Arquitectura en La Antigua Grecia
Arquitectura en La Antigua Grecia
Arquitectura en La Antigua Grecia
La Arquitectura de la Antigua Grecia es la arquitectura producida por los pueblos de habla griega
(pueblo helénico) cuya cultura floreció en la península griega y el Peloponeso, las islas del Egeo, y
en las colonias de Asia Menor y en Italia por un período de alrededor del 900 aC hasta el siglo
primero dC, con las primeras restantes obras arquitectónicas que datan de alrededor del año 600
aC.
La arquitectura griega antigua es la más conocida por sus templos, muchos de los cuales se
encuentran en toda la región, sobre todo como ruinas, pero muchos intactos sustancialmente. El
segundo tipo importante de construcción que se conserva en todo el mundo helénico es el teatro
al aire libre, con la primera data de construcción del año 350 aC. Otras formas arquitectónicas que
aún se encuentran en evidencia son la puerta de entrada procesional (propylon), la plaza pública
(ágora), rodeada de pisos con columnatas (stoa), el edificio del Ayuntamiento (bouleuterion), el
monumento público, la tumba monumental (mausoleum) y el stadium.
La arquitectura griega antigua se distingue por sus características altamente formalizadas, tanto de
estructura y decoración. Esto es particularmente cierto en el caso de los templos donde cada
edificio parece haber sido concebido como una entidad escultórica dentro del paisaje, con mayor
frecuencia planteado en un terreno elevado para que la elegancia de sus proporciones y los
efectos de la luz sobre sus superficies puedan verse desde todos los ángulos. Nikolaus Pevsner se
refiere a "la forma plástica del templo [griego] ..... colocado ante nosotros con una presencia física
más intensa, más viva que la de cualquier edificio posterior".
A partir el Renacimiento, avivamientos del clasicismo han mantenido viva no sólo las formas
precisas y ordenó a los detalles de la arquitectura griega, sino también su concepto de la belleza
arquitectónica basada en el equilibrio y la proporción.
Materiales
Los materiales frecuentemente empleados en la arquitectura griega fueron la madera, para
soportes y techos; ladrillo sin cocer para las paredes, especialmente de casas; la piedra caliza y el
mármol, para columnas, muros y porciones elevadas de los templos y edificios públicos; la
terracota, para ornamentos; y metales, especialmente el bronce, para detalles decorativos. Los
arquitectos de la época arcaica y clásica usaron estos materiales constructivos para edificios:
religiosos, cívicos, domésticos, funerarios y recreativos. El adobe se reservaba para las
construcciones más pobres y sin importancia.
En cuanto a las tejas, ha de recordarse que los restos más antiguos de la Grecia arcaica están
documentadas en un área muy limitada en torno a Corinto (Grecia), donde las tejas fueron
sustituyendo a los techos de paja en los dos templos, de Apolo y de Poseidón entre los años 700 y
650 a. C. Se expandió rápidamente, durante los cincuenta años siguientes, usándose en un elevado
número de lugares alrededor del Mediterráneo oriental, incluyendo la Grecia continental, el oeste
de Asia Menor, y el sur y el centro de Italia. Las primeras tejas tuvieron forma de S, y eran bastante
abultadas, con un peso de unos 30 kilos cada una. Resultaban más caras y costosas de producir
que un tejado de paja, por lo que su introducción se explica por la resistencia al fuego, que daba la
necesaria protección a los costosos templos.
Finalmente, no puede olvidarse que el aspecto general de los edificios era distinto al que se ve
actualmente, ya que se pintaban con colores brillantes, de rojo, de azul, de tal manera que
llamaban la atención no sólo por su estructura, sino también por su policromía.
Los teatros se usaban tanto para reuniones públicas como para interpretaciones dramáticas. Estas
actuaciones se originaron como ceremonias religiosas vinculadas con el culto a Dionisos;
evolucionaron hasta asumir su estatus clásico como la más alta forma de cultura griega en el siglo
VI a. C. (véase Teatro griego).
Se construían al aire libre, sobre una colina en las afueras de la ciudad. Las gradas tenían forma
semicircular y se asentaban en la ladera de un cerro. De esta forma aprovechaban la inclinación
natural del terreno, para permitir que todos los espectadores vieran el escenario sin obstáculos y
sin necesidad de alzar grandes y costosas estructuras arquitectónicas. Conseguían teatros que
podían acomodar hasta 15.000 espectadores, cifra que aun hoy parece muy grande (los teatros
actuales más grandes tienen menos, y ni siquiera los teatros romanos llegaron a ese tamaño). A
este graderío semicircular se le llama Koilan, Cávea o theatron. A partir del siglo IV a. C. se realiza
en piedra.
Las gradas estaban en torno a un círculo central, llamado orquesta (orchestra). Tenía el suelo de
tierra. Allí se colocaban los músicos, se bailaba y se situaba el coro que relataba la acción de la
obra y actuaban mientras los actores se cambiaban e incluso junto a estos. A veces en la orquesta
se colocaba la thyméle, el altar del dios Dioniso.
El escenario quedaba detrás de la orquesta, y estaba cerrado por un sencillo muro. No obstante,
con el tiempo se diferenció el proscenio (proskenion) y la escena (skené), actuando los actores en
el primero y dejándose la segunda para almacén, vestuario y telón de fondo. En principio estaba al
mismo nivel que la orquesta y luego se elevó.
En los laterales estaban los parodos o parodoi, pasillos que separaban el auditorio de la escena.
De los teatros que sobreviven prácticamente intactos, el más conocido es el de Epidauro, erigido
por Policleto el Joven alrededor del 350 a. C. Es el mejor conservado, y en él se puede apreciar un
espacio circular para el coro y el graderío sin divisiones. Ya en la Antigüedad fue considerado el
más bello «por su armonía y belleza» (Pausanias). Cuenta con una acústica excepcional; tiene una
capacidad para 14.000 personas.
Distintos de los teatros son los odeones (odeion), de menor tamaño, y destinados a recitales
musicales. Tenían planta cuadrangular, con varias hileras de columnas soportando la cubierta, y
varios pórticos. Entre los que quedan está el odeón construido cerca del teatro de Dioniso en la
Acrópolis.
Monumentos funerarios
Los monumentos funerarios griegos, bastante sencillos en general ofrecían por lo común las
siguientes formas:
Se atribuye a Hipodamo de Mileto, que floreció a mediados del siglo V a. C., la idea de un plano
urbanístico regulador, basándose en la forma de cuadrícula o de rejilla, con las calles cortándose
regularmente en ángulos rectos. No obstante, la aplicación práctica de este planeamiento sólo era
posible en ciudades de nueva planta, como las que planeó para el Pireo y la colonia ateniense de
Thuril.
Olinto, ciudad de fundación tardía, es un caso raro de ciudad clásica con trazado regular,
presentando la influencia de Hipodamo en la uniformidad de las calles y los bloques. Fue en la
época helenística cuando se cambió la orientación y se decidió seguir la regularidad del plano.
Símbolo de este nuevo planeamiento es la reconstrucción de Priene, en Asia Menor.
Se reducía la importancia del Ágora, que quedaba encerrada por los cuatro lados. Y se
desarrollaban otros edificios, siendo ejemplo de construcción pública de esta época la stoa de
Átalo, donación de Átalo II, rey de Pérgamo, un pórtico gigantesco que dominaba todo el Ágora y
que tenía el fondo lleno de tiendas.
En cuanto a la tipología de las casas, aunque había diseños variados, entre los siglos V y IV a. C. se
popularizaron dos clases. Las casas típicas en Olinto durante este periodo y las del siglo II en Delos
tenían habitaciones pequeñas distribuidas en un rectángulo alrededor de un patio interior con
columnas. Un segundo tipo de casa se encuentra en Priene que también se centraba en un patio
interior pero tenía una planta muy diferente. En lugar de una serie de pequeñas habitaciones, la
principal zona de habitación era una gran sala rectangular que lleva a un porche con columnas.
Abriéndose a los lados del patio había pequeñas habitaciones para la servidumbre, almacenes, y
cocinas. Las casas del período helenístico tuvieron más diversidad. Por ejemplo, los ricos
presentaban umbrales, columnas y entradas de mármol; los suelos con mosaicos representando
escenas humanas o de animales; y paredes enyesadas modeladas para parecer piedra.
Los griegos fueron quienes desarrollaron en mayor medida la función ornamental de la columna,
elemento arquitectónico ya existente con anterioridad. Fueron ellos quienes fijaron unas normas o
cánones de composición arquitectónica en tres estilos (u órdenes clásicos): dórico, jónico y
corintio, aunque los dos primeros son los principales. Durante el período helenístico apareció el
capitel compuesto. Posteriormente, los romanos asumieron esta tipología, aunque introdujeron
algunas variantes.
La columna consta de basa, fuste y capitel. Sobre las columnas se asienta el entablamento, que
consta de arquitrabe, friso y cornisa. Sobre las fachadas principales, formados por el tejado a dos
aguas, están los frontones. Estos estilos se conocen sobre todo por los diferentes capiteles de las
columnas, pero hay diferencias en la mayor parte de los elementos de diseño y decoración entre
los órdenes, como la proporción alto/diámetro de la columna y las formas del entablamento.
Los propios griegos usaron los nombres de dórico y jónico, lo que reflejaba su creencia de que los
estilos descendían de los griegos dorios y jónicos de la Edad Oscura, pero es improbable que esto
sea cierto.
Orden dórico
El estilo dórico es el más rudo y se empleaba en
exteriores, especialmente de los templos
dedicados a los dioses varones.
Se cree que tuvo su origen en las construcciones en madera, cuyas formas pasan a la piedra. Así,
los triglifos responderían a las cabezas de las vigas transversales en las construcciones de madera.
El estilo dórico se usaba en la Grecia continental y de allí se difundió por las colonias griegas en
Italia. La mayor parte de los templos que se conservan de época griega pertenecen a este estilo: el
de Hera en Olimpia (600 a. C.), el de Apolo en Corinto (540 a. C.), los de Paestum (siglo VI a. C.), el
de Apolo en Delfos (520-500 a. C.) y el Hefestión y los Propileos (437-432 a. C.) en Atenas. Se
considera que el estilo culmina con el Partenón de Atenas (447-438 a. C.), templo octástilo y
períptero. En su construcción participaron el arquitecto Ictino y su ayudante Calícrates. Destaca la
decoración de sus frontones y del friso, obra de Fidias. Una explosión del año 1687 destruyó en
parte este templo.
Al orden jónico pertenecen dos templos construidos en la Acrópolis de Atenas: el de Atenea Niké
(427-424 a. C.) y el Erecteión. El Erecteión es un triple templo, con las cariátides jónicas. Algunos
de los edificios helenísticos mejor conservados, como la Biblioteca de Celso, pueden verse en
Turquía, en ciudades como Éfeso (templo de Artemisa) y Pérgamo. Pueden citarse los templos de
Atenea Polias en Priene y el de Apolo en Dídima.
Pero en las grandes ciudades helenísticas como Alejandría en Egipto, no queda prácticamente
rastro.
Orden corintio
Al igual que el estilo jónico, el corintio se empleaba en interiores o en exteriores de templos
dedicados a divinidades femeninas, sin embargo su capitel se encuentra decorado con hojas de
acanto, y su friso puede estar decorado o no. El estilo corintio, más ornamentado, fue un
desarrollo tardío del jónico en el siglo V a. C.
Entre los templos de este orden, destaca el de Zeus Olímpico en Atenas (174 a. C.). También cabe
mencionar la Linterna de Lisícrates en Atenas, monumento conmemorativo que fue encargado por
el poeta Lisícrates para exponer el trofeo obtenido en un certamen de teatro.
Arte de la Antigua Grecia
El arte de la Antigua Grecia es el estilo elaborado por los antiguos artistas griegos, caracterizado
por la búsqueda de la «belleza ideal», recreando el «mundo ideal» del modelo platónico, o
mediante la «imitación de la naturaleza» en el sentido de la mímesis aristotélica.
La cultura desarrollada por los antiguos griegos establece los fundamentos de la cultura
occidental. De ella surgieron los conceptos y principios del arte, la filosofía y el saber posterior.
El culto religioso desempeñó también un papel fundamental en la sociedad griega de este periodo,
de manera que todas aquellas ciudades que dispusieron de medios económicos suficientes
promovieron la construcción de edificios religiosos en piedra, los cuales cumplieron un importante
papel a la hora de cohesionar las diferentes clases de la nueva sociedad, menos igualitaria que la
de siglos anteriores. Se crean ahora santuarios panhelénicos, como Delfos y Olimpia, donde los
distintos tiranos realizan grandes ofrendas votivas para exhibir su poder, y se fomentan nuevos
cultos populares, al tiempo que surgen mitos relacionados con dioses y héroes locales, lo que
incrementa las identidades políticas de las distintas polis que necesitan sentirse independientes y
destacar sobre el resto.
Pintura
Los griegos, como la mayoría de las culturas europeas, consideraban la pintura como una de las
formas más altas de arte. Las obras de Polignoto de Tasos,1 que trabajó en el siglo V a. C., seguían
siendo admiradas incluso 600 años después de su muerte, como después ocurrió con las de
Leonardo da Vinci o Miguel Ángel, sin embargo en este caso no solo no se han conservado ninguna
de sus obras sino tampoco ninguna reproducción.
Escultura
Todas las esculturas y obras de arquitectura que han perdurado, sólo
son una pequeña muestra de la inmensa colección de obras griegas.
Muchas esculturas de dioses paganos fueron destruidas durante la era
cristiana. Desgraciadamente, cuando se calcina el mármol se produce la
cal, y ése era el destino de muchas obras de mármol griegas durante la
Edad Media.2 Durante ese mismo período, debido a la escasez de
metales, la mayoría de las estatuas de bronce eran fundidas.3
Actualmente muchas de las obras que hoy tenemos son copias
romanas.
Otras artes
A partir del período arcaico del arte griego, las cerámicas pintadas y las esculturas son casi las
únicas formas de arte que han perdurado. La pintura estaba en sus inicios durante aquel período,
y ningún ejemplo ha perdurado. Aunque las monedas fueron inventadas en el siglo VII a. C., no
eran comunes en la mayor parte de Grecia hasta el siglo V a. C.
Cerámica
De éste período destacan la elaboración de cerámicas para uso cotidiano, o de carácter fúnebre,
donde se emplearon grandes jarrones muy bien provistos. Estos jarrones estaban ornamentados
con representaciones lineales, y motivos relacionados con la muerte, como batallas marítimas o
terrestres. La mayor parte de la alfarería está compuesta por piezas domésticas, de las que
perduraron recipientes tales como las ánforas, pequeñas cráteras e hidrias. Por otra parte, de la
cerámica funeraria se han encontrado varias urnas. También se fabricaron figurillas en barro
cocido, principalmente para ser depositadas como ofrenda en los templos. Durante el período
helenístico, fue elaborada una gran variedad de objetos de alfarería, aunque sólo algunas poseen
valor artístico.
Progeométrico 1050 a. C.
Geométrico 900 a. C.
Historia
La arquitectura romana tiene su origen en la etrusca, sumada a influjos de la griega, sobre todo
después de las guerras púnicas y por lo tanto, presenta rasgos de ambas. Hoy se hace datar la
arquitectura romana de la fecha en que se construyeron la primera vía y el primer acueducto. Por
esta época y durante las conquistas de Roma en Sicilia y en la misma Grecia, los generales
romanos solían llevarse como trofeo de sus victorias gran cantidad de objetos artísticos. Por otro
lado, los artistas griegos y etruscos, atraídos por el poder económico de la señora del
Mediterráneo, llevaron a Roma el gusto e incluso la pasión por las Bellas Artes y en estas escuelas
formaron sus artistas propios.
El periodo de esplendor del arte romano abarca los dos primeros siglos del Imperio. Pero ya a
principios del siglo II de nuestra era, se inicia la decadencia del buen gusto que se acentúa en el
siglo III y se confirma en el siglo IV por efecto de cierto barroquismo o irregularidad y pesadez en
los estilos aunque aumente el fasto y la magnitud de las obras. Pero la arquitectura, en cuanto
arte de construir sigue desarrollándose hasta la invasión de los bárbaros, por lo menos, en los
principales centros de cultura. Pruebas de esto son las grandes basílicas de Roma construidas en el
siglo IV, no sólo las destinadas al culto cristiano, sino también las civiles. Los restos de la colosal
basílica civil de Constantino (también llamada de Majencia) que todavía se alzan en Roma,
sirvieron como fuente de inspiración a los arquitectos del renacimiento en el siglo XVI.
Los romanos, no sólo construyeron bóvedas de cañón y cúpulas, sino rudimentarias bóvedas de
arista y de crucería. Pero estas últimas debieron usarse con poca frecuencia fuera del Imperio de
Oriente pues sólo se conocen las de las Termas de Caracalla y las de la Basílica de Majencio en la
cual se advierte un sistema de contrarrestos interiores aplicados a la bóveda. También empezaron
a aparecer en la arquitectura romana los capiteles historiados que tanto se hicieron en la Edad
Media, pues de ellos se han descubierto algunos ejemplares en Pompeya y otros sitios.
Los edificios romanos, según su uso, podían ser muy sobrios o muy suntuosos. Puentes y
acueductos son austeros y funcionales, mientras que templos y palacios son lujosos y
monumentales, con un claro fin representativo. Las edificaciones más nobles se revestían de
piedra formando órdenes, que no reflejaban la estructura interior real. Se decoraban los muros de
los edificios suntuosos con pinturas y los pavimentos con mosaicos.
La arquitectura romana adaptó los tres órdenes griegos y el llamado etrusco modificándolos y
añadiéndoles otra forma de capitel que se definió por los arquitectos renacentistas con el nombre
de orden compuesto. De esta suerte, se cuentan cinco órdenes, a saber:
el orden dórico romano que eleva su columna a dieciséis módulos, adorna su collarino o
garganta, añade un talón al ábaco, tiene el astrágalo en forma de junquillo que rodea al
fuste y debajo de la corona de la cornisa lleva dentículos o mútulos. Esta última diferencia
le constituye respectivamente en las variantes de dórico denticular y dórico modillonar,
según los arquitectos del renacimiento.
el orden jónico romano, que adorna más su capitel que el griego, reduce la magnitud de
sus volutas, suprime en ocasiones el astrágalo y eleva la altura del fuste.
el orden corintio romano, se ostenta más florido aún que el griego y en él abunda, sobre
todo, la hoja de acanto. De ésta, lleva dos o tres series el capitel, dobladas hacia adelante
y además de los dentículos admite series de modillones adornados para sostener la
cornisa.
el orden compuesto, que llegó a ser el predilecto de los romanos no difiere del corintio
sino en engarzarse más los adornos y en alguna modificación accidental del capitel: éste se
constituye por hojas de acanto sin calículos y con cuatro volutas que salen por encima del
cuarto de bocel de modo que parece compuesto de jónico y corintio.
La arquitectura romana adoptó con frecuencia la superposición de un orden arquitectónico a otro
diferente en un mismo edificio, quedando el más sencillo y robusto debajo del más elegante y
delicado, según es de notar en el grandioso Coliseo romano.
En las colonias romanas se usaron también los mismos órdenes pero, generalmente, con menor
perfección y con más alteraciones que en el de la metrópoli. Son muy celebrados entre otros
edificios:
Circos. Servían para las carreras de carros como los griegos hipódromos pero tenían una
espina o muro coronado de estatuas a lo largo de la línea media.
Naumaquias. Eran anfiteatros cuyo fondo se llenaba de agua para representar combates
navales.
Puentes y Acueductos.
Calzadas. Bien fundadas y sólidamente empedradas (ya con anchas losas, ya con menudos
cantos) que partiendo de Roma llegaban hasta los extremos del Imperio con sus márgines
o aceras algo elevadas, sus columnas miliarias para señalar las millas (los miles de pasos),
sus puentes, etc.
Foros
- Planta circular
- Planta rectangular
Sepulcros. Unas veces consistían sencillamente en una estela o cipo esculturado o una
simple lápida sobre el nicho que guardaba los restos y otras sobre todo durante el Imperio
fueron suntuosos mausoleos como la mole Adriana (hoy castillo de Santángelo) y la tumba
de Cecilia Metela, en Roma. También llegaron a formarse prolongadas series de sepulcros
a lo largo de caminos como es muy de notar en la Vía Apia y verdaderos panteones de
familia y enterramientos subterráneos con nichos agrupados o en filas que se llamaban
columbarios conteniendo cada uno de éstos la urna cineraria de barro cocido o de piedra
con relieves y con la inscripción correspondiente.
La Vivienda: la casa romana primitiva era de planta más o menos rectangular, tenía un
patio en el centro (atrium) al que se abrían los locales. Las casas eran en medianería, y los
tejados vertían sus aguas hacia el atrio, que solía tener debajo un aljibe, para guardar el
agua. El local principal era el tablinium, donde se guardaban los archivos familiares y los
dioses familiares (penates). Solía estar en la fachada del atrio enfrentada a la entrada,
pero con el eje de la entrada desviado para que no pudiera verse la puerta desde la calle.
Más adelante, por un pretendido influjo griego, se abrió otro patio en la parte posterior, el
peristilo , en Latin PERISTYLVM (literalmente, rodeado de columnas).
Arte de la Antigua Roma
Desde el punto de vista cronológico, el arte romano se desarrolló con bastante homogeneidad y
autonomía desde el siglo III a.C hasta el siglo V de nuestra Era. Siguiendo las etapas que su devenir
histórico marca, destacan al menos la República, hasta el año 27 a. C., y el Imperio, que se
extendió desde los tiempos de Augusto hasta la caída de Roma en manos de los bárbaros en el año
476 después de C.
A causa del profundo centralismo ejercido por Roma sobre sus provincias en todos los aspecto de
la vida, se originó un arte muy uniforme sin que pueda hablarse de escuelas provinciales, al menos
durante la época imperial. No obstante, dada la amplitud del Imperio y su constitución en
diferentes momentos, no existe una contemporaneidad cronológica, pues en zonas donde el arte
helenístico está más consolidado sus formas artísticas están mucho más evolucionadas que en las
provincias más tardíamente incorporadas a la cultura romana.
Tras la consolidación del imperio romano, otras influencias extranjeras, sobre todo
orientales, determinaron una progresiva separación del canon griego hacia una
simplificación formal de tendencia abstracta, que estableció las bases del arte bizantino,
paleocristiano y medieval. Este proceso, sin embargo, se intercaló con varios períodos de
recuperación del clasicismo, que además de fortalecer el vínculo simbólico con el pasado
fueron útiles para el mantenimiento de la cohesión cultural y política del vasto territorio. Ni
siquiera la cristianización del imperio pudo determinar la exclusión de referencias a la
escultura clásica romana pagana, y hasta el siglo V, cuando la unidad política se rompió
definitivamente, los modelos clásicos siguieron siendo imitados, pero adaptados a los temas
del nuevo orden social, político y religioso que se había instaurado.
El estudio de la escultura romana ha demostrado ser un desafío para los investigadores por
su evolución que es cualquier cosa menos lineal y lógica. Los intentos de imponer un
modelo de desarrollo formal como un sistema orgánico sobre la historia de la escultura
romana se muestran inexactos y poco realistas. A pesar de algunos desacuerdos entre los
especialistas en muchos puntos, ya se tiene una idea más o menos clara sobre las
características generales de cada etapa evolutiva, pero, cómo fue su desarrollo y cómo se
transforman de una a otra etapa ha demostrado ser un proceso muy complejo y que aún está
lejos de entenderse bien. Una tendencia duradera al historicismo y eclecticismo, aún más
pronunciada que la observada durante el helenismo, junto con la presencia de diferentes
estilos, en esculturas producidas en el mismo momento histórico para distintas clases
sociales, e incluso dentro de una sola clase, atendiendo a las necesidades de cada tema y
situación, hacen que su comprensión sea aún más compleja.
Sus géneros, el decorativo de vajillas y muros y el histórico y mitológico en los cuadros murales. Y
aunque los descubiertos hasta el presente ofrecen más que todo un carácter decorativo llegan a
ser verdaderas composiciones pictóricas y se juzga con fundamento que hubo también otros de
pintura independiente a semejanza de los actuales de tabla o de caballete. Se cultivaron con dicho
carácter decorativo mural el paisaje, la caricatura, el retrato, los cuadros de costumbres, las
imitaciones arquitectónicas y las combinaciones fantásticas de objetos naturales constituyendo
con estas últimas el género que los artistas del Renacimiento llamaron grutesco, hallado en las
antiguas Termas de Tito y que sirvió al célebre Rafael como fuente de inspiración para decorar las
Logias del Vaticano. Hay que citar los retratos pintados. En el Egipto romano se descubrió una
excelente colección de retratos sobre tabla, realizados para ser colocados sobre las momias.
Igualmente en Pompeya, y pintados al fresco, se descubrieron magníficos retratos como los del
Panadero y su esposa, o el de una muchacha, ambos en el Museo de Nápoles.
Destacó también el arte pictórico de la civilización romana en el
procedimiento del mosaico. No obstante, y en general, el mosaico es
usado sobre todo para suelos, siendo en época bizantina cuando
sustituya a los frescos en los muros. También en época romana se
encuentra el mosaico extendido a cuadros pensiles según lo revelan
algunos ejemplares que se guardan en los museos y abrazando en
uno y otro caso, asuntos y composiciones históricas. Se usaba para
decorar interiores. Siguen utilizando el opus tesselatum de origen
griego, aportando como novedad el opus sectile.
Los principales monumentos de pintura greco-romana que hoy existen se han extraído de las
ruinas de Herculano, Pompeya, Stabia, el Palatino de Roma y de las necrópolis de El-Fayun, en
Egipto, además de los mosaicos descubiertos en numerosas ciudades que fueron romanas. La
mayor parte de las pinturas murales conocidas corresponde a casas particulares y edificios
públicos de Pompeya y Herculano, dos ciudades italianas que estaban de moda y que fueron
arrasadas por el volcán Vesubio en el año 79 d. C., aunque también se han encontrado algunas
pinturas en Roma y en otros lugares. El Museo de Nápoles, centro principal de estudio para el arte
romano, conserva más de mil fragmentos de pintura al fresco, arrancados de los muros de
Herculano y Pompeya. Entre los más famosos cuadros murales de este arte greco-romano se
cuentan
Entre los mosaicos, el de la Batalla de Isso, en el referido museo napolitano con otros muchos. En
cuanto a miniaturas, las más célebres y de las más antiguas de sabor pagano son
los fragmentos de una Ilíada del siglo III en la Biblioteca Ambrosiana de Milán
las cincuenta viñetas de Virgilio de la biblioteca Vaticana que datan del siglo IV al V.
Romanizada la pintura griega, tomó un carácter propio según puede verse en las decoraciones
murales de Pompeya que constituyen el llamado estilo pompeyano. Se distingue éste por la
delicadeza, gracia y fantasía del dibujo, sobre todo, en vegetales estilizados, por la viveza del
colorido por el realismo y la voluptuosidad en las figuras y por cierto contraste de colores y luces
tal que aproxima el estilo al de la escuela impresionista moderna. Todo ello, aunque no sale del
género decorativo, refleja el espíritu de una sociedad bulliciosa, elegante, frívola y voluptuosa.
La cerámica hispano-romana carece de figuras pintadas y sólo las presenta en relieve y sin color
distinto del fondo como puede observarse en los llamados barros saguntinos.
La Monarquía romana,MILY República romana e Imperio romano, cubren el periodo desde el siglo
VIII a. C. al siglo V d. C.. Se localiza primero en el Latium (Italia Central), y se extiende por toda la
Cuenca del Mediterráneo (Mare Nostrum).
- El periodo anterior a la recepción de la cultura helenística (siglo III a. C.) desarrolla un arte latino
emparentado con otros pueblos itálicos (sabinos y sobre todo etruscos) Loba capitolina .
- El periodo clásico del arte romano dura hasta el triunfo del cristianismo (siglo IV). Asimila y
desarrolla la cultura griega (órdenes arquitectónicos, diseño de los templos, concepción
escultórica), incorporándola características propias, tanto en materiales de construcción (mortero
y cemento y hormigón romanos) como en elementos arquitectónicos (el arco -Arco de triunfo- y la
bóveda, orden toscano y orden compuesto, principio de superposición de órdenes) y formas
escultóricas (el retrato romano -exigido por el culto a los antepasados y la propaganda política, y
que permite datar la evolución estilística y de la moda, sobre todo en la expresión y el peinado- ya
el relieve romano, caracterizado por la búsqueda de la profundidad y la perspectiva) y pictóricas
(los estilos pompeyanos, decorativos, narrativos o procurando el trampantojo).
- Desarrollo arquitectónico con gusto por lo colosal y magnificente, al tiempo que con un acusado
sentido pragmáticke vasdfwsac o y utilitario. (puentes y acueductos -puente de Alcántara, Pont du
Gard, Acueducto de Segovia-, calzadas). Edificios públicos (termas -termas de Caracalla-, teatro
romano -Teatro Marcelo-, circo romano -Circo Máximo-, anfiteatros -Anfiteatro de Capua, Coliseo,
Anfiteatro de El Djem-, etc.), religiosos (templo romano -Templo de Vesta, Maison Carrée, Panteón
de Agripa-) y civiles (foro romano, basílicas, palacio romano -Domus Aurea de Nerón, construcción
original del Palacio de Letrán, luego convertido en residencia papal-, villa romana -Villa romana del
Casale- con su versión de villa imperial -Villa Jovis o de Tiberio en Capri, Villa Adriana-, casa
romana -domus, vivienda (Roma Antigua)-).
- Escultura histórica narrativa (frisos corridos en relieve: Ara Pacis, Columna trajana), bustos,
estatuas de cuerpo entero (Augusto de Prima Porta) y excepcionalmente ecuestres (estatua
ecuestre de Marco Aurelio).
Véanse también: Arquitectura romana, Edificación pública (Roma Antigua), Escultura romana,
Pintura romana, Cerámica romana, Mosaico romano y Orfebrería romana.
Véanse también: Puerta Negra de Tréveris, Muro de Adriano, Murallas de Lugo y Campamento
romano.
Véanse también: Costumbres de la Antigua Roma, Ciudad romana y Arte romano en Hispania.
Tipos de arte
En cambio, el uso del concepto pintura clásica, ante la escasez de restos de la pintura de la Antigua
Grecia o de la pintura de la Antigua Roma, se extiende a las producciones pictóricas del
renacimiento clásico, el clasicismo del siglo XVII o el academicismo posterior; lo que en el contexto
cronológico del arte contemporáneo se opone estilíticamente al concepto de arte moderno. En
música, los conceptos de música clásica (equivalente al de música culta) o clasicismo musical (el
estilo de finales del XVIII y comienzos del XIX, que sigue al barroco y precede al romanticismo) no
se refieren en ningún caso a la música de la Antigüedad.
Entendida como civilización, también forman parte de la civilización clásica o greco-romana los
demás rasgos de su cultura, creencias (mitología clásica —mitología griega, mitología romana—) e
incluso de su vida cotidiana (Costumbres de la Antigua Grecia, Costumbres de la Antigua Roma),
así como su economía, sociedad y organización política, militar y religiosa (religión griega, religión
romana), especialmente las instituciones griegas y las instituciones romanas.
Los límites temporales de la Antigüedad clásica son tan imprecisos como los de la edad que le
corresponde: del siglo VIII a. C. al siglo V d. C.; o bien terminando en el siglo III d. C. (pues desde el
siglo IV d. C. comenzaría la hegemonía cultural del cristianismo); o bien comenzando en el III
milenio a. C. (incluyendo así la civilización minoica y la civilización micénica). Personalizando en
dos autores, la cultura clásica incluiría desde Homero hasta Apuleyo; en dos obras, desde el
palacio de Cnosos hasta la Columna Trajana.
En Grecia, se reserva el nombre de periodo clásico al que se conoce como siglo de Pericles (de
mediados del siglo V a. C. a mediados del siglo IV a. C., mientras que para Roma se hace lo propio
desde los últimos siglos de la República Romana (siglo II a. C.) hasta los primeros siglos del Imperio
Romano, con los Antoninos (siglo II d. C.).
En la periodización del Arte antiguo, específicamente para el arte occidental, se suele identificar el
periodo pre-clásico (civilizaciones del Antiguo Oriente Próximo), el periodo clásico (arte griego y
romano) y el periodo post-clásico (arte de la Antigüedad Tardía: tardorromano, paleocristiano y
bizantino).
Arte etrusco
Arte paleocristiano
Se denomina arte paleocristiano al estilo de arte que se desarrolla durante los seis primeros siglos
de nuestra era, desde la aparición del cristianismo, durante la dominación romana, hasta la
invasión de los pueblos bárbaros, aunque en Oriente
tiene su continuación, tras la escisión del Imperio, en
el llamado arte bizantino.
Arte bizantino