Relato de Terror
Relato de Terror
Relato de Terror
Me solía levantar todos los sábados por la mañana para ir a misa, pero ese día no fue
como otros, ese maldito 2 de diciembre…….
Me levanté a medianoche por culpa de alguien que llamó a mi puerta repetidamente, así
que me levanté con cara de pocos amigos y me puse mis pantuflas para ver qué demonios
quería esa persona. Anduve hacia la puerta y cuando abrí no había nadie, solo el pasillo
vacío y oscuro. Viendo que se trataba de una broma pegué un portazo, y aunque me sentía
observado, me fui a la cama a intentar coger el sueño de nuevo, pero cuando me fui a
meter en la cama….. POM POM POM…. otra vez llamaban a la puerta. Esta vez fui
corriendo para ver quién era, pero al abrir la puerta de nuevo, no había nadie, agaché la
cabeza y vi algo en el suelo, era un oso de peluche desaliñado. Como tenía mucho sueño lo
cogí del suelo y dormí con él abrazado, sin saber las consecuencias que eso podía tener.
Por la mañana me levanté destrozado, miré por la ventana y el día estaba gris y muy
nublado. Cuando ya me espabilé vi el osito de peluche al lado mío, y lo coloqué en el
estante que tengo enfrente de mi cama. Me di una ducha, y apenas me había secado el
pelo cuando la luz de la habitación empezó a parpadear. Cada vez que parpadeaba tardaba
más tiempo en volver la luz, así que salí del cuarto de baño y pude ver que de los ojos del
oso salía como una luz roja. Rápidamente cogí las llaves del coche y abrí la puerta para
salir corriendo. Nada más abrir, vi que el pasillo estaba muy oscuro, pero eso no me
importó y salí corriendo directo al ascensor. Mientras esperaba a que llegase el ascensor
pude ver cómo una luz roja se iba acercando lentamente, así que cuando pude abrir la
puerta de dicho ascensor, me metí rápidamente sin ver quién estaba dentro. Ya dentro fue
cuando me di cuenta que había una persona al lado de mí, y que tenía una apariencia
bastante escalofriante, me sonaba de algo pero no sabía de qué, y de tanto fijarme me di
cuenta que era…. ¡EL CURA DE LA PARROQUIA A LA QUE SIEMPRE IBA! Le fui a preguntar
el porqué no estaba en la parroquia, pero más rápido de lo que canta un gallo, sacó un
pañuelo de su bolsillo, lo mojó de un líquido extraño y me lo pasó por la cara. Quedé
totalmente inconsciente un buen rato. Cuando pude abrir los ojos noté que me
encontraba tumbado en el suelo, y que llevaba puesta una túnica negra. El lugar me
resultaba conocido…. ¿ESTABA EN LA PARROQUIA?... Habían 10 personas rodeándome
cogidas de la mano y estaban vestidos con una túnica negra igual a la que yo llevaba. Entre
estas personas, una era el cura, que estaba leyendo algo que no lograba entender. Yo
estaba en el medio de un círculo rojo rodeado de velas, cuando escuché decir al cura algo
de…….. ¿SACRIFICIOOOOO? Intenté levantarme y salir corriendo, pero no pude hacerlo,
era como si un alma oscura me tuviese agarrado de manos y pies. Me empecé a poner
muy nervioso viendo que no podía hacer nada, y hasta se me caían las lágrimas de la
impotencia que sentía. Era muy agobiante porque sentía todas las partes de mi cuerpo
pero no podía moverlas, además de que mientras lo intentaba el cura seguía recitando
cosas que no entendía. Cuando ya lo daba todo por perdido, y el cura por el tono en el que
hablaba parecía que estaba terminando esta especie de sacrificio, una fuente de luz entró
por la puerta. Literalmente la policía echó la puerta abajo, y nada más poner un pie en la
parroquia dieron 5 disparos al aire, para que estas personas dejasen lo que estuviesen
haciendo. Yo estaba realmente feliz hasta que me di cuenta de que al ir vestido como
ellos, la policía podría confundirse y dispararme a mí, así que empecé a gritar que me
tenían secuestrado. Como los secuestradores intentaron escapar, los agentes empezaron a
correr detrás de ellos, logrando sólo atrapar a dos de los mismos. El resto de los
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Un día totalmente diferente
secuestradores tuvo que esconderse por la parroquia, ya que no había otra salida que no
fuese donde estaban los policías. Yo seguía tirado en el suelo sin poder moverme, mientras
veía cómo los policías registraban a los dos secuestradores que atraparon. Los
secuestradores lloraban mientras gritaban que si no entregaban un alma a Satanás
moriríamos todos. Los agentes no creyeron nada de lo que dijeron, y decidieron pegarle
un tiro en la nuca a cada uno. Yo estaba alucinando ante esa acción, ya que pude ver cómo
disfrutaban matando a gente. Después de esto, ya podía moverme y pensándolo un buen
rato decidí levantarme e irme de allí. Cuando los policías me vieron empezaron a
apuntarme con sus fusiles mientras gritaban que me detuviese. Me detuve e intenté
explicarle al policía que me registró lo sucedido pero no me creyó. Los policías no sabían
qué hacer, y mi aparición fue una bendición para ellos. Me obligaron a ponerme el primero
mientras registraban la parroquia en busca de los demás secuestradores, sabiendo que los
intentarían matar. Si estaba yo, había dos opciones, o era uno de ellos y no me dispararían
los secuestradores; o los policías me usaban de escudo mientras me asaltaban a tiros.
Todo estaba muy oscuro, y yo a punto de cagarme en los pantalones, porque en cualquier
momento un secuestrador podría estar escondido y asaltarnos. La última habitación que
nos faltaba por registrar era el despacho del cura. Su puerta estaba abierta y no parecía
haber nadie. Los policías se detuvieron un momento, me miraron y me cogieron del cuello
de la camiseta con rabia, como si fuese un muñeco. Me metieron una pistola hasta la
garganta, y cuando todo ya parecía perdido saltó un agente diciendo que no me matasen,
que registrásemos el despacho del cura aunque aparentemente no hubiese nadie, y si
efectivamente no había nadie, él mismo se encargaría de darme una muerte tan lenta y
dolorosa como si de un secuestrador o asesino se tratase. Yo estaba inmóvil viendo mi
muerte aún más cerca. Empezaron a empujarme y no me quedó otra que caminar hacia el
despacho. Antes de entrar pensé en todas las cosas bonitas que me habían pasado en la
vida, y en lo contradictorio que resultaba el encontrar la muerte en el lugar que más
apreciaba y visitaba todas las semanas. Entré al despacho con más pena que gloria, detrás
de mí entraron todos los agentes, encendieron la luz y empezaron a registrar la habitación.
Cuando ya parecía no haber nadie, ocurrió algo que nadie se esperaba, y es que alguien
me cogió de la pierna tirándome al suelo. Entonces fue cuando la luz de la habitación se
apagó, y empezaron a escucharse disparos. Yo me puse las manos en la cabeza tapándome
las orejas aterrorizado. Cuando pararon los disparos miré a mi alrededor, y estaban todos
los agentes muertos con unos 8 disparos aproximadamente cada uno. Al lado mía, estaba
el cuerpo del agente “que me salvó la vida” destrozado por los disparos, y al recordar lo
que dijo se me escapó una pequeña sonrisilla mientras lo observaba. No pasó ni un
segundo cuando me di cuenta de que el cura estaba detrás de mí con un fusil, me di la
vuelta y lo miré a los ojos con cara de querer arrancárselos. Fui a por él furioso, con ganas
de matarlo, aunque él ni siquiera se inmutó, así que cuando lo tuve cerca, intenté darle un
puñetazo con todas mis fuerzas. Sin embargo, sin darme cuenta, tenía a un secuestrador
detrás de mí que evitó que le pegase al cura, y además hizo que quedara inconsciente de
un fuerte golpe en el cuello. Cuando desperté recordaba todo lo que había sucedido
pero….. ¿OTRA VEZ ESTABA EN MEDIO DE UN SACRIFICIO?
CONTINUARÁ…..