. Me siguió hasta el cubo
de basura, deteniéndose cuando le dije que quería otra banderilla, sin embargo,
esperó afuera del baño de mujeres cuando por fin lo perdí.

—Sigo sin creer que es nuestro último año, ¿sabes? Siento como si hubiéramos
esperado este año toda la vida. —Hizo una pausa para acomodar su gorra de
NASCAR, sus dedos acomodando su cabello. Mi atención solo captó un poco de lo
que él hablaba sobres sus planes post-graduación. En pocas palabras, consideré
callarlo diciéndole que seguía esperando mi banderilla, pero decidí que había
muchos testigos. Por supuesto, la mayoría de las personas estaban muy ocupadas
exclamando “ohhh” y “ahhh” mientras Jase Donovan contaba su historia de Batí el
record de la NCAA en un uno a uno para notar mi existencia, imaginé que gritos y
sangre podría traer algo de atención.
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Estaba tratando desesperadamente de no estar celosa sobre Jase entreteniendo a las


masas, dejándome misericordiosamente con el único otro marginado social
dentro de un radio de ocho kilómetros. Yo sabía que esto iba a suceder en el
momento en que sugirió ir a La Tira, dos kilómetros de largo camino que servían
como lugares para ir en verano2 en Western. Las tiendas y los lugares de interés

1
Play Doh: Marca de plastilina.
2 Se refiere a los lugares turísticos recomendados
turístico de La Tira fueron invadidos por familias de vacaciones y lugareños
bronceados. El segundo grupo fue el que asedió a Jase en el momento en que
salimos de nuestro coche. Mi hermano tenía tomado su lugar legítimo como el
centro de atención mientras yo estaba relegada a la Mesa de los Perdedores con
John Davis, que tenía la incapacidad de comprender el hecho de que no habíamos
sido amigos los últimos doce años, que fueron verdaderamente espectaculares.

Yo estaba sobrellevándolo imaginándome en cualquier otro lugar, las imágenes me


llevaban a través de Europa, con nada más que una mochila y una tarjeta de
crédito libre, cuando John me dio un codazo hacia la realidad.

—¿Los conoces? —me preguntó, señalando con la cabeza a dos chicos sentados en
un banco frente al Salón de Belleza de Lynda y Emporio del Bronceado.
Obviamente eran hermanos, ambos tenían el mismo cabello castaño y una
estructura ósea aristocrática. El más joven estaba tirado, con un libro apoyado en
una rodilla. Incliné mi cabeza, tratando de leer el título, pero estaba demasiado
lejos para distinguir las palabras. Estaba medio tentada a ir y preguntar. La leve
sonrisa en sus labios mientras examinaba las páginas me hizo pensar que no le
importaría la interrupción.

En cambio, el hermano mayor parecía que podría comer niños de vez en cuando.
No era sólo su tamaño, había algo acerca de la forma en que estaba sentado, como
si estuviera esperando a saltar sobre la primera persona que vagara demasiado
cerca. Él frunció el ceño ante el mundo en general, y a mí en particular.

Dicen que una persona puede acostumbrarse a todo. Tal vez algún día me
acostumbraré a ser observada, pero lo dudo.

Según mi madre, la gente mira fijamente porque están intrigados por mi "belleza
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única". Por supuesto, es una madre. Ella tiene que decir cosas como ésa.

La cosa es que en realidad no hay nada terriblemente malo con cualquiera de mis
características físicas cuando se toman individualmente ¿Cabello tan rubio que
parece de plata? Algo genial. ¿Piel de marfil pálido que solo puede llegar a
quemarse en la superficie por el sol? Atractivos principalmente para las multitudes
del victoriano y las góticas, pero no es un error trágico. ¿Ojos de un peculiar tono
de azul hielo que los hace parecer casi transparentes?
Incluso podría haber una persona adecuada y se verían bien. El problema se
producía cuando se ponen todos esos monocromáticos aspectos en una sola
persona. Eso me hacía un bicho raro, un hecho que hizo que mi estatus social se
fuera en picada y hubiese una fuente inagotable de curiosos donde quiera que
fuera.

Dependiendo de mi estado de ánimo, manejaba sus miradas de dos maneras: ya


sea lo ignoro o lo encuentro y mantengo su mirada, sabiendo que a las personas les
resulta desconcertante tener la mirada de un monstruo en la espalda.

Gracias a John, estaba molesta de todas las formas posibles, lo que lo hizo un día
de mira-si-puedes-hacerlos-retroceder. Levanté los ojos para encontrarme con los
suyos y esperé una reacción.

Él ni siquiera parpadeó.

No me di cuenta de lo tensa que estaba hasta que alguien me agarró del hombro.
Reaccioné ante la repentina invasión de mi espacio personal sin pensarlo. Por
suerte, Jase logró bloquear mi gancho derecho.

La visión de mi puño atrapado en su mano hizo que mi estómago se encogiera.


¿Había realmente tratado de golpear a mi hermano? ¿Qué había de malo en mí?

—¿Quieres ir a tomar un helado? ¿Sí o no? —preguntó Jase lentamente, como si


tuviera problemas mentales. Escuché alguien detrás de él riéndose.

Dos banderillas y una orden de aros de cebolla me habían llenado, pero acabé
aceptando el postre como una excusa para quedarme cerca de Jase y poner un poco
de distancia entre mí y el Chico de la Banca. El plan había sido seguir con el grupo,
pero después de unos minutos de ver a Ellie Davis, la hermana pequeña de John
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que era un poco plástica, arrojarse a mi hermano, decidí que estaba dispuesta a
correr el riesgo de estar sola. Después de que todos obtuvieron su orden,
silenciosamente escapé en dirección al lago.

—¿Qué ha pasado ahí? —preguntó Jase en cuanto estuvimos fuera del alcance del
oído. No me había dado cuenta de que me había seguido, pero estaba agradecida.
Aunque hubiese estado mejor sin todo el asunto de preocupación por mí que
parecía haber tomado desde mi pequeño episodio.
—Yo no estaba tratando de golpearte. Sólo me tomaste por sorpresa.

—Dije tu nombre como cinco veces. Estabas totalmente desconectada. —Saltó


delante, bloqueando mi camino—. ¿Alguien te molestó?

—Era un tipo mirándome.

Jase apretó los músculos de la mandíbula.

—Cálmate. No fue nada. —Vi una roca plana agradable a la sombra y me dirigí
hacia ella.

El lago estaba mucho menos concurrido que las tiendas, restaurantes y lugares de
interés de los alrededores. Unas pocas familias salpicaban en el agua, pero la
mayoría de la gente prefería la piscina pública ya que no tenía la capa superior de
limo verde que puede o no contener subproductos de plantas químicas cercanas.
Teníamos gran parte de la playa para nosotros, lo que me vino muy bien.

A pesar de asegurar a Jase que no era nada, el incidente con Sir-Mira-Mucho-


Fijamente me había agitado. He tratado con mi parte justa de tirones, matones y
bichos raros en los últimos años, pero ninguno de ellos me había afectado así. Él no
había hecho nada más que mirarme mucho más tiempo de lo que es socialmente
aceptable, sin embargo, yo estaba realmente asustada de él.

Me hubiese vuelto loca intentando convencerme de que no era un asesino o un


psicópata acosador, pero por suerte tenía a mi hermano para que me distrajera.

—Voy a volver a las compras para la escuela —dije mientras Jase pulía lo último de
banana split—. Y me voy a comprar la antimateria, baklava, una cápsula de
cianuro, un documento de D&D, un estéreo, Footloose el disco, un genéticamente
modificado pez dorado, un horno, un imaginado amigo, un juego de conserjes, un
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kit en el mercado negro, un loro y... municiones medievales3.

—¿Municiones medievales?

Me dio una sonrisa de suficiencia. Mamá nos había introducido en el juego del
alfabeto cuando éramos pequeños con el propósito de mantenernos entretenidos
en viajes largos por carretera. A través de los años ha evolucionado desde un

3 Modificado del original para acomodar las letras en orden alfabético.


simple juego de memoria a un concurso para ver quién podía llegar a los puntos
más ridículos.

—Bueno, entonces me voy de compras de regreso a la escuela y me voy a comprar


la antimateria, baklava, una cápsula de cianuro, un documento de Dungeons &
Dragons, un estéreo, Footloose el disco, una genéticamente modificado pez dorado
llamado Gabe, un horno, un imaginado amigo, un juego de conserjes, un kit, un
loro, municiones medievales para matar y... —Él recitó el alfabeto en voz baja—. N.
Nudismos de Betty White4. —Era obvio que estaba ganando esta ronda.

—Eso es asqueroso.

Lanzó una mano sobre su corazón y cerró los ojos como si estuviera tratando de
contener las lágrimas.

—¿Cómo puedes decir eso de mi Betty? Ella es una mujer tan hermosa. —Él pudo
haber ido, ensalzando las virtudes de desnudos de personas de tercera edad, pero
yo no estaba escuchando. El tipo del banco (el grande que da miedo) se apoyaba
contra un árbol a cerca de veinticinco metros de distancia.

—Tierra llamando a Idiota Mayor. ¿Puedes oírme, Idiota Mayor?

—¿Eh? ¿Qué? —Jase estaba de pie frente a mí. Yo no estaba muy segura de cuándo
sucedió eso.

—¿Estás bien?

—Está de vuelta —le dije, mi voz era un susurro sin ninguna buena razón.

—¿Quién?

—El hombre con el problema de mirarme. —Asentí con la cabeza hacia los
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pequeños cultivos de árboles.

Yo sabía por la forma en que dijo: —Ya regreso. —Por encima del hombro que
pretendía que me quedara donde estaba. Me dio la idea de una cierta
consideración antes de caminar después de él.

4 Betty White: actriz, comediante y exmodelo. Actualmente tiene 91 años.


—Conozco las reglas —decía Jase mientras me acercaba—. Éste es nuestro
territorio. O me dejas en paz ahora o luchamos.

¿Estaba loco? Este chico podría haber pasado como el menos verde y mucho menos
feliz hermano de Jolly Green Giant5. Era muy posible que él pudiera doblar un
auto de la Volkswagen. Jase se rompería en mil pequeñas piezas.

—Yo no me voy.

Jase se irguió a su total de metro y setenta y cinco centímetros, que era menos que
impresionante.

—Entonces peleemos.

—Al infierno que lo harás —dije, dando un paso al lado de mi hermano—. ¿Te
despertaste en la parte estúpida de la cama esta mañana?

Jase ni siquiera me miró.

—Vete, Scout. Esto no es asunto tuyo.

—No me iré hasta que te detengas.

—Creo que deberías irte, Scout. —Cometí el error de mirar hacia arriba cuando
dijo mi nombre. Sus ojos tenían una sombra inusual de gris, sin rastro visible de
color azul, verde o amarilla.

—No, gracias.

Se acercó a mí y alguien hizo un gemido extraño. Por extraño que pareciera, me


sentí segura de que tenía su origen en la garganta de Jase en lugar de la mía. El
otro tipo era al menos treinta centímetros más alto que yo, y tenía que estirar el
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cuello para mirarlo a los ojos de color acero. Estar en una estrecha proximidad con
él hizo que el pelo de mis brazos se erizara.

Se inclinó tan cerca que podía sentir su aliento caliente en mi cuello. Pensé que iba
a susurrarle algo a mi oído, pero en su lugar inhaló rápidamente dos veces por la
nariz.

5 Hombre fornido que representa la marca Green Giant de vegetales enlatados.


Bueno, yo nunca había sido olida antes.

—¿Qué es ella?

La pregunta iba dirigida a Jase, pero me tomé la libertad de responder.

—Lo que es, es una chica ofendida que se enoja rápidamente.

—Deja a mi hermana fuera de esto —dijo Jase, sonando como un niño cuando le
dice al agresor que le devuelva su dinero para el almuerzo.

Los ojos de nuestro nuevo amigo parpadearon con curiosidad entre Jase y yo.

—¿Saben de ella? —Jase no le respondió, lo que aparentemente calificaba como


una respuesta. Finalmente se apartó y me dio espacio para respirar.

—Yo me quedo —dijo a Jase con una voz tranquila y controlada—. Sugiero que tu
gente esté fuera de mi camino. Me llevaré a cualquiera que se me atraviese. —Él
lanzó una mirada puntiaguda en mi dirección—. Incluyéndola.

Una vez que estuvo fuera del alcance del oído, Jase me susurró.

—¿Por qué no te quedaste fuera de esto? ¿Qué se supone que debo hacer ahora? —
gritó un chorro de insultos y dio patadas a un árbol duro que estaba cerca, lo
suficiente para romper un poco de corteza y, posiblemente, un dedo del pie.

—¿Quién era? ¿Qué está pasando? —Mi ira se comparaba, si no superaba, la


suya—. ¿Ibas a pelear con ese tipo en serio? ¡Él es como tres veces más grande que
tú!

—Él no es tan grande.


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—Hubiera sido como La Roca6 contra Seth Green7. Ahora, dime quién es.

—No lo sé.

Mentira.

6
Dwayne Johnson: conocido como La Roca (“The Rock”), es un actor, comediante y luchador
profesional, campeón de la WWE.
7 Seth Green: actor y productor, conocido por sus papeles en Scooby-Doo 2, Buffy the Vampire

Slayer. Fue anfitrión de la WWE en una ocasión.


Nos miramos el uno al otro durante un buen rato. Por último, Jase se alejó, sacando
su teléfono celular mientras caminábamos. Esperé hasta que terminó su llamada
para atacar de nuevo.

—¿Estás en una pandilla? —Fue la conclusión más lógica a la que podía llegar. Oí
lo suficiente de su conversación para saber que había llamado a Toby, un policía.
Convencer a su joven primo ingenuo para infiltrarse en una banda local sonaba
como el tipo de plan idiota que Toby tendría.

—¿Acaso esto te parece una zona marginal de Chicago? —Jase hizo un gesto hacia
el pequeño pueblo que estaba en medio del bosque—. ¿Piensas que los Bloods
están haciendo tiroteos en mini-furgonetas y adelantando carros?

—Creo que algo muy extraño ha pasado. Algo acerca del "territorio". Algo que
terminó como Jean Claude van Loco8 amenazando con extinguirlo y enviarlo
corriendo a Toby. ¿Tu primo idiota te metió en algo?

—¿No puedes dejarlo?

—No lo creo.

Jase gruñó con agitación.

—¿Por favor, Scout? ¿Sólo por esta vez? Te lo prometo, no voy a dejar que te hagan
daño.

—¿Puedes prometerme que no te harán daño?

—No tienes que preocuparte por mí —dijo, asumiendo lo que debe haber pasado
como una expresión de tipo duro en la mente de Jase —. Yo estoy hecho de
material 100% impresionante y totalmente intocable.
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—¿Me lo prometes?

—Prometido.

—Entonces lo dejo —le dije cuando comencé a trazar formas para descubrir la
verdad.

8Juego de palabras con el nombre del actor y luchador profesional Jean Claude van Damme,
apodado “Los músculos de Bruselas”.
Capítulo 2
Traducido por PrisAlvS

Corregido por Leeconemi

Cinco días antes de que empezara la escuela, la Sra. Northington renunció a su


posición en la Escuela Lake County. Aparentemente, había conocido a un buen
finlandés en un crucero durante el verano, se había enamorado locamente y
mudado al otro lado del Mundo. De esto había sido informada. Lo que nadie se
molestó en decirme fue que el viejo molesto del Sr. Beck había salido de su retiro
para tomar su puesto. Si alguien lo hubiera dicho habría cambiado mi horario.
Cálculo Avanzado iba a ser lo suficientemente malo teniendo a la mano derecha
del Diablo como profesor.

Uno de los muchos fallos del Sr. Beck era creer que los de último año deberían ser
forzados a sentarse en orden alfabético, lo que me dejaba atrapada detrás del
apestoso John Davis. Sabía que entre la voz somnífera del Sr. Beck y mi insistencia
cerebral de resolver el misterio de la esencia única de John, me sería muy difícil
concentrarme.

—Scout, ¿entiendes algo de lo que dice el Sr. Beck? —Llegó un susurro a mi


izquierda.

—Es el primer día. Solo está hablando de las reglas y cosas —expliqué tan suave
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como pude.

La pequeña chica en la silla junto a mí se mordisqueaba sus inexistentes uñas


nerviosamente, mientras movía su pierna derecha de arriba a abajo como a un
millón de kilómetros por hora. Joi Fitzgerald era tierna, pero podía molestar a un
monje Tibetano.

—¿Cómo terminé en Cálculo Avanzado? Nunca seré capaz de seguir el ritmo.


—Está en Cálculo Avanzado porque conseguiste un 98% en tu prueba de
ubicación. Lo harás bien. Deja de preocuparte.

Una sombra cubrió mi escritorio.

—Harper, ¿hay algo que quiera compartir con el resto de la clase?

—Es Scout —solté como respuesta al escuchar el nombre dado antes de recordar
con quién hablaba—. Quiero decir, mi nombre. Es Scout. Puede decirme Scout. Por
favor.

—Creo que estamos un poco viejos para llamarnos por apodos en clase —se mofó
el Sr. Beck, lo cual no ayudaba para su apariencia. Claro, no había mucho que
ayudaría a la apariencia personal del hombre más que un corte de cabello y ropa
comprada después de 1978.

—E-Entonces llámeme Srita. Donovan.

—Muy bien, Srita. Donovan. Ahora, si usted y la Srita. Fitzgerald terminaron su


conversación, todos podemos volver a discutir la tabla de calificación para este
curso. —El Sr. Beck se giró y empezó a hablar sobre cómo no calificaba con curva,
ni daba créditos extra o extendía tiempos límites.

Miré al frente, esperando a que mi vergüenza disminuyera y mi pulso volviera a la


normalidad. ¿Podía ser más tonta? Un breve intercambio con un profesor
antagónico me había hecho temblar como una hoja.

Ahí fue cuando noté un par de familiares ojos color gris mirándome. Estaba tan
sorprendida que no noté inmediatamente que el rostro que me miraba no era el
mismo que había estado viendo en Internet por los últimos tres días. La nariz y la
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curva de la mandíbula eran iguales, pero este rostro carecía de la malicia y el odio
tan evidentes en la otra.

El hermano menor de Jean-Claude.

La Escuela Lake County no es grande, mi clase alcanza solo a los ciento cuarenta y
tres estudiantes. Cuando alguien nuevo aparece, todos lo notan. Había estado
escuchando sobre el chico nuevo toda la mañana. Ashley Johnson hablaba del
“delicioso nuevo” que se había transferido desde Montana. Gastó media hora de
nuestra primera clase planeando su boda.

Y ahora el futuro Sr. Ashley Johnson estaba girado en su silla, inclinado alrededor
de John Davis, mirándome.

Mi cerebro no tardó mucho en decidir que lo último que quería era otra
confrontación y permitir que más vergüenza me invadiera. Dejé caer mis ojos
mientras mi rostro se enrojecía como un tomate.

Continué el resto de la hora con mis ojos fijo en mi escritorio. Intenté tomar notas
de lo que el Sr. Beck explicaba, pero todo estaba lleno de él siendo un idiota y la
clase siendo imposiblemente difícil. Estaba bastante segura que podría recordar
eso sin tener que escribirlo.

Cuando la campana finalmente sonó, reuní mis cosas rápidamente y salté,


planeando escapar a gran velocidad. En su lugar, me di contra el pecho del chico
nuevo.

—Lo siento —murmuré, intentando rodearlo para llegar a la puerta. En lugar de


moverse a un lado para dejarme pasar como hubiese hecho una persona decente, el
nuevo solo se quedó ahí—. Disculpa —siseé a través de los dientes apretados.
Finalmente se movió, permitiéndome llegar a la puerta y al anonimato
proporcionado en la multitud del pasillo.

***

Solté un suspiro de alivio mientras me hundía en la silla junto a mi mejor amiga,


Talley Matthews, en el arruinado teatro de la escuela. Los asientos estaban rotos y
maltrechos, las gruesas cortinas de terciopelo se habían desteñido del rojo al
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naranja rústico, faltaban la mitad de las bombillas, y una rancia esencia de moho
estaba en el aire. A pesar de su ruinoso estado, estaba esperando al tiempo que
pasaría en el viejo teatro llevando la nueva clase de Shakespeare de la escuela.

—¿Cómo va tu primer último día de secundaria? —preguntó Talley, sin una nota
de ironía en la voz.

—Ha apestado, mucho. Jase ocupó el baño toda la mañana. Luego, insistió en pasar
por Nikki Anderson, quien nos hizo esperar quince minutos en el carro mientras se
maquillaba su perfecto rostro. Y, claro, Jase me hizo ir en el asiento de atrás de
nuestro auto para que él pudiera contemplar sus falsos pechos mientras conducía.
Ashley Johson está en mi clase de Inglés Avanzado, y el Sr. Beck es un viejo que se
rehúsa a llamarme Scout. Y, ¿recuerdas ese chico del que te conté de La Tira? ¿El
Sr. Alto, Oscuro y Loco? Su hermano es el chico nuevo.

—¿Hay un chico nuevo? —Talley nunca sabía los últimos chismes de la escuela—.
¿Cuál es su nombre?

—Su apellido es Cole. No recuerdo su nombre. Alguno común con “A”. ¿Alan?
¿Andrew?

—Alex. —Una voz desconocida replicó detrás de mí. Me giré para ver al chico
nuevo, aparentemente de nombre Alex, sentado en la segunda fila.

Mierda. ¿Cuánto llevaba ahí?

—¿Debería llamarte Scout o Srita. Donovan? —preguntó con una sonrisa torcida.

Lo fulminé.

—Scout está bien.

—Yo soy Talley. —Mi mejor amiga se metió, girándose y estirando la mano hacia
Alex.

¿Qué estaba haciendo? ¿Iba a darle la mano como si estuvieran cerrando un trato
bancario o algo igualmente adulto y aburrido?

Para crédito suyo, Alex no miró a Talley como si estuviera rompiendo algún
código sin escribir de la escuela, y extendió la mano hacia la suya.
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—Un gusto conocerte, Talley. Genial nombre. Muy no-común. —Sus ojos color gris
parecían bailar hacia mí. La enorme sonrisa en su rostro revelaba perfectamente
una fila de blancos dientes y un par de hoyuelos.

—Gracias —replicó Talley, respondiendo su sonrisa poco a poco—. Mi mamá dio a


luz en un restaurante O’Talley. Fue lo único que su mente después del nacimiento
pudo crear cuando le preguntaron el nombre.
—Genial. ¿Y cómo alguien se convierte en un Scout? ¿Eres como una súper
vendedora de galletas?

Él obviamente estaba intentando ser ingenioso. No podía evitar notar que sus ojos
seguían concentrados en mi rostro.

—Es porque mi nombre es Harper Lee9 —dije con mi voz más molesta.

—¿Entonces las personas te llaman Scout? —Permití que una sonrisa


condescendiente cruzara mi rostro. Había pasado por momentos como este desde
que habían asignado Matar a un ruiseñor en primer año—. ¿Por qué no Boo? —
preguntó Alex, golpeando directamente en mi presunción.

Idiota.

Mis espíritus se hundieron aún más mientras miraba para ver al último grupo de
estudiantes hacer su camino hacia el escenario. Ashley Johnson prácticamente saltó
su camino hasta el lado de Alex.

—Hola, debes ser nuevo —se aventuró efusiva, pretendiendo no saber


exactamente quién era. Conociendo sus habilidades como acosadora,
probablemente ya sabía de cuál medida debería comprar el anillo de bodas—. Soy
Ashley.

Alex finalmente dejó de mirarme para concentrarse en la tonta Barbie junto a él. Vi
mientras sus ojos la evaluaban, desde su arreglado cabello rubio falso hasta sus
tacones de diez centímetros de diseñador.

Aparentemente le gustó lo que vio

—Bueno, Ashley, es un placer conocerte. Soy Alex Cole.


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Me giré en mi asiento para no tener que ver a los pechos de Ashley luchando por
salir del pequeño top en el que los había metido mientras se inclinaba para hablar
con Alex. Lamentablemente, esto no evitó que su molesta voz llegara a mis oídos.

9Harper Lee: Escritora de “Matar a un ruiseñor”, cuyo personaje se llama Scout, también el perro
del vecino Maycome se llama Boo Rayder.
—Ese es un acento interesante el que tienes, Alex. ¿De dónde eres? —Ashley
siempre arrastraba las palabras como en el sur, pero lo estaba haciendo aún más.

—Me acabo de mudar desde Montana —respondió, resaltando su propio acento


para sonar como miembro de Barenaked Ladies10.

—¿Cómo alguien de Montana termina aquí en Timber, Kentucky?

En realidad yo estaba curiosa sobre eso. Timber no era exactamente una metrópoli
emocionante. La mayor parte del condado está cubierta por Tierra Entre los Lagos,
un bosque nacional que es hermoso y entretenido en el verano, pero le falta las
comodidades modernas como un Target11 y un cine. Ocasionalmente alguien se
muda desde Nashville para escapar de la ciudad, pero la mayoría de nuestras
familias han estado aquí por siempre. Ni siquiera había conocido a alguien de
Montana hasta tres días atrás.

No sabía si estaba siendo honesto o intentaba seguir siendo ingenioso, pero pude
decir por el momentáneo silencio detrás de mí que su respuesta de “Aquí es donde el
auto se estropeó” no era lo que Ashley esperaba.

Antes de que Ashley pudiera sacarle más información a su futuro novio, o causara
que mis oídos sangraran, la Sra. Ryder subió al escenario. La vista de sus piernas
azul eléctrico metidas en botas vaqueras rojas, atrapó nuestra atención aún más
efectivamente que su recitación de Richard III12.

La siguiente hora voló mientras la Sra. Ryder repasaba los detalles emocionada del
curso. La clase era pequeña, solo una docena de nosotros, y el gremio de arte local
estaba proveyendo recursos para un nuevo viaje para ver algunas presentaciones.
Estaba tan emocionada para cuando la campana sonó que casi me olvido de Alex.
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—Entonces, el chico nuevo es algo sexy —dijo Talley desde una de las bancas de
colores llamativos de la cafetería. Ella mordisqueaba una zanahoria, su último
intento de hacer dieta. Silenciosamente predije que serían reemplazadas por papas
fritas de McDonald’s antes de que llegara a casa esa tarde.

10 Barenaked: Desnudas. Ladies: damas. Barenaked Ladies: grupo canadiense de rock alternativo
formado en 1988.
11 Target: Tienda de ropa.

12 Richard III: Obra de teatro de Shakespeare.


—¿Cuándo empezaste a usar palabras como “sexy”?

—Estás evitando el tema.

—¿Cuál tema?

—Lo sexy que es Alex Cole. No pretendas que no lo notaste. —Claro que lo había
notado. Poseía dos glóbulos oculares en perfecto funcionamiento y apreciación por
el género opuesto.

—Es una de las personas hermosas. Dios nos ayude a todos. —Talley me dirigió lo
que me gusta creer como su mirada por-qué-demonios-me-junto-contigo—. No me
mires así. Sabes que eres la única chica hermosa en esta escuela que no es vanidosa.
—Talley había aprendido a no contradecirme con el hecho de que era hermosa
mucho tiempo atrás. En este hecho era completamente obstinada. Los ojos de
Talley son azul oscuro, enmarcada por su espeso y brillante cabello negro que
parece perfecto aunque se acabe de levantar. Su piel es pálida como la mía, pero el
sol es mucho más gentil con ella. Ya que estaba a la mitad de agosto, su nariz
estaba pringada por las más encantadoras pecas que algún humano pudiera tener.
Añade a esos rasgos el hecho de que ella era la más gentil y alegre persona viva,
daba como resultado una chica muy atractiva. Era una pena que todos se
enfocaban en el hecho de que pesaba más de 90 kilogramos para notarlo.

—¿Qué hay de Jase? —preguntó Talley, mirando sobre mi hombro.

—¿Qué hay con él?

—¿No crees que soy hermoso? —preguntó mi hermano, deslizándose por la banca
junto a mí.
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—Claro que eres hermoso. —No por ser asquerosa ni nada, pero él en realidad lo
es—. También eres totalmente insípido. —Lo cual era parcialmente verdad.

—Aw. Solo dices eso porque sabes que no sé lo que significa insípido.

—Significa que dejes de comerte todos mis Doritos. —Le quité mi casi vacía bolsa
de su mano—. ¿Qué haces aquí, Jase? ¿No se supone que debes estar en clases?

—No, es mi hora de almuerzo.


Talley se congeló con la zanahoria a medio camino.

—Imposible. ¿Cómo pasó eso?

—Tal, ¿no es obvio? Scout y yo somos maduros y responsables estudiantes de


último año ahora. No te sorprendas tanto de que la administración de la escuela lo
haya notado.

Desde un incidente en tercer año, Jase y yo estuvimos separados tanto como fuera
posible.

Nunca estábamos en las mismas clases o nos permitían entrar a los mismos grupos.
Realmente no había sido un problema desde que entramos a secundaria. Los
intereses de Jase se dirigían a lo atlético mientras que los míos eran más
académicos. Aun así, sabía que el superintendente, quien era nuestro padre, seguía
interviniendo para que nuestros horarios nunca coincidieran. Obviamente, alguien
no estaba prestando atención.

—¿Tú? ¿Yo? ¿El mismo almuerzo? Esto será raro.

—¿Raro? —Jase me miró, completamente confundido—. ¡Será asombroso!

Es de conocimiento común que las cosas tienen que ser de cierta forma con el
mundo de las políticas de secundaria. La genial, aunque accesible, estrella atleta se
supone debe salir con las chicas más hermosas, asistir a las mejores fiestas y
almorzar con la élite, no con su extraña hermana.

—¿No deberías estar con Juguetona-Dee13, Juguetona-Tonta y Juguetona-Idiota por


ahí? —pregunté, refiriéndome a la mesa en el medio del área donde tres de los
compañeros de Jase —Tyler Burkeen, Seth Roberts y Jordan Daniels— estaban con
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un grupo de porristas, ocasionalmente tirando papas fritas hacia la cabeza de


James Kiplinger.

—Veo a esos chicos todo el tiempo.

—Vives conmigo. Nuestras habitaciones están a un metro y medio.

—¿Estás intentando decir que no quieres comer conmigo, Scout?

13 Dee: Persona hermosa, sexy, atractiva.


—Claro que quiere comer contigo —dijo Talley—. Solo está preocupada de que la
obligues a tener una verdadera conversación con alguien más que tú o yo. —Eso
no era justo. No era mi culpa que no fuera tan simpática como ellos.

—Sabes, ellos no son tan malos en cuanto llegas a conocerlos —dijo Jase, mirando
mientras Jordan se las arreglaba para pegar una papa llena de salsa de tomado en
la camiseta de James.

—Jordan Daniels no es un completo idiota, pero también es tan tonto como una
caja de piedras.

—¿Ya no te llama el Albino, no?

—No. —No desde que Jase lo golpeó contra la pared en los vestidores de hombres
y le dijo que dejara de hacerlo.

—Eso no significa que repentinamente dejó de ser medio tonto. Lo escuché


preguntarle a una de las secretarias dónde poner un sello en un sobre el año
pasado.

—Bien, entonces Jordan es un idiota, pero Tyler y Seth son bastante decentes, y
creo que te agradarían algunas de las chicas si les das la oportunidad. —Claro, nos
convertiríamos en las mejores-mejores amigas. Podríamos hacer pijamadas donde
nos trenzaríamos el cabello sobre cómo Jordan es súper tierno y lo mejor.

Estaba a punto de alejarme de la mesa cuando un par de los ojos metálicos


llamaron mi atención.

Alex Cole estaba a dos mesas de nosotros, observando de nuevo. Solo que esta vez,
no era a mí. En su lugar, estaba observando a Jase con una expresión que
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fácilmente sería interpretada como asesina. Sus ojos eran duros y podía ver los
músculos en sus mejillas tensarse mientras apretaba y abría la mandíbula.

También podía ver a Ashley Johson babeando a su lado. Brevemente me pregunté


si estaban discutiendo posibles destinos para la luna de miel.

—Tierra a Scout —dijo Jase, llamando mi atención lejos de la mesa de Alex.

—¿Hacia dónde miras? —Talley observó y sonrió—. Ah-ha. El chico nuevo. Debí
haberlo sabido.
Se me ocurrió que pudo haber sido una buena idea haber mencionado a Alex antes
de eso.

—¿Cuál chico nuevo? —Jase miró hacia Alex y su rostro se puso blanco. Me acordé
de la vez que llegó a casa para encontrar que nuestra pequeña hermana había
decidido hacer sus figuras de Star Wars “lindas” coloreándolas con un marcador
rojo. Él las había contemplado con la misma falta de expresión antes de explotar en
la más grande ira. Angel había llorado por horas.

—Su nombre es Alex Cole, y se acaba de mudar desde Montana —dijo Talley—. Él
es inteligente, atractivo y gracioso, y está locamente enamorado de tu hermana.

—¿Qué? —Dos voces salieron al unísono, la mía incrédula y la de Jase furiosa.

Talley se encogió un poco, pero se rehusó a retractarse.

—Vamos, Scout. Dijiste que te estuvo observando en Cálculo, y él estaba


coqueteando contigo en Shakespeare. Casi se podía ver la electricidad entre
ustedes.

¿De qué demonios estaba hablando? Amo a Talley. En serio, lo hago. Pero hay
veces cuando el mundo de Talley y el real son lugares completamente diferentes.

Los labios de Jase estaban presionados tan fuertemente juntos que casi no podían
verse.

—Aléjate de él. Ni siquiera quiero que hables con él. ¿Entiendes?

—¿En serio acabas de intentar decirme qué hacer?

Jase entrecerró los ojos.


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—Sí sabes quién es, ¿cierto? ¿Recuerdas lo que el otro dijo?

—Lo recuerdo. —Como si eso fuese el tipo de cosas que se escapan de la mente—.
Pero Alex no parece tan… intenso. Creo que es bastante inofensivo.

—No me importa lo que sea. Prometí mantenerte a salvo. No puedo hacer eso si
andas con uno de ellos.
Pude haber argumentado el asunto, señalando que era perfectamente capaz de
cuidar de mí misma, pero no lo era. Era como si de verdad quisiera andar con el
chico nuevo.

—No hay problema. De verdad, no lo soporto. Sería perfectamente feliz si no le


vuelvo a hablar.

—Bien. Que se quede así. —Jase se puso en pie, lanzando otra mirada en dirección
a Alex—. Nos vemos en el auto después de la escuela —dijo agarrando la mitad de
mi emparedado de pavo.

—¿De qué iba todo eso? —preguntó Talley, mirando mientras Jase cruzaba la
cafetería.

—No estoy cien por ciento segura —admití—. Tiene algo que ver con el psicótico
hermano de Alex. Creo que Jase está involucrado en algo malo. Intenté preguntarle
sobre eso, pero me ignoró.

—¿Qué vas a hacer?

—Solo esperaré. Jase eventualmente me dirá.

—Estaba hablando sobre mantenerte alejada de Alex.

—Honestamente no creo que eso sea problema.

Talley miró por sobre la mesa a dónde estaba Alex charlando con Ashley. Estaban
casi buscando nombres para los bebés. Me encogí por la imagen mental de sus
hijos.

—Eso puede ser un poco más difícil de lo que crees.


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—No sea ridícula, será sencillo.

Y lo era. Me las ingenié para evitar cualquier y todo contacto con Alex Cole por dos
horas completas.

***

—Ahí estás Scout —me saludó la Sra. Sole en la puerta de la sala de publicidad
impresa—. El grupo editorial está en la mesa de la esquina.
Caminé hacia la mesa donde Joi Fitzgerald y Meg Jamison me esperaban. Respiré
honda y establemente mientras me sentaba en el asiento libre, junto a Alex.

Mierda.

—Seguimos encontrándonos —dijo él, mientras yo empezaba a considerar ser


escritora de deportes.

—Sí, parece que el karma está sobre nosotros intentando que pasemos un tiempo
juntos. Obviamente, hice algo horrible en mi vida pasada.

—O tal vez eres mi premio por ser tan bueno. —Pensaba que los ojos grises serían
aburridos y sin vida, pero los suyos parecían brillar.

Decidí que mi mejor respuesta sería el silencio. Desafortunadamente, él no


entendió la indirecta para acabar la conversación.

—Entonces, me iba a sentar junto a ti en el almuerzo, pero tu novio me ganó.

—¿Quién? ¿Mi qué? —La oración del novio me ganó—. ¿Te refieres a Jase? —Joi,
quién había estado escuchando la conversación abiertamente, parecía aún más
sorprendida de lo que Talley había estado antes.

—¿Tú y Jase tienen el almuerzo juntos? Pero creí que había un decreto real para
que los Gemelos Donovan estuvieran a más de ciento cincuenta metros en el
terreno escolar desde el incidente con la Sra. Tubbs.

Santo Dios. Entonces hacer que un profesor tenga una crisis mental en escuela
elemental. ¿De verdad era tan importante?

—¿Gemelos?
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—Jase es mi hermano.

—No, no lo es —dijo Alex con absoluta convicción.

Estaba por decirle a Alex exactamente lo que creía de él y su presuntuosa


arrogancia cuando Joi decidió ser de ayuda.
—Oh, solo los llamamos gemelos. La mamá de Jase se casó con el papá de Scout
cuando era bebés. No se parecen para nada, y Jase es técnicamente un par de meses
mayor, pero actúan como gemelos.

—Cinco semanas —corregí automáticamente.

—Esa es una distinción, Scout —dijo Meg. Después de ver un episodio de La Ley y
el Orden en quinto grado, Meg Jamison decidió que quería ser una abogada. Había
estado hablando como una desde entonces. Intenté imaginarla usando “sexy” o
“delicioso nuevo” para describir a Alex, pero mi imaginación no era tan buena.

—¿No tienes hermanos, Alex? —preguntó, guiando la conversación lejos de Jase, a


quién detestaba completamente desde un breve caso de sabor-del-mes el año
pasado.

Eventualmente llegué a saber que el nombre del hermano de Alex era Liam, y era
el encargado legal de Alex. (—Es dos años, diez meses y cuatro días mayor —me
dijo Alex con un guiño.) Se mudaron desde Libby, Montana, un pueblo a unos 120
kilómetros de la frontera con Canadá, a Kentucky la primera semana de julio.

No hubo mención sobre el hábito de Liam de aterrorizar extraños por diversión.

Rápidamente se hizo aparente que Alex era una de esas personas fáciles de hablar,
que podía llevar incluso a los más huraños a una discusión grupal. Gracias a él, la
clase entera estaba debatiendo sobre las mejores tácticas de supervivencia contra
zombis cuando el día escolar terminó. Estaba tan concentrada en lograr que él
entendiera las ventajas de tener un dirigible que no consideré como Jase
reaccionaría al vernos caminar por el estacionamiento juntos. Ese fue, sin duda
alguna, uno de mis peores errores.
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Capítulo 3
Traducido por Leeconemi

Corregido por PrisAlvS

Mi último año comenzó espectacularmente. Tenía a Beelzebub como profesor de


Cálculo, la mitad de mis profesores me dejaron tarea en el primer día, y el chico
nuevo había logrado alterar completamente mi paz de gente estructurada. Cuando
llegué a casa, estaba tan distraída que no noté al chico que dormía en mi cama
hasta que casi me senté sobre él.

Charlie Hagan no es guapo en el sentido clásico, sus rasgos son ligeramente


afilados y sus labios un poco muy llenos, pero es inconfundiblemente atractivo. No
era solo con su apariencia física, sino su personalidad. Ahora bien, su cuerpo
atlético, sus penetrantes ojos verdes, y su pelo enrulado con reflejos naturales no
pueden ser ignorados.

Yo quería tumbarme junto a él. Sintiendo sus brazos alrededor mío y descubriendo
cómo saben sus labios. Quería decirle a él que lo amaba en secreto desde que tenía
2 años. Entonces, hice todo lo que podía hacer, le golpeé la cabeza con Guido, mi
títere mono de un calcetín.

—Oh, Scout. —Bostezó y se desperezó, haciendo que la parte inferior de su


camiseta se levantara, y se pudiera ver una parte de su estómago desnudo.
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Consideré seriamente el desmayo.

—Charlie, ¿qué haces en mi cama?

—La habitación de Jase huele rara y la de Angel es muy rosa. Tu cama, en cambio,
es justamente perfecta.

Bien, si él sentía eso...

No, Scout. Malo. Piensa en algo más.


—¿No deberías estar en casa empacando?

Charlie era el mejor amigo de Jase y mi primo paterno. Él vivía con el resto del clan
Hagan cerca de la Base Militar, pero pasa todo el tiempo posible en nuestra casa. El
viernes, él iba a romper mi corazón mudándose a 480 kilómetros de distancia.

—Empacar, cuac. Lo haré más tarde. Quería saber cómo te había ido en tu primer
día de escuela. —Me dejé caer en la cama. Aunque mi corazón se aceleró
ligeramente por estar tan cerca de Charlie, sabía que él no le daría importancia.
Para él solo era como una hermana. O, al menos, una prima.

—La escuela apesta. Creo que voy desertar y convertirme en camarera de una
parada de camiones. Podría cambiar mi nombre a Flo y tener una mala
permanente. Flo la camarera de la parada de camiones con un permanente malo no
necesita ir la escuela secundaria. Ella vive del conocimiento de la vida. —Charlie se
acercó y puso su brazo consoladoramente alrededor de mis hombros. Tuve un
problema para escucharlo sobre mi corazón que latía con fuerza.

—¿Fue la chica cabra? ¿Necesitas que patee su trasero por ti? Es decir,
normalmente no me gusta la idea de pegarle a chicas, pero haré una excepción. —
La chica cabra es como Charlie y yo llamábamos a Ashley Johnson. Eso es porque
cuando miras un rato su cara, ella realmente lucía como una cabra con su pequeña
boca, larga cara y extrañamente ubicados ojos.

—No —murmuré—. Ella no es el problema. Aunque el tener dos clases y el


almuerzo con ella no suman a la feliz, feliz diversión.

—Entonces, ¿cuál es el problema?

Antes de que llegara a responder, la puerta de mi habitación se abrió suavemente y


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entró en la habitación una perfecta niña pequeña: falda rosa, blusa rosa, sandalias
rosas y una pequeña cinta rosa, que enmarcaba sus rulos rubios alrededor de su
pequeño y redondo rostro.

—¡Lo encontré! —gritó Angel con todas sus fuerzas—. ¡Está en la cama con Scout!
—Mis padres adoran a mi hermanita de seis años, posiblemente es la niña más
perfecta del mundo. Jase y yo solo conseguimos no matarla—. ¿Por qué están en la
cama juntos? —preguntó Angel, lanzándonos una mirada de desaprobación.
—Porque la cama es el lugar más confortable de la habitación para sentarse —le
expliqué, evitando sentir culpa.

—¿Por qué te rodea con el brazo?

—Porque mi primer día de clases fue una mierda.

—No digas mierda, es una mala palabra.

—Tengo diecisiete. Voy a decir “mierda” cada vez que quiera.

—Se lo diré a mamá.

—Adelante. A ver si me importa. —Estas pequeñas conversaciones suelen sacar lo


mejor de mí.

Podríamos quedarnos así por horas, pero Jase entró a la habitación con un plato de
Oreos y un vaso de leche.

—Buen trabajo, pequeña —dijo, dando la merienda a Angel—. Aquí está tu


recompensa. Ahora, ¿por qué no vas a comer a tu dormitorio?

Ella iba a protestar, pero vio algo en la cara de Jase que la hizo cambiar de opinión.
Quizás la sangre seca.

—¿Qué te sucedió? —preguntó Charlie, examinando el daño. El rostro de Jase


comenzaba a hincharse alrededor de la nariz y el área alrededor de los ojos se
ponía púrpura

—No prestaba atención en la clase de gimnasia y una pelota me golpeó la cara.

—Eso es muy bueno, excelente mentira. Tus padres la creerán. Ahora, dime a mí
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qué es lo que realmente pasó.

—El nuevo novio de Scout me golpeó.

Toda la calma que la presencia de Charlie había creado se rompió inmediatamente.

—Él no es mi novio, y tú lo golpeaste primero.

Eso fue lo mejor en el drama escolar. Cuando Alex y yo fuimos afuera, yo intenté
hacerle caso omiso:
—Bien, Jase estacionó cerca del gimnasio, te veré después. —Fue estúpido de mi
parte pensar que él me dejaría así de fácil. El chico parecía no entender una
indirecta.

—Ahí es donde yo me estacioné —dijo con su siempre presente sonrisa antes de


caminar hacia Jase, quien estaba inclinado contra nuestro pequeño Mazda,
concentrado en alguna vergonzosa conversación con Nikki Anderson. Todavía
estábamos a tres coches de distancia cuando Jase se apartó de ella.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó Jase a Alex lo más rudamente posible.

—Pues, estoy caminando a mi auto. —Alex caminó hacia su viejo Toyota rojo en la
parcela siguiente.

—Me refiero a esta escuela, en esta ciudad.

En retrospectiva, Alex estaba intentando molestar a Jase. Tal vez era más parecido
a su hermano de lo que creía.

—Nosotros creemos que es un buen lugar para establecernos. —Una de las


comisuras de la boca de Alex se levantó cuando sus ojos se cruzaron con los
míos—. No tenía idea de que sería tan agradable.

Los hechos siguientes fueron tan rápidos que no estoy segura de lo que pasó. Jase
intentó golpear a Alex, pero no le dio. No sé si Alex logró escabullirse, o si Jase no
quería golpearlo realmente. Yo sé que él hablaba en serio, ya que realmente dolió
cuando mi hombro se puso accidentalmente en su camino.

Lo siguiente que vi, fue a Tyler Burkeen y Seth Roberts que agarraban los brazos
de Alex, y la nariz de mi hermano goteando sangre.
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—Aléjate de mi hermana. —Jase escupió y rojas gotas volaron de sus labios.

Alex lo ignoró mirando hacia abajo donde yo estaba congelada en el pasto.

—Scout, ¿estás bien?

—Estoy bien. —Claro, iba a tener una contusión en el hombro, y unos pequeños
raspones en mis palmas, pero no podía quejarme porque no era nada comparado
con Jase escupiendo sangre.
—¡No hables con ella! —Jase parecía con ganas de vengarse. Me encontré a mi
misma preocupada por Alex.

Obvio, él podía lanzar una buen puñetazo cuando quisiera, pero Jase era fuerte. Y
rodeado de amigos. Y realmente cabreado.

—Ve a casa, Alex —dije levantándome del suelo

—Scout...

Estaba curiosa acerca de qué tipo de explicación el daría por los puñetazos, pero
no me dejé terminar ese pensamiento.

—Por favor, solo ve a casa, ya has hecho bastante. —Tomé algunos pañuelos de mi
bolso e intenté terminar con la pérdida de sangre en la cara de Jase.

Después de una mirada en mi dirección, se alejó. Jase y yo volvimos a casa en


completo silencio.

—Eso fue increíblemente estúpido —dijo Charlie, volviendo mis pensamientos al


presente—. ¿Tienes alguna idea de qué podría haber sucedido? ¿O de lo que
podría pasar?

La habitación estaba quieta y silenciosa, ellos tuvieron un tácito intercambio. A


pesar de mis sentimientos acerca de la conducta de mi hermano, lo defendí
automáticamente.

—No es gran cosa. No había profesores alrededor, y nadie acusará al Sr.


Basquetbol. No hay manera de que esto afecte su puesto en el equipo, o sus
posibilidades de ganar una beca.
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—Es bueno saber que no tengo que preocuparme entonces —dijo Charlie, nunca se
relajó ni quitó sus ojos de Jase. Por primera vez, se me ocurrió que Charlie puede
haber participado en los planes de Toby para engañar a Jase.

Charlie se volteó hacia mí. Mis hombros se sentían desnudos sin su brazo
cubriéndolos.

—Bien, ¿qué pasa entre tú y ese nuevo chico? ¿Te gusta? —Como la típica
adolescente, rodé los ojos.
—No, no me gusta. Por Dios. Él trabaja en el periódico, nosotros tenemos un par de
clases juntos. Hemos estado hablando. Francamente, pienso que él es arrogante y
rudo.

Charlie pensó un minuto.

—¿Pero le gustas?

—No, no lo hace —se metió Jase—. Es Scout, por el amor de Dios. Él obviamente
está jugando con ella para molestarme a mí.

Retrocedí como si me hubieran pegado una bofetada. No es que realmente pensara


que él me quería. Los chicos como él solo invitaban a las chicas como yo para ganar
algún tipo de estúpida apuesta, y eso solo pasaba en las cursis películas para
chicas14. Sabía que todas esas sonrisas deslumbrantes no iban realmente para mí. Y
no me molestaba. No quería que Alex Cole me quisiera, pero escuchar a mi
hermano diciéndolo, escuchar a mi hermano menospreciándome así, lastima. Sentí
cómo las lágrimas corrían por mi cara.

—Scout, él no quería decir eso. —Charlie se volvió hacia mí, pero lo último que
quería era lástima.

—Fuera de mi habitación. —Cerré los ojos para esconder las lágrimas.

—Lo siento…

—Por favor, déjenme sola un minuto. —Me las arreglé para decir sin que mi voz se
quebrara.

Charlie, como siempre, vino en mi ayuda.


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—Vamos, hombre. Rápido. —Cuando me las pude arreglar para mantener mis
lágrimas bajo control, me metí en el cuarto de baño que conectaba el cuarto de Jase
con el mío y rebusqué en el gabinete de los medicamentos. Estaba siendo
demasiado emocional y temperamental. Una doble dosis de Midol 15 estaba
decididamente en camino.

14 Bopper: Quiere decir una de esas novelas donde él chico tiene un estatus más alto que la chica,
pero como no sé cómo explicarlo, me pareció que poner para chicas era lo mejor
15 Midol: Es un medicamento para ayudar en los malestares que se sufren durante la menstruación
Debía estar armando un montón de ruido, porque oí un golpe en la puerta y luego
la voz de Charlie preguntó: —¿Puedo entrar?

En lugar de responder, me acerqué y abrí la puerta. Charlie estaba apoyado en el


marco de la puerta, luciendo más atractivo de lo que cualquier persona que estaba
a 30 centímetros de un inodoro tenía derecho a ser.

—Tu hermano se siente como una mierda.

—Sí, bien, no me sorprende si su nariz está rota.

—Eso no es lo que quería decir, sabelotodo.

Cerré el gabinete y miré mi reflejo en la puerta espejada. Tenía unas manchas rojas
muy grandes, creando un horrible contraste con mi tez blanca. Mis ojos estaban
hinchados y me daban un aire misterioso. Tenía incluso un poco de moco a lo largo
del borde de la nariz.

Lindo.

¿Cómo podía culpar a Jase por señalar la verdad?

—No tengo problemas con él —dije, sonándome con un pañuelo mi nariz—. Está
bien. No es algo grande. —No vi a Charlie moverse del marco, así que me
sorprendió cuando sentí sus brazos tirando de mí en un abrazo. Al instante me
arrepentí de no ser una de esas pequeñas niñas que pueden acurrucarse en el
pecho de un hombre cuando necesitan consuelo. En cambio, tuve que
conformarme con poner mi frente sobre la suya.

En realidad, eso fue bastante increíble.


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—Si quieres mi opinión personal, Jase se equivocaba. —El aliento de Charlie olía a
canela—. Apuesto a que batiste esas largas pestañas, le diste una de esas sonrisas
extrañas de Scout, y el chico se ablandó.

Otra ridícula lágrima realizó el corto trecho de mi lagrimal hasta mi barbilla.


Charlie se echó hacia atrás y limpió mi mejilla. Era una cosa muy tierna y dulce
que hacer, por eso yo estaba completamente no-preparada para lo que dijo a
continuación.
—Eso significa que es aún más importante que te mantengas lejos de él. No es de
fiar. Solo queremos mantenerte a salvo. No le veas el lado bueno. No lo animes,
¿de acuerdo?

Di un paso atrás, moviéndome al otro extremo de esa pequeña habitación.

—No soy una chica boba que intenta ligar con cada chico que le presta atención…

—Scout…

—Y no responderé a tus órdenes o a las de Jase…

—Nosotros no...

—Y no me gusta ser la única en la oscuridad aquí. Dime lo que pasa, Charlie.

Se rascó la nuca.

—No sé de lo que estás hablando.

—Sí, sí sabes. ¿Qué pasa con ustedes y los Cole? Siento que de repente estamos en
el medio de Los Forasteros.

—Es complicado.

Crucé mis brazos y ladeé la cabeza para poner lo que Jase y Charlie siempre
habían llamado mi posición maestra.

—Bien. Charles, yo creo que la historia ha demostrado que soy la más inteligente
de los tres. Así que, ¿por qué no me dices lo que está pasando? Tal vez pueda
resolverlo para ti.

Me preparé mentalmente para una pelea. Después del día que tuve, tenía hambre
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de ella. Quería gritar y gritar y dejar salir todas mis frustraciones reprimidas, así
que estaba un poco decepcionada cuando Charlie no mordió el anzuelo.

—Lo siento, nena. —Se veía culpable. Claro que el hecho de que me llamara
“nena” no ayudaba a que quisiera mucho su causa—. Esto no es la clase de
problema que se resuelve con complejas ecuaciones o en esos gruesos libros que
tanto te gustan.
—No estés tan seguro. Las respuestas a todos los problemas de la vida están ahí. Es
solo cuestión de encontrar el libro correcto. —Mi deseo de abandonar creció
lentamente, pero eso no significaba que estuviera lista para rendirme—. Suerte
para ti. He leído un montón de libros. Entonces, si solo explicaras la situación...

—¿La situación? ¿Viste de nuevo la película de Kim Posible? Sabes que te pone triste
porque no tienes una rata topo.

—Primero, estuve viendo Buffy, no Kim Posible. Y segundo, es injusto que papá no
me diera un Rufus cuando le dio a Angel esa estúpida tortuga. —Charlie cruzó la
habitación para atraparme, nuevamente, entre sus brazos. Estaba siendo más
amable y agradable de lo normal. Era algo lindo.

—Dios, voy a extrañarte —dijo, y me dio un beso en la frente. Para que conste, mi
frente estaba muy feliz. El resto de mí, sin embargo, se daba cuenta de que era una
despedida.

Sí, el podría venir a mi casa en vacaciones y probablemente los veranos. Podríamos


mandarnos textos, hablar por teléfono, o enviarnos mail, pero yo sabía que no era
lo mismo. Después de diecisiete años juntos, ese era el primer paso hacia
separarnos.

—Te extrañaré también. —Iba a quedar totalmente deshidratada si no dejaba de


llorar.

Quince minutos después, escuché a Jase y Charlie salir del camino de entrada para
dirigirse hacia el juego de despedida en la piscina de Randy. Me hundí en la cama,
sola con mis pensamientos y Guido.
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Capítulo 4
Traducido por CrissViz y PrisAlvS

Corregido por Lariebel

Hay un viejo refrán acerca de que todo se ve mejor con la luz de la mañana.
Supongo que quienquiera que lo pensó no ha sido golpeado en la cara. Jase se
levantó al siguiente día con los dos ojos negros y una gran nariz hinchada. Mamá,
una enfermera activa, sorprendentemente creyó la historia de una pelea en el juego
de fútbol, pero tendría que ir por una placa de rayos X. Jase le restó importancia
diciéndole, con una voz nasal, que una nariz torcida lo haría lucir rudo. Yo
argumentaría que alguien describiera a Owen Wilson como rudo.

Cuando fuimos a la escuela todos estaban hablando acerca de “la más grande
pelea” que se había dado un día antes. Había al menos una docena de rumores
diferentes sobre lo que la ocasionó. Fue por una chica. Basquetbol. Dinero. Drogas.
Amor homosexual. Piratas contra Ninjas. (Está bien, lo de los piratas contra ninjas
vino de mí, ¿pero cómo se supone que debería responder a toda esa gente que me
estaba preguntando qué pasó?).

La teoría predominante era que Alex Cole había estado erróneamente coqueteando
con Scout Donovan. Algunas versiones incluso decían que había dado el primer
golpe después de una confesión de amor eterno. Yo había escuchado a Ashley
Johnson contando esa teoría en inglés avanzado.
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—Oh, ¡por favor! —dijo cuando una de sus amigas plásticas lo mencionó—. ¿Has
visto a Alex Cole? Él es caliente. Como Johnny Depp. El hecho de que incluso hable
con Scout es sorprendente. Él solo estaba siendo lindo con ella porque él es un
chico súper dulce. Probablemente está en algún tipo de programa de acercamiento
con los raritos o algo parecido, tú sabes.

—Y supongo que algún tipo de programa de acercamiento con las putas lo haría
hablar contigo. —Era la primera vez que hablaba con ella en todo el año. Sabía que
debería hacerme sentir mal haberla llamado puta, no era muy cristiano de mi
parte, pero en este momento no me importaba. La última cosa que Ashley me hacía
sentir era piadosa.

Todas las chicas intercambiables se sentaron alrededor de Ashley mirando


horrorizadas, pero la bruja solo entrecerró sus pequeños y brillantes ojos.

—¿Estas rebajándote a nuestro nivel hablando con nosotras, Scout? Si es así, quizás
podrías informarnos de cómo tu bruto hermano intimidó al nuevo chico guapo.

¿Nuevo chico guapo? ¿Quién dijo eso?

—¿Qué? ¿Tú no sabías? Todo fue por ti. —Toda la amargura que había estado
cargando desde el verano cayeron pesadamente en mis palabras—. Alex dijo que
escuchó que tú eras una puta traicionera que te habías revolcado con el mejor
amigo de tu novio.

Ella no era tan puta para hacer eso en mi propia casa.

Por parte de Jase, debería estar feliz de que fue golpeada hasta la muerte con su
propia arma y ella lo sabía. Mayormente por que él tenía mucho que decir de ella.

—Eres tan mojigata. ¿Qué te hace pensar que eres mejor que el resto de nosotras?

—No soy mejor que todas —dije honestamente—. Solo mejor que tú. —Me giré y
me alejé sin esperar su respuesta.

Mi ataque de adrenalina por haber puesto en su lugar a la traicionera duró


exactamente cincuenta y ocho minutos. Estaba tratando de ignorar la indefinible
sustancia pegajosa negra que se adhería a una de mis piernas, en mi escritorio de la
clase del Sr. Beck, cuando lo sentí junto a mí.
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—Hey —dijo Alex suavemente. Yo noté cómo varios pares de curiosos ojos
parpadeaban en nuestra dirección. John Davis descaradamente se giró en su
asiento para ser testigo de la acción.

Grandioso. Una confrontación con audiencia. Con Ashley había estado pensando
qué le diría por catorce meses. Había imaginado la escena una y otra vez en mi
cabeza y solo había estado esperando el momento correcto.
Esto era diferente. No sabía qué iba a decir o incluso porqué lo estaba diciendo.

—¿Qué es lo que quieres?

El salón era pequeño y estrecho, forzándolo a pararse demasiado cerca de mí. El


ángulo lo hacía verse muy alto.

—Yo solo quería decir que lo siento.

—No fue mi nariz la que se rompió. —Aunque, tenía un desagradable moretón en


mi hombro, pero eso había sido mayormente la culpa de Jase.

—Sí, pero tú eres la única que no quisiera que estuvieras cabreada conmigo.

Con todas las cosas vueltas de cabeza, no estaba enojada con Alex.

No fue su culpa, su hermano necesitaba ayuda psiquiátrica seriamente y estaba


siendo un poco sobreprotectora.

Quería decirle que no era un gran problema pero en lugar de eso, hice lo que Jase y
Charlie me habían pedido hacer.

—Alex, aclaremos algo. ¿Tú y yo? No somos amigos. No seremos amigos. Si


pudieras dejarme en paz desde ahora, eso sería genial.

Aparentemente, lo tomé fuera de guardia. Tardó un minuto responder.

—¿Eso es lo que quieres tú o lo que tu hermano quiere?

—Es lo que yo quiero —mentí—. Ahora, si pudieras, por favor, irte a sentar y
empezar a pretender que no existo, mi vida sería perfecta. —O al menos sería
normal.
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—Entonces, disculpa que te haya molestado. —Tomando mi consejo, se fue a su


escritorio y empezó a ignorarme durante varios meses.

***

No me tomó mucho adentrarme en la monotonía de nuestro último año de


preparatoria. Cada martes había un examen sorpresa en inglés avanzado y los
viernes teníamos práctica de laboratorio en Química en la que nunca salía.
El Sr. Beck repetidas veces asignaba al menos dos horas de tarea cada noche.
Incluso la clase de Shakespeare había caído en un patrón: leíamos una obra,
veíamos la película y escribíamos un ensayo.

Cada día, durante el almuerzo, Jase comía con Talley y conmigo en una esquina
antes de que se fuera a pasar el rato con sus amigos. Talley y yo usualmente nos
marchábamos arrastrando los pies hacia la biblioteca para pasar el resto de
nuestros recesos encorvadas sobre los libros de texto. Ambas decidimos que cuatro
clases avanzadas quizás habían sido demasiado pesadas.

Estaba tan ocupada con la montaña de tarea que me había movido a la rutina de
todos los días y no tenía tiempo para notar a Alex Cole. No había notado la manera
en que golpeaba su pluma cuando estaba tratando de concentrarse. No había
notado que solo parecía tener cinco playeras y todas ellas mostraban sutilmente el
cuerpo atlético y musculoso que había debajo. No había notado que tenía el hábito
de lamer sus labios antes de hablar o que su hoyuelo izquierdo era más
pronunciado que el derecho. Y ciertamente no noté (o no me importó) que él
llevara a Ashley a la bienvenida de la escuela.

Está bien, quizás lo noté un poco. Y para mi disgusto, Talley notó que yo lo noté.

—Sabes que ella se lo pidió, ¿verdad? —preguntó Talley, poniendo un tazón de


palomitas en mi cama. Era la noche de bienvenida, lo que significaba que Talley y
yo teníamos nuestra tradicional pijamada de baile escolar.

Usualmente Joi se nos unía, pero ella tenía una cita con John Davis, de todas las
personas posibles. Estábamos disfrutando una noche de comida chatarra y
películas de raritos.
Página 37

—¿Quién preguntó el qué? —En este punto de la película había solo un par de
hobbits y algunos chicos desaliñados que se suponía que deberían ser, pero en mi
opinión no eran atractivos. No había chicas para preguntarles nada.

—Ashley le preguntó a Alex si la llevaba a la bienvenida —dijo Talley como si


estuviéramos hablando de él en lugar de estar evitando el tema por semanas—.
Escuché que Tinsley Henson le decía a Molly Eastwick que ella había
prácticamente rogado para que él la llevara.
Talley me miraba expectante como si yo tratara de imaginar a dónde iba a parar
esta conversación.

—Bueno, tú conoces a nuestra Ashley. Ella haría cualquier cosa para conseguir lo
que quiere. ¿Recuerdas cuando estábamos en sexto grado y ella no comía nada más
que judías por semanas hasta que su padre le consiguió un cachorro? —Tomé un
puño de dulces—. Eso nunca tuvo sentido, pero como sea, Judía es una perra muy
buena onda.

—Wow. Realmente tienes recuerdos sobre Ashley, pero ¿qué dices sobre tus
sentimientos por Alex? Realmente estás reprimida.

Me retorcí en mi lugar.

—Yo no tengo sentimientos por Alex que no sean de molestia.

—Por supuesto que no. Solo estoy imaginando que tú siempre lo estás mirando
cuando crees que nadie lo notaría. Y estoy segura que no tiene ninguna relación del
porqué tú siempre comienzas a morder tu labio inferior cuando él está cerca de ti.
—Pasé mi lengua sobre el interior de mi labio inferior, el cual parecía que había
perdido gran parte de la piel.

¡Mierda!

Me dejé caer de regreso a la cama y lancé a Guido sobre mi rostro. El leal mono de
media, siempre ahí para ocultar mi humillación.

—Bien. Es algo lindo, inteligente y un poco carismático. Si Jase no fuera el


Presidente y Fundador del club Odio a Alex Cole y su hermano no fuera un loco con
problemas para controlar la furia, podría estar tentada a enamorarme un poco de
Página 38

él. —En lugar de regodearse por tener razón, Talley se quedó sentada
extrañamente silenciosa por un largo tiempo.

Luego, en una voz bastante seria para mi nivel de comodidad, dijo:

—Jase solo puede luchar contra el destino por un tiempo.

Iba a preguntar qué se suponía que eso significaba, pero en ese momento apareció
el rostro de Orlando Bloom en la pantalla, distrayendo los pensamientos de Talley
por el resto de la noche.
Con respecto a la interacción entre Alex y Jase durante esos meses, era
virtualmente inexistente.

Después de ese primer día, Alex no volvió a pasar el almuerzo en la cafetería.


Había una sensación mía de que no tenía mucho que ver con la misteriosa carne
que servían como por evitar a Jase.

La única vez que sus caminos se cruzaron fue una noche cuando Jase y yo
llevamos a Angel a cenar en Dairy Queen. Mamá estaba trabajando el turno de la
tarde y papá tenía reunión de padres de la escuela, lo que nos dejaba con el
pequeño monstruo toda la noche. La sobornamos para que se comportara bien con
la promesa de una comida infantil y un cono. Ninguno de nosotros había sido
informado que DQ tenía un nuevo empleado.

Mi estómago se anudó mientras nos acercábamos al mostrador donde Alex


esperaba. Recé en silencio para poder recibir nuestra comida sin causar una escena.

—¿Puedo ayudarlos? —preguntó Alex, sus ojos fijos en Jase. Incluso con el ridículo
uniforme de comida rápida se veía su estructura física a la perfección.

—Número cinco con un Mello Yello —dijo Jase fríamente—. ¿Scout? —Alex ni
siquiera me miró mientras ordenaba por Angel y para mí. Tampoco sintió la
necesidad de reconocer mi presencia cuando me dio nuestra bandeja de comida.
Intenté ignorar lo poca decepción que sentía casi tan fuerte como intenté ignorar la
pequeña esperanza que sentí cuando luego Angel anunció que el chico apuesto
detrás del mostrador seguía mirándome. Claro, el quejido que escapó de Jase
ayudó para el segundo problema.

Aunque principalmente esos meses de otoño pasaron sin incidentes. Alex Cole
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vivía su vida, y yo vivía la mía. Compartíamos un estado de pacífica coexistencia.

Y luego la Sra. Sole cambió todo.

—He tenido la mejor idea —anunció mientras se posaba sobre el final de la mesa
que servía como oficina del equipo de edición. La Sra. Sole es una mujer de metro y
medio de 65 años, algo redonda y con un gusto inusual para los pantalones de
doble punto. Ella no debería posarse en nada nunca—. Quiero hacer una serie de
artículos donde tengamos a dos periodistas dando ideas opuestas sobre un tema.
—¿Como algo de punto/contrapunto? —pregunté. Me gustaba la idea.

—Algo así —dijo la Sra. Sole—, pero en lugar de que sean dos artículos separados
quiero que sea más como una conversación. —Ella dejó caer su cabeza mientras
confesaba su secreto—. Conseguí la idea leyendo una transcripción de mi Podcast 16
favorito.

¿La Sra. Sole sabía lo que era un Podcast? Esa mujer estaba llena de sorpresas.

—Suena genial —dije.

Ella parecía aliviada.

—Me encanta que pienses así, porque quiero que tú y Alex lo escriban. —Las luces
en la habitación de repente se hicieron más brillantes y el oxígeno, que había sido
abundante instantes atrás, se acabó.

Bien, entonces Alex definitivamente tenía talento para escribir. Dos semanas atrás
escribió un artículo sobre la falta de apoyo que el equipo académico recibía que
casi me hizo querer ir a un encuentro, y odiaba mirar aquellos cuando estaba en el
equipo. Podía ver porque lo había escogido a él, pero Meg hubiese sido una mejor
opción. Ella había llegado a las finales de debate estatal el año anterior y su
escritura no tenía fallas.

—¿Yo? —pregunté, intentando no mirar en dirección a Alex.

—Los dos tienen estilos de escritura similares y una cadencia que creo combinará
bien entre ustedes. —La Sra. Sole se deslizó sin gracia desde la mesa hasta el
suelo—. Necesito mil palabras para el viernes sobre medicina social. Pueden
decidir quién está a favor y quién en contra.
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Se alejó, dejándome en un estado de pánico absoluto. ¿Mil palabras para el


viernes? ¡Era miércoles!

Luego, mi principal preocupación habló.

—¿Qué sabes de medicina social?

16 Podcast: Distribución de archivos multimedia (audio o vídeo) mediante un sistema


de redifusión que permita suscribirse y usar un programa que lo descarga para que el usuario lo
escuche en el momento que quiera, generalmente en su tiempo libre.
—Um… ¿La tienen en Canadá? —Miré hacia arriba para ver que, por primera vez
desde Agosto, él me estaba sonriendo. Bueno, una esquina de su boca estaba hacia
arriba. Era al menos el principio de una sonrisa.

—Estamos siendo castigados por algo, ¿no?

Consideré la posibilidad por un momento.

—Escuché que mi papá está presionándola para que se retire a final de año,
posiblemente por eso quedé en su lado malo. Los profesores aman gastar su
enfado contra mi padre sobre mí. —Era verdad. La relación de mi papá con el Sr.
Beck era parte del motivo por el que era tan horrible conmigo—. ¿Qué hiciste para
merecer tal destino?

Alex sonrió de verdad esa vez.

—Pegué contra su auto.

—¡No, no lo hiciste!

Se encogió de hombros y dejó caer la mirada.

—Los frenos de mi auto no son muy buenos. Hay solo una pequeña marca en ese
enorme bote suyo, pero ella ha estado intentando atraparme desde entonces.

—Heriste al Caddy —bromeé—. Es un milagro que no intentara matarte.

—Creo que la Sra. Sole es más del tipo de mujer que tortura. Asesinar sería muy
sencillo.

Personalmente no encontraba al homicidio tan sencillo como decirle a una chica


que consideras pasar tiempo con su tortura.
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Renuentemente hice planes para encontrarme con él después de la escuela. ¿Cómo


se suponía que debía trabajar con alguien que, obviamente, no quería nada
conmigo? Estaba enfadada con él por ser tan abierto, con la Sra. Sole por ponerme
en esa situación y casi conmigo misma por querer gustarle. Sabía más como para
que me importara que alguien como Alex Cole pensara en mí. Intenté hacerme
entrar en razón esa tarde mientras conducía hacia el centro de la ciudad.
Nuestra biblioteca pública es mi lugar favorito en el mundo. Varios años atrás, la
iglesia Metodista se mudó a un edificio en los alrededores de la ciudad y la
biblioteca se pasó al viejo y gótico edificio en la plaza tribunal. Toda la madera,
piedra y las vidrieras le daban una sensación majestuosa a todo el lugar.

Claro, mi hermana pequeña no le daba importancia al esplendor del edificio, o al


hecho de que sentía que iba a vomitar.

—¿No podemos ir al parque a columpiarnos primero? ¿Por favorcito? —preguntó


mientras entraba en el pequeño estacionamiento. Jase tenía práctica de baloncesto
cada tarde, por lo que estaba atrapada cuidando a la pequeña monstruo los días
que mamá trabajaba.

—Lo lamento, cielo, pero tengo que trabajar en un proyecto. Aunque es miércoles,
por lo que Emma vendrá para que juegues con ella.

Angel inmediatamente se detuvo. Emma era la sobrina de la Srita. Nancy, la


bibliotecaria. Los lunes, miércoles y viernes en la tarde ella se quedaba en la
biblioteca mientras su mamá iba a practicar aeróbicos.

Ella estaba en tercer año y era el ídolo de Angel.

Angel subió corriendo los escalones de piedra y pasó la pesada puerta principal
antes de recoger todo del asiento trasero. Me apresuré detrás de ella para
asegurarme de que no estaba causando problemas.

La Srita. Nancy prefería mantener su biblioteca como el pacífico santuario que solía
ser el edifico.

Miré a Alex sentado en una mesa dentro de la sección correspondiente al tema,


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pero me tomó una eternidad llegar hasta allí cruzando la biblioteca. Primero tuve
que ayudar al Sr. George, un anciano gruñón que odiaba todo excepto la manada
de animales con quienes compartía su pequeño departamento. Arreglé su
computadora “descompuesta” prendiendo nuevamente su monitor. Después, la
Srita. Nancy me dio una pila de libros que había requerido y habló
interminablemente acerca del debate que su blog tenía saltando chispas sobre la
importancia de Holden Caulfield17 en la sociedad moderna. Pensé que estaba al fin

17 Holden Caulfield: Personaje ficticio del libro El Guardián Entre el Centeno de J.D. Salinger.
libre después de eso, pero una mano salió no sé de donde, tomando mi codo y
jalándome hacia el estante de metal con comics.

—Scout, ¡mira lo que acaba de llegar! —La mano y la voz eran de Bruce Parker, un
chico poco agraciado. Él trabajaba como asistente del gerente de MovieMart, un
logro de lo que se sentía extremadamente orgulloso. Cuando no estaba elogiando
la genialidad de Guy Ritchie con la gente, podías encontrarlo rondando por la
biblioteca. Lo habría encontrado patético si no estuviera allí tan seguido, aunque
no tanto como él.

—¿Es un nuevo manga? Nunca había escuchado sobre esa serie. —Tomé el comic y
repasé sus páginas. El arte era justo y poco ambicioso, pero Bruce usualmente tenía
buen ojo para las novelas gráficas.

—Me recuerda el arte de Kishimoto18.

—¿El chico que hizo Naruto19?

—Sí, es famosísimo en Japón. ¿Lo quieres cuando termine?

—No gracias. Soy más del tipo Death Note20. —Estaba retrocediendo hacia la
esquina donde Alex esperaba con una expresión perpleja.

—Siento que tuvieras que esperar —dije, poniendo mis cosas en la mesa.

—No hay problema. —Se veía como si estuviera ocultando una risa—. Tienes
muchos admiradores que atender.

Sentí que mis mejillas se ruborizaban. Debía verme como la reina de los Raritos,
hablando con todos en la biblioteca. Vengo mucho aquí durante la práctica de
basquetbol de Jase. Nosotros vivimos muy lejos, por lo que no tiene mucho sentido
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manejar a casa y regresar al pueblo otra vez.

—Oh, me imaginé que eras un tipo de chica de esas que pasan su tiempo libre en la
biblioteca. Aunque estaba algo sorprendido que supieras de manga. Supongo que
eso explica toda la tristeza.

18 Kishimoto: Dibujante de manga, autor de la serie Naruto.


19 Naruto: Manga sobre un ninja adolescente, muy popular.
20 Death Note: Manga de tema sobrenatural.
—Me atrapaste. —Puse mi cara de póker—. Soy una emo21 de closet. No todos
nosotros podemos ser un rayo de sol como tú.

—¿Piensas en mí como un rayo de sol? —Su sonrisa probaba mi afirmación,


iluminaba la normalmente oscura biblioteca.

—Sí, y yo soy una nube gris de lluvia. Ahora, ¿podemos ir a nuestro asunto para
poder irme a casa, cambiarme a mi ropa inspirada en My Chemical Romance 22 y
escribir poesía en mi brazo con un plumón permanente?

—Yo estoy un paso delante de ti, Amy Lee23 —dijo, pasándome un par de libros de
referencia—. Esto es todo lo que tiene la biblioteca acerca de medicina social.

Una hora después de buscar en los libros que Alex había encontrado, además de
algunos artículos que sacamos de internet. Todo esto estaba haciendo que me
doliera la cabeza.

—Dios, esto es aburrido —dije. Mis ojos estaban vidriosos de ver la pantalla de la
computadora—. No entiendo por qué esto es un tema para publicar. ¿Quién
querría que el gobierno tomara decisiones sobre cualquier tipo de tratamiento
médico que recibieran?

—¿Tú piensas que es mejor que las compañías de seguro tomaran esas decisiones?

—No, pienso que es una decisión que se debe tomar entre doctor y paciente.

—Así es como esto funciona. —Alex se veía como si acabara de descubrir algo.
Frenéticamente empecé a buscar en mi bolsa.

—Espera un minuto. —Finalmente vio lo que estaba buscando y se sentó en la


mesa—. Está bien, ahora vamos.
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Alex miró de manera inquisitiva la máquina que había sacado de mi bolsa.

—¿Qué es esto?

21 Emo: del inglés emotional. Es una subcultura social caracterizada por el estado anímico depresivo
de sus seguidores, se les relaciona directamente con las heridas auto-infligidas, además del color
negro y el rosa. Se considera que es una imitación de los góticos y los punks.
22 My Chemical Romance: Banda de música punk-rock estadounidense, recientemente disuelta.

23 Amy Lee: Cantante y pianista, co-fundadora de la banda Evanescence, considerada una banda

gótica.
—¿Una grabadora de voz? —Es bastante obvio.

—¿Por qué tienes una grabadora de voz?

—Mi mamá la trajo a casa para mí cuando me uní al periódico. Dijo que todos los
reporteros necesitaban una grabadora de voz.

—¿Y la necesitamos ahora porque…?

—Porque vamos a discutir acerca del tema ahora, en la noche lo escribiré y mañana
lo convertiremos en una obra de arte periodística. ¿Qué tan bueno es eso?

Alex respondió oprimiendo el botón para grabar y pasó al tema del actual estado
de nuestro sistema de salud. Estábamos realmente en el tema cuando fuimos
interrumpidos por mi hermana con su cara manchada de lágrimas. Me incliné
hacia la grabadora y puse pausa.

—¿Qué pasa, Angel? ¿Te has lastimado? —Ella se abalanzó sobre mí y empezó a
llorar. La subí a mis piernas y la abracé. Probablemente estaba moqueando, pero
ella era mi hermana pequeña. Casi me causaba dolor psicológico verla molesta.

—Emma dijo que era un bebé —dijo sobre mi hombro—. No quiere que juegue con
ella nunca más.

Nunca me gustaron los niños como Emma.

—¿Alguien pensó que tú eras un bebé? —Alex se reclinó en su silla y miró a


Angel—. ¿Cuántos años tienes? ¿Cómo ocho o nueve?

Angel giró su cabeza, viendo entre la cortina que formaba mi pelo.

—Tengo seis y medio.


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Tengo que admitir que Alex era un actor decente. Casi le creí que estaba realmente
en shock.

—¿Seis y medio? Hombre, te vez mucho mayor para mí.

Angel se enderezó, pasó su mano por su pelo y se limpió las lágrimas de su cara.
—Soy muy estiércol24 para mi edad. —Tuve que morder mi labio fuertemente para
no soltar una carcajada con su confusión de palabra. Alex ni siquiera se encogió.

—Lo eres. ¿Por qué querrías jugar con una chica pequeña, de todas formas?
Deberías quedarte aquí y pasar el tiempo con nosotros.

Angel levantó su mirada hacia mí, con sus ojos grandes. Las únicas veces que
pasaba tiempo con los chicos grandes era cuando Talley estaba de un humor
particularmente generoso. Nunca la había visto tan ilusionada.

—Sí, podríamos necesitar tu ayuda —dije, limpiando las últimas lágrimas de su


cara.

—¿Crees que podrías sostener la grabadora de voz mientras Alex y yo discutimos?


—Angel asintió ansiosamente con su cabeza antes de lanzar una mirada hacia
Alex.

—Deberías saber que Scout es muy buena discutiendo. Ella siempre nos gana a
Jase y a mí.

—¿Hay algo en lo que tu hermana no sea buena?

Estaba sorprendida de que Angel hubiera pensado sobre eso.

—Ella suena como un gato muriéndose cuando canta —dijo finalmente—. Y


siempre activa la alarma contra humo cuando trata de cocinar.

Alex trató de verse serio, pero su risa ya estaba saliendo.

—Bueno, tendré que recordar no dejarla cantar en Rock Band o dejarla hacerme la
cena. —Para cuando nos fuimos, Alex tenía a mi pequeña hermana comiendo de su
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mano. Estaba sin defensa ante su carisma y su risa contagiosa. Yo estaba asustada
por darme cuenta que no era tan inmune como lo esperaba.

24Confusión de palabras. En inglés original la niña quiere decir “mature”, que significa madura,
pero dice “manure”, que significa estiércol.
Capítulo 5
Traducido por CrissViz

Corregido por Lariebel

—Tengo un nuevo amigo —dijo Angel en la cena de esa noche. Yo estaba tratando
de sacar cuidadosamente todo el pimiento de la salsa de mi espagueti y por eso no
estaba poniendo mucha atención a la conversación—. Él es realmente agradable,
divertido y lindo.

Papá se estiró para quitar un fideo de la cara de Angel.

—¿Está en tu clase?

—Nop. Él es amigo de Scout. Él me dejó ayudarlo a él y a Scout mientras


trabajaban en su tarea, porque yo soy estiércol.

—Creo que te refieres a ser madura, querida —corrigió mamá.

Mierda. Yo no había tenido una oportunidad para decirle a Jase acerca de la tarea
del periódico. Y por no haber tenido una oportunidad de decirle, espero nunca
encontrarlo. Tenía que distraer a la chiquilla antes que dijera algo más.

—Hey, Angel, ¿podrías alcanzarme el queso? —Por supuesto, como una buena
hermana pequeña, ella nunca hacía lo que quería que hiciera.
Página 47

—¿Irá de nuevo Alex a la biblioteca mañana?

Hubo un ruido fuerte cuando Jase dejó caer su tenedor sobre su plato.

—¿Estuviste en la biblioteca con Alex Cole?

—No fue gran cosa…

—No me digas que no fue la gran cosa. Te dije que te mantuvieras jodidamente
lejos de él.
—Jase Stewart Donovan —dijo papá con una voz que solo conseguiría alguien que
había sido padre y maestro. Normalmente escuchar alguno de nuestros nombres
completos en ese tono nos tendría a los tres encogiéndonos de miedo bajo el
mueble más cercano. Jase estaba inmóvil.

—Te pedí que hicieras una cosa. Una sola cosa, Scout. ¿Estás tratando que te
maten?

—Querido… —empezó a decir mamá, pero papá la interrumpió.

—No le grites a tu hermana.

El volumen de su voz bajó unos pocos decibeles, pero la emoción seguía allí.

—Él no es lo que tú piensas.

—Fue por una tarea de la escuela —dije, enfatizando cada palabra para que
pudieran tatuarse en su duro cráneo.

—Seguro.

Yo estaba agarrando mi tenedor tan fuerte que los bordes se estaban clavando en
mi piel.

—Solo porque Liam es un…

—¡¿Liam?! —Jase estaba cambiando a un impresionante rojo púrpura—. ¿Lo


llamas por su primer nombre ahora?

Papá golpeó su palma sobre la mesa, haciendo que el agua de mi vaso volara fuera.

—Es suficiente. Quiero saber qué es lo que está pasando ahora mismo.
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—No es de tu incumbencia —dijo Jase bruscamente.

Todos en la mesa nos congelamos. No estaba segura incluso que respirara.

—¿Qué acabas de decir?

Jase no respondió. Él solo estaba sentado allí, haciendo que mi cabeza explotara
con el poder de su mirada.
Podría haber estado funcionando.

—Quizás necesitas ir a tu cuarto y calmarte, hijo. —Jase se levantó y empujó su


silla, acomodándola en su lugar de la mesa.

—Me iré —dijo al caminar fuera del comedor—, pero yo no soy tu hijo.

Mi boca literalmente se abrió en shock. Jase y papá tuvieron su ración de


discusiones a lo largo de los años, pero nunca había dicho nada tan cruel. No, mi
padre no era el padre biológico de Jase, pero desde que Jason Hagan murió en un
accidente de caza antes de que su hijo naciera, papá fue el único padre que Jase
conoció.

—Lo siento. No pensé que estuviera haciendo algo malo. —La voz de Angel era
baja y tímida. Me encontré sintiendo las fibras de mi corazón estirarse por su
pequeña cara triste, por segunda vez en el día.

—No hiciste nada malo.

¿O sí?

¿Lo había hecho? Sabía que Liam era peligroso y traté totalmente de mantener mi
distancia de él, pero ¿por qué debería ser igual con Alex?

—Nadie hizo nada mal.

—Entonces, ¿por qué Jase está tan enojado?

Tres pares de ojos se enfocaron en mí, impacientes por la respuesta.

—A Jase no le gusta Alex. No confía en él o algo así.


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—¿Es Alex una mala persona?

¿Por qué estaba ella haciéndome todas esas preguntas tan difíciles? ¿No había sido
yo la hermana mayor ideal todo el día?

—Honestamente, Angel, no sé qué clase de persona es.

—Esto no es normal en Jase —dijo mamá—. A él no solo le desagrada alguien sin


una buena razón.
Yo estaba considerando seriamente decirles todo —acerca de nuestro extraño
encuentro inesperado con Liam, acerca de la extraña reacción de Jase, acerca de
mis sospechas.

—Quizás él tiene una buena razón, pero no me la ha dicho.

—Este chico, Alex, no ha sido inapropiado contigo, ¿o sí? —¡Por amor de Dios!

—No, papá. Apenas si conozco al chico.

—Cielo, sabes que si te estás sintiendo amenazada físicamente, emocionalmente o


sexualmente… —¡Oh, querido Dios!

—¿Sabes qué? Pienso que debería ir hablar con Jase ahora —dije, dejando la mesa y
alejándome del horrible y extraño lugar donde la conversación se estaba llevando.

—Scout, si tú sabes qué es lo que realmente lo está molestando, ¿nos lo dirás,


cierto? —preguntó mamá.

Me incliné hacia ella para besar su frente al tiempo que caminaba hacia afuera. Ella
se veía tan preocupada que yo tenía que tratar de hacerla sentir mejor.

—Seguro. No te preocupes, mamá. Probablemente es solo una extraña cosa de


chicos. —Por supuesto, no me detuve en el cuarto de Jase. Yo sabía mejor que
nadie lo que era tratar con él cuando estaba enojado. En lugar de ir con él, me
escabullí a mi cuarto para distraerme haciendo la tarea. Estaba tratando de
descubrir exactamente qué eran las “anti derivadas” cuando sonó mi teléfono. Mi
corazón saltó cuando leí el identificador de llamadas.

—¡Chuck! ¿Cómo va la vida en la universidad? —Como lo predije, la


comunicación con Charlie se había hecho más poco frecuente conforme progresaba
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el semestre.

—Esta cosa de la escuela es trabajo duro. Te encantará. Toneladas de libros que


leer, largos ensayos que escribir, exámenes tan difíciles imposibles de pasar.
Desearía que estuvieras aquí.

Y yo desesperadamente deseaba estar en donde sea que él estaba.

—Suena como el paraíso.


—¿Cómo están las cosas en casa? ¿Estás escribiendo algo bueno para el periódico?
—Charlie estaba siendo sutil. Jase debió haber hablado con él para darle el chisme.

—No realmente. —Esperaba que pudiera escuchar el aburrimiento en mi voz a


través del teléfono.

—Qué gracioso. Tu hermano dijo que estabas trabajando en un artículo con Alex
Cole.

—Lo hago, pero es para Seguridad Social Pública. Eso es muy contrario a ser
interesante. —El resoplido de Charlie sonó como estática en el teléfono.

—Scout, pensé que habíamos hablado sobre esto. Pensé que habías entendido.

—Yo nunca entendí. Estuve de acuerdo con no ser amiga de él, lo cual no lo soy,
pero nunca me explicaron el porqué. —Estaba empezando a molestarme
nuevamente.

—Te lo dije, es complicado.

—Y yo te dije que soy lo suficientemente inteligente para entenderlo.

Hubo una larga pausa.

—No puedo decírtelo. Lo siento. Solo es que no puedo. —Su voz se fue apagando y
yo sabía que no me estaba imaginando el sentimiento—. No podría vivir si salieras
lastimada. ¿Lo sabes, verdad?

—Lo sé. —También sabía que por dentro me sentía como gelatina—. Es solo una
tarea. Lo mantendré solamente en el ámbito profesional.

—¿Lo prometes?
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—Prometido.

Resulta que algunas promesas no se pueden mantener, por más que lo intentes.
Tenía toda la intención de mantener a Alex a distancia por Charlie, quien no
podría soportar verme lastimada y me lo pidió. Realmente lo hice.

Lo que no había considerado cuando hice la promesa fue al mismo Alex. La Sra.
Sole le gustó tanto el artículo que decidió hacer una edición semanal. Eso
significaba que Alex y yo pasaríamos más y más tiempo juntos. Al principio,
fueron solo las sesiones de trabajo después de la escuela en la biblioteca para
trabajar en los artículos, pero no tomó mucho tiempo para que la gran brecha que
existía entre nosotros en la escuela se cerrara.

Pronto, Alex estaba platicando conmigo antes de cálculo, y sentándose con Talley y
conmigo en Shakespeare.

Algunos días pasando tiempo en la biblioteca en la hora del almuerzo.

Era una tarde lluviosa de noviembre cuando estábamos en la biblioteca trabajando


en la tarea de la clase del Sr. Beck. El tema del artículo de la semana había sido el
cambio a 18 años en la edad legal para beber. Solo por diversión, yo trabajé con los
pros y Alex la discusión de los contra. Tuvimos suficiente material en la cinta en
cinco minutos.

—Tengo una pregunta relacionada con cálculo —declaró Alex.

Paré de golpear mi frente con la goma del lápiz y lo miré para indicarle que podía
seguir hablando.

—¿Alguna vez has notado que John Davis huele raro?

Bueno, supongo que desde que se sienta entre nosotros en la clase, es algo
relacionado con cálculo.

—El aroma de Play Doh que emite es abrumador. Debiste haber perdido tu olfato
para no notarlo.

—¡Plastilina! —Era como si un foco de caricatura se hubiera iluminado sobre su


cabeza—. Sabía que era un olor familiar, pero no lograba identificarlo. —Alex
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apartó su mirada y comenzó a golpear con su pluma—. ¿Pero por qué huele a
plastilina?

—No lo sé —dije, inclinándome hacia él como si estuviéramos discutiendo algo


terriblemente importante, como el calentamiento global o la superioridad de las
Pop Tarts25 sabor canela y azúcar morena sobre las glaseadas de fresa—. Me he

25
Pop Tarts: Marca de tartas pre horneadas, de diferentes sabores.
sentado junto a él por trece años y él siempre ha olido a plastilina. ¿Crees que se la
frota detrás de sus oídos, como si fuera colonia?

—Quizás se la come —especulaba Alex—. Había un chico, cuando iba al Jardín de


Niños, que siempre estaba comiendo diferentes cosas como crayolas, pegamento,
la pelusa de los bolsillos...

—Eso es tan asqueroso.

—Hey, tenía 5 años. No conocía nada mejor.

—Pensé que hablabas de algún chico que había ido contigo al jardín de niños. —
Alex se movió incomodo en su silla y pasó sus dedos por su cabello. Yo me distraje
momentáneamente al ver pasar su lengua sobre sus labios.

—Quiero decir que él tenía solo 5 años y que él no conocía nada mejor. No yo. Yo
no era un loco comedor de pelusa.

—Así que, ¿cómo sabe la pelusa de los bolsillos?

Alex giró sus ojos.

—Scout, tenemos mucha tarea por hacer. Desearía que pararas de distraerme.

Yo hice una gran actuación haciendo que mis labios se cerraran como un cierre, y
pulsé algunos números en mi calculadora. Él hizo lo mismo, pero nuestro tiempo
de silencio no fue muy largo. Me di cuenta que estudiar con Alex era casi
imposible porque entre más hablaba, más quería seguir hablando con él. La Sra.
Sole estaba en lo correcto, nos complementábamos muy bien el uno al otro. Era
como si nuestras personalidades o nuestros estilos de escritura fueran compatibles.
Me mentí a mí misma diciendo que solo estábamos disfrutando nuestra amistad,
Página 53

hasta que un día en Shakespeare tuve que admitir que tan malo había sido mi
pequeño encaprichamiento.
Estábamos ensayando La fierecilla domada26. Yo tenía el papel de Katherina y Alex
era Petruchio. Estaba canalizando mi Julia Stiles27 interna cuando Ashley se subió
al escenario deslizándose entre Alex y yo.

—Hey, Alex —dijo con labial rosa en los labios, sacando el inferior como si
estuviera haciendo pucheros—. No me has llamado. ¿Dónde has estado?

Alex sonrió, disculpándose.

—Lo siento, he estado realmente ocupado con trabajo y las cosas de la escuela. —
Sentí como si algo largo y deforme, como un luchador, se hubiera establecido en
mi estómago. Una rápida imagen cruzó por mi mente: yo dándole un golpe en la
estúpida cara de cabra de Ashley.

—Bueno, si tú tienes una noche libre un día de estos, deberíamos hacer algo. —Ella
se inclinó sobre su cuerpo y le susurró al oído. Juzgando por el rubor que subió de
su cuello a su cara, era claro qué era lo que implicaban sus planes.

Alex tosió nerviosamente.

—Eeesta bieeen. Así que… umm… Yo te llamo luego.

—Esperaré ansiosa —murmuró. Ella estaba prácticamente acariciándolo con su


pecho. No podía decidir si debía vomitar o golpearla hasta morir con mi zapato.

Alex dio un paso atrás y casi tropieza con su espada de madera.

—Sí. Okay… Entonces… sí. Más tarde.

—Bueno, entonces, los dejo regresar a su ensayo, chicos. —Ella cambió su atención
hacia mí, con una expresión condescendiente—. Scout es la fierecilla. Supongo que
Página 54

el señor Ryder es un gran fanático del encasillamiento.

Estaba contenta de estar usando tenis. Ella podría morir rápidamente y no sufrir lo
suficiente si la golpeara con mis botas.

26
The Taming of the Shrew: La fierecilla domada, también conocida como La doma de la bravía o La
doma de la furia es una de las obras más populares de William Shakespeare.
27
Julia Stiles: Famosa actriz juvenil.
—Sus pechos son falsos. Lo sabes —dije después de que se fuera—. Ella mojaba la
cama hasta los 12 años y usó una toga en la escuela todos los días por tres semanas
cuando teníamos 10 años porque creía que la secundaria tendría que ser como la
escuela Hogwarts28. —Alex se quedó parado viéndome como si me hubiera crecido
una segunda cabeza.

—Lo siento —dije—. Sé que están saliendo o lo que sea. Estoy siendo grosera. —
Por alguna razón, Alex estaba sonriendo. Probablemente se estaba carcajeando de
mi comportamiento tan idiota. Lo haría si fuera él.

—No estoy saliendo con Ashley Johnson.

—¿No? —¿De qué estaba hablando? Por supuesto que estaba saliendo con Ashley.
O quizás no habían salido en Montana.

—No. Ella no es mi tipo. —Él estaba totalmente en modo encantador, mostrando


su hoyuelo. Sus ojos estaban brillando con estrellitas.

—Pero tú la llevaste a la Bienvenida de la escuela.

—Solo lo hice para tratar de poner celosa a alguien más. —A él le gustaba alguien
más. Genial. Mi mente empezó a recorrer las posibilidades. Molly Eastwick es
linda y he visto a Alex hablando con ella un par de veces en el vestíbulo. Jase
recientemente terminó con Nikki Anderson, que se ve como una bailarina de
apoyo de MTV. Cada chico en un radio de cinco ciudades estaba tratando de ser el
chico rebote. Me estremecí con la idea de cómo sería Alex saliendo con la ex novia
de Jase.

—¿Funcionó? —Lo que realmente estaba preguntando era si estaba saliendo con
alguien en este momento, porque nada se siente mejor que echarle sal a la herida.
Página 55

—Al principio pensé que no, pero parece que estaba equivocado. —No fue hasta
que el rubor regresó a sus mejillas que consideré la esperanza de que estuviera
hablando de mí.

Pasó la mano por su cabello nuevamente. ¿Significaba eso que estaba nervioso?
¿Yo estaba haciendo que se pusiera nervioso?

28
Hogwarts: Nombre de la escuela de Harry Potter.
—Entonces, ¿harás algo para las vacaciones de Acción de Gracias de la próxima
semana? —preguntó Alex, cambiando de tema. También se veía muy interesado en
sus zapatos. Aunque eran lindos (algunos podían tener los Adidas Gazelles),
estaban lejos de ser fascinantes.

—Yo tengo que ir a Washington para pasar las fiestas con el Senador y la señora
Harper.

—¿Presidente de la Cámara de Senadores, el senador Harper? ¿Por qué?

Porque mi vida apesta.

—Él es mi abuelo materno biológico.

—¿El Senador Harper es tu abuelo? —Alex sonaba impresionado.

—Técnicamente.

Solo veo a la familia de mi madre una vez por año. Ellos siempre nos hacen volar a
la capital para las vacaciones de Acción de Gracias. Por cuatro días era atacada por
el estilista y posaba en diferentes actividades con los Harpers para asegurar que
tuvieran suficientes fotos de la Típica Familia Americana para la próxima
campaña.

La depilación de ceja y la picazón por los suéteres no era nada comparado con las
penosas conversaciones que tenía que padecer. El Sr. Harper podía hablar por
horas acerca de que era tan hermosa como mi madre, además al Senador le gustaba
sermonearme sobre las responsabilidades que tenía como nieta de un político y la
necesidad de trabajar fuerte. Todas estas cosas me hacían un poco suicida.

Mi disgusto por toda la situación debía mostrarse en mi cara.


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—No eres exactamente aficionada a tus abuelos, ¿no?

—Mis abuelos culparon a mi padre de la muerte de mi madre. Ellos lo ven como


un asesino y a mí como su arma. Ellos nunca se han acordado de mi cumpleaños o
me han enviado una postal en Navidad. La única manera que ellos me contacten es
cuando se benefician de alguna manera.
Así que no, no soy aficionada a ellos. Es difícil que quieras a alguien que te odia
desde que naciste. Alex estudió mi cara tratando de parecer indiferente ante el
dolor.

—Así que, ¿por qué los visitas durante Acción de Gracias? Estoy seguro que hay
muchas cosas mejores que hacer.

Había un millón de cosas mejores que hacer. Podría ir a ver a mi abuela paterna,
quien hacia el mejor Derby Pie del planeta, o al abuelo paterno que tiene su Derby
Pie en segundo lugar. Podría ir con la familia de Rebeca, donde todos jugaban
cartas y juegos de mesa hasta las primeras horas de la mañana. Podría ir con Jase
para acción de Gracias con sus abuelos biológicos paternos, quienes siempre me
trataban como de la familia. Esto tenía una tentación extra porque involucraba ver
a Charlie.

Pero yo no iba a hacer ninguna de esas cosas. No podía.

—Voy porque mamá quiere que vaya.

De cualquier manera, Alex consiguió que le contara toda mi historia. Le dije acerca
de los doctores, que se habían dado cuenta que había un problema en su segundo
trimestre y sugirieron que terminara el embarazo por su propio bien; le conté
acerca de cómo ella decidió que mi vida merecía la pena ponerse en riesgo; de
cómo ella protegió mi pequeño cuerpo y dijo que ella sabía que había tomado la
decisión adecuada; y cómo ella murió conmigo en sus brazos. Le conté como tenía
la necesidad de sobresalir en todo lo que hacía así ella podría sentirse orgullosa de
mi. Confesé, angustiada, cómo nunca sería merecedora de su sacrificio.

Derramé mis entrañas de una manera que nunca había hecho antes. No estaba
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segura qué me había llevado a hacerlo. Él solo se mantuvo haciendo preguntas y


yo se las contestaba, honestamente.

Era demasiado para mi asunto de solo amistad.

—Y esa es mi triste historia —dije. Yo había dejado salir toda la presión y me sentía
un poco avergonzada y expuesta, pero no como en esos sueños donde apareces en
la escuela sin una blusa puesta—. Ahora, la tuya.
—¿Que te hace pensar que tengo una triste historia? —Alex empezó a jugar con los
hilos que sobresalían de sus pantalones rotos.

—Tú vives con tu hermano, ¿cierto? Entonces, ¿dónde están tus padres?

—Un accidente automovilístico. Tenía once años. No me gusta hablar de eso. —


Continuó jugando con sus jeans, nunca mirando en mi dirección.

Yo tenía la urgencia de quitar su mano de esos estúpidos hilos. ¿Acababa de


desnudar mi alma ante él y me iba mandar de paso con un “no me gusta hablar de
eso”? Estaba a punto de decirle lo injusto de la situación cuando sonó la campana.
Alex se levantó y salió por la puerta antes de que pudiera decir algo.

No lo vi durante el almuerzo ese día y no tuve oportunidad de hablar con él en la


clase de la Sra. Sole.

Cuando él desapareció antes de los anuncios del final del día, estaba segura que
estaba evitándome.

Me sentía completamente humillada. Primero, había escupido un torrente lleno de


odio hacia Ashley Johnson que incluso el chico más despistado reconocería como
celos. Después, había parloteado interminablemente acerca de la muerte de mi
madre, de mis disfuncionales abuelos y mis inseguridades. Lo peor de todo es que
había tratado de convencerme a mí misma que él estaba interesado en mí.
Probablemente se había dado cuenta de eso. Por supuesto que estaba
evadiéndome. Probablemente se sentía mal por ser importante para una chica rara
y emocionalmente inestable.

Talley trató de animarme esa tarde con la generosa ayuda de papás fritas y
malteadas, pero no funcionó. Estaba avergonzada, con mi ego severamente herido.
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La única cosa que estaba segura era que no quería ver nunca más a Alex Cole.

Capítulo 6
Traducido por NicolSmile & Yellowsun

Corregido por Caro ♫


La mejor parte de las vacaciones, además de la ausencia de cálculo, es que las
personas tienden a volver a la escuela más felices, menos neuróticas. Al menos, ese
fue el caso de Alex y yo. Los días antes de Acción de Gracias fueron tensos e
incómodos, parcialmente debido a mi hábito de huir cada vez que se me acercaba.
El lunes, sin embargo, sucedió el retorno de nuestra confortable, y algo inesperada,
amistad.

—Así que, estás un poco anaranjada —dijo Alex, mientras yo recogía algunos
artículos sobre leyes de inmigración.

—Santa mierda —exclamé, examinando mis brazos—. ¿Cómo sucedió esto?


Muchas gracias por notarlo. Nunca me hubiese dado cuenta sola. —Había vuelto
de mi viaje a DC luciendo como un fraguel 29 . La Srta. Harper, en su último intento
de hacerme más fotogénica, me arrastró hacia un exclusivo salón en Virginia
donde me forzaron a entrar media desnuda a una cápsula de la era espacial que
roció un enfermizo polvo dulce sobre todo mi cuerpo. Me habían prometido que
emergería como una bella manta de arena besada por el sol.

Eran unos mentirosos.

La Srta. Harper me dio un reembolso completo y una disculpa. Obtuve el honor de


lucir aún más bizarra de lo normal.

Afortunadamente, se estaba esfumando rápidamente. Calculé que con otra semana


de tomar una ducha en la mañana, en la tarde y en la noche, volvería a tener mi
propio tono de rareza.

—Scout recibió un bronceado realmente caro porque estará en comerciales de


televisión. Su abuelo es famoso —dijo Angel, mirando hacia arriba de su colorante.
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Aunque ella y Emma estaban en buenos términos de nuevo, Angel prefería estar
cerca de mí en la tarde en que Alex se nos unió en la biblioteca.

—Scout es un personaje animado con vida porque sus abuelos son sádicos —
corregí.

—Yo quiero un bronceado caro.

29 Fraguel: Nombre de las marionetas en una serie infantil llamada Los Fraguels.
Supuse que si tuviese un tercer ojo en el centro de mi frente ella también querría
uno.

—No quieres un falso bronceado naranja, Munchkin.

—Sí, lo quiero —insistió—. Es lindo.

Alex estaba divertido.

—Oh, yo también lo pienso. Muy lindo e informativo. Siempre me pregunté cómo


lucían los Oompa-Loompas30 femeninos.

Pateé su espinilla bajo la mesa.

—No me hagas demostrar mis habilidades de ninja loco. —Realmente no me


importaba que Alex me molestara acerca de mi fallido bronceado. Era, después de
todo, la cosa más ridícula que alguien había visto jamás. Además, la manera en la
que me miraba en ese momento creó mariposas en mi estómago, y no me iba a
quejar por mariposas de felicidad.

—Ya no eres una ninja. —Habían pasado treinta segundos completos desde que
Alex le había prestado atención a Angel, así que ella tenía que decir algo.

—¿Eras una ninja? —Las cejas de Alex se elevaron bajo su largo flequillo.

—Sí, pero tuve que renunciar. Toda la cosa de vestir de negro desde la cabeza a los
pies me estaba aburriendo.

Angel, quien todavía no lograba entender completamente el concepto del


sarcasmo, sintió la necesidad de corregirme nuevamente.

—Solo tu cinturón era negro. Tu pijama era blanco.


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—¿Taekwondo?

—El primer par de años —dije—. Más tarde comenzamos artes combinadas. Para
cuando tuve que renunciar, estábamos haciendo en su mayoría artes marciales
mixtas.

30 Oompa-Loompas: Personajes de Charlie y la Fábrica de Chocolate.


—Así que, ¿teóricamente podrías patearme el cu… —Los ojos de Alex se posaron
en Ángel—, trasero?

—Más que una teoría, es un hecho.

De acuerdo, no realmente. Estaba fuera de práctica, sin mencionar que Alex tenía
algunos lindos músculos saliendo de las mangas de su desteñida camiseta y me
pasaba de estatura por unos buenos siete u ocho centímetros.

—¿Esa es una invitación para ir a pasear, Donovan? —La sonrisa de Alex era
positivamente perversa.

—Di la hora y el lugar, Cole.

Su sonrisa traviesa fue interrumpida por mi tono de llamada de Across the


Universe31. Rápidamente contesté, petrificada porque la Srta. Nancy hubiese oído.
Ella tenía fuertes sentimientos hacia los celulares y echaba gente de la biblioteca
por usarlos de forma regular.

—¿Qué hay, Charlie? —pregunté silenciosamente, dándome vuelta para que mi


espalda estuviera hacia el escritorio y Alex. Por alguna razón encontré que hablar
con Charlie frente de Alex era poco atractivo.

—Lo mismo de siempre. Sabes cómo va mi vida de estrella de rock —respondió


Charlie—. Desayunos con champaña todas las mañanas y cenas de langosta todas
las tardes. De hecho me encontraré con Bono más tarde para curar el SIDA, y luego
iremos a clubes. Espero que The Edge32 llegue en esta ocasión. Ese tipo es en serio
un hombre de ala.

—Y yo aquí creyendo que simplemente estabas sentado con ropa que debiste haber
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lavado hace una semana, comiendo fideos Ramen33, y pasando tus noches
estudiando hasta que tus ojos sangraran.

La risa de Charlie alcanzó cada célula de mi cuerpo.

31 Across the Universe: canción de The Beatles.


32 The Edge: apodo de David Evans, integrante de U2. Quiere decir “el borde”.
33 Ramen: es la versión japonesa de la sopa de fideos chinos.
—Maldita seas y tus poderes psíquicos. Sin embargo, estás un poco equivocada.
Los fideos Ramen me dan asco. Estoy en una estricta dieta de cereal y palomitas
para microondas.

Continuamos bromeando por unos minutos más antes de poder llegar a la parte de
la conversación donde me contaba las pragmáticas razones de la inesperada
llamada. Una vez que le dije cómo encontrar la tangente, le transmití las capitales
de varios países sudamericanos, y le expliqué cómo toda esa información se podía
encontrar en Wikipedia, corté la llamada y me di vuelta para disculparme con Alex
por la distracción. Me sorprendí al encontrar a Angel sentada sola, Alex y sus cosas
se habían ido.

***

El día después del acto de desaparición de Alex, nuestra clase de Shakespeare se


dirigió a Nashville para ver la producción de La fierecilla domada de la Universidad
de Vanderbilt. Le iba a preguntar a Alex qué había pasado e intentar recuperar el
tiempo de búsqueda perdido durante el viaje, pero Ashley reclamó enseguida el
lugar al lado de Alex en el asiento trasero. Intenté no pensar si era o no la primera
vez que se encontraban en el asiento trasero juntos, mientras Talley conversaba con
la Sra. Ryder desde nuestros asientos en el frente.

Para cuando llegamos a la ciudad estaba lloviendo y, por el destino, tuvimos que
estacionarnos a más de una milla del teatro. Me maldije a mí misma por no usar mi
abrigo o haber traído un paraguas. Estuve fuera de la camioneta por menos de un
minuto y ya estaba empapada. Talley se veía ridícula, pero seca, en el raro tipo de
traje de agua que había traído en su mochila.

—¿No viste el tiempo esta mañana? —preguntó Alex, moviendo su paraguas para
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que nos cubriera a ambos. Aprecié el gesto, pero aún tenía un hacha que dejar caer.

—Estuve demasiado ocupada buscando a mi coescritor. Desapareció mientras se


suponía que debíamos estar trabajando en un artículo ayer por la tarde. Creo que
debió haber caído a través de un portal mágico, libre de celulares, ya que nunca
llamó para explicar.

Alex tenía un buen sentido para lucir culpable.


—Lo siento, estaba oscureciendo y no creí que te dieras cuenta.

—¿Estaba oscureciendo? —me burlé—. ¿Le tienes miedo al Hombre de la bolsa34?

Frunció el ceño.

—No le tengo miedo a nada. Yo soy el hombre de la bolsa. —Me estaba riendo
tanto que casi no escuché a la Sra. Ryder mientras nos daba nuestras entradas e
instrucciones, pidiéndonos que actuásemos como maduros y educados individuos.

Debíamos esperar a los asistentes, quienes eran una aún más grande vergüenza
para la sociedad que mis compañeros de clase, para que terminaran de arreglar sus
linternas y ahí recién entrar al teatro.

Cuando Darth Vader35 finalmente encontró el tiempo para llevarnos a nuestros


asientos, estaba complacida de encontrarme sentada entre Talley y Alex.

—Ahora, recuerden señoritas que estamos aquí para presenciar una actuación
teatral, no para socializar. Espero no oír nada de conversación entre ustedes dos
luego que bajen las luces —dijo Alex en lo que pudo haber sido una imitación
perfecta de la Sra. Ryder si no hubiese habido un gran bostezo al final.

—Y esperamos no oír nada de bostezos de usted Sr. Cole —lo reprendió Talley.

—No sé si puedo prometer eso —dijo él. Pensé que probablemente decía la verdad.
Lucía como si no hubiese dormido nada. ¿Qué pasaba con los chicos y el insomnio?
Jase parecía estar tratando de no dormir la mitad del tiempo.

Una vez que las luces bajaron y la cortina se abrió no nos tomó mucho entender
por qué Vanderbilt era conocido por su programa médico y no por su
departamento de drama. Para el tercer acto estaba en tanto peligro de quedarme
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dormida como lo estaba Alex. Cuando miré si ya se había dormido, me sorprendí


al encontrarlo mirándome.

—Esto apesta —murmuró.

34 El hombre de la bolsa: también conocido como el “Hombre del saco”, es un personaje del folclore
hipánico, se le conoce por salir de noche a cazar niños extraviados que se lleva en un saco.
35 Darth Vader: antagonista malvado de la serie de películas Star Wars.
Sólo pude mirarlo y asentir en respuesta. La poca luz hacía cosas maravillosas en
sus facciones. La línea de su mandíbula parecía más pronunciada, sus labios más
rellenos, y sus ojos eran como dos dólares de plata brillando hacia mí.

Me di cuenta que lo estaba mirando y me di vuelta rápidamente, mi corazón


palpitando. Pude sentir mis mejillas calentándose y esperé desesperadamente a
que estuviera demasiado oscuro para que no se diera cuenta. Capté un movimiento
por la esquina de mi ojo, pero no me di cuenta de lo que estaba pasando hasta que
lo sentí tomarme la mano.

Alex Cole no era el primer chico con quien me tomaba de las manos. Ese honor lo
tuvo mi novio de tercer año, Jeremy Rande, quien me compró una rosa de
chocolate para el día de San Valentín y se mudó a Illionis la siguiente semana. A
través de los años había habido otros —incluyendo Dalton Riley, el idiota con
quien Ashley había hecho lo sucio—, pero ninguna de esas veces se sintió como
esta. Con los otros chicos apenas había sido piel con piel. Recuerdo como siempre
me apretaban la mano demasiado fuerte o demasiado débil, como sus palmas
siempre estaban demasiado secas o demasiado transpiradas.

La mano de Alex era perfecta. Su piel era suave y tibia. Me sostenía gentilmente,
pero con confianza. Mi propia mano se sentía pequeña y delicada envuelta
alrededor de la suya.

Era, en ese momento, dueña de la mano más feliz del mundo.

También era dueña de las mejillas más rojas. Podía oír mi corazón latiendo en mis
oídos; el aire en mis pulmones sonaba tembloroso. No podía separar mis ojos de
los de él.
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—Hola —susurró.

—Hola —chillé, un poco más alto de lo que quería. Todavía tenía que recuperar el
control de mi abastecimiento de oxígeno.

Talley me codeó en las costillas y me hizo callar. Alejé los ojos de Alex e intenté
concentrarme en lo que estaba pasando en el escenario. Mientras mis ojos estaban
pegados en la obra, mi mente seguía fija en él, quien sostuvo mi mano hasta que
las luces volvieron a subir.
—Querido y dulce Jesús, eso fue horrendo —dijo Talley, deslizándose fuera del
pequeño asiento del teatro.

—¿Se saltaron totalmente el cuarto acto? —pregunté. No podía recordar a Tranio


engañando a Hortencio para que no cortejara más a Bianca.

—¿El cuarto acto en el que el acento de Lucentio cambió al menos doce veces? ¿El
cuarto acto en el que Kate pisó el pie de Petruccio y se cayó del escenario? ¿El
cuarto acto que duró por siempre? ¿Ese cuarto acto?

—Umm… debo haberme quedado dormida o algo —mentí débilmente. Alex dejó
salir una risa detrás de mí, causando que mis mejillas se encendieran de nuevo. Le
di un codazo en el estómago, disfrutando la sensación de cosquillas que subió por
mi brazo cuando hice contacto.

Talley asintió indulgentemente de acuerdo.

—Estoy segura que fue eso. Estabas dormida.

—Cállate. —Empujé a Talley hacia la puerta, supremamente consciente de Alex


tras de mí.

La primera cosa que noté cuando salimos del teatro fue cuánto más frío estaba
cuando llegamos. La segunda cosa fue cuán resbaloso estaba el piso. No me di
cuenta que era notorio hasta que estuve desparramada en el pavimento.

—¡Scout! ¿Estás bien? —La cara de Alex apareció sobre mí.

—Creo que me quebré el trasero.

—Impresionantes movimientos ninja —se burló Alex mientras me ayudaba a


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ponerme en pie. Estaba a medio camino cuando perdió el equilibrio y ambos


caímos de vuelta al piso.

—Sip, mi trasero está definitivamente quebrado —dije entre dientes. Juzgando por
la manera en que estaba doblado riéndose, consiguió escapar sin heridas serias.

Para ese momento, toda la clase se había dado vuelta a mirarnos ayudarnos
mutuamente.
Una vez que conseguimos tener nuestros pies plantados firmemente sobre el suelo,
Alex envolvió su brazo alrededor de mi cintura.

—No queremos que le hagas daño permanente a ese trasero —me informó.

No estaba segura si ya me lo había dañado. Caer sobre concreto, sobre la cola,


puede no ser bueno para ti.

Ayudaba que su cercanía tuviera un efecto anestésico en mí. Podía sentir el calor
de su cuerpo, a pesar del hecho que ambos estábamos usando gruesos abrigos.

La Sra. Ryder caminó cuidadosamente hacia el lugar en el que estábamos


congregados.

—De acuerdo, chicos, como Abbot y Costello36 han demostrado amablemente, está
resbaloso aquí fuera. El Sr. Donovan me ha informado que ha habido varios
accidentes en la última hora y la mayor parte de la Interestatal 24 está cerrada. —
Dio un gran respiro antes de continuar, como si estuviera menos que emocionada
de lo que tenía que contarnos—. Él cree que por nuestra seguridad tenemos que
pasar la noche en Nashville e irnos a casa mañana, luego de que la temperatura se
eleve nuevamente. La escuela ya ha hecho reservaciones para nosotros en un hotel
a cerca de tres kilómetros de aquí, así que, por favor, llamen a sus padres y
háganles saber que no estarán en casa hasta mañana en la tarde. —Un montón de
voces comenzaron a hablar al mismo tiempo.

La clase parecía dividida. Una mitad estaba emocionada por pasar un día extra en
la ciudad y fuera de la escuela, mientras que la otra mitad tenía otros lugares en los
que estar y cosas que hacer.

En cuanto a mí, mi espíritu estaba en algún lugar más allá de la estratósfera.


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Hermosos, grandes copos de nieve llenaban el aire, y me había garantizado dos


días de tregua por parte del Sr. Beck, y ahora tenía que pasar una tarde entera y
una noche con Alex y sus perfectas manos. ¿Podría ser mejor la vida?

—Srta. Ryder, tengo que ir a casa ahora —dijo Alex. Sonaba incluso más molesto
que Ashley, quien estaba aterrada de que tendría que pasar la noche en el Motel 6.

36Abbot y Costello: dúo de comediantes estadounidenses de la década de los cuarentas, trabajaban


en cine, teatro, radio y televisión.
De acuerdo, tal vez sería mejor si el Sr. Perfecto también quisiera pasar la noche
conmigo.

—Lo siento Alex. No hay manera de que pueda llevarte a casa sano y salvo con
estas condiciones. —La Sra. Ryder enfatizó su punto al dar dos pasos antes de
caerse hacia James Kiplinger, quien se las arregló para accidentalmente tocarla
mientras la sujetaba. Dada la propensión de James de pasar la mayor parte de su
tiempo jugando Magia: la Reunión en lugar de bañarse, estaba casi segura que había
experimentado por primera vez contacto con senos. La dolorosa humillada,
aunque algo extática, mirada en su cara ayudaron a confirmar mis sospechas.

Estaba muy ocupada observando a James y a la Sra. Ryder (sintiéndome un poco


avergonzada por ambos) que no noté a Talley deslizarse junto a Alex.

—No puedo quedarme aquí —dijo Alex mientras ella tomaba su codo como
soporte.

—Creo que debes hacerlo —dijo lentamente. Aparentemente ella podía sentir la
tensión en su cuerpo tan bien como yo. Por lo que sea que necesitaba llegar a casa,
era importante para él. Tomé consuelo en el hecho que Ashley estaba con nosotros.
Al menos podía descansar segura de que no se estaba escapando para ir a una cita
caliente con ella.

—Llamaré a Liam. Vendrá a buscarme —dijo Alex, sacando su teléfono del bolsillo
de su abrigo.

Los ojos de Talley se abrieron y el agarre en su brazo se tensó visiblemente.

—No, no puedes hacer eso. Todo estará bien. Lo prometo. Pero debes quedarte
aquí. Por favor no llames a tu hermano.
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Mentalmente apoyé la petición de Talley. Planeé el resto de mi vida sin volver a


ver a Liam Cole otra vez.

Alex estaba reacio, pero accedió, no sería sabio tener a su hermano conduciendo
con un mal tiempo. Cuidadosamente hice mi camino de vuelta a la camioneta
mientras Alex ayudaba a Talley, cuyos intentos de caminar por si sola me
recordaban a Bambi cruzando el estanque congelado. Ocasionalmente, el viento
traía fragmentos de su conversación hasta mí. Sonaba a que Talley todavía estaba
asegurándole a Alex que el mundo no se acabaría sólo porque tendría que pasar la
noche en Nashville.

Traté de no tomar personal su deseo de huir.

Las calles de Nashville eran como pistas de hielo, y los enormes copos caían tan
rápido que casi no había visibilidad. Nos tomó cerca de una hora conducir tres
kilómetros al hotel donde papá había hecho las reservaciones. Para el horror de
Ashley, era realmente un Motel 6.

La Sra. Ryder estaba tan alterada que, para el momento que nos registramos, no le
importó realmente qué hiciéramos el resto del día. De hecho, desapareció dentro
de su habitación poco después de nuestra llegada y no emergió hasta la mañana
siguiente.

Luego de una brutal guerra de bolas de nieve, terminé pasándola en un cuarto


donde un grupo estaba viendo un maratón de Harry Potter. Me di cuenta que no
encontraba a Daniel Radcliffe tan atractivo cuando una vez más las manos de Alex
estaban entrelazadas con las mías.

Alex estuvo extrañamente nostálgico toda la noche. Obsesivamente chequeaba el


tiempo cada pocos minutos. A pesar de mis repetitivos intentos de averiguar por
qué necesitaba llegar a casa tan desesperadamente, no lo sabía.

Estábamos como a la mitad de El Cáliz de Fuego cuando noté que algo estaba mal.
Su mano estaba sudando contra la mía y su respiración no sonaba del todo bien.

—¿Te sientes bien? —pregunté mientras otras dos chicas estaban sentadas en la
otra cama tenían una acalorada discusión sobre qué tan caliente estaba
exactamente Rob Pattinson.
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—Mmm... claro. Estoy bien. —Parecía tener problemas en enfocarse en cualquier


cosa sucediendo a su alrededor.

—Te ves terrible. —Talley señaló a mi lado—. Quizás sea un buen momento para
que vayas a la cama.
Alex volvió a mirar al reloj en la mesa de noche. Eran las 5:00, el sol apenas
comenzaba a ponerse. Normalmente pensaría que era muy temprano para que
alguien lo llamara noche, pero obviamente estaba enfermo.

—Estoy bien.

—No, no lo estás. Tienes que ir a la cama y tienes que ir ahora. —Talley estaba
siendo inusualmente afirmativa, sonando escandalosamente como su madre.

—Tienes razón, podría descansar un poco. —Cuando se levantó para irse, un


temblor recorrió todo su cuerpo.

—¿Estás seguro que estarás bien? Tal vez deberíamos ir por la Sra. Ryder o un
doctor. —Cada músculo de su cuerpo parecía estar torciéndose.

—Estaré bien una vez que duerma un poco. No te preocupes por mí. —Se paró en
frente de mí incómodamente por un momento, pasando sus dedos por su cabello—
. Gracias por lo de hoy, Scout. Ha sido genial.

Podía sentir a todos en la habitación observando nuestro pequeño intercambio. La


vergüenza aniquiló un poquito de mi aturdimiento, pero no mucho.

La noche pasó volando después que se fue. Harry no podía captar mi interés,
incluso cuando arrastró el cuerpo del pobre Cedric de vuelta a Hogwarts, lo que
normalmente me haría soltar una o dos lágrimas.

Eventualmente nos cansamos de la comida de las máquinas expendedoras y


caminamos una cuadra calle abajo hacia Taco Bell, paré un momento afuera de la
puerta de Alex en el camino de regreso.

—¿Crees que tenga hambre? ¿Debería preguntarle si quiere que le busque algo? —
Página 69

le pregunté a Talley.

—Creo que necesita descansar. Vamos Scout. Sobrevivirás si no lo ves hasta


mañana.

Miré alrededor para asegurarme que nadie estaba escuchando.

—Realmente me gusta —confesé.

La expresión de Talley estaba algo fastidiada.


—Lo sé. He estado tratando de decírtelo por meses.

Se estaba convirtiendo en una yo-lo-sé-todo.

—¿Crees que tal vez también le guste? —No era capaz de mirarla a los ojos.

—Sé que es así.

Deseé poder ser así de confiada también. Me recosté en la pared junta a la puerta
de nuestra habitación y observé las ráfagas bailar bajo los postes de luz de la calle
mientras Talley buscaba la llave.

—Jase lo odia, sabes.

—Lo sé.

—¿Sabes por qué?

Luego de cuatro intentos tratando de meter la llave, finalmente logró abrir la


puerta. Rancio humo de cigarrillo y blanqueador quemaron mis pulmones.

En vez de responder mis preguntas, Talley comenzó con el largo y complicado


proceso de quitarse el impermeable de cuerpo completo. Para el momento en que
logró liberar una de sus piernas del ridículo y animado vinilo amarillo, mi
paciencia disminuyó.

—Sabes, ¿cierto?

—¿Saber qué? —dijo gruñendo. Estaba luchando mientras forzaba la liberación del
agarre mortal que tenía la prenda en su muslo.

—Sabes qué sucede entre Jase y Alex. Dime.


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Se estiró en la cama, finalmente liberada del impermeable de cuerpo completo.

—¿Realmente crees que Jase me lo diría a mí y no a ti?

Sí.

Bueno, quizás.

De acuerdo, probablemente no.


—¿Qué se supone que debo hacer, Talley? —Entrelacé mi brazo con el suyo y
recosté mi cabeza en su hombro. Su cabello olía al mismo champú de bebé que
había estado usando desde que éramos niñas.

—No lo sé —dijo, besando mi cabeza—. Aunque lo averiguaremos. Prometí que


todo estaría bien.

Abrí mi teléfono para fijar la alarma, y me di cuenta que perdí un puñado de


mensajes de Charlie.

¿Qué piensas de los hipopótamos?

Grandes animales. Les gusta el agua.

Hazme saberlo tan pronto como sea posible.

Estaba un poco confundida, pero respondí que le tenía al majestuoso animal un


gran respeto. Realmente no tenía una opinión sobre los hipopótamos, pero me
pareció que era lo correcto de decir.

—¿Quién era ese? —preguntó Talley—. ¿Jase te envió un mensaje para ver cómo
estamos?

—No, era Charlie. —Subí a la cama y me cubrí con los cobertores por encima de mi
cabeza. Repentinamente no me sentía bien. Quizás también tenía lo de Alex. O
quizás era la comida mexicana.

—Así que, ¿qué se siente estar enamorada de dos chicos al mismo tiempo?

Empujé los cobertores hacia abajo para que Talley pudiera ver mi cara cuando
respondiera.
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—No estoy enamorada de nadie. Tengo una fijación con Alex y Charlie es... Charlie.
—Su expresión era fácil de leer. Decía "GRAN BASURA" en grandes letras
mayúsculas—. No estoy enamorada de nadie —repetí.

—Asegúrate y hazme saber cuando te des cuenta que estás equivocada, ¿de
acuerdo? —dijo mientras apagaba la luz—. Odiaría perderme otra oportunidad de
decirte "Te lo dije".
Pasé las próximas horas agitándome y girando, a pesar del calmante nocturno que
Talley me dio para mi dolor de trasero. Nunca dormí bien en una cama que no
fuera la mía sin Guido, y todo el alboroto interno desde luego que no ayudaba a la
situación.

Dormité por un corto tiempo y desperté sintiéndome profundamente inquieta.


Partes de un sueño flotaban fuera de mi conciencia. Todo lo que podía recordar
claramente era Alex, Charlie, helado y la sensación de estar dividida en dos.

Las delgadas sábanas marcaban mis brazos y mis piernas mientras escuchaba el
colérico retumbar del calentador y el ronquido ensordecedor de Talley. Cuando las
paredes comenzaron a cerrarse a mi alrededor me di cuenta que no podía
quedarme en la habitación por más tiempo. Me levanté, poniéndome mi abrigo lo
más silenciosamente posible antes de deslizarme a la puerta.

La noche estaba silenciosa y hermosa. La tormenta de nieve había terminado,


dejando el cielo lo suficientemente despejado para ver cientos de estrellas brillando
y la brillante luna llena que refleja la reciente nieve que había caído.

Noté el brillo eléctrico de una estación de gasolina y desarrollé una intensa ansia
por bocadillos viejos de tortas y chocolate caliente súper dulce. Si seguía por la
acera para llegar allí tendría que pasar por el frente de la Guarida de Hank, un bar
cuyo trabajo barato de pintura rosa era certero para atraer a los más estimables
clientes. En cambio opté por acortar camino a través del área boscosa detrás del
motel.

Gracias a mi neblina cerebral inducida por el calmante contra el dolor y las


sombras provenientes de los árboles, no fue hasta que estaba a unos metros de
distancia que noté a un hombre parado al final de la colina. Me congelé mientras
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reconocía los reveladores signos de una persona callejera: múltiples capas de ropas
sucias, cabello despeinado, piel sucia e inconfundible aire de desesperación.

Él había tomado algo del suelo y estaba examinándolo. Sólo era un ordinario
abrigo negro, pero algo acerca de eso me fastidiaba.

Cautelosamente me acerqué. Luego vi que había más artículos de ropa esparcidos


alrededor de los pies del hombre. Parecían como jeans, una camisa, un suéter y un
par de zapatos. El hombre recogió uno de los zapatos y lo sostuvo bajo la luz de la
luna.

El suave e invernal mundo se detuvo a mi alrededor. Incluso desde una cierta


distancia, podía decir que era un par de Adidas deportivas.

La adrenalina corría por mis venas y actué sin pensar.

—¿Qué estás haciendo? —demandé, tropezando cuesta abajo del terraplén—.


¿Dónde consiguió eso? ¿Qué has hecho con él?

El hombre se giró para encararme. Estaba lo suficientemente cerca para oler una
mezcla de hedor corporal y alcohol mientras perturbaba el aire.

—Estas cosas son mías. Yo las encontré. —Sus palabras eran indistintas, pero sus
movimientos eran rápidos y nerviosos, como un animal salvaje y asustadizo.

O un tipo sin hogar con una subida de metanfetaminas.

—Esas son las ropas de Alex. ¿Dónde está? ¿Qué le hiciste? —Miré alrededor
frenéticamente, aterrada de que vería su cuerpo desnudo sin vida en el frío suelo.

—No le hice nada a nadie. Encontré estas cosas. Son mías. —Comenzó a reunir
todas las ropas. Noté que la camiseta era una retro del Hombre Araña, la que Alex
usaba todos los jueves. La tomé y se la arrebaté.

—¡No puedes tener estas cosas! ¡Son las cosas de Alex! ¡Devuélvelas! —Agarré los
pantalones, pero el hombre agarró mi brazo con una sorprendente cantidad de
fuerza.

—Te dije. Yo las encontré —dijo, acercándome a él, así nuestras caras estaban casi
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tocándose. El olor era abrumador. Sus ojos tenían un brillo maníaco—. Te dije que
eran mías. —Repentinamente me empujó hacia atrás, tirándome al piso. El intenso
dolor de caer otra vez en mi parte trasera me hizo ver negro por unos segundos.
Para el momento en que me recuperé, el hombre estaba encima de mí, sus rodillas
a ambos lados de mi cadera. Un cuchillo apareció de la nada y presionaba mi
garganta.

—No me gusta ser llamado un mentiroso niña. ¿Me escuchaste?


No pude responder, paralizada por el miedo. Sabía que debía intentar dar pelea,
hacer otra cosa que sólo recostarme ahí, pero no podía. Mi cuerpo parecía ser
incapaz de moverse. Se frotó contra mí, sus ojos inyectados de sangre subían y
bajaban por mi cuerpo.

—No eres una chica muy linda, ¿verdad? Pero no te preocupes. Eso está bien para
mí. De todas formas nunca me gustaron las chicas lindas.

Mi cerebro finalmente logró conectar con mi cuerpo. Mi mano derecha subió y tiró
el cuchillo lejos de mi garganta mientras mi izquierda daba un puñetazo a su
sección media. Traté de rodar mi cuerpo para salir debajo de él, pero anticipó el
movimiento. Se presionó más firmemente contra mí y agarró mis brazos,
inmovilizándome contra el suelo.

—No seas así, cariño —dijo con una carcajada. Mi estómago se revolvió ante el
hecho que él estaba disfrutándolo—. Vamos a tener...

Sus siguientes palabras fueron cortadas por un fiero gruñido que se infiltró en la
noche y retumbó en mis huesos.

—¿Qué rayos? —Lo escuché mascullar justo antes que algo volara sobre mí,
golpeándolo hacia atrás.

Debería haber estado aterrada ante la escena que se desarrollaba, pero era
demasiado irreal. Me senté para encontrar al hombre sentado en el suelo, su
cuchillo extendido en su mano en un intento de mantener al animal salvaje alejado
de él. El animal, que se parecía a un perro grande, estaba agachado, su pelo erizado
mientras una infinidad de gruñidos salían de su garganta.

No había duda que sus afilados dientes no tendrían problema desgarrando al


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hombre en pedazos.

Podrían haber hecho cosas desagradables a mis frágiles tejidos, aun así al parecer
no podía sentirme asustada. En cambio, estaba fascinada de la belleza del animal
ante mí. Su grueso abrigo era una mezcla de blanco, marrón rojizo, gris y negro.
Una parte de mi cerebro determinó que era un lobo mientras que otra parte se dio
cuenta que pude haber experimentado alguna clase de trauma relacionado al
shock.
El punto muerto finalmente terminó cuando el hombre se abalanzó hacia el animal
con el cuchillo, haciendo que el lobo saltara hacia atrás. Tuvo el tiempo justo para
levantarse y correr. El lobo lo persiguió, tratando de alcanzarlo mientras
desaparecían en la noche.

Me levanté del suelo. Un rápido inventario de mis partes móviles determinó que,
además de mi coxis roto, ropa mojada y un posible trauma psicológico, estaba bien.

Forcé cualquier pensamiento del horror que acababa de experimentar fuera de mi


mente y me enfoqué en lo que se tenía que hacer.

Sabía que se suponía que debía dejar todo como estaba, así la policía podría reunir
la evidencia. Veía CSI37, sabía cómo hacían las investigaciones de los asesinatos,
pero no podía hacerlo. No podía alejarme y dejar sus ropas ahí. Sería admitir que
se había ido y no podía hacer eso.

Estaba tentada de pescar uno de sus zapatos fuera del arroyo cuando me di cuenta
que no estaba sola. En la orilla opuesta, casi oculto completamente por los
arbustos, el lobo estaba sentado, observándome.

Me tragué un grito y permanecí quieta. Al menos traté de estarlo, como siempre


dicen en los programas de Discovery Channel que debes hacer cuando te encuentras
con un animal salvaje.

Desafortunadamente, no podía hacer que mi cuerpo dejara de temblar ni que mi


respiración no saliera en sonoros y entrecortados jadeos.

Me debatía entre sí debería correr, gritar u orar por una muerte rápida cuando mis
ojos se encontraron con los decisivos ojos humanos del lobo.
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—¿Alex? —Salió en un suspiro, pero me escuchó. El lobo salió corriendo de regreso


al sitio donde el arroyo daba la vuelta a la colina y fuera de la vista—. ¡Alex! —
llamé más fuerte esta vez.

Hubiera sido capaz de convencerme a mí misma que estaba equivocada. Pude


haber racionalizado que el shock de la noche estaba causando que mis ojos me
engañaran. Hubiera creído que estaba sufriendo de estrés post-traumático o locura

37 CSI: programa de investigación policiaca.


temporal. Cualquiera de esas opciones hubiera sido fáciles de aceptar si él no
hubiera volteado otra vez y mirado con esos familiares ojos grises antes de
desaparecer en la noche.
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Capítulo 7
Traducido por Yellowsun & Connie.J

Corregido por Viqijb

Dormir era una causa perdida. Mi cuerpo estaba exhausto, pero mi cerebro estaba
hiperactivo. Estaba impactada, asustada, confundida y avergonzada. Imágenes de
todo lo que había sucedido seguían pasando en mi cabeza como una película
vanguardista cuyo único propósito es dejar aturdida e inquieta a la audiencia.
Estaba aterrada de lo que vería si cerraba mis ojos.

Estaba acurrucada en la única silla de la habitación, una monstruosidad con tiras


amarillas y azules, sorprendentemente cómoda y muy acolchada, observando
como la luz en la habitación se volvía rosa con el amanecer aproximándose.

Había muchos pensamientos y preguntas gritando por atención, no me podía


concentrar en ninguno. En vez de eso, me concentré en la forma en que la luz se
movía por el rostro dormido de Talley y el palpitante dolor de los múltiples
moretones que lentamente se formaban por todo mi cuerpo.

Cuando escuché las voces por primera vez pensé que solo eran parte del sonido
caótico de mi cabeza. No fue hasta que escuché a alguien decir su nombre que me
di cuenta que habían personas discutiendo afuera de mi habitación.
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Aparté el borde de la pesada cortina y tome un respiro aliviada. Alex estaba ahí,
vivo. Ileso. Humano. Su ropa estaba más que sucia, a pesar de mis esfuerzos más
valientes en el oloroso baño de la estación de Mapco, pero se veía bien. Más que
bien, de hecho.

Levantarme de la silla fue un poquito difícil con el dolor en mi coxis. Sujeté la


peluda manta azul del hotel firmemente a mí alrededor, dando una rápida mirada
al calentador donde dejé mis ropas para que se secaran. Pude haber tratado de
ponérmelas otra vez, a pesar del hecho que todavía estaban mojadas, pero no lo
hice. La necesidad de hablar con Alex, de ver que estaba bien, superó mis
inhibiciones. Abrí la puerta un poco, invitando una ráfaga ártica que causó un
brote de piel de gallina.

—Nos vamos ahora. —Estaba diciendo Liam—. Sabes lo que pasa si nos
encuentran. No puedo creer que arriesgues eso, arriesgarías todo, por una simple
chica.

—¡No es por una simple chica! Es acerca... —Alex miró hacia arriba notando que
estaba parada en la puerta—. Scout.

—Hola —dije, cerrando la puerta del motel detrás de mí. La intensidad con la que
Liam me miró hizo temblar mis rodillas, pero la alegría que sentí con el hecho de
que Alex no estaba muerto o caminando en cuatro patas evitaba que entrara de
vuelta a la habitación.

Alex pasó a Liam para llegar hasta mí.

—¿Estás bien? ¿Dónde está tu ropa? —Me arrepentí de no tomarme el tiempo para
ponérmela. La expresión en el rostro de Liam no estaba haciendo cosas estelares
por mi autoimagen. Ajusté la manta así las únicas partes sobresaliendo serían mis
dedos y cabeza.

—Están mojadas —murmuré, mirando a mis dedos en el concreto.

—Tienes cinco minutos —le dijo Liam a Alex con todo el amor y calidez que
esperaba—, luego nos vamos. ¿Entendido?

Observé aliviada como Liam cruzaba el estacionamiento y se montaba en un viejo


y abollado Jeep Cherokee. En el momento en que estuvimos solos, comencé a ser
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consciente de mi despeinado cabello, mi rostro sin maquillaje y casi desnudez, por


lo que dije:

—Eres un hombre lobo.

Alex cambió su peso a sus talones y miró a la acera entre nosotros.

—¿Notaste eso, huh?

Sí, sólo soy una loca observadora de esa manera.


—No entiendo. —Respiré profundamente y traté de poner mis nervios bajo
control. Una cosa era sospechar que alguien era un monstruo y otra muy diferente
que te lo confirmen. Estaba tentada a correr devuelta a la habitación del hotel y
trancar la puerta, pero mi deseo por respuestas sobrepasó mi miedo—. ¿Cómo es
siquiera posible?

—¿Podemos no tener esta discusión ahora? —Sus ojos seguían mirando hacia
donde su hermano estaba sentado observándonos.

—De acuerdo —dije. Incluso yo podía escuchar el toque de histeria en mis


palabras—. Entonces, ¿qué tal el clima?

Quiero decir, en serio, ¿A dónde se suponía que esta conversación se dirigiría, Oye,
¿no eres alguna clase de criatura mitológica?

Alex rió.

—Esta frío. Demasiado frío para que tú estés afuera sin zapatos o ropa apropiada.

—El frío no me molesta, realmente.

—¿Es por eso que estabas afuera en la congelada nieve anoche?

Alex dio un paso adelante y ahuecó mi rostro con su mano. Cualquier


incomodidad que podría haber estado sintiendo debido a las frías temperaturas se
desvaneció rápidamente cuando una calidez se esparció por cada centímetro de mi
cuerpo desde el lugar en donde su piel tocó la mía. A pesar de todo, todavía era
Alex, y todavía su toque me hacía sentir mareada.

—Scout, lo lamento tanto —dijo en un susurro—. Pensé que te habías ido a la


cama. Fui a cazar y ni siquiera me di cuenta que estabas afuera hasta que te oí
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gritar. —Resistí la urgencia de alisar las arrugas en su frente.

—No lo lamentes. Tú me salvaste. Si no hubieras llegado ahí cuando lo hiciste... —


Mi voz se apagó, incapaz de poner el horror de lo que pudo haber pasado en
palabras.

El pulgar de Alex trazó gentilmente la línea de mi pómulo causando que un


temblor corriera a través de mí.
—No te preocupes. Él nunca te tocará o a nadie más nunca más. —Su mano bajó
por mi cara antes de descansar en mi nuca. Podía escucharlo inhalar
profundamente mientras lentamente lamía sus labios e inclinaba su cabeza hacia
mí.

En ese momento ya no me importaba que Alex se convirtiera en un lobo y que


pudiera ser un asesino. Lo único que me importaba era que me iba a besar.

Y luego la bocina del Jeep sonó, ocasionando que Alex se alejara como si hubiera
sido electrocutado.

—Creo que esa es tu señal para irte. —Por alguna razón idiota, estaba riéndome
como una tonta.

—Así parece.

Liam tocó la bocina otra vez, y Alex inmediatamente cruzó el estacionamiento.

—Me tengo que ir —dijo sobre su hombro—. Diles a todos que me enfermé y tuve
que ir a casa, ¿de acuerdo?

Asentí sin decir nada. Estaba cerca del Jeep cuando me di cuenta de lo que se me
olvidó decir.

—Alex —grité. Se volvió para mirarme. El movimiento era casi igual en su forma
humana como había sido la noche anterior—. Gracias. Sabes, por ser mi héroe y
todo eso.

Se despidió con la mano una última vez y luego se subió al Jeep. Lo observé salir
del estacionamiento antes de volver a mi cuarto.
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Talley estaba despierta y esperando por mí al otro lado de la puerta.

—¿Saliste afuera con sólo una manta? ¿Qué le sucedió a tu ropa? ¿A dónde va
Alex? ¿Qué sucedió? ¿Estás bien? —Las preguntas de Talley salieron tan rápido
que tuve problemas para entenderlas una a una.

—Baja la velocidad. Mi cerebro está muy soñoliento para trabajar así de rápido.

Talley me miró, notando mis hinchados y rojos ojos, y mis lentos y rígidos
movimientos.
—No dormiste para nada —dijo—. ¿Qué sucedió?

Oh, tu sabes. No mucho. Me metí en una pelea con un callejero drogado, la cual perdí por
cierto. Pero no te preocupes. Alex llegó justo a tiempo. Oye, ¿sabías que se convierte en un
lobo durante la luna llena? Yo sí, porque justamente anoche fue una de esas.

Por cierto, es un lobo muy caliente.

—Nada.

—¿Entonces por qué tu ropa está cubierta de lodo y no en tu cuerpo?

—Fui a caminar porque no podía dormir y me caí. —Lo que era básicamente la
verdad. Sólo estaba dejando por fuera detalles menores.

—¿Qué estabas haciendo afuera con Alex?

¿Qué era eso que Monty Python solía decir de no esperar la Inquisición Española?

—Su hermano vino a recogerlo porque estaba enfermo. Sólo se detuvo para
despedirse antes de irse.

—Me estas mintiendo —dijo Talley—. Scout, está bien. Puedes decirme lo que sea
que pasó. —Podía. También podía terminar con una linda habitación acolchada
para mí sola.

—Cree lo que quieras, Tal —dije caminando hacia el baño—. Tomaré una ducha.
—Estuve contenta al descubrir que después de dos sesiones con la barra de jabón
barata del hotel mi piel se había decolorado a un bonito color amarillento. Peiné mi
cabello en una trenza francesa y traté de sacar la máxima cantidad de suciedad de
la ropa como fuera posible, pero todavía se veía horrorosa y fea cuando llegué al
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McDonald’s que la Sra. Ryder había designado como nuestro lugar de reunión.

Talley estaba, evidentemente, todavía molesta conmigo sobre nuestra conversación


reciente. Apenas me dirigió tres palabras después de que terminé la ducha, lo cual
debió haberle tomado una gran cantidad de esfuerzo por su parte. Por lo general,
ella era una habladora compulsiva en las mañanas. Después de que tomamos el
desayuno, ella se sentó junto a Jane Potts, y me dejó en una mesa con James
Kiplinger.
Yo estaba arrancando trozos de galleta y haciéndolas rodar formando pequeñas
bolitas cuando Ashley Johnson se pavoneó dentro del restaurante. Mientras que el
resto de nosotros había pasado la tarde lanzándose bolas de nieve y viendo la
soporífera televisión, Ashley había hecho un buen uso de la tarjeta de crédito de su
papá.

Los miembros de nuestra clase de Shakespeare eran bastante fáciles de distinguir


en la multitud. Nosotros éramos los que, obviamente, habían dormido en sus ropas
y carecíamos de productos básicos de belleza. Por supuesto, eso nunca sucedería
con Ashley. Ella estaba vestida con un traje completo de la Universidad de
Vanderbilt con una gorra para ocultar su cabello sin estilo. Tenía el aspecto de un
maldito cartel de reclutamiento.

—James, qué amable de tu parte compartir tu desayuno con una pobre vagabunda
indigente —dijo ella, deteniéndose en nuestra mesa—. Oh, espera. Scout, ¿eres tú?
Oops, lo siento. —Estaba demasiada cansada para tolerar sus estupideces o hacer
frente a que Talley me ignorara. Sin mencionar que la vista del pelo grasiento de
James y el olor espeluznante y ácido que lo acompañaban estaban revolviendo mi
estómago. Decidí que sentarme con la espeluznante estatua de Ronald McDonald
afuera sería preferible que hacerle compañía a mi acompañante actual. Me levanté
para volcar mi alimento no consumido en la basura.

—Dios, quisieras mirarla —dijo Ashley mientras yo pasaba.

—No es de extrañar que el pobre Alex tuviera que volver a casa. Yo probablemente
necesitaría hospitalización si me viera obligada a pasar el tiempo con eso —me
espetó.

La expresión de su rostro cuando conecté mi puño en su cara no tenía precio. Ella


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se tambaleó hacia atrás en una mesa, con los ojos llenos de lágrimas.

—¡Perra! —gritó ella—. ¡Rompiste mi mandíbula!

—No, no lo hice. —La había golpeado en un lugar que, a lo mejor, le dejaría un


moretón, aunque mi noche llena de diversión no me había dejado con la fuerza
suficiente para hacer incluso mucho daño.
—Sólo espera a que la administración de la escuela se entere. Mi padre se
asegurará de que te expulsen por esto.

—No vas a decir nada a nadie —dijo Talley a mi izquierda.

Una mancha de kétchup cayó sobre la nueva camiseta de Ashley mientras ella se
enderezaba.

—¿Y por qué esto, Cerdita?

Jane consiguió agarrarme por la cintura y tírame hacia atrás antes de que pudiera
romperle la mandíbula de verdad.

Esperaba que Talley llorara o, al menos, luciera profundamente dolida y


avergonzada. La sonrisa sardónica que se extendió por su cara nos preocupó a
Ashley y a mí.

—Porque mientras todo el mundo parece haber olvidado quién eras antes de que
tu madrastra realizara un mágico cambio de imagen en ti, nosotras no lo hemos
hecho —dijo Talley—. Tenemos suficientes historias y fotos para una nueva
humillación cada día desde ahora hasta la graduación.

—Como si me importara —dijo Ashley. Era bastante obvio, sin embargo, que le
importaba bastante.

—Bien, entonces. Scout, todavía tienes esas fotos de tu fiesta de cumpleaños


decimotercero, ¿verdad?

—Por supuesto. —Esa fue la noche que Ashley decidió que necesitábamos
“prepararnos” a nosotras mismas para nuestras vidas como adolecentes. Había
fotos de ella en ropa interior de mi madre, la parte superior rellena con papel
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higiénico, liándose con un cartel de Zac Efron.

Por supuesto, había algunas fotos igualmente embarazosas de Talley y mías, pero
nadie iba a ver esas. Nunca.

—Ya sabes, si quieres, probablemente podría asegurarme de que al menos una o


dos de esas fotos estuvieran en toda la escuela —dijo Jane, quien era la directora
estudiantil de nuestros anuncios televisivos matutinos. Me sorprendió por su
apoyo. Jane es una chica agradable, pero nunca habíamos sido exactamente
amigas.

—Ni siquiera sé de lo que están hablando —dijo James—. Por lo que vi Ashley
tropezó y cayó en la mesa.

Si la ayuda de Jane era inesperada, entonces la de James era francamente


sorprendente. En general su meta era hablar lo menos posible, y nunca lo hacía
voluntariamente.

—Bien. —Ashley me escupió en forma bastante literal. Tuve que limpiar la


humedad de la cara—. Tú y tus amiguitos nerds se salieron con la suya esta vez,
pero te juro que me las pagarás, Harper Donovan. Y ese momento, cuando lo haga,
vas a desear que hubiera roto tu fea cara.

No fue intencional, pero resultó que el bostezo era una respuesta bastante
adecuada y temible.

Como era típico en los patrones climáticos locales, una hora más tarde la
temperatura se elevó más allá de 40 grados, convirtiendo el hielo incrustado en las
calles en ríos pequeños y el pintoresco paisaje cubierto de nieve en un lodazal. Una
vez que la Sra. Ryder finalmente apareció y bebió dos tazas grandes de café,
estuvimos de camino para volver a casa.

Me llené de una nueva energía mientras caminábamos arduamente a lo largo de la


interestatal y tenía una discusión muy larga y animada con Jane sobre nuestros
cantantes favoritos. Era agradable encontrar a alguien que sabía más sobre Damien
Rice y Regina Spektor que Lady Gaga. Prácticamente me puse histérica cuando ella
me mostró donde Ryan Adams había escrito “Para Pottsie. Prueba los tacos, Con
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amor, Ryan” en una servilleta después de que ella se reunió con él en un


restaurante mexicano en Atlanta.

Talley se ofreció a llevarme a casa una vez que finalmente nos encontramos de
nuevo en la escuela. El sol que brillaba a través de las ventanas había creado un
efecto invernadero en su coche. El suave calor, junto con el zumbido de los
neumáticos en el pavimento, actuó como una canción de cuna. Yo estaba más
dormida que despierta cuando Talley apagó el motor frente a mi casa.
—Lo siento, me molesté contigo esta mañana —dijo—. Yo sólo quiero ayudar.
Sabes que puedes hablar conmigo sobre cualquier cosa, ¿verdad?

—Por supuesto. —Podía decirle a Talley todo. Pero no esto. No podía decirle sobre
el hombre sin hogar y lo que me estaba haciendo. Yo no podía decirle sobre cómo
tuve pánico y casi dejé que pasara. Yo no podía decirle lo asustada y humillada
que estaba. Y ciertamente no podía hablarle de Alex.

Talley se inclinó sobre la palanca de cambios para darme un abrazo. Me incliné y


apoyé la cabeza en su hombro, dejándome absorber por la seguridad y la
comodidad que me ofrecía.

Había lágrimas en los ojos de Talley cuando por fin me soltó

—¿Segura que estás bien?

Negué con la cabeza, incapaz de hablar. Debería haberle preguntado si quería


entrar. Yo realmente necesitaba darle las gracias por darme un paseo, pero sentí
que un océano de lágrimas amenazaba con desbordarse.

Me fui directamente a la cama, arrastrándome sin ni siquiera molestarme en


quitarme la ropa sucia. Sin importar que tan furiosamente luchara contra ellas, las
lágrimas llegaron con un acompañamiento de sollozos que sacudieron mi cuerpo
entero.

Tomó más tiempo del que hubiera imaginado quedarme dormida, pero finalmente
el agotamiento se hizo presente. Esperaba soñar con encuentros violentos en los
bosques llenos de nieve y bestias de cuatro patas al acecho de su presa. En cambio,
soñé con un chico con ojos grises y hoyuelos.
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Capítulo 8
Traducido por btaalejandra

Corregido por Viqijb

No soy realmente muy soñadora. La mayoría de las noches cuando me voy a


dormir eso es todo lo que hago, duermo. Mi cerebro no se convierte en un enorme
y bizarro cine al momento en que se cierran mis ojos. Si sueño, raramente recuerdo
los detalles.

Este sueño fue diferente. Recordé todo. Recordé como el aire olía a madreselva y
tierra. Recordé el verde de las hojas nuevas, el amarillo de unos cien narcisos y el
turbio color marrón-azulado del lago. Recordé la sensación de la brisa haciendo
cosquillas en mi cuello. Recordé la forma en que él se veía mientras se apoyaba
contra el torcido tronco de un viejo roble, brazos y tobillos cruzados, la cabeza
inclinada así su flequillo colgaba sobre su ojo derecho.

El lago estaba a menos de quince metros de aquí, por lo que estuve segura que
Alex estaba mirándome desde la orilla opuesta. Levanté mi mano en un torpe
saludo.

—Hola —dije, sintiéndome como una completa idiota.

Alex miró sobre su hombro como si estuviera esperando que hubiera alguien ahí,
parado detrás de él. Cuando se dio cuenta que estaba solo, me miró, sorprendido.
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Vi su boca moverse, pero fui incapaz de escuchar nada de lo que dijo.

—No puedo escucharte —le avisé.

Otra vez, vi su boca moverse, pero no escuché nada.

—¡Alex! —grité tan fuerte como pude.


Él estaba sacudiendo su cabeza mientras continuaba intentando hablar conmigo.
Me di cuenta que me estaba gritando, pero todo lo que podía oír era el agua
salpicando la orilla y las ramas del árbol mientras se frotaban unas contra otras.

No sé cuánto tiempo estuvimos allí parados, luchando por hacernos escuchar, pero
mi garganta estaba irritándose, lo cual me molestaba. Había adivinado que estaba
en un sueño ya, así que, ¿no se supone que debería ser inmune al dolor?

Eventualmente, Alex tuvo suficiente e intentó otro enfoque. Lo observé mientras se


quitó los zapatos, medias y camisa. Sus manos titubearon en la banda de la cintura
de sus jeans. Estaba avergonzada al darme cuenta de que me sentía decepcionada
cuando él decidió dejárselos puestos.

El mundo había estado bastante pacífico hasta el momento en que Alex puso un
pie en el agua. En un abrir y cerrar de ojos, el cielo se tornó negro y el viento se
hizo más violento, enredándose en mi cabello y golpeando mi cuerpo con mi ropa.
El lago se agitó y creció, tirando de Alex hacia abajo.

Mi grito se perdió en el estruendo.

Estuve a punto de hacer algo estúpido, como saltar detrás de él, cuando su cabeza
emergió del agua. Como lobo, era capaz de nadar contra la corriente, de regreso a
la orilla.

La tormenta continuó enfureciéndose alrededor mío. Escombros flotaban en el aire


mientras un árbol cercano se cayó al suelo. Algo me golpeó en la espalda, justo
encima del lado derecho de mi cadera. El dolor era tan agudo que deje salir un
aullido.

Mis ojos se abrieron. Estaba oscuro, y me tomó unos pocos respiros


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tranquilizadores para darme cuenta que la figura parada junto a mi cama no era
Alex.

—Ese es un desagradable moretón —dijo mi hermano, encendiendo la lámpara


junto a mi cama. Una luz suave y blanca quemó mis retinas —. ¿Tú y Talley
volvieron a discutir sobre quién se iba casar con Billy Lomac de nuevo?

En primer grado Billy Lomac era la personificación de lo sensacional. Usaba el pelo


parado y siempre compartía la barra de chocolate que su mamá metía en su caja de
almuerzo con quien fuera su novia esa semana. La única pelea que Talley y yo
tuvimos ocurrió cuando él me dejó por ella.

Para el noveno grado, él era el más infame marihuanero y aproximadamente


parecido a Phillip Seymour Hoffman38. Estoy bastante segura que la única forma en
que pelearía con Talley sobre Billy Lomac sería si ella intentara salir con él.

—Le dije que él era mío primero —dije, empujando mi blusa hacia abajo así cubría
el moretón. Vagamente recordaba sentir una piedra incrustada en mi cadera
cuando fui tirada al suelo.

—No, en serio. ¿Cómo te las arreglaste para volver de una aburrida obra luciendo
como uno de esos refugiados de las noticias?

Me enderecé en el costado de la cama, arrastrándome a medida que el dolor


irradiaba de un lugar a otro. Jase me observó con preocupación grabada en su
rostro.

—Me caí. Tú me conoces, siempre una torpe.

—Nunca has sido una torpe. Fuiste la primera bebé mayor en la historia que no dio
los primeros pasos. Nuestra clase entera de artes marciales tuvo que pasar meses
aprendiendo ninjitsu porque a Sensei39 le gustaba tu elegancia.

—Bueno, esta es una ninja que nunca aprendió a caminar sobre una sólida capa de
hielo en un par de aspirantes a botas Marc Jacob40 con tacos de ocho centímetros. —
O en realidad a usar sus habilidades de ninja cuando estaba en problemas. Esta
ninja apesta.

—Gracias a Dios soy un chico —dijo Jase, robando mi silla de la computadora. La


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giró hacia el borde de la cama antes de sentarse a horcajadas al revés—. No hay


manera de que me pudieras hacer pavonearme en tacos de ocho centímetros de lo
que sea.

38
Phillip Seymour Hoffman: actor estadounidense, hace el papel de Plutarch Heavensbee en la
película dos de Los Juegos del Hambre: En Llamas.
39 Sensei: profesor en japonés, se pronuncia “sense”.

40 Marc Jacob: marca de ropa, bolsos, zapatos, fragancias y accesorios.


—Creo recordar tardar muy poco en lograr meterte en un par de stilettos 41 rojo
rubí. Y no te pavoneaste, diste saltos.

—Scout Donovan, ¿qué te dije que haría si alguna vez mencionabas eso? —Miré lo
más angelical posible.

—Me caí. Fuerte. Puede incluso que me haya roto mi coxis.

—¿Entonces?

—Entonces, mi hermano mayor no pelea con las personas en la lista de heridos.

Eso logró conseguir que rodara los ojos. Sólo me refería a Jase como mi hermano
mayor cuando quería algo o estaba intentando no meterme en problemas. Quiero
decir, cinco semanas difícilmente cuentan como mayor, y los dos centímetros de
altura que me sacaba era mucho más insignificante en cuanto me ponía un buen
par de zapatos.

—Sí, sólo recuerda esta conversación cuando te de una apropiada patada de culo
en el momento en que vuelvas a estar al cien por ciento.

Ahora era mi turno rodar los ojos.

—Estoy esperando con ansias verte intentarlo. —Tal vez no sea capaz de sacarme
de encima a un vagabundo, pero Jase era fácil. No era mucho porque yo fuera más
fuerte que él, porque no lo era, sino que él era muy predecible. Era como pelear
con un robot.

Nos quedamos sentados hablando por bastante tiempo acerca de nada. A pesar de
la falta de contenido, nuestra conversación consiguió eliminar algo de la tensión
que había estado acarreando por las últimas veinticuatro horas. Él incluso se las
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arregló para distraerme de todo el susto por los hombres lobos que debería estar
teniendo.

Cuando Angel escuchó que estaba despierta vino a mi habitación, trayendo un


emparedado de pavo para garantizar su entrada. No me di cuenta de lo
hambrienta que estaba hasta que di el primer bocado. Estaba famélica para cuando
metí el último pedazo en mi boca alrededor de noventa segundos después.

41 Stilettos: zapatos de taco aguja.


—Eso estaba tan bueno que creo que voy a ir por otro —dije—. Y tal vez algunas
papas fritas. Y galletitas. ¿Tenemos galletitas, verdad?

—Pero vas a tomar una ducha y ponerte ropa limpia primero, ¿no? —preguntó
Angel. Estaba acurrucada sobre mi costado. Tuve el presentimiento de que me
había extrañado mientras yo estaba en mi improvisada salida nocturna. Desde que
estaba en realidad dejándola sentarse así debo haber extrañado a la chiquilla un
poquito también—. Sin defender, pero apestas.

Esto, por supuesto hizo a Jase casi caerse de la silla por reírse tanto. Me sentí
avergonzada a pesar del hecho de haber visto a las otras dos personas en la
habitación caminar en sucios pañales.

—Gracias por esa útil información, querida Angel —dije—. Y es “sin ofender” no
“sin defender”.

—Pero ofensa es cuando nuestro equipo tiene el balón.

—Sí.

—Y defensa es cuando los malos tienen la pelota.

—El otro equipo no es en realidad “los malos”, pero sí.

—Entonces, es sin defender —dijo Angel como si acabara de hacer el mejor


argumento de cierre en la historia de la litigación.

No hay lógica como la lógica de un niño.

—Tiene sentido para mí —dijo Jase—. Y el otro equipo es “los malos”.


Especialmente si estamos jugando contra esos idiotas arrogantes del Condado de
Página 90

Marshall. —Bueno, la lógica de Jase y la lógica de un niño son bastante similares.

Mi hermano y hermana fueron casi excesivamente atentos toda la tarde. Angel


insistió en hacerme mi segundo (y para ser completamente honesta, tercero)
sándwich. Ella afirmó que hacer sándwiches era lo mismo que cocinar, lo que yo
no tenía permitido hacer bajo ninguna circunstancia. Jase había grabado el
episodio de la semana pasada del nuevo show de “adolescentes angustiados de la
clase alta con problemas importantes” del que ambos estábamos enganchados y los
tres nos apilamos en su cama para verlo con una bolsa de galletitas de chocolate.
En un día normal, habría encontrado toda la atención molesta, pero estaba
agradecida por la distracción. Gracias a mis hermanos, difícilmente tuve tiempo
para pensar entre las afirmaciones de Jase de que él solo miraba el show por las
chicas lindas (y sus largas diatribas en los últimos giros de la trama), y las casi
trescientas preguntas de Angel que iban desde: “¿Por qué tu color favorito es
blanco en vez de rosa?” a “¿Qué vas a ser cuando seas grande?”

Esa noche tuve otra vez un sueño brillante, en vivo tecnicolor de Alex y el lago. Él
continuaba llamándome pero yo seguía sin poder oírlo. No me llevó mucho tiempo
aburrirme de esa rutina, así que grité: “solo dímelo mañana en el colegio”. Y me
alejé caminando hacia otro sueño, que pudo o no haber tenido algo que ver con
hipopótamos bailarines.

A pesar de mi siesta de cinco horas y el acostarme temprano, aún me las ingenié


para quedarme dormida al día siguiente. Jase me amenazó con obligarme a
caminar como estaba enfrente del espejo, mientras intentaba seleccionar un
atuendo.

Estuve inquieta todo el camino a la clase de inglés. ¿Qué le diría a Alex cuando lo
viera? ¿Realmente me contaría sobre la cosa de hombre lobo? ¿Y qué estaba
sucediendo entre nosotros? Tan imposible como se veía, parecía que Alex podía
realmente gustar de mí también. No sabía muy bien cómo manejar eso.

Al principio, estaba aliviada de que no estuviera esperándome en la clase del Sr.


Beck, pero el alivio se convirtió en preocupación cuando falló en hacer su aparición
para el final de la clase.

—¿Dónde crees que esté Alex hoy? —le pregunté a Talley cuando se suponía que
debíamos estar trabajando en nuestras reseñas escritas de la representación de La
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fierecilla domada que parecía como de hace un millón de años.

—Supongo que aún está enfermo —dijo, trabajando esmeradamente en su tarea


como si hubiera otra cosa que decir aparte de “fue un desastre”.

—¿Está enfermo?

Talley me miró como si estuviera olvidando algo importante.


—¿Recuerdas toda la cosa de tener fiebre y su hermano viniendo a buscarlo? —
Ups.

—Oh, sí. Me refería a que no puedo creer que siga estando enfermo. Pensó que era
como un virus de veinticuatro horas o lo que sea.

—Supongo que se equivocó —dijo Talley, regresando su muy enfocada atención a


la crítica y lejos de mí.

Me recosté hacia atrás y pensé en todas las razones que podía tener Alex para no
estar en el colegio. Supongo que era posible que estuviera realmente enfermo. Por
supuesto, parecía más razonable que estaba intentando evitarme porque ya sea (A)
él no quería discutir toda el tema de hombre lobo o (B) profundamente se
arrepentía de la cosa de agarrarnos de la mano y casi besarnos.

Me encontré alentanda por la opción “realmente se enfermó”, lo cual no era tan


genial de mi parte.

—Scout, necesito hablar contigo sobre el artículo de inmigración —dijo la Sra. Sole
mientras me dejaba caer en una silla junto a Nicole más tarde ese día.

—No hemos precisamente terminado con eso aún —dije. Por supuesto, por “no
precisamente” me refería ni siquiera empezado—. Alex se enfermó antes de poder
tener mucho completado, pero vamos a trabajar en eso esta noche y tenerlo listo
para mañana.

—Temía eso —dijo la Sra. Sole—. ¿Crees que puedas escribir un artículo de
opinión de mil palabras para llenar el lugar?

—Seguro, pero realmente creo que Alex estará en condiciones para trabajar en ello
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esta tarde. —Especialmente desde que él nunca estuvo enfermo desde el comienzo,
a menos que ser un hombre lobo sea considerado una enfermedad. Tal vez es un
virus.

—Me temo que eso no va a suceder. Me llegó un email de la oficina esta mañana
informándome que Alex se transfería de escuela.
—¿Él qué? —Había un borde de histeria en mi voz—. ¿Está segura? —Tal vez leyó
mal el email. Tal vez era un Alex diferente. Tal vez la Sra. Sole estaba
desarrollando Alzheimer. Tal vez…

—Su hermano firmó los papeles ayer a la tarde. Están mudándose de vuelta a
Montana a vivir con un pariente.

La Sra. Sole pudo haber dicho más, pero no escuché. Mi cerebro se fue totalmente
por el resto de la clase.

Después de clase pedí a Talley un aventón a casa así no tendría que volver para
llevar a Jase. Una vez en casa, gasté una hora entera sentada en mi cama,
abrazando a Guido, mirando fijamente a la pared y tratando desesperadamente
fuerte de no comportarme como una niña con respecto a toda la situación.

De acuerdo, así que Alex se había ido. Como, ido para siempre, nunca volver a
escuchar sobre él otra vez, se fue. Pero el mundo no se estaba acabando. Claro, me
quedaba con un millón de preguntas, pero él no me debía nada. En todo caso, yo le
debía. Él fue quien me salvó, después de todo.

Entonces, ¿por qué estaba tan molesta de que él ni siquiera hubiera llamado para
decir adiós? ¿Por qué me sentía tan herida y traicionada? ¿Por qué estaba teniendo
que morderme el labio tan fuerte para evitar llorar?

Cuando no pude aguantar más el oír todas las voces llorando y quejándose en mi
cabeza, me levanté y me puse a trabajar. Sabía que la única forma de mantener mis
pensamientos fuera de Alex era mantenerme ocupada.

Comencé intentando ponerme al día con la tarea de cálculo, pero me rendí cuando
me di cuenta de que estaba gastando más tiempo recordando la forma en que él
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siempre sabía la respuesta cuando el Sr. Beck lo llamaba en clase, que haciendo
diferenciaciones logarítmicas en realidad.

Mantenerme ocupada y tratar de no pensar sobre Alex se convirtió en mi entera


existencia. La vida era una interminable corriente de estudiar para los finales, las
preparaciones para Navidad y el terminar con mis aplicaciones para la
universidad. Cada vez que mis pensamientos amenazaban con cambiar hacia Alex,
trabajaba más duro, forzándome a enfocarme en la tarea frente a mí.
Cuando estaba decorando el árbol con mamá y Angel, no me pregunté dónde
estaba o si estaba colocando un árbol por su cuenta.

Cuando Jase y yo comenzamos nuestra campaña de “No gatos para Angel” (Jase es
alérgico; yo estoy aterrorizada de que fueran a chuparse mi alma), no recordaba
cómo Alex odiaba a los gatos también. Cuando ayudé a la Srta. Nancy con la anual
recaudación de fondos de “el Misterio de asesinato en la mortífera Navidad” para
la biblioteca, no pensé acerca de cómo el cuerpo del Santa muerto estaba
desplomado sobre nuestra mesa. Y no miré a cada uno de los rostros en las
abarrotadas tiendas de Nashville y Paducah intentando encontrarlo.

O, al menos, intenté muy fuerte no hacer esas cosas. El único momento en que me
permitía realmente enfocarme en Alex era durante la noche. Cuando me encerraba
en mi habitación e investigaba sobre hombres lobo.

Revisé todo lo que nuestra biblioteca tenía, y leí todo lo que pude encontrar en
línea. Desde que eso me mantuvo ocupada por menos de una semana y no
respondió ninguna de mis preguntas, persuadí a la Srta. Nancy a que me
encontrara un montón de cosas en Interlibrary loan42. Pilas de libros sobre cosas de
lobos estaban metidas en cada espacio que pude encontrar en mi habitación y
armario, fuera de la vista de Jase. La información que encontré iba desde
interesante a horrible y a absolutamente estúpido. Había varios libros de una
librería en Ely, Minnesota, que me parecieron los más útiles.

Eran tan fascinantes de hecho que envié un email a la bibliotecaria allí para
elogiarla por la colección. Su email de respuesta simplemente me recordaba la
fecha de vencimiento.

El número de leyendas alrededor de los hombres lobo era un poco abrumador.


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Parecía que cualquier cultura desde el amanecer de los tiempos tuvo su propia
versión del hombre que se transformaba en un animal tipo lobo. Automáticamente
rechacé cualquiera que hablara de enormes y pesadas criaturas que parecían como
un cruce entre hombre y bestia, y me enfoque en aquellos que hacían referencia a
lobos con ojos humanos.

Algunas historias pintaban a las criaturas como víctimas, otras como demonios.

42 Interlibrary loan: es un tipo especial de préstamo que se realiza eventualmente entre bibliotecas.
Cada tarde corría a casa desde cualquier actividad de espíritu festivo que tenía que
soportar, así podía leer historias de mitos y leyendas. Me estaba convirtiendo en
una experta en hombres lobos y estaba afectando mi sueño. Mis una vez noches
tranquilas estaban ahora llenas de brillantes sueños. A veces me encontraba
escapando de una manada de lobos. En otros, yo misma me transformaba en uno.

De vez en cuando soñaba con el lago, pero ahora Alex estaba siempre en su forma
de lobo en la orilla opuesta.

A pesar de toda mi investigación, aún tenía más preguntas que respuestas.

¿Cómo se convirtió Alex en un hombre lobo? (Ser mordido o rasguñado por un


Hombre lobo era la teoría más popular.) ¿La transformación dolía? (Juzgando por
la condición de Alex previa al cambio, y en virtud de la lógica, estaba pensando
que era un definitivo sí.) ¿Era la transformación afectada por la luna llena? (Había
una luna llena esa noche en Nashville, así que pensé que era probable.) ¿Era Alex
consciente de quién era y de lo que sucedía cuando estaba en forma de lobo? (La
mayoría de las cosas que leí decían que no, pero Alex parecía estar intentando
protegerme, y parecía recordar todo a la mañana siguiente.) ¿Los hombres lobo
realmente mataban personas o era todo eso solo propaganda que fue esparcida
debido a la ignorancia y al miedo? (Estaba realmente esperando por la segunda.)
¿Y, cuánto sabía Jase y cómo era que sabía? (Me estaba inclinando hacia él siendo
un cruce entre los hermanos Winchester y Buffy43.)

Para la mayoría de las preguntas no tenía forma de conseguir respuestas. Podía


leer libros y elaborar teorías, pero sin preguntarle a Alex directamente, nunca lo
sabría. Jase, por el contrario, de él podía obtener información.

Por supuesto, no podía tan solo acercarme y decir: “Entonces, Alex es un hombre
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lobo, ¿qué sabes al respecto?”

43Los hermanos Winchester: son los personajes principales de la Serie de televisión Supernatural, en
la cual viajan, investigando y combatiendo sucesos paranormales e inexplicables.
Buffy: es el personaje principal de la Serie Buffy la cazavampiros. La serie sigue a Buffy Summers, la
última en la línea de jóvenes conocidas como “cazadoras” escogidas por el destino para luchar
contra vampiros, demonios y otras fuerzas de la oscuridad.
Pero no era nada sino ingeniosa. Tenía un plan. No era un plan a prueba de tontos.
No era siquiera un buen plan. Pero era un plan y en el día de Navidad iba a
ponerlo en acción.
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Capítulo 9
Traducido por Yellowsun

Corregido por belisrose

La Navidad es un tiempo de reuniones familiares, lo que sonaba genial, a menos


que tengas más abuelos que medias limpias. Tomó dos días y una paciencia
infinita para poder pasar por nuestra multitud de celebraciones familiares que
incluían las dos familias de cada padre divorciado, la familia en crecimiento de
Mamá y una noche con Talley y su mamá, quienes eran considerados familia, ya
que la Sra. Matthews había sido la niñera de Jase y mía desde que éramos bebés.

La mañana del día de Navidad, Angel despertó a todos con gritos de: ¡Sí vino!
¡Santa vino! ¡Scout! ¡Jase! ¡Regalos! A las seis en punto. Deseé que le hubieran traído
un reloj y el sentido suficiente para dejarme dormir. Luego de abrir nuestra
ridículamente enorme cantidad de regalos, incluyendo el nuevo gatito de Angel,
Elf, que rápidamente molestó a Jase y trató de sacarme los ojos, Jase y yo nos
dirigimos a la Base para la Navidad de la Familia Hagan.

Mis ánimos se elevaron al momento que atravesé la puerta de la agradable cabaña


de madera gruesa ubicada en los bosques. Parte de eso era debido a las deliciosas
ráfagas de olor que salían de la cocina, haciendo que mi estómago olvidara
completamente el abuso de los dos días previos y gruñera como si no hubiera
comido en semanas. Parte de eso era la atmósfera mágica creada por cientos de
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luces navideñas y decoraciones que cubrían cada parte de la casa. Parte de eso era
por el sonido de los villancicos navideños siendo tocados con guitarras acústicas.
Pero más que todo era por el chico que me tomó en brazos y me hizo girar
alrededor de la habitación.

―Dios, te extrañé ―dijo Charlie, colocándome en mis pies. Se separó de mí, aún
sujetándome con sus brazos y me miró de arriba abajo.

―Bueno, ¿pasé la inspección?


Charlie torció un lado de su boca lo que lo hacía lucir ridículo y adorable al mismo
tiempo.

―Creí que se suponía que deberías ser anaranjada con partes negras y azules.

Por una vez en mi vida, estaba agradecida de ser un poco más pálida.

―Casi todo se desvaneció, excepto por una ocasional mancha en mi trasero que se
volvió de un antinatural color verde amarillento. ―Me arrepentí de mis palabras al
momento en que salieron de mi boca porque ese fue el momento en que la Abue
Hagan decidió entrar en la cocina; Jase estaba tratando con todas sus fuerzas de no
reír, pero las lágrimas rodaban por sus mejillas para el momento en que su
discurso acerca de apropiados temas de conversación para jóvenes señoritas
terminó.

Más tarde, cuando nos reunimos alrededor del árbol, Charlie colocó un pequeño
paquete en mi regazo. Entusiastamente rompí el papel para descubrir un collar
clásico. El dije que tenía la forma de un hipopótamo con un tutú y zapatillas.

―¿Te gusta? ―preguntó Charlie, colocando mi cabello sobre mi hombro―. Lo


compré en uno de esas geniales tiendas de jazz en el campus. No puedo caminar
en una de esas sin pensar en cuanto amas esa clase de cosas.

Acaricié con los dedos la pequeña pieza de metal mientras él cerraba el broche.

―Lo amo. Es perfecto. ―Lo era. Estaba de moda y era genial sin ser ostentoso. No
tenía planeado quitármelo jamás.

Jase se las arregló para obtener una puntuación en el último juego de video de sus
abuelos y una agradable pila de juegos nuevos del Tío Charles y Tía Diane. Jase y
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Charlie inmediatamente fueron a colocarlos en lo que la Abue Hagan llamaba "el


salón de atrás" y el resto se refería a éste como "la vieja habitación del Tío Charles".

Al principio conduje autos de carreras a través de paisajes de colores de caramelos


y metí a conejitos psicóticos en una especie de necias pero equitativas
competencias con Jase, Charlie y Layne, el sobrino algo demente de doce años de
Charlie. Aunque eventualmente Layne se cansó de no entender nuestras bromas y
se fue a hacer algo infinitamente más del estilo de él, como torturar animales
pequeños. Pronto recordé cuánto odiaba los videojuegos y me salí. Jase y Charlie
pretendieron estar decepcionados, pero realmente estaban emocionados de jugar el
nuevo juego de disparos para dos jugadores por el que ambos habían estado
babeando desde que Jase lo abrió.

Pasé la mayor parte de la noche acurrucada al lado de Charlie en el sofá doble,


observando como ellos valientemente intentaban defender al mundo de... algo.

―Estoy confundida ―admití finalmente―. ¿Son alienígenas o zombis?

―Obviamente son alienígenas zombificados ―dijo Jase, disparándole a uno entre


los ojos, ocasionando que la materia cerebral salpicara la pantalla.

―Los zombis alienígenas son la amenaza número uno de la verdad, libertad y el


estilo Americano ―me informó Charlie―. Hay una fuerza especial gubernamental
que se encarga de ese asunto.

―¿Y los payasos? ―pregunté mientras una granada hacia añicos una mina.

―Los payasos son malvados ―dijo Jase―. Fin de la discusión. ―Observé la


carnicería desenvolverse en la pantalla por unos minutos más antes de apartarme
con desgana del lado de Charlie.

―¿A dónde vas? ―preguntó, desviando la mirada de la televisión por primera vez
en una hora.

―Necesito un poco de Tylenol44. Todo este revuelo cerebral me está dando dolor
de cabeza. ―Tomé mi bolso de la esquina y comencé a hacer un inventario en voz
alta de su contenido―. Chicle. Lentes de sol. Teléfono. Sour Patch Kids 45. Pañuelos.
El cachorro rosa de plástico de Angel. El bolígrafo de Alex. Bueno, creo que es el
mío ahora. Billetera. Un Tootsie Roll46 de la Administración de Bush, pero ningún
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Tylenol, genial. ―Coloqué mi bolsa entre Charlie y Jase―. Voy a una cacería de
medicamentos contra el dolor, ¿Alguien necesita algo mientras estoy fuera?

―Mello Yello47 ―respondió Jase automáticamente.

―Que sean dos ―dijo Charlie―. Y un poco de esas galletas con esas pasas rojas.

44 Tylenol: Medicamento contra el dolor.


45 Sour Patch Kids: Gomitas.
46 Tootsie Roll: Chocolate.

47 Mello Yello: Bebida gaseosa y cítrica.


―Y un sándwich de jamón con esos rollos, con queso caliente de pimienta y
mayonesa ―añadió Jase.

―Yo también quiero uno de esos. Y una rebanada de tarta de calabaza con la cosa
batida que sale de un tubo, no la cosa rara que sale de la lata.

Lo triste era que ninguno estaba bromeando.

Refunfuñé todo el camino hasta la cocina, optando por solo llevar bebidas. El
hermano mayor de Charlie estaba recostado sobre un gabinete comiendo el resto
de la Ensalada de Snickers directamente del recipiente.

―Oye, ¿qué onda?

―Harper ―masculló, la única indicación de que notó mi presencia.

Estaba buscando unos vasos en el gabinete que los chicos no rompieran


accidentalmente en millones de pedacitos cuando escuché a alguien detrás de mí.
Salté a la izquierda, esquivando a penas el golpe dirigido a mi cabeza. Mis pies
fueron separados del piso, enviándome de cara contra el gabinete. Giré mi pierna
arqueándola en el aire, hasta que hizo contacto, enviando a mi agresor hacia lo
seguro de la tarta. Mi puño hizo su aparición, pero se las arregló para agarrar mi
muñeca e inmovilizarme contra el gabinete.

―Te estás oxidando, Scout. ―Rió Toby, liberándome.

Giré mi hombro, segura de que mañana tendría un moretón nuevo.

―Lo siento, Sensei.

Por supuesto, quizás hubiera sido más apropiado que Toby se disculpara ya que él
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fue quien me atacó sin ninguna razón. No que iba a aguantar la respiración por
eso. Toby no era fan de admitir que estaba mal. No era que no me gustaba Toby.
En serio, lo admiraba en tantas cosas. Después de salir con la capitana de las
porristas en secundaria, se unió al ejército así podía apoyar a su nueva familia
mientras hacía a los mayores orgullosos. Luego de servir dos veces en Irak, volvió
a casa y se unió a la fuerza policial. Cuando su joven prometida lo dejó un año
después, se encargó de criar a Layne él solo. Y logró hacer todo eso sin dejar de
lucir como una estrella de rock.
Por el otro lado, era un poco arrogante, algo irritable y excesivamente sexista. Toby
siempre había ayudado en la escuela de artes marciales del Tío Charles cuando
estaba cerca y se hizo cargo cuando salió del ejército. Siempre esperaba que Charlie
y Jase sobresalieran en cada uno de sus movimientos. Los presionaba duro, y
siempre era muy expresivo en su decepción cuando ellos no estaban a la altura de
sus expectativas extremadamente altas. Si me las arreglaba para hacerlo bien, la
única emoción que mostraba Toby era shock.

¿El mayor insulto de Toby? "Peleas como niña".

¿Su mayor cumplido? "Eso demuestra que tienes bolas". Imaginen cuán orgullosa
estaba mamá cuando una Scout de ocho años le preguntó qué eran bolas y porqué
era bueno tenerlas.

―Si querías una verdadera pelea debiste haber emboscado a uno de los chicos
―dije con un poquito de más de impertinencia en mi voz.

―Sería muy bueno para mí. Tú eres la que tiene todo el talento. ―Bueno, eso fue
inesperado.

―¿Crees que soy talentosa? ―Todavía era totalmente posible que fuera un tipo de
arreglo con mis habilidades femeninas de pelea como la línea de golpe.

―¿Estas bromeando? ―preguntó Toby con la boca llena de tarta―. No eres tan
fuerte como Charlie, ni tan rápida como Jase, pero eres la mejor luchadora
defensiva que he visto. Es como si pudieras ver el golpe venir antes de que tu
oponente siquiera decida lanzarlo. ―¿Me estaba dando un cumplido? ¿En serio?
Quizás un Apocalipsis de alienígenas zombis estaba acercándose después de todo.
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Estaba agradecida de que Toby me hubiera dado la oportunidad perfecta para


traer a colación algo en lo que he estado pensando por un tiempo. Mordí el interior
de mi labio y fijé mi mirada en una mancha con la forma de Abraham Lincoln en el
techo de Abue.

―Quiero entrenar otra vez ―mascullé finalmente.

Estaba nerviosa ante la reacción de Toby. Toby era igual de mordaz y voluble
como Charlie era tranquilo y consistente. Esperaba que o se riera de mí o que se
quejara de mi intento de hacerle perder su tiempo.
―¿En serio?

―He estado pensando en ello por un tiempo. ―Desde un frío y nevado día de
Noviembre para ser exactos―. ¿Tienes alguna clase a la que me pueda unir?

―No, no la tengo. ―Mi corazón se hundió―. Pero no me importaría darte clases


privadas una vez a la semana. ―Mi corazón se elevó. Eso era mejor de lo que
esperaba.

Arreglamos un tiempo que se ajustara a nuestros horarios mientras hacia un par de


sándwiches de jamón.

―Gracias a Dios, estaba muriendo de hambre ―dijo Jase, aliviándome de la mitad


de mi carga cuando volví al cuarto de atrás.

Charlie rápidamente agarró la otra mitad.

―Esta cosa blanca es la del tubo, ¿verdad? Sabes que odio la cosa de la lata. Sabe
como a metal.

A este punto debería estar acostumbrada a su falta de gratitud, pero no, no lo


estaba. ¿Qué creían que era? ¿Alguna especie de sirvienta personal ansiosa de
cumplir cada uno de sus deseos y caprichos?

Mmmm, no. No lo creo.

―Vaya, muchas gracias, Scout ―dije sarcásticamente, posicionándome entre mi


hermano y Charlie―. Es muy amable de tu parte prepararnos algo de comer.

―Gracias, Scout ―dijo Charlie, inclinándose para darme un beso en la mejilla―.


Eres la mejor. ―De acuerdo, quizás estaba algo ansiosa de cumplir cada deseo y
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capricho de Charlie.

―¿Está bueno?

Charlie le dio un gran mordisco a su tarta. Sus ojos se ampliaron y luchó para
tragar.

―Está excelente. ―Charlie siempre ha sido un pobre mentiroso.

―¿Qué hice mal?


―Nada. Está excelente. Diferente, pero en el buen sentido.

Tomé el plato y di un gran mordisco, que inmediatamente escupí.

—El Cool Whip48 está rancio.

Jase se inclinó y tomó con su dedo un poco de la crema blanca y se lo metió a la


boca antes de que pudiera detenerlo.

―Excelente trabajo, Paula Deen49. ―Rió Jase―. Estoy seguro que la tarta de
calabaza con crema agria va a estar de moda en las próximas fiestas.

Tomé otro bocado tentativamente y me di cuenta que tenía razón. Confundí crema
batida con crema agria. Por lo menos Angel no estaba cerca para burlarse de mis
habilidades culinarias.

―Lo siento ―murmuré―. Te traeré otro pedazo.

Charlie agarró el plato de mis manos.

―No, no lo harás. Te lo dije, me gusta.

―No tienes que...

―Scout, por favor, calla y déjame comer mi tarta.

Terminó comiéndoselo todo, crema agria y demás. Trató de actuar como si lo


disfrutara, pero podía notar que lo hacía solo para no herir mis sentimientos.
Charlie de verdad era una buena persona y uno de mis mejores amigos. Él haría
absolutamente cualquier cosa por mí y confiaba implícitamente en mí. Por lo que
me sentía culpable cuando busqué en mi bolso cuando estaba de vuelta en casa,
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sentada en el medio de mi cama.

Tomé los auriculares de mi iPod mientras la grabadora rebobinaba. La última cosa


que necesitaba era que Jase me atrapara.

48Cool Whip: marca de crema batida.


49Paula Ann Hiers Deen: famosa chef, autora y actriz estadounidense, tiene su propio programa de
cocina, ganadora del Emmy por personalidad.
La primera cosa que noté cuando pulsé reproducir era que mi bolso distorsionó
levemente la calidad de la grabación. Suspiré aliviada. Mi plan habría sido en vano
si no podía escuchar lo que ellos dijeron cuando estaba fuera de la habitación.

Lo segundo era cuán alta y áspera sonaba mi voz. ¿Siempre sonaba así? Si así era,
¿cómo alguien se las arreglaba para tener una conversación conmigo?

Lo tercero era que los chicos pueden durar un buen tiempo sin hablar, estaba a
punto de darme por vencida cuando uno de ellos habló.

―¿Por qué rayos tiene el bolígrafo de ese perro callejero en su cartera? ―Sí, hice
una nota mental para agradecerle al Sr. Benner por toda la información útil que nos
enseñó acerca de la psicología humana básica.

―Te dije que estaba trabajando en esa cosa del periódico con él ―dijo la otra voz,
estaba muy segura que era la de Jase. Era sorprendente lo mucho que se parecían
ambas voces―. Estoy seguro que se lo pidió prestado y no se lo devolvió. No es
gran cosa. En serio.

―Te dije que la vigilaras. ―¿De verdad ese era Charlie?

―Lo hice. ―Bueno, ese definitivamente era Jase.

―No lo suficientemente bien. ―De acuerdo, ese tenía que ser Charlie, aunque no
estaba acostumbrada a escucharlo hablar tan bruscamente hacia alguien,
especialmente a Jase―. Juro que si la toca... ―Había algo en la cinta que sonaba
como un gruñido. Al principio pensé que había sido Charlie, pero luego recordé
que estaban jugando ese estúpido juego de aliens-zombis.

―Hablando de mantener las patas lejos de mi hermana.


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―Mis patas han estado cerca de 300 millas lejos de tu hermana desde Agosto. ―Sí,
definitivamente Charlie. Definitivamente no estaba contento―. Esperé hasta el
jueves para volver a casa así no estaría cerca. No quería que tu linda cabeza se
preocupara a pesar de que sabes que nunca podría hacer algo que la lastimara.

Eché un vistazo al calendario en mi escritorio. El viernes había sido el último final


de Charlie. Asumí que esperó hasta el jueves para volver a casa así él podría
celebrar todo el fin de semana. Al parecer me equivoqué.
―Eso no es de lo que estoy hablando y lo sabes. ―La música del video juego
añadía un toque dramático a la conversación. Bueno, eso y los latidos de mi
corazón―. Sabes lo que ella siente por ti, hombre.

¿Lo sabía? Oh Dios no. No, no, no, no, no.

―Y tú sabes lo que siento por ella.

¿Qué sentía por mí? No sabía lo que sentía por mí. ¿No debería ser yo la que
tuviera el conocimiento?

―Ella es mi hermana. ―Aun cuando su voz estaba ligeramente distorsionada,


podía decir que Jase hablaba entre dientes. No necesitaba de mucha imaginación
para visualizarlo con una dura mirada que de seguro tenía en su rostro―. De todas
formas, ¿no tienes ya una novia? ―¿Charlie tenía una novia? ¿Desde cuándo? ¿Y
qué tenía eso que ver conmigo?

Esta no era exactamente la información que había estado buscando, pero la


encontré infinitamente fascinante. Y humillante. Y confusa.

Hubo un sonido que la grabadora no captó, porque uno de ellos preguntó.

―¿Qué fue eso?

―Toby y Scout. ―Esa era la voz de Charlie―. Toby está tratando de convencerla
para que vuelva a entrenar.

―¿Cómo? ¿Arrojándole un sartén? ―Bueno, eso no se alejaba de la realidad.


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―Quién sabe con Toby, pero hará lo que sea. Él piensa que es su trabajo como líder
de manada mantenerla a salvo. Estoy sorprendido que no le haya asignado a
alguien para protegerla veinticuatro horas, los siete días de la semana. ―¿Líder de
Manada? ¿Huh? ¿Proteger a quién? ¿A mí? ¿De qué? ¿Alex?

¿Acaso todos sabían que era un lobo?

―Bueno se puede relajar ahora. Los Coles se fueron.


Sí. Estaban hablando de Alex. Me pregunté si era la última persona en Lake
County de enterarse de su doble apariencia.

―¿Estás seguro?

―Positivo. Fui a su sitio el lunes en la noche y su aroma casi se ha desvanecido por


completo. Somos otra vez los únicos cambiadores en Western KY. ―Me senté, no
podía respirar. Mis ojos seguían en el calendario. Había sido incapaz de mirar a
otro lado cuando me di cuenta que el lunes había sido luna llena. Charlie esperó
hasta después de la luna llena para venir a casa.

Tomé un tembloroso respiro. Esto era una locura. Mi hermano no era un hombre
lobo, si lo fuera, yo lo sabría.

Caminé hacia mi calendario y lo arranqué de la pared y comencé a pasar las


páginas. Esta teoría iba a ser muy fácil de probar. Todo lo que tenía que hacer era
recordar haber visto a Jase, completamente humano, en una noche de luna llena.
No era gran cosa.

O no debió haber sido gran cosa. Pero en las doce noches que tuvimos luna llena el
pasado año, no podía recordar haciendo algo con Jase en cualquiera de ellas. Por el
contrario, podía recordar específicamente no verlo en varias de ellas. En febrero, se
perdió un juego de baloncesto y pasó toda la noche en su cama, gravemente
enfermo. En abril, había estado en un viaje de camping con Charlie durante la luna
llena. La luna llena de septiembre coincidía con la noche que pasó donde la Abue
Hagan luego de que fue al hospital. El lunes fue a hacer compras navideñas de
último minuto en Nashville y pasó la noche en la Base.

Aun así, eso no probaba nada. No iba a aceptar que mi hermano tenía una
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identidad secreta como un ser sobrenatural sin pruebas más concretas.

Tomé una pila de libros de debajo de mi cama y comencé a hojearlos, más hábito
que otra cosa. Estaba a punto de tomar otra pila cuando algo captó mi atención. En
la portada interna de un libro de biblioteca estaba una placa que decía: A la amada
memoria de Jason Anthony Hagan.

Donar libros a la biblioteca en honor o en memoria de un ser querido era una


práctica común en nuestra pequeña ciudad. La Srta. Nancy alentaba a las personas
a hacerlo como una manera de mantener a la biblioteca bien abastecida, a pesar del
débil presupuesto del condado. Cuando alguien en Lake County fallecía, su familia
casi siempre adquiría un libro de un autor o un tema con el que su querido
fallecido tenía una conexión especial. Era como compartir una parte de esa persona
con la comunidad.

El libro de Jason Hagan era La Voz del Coyote de J. Frank Dobie.

Las piezas comenzaron a unirse y tener sentido.

Encendí mi computadora, agradecida por la previsión que tuve de desenterrarla de


una pila de ropa sucia de Jase cuando volvimos a casa. Luego de un pequeño
debate con mi moral, me las arreglé para jaquear la base de datos de los periódicos
de la biblioteca.

La primera cosa que encontré fue la esquela. Solemnemente establecía que Jason
Hagan falleció el 23 de Noviembre. Sobrevivió su madre, un hermano y su esposa,
Rebecca Lowery Hagan. No mencionaba que en ese entonces llevaba dos meses
embarazada de su hijo.

Finalmente encontré lo que estaba buscando un par de páginas después. El


encabezado decía: “Hombre local muere accidentalmente temprano en la mañana”.
Debajo había una foto de un hombre agachado, usando camuflaje, exhibiendo los
grandes cuernos de un venado. Aunque nunca lo conocí, podía imaginar cómo sus
ojos verdes brillaban de orgullo.

Mamá siempre decía que Jase era una copia al carbón de su padre.

“Jason Hagan, de treinta años, de Timber fue fatalmente herido en un tiroteo


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accidental a las 4:36 a.m. de la madrugada del jueves en un área boscosa


aproximadamente a 15 millas al Norte de Princeton”, decía el artículo. “Royce
Pearlman de Fredonia afirma que vio lo que creyó era un coyote aproximarse a su
ciervo. No fue hasta que alcanzó el lugar en donde creyó que había caído el animal
que se dio cuenta de su grave error. Hagan fue declarado muerto en la escena”.
Clic, clic, clic hicieron las piezas del rompecabezas en mi cabeza al encajar. Por
supuesto que una gran manada de lobos atraería la atención hacia Western
Kentucky, pero no coyotes. Justo el verano pasado papá juró haber visto uno
enorme en nuestro patio trasero.
Oh. Ese probablemente era Jase.

Por supuesto.

Eso explicaba la hostilidad entre Jase y Alex. De acuerdo a mi extensa


investigación, los coyotes y los lobos no eran exactamente BFF50.

Así que, mi hermano tenía un hábito de convertirse en un animal una vez al mes.
Ya sabía que algunas personas tenían una tendencia a hacer eso. No cambiaba mi
opinión acerca de Alex. Si era completamente honesta conmigo misma, cosa de la
cual no era muy afán. El estatus de hombre lobo de Alex lo volvía algo sexy.

Pero ser hombres coyotes no volvía a Jase y Charlie sexys. Los volvía extraños,
diferentes de los chicos que creía conocer. Era como si hubiera sido traicionada de
una forma profunda e irreconciliable.

¿Cómo podían guardar un secreto como ese de mí?

Me estaba molestando, como era mi usual respuesta emocional al sentirme herida


y confundida. No sé qué hubiera hecho si hubieran sido mis propios dispositivos,
pero no habría terminado bien. Imaginaba que involucrarían gritos de mi parte y
algunas salvajes acusaciones hacia mi hermano en las pocas horas de la mañana.
De hecho, estaba en mi camino para hacer eso cuando mi teléfono vibró.
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50 BFF: Mejores Amigos Por Siempre.


Capítulo 10
Traducido por PaolaGP

Corregido por Leeconemi

Comencé a despertar en un lado de la cama. ¿Quién llama a las 2:47 a.m.?

Revisé el identificador de llamadas, pero no tenía el número registrado. El pánico


subió como una burbuja dentro de mí.

Alguien sabía que yo sabía. Ellos debieron mantener algún rastreador en mi


computadora y finalmente consiguieron lo que buscaban. Ahora iba a ser
eliminada por saberlo. O quizás iba a ser descartada como algún otro juvenil
delincuente jaqueador. Tendría que compartir celda con una de esas aterradoras
chicas metaleras con tatuajes y piercings.

Me sobresalté aún más cuando el teléfono en mi mano vibró. Tropecé al tratar de


abrirlo para encontrar un mensaje de texto:

Está nevando.

Extraño.

Voy hacía la ventana, tanteando con mis manos por delante para sentir lo que
había en la oscuridad. La noche estaba tan oscura como el alquitrán, pero podía ver
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unos pocos haces de luz que se filtraban abajo en la calle.

También podía ver al muchacho parado ahí abajo, mirándome.

Afortunadamente, me dio tiempo de tomar un abrigo y botas antes de salir


corriendo al frío aire de la noche.

Por supuesto, si tuviera iría con botas de excursionismo por el bosque, me tomó
treinta segundo cerciorarme de que había tomado las que eran mías.
Alex no había dicho aún una palabra, él solamente tuvo que saludarme con una
sonrisa para que mi corazón se detuviera. Cuando tocó mi mano, me atrajo hacía
él, me ericé cuando íbamos por el camino hasta el bosque, lo dejé. Entonces no soy
una completa idiota, entendí mientras me escabullía entre los árboles en el medio de
la noche con un hombre lobo que no tenía la menor idea de lo que haría. De alguna
manera, pensé, no podría molestar que me importara. Eso probablemente tenía
algo que ver con las hormonas de las que mi madre siempre me advirtió.

—¿Adónde vamos? —pregunté, rompiendo el silencio.

Él dejó de caminar y miró alrededor, habíamos caminado bastante tiempo desde


que nos fuimos de mi casa antes de que dijera:

—Aquí está bien.

—Aquí. —Estábamos en un claro en el bosque que se veía exactamente igual a otro


claro por el que habíamos pasado. Por lo menos estaba el tronco gigante que podía
ver. Mis pies dolían por estar caminando de arriba abajo en las botas de Jase.

—Entonces —dije dejándome caer en un tronco robusto—, ¿a qué debo la visita?


¿Nadie en Montana sale a dar un paseo en la nieve a medianoche?

Alex se sentó en frente de mí, cerró nuestras rodillas lo suficiente como para que ni
un pincel entrara.

—No lo sé. Nunca había ido tan lejos.

—¿No podías hacer esto en cualquier otro mes? ¿Esa es tu manera de


transportarte? ¿Casa o carro?
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—Cavando, de hecho. Esa maldita cosa no podría ir más lejos que Effingham. —
Me quedé esperando la oración o palabra que le diera sentido a lo que decía.

—¿Ham? ¿Ese es el nombre de un lugar, o necesito entrar a la aplicación de


diccionario en mi teléfono?

Alex se estaba riendo


—No Fin’g Ham51. Effingham. Una palabra. Es una ciudad de Illinois donde la
caminata en el bosque se volvió famosa en los 80.

—Entonces, ¿cómo estabas aburrido y con ganas de caminar pensaste: “¡Hey! Voy
a ir a despertar a Scout, quizás tenga ganas de caminar”?

—En fin, estoy convencido que Liam me lo dio porque me quiere allá para
Navidad.

—¿Qué es eso?

—Para regresar a casa —dijo—. Solo necesitamos estar en la ciudad en un par de


horas. Necesito ocuparme de unos asuntos de este lado de la ciudad, pero luego te
mostraré una luz para distraerlos. —Se estaba volviendo a parar. Noté que aún
tenía puestas el mismo par de Adidas, de hecho las llevaba puestas cuando
nadamos por el arroyo y se las había visto peor.

—¿Tienes asuntos que atender a las tres de la mañana?

—En realidad no puedo hablar de eso.

—¿Por qué son cosas de hombres lobo?

—Sí, por eso.

Nos quedamos en silencio por unos minutos. Una vez más, me cuestioné la lógica
de estar sola en el bosque con un hombre lobo. Increíblemente, seguía sin
asustarme. Era Alex Cole, por Dios. El chico no podía pasar más de cinco minutos
sin lanzar una de sus sonrisas de un millón de voltios o respondiendo a alguna
cosa estúpida que dijera. Él no iba a herirme.
Página 111

Probablemente…

—Supongo que esas cosas de hombre lobo no tienen nada que ver con que mi
hermano sea un hombre coyote, ¿o sí?

Algo le llamó la atención.

51
Fin’g Ham: pensó que se refería a find que es encontrar y por eso no asoció el Ham con una
palabra.
—¿Él te contó?

—Entonces, ¿él de verdad es un hombre-coyote? —La expresión en su cara fue


toda la confirmación que necesité—. ¿Es por eso que no se llevan bien? ¿Los
hombres lobos y los coyotes son enemigos mortales o algo?

Mi evaluación pareció entretener a Alex.

—Pienso que Cambiante es el término políticamente correcto —dijo—. No estoy


seguro si hombre-coyote sea siquiera una palabra. —Mis ojos se estrecharon.

—Sabes a lo que me refiero.

—Es verdad que mi pequeño problema creció con otras especies, pero eso es solo
parte del problema. Cuando la Manada local se entere de que estamos aquí,
enviarán a unos delegados a hablar con nosotros. Un trato nos incluirá, haciendo
que nos quedemos. Si nosotros fallamos en mantenerlo, no habrá tratos de la
Manada Hagan que pueda cambiarlo realmente.

—¿Qué implica el trato?

—Liam y yo debemos permanecer dentro de un límite predeterminado durante la


luna llena. Además, queremos no tener contacto ninguno de los instrumentos de
protección de la Manada, especialmente tú. —¿Yo estaba bajo la protección de la
Manada? Está bien, así que supongo que ya sabía a partir de mi misión súper
espía, pero aun así. ¿Eso me hacía tan especial? ¿Por qué me estaba señalando?

—¿Cuáles delegados?

—El líder de la manada, Jase y Charlie. —Alex arrancó un trozo de corteza en


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descomposición y comenzó a convertirlo en aserrín con el pulgar—.Ya sabías que


tu novio era un Cambiante, ¿no?

—Si te refieres a Charlie, entonces sí, yo ya había adivinado que era un Cambiante.
Pero no es mi novio.

—¿Estás segura de que Charlie lo sabe?

Después de lo inteligente que había sido con Jase y la conversación anterior de


Charlie, me di cuenta de que no sabía muy bien qué responder. Mantuve abierta la
boca, pero no salió nada. Por suerte, Alex estaba demasiado inmerso en el
desmantelamiento del árbol para ver mi rutina de pez fuera del agua. Finalmente,
me las arreglé para salir

—Charlie tiene una novia. Quiero decir, él está saliendo con una chica que no soy
yo.

—Eso no le impidió darte eso para Navidad —dijo Alex, señalando con la barbilla
hacia el hipopótamo que se asomó por la parte superior de la chaqueta.

—¿Cómo sabes que es de Charlie?

Alex, que había apoyado los codos en mí, movió sus rodillas hacía delante y atrás y
se alejó de mí.

—Puedo olerlo en ella. O te lo dio o has estado usando su ropa.

—¿Lo puedes oler en él?

—¿Sabías que el sentido del olfato de un lobo es cien veces mayor que el de un
humano?

—En realidad, sí. Ya lo sabía. —No he mencionado que era porque había leído
todo lo que pude encontrar sobre los lobos el mes pasado—. Yo no esperaba que
fueses capaz de hacer eso cuando estabas, ya sabes, como humano.

—No siempre. Sólo puedo hacerlo ahora porque tuvimos luna llena hace un par de
días. Cuánto más cerca estamos de una luna llena, más parecido a un lobo somos.
A medida que la luna crece, nuestra audición, el sentido del olfato, la fuerza física
y todas esas cosas lobo se hacen más fuertes, más sensibles. Cuando la luna
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comienza a menguar, los sentidos extra sensibles se van con ella, hasta que somos
casi totalmente humanos durante la luna nueva.

Interesante.

—Así que, ¿el día de la luna llena...?

—Puedo escuchar cada latido del corazón en un salón de clases y el olor de una
pizza de una milla de distancia. —Era impresionante—. Es como si tuvieras súper
poderes.
—¿Quieres decir además de ser capaz de convertirme en un lobo? Oh, sí, eso te
hace especial —le dije con fingida facilidad—, todos los que conozco pueden
transformarse en un perro de alguna especie.

Un gruñido emitido por la garganta de Alex.

—¿Perro? —gruñó. Le alcancé a ver los ojos amenazadores con los que me miró.
Mi corazón y mi aliento me abandonaron, estaba preparada para el golpe de
dientes y garras. Me las arreglé para detener el cuerpo de él contra el mío, usando
toda la fuerza para hacernos rodar hasta caer de la pequeña colina. Empecé a
levantarme.

En el piso me temblaba todo el cuerpo. Podría haber sido más capaz con Alex en
forma humana, pero no había manera de que pudiera con él como lobo. Vi si podía
correr lo suficientemente rápido para llegar a la casa antes de la transformación
completa.

—Eso me enseñará sobre atacar a un ninja —dijo Alex entre jadeos.

Riendo. Él no se estaba transformando en un lobo, se estaba riendo.

—¡Idiota! —rugí—. ¡Pensé que te ibas a convertir en un lobo y comerme! — Tuve


toda la intención de patearle en el pie. Y lo hice.

—Ouch. ¿Nadie te enseñó que no se patea a un hombre cuando está en el suelo?

—¿Nadie te enseñó a no asustar a una chica a la muerte sin ninguna razón?

—Creo que los ninjas evitan demostrar su miedo. —Alex se sentó, sacudiéndose las
ramitas y hierba de su cabello—. Y, para que conste, no se puede cambiar a menos
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que la luna está llena. No soy Dominante.

—¿Dominante? —Mi curiosidad venció mi agitación.

—Los Cambiantes, como lobos naturales, tienen una jerarquía basada en la fuerza.
Cuanto más fuerte es el lobo, mayor será su posición social. Pero con los
Cambiantes, se basa más en la capacidad de vencer a todos los otros lobos. Tienes
que tener el control del animal. Cada Cambiante tiene que cambiar durante la luna
llena. Si quieren o no, están en cuatro patas desde el atardecer hasta el amanecer. El
Dominante, sin embargo, puede cambiar otras noches.
Alex se sentó en el suelo, seguía convirtiendo una rama en cruz, me paré delante
de él.

—Lo dices como si se trata de una cualidad envidiable. ¿Por qué alguien querría
cambiar?

—¿Aparte de la cuestión de la dominación? —Negué con la cabeza—. Es difícil de


explicar. Ser lobo es... Es increíble. Es más de la fuerza o de las superpotencias.
Corriendo por el bosque, siendo parte de la naturaleza de alguna forma que los
humanos primitivos no pueden manejar, es liberador. Como una droga. —Todo su
cuerpo se animó—. Y la persecución. No te imaginas lo emocionante que es la
persecución. En el momento en que finalmente se cierra la distancia entre la presa
y tú, es lo más satisfactorio que te puedas imaginar.

Pude ver el deleite escrito por toda la cara. El simple hecho de ver eso me mareaba.

Sentí náuseas.

—Disfrutas matando. —Me las arreglé para decir—. No te molesta que le estas
quitando el hijo a alguien o el hermano o la madre... —Mi voz se quebró en la
última palabra.

—¿Crees que mato a las personas?

En lugar de responder, me decidí a morder mi labio inferior.

—¿Cómo puedes pensar eso de mí? —Saltó fuera de la tierra en un movimiento


elegante y comenzó a caminar a lo largo del bosque—. ¿Qué pasa con Jase? ¿Crees
que es un asesino también? —Se detuvo justo delante de mí. Cambié mi cuerpo de
posición, lista para defenderme de un ataque—. ¿Y qué diablos crees que estás
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haciendo aquí conmigo si crees que soy un asesino? —Apreté los dientes y me
obligué a mirarlo a los ojos valientemente en lugar de acobardada, como si
realmente, realmente quisiera.

—¿Eres un asesino?

—Eso depende, ¿eres de esas personas que cree que cazar animales es asesinato?

—No. —Nací y crecí en el sur campestre. La caza es casi una religión.


—Entonces, no, no soy un asesino.

—Así que, cuando hablabas de la persecución y la presa…

—Conejos en su mayoría. De vez en cuando Liam y yo podemos con un ciervo


juntos.

—¿Conejos y ciervos?

—Conejos, los ciervos de vez en cuando.

—¿Nunca una persona?

—No soy un monstruo, Scout.

—¿Qué pasa con los drogadictos sin hogar?

—¿Qué pasa con ellos? —Comenzó a alejarse, pero se agarró a su camisa. Olía
como la Waffle House52, era una mezcla única de humo y grasa.

—¿Lo mataste, Alex?

Alejó mis manos. Lo vi caminar de regreso a nuestro lugar original y ceder de


nuevo en el tronco del árbol caído.

—¿Importa?

Pensé en cómo se sentía estar atrapada en el suelo, el cuerpo de mi atacante sobre


el mío.

—Por favor, dime lo que pasó.


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—Lo perseguí hasta donde pude. Una vez que se metió en las zonas más pobladas,
tuve que dejarlo ir. De todos modos, tenía que asegurarme de que estabas bien. No
me refería a que me vieras. Sólo quería estar seguro que no habías sido herida.
Estaba viendo tan de cerca por alguna señal de que estuvieses a punto de
desmayarte que olvidé que se supone que me debía esconder. —Sus ojos grises se
clavaron en los míos—. ¿Cómo sabías que era yo?

52
Waffle House: es el más grande local en el mundo donde venden panqueques.
—Fueron los ojos. —Reconocería esos ojos en cualquier lugar.

—Realmente eres increíble, ¿sabes?

Tendría que conformarse con un rubor como respuesta.

—De todos modos, después de que te fuiste, volví y seguí su rastro. Liam llegó a la
ciudad justo antes del amanecer y me encontró alrededor de la tienda cerca del
Parque Centenario, eso lo enfureció. Él trató de forzarme a entrar al Jeep, pero no
me moví. Tuve que esperar casi treinta minutos para que amaneciera para poder
cambiar y decirle lo que estaba pasando. Liam fue a hacerse cargo de las cosas
mientras me recuperaba. En el momento en que pude caminar, estaba claro que
nunca sería capaz de hacerle daño a nadie otra vez.

—¿Qué hizo Liam? —Mi voz sonaba extraña, como si viniera de otro lugar, de otra
persona.

—Liam no atacó primero.

—¿Qué hizo? —La voz me sonaba desprovista de emoción.

—Yo no soy médico, Scout. ¿Cómo se supone que voy a saber? —Abrí la boca para
repetir la pregunta por tercera vez. Parecía, sin embargo, que estaba tan poco
dispuesto a escucharme como yo a él—. Su mano derecha fue aplastada. Su brazo,
la nariz y la clavícula, todo parecía roto. Estaba tosiendo sangre, por lo que
probablemente tuviese un poco de lesiones internas. No creo que fuera nada grave,
pero, como he dicho, no soy un doctor.

Mis hombros se hundieron con alivio.


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—¿Cómo Liam pudo llegar a ti antes del amanecer? ¿No es un hombre lobo
también?

—Por supuesto que es un hombre lobo. Es cuestión familiar.

—Pero dijiste que tenía que estar en forma de lobo desde la puesta hasta la salida
del sol en la noche de luna llena.

—Las reglas no se aplican realmente a Liam —dijo Alex con una sonrisa irónica —.
Él tiene una increíble cantidad de control. Él hizo su primer cambio de luna no
completa con éxito cuando tenía catorce años. Cuando tenía dieciséis años, él pudo
cambiar al mediodía en un día de la nueva luna. —Las palabras de Alex se
saturaron con admiración y envidia—. No se supone que sea posible, pero puede
cambiar a humano en noche de luna llena

El hecho de que Liam era un buen hombre lobo era realmente sorprendente. Estaba
claro que él era diferente a Alex. Y a otros lobos.

Alex casualmente se acercó y colocó mi mano en la suya.

—Tienes frío —dijo, malinterpretando mi ligero temblar—. Tal vez deberíamos


regresar.

Al Infierno que lo haríamos.

—Estoy bien. Tengo un millón de preguntas candentes para mantenerme caliente.

—Un millón de preguntas candentes, ¿eh? —Él trató de parecer tranquilo, pero
pude ver un hoyuelo señalando una sonrisa.

—Por lo menos un millón, y yo estoy dispuesta a quedarme aquí toda la noche si


eso es lo que se necesita para obtener respuestas. Es decir, a menos que esté muy
frío... —Crecer con Jase y Charlie me enseñó una verdad acerca de los chicos: la
mejor manera de asegurarse de que hagan lo que quieras es cuestionar su
masculinidad. Me di cuenta por el conjunto de la mandíbula de Alex que él no era
excepción.

—No tengo frío. Aquí es suave en comparación a Montana.

—Por lo tanto, ¿te quedarás y respondes a todas mis preguntas?


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Esta vez el cansancio de su rostro era real.

—Voy a intentar. —Eso fue suficiente para mí

—Entonces, ser un hombre lobo, o Cambiante, o lo que sea, se hereda, ¿verdad?

—Sí.

—Así que, ¿los niños de Jase serán capaces de convertirse en un coyote durante la
luna llena?
—Los hijos de Jase empezaran a cambiar en algún momento durante la
adolescencia. Es una de las ventajas de la pubertad, como voz profunda y el pelo
en el pecho.

—¿Sólo los niños? ¿Las chicas no pueden ser Mujer-lo-que-sea? —Eso no parecía
justo.

—Es raro que una chica nazca con el gen. La mayoría de ellas que lo hacen, no
sobreviven al primer cambio, si duran tanto tiempo.

Algo sobre lo forma en que dijo "si duran tanto tiempo" no me hizo sentir bien.

—¿Por qué no habrían de hacerlo a la pubertad?

—La tasa de mortalidad infantil entre las hembras es anormalmente alta, muy
probablemente debido a que el cuerpo es incapaz para aceptar los cambios
fisiológicos asociados con ser un Cambiante —dijo Alex, como si fuera una lectura
en voz alta de un libro de texto. A menudo lo hacía cuando estábamos debatiendo
temas para nuestros artículos de prensa.

Quería decir que no creía una palabra de lo que acaba de decir. Eso me molestó.
¿Por qué me dicen algo que no creen? Y si no había algún tipo de reacción alérgica
a ser media-lobo (o media-coyote) que hizo que las niñas se murieran, ¿cuál fue? El
no saber me iba a volver loca, pero seguir con el tema haría que Alex estuviera
menos dispuesto a contestar el resto de mis preguntas. De mala gana, me callé.

—¿Te duele? Cambiar, quiero decir.

Alex aflojó su férreo agarre sobre mi mano.


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—En el principio. La primera vez que cambié pensé que moriría antes de que todo
se pusiera en el lugar correcto, pero te acostumbras a eso. Ahora es más incómodo
que doloroso.

—¿Cómo funciona? No es como que los lobos y los humanos tienen las mismas
características físicas. Quiero decir, ellos tienen más dientes que nosotros y los
órganos internos más pequeños y una cola, por el amor de Dios. Y los coyotes son
pequeños en comparación con las personas. ¿De dónde viene que Jase cargue 100
libras cuando es coyote?
Mi mini ataque de preguntas no logró nada más que una risita de Alex.

—¿Qué es tan gracioso?

—¿Quieres que te explique la magia?

Por supuesto que sí.

—En los términos más científicos posibles, por favor. —Él me dio una de esas
sonrisas con toda su fuerza que hizo que mi corazón dejara de latir.

—Pensé que podrías irte por eso —dijo, metiendo la mano en el bolsillo de su
abrigo—. Es por eso que tengo esto.

—¿Qué es? —Me quedé mirando el paquete que puso en mis manos.

—Tu regalo de Navidad. Lo envolví yo mismo.

No era broma. Sólo un niño requeriría medio rollo de cinta adhesiva y un metro de
papel para envolver solamente a un Pokemon53.

—Pensé que no pensabas verme esta noche.

—No lo hacía.

—Por lo tanto, ¿llevabas esto en tu bolsillo con la remota posibilidad de


encontrarme en medio de la noche?

Alex bajó la cabeza y miró a través de sus pestañas.

—¿Prometes no reírte?
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—No.

Su risa hizo eco en los árboles circundantes.

—¿Me prometes que trataras de no enloquecer?

—Voy a realizar mi mayor esfuerzo —admití.

53
Pokemon: manga y anime (programa de animación japonesa) sobre criaturas de pelea que son
transportadas en una bola, también hay juegos.
—Iba a subir hasta tu habitación y dejarlo. —Sus palabras salieron tan rápidamente
que me tomó un minuto darme cuenta de lo que decía.

—¿Ibas a entrar en mi casa?

—Vives a dieciséis kilómetros de Timber, Kentucky. Iba a caminar a través del


portón. Eso difícilmente significa entrar sin permiso.

Ilógicamente, lo que me molestaba más es que mi habitación estaba destrozada.


Probablemente había sostenes y bragas tiradas a la vista.

—Es una buena cosa que el plan no salió bien —le dije—. El cuarto de Jase está al
lado del mío.

—En realidad, vine a hablar con Jase, para hacerle saber que estábamos de vuelta
en la ciudad. Iba a decir que terminé en tu habitación por error. —Obviamente, él
pensó que era muy astuto. Yo, por mi parte, estaba segura de que Jase vería muy
fácilmente a través de una mentira tan débil, pero le permití creer en su pequeña
fantasía.

—No hay ninguna etiqueta de regalo. —Me di cuenta—. ¿Cómo iba a saber que era
tuya?

—Abriéndolo.

Tomó un poco de tiempo para conseguir quitar toda la cinta, pero al final estaba
mirando un viejo libro de bolsillo amarillento. La cubierta tenía una bestia que
parecía el niño del amor ilegítimo entre Chewbacca y Lassie 54 y decía: Autopsia de
Hombre Lobo por PJ Smith.
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—¿Pensaste que una novela antigua iba a saciar mi curiosidad?

—En 1955, George McPhearson, un hombre lobo, se entregó a un científico de la


Universidad de Cambridge. Después dos años de observaciones y experimentos, el
Dr. Smith presentó sus hallazgos y fue posteriormente burla de cada institución
académica en todo el mundo. Tal vez hubiera sido diferente si hubiera podido
ofrecer pruebas, pero George convenientemente desapareció justo antes de que el

54Chewbacca: personaje como una bestia de la serie de películas Star Wars.


Lassie: perro famoso de la televisión.
estudio se hiciera público. Finalmente, Smith fue sólo capaz de tener sus resultados
publicados como ficción con una sola entrega limitada. Puedes tener lo que
probablemente sea una de las únicas copias del único libro que dice la verdad
sobre hombres lobo.

—¿Dónde lo encontraste? —Si era tan raro como él dijo que era, y le creía
plenamente, debe haber buscado por todas partes, o tiene mucha suerte en eBay.

—Fue mi padre. Supongo que técnicamente califica como re-regalo. —En el fondo
de mi armario hay una caja llena con algunas de las cosas de mi madre, sus discos
favoritos y libros, algunas imágenes, algunas piezas de joyería y su vestido de
novia. Ninguno de los elementos aportaría mucho en una subasta, pero son mis
más preciadas posesiones. No podía soportar la idea de separarme de ninguno de
ellos.

—Voy a cuidar bien de él —le dije, pasando las páginas con cuidado, como si fuera
un documento sagrado invaluable. Mis ojos rozaron las páginas, haciendo una
pausa en las palabras como la regeneración muscular, la fusión ósea y abrazo
apasionado.

¿Abrazo apasionado?

—¿Todo esto es real? —le pregunté al leer rápidamente un párrafo que detallaba
las pruebas y tribulaciones de besar con colmillos.

Alex miró por encima del hombro.

—Bueno, no es que el amor sea estúpido en cosas historia. La editorial añadió todo
lo basura, pero las páginas y páginas que detalla la anatomía del hombre lobo y el
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cambio en "tantos términos científicos como sea posible "es lo más real que vas a
conseguir. —Yo estaba sosteniendo todas las respuestas que había estado
buscando tan desesperadamente el último mes. Desde el momento en que me di
cuenta de lo que era Alex mi mundo había estado fuera de equilibrio. Encontré
comodidad en la lógica y el razonamiento. Los lobos lo desafiaban tanto. Alex me
dio una manera de convertir lo imposible en algo que podría ser explicado y
estudiado. Las lágrimas escocían mis ojos—. Gracias.
—Me alegro de que te guste —dijo—. ¿Esto concluye la parte interrogatorio de
nuestra noche?

—Eso depende. —Me puse con cuidado el libro en el regazo, recogiendo cada onza
de coraje que tenía para estirarme y agarrar su mano—. ¿El Dr. Smith también
cubre la ciencia detrás de los vampiros?

—¿Los vampiros? ¿Crees que los vampiros son reales? ¿En serio?

—¿Un hombre lobo me pregunta si creo en los vampiros? —La sonrisa de Alex
sólo se ensanchó.

—Buen punto.

—Por lo tanto, ¿no hay vampiros?

—Hasta donde yo sé, los vampiros son solo una leyenda.

—¿Qué hay de las hadas? ¿Fantasmas? ¿Brujas? ¿Zombis? ¿Unicornios? —Me


apretó la mano y se acercó más, por lo que nos inclinamos. Mi ritmo cardíaco pateó
encima de algunas muescas y mi cerebro amenazó con cerrarse por completo—. O,
ya sabes, los gnomos. Quizás los gnomos son reales. ¿Lo son?

—¿Los gnomos? Yo no lo creo. —Estábamos sentados tan cerca que podía sentir su
cálido aliento en mi mejilla—. Nunca he visto un fantasma, pero no eso no descarta
la posibilidad. Hay mujeres con sentidos sobrenaturales, pero se llaman videntes.

—¿Las videntes? ¿Cómo precogs55?

—Hay unas pocas videntes muy eficaces que permiten vislumbrar el futuro, pero
es extremadamente raro. Ellas vienen con diferentes dones. Algunas son
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caminantes en sueño, viendo las cosas que han sucedido en el pasado o algo que
pasa a miles de kilómetros de distancia, pero solo cuando están dormidas. Algunas
videntes pueden ver los pensamientos, las emociones o los secretos más profundos
con sólo tocarte. La vidente que sirvió a la Manada de mi padre podía Ver todos
los lugares en los que un objeto había estado al sostenerlo en sus manos.

55
Precogs: se refiere a las videntes que en su mayoría estafan por “leer las cartas” o “las hojas del
té” y esas cosas.
—¿Sirvió a la Manada de tu padre? —No es como si yo fuera una de las que
piensan “no me pienso depilar las piernas porque me lo pide la sociedad”
totalmente feminista, pero cosas como una mujer que sirve a una manada de
hombres hizo que se me pusiera la piel de gallina.

—No quise decir de una manera sexual.

Oh asqueroso. Yo no había estado pensando en eso, pero me quedé atrapada con el


estómago revuelto y una visión ardiente de todos modos.

—¿Cómo lo dices entonces?

—Las videntes son honradas, los miembros exaltados de la Manada. Al igual que
la licantropía, es un rasgo heredado, pero es un gen recesivo. Cuando un hombre
lobo tiene un hijo, sabe que algún día será un hombre lobo también, pero la hija de
una vidente no necesariamente tiene el don. La tasa de natalidad de las videntes en
comparación a los Cambiantes es probablemente menos de una en diez, sin
embargo, son importantes para nuestra supervivencia. —Alex hizo una pausa y me
miró expectante.

—¿Qué tan importante? —No quiero defraudar a nadie.

—A pesar de que sus otros talentos varían, todas las videntes tienen la capacidad
de comunicarse con nosotros en nuestra forma animal, por lo que nos advierten si
alguien se acerca demasiado a nuestro campo de caza, o decirnos si alguno de
nuestros hermanos están en peligro. Es un poco más efectivo que el aullar y gruñir
como Liam y yo lo hacemos.

—¿Las videntes son telépatas? —Mi mundo estaba empezando a parecerse a una
Página 124

película hecha para la CiFi56 cursi. Yo tenía algo de razón.

—Resulta que la mente de las videntes sólo pueden vincularse con Cambiantes
cuando están en lobo (o coyote). También pueden vincular a la hembra alfa, no
importa lo lejos que está. ¿Supongo que quieres saber lo que es una hembra alfa
ahora? —Alex preguntó con un suspiro dramático.

—No, gracias. Yo ya sé lo que es una hembra alfa.

56 CiFi: Ciencia Ficción.


—¿En serio?

—En serio.

—¿Te importaría alumbrarme, entonces? —Los ojos se le llenaron de pequeñas


chispas de la risa.

Levanté la barbilla y dijo con absoluta certeza.

—La hembra alfa es la esposa del líder de la manada.

—Lo siento. Esa respuesta es incorrecta.

¿Qué? No, no lo era. Había leído como un millón de libros sobre hombres lobo en
el último mes. Yo sabía lo que era una hembra alfa.

—¿Estoy equivocada?

—Te equivocas. —Parecía estar disfrutando esto demasiado.

—Así que, ¿vas a decirme lo que es?

—¿Vas a decírmelo bien?

Esto era tan molesto.

—Alex, cariño, ¿podrías por favor explicarme exactamente lo que es una hembra
alfa?

—Por supuesto, cariño. —Los diez minutos siguientes consistieron en una


conferencia sobre la estructura social llevada a cabo por el Profesor Alex Cole,
extraordinario hombre lobo. En términos simples, se descompone así: más nuevo,
Página 125

más débil; mayores, más fuertes; Seer; líder de la manada, Alfa de la Manada, y
entonces el macho alfa (un Cambiante) y la hembra alfa (una Vidente) compartían
el primer puesto.

—Así que, ¿dónde están los Cambiante HQ? —Le pregunté una vez que llegamos a
la pregunta y respuesta de parte de la clase—. ¿Entonces los Alfa tienen su reino en
la Cueva de Murcielagos en Pensilvania, bajo eso de 1600?
—Es más como Wayne Manor57, y es en Rumania.

—¿Rumania?

—Los Alas controlan a todos los Cambiantes en el mundo, Scout. Tienen una casa
en casi todos los países con una Población Cambiante, pero la casa principal se
encuentra en Rumania.

—¿Los hombres lobo han elegido la casa de Drácula como su base de operaciones?

—La ironía no se pierde en mí.

—Bueno, al menos no pueden realmente tener mucha influencia sobre lo que


ocurre aquí —le dije—. Probablemente ni siquiera saben que hay un montón de
Cambiantes corriendo en Lake County, Kentucky. Diablos, es probable que no
sepan siquiera que existe Lake County.

—Ellos saben dónde viven casi todos los Cambiante y Videntes en el mundo —dijo
Alex, la cara apretada—. Los Alfas son todo sobre de la micro-gestión. Por ejemplo,
si Liam y yo estuviéramos por romper nuestro pacto con la Manada de Hagan, se
tendría que presentar una petición ante la Manda del Alfa antes de que ellos
pudieran buscar un recurso.

—¿Buscar un recurso cómo? ¿Algo así como perseguirte fuera de la ciudad o de


luchar contra ti? —Él vaciló antes de contestar.

—Los Alfas establecen los términos. Si se trata de una disputa de límites, ellos
establecen un desafío entre los líderes de las Manadas. ¿Cuándo un tratado se
rompe? El culpable se enfrenta al destierro o a la muerte.
Página 126

¿Muerte? Alex y Liam serían asesinados por cruzar una línea de frontera, ¿por salir
conmigo?

—Los Hagans no son asesinos. Ellos no harían algo así.

57 Wayne Manor: es sobre la bati-cueva lo que se refiere Scout es sobre la casa de Drácula. Scout
dice que es en Pensilvania, Estados Unidos, pero el castillo de Drácula es en Rumania. Y la bati-
cueva es en Cuidad Gótica, esa no existe.
—Las leyes sobre este tipo de cosas son muy claras y los Cambiantes tienen que
seguir las leyes. Si no lo hacen, se enfrentaran a sus ejecuciones. Los Alfas no
permiten la desobediencia. Cualquier persona que ven como insubordinado o
amenaza termina muerto o en desterrado por el resto de sus vidas.

—¿Por qué has vuelto aquí, entonces? ¿Por qué arriesgarse? ¿No podrías encontrar
un lugar en el que no hubiera ninguna otra Manada a la que hacer frente?

Él me tomó la cara entre las manos, el pulgar acariciaba suavemente un copo de


nieve de mis pestañas.

—Sabes por qué he vuelto.

Mi corazón empezó a latir contra mis costillas como si estuviera tratando de


liberarse.

—¿El pollo frito que sirven en La Granja?

—He vuelto por ti, Scout.

Tenía que decir algo. Algo inteligente. Algo deslumbrante. Algo para hacer de este
momento perfecto.

—Espero que nieve.

Eso no lo era.

Alex se rió nerviosamente. O tal vez era que mis oídos estaban nerviosos. El resto
de mi cuerpo lo estaba.

—Va a aclarar pronto —dijo—. Cero acumulación.


Página 127

—Ese es un muy buen superpoder. No sabía que los lobos estaban tan en sintonía
con el clima.

—Oh, ¿me olvidé de mencionar la habilidad natural nacido del hombre lobo para
ver el canal del tiempo? —Para que conste, los hoyuelos de Alex eran claramente
visibles cuando sonrió—. Es nuestro talento más preciado.

Soy una idiota.

—¿Estás haciendo pucheros? —preguntó cuando decidí no responder.


—No —le mentí. No me atrevía a mirarlo, así que incliné la cabeza hacia atrás y vi
como brillantes copos blancos caían por debajo de un cielo negro. Mis ojos se
posaron en un macizo de vegetación enrollada alrededor de un alto miembro, sólo
segundos antes de que Alex me preguntara:

—¿Qué es eso?

—¿Qué es qué? —Yo podía sentir cada nervio de mi cuerpo volviendo a la vida y
esperaba que no se diera cuenta de mis manos temblando. Me sentí ridícula por
dejar que una bola de malezas me hubiera desconcentrado.

—Esa cosa verde. Eso es...

—¿Serotinum Phoradendron?

—¿... muérdago?

—Sí. Muérdago —Eran sólo dos palabras, pero tomó todas mis facultades mentales
para sacarlos.

—¿Estás segura?

Asentí con la cabeza en la confirmación.

—Muérdago en una noche de Navidad cubierto de nieve. —Alex agarró


suavemente mi barbilla, así que lo estaba mirando—. Parece ser que estoy bajo una
cierta obligación aquí. —Me quedé allí sentada como una estatua, demasiado
nerviosa para respirar. Alex se inclinó lentamente, haciendo una pausa una vez
que nuestras narices estaban a una cosquilleante distancia—.Voy a besarte ahora,
Scout, a menos que hagas algo que me detenga.
Página 128

Me incliné un poco

Su beso fue suave y vacilante, y demasiado corto para mi gusto. Envió sacudidas
eléctricas a través de mi cuerpo que me dejó con ganas de más. Mis labios se
extendieron por un segundo beso, y su entusiasmo colaboró, moviéndose contra
mí hasta que estaba mareada.

—Hola —dijo Alex, con la frente apoyada en la mía mientras sus manos exploraron
mi cara.
—Hola —le contesté antes de darle un beso en el labio superior—. Me alegro de
que hayas vuelto.
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Capítulo 11
Traducido por Pilitas

Corregido por Gaz

El resto de mis vacaciones de Navidad estuvieron tranquilas y frustrantes. Sabía


que Jase había sido informado del retorno de los Cole cuando se volvió gruñón y
hosco. Charlie pasó mucho tiempo en nuestra casa, pero casi nunca lo vi. Él y Jase
pasaban la mayor parte de su tiempo encerrados en el cuarto del último. En más de
una ocasión escuché los indiscutibles sonidos de una tranquila discusión a través
de la pared de mi dormitorio. Traté de escucharla, incluso intentando la antigua
rutina de poner-un-vaso-en-la-pared, pero nunca escuché nada de interés.

Cuando la escuela finalmente empezó de nuevo, mi reencuentro con Alex no fue


precisamente como me lo imaginaba. No dio zancadas en la clase del Sr. Beck,
dándome una lenta sonrisa y diciéndome que me echó de menos. De hecho, no me
miró en absoluto. Por supuesto, se suponía que estábamos pasando
desapercibidos. No podía exactamente envolver un brazo alrededor de mi cintura
y llevarme al teatro para nuestra clase de Shakespeare.

Así que estaba bien con el hecho de que habló con todos excepto conmigo, lo que
explicaba que la situación con sus familiares no había funcionado. No estaba celosa
Página 130

de que otras chicas pudieran abrazarlo y decirle lo felices que estaban de tenerlo de
vuelta. Eso era genial. Podía manejarlo.

Sin embargo, no podía soportar viendo a Ashley Johnson presionada contra él, su
dedo arrastrándose lentamente bajando por su pecho.

Eso no era genial.

¿Qué era lo que Hades le estaba haciendo? ¿Cómo iba a quedarse solo allí con ella
así después de todo lo que compartimos?
¿Después de la forma en que me besó? Había transcurrido más de una semana y
aún podía recordar la forma en que sabía. ¿Tenía la noche de Navidad más
significado para mí que para él?

—¿Cuál es tu problema? —preguntó Talley, situándose en el asiento de al lado.

—¿Qué te hace pensar que tengo un problema? —Escarbé furiosamente a través de


mi bolso por un utensilio de escritura. Todos mis bolígrafos y lápices
aparentemente habían sido desaparecidos por duendes.

—Normalmente no aterrorizas a la pobre Tori sólo por diversión.

—Todo lo que hice fue pedirle que se moviera.

—Le dijiste que se quitara de tu maldito camino y la miraste como si fueras a


disfrutar desgarrando su aún latiente corazón de su pecho. Creo que ella puede
haberse mojado. —Eché una ojeada hacia donde Tori Alyson estaba rodeada con
un grupo de amigos artísticos. Cuando me vio mirando, dejó escapar un pequeño
gemido y apartó rápidamente la mirada.

Cielos.

—¿Debes ser siempre tan intimidante?

—¿Soy intimidante?

—Ese es el consenso general —respondió Alex. Estaba de pie justo a centímetros de


distancia, esperando a que le dejara pasar.

Me negué a responderle. No estaba a punto de ser engañada otra vez por el brillo
en sus ojos o la rareza de sus labios.
Página 131

¿Cómo Alex respondió a mi indiferencia? Pisó mis dedos. Maldije a mi cuerpo por
responder con demasiado entusiasmo cuando me agarró para apoyarse cuando se
tropezó.

—Lo siento —dijo, su cara nivelada con la mía. Me apretó la rodilla, y yo sabía que
no estaba solo disculpándose por agredir mis pies.

Brevemente consideré retener mi perdón por un poquito más.


—Solo que no vuelva a suceder. Nunca.

Sus dedos rozaron ligeramente contra mi brazo cuando se enderezó.

—Te doy mi palabra. —Y de ese modo empezó lo que me gusta pensar como El
Juego de la Relación Secreta. El argumento es muy simple: los concursantes debían de
tener tanto contacto con el otro jugador como humanamente sea posible, mientras
se aseguran de que todos los demás los creyera completamente indiferentes. El
juego principal incluye un breve pero significativo contacto de ojos; accidental-
deliberado roce de los dedos, los brazos o cualquier otra parte razonable del
cuerpo; y un número excesivo de mensajes de texto, e-mails, e incluso las pasada
de moda notas sin firma en el casillero. A veces, Alex y yo alcanzábamos una
ronda extra y nos encontrábamos a solas en la habitación de utilería del teatro, en
la alcoba de suministro de materiales, e incluso en el armario del conserje.

Las rondas extra contaban de frenéticos besos, ansiosas manos y el abyecto miedo
de que alguien abriera la puerta o notara nuestros labios hinchados y cabello
revuelto.

Para alguien que nunca ha jugado realmente a El Juego de la Relación Secreta, esto
puede sonar divertido y romántico. A veces, lo era. Pero también era
desgarradoramente difícil. Cada caricia y beso me hacía consciente de lo poco que
recibía, me dejaba anhelando más. Nos escribíamos entre sí constantemente, pero
ansiaba una conversación. La Señora Sole no había sentido la necesidad de
continuar con los artículos punto-contra-punto, así que no lo hicimos, incluso
teníamos juntos las tardes en la biblioteca.

Y luego allí estaba la constante amenaza de ser descubiertos. Cuando pensaba


Página 132

sobre lo mucho que estaba en riesgo, me odié por dejar que continuara. ¿Cómo
podría estar dispuesta a arriesgar la vida de Alex por unos besos robados? Cada
noche me decidía a romper con él. Entonces, al día siguiente, aparecía en Cálculo y
allí estaría, mirándome sin mirarme, y no podía hacerlo.

Lo deseaba. Era insensato y estúpido, pero lo deseaba. No podía simplemente


renunciar a él y alejarme.
Le pedía a la primera estrella de cada noche pasar un solo día con Alex, para
hablar y reír juntos sin tener que mirar por encima de nuestro hombro. Después de
cinco semanas, mi vigilancia dio resultado.

Era un sábado por la mañana, lo que significaba que estaba acurrucada en el sofá,
un tazón gigante de Cap’n Crunch 58puesto sobre una rodilla, y Toon Disney59 en la
televisión. Estaba tratando de señalar amablemente al adorable Doctor
60Doofenshmirtz que Perry el Ornitorrinco 61era una vez más liberado de sus
restricciones y por arruinar también otro brillante plan cuando alguien empezó a
golpear en mi puerta. Puse pausa en el DVR y coloqué mi tazón de cereal a medio
comer en la mesa de centro. Estaba segura de que era el Señor Roberts de la calle
abajo. Tenía una tendencia a iniciar largas conversaciones que comenzarían con el
clima, terminando con la infidelidad de su primera esposa, y tocando cada mismo
tema intermedio. Mi delicioso desayuno sería una masa incomible antes de que él
pudiera seguir de la precipitación promedio a la cosecha de tabaco del último año.

—Un momento —grité, al instante me sentí culpable por la irritación en mi voz. Se


suponía que estaba trabajando en ser más simpática. El señor Roberts era un
hombre dulce; era solo un hombre solitario. Debería por lo menos tratar de ser
amable.

Forcé mi cara en una agradable y amistosa sonrisa y abrí de un tirón la puerta.

—Bueno, alguien está feliz de verme —dijo Alex, mirando exactamente como si
encajara en mi porche. Notó mi conjunto-pelo que colgaba en dos desordenadas
trenzas, pijama con tema de unicornio, y un par de calcetines a rayas color rosa y
amarillo, con una sonrisa de suficiencia—. Buenos días, Hermosa.
Página 133

58
Cap’n Crunch: es una línea de productos de maíz endulzados y cereales de avena para el
desayuno introducido en 1963 y fabricado por Quaker Oats Company, una división de PepsiCo
desde 2001.
59
Toon Disney: Canal de televisión por satélite que fue propiedad de Disney-Grupo ABC
Televisión subsidiario de Walt Disney Company.
60
Doctor Doofenshmirtz: Científico malvado, enemigo de Perry y padre de Vanessa de Phineas y
Ferb una serie de dibujos animados de Disney Channel.
61
Perry el Ornitorrinco: Mascota de Phineas y Ferb, agente secreto y enemigo de Doofenshmirtz.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Mis ojos revoloteando salvajemente por el patio
como si esperaran encontrar a Toby escondiéndose detrás de un árbol.

—¿No estás feliz de verme?

Por supuesto que estaba feliz de verlo. Incluso eufórica. También estaba
asustadísima.

—El pacto, Alex. Estoy muy segura de que estar aquí es una violación directa de
ello. —Logro de alguna manera hacer un encogimiento de hombros luciendo
petulante

—Lo que los Hagans no saben…

—¿No hará que te maten?

—Deja de ser tan melodramática. Nadie me va a matar hoy, aunque puedo


morirme congelado de pie en tu porche... —Me miró expectante.

Podría haberlo dejado allí afuera. Debería haberlo dejado allí afuera. Y decirle que
se fuera. Explicarle que realmente yo no valía todo el problema. Por supuesto, no
hice ninguna de esas cosas.

Había algo sobre ver a Alex de pie en mi vestíbulo, apoyado contra la cursi mesa
antigua que mi mamá había comprado en un mercado de pulgas, que parecía
adecuado.

—Así que, ¿por qué tengo que escuchar que los padres de Jase lo llevaban a hablar
con un entrenador reclutador en Louisville de Tinsley Henson este fin de semana?
—preguntó.
Página 134

—No me di cuenta que estabas interesado en la carrera universitaria de mi


hermano.

—No lo estoy. A diferencia del resto de Western Kentucky, me tiene sin cuidado a
cual escuela va tu hermano. Me importa que tengas esta casa para ti todo el fin de
semana. —Le tomó dos pasos cortos llegar a mí. Sus manos descansando sobre mis
caderas mientras mis brazos automáticamente se enrollaban alrededor de su
cuello—. Pensé que te podría gustar algo de compañía.
Iba a decirle que tenía la información incorrecta, pero mis labios estaban muy
ocupados haciendo otra cosa. Si lo hubiera mencionado, quizás Alex no habría
mordido mi lengua cuando escuchó mi nombre siendo gritado desde la parte
superior de las escaleras.

—¡Ouch! —aullé. Sus dientes eran afilados.

Los ojos de Alex se ampliaron.

—¿No estás sola?

—No, Ángel está aquí. —Mi lengua palpitaba un poco—. ¿No voy a convertirme en
un hombre lobo ahora, verdad? —El libro del Doctor Smith, que leí tres veces de
principio a fin, decía que la licantropía, la capacidad de convertirse en un lobo, no
podía ser pasada mordiendo, pero necesitaba ser tranquilizada.

—Los cambiantes nacen, no se hacen.

Estaba preparada a lanzar hasta un gran gemido por una cosa u otra, pero luego se
dio cuenta de que tenían compañía.

—¡Alex! —gritó, corriendo hacia él.

—¡Ángel! —Él la levantó y le dio un gran abrazo de oso, finalizado con un gruñido.
Era como ver la reunión climática al final de una de esas películas donde la niña ha
sido separada de su familia porque ella estaba afuera en alguna gran aventura que
involucraba a un perro o a un jerbo hablador. Sólo que en la vida real, lograba ser
aún más irritante.

—Alex vino a recoger algunas notas de Shakespeare —dije—. Ya se marchaba. —


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Estaba sentado de espaldas hacia abajo y una de sus manos descansaba encima de
su cabeza vaca-lamida.

—¿Marcharse? ¡No! ¡No lo he visto en miles de millones de años! —Sus ojos de


color cielo parpadeaban lentamente de nuevo mientras las esquinas de su boca
tiraban abajo y hacia adentro, haciendo que su labio inferior sobresaliera
ligeramente. La patentada cara de cachorro de Ángel Donovan—. ¿No puedes
quedarte por un ratito? ¿Por favorrrrrrrrrr? —No había duda de que él se
derrumbaría. Tomaba años de práctica para resistir la cara de cachorro, incluso con
el más experto de nosotros aún sucumbiendo de vez en cuando.

—Creo que podría quedarme un poquito más.

—No creo que sea una buena idea —dije, interrumpiendo el grito de alegría de
Ángel.

—¿Por qué no?

—Tú sabes por qué no.

Ella lo pensó por un minuto.

—Bueno, Jase no está aquí. Él no lo sabrá. —La rareza de la boca de Alex dijo: mi
punto exactamente.

—¿Y qué pasa cuando llegue a casa y se entere?

Mi hermanita puso sus manos en las caderas e inclinó la cabeza hacia un lado en
una posición familiar.

—No se lo diré. ¿Y tú?

—Por supuesto que no.

—Bien. —Su sonrisa victoriosa se reflejó en la cara de Alex—. Vamos, Alex. Quiero
mostrarte algo.

Ángel llevó a Alex a través de la casa, dándole un recorrido de la cotidiana vida de


la familia Donovan. Intenté excusarme para ir a cambiarme la ropa, pero Alex no
me dejó hacerlo. Tiró de una de mis trenzas y me dijo que estaba desarrollando
Página 136

una afición recién descubierta por unicornios cuando lo sugerí.

Después de un completo inventario del primer nivel de nuestra casa, Ángel lo hizo
subir por las escaleras hasta la primera puerta a la derecha.

—Este es mi cuarto —dijo ella, la mano en el picaporte.

—No quieres entrar allí —le advertí.


—Soy fuerte. Creo que puedo manejar cualquier cosa que una niña de siete años
pueda servir.

—Haz lo que quieras. —Me situé contra la pared más alejada y esperé a que el
show comenzará. No pasó mucho tiempo. Hubo un aullido horrible seguido por
un casi-grito. Un segundo después, una mancha blanca salió volando por la puerta
y bajó por las escaleras. Mi hermana fue detrás tan rápido como sus pequeñas
piernas la llevarían. Cuando me volteé, Alex estaba llenando la puerta.

—Ella tiene un gato —dijo, frotándose una rabiosa marca roja en su cuello.

—Sí, así es.

—Los gatos odian a los cambiantes.

—Ya me di cuenta de eso. —Me alejé de la pared y di un paso hacia él.

—Podrías haberme advertido. —Dio un paso hacia el pasillo.

—Te dije que no querías entrar allí. —Cerré la distancia entre nosotros— ¿Está bien
tu cuello?

—Creo que necesita un beso para hacerlo sentir mejor.

Puse mis labios justo debajo de su oreja, dejando que su calor y su olor me
envolvieran.

—¿Qué estás haciendo? —La voz de Ángel fue como un chorro de agua fría.

—Estaba mirando el rasguño que tu endemoniado gato dejó en el cuello de Alex.


Tendremos suerte si no cae enfermo de Fiebre por Rasguño de Gato.
Página 137

—¿Estabas mirando su cuello con tu boca?

Mierda.

Ella podría ser capaz de mantener las noticias de una visita inesperada para ella,
¿pero pillarme acariciando al archienemigo de mi hermano en el pasillo? Ella le
diría a todos y a cada uno que escucharían.

Mierda, mierda, mierda.


Busqué en mi cerebro por algo —una explicación, un soborno, una distracción—
cualquier cosa que salvara la situación.

—¿Quieres algunos brownies?

¿Brownies? Sí, eso único no funcionaría.

—¿Tenemos brownies?

O tal vez lo haría.

—Tenemos una caja de mezcla de brownie. Los haré para ti. —Una mirada muy
similar al terror grabándose en la cara de Ángel.

—¿Quieres cocinarme brownies?

—Claro que sí. Será divertido.

"Creía que se suponía que eras un zeppo62 total en la cocina —dijo Alex. Se había
apoyado contra el marco de la puerta de Ángel con un brazo largo. Era la imagen
de la comodidad, mientras que yo estaba al borde de un completo ataque de
nervios.

—Puedo hacer brownies —dije, mi voz un poco más áspera de lo necesaria. ¿No
podría al menos pretender preocupación de que estábamos en serios problemas
aquí?

—Pero los quemarás —se quejó Ángel—. Siempre quemas todo. Incluso las
tostadas. —Estaba a punto de perder mi tranquilidad. La idea del fratricidio no era
totalmente desagradable. Afortunadamente, Alex se lanzó a salvar a Ángel.
Página 138

—Da la casualidad que no sólo soy increíblemente guapo, sino que también soy un
experto haciendo brownies —dijo—. Aunque necesitaré algo de ayuda.

62
Zeppo: se utiliza en referencia a una persona en un grupo que simplemente no encaja, ya sea
debido a su falta de frescura o de otros atributos negativos. Entró en uso común con el Episodio:
"The Zeppo” de Buffy La Caza Vampiros Temporada 3, en el que se destacó que un determinado
miembro de una pandilla era simplemente un pasado de moda, o no encajaba en el grupo.
Alex y Ángel no siguieron las instrucciones de la caja. Cuando traté de señalar esto,
Alex me informó que cocinar era un arte y él era un artista que no hizo lo de pintar
por números.63

Sólo podía asumir que él consideraba siguiendo las fiables y comprobadas


instrucciones que produciría un pintado por números de un buen color como los
brownies.

—¿Y estos? —preguntó Ángel, sosteniendo una bolsa medio vacía de chispas de
chocolate semi-dulce y un paquete similar de chispas de mantequilla de maní.

Alex roció un poco de jarabe de chocolate en la masa mientras calculaba.

—¿Cuáles son tus sentimientos sobre la mantequilla de maní, exploradora?

Las chispas de mantequilla de maní no son parte de las instrucciones —dije,


haciendo un gesto con la vacía caja azul.

—¿Siempre tienes que seguir las reglas?

—Siempre —respondió mi siempre-servicial hermanita por mí—. Y ella ama la


mantequilla de maní. —Después de añadir por lo menos diez ingredientes
diferentes no autorizados, los cocineros/científicos locos declararon su creación
lista para el horno. Nos sentamos alrededor de la cocina, escuchando todos los
detalles de Ángel sobre el drama de primer grado mientras un olor embriagante
llenaba la habitación. Alex sujeto mi mano debajo de la mesa, su pulgar trazando
círculos sobre la mía.

Los brownies eran mejores de lo que creí que la comida podría llegar a ser. Ni
siquiera los cortamos en cuadrados. Alex colocó el molde entero en el centro de la
Página 139

mesa con tres cucharas. Estaba encargada de servir los vasos de leche.

Pillé a Ángel oliendo su vaso para asegurarse de que estaba bien antes de tomar un
trago.

La conversación se pauso mientras atiborrábamos nuestras caras. Con la excepción


del ocasional "mmm," "Dios mío," "Esto es bueno," o gemir, la mesa se quedó en

63Pintar por números: que hace lo que todo el mundo ya hace. No todo el mundo. Los verdaderos
artistas no "pintan por números”.
silencio. Era consciente de que Ángel había estado mirando atentamente a Alex,
pero no pensé nada de ello. Ella nunca había sido reservada cuando venía su
afecto por él.

Debería haberme imaginado lo que venía. Debería haber mirado la situación desde
su punto de vista y recordar que Dios puso a las hermanitas en esta tierra de forma
expresiva para torturar a sus hermanos.

Ella preguntó con la misma naturalidad que alguien podría preguntar si pasarías
alguna cosa a través de la mesa o cómo fue tu día en la escuela, pero ella no quería
la sal o saber acerca de un inesperado examen sorpresa de Inglés.

En cambio, le preguntó a Alex—: ¿Estás enamorado de mi hermana?


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Capítulo 12
Traducido por Pilitas

Corregido por Gaz

Una morona de brownie aterrizó en mi pecho. La conmoción me había hecho


olvidar cómo alimentarme.

—¿Es tan obvio? —Alex miró un poco avergonzado.

—Tienes los ojos saltones cuando la miras. —El tono didáctico de Ángel y la
expresión inteligente habría sido cómica si yo hubiera sido capaz de encontrar algo
divertido—. Los chicos sólo ponen los ojos saltones cuando están enamorados.

—Los ojos siempre lo revelaban. —Los dos asintieron sabiamente el uno al otro. La
atención de Alex se quedó en la cara de Ángel, lo cual significaba que no podía ver
el modo en que la vergüenza coloreaba la mía. Por supuesto, el hecho de que su
cuello estaba luchando contra mis mejillas por la cosa más roja en la habitación me
hizo sentir un poco mejor.

—A ella también le gustas —continuó Ángel.

—¿Estás segura?

—Definitivamente. Cuando estás cerca ella realmente sonríe en lugar de lucir como
Página 141

esto todo el tiempo. —Ángel frunció sus labios, arrugó su nariz y entrecerró sus
ojos.

—No me paseo luciendo como que he estado comiendo limones. —Realmente, ¿de
dónde salía ella con estas cosas?

Ángel me ignoró.

—Y ella estaba chupando sobre tu cuello como un vampiro. Eso significa que
realmente le gustas.
Cada gota de sangre en mi cuerpo se reunió en mi cara y la cantidad enorme de
brownies que comí amenazaba por hacer una reaparición. Apenas escuché a Alex
preguntar:—Esploradora, ¿qué estás haciendo? —sobre el estruendo en mis oídos.

—Esperando a que la tierra se abra y me trague. —Mis palabras fueron ligeramente


amortiguadas por la gruesa mesa de roble en donde había apoyado mi cara.

—Así que, ¿esta es una señal de que le gusto o que no? —Juro que podía realmente
escucharle sonreír.

—Ummm.... eso sólo significa que es rara. —Levanté mi cabeza para fulminarla—.
Mira —dijo ella—, cara de limón.

Los dos procedieron a discutir los pormenores de mi cara de limón y qué


actividades eran más probables de provocarla. Cuando no pude mantener mi
expresión calmada y sin cara de limón por más tiempo, huí de la cocina de la más
digna manera posible.

Alex estaba inmediatamente a mi lado.

—Oye, no estás enfadada, ¿o sí? —Sí, lo estoy, muchas gracias.

—No.

—Está mintiendo —dijo Ángel desde alguna parte detrás de mí.

Alex bajó su cabeza y me miró a través de sus pestañas.

—Lo siento si herimos tus sentimientos. —Capturó mis dedos en su mano—.


Pienso que tu cara de limón es adorable, y me gusta que sólo sonrías para mí.
Página 142

—¿Vas a besarla ahora? —Ángel estaba prácticamente parada encima de nosotros


con una mirada que sólo podía ser descrita como parecida al limón—. No me
gustan las cosas empalagosas.

—Ninguna cosa empalagosa, ¿eh? —Alex dio un paso atrás, pero dejó un dedo
enganchado alrededor del mío—. ¿Tomarse las manos es empalagoso?

Ángel lo meditó.

—Un poco, pero está bien si estás en el cine.


—¿Qué hay de ver una película en la televisión?

—Supongo que estaría bien.

Alex sonrió abiertamente.

—En ese caso, estoy con muchísimos ánimos para ver una película.

***

Ver Toy Story por centésima vez me dio la oportunidad para salir de mi
humillación y pensar. Alex Cole había dicho que me amaba. Bueno, no era como si
hubiera mirado a mis ojos y realmente hubiese dicho las palabras en voz alta, pero
no había contradicho a Ángel. ¿Qué significaba eso? ¿Podría realmente estar
enamorado de mí?

¿En qué estaba pensando? Por supuesto que no estaba enamorado de mí. Él era
Alex Cole, por el amor de todas las cosas brillantes. Alex Cole quien tenía una cara
que pertenecía a las portadas de las revistas. Alex Cole quien tenía un cuerpo que
hacía a las universitarias parar y quedarse mirando. Alex Cole quien realmente
entendía lo que estaba pasando en AP Calc64 y verdaderamente disfrutaba de
Shakespeare. Alex Cole quien probablemente sonreía en sus sueños y era
agradable absolutamente para todos, incluso para mi malcriada hermanita. ¿Cómo
podía un chico así estar enamorado de mí? Como mucho, yo era torpe y del
montón, aunque la mayoría de días me encontraba como anti-social y rara.

—¿Exploradora? —Alex apretó mi mano, sacándome de mis por-qué-está-Alex-el-


impresionante-agarrádose-de-las-manos-con-la-rara-y-confundida-Esploradora Él
señaló hacia el final del sofá donde yacía Ángel como una desecha muñeca de
Página 143

porcelana, su cabeza colgaba hacia un lado, brazos y piernas desperdigados, sus


rizos rebeldes afuera desparramados en toda dirección. Durmiendo, realmente
lucía como su tocayo.

64
AP Calc: El Cálculo de Colocación Avanzado (también conocido como AP Calculus, AP Calc AB /
AP Calc BC, o AP Calc) es usado para indicar uno de dos cursos de Colocación Avanzados distintos
y exámenes ofrecidos por el College Board en Cálculo: AP Calculo AB y AP Calculo BC. Son
tomados por estudiantes de secundaria en USA para hacer créditos que son tomados en cuenta para
ingresar en la Universidad.
—Así que, estaba pensando —dijo, su voz era un susurro ronco—. Nunca pude
terminar mi recorrido de la casa.

Yo estaba temporalmente confundida, pero cuando sus cejas se levantaron


pícaramente lo capté.

Mientras llevaba a Alex a mi habitación mi estómago dio una sacudida familiar


estás-rompiendo-las-reglas. Mis padres no tenían la estricta regla de la Señora
Matthew Ningún Chico Permitido NUNCA en el Dormitorio, es algo inútil con Jase y
Charlie alrededor, pero sabía que ellos considerarían esto como un: eso no se hace.

—Así que, ésta es mi habitación —dije, pateando una pila de ropa sucia debajo de
la cama—. Como puedes ver, soy una fanática de la limpieza.

Alex se detuvo junto a la puerta para examinar una foto que colgaba en la pared.
Papá la había tomado en el lago hace varios veranos. Yo estaba sentada en una
mesa de picnic con Ángel en mi regazo, una nena pequeña en aquel entonces. Ella
estaba saludando con una mano y tirando mi cabello con la otra. Talley sentada a
mi derecha, con un cono de helado chorreando su mano. Jase y Charlie estaban a
mi izquierda, poniéndose entre sí orejas de conejo. Habíamos pasado el día
nadando en la turbia agua bajo un sol picante, también nos parecía un poco
mugrienta, pero nosotros estábamos muy felices. Podías casi sentir la atmosfera del
perfecto día saliendo de la foto.

—¿Qué edad tenías aquí?

—Fue justo antes de mi treceavo cumpleaños. Creo que puede haber sido en
realidad la celebración familiar de Jase.
Página 144

Él continuó, examinando cuidadosamente cada foto y el poster que colgaba de la


pared. Por suerte, Zac Effron había sido recientemente sustituido por una lámina
del Café Terraza de Van Gogh. Cuando se detuvo frente a mi biblioteca para leer
los títulos sentí que retornaba un calor familiar a mi cara.

—Esto no es lo que estaba esperando —admitió finalmente.

Agarré un montón de libros de la biblioteca, todos los títulos de fantasía urbana, y


los arrastré fuera de mi escritorio.
—Esto parece como que tienes totalmente el fetiche sobrenatural —dijo, hojeando a
través del montón que estaba fuera de mi alcance.

—Es investigación —dije—. Incluso la ficción puede estar llena de datos útiles. He
aprendido mucho de estos libros. —Prácticamente había aprendido que era un
poco adicta ligeramente a las novelas basura que tenían la capacidad de hacerme
sonrojar.

—¿En serio? —Alex sacó un libro de bolsillo de Laurell K. Hamilton—. ¿Y


exactamente qué aprendiste de este?

Mi cara estaba emitiendo calor suficiente para derretir las capas polares de hielo.

—Nada. —Al menos no era nada que pudiera repetir en voz alta. Arranqué el libro
de sus manos antes de que pudiera pasar las páginas y descubrir exactamente lo
que nada era. Alex sólo se rió entre dientes y continuó su inspección de mis cosas.

Después de hacer una vuelta completa alrededor de la habitación, se sentó en el


borde de mi cama aún sin hacer y jaló algo del revoltijo de sábanas.

—¿Ocultando a un hombre en tu cama? Debo decir, que estoy bastante


sorprendido, Señorita Donovan.

—Alex, te presento a Guido. Guido, Alex. —Me dejé caer a su lado—. Guido y yo
hemos estado durmiendo abrazados por años.

Alex examinó el viejo mono calcetín estropeado.

—Puedo ver por qué. Ciertamente es guapo. —Para ser sinceros, Guido había
tenido mejores días. Mamá, quién no era muy modista, había hecho varias cirugías
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para coserle los brazos, remendar agujeros, e incluso volverle a reacomodar los
ojos con los años. Puede haber sido feo, pero lo amaba a pesar de todo.

—Mamá llevó de compras a Jase un día cuando él tenía dos años —dije—. Ella y
Papá no estaban casados aún, por lo tanto tuvo que haber sido a finales de verano
o a principios de otoño. De todas maneras, ellos entran en la juguetería y Jase
comienza a señalar a este mono calcetín y diciendo ‘Exploradora’ una y otra vez.
Mamá trató de explicar que su futura hermana no era un mono, pero él hizo una
gran pataleta. Ella termino comprando la cosa solo para que la gente no fuera a
llamar al Servicio de Protección de Menores. Él lo llevó por el centro comercial y
todo el camino a casa. En un momento Mamá trató de tomarlo de él y le respondió,
'No, exploradora.’ Esa noche lo trajo con él al apartamento de Papá, yo estaba
viviendo allí. Tan pronto como cruzó la puerta corrió, entregándome a Guido, y
dijo, ‘Para ti.’ —Estiré mi mano y di unas palmaditas a la cabeza de Guido—. He
dormido con él prácticamente todas las noches desde entonces.

—Esa podría ser la historia más dulce que alguna vez he escuchado. Creo que
podría tener una nueva caries. —Él había estado pareciendo indiferente e
inexpresivo, pero los hoyuelos y el lacónico sarcasmo no van bien juntos.

—Cállate. Como si tu hermano no hubiera hecho aún nada tonto para demostrarte
que te ama.

—Ya has conocido a mi hermano, ¿verdad?

Él tenía un punto. No podía imaginar exactamente a Liam siendo todo cariñoso y


mimoso.

—Pero es un buen hermano mayor, ¿no es así? —Era obvio que Alex adoraba y
respetaba a Liam.

Seguramente él había hecho algo para merecerlo. Una vez más, estábamos
hablando de Alex. Él probablemente encontraría cualidades redimibles en Hitler.

—El mejor. —Lo dijo de una manera que no dejaba lugar a discusión—. Él
simplemente no es fuerte en los momentos Hallmark.

—Debe ser difícil —reflexioné en voz alta—, para los dos estar solos sin vuestros
padres. —Toda la emoción se retiró de la cara de Alex. "Lo hacemos bien." Estaba
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confundida en cuanto a donde ir a partir de ahí. Parecía que cada vez que trataba
de abordar el tema de los padres de Alex, él se cerraba. Era imposible mantener
una conversación normal. Me sentía completamente torpe estando sola con él
mientras él estaba sentado con sus codos en las rodillas, examinando a Guido, que
aún estaba aferrado en sus manos.

—Estás mirándome fijamente.


Baje la mirada y murmuré un avergonzado lo siento. Cariñosos dedos se deslizaron
debajo de mi barbilla, levantando mi cara a la suya.

—No me estaba quejando —dijo—. Aunque Guido se estaba poniendo un poco


celoso. Pensé que deberías saber.

—¿Sólo un poco celoso? —Estaba lentamente ocurriéndome que estaba sola con
Alex en mi dormitorio—. Creo que podemos hacer algo mejor que eso. —Con una
mano lancé a Guido sobre la cama mientras con la otra atraía la boca de Alex a la
mía. Tenía solo un segundo para ser sorprendida por mi repentino
comportamiento atrevido antes de que sus labios se separaran debajo de los míos,
empujando lejos toda duda y miedo.

Era la primera vez que no teníamos que preocuparnos de que se abriera la puerta o
de un palo de escoba golpeándome al costado. Nuestros besos eran más lentos,
más dulces. Mis manos siguiendo perezosamente por su cara, su cuello y sus
brazos, maravillada por la suavidad de su piel y la firmeza de sus músculos.
Cuando me empujó hacia atrás contra las almohadas, me congelé en un momento
de pánico.

—Sólo besarnos —me aseguró. Su aliento era cálido y húmedo en mi oído—. La


ropa se queda. Promesa.

Y cumplió su promesa, aún después de que decidiera que era una cosa estúpida de
hacer. Cuando llegó al punto que pensé que realmente podría estallar en llamas, él
rodó a mi lado, permitiéndome finalmente tomar aliento.

—¿Recuerdas antes? En la cocina, cuando Ángel me preguntó si estaba enamorado


de ti. —Su voz era más baja, más áspera de lo normal. El sonido de esta hizo que
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partes de mi cuerpo que no me imaginaba fueran activadas por su voz cobrando


vida.

—Ajá. —Fue todo lo que era capaz de dar como respuesta. Cantidad excesiva de
mi energía era necesaria para abstenerme de atraerlo de nuevo sobre mí.

—Me di cuenta realmente que nunca respondí a esa pregunta. —Él se apoyó en su
codo y miró hacia mí.

Dios, él era hermoso.


—¿Oh? —Me preguntaba si alguna vez sería capaz de decir algo inteligente de
nuevo. Parecía que desde que mi lengua había encontrado actividades más
entretenidas ésta no iba a hacer algo tan mundano como ayudarme con toda la
cosa de hablar.

—Pensé que deberías saber que la respuesta es sí. Te amo, Exploradora.

—No puedes estar enamorado de mí —me escuché decir, mi rebelde boca


finalmente decidió funcionar.

Su postura fue de perezosa a rígida sin necesidad de mucho movimiento.

—¿No puedo?

—Apenas me conoces —dije—. Sólo soy la hermana del coyote del que se supone
debes alejarte. Tengo la atracción entera "fruto prohibido", pero eso no es amor. Si
Toby no te hubiera dicho que me dejaras sola, no me habrías dado una segunda
mirada. Te habrías dado cuenta hace mucho tiempo lo perdedora que soy.

Rompió mi corazón decir todo lo que había estado pensando en voz alta. No quería
que se diera cuenta que era indigna de su afecto, pero las cosas estaban yendo
demasiado lejos. Los dos íbamos a terminar heridos si esto no terminaba pronto.

—No eres una perdedora.

—Oh, te lo prometo, lo soy. Tengo una muy larga lista de referencias de carácter
que estaría feliz de confirmar eso por ti.

—Y no estoy solo contigo porque eres 'prohibida'. —La parte posterior de sus
dedos rozó la línea de mi mandíbula— Sé exactamente quién eres, y te amo.
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—¿Cómo? —Estaba desesperada porque me convenciera, de que sea así.

Alex se levantó hasta quedar sentado en un movimiento tan rápido y elegante que
un humano normal no habría sido capaz de lograrlo.

—¿Sabías que soy un Caminante de Sueños? —También me senté, aunque mucho


más lentamente y con torpeza que él.

Creía que sólo las mujeres eran Videntes.


—Y también creía que estábamos hablando de nuestra relación.

—No soy Vidente. Algunas veces, una fuerte línea de Videntes puede producir un
hombre que tiene algunos talentos adicionales. No puedo hacer nada de esas
geniales con el cerebro, pero algunas veces puedo Ver cosas cuando estoy
dormido.

Estábamos uno frente al otro, mi mano en su rodilla, la suya como un brazalete en


mi tobillo.

—¿Qué clase de cosas?

Un lado de su boca tiró hacia arriba y sus ojos brillaban intensamente.

—Tenía ocho años la primera vez que sucedió. En el sueño había un manzano lleno
de pequeñas manzanas verdes. El aire era pesado y fragante, el sol de verano
sofocantemente caliente.

—Un par de chicos de mi edad estaban jugando. Traté de hablarles, pero no me


escucharon ni me vieron.

—En una de las ramas más altas estaba esa gran y perfecta manzana. Era al menos
dos veces el tamaño de alguna de las otras. Una de las chicas estaba decidida a
conseguirla. Trepó a la cima y se arrastró lentamente hacia el borde. Su mano se
cerró sobre este justo cuando la rama se quebraba y la tiró al suelo.

—Corrí hacia ahí, pensando que podría ayudar. Su brazo estaba puesto en un
gracioso ángulo, y estaba difícilmente intentando no gritar. Le dije que iba a estar
bien, que uno de los chicos ya había ido a conseguir ayuda, pero esto no era bueno.
Yo no estaba realmente allí. —El pulgar de Alex se deslizó sobre mi muñeca,
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trazando las cicatrices donde el doctor había puesto clavos para sujetar los huesos
en su lugar—. Obligué a mi mamá a que me ayudara a buscarte al día siguiente.
Sabía que si miraba con bastante intensidad, te encontraría, aunque mamá seguía
diciendo que no había manzanos en ningún lugar cerca a nuestra casa.

—¿Me viste romperme el brazo? —Era imposible, además lo describió justo como
ocurrió. Jase me había apostado que yo no podría coger la gran manzana de la
cima, y yo estaba decidida a demostrar que podía.
Talley me suplicó que bajara, pero yo era obstinada. Después de que caí, Jase corrió
de vuelta a casa para conseguir a Papá mientras Charlie y Talley se quedaban
conmigo. Me fracturé tanto el radio como el cúbito y tuve que usar una escayola
por meses.

—He estado soñando contigo por diez años —dijo—. Nunca podía recordar cómo
se veían los demás, o muchos detalles de la ubicación, pero tu cara y tu voz
siempre han sido perfectamente claros."

—Esto es... —¿Loco? ¿Dulce? ¿Escalofriante?— imposible.

Alex sonrió.

—¿Debo demostrarlo?

Una parte de mí no quería que lo hiciera. Toda la cosa me estaba poniendo un poco
nerviosa. ¿Todo lo que había visto? ¿Qué significaba que él soñara conmigo?
Estaba aterrorizada de la respuesta, pero tenía que saber.

Él asintió con la cabeza hacia la foto de mi puerta.

—Recuerdo ese día. Había una vid colgando de un árbol que los otros estaban
usando para balancearse afuera sobre el lago y saltar al agua. No querías hacerlo
porque le temías a las alturas.

—Caer de la cima de un árbol de manzana puede hacer eso a una chica —dije.

—De alguna manera ellos lograron convencerte de intentarlo. Estabas temblando


como una hoja, pero lo hiciste de todas maneras. —Una sonrisa casi separa su cara
en dos. Cubrí mi cara con horror, sabiendo lo que venía después—. Estabas tan
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orgullosa de ti misma cuando saliste fuera del agua que no te diste cuenta de
inmediato que habías perdido la parte superior de tu traje de baño.

—Oh. Dios. Mío. —Mamá había envuelto una toalla a mi alrededor antes de que
supiera lo que estaba sucediendo.

Jase había reído tan fuerte que pensé, o tal vez esperé, a que él se rompiera algo.
No se detuvo hasta que Charlie le bajo los pantalones para "igualar el marcador."

—No puedo creer que viste eso.


—¿Estas bromeando? ¡Esa fue una de las mejores noches de mi vida!

—Entonces, ¿has estado disfrutando de un montaje de mis momentos más


embarazosos en tus sueños por diez años?

—No sólo los embarazosos. Te he visto reír y llorar y convertirte en una hermosa y
asombrosa persona. —Sus ojos, llenos de sinceridad, estaban fijos en los míos—.
Cuando tenía once años sabía que estaba enamorado de ti. Estaba siempre deseoso
de ir a dormir. Las mañanas en que me desperté sin haberte visto eran muy
decepcionantes. Memorice cada detalle tuyo, desde el arco de tus cejas a la forma
en que inclinas tu cabeza y miras fijamente en un lugar cuando realmente estás
pensando mucho. No sabía tu nombre o dónde vivías, pero sabía que eras real.
Sabía que eras mi destino.

Desde que conocí a Alex tenía mi parte justa de experiencias surrealistas, pero ésta
era aún más extraordinaria y abrumadora que las otras juntas. Él me amaba
porque yo era su destino. Esto parecía como una terrible gran expectativa a
enfrentar.

—¿Te mudaste aquí para encontrarme? —No podía imaginarlo, empacando y


moviéndose a través del país para encontrar a alguien que sólo había visto en un
sueño.

—No, nos mudamos... —Hizo una pausa como si no estuviera seguro de cómo
continuar—. Nos estábamos moviendo al sur, sin tener claro un destino
seleccionado. El Jeep de Liam se descompuso por el lado de la Interestatal.
Mientras estábamos esperando a que lo arreglaran, decidimos que era tan buen
lugar como cualquier otro para quedarse. El bosque Nacional ofrecía un lugar ideal
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para los Shifters de correr y cazar.

—No tengo ni idea cómo logré no verte entrar a la clase de Beck. Yo no estaba
prestando atención a nada que sucediera en esa habitación hasta que escuche tu
voz poniendo a ese bastardo en su lugar. —Obviamente, él recordaba mi
intercambio con nuestro profesor de Cálculo un pelín diferente de lo que yo lo
hacía—. Me di la vuelta y allí estabas. Pensé que te había encontrado tantas veces
antes, pero esta vez no había duda. Había encontrado literalmente a la chica de mis
sueños. —Repetí el primer día de escuela en mi cabeza, intentando verlo desde su
punto de vista.

—Y ella fue grosera y su hermano peleó contigo.

—Bueno, no fue exactamente como lo había planeado. Actué como un idiota, justo
allí de pie, mirándote como si fueras de repente a saltar a mis brazos y besarme.
Nunca jamás se me ocurrió que para ti yo era un completo desconocido.

—Luego, cuando te vi con otro Cambiante en la cafetería, me di cuenta que las


cosas iban a ser un poco más complicadas de lo que había esperado. Y, por
supuesto, tu actitud hacia mí al principio fue un poco decepcionante. —Lo dijo con
una sonrisa, como si no fuera gran cosa, pero me sentí mal de todas formas.

—Supongo que estabas un poco decepcionado, ¿eh?

—La situación era decepcionante. Todavía lo es. —Empujó mi cabello detrás de mi


oreja, y me incliné en su mano— Pero no eres una desilusión. Eres aún más
asombrosa de lo que pensé que serías. —Sus labios encontraron los míos una vez
más. Se sentía como si una cálida y suave luz se extendiera de mi boca a la parte
superior de mi cabeza, las puntas de mis dedos, y todo el camino hasta mis pies.
Cuando su lengua llegó a probar mi labio inferior, la luz se convirtió en un calor
abrasador, fundiendo todos los huesos de mi cuerpo.

Se apartó de mí lentamente y dejé que mis ojos bebieran de sus mejillas sonrojadas,
de sus labios hinchados, y de su ardiente mirada.

—Te amo —dijo otra vez, haciendo que mí corazón se hinchará hasta el punto de
reventar.
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Yo iba a decirlo de vuelta. Debería haberlo hecho, pero cuando abrí mi boca, vi la
cara de Charlie mirándome desde un marco sentado en mi mesa de noche y las
palabras quedaron atoradas en mi garganta.
Capítulo 13
Traducido por Pilitas

Corregido por belisrose

Esa noche encontré a Angel descansando en su cama contra una montaña de


almohadas rosas con volantes. Elf descansaba en su regazo hasta que pasé por la
puerta. Verme allí lo envió corriendo debajo de un armario en el extremo más
alejado de la habitación donde procedió a sisear una sarta de vulgaridades.

―¿ Alex se fue a casa?

―Sip. Él me dijo que te dijera buenas noches. Otra vez ―Los dos habían
compartido un intercambio ridículamente largo de "Buenas noches" en falsos
acentos británicos antes de haber hecho ir a la cama a Angel.

Me acerqué y me senté en el borde de su cama, rezando para no romperla. Todo en


la habitación de Angel era muy pequeño, rosa, y ordenado.

―Te divertiste hoy, ¿verdad? ―Ella asintió, rizos rubios rebotando por todas
partes―. Aquellos brownies estaban tan buenos. Creo que fue la barra de chocolate
que realmente lo hizo. La próxima vez voy a usar una Snickers para ver como sabe.

Yo estaba viviendo con una Martha Stewart65 de tres pies de altura.


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―Y te gusta Alex, ¿verdad?

―Alex es mi amigo. Él es agradable.

Tomé una profunda respiración y me bajé, así estábamos al nivel de los ojos. Tenía
que asegurarme de que entendía.

65Martha Stewart: Es una empresaria, autora y presentadora de televisión estadounidense que


formó un imperio con su negocio de estilo de vida y cocina.
―Si quieres ser una buena amiga de Alex, tendrás que prometer que jamás, nunca,
jamás le dirás a nadie que él estuvo aquí hoy.

―Scout, yo puedo guardar un secreto.

―Pero este es un gran secreto. Uno importante ―Uno que probablemente no


debería haber sido confiado a una de primer grado, pero era un poco tarde para
eso.

―He guardado grandes e importantes secretos antes.

―¿Cómo cuáles? ―Conociéndola eso sería que su mejor amiga, Kinsey Jessup,
todavía miraba Dora la Exploradora.

angel dio un dramático suspiro y puso los ojos en blanco, eso lo había copiado de
Jase.

―Si te dijera, ya no serían secretos.

¿Cómo podía haberme metido tanto en una situación en donde dependía de la


capacidad de mi hermanita de mantener la boca cerrada? Debería haber enviado a
Alex a casa en el momento en que lo encontré en mi porche.

—Angel escucha... ―Cerré los ojos y corrí a través del espectro de color en mi
cabeza, un truco que tome durante la fase Nueva Era de Talley―. Alex significa
mucho para mí ―dije finalmente―. Si alguien descubre que estuvo aquí o que... ya
sabes...

―¿Lo besaste?

―Sí, eso. Si alguien se entera sobre eso, yo podría... nosotros podríamos... nunca
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volvería a verlo de nuevo. Él realmente tendría que irse muy lejos ―O peor.

Ella estiró su brazo y encerró su meñique alrededor del mío para indicar el más
solemne voto que una niña de seis años podría hacer.

―No se lo diré a nadie. Pinky promesa ―No dudo de su sinceridad, pero dudo de
su capacidad para seguir hasta el final. Cada vez que abría su boca durante
aquellos días siguientes me quedé esperando que saliera a borbotones la verdad,
pero nunca lo hizo. Era como si hubiera olvidado que alguna vez había sucedido.
Eventualmente empecé a creer que lo había conseguido.

Resulta, sin embargo, que mi hermana es realmente buena guardando secretos.


Tan buena, de hecho, que yo no tenía ni idea de lo que iba a hacer cuando me pidió
que la llevara a Landing Park el jueves siguiente.

Lake County tiene más parques que personas. No puedes conducir cinco
kilómetros por cualquier vía sin ver una de aquellas feas señales marrón de los
Cuerpos de Ingeniería anunciando algún campo aleatorio para un área de
recreación. La mayoría de los lugares tenían mesas de picnic alojados en
pabellones brillantes, juegos infantiles de última generación y otras cosas animadas
para atraer todo el verano a los turistas.

Landing Park no era una de aquellas áreas de recreación. Presumía de dos


columpios, uno de los cuales se había roto desde que yo era una niña, un tobogán
oxidado, y una mesa de picnic de madera que había perdido dos tablas.

Nadie, con excepción de los traficantes de droga, nunca iba allí.

―Este lugar es un basurero ―le dije a mi hermana mientras caminábamos por el


camino de grava. Tenía mi mano sobre su hombro, guiándola a lo largo para que
ella no pisara ningún fragmento puntiagudo de botella de cerveza entremezclados
en las rocas―. Hay solo un columpio, y un tobogán que no te dejare subir sin una
vacuna antitetánica.

Ignorándome, como de costumbre, Angel saltó hacia el columpio solitario y se


subió. Me acomodé en la desmoronada mesa de picnic, donde intenté evitar que
mis dedos se congelaran. Cinco minutos después, justo cuando estaba lista a
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anunciar que el Desagradable Día de Diversión de Parque terminó, un coche venía


bajando por el serpenteante camino.

Angel llegó al descolorido Toyota rojo antes de que Alex pudiera aún abrir la
puerta.

―¿Qué estás haciendo aquí? ―pregunté cuando finalmente los alcancé.

Alex dejó de hacer girar en círculos a Angel y la puso de regreso en el suelo. Ella se
rió mientras se tambaleaba alrededor como un borracho.
―Ummm.... ¿me dijiste de encontrarme contigo aquí?

―¿Como en un sueño?

―Como con un mensaje de texto.

Nos miramos con confusión el uno al otro por un largo minuto.

―¿Puedo ver tu teléfono? ―pregunté finalmente.

La bandeja de entrada de Alex tenía mensajes de Liam, Ash, mensajes que no leí, lo
cual me hace una santa, y Boo, que tenía que suponer era yo. Hice clic en el
mensaje con un registro de tiempo de 03:17.

―Encuéntrame Landeen Park en 1 hora.

―¿Pensaste que escribiría mal “Landing”? ―Eso me enfadó más que el hecho de
que no había sido la que envió el mensaje.

―Era un mensaje. Nadie usa la correcta ortografía cuando envían un texto. ―Él
tomó el teléfono de mí, con el ceño fruncido―. Si no lo enviaste, ¿quién lo hizo?

Sólo podía pensar en una persona con ambos, acceso y motivación. Caminé hacia
donde mi hermana que estaba dando vueltas con sus brazos extendidos a los
costados.

―Angel, ¿robaste mi teléfono?

―Lo tomé prestado ―dijo ella, acelerando.

―¿Por qué le dijiste a Alex de encontrarnos aquí?


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Finalmente dejó de girar y rápidamente cayó en su trasero.

―Porque nadie jamás viene por aquí. Nosotros podemos pasar todo el rato y nadie
nunca lo sabrá. Es como tener un club secreto ―No por primera vez, pensaba que
mi hermanita tenía todo lo necesario para ser un genio del mal.

El Maravilloso Club del Unicornio Purpura, nombrado por la Presidenta y


Fundadora Angela Sophia Donovan, se reunió tantas veces como pudo.
Hablaríamos mientras Alex empujaba a Angel en el columpio o mientras
caminábamos por los senderos del bosque, Angel cabalgando sobre la espalda de
Alex. Cuando llegó la hora de partir, Angel gentilmente iría a esperar en el coche,
así Alex y yo podríamos tener unos pocos minutos a solas. Encontré mi afecto por
ambos tanto por el parque ruinoso y por mi hermanita en crecimiento.

Para cuando llegó Marzo yo estaba en un estado de felicidad perpetua. Tenía un


novio maravilloso quien me adoraba completamente. Está bien, era un novio
secreto que no podía ser vista con él en público, pero gracias a Ángel nosotros
conseguimos pasar varias tardes a la semana juntos. Estaba llegando a la recta final
de mi último año, y la tarea ya estaba empezando a aflojar.

Cálculo se estaba volviendo aún más fácil, o al menos estaba empezando a


entender casi la mitad de lo que el Sr. Beck decía. Y Toby había seguido adelante
con las clases particulares. Cada Viernes conduciría bajando hacia la Base y
permitía que el cruel hermano mayor de Charlie me torturará. Era genial. Me
sentía más fuerte y más capaz que nunca.

Después de una sesión particularmente agotadora Toby me dejó para hacer


repeticiones con la bolsa como penitencia por haber perdido otro combate de
entrenamiento. La puerta principal estaba abierta para dejar entrar el primer día
cálido, como de primavera, del año. La brisa que soplaba entrando olía a lluvia y a
suciedad. Mi iPod estaba encendido, llenando mis oídos con apropiada música
patea traseros. No pasó mucho tiempo antes de que decidiera lanzar la rutina por
la ventana y empecé a añadir unas cuantas sacudidas de cadera y contoneos a la
misma. Finalicé una patada giratoria muy bellamente ejecutada y giré un par de
veces, planeando golpear a mi segundo oponente imaginario con un gancho de
derecha. En cambio, me choqué contra un pecho bastante sólido.

Dejé salir un grito femenino y habría caído si dos manos fuertes no hubieran
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agarrado mis hombros y me sujetaran en el lugar.

―¿Quién eres tú y qué has hecho con mi Scout, la que no baila? ―Charlie estaba
de pie tan cerca que podía oler su chicle con sabor a canela.

Di un paso atrás, preguntándome qué tan rápido mi corazón podía latir antes de
que este dejara de funcionar completamente.
―No estaba bailando. Era una nueva variante de Kenpo66. ―Mentir era más
preferible que admitir que en realidad había estado tratando de bailar. Todos
sabían que cuando se trataba de conseguir buena onda, era una completa causa
perdida. Para toda mi supuesta gracia, soy un desastre en la pista de baile.

¿Quieres a alguien para ejecutar una perfecta patada mariposa o caminar por la
angosta viga de equilibrio? Soy tu chica. Solo, no me pidas el mambo o lo que sea.
Talley, quien baila como fanática de Ginger Rogers67 a pesar de su tamaño, piensa
que es porque soy demasiado fanática del control para dejarme ir y moverme con
la música.

Personalmente, creo que es ridículo. Mi teoría es que mis caderas están de alguna
manera desalineadas y por lo tanto no funcionan bien, creo que eso tiene mucho
más sentido.

Por supuesto, cuando se trata de Charlie y Jase y sus incesantes bromas, la razón
no importaba. Todo lo que les preocupaba era conseguir la mayor cantidad de
entretenimiento a mi costa como fuera posible.

―Una variante de Kenpo, ¿eh? ―Charlie enarcó una ceja hacia mí, lo que era sólo
ligeramente sexy―. No me di cuenta que Bob Fosse68 alguna vez contribuyó a las
artes marciales.

―Sabes, Chuck, se requiere a un hombre muy seguro para hacer una mención de
Bob Fosse.

―¿Estás cuestionando mi masculinidad, señorita Donovan? Porque soy muy capaz


de demostrarte lo fuerte hombre viril que soy.
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Levanté una de las esquinas de mi boca en una sonrisa.

―Como si pudieras agarrarme ―Charlie se agachó y comenzó a chasquear sus


dedos mientras me rodeaba.

66 Kenpo: Es el nombre de algunos estilos chinos de artes marciales, con gran influencia
metodológica en el sistema de grados y uniforme de parte de las artes marciales tradicionales
japonesas.
67 Ginger Rogers: Actriz, bailarina y cantante estadounidense y ganadora de un Oscar.
68
Bob Fosse: Fue un actor, bailarín, coreógrafo y director de cine estadounidense.
―Fosse y el cuento del lado oeste. ¿Qué es lo siguiente? ¿Quieres conseguir una
manicura y hablar acerca de tus sentimientos? ―Yo bromeaba, chasqueando a lo
largo como el Shark a su Jet. O tal vez yo era el Jet y él era el Shark.

Di un paso a la derecha justo cuando él se lanzaba sobre mí. Mi pierna izquierda


salió de golpe para barrer sus pies de debajo de él.

―¿En serio es eso todo lo que tienes? ―Le pregunté cuando él aterrizó en la
alfombra. Le tendí mi mano para ayudarlo a levantarse―. Estaba realmente
esperando un poco más de una pelea contra ti. ―Pudo no haberme escuchado las
últimas palabras porque yo estaba volando a través del aire cuando las dije. Me di
la vuelta cuando golpeé la alfombra, evitando por poco ser acorralada por Charlie.
Estábamos los dos en nuestros pies en cuestión de segundos.

Cuando se trataba de luchar, Charlie confiaba más en la fuerza que en la velocidad


y la agilidad. También tendía a entretenerse, subestimando groseramente mis
habilidades. Por algunos minutos peleé en un estilo que imitaba al suyo, lo
calmaba para que creyera que sería capaz de superarme. Entonces, cuando él
estaba lanzando un puñetazo derecho, lo sorprendí dando un paso hacia él, en
lugar de retroceder. Mi pierna derecha serpenteaba alrededor y lo alcanzó detrás
de las rodillas. El plan había sido para derribarlo. Este no me había incluido
tendida debajo de él en la alfombra, pero de alguna manera terminé allí de todos
modos.

―Ahora, ¿quién es el He-Man69? ―Charlie puso suficiente peso en sus codos para
evitarme ser aplastada hasta la muerte.

―Tú eres ―dije mientras una gota de sudor cayó de su pelo sobre mi frente―,
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muy masculino, fuerte, sudoroso y asqueroso.

Charlie me dio una mirada que yo conocía muy bien.

―Sudoroso y asqueroso, ¿eh? ―Entonces procedió a restregar tanta de su


transpiración sobre mí como fue posible. Esto realmente no debería haber sido el

69He-Man: Conocido como He-Man y los Amos del Universo en Latinoamérica. Fue una serie de
dibujos animados de principios de los años 80. Transcurría en el fantástico planeta Eternia, donde
He-Man, el hombre más poderoso del Universo, luchaba contra Skeletor para proteger los secretos
del Castillo de Grayskull.
tipo de cosas que se calificaba como algo sexy, pero había una parte de mí que no
parecía entender eso.

―No estás desmintiendo exactamente mi punto. ―Me las arreglé para salir entre
gritos y risas.

Charlie dejó su asalto, pero se quedó encima de mí. Todo lo que podía ver era el
color verde musgo de sus ojos.

―Dime lo agradable al olfato e higiénicamente superior hombre que soy.

―Sabes cómo me siento acerca de la mentira.

Él se inclinó más cerca, lo cual me habría parecido imposible hasta que lo hizo, y
juguetonamente me gruñó. ¿Cómo pensé alguna vez que el ruido era cien por
ciento humano? Calor estaba irradiando de su cuerpo. Si no supiera que esta era la
noche antes de luna llena, podría haber pensado que él tenía fiebre. Quería estar
enojada con aquellas obvias señales de su doble naturaleza, de la verdad que había
sido oculta de mí. Tal vez lo estaba, pero esa emoción estaba eclipsada por una
mucho más fuerte.

Tendida allí, mirando hacia una cara que había conocido toda mi vida, y todo lo
que podía pensar era lo mucho y por cuanto tiempo lo había querido. Podía sentir
cada lugar de nuestros cuerpos unidos, sus rodillas a cada lado de las mías, sus
manos encerradas alrededor de mis muñecas, la suave presión de su cadera
derecha contra la parte izquierda de la mía. Estaba congelada en el lugar, incapaz
de hablar, moverme, o mirar hacia otro lado. Entonces algo en sus ojos cambió. Las
pupilas dilatadas de alegría se borraron por algo más intenso.
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―Y sabes lo que siento sobre ella.

Mi barbilla se movió hacia arriba. El mundo se había limitado al espacio entre los
labios de Charlie y los míos. Me pregunté cómo se sentirían, y a lo que sabrían.
Eran un poco más grandes que los de Alex. ¿Haría eso una diferencia?

Alex.

De repente, el momento había terminado.


―Déjame levantar. ―Lo había disparado por broma, pero por la forma en que
Charlie se apartó bruscamente supongo que fallé miserablemente―. Necesito ir a
las duchas y dirigirme a casa ―dije rápidamente, intentando controlar el daño―.
Mamá está esperándome para la cena.

¿Qué estaba haciendo?

Yo estaba con Alex. Alex, quien, contra toda posibilidad, me amaba. Me dejé llevar
en el momento con Charlie, pero esto no sucedería de nuevo.

¿Y quién sabe Charlie como habría reaccionado si yo hubiera continuado?

Y sabes lo que siento sobre ella.

Eso podría haber significado cualquier cosa. Podría haber sido, "Siento como si
fuera la hermana que nunca tuve," o "Siento como que ella es una especie de
patética y digna de mi simpatía." ¿Por qué automáticamente pensé que él quería decir
que tenía sentimientos por mí? Eso era ridículo.

Pero allí estaba ese momento cuando me había mirado como si quisiera que lo
besara. Cómo él quería.

No, no pensaría en eso.

Alex. Pensaría en Alex, la curva de su sonrisa, el olor de su piel. Pensaría en todas


las formas en que no lo merecía y cómo no añadiría a esa lista ya tristemente larga.

***

A la mañana siguiente tropecé en el camino hacia la cocina en extrema necesidad


de café. La mayor parte del tiempo evitó las cosas. No importa la cantidad de
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azúcar, de leche y saborizantes que colocara, este aún sabía amargo y repugnante.
Pero andaba a rastras desde una noche de sueños inquietos. El sueño de Alex en el
lago, que seguía teniendo de manera regular, había presentado una violenta y
oscura tormenta.

La fría lluvia empapó mi ropa y ramas golpeaban contra mi piel tan salvajemente,
me sorprendió encontrar mi cara y mis brazos sin marcar cuando me desperté. La
peor parte, sin embargo, era saber que esta vez fue toda mi culpa. Era la que
provocó la tormenta, quien estaba haciendo que Alex aún estuviera atascado en la
orilla opuesta, a sufrir.

No necesitaba al Dr. Phil para decirme que estaba llevando alrededor algún
remordimiento por lo que casi ocurrió con Charlie.

Tenía mucho tiempo para pensar sobre toda la situación entre el horario de tres y
cinco esa mañana desde que el sueño me evitaba. La solución ideal hubiera sido
para mí dejar de sentirme de esa forma hacia Charlie. Si sólo pudiera tener
sentimientos normales hacia a él como un primo, el problema estaría resuelto.

Era lo bastante medio consciente para darme cuenta de que eso no estaba
sucediendo.

Me tuve que conformar con la opción número dos: Evitar a Charlie. No podía
exactamente estar casi besándolo si no lo veía. Razoné que sería relativamente fácil
desde que se fue a la universidad a cientos de kilómetros de distancia. Era sólo el
raro día festivo o por el fin de semana que eso requeriría algo de esfuerzo real.

Como me detuve fuera de la puerta de la cocina, descubrí un fallo en mi plan.

―¿Ella está segura en donde ellos estarán? ―preguntó Charlie. Podía escucharlo
masticando ruidosamente algo.

Conociendo a Charlie, ese era el último de mis Cap’n Crunch. Yo había dejado
media caja, la cual se convirtió en el desayuno usual de Charlie.

―Sí, ella lo vio el otro día ―dijo Jase. Él estaba más cerca a la puerta,
probablemente sentado en el mesón de la cocina―. Ella se acercó a los bosques
entre Pelican Landing70 y el muelle al final de la calle Chestnut Oak.
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―Tendremos que hacerlo justo después de la puesta del sol. ―Escuché algo que
sonaba sospechosamente como cereal siendo servido en un tazón―. Toby esperará
a que nos reunamos con él al amanecer. Estará cabreado si descubre en lo que
estamos.

70Pelican Landing: La belleza natural de la comunidad Pelican Landing abarca 2,365 acres en
Bonita Springs. Hace todo lo posible para preservar, proteger y mejorar el medio ambiente natural.
A lo largo de la comunidad se verá la evidencia de este compromiso. Cipreses exuberantes, faunas
protegidas y zonas de humedales conservados son una parte integral del diseño de la comunidad.
―Lo valdrá si nosotros podemos deshacernos de ellos para siempre esta vez.
―No.

No, no ellos no pueden realmente estar hablando sobre hacer lo que yo creía que
ellos estaban hablando de hacer.

Pero, por supuesto que lo estaban. Había solo una persona, bueno dos realmente,
que estarían tratando de deshacerse de ellos en la noche de luna llena.

Mi hermano estaba hablando sobre hacerle algo a Alex.

Era una buena cosa que aún no había comido nada de desayuno. Por la manera en
que mi estómago repentinamente cayó, hubiera devuelto definitivamente algo que
habría estado conteniendo.

Me tomó un segundo darme cuenta que todo el ruido de la cocina había parado. La
única cosa que podía escuchar era mi pulso tamborileando en mis oídos.

―¿Scout?

Alex me había dicho que en el día de una luna llena él podía escuchar cada
corazón latiendo en un salón de clase. Jase y Charlie tenían que saber que estaba
allí y que algo estaba causando a mi corazón acelerarse. Cuando empuje para abrir
la puerta de la cocina traté de pensar en una explicación razonable de por qué era
eso.

Tal como lo había pronosticado, Jase estaba sentado en el mesón, sus piernas
colgaban y vestían su pijama a cuadros. Charlie estaba tirado en una silla, una caja
vacía de cereal colocada junto a él en la mesa. Inmediatamente cruce mis brazos
sobre mi pecho. La delgada camisa de dormir que estaba usando dejaba poco a la
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imaginación.

―No sabía que Charlie estaba aquí ―le dije a Jase, sin molestarme en ocultar el
reproche en mi voz.

La vergüenza residual del incidente de ayer serviría como una excelente excusa
para mi ocultamiento fuera de la puerta y mi corazón acelerado. Incluso tenía la
ventaja añadida de no requerir ninguna actuación o mentir de mi parte.

―Iremos a acampar esta noche.


Acampar. Convirtiéndose en coyotes y tratando de matar a mi novio. Todo era la
misma cosa, realmente.

Tranquila, Scout. Puedes hacer esto.

―¿Acampando? ¿En Marzo?

―Somos hombres viriles ―Charlie dijo con un guiño, haciendo que las comisuras
de mis labios se muevan en contra de mi voluntad.

―No he visto mucha evidencia para respaldar esa afirmación.

La mirada en la cara de Charlie era absolutamente perversa.

―¿Quieres otro pedazo de mí, Scout? ―Se las arregló para decir la línea de
fanfarronear común así que eso sonaba como una insinuación.

Y, a pesar de todo, yo quería un pedazo de él. Todo tipo de pedazos. Pedazos de


labios. Pedazos de mano.

Y su manzana de Adán. Charlie tenía una muy atractiva manzana de Adán.

Aún estaba tartamudeando una respuesta cuando algo cayó sobre mi cabeza,
oscureciendo mi visión.

Una vez que lo saqué, me di cuenta de que era uno de los suéteres cardigán de
Mamá. Jase debe haber pillado la habitación de lavandería y cogió la primer cosa
que encontró.

―Lucias friolenta ―dijo en una voz plana.

El suéter era un poco pequeño para mí, las mangas quedaban a dos buenos
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centímetros por encima de mis muñecas, pero lograba cubrirme y tener mis
hormonas bajo control.

―¿Qué estás haciendo en casa de todas maneras? ―Le pregunté a Charlie―. ¿No
se supone que estarías pasando tus vacaciones de primavera en Miami con
Diciembre o como se llame? ―Por supuesto, sabía que su nombre era Enero, pero
sólo porque Jase finalmente me lo había dicho, y él sólo lo hizo después de que le
pregunté directamente. Desde que Charlie nunca se molestó en mencionar que
tenía una novia, no me siento obligada a llamarla por su nombre apropiado.
Charlie dio a Jase una rápida e irritada mirada antes de decirme, un poco
demasiado entusiasta:

―Nos vamos el lunes. Le prometí a Jase un viaje de campamento primero.

Sí, no me podía imaginar a la pobre estúpida-mes-por-un-nombre sería muy


comprensiva cuando Charlie desapareciera por una noche entera durante su
romántica salida. Además, esto sería un poco difícil para él atacar a mi novio desde
otro estado.

Charlie me acribilló con preguntas sobre la escuela mientras yo escarbaba en los


armarios en busca de un Pop-Tart71. Quise reír de lo absurdo de todo esto.
¿Estábamos pretendiendo realmente sentarnos alrededor, comer un desayuno
informal, y tener una conversación trivial? ¡Ellos estaban planeando un ataque
hace cinco minutos! ¿Cómo podían cambiar las cosas tan rápidamente?

―¿A dónde vas? ―Charlie preguntó mientras me dirigía fuera de la cocina con mi
repostería tostada de fresas genéricas en una mano y una taza de líquido
desagradable en la otra.

―Estaba pensando en golpear algunas ventas en Sunset y luego dirigirme abajo a


Chateau Marmont para pasar la tarde descansando en la piscina, mientras que
Jensen Ackles me da de comer uvas peladas.

―Sunset está sobrevalorado, y odias las uvas. Quédate y juega conmigo. ―¿Era
horrible que una parte de mí justo quería hacer eso?

―No puedo. Tengo una tonelada de recados que hacer. ―Salí apresurada de la
habitación antes de que Charlie pudiera responder, sabiendo que si permanecía él
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me convencería de quedarme.

71Pop-Tart: Tartas planas, rectangulares y pre horneadas hechas por la compañía Kellogg's. Las
Pop-Tarts contienen un relleno dulce sellado entre dos capas de masa. Algunas vienen glaseadas.
Pueden comerse sin necesidad de ser calentadas, pero casi siempre se calientan en una tostadora o
en un horno microondas.
Capítulo 14
Traducido por Yellowsun

Corregido por PrisAlvS

Hasta donde Mamá y Papá saben, yo soy la gemela buena. Jase no era
forzosamente malo, solo tenía un hábito de asistir a fiestas que se salen de control,
desobedecer el toque de queda y mentir sobre su paradero. Por el otro lado, yo
tengo el número de casa de nuestra bibliotecaria en marcado rápido. Por esa razón,
mis padres nunca creerían que mentía cuando les dije que pasaría la noche con
Talley.

Culpé a Alex por mi subterfugio. Él no había respondido ninguno de mis textos o


mensajes de voz, con lo que me dejaba sin otras opciones. No era como si pudiera
decirle a mis padres que iba a merodear a través de los bosques buscando a mi
novio, un lobo, para advertirle que mi hermano, un coyote, estaba planeando
algún tipo de ataque. No sabía que parte le daría a Mamá un infarto, que Jase era
un Cambiante o que tenía un novio que olvidé mencionar.

Estudié el mapa una última vez antes de salir del auto en Pelican Landing. De
acuerdo a las buenas personas de la Agencia de Visitantes de Lake County,
Chestnut-Oak estaba a cinco kilómetros al este. Decidí que la mejor opción era
caminar en esa dirección y esperar a que Alex captara mi esencia antes de que
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Cambiara. Con suerte, tendría un plan de contingencia antes de que desapareciera


el sol.

No había estado mucho tiempo en los bosques cuando las nubes se pusieron por
encima de mi cabeza, causando una prematura pérdida de la luz solar como guía.
Ya que había faltado a todo lo de las Girls Scout en favor de las actividades que
Jase y yo pudiéramos hacer juntos, mi habilidad para guiarme en lo salvaje era
bastante patética. Hasta donde yo podía decir, el musgo crecía en más de un lado
de los árboles y que la cobertura de mi teléfono era inútil. Hubiera llamado a
Talley, cuya madre insistió en un seminario de supervivencia en la intemperie dos
veranos atrás, pero los arboles bloqueaban la recepción.

Lo más lógico hubiera sido seguir la costa del lago alrededor del sitio de acampar
de Chestnut-Oak. Desafortunadamente, el lago no estaba donde se suponía que
estaría. Estaba caminando en círculos, tratando de averiguar dónde alguien pudo
haber escondido un jodido lago, cuando la primera gota de lluvia cayó. Fue
seguida rápidamente por un millón de otras. Los truenos y rayos no estaban muy
lejos.

Mis opciones de refugio eran muy limitadas. Eventualmente encontré un sitio


donde un largo árbol había caído sobre una gran roca en la base de una colina. No
eran los Hilton o una agradable cueva seca, pero bloqueaba algo del viento y la
lluvia y podría evitar que algo golpeara mi cabeza.

La lluvia era fría. No solo fría, helada. De hecho, estaba segura que a veces se
mezclaba con aguanieve. Mientras el viento atravesaba violentamente la débil
protección ofrecida por mi capucha comencé a darme cuenta de la desesperanzada
situación en la que me había metido y comencé a rezar para que la tormenta pasara
o que alguien viniera a mi rescate.

Aparentemente Alex no era el único evitando mis llamados. O quizás Dios no


sentía la necesidad de responder a las plegarias de completos idiotas.

La última vez que revisé mi aun inservible teléfono, fue antes de las dos. Después
de eso, no podía hacer funcionar mis dedos para buscar en el bolsillo de mis
empapados jeans. Mi último pensamiento antes de cerrar mis ojos fue que esta era
una manera excepcionalmente estúpida de morir.
Página 167

***

Cuando escuché mi nombre por primera vez pensé que estaba delirando, o que el
Ángel de la Muerte había venido a llevarme al siguiente plano. De cualquier
forma, no valía el esfuerzo de abrir mis ojos.

Me decidí por la teoría del Ángel de la Muerte cuando sentí que me levantaban del
suelo.
Aparentemente, decidió que si no me levantaría y lo seguiría al Cielo, me cargaría
a través de las puertas del cielo. Por supuesto, eso era asumiendo que iba al Cielo.
De acuerdo a las enseñanzas en el púlpito del Reverendo Jessup los domingos,
estaba bien como para ir, pero ¿qué si Dios no era un Bautista Sureño?

Lo que tenía que hacer era mirar a mi ángel. Seguro un demonio del Infierno se
vería diferente a uno de los mensajeros de Dios. Si era un demonio, todavía tenía
una oportunidad de escapar, si ponía a trabajar mis piernas, aunque eso era
dudoso.

Finalmente, mi curiosidad ganó y abrí mis excepcionalmente pesados párpados.


Un par de metálicos ojos grises se encontraron con los míos.

—¿Alex?

—Viene hacia acá. ¿Te encuentras bien? —preguntó con una total falta de
preocupación.

—Eso creo —dije. O al menos eso intenté. Sonó más como "Hubba ho". Otro rostro
apareció frente al mío. Este también tenía ojos grises, pero estaban llenos de
preocupación y alivio.

—Vas a estar bien —dijo Alex, sus cálidas manos acariciaban mi cara—. Te
tenemos. Vas a estar bien.

Sonreí, agradecida que Dios decidiera responder a mis plegarias después de todo.
Con ese pensamiento volví a la hermosura del sueño.

***
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No soy una persona mañanera. Talley puede despertarse, luego revolotear por ahí
haciendo el desayuno y hablar sin parar en cuestión de segundos. Incluso Jase
tiende a ser un ser humano funcional en menos de cinco minutos. Yo no. Desperté
lentamente, negándome a abrir mis ojos y dejar entrar la luz del sol hasta que fuera
absolutamente necesario.

Estaba acostada en la cama, disfrutando de estar acurrucada en las sábanas,


cuando Angel se movió a mi lado.

—¿Tuviste un mal sueño? —murmuré, mis ojos todavía se rehusaban a abrirse.


—El peor —dijo una voz que no pertenecía a una niña de seis años—. Pero luego te
encontré, y ahora todo está bien.

Mis ojos finalmente se abrieron y recorrieron la habitación en total confusión. Esta


no era mi cama, ni mi habitación y definitivamente no era mi pequeña hermana.

—Buenos días, Rayo de Sol —dijo Alex, apartando un mechón de cabello de mi


cara—. ¿Cómo te sientes?

Mi memoria comenzó a volver en pequeñas partes. Bosques oscuros. Tormenta


violenta. Rescate valiente. Podía recordar vagamente lo que se sintió como un
escozor en una ducha caliente, a pesar de las bruscas advertencias de Liam acerca
de la temperatura y a Alex asegurando que no era un idiota. Recuerdo tener que
reunir todas mis fuerzas para ponerme unos pantalones y una camiseta que Alex
me dio, a pesar de mi reducido estado, sabía que no podría soportar la vergüenza
si uno de los Coles me viera desnuda. Me relajé ante la memoria de quedarme
dormida en los brazos de Alex.

—Mejor —dije finalmente.

—Me tenías preocupado. —Alex se inclinó para besarme y yo me aparté


rápidamente, colocando una mano sobre mi boca. Sus ojos se ampliaron en por el
shock, haciéndolo parecer como un personaje animado.

—¿Qué está mal?

—Aliento matutino —dije, mi mano aun cubriendo firmemente mi boca.

No podía decir si Alex pensaba si era adorable o loca; esas miradas eran parecidas
en él.
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—El baño está pasando la cocina y la sala, a la izquierda. Debería haber cepillos
nuevos en el gabinete superior a mano derecha.

Mascullé un gracias y me fui. Incluso sin las indicaciones, el baño no hubiese sido
difícil de encontrar. El hogar de Alex demostró ser un muy pequeño tráiler, o
quizás una "casa prefabricada" era el término PC72. Solo me tomó tres largos pasos
atravesar la sala, pero dos de ellos me situaron entre Liam y un episodio de NCIS
que estaba viendo con el volumen apagado.

—Perdón —dije, manteniendo mi cabeza agachada y deseando ser invisible.

—¿Por qué? —preguntó, deteniéndome en mi camino.

Estaba sentado en el medio del sillón, el único mueble de la habitación, una botella
marrón en una mano. Estuve una vez más impactada por cómo se parecía a una
versión más grande y enojada de Alex.

—Perdón —repetí. Liam continuó mirándome de una forma que nunca había
experimentado antes. Estaba acostumbrada a indiferencia, fastidio, curiosidad y
desprecio. Con Alex, hasta me había acostumbrado a ser mirada con adoración. El
odio puro e imperturbable que Liam radiaba, eso era nuevo.

Para ser justos, tenía todo el derecho de odiarme. Era mi culpa que Alex lo forzara
a vivir aquí. Fui la que los puso en peligro por parte de los Hagan y los Alfas.

—Perdón por todo. —Mi voz era un susurro, pero era todo lo que podía hacer con
mi tan reducida garganta. Liam era un Dominante. Su oído era tan bueno que
probablemente podía escuchar mis pensamientos.

Aparentemente, mi respuesta le gustó, o tal vez decidió que no valía su tiempo. De


cualquier forma, me liberó de su penetrante mirada y volvió su atención a los
silenciosos Abby y DiNozzo.

Prácticamente volé hacia el baño, agradecida de tener una puerta entre Liam y yo.
El gabinete de arriba a la derecha sí tenía cepillos de dientes nuevos. Tenía como
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cincuenta de ellos, todos envueltos en plásticos individuales.

El reflejo mirándome de regreso en el espejo no era alentador. Oscuros círculos


como moretones sombreaban mis ojos, mis labios estaban agrietados hasta el punto
de romperse, y una quemadura por el viento tenía mi cara de un poco atractivo

72 Término PC (Políticamente Correcto): término utilizado para describir lenguaje, ideas, políticas o
comportamientos que se considera que buscan minimizar las ofensas a grupos étnicos, culturales o
religiosos.
tono rojizo. Rápidamente aprendí que los chicos no tenían crema hidratante en el
baño, lo que era desafortunado. Al menos había un cepillo para el cabello para
desenredarlo. Me hubiera sentido un poco más confiada de volver con Alex si
hubiera tenido una plancha alisadora o un corrector de ojeras, pero me tenía que
olvidar de ese sueño. Finalmente volví al cuarto de Alex, mantuve mi cabeza abajo
y evité contacto visual, por suerte Liam decidió ignorarme.

Alex se había quedado dormido. Su brazo izquierdo estaba sobre su cabeza y su


cuerpo estaba posicionado para que mi sitio original, en la cama matrimonial,
estuviera libre. Se veía tan cálido y tentador que ya me estaba arrastrando entre las
sábanas cuando pensé que mis padres no aprobarían tal comportamiento.

Me congelé, mitad dentro y mitad fuera de la cama de Alex, el ángel y demonio en


mis hombros debatían cuando Alex me sujetó.

—Ahí estás —dijo, su voz grave por el sueño. Me empujó hacia su pecho y yo no
ofrecí resistencia—. Te extrañé. —Suspiré mientras me acurrucaba contra él. Su
cuerpo era tan cálido. No pensé que volvería a estar caliente otra vez.

Estuvimos acostados en silencio por un largo tiempo. Hubiera pensado que se


durmió otra vez, pero sus dedos cepillaban mi cabello levemente, de manera
tranquilizadora. Mientras yo escuchaba los continuos latidos de su corazón
observé los alrededores.

La habitación de Alex era mucho más aseada que la mía, pero eso se podía deber a
la necesidad. Su cama y gavetero ocupaban casi todo el espacio del piso, dejando
solo el espacio suficiente para caminar. Sus libros escolares estaban apilados
encima del gavetero junto a una foto de una atractiva pareja. La mujer era alta y
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esbelta, irradiando la gracia de una bailarina inclusive en la quietud. Grueso y


ondulado cabello marrón enmarcaba su cara en forma de corazón. El hombre se
veía áspero, como siempre imaginé que un ranchero sería. Él obviamente les había
dado a sus dos hijos los ojos grises.

La otra decoración que había eran los periódicos sujetados a la pared al lado de la
cama. Había cinco de ellos, y todos eran acerca de mí.

—Piensas que soy un acosador demente, ¿cierto? —preguntó Alex. Debió haber
estado prestando más atención de lo que pensé.
Coloqué mi barbilla en su esternón para así poder ver su cara.

—Eres un acosador —dije—. ¿Cómo llamarías a una persona que te ha seguido en


sueños por diez años?

—¿Así que crees que soy escalofriante?

Me estiré y besé el lado inferior de su mandíbula.

—Creo que eres mi héroe. Gracias por ir a mi rescate.

—Cuando quieras —murmuró en mi cabello—. No, no quiero decir eso. Lo que


quiero decir es: no vuelvas a asustarme así otra vez. ¿Qué estabas haciendo ahí
afuera?

—Mmmm... ¿Iba a salvarte?

—¿Salvarme? ¿De qué?

—Jase. Y Charlie. —Todavía tenía problemas con decir el nombre de Charlie


enfrente de Alex. Debido al dolor que sentía en mi pecho, y la expresión en el
rostro de Alex—. Los escuché planeando para hacerte algo anoche. Cuando no
devolvías mis llamadas, decidí ir a buscarte. —En serio, sonaba como un plan
seguro en ese momento—. Luego me perdí y esa loca tormenta salió de la nada.

—La tormenta vino de Arkansas, que técnicamente no es "salir de la nada". Han


estado hablando de ella alrededor de dos días. Tuviste suerte que no te encontraras
con los tornados que predijeron.

—Te das cuenta que tienes una anormal fascinación por las predicciones del
tiempo, ¿verdad?
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—Lástima que no pueda hacer que se te pegue —replicó bruscamente.

—Lo siento —dije, mientras trataba de liberarme de su abrazo—. No era mi


intención hacerte enojar.

Sus brazos se tensaron a mi alrededor, sujetándome rápidamente.

—No estoy molesto contigo. Honestamente, no sé siquiera si es posible enojarme


contigo. —Aflojó su agarre y comenzó a trazar patrones a lo largo de mi espina—.
Estoy molesto por toda la situación. Esta... hostilidad que la manada Hagan tiene
contra nosotros es ridícula. Alguien va a terminar herido y ¿por qué? ¿Territorio?
¿Orgullo? —La mano en mi espalda se volvió un puño—. Liam piensa que
deberíamos irnos, mudarnos al norte. Es la única conversación que tenemos ahora.

—¿A dónde irán?

—No vamos a ningún lado.

Era suficientemente egoísta para sentirme feliz con su declaración. Sin embargo,
también era práctica.

—¿Por qué no?

—¿Quieres que me vaya?

—Dios, no. —Fue suficientemente malo cuando se fue en noviembre. No podía


imaginar lo doloroso que sería si me dejaba ahora—. Pero sí quiero que estés a
salvo. —Alex soltó una risita.

—No soy yo el que me preocupa. Sé lo mucho que te preocupas por Jase y los
demás. No serías capaz de perdonarme si uno de ellos resultara herido. —Pensé
que quizás no le daba mucho crédito a los Hagan—. Y luego estás tú. Ninguno de
nosotros será capaz de vivir consigo mismo si algo te pasara. —Podía pensar en
una excepción. Liam probablemente daría una fiesta si era buena y dejaba que me
apalearan. Lo declararía un día festivo si me las arreglaba para irme y hacer que
me mataran.

—Mi único riesgo es mi propia estupidez.


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—Si ese fuera el caso, no tendríamos nada de qué preocuparnos, Señorita


Valedictorian73.

—Anoche no fue uno de mis mejores momentos.

—No habrías tenido una razón para estar fuera en el bosque si no hubiera sido por
mí.

73
Valedictorian: en E.E.U.U es un estudiante graduado con honores.
—Y mi hermano —añadí. No iba a ignorar la parte de la culpa que se merecía.
Amo a mi hermano, pero él y Charlie son los que estaban siendo irracionales. Su
intolerancia estaba comenzando a arruinar mi vida—. Él estaba tan seguro que
estarías en los bosques entre Pelican Landing y el muelle al final de Chestnut Oak,
pero no lo estabas.

—¿Cómo sabes eso?

—Porque me habrías encontrado antes. —Eso sonaba un poco pretensioso a mis


propios oídos, pero sabía que era verdad. Alex hubiera ido hacia mí si él hubiera
estado en los alrededores.

—No necesariamente —dijo—. No estabas cerca de Pelican Landing o Chestnut


Oak cuando te encontramos. Solo estabas como a un kilómetro y medio al sur de la
represa.

¿Una milla al sur de la represa? No solo estaba a unos buenos ocho kilómetros de
Pelican Landing, sino que también estaba completamente en la dirección
equivocada.

—¿Qué era eso de que yo no era una idiota?

Su risa fue tan silenciosa que me la habría perdido si no hubiera tenido mi oído
presionado contra su pecho.

—Eres una persona extremadamente inteligente, pero tu sentido de dirección


apesta.

Me levanté apoyándome sobre mis codos. Extrañaba la calidez de su cuerpo, pero


poder ver su cara era un intercambio justo.
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—Pero tú no estabas cerca de Pelican Landing, ¿verdad?

—No, no lo estábamos.

—¿Por qué no? ¿Dónde estaban? —Si pensaba que estaba siendo muy entrometida
no lo demostraba.

—Nos avisaron el viernes que quizás habrían problemas si nos quedábamos


alrededor durante la luna llena, así que Liam y yo hicimos un viaje el fin de
semana al otro lado del río. Los Hagan nunca van tan lejos. Estábamos
conduciendo de regreso cuando me dormí y te vi acurrucada en el piso del bosque
volviéndote azul. —Su pulgar rozó mis labios e imaginé que veía los labios
congelados de anoche en vez de los rosados que se estremecían con su toque.

—¿Avisar? ¿Cómo?

—No importa —dijo, mientras acercaba mi rostro al suyo, terminando nuestra


conversación efectivamente.

Sus manos se deslizaron por mis hombros y espalda mientras yo besaba sus
mejillas, sus párpados, su oreja y su cuello. Cuando deslicé mi mano bajo su
camisa, todavía hambrienta de calor, dejó salir un gemido y nos hizo rodar, de tal
manera que él se colocó encima de mí.

Sus labios siguieron el mismo patrón en mi rostro que había hecho yo en el suyo
momentos antes. Mi respiración se estaba convirtiendo en leves jadeos. Mis manos
parecían estar corriendo sobre la lisa piel en la espalda de Alex a su propio ritmo.

Luego, Alex levantó su cabeza y comenzó a hablarle a la pared.

—En realidad no tienes que sentarte ahí y escuchar, Perver. Puedes ir a caminar o a
un largo y agradable viaje. Quizás hasta incluso te puedes conseguir una novia por
tu cuenta. —Alex dejó de dirigirse directamente a la pared y me miró. Mi corazón
saltó un latido ante la intensa ansia en su rostro—. Por favor, Liam.

Segundos después hubo un inequívoco sonido de una puerta de malla siendo


lanzada.

—Ahora —dijo Alex—. ¿Dónde estábamos antes de ser groseramente


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interrumpidos?

—¿Muriendo de vergüenza?

—Nop, eso fue definitivamente después. —Alex acarició mis mejillas con sus
manos, las cuales todavía estaban encendidas—. Eres tan linda cuando te sonrojas.

—Sabías que estaba escuchando —acusé.

—Sí, pero no me importó. —Retomó la exploración de mi rostro.


—Pero a mí sí —dije, apartándolo.

—¿Por qué?

¿A parte de la vergüenza que inherentemente viene con ser atrapados


besuqueándose? ¿Qué tal saber con seguridad la mirada de disgusto grabada el
rostro de Liam? ¿O qué tal el no querer que ese vil hombre tenga acceso a
cualquiera de los momentos íntimos de mi vida?

Por supuesto, no podía decirle nada de eso a Alex. Él pensaba que su hermano era
asombroso de todas formas.

—No creo que le agrade a tu hermano. —Verdades a medias parecían ser la


manera de llegarle.

—Fue grosero antes. Lamento eso. Él solo está gruñón porque está comenzando a
calentar el clima afuera. Odia el sur, pero no a ti. Créeme, una vez que te conozca,
te amará.

Dudaba eso. Dudaba de la habilidad de Liam para amar lo que sea.

—Él me asusta un poco —dije, una vez más usé drásticamente la verdad a medias.

—Eso es solo su exterior de lobo dominante. Debajo de todas las miradas fuertes y
muecas tiene un centro esponjoso. Solo tomará algún tiempo para que ustedes se
sientan cómodos.

—Si tú lo dices. —Todavía no lo creía, pero decidí dejarle a Alex su fantasía de una
gran familia feliz.

—Así que, ¿podemos dejar de hablar del hermano que acabo de echar y volver a la
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razón de por qué lo eché?

Alex estaba dispuesto a hacerme olvidar todos los miedos y preocupaciones que
tuviera. Mientras él me besara, todo estaba bien. Rayos, estaba más que bien. No
podía imaginar una existencia más perfecta que una en donde estuviera con Alex,
así como ahora. Quizás morí en los bosques y este era mi Cielo.

Aunque, probablemente no habría alguien tocando la puerta delantera del Cielo.


El cuerpo de Alex estaba suspendido en terror sobre mí. Inclinó su cabeza hacia la
puerta y respiró profundamente por su nariz antes de relajarse.

—Rayos —dijo, colocándose su camisa mientras salía de la cama—. Esto no puede


ser bueno.

—¿Quién es? —Miré al espejo pegado en la puerta del armario de Alex y pasé mis
dedos por mi cabello.

—La Vidente de la Manada —me dijo, antes de gritar—. Voy, por el amor de Dios.

—¿Debería...? —Hice un movimiento hacia el armario. Era pequeño, pero pensé


que me podría esconder ahí siempre y cuando Alex no lo tuviera lleno de basura
como el mío.

—No, no serviría de nada. —Él ya estaba moviéndose hacia la puerta—. Bien


podrías venir conmigo.

No pensaba que esa era la mejor de las ideas, pero lo seguí hasta la puerta de su
habitación. Alex inhaló profundamente antes de quitar el seguro y dar un paso al
lado. Mi boca se abrió por la sorpresa cuando Talley atravesó apresurada la puerta.
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Capítulo 15
Traducido por Btaalejandra.

Corregido por Viqijb

A la abuelita Donovan le gustaba decir que cuando estaba enojada algo le había
hecho hervir la sangre. Siempre asumí que era una cosa figurativa, pero mientras
veía a la Vidente de la manada arrojarse a los brazos de mi novio decidí que pude
haber estado equivocada.

Así que, mi mejor amiga era una Vidente. No debería haberme sorprendido. O sea,
a esta altura debí haber estado preparada para descubrir que mi mamá era una
súcubo, mi papá un elfo, y mi pequeña hermana un hada. Pero, fui sorprendida
con una abundante dosis de dolor y enojo. ¿Cómo pudo ocultarme algo como esto?
Yo era su mejor amiga. Alex había vivido aquí por menos de un año y sabía más
sobre la verdadera Talley que yo.

Los brazos de Alex estaban alrededor de Talley, sosteniéndola cerca. Ver eso no
hizo nada para ayudarme con mi presión sanguínea.

—Scout está desaparecida —dijo Talley, sus palabras saliendo rápidamente—.


Todo es mi culpa… pensé que algo estaba mal anoche, pero lo ignoré. Y luego, esta
mañana, ella se había ido cuando Jase llegó a casa. Sus padres dijeron que estaba
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en mi casa, pero por supuesto no lo está. —Una lágrima, redonda y pesada, se


deslizó por su mejilla—. Alex, encontraron su auto en Pelican Landing. La manada
está registrando el bosque, pero la lluvia lavó todo rastro… y… y no pueden
encontrar nada…

Alex había estado intentando llamar la atención de Talley todo este tiempo, pero
ella estaba muy absorta en el drama del momento como para notarlo.

—Talley, ella está aquí —dijo finalmente rompiendo su concentración.


—Estoy aquí. Estoy bien. —Bueno, no estaba exactamente bien, pero no estaba
muerta en una zanja. Eso es todo lo que realmente importaba.

—¿Scout? —Talley corrió hacia mí y, antes de que pudiera prevenirlo, fui


encerrada en un abrazo que me paralizó.

Ella respiraba a través de un ataque de hipo mientras empezaba a llorar en serio.

Que conste que es posible mantenerse enojado con alguien que amas cuando están
teniendo un completo colapso sobre el hecho de que estas vivo. Esa ira, sin
embargo, no puede detenerte de intentar consolar al ser amado.

—Estoy bien, todo está bien. —Cuando finalmente se compuso, Talley me


inspeccionó de arriba abajo, buscando cualquier señal de heridas o abuso.

—¿Qué demonios estabas haciendo en el bosque de noche en el medio de una


tormenta eléctrica? ¿Tienes alguna idea lo frío que llegó a estar anoche?

—¿Muy, muy frío?

—Ella escuchó por casualidad el ingenioso plan de “provocar a los hombres lobo”
de los Gemelos Maravilla —dijo Alex—. Pensó que me estaba rescatando.

Talley me dio una mirada usualmente reservada para los de cinco años.

—Pero tenía eso bajo control. —Oh, Talley tenía toda la situación bajo control. ¿Por
qué no había pensado eso?

—¿Cómo se suponía que iba a saberlo? —murmuré—. ¿Cómo se supone que vaya
a saber algo? Tú definitivamente nunca me dijiste. —Me giré hacia Alex—. O tú.
Quiero decir, en todas nuestras conversaciones acerca de esta cosa loca de cambia
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formas, ¿no pudiste encontrar una oportunidad para mencionar que mi mejor
amiga era una maldita Vidente?

El rostro de Alex estaba duro mientras estudiaba sus pies descalzos.

—No podíamos simplemente decírtelo —dijo Talley calmadamente.

—¿Por qué no? No soy lo suficientemente grandiosa como para estar en su club de
chicos sobrenaturales. ¿O tan sólo soy muy débil y frágil? Todos tienen que
proteger a la pobre pequeña Scout. No la dejen cerca de los lobos, podrían comerla.
No le digan la verdad, no puede manejarla. —Mis ojos ardían mientras aguantaba
las lágrimas—. Bueno adivinen qué, él no va a lastimarme y no soy una especie de
muñeca de porcelana. No necesito su protección. —Para probar mi punto, pateé el
marco de la puerta.

Charlie una vez golpeó la puerta de Jase luego de una de las rondas espectaculares
con su padre. Había golpeado y aflojado las molduras, pero fuimos capaces de
repararla antes de que cualquiera lo notara. No creía que pateara tan duro como
pegaba Charlie, pero aparentemente nuestras puertas fueron hechas de algo más
fuerte que las de la casa de Alex. Mientras sentí mi pie atravesar la madera de
imitación dije una palabra de seis letras que nunca había pasado por mis labios
antes.

—¿Te sientes mejor?

No podía soportar el ver a Alex, así que tan sólo cerré mis ojos e incliné mi cabeza
contra el marco de la puerta. Al menos la mitad superior seguía intacta.

—Te dije que debimos haberle dicho —le estaba diciendo Alex a Talley cuando un
fuerte sonido de vibración me hizo saltar.

Talley miró a su identificador de llamadas antes de abrir el celular.

—Hola, Jase —dijo en un alegre tono que definitivamente no concordaba con la


mirada en sus ojos o las lágrimas secas en sus mejillas—. Escucha… —Aún a través
de la habitación podía oír la voz del otro lado hablando en rápido y urgente tono—
. Charlie, escucha… Charlie… ¡Charlie! —Alex se movió junto a Talley y deslizó su
mano en la de ella. Pensé en patear otro hueco en la pared.
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—La encontré. Está bien. —Charlie dijo algo más, causando que Talley alzara las
cejas hacia Alex.

—Está en lo de Joi —mintió suavemente, lo cual fue tan discordante como


descubrir que era una Vidente—. Cuando no estuve en casa anoche ella decidió ir a
buscarlos y… —Rodó sus ojos, lo cual era otra vez muy lejos de su carácter. Sentí
que estaba mirando a Talley Cylon—. Estoy segura de que es eso Charlie —dijo
despectivamente antes de continuar—. De cualquier forma, cuando la tormenta
apareció, corrió a The Farmhouse. Decidió irse a casa con Joi luego de que su turno
terminara… No, vamos a quedarnos aquí por un rato más… porque estamos
haciendo cosas divertidas de chicas… Charlie… la llevaré a casa en 2 horas. —
Mientras Charlie continuaba divagando del otro lado del teléfono, algo en Talley
cambió. Ni siquiera lucía como mi amiga, cuando dijo—. No eres el líder de la
manada, Charles Jefferson Hagan Jr. Yo sin embargo soy una Vidente. Te sugiero
que la próxima vez que me veas, te disculpes por olvidar eso.

¿Quién era esta persona? La Talley Matthews que yo conocía era siempre de
modales tímidos y suaves. No mentía con una facilidad casual. No daba órdenes y
nunca le cortaba el teléfono a sus amigos.

Alex hizo un movimiento para soltar la mano de Talley, pero ella la sostuvo.

—Puede que aún te necesite —dijo.

Talley presionó unos números en su teléfono y luego lo sostuvo a quince


centímetros de su oreja. Eso significaba que estaba llamando a Joi. En serio, Joi es
una chica bastante lista, tan sólo tiene cientos de problemas con cualquier tipo de
tecnología. Le llevó tres semanas adivinar cómo funcionaba el control remoto
cuando sus padres le compraron una nueva TV el año pasado (durante el cual QVS
sonaba en su habitación constantemente ya que no podía cambiar la estación o
apagarla).

Los Ipod la vuelven loca, no puede captar el concepto de Twitter o Facebook, y


nunca ha entendido, no importa cuántas veces intentamos explicárselo, que no
tienes que gritarle al celular para que te oigan.

—¿Joi?
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—¿Talley? Oh, por Dios. ¿Eres tú? ¡Es tan raro! ¡Estaba justo pensando en ti! —No
había necesidad de un súper sentido para escucharla en el teléfono.

—¿Puedes hacernos a Scout y a mí un favor? —Talley miró a Alex expectante, pero


él no hizo ni dijo nada.

—¡Claro! ¿Qué necesitan?

—Si alguien pregunta, ¿podrías decir que Scout pasó la noche contigo? Y si alguien
llama buscándonos en las próximas horas, ¿puedes decir que estamos muy
ocupadas para alcanzar el teléfono? Estamos mmm… —Dio otro rápido vistazo a
Alex pero él se mantuvo en silencio—. Estamos trabajando en una enorme sorpresa
para Jase como regalo de graduación. No queremos que nadie sepa porque lo
pueden arruinar.

—¿No crees que Jase va a llamar a aquí o sí?

Joi tenía un no tan secreto enamoramiento de mi hermano que la volvía incapaz de


mantener una conversación cuando él estaba en cualquier lugar cerca.

La última vez que se quedaron a dormir en mi casa pasó la noche entera mirando
fijamente y en silencio en dirección a la habitación de Jase.

—Probablemente no, pero si lo hace puedes cubrirnos, ¿verdad? —Pobre Joi


estábamos probablemente dándole un grave ataque de ansiedad. Así y todo, era
mediodía, por lo que debía estar en su segundo o tercero del día.

—Claro. Puedo hacer eso. —Podría haber sonado más convincente si su voz no
hubiera estado temblando.

Llevó varios ánimos de confianza más, pero Talley finalmente pudo terminar la
llamada, de alguna forma confiada de que tenía una historia para cubrir mi
paradero. Dirigió su atención hacia mí en cuanto guardó el teléfono en su bolsillo.

—Se que estás enojada conmigo en este momento y tienes todo el derecho a estarlo,
pero sólo tenemos un par de horas como máximo para ponerte limpia.

—¿Limpia? —Podía no verme espectacular, pero había tomado una ducha esa
mañana.
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—Créeme, nadie quiere saber cómo Charlie puede reaccionar si te llevo a casa
oliendo a Alex.

Levanté la remera del Hombre Araña a mi nariz. Todo lo que podía oler era
suavizante de ropa con olor a cítrico.

—¿Lo hueles a él en mí? —¿Era eso parte de las habilidades de un Vidente?


¿Podían oler cambiaformas?
—Por supuesto que no, pero para Jase y Charlie vas a apestar a lobo. Necesitas una
extensa ducha y algunas ropas limpias.

Talley Matthews, experta en cambiaformas.

Sip, aun estaba molesta. Me concentré en respirar profundas bocanadas de aire por
mi nariz y exhalarlas por mi boca lentamente.

—De acuerdo —dije, con los dientes apretados—. Vámonos. —Alex me interceptó
en la puerta.

—Scout, espera. —Me detuve, pero no miré hacia arriba—. No estás usando
zapatos.

Mierda. Tenía razón. ¿Dónde estaban mis zapatos? De hecho, ¿dónde estaban mis
ropas?

—Liam lavó todo, pero vas a tener que relavarlo para cancelar el perfume de lobo.
—Hizo toda la cosa de mirarse los pies y morderse el labio—. ¿Quieres venir
conmigo para buscar todo?

—Claro. —¿Qué se suponía que hiciera? ¿Quedarme ahí parada como testaruda y
demandar que me trajera mis ropas recién lavadas?

Lo seguí al lavadero, donde cerró la puerta y me desató su mirada de sinceridad


para derretir corazones.

—Lo siento.

—Mi mejor amiga es una Vidente y tú no me dijiste.


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—Me suplicó no hacerlo.

—Y la abrazaste. Y sostuviste su mano.

—La abracé porque estaba claramente molesta y, en caso de que no te hayas dado
cuenta, a Talley le gusta abrazar.

—¿Y supongo que tuviste que sostener su mano porque hablar por teléfono
requiere un montón de apoyo moral?

Los ojos de Alex giraron hacia el living donde una voz gritó:
—Hazlo, díselo. —Me habría preguntado sobre Videntes y súper oídos, pero ya
que podía oírla murmurar—. Como si pudiera detenerte. —Le atribuí en cambio la
capacidad de escuchar a escondidas a través de paredes delgadas.

—¿Recuerdas cuando te estaba contando sobre las videntes y te dije que algunas
de ellas podían ver lo que estabas pensando con sólo tocarte?

—Sí. Pensamientos, emociones, profundos secretos. —Eran los videntes que más
me volvían loca. Me gusta que mis pensamientos privados, emociones y secretos se
mantuvieran privados. La idea de que alguien pudiera conocer esas cosas sobre mí
sin mi permiso no era exactamente tranquilizadora.

—Talley es ese tipo de Vidente. Son denominados Videntes de Almas.

—O, como Jase prefiere, un Toca-y-Ve —agregó Talley desde el living.

—¿Y cómo explica eso exactamente por qué se agarraban de las manos? —
Realmente no me importaba quien de los dos respondía. Asumí que Alex me jaló
hacia la lavadora para una conversación privada, pero eso había demostrado ser
inútil.

—Justo sucede que Talley es una extremadamente poderosa Toca-y-Ve. La mayoría


sólo pueden recoger aleatorias imágenes o pensamientos de las personas que
tocan. No pueden controlarlo. La pequeña señorita diligente ahí ha estado
haciendo experimentos, ha descubierto una manera para tomar sólo lo que quiere
y bloquear todo lo demás. No creo que lo haya transformado a una ciencia
todavía, pero si estás pensando algo específico, como una elaborada mentira sobre
la ubicación actual de tu novia, para que su familia no sepa que ella ha estado en tu
cama toda la mañana, entonces ella recibe el mensaje alto y claro.
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—¿Así que tu sólo estabas diciéndole que decirle a Charlie? —Tenía sentido. No
habría podido hablar en voz alta sin que Charlie lo oyera. Y de alguna manera
saber que Talley no se había transformado de repente en una experta mentirosa
durante la noche me hacía sentir mejor.

Por primera vez desde que Talley llegó, Alex sonrió mientras asentía con su cabeza
en acuerdo.
—¿Y no podías haberle tocado el hombro o algo así? —Traté de sonar irritada, pero
mis labios se estaban alzando en respuesta al nuevo humor elevado de Alex.

Dio un paso adelante y colocó una mano en la parte baja de mi espalda.

—Sabes, estoy encontrando todo el acto de celos muy adorable.

—Lamento lo de la pared —dije. Ahora que mi enojo estaba disminuyendo tuve la


capacidad emocional para sentirme muy tonta por mi anterior explosión—. Pagaré
para que lo arreglen.

—No te preocupes por ello. Las casas de hombres lobo tienen la tendencia de
atraer la destrucción. Un pequeño hoyo no es nada comparado a aquella vez que
Liam arrancó el mostrador de la cocina con los cajones y lo lanzó a través de las
puertas francesas.

¿Eso se suponía que tuviera que hacerme sentir mejor? ¿Saber que Liam era lo
suficientemente fuerte para hacer pedazos una mesada de cocina con sus propias
manos?

—Oh bueno. Tal vez decida que somos de espíritus similares y deje de odiarme.

Alex sólo se rió y usó su técnica favorita de distracción. El besarnos se estaba


poniendo bueno cuando Talley nos llamó desde el living para recordarnos que
teníamos menos de dos horas antes de que los coyotes vinieran a buscarme.
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Capítulo 16
Traducido por CrissViz

Corregido por belisrose

El carro estaba en silencio mientras que Talley cuidadosamente manejaba por el


camino lleno de baches que llevaba a la autopista. Yo nunca había estado antes en
el Lake View parador de casas rodantes. Reconocí el genial Lincoln 1984 de Garret
Carrow estacionado frente a una casa rodante que tenía sabanas de Transformer en
lugar de cortinas y automáticamente me desplomé en mi asiento. Dos espacios
atrás de la casa de Garrett, vi a una chica que se graduó cuando yo era estudiante
de primer año tratando de abrir su carro haciendo malabares con sus tres pequeños
hijos. Estaba demasiado ocupada asegurándome que no cayera el pequeño de
cabeza para escuchar lo que Talley había dicho.

―Lo siento, ¿qué dijiste?

―Pregunté si Alex besa bien.

¿De todas las cosas que necesitábamos discutir y ella quería hablar de las
habilidades para besar de Alex?

―Yo no beso a alguien y hablo sobre eso.

―¿Desde cuándo?
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―Desde que decidiste ver y no decirlo.

Pensé que se avergonzaría interrumpiendo su actual interrogatorio, pero era


implacable.

―Al menos prométeme que estás usando protección. ―Me tomé unos pocos
minutos para contestar, porque tomé un chicle y estaba masticando cuando se me
fue hacia mi tráquea.
Talley había parado el carro y palmeo mi espalda un par de veces antes de que
fuera capaz de toser.

―¡No estamos haciendo nada que requiera usar protección! ―dije, agregué “crees
que soy una cualquiera” en mi lista de razones para estar molesta con Talley.

―¿De verdad? ―dijo, finalmente saliendo al camino principal―. Por qué Alex
tiene un recuerdo de lo que ustedes estaban haciendo antes de que yo llegara allí,
mientras estaba hablando con Joi y…

―Nos estábamos liando. ―Joder, ¿estaban todos al tanto de mis asuntos


románticos? Quizás debería empezar a cobrar por el show.

Talley miraba pensativamente sobre el parabrisas.

―¿Lo amas?

―¿Haz conocido a Alex? Estaría loca si no lo amara.

―Eso realmente no contesta mi pregunta.

Suspiré dramáticamente, cayendo contra el asiento.

―¿Quizás? Quiero decir, me preocupo mucho por él. Es asombroso y cuando estoy
con él, se siente correcto. Me hace feliz. Realmente feliz, Pienso que lo amo pero…

―Pero Charlie.

La iglesia metodista estaba terminando mientras pasaban, recordándome que


había faltado el servicio del domingo en la mañana por rodar en mi cama con un
chico medio desnudo. Como si necesitara otra razón para sentirme como una mala
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persona.

―Sí. Pero Charlie ―dije―, quiero decir, si estuviera realmente enamorada de


Alex, no debería sentirme de esta forma con Charlie, ¿o sí?

Talley intentó pasar al conductor octogenario que manejaba a 40 kph enfrente de


nosotras, pero renuncio cuando dejo claro que requería ambos carriles para
manejar.
―Scout Donovan, no puedo creer que tú, de toda la gente, crea en esas cosas del
amor eterno.

―¿Por qué no? ―¿Era esto otra de esas cosas de “Scout es incapaz de conectar con
gente real?

―Tu mamá y papá son el mejor ejemplo del mundo de que tan posible es amar
verdaderamente a más de una persona.

―¿Lo son?

―Por supuesto. Tu papá ama a Becca, ¿cierto?

―Obviamente. ―Mamá y papá raramente peleaban, siempre estaban haciendo


esas cosas bobas, por ejemplo, tomarse de las manos y besarse sin ninguna razón
mientras preparaban la cena. Era raro.

―¿Pero él continua amando a tu madre biológica, no? ―Mis padres no hablaban


muy a menudo sobre sus primeros matrimonios, pero una vez al mes papá visitaba
el panteón para poner flores frescas en la tumba de mi mamá. Algunas veces yo iba
con él, pero no frecuentemente. Me sentía como si estuviera imponiéndome en su
tiempo personal. Él habla con ella cuando está ahí, contándole sobre todas las cosas
que están pasando en nuestras vidas y cuanto la extraña

―Sí, continúa amándola.

―Enamorarse de Becca no hace que ame menos a Jennifer. Y amar a Jennifer no


cambia el hecho que el este loco por Becca. ―Talley dio vuelta a la izquierda―. No
hay esas cosas de un único amor verdadero. Eso solo son cuentos de hadas. ―De
hecho sirenas muertas y chicas preñadas inconscientes por algún príncipe casado
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eran cosas de cuento de hadas, pero dudaba que Talley quisiera señalar eso.

―¿Entonces estas tratando de decir que podría estar enamorada de Charlie y Alex?

―Estoy diciendo que tú amas a Charlie y Alex.

―Entonces soy una idiota ―murmuré. Ella tenía razón, por supuesto. Talley
siempre estaba en lo cierto.
Quizás lo he sabido durante todo este tiempo, pero hablar sobre eso lo hacía más
real de alguna manera.

―¿Cómo es que estar enamorada te hace ser una idiota?

―Enamorarse siempre hace a la gente idiota. Solo he tenido la distinción de ser


una doble idiota. ―Estábamos rápidamente llegando a la casa de Talley, por lo que
estaba agradecida. Estaba lista para que esta conversación terminara.

―Por un lado, estoy enamorada de alguien por quien he tenido que mentir y salir
a escondidas para estar con él, porque si alguien descubriera que estamos juntos,
podría causar alguna clase de pelea épica entre cambiaformas. Por otro lado, estoy
enamorada del primo de mi hermano quien piensa en mí como la pequeña
hermana que nunca tuvo. Y no podemos ignorar el hecho que ambos son
monstruos de una clásica película clasificación B. Si eso no es idiota, entonces
realmente no sé qué lo es.

―No eres idiota.

―¿Qué es lo que soy, entonces?

Talley estacionó el auto.

―Tú eres una humana, Scout. Felicidades finalmente por unírtenos ―Ella puso
una mano consoladora en mi brazo―. Ahora, como una humana puedes
experimentar una enorme gama de emociones además de la molestia de usarlos
para sentir. No te alarmes. Todos de alguna manera desconcierta y ocasionalmente
duele, pero esas emociones son normales ―Entrecerré mis ojos.

―Te estás convirtiendo en una sabelotodo.


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―Lo aprendí de la mejor ―dijo con un guiño.

―Voy a pretender que te estabas refiriendo a Jase.

―Si te hace sentir mejor ―abrió la puerta del auto pero se detuvo y me miró―,
tenemos que ir a ver a mi mamá.

Desabroché el cinturón de seguridad.


―No importa. Llévame a casa. ―Prefería encarar a un furioso Charlie que a una
desilusionada Sra. Matthews.

Talley se inclinó y desabrochó el cinturón de seguridad.

―Demasiado tarde. De todas formas, estará feliz de verte. Ella paso la mitad del
día segura de que habías sido raptada por un asesino del Internet ―De mala gana
salí del auto.

―¿Qué es lo que puede ver tu mamá? ―Esperaba que no fuera saber si estabas
mintiendo, aunque parecía el poder más conveniente en el mundo para la señora
Matthews.

―Colores y patrones ―dijo Talley, abriendo la puerta de la cochera que su madre


había convertido en un taller―. No tan llamativo como algunos otros poderes,
pero infinitamente más productivo. ―La señora Matthews quitó la vista de su
máquina de coser. Si ella sospechaba algo, fue enmascarado por sus pequeños
prismas de luces multicolores que danzaban por su cara.

La señora Matthews era una costurera especializada en trajes vistosos. Recibía


órdenes de todo el mundo para confeccionar los trajes de gimnastas, patinadores
artísticos y bastoneros. Si requerías lentejuelas, Delia Matthews era la costurera
para contratar.

―Scout, bien. ―Se paró y consiguió verse mucho más alta de su metro sesenta―.
Hay algo que necesito que te pruebes.

Caminó pesadamente hacia uno de los escalofriantes maniquís que estaban en


medio del cuarto. El taller estaba fuera de los límites cuando éramos niñas y había
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tenido muy pocas razones para visitar su santuario privado desde entonces. Era un
golpe a los sentidos. Brillantes rollos de tela alineados en la pared en cada color
imaginable. Un pasillo formado con estanterías que tenían contenedores llenos con
millones de cuentas y lentejuelas en varios tamaños y formas. El olor del colorante
quemaba mi nariz, mis oídos ofendidos por la música country que sonaba
fuertemente.

―Aquí, ponte esto ―dijo, dándome un corsé extraño que parecía un aparato hecho
de un delgado bronce satinado.
Yo no estaba de humor para desvestirme y me imagine los ganchos de los extraños
aparatos de tortura de la época Victoriana, pero esto era preferible que discutir con
la señora Matthews.

―Mmm…tu pecho ha crecido de nuevo, así que tuve que soltar la parte de arriba,
pero aparte de eso, está bien. ―Levantó el brazo y en menos de diez segundos,
deshizo los ganchos, yo había luchado con ellos por más de cinco minutos―.
Necesitas venir para hacer otra prueba en un par de semanas.

―¿Una prueba para qué?

―Tu vestido del baile de graduación ―dijo al tiempo que reacomodó el vestido en
el maniquí sin cara.

―¿Mi qué? ―Miré a Talley por una explicación, pero ella estaba clasificando un
jarro de cristal lleno de botones.

―Es muy amable de su parte, señora Matthews, pero no iré al baile de graduación.

―Si lo harás.

―No, de verdad. No voy a bailes escolares.

La señora Matthews niveló sus ojos a la altura de los míos.

―Irás a este. Talley tiene una cita y tú estarás ahí para cuidarla.

¿Talley tenía una cita?, ¿Para el baile de graduación?, ¿Con quién?, ¿Me había
dicho algo?

―Está bien, nos tenemos que ir ―dijo Talley repentinamente, abandonando sus
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botones―. La vida va por delante y todo eso. Estaremos en mi cuarto si nos


necesitas.

Talley me llevaba fuera de la puerta cuando la señora Matthews me llamó para


decirme que debería venir la próxima semana para estar segura de que el corpiño
quede bien antes de continuar con la falda. En mi estado de confusión, me escuché
estar de acuerdo con eso.

***
Estaba en la segunda enjabonada de Talley, enjuagaba, repetía, repetía, repetía,
repetía y repetía instrucciones y seguía sin creer lo que ella me estaba diciendo.

―¿James Kiplinger?, ¿De verdad?

―¿Vas a ir al baile de graduación con James Kiplinger?, ¿Me estas arrastrando al


baile de graduación por James Kiplinger?

―Y esta es la razón por la que no te dije antes. Sabía que enloquecerías ―Por
supuesto que estaba enloqueciendo. Yo era una buena amiga. Las buenas amigas
enloquecen cuando decides cometer un suicidio social y maldecirte con una noche
de peligrosa cita del infierno.

―James es un buen chico. Quiero decir, una buena persona. Confía en mí, conozco
a las personas mejor que la mayoría de las chicas. Él solo necesita algo de
autoestima.

―¿Y tú eres la persona que se la dará?

―Sí.

―¿Por qué?

Pude escuchar el suspiro de Talley sobre el ruido del agua corriendo de la ducha y
el sonido de botellas al estar rebuscando en los gabinetes del baño.

―Porque solo yo puedo ver lo que necesita y lo que necesita es alguien con quien
ir al baile de graduación y ser tratado como una persona. Yo puedo hacer eso. Voy
hacer eso. Lo siento si tú tienes que ser molestada, pero te aseguro que yo lo haría
por ti.
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Mierda. No podía discutir contra eso.

―Así que, ¿cómo funciona esa cosa de vidente? ―pregunté cuando ella empujaba
otra botella aromática de shampoo para el cuerpo afrutado por un lado de la
cortina de la ducha. Lo alineé junto con los otros. La bañera empezaba a verse
como una de exposición en Bath and Body―. ¿Es como que tienes que tocarlo o
puedes ver bajo la camisa de alguien?
―Piel con piel es la mejor manera, pero puedo algunas veces leer a alguien si hay
algo de tela entre nosotros. Depende de que tanto este proyectando la persona
―Lavé detrás de mis orejas por sexta vez.

―¿Proyectando?

―Tú sabes, como dando una vibra. Si alguien está realmente estresado o enojado
acerca de algo ellos lo proyectan y no puedo ayudar pero puedo ver por qué están
así. Cuando empecé a ver fue abrumador. No podía caminar en los pasillos de la
escuela sin encontrar a alguien que había chocado el auto de su madre, había
tenido un aborto o alguien que se había liado con otro chico cuando su novia
estaba fuera de la ciudad. Era demasiado. Es por lo que empecé a trabajar en
controlarlo. No es correcto para mí, conocer todas esas cosas.

―¿Fue Jordan, cierto?, ¿Él se vuelve loco por los chicos, no?

―¡Scout! ―Ese es el problema con tener una persona de buen corazón como mejor
amiga. Ella le quitaba toda la diversión a los chismes.

―Bien. Lo siento ―Traté de recordar cuantas veces había lavado mi cabello sin
éxito. Oh, bueno, una vez más, no podía hacer daño―. ¿Hace cuanto tiempo que
eres capaz de ver?, ¿Naciste así?

―No, los videntes son como los cambiaforma. Se supone que podemos acceder a
nuestros poderes hasta que atravesamos la pubertad.

―¿Así que tú eres vidente desde los once?

―Julio.
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―¿Qué pasa con Julio? ―Abrí una botella de shampoo para el cuerpo e
inmediatamente la rechacé. Prefería oler a lobo que a rosas.

―Comencé a ver en Julio.

Asomé mi cabeza por la cortina para ver a mi amiga quien había construido una
pared a su alrededor con cremas perfumadas.

―¿Julio?, ¿De este año? Has estado usando sujetador desde cuarto de primaria,
desde los 9 o 10 años y tuviste tu primer periodo antes de empezar la secundaria.
Pienso que hace un rato que pasaste la pubertad hasta este momento ―Talley dejó
de acomodar las botellas multicolores y me miró, haciendo una mueca por el
charco de agua que mi pelo había dejado en el piso.

―Dije que se suponía que accedemos a nuestra visión cuando pasamos por la
pubertad. Yo tuve un tarde despertar. Todos pensaban que no tenía el poder, hasta
que tuve una visión después del verano. ―Me alcanzó una esponja y me hizo
señas para que continuara deslavándome.

―Pensé que eras una tocadora de alma o como se llame. ¿También tienes visiones?

―Bueno, mamá pensó que era una visión, pero después empecé hacer todo eso de
tocar. Desde que veo es solo una cosa a la vez, obviamente no era una visión real.
No es que pueda convencer a los chicos de eso.

El agua había ido de caliente, para luego estar tibia y ahora amenazaba con
deslizarse dentro de tierras frías. Había tenido suficiente del frío la noche pasada,
así que cerré la llave de la ducha, confiada en que mi popurrí de esencias florales y
frutales pudiera enmascarar cualquier aroma relacionado con Alex.

―¿Sobre qué fue tu visión? ―pregunté, enrollando una gran toalla a mí alrededor
antes de salir de la ducha.

Talley torcía un mechón de cabello sobre sus dedos y miraba a la derecha de mi


cabeza.

―No fue nada.

No, ella no había desarrollado habilidades de súper mentirosa la otra noche. Era
bueno saberlo.
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―¿Continuas guardándome secretos?

―Lo siento. Debí decírtelo. Hubiera ayudado a que entendieras. Es solo que…
―Tomó un profundo respiro y miró a mis ojos―. ¿Entiendes que no es una visión
real, verdad? No puedo ver el futuro. Eso no va a pasar ―Su intensidad era un
poco inquietante.

―No es una visión real. Entendido.


―Estaba viendo uno de esos programas de reality por televisión que tienen a gente
que ha sido casi famosa. Debí quedarme dormida sin darme cuenta, porque pensé
ver a un hombre por la sala. Nunca lo había visto antes, pero inmediatamente supe
que era un cambiaformas. Algo sobre él se veía bestial. ―Hizo una pausa y se
peinó con sus dedos el cabello lleno de nudos―. Él no estaba usando camisa. Su
pecho estaba cubierto de sangre, pero no de él. Todo venía de la persona que
colgaba en sus brazos. Había marcas de garras a lo largo de su estómago, su camisa
y su piel rasgada en tiras. ―Talley frotó sus ojos como si la imagen se hubiera
fijado en sus párpados―. Había mucha sangre. Estaba por todos lados. Su ropa
estaba empapada, su cara con sangre seca y su cabello pegado por la sangre. Pero a
pesar de estar cubierto de sangre y completamente sin vida, yo sabía quién era a
quien estaba cargando. ―Mi corazón martilló en mi pecho, anticipándose a las
palabras―. Eras tú Scout ―La voz de Talley se estremeció―. Él te estaba
cargando.

Bueno eso apestaba.

―Qué bueno que no es un visión real, ¿huh?

―Es por lo que ellos los odian, por lo que no quieren que estés cerca de Alex. Ellos
tienen miedo que si tú te acercas demasiado a él, podría…

―¿Destriparme como a un puerco?

Talley se encogió.

―No es gracioso.

―Por esa razón, es por lo que no me estoy riendo. ―No encontraba esto ni
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remotamente gracioso. No estaba preocupada por Alex. Alex nunca me haría daño,
pero Talley había visto un hombre. Un hombre bestial. Yo solo conocía a uno como
eso e imaginarlo teniendo deseos de destriparme no era difícil―. ¿Cuándo tuviste
esta no real visión?

―El cinco de julio. ―Ella volvió a su rutina de torcer su pelo―. Y antes de que
preguntes, si, fue el mismo día que Coles se mudó aquí.

Eso definitivamente fue conveniente. Me senté en la orilla de la tina, insegura de


que mis piernas pudieran continuar sosteniéndome.
―¿Pero tú no puedes ver el futuro, cierto?

―Alex nunca te lastimaría.

―Lo sé. ―Ella no había contestado mi pregunta y yo sabía por qué. La duda
estaba escrita claramente en su cara―. ¿Él sabe sobre esto?

―No.

―¿Pero Jase y Charlie sí? ¿Y ellos piensan que realmente pasara?

―Ellos piensan que es mucha coincidencia, las apariciones y la visión. Y luego con
la obvia obsesión de Alex hacia ti… ―Bajó su cabeza. No estaba segura si su
consternación era porque Charlie y Jase creían en la visión o por los sentimientos
de Alex hacia mí.

―He tratado de decirles, explicarles cuanto te ama Alex, que es completamente


incapaz de causarte daño, pero no quieren escucharlo. Bueno, Charlie lo escucha,
pero no es realmente de ayuda.

―¿Que hay acerca de Liam? ―pregunté apenas moviendo mis labios.

Talley miró nuevamente a la derecha de mi cabeza nuevamente.

―¿Que hay con él?

―¿Él es capaz de mat…herirme, o no?

―No lo sé.

Yo sí. Él era más que capaz, estaba dispuesto a hacerlo.


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Cogí una botella de loción.

―Necesito cambiarme ―dije―. Estaré fuera en un minuto. ―Talley asintió y se


fue. Se paró con una mano en la puerta.

―Yo no veo el futuro, Scout. Nadie va a lastimarte.

Forcé las esquinas de mi boca en una sonrisa.


―Lo sé. No es nada ―dije, agradecida que era capaz de mentir de una manera
convincente.
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Capítulo 17
Traducido por PrisAlvS

Corregido por

Descubrir que Liam Cole pudo haberme matado era perturbante, pero había
estado consciente de la posibilidad desde Agosto. Claro, perdí mucho sueño esas
primeras noches después de la revelación de Talley, pero eventualmente fui capaz
de dejar de obsesionarme al punto de la distracción. De todas formas, eso no
significó que lo olvidara.

—Sabes, tener mis entrañas arrancadas por un hombre lobo está empezando a
sonar no tan malo —dije mientras Talley me golpeaba en la cabeza con un pasador.

—¿Debemos recurrir al humor negro? —Talley usó más fuerza de la necesaria


mientras fijaba otro pasador en la parte de atrás de mi cabeza.

—Bueno, está ligado con menos dolor. ¿Qué en la Tierra estás haciendo ahí atrás?

—Intentando que esto se quede fijo en su lugar. Lo juro, incluso tu cabello es


obstinado.

—No tienes que ir a los problemas. ¿Cuál es el punto? No es como si tuviera una
verdadera cita al baile de graduación.
Página 198

—Alex estará ahí. ¿No quieres verte bien para él? —Cuando Alex descubrió que
estaba siendo obligada a asistir al baile, decidió que también iría. Sugerí que
invitara a Joi, ya que ella había sido botada recientemente por John Davis. Sabía
mejor que estar celosa, y no lo estaba, pero sí me sentía como una perdedora.

—Bien, eso es. —Talley roció mi cabeza con media lata de laca de fuerza industrial,
solo-para-las-chicas-del-Sur—. Ve y mírate —dijo, apuntando al espejo de cuerpo
completo en la pared.
No reconocí a la chica que me contemplaba. El vestido que la Sra. Matthews había
hecho parecía algo sacado de un cuento de hadas. Ella había unido capas sobre
capas de material parecido a telarañas puras en matices metálicos al loco
corset/corpiño. El corte daba la ilusión de una diminuta cintura y un considerable
pecho, mientras los colores hacían que mi piel, cabello y ojos se vieran más etéreos
que monstruosos. Lo suficiente raro, el complejo nudo que Talley había hecho
sobre mi cabeza se veía elegante y sexi.

—Creí que eras Vidente, no bruja.

—¿Bruja?

—Sí, bruja. Solo una bruja es capaz de esta mágica transformación. Bueno, brujas y
hadas. ¿Tú y tu mamá son hadas?

Talley rió y se puso a mi lado.

—Entonces, ¿te gusta? ¿Te sientes linda, oh, tan linda?

—Lo hacía hasta que me vi a tu lado. —El vestido de Talley era la creación más
glamurosa de los vestidos para el baile de la Sra. Matthews. Estaba cortado para
hacer a Talley parecer una voluptuosa diosa sexual y estaba teñido del mismo tono
azul de sus ojos. Su cabello colgada en perfectos rizos.

—Pobre James. No sabrá que lo golpeó. —Un rastro de rojo coloreó sus cremosas
mejillas.

—No es así. No intento seducirlo o nada. Sólo quiero que tenga una linda noche,
una noche en la que sienta que pertenece en todo este mundo colegial.
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—Santa Talley —bromeé.

Un golpe en la puerta evitó que Talley redujera el comentario con su modestia o


que soltara un discurso en cómo siempre debemos hacer lo correcto, lo que fuera
que estuviera preparando. Estaba bien; había escuchado ambos antes.

La Sra. Matthews metipo la cabeza por la puerta, dirigiéndonos una rara mirada de
aprobación.
—Bueno, se ven tan hermosas como en la imagen —dijo, su acento de los
Apalaches más fuerte en su evidente alegre estado—. No puedo creer cuán
grandes se están haciendo. —Sus ojos brillaban a la lluz y temí que derramara una
verdadera lágrima.

—Gracias, Sra. Matthews. Este vestido es asombroso. Se ha superado —la elogié,


recordando mis modales.

Los ojos de la Sra. Matthews me recorrieron críticamente.

—Debí haber puesto más material en la parte de arriba. Tú mamá no estará


orgullosa de que andes mostrando los pechos a Dios sabe quién. —Bien, ahora yo
me sonrojé.

La Sra. Matthews no debería hablar de mis pechos y sobre quién los puede ver.
Nunca. Y de verdad no debería intentar arreglar la parte superior de mi vestido
para cubrirlos, pero estaba demasiado incómoda como para mencionárselo.

—Sospecho que así tendrá que ser —dijo, suspirando por mis pechos—. Sus citas
se están cansando de esperarlas a ambas ahí fuera.

—¿Citas?

—¿Qué? ¿Esa no es la forma correcta de llamarlos estos días? ¿Son personas de


compañía?

—¿Personas de compañía? —No sabía qué se suponía que era eso, pero sonaba
pervertido.

—Scout va sola, Mamá. Eso significa que no tiene una cita. —También significaba
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que era patética, pero como fuera.

—Bueno, alguien debió decirle a ese pobre chico sentado en mi sala. —Talley y yo
intercambiamos miradas de confusión antes de apresurarnos escaleras abajo. La
Sra. Matthes no estaba bromeando. Hay estaban, de hecho, las citas. James sentado
al borde del sofá con brillantes flores estampadas como si estuviera preparado para
correr por la puerta en cualquier momento.

Él parecía… bueno, no bien, pero mejor.


Su cabello había sido lavado y peinado, y llevaba un traje contrario a sus usuales
pantalonetas de Wal-Mart y una camiseta de Nintendo. Por supuesto, el traje
parecía dos tallas más grandes y las furiosas marcas rojas en su rostro eran más
obvias sin las cortinas de grasoso cabello que las escondieran, pero era una mejoría.

En contraste, el otro chico parecía un modelo de GQ encaramado en el brazo del


sofá.

—¿Charlie?

—Es Hagan. Charles Hagan —dijo en una impresionante imitación de Sean


Connery.

—¿Qué haces aquí?

Se puso en pie y alisó su chaqueta.

—Estoy aquí para llevarte al baile, m’lady.

—¿Desde cuándo?

—Maldición. Sabía que olvidaba algo. Bien, aquí voy. —Respiró hondo y fingió
una expresión de falsa sinceridad—. Scout, ¿irías por favor al baile de graduación
conmigo?

—No.

—Qué mal. Igual te llevaré.

—Escucha, sé que Jase te metió en esto…

Charlie ejecutó una mezcla de bufido-risa y movió la cabeza.


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—Jase no me metió en nada. Conduje cuatro horas, renté un estúpido traje de


mono y compré unas medio lindas flores porque quería llevarte al baile. Ahora, di
que irás conmigo. —Me sentí segura de que habían otras razones que trajeron a
Charlie a Timber específicamente ese fin de semana, pero lo dejé pasar.

—Déjame ver esas flores.

Su sonrisa era triunfal mientras deslizaba el ramillete por mi muñeca. Ellas eran
lindas flores, por lo menos. Pequeñas y delicadas rosas de cada color imaginable
estaban mezcladas con capullos. Aunque no podía entender por qué alguien había
puesto una rara flor amarilla en el centro.

—¿Qué tipo de flor es esta?

—¿Ahora se supone que soy un botánico?

—¿Serás insolente toda la noche?

—¿Eso significa que estaremos juntos toda la noche?

Como si hubiera duda en eso.

—Creo que no me matará ayudarte a revivir tus días dorados de secundaria por al
menos una noche.

—Eso es lo que pensé —dijo él posando un brazo sobre mis hombros.

La cena fue una locura incómoda. Valero’s, uno de los únicos dos restaurantes
formales en un radio de cuarenta y cinco minutos de la escuela, estaba lleno. Los
cuatro nos apretujamos en una mesa que era para dos. Nos golpeábamos los codos
y tomábamos el vaso de agua equivocado. Charlie intentó meter a James en la
conversación, pero eso fue tan bueno como el manual para padres de Joan
Crawford.

El baile era en el gimnasio de la escuela. Había escuchado rumores de que algunas


escuelas los tenían en lujosos hoteles. Eso sonaba bien. Desafortunadamente, no
hay lujosos hoteles cerca de Timber. El único lugar con una pista de baile es el
Salón del Parque Estatal y nadie quería pelear con cucarachas por la pista de baile.

En Lake County los de primero organizaban el baile de graduación para los de


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último año. Escogían el tema, contrataban el entretenimiento, conseguían los


refrescos y decoraban. Mi primer pensamiento al entrar era que los de primero nos
odiaban.

La habitación parecía como si Barnum y Bailey hubiese estallado. Un toldo rojo y


blanco colgaba desde el centro del salón y caía por las paredes. Noté con horror
que esperaba que las personas se tomaran sus fotos con un gigantesco elefante de
cemento.
—Tienes que estar bromeando.

Charlie temblaba de la risa.

—Jase va a enloquecer. —Apunté a la pista donde el DJ estaba vestido de payaso.

—Alto —dijo Talley—. Muchas personas de verdad temen a los payasos. Pobre
Jase. Esto arruinará su baile de graduación.

Charlie y yo solo reímos más fuerte.

—Creo que podría ser peor —dijo Charlie—. Podría haber… —Nunca descubrí
cómo podría ser peor pero en ese momento él reconoció la pareja sentada a la mesa
hacia la que Talley se dirigía. Mi estómago cayó a mis rodillas.

—¡Joi, te ves genial! —dije un poco muy entusiasmada—. Ese parece el vestido que
Megan Fox uso para los premios MTV el año pasado.

—¡Oh Por Dios! ¡Yo también pensé eso! —Mi cumplido causó que Joi, literalmente,
vibrara de la emoción—. ¡Wow! ¿Quién es tu cita? ¡Es súper lindo!

—Recuerdas a Charlie, ¿no?

—Oh, eres el primo de Jase, ¿cierto? —Joi se giró hacia Alex, quien era la viva
imagen de lo atractivo con su traje negro y corbata—. Alex, este es Charlie. Es el
primo de Jase, pero, sabes, no está realmente relacionado con Scout, así que ellos
aquí juntos no es tan raro como suena. —Tendría que recordar agradecerle a Joi
por eso luego—. Charlie, este es Alex.

Charlie asintió varonilmente y Alex ofreció un “hey” como respuesta. No era el


más cálido saludo, pero nadie estaba lanzando golpes. Era un buen inicio. Solo
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había dos asientos libres, lo que me dejaba con la opción de sentarme entre Charlie
y Alex o dejar que se sentaran a la par. Mientras me deslizaba en mi silla presioné
el pie contra el tobillo de Alex.

—Lindas flores —dijo, casualmente mirando donde mi mano descansaba en la


mesa. Me pregunté si había notado cómo seguía moviéndola en su dirección.

—Son lindas, ¿no? No sabía que había rosas de tantos colores. —Podía tener una
conversación casual, ¿cierto?
Alex encontró los ojos de Charlie con una expresión de extraño entretenimiento.

—La amarilla es una elección interesante.

—Nunca he visto una como ésta —admití. Eso sonaba mejor que es fea y se ve mal
en medio de las lindas rosas.

—Es Veneno de Lobos —ofreció James tímidamente por sobre la mesa.

¿Veneno de Lobos? ¿En serio? Déjaselo a Charlie.

—¿Eso no mata hombres lobo o algo así? —preguntó Joi.

—Depende de cuál mitología sigas —dijo James. Su voz era más confiada al
discutir uno de sus temas favoritos: cosas raras—. Algunas historias dicen que
ayuda a reconocer a los hombres lobo, otras que puede evitar el cambio. En una de
las películas de Drácula era usada para protegerse de los vampiros.

—En Ginger Snaps se usaba para crear la cura contra la licantropía —aportó
Talley.

James le sonrió con alegría. Era la primera vez que lo veía sonreír. Podía ser la
primera vez que sonreía en toda su vida, punto. Eso mejoró considerablemente su
apariencia.

—¿Te gusta Ginger Snaps?

—Mamá moriría si supiera, pero la he visto al menos diez veces. —El entusiasmo
de James rayaba lo adorable mientras él y Talley se pasaban a modo “películas
raras”.
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Lo más inteligente que pude haber hecho era dejar el tema del veneno de lobo. Lo
consideré antes de girarme hacia Charlie y decir:

—Muy considerado de tu parte, pero la luna llena no es hasta mañana.

Él ni siquiera parpadeó.

—¿Veneno de Lobo? Les dije que pusieran flores de bergamota. —Se estiró sobre la
mesa para tomar mi muñeca en sus cálidas manos—. Mi profesor de ecología dijo
que el que lo llevara estaría bajo el control de quien se lo dio. Lo iba a usar para
hacerte bailar conmigo esta noche. —Su boca se convirtió en una torcida media-
sonrisa mientras un dedo trazaba un camino por el interior de mi muñeca hasta el
codo. Sabía que todo era un espectáculo para Alex, pero corazón se aceleró y se me
puso la piel de gallina por igual—. Creo que tendré que persuadirte de otra forma.

Joi hizo su incómoda risa falsa.

—Claro que bailará contigo. Eres su cita para el baile.

—Yo no bailo.

Más incómoda risa falsa, que rápidamente me estaba molestando.

—No seas una Debbie Downer . Es el baile de graduación. Tienes que bailar.

¿Por qué no podían mis padres haberme criado en la iglesia de Cristo donde bailar
era el octavo pecado capital?

—No tengo que hacer nada —solté. Joi se sorprendió, haciéndome sentir
instantáneamente culpable. Mis hombros cayeron bajo este peso—. Sabes que no
puedo bailar. No tengo ritmo.

Alex elevó la esquina de su boca, mostrando un hoyuelo.

—Cualquiera puede bailar, Scout. Solo ocupas alguien que te enseñe.

Mi corta fantasía de perderme en la música en los brazos de Alex fue cortada por
Charlie al tomar mi muñeca con tanta fuerza que podía haber grabado sus huellas
dactilares en el hueso.

—Sí, bailar es fácil —dijo Joi—. Podemos mostrarte cómo se hace. ¿Cierto, Alex?
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—Por supuesto. —Él arrastró fuera la silla de Joi por ella, como buen caballero que
era. Aun así, para alguien que había pasado meses estudiando sus acciones y
movimientos el dolor era evidente.

El deseo de consolarlo era casi insoportable. Anhelaba abrazarlo y decirle que lo


amaba, una declaración que no había logrado hacer aún. La mano de Charlie se
sentía como una cadena en mi brazo.
Talley y James pronto se unieron a Joi y Alex, dejándome sola a la mesa con
Charlie. Mientras mis amigos bailaban, él se burló de las personas a nuestro
alrededor. Apenas escuché mientras se mofaba del inapropiado atuendo de Ashley
y de los intentos de Jordan de hacer el robot. Estaba completamente concentrada
en soltar el nudo en mi estómago.

Charlie hizo varios intentos de sacarme a bailar, pero seguía apartándolo. No


estaba de humor para mostrar mis más que horribles habilidades para bailar a toda
la escuela. En su lugar, mientras observé a Alex mientras rebotaba alrededor con
Joi y Talley. Creí que regresaría a la mesa después de llevar a Joi a buscar refrescos,
pero en su lugar se quedó con un grupo de estudiantes de último año que
mostraban incluso menos interés en bailar que yo. Después de varias canciones, él
caminó hacia las puertas dobles.

—¿A dónde vas? —preguntó Charlie antes de notar que me había puesto en pie.

—Baño —murmuré, abriéndome camino por el mar de cuerpos entre las puertas y
yo.

Me empuje a través de ellos a tiempo para ver a Alex dirigirse hacia el


estacionamiento. Corrí y lo alcancé justo cuando se metía en su auto.

—¿Qué estás haciendo?

Se asustó al sonido de mi voz.

—Yéndome. Joi y John se reconciliaron, por lo que no hay razón para que me
quede.

—No tienes que irte.


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—Sí, tengo que.

—¿Por qué? —Me estiré hacia él, pero se alejó.

—Por la misma razón por la que no puedo dejar que me toques. —Se tambaleó un
poco en la punta de sus brillantes zapatos formales.

—¿Es Charlie? Escucha, no sabía que iba a hacer esto. Él solo apareció con un traje
y estas estúpidas flores y…
—Scout, no es tu culpa. Es mía. La luna llena está muy cerca. El lobo en mí está
muriendo por establecer su territorio. Si me quedo lo atacaré y no serás capaz de
perdonarme por eso.

—No lo entiendo. Estás bien con Jase en la escuela. —Alex miró hacia arriba, su
mirada de acero atrapó la mía antes de caer sobre el collar que descansaba contra
mi garganta—. Charlie es diferente.

—Yo también iré a casa. No quiero estar aquí si tú no estás.

—No, deberías quedarte. Diviértete. Explora tus opciones.

—¿Mis opciones?

—Él está enamorado de ti. Será bueno contigo, te cuidará. Te mereces algo mejor
de lo que yo puedo darte.

Estuve en silencio por un largo rato, insegura de qué decir. Alex estaba
equivocado. Tenía que estarlo. No sabía si podría manejar esto si él no estaba.

—No quiero opciones —dije finalmente—. Te quiero a ti. Eres mi destino,


¿recuerdas?

Alex metió sus manos en sus bolsillos e intentó sonreír.

—Dije que tú eras mi destino, no que yo era el tuyo. Nunca me he engañado al


creer que podrías quedarte conmigo. —Parpadeé furiosamente para mantener las
lágrimas que picaban en mis ojos para salir. Se estiró y gentilmente trazó la línea
de mi mandíbula—. No debí haber hecho eso —dijo dejando caer su mano—. Es
solo que es tan difícil no tocarte. —Cerró los ojos y respiró larga y hondamente—.
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Por favor regresa, Scout. No me dejes arruinarte tu baile de graduación.


Prométeme que intentarás pasarla bien.

Renuentemente asentí.

—Si es lo que quieres.

—Lo es. —Me dedicó una última y amarga sonrisa antes de abrir la puerta de su
auto—. Buena noche, Scout.
Me quedé hasta que vi las luces traseras de su carro perderse en la distancia.
Regresé adentro, determinada a divertirme a pesar del apesadumbrado estado de
mi corazón para mantener mi promesa con Alex. Una mirada a mi mesa me hizo
darme cuenta que iba a ser más fácil decirlo que hacerlo. Charlie estaba tirado
sobre su silla, contemplando un hueco en la pared mientras Jase brillaba en la pista
de baile.

—¿Dónde has estado? —preguntó Charlie sin mirarme cuando me senté a su lado.

—Te lo dije, tenía que ir al baño. Eso no es una tarea fácil con este vestido.

Charlie empezó a decir algo, pero Jase lo cortó.

—¿Qué demonios está haciendo ella? —La “ella” a quién él se refería parecía ser
Talley, cuyas caderas se mantenían en perfecta sintonía con la música que sonaba
por los altavoces contra James.

—Creo que a eso lo llaman bailar. —La fría mirada de Jase se enfocó sobre mí.

—Quiero decir, ¿qué hace ella con ese perdedor? —Señaló abiertamente hacia
James—. Si hubiese sabido que iba a costar tanto que la invitaran hubiese hecho
que uno de los miembros menores del equipo la invitara. —Se inclinó hacia mí
mientras hablaba.

El olor en su aliento casi me bota de mi silla.

—Estás borracho.

Jase tocó su nariz tres veces con el dedo índice.

—No. Aún puedo sentir mi nariz. Estoy bien.


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Bueno, al menos podía entender el humor de Charlie. Charles, padre, era un


alcohólico y no uno simpático. Como resultado Charlie había desarrollado fuertes
sentimientos contra el licor y los borrachos.

—¿De qué va todo esto? —le pregunté a Charlie. Jase había retomado su prueba de
intoxicación golpeándose la nariz, añadía un ocasional “beep-beep”.

—Aparentemente el payaso era mucho para que pudiera manejarlo.


—¿Qué se supone que haremos con él?

Charlie observó a Jase, quien había pasado a tocar la batería de aire junto a una
solo de batería de hip hop.

—Creo que nuestro primer paso debería ser negar que lo conocemos. Solo di que
es un desconocido cualquiera que nos empezó a hablar.

—No es lo que quería decir.

Charlie suspiró.

—Él está bien. Tinsley lo llevará donde Tyler y promete que no lo dejará tomar
más.

Sé que suena como una confesión de Adam Ant, pero no tengo mucha experiencia
con los borrachos.

Charlie siempre me ha protegido de su padre y nunca deseé ir a ninguna de las


fiestas salvajes en la ensenada. Cuando Talley y yo nos juntábamos nuestra droga
seleccionada era el chocolate. Jase intentó hacerme beber una cerveza en décimo
año, pero me negué usando como excusa que olía a orines de caballo. Sin mi grata
participación, se había rendido en su intento. Ver a Jase tan obviamente no él era
molesto.

—¿Has estado bebiendo agua? —le pregunté.

—¿Walker? No. No Johnny. Jack. Jack es un buen chico de Tennesse. —Casi sería
gracioso si él no fuera tan patético.

—Walker no. Agua. ¿Has estado bebiendo agua?


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Jase me miró como si acabase de preguntar si había desayunado un canguro.

—Necesitas tomar mucha agua para evitar enfermarte. Vamos. Vamos a


conseguirte una botella.

Jase, por supuesto, peleó conmigo. Mientras intentaba explicarle todo el concepto
de alcohol y deshidratación, Charlie se alejó, prometió traer algo de Aquafina.
Estaba agradecida cuando Talley y James, quienes parecían sudorosos pero felices,
regresaron a la mesa.
—Gracias a Dios. Personas sobrias.

—Oh, eres tú —Jase le dijo a James—. Sabes que ella es muy buena para ti, ¿cierto?

—Sí, lo sé —dijo James, su rostro aparentemente pegado en esa nueva sonrisa que
llevaba—. También ayuda pensar que tú no eres lo suficientemente bueno para
ella.

—¡Oh, asqueroso! Talley es como mi hermana. Solíamos bañarnos juntos.

—Nunca nos bañamos juntos.

—Sí, lo hicimos.

—No, no lo hicimos. Ahora baja antes de que te caigas y te rompas la cabeza. —


Talley se acercó a tomar el brazo de Jase, pero él se alejó de ella.

—¡No me toques! —gruñó, tropezando con la mesa.

James se interpuso entre Talley y mi conflictivo hermano.

—¡No le hables de ese modo! —Jase empujó a James un paso.

—¿Quieres empezar algo conmigo, rarito?

James sopesaba sus opciones cuando un par de manos tomaron los hombros de
Jase.

—¿Alguien te ha dicho que eres un idiota cuando estás borracho? —preguntó


Charlie.

—Jódete.
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—Es gracioso que digas joder, Amigo, porque eso es lo que parece que Jordan y tu
cita están haciendo.

Jordan y Tinsley estaban en una esquina de la pista de baile, aferrados de una


forma que solo la más indulgente de las definiciones consideraría como bailar.
Nunca antes había visto la pornografía, pero estaba bastante segura que algunas
eran menos explícitas que lo que veía.
—Ese hijo de… —Jase se movió por las masas de cuerpos, empujando a cualquiera
que se atreviera a meterse en su camino.

—¿Deberíamos hacer algo? —le pregunté a Charlie, mis ojos pegados a la forma de
Jase alejándose—. Sí, deberíamos bailar.

—Charlie, no pienso que…

—En realidad, el problema es que piensas demasiado. —Su mano rozó mi rostro,
siguiendo exactamente el mismo patrón que Alex había tocado antes—. ¿Por favor,
Scout? ¿Por favor baila conmigo? —Su voz se rompió, junto con mi resolución.

Seguí a Charlie a la pista, mi corazón y estómago en el lugar equivocado. Justo


cuando nos acomodamos en un lugar para nosotros el retumbante bajo terminó y
fue reemplazado por un familiar acorde de piano. Sonreí sorprendida cuando la
voz del cantante salió por los altavoces.

—Apostaría que este payaso nunca ha escuchado a Tom Waits.

Charlie sonrió. —No lo ha hecho.

—¿Qué hiciste? —Estaba consciente de sus brazos mientras rodeaban mi cintura.

—Le expliqué que tenía una promesa que mantener que le hice a una chica. —Los
tacones de los zapatos de tiras que llevaba me pusieron al nivel de los ojos de
Charlie.

Estaba fascinada por el hecho de que eran de varios tonos de verde, más oscuros
en los bordes y más claro mientras se acercaban a la pupila.

—Luego le mostré cómo conectar mi iPod a su sistema de sonido. El tipo es viejo.


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Tenía que tener al menos treinta. Creo que nunca antes había visto un iPod.

—¿Qué promesa?

—No creí que la recordara. —Charlie parecía extremadamente complacido


consigo—. Estábamos viendo Cenicienta y me rogaste que te llevara a un Baile
para que pudieras bailar con un apuesto príncipe.

Un recuerdo revoloteó en mi cabeza.


—Y me dijiste que tendría que conformarme contigo en mi baile de graduación.

—Has sido muy obstinada sobre dejarme cumplir mi obligación. Creí que iba a
tener que drogarte para sacarte.

—¿Cómo lo recordaste? Eso tuvo que haber sido hace siete años.

Él me acercó y sentí mi corazón saltar de mi estómago a mi garganta.

—He estado esperando este baile por mucho tiempo. —Se inclinó y descansó los
labios cerca de mi oreja—. La espera valió la pena. Te ves hermosa esta noche,
Scout.

Sentí la familiar calidez de la vergüenza en mis mejillas.

—Le pasaré tu cumplido a la Sra. Matthews, Costurera Mágica.

Su respiración era cálida contra mi oreja mientras reía.

—El vestido no es nada comparado con la chica dentro de este.

No podía pensar en una ingeniosa respuesta, por lo que me relajé en sus brazos y
disfruté la sensación. Después, Charlie intentó hacer que me quedara en la pista e
intentó una canción más rápida, pero declaré que su promesa estaba pagada por
completo y regresé a nuestra mesa. Nos quedamos otra hora, mirando como
Tinsley ayudaba a Jase a salir por la puerta y suspirando aliviados cuando llamó
para informarle a Charlie que su primo era oficialmente la peor cita para el baile,
estuvo borracho todo el baile y se perdió la fiesta después debido a que se
desmayó en la hamaca de alguien.

Charlie se quedó en mi casa ese fin de semana, por lo que el momento para llevar
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la cita hasta la puerta y despedirse se tardó hasta mi habitación.

—¿Te divertiste esta noche?

—Sí, lo hice. —Estaba sorprendida de descubrir que no mentía. Claro, había


habido algunos problemas y drama, pero tuvo sus momentos, como descubrir que
James Kiplinger sabía el Baile Eléctrico—. Gracias, Charlie.

—Escucha, la noche aún es joven. ¿Por qué no te cambias a un pijama y vemos


unos episodios de Glee? Incluso te dejaré cantar.
—Tentador, pero tengo una sesión de estudio mañana para el examen de Cálculo
del lunes y me tardaré una hora descifrando cómo salir de esta cosa y encontrar los
trescientos pasadores que Talley puso en mi cabeza.

—Aquí, déjame ayudarte. —Charlie se movió detrás de mí y empezó a deshacer la


serie de botones que bajaban por mi columna. Un leve temblor recorrió mi cuerpo
mientras sus dedos me rozaban la espalda desnuda—. ¿Ella esperaba que usaras
esto el resto de tu vida o qué?

—Creo que es la versión personal de la Sra. Matthews de un cinturón de castidad.


Imaginó que cualquier chico se aburriría después de los primero diez. Realmente
me siento mal por Jame. El vestido de Talley tenía el doble que el mío.

Charlie dejó salir el aire que cosquilleó en mi cuello.

—No está teniendo el efecto deseado —rezongó. Sentí una calidez en mi abdomen
mientras él terminaba con los últimos cierres. ¿Era mi imaginación o sus dedos
temblaban?—. Tú… —Lo sentí respirar hondo antes de aclararse la garganta—.
¿Tú necesitas ayuda con el cabello?

Asentí, insegura de poder hablar. Suspiré mientras sus manos se movían por mi
cabello, gentilmente soltando cada mechón, uno a la vez.

—¿Lo amas? —preguntó tan suave que no estaba segura de que hubiese hablado.

—¿Quién?

—No soy tan estúpido como crees, Scout. Veo la forma en que se miran, cómo eres
a su alrededor.
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—Y… yo no creo que seas estúpido. Y no sé de quién hablas. —Mi corazón se


aceleró a un ritmo que me traicionó.

Él me giró para quedar cara a cara. Tomé la parte superior de mi vestido con
ambas manos, sosteniéndolo en su lugar.

—Podría amarte. Te daré lo que quieras, lo que sea que tome hacerte feliz. ¿Puede
él decir lo mismo?
Miré los ojos de Charlie y supe que Talley tenía razón. Era posible amar a dos
personas a la vez, pero no era posible mantenerlos a ambos. Ahí, en el oscuro
pasillo con mi vestido de graduación medio abierto, sintiendo el calor del cuerpo
de Charlie calentando el mío, tomé la más difícil decisión de mi vida.
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Capítulo 18
Traducido por isa_peti y CrissViz

El camión de Charlie iba cuando salí para la iglesia la siguiente mañana. No estaba
sorprendida, pero estaba decepcionada. Yo quería que él estuviera ahí, actuando
como si nada hubiera pasado, como si no tuviera roto su corazón junto con todo lo
que teníamos juntos.

—Por favor, Scout —me suplicó. Había visto esa dolorosa expresión en su cara
incontables veces por años, pero nunca antes había sido la causa de ello. Me odiaba
más en este momento de lo que nunca había odiado a nadie o nada—. Por favor,
solo piénsalo. No tienes que decir nada ahora.

Pero él estaba preocupado, y yo no me arrepentía de mi decisión. Lo que Alex y yo


compartimos fue prematuro. No podía dejarlo más de lo que podría dejar de
respirar. ¿Significaba eso que amaba Charlie menos? No. Solo significa que no
podría estar con él.

Y eso estaba mal.

No sé qué dije, o aun si dijera nada. Sé que me escapé como la cobarde que soy y
me encerré en el baño, buscando consuelo en el santuario de la ducha durante el
tiempo que el agua se mantuvo caliente.
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Nuestro sermón del domingo en la mañana se enfocó en los pecados de la carne, el


reverendo Jessup nos aseguró que aquel que cediera ante las tentaciones del
alcohol, drogas, y sexo ardería eternamente en las fosas ardientes del infierno. No
creo que estuviera imaginando que los ojos del predicador volvían al espacio vacío
en el banco junto a mí donde Jase debería haber estado sentado.

Había usado el resto del día ocultándome en mi cuarto, aunque no tan bien Angel
no podría encontrarme.
Bailaba alrededor de mi cuarto con Guido, exigiendo paso a paso cuenta del paseo
nocturno.

No me dejo en paz hasta que escuchamos Jase tropezar justo después de mediodía.
Voces enojadas flotaban a través del aire ventilándose casi inmediatamente.
Mientras la lectura de papá alcanzaba el punto relevante del consumo de alcohol
de menores de edad, rompiendo toques de queda, y la irresponsable conducta,
mamá miraba con fijación en el hecho que no era posible regresar el traje de Jase al
lugar de alquiler. Que era demasiado para Angel encargarse. Ella saltó por la
puerta para ser testigo en primera mano de la acción. Yo estaba medio tentada a
seguirla, pero sabía todo lo que tenía que hacer era esperar. Efectivamente, no
pasaría mucho tiempo antes de que hubiera una luz golpeando a mi puerta.

—¿Scout? —Jase salió arrastrando los pies adentro, cerrando la puerta detrás de él.
Su pelo era bastante cómico, la mitad enmarañado contra su cabeza y la otra mitad
se pegado hacia fuera, pero palidecía en comparación con su esmoquin. Alguien
debía haber agenciado uno de esos moviéndose blanqueo plumas y lo utilizó en los
pantalones y la chaqueta.

—¿Noche graciosa?

—Eso oigo —dijo cayendo sobre mi cama—. Realmente no recuerdo nada después
de la cena. Ataca eso. Recuerdo un sádico payaso torturando adolescentes con las
Spice Girls antes de cortarlas en pedazos.

—La tortura auditiva lo recuerdo, pero en la mutilación no suena ninguna


campana.

—Venía. Promesa.
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Jase se enrosco en posición fetal y tiró la almohada sobre sus ojos. Cuando pensé
que había caído dormido, o posiblemente cayendo en coma, volví mi atención atrás
a mis libros de cálculo. Estaba aún mirando fijamente la página, intentando
recordar el último paso que tenía sentido, cuando Jase preguntó: —¿Dónde está
Charlie?

—No sé. —Mi mejor estimación tenía una ardiente fe mí en efigie.

Jase tiró la almohada, sentándose, y haciendo una mueca a la luz de la habitación.


—¿Qué quieres decir con que no sabes? ¿Qué paso?

—Nada —mentí.

Me preguntaba si Charlie podría hablarle. El año pasado, cuando Charlie


descubrió a Crystal Hobbs le había sido infiel con un hombre enlistado, Jase lo jaló
a través de ese primer duro fin de semana no pararon de jugar y las múltiples
garantías de que estaba mejor sin esa mugrienta perra.

¿Qué haría ahora que yo era esa mugrosa perra?

Me sentí tan miserable mientras Jase me miro. Mi culpa y el corazón roto casi me
convencieron para cancelar mis planes para la noche. No estaba ciento por ciento
segura de que volvería a pasar por ello hasta Talley se detuvo en el camino de
entrada.

—¿Estás segura de que quieres haces esto? —preguntó, rechazando la penosa


canción alegre que había estado atascada. Tenía mi cabeza pegada a la ventana del
lado del pasajero, mirando los nuevos brotes en los arboles empezar a convertirse
en una mancha verde contra el cielo azul—. Él entenderá si regresas. Nadie espera
que hagas eso solo para probar lo valiente que eres o lo bien que estas con todo
esto o lo que sea que estas tratando de hacer.

Me retiré de la ventana.

—Por supuesto que quiero esto. Estoy entusiasmada. —Las cejas de Talley se
levantaron incrédulamente una vez más, con sentimiento.

—No estoy asustada. —Toqué el botón de encender en la radio, incapaz de


soportar un segundo más de la música pop—. Yo… —Llevé a los pulmones todo el
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aire—. Charlie me hizo saber que tenía opciones ayer por la noche. —El coche se
desvió por la doble línea amarilla, y luego se echó hacia atrás en nuestro carril con
suficiente fuerza para golpearme contra el cinturón de seguridad.

—¿¡¿Él hizo lo que?!? —Talley estaba tratando de dividir su atención


equitativamente entre mí y el camino sinuoso. Estaba muy deprimida para temer
por mi vida.

—Creo que realmente le duele, Tal. Se veía tan... destrozado.


—¿Le dijiste que no?

Asentí mientras una lágrima se deslizaba libre.

Talley dejó en remojo la información antes de responder.

—Bueno, ahora todo el mundo sabe a qué atenerse. Eso es bueno. —Notó mi
expresión y cambio eso—. Bueno, no es bueno bueno. En este momento es un poco
molesto, pero es lo mejor al final.

— ¿Crees que tomé la decisión correcta?— Mi voz estaba patéticamente débil y


quejumbrosa.

Estaba agradecida de que Talley se tomara el tiempo para pensar en ello en lugar
de sólo espetar una confirmación para aplacarme.

—Charlie es fabuloso, y siempre será una parte importante de tu vida, pero no es


Alex. No creo que Charlie sea mala elección, pero que Alex es más correcto. ¿Eso
tiene sentido?

—Perfecto sentido. —Era más o menos mi pensamiento, palabra por palabra.


Hubiera pensado que había sacado de mi cabeza si me hubiera estado tocando.

—Y no te preocupes por Charlie. Ustedes van a salir de esto. Te preocupas


demasiado por los demás para que algo como esto arruine toda una vida de
amistad. —Sacudí lejos cualquier humedad de repuesto colgando en mi cara—.
Eres la mejor amiga que una chica puede tener. ¿Qué haría yo sin ti?

—Bueno, no estarías haciendo esto —dijo, volviéndose a la carretera por un


camino de vuelta de un carril—. Que podría no ser una cosa mala.
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Después de menos de un kilómetro de la carretera volvió a la grava, lanzando


pequeño coche de Talley alrededor y plantando una semilla de duda en mi
estómago que tuvo que ser extirpado antes de llegar a nuestro destino.

—Tengo que hacer esto.

—No, no tienes. No deberías. Es la definición de libro de texto de una mala idea. Es


probable que haya una entrada de Wikipedia entera bajo el título de “malas Ideas”.
—¿Por qué? ¿Por qué es una mala idea? Quiero decir, realmente, ¿qué crees que va
a pasar? —Talley me lanzó una mirada que gritaba, ¿Te has vuelto loca?—.
Entiendes que va a convertirse en un lobo, ¿no?

—¿En serio? ¿Un lobo? Pensé que Alex era un lobo esponjoso conejito. —La
expresión de Talley indicó que ella no compartía mi gusto por la ironía verbal.

—Sí, se va a convertir en un lobo. —Suspiré—. Pero todavía va a ser Alex.

—Una parte de él será Alex. La otra parte será un lobo. Un salvaje, animal
depredador que actúa por instinto en lugar de la lógica.

—Uno, los lobos rara vez atacan a los seres humanos. Y dos, siempre y cuando
haya una pequeña parte de Alex de allí, él no va a hacerme daño, lo sabes.

El coche de Talley desaceleró a un ritmo muy lento mientras acordaba un punto de


la carretera que había arrasado hace años.

—¿Qué pasa con mi visión?

—No tienes visiones. No se puede ver el futuro.

—Lo sé, pero…

—Y aun si pudieras, es Liam que debería preocuparnos, y él puede Cambiar en


cualquier momento que le apetezca. Salir en la noche de luna llena no es mi nivel
de peligro, pero al ver a Alex en forma de lobo podría ayudarme a averiguar cómo
defenderme en caso de que tu no visión intento de visión se haga realidad.

—Tengo un mal presentimiento sobre esto, Scout. Por favor, deja que te lleve a
casa. —Nos acercábamos al lugar donde el camino terminaba en el bosque.
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Sabiendo que iba a ver a Alex en cuestión de momentos afilaba mis nervios.

—No, yo quiero hacer esto, — le dije con confianza—. Además, no tienes tiempo.
Apenas vas a llegar a la casa de Toby antes del anochecer.

Ella reconoció la derrota al lanzar el coche en el parque y tirando de mí en un


abrazo rompedor de costillas. Envié un “va a estar todo bien” en su mensaje de
forma mental, algo que aún estaba acostumbrándome a usar.

—Prométeme que estarás a salvo.


—Que me caiga muerta.

—¡Scouts! ¡No espero eso!

Me reí cuando abrí la puerta y recogí mis cosas, mi estado de ánimo


repentinamente elevado por el chico que caminaba hacia el coche.

—Ten una buena noche, Tal. Ve a aullar a la luna. —Me guiñó un ojo mientras
cerraba la puerta de golpe en su expresión cautelosa.

Alex fue inmediatamente allí, con la boca diciendo “hola” a la mía sin la ayuda de
las palabras.

—No estaba seguro de que ibas a venir —dijo mientras Talley se alejaba,
levantando una nube de polvo a su paso—. Pensé que podrías haber cambiado de
opinión.

—No cambié. —Lo arrastré para otro beso. Esta vez, cuando nos separamos me
sostuvo la mirada. Mi mano rozó su pelo sobre la frente—. Te quiero.

—¿En serio?

—Por supuesto que sí. ¿Cómo puedes no saber eso?

—Sólo pensé que... ya sabes, con Charlie anoche...

—Anoche hice lo que me pidió que hiciera. Pesaba mis opciones y... —Besé a la
punta de su nariz—. Yo elijo a ti, Pikachu.

Alex me levantó en el aire y me dio vueltas, un testimonio de su fuerza de hombre


lobo. Continuaba riendo cuando su boca se cerró sobre la mía. Recorrí mis manos
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con entusiasmo sobre su espalda, sentí un musculo sacudirse contra mis dedos.

—Aunque esto es muy entretenido, no es por este show que vine —dije, me
desenredé de sus brazos. Hice una seña con la mano para que se fuera—. Ve.
Cambia.

Alex mostró sus perfectos hoyuelos.


—Aquí no. —Tomó mi mano y me guío hacia lo que podía haber pasado por una
montaña comparado con las colinas bajas que nos rodeaban—. Quiero mostrarte
algo.

No había camino para subir, pero eso no nos importaba. Era una hermosa noche
para una caminata. El aire se sentía pesado con el olor terriblemente dulce de la
madreselva.

El reciente pasto verde estaba adornado con cientos de narcisos amarillos.

—Así, ¿qué paso con el pollo? —preguntó cuándo le di la bolsa así podía
impulsarme para subir la pendiente rocosa que el fácilmente salto encima.

—Fue idea de Talley. Dijo que podrías necesitar comida después del cambio, y no
le gustó la idea de que me dejaras sola en el bosque para ir a cazar. Solo lo tome
por ser educada. —Finalmente logré subir donde Alex esperaba—. No tienes que
comerlo. Estaré bien mientras tú vas a cazar un conejo, ardilla o lo que sea. Sé
cuánto amas cazar. —Me incliné para tomar mi bolsa de vuelta pero el tomo mi
mano que estiraba para jalarme más alto en la colina—. Corrección, me gusta cazar.
A ti te amo. Bueno, a ti y a tu KFC extra crujiente. Mucho mejor que un conejo
crudo.

Alcanzamos el punto donde los arboles comenzaban a escasear. Una vez que
rodeamos una gran roca, me encontré en un claro que había sido preparado para
mi llegada. Una cobija estaba tendida en el suelo a un lado de una bolsa de dormir
enrollada y una almohada. Una docena de velas blancas largas estaban dispersas
en el lugar.

—Ésta es nuestra primera cita —dijo Alex, ruborizándose un poco.


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—Quería que fuera agradable. —Apreté su mano, viendo con asombro el lugar. La
cima de la colina terminaba donde empezaba el lago, creando un escenario más
parecido a Colorado que a Kentucky—. Esto es hermoso. Definitivamente ganaste
el premio a la “Mejor Locación de una Primer Cita”.

—Me alegra que te guste. —Me guió hacia la cobija y luego me ayudó a quitarme
la mochila que había estado cargando—. Así que, estoy curioso, ¿qué has traído?
—preguntó al empezar a encender las velas.
—Oh, tu sabes, un disco volador, pelotas de tenis, snack de cuero crudo.
Realmente estoy muy emocionada. Nunca tuve un cachorro.

La cara de horror de Alex no tenía precio.

—Un suéter, algunas linternas y mi libro de cálculo. Les dije a mis padres que
estaba estudiando para un examen de mañana y eso es lo que planeo hacer. No
todos… —El cuerpo de Alex se sacudió violentamente provocando que se me
escapara un pequeño grito de mis labios.

—Estoy bien —dijo. Tenía problemas en creerle porque aún no había dejado de
temblar. Leí en el libro del Dr. Smith que posponer el cambio era posible, pero era
difícil y doloroso. Si un cambia forma esperaba demasiado para empezar el
proceso, podría empezar el cambio involuntariamente, el cual nunca era de manera
agradable.

—Ve. Cambia. Ahora.

—No, puedo esperar un poco más. Estoy bien. De verdad. —Él se veía como lo
opuesto de bien. Podía ver los músculos cambiar debajo de su piel.

—Esto es una locura. Te estás haciendo daño por ninguna buena razón. Por favor,
ve a cambiar. Estaré aquí cuando regreses.

No sé si fue mi suplica o la segunda convulsión lo que lo hizo cambiar de idea.


Paró para besarme una última vez antes de regresar al bosque.

—No quiero que estés asustada de mí.

¿Cómo podría estarlo?


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—No será así, te lo prometo.

—Te amo.

—Te amo también. Ahora, ve y hazme un lobo.

Esperé hasta que Alex salió de mi vista y entonces fui hacia el borde del acantilado.
La puesta del sol lanzaba grandes sombras sobre el suelo, haciendo que el viejo
roble retorcido en la orilla opuesta pareciera decoración de Halloween.
El roble me parecía extrañamente familiar.

éCamine varios metros por la orilla, tratando de ver en diferentes ángulos, pero
algo no estaba bien. Me asomé y miré rápidamente sobre el borde, tal como lo
sospechaba, la colina no caía directamente al agua. El precipicio caía sobre una
pequeña playa rocosa, contaminada con madera y ramas.

Había una franja de playa, lo sabía muy bien. Había estado ahí muchas noches
desde noviembre.

Bueno, eso era desconcertante.

Me senté y mire la orilla opuesta, comparando los detalles de mis sueños con lo
que había ahí hasta que los rayos del sol desaparecieron. No había duda.
Definitivamente este era el lugar con el que había estado soñando.

Hace seis meses lo habría visto como una coincidencia y lo habría dejado pasar sin
pensar más en eso. En mi mundo lógico, sin cambia formas y videntes, donde los
sueños no tenían intenciones secretas o significados ocultos. ¿Pero ahora?

¿En que creía ahora? Me senté por largo tiempo, enfrascada en profundos
pensamientos.

Alex estaba totalmente en silencio cuando se acercó a un lado mío. Solo fue el
aroma de la receta secreta del Coronel Sanders que me alerto de su presencia. Su
forma de lobo era más imponente de lo que recordaba. Cada centímetro de él era
brillante y atlético. Pelo negro rodeaba sus ojos haciéndolos plata brillante.

—Hola. Bienvenido de vuelta. —Me acerqué, pero me detuve con mi mano a


centímetros de él—. ¿Sería ofensivo si te acaricio?”
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Alex bajó su cabeza y la subió haciendo que mi mano estirada cayera entre sus
orejas. Le di una o dos palmaditas antes de recorrer con mis dedos su suave y
abundante pelo de su cuello.

—¿Quieres escuchar algo raro? Bueno, es raro para mí. Debes pensar que soy
estúpida por ponerme nerviosa por eso —continué acariciando su pelo mientras
balbuceaba—. He soñado con este lugar. Mucho, Y en mis sueños tú estás siempre
por allá. —Le indiqué con mi brazo la orilla opuesta—. Y yo en la playa que está
debajo. Y pensándolo claramente, no es muy lejos, pero no podemos escucharnos
el uno al otro.—Alex me miró fijamente con sus ojos grises plata—. ¿No piensas
que es raro?

El lobo me miraba fijamente.

¿Estaba tratando de decirme algo con esa mirada?

—Mmm… ¿golpea tu pata una vez para un sí?

Esa mirada estaba diciéndome algo. Algo que sonaba muy horrible, a: ¿estás
bromeando conmigo? pero golpeo su pata una vez, de todas formas.

—Sí, yo también. —Puse mi brazo sobre su espalda y me recosté sobre su cuello—.


Por supuesto, estoy teniendo esta conversación con un lobo, así que el termino raro
es relativo. —Nos quedamos así por un largo rato. La noche cayó sobre el lago y el
cielo despejado se llenó con un millón de estrellas. La luna llena flotaba sobre las
colinas cercanas, alumbrando mi pequeño pedazo de paraíso.

Alex estaba preocupado de asustarme en su forma de lobo y quizás debería estarlo.


Después de todo, él era, un enorme animal carnívoro con afiladas garras, dientes
puntiagudos y me sobrepasaba en peso por al menos once kilos.

Pero lo único que estaba sintiendo era paz. Una pequeña parte de mi seguía
lamentándose sobre lo que pasaría con Charlie, y probablemente siempre sería así,
pero estaba feliz con la elección que había hecho. Estaba feliz con Alex.

—Supongo que deberíamos abrir ese estúpido libro de cálculo, en algún momento
—finalmente dije, no feliz con la posibilidad de romper el momento perfecto que
habíamos creado.
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Alex gimió, obviamente sintiéndose de la misma manera, pero levantándose.


Mientras caminaba hacia la cobija, me siguió obedientemente. Resistí la urgencia
de decirle que se sentara o viniera conmigo. Estudiamos por un rato. Yo había
leído en voz alta el libro, mis notas y trate de expresar a mi manera un ejemplo del
problema. Alex sacudía su cabeza cuando yo hacía algo mal, un truco que pudo
haberme mostrado antes.
No sé cómo nos distrajimos. Pienso que fue cuando hice un comentario
despreciativo sobre las habilidades de los perros en matemáticas cuando el no
estuvo de acuerdo en la forma en que estaba encontrando la derivada de F usando
líneas tangentes y Alex había respondido tacleándome. Antes que el aire de la
larga noche fuera llenado con mis gritos y gruñidos de Alex, al ponerse encima de
mí, lamiendo mi cuello cosquilloso. Deje salir un aullido cuando su nariz empujo la
orilla de mi playera.

—Para de hacer eso —jadeé, débilmente empuje su pecho—. Tu nariz está fría.

Estaba tratando de determinar donde exactamente un lobo podría tener cosquillas


cuando sentí los músculos de Alex tensarse bajo mis manos. Levantó su cabeza y
un gruñido resonó en su garganta. Miró a la distancia, movió sus orejas hacia atrás.
El pelo atrás de su cuello se paró.

Cuando empecé a levantarme, Alex me ladró. El sonido me hizo regresar al suelo y


elevó mi ritmo cardíaco. Fue un ladrido de advertencia, uno que podía sentir en
mis huesos, pero no era tan alarmante como el coro de gruñidos que venían de
atrás de mi cabeza.

La parte de mí que vivía con temor, la parte que se intimidaba con los maestros y
se ocultó en el baño por horas la noche pasada, quería desaparecer en un hoyo o al
menos cerrar mis ojos y esperar porque todo terminara.

Me aferré a mi poca fuerza que tenía y estiré mi cuello para determinar la


naturaleza de la amenaza. Junto a la orilla del claro vi dos lobos más.

Ambos eran mucho más pequeños que Alex, cerca de treinta centímetros y no tan
voluminosos.
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Ambos tenían pelo café, aunque el más grande de ellos se veía que tenía luces en
su pelaje. Sus ojos tenían una terriblemente familiar sombra de verde.

—Alex, déjame levantarme.

El lobo encima de mí dudó antes de moverse, permitiéndome levantarme. Mirando


los coyotes desde un mejor ángulo no cambié mi estimación acerca de su tamaño.
Ellos eran pequeños. Como David y Goliath. ¿Qué estaban pensando?
Por supuesto, sabía lo que ellos estaban pensando. Pensaban que dos contra uno
era una buena probabilidad, no importaba que tan grande ese uno pudiera ser.
Estaban pensando que ellos tenían la velocidad y la agilidad de su lado. Estaban
pensando que juntos podrían vencer a Alex.

Yo no iba a dejar que eso pasara.

—Jase, para esto, ahora mismo.

El animal que era mi hermano me ladró. Era un sonido que parecía tener tintes de
algo cercano a la sorpresa o el fastidio más que ser una amenaza. Movió su cabeza
hacia un lado con un gemido y merándome ansiosamente. Sentí la histeria crecer
con las palabras.

—¿Qué es esto chicos?

¿Había caído Timmy al pozo? Pasó por mi cabeza.

No haría lo que fuera que Jase quería que hiciera. Charlie dio un resoplido agitado
y se movió hacia mí, haciendo que Alex diera un gruñido amenazante.

Encarado con un indudable adversario, los coyotes abandonaron sus intentos por
comunicarse conmigo y se enfocaron en el peligro que Alex representaba. Ellos
acecharon en direcciones opuestas, moviéndose hacia el claro y tomando su
posición a cada lado de él.

El mundo parecía detenerse mientras veía a los animales frente a mí. Estaban
parados a cinco metros de distancia entre ellos, cada uno preparado para la acción.
Charlie estaba gruñendo y rugiendo para los caninos equivalente a los comentarios
relacionados con la madre, sus maldiciones captaron la atención de Alex, pero yo
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continué enfocada en Jase, sabía que el encabezaría el ataque. ¿Cuántas veces a lo


largo de los años habían los dos tratado la misma táctica sobre mí?

Jase cambió su peso y yo salí corriendo. Chocamos a pulgadas de Alex. Sentí sus
garras rasguñarme al levantar mi rodilla sobre su suave estómago, mandándolo
por los aires.

Vi un destello de pelo cuando Alex brincó más allá de mí. El cayó cerca, dándole a
Jase solo el tiempo suficiente para recuperarse en pie y saltar hacia el bosque.
Bajo circunstancias normales, el coyote habría sido capaz de rápidamente poner
una considerable distancia con el lobo saliendo disparado detrás de él, pero sus
pasos eran desiguales como si una de sus patas de adelante hubiera sido lastimada.

En lugar de dirigir a Alex dentro del bosque, Jase rodeaba el claro, corriendo a toda
velocidad entre árboles y rocas. Alex estaba prácticamente superándolo cuando
Charlie atrapo su pierna trasera tumbándolo al suelo. Vi la sangre volar cuando
Alex se jaló de la boca de Charlie, aun no había indicios de heridas mientras se
recomponía, nunca favoreciendo un lado sobre el otro.

Una vez más, los tres cambia formas se encontraban en un triángulo parados,
preparados para el siguiente ataque, yo no podía permitir que pasara. No habría
ganadores en esta pelea. No importaba que pasara, alguien a quien yo amaba iba a
terminar herido.

Yo realmente no tenía otro plan más que pararlos. Quizás debería tratar de razonar
con ellos.

O quizás debería gritar y hacer una rabieta. Debería darle a cada uno un golpe en
la cabeza por empezar a ser unos idiotas machistas. En lugar de eso, caí en mis
rodillas después de intentar dar un paso. Un dolor, caliente y agudo, rasgo mi
estómago, robando el oxígeno de mis pulmones y distorsionando el mundo en
frente de mis ojos. La parte de debajo de mi playera estaba hecha tiras, pedazos del
algodón pegados a mi cuerpo con una gran cantidad de sangre tibia.

—Jase. —Mi voz estaba conmocionada, llena de asombro, dolor y miedo.


Lentamente levante mi cabeza para encontrar la mirada de los tres cambia formas,
cada uno se olvidó de los otros y pusieron su atención en mí—. Dios, Jase, ¿qué
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hiciste?

El mundo giró. Escuché un aullido. Un gemido. Después un rugido vibró a través


de mi cuerpo, expandiendo temor por dentro.

Alex embistió. Jase corrió de prisa hacia atrás, pero no fue suficientemente rápido.
Alex estaba encima de él, su enorme cuerpo fácilmente sujeto al pequeño animal en
el suelo. Él desnudó sus dientes con un furioso gruñido antes de golpear la
garganta de Jase.
Charlie casi llega tarde, golpeando el costado de Alex justo cuando sus dientes se
hundían en la piel vulnerable del cuello de Jase. Los dos rodaron por el claro con la
fuerza del impacto, garras y crujidos mientras caían. Charlie enterraba sus uñas en
la tierra, ganando suficiente tracción para lanzar su cuerpo, por poco evade la
orilla del profundo precipicio. Él se tiró contra la tierra al tiempo que el lobo se
impulsa sobre él.

La noche copia un sonido desde mis pulmones, es más un chillido que un grito,
más angustiado que un gemido. Hizo eco en los árboles y en las rocas,
amplificando mi dolor mientras me levantaba del suelo y corría a la oscuridad del
bosque. Me deslicé por la grava suelta y tropecé con las raíces sobresalientes al ir
bajando entre los árboles, pero continuaba moviéndome. Ramas me golpeaban,
dejando cortes y rasguños en mi cara y brazos, pero no me importaba. Solo estaba
vagamente consiente del calor abrazador en mi abdomen y el sonido de terror de
aullidos suficientemente alto para ser escuchado sobre el rugido de mis oídos.

Tropecé en la oscuridad, frenéticamente buscando el tramo estrecho de playa, mi


garganta en carne viva gritar su nombre una y otra vez. Mi pecho se oprimió
cuando finalmente vi su cuerpo, desnudo y humano, me derrumbe en el suelo.

—¡Alex! —Caí en mis rodillas a un lado de él, ignorando las pequeñas piedras que
se encajaban en mi piel.

Su respiración era rápida y superficial. Un pedazo desigual de madera sobresalía


debajo de su hombro izquierdo.

—¿Scout?

—Shhh… estoy aquí. Estarás bien. Todo estará bien. —Una de mis lágrimas cayó
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en su mejilla. La limpie, junto con algo de sangre que salía de su boca.

Trató de hablar, tratando de sacar las palabras con cada jadeo de aire.

—Scout, yo…

—Shhh… —Puse mi dedo sobre sus labios—. Lo sé. No tienes que hablar. Está
bien. —Acaricié su cara tiernamente y hable con él—. Te amo. Te amo tanto. —Me
agaché y presione mis labios sobre los de él, pero por primera vez no correspondió
mi beso.
Lo sostuve mientras la indiferente luna absorbía el calor de su cuerpo fracturado.

Miré sus ojos llenos de temor mientras luchaba por su último respiro y era testigo
del vacío que seguía. Incluso después de que se hubiera ido, no podía dejarlo ir.
Me enrosqué sobre su cuerpo, esforzándome por decirle cuanto lo amaba, cuanto
lo amaría siempre. Lo bañé con mis lágrimas y mi sangre, cuando no había nada
más que darle, finalmente me rendí a la oscuridad.
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Capítulo 19
Traducido por Connie.J

Corregido por PrisAlvS

Abrir mis ojos parecía una tarea imposible, así que ni siquiera lo intenté. La gente
hablaba en voz baja alrededor mío, pero no podía distinguir una voz de otra, es
decir, mucho menos palabras individuales. Fuertes productos químicos de
limpieza se esforzaban para enmascarar los olores decididamente más humanos.

—¿Scout?

Conocía esa voz. Me tomó un par de intentos, pero mis párpados finalmente
lograron abrirse para apartarse uno del otro. Todo era un poco borroso y
surrealista. La televisión se incorporaba perfectamente en el armario que se
desvanecía en la pared, la cual estaba apegada a la cabeza de una mujer de
mediana edad con pelo castaño rizado, rasgos menudos y ojos color cielo.

—¿Mamá?

Mierda, eso duele. Mi garganta estaba en carne viva y magullada, mi lengua


triplicaba su tamaño normal.

—Estoy aquí. Todo estará bien.


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—¿Dónde…? —¿Alguien tuvo que lavar mis amígdalas con un estropajo metálico
jabonoso? No sabía que era posible que una garganta doliera tanto.

—Estás en el hospital. Tuviste un accidente.

¿Hospital? ¿Accidente?

Recordé estar en el bosque con Alex. Él me había dejado verlo como un lobo, y
luego…

Oh Dios.
—¡Alex! ¡Mamá, Alex! ¡Tenemos que ayudar a Alex! —Traté de levantarme, pero
inmediatamente me estrellé de nuevo en la almohada.

Alguien estaba gritando de forma espeluznante, el ensordecedor sonido llenó la


pequeña habitación.

—¡Scout! ¡No trates de moverte! —Mamá puso sus manos sobre mis hombros para
detenerme, pero no era necesario. No me podía mover aunque quisiera. El dolor
ardiente en el estómago era abrumador. Mamá fulminó con la mirada a la mujer
corpulenta con pantalones cuadrados de Bob Esponja que yo no había notado en la
habitación—. ¡Por el amor de Dios, trátela antes de que se rompan sus puntos!

Y entonces el mundo se volvió negro de nuevo.

***

Nuestra obra final de Shakespeare había sido Romeo y Julieta, un gran final carente
de imaginación, según mi opinión. Con la excepción de la realmente muy buena
versión con un casi-calvo Leonardo DiCaprio. Odié bastante Romeo y Julieta. La
trama no tenía sentido para mí. ¿Dos adolescentes se suicidan en nombre de amor
después de conocerse durante un par de días? No logré entenderlo.

Rescostada en el Centro Médico de la Universidad Vanderbilt, finalmente lo


entendí. Alex y yo nos habíamos conocido desde hace menos de nueve meses, sin
embargo, yo me había acurrucado con él en el suelo esa noche con la intención de
morir a su lado.

En su lugar, terminé en una habitación de hospital donde mis padres se turnaban


para vigilarme: mamá revisando continuamente los monitores, goteros, y
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acomodando la almohada; mientras papá se quedaba mirando fijamente la


televisión. Pasé mi tiempo viendo la lluvia caer libremente contra la diminuta
ventana, decepcionada de que mi corazón destrozado aún se las arreglara para
latir.

Tenía cuatro laceraciones extendiéndose desde debajo de mi pecho derecho


bajando hasta mi cadera izquierda. Dos de ellas eran lo suficientemente profundas
para haber cortado un poco de músculo. Tenía cuarenta y ocho puntos de sutura a
lo largo de mi abdomen y tres más en el hombro donde había caído contra una
rama de árbol. Eso lo recordaba vagamente. No podía, sin embargo, descubrir la
cómo me las arreglé para romper dos de los huesos de mi mano izquierda.

La principal preocupación, según mi madre, era la cantidad de sangre que perdí.


Durante el curso de mi segundo día de coma inducido por drogas, recibí once
unidades, lo que aparentemente era mucho. No necesitaba que nadie me dijera que
ellos no estaban seguros de que yo saldría adelante, las miradas atormentadas en
los ojos de mis padres me dijeron mucho.

Me preguntaba si ellos podían ver lo mucho que deseé no haberme provocado esto
sola.

Mis padres nunca me preguntaron qué pasó o por qué estaba en el bosque en el
primer lugar. Nunca hablaron de Alex. Ellos se aseguraron de que estuviera lo más
cómoda posible y honraban cada una de mis peticiones, salvo una.

En mi segundo día de semi-conciencia mi madre anunció, sonriendo, que alguien


estaba allí para verme.

—Mamá, por favor. Sin visitas.

—No son visitas. Son familia. —Abrió la puerta e hizo pasar a Jase y Angel a la
habitación.

Era desafortunado que ellos hubieran desenganchado el monitor del corazón esa
mañana. Si aún hubiera estado mostrando mi ritmo cardíaco al mundo verías a mi
madre llamando por un carro de emergencias cardíacas en vez de escabullirse
silenciosamente para conseguirse algo de almuerzo para sí misma.

Ellos se pararon junto a la puerta, Angel tímidamente acurrucada contra las


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piernas de Jase. No había pruebas de que hubieran estado en una pelea, lo que era
de esperar. Cuando los Cambiantes pasan de una forma a otra el proceso repara
cualquier daño en los huesos o el tejido que debió desgarrarse y reforma para
completar el Cambio. En caso de una lesión grave, como la herida de bala de Jason
Hagan o la caída de Alex, un Cambio se activaría como un último esfuerzo de
supervivencia.

No podía soportar ver a Jase. Quería hablar con Angel, para tratar de aliviar un
poco el miedo que sentía que irradiaba de ella, pero no podía hacer eso con Jase en
la habitación. Yo apenas podía respirar con Jase en la habitación, así que los ignoré
y volví a mi nueva afición, contando silenciosamente las gotas de agua que se
aferraban a la ventana. Estaba en la gota cuarenta y seis cuando se rompió el
silencio.

—Lo siento.

¿Él lo sentía? ¿Por qué? ¿Por tratar de aniquilarme o ser cómplice en el asesinato de mi
novio? No importaba. Su disculpa no era aceptada.

—Charlie está en la sala de espera. Él se niega a irse, ni siquiera para comer o


tomar una ducha. Tienes que hablar con él.

En la gotita número dieciocho, mi favorita, decidí que él no podía aguantar más y


cayó hacia la repisa, llevándose consigo a una cantidad desconocida de amigos.

—No tengo que hacer nada. —Tomé una respiración profunda, felicitándome a mí
misma por ser capaz de decir una frase entera—. Quiero estar a solas con mi
hermana.

—Scout…

—Por favor.

Yo estaba tan sorprendida como aliviada cuando realmente se fue. Cuando oí la


puerta cerrarse me volví hacia Angel.

Su cabello estaba trenzado en la espalda, pero varios rizos rebeldes se habían


soltado, causando frizz alrededor de su angelical rostro. Parecía pequeña y
asustada.
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—Me gusta todo de mis dibujos —le dije, asintiendo con la cabeza hacia la pared
frente a mi cama. Cada vez que mamá regresaba del hotel donde mi familia se
alojaba, ella traía un montón de dibujos de Angel hechos para mí. Le pedí colgarlos
en la pared para que yo pudiera ver el “Recuperate pronto” y el “Te quiero” cada
vez de las drogas se disipaban lo suficiente para despertarme. Mi favorita era el
primero de la segunda fila. En ella había dibujado dos niñas y un niño cuya sonrisa
era tan grande que no podía ser contenida por el círculo alrededor de su cabeza. En
la mano tenía un plato de brownies.
—Te estás convirtiendo en una muy buena artista.

Angel no dijo nada, pero llegó al lado de mi cama. Sus ojos se deslizaron de mi
cara a mi estómago y volvieron. Su labio inferior temblaba.

—¿Quieres subir aquí y acurrucarte conmigo?

—Se supone que debo tener mucho cuidado de no hacerte daño.

—No me harás daño. —Le di unas palmaditas al espacio vacío en la cama con mi
yeso—. Mira, puedes ponerte aquí. Seremos cautelosas de no tocar la barriga, ¿de
acuerdo?

Ella fue extremadamente cautelosa mientras subía a mi lado. La sacudida del


colchón causó algunos dolores punzantes disparandose a través de mi cintura,
pero me las arreglé para no gritar.

Cuando finalmente ella se instaló, puse su cabeza sobre mi hombro. Ella olía a
champú y galletas de hotel. Vi mientras las lágrimas se reunían en el puente de su
nariz antes de que ella se sumergiera en mi bata de hospital.

—Mamá dice que Alex se fue al Cielo. —Su voz temblaba mientras ella hablaba.

—Eso es verdad. Él se fue para estar con su mamá y papá.

—¿Y ellos se ocuparán de él y no lo dejarán solo?

—Por supuesto que sí. Está en un lugar mejor.

Angel se contorneó alrededor para así poder verme.

—No vas a dejarme e ir al cielo también, ¿verdad? —Su voz con hipo mientras
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comenzaba a llorar en serio, su pequeño rostro arrugado en una máscara de dolor.


Si me hubieras preguntado una hora antes, yo habría dicho que era imposible que
mi corazón se rompiera más. Me había equivocado.

—Yo no voy a ninguna parte. —Torpemente le di unas palmaditas en la espalda


con la mano rota y cubrí la coronilla de su cabeza de besos—. Voy a estar mejor y
volveré a casa en un par de días.

—Prométemelo —sollozó—. Prométeme que no vas a morir.


—Angel, cariño, no puedo prometer eso. No se puede hacer esa promesa.

—Prométemelo —lloró.

Así que puse mi dedo meñique alrededor del suyo y le prometí que me quedaría
donde estaba, en mi propia versión del Infierno.

***

La siguiente vez que recibí a un nuevo visitante estaba ocupando la silla donde mis
padres normalmente mantenían vigilia. Talley giraba el pelo alrededor de sus
dedos mientras sus ojos parpadeantes revoloteaban por la página de la novela
equilibrada sobre su regazo. Por el rubor en sus mejillas supuse que estaba en la
parte del beso.

—Hola —dije. Mi voz aún era débil, especialmente cuando me despertaba.

Talley se levantó y arrojó el libro a un lado sin siquiera marcar la página.

—Lo siento mucho. ¿Has estado despierta mucho tiempo? ¿Necesitas algo? ¿Agua?
¿Pedazos de hielo? ¿Estás adolorida? ¿Tengo que llamar a una enfermera?

—Estoy bien. —Tragué saliva y reconsideré su oferta—. En realidad, el hielo sería


genial—. Talley corrió a toda velocidad por el pasillo, reapareciendo segundos más
tarde con un vaso y una cuchara de plástico.

Ella hizo como si fuera alimentarme, pero le clavé una mirada que la hizo
entregármelo. Cuando sus dedos tocaron los míos se echó hacia atrás y se disculpó.
Ella lo hacía mucho ahora que yo conocía sus habilidades de vidente.

—Está bien —le dije, quizá por centésima vez—. Yo confío en ti. —Eso fue al
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parecer lo que no debía decir.

El rostro de Talley se derrumbó por completo.

Me preparé a mí misma, con certeza Talley iba a decirme que ella les había dicho a
Jase y Charlie dónde encontrarme. Me había negado a admitir que era la
explicación más racional de cómo ellos nos encontraron, porque sabía que una vez
que lo hiciera, yo tendría que pasar parte de la culpa por la muerte de Alex a
Talley, dejándome sin un solo amigo.
—Ya hemos visto lo que pasó esa noche. —El mundo era un gran peso sobre sus
hombros—. Yo no quería, pero ellos me obligaron a hacerlo para proteger a la
Manada. Él tenía que saber lo que pasó. Lo siento mucho, Scout. Sé que prometí
nunca entrar al interior de tu cabeza sin permiso, pero…

—Está bien —le dije, interrumpiéndola—. Mi cerebro es tu cerebro. —Mis propios


recuerdos de esa noche todavía estaban desordenados, pero se estaban haciendo
cada vez más claros. Algunas cosas, como el palo sobresaliendo de la carne de
Alex, parecían estar grabas permanentemente en mi cerebro. A veces la imagen
flota de la nada frente a mis ojos, bloqueando todo lo demás. Otras veces, sería
participe de un súbito temor paralizante de la nada, mi corazón latiendo en mi
pecho, y mi cerebro gritando por luchar o huir sin ninguna fuente finita de peligro.
Y luego estaban las pesadillas. Me preguntaba si Talley era capaz de dormir
tranquila.

—Siento que hayas tenido que ver eso —le dije.

—Siento que hayas tenido que vivirlo. —Se sentó en el borde de mi cama. Puse una
mano en su brazo, tanto para consolarla y para hacerle saber que yo todavía estaba
bien con que ella me tocara. Vi que las lágrimas crearon riachuelos en sus mejillas,
su cara reflejándose por la ventana.

—Tal, ¿les dijiste dónde estábamos?

No pude evitarlo. Tenía que saberlo.

—¿Qué? No. Por supuesto que no. —Ella tomó uno los pañuelos de papel de lija de
la mesita de noche y delicadamente se secó los ojos—. Estábamos haciendo una
prueba a distancia para ver qué tan lejos podían llegar antes de perder sus voces.
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Se suponía que iban a ir hacia el sur, lejos de ti. No tengo ni idea... —Ella se enjugó
los ojos—. Toby preguntó, por supuesto, pero ellos no le dirán lo que estaban
haciendo allí.

—No podías simplemente... —Apreté el brazo para ilustrar mi punto.

—Jase no ha llegado a estar lo suficientemente cerca de mí para tocarlo desde julio,


y Charlie... —Ella se aclaró la garganta en una forma tan femenina como le fuera
posible—. No. No he sido capaz de conseguir algo. —Ella miró por la ventana por
un largo tiempo. Deseaba que su poder trabajara en ambos sentidos para que yo
pudiera saber lo que estaba pensando. Mi medicina fue desapareciendo, y ya que
aún sostenía el brazo de Talley, se dio cuenta de eso al mismo tiempo que yo.

—Oye —dijo levantándose—, déjame ir a buscar a alguien para darte algo contra el
dolor.

—No, todavía no. No es tan malo. —Yo había aprendido que el dolor era relativo.
Por alrededor de cinco minutos pensé que mi garganta estaba sufriendo el más
grande de los dolores. Ahora, a pesar de que no había sanado mucho, apenas lo
notaba. En comparación con mis lesiones, sólo era una molestia. Y en comparación
con la sensación hueca en mi pecho, el dolor físico no era nada—. Quiero hablar
más antes de que me deslice hacia el profundo y oscuro abismo una vez más.

Talley miró hacia la puerta, y luego se hundió en la silla.

—¿Qué quieres que hablemos?

—¿Qué es lo que el mundo piensa que pasó esa noche? ¿De dónde creen que estos
arañazos surgieron?

—Era una noche agradable, por lo que decidimos estudiar afuera, como una sesión
de estudio de campamento. —Me preguntaba si el discurso sonaba tan ensayado
cada vez que ella lo decía—. Te fuiste dentro del bosque para hacer pis.
Escuchamos tus gritos y te encontramos en el suelo, sangrando. Vi un destello de
un animal desapareciendo en el bosque. Alex se había ido en busca de ayuda, pero
debió haber estado confuso, porque corrió directamente al acantilado. Traté de
hacer que permanecieras quieta mientras yo iba en busca de ayuda, pero no
quisiste escucharme. Te fuiste en busca de Alex, lo cual es cómo acabaste
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perdiendo mucha sangre.

—¿Y cómo exactamente explicaste el hecho de que Alex estaba desnudo? —Talley
bajó la mirada.

—No lo estaba. Se había quitado la camisa para detener tu hemorragia, pero estaba
usando pantalones.

—Pero él no estaba usando pantalones. ¿El equipo de emergencia simplemente no


notó eso? —Cuando la comprensión de lo que ella debió haber hecho me golpeó, se
me revolvió el estómago. No pude contener un grito ahogado mientras el dolor
candente ardía en respuesta.

Talley se levantó de un salto y se dirigió a la puerta.

—Necesitas tu medicina.

—No. Necesito respuestas. ¿Qué ocurrió realmente?

—Tú sabes lo que pasó.

—Quiero decir, ¿cómo es que todo el mundo piensa que tú estuviste allí todo el
tiempo? ¿Cómo supiste que algo andaba mal?

—Los chicos pensaban que estaban demasiado lejos de mí para escucharlos, y


realmente lo estaban. Pero luego las cosas empezaron a ir mal. Yo no podía oír
nada en absoluto y luego Jase estaba en mi cabeza, gritando que te hirió y que me
necesitaba. Me fui sin siquiera decirle a Toby a dónde iba.

Ella volvió a su posición en el borde de mi cama.

—Fue un accidente, Scout. Ellos nunca tuvieron la intencion de lastimar a alguien.

Dejé escapar una sola carcajada histérica.

—¿Un accidente? Yo estaba allí, Talley. Ellos nos atacaron.

—Atacaron a Alex, tú estabas en el camino.

¿Qué demonios fue eso? ¿Talley estaba defendiendolos cuando Alex estaba
muerto?
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—¿Tenía que sentarme allí y dejar que lo mataran?

—Sólo querían asustarlo. Ellos nunca tuvieron la intención de matarlo. —Ella creía
lo que estaba diciendo, lo que era aún más desesperante que si ella estuviera
cubriéndolos.

Su teléfono vibró mientras intentaba ordenar mis emociones. Miró


automáticamente en el identificador de llamadas y me dio una mirada en conflicto.

—Adelante. Tómalo. —Habíamos terminado de todos monos.


Se acercó a la ventana, ya sea para obtener una mejor recepción o tener una
conversación más semi-privada, no estaba segura.

—Hey, ¿tienes algo ya…? ¿Domingo por la tarde? —Ella me miró y se volvió hacia
la ventana—. Sí, ella puede estar allí para entonces... Escucha, en realidad estoy en
el hospital. ¿Puedo llamarte más tarde luego de finalizar las cosas? —Después de
colgar, se acercó hasta situarse en el extremo de la cama. Algo en la mirada de sus
ojos sofocó brevemente mi ira—. Era Tinsley. Quería hacerte saber que se ha fijado
un día para el funeral de Alex. Vamos a hacerlo la tarde del domingo. Tu mamá
dijo que deberías ser capaz de ir para ese entonces.

—¿Por qué está Tinsley haciendo los arreglos del funeral?

—¿Te acuerdas de la tía que Alex tenía en Montana? —Asentí—. Resulta que ella
no existe. De hecho, ninguno de los datos de contacto que ellos proporcionaron a la
escuela es correcto. Puesto que no tenemos forma de llegar a los familiares, la clase
superior tomó el dinero para pagar por el funeral. Como presidenta de la clase, la
planificación del servicio funerario fue a manos de Tinsley.

—¿Qué pasa con Liam? Quiero decir, sé que no tienen mucho dinero, pero aún así
es su hermano. ¿No debería él estar haciendo los arreglos para el funeral?

Talley examinó las bolsas colgando de mi portasueros mientras hablaba.

—Nadie ha visto a Liam desde que te llevó a la sala de emergencia.

—¿Desde que hizo qué?

—Después de que Alex cayó, Jase y Charlie empezaron a aullar para obtener
ayuda. Liam estaba cazando cerca. Ya te había llevado lejos del peligro cuando
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llegué allí. —Sus ojos se encontraron con los míos una vez más—. Era como mi
visión. Estabas recostada en sus brazos, sangre por todas partes. —Algo estaba
mal. Un error. Había demasiado que no cuadraba. Demasiadas preguntas sin
respuestas. Demasiado para procesar. Afortunadamente, la enfermera llegó con su
jeringa con líquido para la insconciencia, salvándome de intentarlo.

***
Fui, de hecho, liberada del hospital el domingo por la mañana. El médico tenía
dudas, miedo a una infección, pero mamá acordó continuar con antibióticos por
vía intravenosa en el hogar. Le expliqué que tenía un funeral al que asistir.

Llegamos al cementerio antes de que iniciara el servicio. Yo llevaba un vestido de


algodón negro que era dos tallas más grande, así no se molestaría mis suturas.
Papá empujó mi silla de ruedas por el suelo desigual lo más suavemente posible.

Toda la escuela asistió a las honras fúnebres. Dudé que ni la mitad de ellos hubiera
conocido en realidad a Alex.

Ellos pensaban que estaban afligidos por el chico que murió, pero en realidad sólo
estaban de luto por su antiguo sentido de la inmortalidad.

Todo el mundo me miró mientras hicimos nuestro camino hacia el frente. Mi


habitación en el hospital se había llenado de tarjetas, flores y globos de
compañeros de clase, pero cada vez que miraba a través de los ojos de la
muchedumbre salían disparados como cucarachas corriendo de la luz. La Scout
Donovan que estuvo a las puertas de la muerte era una querida amiga de toda la
clase superior. Scout Donovan, la sobreviviente, no era más que un espectáculo, un
tema de conversación.

Me pregunté si me debería molestar.

Ya que Alex no era miembro activo en ninguna de las iglesias locales, el servicio se
llevó a cabo en su mayoría por la administración de la escuela secundaria y el
personal. Nuestra directora, la Sra. Travers, comenzó hablando de la tragedia de
perder a alguien tan joven. Varios de los maestros de Alex se levantaron y
hablaron sobre lo buen estudiante que era y su actitud positiva. La Sra. Sole era la
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única que hablaba de él como si realmente lo hubiera conocido, aunque la mayor


parte de su discurso era ininteligible por los sollozos. Después de los elogios, Jane
Potts hizo una versión acústica emocionalmente agotadora de When Soul Meets
Body74. El servicio concluyó con una oración dirigida a otro estudiante, David
McGowan, que se dirigía a un seminario en el otoño.

74Canción del grupo de rock y popindependiente Death Cab for Cutie creado en 1997, mejor
conocidos por su canción Meet me on the Equinox, que es parte de la banda sonora de la película
Luna Nueva (la película 2 de la saga Crepúsculo de Stephenie Meyer).
Y luego se acabó. Toda la vida de Alex se había reducido a un servicio en la tumba
a la que asistieron las personas que nunca lo conocieron en alguna forma que
importara. Quería gritar ante la injusticia de todo esto

—Cariño, ¿quieres ir a decir adiós? —Papá señaló con la cabeza hacia el ataúd
donde varias personas se habían reunido, la mayoría de ellos apoyándose el uno al
otro para sostenerse.

Yo no quería decir adiós. Quería al menos una persona que lo conociera, que lo
amara, de pie en su ataúd y reconociendo la vida que se perdió y nunca podría ser
reemplazada, pero había tanta gente.

Las personas me miraron a través de todo el servicio, a la espera de alguna


respuesta. La gente quería verme desmoronarme, querían presenciar mi dolor.
¿Qué decían de mí? ¿Acerca de mi relación con Alex? ¿Sobre lo que pasó esa
noche?

¿Por qué diablos me importaba?

—Sí, por favor.

El grupo de dolientes se separó mientras papá me llevaba hacia adelante. Vi


grupos de personas reuniéndose para mirarme.

Por primera vez en mi vida, realmente no me importaba lo que pensaban. Si


querían un espectáculo, bien. Yo les daría uno.

El ataúd estaba, por supuesto, cerrado. Yo estaba agradecida. Yo ya había visto su


cara pálida e inmóvil una vez antes, no podía soportar volver a hacerlo.
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Había una foto encima. Normalmente habría sido una fotografía de la escuela, pero
Alex nunca había encontrado el momento de hacer eso. En cambio, era una foto
espontanea, obviamente, tomada de un teléfono celular. Parecía un niño en
Navidad, la alegría se filtraba por todos sus poros. Ya había olvidado lo hermosa
que era cuando él estaba así.

Extendí mi mano y la puse sobre el ataúd, lista para despedirme, pero las palabras
quedaron atrapadas en mi garganta. Me quedé mirando la caja de madera, mis
pensamientos y emociones en caos. Yo sabía que era imposible. Lo vi morir, se
había ido. Sin embargo, yo estaba segura, sin sombra alguna de duda, que el ataúd
estaba vacío.

Si yo no hubiera estado sentada me habría derrumbado.

Estaba tan absorta en mis pensamientos no me di cuenta que ya no estaba sola.

—Él estaba enamorado de ti, sabes. —Ashley Johnson llevaba lo que estoy segura
pasaba como ropas fúnebres apropiadas en su libro: un mini vestido negro, tacones
de diez centímetros y gafas Jackie75—. Él está mirándote en esa foto. Normalmente
se veía tan aburrido, pero en el momento en que tú estabas alrededor, él se
iluminaba como el Cuatro de Julio76. —Ella aplastó su mano sobre una lágrima que
corría por debajo de sus gafas.

—Dios, soy una persona tan horrible. —¿Por qué estaba hablándome? ¿No podía
ella ver que yo estaba en medio de algo? Quería que ella se fuera para que yo
pudiera pensar.

—Tomé esa foto —dijo con una voz saturada de lágrimas—. Tomé un montón.
Fotos de ustedes dos juntos cuando pensaban que nadie estaba mirando. Fotos de
ustedes escondidos en los armarios y en las aulas vacías. ¿Sabes lo difícil que es
vivir bajo tu sombra? ¿Cómo es de difícil mirar a tu familia perfecta, tu perfecta
mejor amiga, tus calificaciones perfectas y saber que no hay nada en mi vida esté a
la altura de eso? Siempre has tenido todo y luego lo tomaste a él, también. —Fue
como si de repente ella hablara mandarín. ¿De qué estaba parloteando? ¿Y por qué
iba a pensar que me importaba? Necesitaba que me dejara sola—. Yo sólo quería
arrebatarte algo, derribarte en un nivel inferior. Así que tomé fotos para reunir
pruebas. Jase nunca hubiera creído si yo sólo le dijera al instante. Él me odia. Tú te
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aseguraste de eso.

»En el baile de graduación le di a Jase las fotos y le dije lo que oí de tus planes para
la noche siguiente. Estaba lívido. Empezó a divagar sobre las lunas llenas y los
intentos de suicidio y sólo Dios sabe qué más. Charlie, sin embargo, estaba
completamente sobrio e impasible. Él me devolvió mis fotos y me dijo que me

75Gafas Jackie: lentes de sol al estilo de Jackie O’. Son grandes, el aro redondo, cubren casi la mitad
del rostro.
76 Cuatro de julio: independencia de Estado Unidos, celebrado con gran cantidad de fuegos

artificiales.
preocupara de mis propias relaciones inadecuadas. —Los lagrimones comenzaron,
el rímel arruinando su impecablemente confeccionada cara—. Cuando Tinsley
llamó para decirme que estabas en la sala de emergencias, yo estaba feliz. Feliz. —
Ella dejó escapar una corta risa ladrada, lo suficientemente alta que varias personas
se volvieron a mirarla—. Pensé que Jase había ido a buscarte y te encontró con
Alex. Pensé... pensé que ustedes dos se habían involucrado en una pelea, un
verdadera lucha, alargar la batalla con todas tus patadas de karate y de judo. Te
imaginé con un ojo nero, quizás un brazo roto. Y que luego ellos dijeran que no
esperaban que tú sobrevivieras la noche, y yo supe que no era Jase, pero todavía me
sentía tan culpable. Como si fuera mi culpa que ese coyote te atacara.

Yo tenía que estar emocionalmente indiferente. Esa era la única manera de


describirlo. No me sentía enojada o horrorizada o piadosa o cualquier emoción que
habría tenido que sentir. No sentí nada. Nada en absoluto.

—¿Recuerdas que una vez me dio la gripe estomacal cuando estabas alojada en mi
casa? Te quedaste conmigo toda la noche, sostuviste mi pelo hacia atrás cada vez
que vomité. —El sol alcanzó su punto máximo detrás de una nube, reflejando el
moco que se quedó fuera de su nariz—. Fuiste una buena amiga, y lo arruiné. Te
echo de menos.

Ni siquiera podía fingir sentir lo mismo.

—¿Todavía tienes esas fotos de Alex y yo juntos?

—Todavía están en la cartera de Gucci que llevé al baile.

—¿Puedo tenerlas? —Esperaba que lo que mi boca estuviera haciendo luciera más
como una sonrisa que una mueca—. No tengo ninguna foto de él.
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—¡Por supuesto! ¡Incluso las pondré en un álbum y todo! —Lo bueno de Ashley
era que ella era fácil de consolar, siempre lo había sido. Su culpa fue
instantáneamente absuelta por mi petición, nuestra amistad restaurada en su
mente. Eso no quería decir que ella no intentaría sabotear mi vida de nuevo
mañana, pero por ahora ella estaba pacificada.

Ashley comenzó a balbucear sobre una cosa y otra relacionada con lo que me había
perdido en la escuela durante la semana pasada, ahora ajena a la tumba abierta a
menos de cinco metros de donde estábamos paradas. Me estaba resistiendo las
ganas de empujarla cuando Talley apareció a mi lado. Ella con mucho tacto, me
alejó de Ashley, señaló que estaba empezando a arder bajo el sol de mediodía y me
llevó hacia un pequeño grupo de árboles.

En el momento en que nos separamos de las masas, un hombre atravesó el


cementerio en dirección a nosotras. Cuando Talley le vio susurró una blasfemia en
voz baja, poniéndome en guardia.

Estaba constituido robustamente, posiblemente estaba en sus cuarenta o cincuenta


años. Podría haber pasado por atractivo en algún momento de su vida, pero ahora
sólo se veía agotado. Una cicatriz iba desde su sien derecha hasta la esquina de su
labio, alterando sus pobladas cejas, ya que la cactriz pasaba por ahí.

—¿Harper Donovan? —Su acento era inusual. Pensé que podría ser de Europa del
Este o incluso Rusia.

—Sí, soy la señorita Donovan.

—Srta. Donovan, soy Stefan Vasile. —Extendió una mano hacia mí. Yo
instintivamente envolví la mía con más fuerza alrededor de mi estómago herido—.
Tengo entendido que era muy cercana a mi sobrino, Christopher.

—¿Christopher? Yo no conozco a nadie llamado Christopher.

—Lo siento mucho. Soy olvidadizo. —Se repuso de la torpeza del apretón de
manos no devuelto colocando sus manos en los bolsillos de su traje—. Cuando los
chicos se escaparon asumieron nuevos nombres. Creo que lo conocía como Alex.

—Yo conocí a Alex. —Mi voz se mantuvo estable, mi aliento también.


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—Tal vez usted me puede ayudar. Estoy buscando a su hermano. Los dos huyeron
después de que sus padres murieron en un incendio en su casa y hemos estado
buscándolos desesperadamente desde entonces. Y ahora, con el pequeño
Christopher muerto... —Se calló, mirando con tristeza al funeral que se había
llevado a cabo. La mayoría de la gente se había ido, sólo unos pocos rezagados se
habían quedado atrás—. Significaría mucho para la familia si pudiera traer a su
hermano a casa. ¿Tiene alguna idea de dónde podría haber ido?
Me encontré con los ojos marrones oscuros del hombre que no era el tío de Alex y
le devolví el favor a Liam por salvarme la vida.

—Siempre estaba hablando de lo mucho que le gustaba vivir en un clima más


cálido. Si yo fuera usted, iría a buscar al sur.

—¿Sur? ¿Estás segura?

—Trató de convencer a Alex de mudarse a Florida en más de una ocasión.

—Eso es... interesante. Gracias, querida. Has sido de gran ayuda.

—Espero que lo encuentren —mentí.

—No te preocupes. Sé que lo haremos.

Antes de que él llegara a la fila de coches oscuros aparcados en el estacionamiento,


sacó un teléfono celular, hablando rápidamente en otro idioma. No podía apartar
los ojos de él. No fue hasta que se metió en su coche y se marchó que la tensión
comenzó a irse.

—Ese tipo necesita seriamente un bigote curvado —dije, volviéndome lentamente


hacia Talley.

Moverme tomó un gran esfuerzo personal. El estrés del día, junto con un puñado
de pastillas que mamá me hizo tragar antes del servicio, estaban empezando a
tener un efecto en mí. Estaba cansada, dolorida y mareada.

—¿Eh? —La cabeza de Talley dio media vuelta. Ella se movió para bloquear mi
campo de visión, pero fue demasiado lento.
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Yo lo vi, de pie en el borde de la zona boscosa que rodeaba el cementerio. Mi


corazón paralizado mientras los ojos grises del lobo se encontraron con los míos
por un breve instante antes de que él corriera hacia el bosque.

Fin
Sobre la autora:

Tammy Blackwell es una Coordinadora de Servicios para Adultos Jóvenes de un


sistema de bibliotecas públicas de Kentucky. Cuando no está leyendo, escribiendo,
catalogando, o hablando de libros, ella está durmiendo…
Página 246
Staff:
Moderadora de Traducción:
PrisAlvs PaolaGP

Traductoras:
PaolaGP Yellowsun

PrisAlvS Btaalejandra

Leeconemi Pilitas

CrissViz isa_peti

NicolSmile Connie.J

Recopilación y Revisión:
Connie.J PrisAlvS Leeconemi

Correctoras:
Página 247

Belisrose Viqijb Lariebel

Leeconemi Connie.J

Gaz PrisAlvS

Diseño:
Gaz
Traducido, corregido
y diseñado en:

¡Únete!
Página 248

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